Heroína

Heroína: efectos, tratamiento y peligros de la desintoxicación
Droga muy adictiva, la heroína causa enfermedades, dramas sociales y muerte, principalmente tras un periodo de abstinencia. Famosos como el actor Philip Seymour Hoffman fallecieron tras pasar por rehabilitación.
5 de febrero de 2014
Una substancia que ha embrujado tanto artistas como a comunes mortales a los largo de las décadas y que se convirtió en una epidemia que sacudió países enteros: desde naciones occidentales en los años 70 y 80 hasta el Afganistán actual, los efectos devastadores de la heroína se han sentido tanto en lo relativo a la salud como en los dramas familiares y la conflictividad social.
En el 2011, 4.2 millones de personas en los Estados Unidos de 12 años o mayores (el 1.6 por ciento) habían consumido heroína alguna vez en su vida. Se calcula que alrededor del 23 por ciento de las personas que consumen heroína se vuelven dependientes de ella.
Además, la droga es muy peligrosa también cuando deja de consumirse; muchos adictos a diversas substancias fallecen tras periodos de abstinencia, como fue el caso de la cantante Amy Winehouse y, más recientemente, el actor Phillip Seymour Hoffman. La de la heroína es la recaída potencialmente más letal.

De hecho hay varias incógnitas y polémicas en lo relativo al tratamiento y la recuperación de los drogodependientes: ¿Se recomienda la terapia con metadona? ¿Y el internamiento forzoso? 
Terra conversó sobre esto con el doctor Kazuhiro Tajima Pozo, medico psiquiatra experto en adicciones y que trabaja desde hace cinco años en la ONG Proyecto Hombre de España, país que durante décadas se vio afectado por la epidemia de la heroína y cuya gestión de la adicción ha sido alabada por la OMS.
Te ofrecemos además otras claves sobre la droga y la adicción.

¿Qué es la heroína? Una droga altamente adictiva

La heroína es una droga opiácea producida a partir de la morfina, una sustancia natural que se extrae de la bellota de la amapola, también conocida como “adormidera asiática”. Suele presentarse en forma de polvo blanco o marrón, o como una sustancia negra y pegajosa conocida como “alquitrán negro”.
Se puede inyectar, inhalar o fumar. Según la definición de la Oficina Estadounidense para la Prevención del Abuso de las Drogas, las tres vías de administración hacen que la droga llegue rápidamente al cerebro, lo que contribuye a sus riesgos para la salud y al alto riesgo de adicción. 
Dicha adicción está considerada una enfermedad crónica y recurrente causada por cambios en el cerebro que se caracteriza por la búsqueda compulsiva de la droga sin importar las consecuencias.

¿Cuáles son los efectos en el cerebro?

Al entrar al cerebro, la heroína se convierte en morfina y se adhiere a moléculas en las células conocidas como receptores de opioides. Estos receptores se encuentran en muchas áreas del cerebro (y del resto del cuerpo), especialmente en aquellas áreas que participan en la percepción del dolor y en la gratificación.
Los receptores de opioides también están localizados en el tallo cerebral, que controla procesos automáticos esenciales para la vida como la presión arterial, la excitación y la respiración. Con frecuencia, la sobredosis de heroína implica la represión de la respiración, lo que puede resultar en la muerte.
Después de una inyección de heroína, el usuario siente una oleada de euforia acompañada de sequedad en la boca, enrojecimiento caliente de la piel, pesadez en las extremidades y confusión mental. A pesar de este intenso placer, quien prueba la droga suele sentir náuseas o vomitar las primeras veces que la consume.

En el embarazo

Además del riesgo de abortar espontáneamente, el abuso de la heroína durante el embarazo (en combinación con factores relacionados como la mala nutrición y la falta de cuidados prenatales adecuados) a menudo trae consecuencias adversas para el neonato, entre ellas, el bajo peso al nacer, un factor de riesgo importante de retraso en el desarrollo.
Cuando una mujer embarazada abusa regularmente de la heroína, corre el riesgo de que el bebé nazca físicamente dependiente de la droga y que sufra del síndrome de abstinencia neonatal (NAS), un síndrome de abstinencia de drogas en los recién nacidos que requiere su hospitalización. 
Después de esta euforia inicial, el usuario pasa a una sensación de estar volando, un estado en el que se alterna entre estar completamente despierto y adormecido. Los usuarios que no se inyectan la droga podrían no sentir la euforia inicial, pero los demás efectos son los mismos.
El consumo regular de la heroína cambia la forma de funcionar del cerebro. Uno de los resultados es que se crea tolerancia a la droga, lo que significa que el usuario necesita una mayor cantidad de la droga para obtener la misma intensidad del efecto. Otro resultado es la ya mencionada dependencia.

Otros efectos físicos y enfermedades

El abuso de la heroína está asociado con varias consecuencias graves para la salud, que incluyen sobredosis mortal, aborto espontáneo y enfermedades infecciosas como VIH o hepatitis C. 
El consumo crónico puede llevar a la oclusión de las venas, infección del endocardio y de las válvulas del corazón, abscesos, estreñimiento, cólicos gastrointestinales y enfermedades del hígado y de los riñones.
A su vez, también se pueden presentar complicaciones pulmonares, incluyendo varios tipos de neumonía, como resultado tanto del mal estado de salud del usuario así como de los efectos depresores de la heroína sobre la respiración.
Además de los efectos de la droga en sí, la heroína que se vende en la calle a menudo contiene aditivos o contaminantes tóxicos que pueden obstruir los vasos sanguíneos que van a los pulmones, hígado, riñones o cerebro, causando daño permanente a estos órganos vitales.

Síndrome de abstinencia

El consumo crónico de la heroína produce dependencia física, un estado en el que el organismo se adapta a la presencia de la droga. Si un usuario dependiente disminuye o descontinúa abruptamente el consumo de la droga, puede experimentar síntomas graves del síndrome de abstinencia.
Estos síntomas, que pueden comenzar a las pocas horas de la última administración de la droga, pueden incluir desasosiego, dolor en los músculos y en los huesos, insomnio, diarrea y vómito, escalofríos con piel de gallina (“romper en frío” o “cold turkey”) y movimientos en forma de patadas (“kicking the habit”). Durante este periodo, los usuarios también sienten deseos vehementes por la droga, lo que puede ocasionar que continúen o recaigan en su uso.

Sobredosis y los peligros de la desintoxicación

No solo la adicción, la desintoxicación también es peligrosa: las muertes por sobredosis suelen ser más frecuentes después de un largo periodo de abstinencia, explica el doctor, dado que  el cuerpo pierde el grado de tolerancia que había adquirido durante el consumo activo de dichas sustancias.
"Las muertes por sobredosis son frecuentes con el consumo de drogas depresoras del sistema nervioso central, como los opiáceos, en particular con la heroína, generando muertes por paradas cardio-respiratorias y comas, algo que parece estar ahora en boca de todos después de la muerte del actor norteamericano Philip Seymour Hoffman", explica el doctor Tajima Pozo.
Por otro lado, las muertes por sobredosis de drogas psicoestimulantes como cocaína y anfetaminas, se producen también por problemas cardiovasculares, como infartos, crisis hipertensivas, rotura de aneurismas.
¿Es la heroína la droga con la recaída más letal y peligrosa? Es muy probable, al ser una sustancia que genera mucha depresión respiratoria, "el riesgo de muerte es alto". 
http://m.terra.com.pe/noticia?n=8018b87cec8f3410VgnVCM20000099cceb0aRCRD&ei_pid=13856380

Heroína y otros opiáceos: la adicción que está matando a los jóvenes en California
7 de febrero de 2014

El condado de Orange, en el sur de California, tiene la reputación de ser un lugar idílico, famoso por su clima mediterráneo, sus playas de arena blanca y sus opulentos barrios residenciales, por cuyas calles los ricos y famosos pasean sus autos de lujo.
Pero tras las fachadas de las mansiones y los clubes de golf del que es considerado uno de los bastiones republicanos en Estados Unidos, se oculta una realidad que poco tiene que ver con la imagen de postal que se presenta en películas y series de televisión.

Como está sucediendo en muchas otras comunidades del país, el aumento en el número de personas adictas a los medicamentos -y en particular a los analgésicos opiáceos- ha desatado una crisis de salud pública que le está costando la vida a decenas de personas cada año, muchas de las cuales no superan los 30 años.
Según datos de la oficina forense del condado de Orange, en los últimos cinco años cerca de 200 jóvenes de entre 14 y 26 años han fallecido como consecuencia del consumo de drogas. Dos terceras partes de esas muertes se atribuyeron a los fármacos que prescriben los profesionales de la salud.

Según los especialistas, los adolescentes empiezan experimentando con los opiáceos y ansiolíticos que les han sido recetados a sus padres o a los padres de sus amigos, con la creencia de que estos son más seguros que las drogas que se consiguen en la calle.
Una vez se han enganchado -algo que con los opiáceos suele ocurrir pronto- recurren a médicos sin escrúpulos que les venden las pastillas a cambio de dinero. Si eso no funciona, siempre les queda el mercado negro.
Lo que más preocupa ahora a las autoridades es que están viendo cómo cada vez más jóvenes se están pasando a la heroína, una sustancia mucho más barata y fácil de conseguir.
Si para comprar un analgésico opiáceo como la oxicodona tienen que pagar al menos US$80, una papelina de heroína la pueden comprar en la calle por apenas US$10.
clic Lea: ¿Por qué está aumentando el consumo de heroína en EE.UU.?
"Una epidemia"
La crudeza de lo que está sucediendo en el condado de Orange -uno de lo lugares con un mayor número de centros de desintoxicación de todo EE.UU.- se ve reflejada en el documental "Behind the Orange Curtain" (Tras la Cortina Naranja).

Se trata de un relato estremecedor en el que padres y madres cuentan la batalla que libraron -y en muchos casos perdieron- contra las adicciones de sus hijos y contra un sistema que criminaliza el consumo de drogas y no ofrece alternativas para la rehabilitación.
Este documental vio la luz gracias al empeño de Natalie Costa, una pequeña empresaria de la localidad de Laguna Woods que decidió que tenía que hacer algo tras ver como varios jóvenes de su comunidad morían de una sobredosis.
"Como muchos padres vivía en una burbuja. No tenía ni idea de que los jóvenes estuvieran utilizando opiáceos y heroína para colocarse. No fue hasta que Mark, el hijo de una amiga, murió de una sobredosis, que fui consciente de lo que estaba pasando", relata Costa en conversación con BBC Mundo.
A través de la página de financiamiento colectivo KickStarter, Costa recaudó más de US$40.000 para sacar delante el documental, que fue dirigido por Brent Huff, y para el que contaron con la colaboración desinteresada de decenas de personas.
"El problema en el condado de Orange es enorme. Todo el mundo conoce a alguien que ha sufrido una adicción. En muchos casos se trata de jóvenes de familias con dinero que tienen demasiado tiempo libre. Consumen las drogas por las tardes cuando salen de la escuela y sus padres están todavía en el trabajo".
Costa cree que muchos progenitores no quieren ver lo que está sucediendo ya que "piensan que algo así no les puede pasar a ellos".

"En las actividades informativas que organizamos para concienciar sobre este problema la asistencia suele ser baja y al final muchos de los que vienen son padres de jóvenes adictos o que han muerto de una sobredosis".
"Si se tratara de una epidemia de una enfermedad común los padres correrían al medico para que les pusiera una vacuna a sus hijos. La realidad es que tenemos una epidemia y la única forma de combatirla es a través de la educación".

Costa, junto con algunos de los padres que aparecen en "Behind the Orange Curtain", trabaja para presionar a las autoridades para que se introduzcan cambios legislativos que hagan más difícil el acceso a los medicamentos, al tiempo que abogan para que a los adictos se les deje de tratar como simples delincuentes.
Sus esfuerzos dieron sus frutos cuando el 1 de enero de 2013 entró en vigor en California una ley del "buen samaritano", que permite que una persona que esté consumiendo drogas con alguien que esté sufriendo una sobredosis, pueda llamar a los servicios de emergencia sin que haya peligro de que se presenten cargos en su contra por posesión o consumo de sustancias ilegales.
Y es que han sido muchos los jóvenes en el condado de Orange que han fallecido después de que las personas con las que estaban tomando drogas no se atrevieran a pedir ayuda por miedo a ser detenidos.
"No me quedaba nada"
Alguien que conoce muy bien la problemática que se está viviendo en Orange es Kaitlyn Bash, una joven de 26 años que durante una década estuvo enganchada a una larga lista de sustancias.
Bash empezó a consumir alcohol y marihuana a los 13 años "por pura diversión". Según le contó a BBC Mundo, "tras el divorcio de sus padres vivía con su madre y pasaba mucho tiempo sola en casa haciendo lo que le venía en gana".
A los 14 años ya era consumidora habitual de éxtasis y metanfetaminas y a los 16 entró por primera vez en un programa de rehabilitación que le ayudó a dejar las drogas durante dos años.
"A los 18 años, después de dos años sin tomar nada, pensé que podría empezar a divertirme como cualquier chica de mi edad y ahí fue cuando probé por primera vez la heroína", explica.
"Estaba viviendo en un motel. Se me había acabado el speed y los chicos con los que estaba eran adictos a la heroína y ellos me la dieron a probar por primera vez. (…) Desde ese momento pasé a consumir heroína cada día. También tomaba pastillas ya que encontré varios médicos que podían proporcionarme cualquier cosa que quisiera".
En los dos años que estuvo consumiendo heroína tuvo dos sobredosis. El día que sufrió la segunda, pasó ocho horas inconsciente y se despertó "sola y cubierta de vomitado".
"Ahí fue cuando me di cuenta de que no me quedaba nada. Mi familia no quería saber nada de mí y el exnovio con el que estaba viviendo tampoco, ya que él quería desintoxicarse y yo no".
"Mi madre me dijo que podía volver a casa sólo si lo dejaba. Ahí fue cuando me dije que si la heroína no me había matado iba a estar sobria. De esto hace cuatro años y medio", relata.
Bash cree que uno de los grandes errores que cometen los padres de jóvenes adictos es que "no saben decirles 'no' a sus hijos". "En el momento en el que mis padres me cerraron la puerta fue cuando reaccioné", explica.
"La dejaron morir"
Vernen Porter es uno de los padres que relata su experiencia en el documental "Behind the Orange Curtain". Durante tres años hizo todo lo posible para ayudar a superar su adicción a su hija Vanessa, quien falleció en 2010 a los 22 años.
Porter se enteró de que su hija estaba consumiendo opiáceos después de encontrársela una noche en su habitación con una sobredosis de heroína.
"La llevamos a un centro de desintoxicación y de ahí a un programa de recuperación en el que pasó 30 días. Pensábamos que lo había superado. Pasó un año sin consumir pero luego volvió a recaer".
"Pasaba 6 meses sin consumir nada y luego tenía una recaída y eso fue lo que sucedió el día que murió. Había estado sin consumir durante seis meses. Acababa de cumplir 22 años. La fueron a buscar al trabajo y la llevaron a casa de un joven que estaba en libertad condicional por haber comprado medicamentos sin autorización. Allí consumió", relata Porter.
"Llegué a casa de una reunión y ella no estaba. Era medianoche y empecé a llamarla a su celular. Tras 30 llamadas, el joven con el que estaba mi hija apagó el teléfono, cerró la puerta y la dejó sola en una habitación a oscuras. La dejó morir".

"Luego supimos por el forense que si hubieran llamado a los servicios de emergencia a medianoche hubiera sobrevivido. Pero como la dejaron sola en esa habitación, a las 4 de la mañana falleció".
Porter explica que su hija Vanessa murió de una sobredosis de Opana, "un medicamento que estuvo prohibido durante una década y que se utilizaba con pacientes terminales de cáncer".
Esto ha hecho que junto con otros padres que han perdido a sus hijos por sobredosis de medicamentos estén presionando para que las autoridades impongan más controles en la distribución de estas sustancias, aunque cree que su lucha es complicada ya que "las compañías farmacéuticas tienen mucho poder" sobre los políticos.
Al mismo tiempo, trabajan para llevar frente a la justicia a los doctores que se enriquecen proporcionando recetas a los adictos sin ningún tipo de criterio médico.
Vernon Porter, igual que la mayoría de los padres cuyos hijos han muerto a consecuencia del consumo de opiáceos, sabe que la imagen idílica que muchas veces se presenta del condado de Orange no es más que un espejismo.
Tras la "cortina naranja", siguen muriendo demasiados jóvenes sin razón.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/02/140128_eeuu_california_orange_county_heroina_medicamentos_jg.shtml


Publican "proféticas" últimas declaraciones de la fallecida hija de Bob Geldof
Peaches Geldof lamentó que la opinión pública dijera que iba a morir al igual que su madre: por sobredosis de heroína. La joven de 25 años falleció a comienzos de abril.
20 de junio de 2014
Este viernes la revista británica "The Spectator" publicó unas "proféticas" declaraciones de la animadora de televisión Peaches Geldof, hija del reconocido activista y músico Bob Geldof, quien falleció el pasado 7 de abril debido a una sobredosis de heroína.
Se trata de una serie de conversaciones que mantuvo un periodista con la joven de 25 años. Los dos se hicieron amigos después de que el reportero, William Todd Schultz, publicara un libro sobre el músico Elliott Smith, a quien Geldof admiraba.
La joven contactó al escritor para decirle que le había gustado su libro, y desde ese momento comenzaron a entablar una amistad. Conversaron en varias oportunidades, y ahora el periodista publicó un reportaje en el que habla de los últimos meses de la joven.
Allí, cuenta que Geldof lamentaba que la opinión pública tuviera una imagen de ella que la vinculaba a las drogas, y le molestaba que se dijera que iba a morir de sobredosis, al igual que su madre, la presentadora de televisión Paula Yates.
"Soy joven, pero toda la gente sabe ciertas cosas de mí. Eso es lo peor, las preconcepciones. Es como su fuera el personaje de un libro. La gente te dice que tu vida está predestinada: (dicen que) voy a morir como mi madre", aseguró Geldof en una de sus conversaciones con Smith.
La joven también se refirió en varias oportunidades a las tragedias que acarreaba la heroína, como la muerte del actor Philip Seymour Hoffman, a quien ella admiraba.
"La heroína es una droga tan sombría", dijo. "Me da pena saber lo que pasa con gente como Hoffman, verdaderos genios y padres de familia que son consumidos por esa obsesión. Todos los consumidores de heroína tienen el mismo dolor interno", contó en una conversación.
Peaches Geldof fue hallada sin vida en su casa. Inicialmente se desconocía la causa de muerte, pero una serie de exámenes toxicológicos determinaron que falleció por sobredosis de heroína.
Este viernes la revista británica "The Spectator" publicó unas "proféticas" declaraciones de la animadora de televisión Peaches Geldof, hija del reconocido activista y músico Bob Geldof, quien falleció el pasado 7 de abril debido a una sobredosis de heroína.
http://www.emol.com/noticias/magazine/2014/06/20/666163/publican-profetica-ultima-entrevista-de-la-fallecida-hija-de-bob-geldof.html