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La Hibernación

Proemio 

 

¿Qué es la hibernación y por qué algunos animales pueden pasar meses «desactivados»?
30 de diciembre de 2020
Insectos, anfibios, mamíferos pequeños: muchas especies animales hacen frente a las bajas temperaturas  a través de la hibernación.
La hibernación es un proceso natural a través del cual ciertas especies animales enfrentan situaciones adversas en el entorno, como pueden ser temperaturas muy bajas o carencia de alimentos por un periodo prolongado. Puede decirse que es un mecanismo de defensa que les ayuda a sobrevivir en condiciones extremas.
Esto les permite no tener que migrar a lugares más cálidos durante los inviernos oscuros y fríos para buscar comida. En lugar de esto, «desactivan» sus organismos por un periodo de tiempo, hasta que su hábitat sea más adecuado para que continúen con sus vidas.
¿Qué sucede durante la hibernación?
A nivel evolutivo, la hibernación se entiende como una respuesta natural a la adversidad en el entorno. Por esta razón, la concepción de que los animales simplemente duermen por un periodo prolongado de tiempo es errónea: el proceso es mucho más complejo, y fundamental para su supervivencia en muchos casos.
Los animales que hibernan tienden a reducir su metabolismo para ahorrar energía. Previo a los meses de ausencia, se puede ver a osos alimentándose en exceso, por ejemplo. Este comportamiento se entiende como una preparación para los meses de frío extremo, en los que tendrán que compensar la grasa de meses sin alimento.
En estos periodos, en los que se someten a un estado de inconsciencia prolongada y profunda. Además, se ha observado que algunos animales reducen su ritmo respiratorio y cardiaco, al tiempo que su temperatura corporal decrece significativamente.
¿Por qué algunos animales hibernan y otros no?
Los osos, las murciélagos y hasta las mariposas hibernan. No es el caso para otras especies, que también viven en condiciones extremas por espacios importantes de tiempo. Sin embargo, se tiene registro de comportamientos similares, que caen en categorías diferentes. 
Los cambios fisiológicos y de comportamiento también se aprecian en animales que habitan en climas cálidos. Al fenómeno se le conoce como estivación: se trata de un «letargo veraniego» en el que los animales entran a un sueño profundo, que les permite combatir las altas temperaturas de la época del año.
Para animales que viven en ecosistemas de calor extremo, la estivación funciona para no padecer las consecuencias de la sequía o la falta de alimentos. Al igual que en la hibernación, los animales se someten a cambios metabólicos importantes que administran su energía eficientemente, por lo menos, hasta que el entorno sea más adecuado para salir de nuevo.

https://www.ngenespanol.com/animales/que-es-la-hibernacion-y-por-que-algunos-animales-pueden-pasar-meses-desactivados/

 

Desarrollo

1.
La hibernación y el cambio climático
¿Qué es la hibernación?
Durante los meses de invierno, en los que la disponibilidad de alimento es muy limitada, caen abundantes lluvias nevadas y el frío es intenso, algunos animales muestran un periodo de inactividad que se conoce con el nombre de hibernación, el cual termina con la primavera y la llegada del buen tiempo. Antes de que llegue el invierno almacenan grasas y carbohidratos en diferentes órganos del cuerpo, por lo que pueden sobrevivir sin necesidad de buscar alimento en los meses más fríos.
La hibernación es considerada como el sueño invernal de esos animales, y se define como un estado fisiológico de letargo de varios meses, en el que la temperatura corporal permanece por uno o dos grados por debajo de la temperatura que se tiene normalmente. Pero este no es un sueño ordinario; los latidos del corazón se vuelven menos frecuentes, la respiración se convierte en poco más que un suspiro y se puede estar hasta un mes sin girar el cuerpo o cambiar su posición. Pero no todos los animales hibernan. Hay algunos que muestran un proceso llamado torpor, que es la reducción de la temperatura corporal y que emplean como una estrategia en los momentos de falta de alimento en un mismo día, a diferencia de la hibernación, en que la reducción de la temperatura corporal ocurre durante semanas o meses. Por ejemplo, muchos murciélagos entran en torpor durante las horas de luz y despiertan por la noche para ir en busca de alimento.
Son pocos los animales que verdaderamente hibernan. Tal es el caso de los roedores, murciélagos y monotremas (mamíferos ovíparos cuyas crías lamen leche de la piel ya que carecen de pezones, como la equidna y el ornitorrinco). Estos animales permiten que la temperatura de sus cuerpos descienda hasta casi la del ambiente que los rodea y son los verdaderos hibernantes. Hay otros mamíferos que pueden considerarse como falsos hibernadores; tal es el caso de los osos pardos y polares. Estos duermen durante el invierno en una cavidad rocosa de difícil acceso, bajan su temperatura corporal y su ritmo cardiaco, con lo que logran ahorrar hasta tres cuartas partes de su consumo energético normal e interrumpir durante meses sus funciones fisiológicas. Los osos no duermen profundamente, sino que más bien sufren un aletargamiento, pues si es sorprendido o molestado, despierta y huye.
Verdaderos hibernantes
Hay muchos mamíferos de pequeño tamaño que son verdaderos hibernadores; animales tan diversos como las marmotas; roedores como la ardilla terrestre de Perote, el ardillón, la ardilla de tierra, el lirón careto y el hámster dorado; murciélagos como el boreal rojizo, el de herradura y el de cola peluda, y primates como el lémur de cola gruesa, entre otros.
Un famoso dormilón, el lirón, ha revelado algunas sorpresas en la técnica de hibernación. Al contrario de lo que se creía, en lugar
de pasar el invierno en el hueco de un árbol, excava simplemente un agujero en la capa de hojas muertas del suelo del bosque. Exponerse a los elementos lo mantiene a una menor temperatura y evita que se despierte antes de tiempo. Incluso así, debe moverse una vez por semana para controlar los procesos metabólicos que producen el desgaste de energía.

En Alaska, las ardillas árticas pueden hibernar durante nueve meses seguidos, al igual que la marmota siberiana y la norteamericana. Aunque su temperatura desciende, el animal continúa teniendo el control sobre la misma, estableciendo su termostato interno al mínimo necesario para mantener la vida.
En América del Norte, la mayoría de las ardillas terrestres que hibernan se caracterizan por presentar una serie de eventos bien definidos que incluyen la siguiente secuencia, determinada por las demandas energéticas: salida de la hibernación, reproducción, gestación, lactancia, emergencia de las ardillas jóvenes, acumulación de grasas para resistir las condiciones desfavorables del periodo inactivo, prehibernación y nuevamente hibernación hasta la siguiente primavera.
La ardilla terrestre endémica de México, la de Perote, es un claro ejemplo. Este animalito está activo durante nueve meses, pero el resto del año entra en un periodo de hibernación que comienza en noviembre, cuando el clima comienza a ser más frío y las plantas de las que se alimenta comienzan a escasear.
Sólo se conoce un ave que hiberna, la cual es una especie de chotacabras o tapacaminos que vive en las montañas del desierto de Colorado y que pasa el invierno en las oquedades de las rocas. Su corazón y su respiración bajan su ritmo y su temperatura corporal se reduce de 41 °C a 6 °C. En este estado, soporta aproximadamente cinco meses de crudo invierno, en los que los insectos –que son su principal fuente alimenticia– son difíciles de encontrar.
La hibernación es un fenómeno que se da exclusivamente en los animales de sangre caliente. Sin embargo, entre los animales de sangre fría, como los sapos o las ranas, y reptiles como las víboras, las serpientes y los lagartos, cuando la temperatura de su entorno desciende demasiado, pierden calor corporal, quedan inmóviles y pasan el invierno durmiendo en madrigueras.
No todos los animales emplean la estrategia de hibernación para sobrevivir en el invierno, pues algunos deciden trasladarse a lugares con climas más favorables, por lo que se les conoce como migratorios, como es el caso de muchas especies de aves, ballenas y peces. Hay otros que viajan largas distancias para hibernar, como la mariposa monarca. Estos insectos no pueden sobrevivir a los fríos inviernos que ocurren en la mayo parte de Estados Unidos y Canadá, por lo que migran al sur y el oeste cada otoño. La mariposa monarca viaja aproximadamente 4,500 kilómetros para hibernar en los bosques de oyamel que se hallan en el límite entre el Estado de México y Michoacán. Otras hibernan en árboles de eucalipto en el sur de California.
Los efectos del cambio climático
No es ningún secreto que el cambio climático amenaza el delicado equilibrio natural. Los estragos son cada vez más evidentes: los glaciares se derriten, el nivel del mar aumenta, el ciclo de las precipitaciones se altera y los animales luchan por mantener el ritmo.
El hábitat de muchas especies se modifica drásticamente y hace que las funciones que desarrollan en cierta época del año, como la hibernación, la reproducción o la migración, se vean afectadas debido al adelanto de las altas temperaturas. Las consecuencias de estos factores repercuten de manera diferente entre las distintas especies; mas, ¿qué efecto tendrá un entorno cambiante en las especies que hibernan?
En un estudio reciente llevado a cabo por un grupo de investigadores de universidades británicas y estadounidenses se observó cómo una población de marmotas está teniendo cambios en su ciclo de vida y en sus características morfológicas. Estas marmotas viven en terrenos a una altura aproximada de 3 mil metros en las Montañas Rocosas de Colorado y están adaptadas a vivir en ambientes con un verano corto y un largo invierno. En tales circunstancias, su hibernación dura siete u ocho meses cada año. Si no logran alcanzar el peso corporal necesario antes de que lleguen los meses más fríos, se enfrentan a un serio peligro de muerte, pues una marmota pierde alrededor del 40 por ciento de su masa corporal durante la hibernación. El cambio climático en la región ha generado veranos más largos y ha provocado que las marmotas se despierten mucho antes de que finalice su periodo de hibernación, por lo que tienen más tiempo para reproducirse y aumentar su peso antes del próximo periodo, dando lugar a marmotas más corpulentas y robustas.
Al haber aumentado la temperatura ambiental, las marmotas ya no se ven obligadas a hibernar durante periodos tan largos, por lo que su tamaño corporal es mayor en todos los individuos. Estos veranos más largos también acarrean que se reproduzcan más temprano y que sus crías sobrevivan a lo largo del invierno siguiente, lo que ha hecho que su población se haya triplicado desde el año 2000.
Este estudio, que comenzó en 1962 y que se ha centrado en los datos más completos recogidos entre 1976 y 2008, es el primero que se realiza sobre cualquier especie para demostrar que un cambio en la duración climática de las estaciones puede causar simultáneamente cambios en la masa corporal y el tamaño de la población.
Aunque se han observado cambios en la masa corporal de las marmotas (11 por ciento, es decir, unos 400 gramos) y cambios en el número de su población (25 por ciento más en sólo 33 años), no se sabe qué podría pasar en el futuro. Los investigadores esperan descubrir cómo reaccionará entonces la marmota ante el cambio climático. Con veranos más cálidos y largos, uno pensaría que las marmotas se ven beneficiadas al tener más tiempo para crecer y alimentarse antes de que llegue el próximo invierno, por lo que es más probable que tengan éxito y sobrevivan. Sin embargo, en el largo plazo el cambio climático no es una buena noticia, ya que se espera que dentro de poco las temperaturas más altas reduzcan la cantidad de alimento disponible.
En contraste, un estudio realizado por biólogos de la Universidad de Edimburgo con las poblaciones de ardillas colombinas de Alberta, en el oeste de Canadá, que hibernan durante ocho o nueve meses, encontró que el cambio climático ha provocado que la nieve de ese país se derrita más tarde de lo habitual, lo que a su vez ha alargado en diez días el periodo de hibernación de estos animales, lo que tal vez explique el descenso del número de ardillas observado en los últimos veinte años, debido a que no disponen de la suficiente grasa para resistir tanto tiempo.
Normalmente, la mayoría de las alteraciones causadas por el cambio climático están relacionadas con una elevación de las temperaturas, pero aquí la reducción de las mismas es causada por las tormentas de nieve que caen fuera de temporada. Según los investigadores, este estudio demuestra que no sólo el aumento de las temperaturas provoca una respuesta de los organismos al cambio climático.
Un estudio llevado a cabo por el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes halló que los osos pardos de la cordillera cantábrica al norte de España no hibernan de manera habitual en virtud de la escasez creciente de alimento, por lo que no pueden acumular las grasas que les sirven de reserva. La principal causa de lo anterior apunta al cambio climático, pues se han registrado temperaturas extremadamente altas durante los inviernos, lo que está causando la alteración del ciclo biológico de los osos.
Por otra parte, estos animales corren un gran peligro debido a su inusual actividad durante la temporada en que está abierta la caza para otras especies, como el jabalí, y existe la posibilidad de que los cazadores las confundan. Además, la falta de alimento ha llevado a los osos a atacar algunas instalaciones apícolas en las zonas de montaña.
Aunque aún no existen evidencias científicas de la extinción de especies a causa del calentamiento global, los científicos ya han
observado modificaciones en la redistribución y hábitat de muchos organismos. Para calcular el potencial impacto del cambio climático, han reconstruido las relaciones evolutivas o filogenéticas de un gran número de especies de plantas, aves y mamíferos, y evaluado el riesgo de extinción en distintos escenarios de alteración climática. El trabajo apunta a que tales alteraciones afectarán todas las ramas, a lo que se sumarán otras de origen humano, como la destrucción y la fragmentación de hábitats, la extracción excesiva de recursos biológicos o la introducción de especies invasoras, acciones que afectarán más a unas especies que a otras.

En la actualidad, el riesgo de extinción se encuentra distribuido de forma desigual entre los grupos biológicos. Los vertebrados de grandes dimensiones, los anfibios o las especies endémicas de islas, montañas y algunas regiones tropicales, se encuentran más amenazados que otros grupos.
De acuerdo a las predicciones, los efectos del cambio climático pueden ir de leves o moderados a catastróficos, por lo que es importante la puesta en práctica de medidas y políticas regulatorias para minimizar dichos cambios. Está claro que en la comunidad científica poco se puede hacer para disminuir directamente el calentamiento global, toda vez que están involucrados en este fenómeno enormes intereses económicos y políticos. Pese a ello, es su responsabilidad ante la sociedad señalarlo, evaluarlo y predecirlo.

https://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol27num1/articulos/hibernacion-cambio-climatico.html

 

2. 
LA HIBERNACIÓN ANIMAL
Sobrevivir al invierno no es tarea fácil solo para los seres humanos, la vida en condiciones de temperatura baja puede ser mortal para los organismos vivos y, por ello, a través de la evolución se han desarrollado adaptaciones que permitan enfrentar esta estación. Uno de estos mecanismos es la hibernación, estado de inactividad, donde el organismo reduce al mínimo su metabolismo y su temperatura durante el tiempo que dure el invierno. De ese modo, se economiza energía en el cuerpo.
Para hibernar los animales suelen buscar un lugar seguro donde puedan estar a salvo de los depredadores que no duermen durante el invierno. Pueden ser cuevas, túneles, madrigueras u otras guaridas ocultas. Una vez allí, la criatura cae en un sueño profundo donde se reducen las tasas metabólicas del organismo, la temperatura, la respiración y el ritmo cardíaco. Los animales sobreviven la hibernación sin comer, gracias a que durante la primavera y el verano, los animales dedican buena parte de las estaciones cálidas a consumir grandes cantidades de alimento, que se almacenan en el cuerpo en forma de grasas. Estas calorías les permiten sobrevivir al largo invierno. Algunos animales almacenan los alimentos en sus guaridas y se despiertan a comerlos en breves períodos para luego continuar durmiendo por mucho tiempo.
Los animales que hibernan tienen dos tipos de grasa en su organismo: la grasa normal, que le da energía al cuerpo, y una grasa oscura, compuesta de tejido adiposo oscuro, que se acumula alrededor del corazón, los pulmones y el cerebro para brindarles energía extra. Por otra parte, esta grasa oscura, a través de una oleada de energía, le avisa al organismo que es hora de despertar una vez que finaliza el invierno. El letargo es un tipo de hibernación leve, pues la reducción del metabolismo es mucho menor. En ambos casos se produce un sueño profundo, solo que en el primero no baja tanto la temperatura ni decrece el ritmo cardíaco. La hibernación tiene que ver con los cambios hormonales para enfrentar la duración de los fríos días. Los animales que más hibernan son las ardillas terrestres. De hecho, algunas especies hibernan hasta 9 meses del año. Estos animales construyen elaborados túneles con espacios diferentes para guardar comida, dormir e incluso para hacer sus necesidades. Otro de los animales que hibernan más tiempo son los murciélagos, que en la naturaleza pueden llegar caer en sueño profundo por dos meses y en cautiverio por más de 10 meses. El puerco- espín también es bueno hibernando. Baste decir que su ritmo cardíaco puede decrecer en un 90%. Eso sí, cuando la temperatura del cuerpo baja demasiado, estas criaturas se despiertan y se mueven un poco para luego volver a caer en su largo viaje de invierno. Por su parte, los osos son famosos por hibernar durante el invierno; sin embargo, en realidad, los osos utilizan más el mecanismo del letargo que propiamente la hibernación. Pero tienen a su haber ser los animales que más tiempo permanecen en sueño profundo continuo, hasta seis meses, sin moverse, comer, beber o excretar.

¡Sin dudas, es la hibernación uno de los mecanismos más interesantes que existe en el reino animal para sobrevivir al largo invierno!
https://www.haciendoescuela.com/wp/wp-content/uploads/2020/05/FUND-LENG-05-VIE-S1.pdf


 

 3.
¿Cómo sobrevive el oso durante la hibernación?
Científicos, médicos y astronautas anhelan su fisiología. Mientras, las osas paren en plena 'huelga de hambre'
Los osos son animales terriblemente entrañables. Quizá sea su corpulencia y su carácter somnoliento lo que nos parece tan achuchable. Pero en cualquier caso, mejor abrazar un peluche y dejar al oso que duerma tranquilo. El pardo y el negro, en los gélidos inviernos de las regiones más norteñas, se cobijan en cuevas donde tienen un largo sueño: la hibernación. En la época medieval, muchos eruditos especularon sobre lo que pasaba en este peculiar letargo. Sin poder acceder a la guarida, observaron como las osas entran solas y salen meses después con una camada. En el S.VII, el eclesiástico Isidoro de Sevilla escribió en sus Etimologías “los oseznos nacen como una masa amorfa de carne; la madre lamiéndoles, les da forma”. Hoy en día con sofisticados equipos de grabación ya podemos espiar a los osos durante la hibernación y desentrañar sus misterios.
Gracias al uso de cámaras infrarrojas, electrocardiogramas implantados quirúrgicamente, y transmisores de radio, Brian Barnes, director del Instituto de Biología Ártica de la Universidad de Alaska Fairbanks, pudo estudiar el oso negro americano. En resumen, lo más increíble de la hibernación, es que “pueden sobrevivir al invierno con solo oxígeno” apunta Barnes. Antes, en los meses otoñales, deben acumular alimentos ricos en grasas. Las reservas permiten mantener las constantes vitales cuando hibernan, como por ejemplo, la temperatura corporal. Al contrario que los pequeños roedores, solo desciende unos pocos grados. Por este motivo, hasta hace poco no fueron considerados verdaderos hibernantes. Según la investigación de Barnes, el metabolismo y el consumo de oxígeno del oso negro se reduce un 75 %. Alteraciones dignas de la hibernación más auténtica.
Según la investigación de Barnes, el metabolismo y el consumo de oxígeno del oso negro se reduce un 75%
En humanos, si el corazón palpita por debajo de las 40 pulsaciones por minuto, la situación puede volverse crítica. Para los osos este ritmo cardíaco es normal. Y aún más, durante la hibernación puede bajar hasta 5 ppm. Como consecuencia, el flujo de sangre y la cantidad de oxígeno que llega a los órganos vitales también disminuye. Para prevenirlo, se cree que los osos tienen una endorfina que aminora el metabolismo celular. La necesidad y la demanda se acompasan. De hecho, su plasma se ha usado en los laboratorios para la conservación de órganos de animales. A falta de oxígeno in vitro, el plasma de oso acorta su necesidad. Al mismo tiempo, la supuesta endorfina detona la hibernación. En la sangre del oso durmiente yace el secreto para un descanso largo y tendido.
Bajo el ritmo parsimonioso, la sangre se estanca en las cámaras del corazón. El estancamiento podría provocar una dilatación de las paredes y, en última instancia, un fallo cardíaco. Pero el músculo del ventrículo izquierdo del oso se vuelve rígido para evitarlo. En consecuencia, el atrio empuja la sangre contra un “muro de piedra”, contra una mayor resistencia. Lo supera con una contracción más débil pero más rápida, mediada por un cambio en el ratio de las proteínas del miocardio. Cuando se despierta, la situación se revierte. El corazón de los osos es un músculo versátil, adaptado tanto a actividades enérgicas como a las largas siestas.
Se cree que los osos tienen una endorfina que aminora el metabolismo celular
Dormir sin ir al baño durante meses es imposible, pero no para los osos. Tienen microbios en su intestino que convierten la urea en otra forma nitrogenada utilizada en la construcción de aminoácidos. Algo así como convertir la orina en proteínas. Conocer el funcionamiento de este reciclaje, podría ayudar a pacientes con deficiencias renales e incluso a personas que no tiene acceso a comida rica en proteínas. Estudios recientes señalan que asimismo la degradación de proteínas musculares desciende de forma considerable cuando el oso hiberna. Aunque la actividad del plantígrado es mínima, la musculatura apenas se debilita. Por eso, la NASA está interesada en su hibernación. En el espacio, a causa de una gravedad inferior, los músculos de los astronautas se ejercitan menos y pueden atrofiarse. Los huesos de los osos tampoco padecen fracturas por culpa de la inactividad. Su formación es estimulada por una poderosa hormona secretada en las glándulas paratiroides. Una versión sintética llamada Forteo ya se utiliza para tratar la osteoporosis en humanos, aunque no es tan efectiva como su análoga natural. Las imitaciones siempre serán imitaciones.

Los huesos de los osos son estimulados por una  hormona secretada en las glándulas paratiroides. La versión sintética, se utiliza para tratar la osteoporosis en humanos

Además de sobrepasar la hibernación, las hembras paren durante el invierno. Aunque los oseznos nacen sin pelo y ciegos, sí que tienen forma. La madre no los moldea a lengüetazos, pero les da calor y leche. Conservar la temperatura de los recién nacidos y su lactancia suma un gran gasto energético a la propia supervivencia. Traer nuevas vidas al mundo en plena huelga de hambre parece inverosímil, pero gracias a las reservas y a su metabolismo sacan adelante una nueva familia. ¡La hazaña de las osas es simplemente asombrosa!
https://elpais.com/elpais/2016/09/06/ciencia/1473163229_764806.html

 

4. 
Entre la vida y la muerte: la hibernación
mayo 26, 2022
Introducción: conceptos y terminologías
Aunque no tengamos especiales conocimientos de zoología, podemos decir que casi todo el mundo sabe que los osos, las ardillas o los erizos (las especies hibernantes más conocidas, tal vez) hibernan. Esto es, cuando llega el invierno entran en un estado fisiológico de letargo más o menos profundo, del que salen cuando llega la primavera. Pero la "hibernación" sólo es un caso particular de un concepto más amplio que se llama dormición.
Se define "dormición" como un periodo en el ciclo de vida de un organismo durante el cual la actividad fisiológica se suspende temporalmente. Esto minimiza la actividad metabólica con el objetivo de ahorrar energía. ¿Con qué propósito? Aquí ya depende del tipo de organismo que estemos considerando y su relación con las condiciones ambientales, que son las que desatan uno u otro tipo de dormición.
Así, hablamos de hibernación cuando nos referimos a animales endotermos, o sea, que regulan su temperatura internamente, y más concretamente a algunos mamíferos puesto que las aves, también endotermas, evitan tener que hibernar migrando a latitudes más cálidas. La hibernación supone entrar en un letargo invernal.
Cuando este letargo es estival y no invernal, suele darse en desiertos o zonas semiáridas y su objeto es evitar la sequía veraniega, ahorrando agua al eliminar su consumo. Este letargo se llama estivación, y también son mamíferos los protagonistas.
La brumación afecta a vertebrados ectotermos, o sea, " de sangre fría": los anfibios y los reptiles. De modo que ya puedes aprender aquí un primer concepto básico: los herpetos no hibernan, sino que bruman. Seguramente te preguntarás por las diferencias entre hibernación y brumación. Aunque son procesos paralelos y muy similares, existen ciertas sutiles diferencias que te explicaré más adelante. Las motivaciones de la brumación son dos: escapar del invierno por un lado, o escapar de situaciones de sequía por el otro. La brumación también es practicada por algunos grupos de invertebrados, a la sazón también ectotermos.
La diapausa es la suspensión del desarrollo embrionario entre el otoño y la primavera, cuando se reanuda. Es practicada comúnmente por insectos, y también algunos vertebrados como por ejemplo el corzo (Capreolus capreolus), único ungulado que entra en diapausa. El objetivo de la diapausa es "programar" el nacimiento de la prole para el momento más favorable climatológicamente hablando. La implantación diferida del embrión en el útero (practicada por ejemplo por algunos mustélidos) no es una diapausa, sino una estrategia evolutiva diferente pero dirigida al mismo objetivo.
El torpor es una respuesta concreta de algunos animales ante problemas concretos de escasez de alimentos, y es un proceso parecido a la hibernación/brumación pero mucho más leve y sobre todo, es una respuesta concreta a una situación concreta y no se repite estacionalmente como los anteriores conceptos. La duración del torpor suele ser de algunas horas.
En esta crónica te voy a hablar de la hibernación, la estivación y la brumación, que son los procesos de dormición más importantes que afectan a los animales.
La hibernación
Se trata de un mecanismo fisiológico dirigido a ahorrar energía por parte de animales endotermos mediante la disminución de la tasa metabólica, la temperatura corporal y el consumo de oxígeno. Este proceso dura varias semanas e incluso meses, y es lo que le distingue del torpor, que sólo dura unas horas.
Debido a una mayor superficie en relación con su volumen, los mamíferos pequeños experimentan una mayor pérdida de calor cuando hay bajas temperaturas ambientales, de ahí que sean estos animales los que experimentan el estado de torpor en respuesta a momentos de estrés ambiental. Este estado de torpor implica la disminución de la temperatura corporal por debajo de los 30ºC pero en ningún caso por debajo de los 15ºC. La verdadera hibernación, por su parte, implica la reducción de la temperatura corporal en general hasta la temperatura ambiente, y en algunas especies se alcanza y se sobrepasa el punto de congelación, pero típicamente la temperatura se queda en torno de los 5ºC.
El animal que va a hibernar aprovecha el verano y el otoño para comer por encima de lo normal y generar así reservas de grasa corporal de las que va a vivir el organismo durante la hibernación ("hiperfagia"), y cuando llega el momento, busca o construye un refugio o madriguera donde se introduce y adopta una postura típica del sueño. La hibernación en sí constituye una serie de brotes de torpor que duran entre una y tres semanas con la temperatura corporal en torno de los 0ºC, y que alternan con periodos de "recalentamiento" que duran a lo sumo 24 horas en los que la temperatura corporal llega a los 37ºC.
La tasa cardiaca también cae al mínimo: en algunas especies de ardilla el número de latidos del corazón bajan de 165 por minuto en condiciones normales a sólo veinte por minuto. Fisiológicamente hablando, la hibernación es un proceso complejísimo que está bajo el control del sistema nervioso autónomo y el hipotálamo. Si bien el proceso en sí de la hibernación está orientado al ahorro de energía, el momento de entrada en hibernación y la salida del mismo implican un consumo: en un roedor, la entrada en hibernación representa el 13% del consumo energético del total de la hibernación, y la salida incluso mayor.
En realidad, sólo un puñado de mamíferos realizan hibernación y también una sola especie de ave: el chotacabras pachacua (Phalaenoptilus nuttallii), que se distribuye en los matorrales y pastizales secos desde el sur de Canadá hasta el norte de México. Las poblaciones más norteñas de este ave migran hacia México durante el invierno, pero las poblaciones de California y Nuevo México sí hibernan, aunque no todos los autores lo reconocen como una verdadera hibernación sino como un torpor que dura unas semanas. Sin embargo, como ya te he explicado antes, un torpor que dura más de 24 horas ya puede ser considerada una hibernación.
En fin, centrándonos ya en los mamíferos hibernantes, son los siguientes:
- Quirópteros: en las latitudes templadas, parte de las especies de murciélagos hibernan y parte emigran. Los murciélagos hibernan en comunidades, en cuevas o casas abandonadas, incluso en infraestructuras humanas habitadas.
- Monotremas: el equidna de hocico corto (Tachyglossus aculeatus) es el único monotrema conocido que hiberna, alcanzando una temperatura corporal mínima de 4 ºC.
- Marsupiales: se conocen cuatro especies de marsupiales hibernantes, el posum pigmeo acróbata (Acrobates pygmaeus), el posum pigmeo oriental (Cercartetus nanus), el posum pigmeo pequeño (Eudromicia lepida) y el posum pigmeo de montaña (Burramys parvus).
- Roedores: el grueso de los mamíferos terrestres hibernantes son los Roedores. Varios grupos de roedores hibernan, como las ardillas de tierra entre las que quiero destacarte la ardilla de tierra ártica (Spermophilus parryi), que es capaz de disminuir su temperatura corporal por debajo del punto de congelación a -2,9 ºC. Aparte de las ardillas, también hibernan los lirones (muy conocidos los lirones careto y gris, especie por cierto que experimenta tanto la hibernación, la estivación y el torpor), las marmotas o los hámsters.
Macroscélidos: algunas especies de musarañas elefante hibernan
- Eulifotiplos: Los erizos
- Afrosoricidos: al menos el tenrec común (Tenrec ecaudatus)
- Cingulados: una única especie de armadillo hiberna. el pichí (Zaedyus pichyi)
- Primates: sólo dos especies de primates hibernan, el lemur enano de cola gruesa occidental (Cheirogaleus medius) y el loris perezoso pigmeo (Nycticebus pygmaeus)
¿Y el oso? los osos son de los animales hibernantes más conocidos y todo el mundo sabe que el oso pardo (Ursus arctos) y el oso negro americano (U. americanus) hibernan. Lo que pasa es que los especialistas cada vez más tienden a considerar que el oso no es un "verdadero" hibernante. En primer lugar, no todos los individuos hibernan: es relativamente fácil ver en pleno invierno osos activos buscando comida. Es verdad que los osos presentan hiperfagia en otoño, buscan su osera para hibernar y entran en estado de torpor pero sólo bajan su temperatura corporal un cierto número de grados (hasta los 32ºC) sin alcanzar ni de lejos la temperatura corporal.
El oso tiene un enorme tamaño, y este hecho limita la supresión metabólica ya que precisamente por su enorme tamaño, los requerimientos metabólicos y energéticos del oso siempre van a ser relativamente mucho menores que los mamíferos de pequeño tamaño: el oso reduce su metabolismo entre el 15 y el 30% mientras que un roedor lo reduce entre el 50 y el 90%. Así, el oso mantiene una tasa metabólica baja, y el "despertar" no le supone un costo energético tan alto como en un roedor. Podemos decir que el oso entra en un estado de "semi-hibernación".
Para que te hagas una idea, la temperatura mínima que alcanzan algunos de los animales hibernantes:
- Equidna: 4ºC
- Marsupiales: 1,3 - 7,1 ºC
- Erizos: 1 - 9,7 ºC
- Tenrec: 8,6 - 15ºC
- Murciélagos: -2 a 13,9ºC
- Lemur: 6,5 - 9,3ºC
- Osos y tejones: 28 - 32,5 ºC
- Roedores: -2,9 a 15 ºC
Por supuesto, debes distinguir entre el estado de hibernación y el de hipotermia: mientras el primero es un estado controlado metabólicamente, el segundo es un fallo catastrófico del sistema regulatorio endotermo, y causa la muerte.
La brumación
Como te dije más arriba, los herpetos no hibernan, sino que bruman. Lo cierto es que en las latitudes templadas, anfibios y reptiles se quitan de en medio cuando llega el frío. ¿Entonces qué hacen, si no hibernan?
Verás, la brumación es un tipo de dormición, por lo que el objetivo es el mismo: ahorrar energía en periodos desfavorables. Para los herpetos, el invierno es un periodo muy desfavorable por dos motivos: escasean los insectos, que son base alimentaria de muchos de ellos, e incluso muchos roedores (presa de las serpientes) están hibernando con lo que no están disponibles para comérselos. Y por otro lado, el Sol es más débil en invierno y aparece menos, algo muy importante para animales que no pueden regular internamente su temperatura, y necesitan tomar el sol para ello. Por eso los herpetos también buscan un refugio y entran en un letargo para "volver" en primavera. Ahora bien, ¿qué diferencias hay entre hibernación y brumación?
En primer lugar, la brumación dura menos que la hibernación, unos dos meses como mucho. En segundo lugar, en la hibernación, los mamíferos obtienen su energía a partir de las grasas almacenadas en el periodo previo a la hibernación, pero los herpetos no presentan "hiperfagia" antes de su brumación, y obtienen su energía durante el letargo no a partir de grasas, sino del glucógeno.
En tercer lugar, los herpetos necesitan "despertar" de cuando en cuando de su letargo para beber agua, algo ineludible para un herpeto, mientras que el mamífero hibernante no come ni bebe ni orina ni defeca ni nada durante su hibernación. Por eso, en los días soleados del invierno, no es raro ver lagartijas tomando el sol: en la brumación es posible interrumpir el letargo en estas condiciones para "estirar las piernas", tomar el sol, beber agua y, si se tercia, comer algo antes de volver al letargo aunque lo normal es no comer nada durante este periodo.
La brumación es activada por la disminución  del fotoperiodo o la escasez de agua (¡ojo!, la brumación también funciona como "estivación" en caso de estrés hídrico).
¿Dónde se meten los herpetos mientras bruman? La mayoría de anfibios (ranas, sapos, salamandras y tritones) se ocultan en el barro del fondo de los estanques. Y esto es así también aunque el estanque esté seco: están debajo de la costra seca del fondo. Al humedecerse de nuevo el fondo, los anfibios se abrirán camino hacia el agua excavando. También pueden refugiarse en agujeros de la tierra, hojarasca, huecos de troncos, madrigueras abandonadas de otros animales, etc. Eso sí, los herpetos durante la brumación pueden alcanzar temperaturas corporales en torno del punto de congelación igual que muchos mamíferos hibernantes.
Una reflexión importante: si, como te he explicado, la brumación sólo se aplica a los animales "de sangre fría", surge la pregunta: ¿Los peces bruman?
Bueno, los peces ni hibernan ni bruman: ralentizan su actividad y descansan cerca del fondo de ríos y lagos. Básicamente entran en un estado de torpor controlado que varía en función de las condiciones del agua: por muy paradójico que pueda parecerte, las condiciones del agua bajo una superficie congelada pueden ser muy favorables para un pez, ya que el agua queda aislada del frío exterior y el pez puede estar incluso más "calentito". En otras palabras, durante el invierno, a los peces hay que echarles de comer aparte. La excepción la constituyen los dipnoos y algunos peces pulmonados de las áreas tropicales: durante la estación seca, cuando se secan los estanques, se entierran en el barro y segregan un "moco" que mantiene húmedo el refugio: allí entrarán en letargo hasta que lleguen las lluvias y vuelvan a rellenarse los estanques.
La estivación
Como habrás podido deducir según lo que te ido contando más arriba, la estivación no es más que una hibernación (animales endotermos) o brumación (animales ectotermos) o, si lo prefieres, una dormición que se da exclusivamente en situaciones de estrés hídrico o sequía: el animal que estiva lo hace para ahorrar agua, y saldrá del letargo cuando el nivel hídrico recupere la normalidad. La estivación, por tanto, puede darse en el verano en zonas desérticas, áridas o semiáridas, en estación seca de las regiones tropicales o bien en cualquier situación de sequía en latitudes templadas: no tiene por qué asociarse al verano a pesar de su nombre.
Como es lógico, los invertebrados que necesitan humedad son grandes estivadores. ¿Cuántas veces has visto paseando por un campo o bosque durante el verano conchas de caracoles pegadas como con pegamento a árboles y tallos? son caracoles terrestres que están estivando: mantienen la humedad necesaria para la vida dentro de su concha herméticamente sellada.
Artrópodos como las mariquitas, otros escarabajos como algunos gorgojos o algunas polillas también estivan, así como algunas especies de cangrejos. 
En cuanto a los vertebrados, salamandras, tortugas terrestres y cocodrilos entran en estivación cuando se dan las condiciones necesarias de sequía prolongada. Un ejemplo interesante de anfibio estivante es la "rana de agua" australiana (Ranoidea platycephala), que almacena mucha agua en sus tejidos cuando entra en estivación, hecho que conocen muy bien los aborígenes, que saben encontrar sus refugios en lo más ardiente del verano australiano, y las desentierran para beber el agua que tienen almacenada como estrategia de supervivencia en el desierto.
Un ejemplo de mamífero estivante es el erizo de cuatro dedos (Atelerix albiventris), distribuido por África central y oriental, y que estiva durante la estación seca.
Una diferencia importante entre hibernación y estivación es que, en la primera, la temperatura corporal desciende hasta el punto de congelación o cercanías, pero en la estivación la temperatura corporal no disminuye tanto. Algunos autores indican que el término "estivación" debería reservarse a los animales de sangre fría porque los de sangre caliente entrarían únicamente en un torpor más o menos prolongado.

http://cronicasdefauna.blogspot.com/2022/05/entre-la-vida-y-la-muerte-la-hibernacion.html

 

5.
Más cerca de la hibernación humana: ya es posible conseguirlo en ratones
Descubren que la activación de un tipo de células cerebrales, las «neuronas Q», lleva al organismo a un estado de animación suspendida
Lo hemos visto tantas veces en el cine que incluso llega a parecer algo normal. En las películas de ciencia ficción, en efecto, es habitual ver cómo los astronautas entran en hibernación para, de ese modo, cruzar la inmensidad del espacio. En ese estado, el tiempo biológico se detiene, y la nave puede viajar durante décadas enteras sin que sus ocupantes envejezcan ni un solo día. Además, la hibernación reduce considerablemente el consumo de alimentos y oxígeno por parte de las tripulaciones, así como su desgaste muscular en condiciones de gravedad cero. Por último, un estado de inconsciencia prolongada durante el viaje espacial podría también minimizar los problemas psicológicos de los sufridos astronautas. Aunque eso, repetimos, es en las películas. ¿Pero podrán los seres humanos llegar realmente hibernar algún día?
Células activadas
En la Naturaleza abundan las especies que son capaces de entrar en estado de animación suspendida. Otras, sin embargo, sencillamente no pueden. ¿A qué se deben estas diferencias? Y sobre todo, ¿tienen todos los animales el potencial de hibernar, incluso si nunca lo hacen en la Naturaleza?
Un equipo de investigadores de la Universidad japonesa de Tsukuba ha encontrado parte de las respuestas. En un estudio recién publicado en Nature , en efecto, anuncian el hallazgo de células específicas en el cerebro de ratones que pueden llegar a desencadenar un estado similar al de la hibernación cuando se activan. Y los ratones no forman parte del grupo de animales que hibernan de forma natural.
Los que sí lo hacen, sin embargo, entran generalmente en estado de hibernación durante el invierno, cuando la comida es más escasa. Como en el caso de los osos, el metabolismo se ralentiza y la temperatura corporal baja hasta el mínimo necesario para mantener activas las principales constantes vitales, reduciendo así drásticamente el consumo de energía que el cuerpo necesita. El ritmo cardíaco también se hace más lento, la respiración más débil y la actividad cerebral se reduce hasta quedar en los niveles de subsistencia. Al volver a despertar, y esto es importante, los animales están perfectamente sanos. Más delgados, sí, pero sanos.
Y ahora volvamos a los ratones del experimento japonés. A pesar de que estos animales no hibernan de forma natural, los investigadores, liderados por Takeshi Sakurai, de la Universidad de Tsukuba, y Genshiro Sunagawa, del centro RIKEN para la Investigación de Dinámica de Biosistemas, han demostrado que la simple activación de un tipo específico de células cerebrales, llamadas "neuronas Q", puede conseguir que los ratones entren, durante varios días, en un estado que se parece mucho a la hibernación.
"Los ratones -señala Sakurai- exhibieron cualidades distintivas que cumplieron con los criterios de hibernación. En particular, el punto de ajuste de la temperatura corporal bajó de aproximadamente 36 grados a cerca de 27, y el cuerpo funcionó con normalidad para mantener temperaturas inferiores, de 22 grados, incluso cuando reducimos drásticamente la temperatura ambiente". Los ratones también mostraron todos los signos de un metabolismo reducido, comunes durante la hibernación, incluido el bajo ritmo cardíaco, el bajo consumo de oxígeno y la lenta respiración.
Viajes espaciales
Para los científicos, poder llevar a los ratones a este estado simplemente excitando de forma artificial las neuronas Q fue algo totalmente inesperado. "Y aún más sorprendente -asegura Tohru Takahashi, primer firmante del artículo de Nature-, es que logramos inducir un estado hipometabólico similar en una especie que no hiberna ni tiene claros periodos de letargo. Aunque aún no conocemos la respuesta, la posibilidad de que los humanos también tengan neuronas Q que puedan usarse para inducir una respuesta similar resulta tentadora".
"Es muy probable que las personas no quieran hibernar por las mismas razones que los animales -explica Sunagawa-. Pero existen razones médicas para querer colocar a personas en animación suspendida, como durante un transporte de emergencia o en condiciones críticas como las de una neumonía grave, cuando el suministro de oxígeno no es suficiente para satisfacer las demandas del organismo".
Y luego está, claro, la cuestión de los viajes espaciales. "En el futuro -concluye Sakurai- podremos poner a los humanos en estado de hibernación para misiones a Marte y más allá".

https://www.abc.es/ciencia/abci-mas-cerca-hibernacion-humana-posible-conseguirlo-ratones-202006161433_noticia.html

 

6.
Pasar el invierno como un lirón
¿Qué ocurre en el organismo de los animales que hibernan? ¿Podría la medicina utilizar este conocimiento para tratar enfermedades? Pongámonos en la piel de marmotas, lirones y otros hibernadores ahora que se acerca el invierno.
Suena el despertador. Las siete de la mañana. Fuera, todavía es de noche, hace un frío que pela y, debajo del edredón, empieza la guerra diaria contra ese instinto animal que nos pide a gritos no salir de la cama… En invierno, más de uno desearía seguir escondido en su madriguera hasta que llegase abril. Durante la época más fría del año, algunos animales ‘de sangre caliente’ llevan este instinto al extremo. Entran en un estado de inactividad que conocemos como hibernación y que puede prolongarse meses
¿Qué es la hibernación?
Ante la escasez de comida o de agua, muchos animales se ven obligados a migrar. Otros, como distintas especies de mamíferos, han desarrollado estrategias adaptativas que les permiten reducir su gasto metabólico y entrar en un estado de torpor para sobrevivir. Cuando este estado persiste muchos días o meses hablamos de hibernación. En los animales endotermos (de sangre caliente), la principal función del letargo es conservar la energía que habitualmente se destina a mantener una temperatura corporal constante, independientemente del ambiente.
Aunque por su nombre tendemos a pensar que se trata de una adaptación al crudo invierno, la hibernación no solo se produce en la estación más fría del año. Existen especies tropicales que hibernan para combatir las temperaturas extremas y la sequía. La estivación, como se denomina este fenómeno, tiene lugar en distintas especies de invertebrados y de vertebrados. En los mamíferos es menos común, pero la practican criaturas como los lémures enanos de cola gruesa de Madagascar, durante la estación seca, o los taquiglósidos (o equidnas) de Australia, después de un incendio, en espera de que vuelvan condiciones más favorables.
Según una hipótesis reciente, la capacidad de reducir el metabolismo durante la hibernación habría formado parte de la historia evolutiva de los mamíferos desde hace decenas de millones de años y, concretamente, habría jugado un papel clave en la supervivencia de especies de pequeños mamíferos en los períodos de intensa radiación térmica que caracterizaron la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno que acabó con los dinosaurios.
Otra hipótesis sugiere que la hibernación podría ser un mecanismo de protección. Las especies que hibernan tienen aproximadamente una tasa de supervivencia anual un 15% mayor que especies de un tamaño similar que no lo hacen. Esto ocurre porque se incrementa su supervivencia en los meses en los que están hibernando. Si no te mueves, no haces ruido y no desprendes ningún olor, pasas más desapercibido para los depredadores.
¿Qué ocurre en el organismo en hibernación?
Durante la hibernación la mayoría de funciones fisiológicas se ralentizan y otras, como la eliminación de heces y orina, se detienen por completo. La temperatura corporal baja entre cinco y diez grados, de media, y el metabolismo se reduce a menos del 5%. También la respiración y el ritmo cardíaco se enlentecen. El corazón de los lémures enanos de Madagascar del género Cheirogaleus, únicos primates que hibernan, pasa de 180 latidos por minuto a tan solo cuatro y pueden llegar a estar hasta 15 minutos sin respirar. Se han documentado casos extremos como el del suslic ártico (Urocitellus parryii), un roedor que habita en la tundra de Alaska, Canadá y Siberia, que puede reducir su temperatura corporal por debajo de cero grados sin congelarse.
Un estudio reciente de la Washington State University analizó los cambios en la expresión génica que se producen en los tejidos de los osos grizzly (Ursus arctos horribilis) durante todo el año, comparando el período en que hibernan con el resto de estaciones, y se vio que los efectos de la hibernación son diferentes en distintos tejidos. El tejido adiposo es donde se modifica la expresión de un mayor número de genes si lo comparamos con el hígado o con el músculo. En general, la hibernación disminuye la activación de genes implicados en la señalización de insulina, la degradación de proteínas musculares y la producción de urea, y aumenta la activación de aquellos implicados en la síntesis de proteínas del músculo. Esto último podría explicar por qué los músculos de los osos no se atrofian durante los meses de inactividad. 
En este estudio se identificó cerca de un millar de genes que participan en algunos de los cambios fisiológico reversibles que tienen lugar en la hibernación. Curiosamente, son diferentes del centenar de genes caracterizados previamente en los lémures enanos. Distintas especies utilizan grupos de genes diferentes para regular este proceso. Según esto, no existiría un factor desencadenante común, ninguna molécula mágica que diera inicio a la hibernación y que se pudiera inyectar a animales que normalmente no hibernan para inducirles un estado de letargo.
¿Pueden hibernar las personas?
Los genes identificados este y otros estudios podrían tener aplicaciones para desarrollar futuras terapias para enfermedades humanas. Los científicos investigan distintos usos que podría tener este estado de animación suspendida para nuestra salud. Algunas de las áreas en las que se está investigando son las lesiones cerebrales traumáticas, el infarto de miocardio, los accidentes cerebrovasculares y el shock hemorrágico. Un equipo de la Universidad de Nebraska ha desarrollado un método que emplea melatonina, un potente antioxidante con el que las ardillas terrestres protegen sus células después de la hibernación, cuando el flujo sanguíneo vuelve a sus niveles normales, para reducir la afectación de los tejidos en pacientes con shock hemorrágico. Este mismo grupo está desarrollando métodos para la preservación de órganos que permitan aumentar su disponibilidad y reducir los pacientes en lista de espera.
La inducción de un estado de hibernación en astronautas para afrontar largos viajes en el espacio, o en pacientes muy graves que esperan un órgano, para preservar su vida hasta que este llegue, todavía forman parte de la ciencia ficción.
Aunque pueda parecer lo contrario, marmotas, lirones, y murciélagos, entre otros, no se pasan todo el invierno durmiendo. Cuando dormimos, nuestras funciones fisiológicas se mantienen, algo que no ocurre durante el letargo, y, aunque pueda resultar paradójico, los animales que pasan varios meses hibernando experimentan ‘despertares’ periódicos espontáneos, en los que abandonan su torpor y aprovechan para dormir.
Como si el despertador fuese la señal para caer en brazos de Morfeo.

https://www.heraldo.es/noticias/sociedad/2019/12/09/pasar-el-invierno-como-un-liron-secretos-de-la-hibernacion-1347631.html



7.
Según los científicos, los humanos podríamos hibernar

Nuestra vida podría ser mucho más sencilla si simplemente hibernáramos como lo hacen otras especies animales. Trabajaríamos menos, gastaríamos menos dinero y, por supuesto, lo más importante: disfrutaríamos el placer de dormir durante unos meses al año. ¿Entonces? ¿Por qué no lo hacemos? ¿Acaso es posible? Según algunos expertos, no hay motivo que nos impida hacerlo. 
Según el médico anestesista Rob Henning, los humanos podríamos hibernar, pero ¿por qué no lo hacemos? Bueno, para que un humano hiberne sin afrontar daños demasiado severos haría falta un dispositivo tecnológico que aún no está completamente desarrollado. Veamos más en detalle de qué se trata.
Rob Henning comenzó a pensar en la hibernación humana como una técnica médica complementaria a la anestesia general que obtiene un paciente durante una cirugía. Según el especialista, la hibernación asistida podría reducir significativamente el daño interno que sufre un paciente durante una operación. Esta modalidad sería complementaria a las drogas que se administran para reducir el ritmo cardíaco y la circulación de la sangre en el paciente.
Henning está convencido de que los humanos podrían entrar en un profundo estado de letargo, igual que otras especies de sangre caliente, pero el único problema es que en realidad nadie sabe exactamente cómo funciona la hibernación. Sí se sabe algo sobre los procesos metabólicos, pero el por qué algunas especies pueden hibernar y otras no, aún es un misterio para la ciencia. 
Henning está conduciendo una investigación que promete grandes hallazgos sobre la hibernación y, concretamente, las formas en que los humanos podrían pasar por ese proceso. Los investigadores analizaron qué sucede con el organismo humano tras un período de hibernación inducida (similar al de una anestesia general) y observaron que las células y tejidos sufren graves daños a causa de la reducción del metabolismo. Luego analizaron lo mismo en un grupo de hámsters, que hibernan naturalmente, y también observaron el mismo tipo de daño.
Asimismo, los investigadores observaron que el daño a nivel celular que sufrían los hámsters era inmediatamente reparado tras despertar de la hibernación. Entonces la pregunta es: ¿cuál es el proceso celular que permite la reparación del daño causado? La respuesta a esta pregunta fue en parte accidental, ya que en una prueba de rutina los investigadores encontraron, en las células de los roedores, un compuesto químico que podría jugar un rol fundamental en la protección de las células.
El ácido sulfhídrico (H2S), producido gracias a la activación de una enzima en particular, es el responsable de que el daño en los tejidos de los animales que hibernan se repare inmediatamente luego que despiertan. Sin dudas es un descubrimiento importante porque da mucha información sobre el proceso que permite que algunas especies hibernen y otras no.
Ahora bien, ¿qué nos dice sobre los humanos? Los investigadores probaron los efectos del ácido sulfhídrico en células de ratas, animales que no hibernan naturalmente, y observaron que en ellas también jugaba un rol fundamental en la protección de los tejidos. La gran novedad es, entonces, que lo mismo podría suceder con los humanos.
Los humanos podríamos entrar en un estado de hibernación inducida y evitar el daño celular gracias a la administración de este compuesto. Claro que para esto haría falta profundizar mucho más sobre sus efectos en el organismo humano. Además, para efectivamente llevarlo adelante habría que investigar mucho más sobre la preparación previa al período de hibernación, además de estudiar más en detalle cuáles serían las condiciones óptimas para que un humano hiberne sin correr riesgos.
En los últimos años este tema tomó gran popularidad gracias a sus potenciales usos en misiones espaciales extensas. La hibernación inducida podría ser la solución a uno de los grandes desafíos que tienen las agencias espaciales, que es mantener a los astronautas en el espacio durante largos períodos de tiempo.
La película Interstellar tomó esta idea de una forma maravillosa. Durante los largos años que toma la exploración del agujero de gusano en el que se meten Matthew McConaughey y Anne Hathaway, los astronautas son capaces de acostarse a dormir durante muchos meses en unas cápsulas especiales para ello. En la película no explican exactamente cómo funcionan esas camas, pero la idea que hay detrás es la de hibernación inducida que explicamos más arriba.
Interesante, ¿no lo crees? ¿Qué opinas al respecto? ¿Crees que alguna vez los científicos encontrarán la forma de que los humanos podamos hibernar? Personalmente, debo admitir que me encantaría intentarlo, ¿a quién no?

https://www.univision.com/explora/segun-los-cientificos-los-humanos-podriamos-hibernar



8.
¿Por qué los seres humanos no hibernan?
02/05/2021
Para responder a esta pregunta, sin duda hay que recurrir al principio de homeostasis.
La homeostasis es un conjunto de fenómenos que ocurren en los organismos vivos para mantener una condición interna estable a pesar de las perturbaciones externas. Este equilibrio teórico afecta a diferentes aspectos, siendo la termorregulación (temperatura) uno de los más relevantes.
La termorregulación humana utiliza diferentes mecanismos para mantener la homeostasis: los más destacados son la vasodilatación y la vasoconstricción. El primero ocurre para disminuir la temperatura corporal y el segundo busca lo contrario, utilizando mecanismos como la sudoración o los temblores.
La termografía nos permite ver esos fascinantes procesos, y lo que es aún más emocionante (y complejo) es que no todos los seres vivos se rigen por los mismos mecanismos térmicos. Encontramos tres tipos principales:
Gracias a la termografía infrarroja podemos observar y cuantificar los procesos de transferencia de calor a través de los cambios en la temperatura de la piel. Este fascinante tema nos lleva a aplicaciones en el deporte y la salud como la prevención de lesiones o asimilación de la carga interna en el rendimiento deportivo. Pero para ser honestos, todavía estamos en fases muy iniciales para poder comprender la enorme complejidad que supone la termorregulación humana y sus vínculos con las lesiones, patologías, metabolismo, emociones, etc. Por ello, incluso si parece que los mecanismos térmicos son claros, necesitaremos mucha investigación para comprender mejor cómo otros seres vivos manejan su homeostasis y si los seres humanos podremos llegar a modular nuestro metabolismo de tal manera que lleguemos a poder hibernar, tal y como hacen los osos.
https://thermohuman.com/es/2021/02/05/por-que-los-seres-humanos-no-hibernan/