663

 

Etología

 

La etología (del griego «ηθος» ethos, costumbre, y «λóγος» logos, razonamiento, estudio, ciencia) es la rama de la biología y de la psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales en sus medios naturales,en situación de libertad o en condiciones de laboratorio, aunque son más conocidos los estudios de campo. Al estudiar tradicionalmente el comportamiento en el medio natural, la investigación etológica suele distinguirse de la conductual, en tanto esta última se centra en el medio artificial o de laboratorio, aunque su objeto de estudio es el mismo y sólo difieren en el método con que lo estudian.

 

*   *   *

Proemio

Etología
Etimológicamente viene de la palabra griega “ethos” (también raíz de la palabra “ética”) que significa comportamiento. La Etología puede ser definida como el estudio del comportamiento de las especies animales, todas, incluido el hombre, en su medio natural. Fue fundada por Konrad Lorenz y Niko Tinbergen, los cuales resaltaron la predisposición innata de los animales a responder de una forma concreta a unos estímulos concretos, una predisposición que es adaptativa, esto es, que tiene un claro valor de supervivencia. El hecho de analizar el proceso adaptativo de un animal puso de manifiesto que: 
1.      los animales no dirigían sus comportamientos a todos los Es por igual (un mono recién nacido no se comporta igual ante una serpiente que ante un águila o ante su madre),
2.      sus comportamientos no eran azarosos (la respuesta a cada uno de esos estímulos requiere una acción precisa desde el primer momento, no se puede esperar a que aparezca un reforzador para aprender una R adaptativa (puede que ese reforzador sea demasiado aversivo y nos produzca la muerte), y
3.      que los reforzadores no actuaban sobre cualquier conducta de la misma forma (la conducta de cortejo no puede estar reforzada igualmente por la obtención de una pareja que por un trozo de comida). 
La Etología supuso una reacción frontal ante el ambientalismo conductista (Watson dijo: “Dadme una docena de niños sanos…, y garantizaré que puedo coger cualquiera de ellos al azar y educarlo para que sea el tipo de especialista que yo quiera elegir: médico, abogado, artista, comerciante, jefe, e incluso, mendigo y ladrón, con independencia de sus talentos, aficiones, tendencias, habilidades, vocaciones…”), que era en aquel entonces el único referente en el estudio del comportamiento animal, y por eso precisamente los etólogos hacían énfasis en los factores innatos del comportamiento: sin embargo eran lo suficientemente listos como para ver la necesidad de una psicología que explicara cómo es que la tendencia, aparentemente innata del canto de los pájaros, por ejemplo, se va perfeccionando con la práctica y depende de la experiencia temprana de los cantos emitidos por otros congéneres. 
Los etólogos fueron una “gente muy rara” que bien venía desilusionada por el conductismo, bien venía rebotada de la Biología, pues para algunos biólogos el estudio de la base biomolecular de la herencia (el análisis del ADN) era incapaz de dar cuenta de toda la riqueza del proceso evolutivo. 
Para Lorenz, corroborando la mencionada continuidad que este enfoque daba al proyecto de la Psicología Comparada, el primer libro de Etología fue La expresión de las emociones en los animales y en el hombre. En esa obra, Darwin destacaba las similitudes y diferencias que existen en las diferentes especies a la hora de expresar, de dar a conocer, sus sentimientos a otros animales, congéneres de su misma especie o no. Darwin trazó un denominador común en cuanto a las emociones: según él expresar los sentimientos tenía valor adaptativo. Lo que hicieron los etólogos fue ampliar el número de campos, y al emocional añadieron el social, el reproductor, el alimenticio… todos considerados bajo la idea de que eran de alguna forma útiles para la supervivencia de la especie. 
El trabajo de los etólogos se desarrolló fundamentalmente en Europa, donde las promesas pragmáticas en el ámbito de la educación hechas por Watson no resultaban creíbles. A diferencia de USA, aquí en Europa, había menos cajas de Skinner, un aparato que era en parte responsable del espíritu ambientalista que dominaba la explicación de la conducta observable de los animales. La caja de Skinner, como la de Thorndike, era un medio en el que el uso inteligente de las estructuras heredadas servía de muy poco al animal. Esa herencia y su uso tenían un valor adaptativo limitado al medio en el que el sujeto se había desarrollado, y no servía por tanto en unas condiciones tan artificiales como las dispuestas en el laboratorio (resulta muy informativo comparar la torpeza del gato en la caja de Thorndike y su habilidad y astucia - sigilo, observación continuada, paciencia, selección del momento de ataque…- a la hora de cazar ratones). 

http://www.ugr.es/~aula_psi/Etologia.htm

Desarrollo

1.

Qué es el estímulo supranormal, el curioso fenómeno por el que los instintos pueden ser retorcidos
3 de septiembre de 2022
¿Por qué nos gusta lo que nos gusta y cómo nuestros deseos más básicos a veces nos empujan en la dirección equivocada?
A finales de la década de 1940 dos grandes científicos, los premio nobel Konrad Lorenz, zoólogo austríaco, y el biólogo neerlandés Nikolaas "Niko" Tinbergen, cofundadores del campo de la etología (la biología del comportamiento), estaban interesados en cómo funciona el instinto.
Sus experimentos revelaron algo inesperado: los instintos, que habían evolucionado para ayudar a los animales a vivir mejor, podían ser manipulados en el laboratorio.
Si cambiaban el desencadenante del comportamiento y el comportamiento en sí se volvía extraño.
Las gaviotas de arenque, por ejemplo, tienen una pequeña mancha roja en el pico que los polluelos picotean instintivamente para que la madre regurgite la comida.
Pero Tinbergen y Lorenz descubrieron que los polluelos picoteaban aún más cuando se les presentaba una aguja de tejer de madera pintada de rojo.
La aguja no podía darles comida, pero aún así la preferían a sus madres.
Raro. Y se vuelve aún más raro.
Unas aves que instintivamente incuban sus pequeños huevos de color azul grisáceo moteados, los abandonaban apenas les daban un huevo de yeso falso dos veces más grande que el tamaño normal y azul fluorescente con lunares negros, para sentarse en ese enorme huevo falso que de ninguna forma podrían haber puesto.
Hubo más experimentos hasta que quedó claro que Tinbergen y Lorenz se habían topado con un extraño fenómeno.
Si un comportamiento instintivo ocurre en respuesta a un estímulo específico -como manchas rojas de pico, manchas en un huevo azul-, cuando exageras el estímulo obtienes una respuesta exagerada, a veces en detrimento de los propios animales.
Llamaron al fenómeno "el estímulo supranormal".
El experto con plumas
Los experimentos de Tinbergen y Lorenz eran interesantes, pero artificiales: la mayoría de los animales nunca habrían encontrado esos particulares estímulos exagerados fuera del laboratorio.
Pero hay estímulos supranormales en el mundo real que destemplan los instintos finamente afinados de los animales.
Y un maestro de estos elaborados engañoses otra ave: el cuco.
Estos famosos embaucadores no crían a sus polluelos. Las hembras ponen sus huevos en nidos de otras aves más pequeñas y dejan a su futuro bebé en manos del desprevenido ave huésped... los padres no vuelven a ver a sus polluelos nunca más.
Apenas nace, el polluelo del cuco mata a las crías de las aves anfitrionas y saca los restos del nido.
Brutal.
Las aves progenitoras se quedan con ese único pollito monstruoso hambriento, de una especie totalmente diferente.
Pero en vez de expulsarlo inmediatamente, horrorizada, comienza a alimentarlo.
"A menudo el polluelo es 8 o 10 veces más grande que las aves progenitoras que lo alimentan, así que ¿cómo diablos el polluelo cuco obtiene comida cuando crece en un nido de un ave mucho más pequeña que él?", pregunta Rebecca Kilner, profesora de biología evolutiva en la Universidad de Cambridge.
Aquí es donde entra en juego el estímulo supranormal.
La mayoría de los polluelos de todas las especies de aves tienen una boca ancha de color rojo brillante que estimula a los padres a alimentarlos, pero la del cuco es supranormal.
"Tiene una enorme boca muy vívida, mucho más roja de lo que suelen ser las de los polluelos anfitriones, que agita en la cara del ave madre", le dijo la Kilner al programa BBC NatureBang.
Además, su llamada de mendicidad es muy fuerte y muy rápida, mucho más que la que habrían tenido las crías de la madre estafada.
"Es supranormal".
"Aprovecha el sistema nervioso del ave huésped de tal manera que simplemente no puede resistirlo y el impostor en el nido, que no tiene nada que ver con su propia descendencia y en quien no tienen ningún interés genético, termina esclavizándolo".
Curioso... y un poco espeluznante.
Nosotros, no... ¿Cierto?
Con solo un color y una canción, el polluelo cuco tiene el poder de volver a engañar a los instintos de las aves madre -instintos perfeccionados por millones de años de evolución-, haciéndola actuar en contra de sus propios intereses.
Pero seguramente nosotros, los humanos, no caeríamos en esas trampas. No nos sentaríamos en una enorme pelota de playa ni alimentaríamos monstruosos bebés alienígenas en contra de nuestra voluntad.
¡Ojalá fuera así!
No solo sí caemos sino que, antes y después de que Tinbergen y Lorenz se pusieran a pintar huevos, hemos sido artífices de nuestra propia estafa.
Somos, probablemente, las únicas criaturas que creamos nuestros propios estímulos supranormales, imitaciones falsas y exageradas a las que respondemos con más fuerza que a las originales para engañar a nuestros propios instintos, a veces perjudicialmente.
"El mejor ejemplo, en mi opinión, es el algodón de azúcar", dice la psicóloga evolutiva Becky Burch, del departamento de desarrollo humano de la Universidad Estatal de Nueva York en Oswego, EE.UU.
"El estímulo normal es el azúcar. Nos gustan los alimentos dulces, pero hago hincapié en la palabra 'alimentos' -tienen valor nutritivo para nosotros-".
Nuestros instintos evolucionaron para cazar y recolectar en la savana africana hace millones de años y, aunque la gran mayoría vivimos en un mundo muy distinto, nuestros instintos siguen calibrados para buscar recompensas excepcionales en un mundo de escasez.
Nos sentimos atraídos por la sal, el azúcar y la grasa, que son claves para nuestra supervivencia.
Las frutas, por ejemplo, eran una fuente de calorías, nutrientes, fibra y energía. Y su dulzura, una recompensa por la larga e incesante labor de conseguir comida.
Hoy, el azúcar suele estar a la mano, y "nos fascina; el algodón de azúcar ha exagerado ese gusto al punto que ni siquiera parece alimento: es una bocanada de pelusa".
Eso puedes decir de muchas golosinas, tan difíciles de resistir que nos imponemos dietas.
No solo eso, subraya Burch, quien no es especialista en algodón de azúcar, sino en cultura pop y, particularmente, cómics.
Y en esos cómics, como sabemos, los superhéroes tienen dimensiones corporales poco realistas... ¿serán esas exageraciones un estímulo supranormal?
Berch y sus colegas hicieron un estudio, cuyos resultados consignaron en un artículo llamado "El Capitán Dorito y la bomba".
"La gran mayoría de los personajes masculinos de cómics, especialmente los héroes, tienen una relación cintura-cadera absurda: los hombros son más del doble del ancho de sus cinturas.
"Para los personajes femeninos, las cinturas son 60% menos anchas que las caderas".
Pero, al fin y al cabo, son dibujos animados, ¡cuál es el gran problema!
Sin embargo, cuanto más lo piensas, menos sentido tiene.
¿Por qué sería atractiva una mujer que no tuviera espacio para todos sus órganos internos o un hombre cuyo esqueleto no pudiera soportar el peso de sus propios hombros masivos?
Serían inhumanos, pero así es como funciona el estímulo supranormal.
Nuestros instintos se retuercen llevándonos hacia alimentos sin valor nutricional o extraños humanos inhumanos, no solo en los cómics.
Y no se reduce a eso
Es Barbie con sus dimensiones locas, es Pokémon con sus enormes ojos de bebé invocando todo nuestro instinto protector...
...es la pornografía mostrando idealizaciones imposibles del sexo, son las drogas, los juegos de azar, la moda y el deporte...
...son los videojuegos que te invitan a sumergirte en otros mundos y programas como la popular serie "Friends", con su versión supranormal de los estímulos sociales a los que estamos condicionados a buscar: gente atractiva con expresiones amigables efusivamente amables, que sonríen y ríen constantemente...
...son las pantallas de televisión brillantes que distraen toda tu atención, las notificaciones coloridas en tu teléfono a las que eres adicto, tus redes sociales, su publicidad...
...y es un poco abrumador.
En este mundo saturado de lo supranormal, ¿podemos ser felices con lo normal?
"Ese es el problema con los estímulos supranormales. Te atrae hacia algo que es a la vez anhelado e imposible", señala Berch.
"Sabemos los problemas que tenemos, por ejemplo, con el azúcar, la deseamos, la ponemos en todo y sufrimos consecuencias para la salud.
"Cuando se trata de cuerpos similares a los de los cómics, nos gustan, queremos tenerlos, pero están más allá del alcance humano y ¿qué hace eso con nuestras expectativas y con nuestra imagen corporal?".
Somos como los pobres padres anfitriones cucos, impulsados hacia cosas que nos hacen daño, excepto que -a diferencia de ellos- nosotros las creamos.
Pero Burch dice que a veces sencillamente prestar un poco más de atención es suficiente para poner el efecto psicológico en pausa.
"Cuanto más tiempo miras esos cuerpos idealizados, más absurdos se vuelven: es como comer mucho algodón de azúcar, te empalagas. Empiezas a pensar: 'ese cuerpo es raro'".
Hasta las aves logran hacerlo: hay un pequeño pájaro cantor, cuenta Rebecca Kilner, que puede luchar contra el estímulo supranormal, el maluro soberbio en Australia.
"A veces, de repente ves que dejan de alimentar al polluelo cuco, ignoran sus llamadas desesperadas e incluso comienzan a desmantelar el nido".
Si el maluro soberbio puede resistir, seguro nosotros también.
"Hay que mirar más allá de los estímulos supranormales -aconseja Berch-. Son, por definición, demasiado de algo bueno y es necesario mantener límites saludables... aunque no hay nada de malo con un poco de azúcar de vez en cuando".

https://www.bbc.com/mundo/noticias-62690896

 

2.
Biología del Comportamiento
Master en biología del comportamiento, aprende más sobre etología
Lo cierto es que, los puestos de trabajo tienden a una progresiva especialización a la cual los estudiantes deben de adaptarse. Por ejemplo, para aquellos estudiantes que hayan completado sus estudios de carácter universitario en Biología, deberán de estar muy atentos a este título de Master Biología del Comportamiento, ya que podría beneficiarles mucho en lo que a su formación profesional se refiere.
La BIOLOGÍA es la ciencia que se encarga de estudiar los diferentes tipos de seres vivos, centrándose en una serie de factores entre los que destacan su origen, su evolución, y sus principales propiedades. Este estudio tiene un carácter tanto individual como colectivo, cuando este se encarga del estudio de las interacciones que se producen entre el ser vivo, tanto humano como animal y su entorno. Dentro de la biología y con cierta influencia de la psicología, se ha ido asentando el concepto de biología del comportamiento, también conocida como etología. 
¿En qué consiste la biología del comportamiento? 
Como se ha mencionado anteriormente, la biología del comportamiento o etología se puede considerar una fusión o complementación entre la ciencia de la biología y la parte de la psicología conocida como experimental. La BIOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO se encarga del estudio del comportamiento animal dentro de su medio natural, es decir, trata de determinar las características de la conducta de un determinado grupo y cómo estas han ido evolucionando en función de los cambios que se han ido produciendo dentro del propio entorno.
Habitualmente, este estudio se realiza cuando los animales están en libertad aunque estos también se pueden encontrar dentro de un laboratorio.
Es importante que dentro de esta neurociencia, el ser humano también es concebido como un animal, por lo cual su estudio también entraría dentro de la misma, aunque algunos profesionales prefieren calificar estos estudios como propios de la etología humana. Los etólogos con estudios de carácter universitario dedican su carrera profesional a la investigación con el objetivo de determinar aspectos clave sobre el comportamiento animal donde destacan la determinación de características innatas o aquellas adquiridas a través de la educación en sociedad. Algunas de ellas pueden ser la agresividad, el apareamiento, la vida social o la impronta. 
La Etología y sus fundamentos
Una de las principales bases de estudio de la ETOLOGÍA a lo largo de los años como neurociencia ha sido determinado del grado de consciencia que presenta cada una de las especies animales, es decir, el conocimiento que estos tienen de sí mismos y del entorno en el que desarrollan sus actividades. Dentro de las neurociencias, la biología del comportamiento se puede considerar una de las más importantes ya que se encarga de determinar aspectos relacionados con el sistema nervioso u otros factores que influyen en el comportamiento tanto animal como humano.
La biología del comportamiento tiene íntegramente una visión científica de la existencia, sosteniendo que los procesos mentales son procesos cerebrales, dentro de las ciencias que tienen cabida en este ámbito se encuentran la neurociencia, la biología, también las matemáticas, física y química. Dentro de los muchos enfoques científicos que se dan en la psicología, como el conductismo o el mentalismo, se considera que la psicobiología es aquel que se implanta de manera más firme en el sistema de conocimiento científico.
¿Qué sistemas intervienen en la biología del comportamiento?
Para el estudio de la biología del comportamiento, intervienen diferentes sistemas de regulación, cada uno de los cuales tiene una incidencia directa en esta ciencia, empezando por el sistema nervioso, que se encarga de dar respuestas a los estímulos, el sistema endocrino, que ajusta las respuestas metabólicas, dirigiendo cambios más a largo plazo, principal diferencia con el nervioso, cuyas respuestas son rápidas. Además el sistema endocrino sirve como un vaso comunicante entre las glándulas endocrinas y las hormonas.
Otro de los sistemas que interviene en la biología del comportamiento es el sistema inmunológico, que coordina las defensas del organismo, todo se basa en la transmisión de información dentro del cuerpo, esta función la realizan los mensajeros químicos, que son unas sustancias que no solo transmiten información dentro del organismo, sino que también pueden enviarla a otros diferentes. Todos los mensajeros químicos cuentan con unas características comunes, y es que poseen células capaces de liberar sustancias químicas, y además aparecen moléculas especializadas que detectan estas y reciben el nombre de receptores.
Los mensajeros químicos de la biología del comportamiento se diferencian en función de la distancia que tengan que recorrer estos desde que se segrega hasta que se detecta, diferenciándose entre mensajeros intracelulares, es el más corto de todos, emisor y receptor se encuentran en la misma célula. Las hormonas realizan este transporte desde una célula hasta otra y las feromonas, serían los agentes encargados de transmitir información de un organismo a otro mediante el sudor y otras glándulas, y afectan especialmente a los comportamientos reproductivos.
¿Cuáles son las ramas de la etología?
Con nuestra formación relacionada con la biología del comportamiento lograrás adquirir todos los conocimientos y habilidades relacionadas con la etología. Sirve para realizar un análisis adecuado sobre el bienestar animal para la optimización de su reproducción así como controlar el comportamiento.
Con nuestra formación podrás convertirte en un gran experto etólogo. Por ello queremos que conozcas cuáles son sus ramas porque quizás decirte realizar una formación aún más específica acerca de la biología del comportamiento. Estas son sus ramas:
MÁSTER DE BIOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO
¿Por qué estudiar un máster en biología del comportamiento?
Un máster en biología del comportamiento aporta unos conocimientos especializados en un ámbito muy importante para la ciencia como es el estudio de la psicología de las personas, además también de la etología, que es la rama centrada en los animales, esta formación no se limita a describir la conducta sino que trata de explicar esta a través de términos neurobiológicos. Con el máster en biología del comportamiento se forman a profesionales capaces de construir teorías, tanto generales como específicas, que sean capaces no solo de explicar hechos conductuales o mentales en términos biológicos, sino además de elaborar una predicción de los mismos, de esta forma se pueden anticipar todo tipo de situaciones.
A través del máster en biología del comportamiento se estudian cuatro factores, el desarrollo, que son los cambios conductuales que se van produciendo a través de la edad, la función, que es la conducta que el organismo realiza para tener una ventaja, la causalidad, que son las causas que determinan el comportamiento que se lleva a cabo, y por último la historia evolutiva, que son aquellas conductas semejantes, en especies también similares, que pueden haber aparecido mediante un proceso evolutivo.
CURSO ONLINE DE BIOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO
¿Para qué sirve la biología del comportamiento?
La etología es una ciencia que sirve para poder realizar un análisis adecuado sobre el bienestar animal, para la optimización de la reproducción, para controlar el comportamiento de los animales, principalmente si están en cautiverio y poder favorecer su adaptación. Se utiliza para encontrar señales y alteraciones en el comportamiento, sirve también en el diagnóstico de enfermedades, ayuda a prevenir la extinción de las especies, y por supuesto, su principal uso es el de entender la forma en la que se comportan los animales y los mecanismos que pueden llegar a influir en estos comportamientos.
Descubre de manera escueta la historia de la etología
La etología surgió como una disciplina de forma bastante discreta en la década de 1920, por lo que se considera una ciencia nueva, y lo hizo a través de los esfuerzos de Konrad LorenzKarl von Frisch y Niko Tinbergen, quienes recibieron conjuntamente el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973 por sus contribuciones al estudio del comportamiento de los animales. Estos científicos, fueron influenciados por el trabajo fundacional de, entre otros, los ornitólogos Oskar Heinroth y Julián Huxley y el mirmecólogo estadounidense William Morton Wheeler, quien popularizó el término etología en un artículo seminal durante el año 1902.
En Euroinnova Business School, centro especializado en la enseñanza virtual, se puede estudiar un máster en biología del comportamiento a distancia, esto es, mediante una metodología online, por lo que se pueden completar los estudios desde cualquier parte siempre que se disponga de conexión a Internet. El máster en biología del comportamiento a distancia supone varias ventajas para los alumnos que pueden compaginar estos estudios con otras responsabilidades, además suponen un ahorro en costes asociados a los desplazamientos. Se puede solicitar información gratis y sin compromiso mediante los diferentes servicios de contacto disponibles en la web de Euroinnova.
¿Dónde estudiar el Master de Biología del Comportamiento?
Las oportunidades para estudiar un Master Biología del Comportamiento son limitadas ya que esta especialización no se encuentra disponible en tantos centros de formación como se puede llegar a pensar. Lo primero es determinar si el título que se desea obtener debe de ser universitario o no. Lo cierto es que especializarse en el campo de la BIOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO puede resultar una opción apasionante para los amantes de la naturaleza, a través de la cual se podrá entender parte de los factores que impulsan el comportamiento de los diferentes seres vivos.
El Master Biología del Comportamiento que ofrece Euroinnova se presenta como una opción interesante de cara a la formación de aquellas personas que no dispongan de un elevado nivel de disponibilidad de tiempo, ya que este se imparte en modalidad 100% online. Además, garantiza una buena formación a través de un programa educativo completo acerca de esta neurociencia. Desde el conocimiento del concepto de neurociencias, pasando por el estudio del sistema nervioso hasta llegar al estudio de la etología, psicología comparada y comportamiento animal. Para obtener más información acerca de este máster o alguno de los cursos de carácter universitario relacionados, es posible buscar el contacto con Euroinnova a través de la página web oficial o a través de un contacto telefónico. 
¿Cuáles son las ramas de la etología?
Con nuestra formación relacionada con la biología del comportamiento lograrás adquirir todos los conocimientos y habilidades relacionadas con la etología. Sirve para realizar un análisis adecuado sobre el bienestar animal para la optimización de su reproducción así como controlar el comportamiento.
Con nuestra formación podrás convertirte en un gran experto etólogo. Por ello queremos que conozcas cuáles son sus ramas porque quizás decirte realizar una formación aún más específica acerca de la biología del comportamiento. Estas son sus ramas:
¿Para qué sirve la biología del comportamiento?
La etología es una ciencia que sirve para poder realizar un análisis adecuado sobre el bienestar animal, para la optimización de la reproducción, para controlar el comportamiento de los animales, principalmente si están en cautiverio y poder favorecer su adaptación. Se utiliza para encontrar señales y alteraciones en el comportamiento, sirve también en el diagnóstico de enfermedades, ayuda a prevenir la extinción de las especies, y por supuesto, su principal uso es el de entender la forma en la que se comportan los animales y los mecanismos que pueden llegar a influir en estos comportamientos.
Descubre de manera escueta la historia de la etología
La etología surgió como una disciplina de forma bastante discreta en la década de 1920, por lo que se considera una ciencia nueva, y lo hizo a través de los esfuerzos de Konrad LorenzKarl von Frisch y Niko Tinbergen, quienes recibieron conjuntamente el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973 por sus contribuciones al estudio del comportamiento de los animales. Estos científicos, fueron influenciados por el trabajo fundacional de, entre otros, los ornitólogos Oskar Heinroth y Julián Huxley y el mirmecólogo estadounidense William Morton Wheeler, quien popularizó el término etología en un artículo seminal durante el año 1902.

https://www.euroinnova.cl/blog/master-biologia-comportamiento

 

3.
La etología:
Es la ciencia que estudia el comportamiento de los animales, ya sea en su medio natural o en cautiverio. Aunque son más comunes los estudios de campo que los de laboratorio.
El objetivo de la etología es investigar cómo los animales se relacionan con su entorno. Esto, particularmente en aspectos como el apareamiento, la agresividad, la socialización, lo evolución de su conducta en el tiempo, entre otros.
En simple, lo que busca la etología es identificar si el comportamiento del animal se debe a un factor interno, quizás genético, o a una respuesta aprendida como resultado de la interacción con el medio ambiente. En algunos casos, puede darse la combinación de ambas variables.
Características de la etología
Las principales características de la etología son las siguientes:
Origen de la etología
La etología apareció a principios del siglo XX, con investigadores reconocidos como Konrad Z. Lorenz  y Nikolaas Tinbergen.
En el caso de Lorenz, por ejemplo, estudió el fenómeno de la impronta, por el cual los animales desarrollan una conexión con el primer ser al que ven al nacer.
Lorenz estudió en particular el caso de los polluelos de ganso que siguen al animal, o incluso personas, al que reconocen como su madre. Esto se explicaría porque fue el primer ser al que vieron cuando abrieron sus ojos.

https://economipedia.com/definiciones/etologia.html

  

4.
UMCE en Congreso Mundial de la Sociedad de Etología Humana
La investigación etológica busca descubrir lo que hay de específico en los comportamientos humanos en comparación con los de los animales.
Dos trabajos científicos elaborados por investigadores de la UMCE –académicos y ex alumnos- integraron las investigaciones y conferencias presentadas en la vigésima cuarta versión del Congreso Mundial de la Sociedad de Etología Humana (ISHE), realizada por primera vez en Chile por esta institución fundada en 1972 para promover el intercambio de conocimientos e ideas sobre la etología humana entre científicos de variadas disciplinas.
Según sus organizadores, la investigación etológica busca descubrir lo que hay de específico en los comportamientos humanos en comparación con los de los animales. Lo que subyace es la creencia de que el comportamiento humano, la cognición y el afecto han evolucionado a través de los procesos de selección natural y cultural, y que un marco darwiniano aporta la mejor ventaja desde la cual diseñar e interpretar la investigación.
Los estudios presentados fueron: “Ethological analysis of the aggressive behavior of School students in the central zone of Chile”, de los autores Marcial Beltrami (Biología), Luis Flores (Instituto de Entomología), Karina Olivares (tesinista, titulada) y Solange Orellana (tesinista titulada); y “The role of pubertal testosterone in cooperative behavior between group members in a intergroup competitive scenario (SFA)”, de los coautores Maximiliano Gálvez (Biología), Michelle Leyton (Biología); Constanza Sotelo (Biología), alumnos de la UPLA, junto al Dr. José Antonio Muñoz, ex alumno del Departamento de Biología UMCE.
La investigación encabezada por Beltrami postula que desde la visión etológica, la conducta agresiva al interior de sus grupos sociales no está necesariamente relacionada con instinto antisocial, sino con un rol de adaptación biológica. También señala que los cambios de estación –en aquellas zonas geográficas donde están más marcadas- afectan a la conducta humana, para lo que el estudio indagó en la relación entre interacciones agresivas entre estudiantes y la temperatura ambiental, así como la intensidad de los conflictos en una zona mediterránea (Algarrobo) y otra zona no costera (Santiago)
El Congreso Mundial de la Sociedad de Etología Humana (ISHE) fue organizado por el Laboratorio de Evolución y Relaciones Interpersonales de la Universidad de Santiago de Chile (LERI), el Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de  la Universidad del Desarrollo y el Laboratorio de Comportamiento Animal y Humano (Labcah) de la Universidad de Playa Ancha. Según explicó el profesor Beltrami, fueron presentados más de 120 trabajos de diferentes partes del mundo, entre ellos de las universidades chilenas UMCE, UPLA, Universidad de Santiago, Universidad del Desarrollo, Universidad de Chile y Universidad de Valparaíso.
 
https://www.umce.cl/index.php/fac-ciencias/dpto-biologia/item/2428-etologia

 
5.
Etología felina: qué es y para qué sirve
La etología felina es una ciencia en auge. ¿Quieres saber qué es exactamente y cómo puede ayudarte a entender mejor a tu gato? La etología felina es la rama de la biología y la psicología experimental que estudia el comportamiento de los gatos en su hábitat natural. Gracias a esta ciencia, podemos conocer cuál es la forma natural de comportarse de un gato y qué conductas son propias de su especie. Nos proporciona una fuente de información muy interesante sobre nuestros gatos. Los expertos que se dedican al estudio del comportamiento felino se denominan etólogos y estudian las características conductuales distintivas de los gatos y cómo estos animales interaccionan con el entorno. ¡Y también con nosotros, los humanos!
¿Todos los gatos se comportan igual?
Si bien es cierto que no todos los gatos se comportan igual porque cada individuo tiene sus características particulares, sí hay muchos comportamientos propios de la especie que son compartidos por todos los gatos del mundo. Es lo que estudia la etología felina. También existe lo que los etólogos denominan “necesidades comportamentales”, que son cosas que cualquier gato debería poder hacer porque lo necesita para mantener una salud biológica y psicológica adecuada. Son cosas como rascar sus uñas en determinadas superficies (¡a veces en nuestros muebles más preciados!). Esta conducta, en concreto, les sirve a los gatos para marcar su territorio, para limar sus uñas y para liberar estrés.
Si privamos a un gato de la oportunidad de expresar sus necesidades comportamentales estaremos comprometiendo su bienestar.
La etología nos enseña cuáles son esas necesidades y cómo reconocerlas y favorecer su expresión.
Etología felina y educación felina
Gracias a los estudios científicos realizados dentro de este campo científico hoy conocemos más de cerca la naturaleza de nuestros gatos domésticos. Los etólogos explican por qué los gatos hacen las cosas que hacen y nos ayudan a distinguir cuándo un gato tiene un comportamiento anormal y cómo modificarlo. Dentro de la etología de los gatos, existe una rama clínica. La etología clínica es la práctica veterinaria que estudia el comportamiento del gato, diagnostica problemas de conducta y establece un tratamiento veterinario adecuado para solventarlos.
¿Cuándo consultar con un etólogo felino?
Un etólogo felino es la persona adecuada para tratar problemas de comportamiento de los gatos y puede ayudarte a solucionar situaciones como:
En todos estos casos, y otros muchos que pueden darse, un etólogo felino lo que hará será evaluar el caso de tu gato, descartar que el problema de comportamiento sea debido a una causa orgánica (una enfermedad, una lesión, etc.) y pautará un tratamiento para modificar la conducta indeseada. Además, un etólogo especializado en gatos es la mejor ayuda si necesitas consultar aspectos relativos a la educación de tu gato.  
https://www.nutro.es/expertos/articulos-de-gatos/comportamiento-de-los-gatos/etologia-felina 


6.
Todo sobre la Etología Canina: ¿qué es y para qué sirve?
A la mayoría de las personas les encanta tener un perro como mascota. Sin embargo, es importante ser consciente de la responsabilidad que implica tener un canino en casa. Debes alimentarlo, cuidarlo, darle amor, atención, entrenarlo y educarlo. También es relevante destacar que hay casos en los que no es tan fácil educar a un perro y que puede tener comportamientos o conductas extrañas.
Pero no debes desesperarte si es tu caso. La buena noticia es que no tienes que estar solo en ese proceso. Te contamos que existen médicos especialistas en las conductas de los perros. Esta rama de la biología conductual se denomina  etología canina. Un etólogo es un especialista veterinario que trata el comportamiento, comunicación y necesidades de los perros.
Origen de la etología
El significado de esta ciencia es literalmente “Ciencia de la costumbre” y, como todas las ciencias, también tiene un origen. La etología es una rama de la psicología experimental que analiza el comportamiento de los animales en su entorno natural, a diferencia de la conductual, que centra sus estudios en laboratorios o medios artificiales.
A comienzos del siglo XX se originó la psicología comparada, que estudiaba la conducta y capacidades psicológicas de los animales. Pero fue en el año 1973 cuando la etología se comenzó a considerar como una ciencia propiamente dicha, gracias a los estudios sobre las conductas de los animales llevados a cabo por los científicos y brillantes etólogos Karl R. von Frisch, Konrad Lorenz, y Nikolaas Tinbergen. Investigación que a su vez los hizo acreedores de un Premio Nobel. A partir de ahí, la psicología comparada pasó a formar parte integrante de esta nueva ciencia. También en Europa se desarrolló la investigación del comportamiento animal resaltando los estudios de campo y las conductas instintivas y, en los Estados Unidos, se llevó a cabo la investigación sobre el comportamiento animal, en esta ocasión en medios controlados. Este estudio se centró en las conductas aprendidas. De allí nació el conductismo.
Ya anteriormente, en 1951, Niko Tinbergen había publicado uno de sus estudios conocido como  “The Study of Instinct (El estudio del instinto)”, en el que planteó los cuatro interrogantes sobre las que se basa esta ciencia: las causas, el desarrollo u ontogenético, la evolución y el filogenético. En ese mismo estudio muestra la distinción entre la psicología comparada y la etología.
Bases de la etología
Existen interrogantes que se plantean los etólogos para analizar los distintos comportamientos de los animales, estos son:
Cuándo acudir a un etólogo
En ocasiones, los seres humanos solemos cometer el error de creer que esos queridos amiguitos de cuatro patas sienten, piensan y razonan como un ser humano y, por ende, no prestamos la atención necesaria para entender lo que realmente quieren. Por ello, cuando tu perro lo necesite, es recomendable buscar la ayuda  de un especialista que te oriente para entender lo que realmente quiere decir tu fiel amigo.
Las razones por las que un perro manifiesta comportamientos problemáticos son variadas. Por lo general, se originan por una mala educación, la carencia de socialización o métodos equivocados de castigo que incluyen la agresión. Por estas causas un perro puede adoptar comportamientos inadecuados como miedo, problemas con los demás perros, fobias, trastornos alimenticios, hiperactividad, ansiedad, estrés y hasta agresividad. Sin embargo, es posible que existan casos en los que estas conductas pueden manifestarse por problemas mentales naturales. En cualquiera de estas situaciones debes acudir a solicitar la ayuda de un etólogo. El especialista hará un diagnóstico del comportamiento del perro para descartar las posibles causas y prescribir el tratamiento adecuado.
Un aspecto importante que debes tener en cuenta es que el especialista debe trabajar personalmente con el perro y, por lo general, en su entorno natural, que en el caso de los caninos domésticos es el hogar en el que viven. Este es el único modo para diagnosticar correctamente al animal. Por ello, debes estar atento y no dejarte engañar por cualquiera que te ofrezca sus servicios a distancia.
Por otro lado, es importante recalcar que ciertas situaciones de mal comportamiento se pueden evitar si educas de forma adecuada a tu mascota y le proporcionas la atención y cuidados necesarios.
Cómo seleccionar a un buen etólogo
Si deseas que tu canino aprenda a convivir ordenada y equilibradamente, tanto con seres humanos como con otros animales, entonces debes conocer la importancia de la etología clínica y su necesidad en un entorno donde coexisten personas y animales.
Siempre debes estar atento a ciertos aspectos en el momento de elegir un profesional de la etología para que trate a tu amado y fiel amigo. Por ejemplo, que cuente con un título válido en el lugar donde ejerce la profesión, no debe cobrarte anticipadamente por el tratamiento, normalmente te ofrecen un presupuesto de acuerdo al caso clínico del perro; y, muy importante, debes indagar sobre la praxis que utiliza para el diagnóstico y cura. En ningún caso debe utilizar alguna forma de agresión, castigo o tortura hacia el indefenso animal.

https://piensosloboazul.com/todo-sobre-la-etologia-canina-que-es-y-para-que-sirve/


7.
La raza no predice el comportamiento de los perros
Los datos de más de 18.000 caninos muestran que el pedigrí influye muy poco sobre el carácter.
Los entusiastas de los perros han supuesto durante mucho tiempo que la raza da forma al temperamento canino. Pero un amplio estudio que compara el comportamiento y la ascendencia de más de 18.000 perros encuentra que, aunque la ascendencia afecta la conducta, la raza tiene mucho menos que ver con la personalidad de un perro de lo que generalmente se supone.
«Cuando adoptas un perro en función de su raza, obtienes un perro con un determinado aspecto», explica la coautora Elinor Karlsson, bióloga computacional de la Universidad de Massachusetts en Worcester. «Pero, en lo que respecta al comportamiento, es como la suerte en un sorteo.»
Forma sobre función
Ello se debe, en parte, a que las razas son algo así como un invento moderno. Los humanos han estado moldeando la apariencia y el comportamiento de los perros desde que los perros domésticos evolucionaron a partir de los lobos hace más de 10.000 años. Pero durante la mayor parte de ese tiempo, esos esfuerzos se centraron en la capacidad de trabajo de los perros: su destreza para pastorear el ganado, para proteger ante el peligro o su capacidad para tirar de trineos, por ejemplo.
Las razas tal como las conocemos hoy en día —caninos distintivos como beagles, pugs y labradores— son un subproducto de la intromisión evolutiva más reciente. Hace alrededor de 200 años, los entusiastas de los perros en la Inglaterra victoriana comenzaron a inventar razas seleccionando los rasgos caninos que encontraban estéticamente agradables.
Esta experimentación creó las razas actuales. Los perros de pura raza contemporáneos se definen por su apariencia, pero también se cree que la raza influye en el temperamento. El American Kennel Club (un registro de pedigrí de perros de raza pura en EE.UU.) , por ejemplo, describe a los pugs como «traviesos» y a los border collies como «cariñosos».
Pero «cualquiera que haya tenido ocho perros de la misma raza te contará todo sobre sus diferentes personalidades», señala Karlsson. Con el objetivo de conocer de manera más exhaustiva de cómo la raza influye en el comportamiento de estos animales, Karlsson y sus colegas encuestaron a miles de dueños de perros sobre los antecedentes y las actividades de sus mascotas (si tenían propensión a comer pasto o la posibilidad de que persiguieran juguetes, entre otras). A continuación, los investigadores secuenciaron el ADN de una subsección de los perros de la encuesta para comprobar si la ascendencia podría estar relacionada con el comportamiento.
El equipo encontró que algunos rasgos eran más comunes en ciertas razas. Por ejemplo, en comparación con un perro al azar, los pastores alemanes eran más fáciles de dirigir; los beagles, no tanto. Los estudios genéticos revelaron, además, que los ejemplares mestizos con una ascendencia particular presentaban más probabilidades de actuar de maneras específicas. Los perros callejeros con ascendencia de San Bernardo, por ejemplo, eran más afectuosos, mientras que los que descendían de los perros perdigueros de Chesapeake Bay tenían una predilección por romper puertas.
Pero, en promedio, la raza explicó solo alrededor del 9 por ciento de la variación en el comportamiento canino. Según Karlsson: «Un porcentaje mucho más pequeño de lo que la mayoría de las personas, incluyéndome a mí, hubiera esperado». Particularmente baja fue la conexión entre la raza y la probabilidad de que un perro muestre un comportamiento agresivo, lo que podría tener implicaciones sobre cómo la sociedad trata a las razas de perro «peligrosas», subraya Evan MacLean, psicólogo comparativo de la Universidad de Arizona en Tucson y quien no participó en el estudio. «Hablamos de razas como si fueran categóricamente diferentes», señala. «Pero en realidad, ese no es el caso». 
El análisis genético reveló 11 regiones del genoma relacionadas con conductas específicas. La tendencia a aullar, por ejemplo, se asoció con una región cercana a dos genes cuyos análogos humanos están involucrados en el habla. El vínculo más notable fue entre una región del genoma que en los humanos está implicada en el rendimiento cognitivo, pero que en los perros aumentaba la probabilidad de quedarse atascado detrás de los objetos.
Estos rasgos genéticos han existido durante mucho más tiempo que las razas, afirma Kelsey Witt, genetista de poblaciones de la Universidad de Brown en Providence. «A primera vista, parece sorprendente que la raza no sea un buen predictor [del comportamiento]», continúa. «Pero cuando piensas en lo recientes que son las razas, tiene sentido».

https://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/prevenir-la-psicosis-858/la-raza-no-predice-el-comportamiento-de-los-perros-20976

 

8.
Las abejas, unas arquitectas dotadas
Se demuestra su habilidad para adaptar los métodos de construcción de los panales.
Charles Darwin describió la habilidad de las abejas melíferas para construir panales perfectos como «el más asombroso de todos los instintos conocidos». Cada celdilla hexagonal está construida con tal precisión y tanto esmero que contemplarlos es una delicia para la vista. Ahora, una nueva investigación pone de manifiesto la notable adaptabilidad de estos insectos a la hora de incorporar distintos tamaños de celda en una malla de apariencia impecable, y la unión perfecta de los panales construidos simultáneamente desde múltiples direcciones.
Las celdillas adyacentes que albergan la miel suelen tener un tamaño uniforme, pero las obreras han de construir algunas más grandes para criar a los zánganos y otras más pequeñas destinadas a sus iguales. También han de alinear y unir las partes de cada panal, que construyen desde distintos puntos de partida. Averiguar cómo consiguen hacer todo eso con semejante pericia «es una antigua incógnita, afirma Michael Smith, ecólogo especializado en etología de la Universidad Auburn.
En un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences USA, Smith y sus colaboradores describen la medición de 19.000 celdillas en 12 colmenas de abejas melíferas italianas (Apis mellifera ligustica). Mediante el análisis automático de imágenes, examinaron el centro y los vértices de las celdillas para descubrir variaciones en las formas y dimensiones. «De no ser por el nuevo método, habría sido inviable medir con precisión miles de celdillas», confiesa Smith.
Así han descubierto que las abejas modifican con destreza las dimensiones para fusionar los panales tan limpiamente como sea posible. Recurren a formas irregulares, sobre todo parejas de heptágonos y pentágonos, y modifican las dimensiones y la orientación de las celdas del panal con tanta maestría que se las puede considerar dotadas de «un verdadero talento arquitectónico», escriben los investigadores.
«La malla hexagonal del panal, construida gracias al esfuerzo colectivo de cientos de obreras sin supervisión, conduce a la especulación de que debe intervenir un comportamiento innato, robótico», opina Lars Chittka, entomólogo de la Universidad Queen Mary, ajeno al estudio. «Pero un robot sencillo no posee ese grado de adaptabilidad ni esa capacidad de rectificación.»
Raghavendra Gadagkar, etólogo especializado en insectos del Instituto Indio de Ciencias en Bangalore, que tampoco ha formado parte del estudio, sugiere que examinar la coordinación de las abejas en la construcción de los panales ayudaría a avanzar en el campo de la robótica. «Imagínese si se pudieran programar robots con ese ingenio abejil», apunta.

https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/regresar-a-venus-845/las-abejas-unas-arquitectas-dotadas-20400

 
9.
Punto de encuentro de las aves marinas
Millones de ellas convergen en una gran zona del Atlántico Norte.
Cada año millones de aves marinas procedentes de latitudes remotas se congregan en una vasta región del océano, situada a medio camino entre Escocia y las Bermudas. En un nuevo estudio publicado en Conservation Letters en el que se han analizado décadas de datos de seguimiento, se afirma que al menos cinco millones de aves migratorias, representantes de unas dos docenas de especies de ambos hemisferios, buscan alimento en una región del Atlántico Norte de casi 600.000 kilómetros cuadrados.
Hace tiempo que los ecólogos sospechaban que el norte del Atlántico era una zona esencial de alimentación para las aves marinas en migración, pero carecían de datos sobre los desplazamientos que justificasen la protección de esas aguas internacionales. Las aves marinas migratorias son «uno de los taxones más amenazados en este momento», explica Tammy Davies, especialista en conservación de BirdLife International y autora principal del estudio. Las poblaciones de 17 de las 21 especies estudiadas, como los frailecillos, los charranes árticos o los petreles cahow, están en regresión. Sufren la presión de la contaminación, la sobrepesca y las grandes redes industriales, donde quedan atrapadas junto con sus presas. Si bien las colonias de cría en tierra firme suelen estar protegidas, los lugares de alimentación quedan fuera de cualquier jurisdicción nacional por su emplazamiento en alta mar.
El análisis vía satélite de los movimientos migratorios a escala individual ha sorprendido a los investigadores por su enorme número y diversidad, así como por la continuidad del tránsito por esa parte del océano a lo largo de todo el año. «Lo que resulta sorprendente es la cantidad de especies que se congregan en esta área y las distancias que algunas recorren para llegar a ella. Hay ejemplares del remoto Atlántico Sur que viajan 13.000 kilómetros para alimentarse aquí. Sin duda ha de haber algo fabuloso para que emprendan semejante periplo», opina Davies.
Ese «algo fabuloso» probablemente sea un festín brindado por la convergencia de las corrientes marinas, apunta un estudio complementario publicado en Progress in Oceanography. En él se aúnan los datos satelitales y los modelos informáticos con la clásica observación ornitológica desde un buque que atravesó el Atlántico Norte en 2017. «Creo que aún queda mucho que aprender de la observación directa», afirma el ecólogo de la Universidad de Glasgow Ewan Wakefield, autor principal de este segundo estudio.
En el punto de encuentro, las aves permanecen en esas ricas corrientes cargadas de alimento, explica. Los investigadores observaron incluso que diferentes especies prefieren corrientes distintas, seguramente impulsadas por sus preferencias alimentarias y variaciones en sus hábitos de pesca, como el buceo.
«Resulta increíble haber descubierto un lugar que tiene esa importancia tan singular para las aves marinas, desde las más chicas hasta las pelágicas, de mayor envergadura», afirma la ecóloga Autumn-Lynn Harrison, ajena al estudio. «Es un lugar que satisface a todas.»
Esperan que esos nuevos datos impulsen a la Convención Internacional para la Protección del Entorno Marino del Noreste Atlántico a designar área protegida la región y que esto sirva como precedente para otras similares situadas en alta mar.
https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/regresar-a-venus-845/punto-de-encuentro-de-las-aves-marinas-20395

 

10.
 La inteligencia ­social de los delfines
Mientras los estudios en delfinarios han revelado las asombrosas capacidades cognitivas de los delfines, los que se han llevado a cabo en el medio natural a lo largo de treinta años comienzan a desvelar la complejidad de su inteligencia social.
En síntesis
Desde hace 30 años, un equipo de cetólogos investiga los mismos grupos de delfines en libertad y registra numerosos datos sobre la vida social y de su conducta individual.
La información recopilada en el medio natural y en el delfinario comienza a ofrecer una comprensión detallada sobre la vida social, la personalidad y las emociones de los delfines.
Las nuevas técnicas no intru­sivas permiten adquirir datos aún más precisos sobre estos animales, como determinar qué ­delfín del grupo está emitiendo
un sonido.

Pronto serán las ocho de la tarde. Nuestra embarcación permanece anclada en las aguas turquesas de las Bahamas. Mientras el equipo del Proyecto Wild Dolphin se prepara poco a poco para el final de su jornada, la persona que está de guardia anuncia la llegada de los delfines manchados (Stenella frontalis) que estamos estudiando. Un pequeño grupo se aproxima al barco: se trata de dos hembras adultas con cuatro crías. Así pues, van acompañadas de su prole, cada una con su cría, más otros dos ejemplares jóvenes a los que cuidan. Decidimos sumergirnos en el agua para grabarlos y documentar su comportamiento. Tras unos minutos, las dos madres, a las que tenemos bien identificadas gracias a sus marcas y a los motivos que dibujan sus manchas, se alejan y nos dejan a solas con los delfines jóvenes. Regresan no mucho después para recogerlos tranquilamente y reunirse con el grupo que se encuentra más alejado.
Este episodio tuvo lugar hace varios años, pero aún lo recuerdo como si fuera ayer. Me pareció muy extraño que unos animales salvajes dejaran a sus pequeños bajo la responsabilidad de humanos. Muy probablemente esas hembras pensarían que sus criaturas no iban a correr un gran peligro. Bajo la dirección de Denise Herzing, los científicos del Proyecto Wild Dolphin llevan más de treinta años estudiando a este grupo de delfines manchados. Así pues, investigadores y animales se conocen y reconocen.
Más de tres decenios de encuentros regulares
Desde 1985, Herzing y su equipo observan ese grupo de delfines manchados, pero también delfines mulares (Tursiops truncatus, la especie más común en los delfinarios) en misiones que se prolongan durante cien días cada año. El conjunto de datos recopilados es considerable. Los investigadores han identificado varios cientos de ejemplares a partir de marcas corporales, como las cicatrices y las manchas de colores. Puesto que los delfines pueden vivir más de cuarenta años, algunos llevan con el equipo desde el principio del estudio.
El equipo conoce la genealogía de cada ejemplar gracias a los análisis de ADN que efectúan a partir de las heces, el cociente de asociación (es decir, con qué congénere se relaciona cada uno), el índice reproductivo y el reparto de roles en el seno de la comunidad. Los científicos incluso esbozan perfiles de personalidad de los delfines a partir de vídeos que recogen su comportamiento: distinguen entre individuos curiosos y juguetones y otros más tímidos o miedosos. Mediante las grabaciones acústicas comparan las conductas y las producciones vocales, información que contribuye a esclarecer la comunicación social de estos animales.
Los colaboradores del Proyecto Wild Dolphin no son los únicos que estudian los delfines a largo plazo. Dos proyectos más llevan decenios rastreando poblaciones de delfines mulares en Estados Unidos y Australia. Uno de ellos está dirigido por Bernd Würsig, de la Universidad de Texas A&M; el otro, por Richard Connor, de la Universidad de Massachusetts en Dartmouth. La inmensa base de datos que estos tres grupos han creado comienza a ofrecer la perspectiva suficiente para analizar y comprobar determinados conocimientos sobre la vida social de los delfines, en especial, sobre su organización en sociedad y los procesos de aprendizaje.

https://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/danzaterapia-812/la-inteligencia-social-de-los-delfines-19209

 

11.
La consciencia de los insectos
¿Puede un insecto tener consciencia de sí mismo? Aunque todavía estamos lejos de una respuesta definitiva, investigar en esta dirección nos puede revelar mucha información acerca de los mecanismos de nuestra consciencia.
En síntesis
Los insectos demuestran sorprendentes capacidades cognitivas en los experimentos. Sin embargo, todavía no está claro si disponen de consciencia. Eso también depende de cómo se define el concepto «consciencia».
Mientras que algunos neurocientíficos contemplan la consciencia como una función superior, de la que son responsables los lóbulos frontales, otros la consideran un mecanismo de abstracción relacionado con las regiones cerebrales subcorticales.
En los insectos, el llamado complejo central del cerebro podría desempeñar una función esencial en la capacidad de decidir, la cual iría acompañada de posibles formas de consciencia.
El abejorro sabe que las flores de plástico contienen néctar, pero ¿cómo llegar hasta ellas, bloqueadas como están bajo una placa transparente? El científico le da una pista: cada flor se halla atada a un hilo. Tirando del hilo, sale la flor y el insecto puede chupar el néctar. El abejorro observa al investigador, poco a poco lo comprende, y con un poco de práctica lo consigue. Más tarde, otro abejorro, detrás de un cristal, observa cómo extrae las flores el primero. Sin un humano que lo guíe, aprende la lección de su compañero. Sus congéneres en la colonia lo aprenderán a su vez; e incluso después de su muerte se transmitirán unos a otros el secreto de las flores con el hilo.
Los experimentos de Sylvain Alem, Lars Chittka y sus colegas de la Universidad Queen Mary de Londres han revelado que los insectos pueden tener una cultura. Es decir, los abejorros han aprendido un comportamiento no natural y lo transmiten de uno a otro. Un lujo para cerebros refinados, como el de humanos, primates, delfines y algunas aves, como los cuervos. Este comportamiento implica una capacidad de abstracción: el abejorro «alumno» tiene que deducir el significado y el propósito de las acciones del abejorro «maestro», proyectarlas sobre sí mismo y planificar la acción. De alguna manera, debería ser consciente de lo que hace. Pero ¿puede un insecto ser consciente? La pregunta, antes considerada absurda, comienza a tomarse en serio.
Ser una mosca en el mundo
Contenidos relacionados
El filósofo Thomas Nagel definió que un organismo es consciente si siente algo al ser ese organismo. A la pregunta «¿Qué se siente al ser un insecto?», hasta hace poco solo había una respuesta: nada. Los insectos fueron considerados, y aún lo son a menudo, autómatas biológicos. Como un teléfono móvil que hace cálculos complejos y tal vez habla con nosotros pero que no tiene una experiencia subjetiva, no existe (que se sepa) un «qué se siente al ser un teléfono inteligente». La mosca vive, pero no sabe que vive.
Es extraño. Los humanos a menudo tendemos a antropomorfizar, incluso demasiado, el comportamiento animal, pero cuando se trata de la consciencia, damos un paso atrás. Creemos que la consciencia requiere un sistema nervioso extremadamente complejo. La mayoría de los neurobiólogos se muestra de acuerdo en que los mamíferos y las aves probablemente sean conscientes. Los cefalópodos (pulpos, sepias y calamares) son muy diferentes a los vertebrados, pero parecen excelentes candidatos.
En los insectos, sin embargo, existe un problema. Una abeja o una cucaracha tiene alrededor de un millón de neuronas, en comparación con los casi 100.000 millones de un humano; es decir, un factor de diferencia de 100.000. Si la consciencia es una función superior, resulta difícil pensar que un insecto o un crustáceo puedan ser conscientes. Pero tal vez este dogma no sea válido.

https://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/paradojas-de-la-razn-762/la-consciencia-de-los-insectos-17279

 

12.
El arte de construir un nido: termitas y hormigueros…
Los termiteros y hormigueros son proezas arquitectónicas. La modelización informática revela el modo en que los insectos sociales se coordinan para edificar estas estructuras.
En síntesis
Las termitas y las hormigas construyen nidos con una arquitectura asombrosa por su regularidad y simetría.
La modelización informática del nido y de su construcción arroja luz sobre la edificación de dichas estructuras.
Cada obrero constructor deposita bolitas de tierra en sitios donde estas ya abundan.
La coordinación de las actividades surge de estas acciones individuales por un proceso de autoorganización.
En 1913, cerca de las orillas del río Sankuru, a algunos kilómetros de Lusambo, en lo que hoy es la República Democrática del Congo, el naturalista Edouard Luja descubrió un nido de termitas con una forma muy extraña. Su estructura no se parecía a ninguna de las conocidas; recordaba más a un objeto de tierra cocida moldeado por algún hábil alfarero que a un nido construido por insectos sociales.
El nido se hallaba en un suelo arenoso de entre 20 y 50 centímetros de profundidad. Su apariencia externa sorprendía por la regularidad y simetría de los detalles estructurales. Ovoide y de unos diez centímetros de altura, su superficie estaba cubierta de pequeños orificios en forma de canalones dispuestos en líneas circulares, distribuidas uniformemente por toda la pared externa. Pero lo más espectacular residía en el interior: una sucesión de cámaras, delimitadas por suelos y techos paralelos espaciados regularmente. Los diferentes pisos se comunicaban mediante rampas helicoidales. Además, el interior de la pared externa estaba atravesado por una serie de galerías circulares. Estas se comunicaban con el interior del nido a través de minúsculas ranuras transversales que se abrían entre los sucesivos pisos, y se hallaban igualmente unidos a los canalones externos por poros minúsculos.
Las termitas que han desarrollado el arte de la construcción con tal refinamiento pertenecen al género Apicotermes; viven en el bosque y la sabana africanos. Fueron muy estudiadas en los años cincuenta del siglo XX, sobre todo por el naturalista Jules Desneux, pero hasta hoy nadie había indagado en el misterio de sus habilidades constructoras. ¿Cómo consiguen unos insectos de comportamiento rudimentario edificar semejantes obras maestras? ¿A qué leyes obedece la estructura interna de estos nidos? Tales preguntas constituyeron el núcleo de un proyecto interdisciplinario que empezó a finales de 2006, destinado a entender mejor los mecanismos que intervienen en la construcción de los nidos de tierra en las termitas y las hormigas, así como las características y las propiedades de estas estructuras. Las respuestas dejan entrever el papel esencial que desempeñan los procesos de autoorganización.

https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/ondas-gravitacionales-589/el-arte-de-construir-un-nido-11638

 

13.
Las aves "aprenden a construir nidos"
La fabricación de nidos es un arte que se aprende y no una acción meramente instintiva, según un nuevo estudio.
Científicos en Escocia llegaron a esa conclusión luego de estudiar el comportamiento del tejedor vitelino, Ploceus velatus, una especie de ave de Botsuana.
"Hasta ahora se asumía que la construcción de los nidos era una acción instintiva, regulada solamente por un mecanismo genético", dijo a BBC Mundo Patrick Walsh, investigador de la Universidad de Edimburgo y uno de los autores del estudio.
La técnica empleada por las aves estudiadas varía mucho de un individuo a otro. Por otra parte, los machos de esta especie construyen varios nidos en la misma estación y los investigadores determinaron que a medida que creaban más y más nidos, el comportamiento registraba modificaciones.
"Uno de los cambios obvios es que a medida que las aves ganaban más experiencia dejaban caer menos hojas de pasto. Es decir, que a medida que construían más nidos mejoraba su habilidad", explicó el investigador.
Atraer parejas
Walsh y sus colegas eligieron a Ploceus velatus para su estudio por una razón práctica, la construcción de nidos múltiples en un mismo año. ¿Cómo se explica este comportamiento?
"Se debe a la misma razón por la que los seres humanos hacemos todo tipo de estupideces: para atraer una potencial pareja", dijo Walsh a BBC Mundo.
"Cuantos más nidos construye más descendencia tiene. Los adultos machos crean un nido, atraen una hembra, se aparean y la hembra cuida los huevos mientras el macho construye otro nido y atrae otra hembra y así sucesivamente".
Es particularmente interesante, según el investigador, que los adultos machos con experiencia previa de años anteriores mejoran su técnica rápidamente, del primer nido al segundo.
"Es como en el caso de los seres humanos, cuando no hemos hecho algo durante algún tiempo y nos lleva varios intentos poder hacerlo correctamente", señaló Walsh.
También se ha registrado el caso de aves juveniles de esta especie que recorren nidos abandonados, con los que juegan hasta prácticamente desarmarlos. El comportamiento podría ser parte del proceso de incorporación de conocimiento.
Los investigadores no saben aún cómo se explica el aprendizaje de las aves desde el punto de vista neurológico.
"Buscamos entender el desarrollo de la función cognitiva en los seres humanos. Pero no podemos, por ejemplo, aislar a una persona para estudiar su comportamiento. Con este trabajo queríamos demostrar que la construcción de nidos en las aves puede servir como un modelo para investigar la inteligencia y el aprendizaje", dijo Walsh.

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2011/09/110926_aves_aprendizaje

14.
Psicología innatista y etología, el estudio de la conducta adaptativa
La psicología innatista y la etología están interesadas en el valor adaptativo de la conducta para la supervivencia. Los orígenes de la disciplina se remontan al trabajo de Darwin, y sus fundadores modernos son Konrad Lorenz (1903-1989) y Niko Tinbergen (1907-1988).
Psicología innatista y etología
Aunque Lorenz no realizó más descubrimientos que otros etólogos, sus numerosos trabajos llamaron la atención sobre este nuevo campo. Este autor, nacido en Austria, comenzó sus estudios sobre etología a principios de la década de 1930, después de doctorarse en medicina, cuando se convenció de que los hitos evolutivos tienen su reflejo en los patrones de conducta innata de los animales, de la misma forma que se plasman en sus características físicas.
El otro autor esencial en la etología es el holandés Tinbergen. Este investigador trabajó a la sombra de Lorenz, a pesar de lo cual los etólogos consideran su aportación igualmente sustancial.
Durante su vida escolar el trabajo de Tinbergen era algo errático: le iba bien sólo en aquellas asignaturas que le interesaban, y de hecho muchos de sus profesores lo consideraban más bien perezoso y preocupado principalmente por los deportes.
Sin embargo, Tinbergen se doctoró en biología en 1932 tras lo cual empezó a realizar una serie de brillantes estudios etológicos. Su investigación se vio interrumpida en la 2ª Guerra Mundial debido a su encarcelamiento por protestar ante la destitución de profesores judíos; aunque aprovechó este tiempo para escribir sobre etología y algunos cuentos para niños. En 1973 Tinbergen, Lorenz y un tercer etólogo eminente, Karl Von Frish, obtuvieron conjuntamente el premio Nobel en fisiología y medicina.
Psicología innatista: los instintos, la impronta y los periodos sensibles
Uno de los planteamientos más destacados de la etología es que los organismos han de adaptarse al ambiente. Pero cuando se habla de ambiente hay que pensar no sólo en el ambiente actual; sino que también es importante considerar el ambiente al que tuvieron que adaptarse los antepasados en el curso de la evolución filogenética.
Algunos patrones de comportamiento tuvieron en su momento tal importancia para la supervivencia de la especie que han quedado grabados en las señas de identidad de todos sus miembros, incluso cuando en algunos casos hayan dejado de ser útiles para su fin original.
Una derivación de esta idea es que las pautas de comportamiento de los seres humanos se entienden mejor cuando se las considera no como mero fruto de circunstancias vitales individuales, sino como consecuencia de una larga lucha por la supervivencia.
 
En definitiva, la historia de las especies (y entre ellas la humana) ha dejado en los genes ecos que en ocasiones siguen condicionando pautas de conducta y los patrones de desarrollo. A continuación se ejemplificarán estas ideas a través de la exposición de un tipo de conducta adaptativa que ha recibido un interés especial por parte de los etólogos: la conducta instintiva.
 
El papel de los instintos
Los etólogos plantean que los instintos son una clase especial de conducta no aprendida que tiene las siguientes características:
  1. Es desencadenada por un estímulo externo específico. Por ejemplo, la gallina reacciona ante la llamada de estrés de sus pollos con una serie de comportamientos concretos cuyo objetivo es protegerlos.
  2. Los instintos son específicos para cada especie, esto es, los patrones conductuales particulares sólo se encuentran en los miembros de una especie concreta.
  3. Las conductas siempre incluyen algún patrón fijo de acción, o componente estereotipado (piénsese en las conductas de cortejo o las de combate de muchos animales). No obstante, algunas partes pueden ser modificadas.
  4. El patrón fijo de acción tiene un componente impulsor o dinamizador, que le exige al individuo implicarse en la conducta.
  5. Los instintos, como productos de la evolución, tienen cierto valor para la supervivencia.
En muchos casos la sensibilidad del animal a estímulos específicos desencadenantes de comportamientos es innata; pero en otros casos el animal nace con una laguna en su conocimiento innato.
Es decir, está equipado con todos los patrones conductuales del instinto pero le falta alguna información relacionada con el estímulo desencadenante. Esta información se rellena durante un período temprano en la vida del animal mediante un proceso denominado impronta.
La impronta
El ejemplo clásico es el de muchas especies de aves que nacen con una conducta instintiva de seguimiento. Aunque inicialmente no saben de manera innata qué o quién debe ser el blanco de sus persecuciones, normalmente acaban corriendo detrás de su madre (el blanco más adecuado). En realidad siguen a su madre porque ella ha sido el primer objeto que ellos han visto durante un período específico.
Las observaciones realizadas sobre este fenómeno han mostrado que la impronta ocurre en un intervalo temprano y restringido de la evolución del animal. Si la madre no está presente en ese espacio temporal pero hay algún objeto parecido en ciertas dimensiones a la madre el animal sigue a este objeto (p.ej., una botella en movimiento).
El período crítico
Muchos niños que han criado pollitos saben que éstos los han tomado por su «madre», y los han perseguido a todas partes. Esto llevó a un importante concepto teórico: el del período crítico.
Este se refiere a un intervalo limitado de tiempo durante el que el organismo está biológicamente preparado para adquirir ciertas conductas, pero que requiere la existencia de un ambiente estimular apropiado.
Por tanto, el animal joven mostrará apego a un objeto sólo si se expone y sigue al objeto durante el período crítico. Si se expone antes o después no se formará la relación de apego.
Actualmente, se utiliza más la denominación de «período sensible» ya que se ha comprobado que estas fases no están fijadas tan irrevocablemente por factores internos y que sus efectos no son tan absolutos como se proponía anteriormente.
La Etología y la Psicología innatista se preguntan por el valor adaptativo de los instintos y la impronta
Los etólogos se han planteado cuál es el valor adaptativo de la impronta. A este respecto se ha comprobado que este proceso ha evolucionado como un mecanismo de apego particularmente fuerte en aquellos mamíferos y aves que viven en grupos, que se mueven pronto después del nacimiento y que están sometidos a una fuerte presión por parte de los depredadores.
En estas especies la rápida formación de una conducta de seguimiento asegura que el individuo joven seguirá a su progenitor en su huida en momentos de peligro, y también que estará cerca de la madre para poder ser alimentado y protegido. Aunque éste es un proceso rápido y especialmente temprano, se puede considerar que puede ocurrir algún tipo de impronta en un amplio rango de especies, incluyendo a los primates.
Por ejemplo, los chimpancés pequeños no muestran mucha preocupación por el individuo con quién están hasta que tienen tres o cuatro meses. Entonces desarrollan una marcada preferencia por su madre (o padre adoptivo) y se vuelven cautelosos con los demás adultos.
Después de este momento los chimpancés permanecen cerca de su madre, se van con ella regularmente, y si la madre muestra alguna señal de que va a partir, los monitos se apresuran a subir sobre ella. Por tanto, los chimpancés se apegan a un objeto particular durante un determinado período de su vida (Bowlby, 1982). En los niños humanos puede ocurrir un proceso similar.
La concepción del desarrollo desde la Psicología innatista y la etología
Desde esta perspectiva hay cuatro cuestiones fundamentales que permiten comprender cualquier comportamiento:
Evidentemente sólo la primera de ellas trata de la ontogénesis. La cuestión ontogenética exige una primera fase descriptiva (cómo cambia el comportamiento) para poder estudiar luego qué factores (endógenos, situacionales) podrían explicar el comportamiento. Distinguir las relaciones causales inmediatas de las relaciones relativas a la ontogénesis es una tarea compleja y no siempre posible.
Los comportamientos de las especies
Entre los comportamientos más importantes que aparecen a lo largo del desarrollo destacan las denominadas conductas específicas de las especies.
Estas incluyen comportamientos como el apego social, la dominacia-sumisión, la comida, el cuidado de los miembros infantiles, etc. También se desarrollan los impulsos (según Lorenz), los patrones fijos de acción y los sistemas de control (según Bowlby).
En cuanto a los factores endógenos que explican la aparición de los comportamientos se encuentran procesos como la maduración física, los cambios hormonales, los cambios en el comportamiento motor e incluso las variaciones en la eficacia del sistema nervioso.
Todos ellos subyacen a la aparición de periodos sensibles o de conductas específicas de las especies. Por ejemplo, la conducta de cortejo de ciertos pájaros sólo aparece cuando el pájaro madura hasta el punto de hacer posible la reproducción.
Además de a los cambios biológicos también se le da importancia a las capacidades de aprendizaje específicas y generales que cada especie tiene. Así, aunque los etólogos conceden gran importancia a los factores biológicos también abordan aquellas conductas aprendidas que conducen a la adaptación.
Una idea esencial para la concepción etológica del desarrollo es que la evolución ontogenética del comportamiento se concibe en el contexto de la evolución filogenética
De este modo, se asume que muchos de los repertorios del comportamiento han sido aprendidos a lo largo de la historia de la especie y se han mantenido gracias a su valor adaptativo.
Esto puede conducir a la idea de que para que el desarrollo se produzca normalmente deben mantenerse el conjunto de señales y respuestas generadas en la evolución. Además, para los etólogos el desarrollo de un organismo no se entiende tan sólo como una marcha hacia la edad adulta, punto de culminación y referencia por excelencia.
Desde esta perspectiva se concede más importancia a las etapas de inmadurez, ya que cada una tiene su razón de ser. Para los etólogos y psicólogos innatistas las fases de inmadurez cumplen una función esencial para el desarrollo del organismo y la vida de la especie.

https://www.psicoactiva.com/blog/psicologia-innatista-y-etologia/

Dr. Iván Seperiza Pasquali
Quilpué, Chile
Septiembre de 2022
Portal MUNDO MEJOR: http://www.mundomejorchile.com/
Correo electrónico: isp2002@vtr.net