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Calentamiento del MAR
Los océanos cubren más de 70% de la superficie del globo. De
este porcentaje, sólo 1% de la superficie oceánica está protegida. Entre un 50
y un 80% de la vida en la Tierra se encuentra bajo la superficie del océano,
que constituye 90% del espacio habitable del planeta.
Los océanos se calientan con el aumento de las
temperaturas de la atmósfera de la Tierra. Esto conlleva a una expansión térmica
de las masas de agua, causando que el nivel del mar se eleve aún más. Se
perderán los hábitats y los recursos de numerosos habitantes de la costa,
especialmente en las regiones más pobres.
25 de abril de 2023
El brusco e inesperado aumento de la
temperatura de los océanos que se registró recientemente ha alarmado a los
científicos, que admiten que están preocupados por el impacto que pueda tener a
largo plazo en el calentamiento global.
Este mes, la superficie del mar
alcanzó un nuevo récord de temperatura, pero lo que más llamó la atención es
que nunca se había calentado tanto ni tan rápido.
Los científicos no entienden muy
bien por qué.
La preocupación es que, combinada
con otros fenómenos meteorológicos, la temperatura mundial pueda
alcanzar un nivel sumamente inquietante a finales del próximo año.
Uno de estos
fenómenos es el que se conoce como El Niño, un sistema meteorológico que
calienta el océano, que según creen los expertos este año se producirá con
mucha intensidad…
El
problema es que el aumento de las temperaturas de los océanos podría hacer desaparecer la vida marina, causaría fenómenos
meteorológicos más extremos y se elevaría el nivel del mar.
Además, hace que los océanos sean
menos eficaces a la hora de absorber los gases de efecto invernadero que
calientan el planeta.
Un nuevo e importante estudio,
que fue publicado la semana pasada, resaltó un hecho preocupante.
En los últimos 15 años, el
calor acumulado en la Tierra ha aumentado en un 50%, y la mayor parte de
ese aumento ha ido a parar a los océanos.
Esto está teniendo consecuencias
reales a nivel mundial: no sólo la temperatura global de los océanos alcanzó un
nuevo récord en abril de este año, sino que en algunas regiones la diferencia
con respecto a otros momentos del pasado fue enorme.
Como ejemplo se mencionaron las
temperaturas de la superficie del mar frente a la costa este de Norteamérica,
que en marzo superaron en 13,8°C la media registrada entre 1981-2011.
"Aún no está bien
establecido por qué se está produciendo un cambio tan rápido y tan grande",
afirmó Karina Von Schuckmann, autora principal del nuevo estudio y oceanógrafa
del grupo de investigación Mercator Ocean International.
"Hemos duplicado el calor en
el sistema climático en los últimos 15 años. No quiero decir que esto sea
cambio climático, variabilidad natural o una mezcla de ambos. Aún no lo
sabemos. Pero sí vemos este cambio".
Un factor que podría estar
influyendo en el nivel de calor que llega a los océanos es, curiosamente, la reducción
de la contaminación procedente del transporte marítimo.
En 2020, la Organización Marítima
Internacional puso en marcha una normativa para reducir el contenido de azufre
en el combustible quemado por los buques.
Esto ha tenido un rápido impacto,
reduciendo la cantidad de partículas de aerosol liberadas a la atmósfera.
Pero los aerosoles que ensucian
el aire también contribuyen a reflejar el calor hacia el espacio, por lo que su
eliminación puede haber provocado una mayor entrada de calor en las aguas.
Otro factor importante que
preocupa a los científicos es el patrón climático ENOS (El Niño-Oscilación del
Sur).
Durante los últimos tres años,
este fenómeno natural ha estado en una fase más fría denominada La Niña, y ha
ayudado a mantener bajo control las temperaturas globales.
Pero los investigadores creen
ahora que se está formando un El Niño poderoso que tendrá importantes
consecuencias para el mundo.
"Hay una apuesta decidida
por un El Niño fuerte. Y todos los modelos climáticos apuntan en esa dirección",
declaró Hugh McDowell, de la Oficina de Meteorología de Australia.
Aunque McDowell considera que las
predicciones a estas alturas del año son menos fiables, otros investigadores
están más convencidos de lo que está por llegar.
En especial porque ya se ha
producido un fenómeno de El Niño en las costas de Perú y Ecuador, que según
creen los expertos estará seguido de un fenómeno completo con consecuencias
para las temperaturas globales.
"Si encima se produce un
nuevo El Niño, probablemente tendremos un calentamiento global adicional de
0,2-0,25°C", dijo Josef Ludescher, del Instituto de Investigación
Climática de Potsdam.
Según Ludescher, "el impacto
en la temperatura suele calmarse unos meses después de alcanzar su máximo nivel
cuando se produce El Niño, por eso 2024 será probablemente el más cálido
registrado".
"Y puede que sí, que nos
acerquemos a los días de 1,5°C {el aumento de temperatura que los
científicos establecieron como el máximo nivel permitido para poder frenar el
calentamiento global} y puede que nos pasemos temporalmente".
Es probable que El Niño altere
los patrones meteorológicos en todo el mundo, debilite la temporada de monzones
y amenace con más incendios forestales a Australia.
Pero lo que más preocupa es que,
al entrar más calor en el océano, las aguas sean menos capaces de almacenar el
exceso de energía.
Y también preocupa que el calor
contenido en los océanos no permanezca allí.
Varios científicos con los que se
contactó para este artículo se mostraron reacios a hablar con detalle
de las implicaciones.
Uno dijo estar
"extremadamente preocupado y completamente estresado".
Algunas investigaciones han
demostrado que el calentamiento del planeta se produce por aumentos bruscos,
con pocos cambios durante un periodo de años y luego repentinos saltos hacia
arriba, estrechamente ligados al desarrollo de El Niño.
Es un escenario que, según Karina
Von Schuckmann, da cierta esperanza de que las temperaturas vuelvan a bajar
después de que El Niño termine.
"Todavía tenemos una ventana
en la que podemos actuar y deberíamos aprovecharla para reducir las
consecuencias", le dijo a la BBC.
La temperatura media de la
superficie de los mares del mundo ha aumentado alrededor de 0,9°C en
comparación con los niveles preindustriales, de los cuales 0,6°C ha ocurrido
sólo en los últimos 40 años.
Este aumento es inferior al de la
temperatura del aire en tierra, que ha aumentado más de 1,5°C desde la era
preindustrial. Esto se debe a que se necesita mucha más energía para calentar
el agua que la tierra y a que los océanos absorben el calor muy por debajo de
su superficie.
Incluso este aumento medio,
aparentemente pequeño, tiene importantes consecuencias en el mundo real.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-65388079
El calentamiento del
agua de nuestros océanos aumenta cada año más y las consecuencias empiezan a
ser devastadoras en muchos rincones del planeta.
El año 2021 ha sido el sexto más cálido del registro de
temperaturas a nivel global según los datos publicados por la NOAA
(Administración Nacional Atmosférica y Oceánica). En España el 2021 ha sido
un año especialmente seco y cálido también. Pero, aunque el planeta en
su conjunto no ha registrado un año récord de anomalías térmicas, un reciente estudio muestra cómo bajo la
superficie de nuestros océanos si se han medido récords de temperatura.
Las temperaturas medidas en la
superficie terrestre dicen una cosa, pero las que se miden en la parte superior
de los océanos reflejan con más precisión el grado de calentamiento que está
experimentando el planeta.
Sabemos que los océanos absorben en torno al 93 por ciento de
la energía extra atrapada en la atmósfera. Esa energía la
retienen los gases de efecto invernadero que generamos los humanos a través de
nuestras actividades. El agua puede retener más energía que la tierra, de ahí
que la zona superior de los océanos refleje mejor que ningún otro lugar
el calentamiento
global.
Los datos de temperatura de nuestros océanos,
sobre todo los obtenidos con registros satelitales, nos dicen que hoy son los más
cálidos del registro desde que se miden las temperaturas
del agua.
A medida que se calientan los océanos, el exceso de energía sirve
para fortalecer borrascas, frentes y otros sistemas meteorológicos. Aunque los
océanos se calientan cada año más, que este 2021 no haya sido un año más cálido, se
debe en parte, a las condiciones de La Niña. Esta se caracteriza por
un patrón de agua fría en el Pacífico tropical, aunque influye en
otros muchos patrones climáticos por todo el mundo.
Hay mucha más variabilidad natural en las temperaturas
del aire medidas en superficies de tierra que en las temperaturas del agua de
los océanos. Eso se debe entre otras cosas a fenómenos como El
Niño y La Niña, pero también a otros fenómenos meteorológicos.
Esa variabilidad natural en la parte superior de un océano que se
calienta crea puntos calientes, a veces llamados «olas de calor
marinas», y varían de un año a otro.
Los puntos calientes pueden influir de forma significativa en la
vida marina. El impacto puede afectar a un buen número de especies, desde diminutos
plancton hasta peces, mamíferos marinos y aves. Otros puntos
calientes son los responsables de que haya una mayor actividad atmosférica,
como puede ser la formación e intensificación de huracanes, tifones o ciclones.
Todos los océanos se están calentando,
aunque los datos muestran que el mayor calentamiento se está registrando en el
Océano Atlántico y en el Océano Austral que rodea Antártida. Esta última
anomalía preocupa y mucho por el deshielo que puede registrarse en
Antártida.
El mayor
grado de calentamiento se esta registrando en los océanos Atlántico y Austral
El calor acumulado en el Océano Austral puede sumergirse bajo las
plataformas de hielo Antárticas, fundiéndolas y provocando el desprendimiento
de enormes icebergs. El calentamiento de
los océanos también supone una preocupación por el aumento del nivel del mar
que puede causar.
El calentamiento global en
general, aumenta la evaporación, ayuda a secar la tierra, elevar las
temperaturas, y aumentar el riesgo de olas de calor e incendios forestales.
Este pasado 2021 han sido fenómenos frecuentes, especialmente en el oeste de
América del Norte, pero también en países como Rusia, Grecia, Italia y Turquía.
Los océanos cada vez más cálidos también suministran
más vapor de agua en forma de ¨ríos atmosféricos¨ (ocurrió
en España por ejemplo en octubre de 2021, cuando un río atmosférico dejó grandes acumulados de lluvia).
Son corrientes de aire sobrecargadas de humedad que llegan a zonas
terrestres, aumentando el riesgo de inundaciones, como las que
recientemente se han registrado en zonas del oeste de Canadá y Estados
Unidos.
A mayor temperatura del agua en los océanos, mayor la humedad que
aportan a la atmósfera. Esa humedad
extra alimenta a tormentas, que a su vez alimentan a ciclones tropicales. El
resultado pueden ser lluvias intensas, como las que se han registrado en muchos
rincones del planeta este pasado año. En general, las tormentas
tienden a volverse cada vez más intensas, más grandes y más duraderas.
En los océanos, el agua cálida se asienta sobre aguas más frías y
densas. Se calientan de arriba a abajo de ahí que su estructura
térmica sea estratificada. Eso inhibe la mezcla de agua entre capas y evita que el
océano se caliente a niveles más profundos y absorba más dióxido de carbono y
oxígeno.
Los 500
metros superiores del océano se han estado calentando desde 1980
Hoy sabemos que el calor acumulado en
nuestros océanos está en niveles récord. Los 500 metros superiores de océano se
han estado calentando desde 1980. Las aguas más profundas de 500 a 1000 metros,
se han estado calentando desde aproximadamente 1990. Las profundidades de 1000
a 1500 metros desde 1998, y por debajo de los 1.500 metros desde
aproximadamente 2005.
La lenta penetración del calor hacia las profundidades del
océano significa que estos seguirán calentándose y que el
nivel del mar seguirá aumentando incluso después de que se estabilicen las emisiones
de gases de efecto invernadero.
https://www.eltiempo.es/noticias/los-oceanos-se-calientan-como-nunca-consecuencias
El agua oceánica ha absorbido
tanta energía en 2022 que los océanos se calientan, pero eso no es lo más
grave. También son muy peligrosos los cambios en su salinidad, así como en la
circulación de oxígeno y CO₂.
12 de enero de
2023
El 2022 ha sido un año de récords climáticos, todos ellos peligrosos para
el planeta. Ha sido el quinto año más caluroso desde que existen
registros, el segundo en Europa. Además, el viejo continente ha
experimentado su verano con temperaturas más elevadas. El cambio climático no ha
dejado de hacer estragos y demostrar que, como nos temíamos, ha empezado a
avanzar con pasos de gigante. Por eso, la noticia más reciente no resulta
sorprendente, pero sí preocupante. Y es que, según un estudio realizado
por científicos chinos y
estadounidenses, los océanos se calientan y han alcanzado
sus temperaturas globales
más elevadas.
Esto es peligroso a muchos niveles. Por un lado, si los océanos se
calientan, los seres
vivos que habitan en ellos pueden verse muy perjudicados.
Pero, por otro, los seres
humanos que habitamos la Tierra también iremos saliendo
escaldados.
No debemos olvidar que las aguas oceánicas se encuentran entre
nuestros mayores aliados para absorber algunos de los gases de efecto invernadero de
la atmósfera. Lamentablemente, si siguen calentándose, esa absorción será cada
vez peor, por lo que estos seguirán aumentando, echando leña al fuego del
calentamiento global e iniciando un dañino círculo vicioso.
Hay algo positivo en esta historia. Y es que, por suerte, el agua
tiene una gran capacidad
calorífica. Eso quiere decir que se necesita mucha energía para
elevar su temperatura un solo grado. Es algo bueno, pero lo cierto es que los
océanos están absorbiendo muchísima energía.
Usando dos timelines diferentes, los científicos chinos y
estadounidenses han llegado a una
misma conclusión sobre 2022. Solo en ese año, las aguas oceánicas
con profundidades por encima de los 2.000
metros absorbieron 10 zettajoules de
calor más que el año anterior. Esto, según explican desde Science Alert, es 100 veces más que la electricidad consumida
en todo el planeta en un año. El motivo es que los océanos
absorben un 90% del exceso del calor de la atmósfera. Pero lamentablemente esto
tiene un límite.
La temperatura no es tan sumamente elevada como
el calor que se absorbe,
pero sí que se ha experimentado un aumento remarcable. De hecho, 2022 ha sido
el séptimo año consecutivo en el que los océanos se calientan, alcanzando
nuevos picos.
Aunque la energía calorífica elevada del agua puede amortiguar
lo que sería un calentamiento más brusco, hay otros problemas a los que no
puede combatir. Especialmente uno: el contraste de la salinidad.
Y es que ese aumento de energía absorbido por el agua genera
cambios en las dinámicas
oceánicas que derivan en una salinidad más extrema. Las
zonas de agua dulce son mucho más dulces y las saladas mucho más saladas. Esto
puede parecer una nimiedad, pero no lo es, ya que las diferencias en la
salinidad son responsables, en parte, del movimiento de las capas de agua. Si las capas
de agua no se mezclan como suelen hacerlo, también se altera la circulación de calor, oxígeno y
carbono, modificando notablemente los ecosistemas
acuáticos.
Por otro lado, mientras aumenta la energía y los océanos se
calientan, el calor se concentra sobre todo en las capas más altas. Estas pueden servir como combustible de
huracanes y tormentas; pero, además, promover otros muchos
fenómenos atmosféricos extremos que ya empezaron a hacerse notar en 2022.
En cuanto a la capacidad de los océanos para absorber los gases de efecto invernadero,
es algo finito. Si se modifican las características del agua llega un punto en
que no se puede absorber más, por lo que esos gases se siguen acumulando. Ya
está ocurriendo y puede ser aún peor.
Por lo tanto, cuando escuchemos que los océanos se calientan, no
deberíamos verlo como una oportunidad para bañarse en el mar sin pasar frío,
sino como la mala noticia que es.
https://hipertextual.com/2023/01/oceanos-se-calientan-records-2022
-4)
Se espera que 2023 sea un año con calor
aún más extremo que 2022. Con efectos devastadores que afectarán a diferentes
regiones del planeta.
27 de diciembre
de 2022
Todo parece indicar que 2023 será un año en el que
experimentaremos calor extremo aún mayor que 2022. Esto de acuerdo el Servicio Meteorológico Nacional del Reino
Unido, que asegura que el año que está por llegar tendrá atravesará
una de las más altas temperaturas globales promedio jamás registradas.
De hecho, 2023 marcará el décimo año consecutivo en que las
temperaturas están al menos un grado —en promedio— por encima de la media
preindustrial. Se espera que la Tierra experimente un aumento de temperatura de
entre 1,08º y 1,32º Celsius por encima de la media registrada en 1900, que
fue cuando empezamos a quemar combustibles fósiles.
El incremento y la llegada del calor extremo en 2023 está influenciado
por dos grandes motivos. Por un lado, el fin del ciclo de La Niña, que suele atraer
temperaturas más bajas en la superficie del océano Pacífico. Este ciclo suele
ser de tres años y termina en 2023.
Por
otro lado, están las emisiones de gases causantes del efecto invernadero. El
próximo año continuarán aumentando, superando los récords de 2022. Acercándonos
cada vez más a un desastre climático inevitable.
Un grado Celsius no parece gran cosa, pero tiene un efecto
dominó en el clima a nivel mundial
El aumento de un grado Celsius en el promedio de la temperatura
a nivel global no parece gran cosa, pero lo es. Estos cambios tiene un efecto
dominó que genera el calor extremo que ya experimentamos durante los últimos
años. Incluyendo incendios forestales masivos nunca antes vistos, olas de calor
interminables y sequías generalizadas en diferentes regiones del mundo.
España, por ejemplo, vivió en 2022 la peor ola de calor de la historia del país,
de acuerdo a datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). No solo fue
la más larga —entre el 9 al 18 de julio— también fue la más grande en extensión
territorial. Afectó a 36 provincias y
se calcula que fue la culpable de la muerte de 500 personas.
Los climas cálidos extremos, a su vez, causan un desbalance que
intensifica algunos de los fenómenos climáticos que se han vivido recientemente
durante el invierno. Nevadas inesperadas en regiones donde no debería ocurrir,
climas fríos extremos —como el que está atravesando Estados Unidos y Canadá en
la actualidad— o tormentas devastadoras.
La Organización
Meteorológica Mundial (WMO) emitió un comunicado el pasado 23 de diciembre
advirtiendo de la necesidad de tomar acciones concretas, tras los efectos
climáticos que hemos vivido durante 2022, incluyendo las olas de calor extremo
que han roto todos los récords previamente registrados.
"Este año nos hemos enfrentado a varios desastres
climáticos que han costado demasiadas vidas, y han perjudicado la salud,
alimentos, energía, acceso al agua potable e incluso infraestructuras. Un
tercio de Pakistan estuvo inundado, con efectos económicos devastadores y
pérdidas humanas. Se sufrieron olas de calor que rompen récords en China,
Europa, Norte y Sudamérica. La sequía interminable en el Cuerno de África
podría significar una catástrofe humanitaria, explicó Petera Taalas, secretario
general de la WMO.
La WMO también advierte que, aunque 2022 no ha
fue el año más caliente de la historia —fue 2016— sí que se registraron algunos
de los fenómenos climatológicos más intensos registrados. Incluyendo récords
históricos de temperaturas altas, olas de calor extremo repetidas en diferentes
regiones de Europa y Sudamérica, con Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia y
Uruguay experimentando algunas de las temperaturas más altas jamás registradas.
https://hipertextual.com/2022/12/calor-extremo-aumentara-2023
-5)
19 de septiembre de 2022
A medida que el cambio climático ha aumentado el
calentamiento de nuestro planeta Tierra, los océanos han respondido con mayor
lentitud que los entornos terrestres. Sin embargo, las investigaciones
científicas alertaron de que los ecosistemas marinos pueden ser mucho más
sensibles incluso al más mínimo cambio en sus temperaturas.
A lo largo del siglo pasado, el
calentamiento global ocasionado por las actividades humanas que emiten dióxido
de carbono, un gas que atrapa el calor, ha generado un aumento global aproximado de 1°C en
la temperatura media del planeta.
Los océanos absorben gran parte de este
aumento de calor; los 100 metros más superficiales muestran un calentamiento de
más de 0,33ºC desde 1969. La Tierra almacena el 90 por ciento de la energía sobrante en el océano.
Este calentamiento se ha producido desde la superficie hasta una profundidad de
alrededor de 700 metros, donde habita la mayoría de la fauna y flora marinas.
Quizás, el organismo marino más
vulnerable al cambio en las temperaturas es el coral. El blanqueo de los arrecifes, es decir la
pérdida de sus algas simbióticas, se produce incluso con el más mínimo aumento persistente de
las temperaturas. El blanqueo ralentiza el crecimiento de los
corales, los hace más propensos a contraer enfermedades y puede causar la
extinción masiva de los arrecifes.
Otro organismo afectado por el cambio
de las temperaturas es el krill, un eslabón extremadamente importante en
la base de la cadena alimentaria. Las investigaciones realizadas han
demostrado que el krill se reproduce en cantidades significativamente
inferiores cuando aumenta la temperatura de los océanos.
Esto
puede causar una reacción en cadena al alterar el ciclo vital de los de los
animales que se alimentan de krill, como los pingüinos y las focas, lo que a su
vez provoca una escasez de alimentos para los depredadores superiores.
Cuando el agua se calienta, se
dilata. Por eso, la consecuencia más inmediata del aumento de la temperatura
del mar es un rápido aumento del nivel del mar. De media, el nivel del mar ha
subido 23 centímetros desde 1880, y casi la
mitad de este aumento ha sido en los últimos 25 años. Además,
un estudio publicado el
15 de febrero de 2022 muestra que el ritmo de subida de nivel del mar se está
acelerando.
El
aumento del nivel del mar provoca la inundación de los hábitats costeros de los
seres humanos así como de las plantas y los animales, la erosión del litoral y
la intensificación de tormentas que pueden devastar zonas de poca altitud.
La Organización de las Naciones
Unidas lleva décadas advirtiendo que el calentamiento global se está acelerando
y será imparable si continúa esta tendencia, según el Informe especial sobre el océano y la
criosfera en un clima cambiante.
Uno de los lugares más vulnerables al cambio climático es
la cuenca del Mediterráneo, que supera ya los 1’5ºC por
encima de los niveles preindustriales. En 2040 ese incremento llegará a los
2,2ºC y en 2100 podría llegar a los 3,8ºC, según el informe Cambio climático y medioambiental en
la cuenca mediterránea de la red Mediterranean Experts on Climate and
Environmental Change (MedECC).
Muchos climatólogos afirman que ya se
pueden percibir los efectos del aumento de las temperaturas en la proliferación
e intensificación de tormentas tropicales, huracanes y ciclones.
Cuando la temperatura de la superficie del agua se eleva, el agua se evapora
con mayor facilidad, lo que contribuye a que las pequeñas tormentas que se
forman en el océano se conviertan en sistemas de mayor tamaño e intensidad.
(Relacionado: Los expertos temen que las inundaciones mortales de
Alemania sean una muestra del futuro)
Cuando
tocan tierra, estas tormentas de mayor intensidad pueden multiplicar el daño
causado a las estructuras humanas. También pueden dañar ecosistemas marinos
como los arrecifes de coral y los bosques de algas. Y un incremento en la
frecuencia de las tormentas se traduce en un menor tiempo de recuperación para
estos hábitats sensibles.
El aumento de la temperatura del mar
también está asociado a la proliferación de especies invasoras y de enfermedades
marinas. La evolución de un hábitat marino estable depende de un gran número de
factores, incluida la temperatura del agua.
El
aumento de la temperatura de un ecosistema puede favorecer la entrada de
especies o bacterias foráneas que en el pasado habían quedado excluidas. Esta
circunstancia puede forzar la migración e incluso la extinción de una o varias
especies.
En el Mediterráneo, especies como el
pez escorpión, el pez león o el venenoso pez globo devoran
los ecosistemas, avivados por el aumento de la temperatura y la actividad
humana.
El aumento de la temperatura de los
mares causa el deshielo de la base de las plataformas de hielo polar, lo cual
pone en peligro su integridad estructural y provoca grandes desprendimientos en
las plataformas. En puntos como Groenlandia, el deshielo superó en 2020 el punto de no
retorno y los estudios revelan que 28 billones de
toneladas de hielo de la superficie de la Tierra ya se han derretido desde
1994.
Los científicos también se muestran
preocupados por la posibilidad de que el aumento de la temperatura de las aguas
interrumpa la llamada cinta transportadora oceánica, el sistema global de
corrientes oceánicas que regula en gran medida la temperatura de la Tierra. Su
desaparición podría acelerar de forma catastrófica el cambio climático.
Además, para islas bajas como las Marshall, el
cambio climático significa que deben considerar medidas drásticas, como la
construcción de nuevas islas artificiales.
La
única forma de disminuir la temperatura de los océanos es reducir notablemente
nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, aunque
reduzcamos de forma inmediata las emisiones de dióxido de carbono a cero, los
gases que ya hemos liberado a la atmósfera tardarían años en disiparse.
https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/el-aumento-de-la-temperatura-del-mar
-6)
¿Qué efectos causa el
calentamiento global en los océanos?
En
primer lugar, el agua caliente no puede contener tanto oxígeno como el agua
fría; por eso, a medida que los océanos se
calientan, los niveles de oxígeno disminuyen. En segundo lugar, el agua
caliente tiene menor densidad, lo que dificulta que el
agua cercana a la superficie, rica en oxígeno, descienda y circule.
El
informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático sobre el estado de
los mares exige una limitación drástica de las emisiones e inversiones urgentes
para evitar las terribles consecuencias del deshielo.
Según advierte el más reciente informe del Grupo IntergubernamentaI de Expertos sobre el
Cambio Climático (IPPC por sus siglas en inglés), la
temperatura y el nivel de los mares se elevan cada vez más rápido. Es algo que
tiene dramáticas consecuencias para las personas y para el planeta. En el
informe sobre los mares y regiones heladas de la Tierra han colaborado más de 100
científicos. Este miércoles (25.09.2019) fueron presentadas sus
conclusiones.
El rápido
calentamiento de los océanos y las regiones polares y glaciares mata cada vez
más organismos marinos y acelera el cambio climático. Incluso en el caso óptimo
de que consigamos una notable reducción de los gases de efecto invernadero,
para el año 2050 habrá varias ciudades costeras y varios países insulares
sepultados por las corrientes extremas. Hasta ahora, eso sucedía una vez cada
100 años.
"Aunque la
criosfera (las regiones heladas de la Tierra) y los océanos parecen encontrarse
lejos de la mayoría de los hombres, están unidos a nosotros”, dice Lijing
Cheng, oceonógrafa de la Academia china de las Ciencias y una de las
principales autoras del informe. "La conclusión más importante es que
ambos sistemas se están transformando con bastante rapidez y eso tiene ya
consecuencias serias sobre la gente”.
Los puntos
clave del informe
-La velocidad
del calentamiento del mar se ha duplicado desde 1993 y la subida del nivel del mar se ha acelarado por
la pérdida de hielo en Groenlandia y la Antártida.
-Si las emisiones continúan siendo elevadas, el nivel medio del mar subirá
hasta finales de la centuria 0,84 centímetros, esto es, 10 centímetros más de
lo que hasta ahora pensábamos. La reducción de las emisiones podría reducir esa
subida hasta la mitad.
-Los océanos más calientes entrañan el riesgo de generar consecuencias
"más graves” para la naturaleza y los ecosistemas costeros, aunque el
calentamiento global quede limitado a 1,5 grados.
-La adaptación coordinada debe ir acompañada por una reducción
"urgente y ambiciosa” de las emisiones, si queremos evitar las peores
consecuencias del cambio climático.
Malas noticias
Aproximadamente
una de cada 10 personas habita en una región a menos de 10 metros sobre el
nivel del mar. A muchos habitantes costeros ya les afectan las inundaciones y
las fuertes tormentas más que a sus progenitores y abuelos. Algunos de los
autores del informe advierten en entrevistas que el calentamiento también
tendrá cada vez consecuencias más acusadas en el interior de los países, porque
disminuirán las reservas de alimentos y los habitantes de la costa se verán
obligados a abandonar sus regiones.
Según el
informe, el nivel más elevado del mar conducirá a tormentas más fuertes y a una
mayor salinización, por ejemplo en la región del sureste asiático del
Delta del Río Mekong. Los rendimientos de las cosechas podrían disminuir y
provocar el aumento del precio de los alimentos también en países sin mar y en
otros continentes. Al mismo tiempo, el permafrost que se derrite en el Ártico
emite cada vez más metano y dióxido de carbono a la atmósfera. De esa manera,
se acelera aún más el calentamiento global y existe el riesgo de que se
produzca un círculo vicioso de retroalimentación.
En las montañas
de la zona del Himalaya, cuyos ríos dan de comer hoy a casi dos mil millones de
personas, un tercio del hielo se habrá derretido previsiblemente por
completo cuando los niños de ahora sean mayores. Como consecuencia del
derretimiento de los glaciares, corrientes de agua dulce fluirán hasta el
océano, con graves consecuencias para las ciudades costeras. Una vez derretido
el hielo, los ríos se secarán más y escaseará el agua río abajo.
"No
podemos esperar más”
Los mares
reaccionan lentamente a las transformaciones del clima. Eso significa que las
emisiones anteriores seguirán calentando los mares, incluso aunque dejáramos
hoy mismo de talar árboles y utilizar combustibles fósiles. "Como no
podemos llevar el clima a su estado original, debemos adaptarnos”, explica
Hans-Otto Pörtner, investigador climático del Centro Helmholtz para la
Investigación Polar y Marítima en Alemania y copresidente del grupo de trabajo
que ha elaborado el informe. "No podemos esperar más",
asegura categórico.
Los límites de
la adaptación
Las ciudades
costeras y los atolones ya han comenzado a adaptarse a la cada vez más
amenazante confrontación con las fuerzas de la naturaleza. Megaciudades como
Yakarta y Shanghái han construído gigantescos muros para proteger a la gente de
la subida del nivel del mar y las mareas cada vez más fuertes. Países insulares
poco poblados, como Fiyi, hacen reasentamientos de población.
"Islas y
pequeños países insulares están especialmente amenazados, porque les faltan
recursos”, asegura Helene Jacot Des Combes, una experta en prevención de
catástrofes de la Universidad del Pacífico Sur, asentada en Fiyi y también
autora principal del informe. "Cualquiera que sea la solución, debe
hallarse en colaboración con la comunidad global", dice la experta.
"Pero la
adaptación tiene límites si las emisiones siguen subiendo”, dice Matthias
Garschagen, profesor de Geografía en la Universidad Ludwig Maximilian, de
Múnich, y otro de los autores principales del informe. "Con cada metro de
subida del nivel del mar, se elevan los costos para asegurar las zonas costeras
y disminuye la superficie de las islas pequeñas”, dice Garschagen. "Los
modelos muestran que solo en escenarios de bajas emisiones hay posibilidades de
que la adaptación tenga éxito”, agrega.
¿Quién está más
amenazado?
Los científicos
del IPCC recalcan que aquellos que son menos responsables del cambio climático
serán los más afectados por las transformaciones en los océanos y la criosfera.
Según el informe, el derretimiento del hielo en las montañas y el Ártico tiene
sobre todo consecuencias negativas para la salud de la gente, su sustento e incluso
su capacidad para comer y beber.
La pérdida de
poblaciones de peces debido a la sobreacidificación de los mares podría
amenazar la base alimentaria de cientos de millones de personas. Muchas de
ellas tienen ya hoy día problemas para conseguir alimentos. Según la FAO, el
pescado conforma el 17 por ciento de la proteína animal que consumimos.
Algunas
comunidades indígenas de las montañas verán cómo sus fuentes de agua se
agotan. "Hay poco positivo en todo ello”, dice
John Tanzer, experto en océanos en la organización medioambiental World
Wildlife Fund. "No sé si los países ricos están conscientes de la magnitud
de las posibles consecuencias humanitarias”, agrega, aunque el investigador
cree que los daños podrían ser menores "si los Gobiernos actúan ahora”.
Dr. Iván
Seperiza Pasquali
Quilpué, Chile
Mayo de 2022
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