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Ejemplo
de resiliencia de una discapacitada permanente
La resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma,
tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones
personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o
financieras.
Fiorella Buzeta no entendió al
principio la enormidad de lo que había ocurrido.
La joven uruguaya acababa de
comenzar la secundaria cuando un compañero le disparó dentro del salón de
clase.
A los 12 años le tocó aprender en
carne propia el sentido de palabras como "lesión medular",
"irreversible" o "no poder caminar nunca más".
Ese día de 2004 no solo trastocó
la vida de Buzeta y la de su familia. También marcó el inicio de un largo
camino de rehabilitación física y transformación espiritual.
Fiorella Buzeta estudió
comunicaciones y actualmente es política en el ámbito municipal en Montevideo,
donde lucha por los derechos de las personas con discapacidad y asegura que
"falta mucho por hacer y eso afecta la vida diaria".
A continuación, su relato en exclusiva para BBC Mundo.
No saben lo que me costó escribir
en primera persona este texto.
Con cada frase que escribía me
quebraba, lloraba, recordaba y volvía a llorar. Fue doloroso a la vez que
sanador.
Siempre escribieron otros sobre
lo que me pasó, y aunque lo he contado muchas veces verbalmente, es la
primera vez en 19 años que me pongo a escribir mi historia. No pensé que me
iba a movilizar tanto.
Cuando tenía 12 años había finalizado la escuela y como toda preadolescente tenía muchas ganas de comenzar la secundaria, de sentirme un poco más grande.
Mis padres nos anotaron a mí -que
soy la menor - y a mi hermana en el liceo público N°13 en Maroñas, el barrio en
el que vivíamos en Montevideo.
El 12 de abril de 2004 mi vida
tuvo un vuelo rotundo e inesperado.
Aquel día salimos rumbo al
colegio como siempre junto a mi hermana y una muy querida amiga, Jennifer.
Las primeras dos horas de clase,
de Ciencias Físicas, transcurrieron normalmente.
Alrededor de las 10 de la mañana
sentí un impacto en mi cuerpo.
Yo me encontraba entre los bancos
de estudio, era la hora del recreo y estaba parada mirando al pizarrón,
conversando con compañeros y compañeras. Uno de ellos era Marcos.
Todos dijeron sentir un
estruendo, como una bomba de las que se tiran en Navidad.
Yo, sin embargo, lo único que
sentí fue que mis piernas se aflojaron y caí al piso.
No entendía lo que sucedía.
Alrededor mío la gente corría.
Miré hacia mis piernas e intenté
moverlas, las agarré con fuerza para que se despertaran, pero estaban
inmóviles.
Miré para el costado y vi sangre,
mucha sangre, que no sabía de dónde salía. Sentí un pequeño ardor del lado
izquierdo, del mismo lado que veía la sangre.
Empecé a gritar sin poder pararme
y le pregunté a Marcos¿qué me hiciste? sin obtener respuesta alguna.
Todo era caos.
En medio de ese caos comencé a
entender que no me podía parar y que la sangre era mía.
Ya casi no quedaban personas en
el salón. Ingresó una profesora que me sacó la camiseta. Quedé desnuda, tendida
en el piso, temblando sin saber que pasaba.
Tengo flashes, sé que llegó mi
hermana -que estaba en la clase de al lado- y me decía que me quedara
tranquila, que mamá venía en camino.
Se llenó el salón de policías, yo
seguía en el piso, desnuda, sin entender.
Llegaron los médicos luego de un
rato largo. Cuando me estaban sacando del salón, bajando por la escalera en
andas, me encontré con mi mamá y mi hermano.
Mi mamá preguntaba qué había
pasado. La doctora le contestó en términos médicos y nadie entendió. Ni mi mamá
ni yo. Solocomprendimos "herida de bala".
Ingresamos al Hospital Pereira
Rossell, hospital público de niños y niñas, y se llenó la habitación de
médicos.
Sacaron a mamá de al lado mío,
pero ella buscó la manera de volver a entrar.
La vi pelear, preguntar qué me
estaban haciendo. Poco a poco me fui saliendo de la realidad, sentía que me
hacían cosas en el cuerpo. Hoy sé que me estaban salvando la vida.
Luego de cinco días en cuidados
intensivos me pasaron a sala y me trajeron una silla de ruedas.
Mi tío me levantó en brazos y me
sentó por primera vez en la silla. Mamá se agachó, me miró de frente y me habló
con voz firme y temblorosa a la vez.
"La fuerza está adentro
tuyo", me dijo. Yo no entendí pero me puse a
llorar. Me dijo muchas más cosas que no recuerdo, pero esa frase, esa única y
poderosa frase, me trajo hasta donde estoy ahora.
Nadie podía creer que había sido
herida de bala dentro de un salón de clase, era algo único en Uruguay.
Recuerdo que cuando volví a casa
del hospital había muchos periodistas. Ese día fue mi primera entrevista con
los medios y yo ya decía que había que seguir adelante. Claro, era lo que me
decían mis padres, porque yo no había procesado aún la situación, me tomó años
procesarla.
Mi madre fue la que asumió todo,
desde higienizarme, bañarme, hasta anotar la cantidad de orina que sacaba,
porque al principio hay que controlar esto para ver si los riñones funcionan
bien. Ella era mi extensión.
Mi madre sacó una fuerza interior
que hasta el día de hoy la tiene. Tuvo
que apechugar y apechugó.
En ese momento en Uruguay no había un centro de rehabilitación integral para personas con discapacidad. Recién se construyó el primer centro en 2005.
Se empezó una campaña de
recaudación para mi rehabilitación. Mi familia no tenía recursos, estábamos en
una situación complicada por la crisis económica del 2002 y mis padres estaban
sin trabajo con tres hijos chicos, porque yo tenía 12, mi hermana 13 y mi
hermano 17.
Es importante contar que en un
barrio golpeado por la crisis mucha gente ayudaba. En la puerta de mi
casa paraba gente en carros tirados por caballo que quería dejarle
a mis padres una moneda para colaborar.
Y esto a mí hasta el día de hoy me
conmueve y me permite valorar la importancia de la comunidad y la solidaridad.
Recibimos desde donaciones de
jugadores de fútbol a donaciones de gente que no tenía para darle de comer a su
propia familia. La gente quería que yo volviera a caminar, pero la
rehabilitación en realidad es otra cosa.
A mi entender la palabra
rehabilitar quedó obsoleta, está dicha desde un punto de vista médico pero
no desde el punto de vista social e integral.
No se habilita algo que se dejó de
hacer sino que en realidad lo que se busca es darte herramientas para que
tengas una vida autónoma e independiente.
Esto yo lo entendí cuando viajé a
Buenos Aires, donde tuve la posibilidad gracias a esa ayuda de
todo el Uruguay de hacer el proceso de rehabilitación en una de las
mejores clínicas de Argentina.
La independencia que tengo hoy la
aprendí en ese centro de rehabilitación. Lo primero que hicieron fue pararme en
unas férulas, que son como unos caños de plástico que te dejan rígida, traban
la rodilla y vos te parás con la fuerza de los brazos y tronco.
Yo no me daba cuenta del valor
que tenía pararse. Porque claro, la silla te
da agilidad, pero pararte ayuda a que los órganos estén bien, a movilizar mejor
los intestinos, a que la postura no se vaya deformando.
En la clínica conocí a Alexis,
que tenía una lesión medular similar a la mía. Él me enseñó cómo
"remar" con la silla, cómo hacer los movimientos para no lastimarme
los hombros ni las muñecas.
También estaba toda la parte de
la fisioterapia, de piscina, para que los músculos no se atrofien y el cuerpo
vaya tomando fuerza.
En la clínica me enseñaron a
tener una vida independiente, a
subirme al auto, a bajarme del auto, a bañarme sola, a cocinar.
Aunque era chica me mostraron que
podía manejar un auto; yo hoy tengo mi auto y manejo.
Todo esto hoy lo intentamos
aplicar acá en Uruguay.
Alexis fue y es todavía mi
ejemplo a seguir. Vivía solo, trabajaba, se había ido a Bariloche, y yo dije,
"si él puede hacerlo yo también puedo".
Eso me cambió la perspectiva, el
horizonte y también las ganas.
Cuando volvimos a Uruguay me
focalicé en estudiar. En el 2005 entré al Liceo Francés, uno de los mejores
colegios de Uruguay, que me donó una beca por los seis años de la secundaria -
y era uno de los liceos con un edificio más accesible.
Mi hermano mayor era el que me
llevaba y me traía del liceo. Los primeros años me costaba mucho, el invierno,
el frío, la silla, no quería ir.
Y mi hermano me decía, "dale
que tenés que ir al liceo, levantáte". A veces en el camino yo iba
pensativa, mal, y él me decía, "te vengo a buscar a las cinco, vamo'
arriba".
Él fue un motor que me impulsó
durante varios años. Y fue mutuo, porque él también tenía un motor que era
acompañarme a mí.
Se generó una dinámica
familiar en la que todos se abocaron de cierto modo a mí.
Claro que no todo era color de
rosa, hubo peleas, disgustos, pero todos ayudaron en la contención personal
para que yo pudiera seguir adelante.
Me acuerdo que compartía cuarto
con mi hermana. A ella también le debo la independencia que tengo hoy, porque
cuando peléabamos por cuál de las dos hacía las cosas de la casa me trataba
como a una igual, no veía la silla.
Eso hizo que tuviera las mismas
responsabilidades que ella y que entendiera que la silla no me iba a
limitar.
Al liceo iba de las ocho de la
mañana a las cinco de la tarde. Y cuando volvía a casa me esperaba tres veces a
la semana Nélida, que me hacía parar, me hacía masajes. Hacíamos una hora y
media o dos de rehabilitación.
Eso lo hice por ocho años y en un
momento me cansé, era agotador porque además tenía que hacer deberes. Y me dije
"ya está, quiero tener otras actividades".
Fue entonces que decidí comenzar
a hacer deporte, handball en silla de ruedas. Allí conocí a Enzo, mi pareja,
con la que vivo actualmente.
Desde el regreso a Uruguay me
había desconectado de otras personas con discapacidad, pero cuando
llegué al handball medi cuenta que todos estábamos en la misma.
Y cuando entrenábamos surgían
preguntas, ¿che, vos cómo hacés la cama? ¿vos cómo tenés relaciones sexuales?
Es algo que todos cuando crecemos queremos experimentar y de lo que nadie te
habla.
En ese momento sentí que ese era
mi lugar.
También empecé a militar en
diferentes espacios sociales, a involucrarme en espacios de la Intendencia de
Montevideo.
Me metí de lleno en esos
colectivos.
Vi que había cosas para
transformar, que había que ir a golpear puertas.
Me di cuenta de que no estaba
sola, de que éramos un montón que teníamos la misma realidad y eso me
transformó la cabeza.
Con los años entendí que también
había que salir de la queja. Que había que
ser parte de la propuesta y del cambio desde adentro.
Comencé a militar en espacios
políticos que me permitieron ser parte de una organización nueva, El Abrazo,
que busca transformar la sociedad de una forma novedosa, a través de los y las
jóvenes en política, con bancas políticas rotativas, feministas, ambientalistas
y de construcción horizontal.
Actualmente soy edila de
la Junta Departamental de Montevideo. En el 2019 hicimos campaña para
obtener una banca en la Cámara de Diputados en el Parlamento y no llegamos por
trescientos y pico de votos.
Desarrollar la actividad política
es tratar de que el reclamo se transforme en una propuesta concreta,
realizable, presupuestable.
Es entender lo macro, pero también
lo micro. Es tener la vista en todo el sistema, pero sin dejar de mirar el día
a día, las luchas cotidianas.
Es volver a convencer de lo
importante que es no perder el foco de construir una mejor sociedad
para todos y todas, donde nadie se quede afuera.
Es construir esperanza y vaya si
habrá que construirla en una sociedad donde todo el tiempo nos llegan noticias
negativas, violentas. Donde la individualidad y el consumismo le vienen
haciendo la guerra a lo colectivo, a lo social, a lo espiritual.
Es un proceso que va mucho más
lento que la vida de la gente, que las necesidades.
Hoy en día aún peleamos las
personas con discapacidad por tener el derecho a ir a una ginecóloga solas.
(Te piden que vayas con alguien que te ayude a subir a la camilla).
Y subir a un ómnibus implica una
preparación previa, porque en Montevideo el 50% de la flota de buses es
accesible -avance fundamental pero aún insuficiente.
Ingresar a un salón de clases
implica además preparación de los centros de educación y del cuerpo docente,
otro proceso lento y constante.
Falta, falta mucho y eso afecta la
vida diaria.
"Con los años entendí que
también había que salir de la queja. Que había que ser parte de la propuesta y
del cambio desde adentro".
Tuve muchos años en que me
pregunté, no tanto por qué a mí, sino ¿para qué?, ¿para qué sucedió
lo que sucedió en 2004?
Cumplí con todas las cosas que
cumple alguien cuando vive un duelo: frustración, negación, rechazo, rabia.
Siempre tuve un mecanismo de
descarga de todas esas emociones: aguantaba, aguantaba, aguantaba y un día
lloraba todo lo que había aguantado, todo lo que no comprendía.
Al otro día volvía a empezar. Lo
llame por muchos años un mecanismo de limpieza personal, como un reseteo.
También aprendí desde chica que
aunque nadie elige dónde nace, ello te determina. Si mi familia hubiese
elegido alimentar el odio en mí, estoy segura que la historia sería otra.
Por eso es importante llenarnos de
amor, de esperanza, de entendimiento, de empatía.
Somos seres humanos y si
recibimos violencia no debemos responder con violencia sino aprender de eso,
transformar.
Con Marcos nunca volví a hablar.
Siempre me preguntan si lo que pasó fue un accidente, y yo hasta el día de hoy
no lo sé.
Luego de 19 años le encuentro
sentido a lo que me pasó. No hubiese hecho el camino que hice de militancia
social y política. O quizá sí, es imposible saberlo, pero lo que sí sé es
que esta lucha, esta realidad, me transformó y gestó mis ideales.
Fui víctima, me costó mucho salir
de esa mirada y aún me sigue costando. Sigo siendo la niña del liceo n°13 con
casi 32 años. Pero poco a poco visibilizo otras partes de mí, construyo otros
relatos.
Soy parte de otras luchas, no solo de la de personas con discapacidad.
Soy parte de las personas que
luchamos por una sociedad mejor, con menos violencia, más solidaria, menos
consumista. Somos muchos y muchas en esto.
Debe ser algo colectivo, porque
yo puedo pelear por Fiorella y pedir que me pongan una rampa en la esquina de
mi casa y eso transformará mi vida, pero la sociedad va a seguir siendo injusta.
Entonces, mi consejo a otros grupos que luchan por los derechos
humanos y por una vida más justa para todos y todas es
organizarse, organizarse y organizarse.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-65836007
En el año 2004 un adolescente de 13
años baleó a una compañera de clase, Fiorella Buzeta, en un liceo de Maroñas.
El joven había llevado varias veces al aula un arma propiedad de su hermano,
que era policía.
El disparo impactó en la columna
vertebral de Fiorella y la dejó paralítica.
17 años más tarde, aquel joven, Marcos
Chiappa, está nuevamente en las noticias: Chiappa es el policía sumariado por
el Ministerio del Interior luego de que se viralizara un video en el que
aparece golpeando a un joven en Pocitos.
El Ministerio resolvió investigar el
hecho luego de una denuncia que realizaron legisladores del Frente Amplio.
Fiorella Buzeta, que hoy es edila d la
coalición de izquierdas, publicó ayer en su cuenta de Facebook: “Lo grave del suceso no es la vinculación
particular con el hecho sucedido hace tantos años atrás, sino la actuación de
abuso policial repetida y la reproducción de violencia en nuestra sociedad”.
23 marzo 2023
En abril se
cumplen 19 años desde que Fiorella Buzeta -hoy edila por el Frente Amplio-
recibió un impacto de bala en la columna por parte de un compañero de liceo que
la dejó paralítica. “Es el mundo adulto el que se tiene que hacer cargo para
que los jóvenes se sientan parte y no vean como una solución la violencia”,
dijo Buzeta a Las cosas en su sitio.
En las
últimas semanas trascendieron distintas situaciones de violencia en liceos del
país. Buzeta expresó que más allá de manifestar el problema, “hay que actuar
para que no haya otra Fiorella”. “Mi caso se podría haber evitado si se hubiera
abordado desde la institución”, señaló.
Sobre
discapacidad e inclusión, la edila expresó que “falta un montón por hacer”.
“Quien vive la discapacidad está a años luz de ver una inclusión real”, dijo y
destacó la falta de intervención en lo edilicio y urbano de las ciudades.
Consultada
por la actitud del presidente Luis Lacalle Pou de probar una silla de ruedas
durante una actividad con la selección de quad rugby, Buzeta expresó: “El
presidente visibilizó como nunca nadie había visibilizado el estar en silla de
ruedas”.
La edila
dijo que vio la actitud como algo positivo. Sin embargo, señaló que “hay que
acompañarlo con políticas públicas para no caer en la demagogia”. “Van tres
años de gobierno y no se han desarrollado grandes cambios en políticas de
discapacidad”.
Buzeta cree
que es necesario hacer un relevamiento para conocer la realidad de las personas
con discapacidad y generar un programa nacional que avance en políticas
públicas.
https://www.sarandi690.com.uy/2023/03/23/hay-que-actuar-para-que-no-haya-otra-fiorella-dice-buzeta-sobre-violencia-en-la-educacion/
Ayer
en la Cervecería Bierhaus de Solymar se desarrolló la charla «Derechos ganados,
derechos amenazados» en la que expusieron: Alejandro Zavala, Fiorella Buzeta,
Federico Preve Cocco y Julia Couto.
La
primera en tomar la palabra fue Fiorella Buzeta, integrante del Frente en
Movimiento, que reflexionó sobre los abordajes cotidianos e institucionales.
Frente
a la violencia: «Tenemos que aprender a reaccionar de otra manera ante la
violencia. Reaccionamos según fuimos criados y si te pegan de chico, seguro
aprendés a pegar, y no es la forma. Hay que insistir en otras formas». «¿Cuál
es la forma alternativa? Sin dudas, más educación, más trabajo, mejores
políticas de vivienda (que es uno de los temas donde al FA le faltó más,
tenemos que seguir trabajando e insistiendo en estas formas».
Fiorella
también se posicionó firmemente en contra de la campaña «Vivir Sin Miedo»,
recordando el incidente que la dejó en silla de ruedas a sus 12 años de edad :
«El chico que me atacó sufrió bullying y sus padres, que son militares, le
dieron un arma para defenderse. No hubo contención, no hubo apoyo
institucional, fue un «defendete con un arma»; y así terminamos, en desgracia».
«Las
soluciones no son sencillas, hay que estar en los lugares para tomar
decisiones. #ElAbrazo viene a proponer otras formas de vincularnos, propone una
sana convivencia, y eso no son los militares en la calle», finalizó Buzeta.
A
continuación siguió Federico Preve, médico neurólogo, integrante de Magnolia y
del comité ejecutivo del Sindicato Médico del Uruguay. En su alocución, vinculó
el carácter de la reforma constitucional, que se votará en octubre con
las políticas de lucha contra el narcotráfico: «Una propuesta
punitivista, simplista y necia, como la que plantea Larrañaga, tiene que ver
también con el aumento del #narcotráfico y del crimen organizado. Y por eso son
necesarias políticas de regulación de drogas».
«Cuando
hablamos de políticas de drogas, tenemos que pensar en tres áreas: el crimen
organizado, los derechos de las personas y la salud pública. En ese balance hay
que ver dónde nos posicionamos», expresó Federico.
«La
izquierda en Uruguay, pero también en el mundo, está dando una pelea por
políticas de drogas para la reducción de riesgos y daños, que consideren desde
el punto de vista recreativo los derechos de las personas a consumir… pero
sucede que están vinculadas al mercado negro».
«Está
comprobado históricamente que el prohibicionismo sólo aumenta el problema
porque genera más crimen organizado y les da poder, que terminan corrompiendo
el sistema político, dañando la democracia».
«Hay
que aceptar que las drogas tienen un uso recreativo y eso no va a cambiar. Lo
que tiene que cambiar son las políticas», sentenció Federico.
Por
último, tomó la palabra Alejandro Zavala, explayándose sobre el proyecto de ley
que regula el acceso al cannabis medicinal, recientemente aprobado, por
unanimidad, en Diputados.
«El
#cannabismedicinal tiene múltiples beneficios, para el dolor, para problemas
con el apetito y el sueño (entre otros), pero como fue una sustancia prohibida,
falta investigación. Hay producciones cuidadas y otras que no, entonces hay que
legislar para cuidar la salud de la población», dijo Alejandro.
«El
aceite de cannabis no puede ser como el agua de Querétaro, que trafica con la
esperanza de la gente. Por eso presentamos el proyecto de ley de Cannabis
Medicinal a través de un gran proceso de diálogo con todos los actores»,
enfatizó el actual diputado del Ir.
«Para
nosotros fue una sorpresa que fuera votado por unanimidad, por todos los
partidos, en un contexto de difícil acuerdo con la oposición. Esto demuestra
que hay una sensibilidad con respecto a este tema», cerró Zavala.
http://www.ir.uy/sin-categoria/derechos-ganados-derechos-amenazados/