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Salud
Mental y Cambio Climático
Proemio
En 1961 el prestigioso médico Dr. Carl Gustav Jung (1875 - 1961) poco antes de morir nos advirtió:
“Mi conciencia de Médico me
aconseja cumplir con el deber de advertir, que a la Humanidad le esperan hechos
tales, que corresponden al Fin de una Era y me inquieta la suerte de
aquellos que sin estar preparados hayan de ser sorprendidos por los
acontecimientos. Hasta ahora, que yo sepa, nadie se ha sentido movido a
considerar los posibles efectos psíquicos del cambio que es de prever”.
Y Jung tenía
Razón: Veamos:
Desarrollo
“Conozca todas las
teorías. Domine todas las técnicas,
pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”
Jung
La ecoansiedad, solastalgia, ecodepresión, entre otros términos, se refieren a la ansiedad, miedo o sufrimiento por el deterioro del medio ambiente en el que vivimos. “El término de ecoansiedad es relativamente nuevo en la historia de la psicología.
1.
De la ecoansiedad a la
solastalgia: así pasa factura el cambio climático a la salud mental
Los desastres
naturales y la incertidumbre que genera el calentamiento global no solo asolan
pueblos y tierras de cultivo, también pueden provocar graves trastornos
psicológicos
13 de agosto de
2019
Cuando el calor
aprieta cuesta más conciliar el sueño, el estado de ánimo cambia, aparece la
ansiedad y el cansancio llega antes. Son efectos bien conocidos que percibimos
como normales y que son cada vez más frecuentes, ya que los termómetros no
paran de romper récords, pero las previsiones no son nada halagüeñas, ni en lo
que se refiere a las temperaturas ni a los efectos en la salud. La temperatura
aumentará entre 3 y 5 grados durante el siglo XXI, según la Organización
Meteorológica Mundial, y el cambio climático tendrá graves consecuencias en la
salud mental de millones de personas. No hay que esperar al futuro para ver la
relación entre el calentamiento global y los trastornos psicológicos; están
mostrándose ya.
"A medida que la
temperatura ambiente aumenta, la salud mental se ve deteriorada", explica
Felipe González, el profesor de la Universidad Católica de Chile que ha
liderado un estudio publicado la revista Nature Climate Change, que analiza cómo afecta la subida
de los termómetros a la salud mental de las personas. El trabajo, que se ha
centrado en Estados Unidos y México, con resultados similares a ambas orillas
de Río Bravo, concluye que "durante
un mes particularmente caluroso hay más suicidios y las personas tuitean
sentimientos más depresivos".
No es una novedad que un
incremento de las temperaturas altera los patrones del sueño, empeora el estado
de ánimo y reduce comportamientos saludables como hacer ejercicio, pero
González explica que aún no se conocen las causas exactas de cómo inciden las
variaciones en el clima en nuestra salud. Sin embargo, cree que hay
"buenas razones" para pensar en una explicación fisiológica: la forma en que trabajan los
neurotransmisores como la serotonina, que regula la emoción y la temperatura
corporal, parece estar detrás del fenómeno. "Nuestros
procesos fisiológicos están regulados por la naturaleza, y el cambio climático
genera perturbaciones, rompe nuestro equilibrio con el entorno y se convierte
en una importante fuente de estrés", añade el psicólogo Juan Cruz.
"Todo ello incide especialmente en poblaciones más vulnerables como las
personas mayores, dependientes o quienes tienen algún problema mental",
destaca. No es casualidad que la Organización de Naciones Unidas ha incluido ya
la salud mental entre sus indicadores para analizar
el impacto del cambio climático.
La factura psicológica
de los desastres naturales
El trabajo de González forma
parte de un goteo de investigaciones que vinculan el cambio climático con el
deterioro de la salud mental. Otras observaciones interesantes
apuntan a que en épocas con variaciones importantes del clima -lluvia por
encima de lo normal o temperaturas altas poco habituales- las
consultas por trastornos mentales se incrementan. Es uno de los principales
resultados de un trabajo publicado en la revista de la Academia Nacional de
Ciencias de Estados Unidos PNAS,
liderado por el investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts Nick
Obradovich.
Para llegar a esta alarmante
conclusión, los científicos analizaron datos de dos millones de personas entre
2002 y 2012 en el país norteamericano, lo que les permitió establecer una
relación entre el aumento de las temperaturas y el incremento de problemas como la ansiedad, el estrés y la
depresión. Otra de las conclusiones del estudio es que el riesgo de
desarrollar problemas de salud mental de las
personas que han vivido el huracán Katrina (que en 2005 dejó 2.000 muertos y
más de 650.000 desplazados) es un 4% superior. Los supervivientes,
además, tienen gran riesgo de sufrir estrés postraumático y la mitad de ellos
tuvieron episodios de ansiedad o un trastorno del estado de ánimo.
Sequías, tormentas, inundaciones
y otros desastres que el cambio climático promete hacer más frecuentes tienen
un papel clave en la salud mental, que precisa un cuidado más atento de
lo que a veces pensamos. Sus
consecuencias se traducen en traumas debidos a pérdida de seres queridos o
bienes personales, y afectan aún con mayor fuerza cuando
obligan a las personas a desplazarse dentro de su propio país o a emigrar a
otro. En estos casos surgen problemas de pérdida de identidad personal y
profesional, sentimientos de impotencia y miedo, ausencia de autonomía...
También aparecen dolencias como la llamada solastalgia, un neologismo que
define un "fenómeno que se caracteriza por un sentido de desolación y
pérdida similar a lo experimentado por personas obligadas a migrar de su
entorno familiar".
Los fenómenos meteorológicos
extremos no solo alteran ecosistemas, desorganizan la producción de alimentos y
el suministro de agua, dañan infraestructuras y asentamientos humanos, también
tienen "consecuencias para la salud mental y el bienestar humano".
Insiste en ello el informe Impacto, adaptación y vulnerabilidad,
del Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, que ya en
los noventa alertaba de que el principal impacto directo del cambio climático
serían las migraciones forzosas, la mayoría en países en vías de desarrollo. Sus poblaciones son las más vulnerables
porque "tienden a depender más de la actividad económica relacionada con
la agricultura", explica el investigador Felipe González.
La economía queda más en manos del clima y, por tanto, su población está más
expuesta a los problemas de salud mental. El resto del mundo también se
enfrenta a este delicado desafío.
Ecoansiedad por una
Tierra perdida
El informe El concepto de refugiado climático,
publicado por la Unión Europea en mayo del año pasado, refleja que cerca de 26 millones de personas se ven
afectadas cada año por inundaciones, sequías o tormentas en
todo el mundo. Prácticamente una cada segundo. También que el clima ha obligado
a emigrar a uno de cada diez residentes de islas como Kiribati, Nauru y Tuvalu,
en el océano Pacífico, o que 200.000 personas de Bangladesh -el segundo país
más vulnerable al cambio climático, después de Chad- se quedan sin hogar
anualmente debido a la erosión de la orilla de los ríos.
Pero no hay que viajar tan lejos
para comprobar estos
perjuicios. Se intuyen en los incendios que España sufre cada verano (que pueden prevenirse con medidas
muy poco traumáticas), cuyos efectos se exacerban en tragedias
recientes como las de Atenas -con casi un centenar de fallecidos, en julio de
2018- o Portugal, donde 62 personas perdieron la vida el verano de 2017 a causa del fuego.
Estos episodios han hecho que muchas personas se hayan quedado sin casa o
tierras de cultivo. Para ellas, se ha hecho realidad la amenaza a la salud
mental latente bajo los cimientos de un mundo amenazados por el calentamiento
global.
"En general, el cambio
climático puede considerarse una fuente adicional de estrés para nuestras
preocupaciones cotidianas", insiste el estudio Salud mental y nuestro clima
cambiante: impactos, implicaciones y orientación, publicado en
la revista International Journal
of Mental Health Systems y elaborado por la Asociación Psicológica
Americana y Ecoamérica. La
cada vez más rápida destrucción del planeta inquieta a una ciudadanía
a la que la pérdida de biodiversidad, las noticias sobre grandes incendios o la
desaparición de especies afectan de una u otra manera. "Aunque no lo
parezca, es un sentimiento de tristeza que aparece y nos inquieta", añade
el psicólogo Juan Cruz, quien habla del concepto de "ecoansiedad o ansiedad
climática", al que define como "el miedo crónico a la destrucción
medioambiental" y que sucede bien porque una persona empatiza con ese
sufrimiento del planeta bien porque ha vivido una situación directa de
catástrofe ambiental. La solución está en el presente, y se llama prevención.
"Se necesitan compromisos
globales, como los Acuerdo de París, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y
el Marco de Sendai para ayudar a avanzar en la salud mental global y la acción
climática", concluye el estudio anterior.
Sus investigadores piden en las conclusiones que el tema se aborde "de
manera eficiente y holística", convirtiendo la prevención de los problemas
de salud mental debido al cambio climático en un reto del siglo XXI.
https://elpais.com/elpais/2019/08/12/buenavida/1565605711_465206.html
2.
El cambio climático empeora la salud mental
Diversos estudios científicos encuentran relación
entre los episodios de olas de calor y el aumento de desórdenes emocionales
2 de octubre de 2019
El 1
de octubre, CTXT abre nuevo local para su comunidad lectora en el barrio de
Chamberí. Se llamará El Taller de CTXT y será bar, librería y espacio de
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La crisis climática es
el mayor reto global al que se enfrenta la humanidad. Aunque son muchos los
aspectos que comprende y los sectores afectados, desde ecológicos a económicos,
no menos importante son sus efectos sobre la salud de las personas. En 2015,
Chris Dye, director de estrategia en la Organización Mundial de la Salud (OMS)
señalaba: “El cambio climático no causa
enfermedades, sino que magnifica los efectos de muchas de ellas”.
La OMS calcula
que el cambio climático causará unas
250.000 muertes adicionales al año, a nivel mundial, entre
2030 y 2050, como consecuencia de modificaciones en las características de las
enfermedades, muchas de ellas muy sensibles a los cambios de temperatura y
pluviosidad. En términos de salud, los efectos del cambio climático se dejan
notar en diferentes ámbitos y son conocidos y combatidos, sobre todo, en los
países más desarrollados económicamente. Los mayores impactos, sin embargo, los
sufren los países más pobres. Entre las amenazas para la salud se encuentran:
los efectos de los extremos térmicos (olas de calor y frío) cada vez más
intensos y frecuentes en el tiempo; el aumento de enfermedades tropicales
transmitidas por vectores (por ejemplo, el paludismo y el dengue), ya que
debido al calentamiento global, estos vectores de transmisión han llegado a
áreas de alta densidad de población que históricamente han estado libres de ellos;
mayor morbi-mortalidad asociada a la mala calidad del aire que se respira,
especialmente en zonas urbanas, el incremento de contaminantes químicos se
intensifica debido a unas peores condiciones atmosféricas promovidas por
situaciones de mayor insolación y estabilidad. Otras grandes causas de
sobre-mortalidad atribuibles al cambio climático son la malnutrición y las
diarreas, debidas a una mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos
meteorológicos extremos, como huracanes, ciclones, tormentas, inundaciones y
sequías, que conducen a escasez de alimentos, mala calidad del agua,
alimentos contaminados y, finalmente, desplazamientos de población,
principalmente en las zonas geográficas donde se aúnan todas estos
impactos.
En estos momentos uno
de los campos con mayor interés científico es el de la influencia de los
efectos del cambio climático sobre la salud mental de las poblaciones
afectadas, constituyendo una parte importante de la carga de enfermedad
asociada a estos. La percepción de un estado de salud mental óptimo debe de
entenderse no solo como el padecer o no una enfermedad mental diagnosticada,
sino desde un estado óptimo de salud física y emocional. Habría que distinguir
dos escalas de incidencia:
La provocada por un
mayor número en frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos
como inundaciones, sequías, huracanes, tornados, aumento del nivel del mar,
aumento de incendios forestales, etc. Todos estos eventos extremos producen un
importante impacto sobre la población: cambios en los usos del suelo, en la
productividad agrícola y pesquera, en la disponibilidad y calidad del agua; en
el peor de los casos, pérdidas de infraestructuras y hogares; aumento de las
desigualdades socioeconómicas y, por tanto, en salud; disminución de la seguridad
alimentaria y hambrunas; una situación de mayor pobreza; e incluso, conflictos
armados. Estas situaciones generan migraciones masivas de población conocidas
con el término de refugiados climáticos. En los seis primeros meses de 2019
estos han ascendido a siete millones de personas, superando a los desplazados
por conflictos bélicos.
En esta primera escala
de afectación es donde la salud mental juega un importante papel. Más allá del
aumento de lesiones y traumatismos generados por los eventos extremos, estas
situaciones de estrés muy intenso y ansiedad generan en la población afectada
–especialmente, entre los más vulnerables por edad o género– un desencadenante
importante de diversas enfermedades mentales en diferentes rangos de gravedad.
El seguimiento y la cuantificación de este tipo de riesgo es complicado puesto
que hasta ahora no era considerado en toda su magnitud, obviando aspectos tan
importantes como, por ejemplo, el abandono de tratamientos médicos ocasionado
por estas situaciones puntuales de gravedad. Generar registros fiables
monitorizados sobre estas circunstancias es importante para dimensionar el plan
de actuación, vigilancia y seguimiento de situaciones de emergencia desde el
punto de vista de la salud. Por lo tanto, el cambio climático puede afectar
directamente a la salud mental por la exposición a traumas psicológicos y
situaciones vitales estresantes, como las vividas en desastres naturales
climáticos, cada vez más frecuentes, con lesiones, traumatismos, pérdida de
vida de personas, bienes y desplazamientos involuntarios. Afectan a la
percepción de salud y a la seguridad de las personas constituyendo por tanto un
factor de riesgo para estados de ansiedad, estrés post-traumático, depresión y
suicidio.
De entre el resto de
los factores de riesgo para la salud mental investigados, la siguiente escala
de incidencia sería la afectación de forma indirecta. Por ejemplo, por el
aumento de la contaminación atmosférica o por un acontecimiento que no genere
una situación de urgencia como los comentados anteriormente. La evidencia
científica se va acumulando en torno a trabajos que encuentran asociaciones
robustas entre los episodios de olas de calor y el aumento de desórdenes
emocionales y del comportamiento (incremento de la violencia y abuso de
sustancias tóxicas: alcohol, medicamentos, drogas), así como un aumento de la
tasa de suicidios durante episodios de temperaturas extremas y sequía. Los
grupos de población altamente vulnerables serían, sobre todo, las
personas que ya padecen una enfermedad mental, y, especialmente, la población
anciana que fisiológicamente ya padece una peor termorregulación y además se
encuentra polimedicada en la mayoría de los casos al padecer enfermedades
asociadas (diabetes, hipertensión). Condicionantes individuales que, a su vez,
se ven agravados por vivir en peores condiciones de habitabilidad y soportar
peores situaciones socioeconómicas.
En este punto entra en
juego el concepto de pobreza energética (Boardman 1991) y sus implicaciones
sobre la salud mental de las personas. La pobreza energética es la incapacidad
económica de mantener a una temperatura adecuada la vivienda habitual tanto en
verano (refrigerada) como en invierno (calefactada), por lo que las olas de
calor y de frío (cada vez más frecuentes e intensas) son el factor precipitante
de un empeoramiento o el desencadenante de diversas afecciones mentales
(incluyendo el suicidio). En este ámbito son especialmente importantes las
diferencias de género. La feminización de la pobreza energética es un tema de
investigación reciente, puesto que las mujeres son, en muchos casos, las
sustentadoras económicas de los hogares, bien sea por edad (pensionistas) o por
ser la única persona con capacidad de contribuir económicamente al hogar.
Otra cuestión es cómo afecta
la calidad del aire a la salud mental, especialmente en las ciudades con
superaciones constantes de los valores guía de protección
a la salud de la OMS.
En la última década han aparecido numerosos estudios que relacionan los
desórdenes psiquiátricos con la contaminación atmosférica. En
general, el mecanismo biológico capaz de relacionar la asociación entre estos
factores ambientales y los suicidios es que el 90% de las personas que se
suicidan tiene historias previas de desórdenes psiquiátricos como ansiedad,
depresión o trastornos de la personalidad y es conocido que existe una
asociación entre los niveles de contaminación atmosférica y el aumento de los
ingresos por episodios depresivos y enfermedades neuropsiquiátricas. La
contaminación atmosférica afecta al organismo mediante un mecanismo de estrés
oxidativo (muchos de los contaminantes contienen sustancias tan tóxicas como
metales pesados) y ello conduce a una neuroinflamación. La exposición constante
y continuada a altos niveles de contaminación puede ser el estresor
neuropsicológico que conduce a un empeoramiento de los síntomas. En un estudio
publicado recientemente para la ciudad de Barcelona, se relaciona
de forma estadísticamente significativa que el aumento de la exposición a largo
plazo a la contaminación del aire puede aumentar las probabilidades de
depresión y el uso de antidepresivos y benzodiacepinas.
Por último, dentro del
concepto de salud global entendida como un estado óptimo tanto físico como
mental, se ha acuñado el término solastalgia (Albrecht, 2005) para describir
una nueva clase de angustia psíquica y estrés existencial provocada por la
presencia de ambientes degradados o deteriorados, particularmente en el entorno
más cercano, y agravada por la sensación de incapacidad o impotencia para
solucionarlo. La solastalgia conlleva un malestar generalizado, un sentimiento
de pérdida y duelo, y provoca problemas de salud más graves como abuso de
drogas, dolencias físicas y enfermedades mentales. Este nuevo concepto ayuda a
comprender, un impacto poco estudiado hasta ahora de la crisis climática, el
psicológico y como procesos que están sucediendo a nivel mundial plantean
nuevos desafíos para el campo de la asistencia sanitaria, los planes de
vigilancia y los fenómenos de adaptación al cambio climático.
https://ctxt.es/es/20191002/Politica/28629/salud-mental-impacto-cambio-climatico-OMS.htm
3.
Expertos analizan efectos del
cambio climático en el organismo y la salud mental
3 de
Diciembre de 2019
The Lancet Countdown,
organización internacional que reúne a 35 instituciones académicas y agencias
de la ONU que monitorea los vínculos entre la salud pública y el cambio
climático, lanzó su primer reporte para Chile, en alianza con el Centro de
Políticas Públicas UC. ¿Su objetivo? Evidenciar el impacto del cambio climático
en la salud de los chilenos, en tres aspectos: olas de calor, incendios
forestales y contaminación ambiental. Además, entrega propuestas de política
pública para abordar dichos problemas.
Este reporte se
presentó en un seminario en la Universidad Católica el 3 de diciembre, con la
presencia del Rector UC, Ignacio Sánchez: “Debemos ser conscientes de que hoy
Chile enfrenta una grave crisis social, que es también ambiental y que será
agravada por el cambio climático”.
Yasna Palmeiro, enfermera, magíster en salud pública, PhD© en Salud Global por
la University College London y autora del reporte de la Lancet para Chile,
presentó en el seminario los principales resultados; además de las sugerencias
de política pública.
Centros climatizados
para las olas de calor
En Chile, según datos
de la Lancet Countdown, el aumento en la temperatura durante los meses de
verano ha sido de 0,46 grados entre 2014 y 2018. Las olas de calor y el calor
extremo están asociados a mayor accidente cardiovascular en población
vulnerable, a fallas cardiacas, enfermedades respiratorias, falla renal aguda.
“Los más expuestos a sufrir consecuencias son las personas más vulnerables, con
enfermedades preexistentes, los mayores de 65 años”, explicó Yasna.
En su presentación,
entregó una serie de recomendaciones a los tomadores de decisión: “Debemos
tener una comunicación mucho más efectiva entre la dirección meteorológica, las
instituciones de salud y la población general”. De esta manera, cuando se
pronostiquen eventos de calor extremo u olas de calor, se debe ofrecer a la
población la posibilidad de asistir centros climatizados. “El aire
acondicionado genera gases de efecto invernadero, pero al corto plazo y para
prevenir muertes, lo vamos a necesitar”, aclaró.
Incendios
forestales: detección temprana y bosques saludables
Enfermedades
respiratorias, alergias, asma, son solo algunos de los daños directos o
indirectos que provocan los incendios forestales. En Chile, entre 2015 y 2018,
hubo 431.000 personas expuestas a incendios forestales. En este caso, su
recomendación a las autoridades estuvo enfocada en la promoción de bosques
saludables, con flora y fauna nativa del país y sin monocultivos, además de
invertir en sistemas de detección temprana.
Contaminación
del aire
La contaminación propia
de los automóviles, sumada a las altas temperaturas y rayos solares, genera
ciertos compuestos muy irritativos para el organismo. Esto se traduce en
enfermedades cardiacas, enfermedades respiratorias a corto y largo plazo e
incluso cáncer. “En Chile, el 2018 tuvimos un índice de material particulado
fino anual de 24,9 microgramos por metro cúbico. Esto significa que casi
doblamos la norma estándar de la Organización Mundial de la Salud”, enfatizó.
¿Sus recomendaciones? Una red de transporte público eficiente energéticamente y
bajo en carbono y promover vías seguras para caminar y andar en bicicleta.
Después de la
presentación de la autora del reporte, Yasna Palmeiro, se llevó a cabo un panel
con expertos, conformado por Ignacio Silva, académico de la U. de Chile; Sandra
Cortés, académica de Salud Pública UC; Luis Cifuentes, académico de Ingeniería
UC; Macarena Olivares, directora de Medioambiente de la Municipalidad de Renca;
y Mauricio Ilabaca, secretario técnico de Medioambiente del Colegio Médico de
Chile.
En el panel, se conversó sobre los efectos del cambio climático sobre la salud
mental. “Los niños/as y adolescentes expuestos a eventos climatológicos
extremos, como sequías e inundaciones, tienen 50% de probabilidades de sufrir consecuencias
en salud mental, como estrés postraumático, ansiedad y depresión”, dijo Ignacio
Silva.
Por su parte, Mauricio
Ilabaca, dijo que “Como médicos y trabajadores de la salud tenemos que hacer un
esfuerzo muy grande para sensibilizar a las personas respecto de lo que
significa el desafío del cambio climático, para que puedan ayudarnos a reducir
emisiones de gases de efecto invernadero, cambiar a estilos de vida más
saludables, energías eficientes renovables”.
La académica UC Sandra
Cortés agregó que: “Todas las acciones de mitigación del cambio climático son
bienvenidas, pero nuestro compromiso país debe ser mucho más vehemente para
proteger la salud de las personas”.
El académico de
Ingeniería UC, Luis Cifuentes, comentó que “El cambio climático no es un
problema ambiental. Es un problema social, mediado por el ambiente. Los osos
polares nos interesan mucho, son muy bonitos, pero más nos preocupa la salud de
la población. Es un enfoque antropocéntrico, se puede discutir, pero a la hora
de tomar decisiones, nadie dudaría en privilegiar la salud humana”.
Por último, Macarena
Olivares, directora de Medio Ambiente de la Municipalidad de Renca, recalcó que
“Estamos dentro de las seis comunas que tiene mayor índices de temperatura. A
eso se suma que nuestra población está dentro del 80% más vulnerable. Por eso
iniciamos un plan de reforestación masiva, con reforestaciones anuales que
abordan más de 4.000 árboles en forma anual”.
https://politicaspublicas.uc.cl/noticia/expertos-analizan-efectos-del-cambio-climatico-en-el-organismo-y-la-salud-mental/
4.
Cambio climático: El planeta se encamina a un
“catastrófico aumento” de 2,7 grados porque no recortamos las emisiones
26 de Octubre de 2021
El Informe sobre la brecha de emisiones, publicado este martes, muestra
que los
esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales sólo conducirían a una reducción adicional
del 7,5% de las emisiones anuales de efecto invernadero en 2030,
en comparación con los compromisos anteriores.
Esto no es suficiente. Según el Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA), el mundo necesita una reducción del 55% de dichas
emisiones para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5°C,
el máximo definido por los científicos como el escenario menos arriesgado para
nuestro planeta y el futuro de la humanidad.
“A menos de una semana de la
(Conferencia sobre el Clima) COP26 en Glasgow, seguimos encaminados hacia la
catástrofe climática”, dijo el Secretario
General de las Naciones Unidas, António Guterres, durante una rueda de
prensa.
“Como dice el título del informe de
este año: La calefacción está
encendida. Y como muestra el contenido del informe, el liderazgo
que necesitamos es inexistente. Está muy lejos de existir”, advirtió.
El Informe sobre la brecha de emisiones, publicado este martes, muestra
que los
esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales sólo conducirían a una reducción adicional
del 7,5% de las emisiones anuales de efecto invernadero en 2030,
en comparación con los compromisos anteriores.
Esto no es suficiente. Según el Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente(PNUMA), el mundo necesita una reducción del 55% de dichas
emisiones para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5°C,
el máximo definido por los científicos como el escenario menos arriesgado para
nuestro planeta y el futuro de la humanidad.
“A menos de una semana de la
(Conferencia sobre el Clima) COP26 en Glasgow, seguimos encaminados hacia la
catástrofe climática”, dijo el Secretario
General de las Naciones Unidas, António Guterres, durante una rueda de
prensa.
“Como dice el título del informe de
este año: La calefacción está
encendida. Y como muestra el contenido del informe, el liderazgo
que necesitamos es inexistente. Está muy lejos de existir”, advirtió.
La cuenta atrás ha comenzado
El informe es claro: para poder
alcanzar el objetivo de 1,5
°C, el mundo necesita reducir casi a la mitad las
emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos ocho años. Esto significa eliminar 28 gigatoneladas
adicionales de CO2 equivalente de las emisiones anuales,
además de lo prometido en las contribuciones determinadas a nivel nacional
actualizadas y otros compromisos para 2030.
Según la agencia, las emisiones
pospandémicas, tras disminuir inicialmente, se han recuperado y ahora están
aumentando las concentraciones atmosféricas de CO2; las más altas en los
últimos dos millones de años.
“La brecha de emisiones es el resultado de una
brecha de liderazgo, pero los líderes aún pueden hacer que esto
sea un momento decisivo hacia un futuro más verde en lugar de un punto de
inflexión hacia la catástrofe climática. La era de las medias tintas y las
promesas vacías debe terminar”, instó el jefe de la ONU, António Guterres.
Una oportunidad perdida
Los expertos señalan que los países
tenían la oportunidad de utilizar el rescate fiscal y el gasto de recuperación
de la COVID-19
para estimular las economías, fomentando al mismo tiempo un cambio hacia las
bajas emisiones de carbono, pero “se ha dejado pasar en la mayoría de los
países hasta ahora”.
Sólo un pequeño número de economías de renta alta
concentra la mayor parte del gasto ecológico, y los países en
desarrollo y los mercados emergentes corren el riesgo de quedarse atrás.
El gasto de COVID-19 ha sido mucho menor en las
economías de bajos ingresos (60 dólares por persona) que en las economías
avanzadas (11.800 dólares por persona). El informe advierte que es probable que
las brechas en la financiación agraven las diferencias en las naciones
vulnerables en cuanto a la resiliencia climática y las medidas de mitigación.
“Mientras los líderes mundiales se
preparan para la COP26, este informe es otra llamada de atención
atronadora. ¿Cuántas más necesitamos?… Los científicos tienen claros los
hechos. Ahora los líderes deben ser igual de claros en sus acciones. Deben
acudir a Glasgow con planes ambiciosos, con plazos y bien preparados de trabajo
para alcanzar las emisiones netas cero”, añadió Guterres.
El metano en el punto de mira
El Informe sobre la brecha de emisiones 2021 también
analiza el potencial que tiene la reducción de las emisiones de gas metano
procedentes de los sectores de los combustibles fósiles, los residuos y la
agricultura, para frenar el calentamiento a corto plazo.
Los expertos explican que la
reducción del metano podría limitar el aumento de la temperatura más
rápidamente que la del dióxido de carbono. Este gas, el segundo mayor
contribuyente al calentamiento global, tiene un potencial de calentamiento más
de 80 veces superior al del dióxido de carbono en un horizonte temporal de 20
años; además, su vida en la
atmósfera es más corta que la del dióxido de carbono: sólo doce
años, frente a los cientos que puede durar el CO2.
El informe indica que las medidas
técnicas disponibles, de bajo coste o nulas, podrían reducir las emisiones
antropogénicas de metano en aproximadamente un 20% al año, y con medidas
estructurales y de comportamiento más amplias, en aproximadamente un 45%.
https://www.paiscircular.cl/agenda-2030/cambio-climatico-el-planeta-se-encamina-a-un-catastrofico-aumento-de-27-grados-porque-no-recortamos-las-emisiones/
5.
La relación entre el cambio
climático y la salud mental
26 de noviembre de 2021
En los
últimos años hemos asistido a una mayor preocupación por la salud mental y a las devastadoras consecuencias del cambio climático sobre
nuestro planeta. Desde olas de calor extremas a incendios de sexta
generación o sequías
desmesuradas.
Los
daños físicos han dejado claro que no son para tomarse este tema a broma y que
la Tierra está llegando a un punto de no retorno. Es tal su alcance que la
Organización Mundial de la Salud (OMS) define el cambio climático como «el gran desafío mundial del siglo XXI».
Además, advierte de que «amenaza
todos los aspectos de la sociedad en la que vivimos, incluyendo la salud».
A pesar
de que existe literatura sobre los efectos
del cambio climático sobre la salud, la investigación
acerca de sus consecuencias ha sido tradicionalmente dejada de lado, aunque
cada vez se publican –y, sobre todo, se demandan– más estudios en esta área.
Los más recientes sugieren que la salud
mental y el bienestar psíquico están íntimamente
relacionados con el cambio climático, tanto a nivel individual como colectivo.
Cambio
climático: más investigación en salud mental
Sin ir
más lejos, la Universidad de Bath (Reino Unido) publicó el pasado mes de
septiembre los
resultados de una encuesta realizada a 10.000 jóvenes de entre
16 y 25 años procedentes de diez países distintos. Casi el 50% afirmaba que la
inacción climática de los Gobiernos les provoca miedo, estrés, ansiedad,
tristeza, enfado, impotencia o sentimiento de culpabilidad.
Asimismo,
en octubre se publicó el estudio Lancet Countdown, realizado con la
implicación de 43 universidades y agencias nacionales. Este estudio ha
concluido que los episodios de temperaturas
extremas se asocian a «alteraciones
afectivas y al aumento de ingresos hospitalarios relacionados con la salud
mental e, incluso, los suicidios».
«Hemos
constatado, tras revisar 6.000 millones de tuits geolocalizados en 40.000
localidades y un millón de individuos diarios, que, durante las jornadas de
olas de calor, las expresiones negativas aumentan», explica Marina Romanello, autora principal
del estudio. Los autores del mismo están seguros de que existe un impacto del
cambio climático en la salud mental. También coinciden en que es difícil
medirlo, porque hace falta más investigación en esa área.
Ecoansiedad
y solastalgia
El ser
humano forma parte de los lugares en los que habita y, si estos se deterioran,
también lo hace, de alguna manera, su identidad. Esta angustia provocada por
ser testigo de que el entorno natural que te rodea se degrada es lo que se
conoce como «solastalgia». Este término lo acuñó en
2005 por el filósofo australiano Albrecht tras apoyar una causa en contra de la
minería de carbón a cielo abierto.
Este
conjunto de emociones negativas –miedo, estrés, ansiedad, etc.– provocadas por
el temor crónico a un
cataclismo ambiental se denominan «ecoansiedad». El catedrático de
Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), José Antonio
Corraliza, explica que «hay que
tener en cuenta que es una respuesta emocional, que puede ser normal, aunque
también puede ser patológica».
Es
decir, que la ansiedad que provocan las noticias negativas sobre el cambio
climático no debe necesariamente resultar perjudicial, porque puede hacer que
la persona reaccione y se implique en la solución. El problema viene cuando
esta misma ansiedad es destructiva y hace que la persona se bloquee.
La
acción colectiva como solución parcial
La angustia provocada por el cambio climático está
relacionada, en parte, con la sensación de desamparo e impotencia ante los
daños de la crisis ecológica. Las personas suelen percibir, por un lado, que
sus acciones individuales no son suficientes para paliar los efectos adversos.
Por otro lado, que los Gobiernos, instituciones y organismos responsables no
asumen su cometido de modificarlos y evitarlos.
En
consecuencia, una de las modalidades de afrontar estos sentimientos negativos
puede ser implicarse en organizaciones de acción colectiva para así tener
un sentimiento de
pertenencia. Los expertos en psicología medioambiental
sostienen que mediante esta reafirmación en lo comunitario y al compartir
valores con otras personas se pueden contrarrestar los efectos negativos de la
ecoansiedad.
https://www.ambientum.com/ambientum/cambio-climatico/la-relacion-entre-el-cambio-climatico-y-la-salud-mental.asp
6.
Ecoansiedad: así
afecta el cambio climático a nuestra salud mental
4 de diciembre de 2021
La ecoansiedad
es una sensación de aprensión, preocupación e incertidumbre por el alcance
potencial de los impactos previstos del cambio climático
Agobio, impotencia,
incertidumbre y preocupación son algunos de los sentimientos que experimentan a
diario las personas ecoansiosas, debido al impacto cada vez mayor de la crisis
climática. Aunque esta inquietud está en aumento entre los más jóvenes, la
mejor estrategia es compartir y comunicar este desasosiego y realizar acciones
beneficiosas para el medioambiente.
Cada
mañana, Bruno Martín,
comunicador científico de Scienseed, se levanta angustiado por la crisis ecológica. Acaba el
día de la misma manera. Cada pequeño gesto que realiza a lo largo de la jornada
resulta “agotador”, confiesa a SINC.
“Cuando digo esto, la
gente se piensa que me agobia comprar cosas envueltas en plástico o en Amazon
porque me siento culpable, pero no es exactamente eso (aunque también). Lo que
realmente me estresa es ver en las noticias que cada año más gente muera por inundaciones, incendios, olas de calor, o que
desaparezca la fauna y los espacios naturales porque los destruimos o que los
gobernantes mundiales sean incapaces de pactar el final de los combustibles fósiles”,
comenta el comunicador científico.
Este sentimiento
de impotencia, incomprensión y agobio que genera la
crisis climática se conoce como ecoansiedad.
Tradicionalmente, la comunidad científica ha analizado los efectos que tienen
las acciones humanas en el medioambiente y cómo las consecuencias repercuten en
nuestra salud física a través de la contaminación, la propagación de
enfermedades o la escasez de alimentos, entre otros. Ahora, además, se habla
cada vez más sobre cómo todos estos efectos afectan a nuestra salud mental.
La ecoansiedad sería
por tanto la sensación de aprensión,
preocupación e
incertidumbre
por el alcance potencial de los impactos previstos del cambio climático, según
la define a SINC María
Ojala, catedrática de Psicología de la Universidad
de Örebro (Suecia), que estudia cómo los jóvenes se sienten
frente a las amenazas ambientales.
Este sentimiento tiene
su origen en los futuros tan
catastróficos que se presentan ante nosotros. Por ejemplo,
cuando leemos noticias de estudios sobre el calentamiento global o
cuando vemos imágenes devastadoras que se producen como consecuencia de
los fenómenos
meteorológicos extremos.
“Uno se siente
desamparado, triste, enfadado, ansioso porque ve como esos futuros se han
materializado y todo parece indicar que van a ser cada vez más frecuentes”,
explica a SINC Andreu
Escrivà, doctor en Biodiversidad y autor del
libro Y
ahora yo qué hago: Cómo evitar la culpa climática y pasar a la acción.
Un problema muy presente
Sin embargo, no solo
está relacionado con el futuro, sino también con el presente. Todavía se habla
del cambio climático
como un concepto abstracto
al que tendremos que hacer frente en un futuro. Por tanto, no es un problema
que involucra a la sociedad actual, sino a las futuras generaciones. Esta narrativa simplista que
comparte la mayoría de la sociedad es otra de las razones que más agobian a las
personas que padecen ecoansiedad.
“La gente que habla del
planeta que vamos a dejar a nuestros nietos o del planeta que tendremos en 50
años… es que me hierve la sangre. Yo estoy hablando de los refugiados
ambientales que tenemos hoy, de los muertos que tenemos hoy, de los
que han salido en el telediario de esta mañana”, recalca Bruno Martín.
A esto se suma el
sentimiento de impotencia
y de culpa, ya
que, a menudo, los ciudadanos preocupados por el estado del planeta no cuentan
con las herramientas suficientes para afrontar este problema.
“Te sientes culpable
porque existe una narrativa de que los ciudadanos tenemos que hacerlo todo
(cambiar nuestros hábitos: reciclar el plástico, utilizar transporte público,
comer menos carne…) y, a la vez, sentimos que los problemas climáticos son de
una magnitud enorme.
Por tanto, esa impotencia nos genera mucha ansiedad climática”, añade Escrivà.
El
comunicador de Scienseed coincide: “Intentas hacer las cosas bien, pero el
sistema te lo pone muy difícil. A mucha gente parece que le da igual y a la que
no le da igual tampoco sabe muy bien que hacer”.
Dos tipos de ecoansiosos
Según el doctor en
Biodiversidad, existen dos tipos de ecoansiosos. “Por un lado están las
personas que acaban convencidas de que lo hacen todo mal y de que podrían hacer
más [para minimizar su impacto en el medioambiente]. Eso lo tenemos que evitar
porque la culpa es un sentimiento que no moviliza y que no lleva a la acción”.
Por otro lado, están
los hiperperfeccionistas,
es decir, “aquellas personas que, por ejemplo, no usan nada que contenga
plástico, no comen carne por motivos climáticos o no se suben a un coche pase
lo que pase”, explica el experto.
Sin embargo, en
diferentes investigaciones se ha observado que estos perfiles tampoco movilizan.
“A veces llevan a pensar que si rompemos la perfección, todo lo que hemos hecho
ya no vale para nada, y eso es falso”, apunta Escrivà.
“El cambio climático no
es una especie de catecismo o de deberes que haya que cumplir al 100 %. A mí
como divulgador y activista, no me interesa que solo un 5 % de los españoles lo
hagan todo ‘perfecto’, sino que el 80 % de la población de este país reduzca,
por ejemplo, a la mitad su consumo de plástico, carne, vuelos en avión, etc.”
detalla.
Además, según el
científico, estos perfiles hiperperfeccionistas pueden ser peligrosos si se
toman como ejemplo y generan más ecoansiedad, ya que hay gente que no puede
renunciar a ciertas cosas por su situación personal.
“Hay personas que
pueden renunciar al plástico, pero no otras, como los médicos. Por tanto, hay
que ver estos perfiles como gente que, gracias a los privilegios que tienen y a
su concienciación y empuje, ha podido realizar ciertos cambios”, asevera el
experto.
Más incertidumbre entre niños y jóvenes
Además, un artículo de
opinión publicado en la revista BMJ señala
que los niveles de ecoansiedad están en aumento, especialmente entre los
niños y los jóvenes. Los investigadores del Imperial
College London en Reino Unido, Mala Rao y Richard A. Powell,
comentaban los resultados de una encuesta realizada en 2020 a psiquiatras
infantiles de Inglaterra. Más de la mitad (57 %) de ellos atiende a niños y
jóvenes angustiados por la crisis climática y el estado del medioambiente.
“Lo que les preocupa es
la incertidumbre sobre el futuro, ya que cada vez hay más conciencia sobre la
magnitud del cambio catastrófico que puede producirse y la urgencia de la
necesidad de actuar a escala mundial”, subraya a SINC Rao.
Una encuesta
realizada a psiquiatras infantiles de Inglaterra mostraba que más de la mitad
(57 %) atiende a niños y jóvenes angustiados por la crisis climática y el
estado del medioambiente
Además,
lo más frustrante
para estos jóvenes es “que los gobiernos y los adultos –especialmente los que
tienen influencia y poder– no parecen compartir esta preocupación por el cambio
climático y la urgencia de la necesidad de actuar. Por tanto, se sienten
traicionados y abandonados”, añade la experta.
Esperanza contra el cambio climático
Pero, a pesar de los
ánimos, ¿hay lugar para la esperanza? A nivel político, el pacto de Glasgow alcanzado en
la última Cumbre del Clima (COP26) ha sido calificado por los expertos
como insuficiente ante la emergencia a la que nos enfrentamos, aunque se han
establecido acciones concretas para reducir de manera significativa el uso del
carbón y terminar con los subsidios a los combustibles fósiles.
Según María Ojala, la
mejor estrategia para afrontar el cambio climático es tener esperanza y ampliar nuestra
perspectiva: “Tenemos que ser capaces de ver los aspectos positivos, como que
cada vez más gente es consciente de la crisis climática o que, a lo largo de la
historia, se han resuelto problemas sociales difíciles”, explica la psicóloga.
“Grupos activistas
como Extinction Rebellion consideran que de la
rabia que genera la inacción de los líderes, saldrán movimientos
transformadores. Yo confío más en inspirar,
motivar y ofrecer esperanza. Una esperanza que requiere exigir cambios e
implementarlos en nuestro día a día, eso sí.”, detalla a SINC Irene Baños, periodista
especializada en temas medioambientales y autora del libro Ecoansias.
Además, es fundamental
que las personas ecoansiosas hablen de sus preocupaciones ambientales y se relacionen con
personas que compartan esas inquietudes. Formar parte de un grupo de
voluntariado, donde se realicen acciones beneficiosas para el medioambiente,
puede tener el potencial de mejorar el bienestar de la persona y disminuir su
ecoansiedad.
“Trabajar con otras
personas de una edad similar y que comparten un interés común tiene la ventaja
de empezar a desarrollar una resiliencia
emocional como grupo, y de creer que tienen voz y que son parte
de la solución”, afirma Rao.
Baños coincide: “Es
importante unirse a colectivos de cualquier índole que nos hagan sentir que no
estamos en soledad frente a semejante reto, que nos inspiren y nos den
esperanza”.
“Y, por supuesto,
sacudirnos la culpa de encima; hagamos lo que hagamos, no dejemos que la
obsesión por la perfección nos aplaste o corremos el peligro de caer en la
parálisis”, concluye la periodista.
https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Ecoansiedad-asi-afecta-el-cambio-climatico-a-nuestra-salud-mental
7.
Por qué la salud mental debe ser
una prioridad al adoptar medidas relacionadas con el cambio climático
3 de junio de 2022
En un nuevo informe de
políticas de la OMS se ponen de relieve las medidas que deben adoptar los
países
En un nuevo informe de
políticas de la OMS, publicado hoy con motivo de la conferencia «Estocolmo+50», se llega a la
conclusión de que el cambio climático plantea graves riesgos para la salud
mental y el bienestar. Por consiguiente, la Organización insta a los países a
que incluyan el apoyo a la salud mental en su respuesta a la crisis climática,
y da ejemplos de unos cuantos países pioneros que lo han incorporado
eficazmente.
Las conclusiones del
informe de políticas coinciden con las de un informe reciente del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en
febrero de este año. Según este Grupo, la rapidez del cambio climático supone
una amenaza cada vez mayor para la salud mental y el bienestar psicosocial, al
provocar trastornos que van desde el malestar emocional hasta la ansiedad, la
depresión, el dolor o las conductas suicidas.
«Los efectos del cambio
climático están cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana, y existe un
escaso apoyo especializado en materia de salud mental para las personas y las
comunidades que se enfrentan a peligros relacionados con el clima y a un riesgo
a largo plazo», afirmó la Dra.
María Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente,
Cambio Climático y Salud de la OMS.
Los efectos del cambio
climático en la salud mental se distribuyen de forma desigual entre
determinados grupos que se ven afectados de manera desproporcionada, debido a
factores tales como la situación socioeconómica, el género o la edad. Ahora
bien, es evidente que el cambio climático afecta a muchos de los determinantes
sociales que ya están conduciendo a enormes cargas de la salud mental en todo
el mundo. Según una encuesta de la OMS que se llevó a cabo en 2021
en 95 países, solo 9 de ellos habían incluido, hasta la fecha, el apoyo en
materia de salud mental y psicosocial en sus planes nacionales sobre salud y
cambio climático.
«El impacto del cambio
climático está agravando la situación ya de por sí sumamente complicada en que
se encuentran la salud mental y los servicios de salud mental a nivel mundial.
Casi mil millones de personas viven con trastornos mentales pero, en los países
de ingreso bajo y mediano, tres de cada cuatro personas no tienen acceso a los
servicios necesarios», declaró Dévora
Kestel, Directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de
Sustancias de la OMS. «Si se aumenta el apoyo en materia de salud mental y
psicosocial en el marco de las medidas de reducción del riesgo de desastres y
relacionadas con el clima, los países podrán hacer más para ayudar a proteger a
las personas que corren mayor riesgo».
En el nuevo informe de
políticas de la OMS se recomiendan cinco enfoques importantes para que los
gobiernos aborden los efectos del cambio climático en la salud mental:
- Integrar las consideraciones climáticas
en los programas de salud mental
- Integrar el apoyo a la salud mental con
la acción climática
- Basarse en compromisos mundiales
- Elaborar enfoques basados en la
comunidad para reducir las vulnerabilidades y
- Reducir el importante déficit de
financiación que existe para el apoyo a la salud mental y psicosocial
«Los Estados Miembros
de la OMS han dejado muy claro que, para ellos, la salud mental es una
prioridad. Estamos trabajando en estrecha colaboración con los países para
proteger la salud física y mental de las personas frente a las amenazas
climáticas», dijo el Dr.
Diarmid Campbell-Lendrum, responsable de la lucha contra el
cambio climático de la OMS, y uno de los principales autores del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Hay algunos buenos
ejemplos de cómo esto puede llevarse a cabo, entre los que cabe mencionar el de
Filipinas, que reconstruyó y mejoró sus servicios de salud mental tras el
impacto del tifón Haiyan en 2013, o el de la India, país en que un proyecto
nacional ha permitido ampliar la reducción del riesgo de desastres, además de
preparar a las ciudades para responder a los riesgos climáticos y hacer frente
a las necesidades psicosociales y de salud mental.
Nota para los
redactores
La OMS define la salud
mental como «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su
potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma
productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad».
La OMS define el apoyo
en materia de salud mental y psicosocial como «cualquier tipo de apoyo local o
externo cuyo objetivo es proteger o promover el bienestar psicosocial y/o
prevenir o tratar los trastornos de salud mental».
https://www.who.int/es/news/item/03-06-2022-why-mental-health-is-a-priority-for-action-on-climate-change
8.
La OMS avisa de "graves
riesgos" del cambio climático para la salud mental
El organismo
internacional recomienda cinco enfoques para evitar un aumento de trastornos
mentales
3 de junio de
2022
La Organización
Mundial de la Salud (OMS) ha advertido, con motivo de la
conferencia ambiental 'Estocolmo+50', de que el cambio climático plantea
"graves riesgos" para la salud mental y el bienestar. Por
consiguiente, a través de un informe, ha instado a los países a que incluyan el apoyo a la salud mental en
su respuesta a la crisis climática, y da ejemplos de varios países pioneros que
lo han incorporado eficazmente.
Las conclusiones del documento coinciden con las de un informe reciente del
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus
siglas en inglés), publicado en febrero de este año. Según el IPCC, la rapidez
del cambio climático supone
"una amenaza cada vez mayor" para la salud mental y
el bienestar psicosocial, al provocar trastornos que van desde el malestar
emocional hasta la ansiedad,
la depresión, el dolor o las conductas suicidas.
"Los efectos del cambio climático están cada vez más presentes en nuestra
vida cotidiana, y existe un
escaso apoyo especializado en materia de salud mental para las
personas y las comunidades que se enfrentan a peligros relacionados con el
clima y a un riesgo a largo plazo",
ha comentado la directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático
y Salud de la OMS, la española María Neira.
¿Qué población es la
más afectada por el cambio climático?
El organismo sanitario internacional de Naciones Unidas apunta que los efectos
del cambio climático en la salud mental se
distribuyen "de forma desigual" entre determinados
grupos que se ven afectados "de manera desproporcionada", debido a
factores como la situación socioeconómica, el género o la edad. Según una
encuesta de la OMS que se llevó a cabo en 2021 en 95 países, solo 9 de ellos
habían incluido, hasta la fecha, el apoyo en materia de salud mental y
psicosocial en sus planes nacionales sobre salud y cambio climático.
Como buenos ejemplos, la OMS menciona a
Filipinas, que reconstruyó y mejoró sus servicios de salud mental tras el impacto del tifón
Haiyan en 2013, o el de la India, donde un proyecto "ha
permitido ampliar la reducción del riesgo de desastres, además de preparar a
las ciudades para responder a los riesgos climáticos y hacer frente a las
necesidades psicosociales y de salud mental".
"El impacto del cambio climático está agravando la situación ya de por sí
sumamente complicada en que se encuentran la salud mental y los servicios de
salud mental a nivel mundial. Casi mil millones de personas viven con
trastornos mentales pero, en los países de ingreso bajo y mediano, tres de cada
cuatro personas no tienen acceso a los servicios necesarios. Si se aumenta el
apoyo en materia de salud mental y psicosocial en el marco de las medidas de
reducción del riesgo de desastres y relacionadas con el clima, los países podrán hacer más para ayudar a
proteger a las personas que corren mayor riesgo", ha
comentado al respecto la directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de
Sustancias de la OMS, Dévora Kestel.
¿Cómo deberían reforzar la salud mental los países?
En concreto, recomiendan cinco
enfoques para que los gobiernos aborden los efectos del cambio
climático en
la salud mental. En primer lugar,
integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental,
así como el apoyo a la salud
mental con la acción climática. También reclaman reducir el "importante déficit" de
financiación que existe para el apoyo a la salud mental y
psicosocial.
"Los Estados Miembros de la OMS han dejado muy claro que, para ellos, la
salud mental es una prioridad. Estamos trabajando en estrecha colaboración con
los países para proteger la
salud física y mental de las personas frente a las amenazas climáticas",
ha remachado el doctor Diarmid Campbell-Lendrum, responsable de la lucha contra
el cambio climático de la OMS, y uno de los principales autores del IPCC.
https://www.redaccionmedica.com/secciones/psiquiatria/la-oms-avisa-de-graves-riesgos-del-cambio-climatico-para-la-salud-mental-4874
9.
Alientan
a que los gobiernos cuiden la salud mental frente al impacto del cambio climático
9 de junio de 2022
Así lo indicó la
Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado reciente. Qué pueden
aportar la psicología y disciplinas afines a este objetivo
Cada vez más,
la agenda del cambio climático se impone como una urgencia, dado que
especialistas de todo el mundo advierten a diario cómo la depredación de los
recursos naturales y el modo productivo extractivista afecta todas las especies
que habitan el planeta.
Así, es central
considerar todas las dimensiones de salud del ser humano; o sea, el bienestar
integral.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) emitió recientemente un comunicado en el que alienta que los gobiernos
tomen medidas urgentes para cuidar la salud mental frente al fenómeno del
cambio climático.
Según la entidad, un
nuevo informe publicado en ocasión de la conferencia de Estocolmo +50 coincide
con otras documentaciones de expertos al señalar que «la rapidez del cambio climático supone una
amenaza cada vez mayor para la salud mental y el bienestar psicosocial,
al provocar trastornos que van desde el malestar emocional hasta la ansiedad,
la depresión, el dolor o las conductas suicidas».
Esto al considerar,
además, que «los efectos del cambio climático en la salud mental se distribuyen
de forma desigual entre determinados grupos que se ven afectados de manera
desproporcionada, debido a factores tales como la situación socioeconómica, el
género o la edad».
En tanto, aseguró el
organismo, «es evidente que el cambio climático afecta muchos de los
determinantes sociales que ya están conduciendo a enormes cargas en todo el
mundo».
Lo que realmente llama
la atención es que, en este contexto, se
sabe que sólo nueve de cada 95 países han incluido el apoyo en este campo
sanitario a sus planes generales y de cambio climático.
«El impacto del cambio
climático está agravando la situación ya de por sí sumamente complicada en que
se encuentran la salud mental y los servicios a nivel mundial. Casi mil
millones de personas viven con trastornos mentales pero, en los países de
ingresos bajos y medianos, tres de cada cuatro personas no tienen acceso a los
servicios necesarios», dijo sobre este punto Dévora Kestel, directora del
Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.
«Si se aumenta el apoyo
en materia de salud mental y psicosocial en el marco de las medidas de reducción
del riesgo de desastres y relacionadas con el clima, los países podrán hacer
más para ayudar a proteger a las personas que corren mayor riesgo», aseguró.
Por eso, la OMS
comunicó este mes, previamente al Día Mundial del Medioambiente -celebrado el
pasado 5 de junio-, una serie de ejes que los gobiernos pueden poner en
consideración.
En principio, es
necesario integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud
mental. En segundo lugar, las acciones deben basarse en compromisos mundiales.
Además, se exhorta a
que las políticas públicas se orienten a elaborar enfoques basados en la
comunidad para reducir vulnerabilidades.
En tanto, es
fundamental reducir el importante déficit de financiación que existe para la
atención en salud mental y psicosocial.
Vale señalar que la OMS
conceptualiza la salud mental como «un estado de bienestar en el cual cada
individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida,
puede trabajar de forma productiva y fructífera y puede aportar algo a su
comunidad»; y el apoyo en materia de salud mental y psicosocial como «cualquier
tipo de apoyo local o externo cuyo objetivo es proteger o promover el bienestar
psicosocial y/o prevenir o tratar los trastornos de salud mental».
Investigaciones
Con relación a
este tema, también recientemente la Asociación Americana de
Psicología (APA) dedicó esta semana la portada de su sitio web al cambio
climático y a los aportes que se pueden hacer desde la psicología.
Uno de los textos,
firmado por Heather Stringer, reseña los resultados de un estudio en psicología
social que comenzó en mayo del año pasado, en el cual participaron 10 mil
personas de 16 a
25 años de edad que residen en 10 países distintos.
Según la
investigación, 60% de los encuestados manifestó estar extremadamente o muy
preocupado por el cambio climático; y más de la mitad consideraba que la «humanidad
estaba condenada y que tendrían menos oportunidades que sus padres».
Por otro lado, la
entidad también publicó de
manera online un plan de acción para la psicología sobre este
tema, en el que asegura que el campo disciplinario cuenta con «trabajo valioso»
sobre la problemática.
«Responder a la crisis
climática es una tarea esencial para la generación actual y muchas generaciones
por venir», dice la introducción al documento.
«Aunque la gravedad y
urgencia de la crisis no debe ser subestimada, permanece dentro de la capacidad
de la sociedad para reducir la mayoría de los efectos adversos y promover la
salud, el bienestar y la justicia para todas las personas», asegura el reporte,
en indica que «los psicólogos tienen el conocimiento y las habilidades para
diseñar e implementar estrategias que ayudarán a realizar estos objetivos».
Entre otros, la
entidad que agrupa a profesionales de Estados Unidos también difundió un
reporte titulado «Salud mental y nuestro cambio climático. Impacto,
desigualdades y respuestas», que revela el estado actual de la situación y de cómo puede
contribuir la psicología desde su mirada sobre el bienestar humano.
https://comercioyjusticia.info/mundopsy/alientan-a-que-los-gobiernos-cuiden-la-salud-mental-frente-al-impacto-del-cambio-climatico/
Amiga, Amigo:
Fue genial la visión del gran Carl Gustav Jung que tuvo poco antes de morir al señalar para el mundo:
“Mi conciencia de Médico me
aconseja cumplir con el deber de advertir, que a la Humanidad le esperan hechos
tales, que corresponden al Fin de una Era y me inquieta la suerte de
aquellos que sin estar preparados hayan de ser sorprendidos por los
acontecimientos. Hasta ahora, que yo sepa, nadie se ha sentido movido a
considerar los posibles efectos psíquicos del cambio que es de prever”.
Visión
que se hizo realidad con el Cambio Climático y el Calentamiento
Global que ese año 1961 solo unos pocos lo estudiaban antes que fuera oficializado como una realidad mundial.
El presente escrito 649 con 9 actualizados temas de InterNet no se deja
para causar temor ante una realidad que debemos Conocer, realidad que
ha causado muchas muertes y desgracias con efectos psíquicos por
este Cambio Climático y, gracias a la Mente, al conocer la
realidad será más fácil de Afrontar y Superar.