REENCARNACIÓN II

CiberEscrito N° 84 de MUNDO MEJOR
Dr. Iván Seperiza Pasquali
isp2002@vtr.net
Quilpué, Chile
Abril de 2002

ANTELIBRO o Introducción

¿Cree Ud. en la reencarnación? ¡Ay! Sí...
¡Y cómo no voy a creer si tengo la uña del dedo gordo del pie derecho re-encarnada!
Tomado de chistes en la página de Jesús Escudero Martín.

Si me preguntaran, sin ser chiste, cuál es la palabra que más conflicto produce en la Religión, Filosofía y Ciencia diría que es Reencarnación. Entre quienes no la aceptan cuesta entender en algunos la razón visceral de su rechazo a pesar de estar presente desde que el hombre sabe que sabe, pues los sumerios la aceptaban de manera natural al igual que otras culturas del pasado. Quizá tenga que ver que en aquella pretérita época se pensaba de manera pasiva con el cerebro derecho siendo escasa la actividad del cerebro izquierdo. De manera pasiva se estaba ligado a un plano superior. Era necesario integrarse al mundo y al parecer el despertar del cerebro izquierdo anuló la pasiva acción del derecho ligándonos a la realidad material y se olvidó la realidad del plano superior transpersonal, ello llevó a que conceptos de la Enseñanza fueran racionalizados, acomodados por diversas motivaciones por los guías de los pueblos y se pasara a vivir en torno a algunas humanas interpretaciones de lo divino, interpretaciones que el paso del tiempo ha variado.

Hoy, teniendo ya nuestro racional cerebro izquierdo mayor desarrollo, se inicia la reactivación del cerebro derecho no de manera pasiva sino que en forma dinámica, y en este desarrollo la palabra-concepto Reencarnación cobra actualidad y más se la acepta en el mundo occidental de lo que se la rechaza. Tanto se la acepta que las encuestas reflejan un constante aumento entre los que creen en ella. Hablando del cerebro humano está la opinión de científicos estudiosos del maravilloso órgano quienes afirman que la mente y los pensamientos son el resultado de cambios químicos cerebrales pues todo está en el cerebro. Se dice que el orden de los factores no altera el producto: ¿Qué pasa si son los pensamientos elaborados por la mente los que producen, mediante salto cuántico, los cambios químicos cerebrales? ¿Qué pasa si el cerebro es tan solo un intermediario de la mente, y la mente un intermediario del alma? ¿Qué pasa si la que rige la vida es el alma y no el cerebro? ¿Qué pasa si el alma es regida por el espíritu y el espíritu por DIOS? Los factores humanos serían en apariencia los mismos, su orden varía y el producto no impide que yo pueda pensar una u otra teoría. ¿Qué varía entonces? Varía que hay una nueva visión dinámica más allá de lo personal o transpersonal y el dogma materialista con pánico comprueba que pierde terreno ante una realidad mental situada en una realidad sutil más allá de lo físico, siendo lo físico una ideación mental, realidad que se impone demostrando una Inteligencia Cósmica detrás de lo creado. Cosa similar sucede con la Reencarnación donde lo absolutamente descalificatorio en muchos está dado porque no pueden soportar la idea que quienes no son tan buenos como ellos, tengan varias oportunidades para ser mejores y acercarse a Dios. Todo lo encapsulan en una única oportunidad de vida donde, según ellos, Dios juega a los dados con nosotros: ¡Hagan juego señores! Este gana, este pierde, este pierde, este pierde, este pierde, este gana... al que le tocó le tocó. ¡Se tiran los dados!: Naciste en esta zona y en ese hogar privilegiado = ganas; ¡Van los dados!: naciste allá en la miseria, el vicio y la delincuencia = pierdes. El que gana se va al cielo el que pierde al infierno. Hagan juego señores, no va más. Con esa interpretativa manera de sentir la Enseñanza carente de amor, justicia y lógica solo unos pocos serán salvos en el plano eterno, plano que la Reencarnación no rechaza pero, donde nadie es condenado por la sencilla razón que nada negativo de lo transitorio puede afectar a lo sutil del eterno espíritu que cada uno es, y por lo demás para nada DIOS juega a los dados con nosotros.

Si por definición Kafkiano es todo aquel procedimiento burocrático cuyo meta última es la negación
absoluta del resultado previsible, de acuerdo a quienes, como almas, nos dan una sola posibilidad de vida se podría alegorizar diciendo: Todos los días, las 24 horas del día en el Casino llamado Tierra Dios crea millones de almas para cada uno de los zigotos o huevos que son formados mediante la concepción. Millones se pierden en los tres primeros meses, abortan y son almas que jamás vivirán, entre las que logran nacer, millones mueren de niños antes del año de vida o en su primera infancia, es decir, otros millones de almas, todos se irían al limbo, como lugar y estado de aquellos que habiendo muerto antes de llegar al uso de razón y sin bautismo, y por tanto con pecado original pero sólo con él, son privados de la visión de Dios, que es don gratuito y personal, aunque no sean castigados con penas aflictivas, sino que pueden gozar de una felicidad natural. Los niños del limbo ignoran en absoluto que exista la visión beatífica. Y por eso, aunque en realidad permanecerán eternamente privados de ella (y en este sentido meramente privativo están en las mismas condiciones que los condenados del infierno) sin embargo no padecen por ello pena ni tristeza alguna, ya que ignoran en absoluto que hubieran podido poseer aquel tesoro divino. O sea que su "pena de daño" es objetivamente infinita (como en los condenados), pero subjetivamente nula (ignoran que la tienen). Las almas que logran vivir y alcanzar el uso de razón, lo fue pues participaron, al ser creadas, de la lotería en la que los menos ganan y se van al cielo y los más pierden y se van, eternamente al infierno, concepto teológico que afirma: Dios es infinitamente justo y no puede quedar indiferente ante las maldades que se hacen en este mundo. Cómo van a estar lo mismo en la otra vida, el asesino, el ladrón, el egoísta y el vicioso, que el honrado y caritativo con todo el mundo. Evidentemente tiene que haber un castigo para tanta injusticia, tanto crimen y tanta maldad como queda en este mundo sin castigo. El temor al infierno no es el mejor motivo para servir a Dios. Es mucho mejor servirle por amor, como a un Padre nuestro que es. Pero somos tan miserables que a veces no nos bastará el amor de Dios, y conviene que tengamos en cuenta el castigo eterno, porque es una realidad.

Desde hace más de 30.000 años llegaron oleadas de almas asignadas a evolucionar mediante vidas en nuestro orbe planetario, hasta que se completó la cifra asignada de 20.000 millones. De esos 20.000 millones hay actualmente 7.000 millones de almas encarnadas, algunas más adultas o evolucionadas y otras más jóvenes con menos experiencias de vidas que hoy habitan en primitivos pueblos... Una vez otorgada la mente a un embrión, el alma se hace cargo del mismo, si es abortado, nace muerto o vive pocos días, esa fue una necesaria experiencia de vida para esa alma que la completa en una pronta encarnación en mejores condiciones y así poder manifestar en una natural progresión evolutiva potencialidades latentes que debe desarrollar en sus sucesivas vidas.

Aceptar que la mente es el puente de unión alma-cerebro, donde el cerebro surge de la inexplicable diferenciación de unas células madres, porque así el alma por medio de la mente lo induce, células que a unas las lleva a formar huesos y a otras el maravilloso cerebro, órgano donde hay millones de puntos sin explicación para la Ciencia: Los microtúbulos, o estructuras microscópicas de 25 nanómetros de diámetro similares a largos y finos tubos huecos de proteína tubulina semejantes a cañerías, los que actúan como conductos para el transporte de los neurotransmisores que acompañan por la fibra nerviosa a cada pensamiento. La posición cuántica del electrón determina la manera en que la proteína del microtúbulo se configura a sí misma, modificando dinámicamente la función del microtúbulo, que estaría en directa relación con la consciencia gracias a los pensamientos de la mente. Los microtúbulos permiten el salto cuántico energético desde la mente al cerebro el que además tiene una zona en el lóbulo temporal que faculta el salto cuántico con la quinta dimensión; siendo cada pensamiento un alquimista de cambios electro-químicos, transmutación de moléculas y creador de nueva materia cerebral; Aceptar a su vez que evolucionamos como humanos en lo transitorio con el fin que nuestra alma logre desarrollar en una serie de vidas sus potencialidades y crecer... Aceptar todo esto derrumba los fundamentos del materialismo y del dogmatismo, abre la mente hacia un justo concepto de lo divino, pues divino es nuestro origen y divino es nuestro destino que está más allá de la dimensión material. Si se rechaza la Reencarnación que no sea por egoísmo de quienes se creen por credo los únicos justos y salvos. Aceptar la Reencarnación nos otorga la tranquilidad de estar inmersos en un natural ciclo regido por un justo orden divino sin azar ni casualidad sino en una lógica causalidad en la que la muerte es un despertar del alma y nacer su dormir.

DESARROLLO

Tenemos que encontrar nuestra propia manera de abordar la Biblia
como lectores abiertos, inquisitivos y maduros, de unos textos
que para muchos cristianos constituyen la palabra de Dios,
pero cuya selección y recopilación fue obra de unos hombres.
Manfred Barthel.

Cual complemento del escrito Nº 29 de 1999, Reencarnación  puesto en mi página MUNDO MEJOR, me centraré esta vez en destacar en especial los fundamentos del rechazo de la Reencarnación. Expondré los argumentos y razones del actual rechazo con ideas frescas que circulan en páginas del CiberEspacio de InterNet además de conceptos que la aceptan. Mientras compagino el material siento que los argumentos del rechazo dan más fuerza a la Justicia de esta Sagrada Ley que nos eleva por sobre las tesis con que todavía se la descalifica. Fue en el Primer Congreso Mundial de las Religiones de Chicago, septiembre de 1893, cuando Vivekananda deslumbró al mundo. Allí a los escogidos les dijo:

La santidad, la pureza y la caridad no son la posesión exclusiva de ninguna Iglesia del mundo, y cada sistema ha producido hombres y mujeres del más elevado orden. Si alguien sueña con la exclusiva supervivencia de su religión y la destrucción de las otras, le compadezco desde el fondo de mi corazón.
Desde el Más Allá cuánta compasión debe él sentir por el fanatismo, sectarismo y dogmatismo que en su intolerancia se arroga la Justicia de Dios rebajándola al nivel humano y condenando a la mayoría al "fuego eterno" por no creer como ellos creen que es lo que la Enseñanza dice.

I

Antes del Segundo Concilio de Constantinopla
Padres y Doctores de la Iglesia

El Alma vive más de una vez en cuerpos humanos, pero no puede recordar sus experiencias anteriores.
Justino Mártir (100-165).

Antes de la creación del mundo preexistíamos en el ojo de Dios, nosotros criaturas racionales del Verbo de Dios, a causa de lo cual nos remontamos hasta el principio; pues el principio era el Verbo. No puse por escrito todo lo que pienso pues hay un cristianismo esotérico que no es para toda la gente. Los misterios de la Fe no son para ser divulgados a todos. Es necesario ocultar en un Misterio la Sabiduría hablada.
San Clemente de Alejandría (150-220).

        Las Escrituras son de poca utilidad para quienes las toman tal como han sido escritas. La fuente de muchos males consiste en el hecho de que sólo se atiende a su parte carnal o exterior. Busquemos, pues, el espíritu y los frutos sustanciales de la palabra que están ocultos y misteriosos.
        Hay cosas que se nos infieren como históricas pero que jamás han sucedido, pues eran imposibles como hechos materiales, y otras que eran posibles, pero que tampoco han sucedido.
        Todos los seres existieron como mente pura en un nivel ideacional o de pensamiento. Los seres humanos, los ángeles y los cuerpos celestiales carecían de existencia encarnada y sus propios seres eran sólo ideas. La preexistencia del alma es inmaterial y por tanto sin principio ni fin de su existencia. Las predicciones de los evangelios no pueden haberse hecho con la intención de una interpretación literal. Hay un progreso constante hacia la perfección, siendo nosotros primero como vasos de barro, de madera, luego de vidrio, luego de plata, para finalizar como cálices de oro. Todos los espíritus fueron creados sin culpa y todos han de regresar, por fin, a su perfección original.
        La educación de las almas continúa en mundos sucesivos. Hay innumerables mundos que se siguen unos a otros durante eras eternas. El alma frecuentemente encarna y experimenta la muerte. ¿No será más conforme a la razón, que cada alma por ciertas razones misteriosas es introducida en un cuerpo, de acuerdo con sus méritos y acciones anteriores?
        Se llama alma por haberse enfriado en el ardor del fuego divino, pero sin perder por ello la facultad de volver al estado de fervor en el que se hallaba al principio... parece deducirse que el intelecto o espíritu habiendo caído de su primer rango vino a hacerse y llamarse psique, y, si se corrige, vuelve a ser espíritu. Al morir el cuerpo, las psiques pueden ir al Paraíso terrenal, que es una especie de antesala preparatoria de los Cielos superiores; las almas o psiques que no han despertado a su origen divino pueden tomar de nuevo un "cuerpo".
Orígenes (185-254).

Las "reencarnaciones" de los seres humanos sólo pueden tener lugar nuevamente como hombres.
Porfirio (232-304).

Padre, concede que mi alma, estando en la Luz ya no sea sumergida en la ilusión engañosa de la Tierra. El alma que no regresó pronto a la región celestial de donde fue mandada a la tierra, tiene que pasar por muchas vidas recorriendo el mundo.
Sinesio (370 - 430).

Segundo Concilio de Constantinopla
5 de Mayo - 2 de Junio del 553

El Segundo Concilio de Constantinopla fue convocado por un Emperador que temía que la divulgación de la Reencarnación debilitara el Imperio y su autoridad... El año 553 el Concilio de Constantinopla no fue presidido por un Papa como debe ser, sino que por un laico como lo era el Emperador de Oriente Justiniano I quien puso como presidente a Eutiquio, Patriarca de Constantinopla. Logró Justiniano que se declarara herética la enseñanza de Orígenes en especial, y otros padres de la Iglesia en general, todos ellos reencarnacionistas. Quince postulados origenistas fueron condenados sinodalmente: La preexistencia de las almas; la reencarnación; la eternidad de la creación; el pecado original; la procedencia del Hijo; la liberación final de todos los pecadores del infierno... El Papa Virgilio que debía presidirlo y aceptaba, como la mayoría cristiana pensante de la época, las enseñanzas de Orígenes, permaneció retenido en Roma y no acató la validez de dicho Concilio, al igual que tres de sus sucesores, los Papas Pelagio I, Pelagio II y Gregorio I o Magno, hasta que en el año 604 para evitar un cisma se legitimó el extraño Concilio no papal, sólida base de la descalificación religiosa de lo que fue Enseñado por los Primeros Padres de la Iglesia Cristiana que conocían los textos originales de los variados Evangelios.

La era post-conciliar

Para la persona de integridad moral
El Cielo es claro, la Tierra llena de paz
Sin señas algunas de Infierno.
Para la persona de un carácter perverso
Dondequiera es tenebroso y sopla el frío,
y se hacen presentes las torturas del Infierno.
Gran Maestro Sheng-yen Lu.

Según Orígenes, este doctor de la Iglesia, la desigualdad de las criaturas humanas no es más que el efecto de su propio mérito, porque todas las almas han sido creadas simples, libres, sencillas e inocentes por su ignorancia misma, y todas, por lo mismo, también absolutamente iguales. El mayor número incurrió en el pecado y, en proporción con sus faltas, fueron destinadas a cuerpos más o menos groseros, creados expresamente para servirles de cárcel. De ahí los diversos tratamientos de la familia humana. Pero, por grave que sea la caída, jamás implica el retroceso del Espíritu culpable al estado de bruto; le obliga tan solo a empezar nuevas existencias, ya sea aquí abajo, ya sea en  otros mundos, hasta que, cansado de padecer, se someta a la ley del progreso y se mejore. Todos los Espíritus están propensos a pasar de bien al mal, y del mal al bien. Las penas impuestas por el buen Dios no son más que medicinales y los demonios mismos cesarán un día de ser los enemigos del bien y el objeto de los rigores del Eterno.
Abate Berault-Bercastel.
"Historia de la Iglesia".

        Hablar de resurrección es ofrecer al hombre un camino hacia la auténtica libertad frente a propuestas en boga, convertidas en moda, que queriendo dar hipótesis sobre la vida más allá de la muerte, han convertido la reencarnación se engañan ingenuamente creyendo que permanecen en la Fe de la Iglesia. Un análisis sin mucha profundidad de la reencarnación nos permite descubrir que, en su base, se encuentra la división en castas propias del hinduismo, que promueve grandes injusticias sociales. Además, es una buena manera de eludir las responsabilidades personales, con la esperanza ilusoria de rectificar los errores en una "nueva oportunidad".
        Es mérito de la Revelación cristiana haber librado al hombre del insondable engranaje del eterno retorno de los mundos, al cual el mismo hombre estaba atado y era prisiones, marioneta desarmada del cosmos y del destino, casi esclavo imponente de un oráculo inflexible, que lo constriñe a revivir sucesivamente, de era en era, las mismas miserias, los mismo dolores, los mismos miedos.
Dr. Fabio Duque Jaramillo, O. F. M.
Consejo Pontificio de la Cultura, Ciudad del Vaticano.

        Posiblemente el aspecto más sorprendente y destacado en el escenario del más allá en las sociedades occidentales sea el tremendo auge de la creencia en la reencarnación. Este auge es generalizado en todos los países occidentales. En España, actualmente en torno a un 25 % de los españoles declara creer en la  reencarnación. Según los últimos datos, la tendencia entre los jóvenes es al alza alcanzando actualmente un 27,1 % de los encuestados (Elzo 1999). No podemos entrar ahora en una consideración detenida del fenómeno, de sus causas y sus características más singulares (Uríbarri 1998a; 1998b). Simplemente me limito a destacar tres elementos, relevantes para nuestro tema.
        En primer lugar, el auge y el éxito de la creencia occidental en la reencarnación es una muestra fehaciente de que el tema del más allá interesa e interesa en gran medida. Nunca en mi vida he tenido más oyentes en una conferencia que cuando he hablado sobre la reencarnación. En el mismo lugar y con la misma propaganda, para escucharme sobre "La espiritualidad del mensajero" de la buena noticia de Jesús, acudieron unas ciento cincuenta personas. Al año y medio, aproximadamente, el número de personas que asistieron a una conferencia que di en el mismo lugar sobre "La reencarnación  en Occidente" se movió en torno a las quinientas: el salón, con cuatrocientas butacas, estaba a rebosar, lo mismo que los pasillos colindantes y todo el amplio pasillo del vestíbulo de la entrada.
        En segundo lugar, la creencia occidental en la reencarnación, y la misma creencia en la reencarnación, se transmite con un imaginario propio. En el caso de la creencia occidental las regresiones hipnóticas juegan un papel muy central en la difusión de esta creencia (Williston y Johnstone 1996). Se habla de vidas pasadas y lo que se experimenta al revivirlas. Toda esta "propaganda" se formula en forma de relatos, de narraciones, de cuentecillos, de experiencias. La imaginación ocupa un puesto principalísimo, de tal manera que algunos de los libros sobre el tema apelan ante todo a la imaginación del lector para que pueda hacerse cargo de lo que se le quiere transmitir (Brennan 1997). Además, se explica con narraciones lo que ocurre después de la muerte: el alma se separa del cuerpo, queda alojada en un lugar fuera del mundo esperando el momento adecuado para una nueva reencarnación, contemplando sabia y pacíficamente la realidad del mundo y midiendo sus posibilidades (Sparrow 1992). Finalmente, en su estadio definitivo se une al cosmos, al alma universal, al principio cósmico del universo.
        En tercer lugar, la presentación de este imaginario de la otra vida y de la pervivencia postmortal está muy certeramente inculturado: resulta comprensible y atractivo para los occidentales. Por mostrar muy sumariamente algunos de los rasgos, la creencia occidental en la reencarnación propugna la necesidad de una nueva oportunidad hasta lograr la plena autorrealización. Si, por ejemplo, ahora se sufre mucho, se viven relaciones conyugales tormentosas y denigrantes o desengaños radicales con los hijos o una frustración laboral tremenda, en una vida futura todo será maravilloso. La creencia occidental en la reencarnación te promete la felicidad, la autorrealización y el logro de todos tus ideales. En alguna vida próxima te entenderás perfectamente con la pareja y serás plenamente feliz; tus hijos serán maravillosos y te darán unas alegrías que no puedes ni soñar; tu trabajo será magnífico, enriquecedor, con un ambiente formidable entre los compañeros, triunfarás en él, se te reconocerá y lo vivirás sin restregarlo a los demás.
        Tomando otro aspecto, el tiempo en nuestra sociedad normalmente corre en contra nuestra: cada día somos menos jóvenes, mientras que lo que se valora es la juventud; según transcurre, dejamos atrás oportunidades que no hemos aprovechado, mientras que la vida se siente que es mejor si el número de oportunidades que quedan por delante aumenta en lugar de restringirse. No pocas veces se oye la cantinela del "ya nunca podré...", que no se dice con el gozo y la madurez de quien quema las naves, sino con el pesar de quien va sintiendo, algo a disgusto, los límites inherentes al ejercicio de la libertad y el transcurso ordinario de los años. El ciudadano occidental medio vive en el fragor cotidiano de una lucha personal permanente con el tiempo, defendiendo su tiempo privado, el fin de semana, y saliendo de sus hogares a diario hacia el trabajo teniendo que dar la consabida batalla cotidiana del transporte urbano, los atascos, los imprevistos. Desde el primer momento del día se va corriendo, con la lengua fuera. Antes de empezar a acumular estrés en el trabajo, ya se llega, con mucha frecuencia, caliente y alterado por el tráfico, el madrugón, la lluvia, el atasco, el accidente que se ha visto, precisamente en un día sobrecargado, en que hay que dejar terminadas una serie de tareas. Y eso si no le da al ordenador por hacer alguna de las suyas, como siempre en los peores momentos. A este personaje, tan lleno de agobios con el tiempo, que vive acelerado y sobresaturado, se le promete que vencerá el acoso del tiempo que le roba la vida y no le deja disfrutarla, vivirla pacíficamente, sacándole el jugo. Derrotará al tiempo que le oprime a diario, pues cuando el tiempo fatalmente se termine, triunfando aparentemente, todo comenzará de nuevo, repleto de oportunidades, mejores que las actuales, en circunstancias más favorables y adecuadas. Lo que ahora no ha podido vivir, lo vivirá entonces con creces.
        No cabe duda de que la creencia occidental en la reencarnación resuena espontáneamente, sin mayores filtros reflexivos, como una buena noticia para los ciudadanos urbanos, capitalistas y consumistas. No se me puede olvidar la reacción espontánea de algunos alumnos en clase de teología al escuchar estos temas. Al presentar los perfiles de esta creencia exclamaron, más de un año, que esto sí que era una buena noticia, mucho más interesante que la resurrección cristiana. Lo cual demuestra que la creencia en la reencarnación sabe apelar a anhelos, ansiedades y esperanzas presentes en nuestra cultura, en nuestra sensibilidad y que lo sabe hacer con gran acierto. En una palabra, la creencia occidental en la reencarnación se presenta como una propuesta inculturada de salvación. Por ello, en mi opinión, ratificada por las últimas encuestas sociológicas, en los próximos años seguirá su auge.
        Se piense lo que se quiera del auge de la misma, me parece incontestable que demuestra la importancia de un imaginario bien adaptado para lograr el arraigo y la propagación de una creencia en el más allá. Si la fe cristiana no pretende llegar solamente a las capas más intelectuales de la población, que se conformarían exclusivamente con una presentación de tipo abstracto, metafísico y especulativo de la fe cristiana, o de cualquier otra creencia u opinión sobre el más allá, ha de plantearse la necesidad de un imaginario inculturado que alcance a las masas. Por otra parte, sospecho que tales capas de población tan intelectualmente elevadas son muy exiguas. A la hora de la verdad, todo el conjunto de las clases medias y populares son más receptivas a las imágenes, a las narraciones, a los símbolos y a las metáforas, que a los principios especulativos. Prueba de ello es que en cualquier clase o cualquier homilía, por ejemplo en un funeral, de lo único que se acordará la mayoría de la gente al día siguiente, en el mejor de los casos, será bien de los ejemplos o anécdotas que el sacerdote haya acertado a presentar (lo narrativo) o de los símbolos que se hayan manejado: aspersión con el agua, encender un cirio, depositar una flor, etc. (lo simbólico).
Gabino Uríbarri, SJ.
Universidad Pontificia Comillas, Madrid.

        Una de las que hoy en día más se propaga es la teoría de la reencarnación. Para los que mantienen esa teoría, después de la muerte el alma humana asume otro cuerpo y, de ese modo, se encarna de nuevo. Es una enseñanza que puede hallarse en muchos pueblos. En la India (hinduismo y budismo) es un dogma que domina toda la religión y el conjunto del pensamiento. Ese ciclo de renacimientos es algo pavoroso, pues va unido al tema de la culpa y de la expiación; se trata de un castigo y de una maldición. Por el contrario, en nuestras sociedades occidentales, la reencarnación se propone de manera positiva, pues permite que el hombre pueda realizar todas sus aspiraciones, que no pueden quedar satisfechas en una sola existencia. También sería el medio de redimir los pecados y los errores cometidos durante esta vida.
        Esta idea, nacida del paganismo, contradice las Sagradas Escrituras y la tradición de la Iglesia, y se opone especialmente en tres puntos a la fe cristiana:
- En primer lugar, su error más importante consiste en el rechazo de la redención del hombre por parte de Jesús, el Salvador, pues es fundamentalmente una teoría de la autorredención o de la autorrealización. A primera vista se nos aparece como muy indulgente hacia las debilidades humanas, pero en realidad posee una dureza inhumana. Así es, pues hace recaer en el hombre todo el peso de una liberación que, de hecho, solamente puede recibir de Dios. El hombre debe ganar su propia vida por sí solo, y ¿quién puede asegurar que en la próxima ocasión obtendrá un mejor resultado? Por el contrario, el cristianismo afirma con fuerza que sólo Dios es la única perfección del hombre. En Jesucristo tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la riqueza de su gracia (Ef 1, 7). Hablando con propiedad, la comunión con Dios y la vida en Dios nunca pueden llegar a ser obra del hombre, sino solamente un don gratuito que Dios propone a cada hombre. Nuestra salvación eterna no depende de la duración de nuestra vida, sino únicamente de la acogida que sepamos reservar al amor de Cristo.
- Por otro lado, los partidarios de la reencarnación no pueden admitir la siguiente enseñanza de la Iglesia sobre el juicio particular: "La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo [...]. Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación (purgatorio), bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo, bien para condenarse inmediatamente para siempre" (Catecismo de la Iglesia Católica, 1021, 1022).
- Finalmente, la teoría de la reencarnación no puede conciliarse con la resurrección de los cuerpos que tendrá lugar al final de los tiempos con el juicio universal. La Iglesia "cree y firmemente confiesa que todos los hombres comparecerán con sus cuerpos en el día del juicio ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de sus propias acciones" (CIC, 1059). Ese juicio universal al final de los tiempos no corregirá el veredicto irreversible emitido durante el juicio particular en el momento de la muerte, sino que su objetivo será restablecer la justicia social, pues nuestros actos, buenos o malos, tienen una repercusión edificante o escandalosa sobre nuestro prójimo. Y, en ocasiones, esa influencia perdura después de la muerte mediante las obras que quedan en este mundo. Al final de los tiempos, la virtud será exaltada y el mal será condenado ante todos los hombres. Y se hará justicia también con los cuerpos resucitados según hayan participado en el bien o en el mal. En fin, aparecerá con claridad la sabiduría de la divina Providencia en el proceder de la historia de los hombres.
Dom. Antoine Marie osb.

        Reencarnación, lo único que podría hacer es retrasar el problema y agravar los problemas sociales. "La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino". Cuando ha tenido fin "el único curso de nuestra vida terrena", ya no volveremos a otras vidas terrenas. "Está establecido que los hombres mueran una sola vez". "No hay "reencarnación" después de la muerte." (Catecismo 1013).
Sabemos que "por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección. Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día" (Catecismo 1016).
        Desde el punto de vista individual "cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación, bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo, bien para condenarse inmediatamente para siempre" (Catecismo 1022).
Dr. Enrique Cases Sacerdote.
Universitat Internacional de Catalunya 13 Mayo 2001.

        Las modernas ideas reencarnacionistas no dejan lugar para la gracia de Dios, la única capaz de redimir al pecador y de purificar al justo, porque son incompatibles de raíz con la fe en que el mundo y el hombre son creación de Dios en Cristo. El ser humano, en efecto, ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Por eso ni una ni mil "reencarnaciones" bastarían de por sí para conducirle a su plenitud. No es el esfuerzo por salvarse a sí mismo lo que plenifica al ser humano. Pues es Dios mismo, su vida eterna gratuitamente compartida con sus criaturas capaces de diálogo personal con él, la que constituye la verdadera plenitud del hombre.
        Y Dios llama a la comunión de vida con él no sólo a "una parte" del hombre, sino a su criatura entera, en su unidad indivisible. No es compatible con la antropología cristiana pensar que el ser humano consista propiamente en un alma migratoria que peregrina de cuerpo en cuerpo, llamada ella sola a la plenitud. Esta concepción comporta un desprecio de la realidad corporal creada por Dios en el espacio y en el tiempo: está lastrada por antiguas visiones dualistas del mundo que la Iglesia ha rechazado por comprometer la bondad de la única creación del único Dios. El ser humano existe más bien como "uno en cuerpo y alma", con un alma creada directamente por Dios, la cual es la forma sustancial y única de un cuerpo también creado bueno por Dios. En esta unidad creatural el hombre es imagen de Dios, interlocutor suyo para siempre, partícipe de su misma vida y libertad, y, por eso, persona.
Ricardo Blázquez Pérez, Obispo de Bilbao.
Presidente de la C.E. para la Doctrina de la Fe.

        Para un cristiano no existe la posibilidad de creer en la reencarnación. La carta a los Hebreos nos dice "Y puesto que los hombres mueren una sola  vez, y después viene para ellos el juicio" ( Heb 9:27 ). La Iglesia siempre ha enseñado, que nuestra vida aquí en la tierra es una prueba, sobre la cual vamos a ser juzgados por las leyes de Dios y las enseñanzas de Cristo y por ella será determinado nuestro destino eterno (Mt 13 y 25 sobre el juicio y separación del bueno, del malo).
        La popularidad de la reencarnación es fácil de entender. Lo libera a uno de la aceptación de un Ley moral revelada, la mayoría de los "nueva era" tienen un código moral muy ecléctico, que se basa sobre el juicio individual de lo que es bueno y lo que es malo. Que agradable es saber que si no se logra la perfección, hay siempre otra vuelta para intentarlo. O que deprimente es en todo caso, que simplemente esta no es la verdad, y que además es un obstáculo para la verdadera Salvación y Perfección ofrecida por Jesucristo.
Colin B. Donovan STL.

        Resulta, en verdad, asombroso comprobar cómo cada vez es mayor el número de los que, aún siendo católicos, aceptan la reencarnación. Una encuesta realizada en la Argentina por la empresa Gallup reveló que el 33% de los encuestados cree en ella. En Europa, el 40% de la población se adhiere gustoso a esa creencia. Y en el Brasil, nada menos que el 70% de sus habitantes son reencarnacionistas. Pero no sólo las Sagradas Escrituras impiden creer en la reencarnación, sino también el sentido común. En efecto, que ella explique las simpatías y antipatías entre las personas, los desentendimientos de los matrimonios, las desigualdades en la inteligencia de la gente, o las muertes precoces, ya no es aceptado seriamente por nadie. La moderna sicología ha ayudado a aclarar, de manera científica y concluyente, el por qué de éstas y otras manifestaciones extrañas de la personalidad humana, sin imponer a nadie la creencia en la reencarnación.
        La reencarnación, por lo tanto, es una doctrina estéril, incompatible con la fe cristiana, propia de una mentalidad primitiva, destructora de la esperanza en la otra vida, inútil para dar respuestas a los enigmas de la vida, y lo que es peor, peligrosa por ser una invitación a la irresponsabilidad. En efecto, si uno cree que va a tener varias vidas más, además de ésta, no se hará mucho problema sobre la vida presente, ni pondrá gran empeño en lo que hace, ni le importará demasiado su obrar. Total, siempre pensará que le aguardan otras reencarnaciones para mejorar la desidia de ésta.
        Pero si uno sabe que el milagro de existir no se repetirá, que tiene sólo esta vida para cumplir sus sueños, sólo estos años para realizarse, sólo estos días y estas noches para ser feliz con las personas que ama, entonces se cuidará muy bien de maltratar el tiempo, de perderlo en trivialidades, de desperdiciar las oportunidades. Vivirá cada minuto con intensidad, pondrá lo mejor de sí en cada encuentro, y no permitirá que se le escape ninguna coyuntura que la vida le ofrezca. Sabe que no retornarán.
        El hombre, a lo largo de su vida, trabaja un promedio de 136.000 horas; duerme otras 210.000; come 3.360 kilos de pan, 24.360 huevos y 8.900 kilos de verdura; usa 507 tubos de dentífrico; se somete a 3 intervenciones quirúrgicas; se afeita 18.250 veces; se lava las manos otras 89.000; se suena la nariz 14.080 veces; se anuda la corbata en 52.000 oportunidades, y respira unos 500 millones de veces. Pero absolutamente todo hombre, creyente o no, muere una vez y sólo una vez. Antes de que caiga el telón de la vida, Dios nos regala el único tiempo que tendremos, para llenarlo con las mejores obras de amor de cada día.
P. Ariel Alvarez Valdés.

        Con la palabra "reencarnación" (o también con otras equivalentes como los términos griegos "metempsychósis" o "metemsómátósis") se denomina a una doctrina que sostiene que el alma humana después de la muerte asume otro cuerpo, y de este modo se encarna de nuevo. Se trata de una concepción nacida en el paganismo, que por contradecir completamente a la Sagrada Escritura y a la tradición de la Iglesia, ha sido siempre rechazada por la fe y la teología cristianas.
        La fe católica ofrece una respuesta plena a este modo de pensar. Es verdad que la vida humana es demasiado breve para que se superen y corrijan los defectos cometidos en ella; pero la purificación escatológica será perfecta. Tampoco es posible realizar todas las virtualidades de un hombre en el tiempo tan breve de una sola vida terrestre; pero la resurrección final gloriosa llevará al hombre a un estado que supera todo deseo suyo.
        Como el curso de nuestra vida terrena es único (cf. Heb 9, 27) y como en él se nos ofrecen gratuitamente la amistad y adopción divinas con el peligro de perderlas por el pecado, aparece claramente la seriedad de esta vida. Pues las decisiones que en ella se toman, tienen consecuencias eternas. El Señor ha colocado ante nosotros el camino de la vida y el camino de la muerte (Jer 21, 8). Aunque El por la gracia preveniente y adyuvante nos invita al camino de la vida, podemos elegir cualquiera de los dos. Después de la elección, Dios respeta seriamente nuestra libertad, sin cesar, aquí en la tierra, de ofrecer su gracia salvífica también a aquellos que se apartan de El. En realidad, hay que decir que Dios respeta lo que quisimos hacer libremente de nosotros mismos, sea aceptando la gracia, sea rechazando la gracia. En este sentido, se entiende que, de alguna manera, tanto la salvación, como la condenación, empiezan aquí en la tierra, en cuanto que el hombre, por sus decisiones generales, libremente se abre o se cierra a Dios. Por otra parte, se hace claramente manifiesta la grandeza de la libertad humana y de la responsabilidad que se deriva de ella.
        Todo teólogo es consciente de las dificultades que el hombre, tanto en nuestro tiempo, como en cualquier otro tiempo de la historia, experimenta para aceptar la doctrina del Nuevo Testamento sobre el infierno. Por ello, debe recomendarse mucho un ánimo abierto a la sobria doctrina del Evangelio tanto para exponerlo como para creerla. Contentos con esa sobriedad, debemos evitar el intento de determinar, de manera concreta, los caminos por los que pueden conciliarse la infinita Bondad de Dios y la verdadera libertad humana. La Iglesia toma en serio la libertad humana y la Misericordia divina que ha concedido la libertad al hombre, como condición para obtener lo salvación. Cuando la Iglesia ora por la salvación de todos, en realidad está pidiendo por la conversión de todos los hombres que viven. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2, 4). La Iglesia ha creído siempre que esta voluntad salvífica universal de Dios tiene, de hecho, una amplia eficacia. Nunca ha declarado la Iglesia la condenación de alguna persona en concreto. Pero porque el infierno es una verdadera posibilidad real para cada hombre, no es lícito aunque se olvide hoy a veces en la predicación de las exequias presuponer una especie de automatismo de la salvación. Por ello, con respecto a esta doctrina es absolutamente necesario hacer propias las palabras de Pablo: ¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! (Rom 11, 33).
        "La Iglesia en las exequias de sus hijos celebra confiadamente el misterio pascual de Cristo, para que los que por el bautismo se han hecho miembros del mismo cuerpo de Cristo muerto y resucitado, con él pasen por la muerte a la vida, en cuanto al alma para purificarse y ser asumidos en el cielo con los santos y elegidos, en cuanto al cuerpo aguardando la bienaventurada esperanza de la venida de Cristo y la resurrección de los muertos. Por ello, la Iglesia ofrece por los difuntos el sacrificio eucarístico de la Pascua de Cristo y dirige plegarias y sufragios por ellos para que, comunicando entre sí todos los miembros de Cristo, a los unos consigan auxilio espiritual y a los otros ofrezcan el consuelo de la esperanza".
Rafael Sanz.

¿Qué relación establecen entre la reencarnación y sus vidas sucesivas, y la noción cristiana de Purgatorio? Es una de las primeras cuestiones que yo he planteado a mi "gurú", el Hermano Antonio, cuando a mi teología cristiana él me respondía con sentencias budistas, lo cual daba algunos destellos a mi cabeza. Yo le decía: "¿Pero, a fin de cuentas, que es la reencarnación?" Él me respondía: "Es exactamente la doctrina del purgatorio" Porque no se puede olvidar que en el budismo la reencarnación es antes que nada un fracaso, no es una panacea. Cuando se le preguntaba a Madre, en el centro de Shri Aurobindo, si ella creía en la reencarnación, ella respondía: «Ocuparos de esta vida que es la vuestra ahora, y tratar de actuar de manera de que sea la última». Ella había comprendido. El Dalai Lama ha dicho, y se ha publicado en uno de sus libros, que seria muy necesario comprender que lo que es interesante de la reencarnación, es que sería necesario que hubiera una que fuera la última. Es hacia eso hacia lo que hay que tender.
Hermano Michel, monje benedictino.

¿ES COMPATIBLE LA REENCARNACIÓN CON LA DOCTRINA CATÓLICA?
        Muerte: Tanto la doctrina de la Iglesia como la reencarnacionista conciben la muerte como la separación del alma y del cuerpo (Cfr. C.I.C. Nro. 997). El alma abandona la carne y por su propia naturaleza tiende a unirse a la materia. Para la Iglesia la reasunción se realizará en la resurrección universal de los muertos, para los reencarnacionistas se realiza en la historia, a través de sucesivas reencarnaciones hasta la purificación del alma.
        Purgatorio: Tanto en la doctrina de la Iglesia como en la reencarnación, se afirma el purgatorio como un proceso, más o menos largo, en el cual las almas se purifican hasta llegar a la visión beatífica. La iglesia coloca este proceso acrisolador después de la muerte, los reencarnacionistas a lo largo de la historia, como se anoto anteriormente.
        Resurrección: Desde el inicio de su historia la Iglesia ha encontrado oposición y reticencias, con relación a su doctrina revelada sobre la resurrección y la vida eterna. Para la doctrina e la Iglesia es claro que resucitaran para la gloria quienes hayan hecho el bien y quienes han hecho el mal para la condenación la ( Cfr. Jn 5,29 y CIC Nro. 998), de acuerdo a lo anterior el hombre es presentado como un proyecto de inmortalidad..." Por que todo el que crea en el hijo tendrá la vida" (Jn 3,16), tal proyecto divino no se realiza sin la colaboración humana. En la reencarnación la salvación se espera así: en el transcurso de sucesivas reencarnaciones el hombre obtiene la salvación que será más cuestión de tiempo que de gracia. Debido a la extraordinaria divulgación que encuentra la reencarnación el medio católico, es necesario afirmar a partir de lo expuesto que la reencarnación es absolutamente incompatible con la doctrina católica, aunque aparentemente presenta puntos de contacto.
Conclusión: Es necesario denunciar la actual tendencia de concebir a Cristo a partir de nuestras ideas particulares sobre Dios, la vida y la muerte; posición errónea, pues es todo lo contrario, es en función de la vida y muerte de Jesús, como se ha de concebir nuestra muerte y resurrección. La verdad sobre Jesucristo debe inmunizarnos de falsas seguridades expuestas por doctrinas llamativas y extrañas (Cfr. Hb 13,7-9ª), a fin de cuentas la reencarnación no es más que un plagio, que niega de planta la redención obrada por Cristo, la doctrina de la gracia, la fe, ejes fundamentales de nuestra doctrina católica. El catecismo nos enseña: "la muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de la gracia y de la misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena, y para decidir su último destino..." Cuando ha tenido fin el único curso de nuestra vida terrena ya no volveremos a otras vidas... Está establecido que los hombres mueren una sola vez (Hb 9,27). No hay reencarnación después de la muerte. (Cfr. CIC 1013)".
Ramiro Alberto Alvarez Pbro.

        La reencarnación es llamada propiamente metempsícosis. Consiste en la creencia de que el alma del sujeto que muere vuelve a nacer en otro cuerpo. Esta creencia envuelve una concepción dualística del hombre que considera al cuerpo y al alma como dos cosas independientes. Según esta doctrina, el alma es lo único verdadero, mientras que el cuerpo es el lugar de confinamiento temporal del alma, donde ésta queda encerrado hasta que se purifica totalmente de sus ataduras temporales. Según esta doctrina cuando el alma no ha conseguido purificarse totalmente en esta vida, al morir vuelve a encarnarse en otro cuerpo y así sucesivamente hasta que termina su definitivamente su purificación. Se presenta en muchas doctrinas con variantes distintas. En este tiempo es la doctrina fundamental del espiritismo kardecista.
        El judaísmo, el islam y el cristianismo no aceptan la reencarnación. En efecto, ésta no es compatible con la revelación del Antiguo Testamento ni con la del Nuevo Testamento. Esta doctrina es totalmente incompatible con las tesis católicas sobre el alma. El alma es la forma sustancial del cuerpo, que le da el ser específico, por lo que no puede llegar a ser la forma de otro cuerpo (cf. Santo Tomás, De spiritalibus creaturis, a.9, ad 4). Además, la resurrección de los cuerpos contradice totalmente la metempsícosis, así como la doctrina de las penas eternas del infierno.
        Concretamente sobre la naturaleza del alma la teología católica enseña:
             1º El alma de cada hombre es espiritual, simple e inmortal (cf. entre otros lugares del Magisterio: León X, DH, 1440)
(DH = Denzinger-Hunermann, El Magisterio de la Iglesia).
             2º Es creada inmediatamente por Dios de la nada y no transmitida por sus padres (cf. Anastasio II, DH, 360).
             3º  “El alma no es parte de Dios sino que fue creada de la nada” (DH, 685; es la Confesión de fe del Papa León IX,
del año 1053).
             4º Dios está presente en toda alma como su causa y conservador (llamada “presencia de inmensidad”).
             5º La Santísima Trinidad está presente de modo especialísimo en el alma del justo por la gracia; no en quien está en
pecado mortal.
             6º La muerte es la separación del alma y del cuerpo. El alma es inmortal.
P. Miguel Ángel Fuentes, V.E.

Noticias del 09-04-2001
RIÓ DE JANEIRO, 9 Abr. 01 (ACI).-
Los cristianos que creen en la reencarnación niegan y abandonan algo esencial en la fe cristiana porque la reencarnación es una apostasía del cristianismo: es la negación del único Salvador, que, una vez por todas, se inmoló por nosotros y nos salvó. Sobre una visión dualista de mundo se buscaba purificar el alma a través de reencarnaciones. En el hinduismo, por una secuencia de vidas, por la filosofía del budismo, del karma, se alcanza la beatitud. Esas y otras doctrinas, en nuestros días, propagan de forma diferente la multiplicación de existencias sucesivas. No hay necesidad de recurrir a una supuesta reencarnación por causa de hechos que no son explicables totalmente por el conocimiento humano. Para esos episodios no hay pruebas científicas. Nosotros optamos por el mensaje cristiano, que nos da otra perspectiva de la vida y de la muerte, contraria a la migración de los espíritus. La Sagrada Escritura es perentoria: no hay lugar para la reencarnación. Defiendo la enseñanza cristiana que niega la hipótesis de que un alma pueda pasar a otro cuerpo. Esta teoría contradice frontalmente la Revelación divina, en sus enseñanzas respecto de la historia de cada hombre, desde el nacimiento hasta la muerte. Conforme al Nuevo Testamento, forma parte de la doctrina del cristianismo, que la salvación o la perdición de cada hombre se defina en esta vida, única e irrepetible. La idea de nueva existencia en este mundo está excluida por ser la negación de aspectos fundamentales del mensaje cristiano. Jesús vino una sola vez para operar, de modo definitivo y único, de una vez por todas, la salvación del mundo. Cristo es la única y exclusiva respuesta de Dios al mundo. En él ha operado toda la salvación. De modo definitivo, está en la gloria del Padre e intercede por nosotros. El cristiano ya toma parte de esa victoria. La creencia de la reencarnación es irreconciliable con el cristianismo. Son dos concepciones diferentes del mundo y del perfeccionamiento de la criatura, de la historia de la salvación de la humanidad. Es necesario hacer una opción, porque se trata de una materia de fe.
Arzobispo de Río, Cardenal Eugenio Sales.

No existe la reencarnación, por que no es posible que ningún hombre pueda reencarnarse. Además Jesucristo sólo enseñó que los hombres resucitarían al fin del mundo, para ser premiados o castigados según las obras que hicieron durante su vida en la tierra.
Noticias de la Santa Sede. 11 de febrero de 1997.

En Estados Unidos de América por ejemplo, según el Departamento de encuestas SRI de California, más de 50 millones de Americanos están interesados en prácticas de la Nueva Era (Control mental, Misticismo, etc.). Casi la mitad de toda la población adulta (42%) cree haber tenido alguna vez contacto con algún muerto. Aproximadamente 35 millones de personas, ahora creen en la reencarnación, un principio clave de la concepción nuevaerista, y un 14% apoyan la labor de los médiums, lo que los nuevaeristas llaman "canalizadores en trance".... Para muchos la Nueva Era ya se ha convertido en "un nuevo estilo de vida". Otros lo toman como ¡¡"su religión"!!. Más alarmante aún es un dato de la organización encuestadora Gallup: El 50% de los niños en edad escolar creen en la astrología. Como nos damos cuenta, la Nueva Era ha irrumpido en casi todos los niveles de nuestra sociedad. Sin duda, es el fenómeno más difundido y poderoso en nuestra cultura hoy: cristales, pirámides, comunicación por medio de médiums, gurúes, sanidad holística, reencarnación, la diosa tierra, astrología, "la fuerza", yoga, ovnis, control mental, proyección astral, telepatía, percepción extrasensorial, música astral, contactos con la naturaleza, y muchas cosas más.
Dr. Fredy Pariasca P.
Dpto. Editorial Link Cristiano.

        En noviembre de 1998 durante su catequesis de los miércoles, dedicada a la explicación del Espíritu Santo, el Papa Juan Pablo II señaló que el cristianismo no es compatible con la hoy difundida creencia en la reencarnación.
        Por una parte, incluso cuando se cree en una cierta forma de supervivencia a la muerte, se reacciona con escepticismo ante la verdad de fe que ilumina este supremo interrogante de la existencia a la luz de la resurrección de Jesucristo. Por otra parte, no falta quien experimenta la fascinación de una creencia, como la de la reencarnación, que se encuentra arraigada en el humus religioso de algunas culturas orientales.
        La revelación cristiana no se contenta con un vago sentimiento de supervivencia, aunque aprecia la intuición de inmortalidad que se expresa en la doctrina de algunos grandes buscadores de Dios. Podemos, además, admitir que la idea de una reencarnación está suscitada por el agudo deseo de inmortalidad y por la percepción de la existencia humana como "prueba" de cara a un fin último, así como por la necesidad de una purificación plena para alcanzar la comunión con Dios.
        La creencia de la reencarnación no garantiza la identidad única y singular de cada criatura humana como objeto del amor personal de Dios, ni la integridad del ser humano como "espíritu encarnado". Es en el cuerpo glorificado que Jesús resucitado vive ahora con el Padre.
Noticias del 5-11-98

        ¿Cómo pensar en su supervivencia más allá de la muerte? Algunos han imaginado varias formas de reencarnación: según cómo se haya vivido en el curso de la existencia precedente, se llegaría a experimentar una nueva existencia más noble o más humilde, hasta alcanzar la plena purificación. Esta creencia, muy arraigada en algunas religiones orientales, manifiesta entre otras cosas que el hombre no quiere resignarse a una muerte irrevocable. Está convencido de su propia naturaleza esencialmente espiritual e inmortal.
        La revelación cristiana excluye la reencarnación, y habla de un cumplimiento que el hombre está llamado a realizar en el curso de una única existencia sobre la tierra. Este cumplimiento del propio destino lo alcanza el hombre en el don sincero de sí, un don que se hace posible solamente en el encuentro con Dios. Por tanto, el hombre halla en Dios la plena realización de sí: esta es la verdad revelada por Cristo. El hombre se autorrealiza en Dios, que ha venido a su encuentro mediante su Hijo eterno.
        Gracias a la venida de Dios a la tierra, el tiempo humano, iniciado en la creación, ha alcanzado su plenitud. En efecto, "la plenitud de los tiempos" es sólo la eternidad, mejor aún, Aquel que es eterno, es decir Dios. Entrar en la "plenitud de los tiempos" significa, por lo tanto, alcanzar el término del tiempo y salir de sus confines, para encontrar su cumplimiento en la eternidad de Dios.
Juan Pablo II al Episcopado, al Clero y a los fieles como preparación del Jubileo del año 2000.

Pero, ¿qué dijo verdaderamente Juan Pablo II en el verano del 99?
Nadie está destinado al infierno (ibíd. 1037), y de ningún ser humano -ni de Judas- se puede decir a ciencia cierta que hasta el último momento se ha hecho incapaz de Dios (Dios es Amor), pero no deja de ser inquietante la enseñanza de que existen unos seres, Satanás y otros espíritus, llamados demonios o diablos, que efectivamente se hicieron incapaces del amor de Dios y viven la eternidad al margen de la Santísima Trinidad (ibíd. 393), o sea, en el infierno (ibíd. 1033). No es verdad, pues, que éste se haya quedado en mera posibilidad.
La doctrina escatológica de la Iglesia católica contiene todavía otra enseñanza. No sólo el alma vive como tal después de esta vida terrena, sino que vendrá un día el juicio final (ibíd. 1040), que dará lugar a un cielo nuevo y a una tierra nueva (ibíd. 1043). Dentro de unas horas, de mil años, de mil millones de años..., cuando sea, pues en la eternidad no cuenta el tiempo, cada ser humano se encontrará a sí mismo, como fue en cuerpo y alma, experimentará su resurrección en un sentido misterioso que nada tiene que ver con lo que cuentan esas narraciones, ahora tan de moda, de la reencarnación (ibíd. 1003).
Miguel Ángel Garrido.

Diferencias principales entre la doctrina cristiana y la reencarnación:
        La Resurrección. La fe cristiana se fundamenta en la resurrección de Jesucristo.  Nuestros cuerpos no serán ni reciclados ni aniquilados. El alma no pierde su identidad absorbiéndose en el cosmos. El destino final del hombre es la resurrección para el gozo de la vida con Dios para siempre en el cielo o la pena eterna de la separación de Dios en el infierno.
        La resurrección es mucho más que la reencarnación. Es cierto que algunas religiones narran sobre dioses que mueren y resucitan pero ninguna habla de un cuerpo gloriosamente resucitado, ni del poder para compartir esta nueva vida con otros. Los judíos no esperaban un Mesías que muriera y resucitara. Algunos tenían la esperanza de resucitar, pero no con cuerpos gloriosos sino en una resurrección análoga a la de Lázaro (Cf. Is. 26:19; Ez. 37:10; Dn 12:2).
        Algunas filosofías y religiones han creído en la reencarnación o en la inmortalidad del alma apartada del cuerpo. Pero la fe en la resurrección solo se encuentra entre los cristianos.  (Más sobre la resurrección). La naturaleza de Dios. El Dios de la revelación judeo-cristiana es personal, mientras que en la reencarnación se le percibe como algo impersonal, el Todo Cósmico de las religiones orientales.
        El amor. Un Dios impersonal no ama, no es Padre, entonces los hombres no  somos hermanos. Según los proponentes de la reencarnación los pobres son culpables de su miseria por males que hicieron en otras vidas. Como están pagando el karma, no se les debe ayudar.  Son una casta baja.  Jesucristo no solo nos enseña el amor a los pobres sino que el mismo se hizo pobre para darnos ejemplo.
        La victoria sobre el mal. El mal no es vencido por cada individuo expiando sus pecados por medio de transmigraciones a otras formas de vida. Los cristianos creemos que  Jesucristo pagó por nuestros pecados en la cruz y solo en el tenemos salvación. Nosotros cooperamos con nuestros sacrificios pero la salvación es un don.
        La iluminación. Lo que constituye "iluminación"  para los cristianos es muy diferente al concepto reencarnacionista: Esta se consigue al conocer a Jesucristo, el Camino, la Verdad y la Vida, y recibiendo el Espíritu Santo, Espíritu de la Verdad enviado por el Padre y Jesucristo.
        El Tiempo. El concepto judeo-cristiano del tiempo y de la relación de Dios con el tiempo es totalmente diferente. El tiempo para el cristiano no es un ciclo sin fin. Es linear, teniendo un principio y un fin. Dios es el creador y Señor del tiempo.  Jesús es el "Alfa y Omega", principio y fin del tiempo. El hombre tiene un propósito que cumplir en el tiempo que tiene, según la voluntad de Dios. El Génesis nos habla del principio del tiempo. El Apocalipsis, del fin del tiempo: la segunda venida del Señor.  Después ya no habrá tiempo sino la eternidad, vivida en el cielo o en el infierno.
        La Eternidad. Los cristianos no creemos que los hombres sean diluidos en el cosmos impersonal. Todo lo bueno se unirá en Cristo y será presentado al Padre "Que Dios sea todo en todos" (I Cor 15:28) pero nuestra individualidad, nuestra persona no se perderá jamás. Podríamos imaginarnos a los santos en el cielo como un precioso campo de flores. Al mismo tiempo cada flor es individual y preciosa en si misma. Los redimidos por Cristo encontrarán su identidad plenamente en el cielo. Serán sanados y elevados a la plenitud de su ser. Los santos están unidos por el amor y al mismo tiempo cada uno es precioso.
        Tristemente no son pocos los cristianos que han aceptado la reencarnación en una forma u otra.  En algunas encuestas estos llegan al 23%.  Esto demuestra la gran ignorancia que existe sobre la fe.
        El evangelio del amor y del perdón sobrepasa en grande la enseñanza cruel de la reencarnación con sus ciclos y karmas. Dios tanto amó al mundo que envió a Su único Hijo para que el que crea en El tenga vida eterna.
P. Jordi Rivero. 1990.

ALGUNOS DESAFÍOS A LOS QUE SE ENFRENTA HOY LA ESPERANZA CRISTIANA
        Queremos fijar ahora nuestra atención en algunos fenómenos particulares de nuestro tiempo que afectan a determinados contenidos concretos de la esperanza cristiana: el nuevo atractivo que parece presentar la idea de la reencarnación, opuesta en cuestiones fundamentales a la fe en la resurrección y en la vida eterna; los fenómenos del prometeísmo y del cinismo ético, que tienden a cegar en algunos de nuestros contemporáneos las verdaderas fuentes de la esperanza; el miedo a la libertad, que amenaza con despojar a la vida humana de su verdadero carácter de suprema decisión entre salvación y perdición; y la tendencia a ocultar o ignorar la muerte, que aparta la mirada de las gentes de su condición y destino últimos.
        La idea de la reencarnación es incompatible con la fe en la resurrección de la carne y con la antropología cristiana.
        Las encuestas sobre opiniones y creencias vigentes hoy en las sociedades occidentales coinciden en señalar el retorno de la idea de la reencarnación. Aparece con diversas variantes y adaptada a la mentalidad evolucionista moderna, pero, en todo caso, con la pretensión de ofrecer una respuesta más racional y válida que la fe cristiana en la resurrección o que cualquier otra forma de esperanza en la victoria sobre la muerte.
        Esta vuelta de antiquísimas ideas sobre la vida y el destino del hombre, rechazadas por la Iglesia como contrarias a su fe y a su esperanza, no deja también de ser ocasión para hacernos recapacitar.
        La vuelta de ideas reencarnacionistas es ocasión para recordar la sed de eternidad y la eventual necesidad de purificación postmortal
        Ante todo, hemos de pensar que si algunos de nuestros contemporáneos parecen dispuestos a aceptar de nuevo antiguas ideas que parecían ya superadas, es porque, hoy igual que ayer, el ser humano sigue estando necesitado de una respuesta a su pregunta por la brevedad y la precariedad de esta vida. La sed de eternidad, la convicción de que esta etapa mortal de la vida no puede ser la definitiva, está tan arraigada en el ser humano que, cuando las personas no se encuentran en la fe con Jesucristo, en quien la naturaleza humana ha sido realmente asumida en la vida eterna de Dios, se entregan a las promesas y a las propuestas con las que las modas pretenden saciar aquella sed. Por eso, el cultivo y el anuncio de nuestra fe en Jesucristo resucitado y en la vida eterna es una gozosa responsabilidad de cada uno de nosotros y de toda la Iglesia, que responde perfectamente -como acabamos de recordar- a la demanda de esperanza que se expresa también en el equivocado recurso de algunos de nuestros contemporáneos a la idea de la reencarnación.
        Además, también hay un elemento de verdad en la insistencia de ciertas ideas reencarnacionistas en que la brevedad de esta vida exige, a veces, una etapa ulterior de reparación o purificación. Es cierto que, en algunas corrientes neognósticas contemporáneas, las etapas y ciclos de la vida humana en diversos cuerpos son postuladas desde una mentalidad prometeica que apunta a una salvación autónoma del ser humano, entendida como un proceso, para cuyo desarrollo pleno no bastaría la unicidad improrrogable de una existencia temporal. No cabe duda de la incompatibilidad de esta mentalidad con la fe cristiana, pues en ella no hay lugar ni para la única mediación salvífica de Cristo, ni para la gracia que nos salva, ni para el peso real de eternidad que tienen las decisiones libres de los hombres.
        Sin embargo, estos mismos errores pueden ayudarnos a recapacitar sobre el lugar que ocupa en nuestro cultivo y anuncio de la fe en la vida eterna la doctrina de la Iglesia sobre la purificación posterior a la muerte, o del purgatorio. La existencia de una "eventual purificación previa a la visión de Dios" presupone, en efecto, que el curso de la vida mortal puede llegar a su término sin que sea posible alcanzar inmediatamente la plena comunión con Él. El justo experimenta entonces una purificación pasiva. No es él quien sigue activamente recomponiéndose en otra vida reencarnada, como piensan equivocadamente los modernos gnosticismos. Es la misma potencia del amor de Dios la que, al presentársele de una manera definitiva y suprema como "llama de amor viva", purifica a quien ha muerto en amistad con Él de todas las imperfecciones procedentes todavía del pecado.
        La "reencarnación" contradice el ser personal, "uno en cuerpo y alma", y la asunción de la carne resucitada.
        Las modernas ideas reencarnacionistas no dejan lugar para la gracia de Dios, la única capaz de redimir al pecador y de purificar al justo, porque son incompatibles de raíz con la fe en que el mundo y el hombre son creación de Dios en Cristo. El ser humano, en efecto, ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Por eso ni una ni mil "reencarnaciones" bastarían de por sí para conducirle a su plenitud. No es el esfuerzo por salvarse a sí mismo lo que plenifica al ser humano. Pues es Dios mismo, su vida eterna gratuitamente compartida con sus criaturas capaces de diálogo personal con él, la que constituye la verdadera plenitud del hombre.
        Y Dios llama a la comunión de vida con él no sólo a "una parte" del hombre, sino a su criatura entera, en su unidad indivisible.
        No es compatible con la antropología cristiana pensar que el ser humano consista propiamente en un alma migratoria que peregrina de cuerpo en cuerpo, llamada ella sola a la plenitud. Esta concepción comporta un desprecio de la realidad corporal creada por Dios en el espacio y en el tiempo: está lastrada por antiguas visiones dualistas del mundo que la Iglesia ha rechazado por comprometer la bondad de la única creación del único Dios. El ser humano existe más bien como "uno en cuerpo y alma", con un alma creada directamente por Dios, la cual es la forma sustancial y única de un cuerpo también creado bueno por Dios.
        En esta unidad creatural el hombre es imagen de Dios, interlocutor suyo para siempre, partícipe de su misma vida y libertad, y, por eso, persona.
        También la Iglesia habla del "alma" inmortal, para expresar que después de la muerte de cada hombre "subsiste el mismo "yo" humano, aun careciendo por el momento del complemento de su cuerpo". Pero este lenguaje, "indispensable para sostener la fe de los cristianos", no debe ser entendido nunca de manera dualista; ha de ir siempre unido a la proclamación de la fe en la resurrección de la carne, en la que se expresa en su plenitud la esperanza cristiana: todos "resucitarán con los propios cuerpos que ahora tienen". El cuerpo, la carne, es decir, la dimensión de la persona en el tiempo y el espacio que la relaciona con su entorno, con su mundo natural y social, también es creación de Dios, y también será transformado (cf. 1 Cor 15, 42-44) y asumido en la vida eterna de Dios (cf. 1 Cor 15, 53)23. Será "en el último día", cuando Dios lo sea todo en todos (cf. 1 Cor 15, 28). Cada ser humano, muerto en el Señor, aguarda de manera misteriosa, pero participando con su propio "yo" de la vida de Dios, ese momento de la glorificación de la creación entera en el Reino de Dios consumado (cf. Rom 8, 21ss) 24. Esta dimensión comunitaria y cósmica de la esperanza escatológica cristiana, que va unida a la fe en la resurrección de la carne, está también ausente del esquema de pensamiento reencarnacionista.
Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe. 26 de noviembre de 1995.

La Crítica a la Enseñanza Sobre la Reencarnación
        En lugar de la enseñanza cristiana sobre la salvación del hombre en Cristo, se difunde cada vez más la nociva teoría oculto-teosófica sobre la reencarnación. Según la versión antigua hindú, el alma después de la muerte pasa temporalmente al plano astral, de donde luego entra en otro cuerpo, por ejemplo: un vegetal, un insecto, un animal, u otro hombre. Aparentemente, sería justo agregar a la lista a los microbios y virus, que los antiguos hindúes desconocían. La clase de cuerpo en el cual va a encarnarse el alma, se define por la cantidad de "karma" — o sea, malas y buenas acciones que reunió en su vida anterior. Si el hombre hacía el bien, su alma pasará a un ser más desarrollado y noble; si vivía mal, su alma será castigada por el pasaje a un ser mas bajo. El proceso de la reencarnación se repite hasta que el alma no se libere totalmente del "karma," por la vía de perder todo interés en la vida y entonces se unirá con el absoluto (Brahma), o según el budismo, se disuelva en el "Nirvana."
        La enseñanza de la reencarnación afirma que así como hubo un tiempo en que el hombre no existía, llegará el tiempo en que no estará más. El hombre evolucionó desde los seres más bajos y primitivos, como las plantas o los peces, y se desarrollará hasta llegar a un superhombre. Por eso el hombre actual es un ser de transición. Se encuentra totalmente en el poder de las fuerzas cósmicas, que lo llevan hacia una meta incomprensible para él y lo traerán a un estado en el cual no quedará en él ya nada humano.
        A pesar de existir varias versiones de la teoría de la reencarnación, en el occidente la más popular es la "humanizada," según la cual, el alma humana pasa solo al cuerpo de otro hombre, más o menos noble pero no a formas de vida inferiores.
        La enseñanza sobre la reencarnación, es contraria a lo que dicen las Sagrada Escrituras sobre la naturaleza y el destino del hombre. Esta falsa teoría no tiene ninguna base objetiva a su favor y está construida enteramente sobre la fantasía. A pesar de esto, atrae adeptos, por un lado con la promesa de cierto tipo de "inmortalidad" del alma (en el sentido primitivo y pagano); por otro lado negando la existencia de un Juez Supremo sobre los hombres y el castigo en el infierno, libera al pecador del sentido de responsabilidad y del miedo de actuar mal. La consecuencia lógica de esta enseñanza es que si el hombre peca en ésta vida, en su siguiente reencarnación, podrá corregir las cosas. Después del número, no limitado, de reencarnaciones, cada hombre llegará al mismo fin que los demás hombres: la unión con el absoluto. La diferencia sólo reside en el número de los ciclos.
        Además esta teoría da la posibilidad de explicar y absolver cualquier pasión y hasta crimen del hombre. Por ej.: si un sodomita siente atracción por otros hombres, esto, evidentemente, sólo se debe al hecho de que en una de sus "vidas anteriores," era mujer. Si la esposa es infiel a su esposo, posiblemente es porque el amante era su esposo en alguna otra vida. Y así sigue.
        Dejando de lado que esta enseñanza es una completa e indemostrable patraña y a pesar de ser aparentemente atractiva, en realidad es horriblemente sombría. Primero, ¿qué es lo que reencarna después de la muerte del hombre? Es claro que no es el mismo alma, que nosotros identificamos con nuestro "yo." Nuestro "yo" se considera a sí mismo como un único e ininterrumpido ser durante toda nuestra vida. Nuestro "yo" aprende, acumula experiencia, desarrolla sus talentos y he aquí que todo ese bagaje conquistado con un gran esfuerzo, durante la muerte se borra y el hombre, en su nuevo cuerpo, debe comenzar a estudiar desde cero. En el momento de su encarnación, su conciencia es una hoja en blanco. Si el hombre sufre por su mala "Karma," recogida en su vida anterior, así él nunca podrá entender por qué es castigado, ya que no recuerda nada. Resulta que sufre el castigo por las acciones hechas por él en un estado inimputable - lo que es injusto e inaceptable en todo sistema legal y jurisprudencial.
        Además, si todos los hombres, tarde o temprano llegarán a una misma meta, ¿para qué entonces trabajar, tratar de desarrollar sus buenas cualidades, hacer el bien? ¿Y qué premio es disolverse en el nirvana, donde no hay ni pensamiento, ni sentir, ni voluntad? En la comprensión de la personalidad se chocan más agudamente las enseñanzas teosóficas acerca de la reencarnación con las enseñanzas cristianas acerca del hombre. La reencarnación elimina la personalidad.
        Según la teosofía, en la evolución cósmica, la personalidad es una formación transitoria y no representa un núcleo firme del hombre. En la reencarnación la personalidad no se conserva. Para la teosofía, el elemento firme que se conserva, no es la personalidad sino la individualidad, que se entiende evidentemente como un conjunto de algunas funciones y caracteres. La individualidad es una categoría de naturaleza biológica, generado por el proceso evolutivo. Resulta de todo esto, que el hombre, en su destino, está definido por las fuerzas cósmicas.
        La teoría de la reencarnación en esencia no resuelve el problema de la inmortalidad, ya que la memoria de las vidas previas, no se conserva, lo que es imprescindible para la unidad de la personalidad. El reencarnado, resulta ser un hombre distinto y puede hasta no ser hombre sino alguna otra cosa. El concepto de la teosofía es enemigo de la personalidad y por consiguiente, del hombre. El dios teosófico es impersonal, igual que el hombre. La deidad, el hombre y la naturaleza, son distintas formas del absoluto.
        El cristianismo afirma exactamente lo contrario. La más estable y la heredera de la eternidad es la personalidad. Está creada por Dios y lleva en sí la imagen y semejanza Divinas. La personalidad no es producto de la evolución cósmica y no se descompone ni diluye. En esto radica la enorme ventaja del cristianismo sobre la teosofía. Según las enseñanzas cristianas, el hombre puede perfeccionarse continuamente, puede entrar en contacto con Dios y parecerse en cierto modo a Él, conservando siempre su naturaleza humana. El hombre no proviene de las esferas inferiores de la vida cósmica. Él fue creado por un Dios personal y en esto se asemeja a Él. Por eso, el hombre está destinado para la vida consciente eterna.
        La teoría de la reencarnación choca con el concepto cristiano de la redención. Esto se ve, con toda claridad, en el ejemplo del sabio malhechor, quien en un instante, el de su conversión a Cristo, hereda el Reino de los Cielos (pasando por alto el "karma" hindú). La redención realizada por Cristo, libera al hombre de los procesos cósmicos, y el poder del destino. Por la fuerza de la Gracia, da lo que no puede dar, ofrecido por la teosofía, el interminable cíclico vagar por los corredores cósmicos.
        Los relatos de la vida después de la muerte son valiosos por el hecho de destruir completamente la teoría oculta sobre la reencarnación. Efectivamente, en todos los casos, documentados por los médicos-reanimadores, el alma después de la muerte sigue identificándose con aquella que vivió en el cuerpo hasta la muerte. Si ella deseaba volver al mundo anterior, era sólo para terminar su misión no concluida. Encontrándose con las almas de sus parientes muertos, el alma reconocía en ellos las personalidades vivas y ellos a su vez, la reconocían a ella. En todos los casos las almas de los muertos conservaban su "yo" formado.
        De esta manera, negando la conservación de la personalidad, la teoría de la reencarnación niega la inmortalidad y en general transforma al hombre en un juguete de los procesos cósmicos ciegos. Esta teoría es tan falsa como pesimista.
        ¡Pero Cristo resucitó! Con Su fuerza nosotros nos levantaremos con nuestros cuerpos renovados, para una vida consciente y eterna.
Gloria a Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Obispo Alexander Mileant.

No hay absolutamente nada en las Escrituras que apoyen en modo alguno la noción de la reencarnación. En este caso no se trataba de que las personas creyesen que los antiguos profetas hubieran aparecido bajo una nueva forma. Pensaban que eran los mismos que habían regresado, no que fuesen una reencarnación, sino el que apareciesen de nuevo aquellas mismas personas que habían vivido cientos de años antes. Por lo tanto, este relato no apoya la idea de la reencarnación. Me atrevo a decir que la reencarnación es una de esas "doctrinas de los demonios" acerca de la cual habló Pablo, enseñada por los espíritus mentirosos que engañan a los hombres y hacen que crean en esa clase de cosas a fin de controlarles.
Ray C. Stedman.

El 25% de la población en Europa Central cree en la reencarnación. Desde hace unas décadas, la doctrina de la reencarnación se ha difundido en todo el mundo occidental porque es bastante atractiva para una mentalidad que se niega a considerar algo como definitivo. Si cambiamos, cada vez con más facilidad, el lugar donde vivimos, la profesión que tenemos, el matrimonio y otras promesas, ¿por qué no considerar también la propia vida como provisional? De esta manera no tenemos que tomarnos las cosas demasiado en serio, y se puede aplazar la decisión a favor o en contra de Dios. Siempre queda una puerta abierta, siempre existe la ocasión de intentarlo de nuevo. La fe cristiana contiene respuestas más liberadoras acerca de las preguntas existenciales del hombre sobre el "más allá". No hace falta un inquieto vagabundear de las "almas separadas", porque Dios puede hacernos felices en un solo instante y nos promete una resurrección en cuerpo y alma. Si es verdad que esperamos una salvación total y completa, la alcanzaremos sólo para el alma y el cuerpo a la vez.
Jutta Burggraf, teóloga alemana de la Universidad de Navarra.

La enseñanza budista acerca del traslado de las almas (reencarnación) contradice a la doctrina cristiana, (la cual enseña que el alma en combinación con el cuerpo constituye la única naturaleza humana). En el momento de la muerte el alma se separa temporalmente de su cuerpo, para unirse luego con el mismo en el momento de la resurrección, ya para la eternidad.
Bishop Alexander (Mileant) Obispo.

La Reencarnación no está condenada por la Iglesia y de ninguna manera su creencia entra en conflicto con ninguno de los dogmas católicos.
Arzobispo Passarelli (1820-1897).

II

Un científico debe buscar racionales explicaciones a un hecho, pues bien, la Ciencia carece de elementos para fundamentar el rechazo o la aceptación de la reencarnación. Todo lo que está más allá de la racional por carecer de explicación tiende a ser rechazado y descalificado por el paradigma, tanto sea en el ámbito filosófico, científico o religioso. Pero no en todos y son los pensadores desligados del modelo de pensamiento clásico quienes de manera transpersonal otorgan  los argumentos racionales más convincentes para destacar que sí hay Reencarnación.

Un día, cuando el Maestro cristiano se aproxima a esa ciudad, según refiere el Evangelio, hizo a sus discípulos una pregunta de tal importancia, que si las generaciones siguientes hubieran comprendido su significado real, toda la historia religiosa de la civilización occidental se habría transformado: "¿Quién dicen que soy yo"?
Mateo 16: 13, 14. Lucas 9: 18, 19.
Irving S. Cooper.

        Cuando el emperador Constantino declara al cristianismo como religión oficial de Roma trescientos años después de Jesucristo, fusiona a la Iglesia con el Estado y la convierte en un instrumento del poder político y desde entonces hasta nuestros días, con algunas excepciones, el poder y la riqueza mantienen desvirtuada la palabra de Dios. Satisfecho el Estado, permite a la Iglesia dejar de pagar impuestos.
        Trescientos años más tarde, en el Segundo Concilio de Constantinopla, se consolida el "pacto" con el poder político y se proclama a la Iglesia como la única puerta para entrar al cielo. Se suprime del cristianismo la idea de la reencarnación por herética y con el objeto de monopolizar el poder divino en la tierra se desaloja a Dios de su principal templo: el corazón humano, para situarlo en regiones celestiales inaccesibles al común de los mortales si no es con el visto bueno de la iglesia o del poder político.
Guillermo Antonio Pérez Leiva. Managua, Nicaragua.

        Si quieres a Cristo, tienes que trascender el cristianismo. Si te aferras demasiado al cristianismo, no te será posible entender a Cristo. Cristo está más allá de todas las iglesias. Cristo es el principio mismo de la religión. En Cristo se cumplen todas las aspiraciones de la humanidad.
        No es tan sólo una coincidencia el hecho de que el nacimiento de Jesús se haya convertido en la fecha más importante de la historia. Tiene que ser así. Antes de Cristo, un mundo; después de Cristo, ha existido un mundo totalmente diferente, una demarcación en la consciencia del hombre. Hay tantos calendarios, tantas formas; pero el calendario que se basa en Cristo es el más importante. Con él, algo ha cambiado en el hombre. Buda es hermoso, magnífico, pero no de este mundo; Krishna es adorable, pero aún así falta el puente. Cristo es el puente.
Bhagwan Shree Rajneesh.

Probablemente no hay otro pensamiento que, por sí solo, pueda efectuar una revolución tan completa en el concepto que se forma el hombre de la vida como el de la Reencarnación. Porque en vez de ver reducida su existencia al promedio del breve lapso de unos setenta años vividos sobre la Tierra, y luego... cuando más, una incógnita..., se abre ante la vista humana una amplísima perspectiva de existencia consciente que se extiende desde las brumosas regiones de un remotísimo pasado hasta un distante y siempre más grandioso futuro, para perderse en el esplendor sin límites de la gloria que habrá de coronar el esfuerzo final y magnífico de muchísimas vidas.
Norman Pearson.

        Lo que parece extraño es que la Reencarnación fuera también conocida por las tribus de indios pieles rojas del continente americano. Desde Alaska hasta el Perú, entre los Esquimales, los Sioux, los Zunis y sobre todo los Incas, esa doctrina era enseñada por los sacerdotes y aceptada por las tribus. Ni siquiera la desconocen los indígenas de las islas Hawai, de Australia, y de las islas de los mares del Sud; pero es en Oriente donde la idea de la Reencarnación se halla más difundida y donde ha ejercido mayor influencia.
        Si en realidad hay almas y ellas nacen iguales ¿por qué existe este favoritismo? ¿Por qué un niño que acaba de nacer está condenado de antemano a una vida de miseria y privaciones, mientras que otro está destinado a una vida feliz en la que podrá realizar diversas experiencias? ¿Se puede encontrar en esto la prueba del amor de Dios, de su misericordia y su justicia? ¿Por qué las ocasiones ofrecidas a los hombres son de tal modo desiguales?
        Hace falta una llave que pueda abrir todas estas puertas, devolver la realidad a la vida del espíritu, fortalecer la fe vacilante en la bondad de Dios y en el objeto de la vida. Esta llave es la idea de la Reencarnación.
Irving S. Cooper.

        Al descartar la doctrina de la reencarnación sin la debida consideración y estudio, el cristiano tendrá invariablemente serias dificultades para explicar las obvias injusticias observadas entre los seis mil millones de habitantes del planeta, un mundo donde  el ciego de nacimiento camina entre personas con una vista inmejorable, donde la exagerada riqueza coexiste con la pobreza más abyecta, donde la belleza física va lado a lado con la fealdad e incluso la deformidad, donde la abundancia y variedad de comida en ciertos países contrasta con el hambre de otros, donde las espléndidas oportunidades de algunos  parecen negadas a otros, etc.
        Descartar la Reencarnación como una doctrina sin valor, nos pone en una posición difícil cuando se trata de explicar la aparente ausencia de Justicia Divina. Porque si en verdad la gente no ha vivido antes  y cada  alma es creada con el nacimiento del cuerpo, ¿cómo reconciliar las diferencias antes mencionadas  con la infinita justicia y poder atribuidos a Dios, para no mencionar su Amor? Claramente, a un Padre Celestial infinitamente sabio y amante, de infinito poder, como el que se nos presenta en el cristianismo, no se le puede responsabilizar por semejantes cosas. Más aún, si Dios es de hecho un ser que todo lo puede, resulta inconcebible que semejante ser rehúse corregir tales anomalías. No hace falta un estudio muy detallado de la doctrina de "una sola vida para ser vivida" para observar su total ausencia de lógica cuando se trata de la existencia humana. Porque un ser Infinitamente Perfecto no puede, por definición, crear seres imperfectos, sin embargo sabemos perfectamente que como habitantes de este mundo  estamos llenos de imperfecciones de todo tipo, imperfecciones que exhibimos desde el mismo momento en que nacemos.
Enrique Renard.

Los orientales consideran la vida como una sola página de un libro, mientras que los occidentales la toman como el libro entero. Desde el punto de vista oriental, morir equivale a llegar al final de una página y volver la hoja; en el concepto occidental, vivir es leer todo el libro una sola vez y llegar a su fin. El cristianismo y otras religiones enseñan que, según vivamos o leamos nuestro libro, el destino quedará determinado de una vez para siempre. Las religiones orientales, por el contrario, consideran que la vida humana es sólo una página, un acto de un drama sin final.
Coudenhove-Kalergi.

Las circunstancias actuales están obligando a la escatología contemporánea a ocuparse de un tema que durante mucho tiempo había desaparecido de su horizonte existencial. Sorprendentemente para ella, la esperanza en la resurrección de los muertos parece perder atractividad, mientras crecen los adeptos de la reencarnación. Es un fenómeno que urge a la reflexión sobre los propios contenidos de la fe cristiana y sobre los caminos más adecuados para hacerla plausible, comunicable y atrayente. En la oferta contemporánea de los diversos modelos de esperanza resulta inevitable y beneficiosa la confrontación con las creencias reencarnacionistas. Entre ambas se da una divergencia radical de fondo, difícilmente superable, a pesar de que profesen comúnmente la fe en una vida postmortal. Pero no solamente hay una vida después de la muerte, hay también una vida antes de la muerte. Y aquí, en la praxis premortal de la esperanza, es donde se decidirá seguramente el debate actual entre los diversos modelos que se hallan ahora en concurrencia. Con razón dice Greshake: "El debate ha de llevarse a cabo también con argumentos, es cierto. Pero, en último término, no se decidirá en las discusiones teóricas..., sino al menos igualmente en la solidez y en la fuerza de convicción de la praxis de la esperanza".
Santiago del Cura Elena.

Nuestra alma es enviada por los dioses a un cuerpo y luego a otro.
Georgius Gemistus.

Desde otro punto de vista, no obstante, el cambio es muy importante. Tanto como el que puede simbolizar el sincretismo de un católico que cree en la reencarnación, el de un protestante que le rinde culto a la Pompa Gira, o el de un judío pidiéndole favores a San Jorge.
Felipe Arocena

        Unos prometen para el Más Allá una existencia eterna, infinitamente feliz o desgraciada según el comportamiento que el individuo haya tenido en esta vida (léase, según su grado de sumisión y obediencia a las normas establecidas por los teólogos y moralistas de la clase sacerdotal o política).
        Las religiones de nación - sigo el esquema de Mircea Eliade, que me parece uno de los mejores hallazgos para determinar la naturaleza antropológica de las creencias - obligan a sus fieles a asumir un Bien consistente en cumplir a rajatabla con los principios básicos de la autoridad que gobierna. Bueno, por lo tanto, será todo aquello que beneficie la estabilidad autoritaria de la minoría dominante (espiritual o política) y el premio de ultratumba lo recibirán, teóricamente, aquellos que se muestren más sumisos a ella, o quienes mueren o maten por defenderla y, en resumen, quienes no cuestionen ese poder ni pongan en entredicho su intocable derecho a dirigir los destinos del pueblo, echando mano de la presunta voluntad del ser divino al que se adora por decreto.
        Las religiones de Salvación, que oficialmente pretenden homologar a toda la Humanidad a través de un hermanamiento artificioso, ajeno a los orígenes, culturas y costumbres de los pueblos que conforman el colectivo de creyentes, no han hecho más que universalizar la dictadura de las divinidades de turno y extender sus ansias de poder sobre unas masas de fieles más heterogéneas, a menudo, sin más nexos culturales que su condición de criaturas humanas. Pero, en su turno de promesas y de premios y castigos, siguen apostando por un más Allá ajeno al tiempo y, sobre todo, a la Tierra, donde gozarán o penarán eternamente los individuos, según hayan cumplido con o se hayan rebelado contra los dictámenes morales emanados del poder que los convirtió en código, con el único fin de controlar a la masa unidos por la creencia común.
Juan G. Atienza.

Nunca Dios ha de castigar eternamente... pero ¿Acaso sería justo, pues, que tuviesen el mismo premio una persona infinitamente bondadosa y otra infinitamente malévola? Si, en principio, asumimos la idea de la condenación y de la salvación eterna (que no admito), no sería justo que una persona mala tuviese un mismo premio que una buena y, como se ha visto en gran cantidad de religiones, el malo se condenará eternamente y el bueno se salvará eternamente. Pero volvamos al principio. Si Dios es nuestro padre, y por lo tanto nos ama, sería incapaz de castigar eternamente al malvado... pero al mismo tiempo sería injusto que alcanzase el mismo premio que el bueno.... ¿Que explicación encontramos? Muy simple, Dios concederá una nueva oportunidad al malvado para que se vaya mejorando. Si Dios nos ama, nunca nos negaría una segunda (tercera, cuarta....) oportunidad de ser buenos... ES DECIR, LA REENCARNACIÓN. Tras haber dado con la conclusión de que la reencarnación existe y de haber eliminado el castigo divino por ser inconsistente, llega la primera duda. ¿A dónde nos llevaría esta reencarnación?. Sin duda, hemos admitido que Dios es capaz de darnos nuevas oportunidades... pero ¿Para qué?. Ni más ni menos que para que APRENDAMOS A AMAR. Pues como bien dice Jesús, su reino es el reino del amor. Aprender a amar. ¿Y que conseguimos aprendiendo a amar?. Pues seremos más perfectos. ¿Y que conseguiremos siendo más perfectos?. Sin duda, alcanzar el máximo nivel de perfección. ¿Y cual es el máximo nivel de perfección?. Ser Dios. Y si Dios nos ha creado y volvemos a él, todo resulta ser un ciclo. Dios, se ha dividido en pequeños trocitos, todos ellos, podríamos denominarlos “imperfectos”, y todo consiste en recuperar la noción de divinidad y volver a unirse a lo único... a Dios. "Todo padre desea que sus hijos sean al menos como él". Y si Dios lo es todo, nuestro verdadero fin es ser una parte del todo. Por lo tanto debemos aprender a conocernos, para asumir este gran regalo divino y acabar siendo parte del mismo Dios.
Raúl Argente Lázaro.

        Hay una ley en la naturaleza según la cual un día (si no es en esta encarnación será en la siguiente), todos los que os perjudicaron, hirieron u os traicionaron, deberán buscaros para reparar sus faltas. Entonces puede ocurrir que, intuyendo que son vuestros antiguos enemigos, vosotros queráis apartarlos. No importa, ellos seguirán a vuestro lado, ofreciendo sus servicios. Porque la ley es así. Y así ha ocurrido con muchísima frecuencia. Como veis, pues, a todos los que os han hecho daño y a quienes vosotros habéis respondido con el perdón, la ley cósmica les obligará (quieran ellos o no, su opinión no cuenta) a reparar los daños que os hubiesen causado.
        Se encuentra en la vida seres en buena salud, bellos inteligentes, ricos, que se benefician de las mejores condiciones y  logran todo lo que emprenden, y otros que al contrario tan desheredados que, hagan lo que hagan, van de fracaso en fracaso. ¿Cuál es el origen de esa desigualdad de condiciones? Muchas personas son choqueadas porque esto parece ser una verdadera injusticia del destino.
        Si ustedes interrogan los científicos sobre la razón de estas desigualdades, la mayoría les dirán que son el producto del azar. Y si van a ver a los sacerdotes, los pastores, ellos des responderán que es la voluntad de Dios. A veces ellos hablan también de la predestinación y de la gracia, pero esto no hace sino, que agregar una injusticia más. De todas maneras, "es la voluntad de Dios", lo que no es muy diferente que decir "es el azar".
        Pero analicemos esta respuesta de los religiosos. El Señor da todo a unos y nada a los otros, no se sabe por qué, pero es así. Y eso no es todo, ya que después, Él se pone furioso, se siente ofendido, cuando aquellos a quienes no les ha dado ni buenas cualidades ni buenas condiciones, son malos, estúpidos y cometen crímenes. Y Él los castiga. Puesto que Él es todopoderoso, Él tiene el poder de hacer de ellos seres magníficos; pero no lo hace. Entonces, no solamente es culpa de Él, si ellos cometen crímenes, sino que además ¡Él los castiga a causa de sus crímenes!; Por eso es que mucha gente se indigna.
        No, en realidad hay una explicación a todas las injusticias aparentes de la vida: es la ley de la reencarnación. Y la Iglesia no se ha dado cuenta que negando esta ley, ella ha presentado al Señor como un verdadero monstruo.
Omraam Mikhael Aivanhov.

        Cuando, finalmente, en el siglo IV el poder político claudica ante el cristianismo con aquella historia de los sueños de Constantino, lo hace con determinadas condiciones. El emperador convirtió al cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano pero no sin suprimir las referencias del Nuevo Testamento a la reencarnación. Esa doctrina, defendida hasta entonces por diferentes padres de la Iglesia, entrañaba una seria amenaza ya que si los ciudadanos no temían morir, al poder mejorar en otras vidas, serían menos fácilmente obedientes a las leyes y ordenes del emperador.
        Cuando, finalmente, en el siglo VI la Iglesia claudica ante el poder el II Concilio de Constantinopla, aceptando los planteamientos de Constantino, declara herejía la creencia en la reencarnación, pensando seguramente que si los cristianos tenían demasiado tiempo, vida tras vida, para alcanzar la salvación, no se apresurarían a obedecer a una institución que gozaba día tras día de más y más poder.
J. M. De la Villa Merchán. Psiquiatra.

Cada individuo es exactamente lo que él se ha ganado el derecho de ser, lo rodea aquella felicidad cuyos derechos ha adquirido en el pasado. Se enfrenta en la actualidad con las deudas contraídas en la anterior vida y que hoy le salen al encuentro. La infelicidad es el resultado del sufrimiento infligido a otros en la vida anterior y que antes de nacer aceptó reparar. El hombre es el resultado de su pasado y será el fruto de su presente. Si quieres conocer el pasado, mira tu vida presente. Si quieres conocer el futuro, mira tu vida presente.
Buda.

Necesitamos muchas vidas, revestirnos de múltiples cuerpos, nacer y morir y volver a nacer muchas veces para llegar al fin último de la perfección que es el que los dioses nos reservan. Esta ley de vidas sucesivas da la adecuada explicación a todas las desiguales manifestaciones de nuestra existencia.
Pitágoras.

Como mínimo, setenta por cien de los hombres del planeta son reencarnacionistas convencidos y asumidos. Budistas, Xintoístas, Indianos, los antiguos egipcios que momificaban a los cadáveres para que volvesen a viver. Además de estos, también aquí en Brasil, el mayor pais católico del mundo, las estadísticas muestran que alrededor de ochenta por cien de las personas creen en la continuidad de la vida y en la reencarnación.  Creer en la reencarnación no es aceptar un dogma, sino que demostrar juicio. Es la única explicación para las desigualdades entre los hombres, sin dudar de la justicia de Dios.
Octávio Caúmo Serrano

Decir que no tenemos más que una sola vida aquí, habiendo semejantes posibilidades puestas delante de nosotros que no es posible desarrollar, es interpretar al Universo y a la vida como una enorme y cruel broma.
William Q. Judge.

La reencarnación es un proceso cíclico de vida, muerte y renacimiento. Esta teoría presenta una renovación continua del individuo, ya que cada vez que el alma regresa al mundo físico, regresa con un motivo en particular. Durante ese proceso nuestra alma busca alcanzar la perfección, enmendando errores o llevando a cabo metas que no pudo realizar en otras vidas.
Yagel Rainbow Moon

        El alma del hombre es como el agua. Viene del cielo, se eleva hacia el cielo y vuelve después a la tierra, en un eterno ciclo. Estoy seguro de que he estado aquí, tal como estoy ahora, mil veces antes, y espero regresar otras mil veces más.
        Mientras no seas consciente de la ley infinita del morir y volver a ser, eres meramente un vago invitado en un mundo oscuro.
Goethe.

        La duración de la vida sobre la Tierra es un factor personal, y sucede lo mismo con la duración del tiempo que pasa antes de volver de nuevo a la Tierra, que es también un factor personal, dependiente de un gran número de circunstancias.
        En realidad, ¿qué es lo que dice ese famoso Concilio de Constantinopla, sobre el cual ciertos autores se apoyan para demoler, no la metempsicosis, que no se ha puesto en duda en Occidente, sino la teoría de la reencarnación? Este concilio ha condenado, el año 503, algunas proposiciones de Orígenes, entre otras, y en primer lugar, la que dice en latín: "Si alguien dice, o piensa, que las almas de los hombres preexisten y que han sido anteriormente espíritus y virtudes (potencias santas), y que han obtenido hartura de la contemplación divina; que se han pervertido y que en consecuencia el amor de Dios se ha enfriado en ellos,  a causa de lo que se les ha llamado almas (soplos), y que han sido enviadas en cuerpos como castigo: que sea declarado anatema". Los antiguos reencarnacionistas cristianos no pretenden que suceda por cansancio de la contemplación divina, por enfriamiento del amor de Dios el que las almas vengan a la tierra, sino que, por el contrario, aseguran que su vuelta ha sido por castigo. Dicen que la existencia terrena nos ha sido impuesta para evolucionar y llegar a hacernos dueños de la materia de la que Adán, por su caída, nos hizo esclavos.
Dr. Gerard Encausse (Papus).

Así, a la luz de la reencarnación, podemos representar a la humanidad como ascendiendo por una inmensa escala, cuya parte inferior emerge del oscuro principio de todas las cosas y cuyo término va a perderse en la Gloria de Dios. No conocemos la longitud de la escala, pero eso no tiene importancia. Lo que importa es comprender que en la hora presente estamos en uno de los peldaños, y que nuestro lugar en la procesión señala exactamente el grado de nuestro desarrollo.
Irving S. Cooper.

Después de la muerte los seres humanos pasan a través de ciertos mundos mentales y vitales, o por ciertos estados psicológicos que son el resultado de su naturaleza y de su actitud ante la vida; posteriormente van al mundo psíquico, donde permanecen cierto tiempo y retornan después a la Tierra.
Sri Aurobindo.

Podía imaginarme perfectamente que tal vez había vivido en siglos anteriores y me había hecho preguntas que todavía no era capaz de responder; que tenía que volver a nacer porque no había cumplido la tarea que se me había asignado.
Carl Gustav Jung.

Generalmente reencarnamos para estar juntos a quienes debemos estar. La reencarnación es un hecho, pero no tratemos de buscarle la lógica humana... antiguamente se pensaba que la Tierra era plana porque los hombres de ciencia de la época de Cristóbal Colón decían que no era lógico que la Tierra fuera redonda porque los que estaban abajo se iban a caer... por supuesto, no se conocía la Ley de la Gravedad. Asimismo tenemos las ilusiones ópticas que nos están engañando constantemente. Pero es más, la reencarnación, además de ser un proceso espiritual que siempre se ha creído en todas las grandes religiones y filosofías (los antiguos egipcios, los filósofos griegos, los budistas, hinduistas, teósofos, inclusive los cristianos ya que hasta el siglo III de Nuestra Era los cristianos creían en la Reencarnación, pero cuando la Iglesia se hizo oficial en Roma se promulgaron nuevas bulas papales condenándola porque el poder religioso de esa época pensaba que si se creía en la Reencarnación entonces iban a perder el poder que tenía la Iglesia de ser la única que podía perdonar pecados y asustar a todos con un infierno eterno.
Sitio Hispano. 28 de Marzo del 2002.

Donde estamos los siglos son como segundos, y después de vivir mil vidas, nuestros ojos empiezan a abrirse.
Eugene O Neill.

La única teoría sobre el genio que acepta los hechos científicos, como la herencia, y también explica lo que es el genio, procede de la concepción de la Reencarnación.
Jinarajadasa.

La idea de la reencarnación explica de forma muy reconfortante la realidad, permitiendo con ello que el pensamiento hindú venza aquellas dificultades que dejan paralizados a los pensadores europeos. De joven fui un estúpido. Aprendí alemán, francés, latín, griego y hebreo, pero nada de inglés. En mi próxima encarnación el inglés será mi primer idioma.
Dr. Albert Schweitzer.

¡Yace mi niño en la tumba y no estoy a su lado! Oye de nuevo la amada voz del difunto en boca del bebé que ahora tiene en sus brazos: "Soy yo, ¡pero no lo digas!", susurra mirándola a los ojos.
Víctor Hugo.

Creo que cuando alguien muere su alma regresa a la tierra. Con miembros más robustos y un cerebro más brillante la vieja alma emprende de nuevo su camino.
John Masefield.

Nada muere; los hombres fingen estar muertos y tienen que aguardar la parodia de sus funerales y afligidas necrologías, y ahí están, de pie, mirando por la ventana, sanos y salvos, con un nuevo y extraño disfraz.
Emerson.

Aunque puede que no sea un rey en mi vida futura, mucho mejor para mí: Seguiré llevando una vida activa y además no sufriré tanta ingratitud.
Federico el Grande.

Mi doctrina es: Vive de tal modo que llegues a desear vivir otra vez, ése es tu deber, ¡porque revivirás de todas maneras!
Nietsche.

Sé  que soy inmortal. No hay duda de que muchas veces he muerto en el pasado. Me río de lo que llamáis extinción y conozco la amplitud del tiempo.
Walt Whittman.

Qué interesante sería conocer la historia de las experiencias en esta vida de un hombre que se suicidó en su vida anterior; cómo tropieza ahora con las mismas exigencias que se le habían presentado anteriormente, hasta que llega a comprender que debe satisfacerlas. Los hechos de una vida previa encauzan la vida presente.
Tolstói.

Tú que eres joven y te crees olvidado de los dioses, sabe que si te vuelves peor te reunirás con las almas inferiores, y que si te haces mejor te reunirás con las superiores, y que en la sucesión de vidas y muertes te tocará padecer lo que te corresponde a manos de tus iguales. Esta es la justicia del cielo.
Platón.

Como creo en la teoría del renacimiento, vivo con la esperanza de que, si no en esta vida, en alguna otra podré abrazar con amor a toda la humanidad.
Mohandas Gandhi.

Léeme, OH lector, si en mi encuentras deleite, porque raras veces regresaré de nuevo a este mundo.
Leonardo Da Vinci.

No es más sorprendente haber nacido dos veces que una sola; en la naturaleza todo es resurrección.
Voltaire.

Estoy convencido de que, en una forma u otra, existiré siempre; y a pesar de todos los inconvenientes que conlleva la vida humana, no pondré reparos a una nueva edición de la mía, esperando, sin embargo, que los errores de la última puedan ser corregidos.
Benjamín Franklin.

El hombre  muere y renace hombre, puede revivir más de una vez en esta Tierra y haber dado una vuelta en la vida reiterada, lo que trae consigo castigos y recompensas temporales, y otra vuelta, que justifica esperanzas de recompensas eternas. El alma debe volver con frecuencia para adquirir nuevos conocimientos y capacidad; pero puede también llevar consigo tantas adquisiciones, que no convenga que vuelva al mundo. El hombre se olvida, en verdad, de haber estado antes en este mundo. Pero esto es saludable, porque el recuerdo de la vida anterior no había de traer más que desgraciados modos de obrar. Por lo demás, no ocurre al alma olvidar para siempre, puesto que le basta olvidar temporalmente.
Lessing.

Si un asiático me pidiese una definición de Europa, me vería obligado a contestarle lo siguiente: Es aquella parte del mundo en la cual prevalece la increíble falacia de que el hombre fue creado de la nada y que su nacimiento actual constituye su primera entrada a la vida.
Shopenhauer.

Después de la muerte todos nuestros pensamientos y representaciones mentales aparecen como un grandioso panorama delante del alma. La vida entre la muerte y el nuevo nacimiento es tan rica y variada como la vida entre el nacimiento y la muerte.
Rudolf Steiner.

Pues la Reencarnación afirma que los hombres nacen iguales y ésta afirmación me parece estar más de acuerdo con los hechos.
Alban Widgery.

Yo sí creo que la doctrina de la Reencarnación es de suficiente interés para merecer bastante más atención de parte de los investigadores de los fenómenos psíquicos y de aquellos filósofos que se ocupan de la naturaleza y destino de los seres humanos. La teoría de la Reencarnación proporciona una motivación razonable para obrar correctamente.
Broad.

Llevó diez millones de años a la naturaleza hacer el Gran Cañón. No puedo creer que tome sólo setenta a ochenta años hacer el alma de un individuo.
Dr. Morris Natherton.

Cada vez que nos quejamos de nuestro destino en la Tierra y de la mala suerte, estamos quejándonos de nuestra propia elección, porque nosotros hemos elegido lo que tenemos y es lo que merecemos.
Stewart C. Easton.

        Por otro lado, en las milenarias sepulturas paleolíticas, nada impide que la posición curvada del muerto, lejos de indicar el miedo a los "cadáveres vivos" (miedo arraigado en algunos pueblos), signifique, por el contrario, la esperanza de un "renacimiento"; se conocen, en efecto, varios casos de inhumación intencional en posición fetal.
        A la luz de los antiguos mitologemas descifrados, la vida aparece proviniendo de otra parte, de lejos; es divina en el sentido de ser obra de dioses o de seres sobrenaturales.
Mircea Eliade.

El hombre se halla dentro de un cuerpo porque a lo largo de su existencia allega experiencias sensorias que sólo se pueden conseguir a través de un organismo físico humano. Tan pronto se encuentra libre de tales deseos, la reencarnación cesa.
Hermes Trismegisto.

Aún San Pablo expresa la teoría de la reencarnación en sus epístolas en las cuales relata los casos de Jacob y Esau, diciendo que el Señor amó a uno y odió al otro antes de que estos nacieran. Obviamente, el Señor no puede amar u odiar una cosa que no existe, por lo tanto implica que Jacob y Esau en vidas previas fueron respectivamente bueno y malo, desde luego el Señor, o karma, amó uno y odió al otro antes de su nacimiento como Jacob y Esau. En este caso, Pablo se refiere al mismo acontecimiento de que habla también Malachi, el profeta mayor, en perfecta sintonía con la idea prevaleciente. Después de Pablo y los discípulos, aparecieron los primeros padres de la iglesia y muchos de ellos enseñaron lo mismo. Orígenes fue el más grande, impartió la doctrina en modo específico y a causa de la influencia de sus ideas, el Concilio de Constantinopla, 500 años después de Jesús, creyó oportuno condenar la doctrina como deletérea. Esta condena funcionó porque los padres eran seres ignorantes, la mayoría eran gentiles y no les interesaban las doctrinas antiguas, aún la obviaban. Por lo tanto, la doctrina de la reencarnación desapareció de las enseñanzas públicas y al final desvaneció para el mundo occidental. Pero debe ser resucitada porque era unas de las creencias del fundador, ofrece una base permanente y poderosa para la ética y es en realidad la doctrina teosófica más importante.
William Brehon.

El descubrimiento de la Reencarnación me trajo la paz; me gustaría comunicar a los demás la tranquilidad que da el poder ver lo larga que es la vida.
Henry Ford.

Tal vez yo vea en la Biblia la reencarnación que no hay, pero tal vez vosotros suprimáis la que hay. El concepto de la reencarnación sólo le es útil a alguien si al conocerlo lo hace ser mejor persona.
Edgard Cayce.

Durante años la teoría de la reencarnación resultó una pesadilla para mí e hice todo lo posible por desecharla y hasta discutí con mis pacientes en trance diciendo que hablaban de tonterías. Pero pasaban los años y todos los sujetos me contaban la misma historia, aunque tuvieran creencias diferentes. Ahora, después de haber estudiado más de mil casos, debo admitir que existe algo llamado reencarnación.
Dr. Cannon.

Todos volvemos, esto es lo que realmente da sentido a la vida, y no debe crear el problema de la diferencia insignificante sobre si recordamos o no nuestra vida anterior en una nueva reencarnación. Lo que cuenta no es el individuo ni su bienestar, sino la aspiración hacia lo perfecto y lo puro que prevalece en cada reencarnación.
Gustav Mahler.

Nace un individuo dentro de una familia que le imparte desde la cuna una buena educación moral y ambiente de elevados ideales, mientras otro abre los ojos a un mundo mezquino dónde se le enseña desde la infancia a mentir y robar. ¿Sería justo exigir lo mismo de ambos? ¿Es justo recompensar (eternamente) al uno por vivir honestamente cuando ha sido colocado en un ambiente tal que difícilmente podría dejar de hacerlo, o castigar al otro (eternamente) que se encuentra en condiciones tan adversas que apenas puede tener una vaga noción de lo que constituye la moralidad? ¿Podemos acaso conformarnos con que se nos diga con un devoto golpe de pecho, que "esto es la voluntad de Dios" ?. Debe haber una clave y esta clave sólo la puede ofrecer la teoría de las existencias múltiples y la ley de consecuencias. Todos, hasta los seres más abyectos somos criaturas de Dios, hechuras del mismo barro destinadas a reflejar algún día los destellos de un mismo Sol.
Emilio Guzmán.

Las leyes de la Reencarnación y el Karma hacen posible el constante progreso de todas las criaturas vivientes. No sólo crece el hombre, sino que los árboles, piedras y estrellas crecen con él. Todos se manifiestan conjuntamente, toda la vida crece en el espacio y hacia el espacio.
Manly P. Hall.

Los que, apegados a la forma, cometen malas acciones, habrán de pasar necesariamente por varias encarnaciones.
Huang Po.

Durante la época de Jesús, los fariseos enseñaban una doctrina que incluía la creencia en ángeles, espíritus y la migración del alma a otros cuerpos.
Flavio Josefo.

La reencarnación dará también una mayor significación al Evangelio, pues nos sirve de guía en el camino hacia el destino de todos nosotros, como lo es el de realizar algún día la imagen de perfección conforme a la cual fuimos creados.
Herbert B. Pueryear.

Si pudiéramos vernos a nosotros mismos, y a otros objetos como realmente somos y son, nos encontraríamos en un mundo de naturalezas espirituales, una comunidad que no empieza cuando nacemos ni termina con la muerte del cuerpo.
Enmanuel Kant.

El hombre que renace es el heredero de la acción del hombre muerto. No obstante es un nuevo ser. El nuevo ser es lo que sus actos lo han hecho. Es debido a diferencia en su karma que los hombres no son todos iguales; sino que unos viven largo tiempo, otros corto tiempo; unos son sanos y otros enfermos; etc.
Swami Vijoyananda.

Cada vida física desarrolla nuevas posibilidades latentes en el espíritu, y en los mundos astrales sufre también un proceso transformatorio que impide la repetición y que impulsa al espíritu individual en grados ascendentes.
Julio Hiriart.

Ustedes sólo desean saber para llegar a ser libres, pero es mucho lo que todavía deben aprender para lograr la libertad espiritual. El progreso de la gran mayoría es a paso lento, pasan de una vida a otra vida, de un mundo a otro mundo, caminando casi sin avanzar. Se han olvidado de dónde vienen y no se preocupan hacia dónde van, sólo les interesa vivir el presente. Si supieran cuántas vidas han necesitado para lograr la primera idea que existe algo más en la vida que el tener que comer y dormir y más aún para comenzar a aprender que ese algo se llama perfección. Muchas nuevas vidas son necesarias para comprender la perfección y que la meta de la vida es saber reflejarla. Elegimos nuestro mundo venidero mediante lo que hemos aprendido en éste. No aprendes nada, y el próximo mundo será igual a éste, con las mismas limitaciones y pesos que superar. Pero hay algunos que logran comprender mucho de una vez y no necesitan tantas vidas para ir conociendo la Verdad.
Richard Bach. (Juan Salvador Gaviota).

El hindú vive sin historia y sin temor, pues no vive sólo en el presente porque sabe que su vida es una cadena de existencias que se suceden sin cesar hasta el infinito. Porque se da también cuenta de que, por sus pensamientos, actitudes y hechos, es el mismo fundamentalmente quien determina y modela su propio destino, dirigiendo todo su ser hacia el ideal, que es la norma del hombre sabio y santo.
Vladimir Lindenberg.

        Corta es la vida y constante su cambio; llévala con paciencia porque es fuerte el alma que la anima, y flota por encima y más allá de las cosas. Conserva la paz en la alegría como en el dolor. Todo lo que nace tiene que morir. El fin del morir es un nuevo nacer: Tal es la Ley. Así como un hombre desecha las vestiduras usadas de ayer y escoge un nuevo vestido para mañana, así deja de lado el espíritu del hombre la envoltura carnosa del cuerpo, envejecido y gastado, y toma otra nueva.
        Así como en este cuerpo el alma encarnada pasa continuamente de la niñez a la juventud y luego a la vejez, de la misma manera el alma pasa a otro cuerpo en el momento de la muerte. A la persona sensata no la confunde ese cambio.
        Muchas son mis vidas anteriores y muchas las tuyas, Arjuna.
Bhagavad-gita.

Para llegar a la perfección, a Dios, o a la Verdad, debéis ir a través de varias experiencias, hasta que hayáis acumulado suficiente conocimiento, equivalente a la realidad. Esta división entre la ignorancia y la sabiduría sólo será traspuesta por una constante acumulación, aprendizaje que prosigue vida tras vida hasta llegar a la perfección. Vosotros, que sois imperfectos ahora, os volveréis perfectos, para lo cual debéis tener tiempo y oportunidad, lo que hace necesario el renacimiento. Esta es, brevemente la teoría de la reencarnación.
Krishnamurti.

No empezamos una nueva encarnación en el mismo punto en que quedamos al terminar la anterior, como generalmente se supone. La comenzamos un nivel más alto.
I. K. Taimni.

Yo creo que en esto es muy difícil de comprenderlo si no le sumamos lo que es la idea de la reencarnación y de la reencarnación que es compartida por más de tres cuartas partes de la población mundial y que también estaba implícita en el cristianismo y otras visiones. En el sentido de que la vida sería un eterno y largo proceso de aprendizaje. Pero no hacia la perfección, y menos aún en el entendimiento de que la perfección es una especie de negación del mal, sino hacia la plenitud en el sentido de unir las luces y las sombras.
Alejandro Spanjenberg.

Dicha continua transformación, eventualmente, lleva a creer en la reencarnación, porque creen que la salvación y la perfección humana se logra por medio del uso de la razón y la inteligencia, no que se recibe de un Dios clemente. Dicen ellos: "La transformación personal será un modo de vida. Por lo tanto cada persona escogerá su "Sadhana", o sea una senda de crecimiento y evolución espiritual. Pero como casi ninguna sadhana puede completarse en el plazo de una vida, muchos de ellos creen que la reencarnación y el karma proporcionan una estructura a largo plazo, dentro de la cual cada uno puede analizar su propia evolución espiritual... Las normas del karma son el fundamento de los actos...". Según ellos, si fallasen en esta vida, tendrán otras!
Eileen McGarrity.

        La reencarnación le permite al hombre entender su misión en el mundo y da respuesta cabal a las tradicionales preguntas del por qué y para qué se nace, qué estamos haciendo en este planeta, hacia dónde vamos, qué hay detrás de la muerte, cuál es el sentido de la vida y cómo hacer para descubrirlo a tiempo. Explica igualmente una vez entendida la cuestión conciencialmente, el por qué unos son felices mientras otros no, unos nacen con talento mientras otros son brutales y grotescos; unos son agraciados y gozan de gran aceptación en la sociedad, entre el sexo opuesto, etc., mientras otros son desagradables, repelentes y no logran alcanzar sus metas en la vida.
        Detrás de lo que aparentemente es una injusticia visible, esta la justicia invisible. Esto aún no lo ha comprendido la humanidad, porque han perdido la clave esencial que da la verdadera respuesta, que explica el por qué de tantas distinciones y diferenciaciones entre la humanidad: La Ley de la Pluralidad de Existencias o Reencarnación.
María Alejandra Delgado.

La principal dificultad que tienen muchos para admitir la doctrina de la reencarnación es la falta de memoria respecto del pasado. Sin embargo, cada día confirman el hecho de haber olvidado mucho de la vida presente, y que los primeros días de la niñez están borrosos, y los de la infancia son un vacío completo. Los sucesos pasados que han huido por completo de nuestra conciencia normal, se encuentran, sin embargo, escondidos en oscuras cavernas de la memoria, y pueden presentarse vívidamente en ciertas enfermedades, o bajo influencia del magnetismo. La memoria de vidas pasadas la posee un considerable número de personas que han llegado a adquirir la sensibilidad necesaria en el organismo físico, no siendo ya para ellas la reencarnación una mera teoría, sino un asunto de conocimiento personal.
Annie Besant.

Para ilustrar respecto a la importancia de la reencarnación, citaremos el Congreso que se efectuó en el Río de la Plata en 1946, con participación de diferentes organizaciones espiritualistas y cuyas conclusiones fueron las siguientes:
1. El Espíritu es Eterno.
2. La Reencarnación es real, evidente y verificable, tanto en forma experimental, como por la vía introspectiva.
3. Sin la Reencarnación, ningún modo de evolución formal o energético es explicable.
4. La aceptación de las premisas anteriores implica una total renovación de la base moral en la conducta individual y colectiva.
5. La Reencarnación es el sentido de la historia por ser el medio del progreso.
6. La Reencarnación es la prueba viva de la justicia de Dios.
7. La Reencarnación es el medio y sostén del ser en su proceso de reintegración al Divino Origen.
Rosa Virginia Martínez.

        Dios es infinita Misericordia y no deja a un hijo suyo en eterno castigo sin darle oportunidad de saldar sus deudas. Por eso Dios ha instituido la Reencarnación. Para dar oportunidad de pagar las deudas, y ...para dar también oportunidad de cobrar el bien carnal y material que hayamos merecido y que no se puede cobrar en un plano invisible e inmaterial.
        Les advierto desde ahora, que las células del cerebro se van despertando poco a poco. Si uno recibe una idea nueva, hay células dormidas que aún no han vibrado y que esta nueva idea las despierta... Ya ustedes comienzan a ver que aquello tan raro y tan misterioso que llaman la Reencarnación, tiene su razón de ser, basada en la armonía y en la Misericordia Divina, y que no es una cosa estrafalaria y loca. Hay que conservar la mente amplia porque todo tiene una explicación. La Reencarnación es una verdad y es la única explicación lógica de la aparente injusticia que ves. Cuando observas personas espléndidas, constructivas, pasando situaciones difíciles, mientras que otras llamadas "malas" parecen estar gozando de todas las cosas buenas de la vida, puedes estar seguro de que no hay  error ni injusticia. ¿Crees en Dios? ¿Crees que es bueno o justo? Entonces ¿Cómo vas a creer que es injusto? Pues cada uno está encontrándose con efectos de causas previas que ha ocasionado alguna vez, en alguna parte en el pasado y de lo cual no tiene recuerdo.
        Cuando los humanos se dan cuenta de que ellos mismos son los causantes de todos sus males y de todas sus calamidades, de todas la limitaciones en su mundo, de pronto desean arreglar las cosas sinceramente. Ese deseo es el que cuenta y es necesario que sepan que toda clase de asistencia les es dada. Hasta que llega ese momento el hombre o la mujer se ponen en rebelión contra las circunstancias y hasta contra Dios, o se someten a las condiciones creyendo que son la voluntad de Dios y por supuesto, esto es mentira.
Silvana Ridner.

La teoría de la Reencarnación es en realidad la conocida teoría científica de la evolución, aplicada a un nivel psicológico y cósmico. Afirma sencillamente que cada alma se halla en el viaje de regreso a su Fuente u origen, que es Dios; que este viaje de perfeccionamiento no puede realizarse en una sola etapa o vida terrestre; y que las circunstancias de cada existencia o las etapas del viaje no dependen de la suerte, sino de leyes que operan en forma precisa y determinan progresivamente aquellas circunstancias. En todo caso reencarnación significa que hay una esencia inmortal o alma que vuelve a la Tierra muchas veces con el propósito de adquirir experiencia. El principio de la reencarnación, al abrir las etapas inmensamente profundas del subconsciente, puede darnos una explicación de las dificultades de la vida mucho más racional que cualquier otro sistema ideológico. Al recordarnos que somos esencialmente espíritus más bien que animales, y que nuestra finalidad no es simplemente sobrevivir sino alcanzar la perfección y la expansión de la conciencia. Puede ser que este triste mundo - tan bien llamado por Bernard Shaw "el asilo lunático del sistema solar" - se convierta al fin y al cabo en lo que debe ser: Un sitio luminoso lleno de seres humanos que no sólo han reconocido su pasado perverso y engañoso, sino que también han aprendido la manera de transformarlo y transmutarlo en objeto de luz y belleza.
Dra. Gina Cerminara.

En esta reencarnación Dios no me ha tenido como tacita de plata. Aquí si la consigo me la como y si no la consigo pues no me la como y ya.  Dios dijo: "Sola tienes que luchar. Tienes que sufrir para que sepas lo que es amar a Dios en la tierra de los indios".
Elena Poniatowska. "Hasta no verte Jesús mío".

LA INEXISTENCIA DEL ESPACIO - TIEMPO Y EL YO TOTAL
        El proceso de reencarnación es desde el punto de vista del mundo tridimensional en el que existe el tiempo como secuencia de acontecimientos pero en las dimensiones superiores este concepto varia y la eternidad es un continuo presente, es decir, todo es simultáneo.
        La reencarnación existe en términos del mundo físico y no existe en términos del no tiempo. La entidad se manifiesta simultáneamente a través de sus diferentes personalidades en los diversos momentos históricos. Esto es difícil de captar para los que están inmersos en el tiempo así que se hablara de reencarnación como las diferentes experiencias del ser total que le ayudaran todas ellas a experimentar la aventura del mundo físico.
        El espacio y el tiempo son una ilusión de la tercera dimensión pero en realidad no existen como los percibimos. El no espacio se reduce al sentido de unidad. Si formamos parte de un todo ese todo esta en nosotros. La distancia separa una cosa de la otra y al haber unidad no hay separación.
        La distancia no es una realidad cuando se eleva la conciencia, ya que esa barrera solo existe en el estado de conciencia tridimensional en el que el ser voluntariamente se ha retraído en si mismo perdiendo la conciencia de unidad. Al sentirse separado, lo esta en verdad y esas enormes distancias infranqueables son el resultado de su estado de concienciaríamos a aclarar: el universo existe como lo vemos pero las distancias no existirían si pudiéramos ir a Venus con el pensamiento.
        Eso es lo que hacen los seres que están ya en otra dimensión o plano de conciencia.
        Nuestra conciencia existe desde el principio de los tiempos puesto que es una partícula de esa fuente de energía poderosísima que llamamos Dios. Nuestro Yo se origina en el momento en que El decidió dar libertad a esas partículas de si mismo. Al empezar la experiencia individual, la conciencia individualizada empieza a crear diferentes planos en donde expresarse, de los cuales el mundo físico es uno, dejando una porción de su misma conciencia en cada uno. El Yo que actúa en la realidad física no es mas que una parte de nuestro Yo total que se expande y crece con todas las experiencias que recoge en las diversas realidades.
        No debe conmocionarnos saber que lo que creemos ser no se reduce a nuestra conciencia de tercera dimensión. Somos seres multidimensionales y esta porción del Yo integral que actúa en el mundo físico es solo una porción de el. Nuestro trabajo es elevar la conciencia de este plano donde no se entiende lo que en realidad somos para acrecentar nuestra creatividad y actuar en conciencia de nuestras diversas experiencias. Esas otras facetas del Yo integral están viviendo otras experiencias en otras realidades dando así al Absoluto su contribución de creatividad.
        Mucha inquietud causa la aseveración de que la reencarnación no existe cuando se habla de evolución. Existe, pero no existe como sucesión de hechos en el tiempo. El tiempo como tal no es, la vida es continua y todo se experimenta al mismo tiempo. Sin embargo las diferentes experiencias en el mundo ilusorio de la materia física tienen lugar viviéndolas el ser total en diferentes momentos de esa ilusión pero en forma simultánea.
        No alcanzamos a comprender la inexistencia del tiempo y la simultaneidad. Cuando se habla de reencarnación en la que una misma entidad ha vivido diversas experiencias, querría decir que su Yo total esta experimentando simultáneamente esas experiencias a través de sus diferentes personalidades en los distintos momentos históricos. Cuando se perciben esas otras vidas bajo hipnosis o en meditación probablemente es porque se esta haciendo contacto con el Yo total. Podríamos imaginarlo como la cabeza de un pulpo al que llegan las múltiples vivencias que se absorben por los diferentes tentáculos, las cuales es su voluntad vivenciar para experimentar en su totalidad la experiencia de la ilusión del mundo físico.
        Por los diversos tentáculos o personalidades del Yo total se entiende que el ser individualizado se desdobla en varias personalidades simultáneamente, las cuales son el mismo, para aprender y experimentar todo lo que ese mundo ofrece. Cuando se ha agotado el interés por el plano tridimensional el Yo total se retrae a la siguiente dimensión donde va a seguir vivenciando lo que este ofrece y así sucesivamente, va recogiendo sus diferentes personalidades hasta convertirse de nuevo en lo que era en un principio, luz que se reintegrara a la fuente donde se origino.
        Este proceso no se debe considerar en términos de tiempo sino de movimiento, ya que El Creador se mueve y expande continuamente expresándose a través de sus criaturas, como el gran director que es de ese maravilloso concierto de la creación.
        Siempre esta presente el orden divino que emana de El y aun en la gran ilusión del mundo físico todo lo que acontece tiene un propósito de orden y armonía. Si a veces aparenta la vida ser inarmónica, necesariamente hay un trasfondo que llevara de nuevo al equilibrio. Las conciencias individualizadas que son los seres humanos desean experimentar lo desarmónico, es decir, la desunión, el no amor pero entonces se pone en marcha el orden divino que se encarga de restablecer el equilibrio y la armonía universal. Este orden divino es lo que se entiende por karma.
        Se dice que la reencarnación no existe como sucesión de experiencias en diferentes cuerpos y personalidades. Si nos enfocamos a este tema con la conciencia de no tiempo y no espacio en efecto no existe pero. Como podemos comprender este concepto mientras se esta inmerso en el  plano donde rige el espacio-tiempo. Es como pedirle a una hormiga que contemple todo el paisaje desde el suelo.
        Se necesitaría entender que todo es al mismo tiempo y que la misma entidad esta experimentando las diferentes personalidades en una misma línea de vida es decir, que se es la misma entidad con una diferente personalidad según la experiencia que se necesita vivir para aprender las diferentes virtudes que nos acercan a Dios.
        Entonces, como se pueden conjugar la reencarnación como sucesión de hechos con las diferentes experiencias del ser que tienen lugar simultáneamente.
        Si tomamos el hecho de que encarnamos en un cuerpo de tercera dimensión y aceptamos de antemano la experiencia que vamos a vivenciar para nuestra apertura de conciencia, esto implica el concepto tiempo, ya que una cosa precede a la otra. En cierta forma es asó, puesto que se necesita de un proceso para volver a recuperar la conciencia cósmica. Se habla de involución y evolución, de emanación y absorción de la energía divina, de alejarse de la Conciencia Universal y reunificarse a Ella; en todo esto esta implícito el factor tiempo, entonces ¿Cómo puede ser todo simultáneo?
        Se entiende la simultaneidad como movimiento y este en la eternidad es como un continuo presente porque el pasado sigue existiendo de la misma manera que el futuro esta ya determinado. Esto no es igual a determinismo porque existe como probabilidad y es nuestra decisión la que hace que las circunstancias se inclinen hacia un lado u otro. Es decir, que si ante un hecho nosotros tomamos una decisión X, esta producirá el efecto que ya existe como una probabilidad, pero si hubiésemos optado por su contrario, habría acarreado el otro efecto que ya esta determinado como posibilidad.
        Esto no es fácil de entender, sin embargo se tiene que comprender que no somos marionetas, que nuestro libre albedrío es un don divino que ejercemos continuamente. La vida es como un tejido que si optamos por un camino se van entretejiendo los resultados de esa decisión, los cuales finalmente llevaran a la armonía siguiendo caminos más o menos cortos o directos. Todo esto implica sucesión de vidas en nuestra conciencia tridimensional, aunque se trate de un Yo total que toma sus diferentes experiencias a través de sus diversas personalidades, como en el ejemplo del pulpo con varios tentáculos. Si un tentáculo crea desarmonía, otro al mismo tiempo la contrarresta a través de otra vivencia.
        Mientras se esta inmerso en la materia física no se puede llegar a la comprensión total de estos conceptos tan abstractos, no obstante se pueden intuir y nos dan la idea de la intemporalidad y la impermanencia de la vida.
        Al ser individuos, es decir, al habérsenos dado la individualidad, no quiere decir que estemos separados de los demás sino que tenemos cada uno diferente misión y propósito, como en el cuerpo humano cada célula tiene su función para el perfecto funcionamiento del mismo.
        Nuestra función es abrir la conciencia de los que todavía están dormidos y al mismo tiempo abrirla nosotros mismos. Vamos en el camino de regreso que nos llevara a la Fuente de donde nos originamos y en ese camino hay varias etapas. Nos encontramos en la primera que es el mundo físico del cual tenemos que salir con nuestro propio esfuerzo.
        En el largo camino de la evolución, los que hemos querido incursionar en la sombra tenemos que vivir múltiples experiencias que nos hagan comprender por donde se encuentra la salida. En cada experiencia aprendemos diferentes cosas y cuando la acabamos podemos juzgar los aciertos y los errores lo cual nos prepara para otra experiencia.
        No entienden como si todo es simultáneo nos preparamos para una nueva vida en el mundo físico. Entre cada vida en el mundo tridimensional existe un lapso en el que el Yo superior escoge en donde va a efectuar su próxima experiencia, con quien y en que momento histórico. No es posible entender esto cuando se esta en el tiempo lineal pero es así, las diferentes personalidades en las que se desdobla el individuo se compensan unas a otras hasta obtener el equilibrio que se perdió al entrar en la oscuridad.
        Es cuando el promedio entre las diferentes experiencias que se viven "simultáneamente" encuentran el equilibrio cuando el Yo total eleva su vibración y sale de la tercera dimensión, continuando así su ascensión hacia los planos superiores que lo llevaran a la fusión con Dios.
Carmen de Sayve y Jocelyn Arellano "Una puerta hacia la Luz".

        El hombre debe saber quién fue antes de saber lo que es. Pero ¿cuántos europeos son capaces de creer, en absoluto, como ley general, en sus pasadas y futuras encarnaciones, dejando aparte el místico conocimiento de su vida precedente? La educación primaria, el habitual ejercicio de la mente, la tradición, todo, en suma, contraría tal creencia durante toda su vida. A las gentes instruidas se les imbuyó la perniciosa idea que son casuales las hondas diferencias existentes entre los hombres, aun de una misma raza; que el ciego azar abrió abismos de separación entre hombres de distinta cuna, posición y cualidades personales, y que todo se debe al ciego azar. Tan sólo los más piadosos, encuentran equívoco consuelo ante semejantes diferencias, atribuyéndolas a la "voluntad de Dios". Nunca han analizado, nunca se han detenido a pensar que al rechazar neciamente la equitativa ley de los múltiples renacimientos, arrojan sobre Dios el más infamante oprobio. ¿Han reflexionado alguna vez los cristianos sinceros y anhelosos de imitar la conducta de Cristo, sobre la pregunta: ¿Eres tú Elías? que al Bautista dirigieron los sacerdotes y levitas? El Cristo enseñó a sus discípulos esta gran verdad de la Filosofía Esotérica; pero, si los apóstoles la comprendieron, parece que nadie más ha desentrañado su recto sentido...
        Pero la parábola más sugestiva de Cristo, su más concluyente "sentencia enigmática" es la que dio a sus apóstoles, sobre el hombre ciego de nacimiento:
         Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, para haber nacido ciego? Y Jesús respondió: Ni este hombre pecó, ni sus padres; mas que las obras de Dios es preciso se manifiesten en él (Juan 9: 2, 3).
        Vemos, pues, que Jesús habló Verdad; pero sus prosélitos persisten hasta hoy en no comprender las palabras de la sabiduría hablada.
        Tal vez algunos consideren esto como palmaria blasfemia; pero sabemos que muchos cristianos cuyos corazones palpitan por el ideal de Jesús, y cuyas almas repugnan la teológica figura del Salvador canónico, reflexionarán sobre aquella explicación, sin hallar blasfemia alguna, sino tal vez consuelo.
Helena Petrovna Blavatsky.

III

Especial mención merece el Dr. Brian Weiss quien, de manera inspirada sacrificó su futuro profesional brillante como médico psiquiatra y, luego como hipnoterapeuta tuvo el valor de dar la cara con los relatos de sus experiencias de hipnosis regresivas a anteriores vidas. Él ha dado renovada luz a quienes aceptan la reencarnación mediante libros, cursos y charlas que lo hacen recorrer el mundo. Dice:

Nuestras vidas no son el resultado de actos y acontecimientos aleatorios. Las trayectorias vitales están previstas sabia y detenidamente para mejorar el aprendizaje y la evolución", asegura de entrada. Como han predicho muchas otras culturas, seríamos espíritus dentro de un ciclo de crecimiento en varias etapas. Las herramientas básicas e irrenunciables para llegar a la luz son el amor, la comprensión y la compasión, dice el autor. "Usted es inmortal. Está aquí para aprender, para saber más, para ser divino. Lo que aprenda aquí seguirá con usted cuando muera. No podrá llevarse nada más. Es así de sencillo. El reino de los cielos está en nuestro interior. Deje de buscar gurúes. En vez de eso, búsquese a sí mismo. No tardará en encontrar su verdadero hogar", apunta. Eso sí, una vez bien avanzada la lectura.

Nuestra tarea es aprender, llegar a ser divinos a través del conocimiento. Sabemos tan pocas cosas. Gracias al conocimiento nos acercamos a Dios, y entonces podemos descansar. Después volvemos para enseñar y ayudar a los demás... El conocimiento de las vidas anteriores no es necesario para alcanzar esos cambios positivos: lo más importante es la comprensión. A medida que comprenda su auténtica naturaleza y su verdadero propósito, su vida se irá transformando de forma permanente, y entonces podrá empezar a cambiar el mundo... Elegimos a nuestros padres, que suelen ser almas con las que hemos interactuado en vidas anteriores... Cuando el alma abandona el cuerpo en el momento de la "muerte" física, seguimos el aprendizaje en planos superiores, que en realidad son niveles superiores de conciencia... No nacemos en nuestra familia por accidente ni por casualidad. Elegimos las circunstancias y preparamos un plan para nuestra vida antes incluso de ser concebidos... Cuando un embarazo no termina bien, no es infrecuente que la misma alma ocupe el cuerpo de un hijo posterior de los mismos padres... En realidad somos seres inmortales que no mueren nunca y que nunca se separan energéticamente de los que aman... Para eso estamos aquí, en esta Tierra, para aprender y para ayudar a nuestros semejantes con amor y con compasión, sin preocuparnos por lo que podamos conseguir a cambio.

El emperador Constantino había borrado del Nuevo Testamento antiguas referencias a la reencarnación, cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio Romano. Al parecer, el emperador consideró que el concepto de la reencarnación amenazaba la estabilidad del imperio. Si los ciudadanos creían que tendrían otra oportunidad de vivir, podían mostrase menos obedientes y respetuosos de la ley que quienes creían en un único Día del Juicio para todos. En el siglo VI, el Segundo Concilio de Constantinopla respaldó el acto de Constantino declarando oficialmente que la reencarnación es una herejía. Como Constantino, la Iglesia temía que la idea de vidas anteriores debilitara y socavara su creciente poder, brindando a los seguidores demasiado tiempo para buscar la salvación. Estaban de acuerdo en que era necesario el látigo del Juicio Final para asegurar las actitudes y la conducta correctas.
El Dr. Brian Weiss estuvo en Chile y se le criticó mediante carta a la prensa y un breve comentario periodístico en referencia a esa carta, los que manifiestan:

Comentarios:
El 16 de septiembre de 2000 esta carta fue publicada en el periódico "Las Últimas Noticias", de Chile. Quien la firma, un psiquiatra, refleja toda su molestia por la exagerada cobertura que se le ha dado a la visita de Brian Weiss a Chile, quien hace regresiones a quien le pague por ello. En un futuro nos extenderemos sobre las objeciones que merecen este tipo de prácticas. Por ahora, queda la carta como testimonio de nuestro rechazo a este tipo de falacias:

        Llama poderosamente la atención el revuelo periodístico que ha significado la llegada a Chile y los procedimientos del doctor Weiss, comparado con la poca importancia que se le da en Chile a la psiquiatría seria del paciente agudo que se practica aquí. No caben dudas de que todos los psiquiatras sabemos que toda técnica o teoría de la persona que racionalmente se constituya en psicoterapia, es útil si es esgrimida por una persona capaz. Y es por eso que, seguramente, Weiss es un buen terapeuta. Pero agregado a esta ventaja indiscutible, el mencionado profesional incluye, de un modo dogmático y poco académico, materias que son de otra categoría óntica, cuales son las creencias verdaderamente religiosas de él y de sus eventuales pacientes. Si bien estos últimos, por inocencia, no lo hayan capturado en plenitud.
        La percepción de que el hombre es dual, que tiene un alma inmortal capaz de funcionar paralelamente al cuerpo y no encarnada, la existencia de ciertos personajes realmente rayanos en la más corriente ciencia ficción y otras postulaciones, derrotan la seriedad de este señor como figura total. De más está decir que la tendencia a publicar libros impactantes, con el flagrante espíritu de "vender una pomada", lo incluye dentro del no raro grupo de los profesionales que, lejos de aportar con textos valiosos a la verdad, incursionan en el terreno de lo comercial, explotando generalmente la frivolidad y el sentimentalismo histérico de algunos lectores, que no son pocos, los que, además, le proporcionan pingües ganancias que no son honorarios profesionales o dinero emergente de algún real interés académico, como es el pagar productivamente por leer una obra seria y teorética.
        Más lamentable y anormal es esta situación considerando que en Chile y en el extranjero hay connotados maestros chilenos en la especialidad, quienes han aportado obras de extrema trascendencia y cuyas actuaciones, casi anónimas, son de la más alta calidad académica y de una profunda seriedad. Quizás sea por ello que no causan revuelo en el gran público, que está más bien ávido de asuntos impactantes de escasa profundidad.
        Los indicados para romper este círculo vicioso son los medios de comunicación. Desgraciadamente, percibimos en ellos una idea errada de la psiquiatría, a la que suelen referirse en su perspectiva manicomial ya casi inexistente. Y, casi siempre, sin hacerse asesorar o sin consultar a especialistas de fuste, por omisión o por perpetuar la figura falsa o caricaturesca que más atractivo tenga entre los inocentes.
Juan Merello Galasso - Psiquiatra.
        La reencarnación no es nueva pues se viene hablando desde hace muchos siglos atrás. En el Judaísmo y desde muchos siglos a. C. era aceptada la reencarnación o Gingul y se decía que una alma puede encarnarse varias veces en distintos cuerpos, concepto que aún continúa. Para varios autores, los datos volcados por los pacientes, deben ser evaluados y pasados por el tamiz.
        La reencarnación tampoco es novedad en el Nuevo Testamento pues a partir del Siglo IV se le borraron comentarios y muchos de ellos fueron a parar a la hoguera.
        La primera experiencia de regresión a vidas pasadas en nuestro país fue en el año 1972 en nuestra Sociedad Argentina de Sofrología y Medicina Psicosomática (SASMEP) en donde se  presenta a una paciente (GB) de 42 años de sexo femenino y de origen español de mediano nivel socioeconómico.
        Este acontecimiento ocurrió hace más de 30 años, y en su momento nos impactó tanto, que las opiniones se dividieron en dos bandos: Simuladora o Sicótica, pero hoy sabemos que no era nada de ello.
        Vemos que en los últimos 30 años, la Regresión a Vidas Pasadas pasó de ser algo inentendible, a un hecho que hoy aceptamos como posible y lo mejor aún que nos permite utilizarlo como elemento terapéutico.
Dr. Mauricio Gerchunoff.

        En mi largo camino investigativo, llego al año 1971 en el cual conozco un hombre clave en mi conocimiento del tema de las vidas anteriores que empezó a asombrarme con "evidencias" de las vidas anteriores: me refiero al Dr. Hamendras Nat Banarjee, quien hablaba, con una naturalidad asombrosa en sus conferencias, de la Memoria Extracerebral (MEC).

        Esta denominación había sido acuñada por él y no se cansaba de repetir que la palabra reencarnación era ocultista, religiosa, espiritualista, y que él estudiaba todo este tema, desde el punto de vista científico. Señalaba que conocía veinticuatro casos de vidas anteriores debidamente comprobadas.
        ¿Qué significaba esto de debidamente comprobadas?. El protagonista X le decía al Dr. Hamendras que había vivido una vida anterior, que estaba casado con fulana de tal, que tenía tales hijos, tal profesión, que vivió en tal lugar, etc. El Dr. Banarjee iba a esos lugares y trataba de constatar si realmente lo que le decía el testigo era lo que él realmente había vivido, si era verdad o no, hacia investigación in situ.
        Trataba de encontrar las veintiuna coincidencias que le pedía el camino de la ciencia académica, la ciencia ortodoxa. Y constató en esos veinticuatro testigos las vivencias de sus vidas anteriores; había encontrado las veintiuna coincidencias necesarias en cada uno de los casos, mostrando una realidad de la que él mismo se asombraba.
        ¡Qué buena idea para éste tema de las vidas anteriores!, pensé. También me encontré con que un excelente hombre de ciencia y profesor de matemáticas, J. W. Dunne, quién había construido una estructura teórico matemática realmente muy interesante, aunque bastante extraña.
        Lo que era importante para mí radicaba en que Dunne demostraba en el resultado de su experimento, que en el registro de los sueños, mientras nosotros dormimos, en estado de abstracción, la mente puede atravesar los límites previamente aceptados como posibilidad física. La mente soñadora puede ir más allá del punto que hemos alcanzado en la vida.
        Y entonces me pregunté: ¿Qué nos puede impedir ir al pasado, desde el presente hasta una encarnación anterior? ¡Subyugante! Y hablar del tiempo es imposible sin mencionar al genio de Albert Einstein, que juntamente con Max Planck son para mí (quizás no solo para mí sino también para otros) los dos nombres que "puentearon" el pensamiento del hombre contemporáneo, ya que habiendo nacido en el siglo XIX llegaron al XXI con sus teorías, sus investigaciones, sus pensamientos.
        Albert Einstein, allá en la década del 40, expresó una frase muy significativa: "La muerte es el pasaporte al mañana". ¡Que posible gran realidad!
Fabio Zerpa.

        Recuerdo mi gran emoción cuando comencé mi trabajo experimental en el campo de la exploración de vidas pasadas. Ahora muchos, muchos años después estoy emocionado como siempre. Estamos envueltos en la profesión más maravillosa de la tierra –una con vasto potencial y con un registro de beneficio para la humanidad. He guiado a individuos a regresiones de vidas pasadas durante cuarenta años. Veinticinco de esos años, guiando grupos en conferencias. Adicionalmente, me he guiado a mi mismo usando casetes y me han guiado también amigos y colegas. Durante este periodo, dirigí veinticinco años de investigación meticulosa la mayoría relacionada con las enseñanzas y sabiduría de Edgar Cayce y el Dr. Milton Erickson. Esta labor de amor ha sido de gran satisfacción, de mucho éxito y ha producido un gran número de inspiraciones en el trabajo y potencial de la mente humana.
        Todos tenemos mucho más potencial y talentos curativos en nuestro interior de lo que nos damos cuenta.
        En la mayoría de nosotros esta habilidad esta latente y desapercibida, pero podemos aprender a utilizar su poder, no solo para nuestra propia curación sino para el beneficio de otros,  entrando en nosotros mismos y sintonizándonos con la consciencia universal que es la herencia divina de la humanidad.
        Algunos han opuesto que quienes aseguran haber vivido anteriormente siempre dicen haber sido alguien famoso. En mis treinta años de regresión activa y de exploración de vidas anteriores, ni una sola vez he encontrado a una persona que fuera famosa. La regresión real revela gente común realzando sus actividades cotidianas y viviendo vidas normales en su tiempo. La gente que afirma que es la reencarnación de Nefertiti y de Julio Cesar seguramente existen, pero yo nunca los he conocido. En el mundo occidental, la mente subconsciente ha sido un área escasa exploración durante siglos. A pesar de que en años recientes mucho se ha logrado, no es una frontera final. Es, sin embargo, un vasto nuevo mundo, una aventura. La mente, el camino a través del tiempo, es vasto y contiene episodios en donde hemos fallado en hacer los procesos adecuados. Contiene también nuestros triunfos. Al abrazar el pasado a través de los recuerdos, comprendemos nuestros errores, aprendemos a cultivar el perdón, y procedemos en el camino hacia un mejoramiento espiritual e inspirador.
        Las alusiones bíblicas a la reencarnación fueron retiradas del texto el año 325 por orden del emperador Constantino, lo que se confirmó en el Concilio de Constantinopla del año 553.
        La regresión a vidas pasadas y a etapas anteriores también es llamada hipnoregresión, viaje por el tiempo o exploración del alma. La meta es aprender mas acerca de la mente interna y de la continuidad de la vida. La regresión es un enfoque científica y humanístico para entrar a áreas de la mente inexploradas anteriormente.
        La creencia en vidas pasadas tiene siglos. Sin embargo los métodos de exploración y corroboración de esta creencia son modernos. Muchos investigadores utilizan un proceso de mente despierta/cuerpo dormido llamado hipnosis. La hipnosis ayuda a llegar a impresiones en la memoria, en los bancos de la memoria que se encuentran en lo mas profundo. La mente interna semeja una gran biblioteca donde todo el conocimiento esta guardado y disponible para usarse. Es tan vasto como la eternidad y sin embargo profundo y simple.
        La regresión a etapas anteriores es un instrumento poderoso para:
---Traer claridad y una nueva comprensión a su vida actual.
---Reconocer y abrazar a su ser interno.
---Quitar las mascaras que se ha puesto a través del tiempo en las mascaras que llamamos vidas.
---Apreciar mas profundamente su herencia espiritual, identidad y destino.
        La sabiduría sólo se aprende a través de la experiencia, frecuentemente la experiencia acumulada de muchas vidas. Las lecciones del alma son aquellas aprendidas o no en determinada vida, pasada o presente. En el aprender viene la sabiduría. La regresión permite que las lecciones del alma se procesen, añadiendo sentido a la vida y sabiduría al individuo. Examinar los resultados de las múltiples sesiones de regresiones con respecto a la vida presente es como añadir fotos a un álbum familiar. La historia se hace rica en detalles y clara en el propósito.
        Muchos años de experiencia me han hecho darme cuanta que las regresiones a vidas pasadas se enfocan básicamente en el perdón. De este modo, las heridas del pasado pueden ser sanadas. Es importante que las heridas sean perdonadas pero las lecciones conservadas. De esta forma, las heridas pueden ser evitadas en el futuro. Así, el pasado guarda las llaves para abrir el futuro. Es muy importante que toda herida sea perdonada – aquel que tiene que ver con otros y aquel relacionado con nosotros, como individuos. El trabajo de perdón es un factor importante en las lecciones del alma de vidas pasadas.
        La historia de cada alma – el total de vidas acumuladas en un lapso de siglos – es grabada en la mente subconsciente de la persona. Muchos de nosotros no tenemos recuerdos conscientes de esos eventos pasados; a pesar de todo, las emociones asociadas, talentos, y comportamientos tienen un efecto directo y profundo en nuestras vidas. ¡Aumentar el acceso a esos recuerdos puede ser la aventura de toda una vida! Hablamos de los misterios de la mente pero sólo pocas personas se involucran en la investigación.
Henry Leo Bolduc.

IV

         Eso es verdad. Mucha gente desea dejar Israel. Y muchos se marcharán. Haciendo eso agregarán más Mal a su cuenta privada espiritual. Ellos no desean oír las explosiones cerca de sus hogares, pero en varios años ellos se convertirán en víctimas de catástrofes aún mayores. Todo está predefinido y nadie puede escapar a este hecho... Nadie puede escapar de su misión - como en el caso del Profeta Jonah. El encuadre de cada alma tiene lugar en el mundo superior de acuerdo con la reencarnación, el destino de cada alma y su estado finito. A no ser que Ud. aprenda esas maneras, mis palabras le sonarán vacías.
        De generación en generación, es decir de reencarnación en reencarnación, el alma desciende a este mundo y se reencarna en el cuerpo físico a fin de conducir la guerra contra ello. Nosotros no percibimos esta guerra, ella sucede dentro nuestro en el nivel inconsciente y es vista por nosotros como una lucha por la vida, como una necesidad de sobrevivir, como la anulación de los sufrimientos y el logro de placeres. Esta es nuestra guerra interna.
        Una vez que el alma pasó un cierto numero de reencarnaciones de esta guerra inconsciente (el hombre no comprende las razones y objetivos de sus pruebas y los procesos de la reencarnación están ocultos para él), ello deviene en una nueva etapa -una consciente. Para pasar esto de una manera rápida e indolora los kabbalistas desarrollaron un método especial que es necesario estudiar durante esta etapa consciente de corrección. Por estas razones la Kabbalah es llamada las matemáticas del alma.
        El tema del significado de la vida, de las causas de pruebas y sufrimientos, encuentra a un hombre no preparado independientemente de su edad. Posiblemente, ya a la edad de 10 años, el comienza a sentir esta cuestión dentro de el mismo, aunque aparentemente el no haya vivido ningún sufrimiento en su vida y crezca dentro de una familia segura. La cuestión viene a el desde su ultima reencarnación en este mundo.
Rabbi Laitman.

       Hay judíos que creen que la reencarnación es una de las posibles canalizaciones del espíritu luego de la muerte en Este Mundo, retornar como otra persona, para completar la misión personal de cada espíritu. En lo que me es personal, junto a millones de otros judíos, mi convicción es que no existe tal pasaje de un cuerpo a otro. En todo caso, habría una resurrección de los muertos cuando el Mashiaj llegue. Usted puede optar por creer lo que más le convenza al respecto, mientras esta creencia no le lleve a pecar.
        Como sea, si en realidad la reencarnación fuera parte del proyecto de Dios para el mejoramiento de las personas, por algo es que existe -para la mayoría de las personas, en la mayor parte del tiempo- una casi total amnesia de vidas pasadas. Es decir, si la reencarnación fuera un hecho, aparentemente a Dios no le interesa que indaguemos en eso, ni en lo que posiblemente hayamos sido en otras vidas. Pues, nada de esto se menciona (ni siquiera se alude) en la Torá. Los profetas no lo insinúan siquiera. Si usamos nuestro limitado razonamiento, tampoco encontramos ninguna ventaja moral o ética en el conocimiento de esta materia.
        Entonces, ¿vale la pena perder nuestra vida, nuestra única vida, investigando lo que no es provechoso ni para uno, ni para los demás? ¿No es más prudente dedicarnos a mejorar lo que estamos siendo, en lugar de fantasear con lo que pudimos ser?
Yehuda Ribco.

Los judíos muertos en el holocausto lo fueron por sus pecados de la anterior vida y que ellos decidieron ajustar en esta vida sus culpas pasadas. Las víctimas de los malditos nazis fueron pobres gentes que eran reencarnaciones de espíritus pecadores, gente que transgredió e hizo todo tipo de cosas que no deberían haber cometido, y que reencarnaron para hacer penitencia.
Rabino Ovadia Yosef (Jerusalén, noviembre de 2000).

La postura del rabino líder del partido religioso sefardí Shas, Ovadia Iosef, sobre la reencarnación como vía para explicar la muerte de niños y demás almas justas durante el Holocausto da pie a la siguiente nota, en la que el autor aborda la cuestión de la transmigración de las almas, a la vez que recorre las diversas visiones judías en torno a la doctrina del castigo y la recompensa divinas:
        La idea de la reencarnación ha generado últimamente mucha agitación, a partir de explicaciones teológicas sobre el Holocausto que diera un importante rabino israelí. Opino que uno de los motivos de la convulsión fue la sorpresa. Se trata en efecto de una idea eminentemente advenediza, a la que la mayoría de las personas no relacionan con la civilización de Israel. La reencarnación no forma parte del judaísmo tradicional y la mayoría de los judíos nunca creyó en ella. No figura en la Biblia hebrea ni en el Talmud y fue refutada  y rechazada por los principales filósofos judíos de la Edad Media desde Saádia Gaón. La rechazaron explícitamente Ioséf Albo y Abraham bar Jía, e implícitamente Iehudá Haleví y Maimónides.
        La fuente de la idea de la reencarnación debe buscarse en las religiones orientales. Penetró en el judaísmo marginalmente, por vía de los kabalistas. Su primera mención data del siglo XII, en el místico libro Sefer Habahír.
        La creencia viene a sumarse a los intentos por explicar la teodicea, la justicia divina. En qué medida podemos dar a la experiencia humana un marco de justicia divina. En dónde aparece la retribución de los justos y el castigo a los malvados. El profeta Jeremías (s. VII-VI a.e.c.) lo plantea en una pregunta de hierro: ¿Por qué el camino de los malvados es de prosperidad? (Sinceramente, que sean malvados vaya y pase, pero que al mismo tiempo sean felices en su impiedad es, y no sólo desde el punto de vista filosófico, definitivamente insoportable).
Gustavo D. Perednik.

"Los nazis no han matado gratuitamente a esos seis millones de infortunados judíos. Eran la reencarnación de almas que habían pecado y que habían hecho cosas que no había que hacer." (Rabino Ovadia Yossef, líder del partido ultraordoxo israelí Shas.
        Ha generado una indignación mayúscula. En Israel y en el resto del mundo. En la colectividad judía y en las otras. Pero en verdad, no es tan grave que el rabino Ovadia Yossef diga lo que dijo, aunque 24 horas después se permita retractarse. Lo grave, lo verdaderamente escandaloso, es que a este hombre la sociedad israelí le tenga reservado un espacio privilegiado en el poder. En otro contexto don Ovadia, un verdadero erudito de la Torah, ni siquiera sería rabino. Sino el residente más pintoresco de un neuropsiquiátrico. O un perfecto inquisidor. O tal vez un talibán. O simplemente un presidiario.
        Ovadia Yossef lidera el movimiento sefaradí más exitoso de la historia política de Israel, convertido actualmente en el árbitro de las decisiones del Estado. Creado en 1984, el Shas logró restaurar en sus seguidores un sentimiento de orgullo religioso y étnico basado en los 2.000 años de civilización judía-sefaradí anterior al advenimiento de la ideología sionista europea del siglo XIX. Han descubierto de golpe demasiado orgullo. Tanto que se permiten hablar de supremacías. Como en la Alemania de Hitler o en la Sudáfrica del apartheid.
Ricardo López Dusil.

        Las recientes declaraciones del rabino Obadia Iossef en Israel -uno de los líderes religiosos más influyentes en la actualidad y pastor espiritual del partido político Shas-, en buena medida han encendido el foco de alarma de un problema espiritual que venía gestándose de años atrás y que ahora precisamente hace crisis.
        Para aquellos que desconocen lo sucedido, basta reproducir algunos comentarios periodísticos de Israel para enterarse con asombro y temor hasta dónde han llegado las cosas (y hasta dónde puede desviarse el hombre bajo el escudo de la "fe"). Por tal motivo y sin más preámbulos, se transcribe la siguiente nota publicada en el prestigiado semanario israelí Aurora:
        "...El rabino había dicho acerca de los seis millones de judíos asesinados por los nazis textualmente: "Nuestro maestro el Ari (se refiere al cabalista de Safed) dice (que) casi no hay persona hoy que no haya retornado en una reencarnación de generaciones anteriores. Gran parte de esas almas (son) de las generaciones que pecaron con el becerro de oro. También las (almas) de la época del Holocausto, seis millones de pobres judíos que fueron matados por los perversos nazis de maldita memoria, ¿acaso murieron gratuitamente? No. Eran reencarnaciones de almas anteriores que pecaron e hicieron pecar e hicieron todo tipo de cosas que no deberían de haber hecho. Se reencarnaron para corregir y enmendar. Recibieron, pobres, todos los sufrimientos y las desgracias y las muertes que se practicaron en el Holocausto. No era la primera vez que esas almas reaparecían. Habían venido a purgar sus pecados" (Aurora No. 2109, 10-16 de agosto del 2000).
        Las respuestas de diversas organizaciones judías alrededor del mundo no se hicieron esperar ante semejante desatino verbal y teológico. El Centro Simón Wiesenthal inmediatamente expresó con molestia y sorpresa, que:  "...las declaraciones de Ovadia Iosef sobre las víctimas del Holocausto son desafortunadas. Por un lado absuelven a los autores del Holocausto de la responsabilidad sobre sus crímenes y, por otro, los convierte en mensajeros de Dios, porque esos judíos merecían morir por sus pecados pasados".
        Fue tal el impacto de las palabras de Ovadia Iosef, que la Organización de Supervivientes del Holocausto con justificada indignación le exigió que se "retractara" de lo declarado ¿Qué pasó aquí? ¿Por qué razón un rabino tan reconocido -y supuestamente conocedor de las Escrituras- declaró semejantes aberraciones?.
        Es evidente que el rabino Iosef actuó completamente dominado por su carnalidad. La carencia absoluta de sensibilidad para abordar un tema tan delicado -como es el Holocausto- y el desprecio absoluto por la teología y la hermenéutica bíblica, mostraron al hombre tal cuál y la ausencia manifiesta de  espiritualidad y amor en su "judaísmo".
        Judío significa "alabanza a D-os", y es obvio que este maestro perdió la brújula espiritual desde hace mucho tiempo al despreciar las enseñanzas milenarias del judaísmo, para formular interpretaciones personales fuera de toda ortodoxia; puesto que cualquier estudiante de teología, judío o cristiano, sabe perfectamente que la reencarnación es una creencia ajena y opuesta totalmente a su fe ¿Es válido plantear siquiera semejante disparate -en particular si se toma en cuenta el vocero?.
        El reconocido periodista israelí Mario Wainstein, define su posición al respecto y en un editorial de la publicación ya referida (Aurora No. 2109), sostiene con tino y verdad... "La reencarnación es una idea cabalística tardía en el judaísmo e inaceptada por la corriente racional puramente halájica".
        Qué lamentable -y paradójico- resulta que un laico, un hombre de prensa, tenga que reprender la teología de un líder tan importante. Ahora bien, el presente comentario no desea centrarse en esta infortunada declaración, sino en qué, o quién, tiene la razón en el judaísmo.
        De entrada diremos que la razón y la verdad absoluta le pertenecen al Eterno. Sin embargo y para bendición nuestra, D-os se preocupó de dejar testimonio escrito entre nosotros de su ser y de su verdad; así que se dio a la tarea de escoger varones judíos piadosos y santos; tan humanos como cualquiera de nosotros, pero con la disposición de servirle y honrarle que tal forma que la palabra "judío" se cumpliese cabalmente en sus vidas, por lo que D-os en un acto soberano de gracia, les hizo depositarios e instrumentos para dejarnos su mensaje escrito (La Biblia).
        Tanaj (A.T.) y Brit Chadashá (N.T.) no son antagónicos como algunos judíos consideran. La armonía entre ambos es absoluta, pues el segundo es cumplimiento (mesiánico), aclaración y promesas del primero. Yeshua, en quien dichas promesas mesiánicas se cumplieron cabalmente y con precisión, dijo con la autoridad que sólo él puede tener "...Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Yohanán-Juan 14:6).
        Si él es la verdad, si él es el camino, y es la vida, otros judíos se preguntarán ¿por qué millones de "cristianos" viven tan distantes; opuestos voluntaria y cotidianamente, a ésa verdad proclamada por Yeshua?.
        La respuesta está ligada íntimamente a la obediencia y a la fe. No se puede obedecer cuando no se tiene fe y no se tiene fe cuando no se conoce, ni se confía en el D-os revelado en las Escrituras. ¡Claro que es posible tener una religión judía o cristiana! No obstante el ser miembro de alguna de sus muchas corrientes no les convierte en poseedores o practicantes de la verdad.
        La historia de judíos y cristianos está plagada de desviaciones teológicas y doctrinales, de desobediencias y paganismo; peor aún, han sido mayores las etapas de extravío, que las de sano desarrollo espiritual.
        Quizá habrá entre mis lectores alguno que todo esto le parezca difícil de entender por no estar acostumbrado al lenguaje o las cosas religiosas. A este lector y a cualquier otro que busque genuinamente a D-os, le digo con sinceridad: que D-os, es sencillo para los sencillos y complicado para los complicados; pero siempre estará dispuesto -y con el tiempo necesario- a recibir a las almas que le buscan de todo corazón.
        Yeshaya (Isaías) reafirma lo anterior, cuando escribe bajo la inspiración divina "...Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el Camino, andad por él" (30:21). El Espíritu del Señor, siempre está presto para enseñarnos a retomar y conocer el camino santo trazado por D-os para el judaísmo. De realizar una "teshuvá" definitiva aceptando la gracia y obra redentora del Mesías Yeshua (asunto en el que la lectura de la Biblia resulta indispensable).
        No se requiere de ser una persona muy culta, o ser parte de un selecto grupo de cabalistas, pues Isaías también señala: "...(D-os) mismo estará con ellos; el que anduviere en este Camino, por torpe que sea, no se extraviará" (35:8). En otras palabras, a pesar de nuestros yerros y limitaciones humanas, D-os se encuentra siempre presto para salir a recibir a los hijos pródigos, con la paciencia y amor que le son propios.
        El solamente tiene la razón y la verdad. El reveló ésa verdad a través del Mesías Yeshua; aquél que fue anunciado por patriarcas y profetas, para que judíos -y gentiles- pudiésemos alcanzar salvación; la que se recibe en vida por medio de ése shalom interior tan hermoso que Yeshua nos da (y en fe nos hace esperar en el gozo eterno).
        No basta entonces declararse, judío o cristiano, -incluso "judío mesiánico"- para tener la razón y poseer la verdad. Ambas cosas pertenecen a D-os, y aquellos que reciben por gracia semejantes dones divinos; es evidente que deben reflejar en sus vidas el amor, la misericordia y la ética divina expresadas claramente en las Escrituras.
       El error, las desviaciones teológicas y doctrinales, así como los testimonios adversos, son evidencias de practicar un judaísmo (o cristianismo) nominal y errático, mas de ninguna manera de ser portadores de las buenas nuevas del Mesías; quien entre tantas enseñanzas y promesas, nos dijo con su profundo y eterno amor: "...Yo he venido para que tengan vida, y la tengan eterna" (Juan 10:10). ¡Que el Señor le bendiga estimado hermano o amigo lector de esta sección!.
Rabino Manuel Hernández Gómez.

La creencia, o la doctrina de la transmigración de las almas, es un dogma establecido e infalible que el conjunto de nuestra iglesia acepta unánimemente, por lo tanto no existe nadie que ose negarlo... En realidad, en Israel hay muchos sabios que siguen firmemente esta doctrina, convirtiéndola entonces en un dogma, un punto fundamental de nuestra religión. Desde luego, es nuestro deber obedecer y aceptar este dogma con aclamación... En cuanto el "Zohar" y todo libro cabalístico, han inequivocadamente demostrado que es verdadera.
Rabino Manassa. En "Nishmath Hayem".

Una sola alma puede reencarnar varias veces en diferentes cuerpos y, de esta manera, rectificar el daño hecho en encarnaciones previas. De modo similar, también puede alcanzar la perfección que no alcanzó en encarnaciones previas.
Rabino Moshe Chaim Luzzato.

Yo he estado diez veces en este mundo. He sido alto dignatario de la Iglesia, príncipe, rey, y he estado desterrado; he tenido diez clases diferentes de rango social. Pero mi amor a la humanidad no fue nunca perfecto. Por eso he sido enviado una vez más aquí, para aprender el amor perfecto. Si lo consigo esta vez, ya no volveré más.
Rabino Abrahi Jehoschua.

El pueblo judío cree fielmente en la Reencarnación y en los misterios que encierra la Cábala, en la que están, según ellos, los secretos de la vida y análisis a profundidad del hombre y al universo. Su estudio es sólo para iniciados y quienes llegan a leerla tienen el don de las profecías.
Joaquín Torres.

La ciencia de la reencarnación es una de las ramas de Kabala las subvenciones de tribunal celestes al hombre después de su muerte, el peñasco de ocasión expiar las faltas hechas de sonido vivo. Los corazones pueden volver sobre la tierra (razón) en varias formas, según la gravedad de su mancha.
Robert Corcos.

Entre el pueblo judío e incluso en las escuelas se creía en el regreso del alma de los muertos en la persona de los vivos.
padre Didon.

En el judaísmo existe, desde hace miles de años, una creencia fundamental en la reencarnación o gilgul. Esta creencia fue piedra fundamental de la fe judía aproximadamente hasta 1800 o 1850, época en que las comunidades judías de la Europa Oriental se transformaron ante la necesidad de "modernizarse" y de ser aceptadas por el orden Occidental, más científico. En las comunidades judías ortodoxa y jasídica, la fe en la reencarnación continúa incólume hasta hoy. La Cábala, literatura judía mística que data de milenios atrás, está llena de referencias a la reencarnación.
Dr. Brian Weiss.

V

ENCUESTAS LA VOZ DE LAS CIFRAS PARA OCCIDENTE

Personalmente, yo solía creer en la reencarnación, pero eso era en una vida anterior.
Paul Krassner.

Una encuesta  Gallup de 1969  entre adultos de doce países reveló que:
        La creencia en la reencarnación variaba desde un 10% en su  punto más bajo (Holanda), a un pico del 26% en Canadá. En los Estados Unidos, un 20% creía en la reencarnación, mientras que un 18% fue el resultado en el Reino Unido. Un sondeo llevado a cabo por la  misma empresa en 1981, esta vez sólo en los Estados Unidos, reveló un incremento del 3% entre los  reencarnacionistas, llevando la cifra hasta un 23%, o sea, un total de 38 millones de adultos.
        Para Argentina, un sondeo Gallup mostró la aceptación del 33%.
        Durante 1997 el sondeo en Uruguay mostró: 25% Creen en la reencarnación.
        En 1999 entre la juventud española se destacó: 27% Creen en la reencarnación.
        La encuesta del año 1999 elaborada por la Fundación SPES entre jóvenes de cuarto año de colegios secundarios católicos en Argentina señala que: 56,69% de estos jóvenes creen en la reencarnación.
        Hay más jóvenes españoles que creen en la reencarnación, 27 por cien, que en la resurrección de los muertos, 26 por cien. 1999.
        A fines de 1999 una encuesta de Chile reveló que: Más del 70% cree en la reencarnación.
        El 3 de octubre de 2000 en Costa Rica la encuesta de LA REPÚBLICA dice: 62.5% cree en la reencarnación. El periódico además ironiza diciendo que evidentemente los ticos son medio masoquistas, porque querer volver...
        Otros estudios revelan que:  40% de la población de Europa acepta la creencia. 70% en Brasil son reencarnacionistas.
        En marzo de 2001 en la ciudad de Quito el 43% si creen en ella. En la ciudad de Guayaquil el 55% de los encuestados dice si creer en la reencarnación.
        Según la Encuesta Europea de Valores, el 21% de los jóvenes cree en la reencarnación.
        Diversas estadísticas mostraban los siguientes porcentajes de aceptación de la Reencarnación:
España: 24% (1993)
Holanda: 27% (1995)
Reino Unido: 30 - 35% (1998)
Alemania: OESTE 19 %. ESTE 11 % (1993)
Rusia: 20% (1993) - 30% (1997)
Estonia: 26% (1994)
Italia: 19 (1997)
Canadá: 25% (1999)
Estados Unidos: 27% (1997) - 35% (CNN)
Argentina: 38% (1994)
Chile: 70% (2000) - 73% (2001)
Brasil: 64% de los católicos brasileños de Río aceptan la reencarnación. (1992)
Australia 39.5% (1994)

En general se dice que un tercio de la población mundial cree en la Reencarnación. Las cifras actualizadas hacen llegar el porcentaje de creencia al 40% o más. Destaca que Argentina, Brasil y Chile tienen ya porcentajes de aceptación por sobre el 60-70%.

VI

La teoría de la reencarnación es cierta,
puesto que las mujeres de 35 recuerdan lo que les sucedió hace 45.
Chiste "machista" encontrado en InterNet.

¿Qué pasó en el mundo cristiano para que esta trascendental enseñanza de los primeros Padres de la Iglesia y Doctores de la Fe desapareciera por tantos siglos? La historia nos dice que en el Siglo VI, el emperador de Oriente, Justiniano I, declaró la guerra a los seguidores de Orígenes y logró convocar a un sínodo local en el año 543, en donde se condenó la enseñanza de Orígenes, publicando Justiniano sus anatemas o maldiciones contra él. Luego vino el Concilio del 553 manejado por Justiniano I en donde ningún representante de Roma estuvo presente, el Papa Virgilio que no rechazaba las enseñanzas de Orígenes, se negó a asistir y a aceptar los decretos de dicho Concilio que condenaban entre otras cosas la creencia en la Reencarnación. Este extraño Concilio llama la atención que no estuvo presidido por un Papa, fue acomodado por un Emperador, y sirvió de base para que las Iglesias cristianas condenaran la doctrina de la Reencarnación, pese a que fue un laico quien lo ordenaba y lo hacía en contra de la opinión del Papa quien no aceptó la validez de dicho Concilio, como igualmente lo hicieron los tres siguientes Papas, Pelagio I, Pelagio II y Gregorio Magno, quienes también ignoraron los mandatos del Concilio del año 553. Concilio fundamental para el actual rechazo de la creencia no fundamentada el año 553 en argumentos religiosos o espirituales sino políticos, y la política señala que el fin justifica los medios...

Me cuesta entender a quienes todavía hoy condenan al fuego eterno a miles de millones de hermanos seres humanos, y lo justifican por la única oportunidad de vida al azar recibida al momento de ser creada el alma en el instante de la concepción por no creer, después de nacer y en uso de razón, como ellos ni ser tan virtuosos como ellos lo serían. ¿Cómo saber sus sentimientos e interpretar a esa selecta minoría que por credo juzga errores ajenos resultado de la natural falta de evolución en lo denso de la materia, y condenan eternamente a la gran mayoría, olvidando los más de seis mil millones de habitantes del planeta que no siguen su credo? TODOS tenemos los mismos derechos de Hijos de Dios. La Psicología moderna destaca que durante un día el 70% de los pensamientos emitidos son basura, lo que valida una afirmación de un pensador que afirmó: No se como es lo interno de un granuja, pero se muy bien como lo es el de un hombre considerado honrado y, me parece espantoso. Muy espantoso es en realidad apreciar a esos honrados creyentes arrogarse el Juicio Divino por humanas interpretaciones de Enseñanzas orales que no dicen lo que ellos suponen dicen o los hacen creer que señalan.

Para comprender mejor lo expuesto, en el afán de discernir lo difícil de aceptar para unos y de explicar para otros, expondré lo señalado por Juan G. Atienza:

      Todavía hoy, mientras no surja un factor de certeza objetiva e indiscutible que pruebe al ser humano que la Reencarnación forma parte de su naturaleza y del fenómeno existencial cósmico, este concepto no podrá pasar de constituir una creencia más, asumida o no, objeto de fe y esquema de comportamientos, como cualquiera de las restantes estructuras religiosas que la Humanidad ha asumido en los distintos estadios culturales por los que ha discurrido y discurre su conciencia. Su aceptación, como su rechazo, vendrá condicionado por la asunción gratuita de unas supuestas verdades metafísicas que conforman el entramado de la creencia dominante en cada cultura. Y, tratándose como se trata de una supuesta experiencia que sólo tiene una oportunidad de manifestarse -el instante preciso de la muerte personal de cada cual y de su eventual trasposición a otra existencia-, jamás podrá ser, lo mismo que cualquier creencia, otra cosa que convencimiento gratuito, sujeto al acto de fe que cada individuo ponga en marcha para asumirlo.
       Una evidencia salta a la vista: la creencia en la Reencarnación exige de quienes la aceptan un grado de libertad que resulta difícilmente asimilable con los afanes de dominio e influencia que acusaron, sin excepción, las clases sacerdotales de las religiones constituidas, fueran estas de nación o de carácter salvífico. Para estos colectivos, que se proclamaban únicos intermediarios con el más Allá particular que habían estructurado para el pueblo, la figura divina en torno a la cual giraba la vida de los creyentes mostraba su poder vigilando a su grey y prometiendo premios y castigos en el otro Mundo a partir del instante de su muerte. En este esquema, en el que el Bien y el Mal parecen descritos no como grados de perfección interior, sino como poderes rivales que luchan por influir decisivamente en el comportamiento del ser humano y atraerle a su área de influencia, resulta imposible plantear ni la hipótesis de una eventual reencarnación que devuelva al individuo al escenario donde discurrió su vida, y mucho menos admitir que dicha reencarnación sirviera como oportunidad para que ese individuo tratase de comportarse conforme a lo que le exigiría su propio sentido del Bien, de la Justicia y del Saber, y no el concepto de estas virtudes unilateralmente decretadas por los que decían conocer la voluntad divina, a menudo en franca discordancia con la conciencia natural de sus propios fieles.
        En este contexto sociológico, transformado en base cultural milenaria de los pueblos de Occidente y del Cercano Oriente, los individuos han quedado genéticamente adaptados a las normas que emanan, en síntesis, de los orígenes históricos de las creencias que aceptaron sus antepasados...
En este contexto sociológico-cultural donde nací, soy y vivo, pareciera que aspectos de la teología se han fundamentado en parábolas para elaborar doctrinas, doctrinas que Jesucristo no reveló en parábolas. Acepté la Reencarnación de niño al ver, por primera vez esa palabra escrita, fue una maravillosa apertura mental a recuerdos de un pasado-presente que me significó pésima nota escolar en Religión y el inicio de una rebeldía con causa. En mi Patria representé por años a una exótica minoría que hoy es amplia mayoría con casi un 80% de aceptación de esa creencia por parte de la población, en un país emergente Occidental, sito al Sur del mundo. Es decir, creo, acepto y estoy convencido que mi Cerebro Izquierdo, por línea de evolución, domina mi pensamiento racional de manera dinámica y no pasiva. Ignoro cuánto del Cerebro Derecho tengo reactivado en la presente encarnación y siento que lo que de él uso es también dinámico y no pasivo. Ese dinámico uso me hace saberme LIBRE, ni superior ni inferior a otro ser humano, no más que ser humano pero tampoco menos que eso y me llevó a aceptar de manera natural la Reencarnación, y quizá por ello me rijo de lo expuesto en la Sagrada Enseñanza que destaca nuestra LIBERTAD al decirnos:
No debes creer simplemente porque muchos piensen así, o porque esa creencia haya existido por siglos ni porque esté escrita en algún libro que los hombres consideran sagrado; deberás creer por ti mismo y por ti juzgar si esa creencia es razonable o no. Nada se debe aceptar antes de saber por uno mismo, si lo que se está escuchando y aprendiendo es correcto o incorrecto, ya que es uno quien debe decidir lo que es moral y conduce a lo espiritual, rechazando lo que no es moral.
No todo lo que Enseñó Jesucristo quedó registrado:
Otras muchas cosas hay también que hizo Jesús; que si se escribiesen una por una, me parece que ni aun en el mundo cabrían los libros, que se habrían de escribir.
Juan 21: 25
Sin embargo, de los más de 300 conocidos, solo cuatro Evangelios fueron incorporados al Canon del Nuevo Testamento, los otros pasaron a llamarse Apócrifos u ocultos y varios fueron destruidos por la Iglesia de Oriente que no aceptaba Enseñanzas en ellos registradas. De los cuatro oficiales, no están sus textos originales, y ya se señala que en el siglo IV Constantino, primer Emperador Romano en aceptar el cristianismo para el Imperio, hizo borrar las referencias a la Reencarnación en el Canon del Nuevo Testamento... Él temía que la idea de vidas anteriores y posteriores debilitara y socavara su creciente poder, brindando a los seguidores demasiado tiempo para buscar la salvación. Surge entonces una natural inquietud: ¿Por qué no están los textos originales de los Evangelios? Además, quien tuvo el poder para hacer eliminar párrafos; ¿Habrá tenido la tentación de agregar palabras para reforzar su posición...?

Jesucristo estratificó la Enseñanza:

Y llegándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? Él les respondió, y dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
Mateo 13: 10, 11, 13

Y les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, todo se les trata por parábolas.
Marcos 4: 11

Y así les proponía la palabra con muchas parábolas como estas, conforme a lo que podían oír; Y sin parábola no les hablaba; mas cuando estaba aparte con sus discípulos, se lo declaraba todo.
Marcos 4: 33, 34

Los fundamentos que avalan el rechazo de la doctrina de la reencarnación son post-conciliar a partir del año 553 y lo hacen sustentados en la idea de un Emperador y en la humana interpretación de parábolas por ignorar los teólogos la Sagrada Enseñanza dejada por Jesucristo a sus discípulos en el Círculo Interno, Enseñanza que no quedó escrita y la que quedó, en general "desapareció".

Cuando me refiero a Reencarnación, nada que ver el concepto con metempsicosis. Se tiende a identificar a la metempsicosis como sinónimo de reencarnación, pero la verdad es que hay una diferencia sustancial entre ambas. La doctrina de la metempsicosis admite la posibilidad de que el alma humana pueda involucionar al encarnarse de nuevo en seres inferiores como animales o plantas, en cambio la doctrina de la reencarnación, postula que por ley el hombre nunca puede retroceder en la escala de la evolución y por lo tanto sólo puede encarnarse de nuevo como ser humano más evolucionado cada vez. La vida es una Evolución continua, podrá por ajustes haber detenciones pero no involución. Me llama la atención entre los que atacan teológicamente a la Reencarnación, cómo usan ellos el concepto de amor, voluntad, justicia de Dios para referirse al castigo eterno de quienes no creen como ellos. Pensé que eso había quedado en el pasado y hoy compruebo que en algunos es todavía dogma actual. Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios (Marcos 10: 18).  No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará. Porque con la misma medida con que midiereis a los demás, se os medirá a vosotros (Lucas 6: 37, 38). Pero cuando viniere el Hijo del Hombre, ¿os parece que hallará fe sobre la tierra? (Lucas 18: 8). Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Juan 8: 32). ¿No está escrito en vuestra ley?: ¿No está escrito en vuestra ley? Yo dije, dioses sois (Juan 10: 34). Y si alguno oyera mis palabras, y no las guardare, no le juzgo yo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo (Juan 12: 47).

¿Quién autoriza a algunos a ser, en lo temporal, destacados defensores de los derechos humanos y su vez, para lo eterno, actuar cual jueces condenatorios de quienes no piensan como ellos? No entiendo Padre, no entiendo que aún haya quienes dudan de TÚ Absoluto Amor. En justicia, rememorando al joven que fui, más una vez expulsado de clases de Religión y con la peor nota del curso, pregunto nuevamente: ¿Por qué dudan del Amor de DIOS? ¿Con qué derecho rebajan el Absoluto Amor de DIOS al nivel del más abyecto y desnaturalizado padre humano?: Pues ¿quién de vosotros es el hombre, a quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra? O si le pidiese un pez, ¿por ventura le dará una serpiente? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas; ¡cuánto más vuestro Padre celestial dará cosas buenas a quien se las pide! (Mateo 7: 9, 10, 11).

Ahora sí entiendo mejor a Einstein cuando les señaló que Dios no juega a los dados con los hombres.

Lo que pasó con la Enseñanza de la Reencarnación en cuanto su desaparición testimonial, no fue solo una humana actitud egoísta de unos pocos con poder, ese fue el instrumento necesario para que así sucediera. Si no hubieran hecho lo que realizaron los emperadores Constantino y Justiniano I, aun hoy contaríamos como textos de consulta y análisis con los Evangelios originales, entonces nuestra evolución no sería la que es pues estaríamos pegados a la pasiva aceptación de lo revelado y no a la dinámica activación cerebral que está ocurriendo por nuestro despertar. Se despierta por uno mismo y es en uno mismo donde está estructurada la Verdad. Seguiríamos pasivos sin el dinámico desarrollo del Cerebro Izquierdo, manera natural de lograr la reactivación dinámica del Cerebro Derecho en pleno desarrollo. La meta es la natural integración de ambos hemisferios cerebrales, y hacia allá vamos por propia voluntad...

San Clemente de Alejandría (150 - 220) advirtió:

Los misterios de la Fe no son para ser divulgados a todos. Es necesario ocultar en un Misterio la Sabiduría hablada.
Esa época pasó y, entrados en el tercer milenio todo lo oculto debe salir a la luz. Puede que al exponer las opiniones, en especial en contra de la Reencarnación, haya entre ellas repetitivos conceptos que las fundamentan, pero conviene tenerlos presente para reforzar el rechazo o aceptación de la creencia. Ninguno puede con certeza decir que El Antiguo Testamento o Jesucristo en el Nuevo Testamento rechazan la Reencarnación. Jesucristo no la nombró pues no correspondía dejarla afuera sino junto a la Enseñanza sobre el Reino de Dios que quedó adentro, como San Clemente lo da a entender en una época en que los libros originales eran conocidos. Jesucristo marca nuestra visión occidental, quien quizá mejor lo definió fue Edouard Schuré (1841-1929), al decir: Rama no hace ver más que las proximidades del templo, Krishna y Hermes dan la clave, Moisés, Orfeo y Pitágoras muestran el interior, Jesucristo representa su santuario... ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Pregunta el Divino Maestro a sus discípulos y ellos responden: Los unos, que Juan el Bautista, los otros, que Elías, y los otros, que Jeremías, o uno de los profetas. Clara alusión a una Reencarnación de algún profeta de su pasado. ¿Por qué entonces Jesucristo no los sacó de su error si la Reencarnación era un error? (Mateo 16: 13, 14). Hubo otra ocasión que demuestra la creencia reencarnacionista de la época: Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, para haber nacido ciego? Y Jesús respondió: Ni este hombre pecó, ni sus padres; mas que las obras de Dios es preciso se manifiesten en él (Juan 9: 2, 3). ¿Cómo pudo pecar un ciego de nacimiento? Karma de la anterior vida se llama, y es preciso que las obras de Dios dejadas, como atributos potenciales al emanar de ÉL cada uno de nosotros como espíritu, se manifiesten realizadas en las diferentes vidas de los distintos planos de la Creación. Tampoco acá Jesucristo señaló que la creencia de la Reencarnación era falsa. A los suyos, en el Círculo Interno de la Enseñanza se lo explicaba...

Este testimonio de la vida real que a continuación va abunda en nuestra sociedad con variados matices:

Hace algunos años, fue puesto en libertad un presidiario que había pasado en la cárcel la tercera parte de su vida, a pesar de alegar siempre inocencia, estaba condenado a cadena perpetua. Transcurrieron 20 años y en su lecho de muerte el verdadero criminal confesó su crimen, siendo entonces liberado el inocente. Un pastor evangélico que ayudaba espiritualmente a los presos excarcelados, se encontró con el liberado e intentó darle apoyo y consuelo, volviéndole al cristianismo. Sin lograr una favorable respuesta del taciturno y silencioso hombre, le pone la mano en su espalda diciéndole que fuera paciente y fuerte, que tuviera confianza en la voluntad de Dios y en la promesa de Cristo. Reacciona entonces el ex-presidiario y respondió: "¿Os atrevéis a decirme que es la voluntad de Dios la que me ha enviado a la cárcel? Si Dios es justicia y amor, ¿por qué no me ha salvado? ¿Qué hice para merecer tales sufrimientos? Yo era honrado y trabajaba para mi familia a la que amaba. Y luego me arrojaron al infierno por un crimen que no he cometido. ¿Es, pues, la voluntad de Dios la que quizás ha hecho morir de hambre a mi mujer y a mis hijos? ¿Dónde están ahora? Nada sé de ellos desde hace muchos años. Estarán en la miseria, muertos o quizás peor todavía. Miradme, soy una ruina, un desecho, arrojado sobre el estiércol de vuestra civilización. ¿Y me decís que todo esto es la voluntad de Dios?". El pastor se fue desolado, pues no tenía argumentos para convencer a ese desventurado de que Dios es JUSTO.
Quienes le dan a ese hombre, en justa rebeldía ante su destino, esta sola oportunidad de su única vida material para condenarse o ser salvo él y su familia, ignoran las razones de su lógica rebelión bajo humana mirada, pues lo sutil de su alma no puede ser mancillado por lo negativo de lo denso de la materia. A ojo divino se sabe que él mismo programó su vida para aprender y superar mundanas ligaduras. Las Sagradas Leyes de Evolución, Karma y Reencarnación explican el por qué y ese por qué señala: DIOS es solo Amor, Comprensión y Perdón. No somos fruto del ciego azar ni de un capricho divino, estamos acá como parte de un proceso que se inició cuando desde DIOS emanamos como espíritus dotados con atributos a ser manifestados en los diferentes planos de la creación. Entender los propósitos de la Reencarnación obliga, de alguna manera a comprender el concepto de DIOS e intentar hacerlo desde lo limitado que somos ante el TODO que ÉL es.
        Cuando Tatios pregunta a Hermes sobre DIOS, el Trismegisto le responde: Hablar de DIOS es imposible hijo, pues lo corpóreo no puede expresar a lo incorpóreo... Lo que no posee cuerpo ni apariencia, forma ni materia, no puede ser comprendido por los sentidos. Yo comprendo Tatios, comprendo, que lo imposible de definir, eso es DIOS.
        Enseña la Teogonia primitiva al SIN NOMBRE como: Aquel que no es el Ego, que no es el NO YO, que no es la Conciencia, que no es Atma ni es en sí un objeto de Conocimiento. Es la Esencia Una un Centro de Energía al que algunos llaman Logos, pero ÉL es el PADRE de los Logos y ellos son por ÉL.
        Nos dicen unos Proverbios Sagrados: Tú, ahora que se han disipado las nubes de la ignorancia crees que ha aparecido la Luna de la Sabiduría, pero te equivocas; la Luna brillaba detrás de las nubes durante eternidades... Cierra los ojos y verás, has silencio y escucharás... Dijiste al almendro: Hermano háblame de DIOS, y entonces el almendro floreció...
        San Agustín señala: ¿Crees saber lo que es DIOS? DIOS no es nada de lo que te imaginas o de lo que tú pensamiento pueda abarcar... San Juan de la Cruz agrega: Lo más alto que se puede llegar a entender de DIOS, dista en infinita manera de DIOS...
        La Sagrada Tradición se refiere al SIN NOMBRE en un arcaico documento: Los que han tratado de crearle un nombre y estudiar al Principio Incognoscible de todas las cosas, al intentar hacerlo sólo han logrado degradarlo hasta su nivel, al no poder nivelarlo por el humano entendimiento para su comprensión. Todo lo que es, ha sido y será, está compenetrado por el TODO que es DIOS; su manifestación abarca desde lo más sutil y cercano a ÉL, hasta lo más denso o lejano de ÉL, pero en ÉL nada es cercano o lejano, sólo ES. En la organización del Universo manifestado corresponde a diferentes Jerarquías Espirituales actuar como transformadores de la Energía que desde ÉL dimana, para hacerla llegar graduada a los planos menos sutiles que no podrían recibir una vibración tan elevada sin desintegrarse. Esa Energía es la chispa de vida que mantiene con vida cada partícula, átomo y molécula. Chispa que en el hombre llega desde el personal espíritu siendo transformada plano a plano por sus cuerpos cada vez más densos. Ello nos diferencia del mundo animal, vegetal y mineral.
        Se nos dice: Lo que no puede expresarse en palabras, pero es la causa por las que las palabras puedan llegar a ser expresadas; aquello que con la mente no puede pensarse, pero es la causa que la mente piense; eso que no es espíritu pera es la causa por la que los espíritus son; lo que no puede verse ni es luz, pero es la causa que se pueda ver y que la luz exista; lo infinito que no podrá ser expresado por lo finito... Todo eso y mucho más es EL SIN NOMBRE al que llamamos DIOS.
        Albert Einstein (1879 - 1955), creador de la trascendental teoría de la Relatividad opinó: La vida de un hombre sin religión no tiene sentido; y no sólo lo convierte en un desdichado, sino que en un ser incapaz de vivir. La luz es la sombra de DIOS. Max Planck (1858 - 1947), creador de la notable teoría cuántica, afirmó: Jamás puede haber verdadera oposición entre la religión y la ciencia, pues una es el complemento de la otra.
        Giordano Bruno por el año 1580 comentó: Yo llamo al universo "todo infinito" porque no tiene borde, límite o superficie; digo que el universo no es "totalmente infinito" porque cada una de las partes que podemos tomar de él es finita y cada uno de los mundos innumerables que contiene es finito. Llamo a Dios "todo infinito" porque excluye de sí todo límite y cada atributo suyo es uno e infinito; y digo que Dios es "totalmente infinito" porque todo él está en todo el mundo y en cada una de sus partes infinitamente y totalmente, al contrario que la infinitud del universo, la cual está totalmente en todo, pero no en las partes que podemos comprender en él.
     Ramakrishna expresó: Aquel que no encuentra a DIOS dentro de sí mismo, tampoco lo hallará afuera. Pero el que LO ve en el templo de su propia alma, también LO ve en el templo del mundo exterior. DIOS está en todos los hombres, pero todos los hombres no están en DIOS; por eso sufren.
Muchos viven el diario vivir solo pensando en la manera de vivir o sobrevivir con menos problemas. Pocos piensan qué hay más allá del diario vivir. Al nacer somos recibidos por una gran verdad ineludible que marca el nacimiento: Tendremos que morir. Los menos intentan escudriñar qué hay antes de la vida y más allá de la muerte. Para unos es la Resurrección en un única vida, para otros existe la Reencarnación y algunos suponen la nada. Ninguna de las tres posiciones se puede afirmar o rechazar de manera categórica dado que escapan al análisis racional del método científico. Es notable el número en constante aumento de personas que tienen una muerte clínica y, para sorpresa de la ciencia médica, retornan desde la frontera del Más Allá. Sus relatos corroboran la existencia de un después de morir que es no condenatorio sino de un justo y armonioso análisis de lo que faltó hacer y lo que se realizó. A nadie allá se le preguntó por su credo, grados iniciáticos... Además entre los millones de experiencias muchos refuerzan la Reencarnación.

Mi percepción de la reencarnación podría, según algunos, ser enfocada como Palingenesia, palabra compuesta de origen griego formado por pálin ("de nuevo") y génesis ("origen") que se refiere, en cuanto a Reencarnación básicamente a la regeneración y renacimiento de los seres con una vuelta a la vida. Después de la muerte se vuelve a la vida, una vez el alma haya asimilado lo positivo de la última vida y deba manifestar nuevos atributos en la siguiente vida. Conservando el alma su identidad en un fenómeno de constante renovación (Renacimiento con Transformación). Es una regeneración evolutiva en un ciclo de vidas con nacimientos y muertes en lo físico con un proceso regido por el alma. Representa una regeneración evolutiva que repite experiencias para afrontarlas mejor. Sin embargo, otros opinan que Palingenesia significa nuevo nacimiento o renacimiento a la vida espiritual por medio de la Iniciación, además se la usa para hechos de la historia, la alquimia, mecánica, literatura, sociología... y el término es por otros utilizado escatológicamente para referirse al hecho de RESTAURACIÓN de todas las cosas. Es mejor quedarnos con la popular palabra Reencarnación en donde uno nace, otra vez, con una mente renovada que trae recuerdos del pasado y un genoma estructurado para superar errores del pasado y tener éxito en el plan presente, siendo siempre como alma uno mismo con nuevos cuerpos para cada curso de la experiencia de vida. La individualidad jamás se pierde dado que no somos este cuerpo físico que piensa y tiene sentimientos sino que somos aquello que nos permite vivir en este cuerpo teniendo pensamientos y sentimientos. Quizá una manera de entenderlo mejor es suponer que el alma para crecer se duerme mientras rige el proceso de vida de una nueva encarnación. Todo lo positivo logrado y las metas programadas alcanzadas sirven para el desarrollo del alma, la que, una vez terminado el proceso para esta vida, deja el cuerpo físico desconectando la energía de vida que por medio de la mente le hacía llegar, para despertar con la experiencia ganada que analiza con su grupo y Guía con el fin de evolucionar... Ahora bien, si queremos ponerle nombre elitista usaría el más remoto que está en los Upanishads, conjunto de textos dejados en India 500 años antes de Cristo que dan la interpretación de los Vedas. Allí se usa la palabra Samsârâ que equivale a repetición de nacimientos y muertes en el proceso de la vida terrenal. Representa esa milenaria palabra la acción de reencarnar por medio de la rueda o rotación en el ciclo de existencias de las persona, donde cada uno pasa por los estadios de nacimiento, crecimiento, aprendizaje, madurez, realización y muerte, que anteceden al inicio de otro ciclo en varias vidas del evolutivo ascenso hacia la meta. Pienso que la iniciática palabra Sendero o camino espiritual que hemos de recorrer, se deriva de Samsârâ.

Cada nacer es iniciar un nuevo curso en la Escuela de la vida de la tercera dimensión. Cada vida es parte del proceso evolutivo que la propia alma acepta con el fin de desarrollar determinadas cualidades latentes. Lo positivo es permanente lo negativo es transitorio, sin lo negativo lo positivo no se reconocería. Nada denso afecta a lo sutil pues lo sutil está por sobre lo denso en cuanto vibración. Para lo sutil lo denso es un inexistente. El alma solo es sensibilizada por lo positivo que uno acá manifieste y eso positivo la ayuda a crecer... Somos eternos, lo transitorio de la vida no puede dañar y menos condenar a lo eterno que somos y nos permite vivir, lo transitorio ayuda a manifestar valores latentes eternos que todos tenemos. Un sol es un átomo para una macrodimensión, un átomo es un sol de la microdimensión. Los universos son incontables en una espiral en la que lo macro no se aleja de lo micro sino que convergen hacia un mismo punto, el punto que los hizo ser en un big bang creado por un Pensamiento Divino de DIOS desde lo Inmanifestado en ÉL y que dio paso a lo Manifestado donde como espíritu crecemos vida a vida. Estamos cursando en la Escuela de la tercera dimensión, tiene grados la Escuela que van desde lo denso hacia lo sutil. Nuestra misión es superar lo denso con el fin de reconocer lo sutil, no de manera pasiva sino que integrada en forma dinámica en la propia mente con la esencia de su realidad. Realidad que nos señala un destino: Volver a DIOS con todos nuestros atributos desarrollados y el pleno Conocimiento de lo positivo de las diferentes dimensiones al conocer, vivir y superar lo denso transitorio dando lugar a lo sutil permanente. Logrado eso, retornados en DIOS, volveremos a emanar de ÉL, sin perder la individualidad como regentes programadores de universos... Por lo tanto, humanos errores son necesarios para manifestar divinas virtudes. Repetita Iuvant, el Maestro Taimni nos Enseña:

Mucho de lo malo que vemos en la gente
se debe tan solo a falta de desarrollo de
cualidades y facultades buenas en su alma.
Lo que generalmente llamamos vicios,
se debe a la ausencia de las correspondientes
virtudes que todavía no se han incorporado en el alma.
Si bajo esta Luz miramos a nuestros prójimos,
tendremos que adoptar una actitud más caritativa
hacia sus debilidades y deficiencias de carácter,
y en vez de considerarlos malos o pecadores,
los consideraremos simplemente como almas poco
desarrolladas aún. Les falta completar sus retratos
 de seres perfectos, que todos tendremos que
completar; y no es razonable que adoptemos otra
actitud que la de simpatía y tratemos de ayudarlos.

Quien acepta la Reencarnación podrá entender lo trascendental de este Conocimiento que Taimni nos legó. Eliminemos el temor a la vida por no poder vivir en plena virtud y ser condenados. Eliminemos el temor a la muerte por ser el presunto portal de la condena: ¡¡¡NO!!! Entendedlo: La vida es una natural secuencia de errores que, paso a paso o vida a vida nos lleva a la virtud al ser cada error transmutado en virtud. Sin error previo jamás seríamos virtuosos. ¡¡¡NO!!! No temas a al muerte: La muerte es un natural despertar del alma dormida que nos permite ser en esta vida, despertar en el que seremos recibidos por un Ser de Luz que irradia amor y comprensión y nos ayuda, en el plano astral, a entender las razones de nuestros errores mundanos y las virtudes de nuestros éxitos mundanos. Cada error queda en el olvido, no vibra más allá, cada virtud es incorporada en la memoria del alma y la hace crecer y desarrollarse. Cuando el alma siente que debe desarrollar nuevos atributos para crecer, pasa a la antesala del nacer donde participa en cada detalle de la programación de la nueva humana vida en la que nada queda al azar y el libre albedrío humano será respetado, no para cometer errores que nos condenen, ¡SÍ! para permitirnos conocer y lograr apreciar por uno mismo la diferencia entre lo denso y lo sutil, pues nacemos dotados con partículas mentales densas, recuerdos de pasadas vidas, las que mediante la emisión de cada nuevo pensamiento positivo van desapareciendo por ser transmutadas en partículas mentales sutiles...

Las palabras expresan pensamientos. Lo concreto de nuestra humana vida podemos definirlo cada vez mejor gracias a la evolución, lo abstracto de nuestra realidad queda limitado, no en cuanto inspirativos chispazos sino que en la expresión concreta de esas revelaciones e inspiraciones. La vivencia está. ¿Cómo expresarla? De alguna manera tenemos que referir lo suprasensible que hay en nosotros y nos permite ser. Sri Aurobindo hace una referencia de la Reencarnación que supera en pocas palabras lo concreto y nos permite acercarnos a lo abstracto:

     ¿Y si acaso los renacimientos no fueran, en realidad, una cadena a la que nos encontramos atados, sino más bien, y en primer lugar, una escala que sirviera para el ascenso del alma y, finalmente, una sucesión de potentes oportunidades espirituales que nos son ofrecidas?
        Un nuevo nacimiento, una nueva vida, no consiste en recomenzar exactamente el desarrollo allí donde se detuvo en la vida precedente, ni siquiera se limita a repetir o continuar la personalidad exterior y la configuración natural que teníamos anteriormente. Hay una asimilación, un rechazo, un refuerzo y una reestructuración de antiguos caracteres, de viejos móviles; una nueva disposición de lo que se ha realizado en el pasado y una elección en lo que concierne a los fines que depara el porvenir, todas ellas cuestiones sin las cuales la nueva partida nunca sería fructuosa ni contribuiría a la evolución. Pues cada nacimiento es una nueva partida: el resultado del pasado, pero nunca una continuación mecánica; el re-nacimiento no es ninguna continua repetición, sino una progresión; es el mecanismo necesario de un proceso evolutivo.
Quienes basados en pretéritas "interpretaciones" de la Enseñanza condenan a la Reencarnación, ignoran la cada vez más actualizada Enseñanza, avalada por pensadores de la física teórica, que señalan al hombre como un conjunto de cuerpos situados en diferentes dimensiones e interrelacionados entre sí al estar unidos por un unitario rayo de energía, fuerza e información estratificada, que desde la séptima dimensión dimana de nuestro espíritu y, mediante salto cuántico, la hace pasar a un cuerpo por él formado en la sexta dimensión, desde allí pasa la energía al alma, por el espíritu formada en la quinta dimensión. Para entendernos mejor digamos: el alma es el espíritu encarnado en la quinta dimensión. Nuestra alma con el mismo rayo de fuerza, energía e información da forma con partículas de la cuarta dimensión a la mente que es su puente de unión con la tercera dimensión, lugar donde actualmente residimos como alumnos de un curso en la Escuela de la materia con un cuerpo físico formado por la CAUSAL unión de un espermio con un óvulo previamente seleccionado en, cómo llamarlo, el computador cósmico del plano del alma. De esa unión se forma el zigoto o huevo unicelular que inicia su rápida multiplicación dando lugar al embrión que, desde el alma recibe la mente que permite que células madres iguales se diferencien y den lugar a las especiales características de millones de puntos cuánticos y un puente dimensional del cerebro humano u órgano encargado de comunicar la mente y el alma con el mundo. El espíritu que cada uno es, emerge de DIOS con infinitos atributos a desarrollar en los planos dimensionales. El alma recibe desde el espíritu los atributos a ser desarrollados en la tercera, cuarta y quinta dimensión. Si no es lógico suponer para un niño de seis años que en un curso de un año complete la enseñanza básica, media, universitaria y de post grado, todo a la vez, menos lo es suponer que el alma en una sola vida desarrolle todas sus innúmeres potencialidades. Para cada encarnación el alma programa los atributos de vida necesarios a ser desarrollados en esa vida. Nada queda al azar con el fin de, por las experiencias de vida superar aspectos de lo denso negativo transitorio, mediante el desarrollo de lo sutil positivo permanente. Cada vida es una escalar secuencia lógica que nos acerca a nuestra meta; DIOS. Cada vida es un conjunto de escalones a vencer. La Sagrada Enseñanza nos dice que en la escalera a escalar los vicios y debilidades superados, el dolor, enfermedad, sufrimiento, perdón, amor, buenos pensamientos y correctos sentimientos manifestados, uno a uno se convierten en peldaños del ascenso evolutivo, siendo transmutada la energía desde su polo negativo al positivo. Cada vida es una parte evolutiva en el crecimiento del alma, la que al crecer permite el desarrollo del espíritu. No hay involución, castigo ni es esta nuestra única oportunidad evolutiva, las hipnosis regresivas a vidas pasadas muestran que en cada vida uno es más evolucionado que en la anterior. Algo pasa acá en países de la América Joven como lo fue Señalado... y no me sorprende vivir donde más del 70% de las personas acepta la Reencarnación, me extraña que todavía haya en Europa y otros lugares del Primer Mundo menos gente despertando del letargo... Vale.

No dudemos del Amor y Justicia de DIOS, nuestro punto Alfa y Omega, siendo el inicio igual en todos y el final del sendero el mismo para todos. No temamos la muerte; un despertar más del alma que gracias a la vida puede crecer. Lo expuesto sobre Reencarnación queda inserto para vuestro personal discernir.

Dr. Iván Seperiza Pasquali.
Quilpué, Chile.
Abril 1 de 2002
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