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Un
Mahatma de la Modernidad
http://www.el-mundo.es/especiales/2001/05/sociedad/ninos/bangladesh.html
RADIOGRAFIA DE BANGLADESH
Un pequeño país con una enorme
pobreza
ELMUNDO.ES
MADRID.-
La República Popular de Bangladesh, situada entre la
India y Birmania, es uno de los países con mayor densidad
de población del mundo. También es uno de los
más pobres. Casi el 50% de sus 125 millones de habitantes
vive por debajo del umbral de la pobreza.
Quienes se llevan la peor parte ante
la escasez
en la que vive el país son las mujeres y sus hijos.
Ellas no sólo sufren la pobreza, también tienen
que luchar contra la discriminación sexual y la violencia,
mientras los niños malviven trabajando desde edades
muy tempranas.
En general, los niños se
dividen en
dos grupos: pobres y muy pobres. Desde muy pequeños,
son reclutados para trabajar en el sector textil, en canteras,
mercados, vendiendo mercancía por las calles, en la
prostitución o como sirvientes en las casas. Según
un estudio de la OIT, el 38% de los pequeños que trabaja
en el servicio doméstico tiene entre 11 y 13 años,
mientras que el 24% tiene entre 5 y10.
Tanto las mujeres como los
pequeños
son víctimas frecuentes de la enfermedad, debido a
la precariedad de los servicios sanitarios: Más de
400 madres de cada 100.000 mueren al año durante el
parto. La esperanza de vida se sitúa en torno a los
58 años. La diarrea, la neumonía y la disentería
son las tres grandes causas de fallecimiento entre los niños,
cuando no mueren por malnutrición.
La economía de Bangladesh se
sustenta
en las ayudas del exterior, como los préstamos, los
microcréditos o las donaciones internacionales. El
desarrollo económico y social se ve constantemente
cohibido por la creciente densidad de población, la
escasez de recursos naturales y los numerosos desastres, que
se unen a la inestabilidad política.
Con una extensión de casi
144.000
kilómetros cuadrados, Bangladesh nació el 26
de marzo de 1971, cuando la zona este de Pakistán se
separó del resto del país. Su principal fuente
de riqueza, la agricultura, está basada en el cultivo
del arroz, una actividad amenazada por los frecuentes ciclones
e inundaciones, como las que sacudieron el país en
1998.
Mohandas Karamchand Gandhi
fue bautizado por su pueblo de la India como Mahatma, un título
otorgado por su bondad, sencillez, gran obra en pro de su pueblo y
modestia. Mahatma significa alma
grande. En lo que fue parte de la India Colonial Inglesa y
hoy es la República Popular de Bangladesh vive alguien
que debiera ser bautizado por su pueblo como Mahatma a pesar de no tener Ashram
ni llevar ascética vida contemplativa. Tuve en suerte ver una entrevista
televisiva realizada al economista
* * *
http://www.kairos.org.ar/articuloderevistaiym.php?ID=1010
* * *
http://www.zenit.org/spanish/archivo/9806/980622.htm#A3
Entrevista
exclusiva
con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1998
MADRID, 22 jun (ZENIT). El 18
de junio se concedió el premio
Príncipe de Asturias de la Concordia 1998 a Muhammad Yunus, el
fundador
del «Banco de los pobres». Junto a él, la
Fundación
Príncipe de Asturias galardonó al misionero
Nicolás
Castellanos, el cooperante Vicente Ferrer, el médico cirujano
Joaquín
Sanz-Gadea. El jurado tuvo en cuenta «su trabajo abnegado y tenaz
y su contribución ejemplar en áreas geográficas y
en actividades distintas, al progreso y a la mejora de las condiciones
de los pueblos, ayudando de esta forma al mejor entendimiento entre los
hombres».
Muhammad Yunus, profesor de
economía de la universidad de
Chittagong
(Bangladesh), decidió estudiar hace veinte años el motivo
por el cuál sus bonitas teorías no ayudaban a salir a los
pobres de su miseria. No entendía cómo personas que
trabajaban
doce horas al día, durante siete días a la semana, no
tenían
suficiente comida para alimentarse. Decidió que a partir de
entonces
los mismos pobres debían ser sus maestros. Así
nació
el Grameen Bank; el banco de los pobres.
--Zenit: Profesor Yunus,
¿Qué le han enseñado los
pobres?
--Yunus: Que la pobreza no ha sido
creada por ellos, ni es debida a
las limitaciones de los individuos que componen esta clase social, ni
esta
causada por la escasez de la demanda de trabajo. La pobreza la hemos
creado
los hombres con nuestras políticas y teorías poco
imaginativas
y trasnochadas, que no contemplan las enormes capacidades que todos
tenemos
para cambiar las cosas y las circunstancias. La naturaleza humana ha
sido
creada para ser autosuficiente.
--Zenit: Y dígame,
¿Cómo se erradica la pobreza?
--Yunus: Algunos economistas sugieren
que la solución al
problema
de la pobreza reside en la generación de empleo. Sin embargo, a
menos que se diseñe correctamente, el empleo puede perpetuar la
pobreza. Un trabajo asalariado probablemente mantenga a una persona en
la pobreza para siempre, si sus ingresos no generan suficiente
excedente
para satisfacer sus necesidades básicas. Para desterrar la
pobreza
hay que seguir un proceso continuo de creación de activos, de
forma
que la base de recursos de una familia se fortalezca en cada ciclo
económico,
permitiéndole ganar, intervenir y ahorrar cada vez. En este
sentido
se puede decir que el autoempleo, apoyado por créditos, tiene
más
potencial para mejorar la base de recursos que el empleo asalariado.
--Zenit: Y, si el pobre no tiene
recursos para pedir un crédito
¿Qué hace?
--Yunus: Ahí está el
problema. El sistema bancario
tradicional
impide a los pobres mejorar su situación. No se les deja formar
parte del mercado. Su pobreza no se debe a un problema personal causado
por la vaguedad o la ineptitud, sino a un problema estructural: la
falta
de capital. El sistema existente hacía que los pobres no
pudieran
ahorrar un solo penique, imposibilitándoles una inversión
que hiciera mejor sus vidas. Esta situación tenía que
cambiar.
Los bancos no deben servir para proteger a los ricos y hundir a los
pobres.
El acceso al crédito debería ser considerado un derecho
humano.
--Zenit: ¿Cómo
empezó el microcrédito?
--Yunus: Mientras la gente se estaba
muriendo de hambre en las calles,
yo estaba enseñando hermosas teorías de economía.
Comencé a odiarme a mí mismo por la arrogancia de
pretender
tener respuestas. Los profesores universitarios éramos muy
inteligentes,
pero no sabíamos absolutamente nada sobre la pobreza que nos
rodeaba.
Contemplábamos todo a vista de pájaro, pero sin ser
capaces
de ver los detalles a ras de suelo. Así pues, decidí
aprender
de los pobres. Un día encontré una mujer que hacía
taburetes de bambú para ganar dos centavos. Como no tenía
dinero para comprar el bambú, había pedido un
crédito
a un prestamista. Éste le obligaba a venderle el taburete a bajo
precio, con lo cual, trabajaba en la práctica como esclava del
usurero.
En la misma aldea había otras 42 personas en esa
situación.
Les presté los 30 dólares que precisaban para liberarse
de
esos «tiburones financieros», con la única exigencia
de que empeñaran su honor y su palabra como garantía para
devolver posteriormente el dinero.
--Zenit: ¿Por qué
fundó el Grameen Bank?
--Yunus: Durante años
intenté convencer a los bancos
tradicionales
de que prestaran pequeñas cantidades sin exigir
garantías.
Fue inútil. Los pobres son pobres porque el sistema ejerce un
«apartheid»
financiero sobre ellos. Los excluye primero, y los condena
después
a un papel pasivo. Así que decidí en 1976 fundar mi
propio
banco: el Grameen Bank.
--Zenit: ¿Qué
características se requiere para
acceder a un préstamo del Grameen Bank?
--Yunus: Nuestros microcréditos
se otorgan a gente pobre sin
exigirles garantías. Así integramos en el sistema
productivo
a muchas personas que estaban excluidas. Sólo les pedimos que
por
cada solicitud de crédito, se presente un proyecto que este
respaldado
por cinco personas sin lazos de parentesco. Estos
empeñarán
su honor y su palabra, y aceptarán colectivamente la
responsabilidad
de devolver los préstamos concedidos a distintos miembros. Las
negociaciones
se realizarán sobre el terreno, y las cantidades prestadas
oscilan
entre 15 y 30 dólares. La tasa de interés es del 16 por
100
y el reembolso se hace semanalmente desde el primer mes. Hay incentivos
económicos, como la posibilidad de obtener préstamos
escalonados,
o la rebaja de los tipos de interés cuando se ha devuelto el
préstamo
anterior.
--Zenit: ¿Cuál ha sido
el desarrollo del Grameen Bank?
--Yunus: Muy bueno. Hoy este banco
funciona en 37.000 de las 68.000
aldeas de Bangladesh. De los 2,3 millones de préstamos, el 94%
de
los destinatarios son mujeres pobres. Nuestra tasa de devolución
es de un 97%. En junio de 1997, sobrepasamos los dos mil millones de
dólares
en préstamos. Nuestro éxito confirma que los
préstamos no
requieren garantía para ser devueltos.
--Zenit: ¿El Grameen Bank se ha
extendido en otros
países?
--Yunus: Como Grameen Bank no, aunque
el sistema de
microcréditos
que utilizamos en Bangladesh está ya presente en 52
países.
Se han creado bancos con estas características en Bolivia
(Bancoso),
Indonesia (Kupedes), India (Sewa) y Sudáfrica (Get Head
Foundation).
En Europa, la experiencia más desarrollada se concentra en
Francia.
Recientemente el Banco Mundial ha fundado una institución
llamada
«Grupo consultivo para ayudar a los pobres» (CGAP),
participada
por 25 países, y que tiene como finalidad obtener recursos para
desarrollar el microcrédito en todo el mundo.
El presidente de los Estados Unidos,
Bill Clinton ya ha solicitado
públicamente
el Premio Nobel de la Paz a este bengalí de 58 años. Pero
para Muhammed Yunus, el único sueño que le
gustaría
alcanzar es el cumplir el objetivo marcado el año pasado en el
primer
«encuentro sobre el microcrédito» celebrado en EE.
UU.,
de erradicar la pobreza de 100 millones de familias del tercer mundo
para
el año 2.005. Ya lo decía el célebre Lawna:
«Sólo
quienes ven lo invisible pueden hacer lo imposible».
ZE980622-3
* * *
http://infodesarrollo.org/analisis.html?x=3704
El "banquero de los pobres" ahora apuesta a Internet
Horacio Bilbao
04/25/2002
Para Muhammad Yunus, la red ayuda a combatir la exclusión. Del
microcrédito al acceso a la red, las estrategias de Muhammad
Yunus revolucionan los conceptos de mercado, rescatando una
visión social de los negocios y el acceso a la
información. Más conocido como el "banquero de los
pobres", cree que las nuevas tecnologías jugarán un rol
crítico en la batalla contra la indigencia en Bangladesh.
Por Horacio Bilbao.
De la Redacción de Clarín.com
"La
brecha digital seguramente será más acentuada si no
hay intervención social. Las diferencias de conocimientos se
ampliarán, las habilidades se ampliarán y con ello las
oportunidades. El microcrédito y el acceso a las nuevas
tecnologías tienen en común la capacidad de abrirles
nuevos caminos a los pobres". Las frases de marras pueden parecer poco
reveladoras, incluso trilladas o demagógicas pero cobran otro
sentido en boca de Muhammad Yunus, director del Grameen Bank,
mundialmente conocido como el "banquero de los pobres".
Yunus ha detectado en Internet una
herramienta vital que, bien
aprovechada, podría contribuir a la "dignidad e independencia a
los más necesitados". Este bengalí de 60 años
comenzó a ganar fama en 1976 con la creación del Grameen
Bank (www.grameen.com), una institución apuntada a brindar
microcréditos a los aldeanos pobres de su país,
Bangladesh. El modelo de negocio que él inició
rompió con las reglas de la banca. Pequeñas sumas de 20 a
300 dólares podían convertirse en la piedra basal para
salir de la exclusión, ayudándolos a comprar
herramientas, materias primas, y "desarrollar proyectos productivos".
La iniciativa se convirtió rápidamente en un
éxito: hoy, más de 2,5 millones de personas han la
línea de indigencia gracias a él y el modelo se ha
replicado en unos cuarenta países, entre ellos la Argentina
donde desembarcó en 1999 bautizada como la fundación
"Aldeas" (www.grameenarg.org.ar).
Con el tiempo, el banquero
bengalí fue incorporando nuevas
estrategias a su red, todas ellas funcionales a lo que el entiende es
el negocio de la lucha contra pobreza. "Buscamos soluciones de mercado
a los problemas sociales", subraya, convencido de que esta es una de
las grandes falencias del capitalismo. Yunus cuenta hoy con su banco y
una serie de programas que se extienden desde la atención
médica hasta novedosas redes de telecomunicaciones basadas en la
energía solar. Las "tecnologías de la información"
lo seducen particularmente: "Será el instrumento que permita
cambiar la visión del mundo de los más pobres", asegura.
En esa dirección apunta la
propuesta de Grameen Cyber Net
(www.citechco.net), una compañía de Yunus fundada en
1996, que en poco tiempo se convirtió en el proveedor de
Internet más importante de Bangladesh. Desde entonces la firma
ha logrado significativos avances mirando a las zonas más
alejadas de un país con 130 millones de habitantes, buscando
acercarles una herramienta fundamental para la comunicación, los
negocios y la educación. También lo está haciendo
a través de la Grameen Telecom, "comprometida a llevar los
beneficios de la revolución en las telecomunicaciones a las
zonas rurales de Bangladesh".
La meta de Yunus es tener al menos un
teléfono y con el tiempo
una conexión a Internet en cada una de las 65.000 aldeas del
país. Su táctica es mantener el servicio barato para que
llegue tanto al pobre como a la elite urbana. Ya ha conseguido tender
una red de fibra óptica de Dhaka (capital de Bangladesh) hasta
Calcuta y trabaja denodadamente para convencer a grandes
compañías (Hewlett Packard, entre ellas) de la necesidad
de crear un sistema de salud online, una red bancaria y una estructura
de educación a distancia pensando siempre en la población
marginal.
Grameen incorporó otro
eslabón a su cadena de sitios en
combate contra la pobreza. www.grameenjobs.com es la página de
las oportunidades laborales, una típica red de empleo en la que
se encuentran empresas y trabajadores, pero que se diferencia por
criterio de selección de Grameen, que conforma su base de
aspirantes con personal formado bajo la tutela del proyecto. Ya cuenta
con una base de datos con 30.000 candidatos, muchos de ellos aldeanos,
que están en condiciones de trabajar para las grandes empresas
desde la red, una de las premisas de Yunus.
Combinando el acceso al
crédito y a la información vamos
a cambiar las reglas de juego para la gente pobre", sentencia el
banquero, avizorando los beneficios de la educación, la
capacitación y la eliminación de intermediarios como modo
de acelerar el crecimiento de los sectores tampoco. Por eso, en
algunas aldeas de Bangladesh ya se habla de la Internet sin cables, la
energía solar y la conectividad de las zonas rurales.
* * *
http://www.share-es.org/yunus.htm
Revista: SHARE INTERNACIONAL
Ejemplar: Enero/Febrero 1998
Título: Los pobres son merecedores de créditos
Autor: Entrevista a Muhammad Yunus por Monte Leach
Los pobres son merecedores de créditos
Entrevista a Muhammad Yunus por Monte Leach
El pasado febrero, Muhammad Yunus y otras personas organizaron la
Cumbre del Microcrédito en Washington DC, a la que asistieron
cerca de 3.000 participantes de todo el mundo. En el encuentro se
estableció una meta: incrementar los 8 millones de personas que
actualmente reciben microcréditos a "100 millones de las
familias más pobres del mundo, especialmente las mujeres de
dichas familias, para el año 2005". El editor norteamericano de Share
International Monte Leach habló con el Dr. Yunus sobre la
cumbre y su seguimiento.
Share International:
¿Qué ha pasado
desde la Cumbre del Microcrédito en términos de avances
en las metas de la misma?
Muhammad Yunus:
En primer lugar, estamos clarificando
terminologías – qué es el microcrédito, que
significa la meta en cada caso – y diseñando planes
institucionales. Un seguimiento de la cumbre será convocado en
Nueva York en junio de 1998. Aquellas instituciones que ya han
presentado un plan institucional para ayudar a alcanzar la meta
serán invitadas a la cumbre para discutir su plan. Este es un
periodo de movilización, de preparación para la
acción, y de tratar de organizarnos para que cada
organización se comprometa a una parte de la meta.
Después de que el secretariado de la cumbre reciba la
información de todos, calculará las cifras y
evaluará cuán lejos hemos llegado en alcanzar la meta,
cuánto nos hemos retrasado. Entonces, dependiendo de los
resultados, intentaremos movilizar a más organizaciones para
cubrir la brecha.
SI: ¿Estamos hablando de bancos, de grupos sin fines
lucrativos?
MY: Tres mil personas asistieron a la
Cumbre del
Microcrédito. Cada una representaba a algún tipo de
organización – un gobierno, una entidad sin ánimo de
lucro, una agencia de noticias, una empresa, un programa de
microcrédito existente. Todo el que quiera y sea capaz de
presentar un plan será invitado a participar en la cumbre de
seguimiento. Esperamos alrededor de 1.000-1.200 planes institucionales
para la cumbre.
SI: ¿Cuál considera que es el mayor
obstáculo para la consecución de esta ambiciosa meta?
MY: Es ambiciosa, pero al mismo
tiempo conservadora; depende de
dónde se mire. Si nos empeñamos al máximo, no es
ambiciosa.
Los problemas residen en la creación de una
institución. El dinero por sí solo no es suficiente. Se
deben crear instituciones a un ritmo lento y constante, para que con
cada paso la calidad del trabajo esté 100 por ciento
garantizada. El aspecto de cantidad ha sido resaltado, pero la calidad
es el factor crítico. ¿Cómo creamos calidad?
¿Como construimos instituciones que suministren dicha calidad?
Estas son las preocupaciones actuales.
SI: ¿Significa eso crear instituciones como el Banco
Grameen en diferentes áreas del mundo, pero basadas en las
necesidades individuales de los diversos países?
MY: Nos referimos a crear
instituciones con la capacidad,
procedimientos y métodos particulares necesarios. Por ejemplo,
con el Banco Grameen, se han traducido documentos en 100 o más
idiomas. No puedes llevar el bangladesí a todas partes. El
inglés iría un poco más lejos pero aún
está limitado. En cada lugar, debe ser el idioma local. Muchos
países tienen varios idiomas. China tiene dialectos locales. En
India, cada región tiene su propia lengua. Pero la lengua es
sólo un aspecto. Otro ejemplo es la necesidad de desarrollar
programas apropiados si uno utiliza un sistema informático para
fines contables.
¿Y de dónde proviene el
dinero? ¿Debería
ser la ventanilla del Banco Mundial, que da a todos dinero, y todos nos
alinearíamos en Washington DC? ¿Funcionaría eso
para una minúscula organización en Tonga? ¿Y
cómo se trasladaría alguien del Banco Mundial hasta Tonga
para averiguar lo que sucede? Para cada dólar que se invierte,
se precisan cerca de otros 200 para que la parte administrativa del
programa tenga lugar. Estas prácticas no son apropiadas.
¿Pero cuáles son los enfoques más eficientes y
apropiados? Se han discutido estos temas y se han buscado soluciones.
SI: Mirando el conjunto de las cosas, ¿cuál cree
que son las lecciones que ha aprendido personalmente en su trabajo con
el Banco Grameen?
MY: Una es que los pobres son
merecedores de créditos. Esa
fue la lección más grande, porque los bancos nos
habían dicho que no eran merecedores de créditos,
razón por la cual nunca recibían créditos. Ahora,
después de 22 años de funcionamiento del Grameen y
recibiendo de vuelta su dinero, ya nadie puede de hecho decir esto. Una
vez que retiras esa clasificación, tu enfoque bancario debe ser
revisado en su totalidad. Si están en la misma categoría
que lo ricos o que cualquier otra persona, entonces son merecedores de
créditos, por lo tanto se les debe dar dinero.
Otra lección importante es que, teniendo las facilidades
crediticias, los pobres pueden cambiar sus propias vidas. Uno no debe
enviar expertos para ayudarles a cambiar sus vidas. Ellos saben lo que
hacer. Todo lo que echan en falta es algo con lo que poder trabajar.
Pueden salir de la pobreza. Y el microcrédito es un factor muy
importante en el proceso.
SI: ¿Cree usted que si el modelo del microcrédito
se aplicara a escala global, esto también ayudaría mucho
a afrontar los otros grandes problemas como la degradación
medioambiental?
MY: Si eres demasiado pobre, no te
preocupas de nada porque tu
supervivencia es primordial. Por lo que si estás dañando
los bosques al talar sus árboles y alguien dice: "Estás
dañando el medio ambiente," tu contestas: "Pero debo
sobrevivir". Una vez que dejas ese nivel, y no debes preocuparte de tu
supervivencia inmediata, entonces puedes mirar a tu alrededor lo que
está bien y mal, lo que puede ser beneficioso para preservar el
medio ambiente y lo que es malo para el entorno. De esa forma el
microcrédito también es beneficioso para el medio
ambiente.
* * *
http://www.barcelona2004.org/esp/actualidad/noticias/html/f043552.htm
16 / 07 / 2004
Muhammad Yunus, creador del Banco Grameen:
«Queremos hacer negocios con los que no tienen nada»
Las «141 preguntas» del Fórum (68):
«Para acabar con la
pobreza, ¿debemos luchar contra el sistema o aprovecharnos de
él?».
Muhammad Yunus, profesor de economía de Bangladesh, creador del
llamado
«Banco de los Pobres», ha manifestado que «es preciso
cambiar el
sistema porque es el que ha creado la pobreza y nunca no la
podrá
erradicar». Uno de los numerosos asistentes a las «141
preguntas» ha
pedido que el Fórum proponga la candidatura de Muhammad Yunus
para el
premio Nobel de Economía por sus iniciativas financieras
destinadas a
eliminar la miseria del mundo.
Muhammad Yunus, economista, creador del
Banco Grameen de Bangladesh, ha
destacado hoy en el Escenario de la Haima que «la pobreza es el
resultado de un marco conceptual y de unas instituciones». Para
el
impulsor de los microcréditos, «es preciso cambiar el
sistema porque es
el que ha creado la pobreza y nunca no la podrá
erradicar». Ha
explicado que el sistema actual sólo puede perpetuar la pobreza
porque
sólo reacciona otorgando subsidios: «No actúa para
provocar ningún
cambio. Se limita a ayudar a que los pobres puedan sobrevivir, lo cual
garantiza la continuidad de la pobreza», ha asegurado.
«Cuando
necesito una idea, me pregunto como lo haría la
banca
convencional y entonces decido lo contrario». Reflexiones como
esta han
originado sonrisas y aplausos espontáneos entre el numeroso
público que
esta tarde ha seguido el acto de las «141 preguntas». Las
más de
quinientas personas reunidas en la Haima han recibido favorablemente la
propuesta de que el Fórum defienda la candidatura de Muhammad
Yunus
para el premio Nobel de Economía, tal y como ha pedido uno de
los
asistentes. Antes, este economista revolucionario había
sentenciado que
«queremos hacer negocios con los que no tienen nada».
Preguntado
por si compartía la opinión de que el sistema
debería ir
hacia la prisión y que los pobres se encargasen de dirigir el
actual
estado de las cosas, Muhammad Yunus ha contestado que no era un mal
plan: «Los pobres podrían asumir el reto porque son muy
listos. Si no
lo fuesen, ¿cómo podrían sobrevivir ante tantas
dificultades?».
Muhammad
Yunus ha dicho que el sistema financiero sólo ofrece
sus
servicios a la mitad de la población mundial y ha declarado que
«para
nosotros, el crédito es un derecho para todo el mundo». Ha
afirmado que
«hemos creado un sistema contrario al establecido: si tienes muy
poco,
te dedicaremos mucha atención; si no tienes nada, aún te
dedicaremos
más». Basada en una relación de confianza mutua,
donde no hay papeles
ni interviene ninguna institución legal, «nuestra manera
de hacer ha
dado resultados maravillosos; nos interesan los más pobres y,
sobre
todo, las mujeres». Es una manera de hacer que comenzó
hace treinta
años con 27 dólares que Muhammad Yunus puso de su
bolsillo.
El
Banco Grameen, que da trabajo a 12.000 personas, reparte
cada año 500 millones de dólares en créditos. No
existe ninguna
garantía de por medio, pero «la devolución del
dinero es del 99%, y eso
que tenemos tres millones y medio de acreedores». El 70% de estos
500
millones de dólares provienen de los ahorros de los acreedores y
el
otro 30%, de la gente que tiene su dinero depositado en el banco.
Pese
a todo, Muhammad Yunus ha admitido que los microcréditos
juegan un papel limitado en la erradicación de la pobreza.
Después de
señalar que es preciso acercar las nuevas tecnologías a
los más pobres,
ha explicado otra de sus iniciativas, que consistió en facilitar
la
telefonía móvil a pueblos sin acceso a la electricidad:
«Mediante un
crédito, una de las mujeres más pobres adquiría un
móvil y el resto de
la gente tenía que pagar por emplearlo. Así que de golpe
y porrazo,
aquella mujer se convertía en una persona imprescindible».
Esta acción
llevaba otra detrás: la instalación de paneles de
energía solar.
Brillante
economista de Bangladesh nacido en 1940, Muhammad Yunus obtuvo el
doctorado en la Universidad Vanderbilt y posteriormente fue profesor en
Tennessee (Estados Unidos de América).
En
1971 volvió a Bangladesh, que se había independizado,
para ejercer la
profesión docente en la Universidad de Chittagong, donde
ocupó el cargo
de Director del Departamento de Economía Rural hasta 1989.
Sin
embargo, a partir de 1974, debido a la hambruna que asolaba Bangladesh
(uno de los países más pobres y poblados del mundo), fue
consciente de
que sólo se puede salir del pauperismo superando las leyes del
mercado,
proporcionando créditos solidarios sin garantía a los
más necesitados
para que puedan realizar una actividad independiente y creativa.
En
1976, a pesar de la enorme resistencia y de los numerosos rechazos de
las entidades bancarias de Bangladesh, Muhammad Yunus consiguió
fundar
el Banco Grameen (banco rural), que en 1983 obtuvo la calidad de banco
autónomo.
Este "banco de pobres"
benefició a dos millones de
personas, propietarias del banco, en su mayoría mujeres (94%),
que
reunidas en grupos de cinco, solidarias y responsables, consiguieron
reembolsar sus pequeños préstamos en contra de lo
esperado.
Gracias
a su éxito, el Banco Grameen, que sirvió de modelo en
todos los
continentes, aplicó una política económica y
social encaminada a la
construcción del hábitat rural y de escuelas. Ello
condujo al jurado
del Premio Simón Bolívar a galardonar en 1996 a Muhammad
Yunus, que
escribió lo siguiente: "El crédito solidario concedido a
aquéllos que
nunca habían pedido un préstamo refleja el enorme
potencial sin
explotar que tiene cada ser humano".
* * *
Lo
que nos enseñan a los economistas
Muhammad Yunus
Discurso de
aceptación del
premio "Ayuda a la Auto-ayuda" de la Fundación Stromme. 26 de
septiembre de 1997, Oslo, Noruega.
No me
enseñaron a entender la iniciativa personal. Me
enseñaron, como a
todos los estudiantes de ciencias económicas, a creer que toda
la gente, a
medida que va creciendo, debe prepararse para conseguir empleo en el
mercado
laboral. Si Ud. no logra conseguir un puesto, se inscribe para recibir
ayuda del
gobierno. Pero no podía sustentar estas creencias cuando me
enfrenté a la vida
real de los pobres en Bangladesh. Para la mayoría de ellos, el
mercado de
trabajo no significaba mucho. Para sobrevivir, se concentraban en sus
propias
actividades económicas. Pero las instituciones políticas y
económicas no se
daban cuenta de su lucha. Eran rechazados por las instituciones
formales, sin
haber hecho nada para merecerlo. . .
Me
asombraba ver cómo sufrían los pobres porque no
podían conseguir una pequeña
suma de capital de trabajo - la cantidad que necesitaban era inferior a
un dólar
por persona. Algunos de ellos sólo podían conseguir el
dinero en condiciones
muy injustas. Tenían que vender los bienes al prestamista al
precio arbitrario
que él decidía. . .
Creamos
instituciones y políticas basadas en la manera en que hacemos
suposiciones sobre nosotros y otros. Aceptamos el hecho que siempre
habrá
pobres entre nosotros. Por eso hemos tenido gente pobre entre nosotros.
Si hubiéramos
creído que la pobreza es inaceptable para nosotros, y que no
debe pertenecer a
un mundo civilizado, habríamos creado instituciones y
políticas apropiadas
para crear un mundo sin pobreza. Queríamos ir a la Luna - y
fuimos a ella. Queríamos
comunicarnos unos con otros muy rápidamente - por lo que hicimos
los cambios
necesarios en la tecnología de las comunicaciones. Logramos lo
que queremos
lograr. Si no estamos logrando algo, mi primera sospecha recae sobre la
intensidad de nuestro deseo de lograrlo.
Creo
firmemente que podemos crear un mundo sin pobreza, si queremos. . . En
ese mundo, el único lugar para ver la pobreza es en un museo.
Cuando los
escolares visiten el museo de pobreza, se horrorizarán al ver la
miseria e
indignidad de los seres humanos. Culparán a sus antepasados por
tolerar esta
condición inhumana de una manera masiva. . .
Grameen me
ha enseñado dos cosas: primero, nuestra base de conocimientos
sobre las personas y cómo actúan todavía es
inadecuada; segundo, cada persona
es muy importante. Cada persona tiene gran potencial. Ella sola puede
influir en
las vidas de otros en comunidades, y naciones - dentro y más
allá de su propio tiempo. Cada uno de nosotros tenemos en
nuestro interior mucho más
de lo que hemos tenido oportunidad de explorar hasta ahora. A menos que
creemos
un ambiente favorable para descubrir los límites de nuestro
potencial, nunca
sabremos lo que tenemos dentro. Grameen me ha dado fe, una fe
inquebrantable en
la creatividad de los seres humanos. Esto me lleva a creer que los
seres humanos
no nacen para sufrir la desdicha del hambre y la pobreza. Sufren ahora,
y
sufrieron en el pasado porque ignoramos al tema.
* * *
Veamos
algo más de la línea de pensamiento de Muhammad Yunus:
Cuanto
más distanciado estás de la
realidad de las personas pobres más incrédulo eres sobre
su capacidad
de salir del pozo; te haces tus propias teorías y elucubraciones
sobre
el cómo y el porqué de la miseria y te las crees aunque
no sean
ciertas. Pero cuando convives con ellos, cuando malvives con ellos,
duermes bajo el mismo techo y comes del mismo plato, te conviertes en
un creyente total, porque ya no ves al pobre, sino a la persona, y
conoces sus sueños, los mismos sueños que tenemos todos,
y sabes de los
esfuerzos que hace cada día para sobrevivir. Y entonces te das
de
bruces con la injusticia de este sistema. Te preguntas ¿por
qué yo
cobro más que ellos si ellos trabajan incluso más que yo?
¿Por qué más
de la mitad de la población mundial no tiene acceso a los
servicios
financieros? El sistema bancario está diseñado para que
los pobres no
puedan acceder. ¿Acaso tienen miedo de que no devuelvan los
créditos?
Bueno, siempre digo que si no lo hacen ya tendrán alguna cosa en
común
con los ricos... Cuando crees en la persona sabes que todo el mundo
tiene capacidad y voluntad para mejorar por muy adversas que sean las
circunstancias. Sólo falta que alguien crea en ellos.
Mi principal crítica es
contra el sistema educativo, porque ha fracasado en [esta tarea de]
convertirnos en creyentes, porque en lugar de acercarnos a la realidad,
nos aparta de ella. El propósito último de la
educación es abrir las
mentes de las personas, ampliar nuestra visión del mundo,
aprender a
pensar y a comprender para poder prosperar. Por tanto, no podremos
cambiar la sociedad ni dar un futuro a los que sufren si antes no
reformamos la mentalidad educativa. ¿En qué valores
educamos? En los de
mejora y promoción individual. ¿Y de qué sirve la
educación si no nos
inculca el sentido de ayuda mutua, de contribuir juntos al
desarrollo
de todos?
La idea ha atraído a
mucha gente, sobre todo a mucha gente joven. En los años
sesenta, entre
la juventud había un tremendo entusiasmo por encontrar la
verdad,
socialismo versus capitalismo. Pero aquello pasó, vinieron los
tristes
setenta, los ochenta... y ¿ahora qué? Los jóvenes
se sienten
frustrados, la política les ha fallado y creo que, a pesar de lo
que
parece, no les interesa el dinero por el dinero –quizás porque
ya lo
tienen-, sino que buscan ideales. Y los microcréditos tienen
sentido,
es un modelo financiero que entienden y una alternativa seria [al
sistema]. Les gusta cómo se acercan a la pobreza, con una
perspectiva
nueva y respetuosa que nada tiene que ver ni con la caridad ni con la
revolución. Y también les atrae el cambio que imprime al
concepto de
negocio. Tal y como está planteado hoy, el mundo empresarial es
una
desfiguración de si mismo. Cierto, negocio significa hacer
dinero, pero
no sólo eso. Hasta ahora ha sido totalmente ignorada, pero la
economía
social nos enseña que ayudar a los demás también
puede ser un buen
negocio, y un negocio rentable. Las empresas son armas muy poderosas, y
alguien que quiera mejorar la sociedad no tiene porqué renunciar
a la
perspectiva empresarial para hacerlo. Puedes crear tu propia empresa,
ganar dinero y, además, solucionar problemas de tu comunidad. La
economía social mantiene el sistema pero a la vez contribuye al
desarrollo colectivo. Y esto es un gran reto para la juventud.
Los gobiernos que mejor han entendido
esta necesidad son el de Bangladesh, por descontado, y
también Pakistán, que ya ha aprobado una Ley para la
creación de Bancos
de Microfinanzas. Y pocos más. Mire, me he reunido con ministros
de
finanzas de muchos países del mundo y todos son muy
conservadores. No
están en absoluto familiarizados con los microcréditos,
los contemplan
con cierta suspicacia en buena medida porque los académicos
aún no los
han aceptado. El microcrédito fue antes práctica que
teoría y quizás
por eso los círculos académicos lo mantienen al margen de
las doctrinas
económicas; sí, aceptan su existencia y los logros del
Grameen Bank,
pero aún somos una nota a pie de página. ¡Incluso
para el Banco
Mundial! Fíjese que el programa de microcréditos del
Banco Mundial sólo
representa un 1% del total del volumen anual de la entidad, cuando para
ir bien debería ser, como mínimo, del 3%. No sé
por qué dudan... Los
críticos nos reprochan que el sistema de microcréditos no
es
suficiente, por si mismo, para eliminar la pobreza. Cierto. Pero
nosotros no hemos dicho nunca que el microcrédito sea una
medicina
milagrosa, si no una buena y poderosa herramienta a partir de la
cual
empezar a trabajar. En todo caso, un estudio del Banco Mundial ha
demostrado que cada año salen de la pobreza un 5% de las
prestatarias
del Grameen
Sobre el futuro me preocupa que con
los Objetivos de Desarrollo
del Milenio pase lo mismo que con los compromisos para el año
2000...
Si se acuerda, a principios de los años noventa nos impusimos
conseguir
educación universal para todos en el año 2000, sanidad
universal para
todos ¡todo para todos en el 2000! Pero cuando por fin
llegó el año
2000, no se había conseguido nada y lo peor es que nadie
preguntó ¡eh!
¿Qué ha pasado con aquellos compromisos? Y si en 2015 se
repite la
historia, habremos perdido toda credibilidad ante los pobres del mundo,
y la próxima vez que nos marquemos un compromiso nos
dirán, con razón,
“olvídenlo”. Esto es lo que me preocupa, porque a julio de 2004
aún no
he visto los preparativos que serían de esperar si de verdad
quisiéramos cumplir esos Objetivos. Por favor, de una vez por
todas,
entendamos que si establecemos una meta es para comprometernos a
cumplirla; si no ha de ser así, dejemos a la gente en paz. Este
es
nuestro reto. Y entendamos también que es sólo una
cuestión de
voluntad. Para reducir la pobreza no necesitamos movilizar grandes
recursos, sino muchas voluntades.
Superar la pobreza
es esencialmente un proceso de liberar la creatividad de la gente bajo
la pobreza. El
microcrédito es una de las herramientas más eficaces para
permitir a las personas explorar su energía e ingeniosidad. El
microcrédito tiene la exclusiva habilidad de dar a los pobres
acceso a oportunidades, oportunidades para crear auto empleo, crear
negocios, comunidades y economías desde su base. Las
microfinanzas ayudan a equilibrar las desigualdades de género y
fomentan el empoderamiento de las mujeres muy eficazmente, a la vez que
generan mayores oportunidades para sus hijos. El microcrédito es
el segmento perdido del sector financiero.
Reflexión
El
libertario sueño que, de la India unida y liberada del poder
británico, tuvo Mahatma Ghandi en su "Revolución sin
violencia", lo
llevó a que Inglaterra cediera dándole la Independencia.
Pero con duro y triste costo pues Pakistán pasó a ser
otro país diferente, no hermano unido sino
que rival separado de la India. Entre ambos extremos de esa
división quedó
un territorio con más de un 98% de
población bengalí, el llamado
Pakistán Oriental, hasta julio de 1947 parte de la India inglesa
y desde esa fecha integrado al recién creado Dominio de
Paquistán. En 1971 el
bengalí Pakistán Oriental se proclamó como la
República independiente de Bangladesh,
situada entre Birmania y la India. Al
no
aceptar Pakistán Occidental esa realidad estalló la
guerra civil, que
fue sangrientamente aplastada. La entrada masiva de fugitivos
paquistaníes en la India fue uno de los motivos
principales que
llevaron a este país a intervenir e iniciar, en favor de los
secesionistas, una acción de reconquista. El 16 de diciembre el
ejército paquistaní se rendía a la India y se
proclamaba nuevamente la
República de Bangladesh que pasó
a ser uno de los pueblos más
pobres del mundo, de mayor densidad de población y menor
desarrollo. Es un país asolado por la miseria, por el paludismo
o
malaria, por las inundaciones y por la odiosa explotación que
los menos con más hacen sobre los más con menos.
Explotación en la que las mujeres con sus hijos son las
más afectadas al ser inducidas desde temprana edad a la
prostitución y el trabajo que más que trabajo es
esclavitud cuyo sueldo, para abaratar costos, es solo algo de comida,
donde viven con índices de Salud precarios, en la
desnutrición por hipoalimentación sin leyes que los
protejan... Pues bien, allí, uno de los que nació en la
elite, era Muhammad Yunus quien en 1965 recibió una beca
Fulbright para estudiar en los Estados
Unidos. En 1970 obtuvo un doctorado en Ciencias Económicas en
Vanderbilt University. Fue ministro de economía de Bangladesh y
en 1972 se convirtió en docente de la Chittagong University. Yunus sacrificó
su dorada vida por ser un alma grande, un Mahatma en una modernidad
enmarcada por la riqueza en la que
el becerro de oro nubla la realidad existencial y él, tocado por
esa realidad existencial de su pueblo, inicia una pacífica
cruzada de
revolución económica en libertad que ha sorprendido al
mundo y a muchos clamar que a Muhammad
Yunus
le sea otorgado el Premio Nobel de Economía, olvidando que ese
Premio no está reservado para los que se preocupan de los
más con menos... En 1994 Yunus
ganó el Premio Mundial de Alimentación, por su
contribución a la baja del índice de desnutrición
en Bangladesh. Fue nombrado miembro honorario de Warwick University, en
Inglaterra. Hoy recorre el mundo presentando el ejemplo de su Banco y
promoviendo su libro, “Hacia un mundo sin pobreza”.
En su reciente visita a Chile Muhammad Yunus destacó:
Los
políticos hablan de combatir la pobreza, reciben los aplausos y
después
que son elegidos no se acuerdan de sus compromisos. Todos los
países
deben hacer un esfuerzo para combatir la pobreza, como lo estamos
haciendo en Bangladesh, donde pasamos de algunos préstamos en la
década
de los '70 a ayudar a 2,8 millones de prestatarios actualmente. La idea
es erradicar la pobreza y una vez que llegue ese día se levante
un "Museo de la Pobreza" para que las futuras generaciones sepan o
recuerden la inhumanidad o las condiciones dignas de animales en la que
vivían algunos seres humanos.
¿BANCO DE LOS POBRES EN CHILE?
Consultado Yunus sobre ¿cómo
sería instalar una oficina del Grameen Bank o del "Banco de los
pobres"
en Chile? Responde:
Tendrían los mismos problemas que
en la década del '70 en Bangladesh: los bancos se comportan de
la misma
manera y no otorgan todos los créditos. Con una oficina del Grameen Bank o del "Banco de los pobres"
en Chile la gente no
tendría que preocuparse de encontrar trabajo y
los desempleados de buscar formas para generar ingresos. Podrían
pedir
créditos en el banco y empezar su propio negocio, sin tener que
esclavizarse laboralmente para la gente de altos ingresos.
La historia se inicia en
el año 1976, en Bangladesh, un país azotado por la
hambruna y la
pobreza. Su encuentro con Sufía Begum, una mujer
indigente, lo enfrentó a la realidad de la extrema pobreza que
se manifestaba en cada esquina de su ciudad, pero que muchos
preferían ignorar. Sufía fabricaba sillas de bambú
para mantener a sus tres hijos. Conversando con ella se enteró
de su drama: como no tenía los 22 centavos que necesitaba para
comprar el material debía pedirlos a un prestamista, quien a su
vez le compraba el producto de su trabajo a un precio que, descontando
el préstamo, dejaba a Sufía sólo dos centavos por
silla,
encerrándola en círculo de pobreza que no podía
romper por sí misma. Yunus señala:
Tras
muchos intentos fallidos, donde mi arrogancia académica se
desvaneció
ante la realidad, me di cuenta que la gente sufre por un poco de dinero
y que en innumerables casos son víctimas de los usureros.
Así que, con
la ayuda de un alumno, decidí confeccionar una lista con el
monto que
requería cada persona en una aldea. Para mi sorpresa, la suma
fue de US
27 dólares. No lo podía creer. Lo que más
me impresionó, fue cómo las personas sufrían
porque no tenían acceso a pequeñas sumas de dinero y en
eso estaba su principal drama. A nadie le importaba ayudar con
pequeñas sumas para
que otros progresaran. Por eso elaboré una lista con la gente
que
necesitaba una inyección de dinero, llegando a un total de 42
personas
que requerían de 27 dólares para comenzar un
pequeño negocio. Mujeres explotadas en su trabajo por quien les
había hecho un pequeño préstamo para que le
trabajaran a él a bajo costo. Las acompañé a un
banco,
donde se negaron a prestar el resto del dinero que necesitaban al
considerar que los pobres no eran merecedores del crédito. Me
ofrecí
como garante, recibí el dinero y se los di a los pobres. El
proyecto
funcionó y la gente devolvió los préstamos, por lo
que empecé a
expandir los créditos y como los bancos no tenían
interés en lo que
estaba haciendo, decidí crear mi propia institución
financiera. De
esta manera nació el Grameen Bank, o el "Banco de los pobres".
Las mujeres administran mejor el dinero en la familia que los hombres.
La tasa de devolución de los créditos sin
garantías es del 99%. Decían que nuestro sistema no iba a
funcionar y ahora que somos demasiado grandes. La
pobreza es estar desprovisto de todo. Por lo tanto, ese toque de
éxito,
el devolver el dinero, es una excusa para que la persona conozca sus
capacidades. La pobreza no la crea la gente pobre. Ésta es
producto del
sistema que hemos creado, por ende hay que cambiar los modelos y
conceptos rígidos de nuestra sociedad. El microcrédito es una de las
herramientas más eficaces para permitir a las personas explorar
su energía e ingenio.
Pienso que el
título de esta Reflexión 41 lo entenderá mejor
quien ha visto en una entrevista televisiva a Muhammad
Yunus o ha estado con él apreciando cómo irradia un aura
especial que se refleja más allá de su persona en su obra
desde el
ámbito de Economista y creador de una Banco para los pobres.
Sólo así el título de Mahatma que le sugiero no se
encontrará exagerado, pues Mahatma es más que donativos y
obras que tantos realizan, es el reflejo en esas obras de un alma
grande que las hace realidad.
Dr.
Iván Seperiza
Pasquali
Quilpué,
Chile
Diciembre de 2005