1- El trágico final de Oscar Wilde y
otras cosas que quizás no sabías de uno de los autores más célebres de la
historia 19 de junio de 2022 El día
en el que Oscar Wilde salió de la cárcel hace 125 años no había multitudes
esperándolo, a pesar de que hasta apenas dos años antes era la persona más
famosa de Londres, la capital británica. No sólo
era un célebre poeta, dramaturgo y novelista, sino que en la primavera de 1895
había sido protagonista de un espectáculo de tres actos que cautivó a Reino
Unido y gran parte del mundo literario. El
escenario había sido el Old Bailey, el tribunal central de Inglaterra y Gales,
donde apareció primero como acusador y luego dos veces como acusado, hasta que
lo condenaron a dos años de trabajos forzados por ser homosexual. Era la
máxima sentencia para el delito de "flagrante indecencia", pero para
el juez, un castigo "totalmente inadecuado" dada la gravedad de su
"crimen". El crimen, por
supuesto, fue haberlo condenado, como confirmó el gobierno de Reino Unido 120
años después, cuando lo indultó póstumamente, con la 'Ley Turing' de 2017
(llamada así por el descifrador de códigos británico de la Segunda Guerra
Mundial Alan Turing), que exoneró a más de 50.000 hombres sentenciados por
homosexualidad. Obviamente
muy tarde. El daño a la reputación de Wilde fue irreparable, al menos durante
su vida. Pero el
hombre que había escrito la filosófica novela "El retrato de Dorian
Gray", además de entretenidas y agudas obras teatrales como "El
abanico de Lady Windermere" (1892), "Una mujer sin importancia"
(1893) y "La importancia de llamarse Ernesto (1895)", no iba a ser
olvidado fácilmente. Legiones
de admiradores no han dejado de celebrarlo e ingeniosas frases como "Todos
estamos en la alcantarilla, pero algunos miramos las estrellas", "La
única manera de librarse de la tentación es caer en ella" o "Perdona
siempre a tus enemigos, nada les molesta más" ahora circulan por las
redes. Sin
embargo, hay cosas que a veces se olvidan, como que...
No era el único Wilde de renombre Su padre,
Sir William Wilde, era un otorrinolaringólogo respetado que revolucionó
el tratamiento de las infecciones del oído (y además tenía la reputación de
mujeriego; antes de casarse era padre de tres hijos de dos mujeres distintas
fuera del matrimonio). La madre
de Oscar era Jane Elgee, una poeta revolucionaria angloirlandesa que
escribía bajo el seudónimo de Speranza. Al
crecer, Wilde estuvo influenciado tanto por la política nacionalista irlandesa
de su madre como por las tendencias filantrópicas de su padre. En el
Trinity College de Dublín conoció la literatura griega que influiría en gran
medida en sus obras y creencias posteriores.
Creía
en el 'arte por el arte. Mientras
estaba en el Trinity, y más tarde en el Magdalen College de la Universidad de
Oxford (al que asistió entre 1874 y 1878), Wilde era conocido por su defensa
del esteticismo, un movimiento intelectual que se centraba en la idea de que el
arte no debería existir por ningún otro motivo que no fuera la belleza. Basándose
en la obra del filósofo del siglo XVIII Emmanuel Kant, los estetas se oponían a
la idea victoriana de que el arte podía ser una herramienta para la educación
social y la iluminación moral. Para
ellos, cualquier moralidad o utilidad que una obra pudiera aportar era
irrelevante. Durante
su estancia en Oxford, Wilde hizo suyo el "estilo estético": dejarse
crecer el pelo, vestirse a la moda extravagante y asumir afectaciones
exageradas. Una vez
declaró: "¡Ojalá pudiera estar a la altura de mi porcelana azul!". Wilde se
convirtió en un ícono del movimiento esteticista y su única novela, "El
retrato de Dorian Gray", se considera un gran ejemplo de teoría estética y
la interacción entre el arte y la moralidad.
Se enamoró de la esposa de Bram Stoker Wilde
tuvo varias relaciones notables con mujeres. Durante
su juventud en Dublín, Wilde se había enamorado de la hermosa e ingeniosa
Florence Balcombe. En
"Las mujeres de Wilde", Eleanor Fitzsimons cuenta que Wilde le
escribió a un amigo sobre ella: "Voy a salir para llevar a una chica exquisitamente
bonita a la misa de la tarde en la catedral. Tiene 17 años, el rostro más
hermoso que he visto en mi vida y ni un centavo. Te mostraré su fotografía la
próxima vez que te vea". Para
decepción de Wilde y a pesar de su noviazgo, Balcombe eligió casarse con el
autor irlandés Bram Stoker, quien más tarde ganaría fama como el creador de
"Drácula". Fitzsimons
señala que, aunque Wilde estaba destrozado, les propuso matrimonio a otras dos
mujeres antes de conocer a Constance Lloyd, la mujer que se convertiría en su
esposa. Wilde
conoció a Lloyd, la hija de un abogado irlandés, en 1881. Se casaron en 1884 y
tuvieron dos hijos, Cyril y Vyvyan. Muchas de sus cartas demuestran un profundo
afecto: "Mientras yo viva, serás mi amante", escribió Lloyd en
respuesta a la propuesta de Wilde en 1883. Alrededor
de la época del nacimiento del segundo hijo de la pareja en 1886, Wilde conoció
a Robbie Ross, un periodista y crítico de arte canadiense de 17 años que era
abiertamente homosexual. Poco después, Ross se mudó a la casa de la familia de
Wilde y, según muchas fuentes, tuvieron una relación. A partir
de ese momento, Wilde se volvió más abierto respecto a su gusto por los
hombres. Propició, sin querer, su propio juicio En 1891,
Wilde se embarcó en una relación tormentosa con Lord Alfred 'Bosie' Douglas, un
apuesto y poético estudiante de Oxford de 21 años. Douglas
era la musa amada de Wilde, pero también una carga petulante que a menudo era
imprudente con el afecto y el dinero de Wilde.
La pareja
discutía y se reconciliaba con frecuencia. En una
carta a mediados de 1894, Wilde le escribió a Bosie: "No puedo vivir sin
ti. Eres tan querido, tan maravilloso. Pienso en ti todo el día y extraño tu
gracia, tu belleza juvenil, el brillante juego de espadas de tu ingenio, la
delicada fantasía de tu genio". Ante la
sospecha de una relación entre su hijo y el dramaturgo, el padre de Bosie, John
Douglas, el marqués de Queensberry, comenzó a acosar a Wilde en un intento
por romper la relación. En
febrero de 1895, Queensberry dejó una tarjeta de visita en el Albemarle Club de
Londres, del que Wilde era miembro. El
mensaje en la tarjeta decía: "Para Oscar Wilde haciéndose pasar por
somdomita [sic]", aunque todavía hay debate sobre las palabras y el
significado de estas, debido a la letra de Queensberry. Considerándolo
como una acusación pública, y en contra del consejo de muchos de sus amigos,
Wilde demandó a Queensberry por difamación criminal. Queensberry,
conocido por su actitud beligerante, reunió abundante evidencia de que Wilde
había solicitado prostitutos masculinos y obligó a los testigos a testificar
contra el escritor. A pesar
de desplegar su ingenio característico durante el juicio, Wilde no pudo refutar
la acusación de Queensberry. En un
revés humillante, el marqués fue absuelto e inmediatamente se preparó para
presentar cargos contra Wilde por "indecencia grave" y sodomía,
cargos que criminalizaban a los homosexuales. Lo
aplaudieron en el juicio El 6 de
abril de 1895, Wilde fue arrestado y acusado, y siguieron dos juicios
enormemente públicos y dañinos, en los que Wilde se declaró inocente. En un
momento memorable del primer juicio, Wilde fue interrogado ferozmente sobre el
significado de una frase de uno de los poemas que le había dedicado a Bosie y
que la fiscalía pensaba que era un eufemismo de la homosexualidad: "El
amor que no se atreve a decir su nombre". "En
este siglo, es parecido al intenso cariño de un adulto por un joven, como lo
fue entre David y Jonathan, como Platón hizo la base de su filosofía, y como
encuentras en los sonetos de Miguel Ángel y Shakespeare. "Es
ese cariño profundo y espiritual que es tan puro como perfecto. Dicta e
impregna grandes obras de arte como las de Shakespeare o Miguel Ángel, y esas
dos cartas mías. "Es
mal interpretado en este siglo, tan mal interpretado que tiene que ser descrito
como el 'amor que no puede decir su nombre' y a causa de él estoy aquí ahora.
Es hermoso, es magnífico, es la forma más noble de cariño. "No
hay nada antinatural en él. Es intelectual, y repetidas veces existe entre un
adulto y un joven, cuando el adulto tiene intelecto y el joven tiene toda la alegría,
esperanza y glamur ante él. Eso sería lo que el mundo no entiende. El mundo se
burla de él y a veces pone a alguno en la picota". Wilde
recibió un aplauso en la corte por su respuesta. Escribió una de sus obras más
famosas en su celda En ese
entonces, el sistema penitenciario británico estaba diseñado para someter a los
presos a un duro trabajo físico y una meditación silenciosa sobre sus delitos. La vida
de Wilde en la cárcel fue ardua y sombría: pasaba 23 horas al día en su celda,
sin apenas contacto con otros presos, y debía trabajar en una cinta rodante. Aunque le
prohibieron escribir obras de teatro, prosa o poesía mientras cumplía su
condena, podía escribir cartas. Descubrió
que los reglamentos de la prisión no especificaban cuán larga debía ser una
carta y que, si una carta no estaba terminada, se le podía permitir al preso
llevársela cuando saliera de la prisión. Entonces,
durante los últimos tres meses de su sentencia, Wilde trabajó en la carta que
luego se conocería como "De Profundis" (en latín,
"desde las profundidades"), que se publicó después de su muerte. Murió en la indigencia en París Tras su
liberación, Wilde quedó irrevocablemente afectado por su encarcelamiento; su
salud era débil y estaba arruinado. Dejó
Reino Unido y asumió el nombre de Sebastian Melmoth, inspirado en "Melmoth
el Errabundo", una novela gótica del siglo XIX del escritor irlandés
Charles Maturin. Aunque la
esposa de Oscar, Constance, continuó apoyándolo con un estipendio financiero durante
algún tiempo después de su liberación, ella permaneció en Inglaterra con sus
dos hijos y cambió su apellido a 'Holland' para escapar del escándalo. Con la
excepción de la "Balada de la cárcel de Reading" (1898), una
acusación mordaz del sistema penal victoriano publicada por primera vez con el
número de identificación de prisionero de Wilde, C3-3, escribió poco más
durante este tiempo. A un
amigo le dijo: "Puedo escribir, pero perdí la alegría de escribir". La salud
de Wilde continuó deteriorándose y sufrió abuso y humillación pública, a menudo
ridiculizado y abucheado por quienes lo reconocían. Murió en
el destartalado Hotel D'Alsace de París en compañía de algunos amigos y un
sacerdote católico a los 46 años el 30 de noviembre de 1900 después de sufrir
meningitis. https://www.bbc.com/mundo/noticias-61815693
2- Arruinado
y olvidado: los últimos días de Oscar Wilde Enfermo de meningitis y marginado,
el genio irlandés fallecía un día como hoy, 30 de noviembre, de 1900, en un
cochambroso hotel de París y bajo el seudónimo de Sebastian Melmoth Pidió una copa del champán más caro del
hotel y, consciente de que no podría pagarlo, le confesó a su doctor:
"Estoy muriendo por encima de mis posibilidades". Oscar Wilde
(Dublín, 16 de octubre de 1854 - París, 30 de noviembre de 1900) falleció tal
día como hoy de hace 119 años, en una ruinosa habitación del hotel parisino
D'Alsace. Tenía 46 años. Otros, ensalzando su condición de esteta,
dicen que se rebeló contra el mobiliario de la estancia. "Estas cortinas
me están matando" o "este papel pintado y yo estamos luchando a
muerte, uno de los dos tendrá que marcharse". Son algunas de las frases
que le atribuyen los historiadores en sus últimos días. No se sabe a ciencia
cierta si fue verdad. Porque a sus seguidores así les gusta recordarlo: con un
ingenio ácido y visceral que ni la ruina, la enfermedad o el ostracismo
lograron acallar. Oscar Wilde fue condenado por amar a quién
no debía. Al menos, no en el Reino Unido del siglo XIX. Nació en Dublín, en el
seno de una familia intelectual y adinerada —su padre era cirujano y su madre
poeta— y se casó con Constance Lloyd (hija del consejero de la reina, Horace
Lloyd), con quien tuvo dos hijos: Cyril y Vyvyan. Wilde desarrolló una obra y
una personalidad marcada por el hedonismo y la belleza más exaltada. Pero en el
apogeo de su carrera se enamoró perdidamente de Alfred Douglas, Bosie, como le llamaba, un poeta
de 21 años, tan atractivo como caprichoso, al que había conocido en una fiesta. El padre de Alfred Douglas era el marqués de
Queensberry, un aristócrata pionero en establecer las reglas del boxeo, que
intentó por todos los medios separarlos y poner fin al romance. Amenazaba a los
dueños de restaurantes con pegarles una paliza si dejaban entrar a la pareja,
se presentaba en la casa familiar del escritor para montar escándalos e incluso
intentó boicotear el estreno, en febrero de 1895, de La importancia de llamarse Ernesto (Wilde
tuvo que entrar por la puerta de atrás del teatro St. James, cercado por la
policía por la influencia del padre de Douglas). El detonante final sería la famosa nota que
dejaría el padre de Douglas para el escritor en un club de los bajos fondos
londinenses: "Para Oscar Wilde, que alardea de sodomita". El dramaturgo, harto de la persecución y
motivado por su amante —Douglas tenía una relación compleja con su padre porque
no le concedía todos los caprichos que quería—, denunció al marqués por
calumnias. El juicio, contra todo pronóstico, giró en su contra. "Al
final del siglo XIX, Inglaterra, que tanto se pone como ejemplo de libertad,
era un país muy democrático en lo político pero enormemente puritano, cerrado y
durísimo en lo moral. Era un sitio verdaderamente terrorífico, tenía las
mayores penas para cualquier tipo de diversidad sexual”, explica a ICON el
poeta y filólogo Luis Antonio de Villena, autor de la biografía del
irlandés, Oscar Wilde
(Biblioteca Nueva). "Lo extraño es que antes de ir a la cárcel, a Wilde le
ofrecen escaparse a Francia —su amigo Frank Harris había alquilado un barco—,
porque allí su orientación sexual no era delito", añade De Villena. Sin
embargo, Wilde, que había asumido una especie de papel de mártir, no quiso
marcharse. "Inglaterra era un país en esos aspectos muy atrasado. De
hecho, el código por el que lo condenaron estuvo vigente hasta 1967", dice
el escritor. "Cuando
salió a testificar un chico no muy atractivo, y el fiscal le preguntó si había
estado con él, Wilde le contestó: "¿Con ese? ¡Con lo feo que es!".
Ese fue uno de los errores de Wilde, estaba tan empeñado en dar respuestas
brillantes, que no se defendió bien" Wilde transformó los juicios, celebrados a
finales de abril y principios de mayo de 1895, en otra de sus maravillosas
piezas de teatro, con respuestas, a veces frívolas e ingeniosas, y otras, tan
conmovedoras que despertaban los aplausos del estrado. "El padre de
Douglas buscó chaperos para que testificaran en contra de Wilde. Algunos sí que
habían estado con él, pero muchos otros no. Cuando salió a testificar un chico
que no era muy atractivo y el fiscal le preguntó si había estado con él, Wilde
le contestó: '¿Con ese? ¡Con lo feo que es! No", explica De Villena. Ese
fue uno de los errores que cometió Wilde. Porque al decirlo, estaba dando a
entender que con él no había estado porque le parecía feo, pero que si le
hubiera parecido guapo no hubiera tenido problema. Estaba tan empeñado en dar
respuestas brillantes, que Wilde no se defendió bien. El escritor ingresó en la prisión de Reading
(Inglaterra) durante dos años, condenado a realizar trabajos forzados.
"Esos trabajos consistían más que nada en desgastar a la persona, castigar
el cuerpo con ejercicios inútiles, darles papillas que provocaban vómitos...
cosas espantosas. Wilde salió de la cárcel muy destruido como persona, como
individuo, y fue desarrollando enfermedades. Algunos dicen que la causa de su
muerte fue una sífilis que había tenido de joven y que, combinado con todas
esas condiciones, acabó con él", apunta De Villena. Durante su cautiverio,
Wilde escribió De profundis,
una extensa carta de amor destinada a Alfred Douglas. En ese texto, Wilde se
muestra arrepentido por su forma de vida anterior y deja entrever que, una vez
que ha alcanzado el cielo y bajado a los infiernos, espera conseguir una
especie de renacer. "Todo santo tiene un pasado y todo
pecador tiene un futuro", escribió una vez. Él no lo tuvo. En cuanto salió
de la cárcel, Wilde se marchó a Francia ("apenas estuvo una hora en
Inglaterra, la detestaba, y jamás volvió", apunta su biógrafo) y se cambió
de nombre para pasar desapercibido: Sebastian Melmoth. "Aunque no se sabe
con exactitud, se cree que Sebastian viene de la imagen de San Sebastián, un
mártir joven y guapo que terminó siendo una especie de icono gay. Melmoth en
cambio procede de una novela gótica, Melmoth
el errabundo, de Charles Maturin, que le gustaba mucho",
explica De Villena. En aquella época, el nombre de Wilde se había convertido
casi en un insulto. Su mujer le cambió el apellido a sus hijos (por Holland) e
incluso lo borraron de la autoría de La
importancia de llamarse Ernesto, que todavía seguía representándose
en el teatro. Wilde jamás volvió a utilizar su verdadero nombre. Tampoco volvió a escribir. Durante su primer
verano en Normandía —antes de fallecer en París, estuvo viviendo en Normandía,
Niza o Nápoles, donde se reunió con su amante Alfred Douglas, con quién
seguiría viéndose hasta su muerte— consiguió terminar el poema que había
empezado en prisión, La balada de
la cárcel de Reading, su última pieza literaria. "Mandó un par
de cartas a un periódico inglés para defender el trato de los presos en las
cárceles, en donde explicaba que había que tener más compasión con ellos, que
era una cuestión de humanidad, etcétera. Y se las publicaron, al igual que la
primera edición de La balada de la
cárcel de Reading, con su número de prisionero: C33. Pero fue lo
último que escribió", apunta De Villena. Arruinado, enfermo y alcohólico, Wilde
sobrevivía con el poco dinero que pedía prestado a sus amigos y que jamás
devolvía. Se convirtió en un paria social, pero al contrario de lo que se cree,
no murió solo del todo. "Tenía una serie de amigos, muy poquitos, que se
quedaron con él hasta el final. Estaba Maurice Gillver, un chapero del que se
hizo amigo y que le hizo la foto en su lecho de muerte; o Frank Harris, que era
su amigo incluso antes de ir a la cárcel. Este no era gay y le ayudaba siempre
que podía", apunta De Villena. También Robert Ross, el que había sido su
primer amante y luego, como mejor amigo, el albacea de su legado, lo acompañó
en su último aliento. Sus últimas horas, a juzgar por una descriptiva carta que
saldría a la luz más tarde, no fueron tan fabulosas como los enunciados que
alimentan su leyenda. "Hacia las cinco y media de la mañana, un cambio
total se operó en él: sus rasgos se alteraron y eso que llaman el estertor de
la agonía comenzó. Jamás había oído yo nada semejante, era como el rechinar de
un torno, y duró hasta el final. Sus ojos no reaccionaban ya a la luz. Era
preciso secar constantemente la sangre y la espuma de los labios...",
relataría su amigo, sin omitir ningún detalle. "Lanzó un profundo suspiro,
el único que me pareció normal desde mi llegada, sus miembros se estiraron
involuntariamente, su respiración se hizo más débil. Murió a las 13:50 horas en
punto", añadió Ross. El entierro se celebró el 3 de diciembre de 1900, con
una misa en la iglesia de St. Martin des Près. Asistieron 56 personas. El D'Alsace, donde falleció Wilde,
rebautizado como L'Hotel en 1967, es hoy un pequeño hotel de lujo del que
cuelga, con orgullo, la factura sin pagar del escritor. Oscar Wilde está
enterrado en el mausoleo en el cementerio Père-Lachaise de París que encargó su
amigo Robert Ross (las cenizas de este descansan al lado). Condenado por sus
orientaciones sexuales, el genio irlandés es hoy una figura reivindicada. Una
de sus frases sirve como testamento de su existencia: "La vida es
demasiado importante como para tomársela en serio". https://elpais.com/elpais/2019/11/30/icon/1575096185_164783.html
3- La vida de Oscar Wilde en 10 de sus obras más
destacadas
Uno de los personajes públicos más
polémicos y llamativos de su época, que continúa fascinando a los lectores de
hoy
Hablar de Oscar Wilde es
hablar de un escritor, poeta y dramaturgo, famoso por su ingenio y sarcasmo
social. Su nombre siempre nos remite a El Retrato de Dorian Grey. Y
aunque este hombre era brillante, su obra se ha visto opacada debido al gran
éxito de dicho clásico. Oscar Wilde nació el 16 de octubre de 1854 en
Dublín, Irlanda (cuando aún formaba parte de Reino Unido). Su padre, William
Wills-Wilde, era médico; y su madre, Jane Elgee, una mujer interesada en las artes.
Tuvo un hermano y una
hermana, la cual murió muy pequeña. Fue educado en universidades de prestigio
de Dublín y Oxford, especializándose en los clásicos griegos.
A partir de 1879 se
establece en Londres de manera permanente y comienza a producir sus primera
obras de éxito. En 1881 publicó una colección de poemas, que le generó cierta
fama, la cual se incrementó gracias a su carisma y a su peculiar forma de
vestir.
Tres años más tarde
se casó con Constance Lloyd, con quien tuvo dos hijos. Pero sus relaciones con
otros hombres, no solo amigos, si no también jóvenes dedicados a la prostitución
masculina, salieron a relucir cuando fue acusado de sodomía por el Marqués de
Queensberry, padre de un íntimo amigo suyo, con el que se dice que mantenía una
relación.
En este momento, a
finales de 1895, su carrera y su vida comenzaron a derrumbarse. Fue condenado a
dos años de trabajos forzados, los cuales cumplió en su totalidad, sin que en
una sola ocasión su esposa o sus hijos acudieran a visitarlo.
Luego de que salió de
la cárcel, destrozado física y emocionalmente, sufrió una absoluta exclusión
social y decidió abandonar Inglaterra. Adoptó el nombre de Sebastian Melmoth
y se estableció en París, donde murió el 30 de noviembre de 1900. Sus
restos se encuentran en el cementerio de Pére Lachaise.
Hoy se cumplen 162 años del nacimiento de Oscar Wilde,
y en De10.mx
te traemos una recopilación de 10 de sus mejores obras que DEBES leer.
10 obras destacadas de Oscar Wilde
1. El Fantasma de Canterville
Después de 300 años de vivir en un
castillo asustando gente, este fantasma se tiene que enfrentar a una familia a
la que no puede espantar. Este relato escrito con maestría está lleno de
fantasía y crítica social.
2. El Retrato de Dorian Gray
Se trata de la única novela de
Wilde, en la que un joven agraciado y bello, dotado de toda la perfección de lo
griego es retratado por el pintor Basil Hallward. Sin embargo, las pasiones y
la maldad irrumpen en su existencia, pero es su retrato el que va asumiendo su
deterioro físico y moral.
3. La Importancia de llamarse Ernesto
Es una comedia en la que dos chicos
que se hacen llamar igual, “Ernesto”, conquistan a un par de mujeres. Lo malo
viene cuando las identidades se confunden y eso los lleva a situaciones
peculiares, que Wilde traduce como una crítica a la hipocresía social.
4. El Príncipe Feliz
En este cuento narra la historia de
un príncipe al que se le construye una estatua. Al morir, la estatua del
príncipe ve lo mal que vive su gente, y con ayuda de una paloma, comienza a
repartir partes de sí misma para que la gente viva mejor. En esta obra se
critican los excesos de la burocracia.
5. Una Mujer sin Importancia
Se trata de una obra de teatro
estrenada en 1893, que critica a la aristocracia inglesa sobre el papel de la
mujer en la política y también sobre su independencia. A través de los
personajes, Wilde juega con el contraste de apariencia-realidad.
6. De Profundis
Wilde escribió esta enorme carta
cuando se encontraba en prisión. Se dice que la dedicó a Alfred Douglas, quien
era su amante, y cuyo padre lo acusó de sodomía. Esperanza y culpa son los
sentimientos que más predominan en este texto.
7. Balada de la Cárcel de Reading
Es un poema escrito durante su
exilio en Berneval o Dieppe, Francia. Lo redactó tras su liberación de la
prisión de Readings en 1897.
8. Salomé
La figura de Salomé apenas si se
menciona en los Evangelios, pero atrajo la imaginación de los artistas
figurativos. Wilde escribió este texto durante su estancia en París, y en la
que sobresalen la violencia y la sexualidad. Fue censurada por adaptar
libremente un texto bíblico, pues se trata de una tragedia decadente y
transgresora.
9. Un marido ideal
Es una obra de teatro estrenada en
Londres en 1895. Está ambientada en la alta sociedad londinense de finales del
siglo XIX. Los Chiltern son una pareja ideal y armoniosa ante la sociedad, pero
esta armonía se ve amenazada cuando irrumpe en escena la malévola y seductora
Mrs. Cheveley.
10. El Gigante Egoísta
Este cuento narra la historia de un
grupo de niños, que todas las tardes juega en el hermoso jardín de un gigante,
hasta que éste regresa de viaje. El gigante construye un muro para que no
puedan volver a entrar y el jardín se inunda de tristeza. https://de10.com.mx/top-10/la-vida-de-oscar-wilde-en-10-de-sus-obras-mas-destacadas
4- 10 datos
que debes saber sobre Oscar Wilde, a 165 años de su nacimiento ¿Por qué era conocido en su
época?, ¿por qué fue encarcelado? y ¿por qué hoy es tan leído por los más
chicos? son algunas de las preguntas que aquí, en esta nota, encuentran sus
respuestas. Un repaso por la vida y la obra de este genial escritor irlandés
nacido el 16 de octubre de 1854 16 de Octubre de
2019 1. Cuál era su
origen Nació el 16 de
octubre de 1854 bajo el nombre de Oscar Fingal O’Flahertie Wills Wilde en
Dublín, Irlanda, entonces
perteneciente al Reino Unido. Fue el segundo de los tres hijos de dos
destacados miembros de la sociedad angloirlandesa.
“No debe olvidarse que, a pesar de que por cultura Wilde era un ciudadano de
todas las capitales civilizadas, de raíz era un irlandés muy irlandés y, como
tal, un extranjero en todas partes menos en Irlanda”, dijo George Bernard
Shaw. Su padre, sir
William, fue el más importante cirujano especialista en otología y oftalmología
de toda Irlanda, además de arqueólogo y estadista. Su madre, Jane, fue una
poetisa que firmaba como Speranza, partidaria del nacionalismo irlandés y entusiasta
de los revolucionarios irlandeses. 2.
Qué escribía Novelas, cuentos,
ensayos, obras de teatro y poemas. Cualquier género le quedaba cómodo. 3.
Por qué era conocido en su época En las últimas
décadas del 1800, Wilde era considerado uno de los dramaturgos más destacados
del Londres victoriano tardío. Su obra maestra en aquel entonces era La
importancia de llamarse Ernesto, la cual se representó durante
muchísimos años. Fue una celebridad
de la época debido a su ingenio y al nivel de provocación que utilizaba, no
sólo en sus obras, también en su andar: se vestía de forma extravagante y no
escatimaba monólogos inteligentes en cada conversación que mantenía. 4. Cuál es su
mayor obra La que pasó a la
posteridad fue El retrato de Dorian Gray. La fecha de publicación
original es el 20 de junio de 1890 como cuento en la revista Lippincott’s
Monthly, una revista mensual literaria estadounidense. Luego Wilde le hizo
varias modificaciones, agregó nuevos capítulos y publicó el texto como novela
por el sello Ward Lock & Co en abril de 1891. El argumento es
así: Basil Hallward es un artista que queda fuertemente impresionado por la
belleza estética de un joven llamado Dorian Gray. A su vez, Dorian se fascinaba
por las palabras de Lord Henry, quien asegura que lo único importante en la
vida es la belleza y el placer. A partir de entonces, Dorian busca mantenerse
siempre joven; el cuadro envejece por él. Es considerada una
de las últimas obras clásicas de la novela de terror gótica. El libro causó
gran controversia en la sociedad de su tiempo. Calificativos como
"empalagoso", "nauseabundo", "afeminado",
"sucio" y "contaminante" inundaron las páginas de los
diarios y folletines que hablaban de la novela y sus tintes homoeróticos. 5.
Por qué se autocensuraba La inteligencia de
Wilde le permitía saber hasta dónde podía llegar su provocación. Por eso,
eligió autocensurarse. Se supo cuando dieron con el manuscrito original donde
el autor quitó algunos de los párrafos románticos y matizó referencias a la
relación homosexual entre Basil Hallward con Dorian Gray. Allí se ve cómo
tachó la confesión de que "el mundo se vuelve joven para mí cuando
sostengo su mano". Otro buen ejemplo del cambio del tono está en el
reemplazo de la palabra belleza, con la que Basil se refiere a Dorian, por el
término "aspecto bueno". También "pasión" se convierte en
"sentimiento". Otra autocensura es
la declaración de amor, en la página 147, de Basil a Dorian: "Es
totalmente cierto que te he idolatrado con mucho más romance del que un hombre
debiera jamás consagrar a un amigo. De una manera en que nunca he amado a una
mujer… Admito por completo que te he adorado locamente, extravagantemente,
absurdamente". 6.
Cuál era su pensamiento político Wilde era
anarquista. En El alma del hombre bajo el socialismo, un ensayo
publicado en 1891, escribe: “A veces la gente se pregunta bajo qué tipo de
gobierno viviría mejor el artista, y sólo hay una respuesta: en ninguno”. 7. Por qué fue
encarcelado A grandes rasgos,
las respuesta es esta: por homosexual. Alfred Douglas era un joven
escritor de la nobleza escocesa, amigo y amante de Oscar Wilde. El padre
de Douglas le escribió una carta a Wilde donde lo trató de “aquel que presume
de sodomita”. El contraataque fue una denuncia por calumnias. Llegaron los
juicios y finalmente la cárcel, acusado de sodomía y de grave indecencia. Las repercusiones
se desplegaron como un dominó y la intolerancia hacia los gays —no existía algo
llamado comunidad gay— recrudecieron en Europa llevando a muchos artistas e
intelectuales homosexuales al exilio. Oscar Wilde estuvo dos años en la
cárcel y ese fue el final de su excéntrico personaje. Claro, su obra
continuó —no dejó de escribir: De profundis (1897) y La
balada de la cárcel de Reading se concibieron tras las rejas—, pero él
ya no: estaba abatido emocionalmente. Su familia desaprobó el incipiente
romance, su esposa le prohibió ver a sus hijos (Wilde tenía dos niños). 8.
Cómo fueron sus últimos días Al salir de la
cárcel, se reencontró con Alfred Douglas en la ciudad francesa de Ruan y
vivieron juntos, unos meses, en un pueblo italiano cerca de Nápoles.
Finalmente, se separaron. Los últimos días de Wilde ocurrieron en París donde
prefirió hacer una vida tranquila y silenciosa. Se cambió el nombre (Sebastián
Melmoth) y se convirtió al catolicismo. 9. Cómo murió Si bien se dice que
fue una meningitis lo que lo terminó matando (infección causada por una
intoxicación) no está del todo claro. El rumor más fuerte es el siguiente:
pidió champán en la habitación de un hotel y, ya muy enfermo, dijo: "Estoy
muriendo por encima de mis posibilidades". Eso fue un 30 de noviembre de
1900. 10.
Por qué hoy es tan leído por los más chicos Sus obras narran
dramas universales. Eso permitió que, con el tiempo, sus cuentos y novelas se
adaptan a la literatura infantil. El príncipe feliz y otros cuentos (1888),
por ejemplo, tiene clásicos muy leídos por los más chicos. El texto homónimo,
“El gigante egoísta” y “El ruiseñor y la rosa” son algunos de sus relatos
mundialmente conocidos. Una mezcla de literatura fantástica y cuento de hadas
que nunca pasa de moda y siempre encuentra, generación tras generación, nuevos
lectores. https://www.infobae.com/america/cultura/2019/10/16/10-datos-que-debes-saber-sobre-oscar-wilde-a-165-anos-de-su-nacimiento/
5- Oscar
Wilde, genio dentro y fuera de su obra. Wilde, protagonista en una vida de
ingenio y tragedias materializada en un gran número de citas, obras y momentos
que nos muestran que fue algo más que un autor de culto. Si hablamos de grandes autores de
la literatura inglesa, no podemos dejar atrás a Oscar Wilde. Nacido en Dublín
en 1854, en el seno de una familia bien posicionada, fue el segundo de los tres
hijos de William Wilde, oftalmólogo, y Jane Francesca Elgee, escritora, la cual
le transmitiría su amor por la literatura. La formación de Oscar Wilde
corresponde a la de un miembro de una familia respetada en la élite social, se
formó en el Trinity College, en Dublín, y en el Magdalen College de Oxford,
donde cursó estudios clásicos gracias a su gran expediente académico. Su
prominente carrera, así como sus orígenes y una forma de ser que no dejaba a
nadie indiferente, convirtieron a Wilde en un personaje emergente de su época. Su producción literaria ha quedado
demostrada como una fuente de ingenio, destacando por encima de todo sus obras
de teatro, como su obra cumbre The importance of being earnest (La importancia de llamarse Ernesto) ya
mencionada en otros artículos de este blog, por la dificil traducción de su
título. Aparte de sus obras teatrales, Wilde es reconocido por su obra The portrait of Dorian Gray (El retrato de Dorian Gray) donde
habla acerca de la belleza, la estética y el inexorable paso del tiempo,
conceptos que ocupan su cabeza muy a menudo. Es a través de cuentos como The Happy Prince (El Principe Feliz) o The Nightingale and the Rose (El ruiseñor y la rosa), donde
Wilde consigue llegar a un público más amplio, mostrando pasión y un cuidadoso
apego por las descripciones de los sentimientos y sus consecuencias. También
llegó a ser el editor de una revista femenina publicada bajo el nombre de The Woman’s World, otra de sus
muchas facetas como autor. Esta pasión por la estética, la
belleza y el paso del tiempo era inherente a su personalidad, un hecho que
remarcaba a propósito en las reuniones sociales donde era considerado genio y
fantoche a partes iguales. Su desparpajo y descaro, así como su apariencia de
dandy, han sido la base del movimiento esteticista inglés y la inspiración para
la estatua erigida en su honor en el Marrison
Square Park de Dublín, cerca del domicilio de su infancia. Uno de los puntos más oscuros y
tristes de la historia de Oscar Wilde fue la persecución a la que fue sometido
por mantener una supuesta relación homosexual con un amigo, el poeta Alfred
Douglas. En 1895, el padre de Alfred Douglas sospechaba de la relación de su
hijo con Wilde y se dedicó a difamarle en los círculos sociales que
frecuentaban, al intentar demandarle todo se le volvió en contra y Wilde acabo
acusado de sodomía y repudiado por gran parte de la sociedad inglesa y europea. En 1898 otra tragedia acechó la
vida de Wilde al fallecer su esposa y madre de sus dos hijos, Constance Lloyd.
Esta espiral de catástrofes personales empujó a Wilde a mudarse a París y
comenzar una nueva vida bajo el nombre de Sebastian Melmoth, sería en la
capital francesa donde fallece en 1900 a causa de una meningitis. A pesar de su
fallecimiento tan repentino, Oscar Wilde nos dejó un gran testimonio de su
ingenio a través de sus citas más célebres, como las que se muestran a
continuación:
“You can never be overdressed or
overeducated” (Nunca
puedes estar demasiado arreglado o ser demasiado educado)
“Whenever people agree with me, I
always feel I must be wrong” (Cuando la gente está de acuerdo conmigo, siempre siento
que debo estar equivocado)
“I never travel
without my diary. One
should always have something sensational to read in the train” (Nunca viajo sin mi diario, uno debe
llevar siempre algo sensacional para leer en el tren)
“Always forgive your enemies; nothing
annoys them so much” (Siempre
perdona a tus enemigos, nada los enfada tanto)
“Every saint has a past and every
sinner has a future” (Cada
santo tiene un pasado y cada pecador tiene un futuro)
Esto es solo una pequeña muestra
del gran autor que fue Oscar Wilde, si conoces alguna más te invitamos a
compartirla con nosotros y te proponemos que conozcas o indagues en la obra de
Wilde a través de los títulos que ofrece Tooleer. https://tooleer.es/blog/oscar-wilde-genio-dentro-y-fuera-de-su-obra/
6- Oscar Wilde Biografía: Oscar Wilde (Dublín, 1854 - París, 1900) Escritor británico. Hijo del
cirujano William Wills-Wilde y de la escritora Joana Elgee, Oscar Wilde tuvo
una infancia tranquila y sin sobresaltos. Estudió en la Portora Royal School de
Euniskillen, en el Trinity College de Dublín y, posteriormente, en el Magdalen
College de Oxford, centro en el que permaneció entre 1874 y 1878 y en el cual
recibió el Premio Newdigate de poesía, que gozaba de gran prestigio en la
época. Oscar
Wilde combinó sus estudios universitarios con viajes (en 1877 visitó Italia y
Grecia), al tiempo que publicaba en varios periódicos y revistas sus primeros
poemas, que fueron reunidos en 1881 en Poemas. Al año siguiente emprendió un
viaje a Estados Unidos, donde ofreció una serie de conferencias sobre su teoría
acerca de la filosofía estética, que defendía la idea del «arte por el arte» y
en la cual sentaba las bases de lo que posteriormente dio en llamarse dandismo. A
su vuelta, Oscar Wilde hizo lo propio en universidades y centros culturales
británicos, donde fue excepcionalmente bien recibido. También lo fue en
Francia, país que visitó en 1883 y en el cual entabló amistad con Verlaine y
otros escritores de la época. En
1884 contrajo matrimonio con Constance Lloyd, que le dio dos hijos, quienes
rechazaron el apellido paterno tras los acontecimientos de 1895. Entre 1887 y
1889 editó una revista femenina, Woman's World, y en 1888 publicó un libro de
cuentos, El príncipe feliz, cuya buena acogida motivó la publicación, en 1891,
de varias de sus obras, entre ellas El crimen de lord Arthur Saville. El éxito de Wilde se basaba en el ingenio
punzante y epigramático que derrochaba en sus obras, dedicadas casi siempre a
fustigar las hipocresías de sus contemporáneos. Así mismo, se reeditó en libro
una novela publicada anteriormente en forma de fascículos, El retrato de Dorian
Gray, la única novela de Wilde, cuya autoría le reportó feroces críticas desde
sectores puritanos y conservadores debido a su tergiversación del tema de
Fausto. No
disminuyó, sin embargo, su popularidad como dramaturgo, que se acrecentó con
obras como Salomé (1891), escrita en francés, o La importancia de llamarse
Ernesto (1895), obras de diálogos vivos y cargados de ironía. Su éxito, sin
embargo, se vio truncado en 1895 cuando el marqués de Queenberry inició una
campaña de difamación en periódicos y revistas acusándolo de homosexual. Wilde,
por su parte, intentó defenderse con un proceso difamatorio contra Queenberry,
aunque sin éxito, pues las pruebas presentadas por este último daban evidencia
de hechos que podían ser juzgados a la luz de la Criminal Amendement Act. El
27 de mayo de 1895 Oscar Wilde fue condenado a dos años de prisión y trabajos
forzados. Las numerosas presiones y peticiones de clemencia efectuadas desde
sectores progresistas y desde varios de los más importantes círculos literarios
europeos no fueron escuchadas y el escritor se vio obligado a cumplir por
entero la pena. Enviado a Wandsworth y Reading, donde redactó la posteriormente
aclamadaBalada de la cárcel de Reading, la sentencia supuso la pérdida de todo
aquello que había conseguido durante sus años de gloria. Recobrada
la libertad, cambió de nombre y apellido (adoptó los de Sebastian Melmoth) y
emigró a París, donde permaneció hasta su muerte. Sus últimos años de vida se
caracterizaron por la fragilidad económica, sus quebrantos de salud, los
problemas derivados de su afición a la bebida y un acercamiento de última hora
al catolicismo. Sólo póstumamente sus obras volvieron a representarse y a
editarse. En 1906, Richard Strauss puso música a su drama Salomé, y con el paso
de los años se tradujo a varias lenguas la práctica totalidad de su producción
literaria. Datos
Curiosos:
Se puede decir que Oscar
Wilde fue un niño mimado en su infancia. Nació en el seno de una familia
culta, rica y muy acomodada. Su padre era consejero entre los altos cargos
de Inglaterra, y su madre era una feminista muy activa a la hora de
escribir.
La madre de Oscar, Jane
Wilde, era una poeta y nacionalista irlandesa conocida con el nombre de
Speranza. El padre, Wille Wilde, fue hecho caballero por sus servicios en
medicina.
Desde siempre fue un
apasionado a la literatura clásica. A pesar de que no era muy bueno en el
colegio y con ciertas asignaturas, le gustaba todo lo relacionado con el
latín, el griego, los viejos mitos... De hecho, cuando consiguió
matricularse en Oxford, viajó a Grecia, quedando maravillado con todo lo
que había visto.
Uno de los aspectos que
más sorprendía de Oscar Wilde era su apariencia, que cuidaba muchísimo. En
concreto, lucía melena, chaqueta y calzas de terciopelo, zapatos de
charol, medias de seda y corbata brillante.
Las obras más populares
de Oscar Wilde satirizaban a las clases altas de la sociedad inglesa,
precisamente la audiencia a las que iban dirigidas.
Se puede decir que Oscar
Wilde era una "celebridad" en el sentido que le damos hoy a la
palabra. Dejando de lado la indudable calidad de sus obras, Wilde era
famoso simplemente por ser famoso, o mejor dicho, por ser una figura
extravagante. El escritor era a menudo caricaturizado en los diarios por
su indumentaria, algo que a Wilde, un maestro de la auto promoción, no
parecía afectarle mucho.
En su trayectoria
profesional, no todo el mundo sabe que estuvo dirigiendo una revista
femenina llamada The Woman´s World, donde llegó a publicar varios de sus
cuentos.
A Oscar Wilde se le
considera uno de los precursores del ecologismo. En una conferencia de
1.883, afirmó: “hay que salvar los ríos de la contaminación, porque de lo
contrario las flores se marchitarán en las orillas” o “todas las chimeneas
deberían transportarse a alguna isla alejada”.
También se anticipó, de
algún modo, a la “liberación de la mujer” cuando dirigió en 1886 la
revista femenina “The Lady´s World”. Wilde impuso desde la dirección: “la
opinión de las mujeres sobre cualquier tema de literatura, arte y vida
moderna”. Las revistas femeninas de la época solo trataban temas de moda y
sombrerería.
Oscar Wilde también
inició un nuevo género: “la autoentrevista”. Un 18 de enero de 1895
aparecía publicada en el periódico St. James Gazette una entrevista
firmada por un tal Pitman, que en realidad era el propio Wilde auto
entrevistándose.
Aprovechó el anonimato
para arremeter contra los críticos de sus obras teatrales. El género de la
“autoentrevista” fue seguido por otros escritores, como Truman Capote o
Norman Mailer.
En mayo del mismo año
(1895) fue acusado de actos homosexuales seguido de tres procesos
judiciales llenos de sensacionalismo, al final de los cuales recibió una
sentencia de 2 años de trabajos forzados.
Después del escándalo con
Oscar, Constance cambió el apellido'Wilde' de ella y sus dos hijos por el
de Holland.
Después de su liberación
de la cárcel, arruinado material y espiritualmente, Oscar Wilde marchó a
París, donde siguió escribiendo aunque en relativo anonimato.
En París, Wilde, vivió
bajo el seudónimo de Sebastian Melmoth. Antes de su muerte en 1900, Wilde
se convirtió al catolicismo.
La Importancia de
Llamarse Ernesto, la última y más popular de sus comedias, fue producida
el mes de febrero de 1895 en Londres.
Murió en 1900, a causa de una
meningitis, y justo cincuenta años después fue cuando junto a su tumba se
colocaron las cenizas del hombre que ejerció como su albacea y que se
consideró que fue su primer amante masculino: Robert Baldwin Ross.
La única
novela que publicó en vida fue El retrato de Dorian Gray.
7- El
retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde La novela El retrato de Dorian Gray de
Oscar Wilde (The Picture of Dorian
Gray) fue publicada por primera vez en 1890. Se trata de la única
novela escrita por el autor irlandés, quien tuvo una prolífica obra como
dramaturgo y cuentista. El retrato de Dorian Gray es una novela filosófica que representa la
obsesión sobre el poder de la juventud y la belleza. Es, al mismo tiempo, una
reflexión sobre la naturaleza del arte y la estética.
Resumen Mientras el pintor
Basil Hallway retrata a Dorian Gray, la conversación de lord Henry Wotton
induce al joven al hedonismo y le abre los ojos ante la brevedad de la
juventud. Basil imprime en el lienzo su obsesión y adoración por la belleza de
Dorian y lo baña en halagos. Inquieto por aquellas ideas, Dorian Gray se
entristece al ver el retrato terminado: ¡Qué triste resulta! ―murmuró Dorian Gray,
los ojos todavía fijos en el retrato―. Me haré viejo, horrible, espantoso. Pero
este cuadro siempre será joven. Nunca dejará atrás este día de junio… ¡Si fuese
al revés! ¡Si yo me conservase siempre joven y el retrato envejeciera! Daría…,
¡daría cualquier cosa por eso! ¡Daría el alma! Poco después, el pintor Basil
Hallway envía el retrato a casa de Dorian, al sentir que había puesto demasiado
de su alma en él, y que, por lo tanto, era incapaz de destinarlo a una
exposición. Dorian Gray se enamora de la joven
y bella actriz Sibyl Vane. Desde que la conoce, asiste todas las noches al
teatro para verla actuar en diferentes obras, todas ellas de Shakespeare. El
joven decide invitar a sus amigos, Basil y lord Henry, al teatro para que la
conozcan. Pero aquella noche, Sibyl actúa pésimamente en el rol de Julieta,
haciendo que la mitad del público, incluyendo a los invitados de Dorian, se
retirasen antes de terminar. Dorian visita a Sibyl tras
bastidores después de la función y le reclama. Sibyl, le explica que al haber
conocido el verdadero amor, no lograba representarlo mediante personajes
falsos, menos personificados por malos actores. El joven, furioso, le dice que
con esa mala actuación había matado su amor, y termina la relación
abruptamente. Ya en su casa, Dorian se detiene a
observar con atención su retrato. Al fijar la mirada, nota un cambio casi
imperceptible en el canto de la boca: parecían las marcas de una sonrisa cruel.
Es la primera vez que sospecha que su deseo podría haberse convertido en
realidad. Con miedo de las consecuencias, esconde el cuadro. Al día siguiente, Dorian lamenta lo
sucedido, y decide disculparse con Sibyl y cumplir su promesa de casamiento.
Pero, en una visita, lord Henry le comenta que Sibyl ha muerto. En efecto, la
joven se suicida al beber un vaso con materiales tóxicos, lo que despierta la
sed de venganza de su hermano, James Vane. Para consolar a Dorian, lord Henry
le presta un libro sobre los pecados del mundo en diferentes épocas. El
protagonista era un “parisino con temperamento romántico y científico
extrañamente combinados”, y “contenía la historia de su vida, escrita antes de
que él la hubiera vivido.” Dorian tomó el libro como un
manual. Entre tanto, los estragos físicos de su estilo de vida y sus acciones,
cada vez más viles, eran absorbidos por su retrato, guardado a llave en el
sótano. Hasta los 38 años, Dorian había logrado mantener su inmaculada belleza
y juventud, con la cual provocaba a los otros a disfrutar del placer sin
consecuencias, arrastrándolos hacia su ruina final. Con el tiempo, Dorian gana una
terrible reputación. Tras años sin verlo, el pintor Basil Hallway recrimina a
Dorian ante los comentarios de la gente. Dorian le dice que es su culpa y lo
lleva a ver el cuadro. Basil se horroriza ante la terrible imagen y arrastra a
Dorian al escritorio para rezar por su absolución. Pero Dorian, tras un impulso
irresistible, apuñala a Basil a traición. Dorian se deshace de todas las
pruebas que lo incriminan. Meses más tarde, con la conciencia intranquila,
decide dar un último paso para su liberación: matar la obra y "todo lo que
significaba". Así, toma el puñal con el que había matado a Basil y atraviesa
el lienzo. Dorian cae al suelo dando grandes alaridos. Cuando los criados suben
a la habitación, el cuerpo de un viejo yace en el suelo con un puñal en el
corazón. Análisis y significado El retrato de Dorian Gray representa una tensión entre la moral y el
hedonismo. Pero esta no es la única cuestión, ni se presenta aisladamente. Las
nociones esteticistas de Oscar Wilde son expuestas en la novela y constituyen
un pivote en la construcción e interpretación del texto. Esta preocupación por
la interferencia del arte y la belleza en la vida son una constante en la obra
del autor, lo que no se riñe con una revisión de las contradicciones
axiológicas de la élite victoriana. En
un ensayo titulado Trasfondo filosófico e
intertextualidad en El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, Diana
María Ivizate González sostiene que: Wilde convierte el retrato de
Dorian Gray en un símbolo del arte como espejo de las acciones de los hombres.
De manera que el efecto estético: el amor por la belleza física, aparece
acompañado de una significación moral, a la cual seguirá la autoconciencia. ¿Qué representa
Dorian? Representa el exceso del esteticismo y del hedonismo. ¿Qué lo impulsa?
Dice Ivizate González: A Dorian Gray se le plantea
este conflicto existencial desde que tiene conocimiento de la inmanencia de la
muerte. Es lord Henry quien despierta en él el horror a la muerte y, más aún, a
envejecer... El proceso al que asistimos con el
personaje de Dorian Gray es, ciertamente, un proceso de envilecimiento
impulsado por el temor ante la muerte inexorable, pero sobre todo ante la
pérdida de la belleza, fuente de su poder e influencia social.
El hechizo que, por alguna razón,
Wilde no tiene ningún interés por explicar o justificar, le ofrece al personaje
de Dorian un poder: el de actuar como quiera sin que sus acciones se vean
reflejadas, pero también el de seducir para doblegar la voluntad de otros a su
favor. Con ello, Wilde introduce una cuestión compleja: el poder simbólico que
deriva de la relación entre la belleza y la juventud. Hay, por lo tanto, una
apuesta muy particular: la centralidad de la reflexión sobre la estética. Dorian Gray, cuya belleza y
juventud despierta la admiración de todos, desdibuja su humanidad sin que nadie
pueda percibirlo. Estas cuestiones constituyen una paradoja existencial,
principio que despierta, sin duda, la mayor atención de la literatura y el arte
románticos y postrománticos. Es así como todos los elementos que
hemos descrito se enhebran para consolidar un tejido sólido. Por medio de la
reflexión estética, Oscar Wilde logra interrelacionar la moral, el hedonismo,
el poder, la juventud, la belleza y la condición humana y psicológica en una
pieza maestra de la literatura occidental. Personajes de El
retrato de Dorian Gray Los personajes principales de El retrato de Dorian Gray de
Oscar Wilde son tres: Dorian Gray, el protagonista del libro y el retratado;
Basil Hallward, el pintor del retrato, y lord Henry Wotton, la “mala
influencia” de Dorian.
A continuación, una breve
descripción de los personajes:
Lady Brandon: señora que introduce Basil Hallway y
Dorian Gray por primera vez.
Basil Hallward: pintor humilde y religioso de la clase
media alta de la época victoriana. Amigo de Dorian y autor de su retrato.
Lord Henry Wotton: llamado por Dorian "el príncipe de
la paradoja". Es un aristócrata y un hedonista por excelencia. Lord
Henry es que le presta el libro sobre los pecados del mundo que llevaría a
Dorian Gray a repetir los mismos pasos.
Dorian Gray: es el nieto del último lord Kelso. Su
madre era lady Margaret Devereux, de quién heredó su belleza. El apodo “Príncipe
azul”, dado por la actriz y su entonces prometida Sibyl Vane antes de
morir, sería el que delataría su identidad y haría que James Vane lo
persiguiera en busca de venganza.
Sibyl Vane: actriz de 17 años y primera víctima de
Dorian.
Señora Vane: madre de Sibyl y James Vane.
James Vane: marinero, hermano de Sibyl Vane. Muere
de un disparo por sir Geoffrey Clouston en un evento de caza al tratar de
esconderse entre los arbustos para matar a Dorian y vengar el nombre de su
hermana.
Víctor: es el mayordomo o ayuda de cámara de
Dorian durante los primeros años.
Lady Agatha: anfitriona de un encuentro entre lord
Henry y Dorian en el capítulo 3.
Lord Fermor: tío de lord Henry, llamado George. Le
da la información sobre la familia de Dorian.
Duquesa Gladys Monmouth: tiene un marido con más edad. Coquetea
con Dorian.
Victoria Wotton: esposa de lord Henry que, luego de
años, se divorcia de él.
Francis: es el mayordomo o ayuda de cámara de
Dorian que reemplazó a Victor.
Hetty Merton: muchacha que Dorian rechaza, no por
bondad sino por vanidad: “La hipocresía le había llevado a colocarse la
máscara de la bondad. Había ensayado la abnegación por curiosidad.”
Alan Campbell: científico y ex-amigo de Dorian. Fue
quien ayudó a Dorian a deshacerse del cuerpo de Basil Hallway. Se suicida
días después.
Frases de El
retrato de Dorian Gray
“Revelar el arte y ocultar al artista es la meta del
arte”.
“Como todas las buenas reputaciones, cada éxito nos trae
un enemigo. Para ser popular es preciso ser mediocre”.
“―¿Qué eres? ―Definirse es limitarse”.
“La única diferencia entre un capricho y una pasión para
toda la vida es que el capricho dura un poco más”.
“¿Qué era la juventud en el mejor de los casos? Una época
de inexperiencia, de inmadurez, un tiempo de estados de ánimo pasajeros y
de pensamientos morbosos. ¿Por qué se había empeñado en vestir su
uniforme? La juventud lo había echado a perder”.
“El lienzo de Basil Hallward contenía el secreto de su
vida, narraba su historia. Le había enseñado a amar su propia belleza. ¿Le
enseñaría también a aborrecer a su propia alma?”
La importancia de
llamarse Oscar Wilde, a 120 años de su muerte. Escritor,
poeta y dramaturgo de origen irlandés, reconocidos como unos de los grandes de
la cultura británica, falleció en París a los 46 años. Hoy se cumplen 120 años de la muerte de
Oscar Wilde, en París, a los 46 años. Había nacido en Dublín, en 1864. Publicó una sola novela, El retrato de Dorian Gray, en 1890. Con
formación en estudios clásicos, en la juventud tuvo la ilusión de amasar una
fortuna escribiendo versos. Fue un artista contracultural cuando esa palabra aún no aparecía
en ningún léxico. Famoso por sus aforismos, conoció el éxito gracias a su obras
de teatro, «comedias triviales para gente seria», como El abanico de Lady
Windermere (1893) y La importancia de llamarse Ernesto(1895). Acusado de homosexual e «indecencia grave» en 1895, fue a parar a
las cárceles de la Inglaterra victoriana, «farisaica y gris», según Jorge Luis
Borges. Luego de cumplir su condena a trabajos forzados, publicó La balada
de la cárcel de Readingen 1897, perdió a su familia al elegir a su joven
amante, adoptó un seudónimo luego de la muerte de su esposa y pasó una
temporada en Italia donde, a la manera de un personaje de Henry James, contrajo
una enfermedad fatal. «En tiempos de pandemia, con una
seguidilla de muertes de ídolos, me pregunto por qué volver a leer a Wilde, y
me respondo casi con sus palabras: Para despejar caminos -dice Facundo Soto,
docente y autor de una serie de novelas de LGBT:.(LGBT o LGTB es la sigla compuesta por las
iniciales de las palabras Lesbianas, Gais, Bisexuales y
Trans. En sentido
estricto, agrupa a las personas con las orientaciones sexuales e identidades de
género relativas a esas cuatro palabras, así...) «Con
una seguidilla de muertes de ídolos, es imprescindible la lectura de Oscar
Wilde para despejar caminos» dice Facundo Soto, escritor y docente de la UBA. Para destruir la estupidez de burlarse
de los otros y que se creen más vivos por hacerlo. Para resolver los problemas
con el ardid de las palabras, y su encanto irónico y cadencioso, con una
explosión de significados diversos. Wilde era y es un manantial de luz que no
sirve para nada más que para contemplar lo bello y dejar lo feo de lado». En
términos del escritor irlandés, «es mejor ser bello que ser bueno, pero es
mejor ser bueno que feo». Según Borges, que seleccionó ensayos y diálogos del autor de De
Profundis para un tomo de su colección Biblioteca Personal, a Wilde lo
perjudicó la perfección. «Su obra es tan armoniosa que puede parecer inevitable
y aun baladí -escribió en Otras inquisiciones-. Nos cuesta imaginar el universo
sin los epigramas de Wilde; esa dificultad no los hace menos plausibles». Adrián Melo es doctor en Ciencias
Sociales y autor de varios libros que entrecruzan la historia de la
homosexualidad con la estética y la sociología. La única novela que él publicó es además una obra. Además de un
icono de la comunidad LGBT, hoy Wilde es un autor canónico, cuya obra ha
trascendido a la cultura popular bajo la forma de cómics, relatos para niños,
diseños de moda, films y canciones. El retrato de Dorian Gray es uno de los más bellos manifiestos
literarios de la decadencia y el esteticismo, y una de las novelas más
refinadas y ambiguas jamás escritas. El escritor, en un ademán de genialidad y
elegancia, cumplió al pie de la letra una de sus máximas: «Sé tú mismo, el
resto de los papeles ya están elegidos». http://www.almargenweb.com.ar/web/la-importancia-de-llamarse-oscar-wilde-a-120-anos-de-su-muerte/#.YrJcWTDMLcc
9- "Vengaremos
a Oscar Wilde": todos los secretos del genio gay condenado por
"sodomita" y rebelde Cuenta Martirio del caballero del clavel verde (Egales), escrito por Nacho Esteban e ilustrado por Carlos Valdivia, que en los años setenta,
algunos activistas LGTB británicos lucían chapas con la frase “Vengaremos a Oscar Wilde”. Se ha vuelto un santo queer, Oscar, porque, a pesar de sus
imperfecciones como activista -que, por otro lado, redondean narrativamente un
personaje apabullante: un esteta, un hedonista, un performer, un excesivísimo
dandi-, consiguió ser crítico frente a la sociedad mojigata que le
rodeaba, cuestionó sus valores hipócritas y luchó por la
visibilidad del amor homosexual, quedándose él mismo -y su mala fama, y las
traiciones de los suyos, y la venganza de todos- en la soledad, el ostracismo y
la cuneta. Así lo vaticinó: “No tengo dudas
de que ganaremos, pero el camino es largo y teñido de rojo por martirios
monstruosos” . Esta hermosa biografía
ilustrada recoge su trayectoria, sus grandes amores homoeróticos, la
construcción de su disfraz de polemista, su reyerta para ser leído y apreciado
por los críticos, y, sin duda, su reivindicación de la libertad sexual,
que le llevó a ser juzgado por “sodomita”. Vengaremos a Oscar Wilde, es claro: porque tuvo que enfrentarse con la carne y con el pensamiento
a la Enmienda Labouchére, que introdujo en el código penal británico a finales
del XIX el delito de “conducta obscena” que convertía
en ilegal cualquier acto sexual entre hombres, incluso en privado. No
era una novedad, porque la homosexualidad estaba penada de antes, pero se
necesitaban pruebas de la eyaculación y la penetración para condenar a los
acusados. Esta artimaña legal sirvió para “juzgar a homosexuales conocidos
cuando no podía probarse la sodomía”. Fue una diva camp, Wilde. Nació en una familia de todo menos conservadora
y llevó siempre el escándalo en la sangre.Con 16 años, en Portora, comenzó a mantener “amistades
sentimentales” con otros estudiantes. Cuentan que, en su último día en el colegio, fue
a despedirlo a la estación uno de sus colegas más queridos: el tren estaba a punto
de partir y el joven gritó “¡Oh, Oscar!”, antes de besarle en los labios y
dejarle en la cara restos de sus lágrimas. Fue
el principio de una vida tortuosa: en su juventud, aunque Wilde podía resultar
afectado en sus maneras e incluso afeminado para algunos machistas, nadie le
creía homosexual. Más bien entendían que sus poses imitaban las maneras de los
dandis. Ahí su estela aristocrática que, a la vez, resultaba un juego
constante: le tiraba la caña a actrices bellísimas de la época, se ponía un clavel
verde en la solapa -luego interpretado como el color homosexual-, y estiraba
siempre un poco más el chicle. “No tengo nada que declarar,
salvo mi genio”, decía, y, cuando le preguntaban por los chismes que se
contaban de él, alegaba: “No importa si lo hice o no, sino que la gente lo crea”. Generaba tanto revuelo -primero
su persona, luego su obra- que hasta periódicos importantes como The New York
Times o The Washington Post sucumbieron a descalificativos homófobos. Él sigue
su camino: hace una gira norteamericana y se asienta un tiempo en París, donde conoce a Victor Hugo,
Mallarmé o Pissarro.
Como las conferencias no le daban el suficiente dinero y sus textos no gozaban
de excesiva popularidad, empezó a dedicarse al periodismo. Durante un tiempo
fue el editor de The Lady’s World, a la que enseguida cambió el nombre a un más
moderno The Woman’s World. Conciencia feminista
Wilde era un gran feminista: su
conciencia crítica respecto al machismo de la sociedad la había activado su
madre -que montaba en su salón
tertulias de café por donde llegó a pasar la sufragista Millicent Fawcett- y la había seguido cultivando
su esposa Constance, con la que se casó con 29 años y a la que nunca amó del
todo, no con todo su ser, pero con quien siempre tuvo una relación cariñosa e
intelectual, amén de dos críos en dos años, Cyril y Vyvyan. No obstante, Oscar perdió
pronto el interés en esa vida previsible y pasaba las noches recorriendo antros
y burdeles con su amigo Robert
Sherard. Hasta empezó a llevar a sus ligues masculinos a casa. Él se
vestía con flores, iba a los sitios en carruajes, rezumaba extravagancia y
disfrutaba de charlar todo el día en clubs y hoteles lujosos. En sus cuentos, fantaseaba
con que Shakespeare hubiese dedicado sus sonetos a un joven llamado Willie
Hughes; en sus ensayos, exponía ideas escandalosas para la élite
intelectual victoriana. Por ejemplo, en El alma del hombre bajo del socialismo, criticaba que la caridad no
ataja los problemas del capitalismo y defendía una mejora de las condiciones de
vida de los trabajadores a través de la educación. Dorian Gray vive Imitaba el decadentismo
francés, Wilde, y el punto álgido de ese juego llegó con su única novela, El retrato de Dorian Gray, donde encarnaba el
pensamiento de que el arte no tenía por qué ser moral y escupía sobre una
sociedad británica basada en la apariencia. Claro que tuvo que ‘recortar’
-hablemos claro: censurar- los
pasajes más homoeróticos para que fuese recibida en las librerías. Aún así, fue muy desdeñada por
sus guiños revolucionarios -como su guerra contra la fidelidad-: “La fidelidad
es a la vida de las emociones lo que la coherencia a la vida del intelecto:
simplemente una confesión de fracaso (…) ¡Ah, fidelidad! Tengo que analizarla
algún día. La pasión de la propiedad está en ella. Hay tantas cosas de las que nos desprenderíamos si no tuviéramos
miedo de que otros las recogieran…”. Ahí queda eso. El que sería su mejor amigo
hasta el día de su muerte, Robert Baldwin Ross, fue quien más le ayudó a
escucharse y autoaceptarse y comenzó a tener no sólo affaires, sino relaciones
importantes con hombres que marcarían su vida: John Gray, Lionel Johnson o Edward Shelley. “Gray prestaría su apellido
al protagonista de la novela wildeana, Johnson haría las presentaciones entre
Alfred Douglas y Oscar, y Shelley sería un testigo clave en los juicios contra
Wilde”, relata el libro. Alfred Douglas, quien sería el
gran amor de su vida, había escrito un poema homoerótico que deja los puntos
sobre las íes en el verso final: “Yo
soy el amor que no osa decir su nombre”. “Oscar y Alfred compartían
una misma visión utópica de una ‘nueva cultura’ basada en el hedonismo y el
individualismo, lo que afianzaría la relación sentimental más importante en la
vida de Wilde”, revela la obra. Su gran amor: Bosie A Alfred lo llamaremos como lo
llamaban sus amigos entonces, Bosie (“muchachito”), y con él emuló uno de esos
afectos que se producían entre jóvenes y maestros de la Antigua Grecia que
Wilde tanto reverenciaba: “Un
efebo rubio y bellísimo de 21 años dispuesto a aprender de un experimentado
mentor, 16 años mayor. No obstante, Bosie era de todo menos un
muchachito inocente y juntos llevaron una vida pública escandalosa y excesiva”. Asistían a las bodas de los
otros travestidos, se hablaban en femenino, se regalaban abalorios carísimos,
tenían sexo con muchos hombres distintos y se lo pasaban en grande, porque “la fidelidad de su relación no era ‘carnal’, sino ‘espiritual’”. Por otra parte, también fue
un amor turbulento, violento, vengativo, delirante. Fue el padre de Bosie, más
conocido como Queensberry, quien logró la muerte civil de Oscar porque no
soportaba la pasión que por él sentía su hijo. Bosie llegaba a ir a armado a
los sitios por si su progenitor se presentaba allí para dispararles y, cuando
su padre le enviaba cartas amenazantes, él respondía, chulesco: “Eres un hombrecillo muy gracioso”. Hubo tres juicios contra él, tres, por “sodomita”, pero Oscar no
logró salir airoso por su propia naturaleza: era pretencioso, socarrón y
buscaba continuamente la risa del público. A una misma pregunta era capaz de
responder de diferentes maneras a lo largo del interrogatorio, lo que era una demostración de su poderosa elocuencia, pero
también una prueba de su imprudencia y su poco respeto a las autoridades, que acabarían pasándole
factura. Hubo más triquiñuelas:
connivencias del padre de su novio con el poder, tráficos de influencias, y un largo etcétera. Carson, el abogado de la
oposición, consciente de quién era verdaderamente Wilde, diría a su esposa: “He
arruinado al hombre más brillante de Londres”. Clasismo y pederastia “El clasismo estaba a la orden
del día en la rígida sociedad victoriana; la mayor parte de los juicios por
sodomía o conducta obscena eran contra trabajadores. Resultaba incomprensible y
censurable que una persona de la talla de Oscar Wilde prefiriese relacionares
con chulos y chaperos”, cuenta el libro. “A ello se le sumaba que, tras la
reforma penal de 1885, la
edad de consentimiento había aumentado de 13 a 16 años; y el hecho de que uno de los
testigos tuviera 15 no habría resultado problemático si se tratase de una chica,
pero que fuera un muchacho inspiraba argumentos sobre la mala influencia que
Wilde ejercía sobre los jóvenes”. Eso sólo conseguía que Oscar se defendiese
con más vehemencia y que se viese a sí mismo como un nuevo Sócrates. Pero perdió, y quedó arruinado.
Sus libros se retiraron de las librerías, su nombre aparecía tachado en los
carteles de las obras teatrales que se estaban representando, sus deudas se
agravaron y su casa quedó saqueada. Dos años de cárcel y trabajos forzados. Muchos de sus amigos,
sospechosamente, desaparecieron. Pronunciar su nombre se
convirtió en un tabú, en un "vicio innombrable o en una amenaza
velada". En la cárcel le suministraban bromuro de potasio para inhibir el
impulso sexual, lo que le produjo problemas intestinales continuos. Perdió peso
y sufrió una caída por la que pasó dos meses en la enfermería y que le causó una “lesión auditiva que en unos años provocaría su
muerte”. Lo cierto es que su paso por
prisión le convirtió en un activista por los derechos de los prisioneros:
abogaría por la despenalización de los niños y de los hombres detenidos por
tener relaciones con otros hombres. En sus últimos días, “enfermo de melancolía” y abandonado por sus
amores, pensaba en el suicidio. Perdía la cabeza. Decía,
sacando humor siempre del lugar más insospechado, que estaba “muriendo por
encima de sus posibilidades”. Y se despidió del mundo a los 46 años con una de
sus citas más célebres: “El
papel pintado y yo estamos luchando en un duelo a muerte. Uno de nosotros se
tiene que ir”. Claro que vengaremos a Oscar Wilde. https://www.elespanol.com/cultura/20200630/vengaremos-oscar-wilde-secretos-condenado-sodomita-rebelde/501451100_0.html
10-
Las 110 mejores frases de Oscar Wilde
El escritor irlandés es una de las
mentes más brillantes que ha pisado nuestro planeta.
1. La experiencia no tiene valor ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores
De esta manera describía el autor lo que a experiencia se refiere.
2. Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras no la ame
La complejidad del amor se describe, a la manera de Wilde, en esta afirmación.
3. Nos pasamos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante
A veces la felicidad se mide en un instante.
4. Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas
Oscar Wilde veía de esta manera la relación entre un hombre y una mujer.
5. Mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo
Así de ingenioso y extravagante era el autor.
6. No hay nada como el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea
Una frase para reflexionar sobre el matrimonio.
7. Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche
La figura femenina era un tema muy recurrido por Oscar Wilde. Sentía pasión.
8. Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe
A veces pasamos tan desapercibidos que parece que no tengamos alma.
9. La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse
El ser humano sólo aprende a base de equivocarse.
10. Amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida
Para querer a los demás, tenemos que querernos a nosotros mismos primero.
11. No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo
Ingenioso y excepcional se mostraba ante cualquier situación.
12. Jamás debemos casarnos si pretendemos seguir enamorados
Así reflexionaba Wilde sobre el matrimonio.
13. Dios hizo un mundo a parte para cada persona, y en ese mundo debemos intentar convivir todos juntos
Cada persona es un mundo, y todos debemos tener empatía los unos de los otros.
14. Las preguntas nunca son indiscretas, las respuestas sí
Una frase para la profunda reflexión.
15. Un hombre cínico es el que sabe el precio de todo y el valor de nada
El cinismo es un tema recurrente en muchos escritores occidentales.
16. Si quieres enfurecer a tu enemigo, perdónalo
Una peculiar manera de hacer las paces con una persona non grata.
17. Los niños aman a sus padres. Cuando crecen, los juzgan
¿Razón o falacia?
18. La mejor manera de librarse de una tentación, es caer en ella
No hay que reprimir nuestros instintos. Si algo nos apetece, lo consumimos.
19. La única manera de un hombre para comportarse con una mujer es haciéndole el amor
Parece ser que Oscar Wilde veía en la mujer poco más que un objeto sexual, desgraciadamente.
20. El trabajo es el refugio de los que no tiene nada que hacer
Así criticaba el autor británico el sistema laboral en el que vivía.
21. Lo peor en este mundo no es estar en boca de los demás, sino no estar en boca de nadie
Es mejor la crítica que ser ignorado.
22. El hombre cree en lo imposible, no en lo improbable
Es parte de la ambición que mueve al hombre al progreso y desarrollo.
23. Juzgamos a los demás porque no nos atrevemos con nosotros mismos
Tendríamos que aprender a ser más autocríticos y no fijarnos tanto en los demás.
24. Aconsejar de economía a los pobres es como aconsejar comer menos a un hambriento
Oscar Wilde era un firme defensor del socialismo y de la clase trabajadora.
25. La sociedad nunca perdona al soñador. Sí al criminal
La presión social es elevada cuando queremos destacar con algo diferente. 26. Lo mejor que se le puede hacer a un niño, es que sea feliz
Por encima de la educación y de darle todo, lo que un niño necesita es sentirse bien.
27. La ambición es el refugio del fracaso
Para algunos la ambición es una estupidez.
28. Tener buena salud no es levantarse temprano ni hacer deporte
Oscar Wilde siempre tan crítico con los estereotipos establecidos.
29. Los hombres son analizados, las mujeres amadas
Una vez más afirma el amor constante que necesitan las mujeres.
30. El éxito se lo lleva el fuerte y el fracaso se lo lleva el débil
La historia siempre la escriben los vencedores.
31. Haría cualquier cosa por volver a ser joven, excepto hacer deporte
No le gustaba nada el ejercicio físico ni la disciplina.
32. Lo único que consuela a los hombres por las estupideces cometidas, es el orgullo de realizarlas
El orgullo es un arma muy peligrosa, que a menudo nos lleva al error.
33. Cuanto menos se hable de las llagas de la vida, mejor
Positivismo ante todo.
34. Dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo
Una norma que todo buen escritor debería aplicar.
35. La risa no es un mal comienzo para la amistad
El sentido del humor en Oscar Wilde era parte de su personalidad y extravagancia.
36. Las mujeres feas son celosas de sus maridos
Curiosa manera de relacionar lo físico con el comportamiento matrimonial.
37. Creer es muy monótono, la duda y curiosidad son apasionantes
Interesante aportación para explorar nuevas experiencias.
39. Que hablen de uno es espantoso. Que no hablen, es peor
Ser ignorado es el peor de los males.
40. Una mujer capaz de decir su edad, es capaz de decirlo todo
Así medía el dramaturgo la sinceridad del sexo femenino.
41. Cuando un hombre se casa por segunda vez, es porque amaba a la primera
Esta frase dará mucho que pensar a los que se comprometen por segunda vez.
42. Nada que valga la pena se puede enseñar
Esto nos invoca a pensar profundamente.
43. La belleza no necesita explicación, es superior al genio
La belleza no es algo que necesite interpretación. Sólo observación.
44. La gente es tan solo aburrida o encantadora. No buena o mala
El autor británico odiaba las etiquetas, sobre todo las que conllevan carga negativa.
45. Los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, y cuando se hacen mayores lo comprueban
Es la ley de vida. Nos pasa a todos a medida que vamos creciendo.
46. Sufrir por propias culpas, ésa es la pesadilla de la vida
Perdonamos los errores y daños exteriores, pero no los nuestros.
47. Los solteros deberían pagar más impuestos. No es justo que ellos sean más ricos que los demás
Una manera divertida de reflexionar sobre la soltería.
48. Como mala persona, soy un completo desastre
Algunos decían que Oscar Wilde nunca hacía nada malo, ni daño a nadie.
49. Escojo a mis amigos por su apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón
Es muy importante saber por qué nos rodeamos de quienes nos rodean.
50. Todos vivimos en las cloacas, pero algunos miramos a las estrellas
Es cuestión de saber tomarse con filosofía la vida.
51. Cuando pienso en mis defectos, me duermo de inmediato
Nunca hay que pensar en lo malo, sino potenciar las buenas virtudes.
52. La música es lo que más se acerca a las lágrimas y recuerdos
Oscar Wilde era un enamorado del arte musical.
53. La tentación es lo único que no puedo contener
De nuevo el autor invoca a la no contención ni represión emocional.
54. En el matrimonio la mujer tiene todas las cartas pero pierde la partida
Hay que entender esta afirmación por la época que le tocó vivir a Oscar Wilde.
55. Cuanto más conservadoras las ideas, más revolucionarias
Cuanto más radical se es, más cambios se pueden llevar a cabo.
56. El periodismo moderno nos mantiene en contacto con la ignorancia de la comunidad
Fue un gran crítico del periodismo y su aportación a la sociedad.
57. Los hombres casados son horriblemente aburridos cuando son buenos
Ya lo dijo, casarse es un error para el amor duradero.
58. En el arte como en el amor, la ternura es lo que da la fuerza
Una buena metáfora para entender la pasión en el arte.
59. No hay hombre lo bastante rico como para comprar su pasado
El pasado puede ser una carga muy fuerte emocionalmente hablando.
60. Conseguir ser natural es la más difícil de las poses
Vivimos condicionados y dogmatizados por demasiados estándares.
61. Sé tú mismo, el resto de papeles ya están cogidos
Una de las frases que más se recuerdan de este genial autor irlandés.
62. El rostro de un hombre es su autobiografía; la cara de una mujer es su obra de ficción
Wilde pronunció grandes frases sobre las diferencias existentes entre hombres y mujeres.
63. Como no fue genial, no tuvo enemigos
Wilde se consideraba a sí mismo un genio, y su excelsa obra lo atestigua.
64. No soy tan joven para saberlo todo
Durante
toda su trayectoría, Wilde obsequió a la sociedad de su
época con grandes frases que han quedado en el imaginario
colectivo.
65. Cuando la gente está de acuerdo conmigo siempre siento que debo estar equivocado
Las aportaciones de Wilde siempre lograron provocar a los estamentos más conservadores de la sociedad de su época.
66. Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho
Wilde era un auténtico maestro de la ironía, el sarcasmo y los juegos de palabras.
67. La verdad es raramente pura y nunca simple
Wilde supo desentrañar la verdad en personas que vivían en una sociedad altamente represiva y conservadora.
68. Todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro
Este autor estaba verdaderamente interesado en el mundo del pecado, la tentación y el deseo prohibido.
69. La vida es una cosa demasiado importante como para tomársela en serio
Una de las frases más profundas que nos legó este genio de la literatura universal.
70. Cuando un hombre hace algo completamente estúpido es siempre por los motivos más noble
Una de las muchas frases humorísticas que nos dejó en su obra el genio de Dublín.
71. No hay necesidad de separar al monarca de la mafia: toda autoridad es igualmente mala
Una de las críticas más ácidas y arriesgadas que se le adjudican a este poeta y dramaturgo irlandés.
72. No tiene enemigos, pero es enormemente despreciado por sus amigos
La amistad y la naturaleza humana fueron ampliamente retratadas en la obra de este célebre autor.
73. Los libros que el mundo califica de inmorales son los que enfrentan al mundo a sus propias vergüenzas
Sus publicaciones fueron consideradas durante mucho tiempo como inmorales por la sociedad de su época.
74. ¿Qué es un cínico? Es un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada
Una de las frases que revelan el ingenio de este poeta y dramaturgo afincado en Londres.
75. La seriedad es el único refugio de los superficiales
Oscar Wilde detestaba las personas serias, mediocres o aburridas.
76. Uno siempre debe jugar de manera justa si tiene las cartas ganadoras
Una de las muchas frases de este genial autor que nos pueden servir como código de conducta.
77. La sociedad existe solo como un concepto mental, en el mundo real solo existen los individuos
Entre las frases que nos ha legado Oscar Wilde, muchas retratan de manera exacta la sociedad que le tocó vivir.
78. Cuando era joven pensaba que el dinero era lo más importante en la vida, ahora que soy mayor sé que lo es
Genio,
ironía y perspicacia se dan de la mano en muchas de las
sentencias que nos dejó este genio de la literatura inglesa.
79. El objetivo del amor es amar, ni más ni menos.
Una de las frases sobre el amor más conocidas de Oscar Wilde.
80. Un hombre nunca es lo suficientemente cuidadoso en la elección de sus enemigos
La amistad es uno de los temas que más le interesaban a Wilde.
81. Los viejos se los creen todo, los de mediana edad sospechan de todo, los jóvenes lo saben todo
Un verdadero retrato de la idiosincrasia generacional de su época que puede aplicarse también a la actual.
82. Todo el arte es inútil
Aunque
Oscar Wilde fuera uno de los autores más importantes de su
época, siempre se presentó a sí mismo como un
iconoclasta.
83.
Mientras la guerra sea considerada algo malvado, seguirá
provocando fascinación. Cuando empecemos a considerarla vulgar,
dejará de ser popular
Una de las frases más certeras sobre el horror de la guerra en el mundo.
84. Soy tan listo que a veces no logro entender una sola palabra de lo que digo
Wilde nos ha dejado frases de gran contenido humorístico que pasarán a los anales de la historia.
85. Si uno no puede disfrutar leyendo un libro una y otra vez, leer no sirve absolutamente de nada.
Como la mayoría de autores, Wilde fue un ávido lector durante toda su vida.
86. Uno nunca puede ir demasiado arreglado o estar demasiado educado
Algunos de los temas que más aborda este autor en sus obras son la moda, la elegancia y la educación.
87. Nunca pierdas a nadie que te trata como a alguien corriente
Una de las frases más irónicas y provocadoras del genio irlandés Oscar Wilde.
88. No quiero ir al cielo; ninguno de mis amigos está allí
Durante
toda su vida, Oscar Wilde pronunció afirmaciones verdaderamente
polémicas para la sociedad de su época.
89. Algo no debe ser necesariamente cierto solo porque un hombre muera por ello
Este autor fue capaz de remover hasta los cimientos la moral de la sociedad de su época.
90. Nunca des explicaciones; tus amigos no las necesitan, tus enemigos no las creen
Una de las frases más icónicas adjudicadas a Oscar Wilde.
91.
La educación es una cosa admirable, pero es bueno recordar cada
poco tiempo que nada que realmente merezca la pena saber puede ser
enseñado
Wilde
fue uno de los intelectuales más importantes de la Inglaterra de
su época y sus ideas siguen vigentes hoy en día.
92. Todo en moderación, incluída la moderación
Una de las mejores frases que nos ha legado este genio de la literatura universal.
93. Los amigos de verdad te apuñalan de frente
Wilde teorizó sobre los grandes temas de la sociedad de la época: el amor, la amistad y la familia.
94. Un caballero es alguien que nunca hiere los sentimientos de nadie de forma inintencionada
Oscar
Wilde trabajó a lo largo de su carrera el género
irónico y sarcástico tanto, principalmente en sus obras
de teatro.
95. El trabajo es la maldición de las clases bebedora
Una de las frases más irónicas y humorísticas adjudicadas a este gran poeta y dramaturgo irlandés.
96.
El hombre está más alejado de sí mismo cuando
habla a cara descubierta. Dale una máscara y te dirá la
verdad
Wilde
teorizó profusamente sobre la hipocresía, la mentira y el
engaño de una sociedad tremendamente represiva.
97. La experiencia no es más que el nombre que damos a nuestros errores
Una frase muy profunda y cargada de significado que puede servirnos como manual de comportamiento en la vida.
98. Cualquiera puede ser bueno en el campo. No hay tentaciones allí
Durante toda su carrera literaria, la tentación fue uno de los principales temas que abordó en su obra.
99. Todo el mundo que es incapaz de aprender decide enseñar
Nadie como Oscar Wilde supo retratar la sociedad inglesa de finales del siglo XIX.
100. Solo los superficiales se conocen a sí mismos
Una de las muchas frases provocadoras que pronunció este genio de las letras inglesas.
101. Tengo el más simple de los gustos: me satisface siempre lo mejor
Los gustos exquisitos de Oscar Wilde fueron ampliamente conocidos en su época.
102. Los corazones se han hecho para que los rompan
Wilde tenía una idea del amor un tanto descorazonadora
103. La esencia misma del romanticismo es la incertidumbre
El romanticismo es otro de los temas clásicos de la obra de Wilde.
104. Todo en el mundo va de sexo, excepto el sexo. El sexo va de poder
Una de las frases más célebres sobre sexo, adujudicadas al gran genio de la literatura inglesa.
105.
No amas a alguien por su aspecto, su ropa o su coche lujoso, sin porque
canta una canción que solo tú puedes oír.
Una de sus frases más conmovedoras sobre el romanticismo.
106. Aquellos que encuentran significados horribles en cosas hermosas son corruptos sin ser encantadores.
Wilde
escribió ampliamente sobre los vicios de la gente de su
época y todo lo que él consideraba despreciable.
107. Siempre ocurre lo ilegible
Oscar Wilde vivió una vida atrajeada y rodeada de polémica debido a su condición de homosexual.
108. Todas las mujeres se convierten en sus madres, esa es su tragedia. Ningún hombre lo hace, esa es la suya.
Una de las frases más icónicas de Oscar Wilde sobre la naturaleza de los hombres y las mujeres.
109. Creo que Dios, cuando creó al hombre, subestimó de alguna manera sus habilidades.
Una de las frases más irónicas respecto a Dios y su creación del hombre.
110. Nunca viajo sin mi diario. Uno debería tener siempre algo sensacional que leer en el tren.
Otra de las muestras del genio y la locuacidad de Oscar Wilde.
Politólogo
consultor | Redactor y comentarista de cada frase... comentarios que
ayudan a entender lo amplio de la genialidad de Oscar Wilde, quien por
una condición psicogenética natural lo llevó a la
prisión con trabajos forzados, lo que varios años
después Alan Turing no aceptó a cambio de la
castración química para evitar que la corona le quitara
sus máquinas que llevaron a la actual computación, lo
cual que al suicidio lo llevó...