Investigación de la U. de Chile y la U. Central, detectó un impacto
educativo que incidiría en tareas habituales de aprendizaje entre
adolescentes que están iniciando el consumo de marihuana fumable con riesgo de daño cerebral irreversible y...
Desarrollo
-I-
Estudio chileno concluye que uso moderado de cannabis puede impactar aprendizaje en estudiantes de secundaria
19 ago 2020 Diversas investigaciones han demostrado que el consumo de marihuana tiene efectos negativos en la atención, la memoria y el aprendizaje. Como
consecuencia, si alguien que fuma marihuana a diario puede estar
funcionando a un nivel intelectual reducido la mayor parte del tiempo o
todo el tiempo. Esa evidencia sugiere que los estudiantes que la fuman pueden tener peores resultados educativos que sus compañeros que no hacen. Pero ¿de qué manera? El consumo recreacional regular de cannabis en jóvenes de educación secundaria puede afectar el aprendizaje y el procesamiento de imágenes relacionadas con el aprendizaje,
concluye una revisión de estudios de académicos de la
Universidad de Chile y de la Universidad Central, publicado en la
prestigiosa revista Educational Psychology Review. La investigación revisó más de 20 estudios empíricos internacionales y metaanálisis, que compilan información disponible sobre la declinación del procesamiento visuoespacial,
definido como la capacidad de hacer transformaciones mentales y
memorizar información visual y espacial, relacionado con el uso de cannabis. Un
anterior estudio de la U. de Chile evaluó la relación
consumo-adolescencia-habilidades viso espaciales, con resultados muy
preocupantes, indica Anneliese Dörr, directora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, una de las autora del estudio. “Hay que entender que
estas habilidades tienen relación con la llamada
‘inteligencia espacial’ que corresponde a la capacidad para percibir imágenes, transformarlas y recrearlas en la mente,
es decir ser capaz de visualizar un objeto desde un ángulo diferente al
que se había visto, por ejemplo, ir en avión y ser capaz de captar
dónde está la casa, o un marino que navega sin instrumentos guiándose
por las estrellas, agua, jugar ajedrez, etc.”, explica Dörr. Este tipo de procesamiento que realiza la memoria
de trabajo es fundamental para aprender y desenvolverse
profesionalmente en las disciplinas relacionadas con ciencias, salud, matemáticas y tecnología.
Estudiantes de secundaria
El Décimo Segundo
Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de Chile del
Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del
Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) 2017, a estudiantes de 8º
Básico a 4º Medio, indica que un 41% declaran haber consumido marihuana alguna vez en la vida.
De ellos, un 50,2% señala que fue por primera vez antes de los 15 años.
La edad promedio de inicio de consumo, estable el estudio, es de 14,4
años. Un consumo que ha ido en aumento en
estudiantes de enseñanza media. Si en 2001 el 14,8% admitía haber
consumido en el último año, en 2017 esa cifra fue de 30,9%. En tanto, los que indicaron que fue en el último mes pasó de 7,9% a 17,3%, respectivamente, según el mismo reporte. “Esta
revisión lo que concluyó es que efectivamente existen dificultades de
aprendizajes en los adolescentes que se están iniciando en el consumo de
marihuana fumable”, explica Rodrigo Goycolea, director del Magister de Intervención en Drogodependencias de la Universidad Central, participante del estudio. El
estudio concluye que el efecto es de impacto medio a grande en términos
educativos, lo que significa que incidiría en tareas habituales de
aprendizaje. Asimismo, señala que el impacto es más significativo en tareas ejecutivas y procesamiento cognitivo general, que en tareas específicas de procesamiento visuoespacial. En
procesamiento visuoespacial los efectos eran menores que en otras
áreas, como funciones ejecutivas o procesamiento verbal, señala Juan Cristóbal Castro del CIAE de la U. de Chile, uno
de los autores del estudio. “Lo importante es que, considerando
el procesamiento visuoespacial y las otras áreas, se
afecta la capacidad de aprendizaje en consumidores habituales (no
adictos) para su desempeño en enseñanza media”, destaca.
Diversas investigaciones han demostrado que el consumo de marihuana tiene efectos negativos en la
atención, la memoria y el aprendizaje. Como consecuencia, si alguien que
fuma marihuana a diario puede estar funcionando a un nivel
intelectual reducido la mayor parte del tiempo o todo el tiempo. Esa evidencia sugiere que los estudiantes que la fuman
pueden tener peores resultados educativos que sus compañeros que no hacen.
Pero ¿de qué manera? El consumo recreacional regular de cannabis en jóvenes
de educación secundaria puede afectar el aprendizaje y el procesamiento de
imágenes relacionadas con el aprendizaje, concluye una revisión de estudios
de académicos de la Universidad de
Chile y de la Universidad
Central, publicado en la prestigiosa revista Educational
Psychology Review. La investigación revisó más de 20 estudios empíricos
internacionales y metaanálisis, que compilan información disponible sobre
la declinación del procesamiento visuoespacial, definido como la
capacidad de hacer transformaciones mentales y memorizar información visual y
espacial, relacionado con el uso de cannabis. Un anterior estudio de la U. de Chile evaluó la relación
consumo-adolescencia-habilidades viso espaciales, con resultados muy
preocupantes, indica Anneliese Dörr, directora del Departamento de
Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad de
Medicina de la U. de Chile, una de las autora del estudio. “Hay que entender que estas habilidades tienen relación con
la llamada ‘inteligencia espacial’ que corresponde a la capacidad para
percibir imágenes, transformarlas y recrearlas en la mente, es decir ser
capaz de visualizar un objeto desde un ángulo diferente al que se había visto,
por ejemplo, ir en avión y ser capaz de captar dónde está la casa, o un marino
que navega sin instrumentos guiándose por las estrellas, agua, jugar ajedrez,
etc.”, explica Dörr. Este tipo de procesamiento que realiza la memoria de trabajo
es fundamental para aprender y desenvolverse profesionalmente en las
disciplinas relacionadas con ciencias, salud, matemáticas y tecnología.
Estudiantes de secundaria El Décimo Segundo Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar
de Chile del Servicio Nacional para la Prevención y
Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) 2017, a estudiantes de 8º
Básico a 4º Medio, indica que un 41% declaran haber consumido marihuana
alguna vez en la vida. De ellos, un 50,2% señala que fue por primera vez
antes de los 15 años. La edad promedio de inicio de consumo, estable el
estudio, es de 14,4 años. Un consumo que ha ido en aumento en estudiantes de enseñanza
media. Si en 2001 el 14,8% admitía haber consumido en el último año, en 2017
esa cifra fue de 30,9%. En tanto, los que indicaron que fue en el último mes
pasó de 7,9% a 17,3%, respectivamente, según el mismo reporte. “Esta revisión lo que concluyó es que efectivamente existen
dificultades de aprendizajes en los adolescentes que se están iniciando en el
consumo de marihuana fumable”, explica Rodrigo Goycolea, director del Magister de Intervención en
Drogodependencias de la Universidad Central, participante del
estudio. El estudio concluye que el efecto es de impacto medio a
grande en términos educativos, lo que significa que incidiría en tareas
habituales de aprendizaje. Asimismo, señala que el impacto es más
significativo en tareas ejecutivas y procesamiento cognitivo general, que
en tareas específicas de procesamiento visuoespacial. En procesamiento visuoespacial los efectos eran menores que
en otras áreas, como funciones ejecutivas o procesamiento verbal, señala Juan Cristóbal Castro del
CIAE de la U. de Chile, uno de los autores del estudio. “Lo
importante es que, considerando el procesamiento visuoespacial y las otras
áreas, se afecta la capacidad de aprendizaje en consumidores habituales (no
adictos) para su desempeño en enseñanza media”, destaca.
Impacto en aprendizaje Los autores también señalan que los efectos tienden a
desaparecer tras unas semanas sin consumo y que son menores que en otras
funciones cognitivas. Si tienen un consumo temprano, son relativamente
reversibles los efectos, si se para el consumo, todo vuelve a la normalidad, pero
el problema es que se consume con mucha frecuencia. Goycolea destaca que pocos estudios se han enfocado en
adolescentes de enseñanza media que no tienen abuso de consumo, que tienen una
vida que podríamos llamar normal y que tienen consumo de marihuana que se fuma.
“Al empezar hacer la revisión efectivamente vemos que en consumos iniciales
empiezan a tener efectos y se puede concluir que un estudiante de enseñanza
media que está en el aula que tiene un consumo inicial de marihuana va a tener
más dificultades para aprender”, detalla. El estudio encontró además que la edad de inicio del consumo también es clave: si se inicia a los 13 años
muestra mayores efectos. “Basta con un consumo de 3 veces a la semana para notar
efectos en el aprendizaje”, explica Castro. Existe una mirada a considerar
inocuo el consumo de cannabis, agrega, producto de que en muchos países se ha
legalizado, “pero esto demuestra que sí tiene efectos e incide negativamente
en el aprendizaje, y que en enseñanza media es peor consumir que en la
universidad, por un tema de desarrollo cerebral”. Un consumo que en ese en este periodo de la vida afecta las
habilidades de aprendizaje y que va a repercutir en la adultez, subraya Dörr,
ya que se pierden oportunidades y tiempo que no se recuperan. “El consumo
afecta los proyectos futuros ya que una disminución en las habilidades viso
espaciales repercute en el rendimiento académico general, sobre todo si
estoy interesado o dotado para el área científica, como ingeniería, matemática,
todo lo que vaya en esa línea”. Estas habilidades, que tienen que ver con la capacidad de
jerarquizar y organizar la información visual se desarrollan mucho en la
adolescencia. Por lo tanto, añade Dörr, se debe evitar cualquier consumo que
afecte el cerebro, porque se está reorganizando: “La adolescencia representa un
período crítico del desarrollo neurológico caracterizado por una marcada poda
sináptica y una mayor mielinización, el introducir cannabinoides durante
este periodo interrumpe el desarrollo del cerebro normal”.
Consumo que no es inocuo Castro señala que cuando se habla de legalizar la marihuana no se considera que hoy está
modificada genéticamente y la cantidad de THC (Tetrahidrocannabinol) es
mucho mayor que la que tenía en los años 60, por ejemplo. Por esa razón, el
estudio consideró investigaciones publicadas en su mayoría en después del año
2010. “Efectivamente la percepción de riesgo en la población
adolescente y adulta es menor, un 30% considera que la marihuana es riesgosa, y
un 70% incluso dice que no es dañina. Nadie sataniza la marihuana, hay que
tener claro que el consumo de cualquier droga tiene un riesgo y la marihuana
no es la excepción”, dice Goycolea. La conciencia del riesgo que conlleva el fumar marihuana es muy baja en Chile, esto se ha tratado de
revertir en el último tiempo. Sin embargo, dice Dörr, “va a costar tiempo y
esfuerzo de toda la sociedad el lograr que se asocie marihuana a daño”. Similar proceso se vivió con el cigarro. Hubo que
implementar políticas de control muy severas como impuestos, no publicidad,
cajetilla advirtiendo sobre el daño, agrega Dörr, para aumentar finalmente la
percepción de riesgo y que disminuya el consumo. “Los últimos estudios sobre
prevención en drogas son muy claros al respecto: no basta con educar a la
población con charlas en los colegios, se requiere un estado firme en sus
políticas sobre drogas”. La actitud frente al consumo sigue a la conducta, no al revés
como se creía. “En el pasado se perdió mucho tiempo y dinero en campañas sin
mucho éxito, siendo que lo que se debe hacer es implementar políticas muy
claras y firmes enfocadas a modificar el ambiente y a fortalecer el
autocontrol”, indica Dörr. https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/estudio-chileno-concluye-que-uso-moderado-de-cannabis-puede-impactar-aprendizaje-en-estudiantes-de-secundaria/UAWBWSMRVRGKTBVOL6GVKR55XQ/
-II- ¿Cuáles son los efectos a largo plazo de la marihuana en el cerebro? Julio 2020
Hay datos sólidos derivados de investigaciones con animales y un
número creciente de estudios con seres humanos que indican que la
exposición a la marihuana durante el desarrollo puede causar cambios
adversos en el cerebro en el largo plazo, o incluso cambios
permanentes. Las ratas expuestas al THC antes de nacer, al poco tiempo
de nacidas o durante la adolescencia, tuvieron problemas notables con
tareas específicas de aprendizaje y memoria cuando tuvieron más edad. El
deterioro cognitivo en las ratas adultas expuestas al THC durante la
adolescencia está asociado con cambios estructurales y funcionales en el
hipocampo. Los
estudios con ratas también demuestran que la exposición al THC durante
la adolescencia está asociada con la alteración del sistema de
recompensa, lo que aumenta la probabilidad de que un animal se
autoadministre otras drogas (por ejemplo, heroína) cuando tiene
oportunidad de hacerlo.
Los estudios imagenológicos del impacto de la marihuana en la
estructura cerebral de los humanos muestran resultados disímiles.
Algunos de ellos sugieren que el consumo regular de marihuana en la
adolescencia está asociado con alteraciones en la conectividad y un
volumen reducido de ciertas regiones específicas del cerebro que
participan en una gran variedad de funciones ejecutivas, como la
memoria, el aprendizaje y el control de los impulsos, en comparación con
personas que no consumen la droga.
Otros estudios no han hallado diferencias estructurales significativas
entre el cerebro de las personas que consumen y las que no consumen
marihuana.
Varios estudios, entre ellos dos extensos estudios longitudinales,
sugieren que el consumo de marihuana puede causar deterioro funcional en
las habilidades cognitivas, pero el grado y la duración del deterioro
depende de la edad en que la persona comenzó a consumir la droga, la
cantidad que consumió y la duración del consumo.
Entre los casi 4,000 adultos jóvenes que el estudio Coronary Artery
Risk Development in Young Adults siguió durante 25 años hasta que
llegaron a la etapa media de la adultez, la exposición acumulativa a la
marihuana durante toda la vida estuvo asociada con puntajes más bajos en
una prueba de memoria verbal, pero no afectó otras habilidades
cognitivas, como la velocidad de procesamiento o la función ejecutiva.
El efecto fue considerable y significativo, incluso después de eliminar
del estudio a quienes consumían en la actualidad y ajustar por variables
de confusión—como factores demográficos, el consumo de alcohol u otras
drogas y otros trastornos psiquiátricos, como la depresión.
Un vasto estudio longitudinal en Nueva Zelanda halló que el trastorno
persistente por consumo de marihuana cuando el consumo frecuente
comenzó en la adolescencia estuvo asociado con una pérdida en promedio
de 6 y hasta 8 puntos de coeficiente intelectual a mitad de la etapa
adulta. Significativamente,
en ese estudio, las personas que consumieron marihuana intensamente
durante la adolescencia y dejaron de consumir la droga cuando fueron
adultas no recuperaron los puntos de coeficiente intelectual que habían
perdido. Las personas que solamente comenzaron a consumir marihuana en
forma intensa en la edad adulta no perdieron puntos de coeficiente
intelectual. Estos resultados sugieren que la marihuana tiene el mayor
impacto a largo plazo en las personas jóvenes cuyo cerebro está todavía
estableciendo conexiones nuevas y madurando de otras formas. Se sabe que
el sistema endocannabinoide desempeña una función importante en la
correcta formación de las sinapsis (las conexiones entre las neuronas)
durante las etapas tempranas del desarrollo cerebral, y se ha propuesto
una función similar en el refinamiento de las conexiones neurales
durante la adolescencia. Si los efectos a largo plazo del consumo de
marihuana en la función cognitiva o el coeficiente intelectual se ven
confirmados por investigaciones futuras, esta podría ser una vía por la
cual el consumo de marihuana durante la adolescencia produce sus efectos
a largo plazo.
Sin embargo, resultados recientes de dos estudios longitudinales
prospectivos de mellizos no respaldan una relación causal entre el
consumo de marihuana y la pérdida de coeficiente intelectual. Quienes
consumieron marihuana mostraron efectivamente una disminución notable en
la habilidad verbal (equivalente a 4 puntos de coeficiente intelectual)
y en conocimiento general entre los años de la preadolescencia (de 9 a
12 años, antes del consumo) y la etapa final de la adolescencia y el
comienzo de la adultez (de 17 a 20 años de edad). Sin embargo, al
comienzo del estudio, quienes consumirían en el futuro tenían ya
puntajes más bajos en estas mediciones que quienes no consumirían en el
futuro, y no se halló ninguna diferencia predecible entre mellizos
cuando uno de ellos consumió marihuana y el otro no. Esto sugiere que la
pérdida de coeficiente intelectual observada, al menos durante la
adolescencia, puede deberse a factores familiares en común (por ejemplo,
genética o ambiente familiar) y no al consumo de marihuana.
Se debe observar, sin embargo, que estos estudios fueron más breves que
el de Nueva Zelanda y no exploraron el impacto de la dosis de marihuana
(es decir, el consumo intenso) ni el surgimiento de un trastorno por
consumo de cannabis; esto puede haber enmascarado un efecto dependiente
de la dosis o el diagnóstico.
La capacidad de sacar conclusiones definitivas sobre los efectos
duraderos de la marihuana en el cerebro humano a partir de estudios
anteriores a menudo está limitada por el hecho de que los participantes
del estudio consumen varias drogas, y por lo general hay datos limitados
sobre la salud o el funcionamiento mental de los participantes antes
del estudio. Los Institutos Nacionales de la Salud están financiando el
estudio Adolescent Brain Cognitive Development (ABCD),
un importante estudio longitudinal que se extenderá durante una década y
hará el seguimiento de una amplia muestra de jóvenes estadounidenses
desde el final de la niñez (antes del primer consumo de drogas) hasta
los primeros años de la adultez. El estudio utilizará la
neuroimagenología y otras herramientas avanzadas para clarificar
precisamente cómo y en qué medida la marihuana y otras drogas, solas y
combinadas, afectan el desarrollo del cerebro adolescente.
La marihuana, la memoria y el hipocampo
Distribución de los receptores cannabinoides en el cerebro de las
ratas. La imagen del cerebro revela altos niveles (en naranja y
amarillo) de receptores cannabinoides en muchas áreas, incluidas la
corteza, el hipocampo, el cerebelo y el núcleo accumbems (estriado
ventral).
La marihuana deteriora la memoria porque el THC altera la forma en
que el hipocampo, un área del cerebro responsable de la formación de
recuerdos, procesa la información. La mayor parte de los datos que
respaldan esta afirmación provienen de estudios con animales. Por
ejemplo, las ratas expuestas al THC en el útero, al poco tiempo de
nacidas o durante la adolescencia, mostraron problemas notables con
tareas específicas de aprendizaje y memoria cuando tuvieron más edad.
Además, el deterioro cognitivo en las ratas adultas está asociado con
cambios estructurales y funcionales en el hipocampo debido a la
exposición al THC durante la adolescencia.
A medida que las personas envejecen, pierden neuronas en el
hipocampo, lo que disminuye la capacidad de aprender información nueva.
La exposición crónica al THC puede acelerar la pérdida de neuronas del
hipocampo relacionada con la edad. En un estudio, las ratas expuestas al
THC todos los días durante 8 meses (aproximadamente el 30% de su
expectativa de vida) mostraron un nivel de pérdida de células nerviosas a
los 11 o 12 meses de edad equivalente al de ratas del doble de edad que
no habían estado expuestas al THC. https://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/serie-de-reportes/la-marihuana/cuales-son-los-efectos-largo-plazo-de-la-marihuana-en-el-cerebro
-III- ¿Cómo produce sus efectos la marihuana?En nuestro sistema nervioso los cannabinoides endógenos como la anandamida actúan como neurotransmisores porque envían mensajes químicos entre las células nerviosas (neuronas)
a través de todo el sistema nervioso. Afectan las regiones del cerebro
que influyen en el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración,
el movimiento, la coordinación y la percepción del tiempo y el espacio.
Debido a esta similitud, el THC puede adherirse a moléculas llamadas receptores cannabinoides
en las neuronas de estas regiones del cerebro y activarlas, lo que
altera varias funciones mentales y físicas y causa los efectos descritos
anteriormente. La red de comunicaciones neurales que utiliza estos
neurotransmisores cannabinoides, llamada sistema endocannabinoide,
desempeña una función clave en el funcionamiento normal del sistema
nervioso, de modo que interferir con ella puede tener efectos profundos.
Por ejemplo, el THC puede
alterar el funcionamiento del hipocampo (ver "La marihuana, la memoria
y el hipocampo") y la corteza orbitofrontal, que son regiones del
cerebro que permiten que una persona cree recuerdos nuevos y cambie su
foco de atención. Por lo tanto, el consumo de marihuana
disminuye la capacidad de pensar e interfiere con la capacidad de una
persona para aprender y realizar tareas complicadas. El THC
también altera el funcionamiento del cerebelo y los ganglios
basales, que son regiones del cerebro que regulan el equilibrio, la
postura, la coordinación y el tiempo de reacción. Este es
el motivo por el cual quien ha consumido marihuana podría no
estar en condiciones de conducir en forma segura (ver "¿El
consumo de marihuana afecta la capacidad de conducir?") y podría
tener problemas para realizar deportes u otras actividades
físicas.
Las personas que han consumido grandes dosis de la droga pueden
experimentar una psicosis aguda, que incluye alucinaciones, delirio y la
pérdida del sentido de identidad personal.
El THC, que actúa por medio de los receptores cannabinoides, también
activa el sistema de recompensa del cerebro que gobierna la respuesta a
comportamientos placenteros saludables, como el sexo y la comida. Al
igual que la mayoría de las drogas que las personas usan en forma
indebida, el THC estimula las neuronas del sistema de recompensa del
cerebro, que liberan el mensajero químico llamado dopamina en cantidades
mayores de las que se observan normalmente en la respuesta a estímulos
gratificantes naturales. La oleada de dopamina le “enseña” al cerebro a
repetir la conducta gratificante, lo que contribuye a las propiedades
adictivas de la marihuana.
Los efectos de la marihuana sobre el cerebro. Cuando se
fuma marihuana, su ingrediente activo, THC, viaja por el cerebro y el
resto del cuerpo, produciendo sus efectos. En el cerebro, el THC se
adhiere a los receptores de cannabinoides que se encuentran en las
células nerviosas, lo que afecta la forma en que estas células funcionan
y se comunican unas con otras. Los receptores de cannabinoides son
abundantes en las partes del cerebro que regulan el movimiento, la
coordinación, el aprendizaje y la memoria y funciones cognitivas más
complejas como el juicio y el placer.
https://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/serie-de-reportes/la-marihuana/como-produce-sus-efectos-la-marihuana
-IV-
Consumo de marihuana y daño cerebral en escolares chilenos: el estudio científico pionero
12.03.2019
Cuando avanza el proyecto para legalizar el cultivo de marihuana con
fines medicinales, esta columna de opinión presenta resultados de
diversos estudios científicos que muestran cómo el consumo de esa droga
provoca daño cerebral, especialmente en adolescentes. Su autora es parte
del equipo que desarrolló una investigación pionera en escolares
chilenos –de todos los grupos socioeconómicos– que eran “consumidores
recreacionales” no considerados adictos por la sociedad. Las imágenes
cerebrales de los jóvenes “mostraron que la mayoría (…) presentó
una anormalidad en la zona relacionada con la motivación, planificación e
iniciativa, lo que se traduce en conductas como: jóvenes desmotivados,
sin interés de seguir estudiando ni de terminar sus proyectos. También
se encontraron áreas extremadamente alteradas en la zona que se
relaciona con el procesamiento de la información”. Al hablar de Marihuana hablamos de cannabis pero no de cannabinoides, ¿cuál es la diferencia?:
La marihuana proviene de la planta de cáñamo llamada “Cannabis
Sativa” y su principal sustancia química psicoactiva, es decir, que
tiene un efecto sobre el sistema nervioso central, es el delta-9-tetrahydrocannabinol (THC). El THC es una sustancia muy potente, que tiene el efecto nocivo y adictivo de la marihuana.
La marihuana tiene más de 500 componentes, entre los cuales alrededor de 80 son cannabinoides.
De estos últimos, muy pocos han sido estudiados: el THC, CBD y CBN.
El THC es el cannabinoide más abundante de la planta y es el
responsable de sus efectos placenteros. Del resto de los componentes de
la planta se sabe sólo de unos pocos (terpenos, hidrocarburos, cetonas,
aldehídos). Algunos de ellos son los mismos que se encuentran en el
cigarrillo, como el alquitrán, aunque en la marihuana este compuesto se
encuentra en una concentración cuatro veces mayor.
Los cannabinoides, en palabras sencillas, serían sustancias que actúan sobre los receptores endocannabinoides.
“Endo” porque son propios de nuestro organismo. Es decir, nuestro
cuerpo tiene sus cannabinoides, una suerte de farmacia propia, cuya
función es regular el stress y las emociones placenteras.
Cuando el cuerpo recibe cannabinoides externos, que pueden ser
también sintéticos (remedios que se hacen en laboratorios) o
fitocannabinoides (cannabinoides de la planta de la marihuana), se
engaña a nuestro sistema endocanabinoide. Así,
el sistema comienza a confundirse y reduce sus propios receptores, lo
que conlleva a que el sujeto necesite más de la sustancia para alcanzar
el placer. De ahí se desencadena el clásico circuito de la adicción. POR QUÉ LA MARIHUANA AFECTA APRENDIZAJE Y MEMORIA
Uno
de los estudios más impresionantes al respecto, realizado por más de 40
científicos de varios países, acaba de aparecer en la revista Journal of Neurosciences
(enero 2019). Esta investigación, financiada por la Comunidad Europea,
entre otras muchas de las instituciones que contribuyeron, se hizo en 46
adolescentes consumidores de marihuana no en grandes dosis. El estudio
concluyó que incluso un consumo bajo producía anomalías en la formación
del cerebro y que esto generaría disminución de las habilidades de
aprendizaje, presencia de mal humor e indecisión respecto al cómo
actuar.
Otro gran estudio explica por qué con el consumo de marihuana
disminuye la capacidad cognitiva, especialmente la atención y memoria:
la principal causa de la disminución de la memoria y aprendizaje es la
disminución de las fibras de conexión. Nuestro
cerebro es una inmensa “red de circuitos”, en donde cada área y su
respectiva función están interconectadas. Fumar marihuana antes de los
20 años conlleva una disminución de hasta un 80 % de las fibras que
conectan el precuneus –la zona del cerebro que coordina información que
viene de todas partes del cerebro– con el hipocampo, que es la zona
involucrada en la formación de nuevos recuerdos, orientación espacial y
memoria. ¿Se pueden recuperar las funciones de memoria y
aprendizaje afectadas por el consumo de marihuana luego de un mes sin
consumo? Las investigaciones al respecto coinciden en que depende de la
edad en que se comience a consumir. El consumo de marihuana antes de los
20 años produce cambios en la estructura misma del cerebro, ya que a
esta edad nuestro cerebro se encuentra en proceso de desarrollo y
cambio. El estudio de Meier en 1.037 sujetos que comenzaron a consumir a
los 14 años, y a los cuales se los evaluó en tres momentos distintos
entre los 14 y 30 años, mostró que aquellos que fumaron marihuana en
forma constante durante la adolescencia, perdieron en promedio entre 8 a
10 puntos de coeficiente intelectual (CI). Es decir, en términos de CI,
el sujeto que era brillante pasó a ser normal y el normal, bajó a
limítrofe. Este es el estudio más grande que se ha realizado sobre el
efecto del consumo continuado de marihuana en el cerebro.
Las capacidades mentales perdidas no se restauraron completamente en
aquellas personas que dejaron de fumar marihuana en la edad adulta. Sin
embargo, aquellos que comenzaron a fumar en la edad adulta no mostraron
disminuciones significativas en su coeficiente intelectual. Esto no
necesariamente indica que el consumo no haya tenido efectos, ya que el
THC es muy dañino a toda edad, sobre todo en la actualidad en que la
marihuana tiene al menos 10 veces más concentración de THC que en los
años 60, 70 y 80.
La evidencia sobre el daño por consumo es cada vez más aplastante.
Acaba de aparecer el estudio más grande del cerebro con 62.454
escaners. Aquí se identificaron factores que aceleran el
envejecimiento cerebral, demostrándose que la esquizofrenia, marihuana y
alcohol, son los que más contribuían al envejecimiento cerebral.
EJEMPLOS DE DAÑOS EN EL CEREBRO A LARGO PLAZO
Los
daños van a depender de la cantidad de consumo, la edad y los factores
individuales de la persona, por ejemplo, la genética de cada sujeto. Hay
mucha evidencia científica respecto al tema marihuana y esquizofrenia.
El consumo en personas con vulnerabilidad genética influye directamente
en el desarrollo de psicosis. Este fenómeno está bastante documentado y
estudiado en nuestro país.
La evidencia científica nos muestra la relación entre ciertos
trastornos en salud mental y el uso de marihuana, específicamente
cuadros de esquizofrenia, trastornos anímicos, ataques de pánico, y
también suicidio, los que se gatillarían, favorecerían o empeorarían,
con el abuso de esta droga.
NUESTRO ESTUDIO Un estudio realizado por nosotros, evaluó de manera comparativa a jóvenes escolares fumadores exclusivos de marihuana versus no consumidores de ninguna sustancia.
Nos interesó que sólo consumieran marihuana y no otra droga, que jamás
hubieran presentado antecedentes de consumo ni consultado a un
especialista por problemas de adicción. En definitiva, escolares que no
constituyeran aún un problema de salud pública. Se consideró consumidor
al alumno que declarara un mínimo de cuatro episodios de consumo
exclusivo de cannabis durante el último mes, con una habitualidad mínima
de 18 meses. Los jóvenes pertenecían a diferentes realidades
socioeconómicas, se tomaron adolescentes provenientes de la educación
pública, subvencionada y particular. A todos se les aplicó encuestas de
salud, se revisaron sus informes de notas, se les aplicaron tests de
inteligencia y pruebas neuropsicológicas que median atención, memoria y
concentración.
Las diferencias entre el grupo de control (no consumidores) y el de
consumidores fueron muy significativas. Al comparar los test con las
imágenes cerebrales (Neurospect) que se tomaron de esos mismos niños,
los resultados mostraron que la mayoría de los escolares consumidores
presentó una anormalidad en la zona relacionada con la motivación,
planificación e iniciativa, lo que se traducía en la práctica en
conductas tales como: jóvenes desmotivados, sin interés de seguir
estudiando ni de terminar los proyectos que empezaban. También se
encontró áreas que estaban extremadamente alteradas en la zona que se
relaciona con el procesamiento de la información.
Hay que precisar que los resultados también mostraron diferencias
individuales. Si bien todos mostraron anormalidades, los efectos en cada
uno podían diferir en cuanto a la magnitud de la zona que se veía
afectada, dando cuenta de una susceptibilidad individual. Sin embargo,
se encontraron patrones comunes: múltiples áreas absolutamente
desorganizadas, tanto en el lóbulo frontal como en los temporales,
parietales, occipital y en el cerebelo, área que tiene que ver con la
coordinación motora, de ahí la relación entre accidentes de tránsito y
consumo de marihuana.
Finalmente, nuestros resultados confirmaron lo que la literatura
internacional ya había demostrado: que las áreas relacionadas con el
aprendizaje, memoria y ánimo, se veían afectadas con el consumo de
marihuana.
Este estudio fue el primero realizado en una población no
consultante, por ende, en jóvenes invisibilizados, que no se considera
que tengan aún un problema de salud. Fuera de los datos duros, lo más
relevante fue constatar que los jóvenes escolares no tenían idea del
daño que se estaban haciendo, comprobando la baja percepción de riesgo
asociada al consumo. El escenario era bastante peor de lo que habíamos
imaginado.
Creo que este estudio tiene el mérito de haberse anticipado a una
situación que comenzó a hacerse cada año más grave y que nos tiene hoy
ostentando el record mundial en consumo escolar, lo que –en los
distintos estudios revisados– se ha relacionado con la disminución en la
percepción de riesgo.
Al respecto, el estudio realizado en Chile por SENDA (2016), da
cuenta de que la percepción de riesgo ha disminuido exponencialmente en
los últimos diez años. De esta forma, la percepción de riesgo por
consumo “experimental de marihuana” llega al 28,9%, esto es 13,6 puntos
porcentuales menos que en 2006. Mientras que el riesgo percibido por
“consumo frecuente”, para el mismo período, ha bajado de un 90,3% a un
64,9%. De acuerdo a los diversos estudios internacionales mencionados,
estos datos pudieran relacionarse con otro hallazgo registrado por
SENDA, respecto al “promedio de días de consumo de marihuana en el
último mes” en población de 12 a 18 años, el que en 2016 era de 10,5,
comparado con 7,2 en 2006, demostrando así un aumento significativo.
https://www.ciperchile.cl/2019/03/12/consumo-de-marihuana-y-dano-cerebral-en-escolares-chilenos-el-estudio-cientifico-pionero/
El cerebro de los adolescentes es muy vulnerable porque aún está en plena formación.
-V-
El cannabis (Marihuana) es el peor
enemigo del cerebro adolescente 01
de Marzo de 2020 El 20% de la población entre 15 y
24 años ha fumado cannabis durante el último año y la edad media de inicio en
el consumo de porros se sitúa en los 16 años. Un riesgo al que se alude con
frecuencia es el desarrollo de esquizofrenia,
pero hay un peligro mucho más frecuente del que no se habla tanto: el impacto en las capacidades cognitivas. Fumar marihuana o hachís durante la
adolescencia incide de tal forma en el cerebro que no solo produce alteraciones en el aprendizaje y la memoria
a corto y largo plazo, sino también al cabo de muchos años. Gonzalo Herradón,
profesor de Farmacología de la Universidad
CEU San Pablo
(Madrid), asevera que los estudios llevados a cabo a este respecto “son muy
concluyentes”. Una de las investigaciones más
relevantes, realizada en Estados Unidos y Nueva Zelanda, hizo un seguimiento de
los efectos
del cannabis desde la adolescencia hasta la edad adulta en
una muestra de población muy amplia. “Se
perdían hasta ocho puntos de cociente intelectual (CI) que no
se recuperaban”, resume el experto. La mayoría de los estudios se han
centrado en las consecuencias a largo plazo del consumo frecuente y abundante
de cannabis. Pero un trabajo, publicado en enero de 2019 en The Journal of Neuroscience,
reveló que basta una pequeña cantidad de cannabis -uno o dos porros- para que se
produzcan alteraciones en el cerebro.
THC: enemigo número 1 La planta Cannabis sativa contiene al
menos 144 compuestos diferentes conocidos como cannabinoides y más de 1.100
componentes de otros tipos, como terpenoides y flavonoides. Los cannabinoides
más abundantes son el
tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). El THC es el
principal responsable del potencial psicoactivo del cannabis, que se traduce,
fundamentalmente, en adicción, psicosis y problemas cognitivos. El THC se une en el cerebro a los
receptores cannabinoides (que existen porque contamos con cannabinoides
endógenos). Esos receptores están en las zonas del cerebro implicadas en la
memoria y el aprendizaje y el cannabis actúa modificando las sinapsis (que son
las maquinarias moleculares para la comunicación neuronal) en esa región
cerebral. El número de consumidores
adolescentes de cannabis se ha mantenido estable en los últimos 15-20 años,
pero lo que sí ha aumentado últimamente es la proporción de THC que contienen los porros, lo
que ha incrementado sus efectos psicoactivos. Herradón comenta que, a diferencia
de otras drogas, como la cocaína o la heroína, la intoxicación mortal por
cannabis es muy difícil que se produzca. “Sí es habitual un estado psicótico -con alucinaciones, paranoias y pensamiento
desorganizado- que lleva a urgencias y puede durar unos días”. El experto advierte del peligro del
cannabis comestible, introducido en un pastel o un bizcocho. “Cuando se fuma,
los efectos son más inmediatos, pero la absorción es mucho más lenta cuando se
ingiere, por lo que muchas personas que lo prueban de esta manera comen grandes
cantidades y no son conscientes de sus efectos hasta que es demasiado tarde”.
Impacto en un cerebro que se está
formando El motivo por el que el cannabis
causa un impacto muy superior en los adolescentes que en los adultos es que su
cerebro está en plena formación. La droga incide en los circuitos cerebrales en
una etapa clave y en un cerebro que no está preparado para esa sobreestimulación
con altas concentraciones de THC. En cambio, la afectación en la edad adulta es
bastante inferior porque se produce “cuando la plasticidad cerebral es ya mucho
menor”. El resultado es una mayor
incidencia de lo que Herradón denomina coloquialmente “empobrecimiento mental”
cuando el consumo de cannabis
se inicia en la adolescencia.
Cannabis y riesgo de esquizofrenia El riesgo de esquizofrenia asociado
al consumo de cannabis también está ampliamente demostrado por diferentes
estudios pero, tal y como asevera el profesor e investigador, “todavía queda
mucho por estudiar”. Lo que parece claro es que fumar porros durante la
adolescencia incrementa el riesgo
de esquizofrenia en individuos predispuestos. Hay que tener en cuenta que la
prevalencia de la esquizofrenia (1% de la población) se mantiene constante en
regiones y culturas diversas, con tasas y patrones de consumo de cannabis muy
diferentes. Además, solo una pequeña proporción de los consumidores de cannabis
acaban desarrollando esta enfermedad mental y, por otro lado, la mayoría de
quienes la padecen nunca ha fumado marihuana o hachís. En todo caso, hay estudios
epidemiológicos que revelan que los consumidores de cannabis presentan un riesgo 1,4 veces superior de desarrollar
esquizofrenia que los no consumidores. Además, se ha observado
que los adolescentes consumidores de cannabis que desarrollan esquizofrenia
presentan un peor pronóstico
y un inicio más temprano de la enfermedad.
Una suma de consecuencias
negativas En resumen, los motivos para prevenir
el consumo de cannabis durante la adolescencia se resumen en los siguientes
riesgos:
Empobrecimiento intelectual a largo plazo, con alteraciones
cognitivas que se traducen, sobre todo, en problemas de memoria y
aprendizaje. Entre otras cosas, se produce un aumento de los recuerdos
falsos.
Mayor riesgo de esquizofrenia.
Problemas de adicción.
La marihuana es adictiva y, además, predispone hacia otras
drogodependencias. “Entre el 10% y el 30% de quienes consumen cannabis
desarrollan un trastorno adictivo que no pueden controlar”, señala
Herradón. Y cuando se empieza a consumir antes de los 18 años “la
probabilidad de dependencia es entre 4 y 7 veces mayor que cuando el
inicio se produce en la edad adulta”.
Efectos respiratorios asociados tanto a la propia marihuana
como al tabaco que se emplea en los porros.
El cannabis eleva el riesgo de trastornos mentales,
sobre todo ansiedad
y depresión.
-VI-
El consumo de marihuana podría cambiar al cerebro adolescente, muestran unas IRM
Junio 18, 2021
Imágenes por resonancia magnética (IRM) La resonancia magnética (RM) es una técnica de imágenes médicas que
utiliza un campo magnético y ondas de radio generadas por computadora
para crear imágenes detalladas de los órganos y tejidos del cuerpo.
La toma de imágenes por resonancia magnética (RM) de la cabeza utiliza
un poderoso campo magnético, ondas de radio y una computadora para
producir imágenes detalladas del cerebro y otras estructuras craneales,
que son más claras y detalladas que las que se obtienen con otros
métodos. Este examen no utiliza radiación ionizante y podría requerir de
una inyección de un material de contraste llamado gadolinio que
presenta menos riesgo de causar una reacción alérgica que los materiales
de contraste con iodo.
JUEVES, 17 de junio de 2021 (HealthDay News) -- Fumar marihuana
parece afectar el desarrollo del cerebro de los adolescentes, y lo
altera de formas que podrían reducir su razonamiento, toma de decisiones
y habilidades de memoria a medida que envejezcan, informa un estudio
reciente. Unos escáneres cerebrales de 800 adolescentes
encontraron que los que comenzaron a fumar marihuana tendían a presentar
un aumento en el adelgazamiento en la corteza cerebral, que es la capa
externa del cerebro, responsable del pensamiento, la percepción y el
lenguaje. Este adelgazamiento afectaba en particular a regiones
del cerebro asociadas con la memoria de trabajo, la inhibición, la
atención y la regulación emocional, apuntó el investigador principal,
Matthew Albaugh, psicólogo clínico y profesor asistente del Centro
Médico de la Universidad de Vermont, en Burlington. A los 19 años,
los adolescentes que consumían marihuana ya mostraban señales de
impulsividad atencional, que es la incapacidad de mantenerse
concentrados sin distracciones, señaló. "El cannabis tiene un efecto en la neuromaduración, en particular en
algunas áreas prefrontales, y esto a su vez podría tener un impacto en
la impulsividad, que es la capacidad de enfocarse y persistir en una
tarea", aclaró Albaugh. En este estudio, su equipo revisó los
datos de un estudio europeo a largo plazo sobre el desarrollo del
cerebro adolescente. Se escaneó el cerebro de los participantes cuando
tenían 14 años, y una vez más cuando cumplieron 19 años. El equipo
de Albaugh se enfocó en 799 adolescentes que dijeron a los 14 años que
nunca habían consumido marihuana. Los escáneres cerebrales iniciales no
indicaron ninguna diferencia importante entre los niños. En sus
escáneres de seguimiento, se les preguntó de nuevo a los adolescentes
sobre su consumo de marihuana, lo que dio a los investigadores la
oportunidad de ver si los que habían probado la marihuana en los años
intermedios presentaban alguna diferencia cerebral significativa
respecto a los que no la habían probado. Resulta que sí. La corteza cerebral siempre adelgaza durante la
adolescencia, a medida que las conexiones cerebrales se refinan y las
vías que no se utilizan son eliminadas, apuntó Albaugh. Pero los
adolescentes que consumieron marihuana experimentaron un mayor nivel de
adelgazamiento de la corteza, lo que sugiere cambios que podrían tener
un impacto en la función cerebral futura. Este adelgazamiento
adicional ocurrió en unas áreas del cerebro que se sabe que son ricas en
receptores que responden a los compuestos del cannabis, advirtió
Albaugh, y pareció ocurrir en una forma que dependía de la dosis.
Mientras más marihuana fumaban, más significativo era el adelgazamiento. "La
tasa de adelgazamiento que ocurría en ciertas áreas del cerebro, sobre
todo en las áreas cerebrales prefrontales, se asociaba con la cantidad
de cannabis que los participantes reportaron en el seguimiento",
aseguró. El adelgazamiento a los 19 años no pareció estar afectando a ninguna
función cerebral, aparte de la impulsividad atencional, muestran los
resultados. Los investigadores planifican estudiar a estos jóvenes hasta
los 23 años para ver si se desarrollan otros problemas en la conducta y
las habilidades de los fumadores de marihuana, dijo Albaugh. El nuevo estudio aparece en la edición del 16 de junio de la revista JAMA Psychiatry. Hay
muchas probabilidades de que estos tipos de cambios estructurales se
traduzcan en problemas más adelante, planteó el Dr. Scott Krakower,
psiquiatra infantil y adolescente y experto en el tratamiento del abuso
de sustancias del Hospital de Zucker Hillside, en Glen Oaks, Nueva York. "Diría
que si lo estudian el tiempo suficiente, es probable que observen más
cambios en el tiempo de reacción, las discapacidades, la formación de la
memoria", dijo Krakower. "Todas estas cosas aparecerán mientras más
tiempo se estudie esto". Albaugh apuntó que estos hallazgos se deberían tomar en cuenta a
medida que más estados legalizan el uso recreativo de la marihuana en
los adultos. "La política quizá se esté adelantando a la ciencia.
Se necesitan desesperadamente más investigaciones", sostuvo. "Hay muchas
evidencias que sugieren que este periodo del desarrollo que ocurre
durante la adolescencia podría ser una época con una vulnerabilidad
particular al abuso de sustancias". Krakower se mostró de
acuerdo, y anotó que la legalización de la marihuana ha
normalizado el uso de la droga. "Ahora,
el problema real es que la marihuana se está convirtiendo en una norma
social hasta el punto en que se podría hablar con los niños hasta
cansarse, pero si un 90 por ciento de sus amigos no piensan que sea un
problema, ¿en realidad quién piensa que es un problema?", preguntó
Krakower. Paul Armentano es subdirector de NORML, un grupo que
respalda activamente los esfuerzos por reformar las leyes sobre la
marihuana. Anotó que los estudios no han mostrado ningún cambio en el
consumo de marihuana de los jóvenes tras las legalizaciones estatales. "Los que están preocupados sobre los efectos potenciales de la
exposición al cannabis en los jóvenes deberían tranquilizarse con el
hecho de que la promulgación de planes reguladores del consumo de
marihuana en los adultos no se ha asociado con un aumento en el consumo
de marihuana, ni en la facilidad de acceso, entre los jóvenes", enfatizó
Armentano. Otros estudios han mostrado que los dispensarios de
marihuana verifican de forma vigorosa los documentos de identificación
en la puerta, y que siguen de manera constante los límites de edad
impuestos por los estados, añadió. "Por supuesto, ningún sistema
de regulación podrá nunca eliminar efectivamente el acceso de los
jóvenes del todo, pero la realidad es que estos marcos legales (en
combinación con campañas de educación pública basadas en las evidencias)
son muy superiores para disuadir a los jóvenes de acceder al cannabis
de lo que la criminalización nunca fue o podría esperar ser", aseguró
Armentano. https://consumer.healthday.com/6-17-pot-use-may-change-the-teenaged-brain-mris-show-2653420097.html
-VII-
Qué es la marihuana creepy o cripy, el cultivo que desató una fiebre del oro verde en Colombia
Los
narcotraficantes la prefieren porque les da más ganancia y los
campesinos comenzaron a depender de esta semilla con modificación
genética. En el Cauca ha tenido un enorme impacto social en las
comunidades indígenas 15 de Agosto de 2019 De las variedades de marihuana que se producen en Colombia,
hasta hace unos 10 años la más común, o
regular, era la llamada Corinto. Desde entonces, sin embargo, la
búsqueda de un mayor margen de ganancias ha favorecido una nueva planta, la llamada Creepy (o cripa), que de a poco parece haber hegemonizado la oferta de este producto que se trafica ilegalmente. A
diferencia de la marihuana tradicional, áspera, fragante y oscura, la
creepy es verde, produce menos aroma y brilla. Pero la razón por la cual
traficantes, productores y campesinos comenzaron a dedicarse a esta variedad no es estética: su comercio es mucho más rentable debido a que su precio es mayor por las grandes concentraciones de THC (la sustancia psicoactiva de la planta) que presenta gracias a la modificación genética. Con semillas importadas, los cultivos en el Cauca, sobre el océano Pacífico, se transformaron en invernaderos sofisticados
—al menos, en las 233 hectáreas que confirmó el
Observatorio de Drogas de Colombia en 2016— para producir este híbrido
que genera sólo plantas hembras (que producen flores, la
parte de la planta que se consume) con THC del 12% al 22%. La marihuana tradicional oscila entre el 2% y el 7% de THC, es decir que la nueva es entre tres y diez veces más potente. Otras estimaciones hablan de creepy de hasta un 35% de sustancia psicoactiva, lo cual se refleja en su precio y en la ganancia del narco. En condiciones de temperatura
controlada, en espacios abiertos o cerrados y bajo luz led,
con sistemas de riego de dos veces al día y abono orgánico,
"más de 6.000 agricultores se dedican al cultivo de marihuana en Cauca",
escribió Seth Robbins sobre esta "fiebre del oro verde", como la llamó,
en InSight Crime. Robbins habló con un ingeniero agrónomo que trabaja en la zona, quien le describió "parcelas
familiares de unos pocos cientos de plantas" y "extensiones de cuatro o
cinco hectáreas controladas por grupos del narcotráfico". Según variaciones en el rendimiento de los cultivos, los campesinos obtienen entre USD 18 y USD 90 por kilo de marihuana. Históricamente las
comunidades indígenas de la región cultivaban
cannabis según sus leyes tradicionales; en la década de 1980, sin embargo, la llegada de semillas híbridas de España y Holanda comenzó a cambiar el paisaje. En los 2000, cuando la semilla comenzó a provenir también de los Estados Unidos, el cultivo de creepy "realmente despegó, gracias a la inversión de grupos traficantes", según la web de investigación sobre mafias en América Latina. Juan Daniel Gómez, neurocientífico de la Pontificia Universidad Javeriana
de Bogotá y la máxima autoridad colombiana en el tema,
coincidió en que la circulación de creepy
—también llamada marihuana de alto octanaje—
aumentó enormemente en el país: "Me sorprende
que prácticamente ya no se puede conseguir marihuana normal",
dijo. Además de las bandas
narcos, los grupos armados como el Ejército de Liberación Nacional
(ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
participaban del negocio del transporte. La violencia comenzó a
extenderse por la región, donde también se cultivan coca y amapola. "En 2019, más de 30 líderes indígenas han sido asesinados en el norte del Cauca", sintetizó Robbins. En junio, según El Heraldo, de Barranquilla, la policía local decomisó más de media tonelada de creepy en ocho operativos
en empresas de encomiendas. La marihuana se camuflaba en paquetes,
entre vestimenta y libros, o en láminas metálicas de puertas, impregnadas con salsa de tomate, mayonesa y café para que los perros no las olieran. "La mayor parte de marihuana que llega al Caribe proviene del Cauca",
explicó al medio local un investigador de la Fiscalía General de la
Nación, por "su calidad". En esa zona, describió, hay una pirámide: "Se
ha encontrado que son los mismos indígenas los que cultivan por encargo,
ellos son la base. De allí pequeños grupos de organizaciones
criminales, disidencias de las FARC y narcotraficante se encargan de
recoger el estupefaciente". La Policía Nacional y la Metropolitana de Barranquilla dijeron que, ya en la ciudad sobre el Caribe, los destinatarios de los cargamentos son Los Costeños y los remanentes de los Papalópez,
dos bandas narco locales. Pero además de alimentar "más de 150 ollas de
droga en la ciudad y su área metropolitana", la creepy tiene otros
destinos. Debido a las grandes cantidades —en abril de 2018 se descubrieron más de 3,5 toneladas en tránsito, en norte del Cauca; y en 2019 otras 1,5 toneladas—
se estima que se trata de marihuana para exportación "por
las rutas de cocaína ya establecidas, como las dominadas por grupos narcotraficantes de la ciudad de Santa Marta, en la costa Caribe", según InSight Crime. "Desde allí es enviada por barco a Trinidad y Tobago y Centroamérica, donde se vende hasta por US$4.000 el kilo". En Venezuela, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile se ha rastreado este producto. El mercado más redituables es el de los Estados Unidos: "Allí se vende por hasta US$5.000 el kilo", explicó Robins. El impacto social en los pueblos del Cauca llega a 100.000 personas, sobre todo en cuatro pueblos al norte: Miranda, Corinto, Toribío y Jambaló. "El ingeniero agrícola consultado por InSight Crime dice que hasta el 70% de las familias e indígenas que habitan las zonas rurales de dichos pueblos viven del cultivo de marihuana". Hasta tal punto es común que de noche, cuando las plantas se iluminan con lámparas led, "las colinas parecen llenas de alumbrados navideños", según el mismo profesional. En julio la Fiscalía General de la Nación decidió cortar la energía eléctrica
en 16 puntos: "Se han encontrado zonas donde organizaciones ilegales
han creado invernaderos de marihuana las cuales se sirven irregularmente
del servicio público de energía", explicó el comunicado oficial. Pero de las 1.800 familias afectadas en solo un pueblo, 700 no tenían vinculación alguna con los cultivos.
Las protestas por la oscuridad en las calles creció hasta llegar a
bloqueos de caminos y boicots a la entrada de los trabajadores a las
estaciones de energía. https://www.infobae.com/america/colombia/209/08/15/que-es-la-marihuana-creepy-el-cultivo-que-desato-una-fiebre-del-oro-verde-en-colombia/
En resumen:
IX-
¿Cuáles son los efectos del Cripy
en tu cerebro? El
consumo de Cripy a corto plazo hace que el THC que
entra a la circulación de la sangre actúe en el cerebro alterando las
sensaciones y noción del tiempo, afecta el estado de ánimo, genera distorsión en
el pensamiento y dificultad para la solución de problemas. También causa
alteración en la memoria, alucinaciones, psicosis. A esto es lo que se conoce
como el estado “high”, el cual puede ser permanente.
Hace que el pensamiento sea más lento y altera la memoria. Cuando el Cripy se ha consumido a través un alimento los efectos mentales
suelen presentarse a los 30 o 60 minutos, después de que el cuerpo asimile el THC. El Cripy afecta las conexiones en el cerebro y altera las
funciones de pensamiento, la memoria y el aprendizaje y se relaciona con impulsividad. Es por esto que los efectos pueden llegar a
ser mayores cuando el consumo inicia en la adolescencia ya que el cerebro está
aún en desarrollo.
Fuente: https://www.piensalo.co/sustancias/82
Amiga, Amigo:
He destacado recientes
artículos en especial centrados sobre el demostrado daño cerebral de
la Marihuana de preferencia entre los ingenuos jóvenes
que la fuman. Sin embargo:
La marihuana es la droga que
más defensores tiene para la legalización del cultivo
personal y su llamado uso recreativo. La realidad es que es una DROGA adictiva, dañina y que lleva al consumo de drogas más duras como la cocaína.
La pregunta es: ¿A quiénes beneficia su cultivo y comercialización? La respuesta lógica es: A las mafias mundiales de narcotraficantes.
¿Con qué tecnología de ingeniería
genética avanzada: Laboratorios, químicos y personal
especializado lograron en Colombia y
Ecuador MUTAR la planta para hacerla más adictiva, poderosa y
dañina, como lo es la Cripy? Pero: ¿A quiénes beneficia la existencias de las mafias de narcotraficantes? La respuesta tal parece
sería al Nuevo Orden Mundial que así tiene más jóvenes
y personas no opinantes sobre la terrible realidad mundial y...
¡Cuidemos a nuestros jóvenes del alarmante futuro planetario que nos espera!