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El Dantesco Dante


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Dante Alighieri (1265-1321)
Desde el punto de vista literario, la Edad Media fue un periodo oscuro y a la vez de gran importancia para el desarrollo de las literaturas europeas, pues durante ella se gestaron, a partir de la evolución diferenciada del latín en cada área geográfica, buena parte de las lenguas de la Europa occidental, como el español, el francés o el italiano. A finales de la Alta Edad Media, sin embargo, el surgimiento de las literaturas nacionales topaba todavía con el inmenso prestigio del latín y el esplendor literario de la Antigüedad; las lenguas citadas eran lenguas «vulgares», sólo válidas para la comunicación oral.
Es plausible imaginar que esta situación se invertiría por sí sola con el tiempo; y también, que el proceso podía acelerarse si algún notable escritor producía una obra de altísimo nivel que acreditase la idoneidad de las lenguas vulgares para la expresión literaria. En Italia, el protagonista de este giro fue el gran Dante Alighieri (1265-1321). Dante no solamente abogó por el uso de la lengua vernácula en De vulgari eloquentia, sino que mostró su exquisito potencial lírico en los poemas y prosas de La vida nueva. Y, tras ello, consagró los últimos años de su vida a la composición de su Divina Comedia, legando a la entonces balbuciente literatura italiana una de las cumbres de la literatura universal.
Biografía
Dante (o Durante) Alighieri fue hijo del primer matrimonio del prestamista o comerciante Bellincione d'Alighiero con Gabriella o Bella (probablemente perteneciente a la familia Abati). Tenía una hermana mayor y, tras la temprana muerte de su madre (hacia 1270) y las segundas nupcias de su progenitor con Lapa di Chiarissimo Cialuffi, gozó también de la compañía de dos hermanastros, Francesco y Gaetana.
Nació en Florencia bajo el signo de Géminis, entre el 15 de mayo y el 15 de junio de 1265; el propio Dante remontó su linaje hasta su tatarabuelo Cacciaguida, ennoblecido por Conrado III y muerto en la segunda cruzada a Tierra Santa en 1147. Pero se tiene por más seguro que perteneciera a una familia de la nobleza urbana, con pocas propiedades, dedicada desde antiguo al comercio. De hecho, tanto su padre como su abuelo Bellincione tenían fama de usureros.
A finales del siglo XIII, concretamente el mismo año del nacimiento de Dante, Florencia perdió su talante de ciudad liberal, sometida hasta entonces a la égida de los gibelinos (partidarios del poder imperial contra el papado), y comenzó un período de cruentas luchas con los güelfos, a su vez divididos en facciones que, si bien reconocían su sumisión al papado, entablaban entre sí guerras tan abiertas como aquellas que los enfrentaban con el enemigo común. Según algunos cronistas, el padre de Dante había sido gibelino. Otros adscriben la familia a los güelfos. Es seguro, sin embargo, que Dante perteneció al partido güelfo, y, dentro de éste, a la facción de los «blancos» moderados.
Sus años de infancia y juventud coincidieron con los más pacíficos que conoció Florencia en la época, sobre todo hasta la ascensión en 1295 de Bonifacio VIII al trono de San Pedro. A partir de entonces Dante, que ya había participado como soldado güelfo en el sitio de Poggio di Santa Cecilia contra los aretinos (1285) y había sido jinete en la batalla de Campaldino (1289), también contra los gibelinos, se adhirió abiertamente a los ideales políticos de democracia e independencia comunal de los güelfos.
Vida política
Entre 1295 y 1302 su vida política fue activísima, si bien únicamente se la conoce por fuentes literarias (sus propias alusiones en la Divina Comedia) o por documentos o testimonios no directos. Tras inscribirse en el gremio de médicos y especiales, de 1295 a 1296 fue miembro del Consejo del Capitán del Pueblo, representante de la autoridad popular en paralelo con la autoridad suprema del podestà; de mayo a septiembre de 1296, tras cesar en el cargo anterior, perteneció al Consejo de los Ciento (parlamento de los ciudadanos) y votó las leyes contra los magnates.
Con el advenimiento de Bonifacio VIII como pontífice, la lucha entre las distintas facciones güelfas se agudizó; los «negros», encabezados por los Donati, una familia de magnates, consiguieron el apoyo incondicional del papa e, inmediatamente, lo que había sido un enfrentamiento interno de Florencia se tornó en conflicto entre la ciudad y el papado. Los güelfos «blancos», liderados por los banqueros y comerciantes Cerchi, fueron derrotados en 1301, en una secuencia de dramáticas repercusiones para Dante: en junio dio testimonio de su oposición a que fueran enviados cien hombres que ayudasen a Bonifacio VIII en su guerra en Maremma; en octubre fue nombrado embajador ante el pontífice y al llegar a Roma fue retenido por éste en la ciudad. En noviembre, cuando Dante todavía se encontraba (probablemente) en Roma, Corso Donati, jefe de los «negros», entró en Florencia y llevó a cabo una terrible represalia contra los «blancos». Fueron desterrados seiscientos de entre ellos y el poeta, acusado de baratería, fue condenado a un exilio de dos años y a no intervenir de por vida en los asuntos públicos florentinos.
Beatriz y La vida nueva
En 1274, a los nueve años, Dante había encontrado por primera vez a Beatriz, probablemente hija de Folco Portinari. A los dieciocho tuvo lugar el segundo encuentro; ambos están consignados en La vida nueva, una obra de juventud de originalísima forma, consistente en una colección de treinta y un poemas engarzados por una prosa entre conceptual y autobiográfica. Su argumento recorre los dieciocho años a partir del primer encuentro con Beatriz; los treinta y un poemas constituyen la cumbre del dulce stil nouvo (denominación acuñada por el mismo Dante en un verso del Purgatorio), practicado previamente por los poetas Guido Guinizelli y Guido Cavalcanti bajo la influencia directa de la poesía provenzal de los trovadores.
Según costumbre de la época, con once años de edad el joven poeta vio concertado su matrimonio con Gemma Donati, con quien se casó probablemente entre 1285 y 1293, y de la que tuvo al menos cuatro hijos: Giovanni, Pietro, Jacopo y Antonia. Esta última le sobrevivió, y tras la muerte de su insigne padre ingresó en un convento con el nombre de Beatriz. Pero muy poco se sabe de la vida familiar y conyugal de Dante; el poeta se ocupó, en cambio, de consignar para la posteridad los datos fundamentales de su verdadera vida espiritual y amorosa, ligada a Beatriz.
No menos importante que los encuentros con Beatriz fueron los lazos intelectuales con el humanista Brunetto Latini, retornado desde el exilio a Florencia en 1266, y el gran Guido Cavalcanti. Del primero de ellos, Dante aprendió tanto los secretos de la retórica latina como los placeres de la escritura en lengua romance; fue Latini quien le proporcionó los modelos para obras de juventud como ll fiore (1295-1300), en las que Dante adaptó al verso italiano el Roman de la Rose. La poesía en lengua romance contaba con sólo cincuenta años de vida en Italia cuando Guinizelli y Cavalcanti, bajo el influjo un poco más lejano del pionero Guittone d'Arezzo, fundaron la escuela de los fedeli d'amore ('fieles del amor'), inventaron la figura de la «mujer angélica» (en la que se aunaban la belleza física y la pureza celestial) y plasmaron la gran poesía lírica italiana que culminaría en Dante y Petrarca. De allí surgió la imagen de Beatriz, que asumiría en la Divina Comedia dimensiones teológicas y filosóficas impensadas.
Se cree que Beatriz Portinari murió tras un parto en 1290; así pues, tanto el casamiento de Dante como la publicación de La vida nueva son posteriores al hecho. El poeta lo consignaba en esta obra, anunciando a la vez la transformación poética posterior: cuando murió Beatriz, Dante se consoló con una visión en la que la amada aparecía como parte de la corte celestial, y el poeta se propuso volver a hablar de Beatriz sólo para decir aquello que nunca fue escrito de una mujer. Quince años más tarde, en la Divina Comedia, se revelaría el alcance poético de esta promesa.
Entre 1302 y 1307 Dante empezó dos obras de madurez: Il convivio (El convite) y De vulgari eloquentia (Sobre la lengua vulgar). El primero contiene algunos de los temas fundamentales que desarrollaría luego acerca de los cuatro significados de las Escrituras, los dos tipos de alegorías y la necesidad de la existencia del imperio. El segundo es un manifiesto escrito en latín acerca de la legitimidad del uso de la lengua vernácula, en el que defiende la utilización del romance para todos los estilos, incluido el elevado o trágico.
Se sabe muy poco de sus actividades políticas y domésticas durante este lustro. En 1303 estuvo en Forli como consejero de Scarpetta Ordelafi, comandante de los «blancos», mientras que al año siguiente, luego de la derrota de sus partidarios en la batalla de Lastra (20 de julio), decidió separarse de su antigua facción. En 1305 posiblemente viviera en Bolonia, un entorno privilegiado desde el punto de vista intelectual, donde continuó la escritura de las dos obras antes mencionadas y de donde fue expulsado el 6 de octubre de 1306, para refugiarse primero en Lunigiana, bajo la protección de los Malaspina; luego, en 1307, en Casentino con el conde de Batifolle; y finalmente, en 1308, en Lucca. Se supone que meses antes Dante había empezado a escribir el Infierno, primera parte de la Divina Comedia.
Durante los primeros años de su exilio Dante meditó largamente sobre la cuestión de las relaciones entre el poder temporal y el religioso; los primeros resultados de estas meditaciones son las dos conocidas cartas (de 1308 y 1310), una de ellas dirigida «a todos los reyes de Italia, a todos los señores de la Urbe Santa, a los duques, condes, marqueses y pueblos», y la otra a «los malvados florentinos que residen en la ciudad»; en esta segunda carta abogaba por el acatamiento al poder imperial. Pero el logro final de estas reflexiones fue el tratado De la monarquía (1318), en donde se afirmaba que el poder espiritual y el temporal emanaban directamente de Dios, por lo que el imperio y el papado eran potestades autónomas.
Si se acepta como fecha de terminación de De la monarquía la de 1318, se comprueba que su gestación fue acompañada del progresivo endurecimiento de las condiciones del exilio de su autor. En 1302, tras la sentencia del exilio, otra le condenó a ser quemado vivo en caso de retorno a Florencia; en 1311 no se le aplicó una amnistía general otorgada a los güelfos «blancos»; finalmente, en 1315, se le condenó a muerte por decapitación en rebeldía, cuando rechazó el ofrecimiento de un perdón bajo condiciones que consideraba deshonrosas.
La Divina Comedia
Resignado a no volver a Florencia, en 1318 abandonó Verona y se reunió con sus hijos en Rávena; allí produjo dos Églogas en latín y un tratado sobre la Cuestión del agua y la tierra. Los años finales de su vida fueron extraordinariamente fecundos: en la dedicatoria del Paraíso en la famosa carta a Cangrande della Scala (1316), Dante fijó grandiosamente los alcances de su incomparable Comedia: «El sentido de esta obra no es único, sino que puede llamársela polisémica, es decir, de muchos sentidos; en efecto, el primer sentido es el que proviene de la letra, el otro es el que se obtiene del significado a través de la letra».
Dividida en tres libros o cantos (Infierno, escrito hacia 1312; Purgatorio, hacia 1315; Paraíso, entre 1316 y 1321), la Comedia está compuesta por 14.233 versos endecasílabos en terza rima, agrupados en 100 cantos, uno de los cuales es el prólogo, por lo que cada una de las tres partes o libros contiene 33 cantos. Narra el viaje del poeta a los reinos de ultratumba, acompañado del poeta latino Virgilio. A los treinta y cinco años, Dante se encuentra perdido en la selva oscura; de allí lo rescata Virgilio, enviado por la Virgen María, Santa Lucía y Beatriz. Ambos descienden al Infierno y recorren sus nueve círculos; luego ascienden la montaña del Purgatorio y allí, en la entrada del Paraíso, Virgilio da paso a la bienaventurada Beatriz, quien lo conduce hasta el Empíreo, donde por un momento el poeta goza de la visión de la divinidad.
La Comedia debe su nombre, según el saber medieval, a su movimiento ascensional: el asunto es horrible en el primer libro, pero esperanzador en el segundo y feliz en el tercero; el adjetivo Divina con que ha llegado hasta nosotros le fue agregado por la posteridad. En efecto, por su inconmensurable valor poético, la ambición y alcance de su perspectiva filosófica, la belleza y precisión de sus imágenes y la perfección de su lengua, la Comedia ha sido considerada como el mayor poema de la cristiandad.
Al terminar la redacción del Paraíso, Dante tenía ya la certeza de que su destierro era definitivo: la imposición de la condena de muerte de 1315, tras su rechazo de la amnistía, se extendía por igual para su descendencia. En 1319, probablemente, el poeta se encontraba al servicio del señor de Rávena Guido da Polenta, quizá con funciones de secretario o preceptor de retórica. A principios de 1321, el dogo de Venecia amenazó con una expedición punitiva contra Rávena, a raíz de un conflicto por la explotación de unas salinas limítrofes entre las dos jurisdicciones, y Dante marchó a Venecia en calidad de embajador del señor Da Polenta con el fin de apaciguar a los regidores venecianos. El largo viaje, hecho en pleno verano, por tierra primero y luego por las lagunas de la costa del Adriático, le fue fatal: a su retorno a Rávena, Dante enfermó gravemente de la malaria contraída durante el trayecto. Murió entre el 13 y el 14 de septiembre de 1321 y fue enterrado, en medio de solemnes homenajes, en la iglesia de San Francisco de Rávena.
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La Divina comedia de Dante Alighieri

La Divina comedia, escrita por el florentino Dante Alighieri entre 1304 y 1321 aproximadamente, es una poesía épica, género literario que consiste en la narración en verso de las hazañas de los héroes. Tales hazañas constituyen un modelo de virtud, sean verdaderas o ficticias. La Divina comedia representa un compendio de la cultura y el conocimiento medieval, tanto en lo religioso como en lo filosófico, lo científico y lo moral.
Originalmente, el poema se llamó Comedia, nombre que designaba las obras con finales felices, por oposición al concepto clásico de la tragedia. Cuando a Giovanni Boccaccio recibió el encargo de escribir sobre la obra, la llamó Divina comedia para evidenciar la centralidad de los valores cristianos.
Gustave Doré: Ilustración del Paraíso para la Divina comedia.

Podemos resumir la estructura y características de la Divina comedia de la siguiente manera: ¿Por qué Dante organiza la obra de este modo? Debido al valor simbólico de los números en el imaginario medieval. Los números juegan un papel importante en la organización del texto y en la exposición de las ideas de la Divina comedia. A saber: Conozcamos ahora, con más detalle, el argumento de la obra y el resumen por cada capítulo: Infierno, Purgatorio y Paraíso.
Resumen

Dante, alter ego del poeta, se encuentra perdido en medio de una selva oscura. Al amanecer, llega a una montaña iluminada, donde es asediado por tres animales simbólicos: un leopardo, un león y una loba. El alma de Virgilio, el poeta latino, acude en su auxilio y le hace saber que su amada Beatriz le ha encomendado llevarlo hasta las puertas del paraíso. Para eso, deberán pasar primero por el infierno y el purgatorio.
En la primera parte de la travesía, Virgilio acompaña al peregrino a través de nueve círculos infernales, en los cuales Dante vislumbraa los escarmientos que sufren los pecadores impíos.
En la segunda parte, el poeta peregrino conoce el Purgatorio, lugar en que las almas pecadoras, pero contritas, purifican sus pecados para ascender al cielo.
En la tercera parte, Dante es recibido por Beatriz a las puertas del paraíso, ya que Virgilio tiene la entrada prohibida por haber sido pagano. Dante conoce el firmamento y atestigua la victoria de los santos y la gloria del Altísimo.
Iluminado y convertido por la revelación, el poeta peregrino regresa a la Tierra y decide dar testimonio de su viaje en un poema para advertencia y consejo de la humanidad.
Los personajes principales de la Divina comedia son esencialmente: Junto a estos, Dante hace mención, a lo largo del poema, de diversos personajes de la historia antigua, bíblica y mitológica. Hace referencia también a figuras reconocidas de la vida florentina del siglo XIV.
El infierno
Sandro Botticelli: El abismo del infierno. 1480.
¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!
La primera parte de la Divina comedia es el infierno. Dante y Virgilio pasan primero donde se encuentran los cobardes, a los que el escritor tilda de inútiles. Al llegar al río Aqueronte, los poetas se encuentran al barquero infernal, Caronte, que lleva las almas hasta la puerta del infierno. Sobre la puerta se lee la siguiente inscripción: ¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza! El infierno está estructurado por nueve círculos, donde los condenados se encuentran distribuidos según sus culpas.
Primer círculo (no bautizados)
El primer círculo es el limbo o anteinfierno. En él se encuentran las almas que, aunque virtuosas, no conocieron a Cristo o no fueron bautizadas, incluido el propio Virgilio. Su pena es no poder gozar de los dones de la vida eterna. De él solo han sido liberados los patriarcas de Israel.
Segundo círculo del infierno (lujuria)
Reservado al pecado de lujuria, uno de los pecados capitales. Es Minos quien, desde la entrada, examina a las almas y determina el castigo. Allí se encuentra Francesca Rímini, una mujer noble de Italia que se hizo símbolo del adulterio y la lujuria tras su trágico final.
Tercer círculo (gula)
Reservado al pecado de la gula. Las almas sufren en un pantano infectado y la lluvia helada. En este círculo se encuentra el can Cerbero y Ciacco.
Cuarto círculo del infierno (avaricia y prodigalidad)
Reservado al pecado de la avaricia. Los despilfarradores también tienen un lugar en él. El lugar está presidido por Pluto, a quien el poeta representa como un demonio de la riqueza.
Quinto círculo (ira y pereza)
Reservado a los pecados de la pereza y la ira. Flegias, hijo del dios Ares y rey de los lápitas, es el barquero que lleva las almas por la laguna Estigia hasta la ciudad infernal de Dite. Los poetas se encuentran a Felipe Argenti, enemigo de Dante. Al verlos, los demonios encolerizan.
Sexto círculo (herejía)
Se manifiestan las Furias de la torre de Dite y Medusa. Un ángel los socorre abriendo las puertas de la ciudad para avanzar al círculo de los incrédulos y heresiarcas, condenados a los sepulcros ardientes. Se encuentran a los nobles epicúreos Farinata degli Uberti, gibelino y adversario de Dante, y Cavalcante Cavalcanti, de la casa güelfa. Virgilio le explica al poeta los pecados según la escolástica.
Séptimo círculo del infierno (violencia)
Reservado a los violentos, entre quienes se cuenta a los tiranos. El guardián es el Minotauro de Creta. Los poetas son llevados por el centauro Neso a través de un río de sangre. El círculo se divide en tres aros o girones, según la gravedad del pecado: violentos contra el prójimo; violentos contra sí mismos (suicidas incluídos); y violentos contra Dios, la ley natural y el arte.
Octavo círculo (fraude)
Reservado a los fraudulentos y seductores. Se divide en diez fosos circulares y concéntricos. Aquí se castiga a los rufianes, aduladores, cortesanas, practicantes de la simonía, adivinos e impostores, barateros (corruptos), hipócritas, ladrones, consejeros del fraude, cismáticos y promotores de discordia y, finalmente, falsificadores y alquimistas.
Noveno círculo (traición)
Reservado a los traidores. Los poetas se encuentran con los titanes y el gigante Anteo los lleva en brazos al último abismo. Está dividido en cuatro fosas distribuidas así: traidores a los parientes, a la patria, a sus comensales y a sus benefactores. En el centro se encuentra el mismo Lucifer. Desde allí, salen al otro hemisferio.
El purgatorio
Resurja aquí la muerta poesía,
¡oh, santas Musas que me dais confianza!
¡Alce Calíope un tanto su armonía,
y acompañe mi canto la pujanza
con que de nueve Urracas el respiro,
ahogó, de remisión, sin esperanza!
El purgatorio es el lugar del trasmundo donde las almas purifican sus pecados para poder aspirar al cielo. Esta idea, muy anclada en el imaginario medieval, es la que toma Dante.
Por invocación de las Musas, el poeta llega a las orillas de la isla del purgatorio, ubicada en el hemisferio austral. Allí se encuentran a Catón de Útica, a quien Dante representa como el guardián de las aguas. Catón los prepara para el tránsito por el purgatorio.
Antepurgatorio
Los poetas llegan al antepurgatorio en la barca impulsada por un ángel. Se encuentran el músico Casella y otras almas. Casella canta una canción del poeta. Al llegar Catón, les reprende y el grupo se dispersa. Los poetas notan la presencia de los conversos tardíos y de los excomulgados por su contumacia (negligentes procrastinadores de la conversión, los muertos repentinamente y los muertos violentamente).
Más adelante, el trovador italiano, Sordello da Goito, los guía a la presencia de los monarcas que deben purgar su ambición de poder. Entre ellos se cuentan las casas reales de Bohemia, Francia, Aragón, Provenza, Sicilia y de la Pulla.
En la noche, mientras dante duerme, Lucía lo transporta hasta la puerta del purgatorio. Al despertar, el custodio graba en su frente siete "P" en alusión a los pecados capitales, marcas que desaparecerán en la medida en que ascienda al cielo. El ángel abre las puertas con las llaves místicas del arrepentimiento y la conversión.
Primera grada (soberbia)
El aro primero o primer círculo del purgatorio está reservado al pecado de la soberbia. Allí contemplan ejemplos escultóricos de humildad, como el pasaje de la Anunciación. Más adelante también contemplan imágenes del orgullo en sí, como los pasajes de la Torre de Babel. Dante pierde la primera letra "P".
Segunda grada (envidia)
Está reservado a los que purgan la envidia. Nuevamente, contemplas escenas ejemplares de virtud encarnadas en la Virgen María, el propio Jesús predicando el amor al prójimo o pasajes de la antigüedad.
Tercera grada (ira)
El círculo tercero está destinado al pecado de la ira. Virgilio explica a Dante el sistema moral del purgatorio y se reflexiona sobre el amor mal conducido. El punto central es afirmar el amor como principio de todo bien.
Cuarta grada (pereza)
Está reservado al pecado de la pereza. Tiene lugar una importante discusión sobre el libre albedrío y su relación con las acciones humanas que surgen del amor, tanto para el bien como para el mal. También se recuerdan los efectos de la pereza.
Quinta grada (avaricia)
En el quinto círculo se purga la avaricia. En un rellano del purgatorio, los poetas contemplan ejemplos de la virtud de la generosidad. El purgatorio tiembla a causa de la liberación del alma de Estacio, un maestro y poeta latino que le rinde honores a Virgilio.
Sexta grada (gula)
En este aro se purga el pecado de la gula. Estacio cuenta que, gracias a las profecías de la IV Égloga de Virgilio, se libró de la avaricia y acogió el cristianismo en secreto. Sin embargo, fue este silencio lo que le valió la condena. Se encuentran los penitentes sometidos a hambre y sed. Dante se sorprende de ver a Foresto Donati, salvado por las oraciones de su esposa.
Séptima grada (lujuria)
Reservado a los lujuriosos. Virgilio explica la generación del cuerpo y la infusión del alma. Desde un círculo en llamas, los lujuriosos cantan loas a la castidad. Se encuentran con los poetas Guido Guinizelli y Arnaut Daniel. Este último le pide oración. Un ángel anuncia que Dante debe atravesar las llamas para llegar al paraíso terrenal. Virgilio lo encomienda a su libre albedrío.
El paraíso terrenal
En el paraíso terrenal, Matilde, una virgen del medioevo, que se ofrece a guiarlo y develarle las maravillas del paraíso. Inician una travesía por el río Leteo y aparece una procesión precedida por los siete dones del Espíritu Santo. La procesión representa el triunfo de la Iglesia. Beatriz aparece y lo insta al arrepentimiento. El poeta es sumergido en las aguas del Eunoes y se regenera.
El paraíso
El paraíso de la Divina comedia está estructurado en nueve esferas, y las almas están distribuidas según la gracia alcanzada. Virgilio y Dante se separan. El poeta inicia con Beatriz el viaje hacia el empíreo, donde Dios habita.
Primera esfera, la Luna (espíritus que quebrantaron el voto de castidad)
La primera esfera es la Luna, cuyas manchas representan a aquellos que faltaron a los votos de castidad. Beatriz explica el valor de los votos antes Dios y qué puede hacer el alma para compensar su falta. Inicia el camino al segundo cielo donde, al llegar, lo alcanzan varios espíritus activos y benéficos.
Segunda esfera, Mercurio (espíritus activos y benéficos)
El espíritu del emperador Justiniano le informa a Dante que en Mercurio están aquellos que dejaron grandes obras de acción o pensamiento para la posteridad. El poeta pregunta porqué Cristo decidió el destino de la cruz como salvación. Beatriz le expone la doctrina de la inmortalidad del alma y la resurrección.
Tercera esfera, Venus (espíritus amantes)
La esfera tercera es Venus, destino de los amantes que lograron dominar su pasión. El poeta se encuentra a Carlos Martel, heredero del trono húngaro, quien expone dos casos contrarios en su propia familia. Luego, Fulco de Marsella que señala los pecados de Florencia, especialmente la avaricia del clero.
Cuarta esfera, el Sol (doctores en filosofía y teología)
La cuarta esfera es el Sol, donde se encuentran los doctores en teología y filosofía. Ante las dudas que Dante manifiesta, los sabios responden y enseñan. Santo Tomás de Aquino aclara la superioridad de Adán y Jesucristo respecto de la sabiduría de Salomón. Le habla también de san Francisco de Asís. San Buenaventura elogia a Santo Domingo.
Quinta esfera, Marte (mártires)
La quinta esfera es Marte. Está dedicada a los mártires de la cristiandad, tomados como guerreros de la fe. Las almas de los mártires son luces que se aglomeran formando una cruz. Beatriz elogia a los caídos en las cruzadas, y Dante se encuentra con su antepasado Cacciaguida, quien fue cruzado. Este predice el exilio de Dante.
Sexta esfera, Júpiter (gobernantes justos)
Es la esfera dedicada a los buenos gobernantes, de los que Júpiter como dios de los dioses griegos, es la alegoría. Allí Dante se encuentra con los grandes jerarcas de la historia considerados justos, como Trajano, de quien una leyenda dice haberse convertido al cristianismo.
Séptima esfera, Saturno (espíritus contemplativos)
Saturno, la séptima esfera, es donde reposan los que hicieron vida contemplativa en la tierra. Allí conversan Dante y San Damián sobre la doctrina de la predestinación, el monacato y los malos religiosos. San Benedicto le expresa también su decepción frente al destino de su orden. Dante y Beatriz inician el paso a la octava esfera.
Octava esfera, estrellas (espíritus triunfantes)
La octava esfera corresponde a las estrellas de la constelación de géminis, que simbolizan a la Iglesia militante. Allí, aparecen Jesucristo y la Virgen María, a cuya coronación asiste. Beatriz pide para Dante el don del entendimiento. San Pedro lo interroga sobre la fe; Santiago, sobre la esperanza, y san Juan evangelista sobre el amor. Dante sale victorioso.
Novena esfera, cristalino (jerarquías angélicas)
El poeta atisba la luz de Dios, rodeado por nueve anillos de cortes celestiales. Beatriz le explica a Dante la correspondencia entre la creación y el mundo celeste, y son descritos los ángeles siguiendo las enseñanzas de San Dionisio.
El Empíreo (Dios, ángeles y beatos)
Dante asciende, finalmente, al empíreo, un lugar más allá del mundo físico conocido, la verdadera morada de Dios. El poeta es envuelto en la luz y Beatriz se revestida de inusual belleza. Dante distingue una gran rosa mística, símbolo del amor divino, en la que las almas santas hallan su trono. Beatriz obtiene su lugar junto a Raquel. Dante será conducido en su tramo final por San Bernanrdo. La Santísima Trinidad se manifiesta a Dante en forma de tres círculos idénticos. Tras ser iluminado, Dante abre su entendimiento y comprende el misterio del amor divino.
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Nueve Ensayos Dantescos
(1982)
Dejaré el Prólogo y el último capítulo de esta obra del gran Borges sobre una Gran Obra
Prólogo
Imaginemos, en una biblioteca oriental, una lámina pintada hace muchos siglos. Acaso es árabe y nos dicen que en ella están figuradas todas las fábulas de las Mil y una noches; acaso es china y sabemos que ilustra una novela con centenares o millares de personajes. En el tumulto de sus formas, alguna —un árbol que semeja un cono invertido, unas mezquitas de color bermejo sobre un muro de hierro— nos llama la atención y de ésa pasamos a otras. Declina el día, se fatiga la luz y a medida que nos internamos en el grabado, comprendemos que no hay cosa en la tierra que no esté ahí. Lo que fue, lo que es y lo quesera, la historia del pasado y la del futuro, las cosas que he tenido y las que tendré, todo ello nos espera en algún lugar de ese laberinto tranquilo... He fantaseado una obra mágica, una lámina que también fuera un microscosmo; el poema de Dante es esa lámina de ámbito universal. Creo, sin embargo, que si pudiéramos leerlo con inocencia (pero esa felicidad nos está vedada), lo universal no sería lo primero que notaríamos y mucho menos lo sublime o grandioso. Mucho antes notaríamos, creo, otros caracteres menos abrumadores y harto más deleitables; en primer término, quizá, el que destacan los dantistas ingleses: la variada y afortunada invención de rasgos precisos. A Dante no le basta decir que, abrazados un hombre y una serpiente, el hombre se transforma en serpiente y la serpiente en hombre; compara esa mutua metamorfosis con el fuego que devora un papel, precedido por una franja rojiza, en la que muere el blanco y que todavía no es negra (Infierno, XXV, 64). No le basta decir que, en la oscuridad del séptimo círculo, los condenados entrecierran los ojos para mirarlo; los compara con hombres que se miran bajo una luna incierta o con el viejo sastre que enhebra la aguja (Infierno, XF, 19). No le basta decir que en el fondo del universo el agua se ha helado; añade que parece vidrio, no agua (Infierno, XXXII, 24)... En tales comparaciones pensó Macaulay cuando declaró, contra Cary, que la "vaga sublimidad" y las "magnificas generalidades" de Milton lo movían menos que los pormenores dantescos. Ruskin, después (Modern Painters, IV, XIV), condenó las brumas de Milton y aprobó la severa topografía con que Dante levantó su plano infernal. A todos es notorio que los poetas proceden por hipérboles: para Petrarca, o para Góngora, todo cabello de mujer es oro y toda agua es cristal; ese mecánico y grosero alfabeto de símbolos desvirtúa el rigor de las palabras y parece fundado en la indiferencia de la observación imperfecta. Dante se prohíbe ese error; en su libro no hay palabra injustificada. La precisión que acabo de indicar no es un artificio retórico; es afirmación de la probidad, de la plenitud, con que cada incidente del poema ha sido imaginado. Lo mismo cabe declarar de los rasgos de índole psicológica, tan admirables y a la vez tan modestos. De tales rasgos, esté como entretejido el poema; citaré algunos. Las almas destinadas al infierno lloran y blasfeman de Dios; al entrar en la barca de Carón, su temor se cambia en deseo y en intolerable ansiedad (Infierno, ///, 124). De labios de Virgilio oye Dante que aquél no entrará nunca en el cielo; inmediatamente le dice maestro y señor, ya para demostrar que esa confesión no aminora su afecto, ya porque, al saberlo perdido, lo quiere más (Infierno, ¡V, 39). En el negro huracán del segundo circulo, Dante quiere conocer la raíz del amor de Paolo y Francesca; ésta refiere que los dos se querían y lo ignoraban, solí eravamo e sanza alcun sospetto, y que su amor les fue revelado por una lectura casual. Virgilio impugna a los soberbios que pretendieron con la mera razón abarcar la infinita divinidad; de pronto inclina la cabeza y se calla, porque uno de esos desdichados es él ('Purgatorio, III, 34). En el áspero flanco del Purgatorio, la sombra del mantuano Sordello inquiere de la sombra de Virgilio cuál es su tierra; Virgilio dice Mantua; Sordello, entonces, lo interrumpe y lo abraza (Purgatorio, VI, 58). La novela de nuestro tiempo sigue con ostentosa prolijidad los procesos mentales; Dante los deja vislumbrar en una intención o en un gesto. Paul Claudel ha observado que los espectáculos que nos aguardan después de la agonía no serán verosimilmente los nueve círculos infernales, las terrazas del Purgatorio o los cielos concéntricos. Dante, sin duda, habría estado de acuerdo con él; ideó su topografía de la muerte como un artificio exigido por la escolástica y por la forma de su poema. La astronomía ptolomaica y la teología cristiana describen el universo de Dante. La Tierra es una esfera inmóvil; en el centro del hemisferio boreal (que es el permitido a los hombres) está la montaña de Sión; a noventa grados de la montaña, al oriente, un río muere, el Ganges; a noventa grados de la montaña, al poniente, un río nace, el Ebro. El hemisferio austral es de agua, no de tierra, y ha sido vedado a los hombres; en el centro hay una montaña antípoda de Sión, la montaña del Purgatorio. Los dos ríos y las dos montañas equidistantes inscriben en la esfera una cruz. Bajo la montaña de Sión, pero harto más ancho, se abre hasta el centro de la tierra un cono invertido, el infierno, dividido en círculos decrecientes, que son como las gradas de un anfiteatro. Los círculos son nueve y es ruinosa y atroz su topografía; los cinco primeros forman el Alto Infierno, los cuatro últimos, el Infierno Inferior, que es una ciudad con mezquitas rojas, cercada de murallas de hierro. Adentro hay sepulturas, pozos, despeñaderos, pantanos y arenales; en el ápice del cono está Lucifer, "el gusano que horada el mundo ". Una grieta que abrieron en la roca las aguas del Leteo comunica el fondo del Infierno con la base del Purgatorio. Esta montaña es una isla y tiene una puerta; en su ladera se escalonan terrazas que significan los pecados mortales; el jardín del Edén florece en la cumbre. Giran en torno de la Tierra nueve esferas concéntricas; las siete primeras son los cielos planetarios (cielos de la Luna, de Mercurio, de Venus, del Sol, de Marte, de Júpiter, de Saturno); la octava, el cielo de las estrellas fijas; la novena, el cielo cristalino, llamado también Primer Móvil. A éste lo rodea el empíreo, donde la Rosa de los Justos se abre, inconmensurable, alrededor de un punto, que es Dios. Previsiblemente, los coros de la Rosa son nueve... Tal es, a grandes rasgos, la configuración general del mundo dantesco, supeditado, como habrá observado el lector, a los prestigios del 1, del 3 y del círculo. El Demiurgo, o Artífice, del Tímeo, libro mencionado por Dante (Convivio, III, 5; Paraíso, IV, 49), juzgó que el movimiento más perfecto era la rotación, y el cuerpo más perfecto, la esfera; ese dogma, que el Demiurgo de Platón compartió con jenófanes y Parménides, dicta la geografía de los tres mundos recorridos por Dante. Los nueve cielos giratorios y el hemisferio austral hecho de agua, con una montaña en el centro, notoriamente corresponden a una cosmología anticuada, hay quienes sienten que el epíteto es parejamente aplicable a la economía sobrenatural del poema. Los nueve círculos del Infierno (razonan) son no menos caducos e indefendibles que los nueve cielos de Ptolomeo, y el Purgatorio es tan irreal como la montaña en que Dante lo ubica. A esa objeción cabe oponer diversas consideraciones: la primera es que Dante no se propuso establecer la verdadera o verosímil topografía del otro mundo. Así lo ha declarado él mismo; en la famosa epístola a Can Grande, redactada en latín, escribió que el sujeto de su Comedia es, literalmente, el estado de las almas después de la muerte y alegóricamente, el hombre en cuanto por sus méritos o deméritos, se hace acreedor a los castigos o a las recompensas divinas. Iacopo di Dante, hijo del poeta, desarrolló esa idea. En el prólogo de su comentario leemos que la Comedia quiere mostrar bajo colores alegóricos los tres modos de ser de la humanidad y que en la primera parte el autor considera el vicio, llamándolo Infierno; en la segunda, el pasaje del vicio a la virtud, llamándolo Purgatorio; en la tercera, la condición de los hombres perfectos, llamándola Paraíso, "para mostrar la altura de sus virtudes y su felicidad, ambas necesarias al hombre para discernir el sumo bien". Así lo entendieron otros comentadores antiguos, por ejemplo ¡acopo della Lana, que explica: "Por considerar el poeta que la vida humana puede ser de tres condiciones, que son la vida de los viciosos, la vida de los penitentes y la vida de los buenos, dividió su libro en tres partes, que son el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso." Otro testimonio fehaciente es el de Francesco da Buti, que anoté la Comedia a fines del siglo XIV. Hace suyas las palabras de la epístola: "El sujeto de este poema es literalmente el estado de las almas ya separadas de sus cuerpos y moralmente los premios o las penas que el hombre alcanza por su libre albedrío." Hugo, en Ce que dit la bouche d'ombre, escribe que el espectro que en el Infierno toma para Caín la forma de Abel es el mismo que Nerón reconoce como Agripina, Harto más grave que la acusación de anticuado es la acusación de crueldad. Nietzsche, en el Crepúsculo de los ídolos (1888), ha amonedado esa opinión en el atolondrado epigrama que define a Dante como "la hiena que versifica en las sepulturas". La definición, como se ve, es menos ingeniosa que enfática; debe su fama, su excesiva fama, a la circunstancia de formular con desconsideración y violencia un juicio común. Indagar la razón de ese juicio es la mejor manera de refutarlo, Otra razón, de tipo técnico, explica la dureza y la crueldad de que Dante ha sido acusado. La noción panteista de un Dios que también es el universo, de un Dios que es cada una de sus criaturas y el destino de esas criaturas, es quizá una herejía y un error si la aplicarnos a la realidad, pero es indiscutible en su aplicación al poeta y a su obra. El poeta es cada uno de los hombres de su mundo ficticio, es cada soplo y cada pormenor. Una de sus tareas, no la más fácil, es ocultar o disimular esa omnipresencia. El problema era singularmente arduo en el caso de Dante, obligado por el carácter de su poema a adjudicar la gloria o la perdición, sin que pudieran advertir los lectores que la Justicia que emitía los fallos era, en último término, él mismo. Para conseguir ese fin, se incluyó como personaje de la Comedia, e hizo que sus reacciones no coincidieran, o sólo coincidieran alguna vez —en el caso de Filippo Argenti, o en el de Judas— con las decisiones divinas.

La Ultima Sonrisa De Beatriz
Mi propósito es comentar los versos más patéticos que la literatura ha alcanzado. Los incluye el canto XXXI del Paraíso y, aunque famosos, nadie parece haber discernido el pesar que hay en ellos, nadie los escuchó enteramente. Bien es verdad que la trágica sustancia que encierran pertenece menos a la obra que al autor de la obra, menos a Dante protagonista, que a Dante redactor o inventor, He aquí la situación. En la cumbre del monte del Purgatorio, Dante pierde a Virgilio. Guiado por Beatriz, cuya hermosura crece en cada nuevo cielo que tocan, recorre esfera tras esfera concéntrica, hasta salir a la que circunda a las otras, que es la del primer móvil. A sus pies están las estrellas fijas; sobre ellas, el empíreo, que ya no es cielo corporal sino eterno, hecho sólo de luz. Ascienden al empíreo; en esa infinita región (como en los lienzos prerrafaelistas) lo remoto no es menos nítido que lo que está muy cerca. Dante ve un alto río de luz, ve bandadas de ángeles, ve la múltiple rosa paradisíaca que forman, ordenadas en anfiteatro, las almas de los justos. De pronto, advierte que Beatriz lo ha dejado. La ve en lo alto, en uno de los círculos de la Rosa. Como un hombre que en el fondo del mar alzara los ojos a la región del trueno, así la venera y la implora. Le rinde gracias por su bienhechora piedad y le encomienda su alma. El texto dice entonces: Cost orai; e quella, si lontana come parea, sorrise e riguardommi; poi si tornó all'etterna fontana. ¿Cómo interpretar lo anterior? Los alegoristas nos dicen: La razón (Virgilio) es un instrumento para alcanzar la fe; la fe (Beatriz), un instrumento para alcanzar la divinidad; ambos se pierden, una vez logrado su fin. La explicación, como habrá advertido el lector, no es menos intachable que frígida; de aquel mísero esquema no han salida nunca esos versos. Los comentarios que he interrogado no ven en la sonrisa de Beatriz sino un símbolo de aquiescencia. "Ultima mirada, última sonrisa, pero promesa cierta", anota Francesco Torraca. "Sonríe para decir a Dante que su plegaria ha sido aceptada; lo mira para significarle una vez más el amor que le tiene", confirma Luigi pietrobono. Ese dictamen (que también es el de Casini) me parece muy justo, pero es notorio que apenas si roza la escena. Ozanam (Dante et la phüosophie catholique, 1895) piensa que la apoteosis de Beatriz fue el tema primitivo de la Comedia; Guido Vitali se pregunta si a Dante, al crear su Paraíso, no le movió ante todo el propósito de fundar un reino para su dama.. Un famoso lugar de la Vita nuova ("Espero decir de ella lo que de mujer alguna se ha dicho") justifica o permite esa conjetura. Yo iría más lejos. Yo sospecho que Dante edificó el mejor libro que la literatura ha alcanzado para intercalar algunos encuentros con la irrecuperable Beatriz. Mejor dicho, los círculos del castigo y el Purgatorio austral y los nueve círculos concéntricos y Francesca y la sirena y el Grifo y Bertrand de Born son intercalaciones; una sonrisa y una voz, que él sabe perdidas, son lo fundamental. En el principio de la Vita nuova se lee que alguna vez enumeró en una epístola sesenta nombres de mujer para deslizar entre ellos, secreto, el nombre de
Beatriz. Pienso que en la Comedia repitió ese melancólico juego. Que un desdichado se imagine la dicha nada tiene de singular; todos nosotros, cada día, lo hacemos. Dante lo hace como nosotros, pero algo, siempre, nos deja entrever el horror que ocultan esas venturosas ficciones. En una poesía de Chesterton se habla de nightmares of delight, de pesadillas de deleite; ese oxímoron mas o menos define el citado terceto del Paraíso. Pero el énfasis, en la frase de Chesterton, está en la palabra delight; en el terceto, en nightmare. Reconsideremos la escena. Dante, con Beatriz a su lado, está en el empíreo. Sobre ellos se aboveda, inconmensurable, la Rosa de los justos. La Rosa está lejana, pero las formas que la pueblan son nítidas. Esa contradicción, aunque justificada por el poeta (Paraíso, XXX, 118), constituye tal vez el primer indicio de una discordia íntima, Beatriz, de pronto, ya no está junto a él. Un anciano ha tomado su lugar (credea veder Beatrice, e vidi un sene). Dante apenas acierta a preguntar dónde está Beatriz. Ov'é ella? grita. El anciano le muestra uno de los círculos de la altísima Rosa. Ahí, aureolada, está Beatriz; Beatriz cuya mirada solía colmarlo de intolerable beatitud, Beatriz que solía vestirse de rojo, Beatriz en la que había pensado tanto que le asombró considerar que unos peregrinos, que vio una mañana en Florencia, jamás habían oído hablar de ella, Beatriz, que una vez le negó el saludo, Beatriz, que murió a los veinticuatro años, Beatriz de Folco Portinari, que se casó con Bardi. Dante la divisa, en lo alto; el claro firmamento no está más lejos del fondo ínfimo del mar que ella de él. Dante le reza como a Dios, pero también como a una mujer anhelada: O donna in cui la mía speranza vige, e che soffristi per la mia salute in inferno lasciar le lue vestige... Beatriz, entonces, lo mira un instante y sonríe, para luego volverse a la eterna fuente de luz. Francesco De Sanctis (Storia della Lettetura Italiana, VII) comprende así el pasaje: "Cuando Beatriz se aleja, Dante no profiere un lamento: toda escoria terrestre ha sido abrasada en él y destruida". Ello es verdad, si atendemos al propósito del poeta; erróneo, si atendemos al sentimiento. Retengamos un hecho incontrovertible, un solo hecho humildísimo: la escena ha sido imaginada por Dante. Para nosotros, es muy real; pata él, lo fue menos. (La realidad, para él, era que primero la vida y después la muerte le habían arrebatado a Beatriz). Ausente para siempre de Beatriz, solo y quizá humillado, imaginó la escena para imaginar que estaba con ella. Desdichadamente para él, felizmente para los siglos que lo leerían, la conciencia de que el encuentro era imaginario deformó la visión. De ahí las circunstancias atroces, tanto más infernales, claro está, por ocurrir en el empíreo: la desaparición de Beatriz, el anciano que toma su lugar, su brusca elevación a la Rosa, la fugacidad de la sonrisa y de la mirada, el desvío eterno del rostro.17 En las palabras se trasluce el horror: come parea se refiere a lontana pero contamina a sorrise y así Longfellow pudo traducir en su versión de 1867:
Thus I implored; and she, so far away, Smiled as it seemed, and looked once more at me... También eterna parece contaminar a si tornó.
http://23.253.41.33/wp-content/uploads/10.208.149.45/uploads/2013/03/1982-Nueve-Ensayos-Dantescos-Ensayo.pdf

Dante Alighieri y la reveladora teoría sobre sus estudios en medicina
¿Por qué el autor de 'Divina comedia' sabía tanto de disciplinas científicas y no se ha reflejado en sus biografías? El médico, escritor y autor de este artículo explica los fundamentos de su libro sobre el por qué de las bases médicas de Dante
ante Alighieri (1265-1321), un hombre tan enigmático que amaestraba gatos, guardó un profundo silencio acerca de sus estudios y actividades intelectuales entre los años de 1285 y 1290. Estos son los años ocultos a sus biógrafos e, incluso, a la mayoría de los dantólogos obsesivos que han exprimido durante siglos los símbolos de sus versos, pero que no se han atrevido a penetrar en las oscuras cavernas de sus años juveniles y en su doble vida secreta de exiliado en Ravena. Los eruditos han denominado a esta época «los años oscuros». Un dantista reconocido, John S. Carroll, comentó en 1904: «La educación de Dante está envuelta en un misterio casi absoluto. El cómo adquirió su vasto conocimiento nos es, prácticamente, desconocido». Esta situación, después de más de un siglo, ha cambiado poco. Ahora bien, los defensores de la condición de autodidacta del Alighieri, han argumentado que la vastedad de saberes que se vislumbran en su gran poema son, en realidad, alusiones enciclopédicas y, por tanto superficiales, de autores no literarios, sitios geográficos, técnicas de ingeniería, herbolarios, manuscritos alejandrinos, enfermedades humanas y animales, mitos orientales, batallas antiguas, episodios históricos, que cualquier hombre culto de su tiempo era capaz de enumerar a la manera de las listas nemotécnicas inventadas por el poeta griego Simónides de Ceos.
Claro está que desde sus primeros lectores críticos: Jacopo Alighieri, Graziolo Bambaglioli, Jacopo della Lana, Guido da Pisa, Chiose Ambrosiane, Guglielmo Maramauro, Chiose Cagliaritane, Giovanni Boccaccio, Benvenuto da Imola, Francesco da Buti; todos ellos ciudadanos que vivieron en el siglo XIV, se le reconoció su erudición teológica, su dominio de la filosofía natural, la filosofía moral y la lógica aristotélica; su pasmoso conocimiento de las técnicas y las corrientes poéticas, la gramática latina, la astrología, la historia de la literatura, la filología italiana, el modelo cosmológico de Ptolomeo.
¿Dónde estudió Dante medicina?
Sin embargo, Alfonso Reyes, en su ensayo Dante y la ciencia de su época (1965), ha planteado una situación contradictoria. Por un lado acepta que Dante se «cuidó de las ideas, del rigor científico». No obstante, en el concepto del polígrafo mexicano, el mismo poeta: «hubiera sido el primero en admirarse de que algunos comentaristas hayan tomado su obra como una suma del saber medieval y hayan pretendido calcular científicamente las dimensiones del cono del infierno o, con Galileo, la estatura de Satanás». Estoy de acuerdo con Reyes en que La Divina Comedia ha perdurado como poema de símbolos y no como enciclopedia de ciencias. Pero, luego de analizar sus múltiples saberes médicos, que atraviesan su Obra Completa, me atrevo a postular la siguiente hipótesis: Dante Alighieri sí tuvo una formación teórica y práctica de la medicina, que lo llevó, por lo menos, a tener una experiencia clínica durante algún periodo de su vida, que explicaría sus profundos conocimientos médicos y sus descripciones semiológicas impecables, que han quedado plasmadas en La Divina Comedia y en el resto de sus obras.
Si eso fuera así, ¿dónde estudió?, ¿con quién? y, quizá lo más importante, ¿cuál fue el motivo para que él mismo tratara de ocultarlo o, por lo menos, que nunca lo revelara de manera explícita? Algunos biógrafos como su contemporáneo Filippo Villani y Ángel Crespo, el gran traductor de La Divina Comedia al español, aceptan que pudo haber estudiado en la Universidad de Bolonia en 1287. Sin embargo, se ha creído que entonces recibió clases de teología, pero para la época sólo existía en Bolonia la Facultad de Artes, la Facultad de Derecho y la Facultad de Medicina. En esta última se destacaba el médico Tadeo Alderotti, quien desde 1260 había asumido la decanatura de medicina y fue uno de los primeros clínicos de la Edad Media en reconocer la importancia de los síntomas descritos por los enfermos, lo cual quedó plasmado en un nuevo tipo de historia clínica denominada Consilium; allí, además, se comienza a reconocer el valor de la semiología diagnóstica y, por ende, lo fundamental de examinar a los pacientes como en los tiempos de Hipócrates.
Pero también Alderotti tuvo que ver, al lado de su colega Guillermo de Saliceto, con las primeras disecciones anatómicas hechas en la cristiandad occidental. Las cuales, con toda probabilidad, se comenzaron a realizar de manera privada en Bolonia después del año 1265, cuando gracias a una ley que aceptaba la autopsia en casos de muerte dudosa, se abrió el camino legal para que los profesores y estudiantes de medicina boloñeses comenzaran a conocer el misterioso microuniverso de los órganos internos humanos. Ahora bien, ¿Por qué suponer que el joven poeta Dante fue, en esos años, discípulo de Tadeo Alderotti? Existen varios indicios. Por un lado, el maduro autor de la Divina Comedia sólo nombra a un médico de su época y ese es Tadeo, cuando en el Canto XII del Paraíso, versos 82 a 85, dice: «Como otros, por el mundo no se afana/ Yendo en pos del Ostiense y de Tadeo,/ Mas pronto de doctor la fama gana,/ Siendo el mana de amor su gran deseo». Aunque acá el que habla es San Buenaventura y se está refiriendo a la vida de Santo Domingo de Guzmán, quien desde niño supo que debía servir a Dios y renunciar a la fama de, por ejemplo, dos profesiones lucrativas como el derecho y la medicina; también hay un reconocimiento a Alderotti como un paradigma de médico exitoso y estimado por la sociedad italiana. De hecho, se nota que Dante conocía bien esa circunstancia biográfica de Tadeo, quien nació en una familia muy pobre y al morir, en 1295, dejó grandes riquezas, aunque nunca fue cuestionado en su idoneidad clínica y ética.
http://wmagazin.com/dante-alighieri-y-la-reveladora-teoria-sobre-sus-estudios-en-medicina/


Grandeza y belleza de la Comedia de Dante Alighieri
18 junio, 2015
Entre otros aniversarios, se conmemora en 2015 el 750 aniversario de la Divina Comedia, de Dante Alighieri. Para Carlos Gatti, son dos las principales características de esta obra universal: por un lado, grandeza literaria, lograda gracias a su riqueza de recursos poéticos; y, por otro, belleza, por el profundo deleite espiritual que todavía proporciona a los lectores.
lo largo de unos catorce años, en el destierro y en condiciones de extrema incomodidad material y padecimientos del espíritu, hasta pocos días antes de su muerte, Dante dio forma a una obra a la que llamó simplemente Comedia. Si hoy la conocemos como Divina Comedia es porque la tradición le añadió el adjetivo con el cual quería resaltar su contenido y su valor.
¿Por qué Dante la llamó Comedia? El mismo autor explica en una epístola dirigida a Cangrande de Verona que una comedia se inicia en una situación difícil, áspera, pero su materia termina bien: va de situación de infelicidad a una de felicidad, a diferencia de lo que sucede en la tragedia, en la que el proceso es el contrario. En efecto, la Comedia de Dante trata del viaje que el yo del autor, convertido en héroe de su epos, realiza desde una condición negativa hasta la felicidad suma, la contemplación de Dios.
La Comedia, pues, relata un proceso, un viaje, una transformación que lleva del malestar al bienestar, de la pequeñez de la menesterosidad a la grandeza de la plenitud, de la enfermedad a la salud. Por ello, Rollo May, gran psicoterapeuta norteamericano, ha visto en la Comedia algo especial. Él dice: «El viaje atormentado y ejemplar de Dante perdura como uno de los mejores estudios de caso que posee la profesión psicoterapéutica; es la presentación del mito radiante de los mejores métodos e intenciones de la terapia moderna». May ha visto en el iter que Dante desarrolla con la compañía de Virgilio un proceso de retorno a la salud.
El nombre Comedia también está asociado al de un género literario en el que se mezclaban personajes y expresiones correspondientes a diversos niveles sociales. Tal heterogeneidad no se daba en la tragedia. En efecto, en la magna obra de Dante, el protagonista, en su recorrido, debe ser testigo de todo lo que caracteriza a la experiencia humana, en la cual se mezclan situaciones y expresiones sublimes con lo descomunal y lo grotesco, alta doctrina y refinadísima poesía con lo soez. Así es la vida cotidiana, y desde ella el hombre construye cada día su futuro histórico y metahistórico, terreno y eterno. En su Comedia, Dante retrata la rica heterogeneidad de la vida terrena y las consecuencias eternas que ella genera.
GRANDEZA
Respecto a «grandeza», el Diccionario de la Real Academia Española, en su vigésima segunda edición, entre otras, registra las siguientes acepciones: «1. Tamaño excesivo de algo respecto de otra cosa del mismo género». «2. Majestad y poder». «5. Extensión, tamaño, magnitud». «6. Elevación de espíritu, excelencia moral».
Las cuatro anteriores acepciones de la palabra son aplicables a la Comedia de Dante, aunque unas más que otras. La Comedia no solo es grande por su tamaño, ya que sus más de 14,000 versos endecasílabos hacen de ella una obra bastante más extensa que La Eneida, la gran epopeya de Virgilio, guía, maestro y autor de Dante, y más larga que la Odisea, epopeya homérica que sienta las bases en el mundo occidental del modelo épico centrado en la idea del viaje. La Comedia también es grande por su majestad y su poder poético. Ella, en efecto, alcanza gran vuelo creativo en la extraordinaria palabra poética de Dante adecuada para el más osado viaje, aquel que Odiseo no pudo realizar. La palabra poética en la Comedia es siempre renovada y sorprendente. Cuando leemos la Comedia, verificamos que nunca se agota la inventiva de Dante, quien frecuentemente recurre a episodios sencillos o corrientes de la vida humana, de la realidad animal, de los procesos vegetales, de los acontecimientos cósmicos o de los inventos tecnológicos de su época para crear comparaciones, símiles o metáforas que revelen plásticamente o sugieran la complejidad de la vida interior o las más altas aspiraciones del hombre que busca la salvación. Y esa capacidad de crear imágenes reveladoras o desveladoras, que agranda a su poesía y hace visible lo que los solos conceptos no pueden ofrecer, también ensancha al espíritu del lector. Con la extraordinaria música del verso endecasílabo de Dante, cargado de ritmos sugestivos, se resaltan palabras e imágenes que sirven de sostén a la visión. Así vivimos una elevación del espíritu que nos induce a la excelencia moral. La Comedia es un gran testimonio de excelencia creativa que actúa sobre los lectores gracias a la palabra y a todo el potencial que ella encierra como materia de musicalidad. Allí están los acentos creadores de ritmos, las rimas, las aliteraciones o repeticiones de un mismo sonido que destacan el contenido del texto.
A continuación se ofrecen sencillos ejemplos de recursos poéticos que permiten comprender cuánto provecho sabe obtener Dante del lenguaje y sus posibilidades significativas. Uno de ellos está tomado del canto I del Infierno, de aquel que sirve de prólogo a todo el viaje y que muestra lo que sucede al protagonista en un momento de su vida terrena. Cuando el autor se refiere a la selva oscura (alegoría del mundo del mal, los vicios, los errores, la ignorancia) por la que transitaba cuando estaba en la mitad del camino de la vida (a los 35 años), utiliza en el verso 5 la expresión «esta selva selvaggia e aspra e forte» («esta selva salvaje y áspera y fuerte»). La idea de espesura intrincada y de dificultad que el lugar oponía a su avance se refuerza con el empleo de sonidos repetidos (aliteraciones) y de unidades léxicas reiteradas (paronomasia). En la construcción «selva selvaggia», en efecto, se reiteran los sonidos y la idea asociada a aquellos sonidos. De ese modo, la realidad que muestra, la de la selva oscura, aparece ante nosotros como más adversa, ardua y difícil de vencer.
En el canto X del Infierno se narra lo que sucedió después que un enviado celeste había abierto las puertas de la ciudad de Dite (el Infierno duro) a fin de que Dante y Virgilio pudieran continuar su descenso a las profundidades del mal. Los viajeros acababan de pasar por una situación muy difícil: Virgilio (en el canto VIII) no había podido convencer a los demonios para que abrieran las puertas. Por primera vez el poeta latino había fallado y había necesitado el apoyo de un enviado celeste. Pensemos en el pavor que debió de asaltar a Dante en esta situación de impotencia de su maestro. Hacía poco que había leído en la puerta de ingreso al Infierno la expresión «Dejad toda esperanza vosotros que entráis». Asimismo, había visto y se había compadecido, hasta llegar al desmayo, de Francesca y Paolo, ubicados en el círculo de los lujuriosos. También había sido testigo del mal que afligía a los golosos, los avaros y los pródigos, los iracundos y los acidiosos. Todo ello, con seguridad, había cargado a su ánimo de matices oscuros y temores. Después de pasar la puerta de la ciudad de Dite, abierta por el enviado celeste, vieron unas enormes arcas funerarias que estaban descubiertas. Dante manifestó su interés por mirar dentro de esas arcas, ya que estaban descubiertas y nadie hacía guardia en aquel lugar. Virgilio le explicaba que allí estaban los que en vida habían negado la inmortalidad del alma cuando súbitamente salió de una de las arcas una voz que espantó a Dante y lo hizo olvidar su deseo de ver quiénes estaban allí. Las primeras palabras que oyó el viajero Dante fueron las siguientes:
«O tosco, che per la città del foco
vivo ten vai così parlando onesto,
piacciati di restare in questo loco». (Inf. X, 22-24)
(«Oh toscano, que por la ciudad del fuego
vivo te vas así hablando honestamente
te sea grato detenerte en este lugar».)
Tales palabras habían sido pronunciadas por Farinata degli Uberti. El sonido sorpresivo de la voz aterró a Dante, cuyo ánimo ya estaba cargado de experiencias oscuras. Las palabras altisonantes de Farinata cobran especial relieve sonoro por la acumulación de la vocal «o», la cual irrumpe en el inicio del verso 22 («O tosco…») e interrumpe el diálogo entre Virgilio y Dante que se venía desarrollando entre los versos 1 y 21 del canto X del Infierno. Con la técnica del «exabrupto», Dante ha hecho aparecer sin ninguna preparación este discurso de Farinata iniciado por una «o», vocal que adquiere especial presencia en este discurso y que, por su repetición, caracteriza a la personalidad del poderoso jefe gibelino, partido político que reunía a la antigua clase feudal terrateniente. Solo después de haber oído el discurso, se nos dice que este sonido había salido de una de las arcas funerarias y que Dante, asustado, había buscado protección volviéndose y acercándose a Virgilio.
Observemos que en este caso la vocal «o» caracteriza a lo sorpresivo, lo que aparece inesperadamente y va contra lo habitual en la vida. Lo normal es que en la experiencia terrenal cotidiana primero veamos al interlocutor y después lo escuchemos. También retrata, en su modo de ser, a un personaje prepotente capaz de interrumpir con su voz estentórea las conversaciones ajenas. Esa repetición produce un efecto en el oyente Dante, al cual asusta: él había querido aproximarse para ver quiénes estaban dentro de las arcas, y, contrariamente, terminó apartándose de ellas para buscar protección en su guía. El verso 22 se inicia con la vocal «o» que actúa como elemento de la invocación. Esa vocal se repite en las tres primeras sílabas («O tosco»), y vuelve a aparecer dos veces en la palabra final del verso («foco»). En el verso siguiente, la vocal «o» aparece en tres palabras: «Vivo» (la primera del verso) «così» (en el centro del verso) y «onesto» (la última del verso). En el tercer verso, el 24, está presente en las dos últimas palabras: «questo loco». La presencia de la vocal «o» cobra especial valor en estos versos tanto por su repetición como por los lugares en los que se presenta. En efecto, ella aparece en posiciones destacadas de la construcción (inicio o final de verso) y da relieve a palabras muy importantes en el plano significativo. Con tales palabras podrían constituirse dos series. Una de las series está relacionada con Dante, el invocado, («O tosco», «vivo», «parlando coonesto»). La otra serie está vinculada con el lugar que el viajero recorre y que es la nueva patria de Farinata, el Infierno («città del foco», «questo loco»).
Un ejemplo, extraído del canto IX del Paraíso, muestra a resplandores que se manifiestan a Dante en el cielo de Venus, e irradian de las almas de aquellos que en la vida practicaron el amor con defecto en la virtud de la templanza, pues fueron muy atraídos por la carnalidad. Entre aquellos resplandores, se presenta uno que, como es habitual en la Comedia de Dante, primero indica las circunstancias geográficas e históricas en las que nació y vivió. Ella es de la marca trevisana, del Véneto, y se llama Cunizza da Romano, hermana del feroz tirano Ezzelino.
En su época, Cunizza alcanzó triste fama por sus apasionados amoríos; pero en un momento de su experiencia terrenal cambió de modo de vida. Entre los versos 34 y 35 del referido canto IX del Paraíso, ella dice que de buen grado, felizmente, a sí misma se perdona su agitado pasado. Ella es indulgente consigo misma respecto a su antigua y desenfrenada inclinación a amar, y añade que eso no le produce fastidio. En el verso 36 se lee lo siguiente: «che parria forse forte al vostro vulgo» («que parecería tal vez fuerte a vuestro vulgo»). En efecto, para muchos, para el vulgo de los vivos, puede parecer difícil (fuerte) de entender que un alma del Paraíso diga que es indulgente con la etapa de su vida en la cual se excedió en la práctica del amor carnal y que, además, eso no le da fastidio. Como dice Anna Maria Chiavacci Leonardi en su comentario a este pasaje: «[Son] palabras fuertes, arduas, que desconciertan a los bienpensantes, como lo fueron aquellas de Jesús para su huésped Simón y para todos los presentes, cuando acogió a la pecadora que le lavaba los pies con su llanto: “quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor” (Lucas 7, 47). Solo a la luz de este pasaje evangélico, en efecto, creemos que se pueda verdaderamente entender esta singular tercina dantesca, donde el mismo amor que llevó a pecar es causa de la beatitud eterna en el cielo». En el referido verso 36 hay un par de juegos de aliteraciones, repeticiones del mismo sonido, en el inicio de palabras. La primera pareja está constituida por las palabras contiguas «forse» y «forte», las cuales empiezan con el sonido dentilabial sordo «f». Ese sonido repetido llama la atención sobre las palabras en las que aparece y destaca el significado de ambas: «forse» («tal vez») y «forte» («fuerte» o «difícil»). Además, en las palabras «forse» y «forte» se repiten casi todos los sonidos, menos uno (la «s» de «forse» cambia por «t» en «forte»). En el mismo verso aparece otra pareja de palabras contiguas que empiezan con un mismo sonido, también dentilabial, pero ahora sonoro. Es el sonido «v» de las palabras «vostro» y «vulgo». Cunizza dice a Dante que el vulgo vuestro, el pueblo de los vivos (Dante está vivo) no está probablemente capacitado para entender fácilmente este mensaje. Con las dos consonantes labiodentales («f» y «v») se ha creado un verso cargado de sugerencias a partir del relieve que la figura retórica fónica ha dado a cuatro palabras claves («forse», «forte», «vostro» «vulgo»).
Dante despliega todas las armas de su arsenal poético, creativo, para dar vida a una realidad grande que sirva para ir a lo grande (la salud, el Paraíso, la utopía, la Ciudad Perfecta, la unidad en Dios). Con esas armas, él, creador, sube y nos induce a buscar la excelencia moral. Cuando comprendemos, guiados por Dante, que el futuro es resultado del presente, que nuestro destino está ya acá, en lo que hacemos, en nuestro modo de ser, de vivir; cuando nos damos cuenta de que en la historia (realidad del vivir cotidiano) se gesta lo metahistórico, nos sentimos impulsados a crecer, a buscar lo mejor y a ser creativos. La grandeza de Dante, viva en su palabra, irradia a los lectores, quienes se pueden sentir movidos, como diría el gran poeta español Jorge Guillén, «a compartir la plenitud del ser en la fiel plenitud de las palabras». Sí, la palabra de Dante, con todo su poder creador conceptual (logopoiético) plástico imaginativo (fanopoiético) y musical (melopoiético), encierra la virtud de contagiar deseos de alcanzar grandeza. Palabra clave de todo el propósito de Dante es una que él inventó para hablar del deseo de elevación del hombre. Esa es la palabra «transhumanar». Ella alude al hombre que crece y trasciende de su condición humana limitada mediante obras que le permiten llegar a la gloria. Pero, a veces, el hombre puede olvidar que está destinado a tal metamorfosis y, como menciona Dante, no sabe pasar de la condición de gusano a la de mariposa (Purgatorio, X 124-5).
«Por sus frutos los conoceréis», dice la Sagrada Escritura. La grandeza de Dante también se puede medir por los frutos que su obra ha generado a lo largo de la historia. La lista de grandes nombres de cultores de la pintura, la escultura, el grabado, la música, la literatura, y hasta del ballet, que se han inspirado en la Comedia de Dante es enorme. Mencionemos, de paso, algunos: Botticelli, Signorelli, Blake, Delcaroix, Rodin, Doré, Dalí, Barceló, Liszt, Chaikovski, etc.
La grandeza de la Comedia también se puede percibir en la cantidad de personas que estudian, escriben, comentan o se reúnen para hablar de ella. Si bien la obra fue creada por Dante desde las circunstancias históricas en las que le tocó vivir, desde las ilusiones y las experiencias amargas del mundo medieval de comienzos del siglo xiv, la Comedia ha trascendido a su tiempo y con ello, de algún modo, se ha hecho más grande. Si el hombre, como quería Dante, está llamado al «transhumanar», con neologismo inventado por él, hoy podríamos decir que la Comedia ha «transcreado». Lo digo con otro neologismo para referirme a los frutos que ella ha generado a lo largo de los siglos. De eso dan razón todas las obras de arte, los estudios y hasta los cambios personales que se puedan haber originado en el proceso de tradición de la Comedia.
Esa superación de las circunstancias que movieron a Dante a crear la obra ya estaba en el hecho de que el autor hubiera sabido abrirse a la tradición grecolatina, permanentemente presente en su viaje por el otro mundo. Dante no se limitó a una visión cerrada que excluyera la enseñanza que se podía adquirir de la Antigüedad clásica. Ideas, citas literarias, paráfrasis de textos y personajes precristianos se insertan a lo largo de la obra, incluso en el Paraíso. Jorge Wiesse ha escrito: «La Comedia es casi equivalente a la literatura, a toda la literatura, en tanto este procedimiento (se refiere a la contaminación) crea una dinámica de remisiones y alusiones que incluye a la literatura anterior a Dante y prefigura la posterior a él». Eso es grandeza, sin duda.
BELLEZA
A propósito de la palabra belleza, el Diccionario de la Real Academia Española dice que es «propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual. Esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas».
La Comedia es una obra que posee ampliamente esa capacidad de hacerse amable, digna de ser amada, porque infunde deleite espiritual. En efecto, ella atrae y gusta porque enseña a conocer y a conocerse. Ella encierra, en el relato de un hombre que viaja y crece, que se transhumana, la potencia mítica necesaria para encantar y conducir al lector, en su propio viaje, hacia la felicidad. Ella seduce e interpela, como sucede con cualquier relación iluminadora de verdadero y profundo amor. Al entregarse a ella, se descubren sus encantos y quien lo hace se va descubriendo a sí mismo. Como el lector se reconoce en ella, experimenta el intenso placer de gozar de la belleza. Aun en la fealdad del Infierno puede encontrar aspectos de su naturaleza humana limitada. Como Dante, puede decir que en el mal es posible encontrar bien en tanto que el conocimiento de lo que limita puede llevar al cambio. Sin conciencia del «malestar» (Infierno), no hay posibilidad de transitar al «bienestar». En ese proceso de cambio está, eso es, el Purgatorio, y solo a partir del discernimiento entre el mal y el bien, entre el sentimiento de culpa y la esperanza, puede crearse el clima adecuado para ir del «malestar» al «bienestar», al Paraíso. Allí, la belleza se manifiesta en la plenitud de su esplendor. Ella aflora al comprender que la vida es camino, proceso, superación, posibilidad de lograr la felicidad.
Elevación del espíritu, excelencia moral, es decir, grandeza, eso hay en la Comedia y en el ensanchamiento de la humanidad que tal obra viene produciendo en diversas generaciones de artistas, estudiosos, profesores, alumnos y simples lectores. Y la grandeza encerrada en tal obra, capaz de enriquecer nuestra vida, de dar sentido a nuestra humanidad, nos conmueve y nos hace amarla. Allí se reúnen en una sola experiencia la grandeza y la belleza.
https://www.nuevarevista.net/libros/grandeza-y-belleza-de-la-comedia-de-dante-alighieri/



Italia proclama el 25 de marzo día nacional de Dante Alighieri
El Consejo de Ministros del país aprueba celebrar cada año al autor de la 'Divina comedia'
17 de enero de 2020
En italiano, se llamará Dantedì. Es decir, el día de Dante Alighieri. Y se celebrará a partir de ahora en toda Italia, el 25 de marzo de cada año, tal y como ha aprobado este viernes el Consejo de Ministros del país, a propuesta del ministro de los Bienes y las Actividades Culturales, Dario Franceschini. “La fecha que los expertos reconocen como el comienzo del viaje por el más allá en la Divina comedia será una jornada para recordar en Italia, y en el mundo, el genio de Dante, con muchísimas iniciativas que tendrán una fuerte implicación de las escuelas, los estudiantes y las instituciones culturales”, ha asegurado el ministro, como recoge el diario italiano La Repubblica.
La idea de Franceschini ya había sumado el apoyo de intelectuales, estudiosos y organismos como las principales asociaciones dedicadas a Dante Alighieri en Italia, así como la Accademia de la Crusca, lo más parecido a la RAE en el país. Ahora, ya es una realidad, justo un año antes de que se cumplan siete siglos desde la muerte del escritor, en septiembre de 1321.
“Ya hay varios proyectos para su séptimo centenario que están siendo analizados por el comité para las celebraciones. Dante recuerda muchas cosas que nos mantienen juntos. Dante es la unidad del país, es la lengua italiana, es la propia idea de Italia”, ha agregado el ministro.
https://elpais.com/cultura/2020/01/17/actualidad/1579266523_845700.html


Un día como hoy: 1321 – Muere Dante Alighieri, el Poeta Supremo

El 14 de septiembre de 1321 muere en Rávena el poeta italiano Dante Alighieri (Durante di Alighiero degli Alighieri) nacido en Florencia el 29 de mayo de 1265.
Su máxima obra, La Divina Comedia, se volvió la base del pensamiento moderno y culminó con la afirmación del modo medieval de entender el mundo. Es considerada la mayor obra literaria compuesta en italiano y una obra maestra de la literatura Universal.
En italiano es conocido como “el Poeta Supremo” (el il Sommo Poeta). Dante también es conocido como el “Padre del idioma italiano”.
Obras
La influencia de la poesía trovadoresca y estilnovista sobre Dante Alighieri queda reflejada en su Vida nueva, conjunto de poemas y prosas dirigidos a Beatriz, razón de la vida del poeta y también de sus tormentos, y en sus Rime Petrose, dirigidas a una amada supuesta, a la que escribe sólo para disimular ante los demás su verdadero amor. El juego poético-amoroso oscila entre la pasión imposible y la espiritualizada idealización de la figura de la amada, aunque las rígidas formas del estilnovismo adquieren una fuerza y sinceridad nuevas en manos de Dante.
El experimentalismo de los poemas de Dante Alighieri y la búsqueda consciente de un estilo propio culminarán finalmente en La Divina Comedia, una de las cumbres de la literatura universal. Dividida en tres cantos (el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso) y escrita en tercetos, se resume en ella toda la cosmología medieval mediante la presentación del recorrido del alma de Dante, guiada primero por Virgilio y más adelante por Beatriz, en la expiación de sus pecados. Con un lenguaje vívido y de gran riqueza expresiva, el poeta mezcla los elementos simbólicos con referencias a personajes históricos y mitológicos, hasta construir una equilibrada y grandiosa síntesis del saber acumulado por el hombre desde la Antigüedad clásica hasta la Edad Media.
https://elsolweb.tv/un-dia-como-hoy-1321-muere-dante-alighieri-el-poeta-supremo/


Influencia de Dante en:
Literatura

La vida y obra de Dante ha tenido una influencia decisiva en la construcción de la identidad italiana y en general en la cultura moderna. Muchos escritores e intelectuales han utilizado y lo siguen haciendo la Divina Comedia y otras obras de Dante como una fuente de inspiración temática, lingüística y expresiva.
La Sociedad Dante Alighieri, que se dedica a difundir la lengua italiana, nació en Roma en 1889 mediante el Real Decreto Nº 347. Cartas a los años de nostalgia (1997), (Natsukashii e no tegami) es una novela del Premio Nobel de Literatura de 1994, Kenzaburo Oe, la cual relata la historia de los sucesos acaecidos desde antes de su entrada a la universidad hasta los ulteriores años como celebridad. Utiliza como plataforma de fondo a La Divina Comedia. El párrafo final de Deus caritas est primera encíclica escrita por el Papa Benedicto XVI, está inspirado en la Divina Comedia de Dante Alighieri (particularmente en el último canto de Paraíso, el cual finaliza en la Luz interminable que es Dios mismo, la Luz que es al mismo tiempo el Amor que mueve al Sol y a las otras estrellas), concluyendo al considerar el ejemplo de los santos y al elevar una oración a la Virgen María. En el álbum Nº 28 de Superlópez titulado El Infierno, Juan López nos muestra a su más famoso «hijo» atravesando el infierno de Dante en versión cómic. El poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón utiliza a Dante como personaje en su largo poema en prosa Pequeña sinfonía del nuevo mundo; en esta obra el poeta vaga por Nueva York guiado por un niño. En la obra poética de Eugenio Montale es frecuente los términos y las fórmulas del Dante lírico y del Dante de la Comedia. El poeta Thomas Stearns Eliot se inspirá en Dante en el poema La tierra yerma donde traduce literalmente los versos 56-57 del tercer canto del Infierno. El poeta argentino Jorge Luis Borges, escribió Nueve ensayos dantescos y realizó numerosas conferencias en relación con el sagrado poema. Su trabajo refleja muy a menudo las claves de la Comedia que incluye en sus poemas como en Poema conjetural que incorpora el episodio en el Purgatorio. En la novela de Matilde Asensi, El Último Catón, aparece involucrado con la sociedad de los Staurofilakes, ya que el revela la ubicación de la Vera Cruz al mundo cuando redacta la ruta de iniciación de la sociedad en la estructura del Purgatorio en la Divina Comedia.
Artes plásticas
En Italia, el diseño de la cara nacional de la moneda de 2 euros muestra el retrato de Dante Alighieri realizado por Rafael Sanzio que se conserva en el ala del papa Julio II del Palacio del Vaticano.26 En el año 2007, científicos italianos de la Universidad de Bolonia recrearon la cara «real» de Dante. Se cree que es el más parecido a su verdadera apariencia. Un retrato pintado por Botticelli fue usado como base junto al cráneo. * Dante cuenta con numerosas representaciones gráficas ya desde tiempos contemporáneos al personaje, como la que realizó Giotto en la Capilla del Bargello. Célebre es el Dante y su Divina Comedia (1465), obra de Domenico di Michelino conservada en el Duomo de Florencia. o el retrato que incluyó Andrea del Castagno entre su colección de Florentinos ilustres (Uffizi, hacia 1450).Numerosos artistas de todos los tiempos crearon ilustraciones sobre Dante y sus obras, destacan Botticelli, Gustave Doré, Salvador Dalí, Miguel Ángel, el inglés William Blake, el italiano Gioacchino Antonio Rossini y el alemán Robert Schumann, entre otros. La escultura conocida como El Pensador de Rodin fue bautizada originariamente por Rodin como Dante pensando en las puertas del infierno. Aunque se conoce popularmente como El Pensador. La iconografía de Las Puertas del Infierno obra de Auguste Rodin está basada en La Divina Comedia de Dante y en los poemas de Baudelaire de su obra Las flores del Mal, tratando de realizar una gran alegoría del amor y la condena.32 También Rodin nos presenta en su obra El beso (Le Baiser), en un principio llamada Francesca de Rimini. a uno de los personajes del Infierno de Dante que se enamoró del hermano de su marido, quién les descubrió y asesinó.
http://www.geocities.ws/leonelxd/culturamoderna.html


El Poeta Supremo
En italiano es conocido como “El poeta supremo” y también se le llama “El Padre del idioma”.
La Divina Comedia, es una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista. Es considerado la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal.
Estudios Y Política  Se sabe muy poco acerca de educación, aunque sus libros reflejan una vasta erudición que comprendía casi todo el conocimiento de su época. Participó activamente en las luchas políticas de su tiempo por lo cual fue desterrado de su ciudad natal. Fue activo defensor de la unidad italiana. Escribió Varios tratados sobre literatura , política y filosofía.
Beatriz Conoce en año 1274, a Beatriz, la mujer a quien amo y que exaltó como símbolo supremo de la gracia divina, primero en la vida nueva y, más tarde en su obra maestra, La Divina Comedia. Beatriz Murió en 1290, con apenas 20 años. Dante solo la vio en 3 ocasiones y nunca hablo con ella, pero eso fue suficiente para que se convirtiera en la musa inspiradora de casi toda su obra.
Dante vivió el exilio, y pasó sus últimos años en Rávena, donde murió el 13 o el 14 de septiembre de 1321.
DANTE EN EL RENACIMIENTO Literatura Rompe el bloque ideológico que acarreaba la sociedad y al representar de forma ilustre los valores renacentistas por los que se debería regir el Estado y el mismo individuo.
Político Explica la necesidad de defender la autoridad civil sobre la eclesiástica, iniciando con la separación de poder entre la Iglesia y el Estado Tratado “De Monarchia”• Participó activamente en las luchas políticas de su tiempo, por lo que fue desterrado de su ciudad natal. • Escribió varios tratados en latín. • Participó en la batalla de Campaldino durante la guerra entre Florencia y Arezzo, y contribuyó así a la victoria de los florentinos. • Participó en la batalla de Campaldino durante la guerra entre Florencia y Arezzo, y contribuyó así a la victoria de los florentinos.
Vita nuova Primera obra de Dante escrita entre 1292 y 1293. Consta de 42 capítulos que se alternan entre poesía y prosa. El tema de la obra es el amor platónico de Dante por su amada Beatriz. Dante encuentra por primera vez a Beatriz a los nueve años y se enamora de ella en el acto. Vuelve a encontrarla nueve años después, a los dieciocho de edad, y compone un soneto en honor suyo. Desde ese momento, siente por Beatriz un amor platónico, y su mayor felicidad es ser saludado por ella.
De vulgari eloquentia Es un ensayo escrito en latín e inicialmente iba a consistir en cuatro libros, pero Dante desechó la idea después del segundo. Fue probablemente escrito en los años que precedieron el destierro de Dante de su natal Florencia, entre 1303 y 1305. Dante hizo algunas innovaciones en su trabajo. Primero: el tema, la lengua vernácula, que era una opción rara en ese momento. Secundariamente, la manera en que Dante se acercó a este tema, dando a la lengua vernácula la misma dignidad que se le otorgaba al latín. Finalmente, Dante escribió este ensayo para analizar el origen y la filosofía de lengua vernácula, porque, en su opinión, este idioma no era algo estático, sino algo que evolucionaba y necesitaba una contextualización histórica.
https://www.slideshare.net/Alma19ceci/dante-alighieri-74170123


Dante Alighieri. Conócelo a través de sus frases
Sus escritos han cautivado a miles de personas y también han servido de inspiración para muchos otros autores. Conoce más sobre Dante Alighieri a través de sus frases.
Ese precioso fruto por el cual todos los hombres emprenden una ansiosa búsqueda en diferentes parajes, será dado hoy a tu alma hambrienta.
El arte imita la naturaleza lo mejor que puede, al igual que el discípulo sigue a su maestro. Por eso es una especie de nieto de Dios.
El orgullo, la envidia y la avaricia. Estas son las chispas que han prendido fuego en el corazón de todos los hombres.
A pesar de todo, ahora mi voluntad y mi deseo se mueven como parte de una misma rueda, marcando su propio ritmo.
Tan oscuro es el fondo, que no deja ver nada si no subes hasta el dorso del arco, en que la roca es más saliente.
Y fui informado de esa tortura, que era el infierno de los pecados carnales cuando las razones dan paso al deseo.
Es sabido que dura poco en una mujer la ardiente llama del amor, cuando las miradas y las manos son incapaces de avivarla de continuo.
La montaña tiene una formación siempre tediosa cuando empiezas, pero se hace más fácil en las más altas cumbres.
Todo aquello que es creado tiene un fin en sí mismo, y así se engendra la forma que hace que el universo se parezca a Dios.
Hay tres disposiciones que se mantienen adversas al cielo: la incontinencia, la malicia y la loca brutalidad.
Tan honesta y tan gentil luce mi dama, cuando su saludo entrega, que hace a todas las lenguas temblar y quedar mudas, y ni siquiera los ojos se atreven a mirarla.
https://okdiario.com/curiosidades/quien-era-dante-alighieri-conocelo-traves-sus-frases-4465529


Frases del Dante:

A mayor fuerza y a mejor naturaleza libres estáis sujetos; y ella cría vuestra mente, en que el cielo nada puede.

A menos que moderes tu orgullo, este será tu mayor castigo.
A pesar de todo, ahora mi voluntad y mi deseo se mueven como parte de una misma rueda, marcando su propio ritmo.
A quien mucho se le da, mucho se espera de él.
A través de mí vas a una ciudad de llanto; a través de mí vas al dolor eterno; a través de mí vas entre la gente perdida.
A través de mi visitarás la ciudad del llanto, a través de mi entrarás en el dolor eterno, a través de mi andarás entre las personas perdidas.
Abra su mente a lo que le voy a revelar, y reténgalo en su interior: el que escucha, pero no retiene lo que ha escuchado, no aprende nada.
Ahora tú ya conoces lo mucho que mi amor por ti quema en lo profundo de mi interior, cuando olvidando nuestro vacío, enfrento sombras y cosas sólidas.
Ahora nuestras mentes son como el humo, pero pronto serán como el fuego.
Amo tanto la duda como la certeza.
Amor, que no absuelve a nadie amado de amar, me agarró tan fuertemente con su encanto que, como ves, no me ha dejado todavía.
Aquel de quien bulle un pensamiento sobre otro pensamiento, se extravía, porque el fuego del uno ablando al otro.
Aquel que escucha bien, toma apuntes.
Aquel que puede darse cuenta de alguna necesidad, y para ayudar espera hasta que se lo pidan, es tan cruel como si nunca hubiera ayudado.
Arriba, abajo, aquí y allí les lleva; y ninguna esperanza les conforta, no de descanso, mas de menor pena.
Así que, ahora, junto a mí, llegó esa brutalidad que no conoce la paz, y me llevó paso a paso de regreso al lugar donde el Sol calla.
Bien merecido tiene quien se lamenta, al afanarse tras aquello que no dura, del tormento que en su vida encuentra.
Bueno es el dominio del amor, ya que aparta el entendimiento de sus siervos de todas las cosas viles.
Busca la libertad, don tan preciado como sabe quién por ella dé la vida.
Con el vino florece la poesía en el corazón de los hombres.
Considerar vuestro origen. No fuisteis formados para vivir como brutos, sino para seguir la virtud y el conocimiento.
Continúa bajo la guía de tu propia estrella.
Cuando más perfecto es algo, más dolor y placer siente.
Cuando perdemos toda esperanza tenemos que vivir en medio de deseos.
Dado que no puede haber amistad entre desiguales, donde quiera que se ve amistad se supone igualdad, y donde quiera que se entiende amistad son comunes alabanza y vituperio.
Debemos avanzar hacia dolores más profundos, ya que no se nos permite permanecer acá.
Dentro de la oscuridad eterna, dentro del fuego, dentro del hielo.
El amor insiste para que vuelva del amado el amor.
El amor me impulsa y me hace hablar así.
El amor mueve el sol y las demás estrellas.
El amor nos encamina a ambos a la misma muerte.
El arte imita la naturaleza lo mejor que puede, al igual que el discípulo sigue a su maestro. Por eso es una especie de nieto de Dios.
El corazón me has puesto tan ansioso de echar a andar con eso que me has dicho que he vuelto ya al propósito primero.
El demonio no es tan negro como lo pintan.
El más oscuro rincón del Infierno está reservado para aquellos que conservan su neutralidad en tiempos de crisis moral.
El orgullo, la envidia y la avaricia. Estas son las chispas que han prendido fuego en el corazón de todos los hombres.
Ellos anhelan lo que temen.
En ese libro que es mi memoria, en la primera página del capítulo que es el día en que te conocí, aparecen las palabras, “Aquí comienza una nueva vida”.
El mejor regalo que Dios ha dado en Su abundancia fue la autonomía de la voluntad.
En la profundidad de tal pena la lengua se mueve en vano; el lenguaje de nuestra memoria y nuestros sentidos carece de un vocabulario propio para tal dolor.
En medio del camino de nuestra vida, me encontré a mí mismo en un trozo de madera, perdido por fuera del camino recto.
En su voluntad reside nuestra paz.
Entrad, pero os advierto que vuelve afuera aquel que atrás mirase.
Es sabido que dura poco en una mujer la ardiente llama del amor, cuando las miradas y las manos son incapaces de avivarla de continuo.
Es tan amargo, y la muerte lo es un poco más.
Esta es una noche para recordar… ella es el comienzo de siempre.
Estamos perdidos y sólo a medias hemos sido castigados.
Ese precioso fruto por el cual los hombres emprenden una ansiosa búsqueda en diferentes parejas, será dado hoy a tu alma hambrienta.
Fui informado de esa tortura, que era el Infierno de los pecados carnales cuando las razones dan paso al deseo.
Habla breve y claramente.
Hay tres disposiciones que se mantienen adversas al cielo: la incontinencia, la malicia y la loca brutalidad.
Hay un secreto para vivir con la persona amada, no pretender modificarla.
Hasta que la haya llevado de regreso al infierno.
Hubo un tiempo en el que solíamos ser hombres, aunque ahora nos hayamos convertido en árboles.
La belleza despierta los actos del alma.
La experiencia te mostrará lo salado del pan ajeno, y lo penoso que es subir y bajar por las de un piso ajeno.
La fama del mundo no es más que un soplo de viento que, ahora viene de aquí, y cambia de reputación cuando cambia de dirección.
La fe es la sustancia de las cosas que esperamos, la evidencia de aquellos que no son visibles.
La flecha del destino, cuando se espera, viaja lenta.
La justicia no desciende de su propio pináculo.
La montaña tiene una formación siempre tediosa cuando empiezas, pero se hace más fácil en las más altas cumbres.
La raza humana alcanza su mejor estado cuanta más libertad tiene.
La rígida justicia que me hiere se sirve del lugar en el que pequé para que ponga en fuga más suspiros.
La senda que lleva al Paraíso comienza en el Infierno.
Las armas de la justicia divina pierden su filo ante la confesión y el pesar del delincuente.
Las cosas más perfectas son también las más susceptibles de recibir tanto aprecio como maltrato.
Las ruedas del cielo en lo alto, despliegan para ti sus eternas glorias, sin embargo tus ojos continúan posados en la tierra.
Los poetas abandonan el Infierno y contemplan de nuevo las estrellas.
Mantén la firmeza de la torre, cuya cúspide no tiembla ni por tormentas ni por vientos.
Mi esperanza es que no logremos ver más el cielo. He venido para guiarte hacia la otra orilla, a la oscuridad eterna, en el fuego y en el hielo.
Mi mente estaba llena de otras cosas en aquel momento que me aparté del camino.
Mi ruta se ha establecido sobre un mar inexplorado.
Mientras más sabio te haces, más molesto te resulta perder el tiempo.
Nadie piensa en la cantidad de sangre que cuesta.
No fuisteis criados para vivir como bestias, sino para seguir en pos de la virtud y la sabiduría.
No hay nada que temer, nada puede privarnos de nuestro destino, es un regalo. 
No hay manera en que pueda separarse el calor del fuego o la belleza de lo eterno.
No hay mayor dolor que recordar la felicidad en tiempos de miseria.
No he muerto y, aun así, perdí el aliento de la vida.
No es siempre en la felicidad cuando reímos.
No te detenga el miedo, que por mucho que pudiese no impedirá que bajes esta roca.
No vamos a hablar de ellos; más bien mira y sigue adelante.
¡Oh, conciencia vertical y de acero, que amargura trae la picadura de una pequeña culpa!
¡Oh!, raza humana, nacida para volar, ¿Cómo puede entonces una pequeña brisa de viento.
¡Oh, vosotros que tenéis inteligencia! Mirad la enseñanza que se esconde detrás del velo de los versos extraños.
Para aquella que logra que mis venas y mi pulso tiemblen.
Pero aquellas estrellas que alguna vez marcaron nuestro comienzo, ahora se marchan.
Podremos ver allí lo que creemos, no demostrado, mas por sí evidente, cual la verdad primera en que cree el hombre.
Pronto se aprende a amar a un corazón gentil.
Pronto estarás en aquel lugar donde tus propios ojos verán la fuente y el efecto, y le darán su propia respuesta al misterio.
Quien sabe de dolor, todo lo sabe.
Raras veces renace por las ramas la probidad humana; y esto quiere quien la otorga, para que la pidamos.
Saber de alguno es bueno; de los demás será mejor que calle, que a tantos como son el tiempo es corto.
Se debe temer sólo aquello que puede perjudicar a otro; lo demás, no, que no da miedo.
Si tú, libre como eres has permanecido aquí abajo; es poco probable que tan siquiera una llama viviente siga ardiendo arriba.
Si el mundo actual llega al extravío, la causa está en vosotros, y en vosotros debe ser buscada.
Sin embargo ¿Qué clase de persona eres tú que te atreves a juzgar los hechos que ocurren a mil millas de distancia con tu visión que sólo alcanza a cubrir un corto tramo?
Soy el camino a la ciudad de la aflicción, soy el camino hacia el dolor eterno, soy el camino a seguir entre los perdidos.
Tan honesta y tan gentil luce mi dama, cuando su saludo entrega, que hace a todas las lenguas temblar y quedar mudas, y ni siquiera los ojos se atreven a mirarla.
Tan oscuro es el fondo, que no deja ver nada si no subes hasta el dorso del arco, en que la roca es más saliente.
Tiene una naturaleza tan ruin y perversa la avaricia, que calmar su afán nunca consigue. Después de comer no se sacia y así su hambre intacta sigue.
Toda esperanza abandona a quienes aquí entran.
Todo aquello que es creado tiene un fin en sí mismo, y así se engendra la forma que hace que el universo se parezca a Dios.
Tras vuestros daños vendrá el llanto originado por el justo castigo.
Tres cosas todavía conservamos del Paraíso: las estrellas, las flores y los niños.
Tristes son las almas de aquellos que vivieron sin fallas y sin alabanzas.
Un poderoso fuego es solo la continuación de una pequeña chispa.
Vence la pereza con ánimo que vence cualquier lucha, si con el cuerpo grave no lo impide.
Vuestra aprehensión convierte en verdaderas las ilusiones, que al deseo incitan, y el ánimo seducen placenteras.
Vuestra fama es como la flor, que tan pronto brota, muere, y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la tierra ingrata.
Ya verás cuán amargo sabe el pan ajeno, y cuán áspero camino es bajar y subir por la escalera de otros.
Yo no lloraba; mi corazón era como una piedra.

Fuente: https://www.psicoactiva.com/blog/frases-de-dante-alighieri/

Nota: las 110 frases estaban expuestas de manera aleatorias, las he ordenado por estricto orden alfabético para que no hubiera repeticiones y una mejor presentación.


Amiga, Amigo:
Con un centenar de frases nos despedimos de este otro gran pensador quien desde hace 700 años nos deja una enseñanza que el tiempo ha reforzado y, en especial en este cuarentena por PANDEMIA nos puede ayudar a tener FE y con ESPERANZA aspirar a un MUNDO MEJOR.




Dr. Iván Seperiza Pasquali
Quilpué, Chile
Junio de 2020
http://www.isp2002.co.cl/
isp2002@vtr.net