Reflexión 70
El día después
Mente, simplemente Mente


La UNESCO en su Carta Constitutiva del año 1945 manifiesta:

Como las guerras se inician en la mente de los hombres, es en la mente de los mismos hombres que deben ser construidas las defensas para la paz.

John Milton señala:

La mente es un lugar por sí misma, y puede en sí hacer un cielo del infierno y un infierno del cielo.

Krishnamurti al hablar en su ciudad natal Madanapalla, India, en el año 1956 destacó:

Cuando nos vemos enfrentados con tantos problemas, cuando el mundo está en guerra o preparándose para la guerra, cuando hay tanta producción y al mismo tiempo hambre, creo que lo más importantes en toda esta lucha humana es comprender la mente. Por cierto, la mente es el único instrumento que puede hallar la acertada respuesta a los muchos problemas que existen, y sin embargo muy raramente pensamos o examinamos el proceso de la mente. Creemos que resolverán nuestros problemas las respuestas preparadas, o ciertas normas de pensamiento. Como hindúes tenemos cierta manera de pensar que esperamos resolverá nuestros complejos problemas, y si somos comunistas, cristianos o budistas, tenemos otras respuestas ya preparadas. Muy poco de nosotros damos verdadera importancia al proceso del pensar, a las modalidades de la mente misma; y a mi me parece que la solución está ahí, y no en abordar el problema con una mente ya moldeada o condicionada.

Quisiera considerar lo que es la mente; porque es obvio que, sin penetrar muy a fondo en todo este problema, sin comprender la composición y el estado de la mente, es por completo fútil el mero pensar especulativo, o la identificación con una creencia determinada. Y al tratar de comprender el proceso de la mente, creo que es importante escuchar bien. La mayor parte de nosotros escucha con una mente ya preparada o cargada de preconceptos, o bien escuchamos para encontrar un argumento polémico, y muy pocos escuchan con atención, con libertad; pero es sólo cuando inquirimos libremente, sin estar atados a ninguna determinada creencia, que la mente puede hallar la verdad en cualquier problema. De modo que esta charla sólo será de valor si podemos escuchar correctamente, lo cual es difícil, y no tratarla como una mera disertación casualmente escuchada una tarde, y dejada luego de lado.

Como decía, si no comprendemos las modalidades de la mente, no es posible que comprendamos el complejo problema de vivir. Ahora bien, ¿qué es la mente? Estamos tratando de descubrir, no meramente de afirmar o aceptar. Y para descubrir, tenéis que observar vuestra propia mente en funcionamiento, al escuchar la descripción de lo que es la mente. Es decir, aunque estoy hablando, describiendo la mente, daos cuenta del proceso de vuestro propio pensar, y de esa manera descubrid vosotros mismos lo que es la mente, daos cuenta del proceso de vuestro propio pensar, y de esa manera descubrid vosotros mismos lo que es la mente.

Dejemos bien aclarado por qué es importante comprender la mente. La mente es el único instrumento que tenemos, el instrumento de percepción, de comprensión, de pensamiento; y, sin clarificación de la mente, muy poca significación puede tener nuestro esfuerzo para descubrir lo que es la realidad, la verdad, Dios o lo que queráis. Tratamos pues, de inquirir acerca del proceso real de la mente. No nos limitamos a aceptar o rechazar lo que se dice.

Por cierto la mente es lo consciente tanto como lo subconsciente (inconsciente); es una totalidad que incluye tanto los procesos visibles como los ocultos del pensamiento. La mayoría de nosotros nos ocupamos exclusivamente de lo consciente, de los diarios acontecimientos, ambiciones, luchas, codicias y no nos damos  cuenta en absoluto del contenido subconsciente (inconsciente), es decir, de la mente que yace bajo las diarias actividades de la mente consciente; y mientras no comprendamos la totalidad, incluso lo que está en el subconsciente (inconsciente), tendrá muy poco sentido la mera ocupación con lo consciente.

Sabemos que la mente consciente está ocupada con los sentimientos cotidianos, con el empleo, con el ganarse la vida, con sus reacciones y constantes ajustes a los problemas inmediatos. Es la mente consciente la que se educa en determinada técnica, la que acumula el conocimiento y la que llamamos cultura. debajo de esa mente superficial están las muchas capas de lo subconsciente, en las cuales tienen sus raíces los impulsos raciales, culturales y sociales, las creencias y tradiciones religiosas, las respuestas instintivas basadas en los valores de la particular sociedad en que se nos ha criado. Si entrar en muchos detalles, ésa es la totalidad de la mente, ¿no es así? De modo que la totalidad de la mente está condicionada, moldeada, limitada por muchas influencias: por nuestro régimen alimenticio, por el clima y la cultura en que vivimos, por los valores sociales y económicos.

Ahora bien, con esta mente condicionada, de la cual estamos satisfechos, estamos tratando de encontrar algo que está más allá de ella. vemos que la mente es muy pequeña, confusa, contradictoria, y con esa mente tratamos de comprender lo incognoscible. Después de todo, nuestras mentes son el resultado del tiempo, siendo éste lo conocido, el pasado, la acumulación de conocimiento; y con este "instrumento" que aun dentro del campo del tiempo, la gente llamada religiosa trata de encontrar algo que trasciende el tiempo. Surge, pues, inevitablemente esta pregunta: ¿Puede la mente condicionada comprender o experimentar aquello que no es de su propia fabricación? Ése es uno de nuestros grandes problemas. Y ciertamente nunca podremos resolver nuestros problemas mientras estemos pensando como hindúes, cristianos o comunistas, puesto que ha sido por pensar en estos mismos términos que henos creado los problemas. Es sólo cuando la mente está libre de todas las tradiciones, valores, creencias, supersticiones, aceptaciones, que hay una posibilidad de resolver nuestros muchos problemas humanos.

 La cuestión es, pues, ésta: ¿Puede librarse de ciertas normas la mente que ha sido criada, educada en ellas? Es decir, ¿puede la mente abandonar las creencias, tradiciones y valores que se basan en la autoridad, en la mera aceptación? ¿Puede ser abandonado todo esto, de modo que la mente esté libre para investigar, para descubrir? Ése es nuestro problema, lo cual significa realmente: ¿Es posible que la mente se libere de las seguridades a que está atada? Porque, después de todo, lo que está buscando la mayoría de nosotros, exterior e interiormente, es alguna forma de seguridad. Si tengo la seguridad externa de la posición, el prestigio, el dinero, puedo estar temporariamente satisfecho; pero llega un tiempo en que empiezo a reclamar una seguridad interna, me refugio psicológicamente en la creencia, en el dogma, en la tradición, en cierta manera imitativa de pensar. Y ¿puede jamás encontrar la realidad, Dios, o como queráis llamarlo, la mente que está buscando seguridad y que quiere estar a salvo, sin perturbación? Es evidente que no. La mente que desea estar segura encontrará lo que busca, mas no aquello que es la verdad.

¿Puede, pues, la mente librarse de esta ansiedad por estar segura? Y, por cierto una mente que interna o psicológicamente reclama seguridad, invariablemente creará inseguridad externa en la estructura social. El nacionalismo, por ejemplo, es una idea a la que se aferra la mente como medio de seguridad psicológica; y este culto del nacionalismo inevitablemente tiene que crear inseguridad exterior, que es precisamente lo que está pasando en el mundo.

Ahora bien, si lo observáis con mucha atención, veréis que la mente está tratando siempre de hallar algo permanente, a lo que llama paz, realidad, o como queráis. Y ¿existe algo que sea permanente? Sin embargo, la mente crea valores que  supone son permanentes, y luego cree en ellos; establece ciertos hábitos de pensamiento que se vuelven permanentes, y una mente así nunca está libre para inquirir. Pienso que es importante comprender la significación de esto, porque después de todo, la libertad está al principio, no al fin. Es solo la mente liberada la que puede inquirir, no una mente atada, no la que está sujeta por la creencia, el dogma, la tradición; sin embargo toda nuestra educación se basa en estas cosas, no sólo en la escuela, sino también a lo largo de la vida, que es igualmente parte de la educación. Nunca inquirimos sobre la posibilidad de tener libertad al principio, porque la indagación de tal naturaleza requiere un proceso de pensamiento que no empieza con una suposición, ni con la experiencia acumulada, ya sea la propia o la de otros.

Me parece, pues, que para encontrar la realidad, lo incognoscible sobre lo cual no se puede premeditar ni especular, la mente debe estar libre de todo lo que ha conocido, debe morir para todos sus muchos ayeres. Tan sólo entonces la mente es inocente, y por lo tanto capaz de descubrir lo real.

Estoy seguro de que la mayoría de nosotros siente que es necesaria una revolución fundamental en un mundo en que hay tanto caos, miseria, hambre, y la constante amenaza de guerra.

Después de todo, nuestras mentes son el resultado del tiempo, de muchos miles de ayeres; son el resultado de la experiencia basada en lo conocido; y una mente así es la continuidad de lo conocido. La mente de cada uno de nosotros es el resultado de la cultura, de la educación, y por muy extenso que sea su conocimiento o su adiestramiento técnico, sigue siendo el producto del tiempo; por lo tanto es limitada, condicionada. Con esa mente tratamos de descubrir lo incognoscible; y el comprender que una mente tal jamás puede descubrir lo que es incognoscible, es realmente una experiencia extraordinaria. El darse cuenta de que, por muy astuta, por muy sutil, por muy erudita que sea nuestra mente, no tiene posibilidad de comprender aquello otro, este darse cuenta en sí mismo trae cierta comprensión de hecho, y creo que ella es el principio de una manera de mirar la vida que puede abrir la puerta a "aquello otro". La mente está sin cesar activa; y ¿cómo puede estar en calma una mente así? Puede uno ver que toda actividad de la mente, todo movimiento en cualquier dirección, es una reacción del pasado; y ¿cómo puede estar en calma una mente así? Y si se la calma por medio de la disciplina, esa quietud es un estado en que no hay inquisición, no hay búsqueda. Por lo tanto, no está abierta a lo desconocido, a ese estado que llamamos "lo otro".

Por eso el hombre verdaderamente religioso no pertenece a ninguna religión, ni a un determinado país.

Pregunta:
Sois un indo y un "Andhara", nacido aquí, en Madanapalla. Estamos orgullosos de vos y de vuestra buena obra en el mundo. ¿Por qué no pasáis más tiempo en vuestro país natal, en vez de vivir en América? Se os necesita aquí.

Krishnamurti:
Como sabéis, se trata de un peculiar proceso que se desarrolla en el mundo, esta identificación de uno mismo con una particular porción de suelo, o con lo que se llama una religión. ¿Importa mucho el sitio en que habéis nacido, o el idioma que habláis, o la particular cultura en que se os haya criado? Mirad lo que está pasando en el país: lo estamos fragmentando en partes, llamándonos tamiles, telugus, maharashtrianos y todo lo demás. Este proceso de división se mantiene también en Europa, con los alemanes, los ingleses, los franceses, los italianos, y así sucesivamente. Cuando un hombre rinde culto a lo particular y se identifica con ello, sus luchas llegan a ser mucho mayores, sus desdichas aumentan. Mientras yo siga siendo un andhara, perteneciente a una particular clase y una determinada religión, tendré una mente muy mezquina, pequeña, estrecha. Es por cierto la función de la mente trascender todas estas limitaciones y encontrar el todo; pero el todo no está compuesto de sus partes. Reuniendo muchas partes no se encuentra el todo. Sólo cuando no estamos enredados en la parte hay una posibilidad de descubrir el todo en forma inmediata.

Einstein dijo:

La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional una sirviente fiel. Hemos creado una sociedad que honra a los sirvientes y que ha olvidado los regalos. Lo único realmente valioso es la intuición.
Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado espíritu superior que se revela en los pequeños detalles que somos capaces de percibir con nuestra débil y enclenque mente.

Sir James Jeans destacó:

Creo que la mente tiene el poder de afectar a los grupos de átomos
interfiriéndose en la conducta de los mismos e incluso que la voluntad de los seres humanos puede alterar el curso del mundo aunque este curso esté predeterminado por leyes físicas. El Universo en que vivimos es creación de nuestros pensamientos. 
Descubrimos que el universo muestra evidencia de un diseño o de un Poder controlador que tiene algo en común con nuestras mentes. Un estudio científico del universo ha sugerido la conclusión de que puede ser sintetizado en la siguiente oración: parece que ha sido creado por un matemático perfecto.

Para el sabio australiano Sir John Eccles:

El cerebro no es una estructura lo suficientemente compleja para dar cuenta de los fenómenos relacionados con la conciencia, por lo que hay que admitir la existencia autónoma de una mente autoconsciente distinta del cerebro, como una realidad no material ni orgánica que ejerce una función superior de interpretación y control de los procesos neuronales.
La mente espiritual controla e interactúa con la maquinaria cerebral. La mente existe independientemente de su sustrato físico, el cerebro.

*
Terminada la insania de la irracional segunda guerra mundial la UNESCO, en un chispazo de cordura y racionalidad entendió cuál era la causa de las guerras y dónde estaba su solución: En la mente de los mismos hombres. Ante el absurdo de millones de muertos, mutilados físicos y mentales, ciudades arrasadas, dolor, angustia y sufrimiento, los señores de la UNESCO se dieron cuenta de la validez de una milenaria Enseñanza que nos dice desde el remoto pasado:

Si quieres que el mundo cambia de manera positiva, cambia tú de manera positiva; si quieres un Mundo Mejor primero se tú mejor.

Es decir, ese grupo de pensadores agrupados en la UNESCO erigida sobre las cenizas de la guerra y, después de la magnitud de la tragedia entendieron lo que era la mente. Einstein además les recordó que la mente intuitiva subconsciente, un regalo sagrado, es lo realmente valioso a diferencia de la mente racional consciente, un sirviente. Sir James Jeans les enfatizó el poder de la mente pues el Universo en que vivimos es creación de nuestros pensamientos. El sabio Sir John Eccles los ubicó sobre el cerebro que depende de la mente, la cual se encuentra más allá de lo físico.

Puedes despertar, puedes alejarte del borde del abismo, pero lo que no puedes es dejar la nave sideral Tierra de la que eres pasajero y, tu sano esfuerzo y superación individual de nada te servirán si la nave colapsa. Es por ello que además tu mente debes canalizarla, no tan solo a hacer un cielo de un infierno, sino hacia el colectivo humano que viaja contigo, que ahora son más de siete mil millones de personas, e irradiar Paz - Amor - Armonía sin discriminación y, con Esperanza pedir Protección para TODOS por igual. Si así lo haces tu subconsciente mental, más allá del tiempo y del espacio, se entrelazará de manera cuántico energética con otros subconscientes afines y se potenciarán, sensibilizando a su vez a nuevos subconscientes dormidos para que despierten. Eso ya está sucediendo, en especial por la acción de selectas mentes de luz de variada edad en lo físico tras la toma de conciencia de la situación planetaria, lo que da lugar a una consciente acción orquestada de auras individuales que de focos singulares pasan a ser reflectores colectivos de radiación positiva de Paz - Amor - Armonía - Protección para TODOS por igual y, además catalizan el acelerado despertar de latentes nuevos focos de Luz, cuyo número será suficiente con su 1% para equilibrar la balanza del resto dormido... La mente humana cuando despierta del letargo que la liga a la materia, es la encargada de canalizar la Luz a la Tierra. Un 1% de personas despiertas son un porcentaje suficiente para que la Luz descienda a la Tierra y, por magnetismo mental, con su sincronía subconsciente dar lugar al fenómeno de imantación que, de manera definitiva, nos alejará del abismo al que se nos quiso conducir...

Podría ser que el día que se supuso de Apocalipsis y para nada lo fue, el 06 06 06, haya sido una secreta fecha de inicio del despegue que he llamado desde 1998 ANTIAPOCALIPSIS...

Como lo destaqué en 1994:

El despertar de la Mente es el acontecimiento más maravilloso que ahora está sucediendo. Gracias al despertar de la Mente se abrirá la secreta puerta que dará paso hacia la Nueva Realidad, superando los dolores del parto planetario ya desencadenados y que van aumentando en intensidad y frecuencia...


Las dos precedentes reflexiones 68, 69, junto a la presente 70, están entrelazadas por un triple número inicial que, en lo aparente, no significó nada, me refiero al 06 06 06. Poco antes de esa fecha se hizo visible una coherencia mental humana oculta que, usando la misma energía que mantiene dormida a la mente mecánica del hombre masa, con serio peligro para el género humano y el planeta, por la Luz de unos pocos revierte su polaridad y, esa misma energía destinada al caos pasa a ser canalizada hacia la salvación del hombre y el mundo. Para entenderlo mejor es como girar la llave maestra en una central nuclear sobrecalentada, llevando el número 6 de la zona de peligro desde abajo de la esfera hacia arriba, en un giro de 180° y así lograr que se transforme en el número 9 de SEGURIDAD. Mentalmente se va dando forma a una triple secuencia neo cabalística de 09 09 09 que rodea el planeta y hoy os presento como el simbólico número del día después.


*

        Padre, si en algo he de ser útil, dadme Fuerza para lograrlo

 

Dr. Iván Seperiza Pasquali
Quilpué, Chile
Junio de 2006
07 06 06

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