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Salud Mental y Cambio Climático

 

Proemio

En 1961 el prestigioso médico Dr. Carl Gustav Jung (1875 - 1961) poco  antes de morir nos advirtió: 

“Mi conciencia de Médico me aconseja cumplir con el deber de advertir, que a la Humanidad le esperan hechos tales, que corresponden al Fin de una Era y  me inquieta la suerte de aquellos que sin estar preparados hayan de ser sorprendidos por los acontecimientos. Hasta ahora, que yo sepa, nadie se ha sentido movido a considerar los posibles efectos psíquicos del cambio que es de prever”.

 

Y Jung tenía Razón: Veamos:

 

Desarrollo

“Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas,
pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”

Jung


La ecoansiedad, solastalgia, ecodepresión, entre otros términos, se refieren a la ansiedad, miedo o sufrimiento por el deterioro del medio ambiente en el que vivimos. “El término de ecoansiedad es relativamente nuevo en la historia de la psicología.

1.
De la ecoansiedad a la solastalgia: así pasa factura el cambio climático a la salud mental
Los desastres naturales y la incertidumbre que genera el calentamiento global no solo asolan pueblos y tierras de cultivo, también pueden provocar graves trastornos psicológicos
 
13 de agosto de 2019
Cuando el calor aprieta cuesta más conciliar el sueño, el estado de ánimo cambia, aparece la ansiedad y el cansancio llega antes. Son efectos bien conocidos que percibimos como normales y que son cada vez más frecuentes, ya que los termómetros no paran de romper récords, pero las previsiones no son nada halagüeñas, ni en lo que se refiere a las temperaturas ni a los efectos en la salud. La temperatura aumentará entre 3 y 5 grados durante el siglo XXI, según la Organización Meteorológica Mundial, y el cambio climático tendrá graves consecuencias en la salud mental de millones de personas. No hay que esperar al futuro para ver la relación entre el calentamiento global y los trastornos psicológicos; están mostrándose ya.
"A medida que la temperatura ambiente aumenta, la salud mental se ve deteriorada", explica Felipe González, el profesor de la Universidad Católica de Chile que ha liderado un estudio publicado la revista Nature Climate Change, que analiza cómo afecta la subida de los termómetros a la salud mental de las personas. El trabajo, que se ha centrado en Estados Unidos y México, con resultados similares a ambas orillas de Río Bravo, concluye que "durante un mes particularmente caluroso hay más suicidios y las personas tuitean sentimientos más depresivos".
No es una novedad que un incremento de las temperaturas altera los patrones del sueño, empeora el estado de ánimo y reduce comportamientos saludables como hacer ejercicio, pero González explica que aún no se conocen las causas exactas de cómo inciden las variaciones en el clima en nuestra salud. Sin embargo, cree que hay "buenas razones" para pensar en una explicación fisiológica: la forma en que trabajan los neurotransmisores como la serotonina, que regula la emoción y la temperatura corporal, parece estar detrás del fenómeno. "Nuestros procesos fisiológicos están regulados por la naturaleza, y el cambio climático genera perturbaciones, rompe nuestro equilibrio con el entorno y se convierte en una importante fuente de estrés", añade el psicólogo Juan Cruz. "Todo ello incide especialmente en poblaciones más vulnerables como las personas mayores, dependientes o quienes tienen algún problema mental", destaca. No es casualidad que la Organización de Naciones Unidas ha incluido ya la salud mental entre sus indicadores para analizar el impacto del cambio climático.
La factura psicológica de los desastres naturales
El trabajo de González forma parte de un goteo de investigaciones que vinculan el cambio climático con el deterioro de la salud mental. Otras observaciones interesantes apuntan a que en épocas con variaciones importantes del clima -lluvia por encima de lo normal o temperaturas altas poco habituales- las consultas por trastornos mentales se incrementan. Es uno de los principales resultados de un trabajo publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos PNAS, liderado por el investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts Nick Obradovich.
Para llegar a esta alarmante conclusión, los científicos analizaron datos de dos millones de personas entre 2002 y 2012 en el país norteamericano, lo que les permitió establecer una relación entre el aumento de las temperaturas y el incremento de problemas como la ansiedad, el estrés y la depresión. Otra de las conclusiones del estudio es que el riesgo de desarrollar problemas de salud mental de las personas que han vivido el huracán Katrina (que en 2005 dejó 2.000 muertos y más de 650.000 desplazados) es un 4% superior. Los supervivientes, además, tienen gran riesgo de sufrir estrés postraumático y la mitad de ellos tuvieron episodios de ansiedad o un trastorno del estado de ánimo.
Sequías, tormentas, inundaciones y otros desastres que el cambio climático promete hacer más frecuentes tienen un papel clave en la salud mental, que precisa un cuidado más atento de lo que a veces pensamos. Sus consecuencias se traducen en traumas debidos a pérdida de seres queridos o bienes personales, y afectan aún con mayor fuerza cuando obligan a las personas a desplazarse dentro de su propio país o a emigrar a otro. En estos casos surgen problemas de pérdida de identidad personal y profesional, sentimientos de impotencia y miedo, ausencia de autonomía... También aparecen dolencias como la llamada solastalgia, un neologismo que define un "fenómeno que se caracteriza por un sentido de desolación y pérdida similar a lo experimentado por personas obligadas a migrar de su entorno familiar".
Los fenómenos meteorológicos extremos no solo alteran ecosistemas, desorganizan la producción de alimentos y el suministro de agua, dañan infraestructuras y asentamientos humanos, también tienen "consecuencias para la salud mental y el bienestar humano". Insiste en ello el informe Impacto, adaptación y vulnerabilidad, del Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, que ya en los noventa alertaba de que el principal impacto directo del cambio climático serían las migraciones forzosas, la mayoría en países en vías de desarrollo. Sus poblaciones son las más vulnerables porque "tienden a depender más de la actividad económica relacionada con la agricultura", explica el investigador Felipe González. La economía queda más en manos del clima y, por tanto, su población está más expuesta a los problemas de salud mental. El resto del mundo también se enfrenta a este delicado desafío.
Ecoansiedad por una Tierra perdida
El informe El concepto de refugiado climático, publicado por la Unión Europea en mayo del año pasado, refleja que cerca de 26 millones de personas se ven afectadas cada año por inundaciones, sequías o tormentas en todo el mundo. Prácticamente una cada segundo. También que el clima ha obligado a emigrar a uno de cada diez residentes de islas como Kiribati, Nauru y Tuvalu, en el océano Pacífico, o que 200.000 personas de Bangladesh -el segundo país más vulnerable al cambio climático, después de Chad- se quedan sin hogar anualmente debido a la erosión de la orilla de los ríos.
Pero no hay que viajar tan lejos para comprobar estos perjuicios. Se intuyen en los incendios que España sufre cada verano (que pueden prevenirse con medidas muy poco traumáticas), cuyos efectos se exacerban en tragedias recientes como las de Atenas -con casi un centenar de fallecidos, en julio de 2018- o Portugal, donde 62 personas perdieron la vida el verano de 2017 a causa del fuego. Estos episodios han hecho que muchas personas se hayan quedado sin casa o tierras de cultivo. Para ellas, se ha hecho realidad la amenaza a la salud mental latente bajo los cimientos de un mundo amenazados por el calentamiento global.
"En general, el cambio climático puede considerarse una fuente adicional de estrés para nuestras preocupaciones cotidianas", insiste el estudio Salud mental y nuestro clima cambiante: impactos, implicaciones y orientación, publicado en la revista International Journal of Mental Health Systems y elaborado por la Asociación Psicológica Americana y Ecoamérica. La cada vez más rápida destrucción del planeta inquieta a una ciudadanía a la que la pérdida de biodiversidad, las noticias sobre grandes incendios o la desaparición de especies afectan de una u otra manera. "Aunque no lo parezca, es un sentimiento de tristeza que aparece y nos inquieta", añade el psicólogo Juan Cruz, quien habla del concepto de "ecoansiedad o ansiedad climática", al que define como "el miedo crónico a la destrucción medioambiental" y que sucede bien porque una persona empatiza con ese sufrimiento del planeta bien porque ha vivido una situación directa de catástrofe ambiental. La solución está en el presente, y se llama prevención.
"Se necesitan compromisos globales, como los Acuerdo de París, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Marco de Sendai para ayudar a avanzar en la salud mental global y la acción climática", concluye el estudio anterior. Sus investigadores piden en las conclusiones que el tema se aborde "de manera eficiente y holística", convirtiendo la prevención de los problemas de salud mental debido al cambio climático en un reto del siglo XXI.
https://elpais.com/elpais/2019/08/12/buenavida/1565605711_465206.html 
 



2.
El cambio climático empeora la salud mental
Diversos estudios científicos encuentran relación entre los episodios de olas de calor y el aumento de desórdenes emocionales
2 de octubre de 2019
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La crisis climática es el mayor reto global al que se enfrenta la humanidad. Aunque son muchos los aspectos que comprende y los sectores afectados, desde ecológicos a económicos, no menos importante son sus efectos sobre la salud de las personas. En 2015, Chris Dye, director de estrategia en la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaba: “El cambio climático no causa enfermedades, sino que magnifica los efectos de muchas de ellas”. 
La OMS calcula que el cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales al año,  a nivel mundial, entre 2030 y 2050, como consecuencia de modificaciones en las características de las enfermedades, muchas de ellas muy sensibles a los cambios de temperatura y pluviosidad. En términos de salud, los efectos del cambio climático se dejan notar en diferentes ámbitos y son conocidos y combatidos, sobre todo, en los países más desarrollados económicamente. Los mayores impactos, sin embargo, los sufren los países más pobres. Entre las amenazas para la salud se encuentran: los efectos de los extremos térmicos (olas de calor y frío) cada vez más intensos y frecuentes en el tiempo; el aumento de enfermedades tropicales transmitidas por vectores (por ejemplo, el paludismo y el dengue), ya que debido al calentamiento global, estos vectores de transmisión han llegado a áreas de alta densidad de población que históricamente han estado libres de ellos; mayor morbi-mortalidad asociada a la mala calidad del aire que se respira, especialmente en zonas urbanas, el incremento de contaminantes químicos se intensifica debido a unas peores condiciones atmosféricas promovidas por situaciones de mayor insolación y estabilidad. Otras grandes causas de sobre-mortalidad atribuibles al cambio climático son la malnutrición y las diarreas, debidas a una mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, ciclones, tormentas, inundaciones y sequías, que conducen a  escasez de alimentos, mala calidad del agua, alimentos contaminados y, finalmente, desplazamientos de población, principalmente en las zonas geográficas donde se aúnan todas estos impactos. 
En estos momentos uno de los campos con mayor interés científico es el de la influencia de los efectos del cambio climático sobre la salud mental de las poblaciones afectadas, constituyendo una parte importante de la carga de enfermedad asociada a estos. La percepción de un estado de salud mental óptimo debe de entenderse no solo como el padecer o no una enfermedad mental diagnosticada, sino desde un estado óptimo de salud física y emocional. Habría que distinguir dos escalas de incidencia:
La provocada por un mayor número en frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, sequías, huracanes, tornados, aumento del nivel del mar, aumento de incendios forestales, etc. Todos estos eventos extremos producen un importante impacto sobre la población: cambios en los usos del suelo, en la productividad agrícola y pesquera, en la disponibilidad y calidad del agua; en el peor de los casos, pérdidas de infraestructuras y hogares; aumento de las desigualdades socioeconómicas y, por tanto, en salud; disminución de la seguridad alimentaria y hambrunas; una situación de mayor pobreza; e incluso, conflictos armados. Estas situaciones generan migraciones masivas de población conocidas con el término de refugiados climáticos. En los seis primeros meses de 2019 estos han ascendido a siete millones de personas, superando a los desplazados por conflictos bélicos. 
En esta primera escala de afectación es donde la salud mental juega un importante papel. Más allá del aumento de lesiones y traumatismos generados por los eventos extremos, estas situaciones de estrés muy intenso y ansiedad generan en la población afectada –especialmente, entre los más vulnerables por edad o género– un desencadenante importante de diversas enfermedades mentales en diferentes rangos de gravedad. El seguimiento y la cuantificación de este tipo de riesgo es complicado puesto que hasta ahora no era considerado en toda su magnitud, obviando aspectos tan importantes como, por ejemplo, el abandono de tratamientos médicos ocasionado por estas situaciones puntuales de gravedad. Generar registros fiables monitorizados sobre estas circunstancias es importante para dimensionar el plan de actuación, vigilancia y seguimiento de situaciones de emergencia desde el punto de vista de la salud. Por lo tanto, el cambio climático puede afectar directamente a la salud mental por la exposición a traumas psicológicos y situaciones vitales estresantes, como las vividas en desastres naturales climáticos, cada vez más frecuentes, con lesiones, traumatismos, pérdida de vida de personas, bienes y desplazamientos involuntarios. Afectan a la percepción de salud y a la seguridad de las personas constituyendo por tanto un factor de riesgo para estados de ansiedad, estrés post-traumático, depresión y suicidio. 
De entre el resto de los factores de riesgo para la salud mental investigados, la siguiente escala de incidencia sería la afectación de forma indirecta.  Por ejemplo, por el aumento de la contaminación atmosférica o por un acontecimiento que no genere una situación de urgencia como los comentados anteriormente. La evidencia científica se va acumulando en torno a trabajos que encuentran asociaciones robustas entre los episodios de olas de calor y el aumento de desórdenes emocionales y del comportamiento (incremento de la violencia y abuso de sustancias tóxicas: alcohol, medicamentos, drogas), así como un aumento de la tasa de suicidios durante episodios de temperaturas extremas y sequía. Los grupos de población altamente vulnerables serían,  sobre todo, las personas que ya padecen una enfermedad mental, y, especialmente, la población anciana que fisiológicamente ya padece una peor termorregulación y además se encuentra polimedicada en la mayoría de los casos al padecer enfermedades asociadas (diabetes, hipertensión). Condicionantes individuales que, a su vez, se ven agravados por vivir en peores condiciones de habitabilidad y soportar peores situaciones socioeconómicas. 
En este punto entra en juego el concepto de pobreza energética (Boardman 1991) y sus implicaciones sobre la salud mental de las personas. La pobreza energética es la incapacidad económica de mantener a una temperatura adecuada la vivienda habitual tanto en verano (refrigerada) como en invierno (calefactada), por lo que las olas de calor y de frío (cada vez más frecuentes e intensas) son el factor precipitante de un empeoramiento o el desencadenante de diversas afecciones mentales (incluyendo el suicidio). En este ámbito son especialmente importantes las diferencias de género. La feminización de la pobreza energética es un tema de investigación reciente, puesto que las mujeres son, en muchos casos, las sustentadoras económicas de los hogares, bien sea por edad (pensionistas) o por ser la única persona con capacidad de contribuir económicamente al hogar. 
Otra cuestión es cómo afecta la calidad del aire a la salud mental, especialmente en las ciudades con superaciones constantes de los valores guía de protección
a la salud de la OMS. En la última década han aparecido numerosos estudios que relacionan los desórdenes psiquiátricos con la contaminación atmosférica. En general, el mecanismo biológico capaz de relacionar la asociación entre estos factores ambientales  y los suicidios es que el 90% de las personas que se suicidan tiene historias previas de desórdenes psiquiátricos como ansiedad, depresión o trastornos de la personalidad y es conocido que existe una asociación entre los niveles de contaminación atmosférica y el aumento de los ingresos por episodios depresivos y enfermedades neuropsiquiátricas. La contaminación atmosférica afecta al organismo mediante un mecanismo de estrés oxidativo (muchos de los contaminantes contienen sustancias tan tóxicas como metales pesados) y ello conduce a una neuroinflamación. La exposición constante y continuada a altos niveles de contaminación puede ser el estresor neuropsicológico que conduce a un empeoramiento de los síntomas. En un estudio publicado recientemente para la ciudad de Barcelona, se relaciona de forma estadísticamente significativa que el aumento de la exposición a largo plazo a la contaminación del aire puede aumentar las probabilidades de depresión y el uso de antidepresivos y benzodiacepinas. 

Por último, dentro del concepto de salud global entendida como un estado óptimo tanto físico como mental, se ha acuñado el término solastalgia (Albrecht, 2005) para describir una nueva clase de angustia psíquica y estrés existencial provocada por la presencia de ambientes degradados o deteriorados, particularmente en el entorno más cercano, y agravada por la sensación de incapacidad o impotencia para solucionarlo. La solastalgia conlleva un malestar generalizado, un sentimiento de pérdida y duelo, y provoca problemas de salud más graves como abuso de drogas, dolencias físicas y enfermedades mentales. Este nuevo concepto ayuda a comprender, un impacto poco estudiado hasta ahora de la crisis climática, el psicológico y como  procesos que están sucediendo a nivel mundial plantean nuevos desafíos para el campo de la asistencia sanitaria, los planes de vigilancia y los fenómenos de adaptación al cambio climático.

https://ctxt.es/es/20191002/Politica/28629/salud-mental-impacto-cambio-climatico-OMS.htm

 
3.
Expertos analizan efectos del cambio climático en el organismo y la salud mental
3 de Diciembre de 2019
The Lancet Countdown, organización internacional que reúne a 35 instituciones académicas y agencias de la ONU que monitorea los vínculos entre la salud pública y el cambio climático, lanzó su primer reporte para Chile, en alianza con el Centro de Políticas Públicas UC. ¿Su objetivo? Evidenciar el impacto del cambio climático en la salud de los chilenos, en tres aspectos: olas de calor, incendios forestales y contaminación ambiental. Además, entrega propuestas de política pública para abordar dichos problemas.
Este reporte se presentó en un seminario en la Universidad Católica el 3 de diciembre, con la presencia del Rector UC, Ignacio Sánchez: “Debemos ser conscientes de que hoy Chile enfrenta una grave crisis social, que es también ambiental y que será agravada por el cambio climático”.
Yasna Palmeiro, enfermera, magíster en salud pública, PhD© en Salud Global por la University College London y autora del reporte de la Lancet para Chile, presentó en el seminario los principales resultados; además de las sugerencias de política pública.

Centros climatizados para las olas de calor
En Chile, según datos de la Lancet Countdown, el aumento en la temperatura durante los meses de verano ha sido de 0,46 grados entre 2014 y 2018. Las olas de calor y el calor extremo están asociados a mayor accidente cardiovascular en población vulnerable, a fallas cardiacas, enfermedades respiratorias, falla renal aguda. “Los más expuestos a sufrir consecuencias son las personas más vulnerables, con enfermedades preexistentes, los mayores de 65 años”, explicó Yasna.
En su presentación, entregó una serie de recomendaciones a los tomadores de decisión: “Debemos tener una comunicación mucho más efectiva entre la dirección meteorológica, las instituciones de salud y la población general”. De esta manera, cuando se pronostiquen eventos de calor extremo u olas de calor, se debe ofrecer a la población la posibilidad de asistir centros climatizados. “El aire acondicionado genera gases de efecto invernadero, pero al corto plazo y para prevenir muertes, lo vamos a necesitar”, aclaró.
Incendios forestales: detección temprana y bosques saludables
Enfermedades respiratorias, alergias, asma, son solo algunos de los daños directos o indirectos que provocan los incendios forestales. En Chile, entre 2015 y 2018, hubo 431.000 personas expuestas a incendios forestales. En este caso, su recomendación a las autoridades estuvo enfocada en la promoción de bosques saludables, con flora y fauna nativa del país y sin monocultivos, además de invertir en sistemas de detección temprana.
Contaminación del aire
La contaminación propia de los automóviles, sumada a las altas temperaturas y rayos solares, genera ciertos compuestos muy irritativos para el organismo. Esto se traduce en enfermedades cardiacas, enfermedades respiratorias a corto y largo plazo e incluso cáncer. “En Chile, el 2018 tuvimos un índice de material particulado fino anual de 24,9 microgramos por metro cúbico. Esto significa que casi doblamos la norma estándar de la Organización Mundial de la Salud”, enfatizó. ¿Sus recomendaciones? Una red de transporte público eficiente energéticamente y bajo en carbono y promover vías seguras para caminar y andar en bicicleta.
Después de la presentación de la autora del reporte, Yasna Palmeiro, se llevó a cabo un panel con expertos, conformado por Ignacio Silva, académico de la U. de Chile; Sandra Cortés, académica de Salud Pública UC; Luis Cifuentes, académico de Ingeniería UC; Macarena Olivares, directora de Medioambiente de la Municipalidad de Renca; y Mauricio Ilabaca, secretario técnico de Medioambiente del Colegio Médico de Chile.
En el panel, se conversó sobre los efectos del cambio climático sobre la salud mental. “Los niños/as y adolescentes expuestos a eventos climatológicos extremos, como sequías e inundaciones, tienen 50% de probabilidades de sufrir consecuencias en salud mental, como estrés postraumático, ansiedad y depresión”, dijo Ignacio Silva.

Por su parte, Mauricio Ilabaca, dijo que “Como médicos y trabajadores de la salud tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para sensibilizar a las personas respecto de lo que significa el desafío del cambio climático, para que puedan ayudarnos a reducir emisiones de gases de efecto invernadero, cambiar a estilos de vida más saludables, energías eficientes renovables”.
La académica UC Sandra Cortés agregó que: “Todas las acciones de mitigación del cambio climático son bienvenidas, pero nuestro compromiso país debe ser mucho más vehemente para proteger la salud de las personas”.
El académico de Ingeniería UC, Luis Cifuentes, comentó que “El cambio climático no es un problema ambiental. Es un problema social, mediado por el ambiente. Los osos polares nos interesan mucho, son muy bonitos, pero más nos preocupa la salud de la población. Es un enfoque antropocéntrico, se puede discutir, pero a la hora de tomar decisiones, nadie dudaría en privilegiar la salud humana”.
Por último, Macarena Olivares, directora de Medio Ambiente de la Municipalidad de Renca, recalcó que “Estamos dentro de las seis comunas que tiene mayor índices de temperatura. A eso se suma que nuestra población está dentro del 80% más vulnerable. Por eso iniciamos un plan de reforestación masiva, con reforestaciones anuales que abordan más de 4.000 árboles en forma anual”.

https://politicaspublicas.uc.cl/noticia/expertos-analizan-efectos-del-cambio-climatico-en-el-organismo-y-la-salud-mental/


4.
Cambio climático: El planeta se encamina a un “catastrófico aumento” de 2,7 grados porque no recortamos las emisiones
26 de Octubre de 2021
El Informe sobre la brecha de emisiones, publicado este martes, muestra que los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales sólo conducirían a una reducción adicional del 7,5% de las emisiones anuales de efecto invernadero en 2030, en comparación con los compromisos anteriores.
Esto no es suficiente. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el mundo necesita una reducción del 55% de dichas emisiones para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5°C, el máximo definido por los científicos como el escenario menos arriesgado para nuestro planeta y el futuro de la humanidad.
“A menos de una semana de la (Conferencia sobre el Clima) COP26 en Glasgow, seguimos encaminados hacia la catástrofe climática”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, durante una rueda de prensa.
“Como dice el título del informe de este año: La calefacción está encendida. Y como muestra el contenido del informe, el liderazgo que necesitamos es inexistente. Está muy lejos de existir”, advirtió.
El Informe sobre la brecha de emisiones, publicado este martes, muestra que los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales sólo conducirían a una reducción adicional del 7,5% de las emisiones anuales de efecto invernadero en 2030, en comparación con los compromisos anteriores.
Esto no es suficiente. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente(PNUMA), el mundo necesita una reducción del 55% de dichas emisiones para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5°C, el máximo definido por los científicos como el escenario menos arriesgado para nuestro planeta y el futuro de la humanidad.
“A menos de una semana de la (Conferencia sobre el Clima) COP26 en Glasgow, seguimos encaminados hacia la catástrofe climática”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, durante una rueda de prensa.
“Como dice el título del informe de este año: La calefacción está encendida. Y como muestra el contenido del informe, el liderazgo que necesitamos es inexistente. Está muy lejos de existir”, advirtió.
La cuenta atrás ha comenzado
El informe es claro: para poder alcanzar el objetivo de 1,5 °C, el mundo necesita reducir casi a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos ocho años. Esto significa eliminar 28 gigatoneladas adicionales de CO2 equivalente de las emisiones anuales, además de lo prometido en las contribuciones determinadas a nivel nacional actualizadas y otros compromisos para 2030.
Según la agencia, las emisiones pospandémicas, tras disminuir inicialmente, se han recuperado y ahora están aumentando las concentraciones atmosféricas de CO2; las más altas en los últimos dos millones de años.
“La brecha de emisiones es el resultado de una brecha de liderazgo, pero los líderes aún pueden hacer que esto sea un momento decisivo hacia un futuro más verde en lugar de un punto de inflexión hacia la catástrofe climática. La era de las medias tintas y las promesas vacías debe terminar”, instó el jefe de la ONU, António Guterres.
Una oportunidad perdida
Los expertos señalan que los países tenían la oportunidad de utilizar el rescate fiscal y el gasto de recuperación de la COVID-19 para estimular las economías, fomentando al mismo tiempo un cambio hacia las bajas emisiones de carbono, pero “se ha dejado pasar en la mayoría de los países hasta ahora”.
Sólo un pequeño número de economías de renta alta concentra la mayor parte del gasto ecológico, y los países en desarrollo y los mercados emergentes corren el riesgo de quedarse atrás.
El gasto de COVID-19 ha sido mucho menor en las economías de bajos ingresos (60 dólares por persona) que en las economías avanzadas (11.800 dólares por persona). El informe advierte que es probable que las brechas en la financiación agraven las diferencias en las naciones vulnerables en cuanto a la resiliencia climática y las medidas de mitigación.
“Mientras los líderes mundiales se preparan para la COP26, este informe es otra llamada de atención atronadora. ¿Cuántas más necesitamos?… Los científicos tienen claros los hechos. Ahora los líderes deben ser igual de claros en sus acciones. Deben acudir a Glasgow con planes ambiciosos, con plazos y bien preparados de trabajo para alcanzar las emisiones netas cero”, añadió Guterres.
El metano en el punto de mira
El Informe sobre la brecha de emisiones 2021 también analiza el potencial que tiene la reducción de las emisiones de gas metano procedentes de los sectores de los combustibles fósiles, los residuos y la agricultura, para frenar el calentamiento a corto plazo.
Los expertos explican que la reducción del metano podría limitar el aumento de la temperatura más rápidamente que la del dióxido de carbono. Este gas, el segundo mayor contribuyente al calentamiento global, tiene un potencial de calentamiento más de 80 veces superior al del dióxido de carbono en un horizonte temporal de 20 años; además, su vida en la atmósfera es más corta que la del dióxido de carbono: sólo doce años, frente a los cientos que puede durar el CO2.
El informe indica que las medidas técnicas disponibles, de bajo coste o nulas, podrían reducir las emisiones antropogénicas de metano en aproximadamente un 20% al año, y con medidas estructurales y de comportamiento más amplias, en aproximadamente un 45%.

https://www.paiscircular.cl/agenda-2030/cambio-climatico-el-planeta-se-encamina-a-un-catastrofico-aumento-de-27-grados-porque-no-recortamos-las-emisiones/


 
5.
La relación entre el cambio climático y la salud mental
26 de noviembre de 2021
En los últimos años hemos asistido a una mayor preocupación por la salud mental y a las devastadoras consecuencias del cambio climático sobre nuestro planeta. Desde olas de calor extremas a incendios de sexta generación o sequías desmesuradas.
Los daños físicos han dejado claro que no son para tomarse este tema a broma y que la Tierra está llegando a un punto de no retorno. Es tal su alcance que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define el cambio climático como «el gran desafío mundial del siglo XXI». Además, advierte de que «amenaza todos los aspectos de la sociedad en la que vivimos, incluyendo la salud».
A pesar de que existe literatura sobre los efectos del cambio climático sobre la salud, la investigación acerca de sus consecuencias ha sido tradicionalmente dejada de lado, aunque cada vez se publican –y, sobre todo, se demandan– más estudios en esta área. Los más recientes sugieren que la salud mental y el bienestar psíquico están íntimamente relacionados con el cambio climático, tanto a nivel individual como colectivo.
Cambio climático: más investigación en salud mental
Sin ir más lejos, la Universidad de Bath (Reino Unido) publicó el pasado mes de septiembre los resultados de una  encuesta realizada a 10.000 jóvenes de entre 16 y 25 años procedentes de diez países distintos. Casi el 50% afirmaba que la inacción climática de los Gobiernos les provoca miedo, estrés, ansiedad, tristeza, enfado, impotencia o sentimiento de culpabilidad.
Asimismo, en octubre se publicó el estudio Lancet Countdownrealizado con la implicación de 43 universidades y agencias nacionales. Este estudio ha concluido que los episodios de temperaturas extremas se asocian a «alteraciones afectivas y al aumento de ingresos hospitalarios relacionados con la salud mental e, incluso, los suicidios».
«Hemos constatado, tras revisar 6.000 millones de tuits geolocalizados en 40.000 localidades y un millón de individuos diarios, que, durante las jornadas de olas de calor, las expresiones negativas aumentan», explica Marina Romanello, autora principal del estudio. Los autores del mismo están seguros de que existe un impacto del cambio climático en la salud mental. También coinciden en que es difícil medirlo, porque hace falta más investigación en esa área.
Ecoansiedad y solastalgia
El ser humano forma parte de los lugares en los que habita y, si estos se deterioran, también lo hace, de alguna manera, su identidad. Esta angustia provocada por ser testigo de que el entorno natural que te rodea se degrada es lo que se conoce como «solastalgia». Este término lo acuñó en 2005 por el filósofo australiano Albrecht tras apoyar una causa en contra de la minería de carbón a cielo abierto.
Este conjunto de emociones negativas –miedo, estrés, ansiedad, etc.– provocadas por el temor crónico a un cataclismo ambiental se denominan «ecoansiedad». El catedrático de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), José Antonio Corraliza, explica que «hay que tener en cuenta que es una respuesta emocional, que puede ser normal, aunque también puede ser patológica».
Es decir, que la ansiedad que provocan las noticias negativas sobre el cambio climático no debe necesariamente resultar perjudicial, porque puede hacer que la persona reaccione y se implique en la solución. El problema viene cuando esta misma ansiedad es destructiva y hace que la persona se bloquee.
La acción colectiva como solución parcial
La angustia provocada por el cambio climático está relacionada, en parte, con la sensación de desamparo e impotencia ante los daños de la crisis ecológica. Las personas suelen percibir, por un lado, que sus acciones individuales no son suficientes para paliar los efectos adversos. Por otro lado, que los Gobiernos, instituciones y organismos responsables no asumen su cometido de  modificarlos y evitarlos.
En consecuencia, una de las modalidades de afrontar estos sentimientos negativos puede ser implicarse en organizaciones de acción colectiva para así tener un sentimiento de pertenencia. Los expertos en psicología medioambiental sostienen que mediante esta reafirmación en lo comunitario y al compartir valores con otras personas se pueden contrarrestar los efectos negativos de la ecoansiedad.

https://www.ambientum.com/ambientum/cambio-climatico/la-relacion-entre-el-cambio-climatico-y-la-salud-mental.asp

6.
Ecoansiedad: así afecta el cambio climático a nuestra salud mental

4 de diciembre de 2021
La ecoansiedad es una sensación de aprensión, preocupación e incertidumbre por el alcance potencial de los impactos previstos del cambio climático
Agobio, impotencia, incertidumbre y preocupación son algunos de los sentimientos que experimentan a diario las personas ecoansiosas, debido al impacto cada vez mayor de la crisis climática. Aunque esta inquietud está en aumento entre los más jóvenes, la mejor estrategia es compartir y comunicar este desasosiego y realizar acciones beneficiosas para el medioambiente.
Cada mañana, Bruno Martín, comunicador científico de Scienseed, se levanta angustiado por la crisis ecológica. Acaba el día de la misma manera. Cada pequeño gesto que realiza a lo largo de la jornada resulta “agotador”, confiesa a SINC.
“Cuando digo esto, la gente se piensa que me agobia comprar cosas envueltas en plástico o en Amazon porque me siento culpable, pero no es exactamente eso (aunque también). Lo que realmente me estresa es ver en las noticias que cada año más gente muera por inundaciones, incendios, olas de calor, o que desaparezca la fauna y los espacios naturales porque los destruimos o que los gobernantes mundiales sean incapaces de pactar el final de los combustibles fósiles”, comenta el comunicador científico.
Este sentimiento de impotenciaincomprensión y agobio que genera la crisis climática se conoce como ecoansiedad. Tradicionalmente, la comunidad científica ha analizado los efectos que tienen las acciones humanas en el medioambiente y cómo las consecuencias repercuten en nuestra salud física a través de la contaminación, la propagación de enfermedades o la escasez de alimentos, entre otros. Ahora, además, se habla cada vez más sobre cómo todos estos efectos afectan a nuestra salud mental.
La ecoansiedad sería por tanto la sensación de aprensión, preocupación e incertidumbre por el alcance potencial de los impactos previstos del cambio climático, según la define a SINC María Ojala, catedrática de Psicología de la Universidad de Örebro (Suecia), que estudia cómo los jóvenes se sienten frente a las amenazas ambientales.
Este sentimiento tiene su origen en los futuros tan catastróficos que se presentan ante nosotros. Por ejemplo, cuando leemos noticias de estudios sobre el calentamiento global o cuando vemos imágenes devastadoras que se producen como consecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos.
“Uno se siente desamparado, triste, enfadado, ansioso porque ve como esos futuros se han materializado y todo parece indicar que van a ser cada vez más frecuentes”, explica a SINC Andreu Escrivà, doctor en Biodiversidad y autor del libro Y ahora yo qué hago: Cómo evitar la culpa climática y pasar a la acción.
Un problema muy presente
Sin embargo, no solo está relacionado con el futuro, sino también con el presente. Todavía se habla del cambio climático como un concepto abstracto al que tendremos que hacer frente en un futuro. Por tanto, no es un problema que involucra a la sociedad actual, sino a las futuras generaciones. Esta narrativa simplista que comparte la mayoría de la sociedad es otra de las razones que más agobian a las personas que padecen ecoansiedad.
“La gente que habla del planeta que vamos a dejar a nuestros nietos o del planeta que tendremos en 50 años… es que me hierve la sangre. Yo estoy hablando de los refugiados ambientales que tenemos hoy, de los muertos que tenemos hoy, de los que han salido en el telediario de esta mañana”, recalca Bruno Martín. 
A esto se suma el sentimiento de impotencia y de culpa, ya que, a menudo, los ciudadanos preocupados por el estado del planeta no cuentan con las herramientas suficientes para afrontar este problema.
“Te sientes culpable porque existe una narrativa de que los ciudadanos tenemos que hacerlo todo (cambiar nuestros hábitos: reciclar el plástico, utilizar transporte público, comer menos carne…) y, a la vez, sentimos que los problemas climáticos son de una magnitud enorme. Por tanto, esa impotencia nos genera mucha ansiedad climática”, añade Escrivà.
El comunicador de Scienseed coincide: “Intentas hacer las cosas bien, pero el sistema te lo pone muy difícil. A mucha gente parece que le da igual y a la que no le da igual tampoco sabe muy bien que hacer”.
Dos tipos de ecoansiosos
Según el doctor en Biodiversidad, existen dos tipos de ecoansiosos. “Por un lado están las personas que acaban convencidas de que lo hacen todo mal y de que podrían hacer más [para minimizar su impacto en el medioambiente]. Eso lo tenemos que evitar porque la culpa es un sentimiento que no moviliza y que no lleva a la acción”.
Por otro lado, están los hiperperfeccionistas, es decir, “aquellas personas que, por ejemplo, no usan nada que contenga plástico, no comen carne por motivos climáticos o no se suben a un coche pase lo que pase”, explica el experto.
Sin embargo, en diferentes investigaciones se ha observado que estos perfiles tampoco movilizan. “A veces llevan a pensar que si rompemos la perfección, todo lo que hemos hecho ya no vale para nada, y eso es falso”, apunta Escrivà.
“El cambio climático no es una especie de catecismo o de deberes que haya que cumplir al 100 %. A mí como divulgador y activista, no me interesa que solo un 5 % de los españoles lo hagan todo ‘perfecto’, sino que el 80 % de la población de este país reduzca, por ejemplo, a la mitad su consumo de plástico, carne, vuelos en avión, etc.” detalla.
Además, según el científico, estos perfiles hiperperfeccionistas pueden ser peligrosos si se toman como ejemplo y generan más ecoansiedad, ya que hay gente que no puede renunciar a ciertas cosas por su situación personal.
“Hay personas que pueden renunciar al plástico, pero no otras, como los médicos. Por tanto, hay que ver estos perfiles como gente que, gracias a los privilegios que tienen y a su concienciación y empuje, ha podido realizar ciertos cambios”, asevera el experto.
Más incertidumbre entre niños y jóvenes
Además, un artículo de opinión publicado en la revista BMJ señala que los niveles de ecoansiedad están en aumento, especialmente entre los niños y los jóvenes. Los investigadores del Imperial College London en Reino Unido, Mala Rao y Richard A. Powell, comentaban los resultados de una encuesta realizada en 2020 a psiquiatras infantiles de Inglaterra. Más de la mitad (57 %) de ellos atiende a niños y jóvenes angustiados por la crisis climática y el estado del medioambiente.
“Lo que les preocupa es la incertidumbre sobre el futuro, ya que cada vez hay más conciencia sobre la magnitud del cambio catastrófico que puede producirse y la urgencia de la necesidad de actuar a escala mundial”, subraya a SINC Rao.
Una encuesta realizada a psiquiatras infantiles de Inglaterra mostraba que más de la mitad (57 %) atiende a niños y jóvenes angustiados por la crisis climática y el estado del medioambiente
Además, lo más frustrante para estos jóvenes es “que los gobiernos y los adultos –especialmente los que tienen influencia y poder– no parecen compartir esta preocupación por el cambio climático y la urgencia de la necesidad de actuar. Por tanto, se sienten traicionados y abandonados”, añade la experta.
Esperanza contra el cambio climático
Pero, a pesar de los ánimos, ¿hay lugar para la esperanza? A nivel político, el pacto de Glasgow alcanzado en la última Cumbre del Clima (COP26) ha sido calificado por los expertos como insuficiente ante la emergencia a la que nos enfrentamos, aunque se han establecido acciones concretas para reducir de manera significativa el uso del carbón y terminar con los subsidios a los combustibles fósiles.
Según María Ojala, la mejor estrategia para afrontar el cambio climático es tener esperanza y ampliar nuestra perspectiva: “Tenemos que ser capaces de ver los aspectos positivos, como que cada vez más gente es consciente de la crisis climática o que, a lo largo de la historia, se han resuelto problemas sociales difíciles”, explica la psicóloga.
“Grupos activistas como Extinction Rebellion consideran que de la rabia que genera la inacción de los líderes, saldrán movimientos transformadores. Yo confío más en inspirar, motivar y ofrecer esperanza. Una esperanza que requiere exigir cambios e implementarlos en nuestro día a día, eso sí.”, detalla a SINC Irene Baños, periodista especializada en temas medioambientales y autora del libro Ecoansias.
Además, es fundamental que las personas ecoansiosas hablen de sus preocupaciones ambientales y se relacionen con personas que compartan esas inquietudes. Formar parte de un grupo de voluntariado, donde se realicen acciones beneficiosas para el medioambiente, puede tener el potencial de mejorar el bienestar de la persona y disminuir su ecoansiedad.
“Trabajar con otras personas de una edad similar y que comparten un interés común tiene la ventaja de empezar a desarrollar una resiliencia emocional como grupo, y de creer que tienen voz y que son parte de la solución”, afirma Rao.
Baños coincide: “Es importante unirse a colectivos de cualquier índole que nos hagan sentir que no estamos en soledad frente a semejante reto, que nos inspiren y nos den esperanza”.
“Y, por supuesto, sacudirnos la culpa de encima; hagamos lo que hagamos, no dejemos que la obsesión por la perfección nos aplaste o corremos el peligro de caer en la parálisis”, concluye la periodista.
https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Ecoansiedad-asi-afecta-el-cambio-climatico-a-nuestra-salud-mental


7.
Por qué la salud mental debe ser una prioridad al adoptar medidas relacionadas con el cambio climático
3 de junio de 2022
En un nuevo informe de políticas de la OMS se ponen de relieve las medidas que deben adoptar los países
En un nuevo informe de políticas de la OMS, publicado hoy con motivo de la conferencia «Estocolmo+50», se llega a la conclusión de que el cambio climático plantea graves riesgos para la salud mental y el bienestar. Por consiguiente, la Organización insta a los países a que incluyan el apoyo a la salud mental en su respuesta a la crisis climática, y da ejemplos de unos cuantos países pioneros que lo han incorporado eficazmente.  
Las conclusiones del informe de políticas coinciden con las de un informe reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en febrero de este año. Según este Grupo, la rapidez del cambio climático supone una amenaza cada vez mayor para la salud mental y el bienestar psicosocial, al provocar trastornos que van desde el malestar emocional hasta la ansiedad, la depresión, el dolor o las conductas suicidas. 
«Los efectos del cambio climático están cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana, y existe un escaso apoyo especializado en materia de salud mental para las personas y las comunidades que se enfrentan a peligros relacionados con el clima y a un riesgo a largo plazo», afirmó la Dra. María Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS. 
Los efectos del cambio climático en la salud mental se distribuyen de forma desigual entre determinados grupos que se ven afectados de manera desproporcionada, debido a factores tales como la situación socioeconómica, el género o la edad. Ahora bien, es evidente que el cambio climático afecta a muchos de los determinantes sociales que ya están conduciendo a enormes cargas de la salud mental en todo el mundo. Según una encuesta de la OMS que se llevó a cabo en 2021 en 95 países, solo 9 de ellos habían incluido, hasta la fecha, el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en sus planes nacionales sobre salud y cambio climático.  
«El impacto del cambio climático está agravando la situación ya de por sí sumamente complicada en que se encuentran la salud mental y los servicios de salud mental a nivel mundial. Casi mil millones de personas viven con trastornos mentales pero, en los países de ingreso bajo y mediano, tres de cada cuatro personas no tienen acceso a los servicios necesarios», declaró Dévora Kestel, Directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS. «Si se aumenta el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en el marco de las medidas de reducción del riesgo de desastres y relacionadas con el clima, los países podrán hacer más para ayudar a proteger a las personas que corren mayor riesgo». 
En el nuevo informe de políticas de la OMS se recomiendan cinco enfoques importantes para que los gobiernos aborden los efectos del cambio climático en la salud mental: 
«Los Estados Miembros de la OMS han dejado muy claro que, para ellos, la salud mental es una prioridad. Estamos trabajando en estrecha colaboración con los países para proteger la salud física y mental de las personas frente a las amenazas climáticas», dijo el Dr. Diarmid Campbell-Lendrum, responsable de la lucha contra el cambio climático de la OMS, y uno de los principales autores del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). 
Hay algunos buenos ejemplos de cómo esto puede llevarse a cabo, entre los que cabe mencionar el de Filipinas, que reconstruyó y mejoró sus servicios de salud mental tras el impacto del tifón Haiyan en 2013, o el de la India, país en que un proyecto nacional ha permitido ampliar la reducción del riesgo de desastres, además de preparar a las ciudades para responder a los riesgos climáticos y hacer frente a las necesidades psicosociales y de salud mental. 
Nota para los redactores
La OMS define la salud mental como «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad». 
La OMS define el apoyo en materia de salud mental y psicosocial como «cualquier tipo de apoyo local o externo cuyo objetivo es proteger o promover el bienestar psicosocial y/o prevenir o tratar los trastornos de salud mental».

https://www.who.int/es/news/item/03-06-2022-why-mental-health-is-a-priority-for-action-on-climate-change

 
 
 8.
La OMS avisa de "graves riesgos" del cambio climático para la salud mental
El organismo internacional recomienda cinco enfoques para evitar un aumento de trastornos mentales
3 de junio de 2022
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido, con motivo de la conferencia ambiental 'Estocolmo+50', de que el cambio climático plantea "graves riesgos" para la salud mental y el bienestar. Por consiguiente, a través de un informe, ha instado a los países a que incluyan el apoyo a la salud mental en su respuesta a la crisis climática, y da ejemplos de varios países pioneros que lo han incorporado eficazmente.
Las conclusiones del documento coinciden con las de un informe reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), publicado en febrero de este año. Según el IPCC, la rapidez del cambio climático supone "una amenaza cada vez mayor" para la salud mental y el bienestar psicosocial, al provocar trastornos que van desde el malestar emocional hasta la ansiedad, la depresión, el dolor o las conductas suicidas.
"Los efectos del cambio climático están cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana, y existe un escaso apoyo especializado en materia de salud mental para las personas y las comunidades que se enfrentan a peligros relacionados con el clima y a un riesgo a largo plazo", ha comentado la directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, la española María Neira.
¿Qué población es la más afectada por el cambio climático?
El organismo sanitario internacional de Naciones Unidas apunta que los efectos del cambio climático en la salud mental se distribuyen "de forma desigual" entre determinados grupos que se ven afectados "de manera desproporcionada", debido a factores como la situación socioeconómica, el género o la edad. Según una encuesta de la OMS que se llevó a cabo en 2021 en 95 países, solo 9 de ellos habían incluido, hasta la fecha, el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en sus planes nacionales sobre salud y cambio climático.
Como buenos ejemplos, la OMS menciona a Filipinas, que reconstruyó y mejoró sus servicios de salud mental tras el impacto del tifón Haiyan en 2013, o el de la India, donde un proyecto "ha permitido ampliar la reducción del riesgo de desastres, además de preparar a las ciudades para responder a los riesgos climáticos y hacer frente a las necesidades psicosociales y de salud mental".
"El impacto del cambio climático está agravando la situación ya de por sí sumamente complicada en que se encuentran la salud mental y los servicios de salud mental a nivel mundial. Casi mil millones de personas viven con trastornos mentales pero, en los países de ingreso bajo y mediano, tres de cada cuatro personas no tienen acceso a los servicios necesarios. Si se aumenta el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en el marco de las medidas de reducción del riesgo de desastres y relacionadas con el clima, los países podrán hacer más para ayudar a proteger a las personas que corren mayor riesgo", ha comentado al respecto la directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, Dévora Kestel.


¿Cómo deberían reforzar la salud mental los países?

En concreto, recomiendan cinco enfoques para que los gobiernos aborden los efectos del cambio climático en la salud mental. En primer lugar, integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental, así como el apoyo a la salud mental con la acción climática. También reclaman reducir el "importante déficit" de financiación que existe para el apoyo a la salud mental y psicosocial.
"Los Estados Miembros de la OMS han dejado muy claro que, para ellos, la salud mental es una prioridad. Estamos trabajando en estrecha colaboración con los países para proteger la salud física y mental de las personas frente a las amenazas climáticas", ha remachado el doctor Diarmid Campbell-Lendrum, responsable de la lucha contra el cambio climático de la OMS, y uno de los principales autores del IPCC.

https://www.redaccionmedica.com/secciones/psiquiatria/la-oms-avisa-de-graves-riesgos-del-cambio-climatico-para-la-salud-mental-4874


9.
Alientan a que los gobiernos cuiden la salud mental frente al impacto del cambio climático
9 de junio de 2022
Así lo indicó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado reciente. Qué pueden aportar la psicología y disciplinas afines a este objetivo
Cada vez más, la agenda del cambio climático se impone como una urgencia, dado que especialistas de todo el mundo advierten a diario cómo la depredación de los recursos naturales y el modo productivo extractivista afecta todas las especies que habitan el planeta.
Así, es central considerar todas las dimensiones de salud del ser humano; o sea, el bienestar integral.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió recientemente un comunicado en el que alienta que los gobiernos tomen medidas urgentes para cuidar la salud mental frente al fenómeno del cambio climático.
Según la entidad, un nuevo informe publicado en ocasión de la conferencia de Estocolmo +50 coincide con otras documentaciones de expertos al señalar que «la rapidez del cambio climático supone una amenaza cada vez mayor para la salud mental y el bienestar psicosocial, al provocar trastornos que van desde el malestar emocional hasta la ansiedad, la depresión, el dolor o las conductas suicidas».
Esto al considerar, además, que «los efectos del cambio climático en la salud mental se distribuyen de forma desigual entre determinados grupos que se ven afectados de manera desproporcionada, debido a factores tales como la situación socioeconómica, el género o la edad».
En tanto, aseguró el organismo, «es evidente que el cambio climático afecta muchos de los determinantes sociales que ya están conduciendo a enormes cargas en todo el mundo».
Lo que realmente llama la atención es que, en este contexto, se sabe que sólo nueve de cada 95 países han incluido el apoyo en este campo sanitario a sus planes generales y de cambio climático.
«El impacto del cambio climático está agravando la situación ya de por sí sumamente complicada en que se encuentran la salud mental y los servicios a nivel mundial. Casi mil millones de personas viven con trastornos mentales pero, en los países de ingresos bajos y medianos, tres de cada cuatro personas no tienen acceso a los servicios necesarios», dijo sobre este punto Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.
«Si se aumenta el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en el marco de las medidas de reducción del riesgo de desastres y relacionadas con el clima, los países podrán hacer más para ayudar a proteger a las personas que corren mayor riesgo», aseguró.
Por eso, la OMS comunicó este mes, previamente al Día Mundial del Medioambiente -celebrado el pasado 5 de junio-, una serie de ejes que los gobiernos pueden poner en consideración.
En principio, es necesario integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental. En segundo lugar, las acciones deben basarse en compromisos mundiales.
Además, se exhorta a que las políticas públicas se orienten a elaborar enfoques basados en la comunidad para reducir vulnerabilidades.
En tanto, es fundamental reducir el importante déficit de financiación que existe para la atención en salud mental y psicosocial.
Vale señalar que la OMS conceptualiza la salud mental como «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y puede aportar algo a su comunidad»; y el apoyo en materia de salud mental y psicosocial como «cualquier tipo de apoyo local o externo cuyo objetivo es proteger o promover el bienestar psicosocial y/o prevenir o tratar los trastornos de salud mental».
Investigaciones
Con relación a este tema, también recientemente la Asociación Americana de Psicología (APA) dedicó esta semana la portada de su sitio web al cambio climático y a los aportes que se pueden hacer desde la psicología.
Uno de los textos, firmado por Heather Stringer, reseña los resultados de un estudio en psicología social que comenzó en mayo del año pasado, en el cual participaron 10 mil personas de 16 a 25 años de edad que residen en 10 países distintos.
Según la investigación, 60% de los encuestados manifestó estar extremadamente o muy preocupado por el cambio climático; y más de la mitad consideraba que la «humanidad estaba condenada y que tendrían menos oportunidades que sus padres».
Por otro lado, la entidad también publicó de manera online un plan de acción para la psicología sobre este tema, en el que asegura que el campo disciplinario cuenta con «trabajo valioso» sobre la problemática.
«Responder a la crisis climática es una tarea esencial para la generación actual y muchas generaciones por venir», dice la introducción al documento.
«Aunque la gravedad y urgencia de la crisis no debe ser subestimada, permanece dentro de la capacidad de la sociedad para reducir la mayoría de los efectos adversos y promover la salud, el bienestar y la justicia para todas las personas», asegura el reporte, en indica que «los psicólogos tienen el conocimiento y las habilidades para diseñar e implementar estrategias que ayudarán a realizar estos objetivos».
Entre otros, la entidad que agrupa a profesionales de Estados Unidos también difundió un reporte titulado «Salud mental y nuestro cambio climático. Impacto, desigualdades y respuestas»,
que revela el estado actual de la situación y de cómo puede contribuir la psicología desde su mirada sobre el bienestar humano.
https://comercioyjusticia.info/mundopsy/alientan-a-que-los-gobiernos-cuiden-la-salud-mental-frente-al-impacto-del-cambio-climatico/

  
Amiga, Amigo:

Fue genial la visión del gran Carl Gustav Jung que tuvo poco antes de morir al señalar para el mundo:
“Mi conciencia de Médico me aconseja cumplir con el deber de advertir, que a la Humanidad le esperan hechos tales, que corresponden al Fin de una Era y  me inquieta la suerte de aquellos que sin estar preparados hayan de ser sorprendidos por los acontecimientos. Hasta ahora, que yo sepa, nadie se ha sentido movido a considerar los posibles efectos psíquicos del cambio que es de prever”.

Visión que se hizo realidad con el Cambio Climático y el Calentamiento Global que ese año 1961 solo unos pocos lo estudiaban antes que fuera oficializado como una realidad mundial.


El presente escrito 649 con 9 actualizados temas de InterNet no se deja para causar temor ante una realidad que debemos Conocer, realidad que ha causado muchas muertes y desgracias con efectos psíquicos por este Cambio Climático y, gracias a la Mente, al conocer la realidad será más fácil de Afrontar y Superar.





Dr. Iván Seperiza Pasquali
Quilpué, Chile
Julio de 2022
Portal MUNDO MEJOR: http://www.mundomejorchile.com/
Correo electrónico: isp2002@vtr.net