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Mi Vida
Dedicado:
A mi madre Elsa (Q.E.P.D.)
A mi padre Juan (Q.E.P.D.)
A mi esposa Olga (Q.E.P.D.)
A mis hijos Iván y Astrid.
A todos los CiberLectores que por diferentes causalidades
al CiberPuerto MUNDO MEJOR llegaron
y sus agradecidos correos me hicieron llegar.
A todos los lectores que en el papel con cariño más una página han guardado.
Anhelo:
Tiene el escrito que a continuación leeréis, en lo posible el sentido de
enfatizar que si yo lo logré, quien lo desee, con Actitud Mental Positiva
reforzada por
Reconocimiento:
Como un reconocimiento a quienes
me permitieron nacer.
Como un reconocimiento a quienes
me permitieron vivir.
Como un reconocimiento a quienes
pese a su apoyo y cariño ignoré.
Como un reconocimiento a quienes
sin yo saberlo ayudaron a surgir
al Guerrero en mí.
Como un sentido homenaje a los Guerreros.
Cual modesto presente por medio de estas
manos os llegue mi Ofrenda de Agradecimiento:
La
vida del Guerrero tiene la satisfacción de Misión Cumplida
Y el duro rigor de esa
vida está para un adecuado temple él lograr
ANTELIBRO o Introducción
Más una vez desde el CiberEspacio, agradecidos CiberLectores de la página MUNDO MEJOR en InterNet, me han preguntado mediante correo electrónico o "E-mail": ¿Por qué no relata su vida doctor? A pesar de considerar fuera de misión Mi Vida yo escribir, pues hay una especie de barrera que no me siento, en ocasiones, autorizado traspasar, aunque las apariencias digan lo contrario, créanlo, respeto barreras si son transpersonales. Puedo hacerlo en una autobiografía, lo sé, sin embargo me inspira respeto mejor olvidar relatar Mi Vida, para evitar en especial la vanidad fruto del halago, y lo que es peor del autohalago. Corría el año 2001, es decir habíamos pasado el ignoto 2000 sin Apocalipsis, mi escrito AntiApocaliosis me hacía, cual Guerrero, sentir triunfador frente a los apocalípticos que quedaron en silencio a la espera de unas presuntas profecías Maya para diciembre del 2012. Recibí de dos ingenieros un correo electrónico separados por pocos días. Ambos CiberLectores, uno de México el otro desde Israel, me sugerían que escribiera Mi Vida. Frente a esta causalidad, por ignotas razones comienzo, en cuanto vida a recordar, si el recuerdo de la misma, en lo posible con Mi Misión relacionada ella lo esté, me ayude a entender el hilo conductor de mi vida y, por sobre todo, a más de uno le sirva para decir:
Si él lo logró, entonces: ¿Por qué no yo?
DESARROLLO
PALABRA, divino don
Con respeto os invoco
Para que des Fuerza-Energía
A este mi Sentimiento
Que nace desde el alma
Comienza el relato de Mi Vida como un sentido homenaje de respeto y agradecimiento a mis padres por lo que soy. Inicio Mi Vida como un agradecido recuerdo a quienes me tendieron la mano más una vez. Parte Mi Vida dando gracias a los que de una u otra forma me tuvieron que soportar y a quienes tanto molesté.
Elsa Rosa llegó al mundo por un humano error. Ciudad
Limache, a unos
Juan Antonio llegó al mundo de manera por sus padres
biológicos programada. Lo hizo en la norteña ciudad de Iquique, a unos
En secreto un libro negro escribió.
Un día dos miradas se cruzan, eran las de Elsa y Juan. El, alto, esbelto,
distinguido y con sotana, era un consagrado. Ella, menuda, bella y distinguida,
tenía un padre desconocido. Supongo que fue amor a primera vista, química le
llaman, el colgó la sotana y ella por esposo lo aceptó. Con lo puesto llegaron
a Santiago,
A todo esto yo, el único hijo de
Elsa y Juan, de manera no programada por humano deseo, nací como Iván
Leonardo. Vivimos cerca de un Gran Parque, el de
Mi madre era dura y severa, quería
lo mejor para su único hijo. Recuerdo las lecciones en el piano de la casa y
En general las evocaciones de aquella pretérita época son poco gratas de recordar en cuanto al Colegio. Mi madre me había contado la historia de mi padre y cómo ella le había suplicado que el Libro Negro se lo diera para ella quemar, y así sucedió y el mundo no supo una verdad que yo también, en gran parte ignoré. Me sentía desde niño distinto o diferente a mis amigos, con la sensación de ir un paso delante de los demás y ver lo que otros, salvo mi madre, no apreciaban. Saber lo que había tras las máscaras personales de la gente me aisló, pienso que como defensa natural. Siempre tuve la sensación que para mi padre como consagrado, le dolía haber sido padre biológico y muy fuerte hay que ser, para un estigma así como niño sensitivo sobrellevar, en un mundo que consideré hostil. Se dice que la mejor defensa es un buen ataque, y a mi manera, cual rebelde con causa, me defendí.
En el Colegio admiré al padre Vicente, el cura Vicho como le decíamos, jugaba a la pelota y el frontón con nosotros y escuchaba nuestros problemas. Un día, con cuánta alegría personal supe que Vicho había sido nombrado Rector del Colegio. A contar de ese día Vicho desapareció y otro Vicente aprecié, uno vanidoso, distante... Hasta allí llegó mi admiración por los sacerdotes, la idealizada admiración que por ellos sentía se derrumbó de ese mítico pedestal y una vez más me rebelé al verlos tan humanos como yo.
Tenía siete años cuando me enteré
que mi padre había ingresado a estudiar Medicina en
Ocho años duré o me duraron en el Colegio de sacerdotes españoles. Ocho años de rebelde lucha al captar que era rechazado y discriminado por algunos profesores que en mi veían al hijo del cura, un estigma no calificado, y además al captar la admiración de ellos por mis compañeros cuyos padres eran ricos y generosos con el Colegio. La rebeldía comenzó a brotar. Nada de grato me resultó al finalizar el último año escolar que en el Colegio permanecí, que de treinta y cinco alumnos, el único no nombrado en algo destacado fui YO. Los últimos serán los primeros pensé.
Crecí, tuve pocos amigos y más
antimundo me desarrollé. Cursaba cuarto medio. ese sería mi último año en
el Colegio particular y lo iba, en justicia a repetir. No tenía por dónde
salvarme. Algo superior a mí me decía que n o debía repetir curso.¿Qué
hacer? Usé
Nuestra aula de clases en el
segundo piso de la nueva ampliación, era espaciosa con los pupitres ubicados en
seis escalones. Por lógica yo me sentaba en el de más arriba y al rincón. Cómo
olvidar la cara de sorpresa de mis compañeros de curso cuando algunas de sus
notas de presentación final las escuchaban mejoradas y, para qué decir al ser
destacado Seperiza como eximido de un examen importante... Más de uno debe
haber pensado que el Viejito de Pascua era real. Cómo olvidar además cuando el
profesor de Historia, tan bajito que le decíamos "potoco" y por eso
una vez de su clase me expulsó, al relatar él que el extracto del mejor perfume
venía en frasco chico, y yo desde arriba al fondo replicar con una SONRISA que
el veneno también. Se puso pálido y con voz iracunda señaló: Seperiza fuera
de clases. Y al patio feliz me fui a chutar la pelota, sin entender el poco
espíritu de humor de mi profesor. Pues bien, entra el padre historiador a
nuestra aula. El revuelo era impresionante por la falta de los libros de
cuatros cursos. Por "suerte" decían, ya las notas estaban en la
planilla final, pero era el hecho el que les afectaba. Y señala con su
hablar tan español: Yo se que el culpable de esta broma de mal gusto está
aquí y su dura mirada hacia donde yo me sentaba, él dirigió. Tuve ganas de
entonar
Armé mi maleta para irme a Limache de vacaciones, mi madre encontró los cuadernos y libros de inglés y matemática muy bien ordenaditos entre la ropa a llevar. Ante su sorpresa le señalé que deseaba repasar para estar mejor preparado el nuevo año. Matemática no era problema para mi, pero Inglés si. Intenté aprender de memoria el libro. Llegó marzo y en el Instituto Nacional nos juntamos todos los reprobados de los Colegios Particulares. Matemática como ese profesor lo aseguró, sin problema aprobé. Tengo la duda si influyó él o no en la corrección y calificación positiva de mi prueba. Inglés resultó algo especial. Éramos cinco jóvenes ante tres examinadores de duro rostro. Vinieron las preguntas y yo respondía cualquier cosa. El profesor examinador, sentado al medio dice: Hasta acá llegó el examen. Los cinco no tienen idea del ramo, pero hubo al menos uno que habló, mal pero habló. Seperiza estás aprobado. Pensé que a lo mejor a la gente no le importa las burradas que uno dice, si se las dice con convicción.
Mi padre, siendo alumno de Medicina fue brillante. Un día me diagnostican amigdalitis crónica y había que operar. Llego como niño asustado al pabellón. Está el profesor y mi padre de orgulloso alumno ayudante. Anestesia local. Todavía veo las largas agujas que mi garganta hieren o pinchan una y otra vez sin compasión. Se inicia la magistral operación, lo de magistral es porque era para el lucimiento del profesor. De repente, todo es rojo ante mí. Entre lo rojo aprecio la nerviosa mirada del profesor y la angustia de mi padre. Siento gritos que se van debilitando. Qué suerte pensé, por tan pronto lograr al hogar tan lejano regresar en el Más Allá. Pero no era así. Una arteria importante había sido, por la magistral mano pasada a llevar. Se logró a tiempo aislar y suturar. Y yo seguí acá para el dolor del dogma y modelo establecido de pensar. Esto trajo consecuencias. Mi dentadura que requería ortodoncia de urgencia, por los dientes superiores para afuera. Me llevaron al dentista, ignoro si era profesor, vi la aguja adosada a la jeringa estando yo en el sillón dental, y hasta allí no más llegó, pues la certera patada hizo a la jeringa cual pelota volar, y yo arranqué espantado de tamaña brutalidad. Puede que lo llamen instinto de conservación. Si no me gustó este mundo, entonces ¿conservar qué?
Tenía unos doce años ya de edad,
alto, atlético y esbelto. Mi padre finalizaba sus estudios de
Mi padre ya médico se hace cargo
del Sanatorio El Pino, cerca de San Bernardo, para mi percepción de la época a
muchos kilómetros al Sur de Santiago por
Viene la reminiscencia previa de la calle Lira. Era el líder natural del grupo, por razones ignotas siempre lo fui. Organizaba los juegos, creaba otros, variaba los conocidos, y la pelota de trapo que yo mismo hacía, en la calle felices nos permitía jugar. Un día veo hombres vestidos de verde con gorra y adusto rostro correr junto a otros a caballo tras de nosotros. Nos persiguen como en busca de trofeos de guerra. Soy capturado y llevado al cuartel policial, allí, sintiéndome un héroe permanecí, pues la evidencia de la pelota de trapo alcancé al techo de una casa hacer llegar. Estuve tranquilo hasta que mi padre me fue a rescatar. Era niño, prefiero no imaginar a mi madre viendo al "niño" preso, por el grave delito de jugar con una pelota de trapo en la calle de la ciudad. El duro golpe emocional a la cama enferma la llevó, ante tamaña ofensa. Quizá desde entonces pienso que no es la democracia el mejor sistema nacional, para los políticos sí lo es, para mi pueblo no lo ha sido. ¿Dónde la justicia social estará? Democracia: ¿Habrá acaso en ti algún humano sistema aún no conocido, en el que la idea Justicia Social tenga significado justo y con sentido social? Otros juegos menos peligrosos para la tranquila comunidad eran las bolitas (bochas) y el trompo. Artista era para eso jugar. Nuestra calle tenía por pavimento bolones de piedra. Un día comenzó la destrucción. Grandes hoyos y montículos de tierra eran lugar ideal para jugar y la reprimenda materna recibir por lo sucio que llegaba al hogar, igual, cual cavernícola feliz volvía allí a jugar. Pasó el encanto y el progreso dejo una lisa y pavimentada calle fome para jugar. Entonces vino la bicicleta. Pensé que el progreso no era tan malo.
Me veo en la calle de amplia vereda pavimentada curando hilo para volantín, lo hacía con vidrio molido que lograba al poner en un tarro trozos de vidrio que en una vidriería nos regalaban. Ese tarro de mediano tamaño era puesto en la vía del tranvía una y otra vez hasta que fino polvo de vidrio se lograba sacar de su aplastado interior. Puesto ya todo el carrete de hilo entre dos árboles de la vereda, con una mano llevando la cola derretida y la otra el vidrio en un paño, el hilo quedaba preparado como mortal arma para el volantín rival derrotarlo en magistral aéreo combate. Solía fabricar mis propios volantines, al parecer algunos quedaban bastante artísticos y originales. En la esquina de la cuadra había un negocio, lo máximo era cuando lograba comprar trozos de manjar duro y camotines dulces. ¡Cuánta delicia al paladar era eso degustar!
Cual artista en la bicicleta me comportaba
al conducir con una mano y en la otra llevar un tubo de vidrio y dentro un
agudo cucurucho que hacía con papel de cuaderno. Soplaba mi cerbatana y a
distancia daba en el blanco de una melena de mujer (en aquel entonces no
había melenas masculinas ni conocidas profecías que desde cientos de años atrás
lo señalaran) y el cucurucho entre su pelo quedaba, la mayoría de las veces
sin ellas notarlo. Cuánta maestría pensaba yo. Además salíamos a recorrer
muchas cuadras a la redonda buscando botadas cajetillas de cigarrillo, con las
que confeccionábamos unos especiales trenzados a modo de multicolores
cinturones. La aventura duró hasta que una vecina avisó a mi madre que "el
niño" andaba buscando basura por las calles. Qué grato llega a la memoria
el andar en el tranvía con su brazo tomacorriente unido al tendido del cable
eléctrico. Era espectacular el movimiento, el ruido, la rapidez, el maquinista,
los asientos de madera y los amplios ventanales. Con qué expectación aguardaba,
casi a diario para subir al tranvía N° 5 o al 33. En aquellos años no se
hablaba de contaminación como ahora, donde cuánto bien nos haría en
Mi padre se hace cargo de la casa
del Director del Sanatorio El Pino y allá nos vamos a vivir. Otro idílico lugar
de mi evocación. Desde el paradero 39 de
El Sanatorio El Pino tenía un gran tranque donde solía ir a descansar y la naturaleza contemplar. Un día tomo a mi perro Yoli y lo dejo al borde del agua. Desde ese día Yoli pasó a ser experto nadador, hasta que una vez lo trajeron muerto porque lo habían envenenado. Ese día entendí la envidia de la gente. Sin embargo, hay una mala evocación de aquella época. Estaba de moda el Charlestón y lo bailaba bastante bien pues soy de piernas largas, lo hacía a pesar de la recomendación del profesor de cardiología, al igual que jugaba tenis de mesa o ping pong con cierta maestría. Después de una sesión de baile de práctica en la sala de estar del personal del Sanatorio, siento un tirón inguinal derecho. Lo ignoré, pero en la noche el testículo se infló. Luego se puso morado y me dolió. Le avisé a mi papá y de urgencia llegué donde un profesor, quien teniendo yo dieciséis años consideró que tarde había llegado por la torsión del cordón. No entendí nada. Me anestesiaron con Anestesia General y al despertar vi a una enfermera curándome y sentí que algo me faltaba. Un huevito menos había de ahora en adelante en mi vida. Me habían sacado uno de la pareja más importante para la vida reproductiva de un varón Guerrero. Chao Iván me dije y más de una lágrima silenciosa rodó por las mejillas. Chao mundo cruel pensé. La enfermera, joven y sensual, quizá inspirada, me habló en aquel instante de mujer a hombre: No te preocupes cabro, lo vai a hacer mejor, yo ahora te lo podría demostrar y apretó con su cálida mano algo en mi... ¿Qué habrá querido decir? El otro que solitario quedó, solemnemente se despidió: Chao hermano-amigo yo lo haré por ti. ¿Que quiso señalar?
La remembranza salta al cercano presente, con uno de nuestros mascota salchicha pelo largo. Tenía siete meses y ante tal pedigree con que al mundo vino dotado, a concurso canino, al menos por una vez debía él acudir, para quedar así registrado cual pura raza que lo era. Mi hija lo llevó, no quise acompañarla pues sabía que estando yo presente se iba a portar muy mal. Ellos leen nuestras mentes y captaría que el papi estaría pensando "cuánta ridiculez". Un peluquero de canes ayudó a mi hija a dejarlo mejor presentado en su café dorado pelo largo, y entonces exclamó: Pero si le falta un huevito y te lo van a descalificar. En ese momento Tom es llamado por el Juez. Viene la caminata de presentación, se le sube a la mesa de examen, cuando el Internacional Juez acerca la mano a la zona crucial, Tom tira una mordida, pasa a ser lobo feroz y el juez no lo descalificó, sino que lo calificó con una B por mala conducta, pero registrado quedó. Un Veterinario que lo había atendido, con su señora hablan con mi esposa para las nupcias de Tom. La novia era una bella y distinguida dama de similar pedigree. Se le explicó lo de la criptorquidia y el Veterinario dijo que para nada importaba. En resumen, se casaron y ella tuvo siete hijos de él. Yo pensé cuando por teléfono avisaban: Nació el primero, van cinco, fueron siete. ¿Qué habría ocurrido si él los dos huevitos hubiera tenido? Por eso a veces le digo "el huevo de oro" y no lo hago por vanidad personal, no. Uno de los hijos de Tom quedó para nosotros, Quiman su nombre y que solo al primer concurso asistió y arrasó con premios por la calidad "genética" de la que era portador. Será pensé yo. Agradecido estoy de esa enfermera que conmigo no se equivocó. Pero, ¿cómo recordar al profesor que ni siquiera una voz de aliento me entregó? A lo mejor por eso no soy académico universitario, ante tres profesores de medicina chilenos tan especiales en mi kármico camino.
Ya que estoy hablando de los
elitistas Teckel, salchichas en el lenguaje vulgar, Tom, como todos los de su
raza no solo esa intuitiva "inteligencia" demostró. Haber sido
descalificado como iba a suceder, le hubiera significado no conocer a Lady y
que además su hijo Quiman estuviera en nuestro hogar. Con la acción que de
manera heroica realizó en
Retrocedo en el tiempo, aparece la casa de fundo de la abuela en Peña Blanca, cuya calle en su homenaje lleva hoy su nombre como Santa Elena. Surge la imagen de un Gran molino de viento para sacar el agua del pozo y un estanque al lado. Me estaba bañando en el estanque, me tomo de un tablón, se da vuelta y bajo el agua quedo y no podía salir. A través del agua y ya casi sin respiración, veía difusos rostros que pensaban que estaba jugando y yo en mi "juego" me iba y me iba, pero no me dejaron al hogar volver. Quizá por eso fui malo para la natación.
Durante la práctica quirúrgica de mi padre en su último año académico, le tocó atender en la sala común a un paciente diabético descompensado cuya pierna derecha le había sido amputada por gangrena en el pie. Le llama la atención el apellido Pasquali, le trae recuerdos de cuando era un consagrado en Peña Blanca. Conversan, lo hacen en italiano pues mi padre dominaba varios idiomas (así debía ser para uno que a purpurado tenía que llegar). Le pregunta si vivió en Limache, el italiano con temor dijo que si. Entonces usted conoció a tal familia, y el italiano descompuesto quedó. Era el padre de mi madre, era mi abuelo materno. Relató que lo engañaron al pretender decirle que había sido padre de un niño (tío de mi madre, un mes mayor), que él se dio cuenta y desapareció, ignorando que Elena de él tuvo una hija. Mi madre al conocer la noticia se indignó con él. Después recapacitó y por medio de mi padre señaló que solo lo iría a ver si le daba su apellido que ella siempre debió llevar. Ignoro los detalles del encuentro y cuántas veces lo visitó. Me parece que hasta yo, su nieto, lo conocí. Si, veo un rubio pícaro muy poco italiano sino más bien... Legalmente mi madre tuvo su apellido paterno y yo mi nuevo apellido materno. Nunca me expliqué el por qué supuse una vez que Pasquali había sido una italianización del polaco Pashkualinsky o Pasqualovsky que mi pícaro abuelo legalizó, quizá fue un sueño y nada más. Qué cosas tan extrañas, desde niño sueño Yo.
Duro, muy duro debe haber sido para
mis padres ver que el niño en el Colegio Particular no podría su educación
continuar. Me matricularon en un Liceo Fiscal que estaba a pocas cuadras de
casa. Qué alivio en cuanto locomoción. Fueron dos años relajados y felices.
Allí era el hijo del doctor. La profesora jefe del curso, una distinguida dama,
al finalizar ese año, el penúltimo de la enseñanza media, destacó que Silva era
el mejor alumno, una muy justa decisión. Discrepé, para variar, con la
nominación al segundo destacado, Seperiza. No lo podía creer, si yo no había
hecho ningún mérito. Me levanto y le señalo que no acepto, pues si alguien
merecía tal honor es él (olvidé su nombre). Mi esfuerzo ha sido nulo al lado de
su dedicación, señalé. Rompí esquemas y la profesora al fin lo aceptó y yo
feliz quedé aunque nadie me entendió. Ese compañero después se fue a hacer
cargo de
Hablando de avión, está la
experiencia de mi primer vuelo en el Invierno entre Mendoza y Santiago. Subí a
la aeronave cuando comenzaba a nevar. Escuché al piloto de LAN,
Nos llaman al avión, ocupo el lado
de la ventanilla, mi señora el asiento del pasillo, pensando en los niños para
ir al baño y mayor comodidad. Iván el hijo estaba conmigo, Astrid la hija con
su madre. Todo el vuelo fue sin una sola nube, con una panorámica espléndida.
Cerca de Santiago estaba ya nublado, cada vez más nublado, y me llama la
atención que el avión inicia el descenso entre nubes. ¿Irá a vuelo instrumental
pensé? Algo me hace pegarme a la ventanilla a mirar. La hija de tres meses de
edad comienza a gemir, un extraño gemido como si algo quisiera decirnos. Iván,
el hijo, algo menor de dos años, se pega a mi como pidiendo protección. Más
miro por la ventanilla ya realmente preocupado. Se produce un claro entre las
nubes y veo casi encima casas, gente y vehículos. Siento un fuerte golpe, fue
como recibirlo en el abdomen. De inmediato rugen los motores y se levanta el
avión virando hacia la derecha. Un colega que iba delante se da vuelta y
demudado me pregunta: ¿Qué pasó? Chocamos, le dije, ten calma, vamos a
aterrizar bien. En aquella época no hablaba de visualización, del poder de la
mente ni de Actitud Mental Positiva como lo hago ahora. Surge un claro entre
las nubes y en picada se dirige el avión al Aeropuerto de Los Cerrillos nuestro
destino, y aterrizó. Sale de inmediato el piloto de la cabina de mando hacia el
pasillo y explica que tendremos que bajar por las magas puestas entre la puerta
del avión y el suelo. Olga con Astrid en sus brazos se tiran, después lo hago
yo con Iván y veo cómo al lado del tubo de escape de uno de los motores sale
bencina a raudales por los efectos de la brecha fruto de la colisión. Al lado
de la brecha que permitía la caída del combustible, estaba el tubo de escape
del motor, que supongo para nada iba frío después de
Dejo a Iván en el suelo, casi
golpeo a uno de los policías militares en el rostro e iracundo le respondo que
él será un siervo de un Presidente Demócrata, pero no yo. No se que más dije y
grité, pero nos dejaron pasar, y allí estaba mi madre esperándonos. Al día
siguiente retorné solo a Puerto Montt, evidentemente que lo hice en tren y no
en avión. Fui al terminal aéreo y había un temeroso silencio entre los
funcionarios de
Ya más calmado, si calma podía yo
tener, al funcionario le pregunté por el piloto, el copiloto y el ingeniero de
vuelo para darles mis agradecimientos. Me dijo que habían sido destinados al
tráfico internacional. Entonces le señalé que tenía una duda, si esa enorme
aeronave, en descenso, choca con la copa de un árbol a doce metros, la que le
rompe el tanque de combustible de uno de los motores, ¿cómo logró elevarse
estando a diez u once metros del suelo antes de estrellarnos con los cables del
tendido eléctrico y las casas del sector? ¿Por qué no nos incendiamos? Me miró
y preguntó si yo era creyente, pues él ahora sí creía en los milagros... Será a
lo mejor por eso que la palabra políticos me indigesta y admiro
En el Liceo casi sin estudiar, era yo considerado el segundo alumno del curso, en cambio en el Colegio Particular de treinta y cinco alumnos ocupaba el lugar treinta y cinco. ¡Cuánta diferencia entre lo privado y lo Estatal! Tuve un profesor de Filosofía que admiré y respeté. Su hijo era compañero de estudio y vivían a una cuadra de casa. Me llamaba la atención que ciertos días llegaban al hogar del filósofo profesor distinguidas personas en lujosos autos. Intrigado le pregunté a mi amigo el por qué de esos autos frente a su casa. Me respondió que su padre, nuestro profesor de Filosofía, era alto dignatario de una Logia y que esos distinguidos visitantes tenían menos grado que él y venían a pedir consejo y recibir enseñanza o apoyo. ¿Qué era una Logia entonces pensé? Ese día aprendí que no siempre el oro brilla y no todo lo que brilla es oro.
No quedé en Medicina. Mi padre
esperanzado también había venido a ver los resultados. Nada señaló en su
silenciosa frustración al comprobar que mi nombre no figuraba en la lista de
los aceptados. Al pedirme volver a casa con él, le dije que quería estar solo y
caminar. Deambulo por el centro de la ciudad, me siento un fracasado, iba
triste y desesperanzado, pienso que me mira la gente y se burla de mi,
señalando que ahí va un derrotado, uno que no pudo a Medicina ingresar. Pateo
un papel arrugado de la vereda, miro al rincón donde llega y veo en el suelo, a
su lado, un billete de poco valor, lo recojo, alcanzaba para unos dulces y
además, ignoro el por qué, me da para comprar el diario. Me siento en un banco
de la tradicional Plaza de Armas, abro el diario y lo primero que miro es un
anuncio de
Bèla Székely, el examinador de
ingreso, organizador y primer Director de la carrera de Psicología en
Tuve en ese entonces un profesor de Filosofía. ¿Cómo definirlo?, un filósofo era él. Diferente, vivía en otra, no estaba ni ahí con el mundo. Vivía en sí mismo. Sus clases eran abstractas para mi. Un día ya no fue, había partido hacia el Gran Viaje porque así lo decidió él, no de muerte natural o accidental, sino en forma voluntaria. Me afectó pues me era simpático y lo respetaba, sin que la noticia recibida me sorprendiera. En clase se le hace una oración y la compañera que tenía al lado, muy seria me señala que ella no rezará. A la salida de clases la encaré, le dije de todo por su religioso fanatismo y que para nada podía yo compartir un credo así, pues sentía que DIOS lo había perdonado, comprendido y recibido con amor. Evidentemente ella no me entendió y menos yo a ella en la fuerza del dogma que le impedía discernir. Señalaba que no podía rezar por quien estaba en el Infierno. Nunca me tragué esa "Enseñanza" del Dios iracundo y el infierno, pues intuí que era un humano acomodo detrás de la palabra. Tres años antes, era expulsado de clase de Religión por rebatir la enseñanza del sacerdote y decirle, sin querer callar, que ese Dios no era el mío. Para mi DIOS era solo amor, comprensión y perdón. Feliz como tantas veces ya, al patio del Colegio la pelota me fui a chutar. De los treinta y cinco alumnos del curso, en el examen final ante un Sr. Obispo, que no era del Colegio, el único no eximido en Religión fui yo, con un rojo de nota de presentación. Soy llamado ante la comisión examinadora. El Sr. Obispo susurra algo al oído del profesor, quien se pone granate de colorado. Al parecer tengo una capacidad auditiva especial, pues le escuché decir: Padre, cuánto daño ha hecho al rebaño. Una oveja del Señor se ha perdido por culpa de usted. No recuerdo el examen, más bien fue una breve conversación. Me puso la nota máxima, un siete, promediado con el dos de presentación, dio cuatro y medio, es decir aprobé con un cinco. Entonces pensé que no todos ellos eran iguales en la viña del Señor.
Otro profesor de Psicología, en su
ramo Psicología Evolutiva solía decir: En mi época profana de hombre pecador
iba yo a cazar y pescar... Usaba una corbata humita y no sé por qué asocié
lo de su corbata con no ser él ahora un profano. Con alegría muchos años
después, en mi búsqueda de
En una conversación de recreo en
Psicología un compañero relata que dos amigos fueron a estudiar Medicina a
Plácido fue ese año de Psicología.
Mi MAESTRO, don Bèla deseaba que no hubiera examen hasta el tercer año.
Preguntó mi opinión y le dije que en lo personal eso significaba que por tres
años no estudiaría y solo lo haría para calentar las materias a último momento,
que no olvidara que no estaba en Europa, se encontraba en Chile. Ignoro si esa
respuesta le sirvió o quiénes más lo aconsejaron, pero hubo exámenes de fin de
año. Igual no los di pues me eximí. Que pena, no necesité calentar las materias
a última hora. Disfruté tanto el estudio de los Tests Psicológicos, sentía que
la mente humana era algo muy especial, en general tratada por el psicoanálisis
de manera tan superficial: Bèla Székely era el autor de un famoso libro sobre
los Tests que varias veces leí y releí. Pasé a segundo año. En diciembre tomé
la decisión y a Mendoza escribí una carta muy formal. No obtuve respuesta.
Finalizaba febrero y debía pronto a Psicología volver. Caminando por el centro
de la ciudad, tuve la idea de llamar por teléfono al pasar frente al edificio
de
Mis padres, cuánto karma en vida les ofrecí. Al darles la buena nueva de querer irme a Mendoza a estudiar Medicina, hubo en ellos silencio e incredulidad. Al captar que hablaba en serio, mi madre con aparente tranquilidad señaló que no se oponía si eso era lo que yo consideraba mejor. No quería que al igual que sus hermanos, la señalara, pues mi abuela se opuso a que sus dos hijos fueran a Europa a estudiar. Mi padre se descompuso, la idea lo superó. ¡Si siempre has sido un flojo inteligente! ¡Si en psicología te fue bien casi sin estudiar! ¡No eres un joven responsable! ¡Qué confianza te tengo como para dejarte partir!... Decía y repetía. Por lógica predominó la opinión materna, pues en sociedad machista es la mujer la que manda. Ahora pienso cuánto habrán sufrido al ver que su úncio hijo partía hacia un destino inseguro y desconocido en el país vecino. Pero algo como que me guiaba a dejar el hogar y la seguridad de la carrera de psicología en la patria y una universidad de prestigio donde tenía ya asegurado mi futuro profesional.
Muy de madrugada una mañana partí.
Mi padre desde el Sanatorio El Pino en su Fíat jardinera me fue a dejar al
terminal. Ese auto pequeñito lo había comprado por una modesta herencia
inesperada que como Seperiza (SeperitÇa)
desde los Estados Unidos recibió. Llegamos a
Al día siguiente, raudo y lleno de
fe fui a
Compré
Mientras esto redacto observo un mueble
antiguo, recuerdo de mis padres. Es esbelto, de fina y rancia madera. Posee
catorce cajones y una puerta corredera. Abro el octavo cajón y encuentro un
sobre grande con fotos del recuerdo, dos en especial como estudiante de
Medicina llaman mi atención. Es
En la mesa del Comedor
Universitario éramos cinco estudiantes. Un colombiano, un peruano, un argentino
y dos chilenos. El argentino me caía mal, sentimiento de rechazo que era mutuo.
Lo consideraba sobrado, prepotente y puro bla, bla. Me dice, quizá captando mi
preocupado estado de ánimo: Che chileno, a vos en Anatomía te va a ir mal.
Miráme a mi... Como un relámpago me levanto y a viva voz, que el amplio
comedor hizo enmudecer, le respondí: Mira, argentino, sabes que no he estudiado
a diferencia de lo que tu dices haber logrado. Te voy a demostrar lo que vale
un chileno. Y a mi pieza me fui. Doña Pepa, la dueña de la pensión iracundo me
ve llegar. Me ofrece un mate, que esta vez sí le acepté. Algo pasó, me
tranquilicé, se aclararon las ideas y me puse a estudiar al lado de mi propio
mate que con su bombilla en el negocio cercano adquirí, pues como que me daba
cosa en una mateada bombilla compartir. Descubrí que con el mate de noche podía
estudiar y hacerlo mejor. Adquirí, no se como, el hábito de escribir lo medular
de lo estudiado y dibujar. Luego resumir lo escrito en frases cortas o palabras
detonantes del recuerdo de lo aprendido. Por ejemplo, dos años después, cuando
me dio por conocer la buena música, estaba de moda entre melómanos hablar de los
Cinco Grandes de
Llegó el día de ese especial examen semestral eliminatorio. Mi examinador fue el Profesor Solomon. Preguntó y respondí, volvió a preguntar y pedí permiso para usar la pizarra y mediante dibujo explicado responder, para responder mejor un auxiliar tuvo que traer tizas de colores, pues allí solo tiza blanca en ese momento había. Vino la última pregunta, me la hizo con ingenio el examinador y con ingenio similar respondí sobre el especial comportamiento anatómico, de la arteria radial en el brazo. Sonrió, extendió su mano y me felicitó. Mi nota era un diez con felicitaciones. Profesor, le señalé, ¿puede darme dos comprobantes? ¿Para qué? me preguntó. Uno para enviarlo a mis padres y otro por una apuesta de honor. Tómalos y felicito a tus padres y tu honor ganado.
Ingresé realizado al comedor, la mesa busqué. El argentino no estaba con rostro sobrado pues lo habían reprobado. Una cosa es decir tanto yo se, y otra es saberla ante un examinador. Sin sentarme le pasé uno de los comprobantes y le dije: Para que sepas esto vale un chileno. Y al Parque a caminar feliz me fui, pues supe que era capaz y podía lograrlo. Qué gran favor ese joven norteño me hizo. Él se fue, pues no era para estudiar y las tierras de su padre necesitaban de buen administrador. Si mi papá hubiera tenido tales tierras, creo que yo habría hecho lo mismo. Jamás en mis estudios pude ser reprobado y algunas felicitaciones recibí, pues ahora sabía que sabía que era capaz de hacerlo. Pienso cómo pequeños detalles marcan nuestro destino. Llega diciembre, apruebo los exámenes y antes de volver a casa fui invitado a una fiesta acompañando a la hija menor de las dos hijas de Doña Pepa. Ella me agradaba, yo le agradé. Desde Chile una encendida y juvenil carta de amor le envié, esa carta me costó dejar la pensión. Ignoraba yo la curiosidad femenina y que esa carta en manos de la madre iba a terminar. Doña Pepa encolerizó pues le tenía un italiano con plata asignado a esa hija, y así ese matrimonio resultó ser.
Antes de Psicología dejar y
Medicina comenzar, Bèla Székely, mi MAESTRO, me regaló uno de sus libros con
dedicatoria. No se dónde quedó. Recuerdo la primera hoja en la que destacaba a
sus padres muertos en
Al volver a Mendoza, ella, Doña
Pepa, me llevó a la casa de su hermano, donde como huésped fui recibido en mi
propia pieza. Era más lejos de
A los pocos días fui al Correo Central para hablar por teléfono a mi casa. Me habían dado la comunicación con Chile, alcancé a decir: Hola mamá, cuando bruscamente se abre la puerta de la cabina y veo aparecer el cañón de una carabina militar, y un joven conscripto, con "grata sonrisa" me observó y señaló que hablara tranquilo. No se si será tranquilo hablar sentado en una oscura y minúscula cabina telefónica bajo el grato estímulo de una carabina apuntada, con bala pasada hacia mi corazón. ¿Cómo estás hijo, qué pasa allá? decía la trémula voz materna. Todo está bien mamá, hay pura tranquilidad, no se preocupe. Yo solo estudio y me va bien. Estén tranquilos, las clases continúan sin problemas y todo se encuentra en calma. Pensé que a lo menos el soldado me invitaría al almuerzo del rancho militar por lo que yo había, hacia Chile declarado. No fue así.
La vida de estudiante continuó en
la tranquila ciudad con su gran parque y laguna, el Cerro
Destaca en el recuerdo el examen de Fisiología. El sistema de estudio de Argentina en general era muy diferente al de Chile. Cada alumno decidía cuándo daba examen de acuerdo a los turnos en el año programados y si salía reprobado podía rendir cuantas veces quisiera esa materia. La única limitante estaba en que no se autorizaba cursar ramos ni rendir exámenes sin haber antes aprobado materias correlativas. Cada alumno podía a su vez demorar sus estudios los años que estimara o él aguantara y además se asistía a clases si se lo deseaba o no. En Chile se iniciaba el nuevo año con todos los ramos rendidos, las clases eran obligatorias y el profesor preguntaba en el examen lo más relevante para él, era más fácil y muy pocos solían, en aquella época fracasar, dado la estricta selección de ingreso y el limitado número de selectos alumnos. En Argentina había, durante el examen, una esfera transparente con bolillas de números de acuerdo a cada cátedra. Uno como alumno, de principio de año tenía las hojas impresas en que el ramo estaba dividido por números para el examen final. Cada número destacaba diferentes tópicos variados de materia. El alumno en su examen oral sorteaba dos bolillas. Es decir, el profesor podía preguntar, de acuerdo con las bolillas sorteadas cosas no trascendentes y difíciles que figuraban en el listado y en Chile un profesor hubiera preguntado tan solo si a un alumno quería a propósito reprobar. Hubiera sido una irreverencia de mal gusto en diciembre del segundo año de carrera, Fisiología intentar rendir. Aprobé los otros ramos, me vine a casa con felicidad. Preparé algo Fisiología sobre la base del magistral libro "Fisiología Humana" del Dr. Bernardo Alberto Houssay, médico fisiólogo (1887-1971), ganador del Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1947. Compartido ese honor con los esposos Carlos F. Cori y Gerry T. Radnitz, por sus trabajos sobre el lóbulo anterior de la hipófisis. En Santiago conseguí unos apuntes chilenos, y reforcé temas relacionados con la compleja Fisiología del Sistema Nervioso, Urinario y Respiratorio en especial.
Ya en Mendoza, ese día de marzo que tuve la audacia de presentarme al examen, éramos diez los aspirantes a aprobar la temida Fisiología, siendo yo el único representante de mi curso. Digo temido por lo extenso y complejo del tema y ser el profesor uno de los discípulos del Nobel Dr. Houssay, lo que lo hacía un semidiós, y como tal se sentía ante los alumnos, y como tal los alumnos aprobados semidioses alumnos deberían ser para el reconocimiento de un ser tan elevado. Durante la espera previa escuchaba a los otros nueve inscritos: Che, vos sabés cuánto le he dado a la materia... Llevo un año o más... ¿Y vos chileno? Bueno, la preparé un poco ahora en las vacaciones en Viña del Mar. Mirada de compasión ante el irreverente. Mejor me aislé y esperé mi turno. Fui llamado. Eran tres en la mesa los examinadores. Uno el Decano interventor que era Profesor de Microbiología, otro el Profesor de Farmacología y ÉL, el discípulo del Nobel. Sorteo las dos bolillas, y varió la tradición. En todos los otros exámenes uno escogía un tema para comenzar. El Profesor jefe me señala, sin respetar esa tradición, que dibuje la máquina de oxigenación en anestesia general o algo parecido. Hasta allí llegué, pues ni siquiera lo había leído y a ese trabajo práctico al parecer no había asistido. Sabía que ya estaba reprobado. Ignoro el por qué él, el examen lo continuó, pero, en despectivo tono me dice: Espero sepa que existe el Sistema Nervioso y pueda decir algo de la conducción eléctrica en la fibra nerviosa... Qué me han dicho, y me lucí. Salí y a la pregunta: ¿Cómo te fue chileno? respondí: MAL, el genio me reprobó con justa razón pues una fundamental pregunta no respondí.
Era la norma que una vez finalizado
todos los exámenes, en este caso de diez alumnos, salía a la puerta de la sala
un ayudante de cátedra y en orden alfabético leía nombre y nota. El no nombrado
lo era porque estaba reprobado. Nombra uno de los examinados con una nota ocho.
Luego silencio y solo nombra a uno más, diciendo que el siguiente alumno por
dudas en la comisión era llamado a DESEMPATE. Seperiza puede pasar. Yo
no me lograba del asiento levantar, tuvieron que ayudarme y empujar. Pálido
entré. El Decano, gran amigo después, me alentó. Me hizo tomar asiento y señaló
que había ciertas dudas que ellos necesitaban aclarar en cuanto a mis
conocimientos de la materia. El genio profesor miraba para otro lado. Cada uno
de nosotros, continuó, le hará una pregunta que usted con calma responderá.
Viene la primera del decano sobre algo relacionado con
Si me preguntan: ¿Cuál considero mi mayor éxito como estudiante universitario?, de inmediato habrá una respuesta paradojal, pues no figura ninguno de los éxitos señalados con un diez y felicitaciones. Ese examen aprobado en desempate con la nota mínima, fue mi mayor éxito personal, y lejos me catapultó en la autoestima y autovaloración para continuar adelante con Actitud Mental Positiva en el resto de mi carrera, que con tanta tranquilidad afronté, pues ya sabía que podía, ya sabía que era capaz. Eso es lo que, pasados los años, en los escritos de InterNet intento demostrar:
Con Actitud Mental Positiva cree que puedes
y podrás pues
ERES CAPAZ
Ese tercer año fue especial. Tuve de profesor en Microbiología al Decano Interventor. Ese año Mendoza autorizó, por primera vez, rendir examen como alumno libre. Me parece que un junio fui el primero en hacerlo rindiendo Parasitología, con nota diez. En Diciembre al entrar a examen de Microbiología el Profesor Decano señala: Espero chileno que nos saque de la modorra. Obtuve un diez así que supongo que los desperté.
El aprecio del Decano nació en el
examen de BioQuímica de segundo año en el que al parecer le respondí bien,
luego por mi Desempate en Fisiología, además por el hecho de haber sido el
primer alumno que rendía, con el nuevo sistema, un examen adelantándolo como
alumno libre y, además por un conflicto entre mi curso y su Cátedra de
Microbiología. Me explico: El Jefe de Práctico hace una prueba escrita, me
fascinaba
Pero entendí que el nuevo plan de
estudios de Mendoza me alejaba de Chile. Pregunté y me recomendaron Córdoba.
En la casa donde residía, había un matrimonio cuyo hijo estudiaba Ingeniería en
Córdoba. Me señaló que si me iba podría alojar donde unos amigos de él. El
problema estaba que yo no tenía como materia separada de
De los treinta y un exámenes de
En Córdoba viví en una añosa y céntrica casa de una amplia avenida, con escalera tipo mármol hacia nuestro segundo piso. Casa arrendada con otros cinco estudiantes de diferentes carreras, yo era el único extranjero y además de Medicina. Los viajes a mi hogar ya se espaciaron mucho. El clima era frío en Invierno y con húmedo calor de Verano. Solo me interesaba estudiar. Venían algunos chilenos a casa a contarme sus problemas, parece que con la palabra y el hecho de escucharlos los ayudaba. Al irse me preguntaba ¿quién me ayuda a mi? En Córdoba fui una máquina de dar exámenes, como lo he sido ahora una máquina para escribir mis libros. Recuerdo a un amigo chileno que este mundo ya dejó y ese sentido recuerdo del Tito, lo grafico así:
Es de noche, hace un húmedo calor.
Estoy caminando por el centro de la ciudad de Córdoba en Argentina. Mientras
camino, a cada paso siento un ruido, aprecio que está dado al pisar langostas,
miles de ellas veraneando en la ciudad y mirando las luminosas vitrinas.
Algunas gentiles se posan en mi cabeza, en el cuello... Contemplo vitrinas tras
las cuales se ofrecen masitas y pasteles junto a otras exquisiteces al paladar.
Paso ante una gran confitería donde el alegre público que puede pagar, come y
toma café. Y yo, solo debo mirar y adelante seguir, sin a esos lugares poder entrar
pues la plata que me queda del mes es lo justo para la diaria movilización
hacia
El hijo del matrimonio que alojaba
como pensionista donde yo en Mendoza estaba, se recibe de Ingeniero en Córdoba,
se casa con su novia mendocina y consigue empleo en
Cuando quedaba solo en la casa me
iba a
Me presento al examen de Obstetricia en un auditórium público, entran en camilla a la paciente embarazada. ¡Qué poca delicadeza con ella pensé! Me la imaginé afectada al ser examinada en público, lo que para mi debía ser un hecho privado. Me acerco y le pregunto al oído qué había ella escuchado decir de su pronto parto. Me susurra que son gemelos y nacerán en cinco días más. Llega el profesor, la examina y pide mi opinión. Palpando su abdomen describo lo que en teoría sabía de un parto gemelar, haciendo hablar a mis manos como un experto: Una cabeza acá, una nalga allá, otra cabeza por este lado y una nalga por aquel. Me pidió la fecha del parto y se la di. Sólo discrepó conmigo en unos gramos en cuanto al peso con que nacerían los gemelos. Por lo tanto, el temido examen aprobé. ¿Quiénes hoy serán aquellos gemelos?
Dermatología la adelanté como
alumno libre. Por ser libre mi examen era práctico-teórico. Me asignan una
paciente de la sala de mujeres. Debía examinar, interrogar y escribir para
luego, en lo posible diagnosticar. Veo sus piernas y me confundo ante lo que
contemplé. Le pregunto de dónde es y me dice que de la zona rural de Tucumán,
que ella tenía una rara tuberculosis y por eso hacía tres días había llegado a
Córdoba para ser mejor estudiada. Llamo al jefe de sala y le señalo que estoy
con indigestión y ganas de vomitar. Me dice que vaya rápido al baño. Corro,
pero no al baño precisamente sino a
Ginecología fue una especial
materia de estudio en lo personal. Destaqué como alumno ante un profesor más
humano y jovial.
Había alumnos que si una materia
estaba dividida en treinta bolillas estudiaban quince por ejemplo, según
ciertas cábalas que tenían, y confiaban en el azar del sorteo, se les llamaba
"lanceros". Con mi método de rápido escribir lo destacado al estudiar
cada tema, para luego resumirlo enfatizando palabras o frases detonantes del
recuerdo, al menos siempre algo podía responder de las bolillas sorteadas, a lo
menos con lo suficiente para aprobar y no ser reprobado en un examen. Pienso
que la suerte la llama uno con la propia Actitud Mental, teoría que intento
destacar desde hace ya varios años en lo relacionado, en especial con aquellas
personas que parten señalando: Me va a ir mal. Al así hacerlo, ya queda
condicionado el subconsciente para que de esa manera suceda. Tampoco resulta
decir: Me va a ir bien e irse de fiesta, no, uno debe ayudar con el propio
esfuerzo para que ese me va a ir bien, genere el factor que le falta a
Era moda en Córdoba el cine de
trasnoche, allí vi la película "El milagro alemán". Me impactó el
joven estudiante de Medicina discriminado, que de manera clandestina, durante
Había terminado con mi polola al
decir chileno, novia al decir argentino, pues ella no podía soportar que me
fuera ya que tenía la certeza que jamás volvería. Mi último examen en Córdoba,
cerca de las doce de la noche de un 24 de diciembre, me significó obtener un
diez en Cirugía II. La llamé por teléfono y me respondió muy sentida y
distante. Y yo nada ante mi destino podía hacer. Llegué a casa, todos se habían
ido a sus hogares a pasar
Extraño es en ese tiempo pretérito
que, salvo haber sido remecido en mis juveniles recuerdos por la palabra
REENCARNACIÓN la primera vez que la vi escrita, y por la lectura de Lobsang
Rampa con su serie de relatos iniciados con el "Tercer Ojo", nunca
hubo un atisbo de lo que después consideré como
Establecí contacto con el Cónsul de Uruguay en Córdoba, quien una serie de consejos me dio. Hablé por teléfono con mi padre, lo dudó, yo lo superaba con mi "irresponsable" audacia y juvenil tenacidad. Por carta me comunicó que a un médico chileno recibido hacía poco en Uruguay no le habían reconocido el título en Chile, por tanto me pedía me quedara en Córdoba. Vendí lo que pude, otras cosas regalé y, con mi maleta al terminal de buses interprovinciales me dirigí. Era enero, hacía mucho calor y en bus me voy hasta Buenos Aires. Córdoba y gratos años, quedaban atrás. Era algo superior a mi lo que hacía siguiera adelante, siempre adelante para mi hogar y Patria como médico retornar.
Primero quedó atrás Psicología y mi
proyección europea.
En Córdoba, antes que la niebla del
olvido llegue, emerge uno de los que era del grupo de seis arrendatarios de la
casa del que yo era parte. Trabajaba en el Departamento de Cultura de
Conocí un chileno "patiperro" que tenía un auto y se dedicaba a vender y comprar cosas en las serranías cordobesas. Además de pequeñas fotos del álbum familiar les hacía grandes retratos de marco ovalado tipo antiguo. Él organizaba fiestas de matrimonio. Cada cierto tiempo yo era "invitado" junto a algún otro estudiante chileno. Cuán grato es ser invitado "especial" a tan memorable acontecer. Se transformó en tradición que al llegar la mesada mensual, luego de pagar lo que había que cancelar y dejar para el transporte urbano, con lo poco sobrante ir a cenar, por una vez en el mes, a una Parrillada. Al ingresar, antes de pasar al comedor se escogía las carnes que a la vista estaban. En la mesa el mesero llegaba con una gran fuente de ensalada y las carnes por uno previamente elegidas, venían crujientes a la parrillada. Me sentía mejor que un rey.
Para la fiesta nacional, nuestro 18
de septiembre,
Cómo olvidar los insectos. Amigas
langostas por miles en la noche visitando la ciudad. Amigos mosquitos, una
mención especial. Estudiaba de noche con un calor húmedo infernal, frente a un
pequeño ventilador. Miro hacia el cielo raso al estirar los brazos y lo veo
negro. Miles de mosquitos chupadores y de los otros, contemplaban cómo
estudiaba, a la espera que me quedara dormido para ellos comenzar la función.
Tomé un insecticida con su "FLEET" o bombilla pulverizadora, pues
entonces no se conocía al "spray" ni el futuro daño a
Amable vinchuca, portadora del Mal
de Chagas que tantos corazones humanos dañó. Durante una tormenta eléctrica con
mucho calor, llega a mi pieza mientras estudio, un insecto alado, era un chupa
sangre color oscuro llamado vinchuca, de unos dos centímetros de largo por uno
de ancho. Sabía que la luz los inmoviliza y no tuve temor al temor del Mal de
Chagas que ella podía portar. La hice caer en un frasco de vidrio cuya tapa
perforé para mantenerla con aire. Le daba de comer colgándole trozos de carne
vacuna fresca y la observaba pensando en cuántos seres humanos por su causa,
sin ella saberlo, ya habrían muerto o eran inválidos cardiópatas crónicos. Puso
unos huevos que dieron lugar a pequeñas vinchuquitas blancas cual arañas. Ella
murió y me fui con mi tesoro a
La luciérnaga fue una fugaz amiga. Llega de noche a mi pieza calurosa un insecto volador de algo más de un centímetro, cuerpo negro estrecho y alas tenues. Revolotea entorno de mi lámpara y me llamó la atención la luz que emitía, con una luminiscencia fosforescente desde debajo de su abdomen. La puse en un frasco de vidrio, oscurecí la pieza y hasta caer dormido la contemplé en su hermosa luz. Al día siguiente me fui con el frasco a un parque y allí la liberé.
Todo eso y mucho más quedaba atrás,
mientras el bus que me llevaba hacia Buenos Aires pasaba de noche por
En Córdoba tuve la suerte (una vez
más) de estar un año y medio de alumno residente en práctica en
Quien desde Uruguay me respondió de manera tan atenta y cordial, sugirió destacara entre los antecedentes esos dos años de práctica. En Uruguay fueron evaluados mis Certificados y antecedentes por una Comisión Docente del más alto nivel y tras el dictamen, se me señaló que para recibir el título debía dar dos exámenes y nada más. Varios años después, por un colega supe en la norteña ciudad de Antofagasta que me libré de dos años adicionales en una práctica rural. Pensé en ese Profesor cordobés y aquel funcionario anónimo uruguayo con gratitud. Gracias a ellos a mi Patria llegué dos años antes con el título de Doctor en Medicina bajo el brazo...
Al arribar a Montevideo, de inmediato compré un plano de la ciudad y el periódico que tuviera más avisos económicos. Me senté en una plazoleta bajo la refrescante sombra de los árboles y busqué dónde quedaba el Hospital de Niños y miré si había oferta de pensiones cercanas a él. Encontré una como a cinco cuadras. Llamé por teléfono y allí aterricé a darme una de las más gratificantes duchas de mi vida.
Tres meses en Montevideo permanecí. El Profesor de Pediatría me recibió con cordialidad, mucho aprendí de él. Durante una visita a la sala de Recién Nacido dañado o patológico me señala un recién nacido, nuevo paciente ingresado. Me pide mi diagnóstico. Él era un Clínico y Semiólogo connotado, dotado de gran sencillez y humano espíritu o don. ESA ES MEDICINA pensé. Miré al recién nacido, escuché su llanto doloroso, observé sus movimientos, posición, piel y le dije que era una Lúes o sífilis Congénita. Bien, fue su comentario. Ahora examínelo. Con qué orgullo señale unos siete signos clínicos más que encontré. Le pidió al ayudante de cátedra a cargo del nuevo caso su opinión, encontró cuatro signos más que yo. Entonces él, el Profesor Peluffo, al niño tomó y una gran lección nos dio. Encontró, mostró y demostró como veinte signos en total. Esa era MEDICINA sin Laboratorio ni computarización...
En la pensión me hablan del famoso
chileno de la televisión. Se trataba de aquel muchacho violinista que para una
fiesta patria le permití sin costo disfrutar de la misma en
De mañana aprobé el examen de Pediatría sin problema. En la tarde del mismo día fui a rendir el último examen de mi carrera, Medicina Legal-Psiquiatría. Aprobé sin distinción máxima, pero aprobé. Al señalármelo el Profesor, exclamé: ¿ENTONCES SOY MÉDICO? Me miró con sorpresa y lamentó no habérselo advertido antes, pues era un honor para la cátedra que con su ramo me hubiera doctorado. Lo que no comprendí fue el por qué no entendían que en un mismo día hubiera dado mis dos exámenes finales. Lo encontraba tan natural. Recalco esto pues en el futuro, al conocer la mente comprendí el valor de la fuerza de una aspiración visualizada con intensidad y realizada con Actitud Mental Positiva, si uno pone además la voluntad y el esfuerzo del Positivo Pensamiento, con su cuota de sacrificio personal.
Corrí al Centro de
Estamos finalizando agosto de 2001, y con el fin de reforzar lo hasta ahora escrito, abro cajones y buscando en uno de ellos encuentro los Certificados que el tiempo ha respetado. Destaco el siguiente:
Está otorgado en Montevideo, siendo ya Médico, y a la letra señala:
El que suscribe Secretario de
Se expide la presente a solicitud del interesado, en Montevideo...-------
Nunca fui reprobado y adelanté casi dos años
la carrera rindiendo algo más del 50% de los exámenes como alumno libre... No
logro reaccionar ante tanta tenacidad, fe, confianza y motivación que me
permitieron siempre seguir adelante con una confianza casi irresponsable, pues
si lo hubiera pensado racionalmente, no habría acortado mi carrera
universitaria como sucedió. Pienso que una fuerte motivación permite que la
retroalimentación mental subconsciente nos haga realidad los anhelos que son
justos y que con sacrificio y constancia todos podemos obtener. Mi motivación
era la de volver lo antes posible al hogar,
En Montevideo tuve suerte, una vez
más. ¿Era suerte en realidad? Un funcionario me ayudó para agilizar los
trámites del título para con él llegar a Chile. Fui a
En Chile no me fue fácil dar rodaje
a la parte legal, pues había oposición por parte de
Convencido que ya era médico con
todas las de
QUIQUE: Especie de comadreja latinoamericana, carnicero nocturno de cabeza pequeña, patas cortas y cuerpo largo, que salta al cuello de su víctima, la desangra a mordiscos y huye en veloz carrera. Solapados quiques quedaron a la vera del camino de este Lobo Estepario que, por su tenacidad, en Pediatría del Hospital de Viña del mar inició su labor.
El Jefe de Pediatría, Dr. Marco
Maldonado al recibirme me dijo: Iván, si entre nosotros no nos ayudamos,
nadie lo hará. Estaba yo a cargo de una sala de recién nacido prematuro,
concentrado en un niño, mis manos puestas cual sanador sobre él. Con el tiempo
al profundizar el tema de la mente y la sanación, pienso que era un nato
sanador de niños. Cualidad que al racionalizar la perdí. Siento una presión en
la nuca y levanto la mirada, había allí una hermosa y joven mujer con su traje
de dama de
De niño me sentí diferente en el
sentido de captar que iba un paso más adelante que los demás y ver detrás de la
máscara lo que otros no apreciaban. Estaba marcado por lo que consideraba el
estigma de nacimiento, pues un consagrado no podía un hijo tener. Eso me hizo
rebelde, antimundo y dio el temple al Guerrero que había en mi, un duro
Guerrero fui. Viéndome tan gordo frente al espejo de mi pieza sentí pena y
vergüenza, en la cama pensativo me senté. Vi que me quedaban cinco años de vida
y mala vida. ¡Qué despilfarro! pensé, buscando una solución. Logré adelgazar
con autocondicionamiento mental y hatha yoga. Al quinto día de inicio de mi
terapia, en la que por una semana me aislé, estaba sentado en la posición del
medio loto hacia dentro me fui. Una tentadora Voz me ofreció los poderes.
NOOOOO exclamé y apoyo a
Pensando en seguir la carrera
paterna llego a la elitista Escuela de Salubridad para realizar un postgrado,
cuyo curso era internacional y daba el diploma para iniciar la senda de
administración en Salud Pública. Me desagradó apreciar que mientras más cerca
del vértice de la pirámide se está, más sectarismo y ambiciones hay. Había que
elegir al presidente de curso y la pugna entre tendencias era solapada y muy
sucia. Quise hacer una humorada al orden establecido. Conversé con las
compañeras de curso y la elección, para sorpresa de todos, la gané yo, el
antigrupo, único candidato sin respaldo grupal. Finalizado el súper año
académico, la ceremonia de graduación, muy formal, estaba presidida por el
Decano, sin embargo el diploma no lo recibí de sus manos. Fue una satisfacción
personal ante el Decano, al que el colega amigo de mi papá definió como
"quique" el día que el título uruguayo legalicé, que el diploma me
fuera entregado por el Profesor Jefe del curso de Salubridad, un gran señor.
Obtuve el doble título de Licenciado, por muchos considerado el más importante
como especialidad de
El fin del internacional curso fue
celebrado con un almuerzo en un Club de Campo de la parte alta de la capital
que organicé ayudado por una secretaria de mi papá, ahora él, el brillante Jefe
Zonal de Santiago. Entre grandes árboles y rodeados de altas montañas como
presidente de curso hice un discurso de despedida con inspirada improvisación,
motivado por la alta montaña cordillerana y
Ignoro la fecha, supe por mi madre
que desde hacía años algunos obispos intercedían por mi papá. Hasta que llegó
el perdón papal y la excomunión se anuló. Un Obispo en privada ceremonia, por
Hice entonces la beca de especialidad de
Oftalmología con un Gran Profesor... Cómo olvidar el comedor del Hospital San
Juan de Dios y ver bajar por la escalera con traje verde de pabellón a una
esbelta, hermosa y rubia mujer. En ese instante, y no lo podré explicar, vi a
mi hijo que de ella nacería. Era Olga Wittwer Menge
En lo físico era muy parecido a mi padre. Mi mamá era una distinguida dama nata, con mucho temple, intuición y carácter, sin ella mi padre no hubiera llegado hasta donde llegó. Mi papá como Jefe alcanzó al más alto grado de Jefatura en Salud y siempre fue el mismo, un caballero mesurado, de pausado conversar, elegante por su dominio del idioma español, con una cultura general poco común por su amplitud y versatilidad. Docto fue él en tantas disciplinas. Si un humilde funcionario le pedía audiencia, era recibido al igual que su Jefe de Servicio. A todos los escuchaba y les hacía sentir bien. Si tenía esa persona la razón, la razón le daba, si no la tenía, con argumentos se lo hacía saber, e igual intentaba ayudarlo u orientarlo. Entonces me pregunté más de una vez: ¿A quién salí? De niño mis camisas como escolar destacaban en especial por sus almidonados blancos cuellos y puños, obra de mi mamá. Al viajar hacia Argentina mi maleta llevaba siempre algunas camisas de impecable cuello. Cual sagrado ritual dejaba una sin usar, solo me la ponía el día que retornaba a casa. No se si lo hacía por respeto a mi hogar o para que mis padres pensaran lo bien que allá, en la distancia, yo me encontraba.
Mi madre con abnegación cumplió la
misión anónima apoyando a mi padre. Él nunca se desmarcó de la marca de
consagrados votos e iniciaciones muy profundas que recibió. De buena fe en lo político
estuvo entre la avanzada de un grupo tan cristiano. Como Director de Hospital a
un candidato recibió: Hola Juanito, gran abrazo fraternal. Ese candidato
Presidente de
Mi padre ganó el máximo cargo en Salud al que se accedía por Concurso. Allí aprendí otra lección. Un distinguido Profesor miembro del jurado seleccionador, nos comentó que estaba asqueado de tal comisión. Los cristianos políticos de gobierno apoyaban a un médico poco calificado en puntaje, los rojos a otro y los no profanos a otro. No había quórum para calificar al ganador. El Profesor molesto ya, les señala si esto es una designación política o un concurso por antecedentes. Mi padre tenía el mejor puntaje. Reaccionaron y mi padre en justicia, Jefe del Departamento Técnico pasó a ser en su amado y prestigioso Servicio Nacional de Salud, que una vez fue. Allí entendí por qué tantas cosas del modelo vigente de vida yo no compartía.
Contemplo con respeto el dedo
anular de mi mano izquierda. En él hay un anillo de oro que llevo puesto desde
que cumplí los veintiún años de edad. Una fecha muy especial para mi madre. En
la casa de Mendoza había una señora vidente que no ejercía como tal. Doña Eva
le comento: Mis padres desean que yo reciba en mi veintiún cumpleaños un
presente especial que lo pueda llevar conmigo toda la vida. Ella cerró los ojos
y transcurrido unos minutos de su trance, me dijo: Se te hará un anillo
propio para ti. En noviembre, tres días antes de mi cumpleaños, envuelto en
una franela roja venía el anillo. Parecía radiante y tan hermoso lo aprecié y
agradecido recibí.
Radicados en Quilpué, una
distinguida dama docente universitaria, ve mi mano y se pone muy seria. ¿Puedo
ver tu anillo? Tómalo, respondí. Con ambas manos de manera respetuosa lo
tomó. Cerró los ojos como si su vibrato deseara conocer. Lo meditó, analizó, algo
dibujó y escribió. Por último me dijo: ¿Sabes lo que te han dado? Un
anillo de oro perpetuo recuerdo de mis padres, y nada más, le señalé. Habló y
me explicó el significado esotérico del anillo señalando con respeto: Analiza
su cara superior que representa tus iniciales IS entrecruzadas con el
trazo de
Rememoro además al Sr. Obispo en mi bochornoso examen escolar de Religión. Al susurrarle al oído de mi sacerdote profesor, que perdía una oveja del rebaño, respetuosamente y en silencio, discrepé con él. Jamás me sentí oveja ni parte de un humano rebaño ni nada parecido.
En esta rebeldía contra lo humano establecido, dos entidades no abandonaron mi solitaria vida. Estaban presente. Nunca sentí a Jesús como DIOS, es más, pensaba ya de niño que era una irreverencia llamarlo así. Conocer un trozo papiráceo original de hace casi 2.000 años, y leer que allí Jesús dice a sus discípulos que no olviden que por sobre Él está el Padre y por sobre el Padre está DIOS, me dio la tranquilidad de reforzar, en ese aspecto, la teoría del Universo Escalar. Yo lo llamo, para no dividir, El Enviado. ¿Qué importa si llega por primera vez o si retorna? Para mí ya vino primero como Zoroastro, luego cual Melquisedec, luego Jesús y ahora el Enviado que llegará con una Filosofía de Luz y Paz. En ese futuro que presiento tan cercano, el de nuestra Transfiguración, no habrá castas ni credos superiores o inferiores, no habrá marginados ni explotadores. Habrá IGUALDAD, porque todos ante DIOS somos iguales. Con ese ser he vibrado.
Con el otro Ser que vibré y en
mi rebeldía me acompañó fue
JUICIO
Pero no final porque ese cuento desde niño y más aún por mi pasada de siete años por el colegio de curas lo rechacé
Al esto escribir y leer, siento una
extraña sensación. Hubo en el relato de Mi Vida, a lo menos tres trampas en que
participé, en cuanto este relato... ¿Qué siento por eso recordado y en el papel
acá dejado? Son sentimientos encontrados. A
En marzo antes de iniciar las clases en mi primer año de Liceo Fiscal, volví al Colegio Particular en busca de unos papeles. Me recibió como padre inspector, el muy pequeño en lo físico, pero grande en lo espiritual. Él si sabía qué había sucedido con los libros de clases. En el gran patio colegial, me animó a seguir adelante, nada del incidente me señaló. Estaba alegre y feliz al ver que lograba pasar de curso con mis exámenes aprobados hacía pocos días en el Instituto Nacional. Es más, al despedirme lo hizo con un abrazó y su bendición me dejó. Es decir, él que era el principal afectado me perdonó. Suficiente perdón, alivio en mi conciencia. Repetir curso significaba no haber conocido a mi MAESTRO Bèla Székely ni haber llegado a Argentina y Uruguay como sucedió, ni sería quien hoy soy. Solo puedo decir GRACIAS padre Justiniano, cuyo nombre casi olvidé y ayudó a que logré lo que debía ser.
Me detengo en este punto,
crucial en mi camino. Si el hecho y otros del relato no hubieran sucedido, a
Olga mi esposa no la habría conocido, ni nuestros dos hijos habrían nacido. Como persona ignoro qué sería de mi y si
aún estaría vivo. La página de InterNet MUNDO MEJOR, ni "Mi Verdad"
ni "Mi Vida" como escritos se hubieran conocido. Ariadna, hija de
Minos y Parsífae, tu amor por Teseo te hizo darle el hilo que a tu amado le
permitió salir del laberinto tras derrotar al Minotauro. Hoy, la frase "el
hilo de Ariadna" simboliza aquello que nos guía en medio de las
dificultades de una empresa laboriosa y nos permite darle el correcto sentido a
nuestro sendero. Cuán complejos son los hilos de la tela que el destino teje
en nuestras vidas. Apreciar que un detalle como lo fue una juvenil y
desesperada trampa escolar, al lograr con arte y maestría genial alterar mis
notas en el libro del Colegio, más otros detalles de universitario fuera
de
Del examen de Dermatología, cómo
llamarlo, no lo se. En la vida diaria si tengo una duda ante un paciente la
consulto en un libro o con un colega. Este era un examen libre que podría
haberlo dado un mes después si hubiera sido reprobado. Quizá para nada el
actual futuro habría afectado. No me siento culpable de la reprimenda que el
Profesor brindó molesto a su cuerpo docente. Si yo, un alumno, en cinco
apurados minutos solucioné el difícil diagnóstico de esa manera, ¿por qué ellos
en tres días relajados no lo hicieron? No creo que ese libro que al azar tomé
en la sección de Tuberculosis de
Del examen de Obstetricia, el gran colador final junto a Pediatría en Córdoba, reprobar hubiera significado aplazar mi llegada a Uruguay y alterar "mucho" en los sutiles hilos de la tela del tiempo que me guiaban. En un examen público ante un auditórium circular cual pequeño circo romano, humillante para la mujer embarazada de pueblo, ¿es mi culpa si ella, ante mi escondida pregunta me susurra al oído que es embarazo gemelar a cinco días del parto? ¿O seré culpable si con esa información mis manos palparon ese vientre como si fueran mágicas en su clínica percepción? Mirando la cara del sobrado Profesor "tan superior" a los demás él, me declaro INOCENTE.
Es bueno escribir nuestra vida
habiendo ya vivido varios lustros de ella, pues ha servido de fabulosa catarsis
personal que permite muchas cosas comprender y os recomiendo realizar. Por
ejemplo, me referí al suicidio del académico profesor de Filosofía y mi
reacción ante el dogmatismo fundamentalista religioso. En el Colegio de
sacerdotes españoles a uno de los más destacados compañeros que tuve, con
cariño le decíamos el "chino". Vivía con sus abuelos e ignoré su por
qué. Se trataba de un joven brillante, puntual, caballero, impecable en el
vestir, poco comunicativo, más bien introvertido, pero de una destacada
inteligencia. Quedó en Medicina entre los cinco primeros seleccionados. Siendo
yo médico, soltero, como Pediatra General de Zona en Quilpué, subía las
escalinatas de una Sucursal Bancaria de Viña del Mar y lo veo bajar. Cumplía él
con su beca de especialidad clínica. No se si no me reconoció o me ignoró. Yo,
frente a él, le dije: Chino, ¿acaso se te fueron los humos a la cabeza con tu
colega? ¿No te acuerdas de mi? Saludó de manera extraña, algo me habló de su
beca, me felicitó y nunca más supe de él. Estando en mi consulta como
Oftalmólogo, llega un visitador médico que había sido compañero de nuestro
curso en la edad escolar. Hicimos recuerdos y al preguntarle por el
"chino", me miró y sorprendido dijo: ¿Cómo, no lo supiste?
Allí me enteré que el brillante y superdotado "CHINO" fue el del
bullado caso de aquel médico que subiendo un edificio con su hijo de diez años,
llegó al piso quince de la torre habitacional de moda en Santiago, y abrazado a
su hijo, al vacío se lanzó. ¿Qué opino? Que DIOS igual lo perdonó, y que duro
karma acumuló. Mucho le debe haber costado en el Más Allá despertar y aceptar
el hecho antes de él perdonarse y entender el desajuste en la vida que en dos
vidas provocó, la de su hijo y la de él. Ignoro qué karma asumió, siento que si
lo viera, pues ya encarnó, y lo reconociera, le tendería una mano de amistad y
respeto, con una SONRISA de comprensión, acompañada de
YO SOY
Fue superior a mi hacer la página en InterNet por el rechazo personal hacia el olor del azufre que siempre he tenido. Sin embargo pensé, dónde más camuflado mis escritos van a estar, es entre los antiescritos y la página salió. Un amigo me señaló: Ya lo verás, no vas a tener tiempo para contestar "E-mail". Me lo aseveró al saber él que desde Argentina el primer E-mail había llegado.
Tantas flores recibidas, tantas expresiones de agradecimiento de hispano parlantes de todo el mundo, y tantas consultas puntuales sobre variados temas y lo personal que desde entonces he recibido. Más de una de esas consultas dieron lugar a capítulos e ideas de nuevos títulos. En cuanto a LO PERSONAL: ¿Cómo entender el endiosamiento que suelen hacer a quien algo sabe o cree saber? Jamás lo entendí, es más, siendo joven hubo una exposición muy publicitada de pintura titulada "De Cézanne a Miró". Llegaron a la exhibición los cuadros más famosos. La gente solo decía: AH, OH, qué maravilloso, y yo, el antiesquema, el antimundo, solo uno de Rubens me gustó y nada más encontré como para lucir en mi hogar. Vi basura tasada como preciadas joyas de mucho valor comercial. Hoy quizá sería más tolerante que en aquella impetuosa época juvenil, TAN TENAZ. Pero igual aquellas preciadas joyas de la parafernalia material no las tendría para nada, en el hogar.
En charlas o por correo electrónico algunos
arrobados preguntan: ¿Quién eres tú? Felices muchos quedarían si dijera
o sutilmente insinuara, o contratara un equipo lavador de imagen que me
mostrara como: Un gurú; Un gran iniciado; Un maestro; Un extraterrestre en
comisión de servicio en el planeta Tierra, o cuánta barbaridad más... Qué
frustrante entonces debe ser, y por eso os escribo Mi Vida, decíos que soy
un par, un igual a ti, que me se muy humano lleno de defectos y algunas
virtudes y me se no superior ni inferior a ninguno. ¿Por qué entonces recibí
Me preguntan por mi don, es intuir lo que hay detrás de la máscara social u nada más... De niño captaba a las personas sabiendo si eran sinceras o no, los presentía por lo que sentían y no por la máscara que mostraban. Ver lo que había detrás de las máscaras más me aislaba. Captaba además el sufrimiento y el dolor escondido y sufría al apreciarlo. No entendía la injusticia de la vida, tanto para unos pocos, tan poco para los muchos y más era mi rebeldía con causa. ¿Por qué ese don me aisló? Por eso mismo, como defensa infantil frente a la reacción de los que no deseaban ser vistos, y presentí que en un mundo falso e hipócrita al que había llegado, para un niño así, era peligroso que ellos lo supieran... Lo llaman instinto de conservación. ¿O no?
***
EL ENCUENTRO
Un Ser de Luz de otro Plano Dimensional marcó de manera trascendental mi vida.
No me hizo ser mejor persona, pero sí activó latentes recuerdos y
potencialidades. Me ayudó a recordar el Inicio de lo que debería ser ya Mi
Misión. Y gustoso lo acepté. Siendo antimundo, al mundo a entregar lo
encontrado sin nada pedirles a cambio salí. A las seis de la mañana, todos los
días, en una pequeña pieza especialmente acondicionada de la casa, con una
gruesa colchoneta y sobre ella en posición loto, meditaba en la nueva técnica
recibida. Me fui esa mañana, dentro, muy dentro de mi. No me asusté y me dejé
ir como si viajara hacia el Más Allá. Estaba rodeado de cálida luz y ante mi
veo surgir un Ser Crístico. Carezco de palabras para describirlo. Yo me sentí
tan pequeño ante Él. Dimanaba su aura dorada y con ella me envolvió. ¿Eres tú
pregunté? SÍ, respondió con una Voz que hizo vibrar hasta la última
partícula de mi ser. Me entregó un Mensaje personal que en contemplación
recibí. Le pedí me perdonara. Señaló: TODOS ESTÁN PERDONADOS DESDE ANTES DE
NACER. DIOS SOLO ES COMPRENSIÓN Y AMOR CON SUS HIJOS. Y TODOS USTEDES POR
IGUAL, AL IGUAL QUE NOSOTROS, HIJOS DE ÉL SOMOS. Y ESO A LOS TUYOS
RECUÉRDASELOS TÚ... Debes a otros esta Verdad mostrar. Tantas cosas
entendí, no había límites para mi mente, no había tiempo ni espacio limitante.
Cual luz que disuelve la oscuridad sentí lo injusto que en lo oscuro yo había
sido. ¿Cómo a Él fallarle así? No pude retener un grito de dolor por miles de
años contenido, ante el remordimiento que sentí. Para no despertar al hogar con
el llanto del arrepentimiento la mano cual mordaza puse en mi boca.
Desde ese día comenzó la senda por el
Conocimiento en la búsqueda de Mi Verdad. La técnica pronto la dejé, había a
cabalidad cumplido su objetivo conmigo. Humano e imperfecto seguí, quizá por
ser un flojo inteligente como decía mi padre y saber que lugar asegurado ya
tenía en el Más Allá, pero igual cual tenaz Guerrero
Al estudiar años después el fenómeno de los millones de casos de muertos clínicos misteriosamente retornados desde el umbral del Más Allá, encontré similitud con lo relatado por el 5% de los que llegaron hasta el nivel en que se es recibido por un Ser de Luz. El tiempo va atenuando el recuerdo de los detalles, no así la sensación de Esa Realidad Superior y la tranquilidad de saber que la muerte es tan solo un simple despertar para el alma...
Una Gran Enseñanza además recibí de ese Ser, y me facultó “Saber” que nadie es superior a otro ni inferior a ninguno; que Todos por igual somos iguales ante el Padre… y TODOS SEREMOS SALVOS y TODOS desde antes de nacer estamos perdonados...
YO SOY
YO
TÚ ERES TÚ
ÉL ES ÉL
Todos iguales ante DIOS
Todos somos en ÉL
Él en cada uno de nosotros ES
***
Cómo lograr
destacar y haceos entender lo cual suelo olvidar, que:
Cual metal que con un 1% imantado se imanta en su totalidad, si Pensamos
Positivo imantamos nuestro entorno: con un 1% de Pensadores Positivos una
comunidad logra ser positiva; una nación, con un 1% de pensadores positivos
pasa a ser una positiva nación; el mundo con un 1% de pensadores positivos se
transforma en un MUNDO MEJOR.
Si en realidad eres un alma
evolucionada, por algo has pedido ahora encarnar. Has venido a
Aprecias el mundo oscuro, la crisis económica es preocupante te señalan los entendidos... ... ... con humana mirada lo descubres así, así entonces es. Elévate por sobre lo humano y contempla el hermoso espectáculo del Planeta Azul, en el que cada día son más y más los puntos luminosos que aparecen y corresponden a quienes ya han despertado y están pensando mejor. Entonces has percibido al mundo, TU MUNDO, NUESTRO MUNDO, con mirada de hombre-dios y así será.
Frente, para los más, a los duros dolores de parto planetario que en frecuencia, intensidad y magnitud se han desatado en su totalidad, INSISTO en señalar que aun podemos, con cada pensamiento positivo inducir a otros a Pensar Mejor, y lo que ya es Apocalipsis mental con densa manifestación material, sea mentalmente revertido en un real ANTIAPOCALIPSIS de Luz y Paz proyectando Amor, Armonía y Protección para todos por igual. Esta idea, quizá sea lo único válido que en estos tiempos, de manera fraterna, os puedo ofrecer...
EPÍLOGO
Mi padre había muerto de un tumor cerebral, previo a ello tuvimos varias conversaciones en las que le señalaba que Dios desde antes él nacer ya lo había perdonado. Le explicaba los fundamentos deTuvimos que trasladar a mi madre desde Santiago a Quilpué, cerca de casa se le habilitó un departamento en primer piso con sus muebles de manera similar al que dejó atrás en Santiago. Todos los abundantes papeles salubristas de mi padre pedí que un hogar al que varias cosas se les regaló los hicieran desaparecer porque su misión ya estaba cumplida. Un día en el comedor de mi madre donde estaba un mueble escritorio abro un cajón lleno de apuntes de mi hijo, estudiante de Derecho y cae, de manera "extraña" un libro impreso de añosas tapas y escrito a máquina. Lo tomo y mis manos quedan adheridas a él. Su título “Plumas al Viento” escrito por mi padre el año 1944. En el primer relato “La alcancía de mi hijo” su inicio señala:
Tengo un hijo. A Iván -su nombre-.
En la página 3 manifiesta:
Para entretenerme más tarde en recontar lo acumulado, cual a hurtadillas lo haces con tu dinero de la alcancía. Para ti también, hijo mío, para que tengas algo de mi persona, cuando yo haya desaparecido, me tomaré este trabajo que, en muchas oportunidades, será un placer.
............................................................................................................
En ese instante entendí que a pesar de esos Sagrados Votos a los cuales mi padre nunca logró olvidar, estaba orgulloso de haber tenido un hijo... ... ...
************************
Quedé adherido por mis pies al piso y sentí que la base de sustentación del duro Guerrero era falsa pues, MI PADRE, SÍ me había aceptado más allá de sus votos y querido como SU HIJO... No me fue fácil reponerme y la simbólica muerte del guerrero dio lugar a un Guerrero de Paz con Nueva Misión. No logro entender; todos los papeles y escritos de mi padre quedaron en Santiago cómo este pasó y cómo ese día misteriosamente al abrir la puerta de la base del escritorio él a mis pies llegó... Ariadna, misterioso es tu hilo conductor.
************************
Amiga, Amigo:
Has pedido AYUDA tantas veces y consideras que no has sido escuchado. Olvidaste al hacerlo que la ayuda solo llega a quien sinceramente desea recibirla y no cierra la puerta con la duda. Quien no admite consejos ¿cómo entonces podrá ser aconsejado?
Ustedes
SÍ son capaces, PUEDEN hacerlo, lo lograrán y algún día también
dioses como Nosotros (el que ya eres en ese futuro) llegarán a
ser...
Todo lo anterior cobró sentido a contar del
2012 cuando lo cuántico comenzó a tomar forma práctica y varios quizá complejos
títulos dediqué en especial al llegar a septiembre de 2013 y entender que una
nueva faceta de
* * *
A modo de
paradigma credo personal
En el Frontispicio virtual del Portal dice:
Antes que tu cerebro fuera tu mente ya era.
Antes
que tu mente fuera tu alma ya era.
Antes
que tu alma fuera tu espíritu ya era.
Antes
que tu espíritu fuera Dios era, es y será.
Como
espíritu desde Dios emanaste.
Como
alma por tu espíritu eres regido.
Como
mente desde tu alma vienes.
Como
cerebro por tu mente eres programado.
TÚ eres el conductor de tu propia mente para bien o para mal.
Si Piensas Mejor puedes, en este plano hacer un Cielo de un infierno...
*
* *
Impensado Anexo
En uno de mis dos lugares de trabajo una funcionaria me entregó algunos libros escritos por mí que estaban en el anaquel de una de las consultas. Los regalé a otras y tan solo, por razones que ignoro guardé "Mi Vida" pues tenía otras copias. Pasan algunos años y días atrás lo hojeo y veo que tiene manuscrito en el dorso de dos de sus hojas un comentario, tal parece escrito por un psicólogo. Dice así:
Es un hecho que intenta conocer y valorar a quienes le
han permitido desarrollarse como ser humano. Parte del conflicto y de los
últimos serán los primeros, las dificultades en la búsqueda del camino y de
Expone cómo profesores llenos de conocimientos muchas veces dificultaron
dicho conocimiento más que facilitarlo.
Habla de los sustos del pasado al volar en avión de Mendoza a Santiago y de
Puerto Montt a Santiago y de la gran diferencia que existe hasta hoy entre la
enseñanza pública y privada en el ámbito escolar.
Pese a las dudas hay una verdad poderosa innegable de la que no reniega
y, al contrario, afirma con una fuerza sanadora: Dios es Amor, Comprensión y
Perdón.
El Dr. Seperiza se desnuda en estas páginas sin pudor y sin temor a
mostrar sus desaciertos, dudas y errores, sin embargo este acto no hace otra
cosa que su grandeza remarcar, que los miedos (al menos los grandes) ya no
están y que TODOS SOMOS IGUALES ANTE DIOS, pese a nuestros aciertos y nuestros
errores.
Esta autobiografía se ofrece como resultado inevitable de la
consecuencia con su estilo de vida y sobre todo con sus CREENCIAS. Tal
ideología da Luz, esperanza y energía hasta los más agotados, renueva la
perseverancia en alcanzar nuestras metas y deseos y a superar nuestro karma.
Ante la pregunta ¿Qué hubiese pasado si hubiese seguido sus estudios de
la carrera de psicología? no puedo responder otra cosa que da exactamente lo
mismo pues este libro es sin duda un testimonio tan poderoso que trasciende con
creces su opción profesional.
Amigo: Solo puedo responderte gracias en general por tus sinceros conceptos y en particular por hacerme ver la razón de Juan al colgar su sotana, la cual era Iván, me conmoví al leerlo y ahora entenderlo... Me emocioné y pensé que el hilo de Ariadna es más extenso de lo que suponía…
Dr. Iván Seperiza
Pasquali
Doctor en Medicina
Médico Oftalmólogo
Lic. en Salud Pública y Planificación de Salud
Quilpué, Chile
http://mundomejorchile.com/ isp2002@vtr.net