El mayor de
los males es la muerte aprisionada y petrificada en el hielo del
egoísmo, de donde resulta la anarquía universal y la
destrucción por el odio.
Édouard Schuré
Los Grandes Iniciados
1889
Proemio
He
decidido dedicar el presente escrito a Édouard Schuré y lo por él en parte
dejado en "Los Grandes Iniciados" que será por su extensión
expuesta en tres partes o escritos; los números 540, 541, 542. Se podrá leer
una Enseñanza propia de escuelas iniciáticas para sus altos grados de maestría.
Son tiempos caóticos en los que tener acceso a parte del Sagrado Conocimiento a
más de uno podrá darle el Valor para seguir adelante con la Esperanza que habrá un
Mundo Mejor...
"Hoy ni la Iglesia aprisionada en su dogma ni la
ciencia encerrada
en la materia saben hacer hombres completos".
Édouard Schuré
Biografía
Édouard
Schuré (Estrasburgo, 21 de enero de 1841-París, 7 de abril de 1929) es un
escritor, esoterista y musicólogo
francés, autor de novelas, piezas de teatro,
escritos históricos, poéticos y filosóficos. Su obra más importante es Los
grandes iniciados: Un estudio de la historia secreta de las religiones
(1889).
Nació en
Estrasburgo el 21 de enero de 1841 y murió en París el 7 de abril de 1929.
Ardiente defensor de las teorías wagnerianas y aficionado al estudio de las
doctrinas místicas, ha dejado una autobiografía ideal, Le rêve d’une vie (1928), en la
que interpreta el conjunto de su existencia de hombre y escritor en un sentido
esotérico. Su producción, efectivamente, se basa en una inspiración única
misticolírica, la cual se da tanto en los ensayos dedicados a la música — Histoire du drame musical
(1875), Ricardo Wagner su obra, su
idea (1876, v.) — como en los volúmenes Los grandes iniciados (1889,
v.), Sanctuaires d’Orient
(1898) y L’évolution divine du
Sphinx au Christ (1912), que intentan demostrar con una evidencia
fantástica la unidad del espíritu religioso en la multiplicidad de los mitos.
A ello cabe añadir las novelas, las composiciones líricas, los dramas Théâtre de l’âme (1900-05), los
ensayos sobre las mujeres inspiradoras y acerca del Renacimiento, y los
dedicados al estudio del alma primitiva francesa, Les grandes légendes de France (1892) y L’âme celtique et le génie de la France (1921).
La biografía real de S,, por lo
demás, no puede separarse de su idealismo místico, por lo menos en sus rasgos
más acusados; y así, por ejemplo, cuando llegó, todavía muy joven, a Alemania
para preparar allí una historia de la poesía popular y del lirismo alemanes (publicada luego en París en
1868 bajo el título Histoire du
Lied), estableció contacto, en el curso de la primera
representación de Tristán e Isolda
(v.), a la que asistió en Munich en 1865 y durante la cual conoció a Wagner,
con la magia oculta de la orquesta wagneriana. Otro caso por el estilo
ocurrióle en su permanencia en Italia (1871-73), donde se enamoró de una bella
mujer aficionada a las ciencias ocultas, Margarita Albana, griega de nacimiento
que había vivido en la India
y se estableciera en Florencia; este gran amor animó toda la producción de
Schuré, incluso la posterior a la muerte de la inspiradora, ocurrida en 1887. Schuré
halló su inspiración final en los viajes a Oriente — cuna de sus ideas —
emprendidos tras el fallecimiento de su amiga al grito «¡Ex Oriente Lux!».
L. Herling Croce
https://www.criticadelibros.com/autores/edouard-schure/
Éduoard
Shuré el autor de esta Magna Obra que en este Portal Mundo
Mejor será presentada en tres escritos. nos dice:
En los grandes iniciados
traté de que se percibiera el mundo divino, a trabes de la conciencia de los
grandes profetas de la humanidad, del mismo modo que se contemplan las
estrellas desde lo alto de un faro. Ahora recorro ese camino a la inversa. Es
decir, aspiro a ver la tierra desde el punto de vista de los astros, o para
mejor decir, a contemplar la evolución humana a trabes de la acción de las
Potencias Cósmicas, cuya grandiosa jerarquía y funcionamiento múltiple, he comprendido.
Un poder superior a todos los escrúpulos, una voz mas imperiosa que todo los
temores, me impulso a escribir este libro. Quizás llegue a servir de vínculo de
unión a todos aquellos que, sintiendo la gravedad de la hora presente, estén
resueltos a marchar hacia el futuro agrupados bajo la bandera del esoterismo
heleno-cristiano.
Busqué antecedentes biográficos de Margarita Albana,
nada encontré más allá de lo que en la
Biografía de Schuré figura. Lástima, pues fue
gracias a esta "iniciada" griega que, Schuré, sin importar estar
casado, de ella se enamoró y ella fue su musa inspiradora para
que los Grandes Inicados fueran realidad y así él
lo destaca en su DEDICATORIA de esta Gran Obra Iniciática y
al mundo dice:
"Sin ti, ¡Oh grande alma amada!, este libro no hubiera salido a la
luz".
Desarrollo
Primera parte de:
Los Grandes Iniciados
DEDICATORIA
A LA MEMORIA
DE MARGHERITA ALBANA MIGNATY
Sin ti, ¡Oh grande alma amada!, este libro no hubiera
salido a la luz.
Tú lo has incubado con tu numen poderoso, lo has
alimentado con tu dolor y bendecido con esperanzas divinas. Tú tenías la Inteligencia, que ve la Belleza y la Verdad eternas sobre las
efímeras realidades; tuya era la Fe,
que transporta las montanas; tuyo el Amor, que despierta y crea las almas; tu
entusiasmo abrasaba como fuego ardiente.
Te has extinguido y desapareciste. Con sus alas
sombrías, la Muerte
te ha llevado a lo Desconocido... Pero, aunque no
pueden verte ya mis ojos, se que estás más llena de vida que nunca. Libre de
las cadenas terrestres, desde el seno de la celestial luz donde moras, no has
dejado de seguir mi obra y he sentido tu radiación fiel velar hasta el final
sobre su floración predestinada.
Si algo mío debiera sobrevivir y conservarse entre mis
hermanos, en
este mundo donde todo pasa, quisiera lo fuese este
libro, testimonio de una fe conquistada y compartida. ¡Como antorcha de Eleusis
adornada con ciprés negro y estrellado narciso, lo dedico al alma alada de
aquella que me condujo hasta el fondo de los Misterios, para que propague el
fuego sagrado y anuncie la aurora de la grande Luz!
PREFACIO
Los
Grandes Iniciados ha
tenido un destino extraño. La primera edición de este libro se remonta a 1889,
y fue recibida con un silencio glacial de la prensa. Sin embargo, al poco
tiempo, las ediciones subsecuentes se multiplicaron y crecieron año tras año.
Sus ideas resultaban sorprendentes para la mayoría de los lectores, y
provocaban tanto la ira de las Universidades como de la Iglesia. Esa frialdad
y el desprecio de los jueces más autorizados no impidieron su triunfo europeo.
El libro lo había obtenido
por sus propios medios y siguió modesta pero seguramente su camino en la
oscuridad. Tuve la prueba de ello a través de los mensajes de simpatía que me
llegaban de todos los rincones del mundo, de los cinco continentes. Este
movimiento tuvo su reflujo en Francia. Durante la guerra de 1914 a 1916, innumerables
cartas de felicitación y de preguntas llegaron a mis manos. Las
más serias venían del frente de combate. Después de esto, hubo tal
aceleración en la venta de la obra, que mi distinguido y
juicioso amigo, Andrés
Bellessort, me señaló un día: “No has conquistado solamente tú publico, sino el público.”
Los Grandes Iniciados ha llegado hoy a su 91a.
edición. Y, como las planchas que han servido para todas
las sucesivas reimpresiones están gastadas, la librería Perrin ha hecho
recomponer la obra en una versión revisada y corregida. Aprovecho esta
ocasión para rendir homenaje a la memoria de Paul Perrin, erudito de un
juicio penetrante y seguro, que fue el primer editor de este libro y su defensor
más entusiasta. Debo extender también un caluroso agradecimiento a mis amigos
Alphonse Roux y Robert Veyssié, los primeros
en hacer un estudio en
profundidad de mi obra, y a Madame Jean Dornis, cuya brillante obra Un Celte d'Alsace ha dado un repaso a mi
esfuerzo literario y poético. (Alphonse Roux y Robert
Veyssié, Edouard Schuré, son oeuvre et sa pensée, París, Perrin,
1914. Jean Dornis, Un Celte d'Alsace, la vie et la pensée d'Edouard Schuré,
París, Perrin, 1923).
Como Los Grandes Iniciados ha seguido su marcha,
marcha ascendente, y franqueado todos los obstáculos, a pesar de los prejuicios
tradicionales que se alzaban en su camino, debo llegar a la conclusión de que hay
una fuerza vital en su pensamiento central. Este pensamiento no es otro que una
aproximación lúcida y decisiva a la
Ciencia y la
Religión, cuyo dualismo ha minado las bases de
nuestra civilización y nos amenaza con sus piras catastróficas.
Esta reconciliación no puede operar más que por medio de
una nueva contemplación sintética del mundo visible e
invisible, por medio de la Intuición intelectual y de la Videncia
psíquica. Sólo
la certidumbre el Alma inmortal puede convertirse en la base
sólida de la vida terrestre, y sólo la unión de
las grandes Religiones, por medio de un retorno a su fuente
común de inspiración, puede asegurar la fraternidad de
los pueblos y el porvenir de
la humanidad.
E. S., 1926