LA ÚLTIMA MISA
CiberEscrito N° 30 de MUNDO MEJOR
Dr. Iván Seperiza Pasquali
Quilpué, Chile
Junio de 1999

Estamos en el año 1945, lugar los Estados Unidos, la bomba atómica ya era una realidad, tan sólo faltaba la prueba final. Dos personajes fueron fundamentales para que así sucediera, un general y un destacado físico teórico. El día antes de la exitosa prueba el físico Oppenheimer dijo: "¿Por qué a mi? ¿Por qué me escoge a mi?". El general Groves señaló: "Yo siempre pensé que el Señor estaba de nuestro lado y creo que ahora lo vamos a comprobar". A los pocos días dos bombas atómicas remecieron al Japón...

Hoy, corresponde a mediados de Junio del año 1999, y muchos temen una Tercera Guerra Mundial que, de suceder, será nuclear. Se nos señala que el día 11 de Agosto se producirá el último eclipse total solar del milenio lo que nada tiene de particular, salvo, y allí está el detalle para pensar, que se formará una cruz cósmica al igual que hace 2.000 años. Cada 2.000 años astronómicamente se posicionan  la Luna (en eclipse el día 11 de agosto) y el Sol en Leo, Urano lo hace en Acuario, Marte en Escorpión y Saturno en Tauro... Esta posición astronómica evidencia para el conjunto en el cielo, de manera cabalística y enigmática, el signo o la señal de LA CRUZ...

El centro Anael en Internet informa:
En la Cuarteta 72 de la centuria décima Nostradamus predijo la gran catástrofe final y la destrucción de la  HUMANIDAD en el año de 1999. "EN EL AÑO DE 1999, EN EL SÉPTIMO MES, VENDRÁ UN GRAN REY DEL TERROR".  Dice Nostradamus: "A un eclipse de SOL, sucederá el más oscuro y tenebroso verano que jamás existió desde la creación hasta la pasión y muerte de Jesucristo, y desde ahí hasta ese día, y esto será en el mes de Octubre, de 1999 cuando se producirá una gran traslación, de tal modo que creerán que la Tierra ha quedado fuera de su órbita y abismada en las tinieblas externas". En la cuarteta 72 de la centuria décima Nostradamus predijo la gran catástrofe final y la destrucción de la humanidad en el año 1999. "En el año 1999, en el séptimo mes, vendrá del cielo un gran rey de terror". Se trata de un planeta gigantesco, muchas veces más grande que Júpiter, el titán de nuestro Sistema Solar. Este planeta gigantesco cuya existencia fue hecha pública por el ruso POLEVANOV hace más de dos años, el cual aseguró que su choque con la tierra sería inminente, alertó al consejo de seguridad de la ONU, en la necesidad de aprobar un proyecto mundial denominado "Salvación del planeta". Ante la alarma de  la humanidad por esta noticia, se ocultó la gran realidad; pero según informes extraoficiales las grandes potencias tienen preparados miles de proyectiles nucleares para destruir este gigantesco planeta. En la Centuria II, cuarteta 41 Nostradamus dice:  "Nublado Hará que dos soles aparezcan... La gran estrella durante 7 días quemará."  Según Nostradamus ese planeta aparecerá durante 7 días como otro sol quemando toda la tierra y esto será a finales de Julio de 1999.

Se comenta, con pánico para muchos, que el sistema solar entrará en una zona de la galaxia que es un campo fotónico y que por tres días nada eléctrico funcionará, y que durante 25 años se vivirá rodeado de una luz fría que impedirá el paso de los rayos solares, dando lugar a una nueva glaciación. Se cumpliría cada 12.000 años un giro completo de nuestro sistema solar alrededor del sol central de la galaxia: HALCIÓN. La particularidad que tiene este sol es que posee un cinturón compuesto de ''quantum de luz'', o sea fotones, que forman como un plato alrededor del mismo similar a Saturno, con una especie de plato plano de unos 2000 años luz de espesor... Todo el sistema solar, y muchos otros sistemas, atraviesan este ''plato'' al girar alrededor de Halción, y ello lo hacen cada 12.000 años, ¡se habría cumplido este ciclo! Se dice que ya hace unos 300 años que estamos ''entrando''' en este campo magnético compuesto de quantum de luz fotónica.... Pero aun no se ha dado la ''ENTRADA'' formal y completa a ese cinturón de fotones. A su "entrada" sucedería un colapso energético, y lo mismo sucedería a la ''salida''. Este colapso tardaría de tres a cinco días de oscuridad. La ciencia no ha podido demostrar nada al respecto porque los ''quantum'' si bien se sabe de su existencia, no pueden ser manipulados ni estudiados ni probados en laboratorios, dado la particularidad de la luz que se transmite tanto como ''partícula'' como ''onda''. Pero la reacción lógica de la física cuántica, ante una ''invasión'' de fotones, o una eventual entrada de nuestro sistema solar en un halo que quantum de luz, daría por resultado que ningún aparato eléctrico, magnético, electromagnético, o similar funcionara... El shock que recibiría el planeta ''seria instantáneo''. Eso ''podría explicar'' lo que sucedió con los dinosaurios y el congelamiento SÚBITO del planeta en eras anteriores...

Otros advierten, angustiados, que el planeta con órbita de cometa y tamaño seis veces al de Júpiter, está cercano, que el Observatorio chileno La Silla, el año pasado lo habría detectado y que la NASA ocultó la información... Cumple ese planeta llamado MARDUK su ciclo de 3.666 años, y luego de cada tercera pasada por el sistema solar, es decir 10.998 años, lo hará, una vez más cerca de la Tierra, y que durante 7 días se verá como otro sol quemando toda la superficie terrestre, en especial del hemisferio Norte por la actual inclinación en el eje terrestre... Esto a su vez explicaría los ciclos de diversos cataclismos que se suceden cada 11.000 años.

Algunos, preocupados  hablan de Nostradamus y otros profetas o videntes, con la inminente guerra nuclear que China desencadenaría pronto, habiéndose ya cumplido todas las señales para que ello suceda. Lo haría con un sorpresivo y violento ataque sobre una desvalida y desmotivada Federación Rusa.

Ante tan poco grato apocalíptico panorama, pienso que es necesario recordar qué sucedió cuando hace 1.000 años se esperaba el fin del mundo. Viajemos al año 999 y miremos a la Europa cristiana de la época. La gente se perdonaba sus deudas y ofensas en aquel año 999, se decía que el mundo se acabaría por el fuego al comenzar el primer día del año 1.000. Los ladrones se confesaban y los señores terratenientes los perdonaban. Para qué acumular riquezas si ellas no servirían para el Juicio Final tan cercano. Esa era la máxima de aquellos días en la Europa cristiana. Los comerciantes no cobraban, los mendigos eran bien atendidos y alimentados como jamás ellos lo hubieran soñado. En la Navidad, a pocos días del fin, reinaba el amor y la bondad entre la gente. El día 31 de Diciembre en la gran Basílica de Roma llegamos a la última misa de la humanidad, sigamos el relato que Frederick Martens hace de la misma. He aquí la ÚLTIMA MISA:

El Papa Silvestre II se irguió ante el altar mayor. La Iglesia estaba rebosante y todos se habían arrodillado. El silencio era tan grande que se oía el roce de las mangas blancas del Papa al moverse entorno del altar. Y hubo todavía otro ruido. Era un sonido que parecía medir los últimos minutos de los mil años de existencia de la Tierra desde la venida de Cristo. Resonaban en los oídos de los allí presentes como el latido en los oídos de quien tiene fiebre, con un ritmo sonoro, regular, incesante. Pues la puerta de la sacristía estaba abierta, y lo que oían los asistentes era el tictac uniforme e ininterrumpido del gran reloj que colgaba dentro, con un latido por cada segundo que pasaba.

El Papa era un hombre de férreo poder de voluntad, tranquilo y concentrado. Probablemente había dejado adrede abierta la puerta de la sacristía, para lograr el mayor efecto en ese gran momento. No se movía ni le temblaban las manos. Se había dicho la misa de medianoche y reinó un silencio mortal. Los presentes esperaban... El Papa Silvestre no dijo una palabra. Parecía sumergido en oración, con las manos elevadas al cielo. El reloj seguía su tictac. Un largo suspiro se elevó del pueblo, pero no pasó nada. Como niños con miedo a la oscuridad, todos los que estaban en la Iglesia yacían con el rostro en el suelo, y no se atrevían a levantar los ojos. Sudor de miedo cubría muchas frentes heladas, y las rodillas y los pies perdieron toda sensibilidad. Entonces de repente ¡el reloj cesó en su tictac! Entre los asistentes empezó a formarse en muchas gargantas un grito de terror. Y, muertos de miedo, vacíos cuerpos cayeron pesadamente en el suelo de piedra.

Entonces el reloj empezó a dar campanadas. Dio una, dos, dio tres, cuatro... dio doce... La duodécima campanada resonó extinguiéndose en ecos, ¡y siguió un silencio de muerte! El Papa Silvestre se volvió entorno, y con la orgullosa sonrisa de un vencedor extendió las manos en bendición sobre las cabezas de los que llenaban la Iglesia. Y en ese mismo momento todas las campanas empezaron un alegre y jubiloso repique, y desde la galería del órgano empezó a sonar un coro de gozosas voces, jóvenes y de mayores, un poco inseguras al principio, quizá, pero haciéndose más claras y firmes por momentos. ¡Cantaban el Te Deum laudamus; "A ti Dios te alabamos"! Todos los presentes unieron sus voces a las del coro. Pero pasó algún tiempo antes de que las espaldas en espasmo pudieran enderezarse, y la gente se recuperara del terrible espectáculo ofrecido por los que se habían muerto de miedo. Terminado el cantar el Te Deum, hombres y mujeres cayeron unos en brazos de otros, riendo y llorando. E intercambiándose el beso de paz. ¡Así terminó el año mil del nacimiento de Cristo!

La que iba a ser la última misa, estaba llena de gente de paz, perdón, bondad y comprensión. De inmediato dio lugar a una nueva era de mil años sin máscaras; es decir con odio, venganza, maldad e intolerancia. A finales del año 999  dominaba la idea: "Para qué acumular riquezas si ellas no servirían para el Juicio Final tan cercano". Esa era la máxima de aquellos días en la Europa cristiana. Grato sería que se repitiera en estos meses que restan del año 1999, hechos similares que nos permitieran ver los falsos rostros de arrepentidos por el miedo, rostros con máscara de bondad fruto del temor. En un mundo tan metalizado muchos se aprovecharían felices de ese temor con el fin de adquirir más bienes a regalado o nulo precio.

Viajemos ahora al año 1790, ingresemos a una modesta Iglesia de Polonia y junto a varios feligreses escuchemos la prédica de un monje. Se ilumina el rostro del sacerdote, entra en estado de trance, su voz cobra fuerza y con penetrante energía nos señala su visión profética que dice:

"Amados hermanos, pese a tanta desgracia nacional, tenemos suerte. Cada siglo de la historia del mundo ha sido notable, y lo será en especial el siglo XX. Tenemos suerte de no estar allí, yo he visto el destino que aguarda a los habitantes del mundo que vivirán en esa época. A partir del año 1900 y durante las décadas siguientes, en muchas naciones los príncipes del poder se volverán contra sus padres y la raza humana se enfrentará entre sí. En 1938 será el comienzo de la segunda guerra del siglo que se desarrollará en el mundo entero. Muchas de las ciudades más grandes y respetables serán asoladas y abandonadas por sus habitantes. La mayor parte del mundo se trastornará. Los hombres no mostrarán asomo alguno de racionalidad. Surgirán nubes venenosas y rayos que causarán quemaduras más profundas que las del Sol ecuatorial. Habrá ejércitos en marcha, todos revestidos de acero y naves voladoras dotadas de bombas y flechas de efectos terribles, y estrellas móviles con fuego como de azufre que destruirán ciudades enteras en apenas un instante. Una vez más se logrará la paz, aunque sólo durante algunos años. Llegará el año 2000 y, con él, el Día del Señor. Las estrellas y cometas caerán de los cielos, toda la Tierra arderá a causa de los rayos que se abatirán sobre ella y la vieja Tierra desaparecerá y la nueva Tierra que surja de estos acontecimientos será un lugar maravilloso..."
CONCLUSIÓN
ANTIAPOCALIPSIS es una nueva palabra personal que nos señala: De la misma manera que como masa inconsciente se corre hacia el holocausto nuclear, el Armagedón y el apocalipsis, se puede frenar, girar y marchar hacia la Luz de una Nueva Era de paz, tranquilidad, amor y felicidad. La profecía da la posibilidad del cambio positivo si la mente humana se positiviza. Basta que un 1%, repito, tan solo un 1% de las personas comience a pensar con fe, con creencia, con perseverancia y visualización en un mundo mejor, para que se produzca una reacción cuántica en cadena, como sucede con el fierro al ser imantado una parte de él, que da lugar a la imantación total. Repito basta lograr un 1% de pensadores positivos en el ámbito planetario para que se revierta la situación actual y tengamos un mundo mejor.

Debemos saber, es imperioso saberlo, que todo aquello que nos guía hacia el caos, sin importar su origen, estamos facultados para revertirlo. Tenemos la fuerza mental para lograrlo, orientando su energía hacia un mundo mejor. La energía es una, la mente le da la dirección, o hacia lo negativo o hacia lo positivo. Con un 1% de personas actuando con actitud mental positiva, puede que ciertos hechos cósmicos no los impidamos, pero sí se lograría atenuarlos. No nos sorprendamos si pasa el cercano mes de Agosto y no sucede nada, si pasa el año 2000 y no acontece nada. Si llegamos al año 2002 y...

Las fechas proféticas humanas interpretaciones de la profecía son y, por lo general, pocas veces aciertan... La profecía se la entiende recién una vez ya cumplida y por lo general no antes. A pesar de todo lo caótico apocalíptico presagiado desde diferentes frentes o prismas de conocimiento, ya sea de tipo profético, místico, religioso, científico, filosófico o intuitivo, insisto que podemos generar con positivos pensamientos un ANTIAPOCALIPSIS, activando con ello el oculto rostro de luz de la profecía, y que se revierta lo negativo, permitiendo que cual ave fénix nos haga emerger como seres humanos en una maravillosa nueva era de paz y amor. Y hacerlo en un mundo que será un lugar maravilloso, pues será un MUNDO MEJOR.

Dr. Iván Seperiza Pasquali
Quilpué, Chile
Junio de 1999
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