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Collage -VII-

El hombre más feliz

Proemio


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El monje budista Matthieu Ricard fue estudiado por el neurocientífico Dr Richard Davidson, investigador del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la U. de Wisconsin quien ha pasado las últimas dos décadas estudiando la plasticidad del cerebro con monjes budistas tibetanos -su capacidad de cambiar-. Su objetivo: comprender -a través de neuroimagen cerebral- cómo sus prácticas contemplativas cambian el cerebro humano, funcional y estructuralmente. El científico en 2012 estudió al monje Matthieu Ricard. El estudio del cerebro de Ricard, en el que con sensores detectaron su nivel de estrés, irritabilidad, placer y satisfacción, entre otros, arrojó un nivel de felicidad nunca antes visto. En una escala -que también se aplicó a voluntarios- donde 0,3 era muy infeliz y -0,3 muy feliz, Ricard registró -0,45. Al meditar, además, produce un nivel de ondas gamma (vinculadas a la conciencia, la atención y el aprendizaje), “nunca antes reportado en la literatura de la neurociencia”, dijo el investigador al publicar los resultados. El francés junto a otros monjes budistas explotan la plasticidad cerebral para alejar los pensamientos negativos y concentrarse sólo en los positivos. Ricard tiene un exceso de actividad en la corteza prefrontal izquierda, lo que provoca un alto nivel de felicidad y que consigue gracias a su nivel de meditación y compasión. Por ello dice que: La felicidad es algo que se puede aprender, desarrollar y entrenar. Es el altruismo y entender la felicidad no como una sucesión de momentos placenteros, sino que como un estado de bienestar y de sentirse fuerte y enfrentar la adversidad, mantener, en la desesperación, la fuerza mental, la compasión y la determinación de ayudar a otros. Me di cuenta de que no logré encontrar una correlación entre tener un talento particular y ser una buena persona. Hay grandes seres humanos, y seres humanos más difíciles, pero no hay una correlación con lo que hacen. Que seas un artista excepcional no quiere decir que seas un ser humano excepcional. Por los grandes maestros del budismo supe que para predicar la felicidad "no se puede ser sólo el mensajero, hay que ser también el mensaje". La compasión y la empatía funcionan de modos distintos. Hay que cambiar la empatía por amor puro y en ese momento cualquier átomo de tu cuerpo que pueda estar sufriendo se transforma en un átomo de amor y tu estado mental es completamente distinto".  Para la moderna neurociencia sus resultados de mejor actividad cerebral fueron tan sorprendentes y por sobre la norma que un periodista lo llamó a Ricard "El hombre más feliz del mundo".


En una entrevista el Dr Brian Weiss impulsor de la hipnosis regresiva a la vida anterior señala ante la pregunta: ¿Ha tenido alguna experiencia que pudiera calificar de paranormal? Responde:
Bueno, no sé hasta qué punto. Hay muchas personas que afirman ver auras y colores. Hace unos años asistí a una pequeña reunión en Estados Unidos con el Dalai Lama. A su alrededor y alrededor de los otros lamas que le acompañaban vi un halo de luz dorada. Se me ocurrió decirlo y con gran sentido del humor todos se echaron a reír diciendo que sí, que tenían esa luz a su alrededor. Estuvo muy bien. 


“EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL PLANETA”

 

Nos hemos acostumbrado a creer que la felicidad es una especie de competencia olímpica para tener más, ser más exitoso, sentir más placer y hacer más cosas… Ahora los investigadores del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin nos dan una sorpresa de fundamentos científicos.
El hombre más feliz del planeta es un individuo que vive en una celda de dos por dos, no es dueño ni ejecutivo de ninguna de las compañías del Fortune 500, no tiene relaciones sexuales desde hace más de 30 años, no vive pendiente del celular ni tiene Blackberry, no va al gym ni maneja un BMW, no viste ropa de Armani ni Hugo Boss, desconoce tanto el Prozac como el Viagra o el éxtasis, y ni siquiera toma Coca-Cola.
En suma:
Su nombre es Matthieu Ricard, francés, occidental por nacimiento, budista por convicción y el único entre cientos de voluntarios cuyo cerebro no sólo alcanzó la máxima calificación de felicidad prevista por los científicos (-0.3), sino que se salió por completo del “felizómetro”.
Por el contrario, ahí donde la mayoría de voluntarios mostró bajísimos niveles -satisfacción y plenitud existencial-, Ricard superó todos los índices. Esto es, en todas y cada una de las sensaciones positivas, dando origen al título de "el hombre más feliz del planeta".
Lo paradójico del caso no es que él sea un hombre tan feliz, sino cómo llegó a serlo.
Y es que Ricard no es ajeno a nada de esto
Se fue al Himalaya, adoptó el celibato y la pobreza de los monjes, aprendió a leer el tibetano clásico e inició una nueva vida desde cero. Hoy es la mano derecha del Dalai Lama y ha donado millones de euros -producto de la venta de sus libros- a monasterios y obras de caridad. Pero eso no es la causa, sino la consecuencia de su felicidad…
La causa hay que buscarla en otro lado, dice el jefe del estudio, Richard J. Davidson, y no es ningún misterio ni gracia divina.
Por el contrario, quien trabaja en pensar bien de los demás y ver el lado amable de la vida, ejercita el córtex izquierdo, elevando las emociones placenteras y la felicidad.
Ricard advierte que no se trata de decidir ver la vida en rosa de un día para otro, sino de trabajar sistemáticamente en debilitar esos músculos de infelicidad que tanto hemos fortalecido creyéndonos víctimas del pasado, de los padres o del entorno, y paralelamente, comenzar a ejercitar los músculos mentales que nos hacen absoluta y directamente responsables de nuestra propia felicidad.
Al final, los resultados del estudio de nuestra civilización consumista -donde el Prozac se vende cuatro veces más que el Viagra- confirman ahora sí con pruebas científicas en mano, lo que humanistas y profetas de todas las épocas han venido diciendo …sin que los científicos materialistas les dieran ni un mínimo de crédito…
A saber:
No depende de nada ni de nadie externo a la persona (Buddha). La clave para ser feliz mora en el interior de cada uno (Jesús). La felicidad es un hábito, o el resultado de varios hábitos (Aristóteles).
Ricard admite que su camino no es más que uno entre muchos, Pero advierte que ser feliz necesariamente sucede al dejar de culpar a los demás de nuestra infelicidad y buscar la causa en nuestra propia mente. “Vivir las experiencias que nos ofrece la vida, es obligatorio; sufrirlas o gozarlas, es opcional".
http://abriendoconciencia.blogspot.com/2008/01/el-hombre-mas-feliz-del-mundo.html



Desarrollo

LA CAMISA DEL HOMBRE FELIZ

Cuento de León Tolstoi (1828 - 1910)
En las lejanas tierras del norte, hace mucho tiempo, vivió un zar que enfermó gravemente. Reunió a los mejores médicos de todo el imperio, que le aplicaron todos los remedios que conocían y
otros nuevos que inventaron sobre la marcha, pero lejos de mejorar, el estado del zar parecía cada vez peor. Le hicieron tomar  baños calientes y fríos, ingirió jarabes de eucalipto,  menta  y plantas exóticas traídas en caravanas de lejanos países.
Le aplicaron ungüentos y bálsamos con los ingredientes más insólitos, pero la salud del zar no mejoraba. Tan desesperado estaba el hombre que prometió la mitad de lo que poseía a quien fuera
capaz de curarle.
El anuncio se propagó rápidamente, pues las pertenencias del gobernante eran cuantiosas, y llegaron médicos, magos y curanderos de todas partes del globo para intentar devolver la salud al zar. Sin
embargo fue un trovador quien pronunció:
—Yo sé el remedio: la única medicina para vuestros males, Señor. Sólo hay que buscar a un hombre feliz: vestir su camisa es la cura a vuestra enfermedad.
Partieron emisarios del zar hacia todos los confines de la tierra, pero encontrar a un hombre feliz no era tarea fácil: aquel que tenía salud echaba en falta el dinero, quien lo poseía, carecía de amor, y quien lo tenía se quejaba de los hijos.
Mas una tarde, los soldados del zar pasaron junto a una pequeña choza en la que un hombre descansaba sentado junto a la lumbre de la chimenea:
—¡Qué bella es la vida! Con el trabajo realizado, una salud de hierro y afectuosos amigos y familiares ¿qué más podría pedir?
Al enterarse en palacio de que, por fin, habían encontrado un hombre feliz, se extendió la alegría. El hijo mayor del zar ordenó inmediatamente:
—Traed prestamente la camisa de ese hombre. ¡Ofrecedle a cambio lo que pida!
En medio de una gran algarabía, comenzaron los preparativos para celebrar la inminente recuperación del gobernante.
Grande era la impaciencia de la gente por ver volver a los emisarios con la camisa que curaría a su gobernante, mas, cuando por fin llegaron, traían las manos vacías:
—¿Dónde está la camisa del hombre feliz? ¡Es necesario que la vista mi padre!
—Señor -contestaron apenados los mensajeros-,el hombre feliz no tiene camisa.


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¿Cómo cambia el cerebro con la meditación?
¿La gente puede fortalecer los circuitos cerebrales asociados con la felicidad y el comportamiento positivo, de la misma forma que podemos fortalecer nuestros músculos con ejercicio?
Richard Davidson, quien durante décadas ha practicado la meditación budista, una forma de ejercicio mental, insiste en que podemos.
Y Davidson, quien ha meditado desde que visitó India cuando se graduó de Harvard en los años 70, está convencido de esto, más allá de su propia experiencia.
Como psicólogo en la Universidad de Wisconsin, se volvió líder de un campo relativamente nuevo, llamado neurociencia contemplativa, la ciencia que estudia los efectos de la meditación en el cerebro.
Durante la última década, Davidson y sus colegas han producido evidencia científica para la teoría de que la meditación —la antigua práctica oriental de sentarse concentrándose en ciertos objetos— puede mejorar al cerebro.
"Todos sabemos que si realizamos cierto tipo de ejercicios de forma regular podemos fortalecer grupos musculares de forma predecible", dijo Davidson, en su oficina en la Universidad de Wisconsin, donde su equipo de investigación ha estudiado a monjes budistas y a otros meditadores con tomografías cerebrales.
"Fortalecer los sistemas neurales no es fundamentalmente distinto", dijo. "Básicamente remplaza ciertos hábitos mentales por otros". Los neurocientíficos que estudian la meditación dicen que obtener este hábito puede fortalecer los circuitos cerebrales responsables de mantener la concentración y de generar empatía.
Un estudio reciente realizado por el equipo de Davidson descubrió que los meditadores novatos estimularon sus sistemas límbicos, la red emocional del cerebro, durante la práctica de meditación de compasión, una antigua práctica del budismo tibetano.
Esa no es una gran sorpresa, dado que la meditación de compasión pretende generar un estado emocional específico de empatía intensa, en ocasiones llamado "de amor y bondad".
Pero el estudio también descubrió que los meditadores expertos (monjes con más de 10,000 horas de práctica) mostraron una actividad significativamente mayor de su sistema límbico. Los monjes parecían haber cambiado permanentemente sus cerebros para ser más empáticos.
Un estudio previo realizado por algunos de los mismos investigadores descubrió que los meditadores comprometidos experimentaban cambios sustanciales en las funciones base del cerebro, es decir, habían modificado la forma en la que sus cerebros funcionaban incluso fuera de la meditación.
Estos cambios incluían la activación acelerada de la región anterior izquierda cerebral que, se cree, es responsable de generar las emociones positivas. Los investigadores descubrieron la transformación en novatos que se inscribieron a un curso de ocho semanas de meditación de conciencia plena, una técnica budista.
Pero la mayoría de las investigaciones cerebrales en torno a la meditación siguen siendo preliminares, y esperan ser corroboradas por otros científicos. Los beneficios psicológicos de la meditación y su uso en tratamientos para condiciones tan diversas como depresión y dolor crónico son más reconocidos.
La ciencia cerebral seria en torno a la meditación surgió apenas en la última década, desde que las resonancias magnéticas permiten a los científicos observar el cerebro y monitorear los cambios en tiempo relativamente real.
A principios de los 90, un investigador de la Universidad de Pensilvania, Andrew Newberg, dijo que los escaneos cerebrales de los meditadores con experiencia mostraban que la corteza prefrontal, la zona del cerebro que alberga la atención, tenía un mayor desempeño durante la meditación, mientras que la región cerebral que se concentra en la orientación de tiempo y espacio, llamada lóbulo parietal superior, se oscurecía.
Newberg dijo que sus hallazgos explican por qué los meditadores son capaces de concentrarse intensamente al mismo tiempo que describen sentimientos de trascendencia durante esa práctica.
http://mexico.cnn.com/salud/2010/10/31/como-cambia-el-cerebro-con-la-meditacion


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Científico inspirado por los estudios del Dalai Lama sobre la Felicidad
Luego de enterarse de su investigación de vanguardia sobre el cerebro y las emociones a través de amigos mutuos, el Dalai Lama invitó a Richard Davidson a su casa en la India en 1992 para plantearle una pregunta.
“Los científicos a menudo estudian la depresión, la ansiedad y el miedo, pero ¿por qué no dedicar su trabajo a las causas de las cualidades humanas positivas como la felicidad y la compasión?” preguntó el exiliado líder espiritual tibetano.
“No pude darle una buena respuesta”, recuerda Davidson, neurocientífico de la Universidad de Wisconsin-Madison.
Desde entonces, Davidson se ha convertido en un socio en los intentos del Dalai Lama para construir una conexión entre el budismo y la ciencia occidental. Este fin de semana, el Dalai Lama inaugurará la apertura del Centro para la Investigación de la Mente Sana, en Centro de la Universidad Waisman, donde más de una docena de investigadores estudiarán la ciencia detrás de las cualidades positivas de la mente. Davidson dijo que el centro será el único en el mundo que tiene una sala de meditación junto con un laboratorio de imágenes cerebrales.
La investigación de Davidson ha utilizado la tecnología de imágenes cerebrales de monjes budistas y otros practicantes veteranos en la meditación, para tratar de saber cómo es que su entrenamiento afecta la salud mental.
Los resultados de su equipo sugieren que la meditación y otras “prácticas contemplativas” pueden mejorar la compasión, la empatía, la amabilidad y atención. También apoyan la idea de que incluso los cerebros adultos pueden cambiar a través de la experiencia y del aprendizaje.
“Él ha hecho algunos descubrimientos interesantes acerca de la meditación, y creo que está haciendo muy buena ciencia”, dijo John Wiley, quien fue el rector de la universidad del 2001 al 2008 y es Director Interino de los Institutos para el Descubrimiento de Wisconsin.
En un principio, “había un número significativo de sus colegas de todo el mundo que desconfiaban y pensaban que esto no estaba basado adecuadamente en la ciencia pura”, dijo Wiley. “Él les demostró que estaban equivocados.”
Esto ha surgido debido a que el Dalai Lama ha invertido más tiempo promoviendo la investigación de las prácticas tradicionales de meditación budista, e instando a los científicos para ayudar a crear un mundo más ético y pacífico.
Davidson, nombrado como una de las cien personas más influyentes por la revista Time en 2006, aparecerá cinco veces con el Dalai Lama en eventos científicos este año.
“Su relación con el Dalai Lama brinda mucha influencia pública a la ciencia pura que él hace”, dijo David Addiss, un antiguo oficial de los Centros de Control de Enfermedades que ahora trabaja en el Instituto Fetzer, una organización no lucrativa de Michigan que dio a Davidson una subvención de US$2.5 millones.
Sin embargo, la relación de Davidson con el Dalai Lama sigue siendo controversial. Cuando él invitó al Dalai Lama a hablar en una conferencia de neurociencia en 2005, decenas de investigadores firmaron una petición de protesta.
Algunas de las críticas parecían motivadas por investigadores chinos que están en desacuerdo con la postura política del Dalai Lama sobre el Tíbet. Otros dijeron que era una combinación inadecuada de la fe con la ciencia.
Davidson, quien medita cada mañana, pero que no se considera un budista practicante, también ha sido criticado por estar demasiado cerca de alguien que tiene un interés en el resultado de su investigación.
Davidson dijo que el compromiso del Dalai Lama con la ciencia es extraordinario, para un líder religioso de su talla, e indicó que Su Santidad ha dicho que está dispuesto a renunciar a cualquier parte del budismo que se contradiga con los hechos científicos.
“Él también es el primero en señalar las limitaciones de la meditación y en decir que no es una cura para todo y que tiene efectos muy limitados sobre la salud”, dijo Davidson.
Davidson está listo para probar su investigación en situaciones del mundo real. El centro tiene previsto comenzar a entrenar maestros locales de quinto grado el próximo otoño, para cultivar entre sus estudiantes habilidades tales como la paciencia y la relajación.
“Estamos muy interesados en que su investigación demuestre a los estudiantes que pueden aprender a relajarse y así enfocarse más en el aprendizaje”, dijo Sue Abplanalp, asistente superintendente de las escuelas elementales en las escuelas públicas de Madison.
https://www.facebook.com/notes/casa-tibet-m%C3%A9xico/cient%C3%ADfico-inspirado-por-los-estudios-del-dalai-lama-sobre-la-felicidad/393401581475?comment_id
=13056705&offset=0&total_comments=1



Richard Davidson crea el Centro para la Investigación de Mentes Saludables
El centro busca continuar consolidando el camino hacia la incorporación de las prácticas contemplativas en Occidente a través de la investigación científica y rigurosa de sus efectos en el cerebro y el sistema nervioso.
El Dr. Richard Davidson es un neurocientífico mundialmente reconocido por haber dedicado gran parte de su carrera a la investigación de los mecanismos que contribuyen a generar desordenes emocionales como la depresión y la ansiedad. Sus estudios también se han centrado en evaluar cómo los factores psicológicos y sociales influyen en la salud física y en los últimos años se ha dedicado a la investigación de las cualidades saludables de la mente. La investigación está demostrando como la práctica de Mindfulness (atención plena), la compasión y las conductas sociales son reguladas por circuitos centrales del cerebro y Davidson sostiene que estos circuitos cerebrales son plásticos: pueden cambiar a través de las circunstancias y del entrenamiento.
En este nuevo empredimiento el Dr. Davidson y su equipo han creado un centro de investigación en el que se estudiará la manera en que  las cualidades saludables de la mente pueden desarrollarse. El Centro para la Investigación de Mentes Saludables se está construyendo en el Centro Waisman de la Universidad de Wisconsin-Madison, donde además de las oficinas y el laboratorio tendrán un salón para la práctica de la meditación.
En el centro se llevarán a cabo investigaciones interdisciplinarias con rigurosidad científica sobre las cualidades positivas de la mente como el amabilidad, la compasión, la capacidad de perdonar y la atención plena (Mindfulness). Este centro se encuentra a la vanguardia de lo que se denomina Neurociencia Contemplativa. Este nuevo campo se dedica principalmente al estudio de las prácticas contemplativas y cómo afectan el cerebro y el sistema nervioso.
El Dr. Davidson ha sido un pionero en este tipo de estudios al comenzar a investigar estas variables a partir de sus encuentros con el Dalai Lama junto a otros destacados cientificos y contemplativos. Desde hace años se ha centrado en estudiar a meditadores de larga data y observar los cambios en el cerebro a partir de la práctica. En estas experiencias ha comprobado como la meditación se correlaciona con cambios estructurales y funcionales en el cerebro en monjes que presentaban elevados niveles de bienestar y felicidad. Davidson refiere que:
 "al investigar, desarrollar y ofrecer intervenciones para los niños y docentes en las escuelas, hospitales, cárceles y comunidades tenemos la esperanza de poder crear un cambio real en la sociedad".
Con la inauguración de este centro el Dr. Davidson y su equipo esperan encontrar las claves que permitan, a través de una investigación rigurosa, allanar el camino para que las prácticas contemplativas como Mindfulness puedan continuar expandiéndose en la sociedad y el mundo.
http://www.mindfulness-salud.org/novedades/richard-davidson-crea-el-centro-para-la-investigacion-de-mentes-saludables/


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ESTUDIO CON MONJES BUDISTAS
La meditación forja nuevas conexiones neuronales

La meditación y la disciplina mental pueden cambiar el modo de trabajar del cerebro. A los monjes budistas la meditación les permite alcanzar niveles de consciencia inusuales gracias a la creación de conexiones neuronales que no existen en los individuos que no suelen realizan prácticas contemplativas.
Así lo han comprobado los investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU) que desde 1992 llevan a cabo un estudio en colaboración con el actual Dalai Lama y otros monjes budistas muy experimentados en el arte de la meditación.
Los últimos resultados de este estudio, liderado por los neurocientíficos Antoine Lutz y Richard Davidson, han sido publicados en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.

Hasta ahora fenómenos como la paz interior y la serenidad adquiridos a través de la meditación se interpretaban recurriendo a fuerzas metafísicas. Hoy, gracias a este estudio, los efectos de estas prácticas se han 'traducido' al lenguaje científico. Los monjes budistas que llevan largo tiempo practicando meditación presentan una gran actividad en una zona determinada del cerebro, justo detrás de la parte izquierda de la frente, en la corteza prefrontal izquierda.
En cambio este área no presenta casi actividad en los individuos que no practican meditación, aunque sí está 'viva' con más frecuencia en aquellos que tienen un carácter optimista y poco ansioso.
"Hemos observado que los monjes que llevan meditando largo tiempo registran una actividad en esa parte del cerebro realmente alta", explica Richard Davidson, integrante la investigación, que se desarrolla en el Laboratorio de Imagen Funcional del Cerebro y Comportamiento.
Asegura que alcanzar un grado de actividad cerebral tan alto en ese área requiere un entrenamiento, al igual que los jugadores de tenis, por ejemplo, mejoran con la práctica en la ejecución de este deporte.
Monjes y estudiantes
Todo comenzó cuando en 1992 el Dalai Lama invitó al doctor Davidson a su casa en Dharamsala, en la India. Este psicólogo lleva largo tiempo desgranando los secretos del comportamiento del cerebro; algo que llamó la atención del Dalai Lama. Los monjes budistas cuentan con una tradición centenaria de meditación y recogimiento y la curiosidad llevó al Dalai Lama a proponer al investigador el estudio del cerebro de los monjes de su comunidad.
Ocho de los monjes más duchos en la meditación se prestaron como voluntarios para la investigación de Davidson. Son monjes que han practicado la introspección durante un tiempo estimado de 10.000 a 50.000 horas, durante un tiempo que oscila entre los 15 y 40 años. El grupo de control lo constituyeron 10 estudiantes sin experiencia previa en el arte de la meditación a los que instaron a dedicar una semana de 'entrenamiento' a la contemplación.
Colocaron una red con 256 sensores eléctricos en la cabeza de los monjes y de los voluntarios y se les animó a meditar durante un rato.
Los datos registrados por la red de sensores en los monjes budistas fueron impresionantes. "La amplitud de las ondas gamma recogidas en algunos de los monjes son las mayores de la historia registradas en un contexto no patológico", indican en el artículo.
La altísima amplitud de estas ondas -que están asociadas con la capacidad para prestar atención y el aprendizaje- tiene su explicación en la suma de las que emiten las diferentes neuronas. Durante la meditación, los monjes conseguían poner en fase (sincronizar) un número de neuronas muy elevado.
Un cerebro cambiante
La versión más aceptada hace unos años sobre el desarrollo de nuestro cerebro indicaba que las conexiones neuronales se fijan cuando somos bebés y niños y no varían durante la edad adulta. Pero en la última década, las nuevas técnicas de neuroimagen han permitido observar cambios en las conexiones neuronales habituales durante la edad adulta y se ha comenzado a hablar de la llamada 'neuroplasticidad' o continuidad del desarrollo cerebral durante la edad adulta.
Hoy en día, multitud de estudios constatan que el cerebro no es estático sino que cambia dinámicamente a lo largo de la vida del hombre.
En opinión de estos científicos, los resultados del estudio indican que el cerebro, con un correcto entrenamiento, puede desarrollar funciones y conexiones neuronales nunca imaginadas.
A pesar de todo, el Dalai Lama, al que le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz en 1989, no cree que los científicos puedan explicar el nirvana. "La ciencia puede desvelar que ciertas técnicas podrían ayudar a distinguir los porqués de una vida feliz o una miserable, pero la comprensión profunda de la naturaleza de la mente sólo puede alcanzarse a través de la meditación", asegura.
http://www.alfeon.net/estudio-sobre-la-meditacion.htm


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La Biografía del hombre más feliz dice:

Matthieu Ricard (nacido en 1946) es un monje budista que reside en el monasterio Shechen Tennyi Dargyeling en Nepal. Nació en París. Es hijo del renombrado filósofo francés Jean-François Revel (Jean-François Ricard) y de la pintora Yahne Le Toumelin, por lo que creció rodeado de las ideas y personalidades de los círculos intelectuales franceses. Viajó por primera vez a la India en 1967.
Obtuvo el doctorado en Biología Molecular en el Instituto Pasteur bajo el patrocinio del premio Nobel François Jacob. Después de terminar su tesis doctoral en 1972, Ricard decidió abandonar su carrera científica y concentrarse en la práctica del budismo tibetano. Vivió en el Himalaya y fue discípulo de Kangyur Rinpoche, un maestro de una ancestral escuela budista de la tradición Nyingma. Después se convirtió en discípulo cercano de Dilgo Khyentse Rinpoche hasta su muerte en 1991. Desde entonces, ha dedicado sus esfuerzos a completar la visión de Khyentse Rinpoche.
Las fotografías de Ricard de los maestros espirituales, del paisaje y de la gente del Himalaya han sido publicadas en numerosos libros y revistas. Henri Cartier-Bresson dijo sobre su trabajo: "la vida espiritual de Matthieu y su cámara son uno, haciendo que sus imágenes sean fugaces y eternas".
Matthieu es el autor y fotógrafo de Journey to Enlightenment (El viaje hacia la Iluminación) y Monk Dancers of Tibet (Los monjes danzantes del Tibet) y del fotolibro: Buddhist Himalayas (El Himalaya Budista) como colaborador, así como el reciente Tibet, an Inner Journey (Tibet, un viaje hacia el interior). También es el traductor de numerosos textos budistas incluyendo The Life of Shabkar (La vida de Shabkar). El Monje y el Filósofo, libro que recoge un diálogo con su padre Jean-François Revel, fue un best-seller en Europa y fue traducido a 21 idiomas, y "El Infinito en la Palma de la Mano" (The Quantum and the Lotus), en colaboración con Trinh Xuan Thuan) refleja su interés en la relación de la ciencia y el budismo. Su último libro: "En Defensa de la Felicidad" (Cultivating Life's Most Important Skill) también se convirtió en un best-seller en Francia.
Miembro del "Mind and Life Institute", y asiduo participante de los encuentros y el desarrollo colaborativo entre científicos y estudiantes budistas, sus contribuciones han aparecido en "Trabajando con las Emociones Destructivas" (Working with Destructive Emotions), editado por Daniel Goleman y en otros muchos libros de ensayo. Está involucrado en el estudio y desarrollo de los efectos del entrenamiento mental sobre el cerebro en las universidades de Madison-Wisconsin, Princeton y Berkeley. En uno de estos estudios en la Universidad de Wisconsin, investigadores colocaron 256 electrodos en su cráneo y los sometieron a un aparato de imágenes funcionales por resonancia magnética nuclear (fMRI). Se encontró que Matthieu Ricard logró el más alto nivel de actividad en la corteza cerebral pre-frontal izquierda, lo que se asocia a las emociones positivas. La escala varia de + 0.3 à -0.3 (beatitud), Matthieu Ricard alcanzaba resultados de –0.45, completamente por fuera de la escala. Un nivel nunca registrado en otro ser humano.
Los resultados de éste estudio, publicados en el año 2004 por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, constituyen la quinta referencia científica mas consultada en la historia.
También a participado en estudios y discusiones en las Universidades de Harvard, en los E.E.U.U, Maastricht en los Países Bajos y Leipzig en Alemania.
Francia le otorgó la Orden Nacional al Mérito por su trabajo humanitario en Oriente. Durante los últimos años, Ricard ha dedicado sus esfuerzos y los beneficios económicos de sus publicaciones a varios proyectos de desarrollo y asistencia en Asia, incluyendo la construcción y mantenimiento de clínicas, colegios y orfanatos. Desde 1989, ha ejercido como intérprete de francés y asesor personal del décimo cuarto Dalái Lama: Tenzin Gyatso siendo uno de los primeros monjes europeos en hablar y traducir el idioma tibetano.
Wikipedia


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Declarado el hombre más feliz del planeta
¿Una bonita casa en la playa? Matthieu Ricard prefiere el monasterio apartado de toda civilización donde vive, en las montañas de Nepal. ¿Una cuenta bancaria boyante? Ha entregado todo el dinero de las ventas de sus libros a la caridad. ¿Quizá un matrimonio bien avenido o una excitante vida sexual? Tampoco: a los 30 años decidió acogerse al celibato y dice cumplirlo sin descuidos. En realidad, Matthieu Ricard carece de todas las cosas que los demás perseguimos con el convencimiento de que nos harán un poco más felices. Y sin embargo, este francés de 61 años, biólogo molecular hasta que decidió dejarlo todo y seguir el camino de Buda, es más feliz que usted y yo. Mucho más feliz. El más feliz.
Científicos de la Universidad de Wisconsin llevan años estudiando el cerebro del asesor personal del Dalai Lama dentro de un proyecto en el que la cabeza de Ricard ha sido sometida a constantes resonancias magnéticas nucleares, en sesiones de hasta tres horas de duración. Su cerebro fue conectado a 256 sensores para detectar su nivel de estrés, irritabilidad, enfado, placer, satisfacción y así con decenas de sensaciones diferentes.
Los resultados fueron comparados con los obtenidos en cientos de voluntarios cuya felicidad fue clasificada en niveles que iban del 0.3 (muy infeliz) a -0.3 (muy feliz). Matthieu Ricard logró -0.45, desbordando los límites previstos en el estudio, superando todos los registros anteriores y ganándose un título -"el hombre más feliz de la tierra"- que él mismo no termina de aceptar. ¿Está también la modestia ligada a la felicidad? El monje prefiere limitarse a resaltar que efectivamente la cantidad de "emociones positivas" que produce su cerebro está "muy lejos de los parámetros normales".
¿Estaremos todos equivocados? El problema de aceptar que Ricard es el hombre más contento y satisfecho del mundo es que nos deja a la mayoría en el lado equivocado de la vida. Si un monje que pasa la mayor parte de su tiempo en la contemplación y que carece de bienes materiales es capaz de alcanzar la dicha absoluta, ¿no nos estaremos equivocando quienes seguimos centrando nuestros esfuerzos en un trabajo mejor, un carro más grande o una pareja más estupenda?
Los trabajos sobre la felicidad del profesor Richard J. Davidson, del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, se basan en el descubrimiento de que la mente es un órgano en constante evolución y, por lo tanto, moldeable. "La plasticidad de la mente", en palabras del científico estadounidense, cuyo estudio es el quinto más consultado por la comunidad investigadora internacional.
Los científicos han logrado probar que la corteza cerebral izquierda concentra las sensaciones placenteras, mientras el lado derecho recoge aquellas que motivan depresión, ansiedad o miedo. "La relación entre el córtex izquierdo y el derecho del cerebro puede ser medida y la relación entre ambas sirve para representar el temperamento de una persona", asegura Ricard, que durante sus resonancias magnéticas mostró una actividad inusual en su lado izquierdo.
Los neurocientíficos americanos no creen que sea casualidad que durante los estudios llevados a cabo por Davidson los mayores registros de felicidad fueran detectados siempre en monjes budistas que practican la meditación diariamente. Ricard lo explica en la capacidad de los religiosos de explotar esa "plasticidad cerebral" para alejar los pensamientos negativos y concentrarse sólo en los positivos. La idea detrás de ese concepto es que la felicidad es algo que se puede aprender, desarrollar, entrenar, mantener en forma y, lo que es más improbable, alcanzar definitivamente y sin condiciones.
Éxtasis mental Lograr el objetivo de la dicha no es fácil. Ricard ha escrito una decena de libros -estos días combina sus retiros espirituales con la promoción de su obra "Happiness" en el mundo anglosajón- y cientos de artículos tratando de mostrar el camino y, aunque la mayoría de sus obras se han convertido en éxitos editoriales, el propio autor descarta que su lectura garantice el éxito. Al igual que un logro en atletismo o en la vida laboral, el cambio sólo es posible con esfuerzo y tenacidad, pero Ricard asegura que todo habrá merecido la pena una vez se alcanza el estado de éxtasis mental que logran los elegidos. En su "Defensa de la felicidad" (Urano), el monje explica cómo nuestra vida puede ser transformada incluso a través de variaciones mínimas en la manera en que manejamos nuestros pensamientos y "percibimos el mundo que nos rodea".
Es un viaje hacia el interior de uno mismo que Matthieu Ricard recorrió contra todo pronóstico. Nacido en París en 1946, el "monje feliz", como se le conoce en todo el mundo, creció en un ambiente ilustrado. Su padre, Jean-François Revel, fue un reconocido escritor, filósofo y miembro de la Academia Francesa que reúne a la elite intelectual del país galo. Su madre dedicó gran parte de su vida profesional a la pintura surrealista y tuvo un gran éxito antes de convertirse también ella en monja budista. Ricard vivió en su juventud los excesos propios del París de los años 60 y tras terminar sus estudios de secundaria se decidió por las ciencias. Hizo su doctorado en genética celular en el Instituto Pasteur de París y trabajó con el premio Nobel de medicina François Jacob. Parecía destinado a convertirse en uno de los grandes investigadores del campo de la biología cuando le dio a su padre el disgusto de su vida.
El estudio de textos budistas desencadenó una llamada espiritual que le llevó a dejarlo todo. Decidió que el laboratorio no era lo suyo y partió hacia el Himalaya para hacerse discípulo de Kangyur Rinpoche, un histórico maestro tibetano de la tradición Nyingma, la más ancestral escuela del budismo. Era 1972 y las próximas tres décadas de este francés de carácter suave y cultura exquisita -el único europeo que lee, habla y traduce el tibetano clásico- iban a ser dignas del mejor guión de una película.
Tras estudiar con los grandes maestros del budismo, pasar meses en retiros y recorrer los pueblos del Himalaya, conoció al Dalai Lama y en 1989 se convirtió en uno de sus principales asesores y en su traductor al francés. Su posición como mano derecha del Señor de la Compasión le ha convertido en la figura budista occidental más influyente del mundo y llevaron al gobierno francés a concederle la Orden Nacional Francesa.
La vida elegida por Ricard le enfrentó a los ideales en los que se había formado y al ateísmo de su padre. Ambos decidieron discutir sus diferencias en El monje y el filósofo, un diálogo que sólo en Francia vendió 500.000 copias y en el que la búsqueda de la felicidad está presente en cada capítulo. "Tenía muchas esperanzas en su futuro profesional y me parecía una lástima que abandonara [su carrera científica]. Después me di cuenta de que había transferido su espíritu científico al estudio del budismo", decía el padre antes de morir, una vez hubo aceptado la elección de Matthieu.
La idea de Ricard de ofrecerse para los estudios de la mente que llevaba a cabo la Universidad de Wisconsin estuvo influenciada por el propio Dalai Lama, que durante años ha colaborado con científicos occidentales, facilitando el análisis cerebral de los monjes y su capacidad de aislar la mente durante las sesiones de meditación. Uno de los aspectos que más ha fascinado a los investigadores es la capacidad de los monjes de suprimir sentimientos que hasta ahora creíamos inevitables en la condición humana: el enfado, el odio o la avaricia. El estudio de sus cerebros demuestra una capacidad extraordinaria para controlar sus impulsos basados en el principio de que Buda no prometió a sus seguidores la salvación en el cielo, sólo el final de sus sufrimientos en la tierra si lograban controlar sus deseos. Para muchos ese ha sido uno de los puntos flacos del budismo: la limitación de las ambiciones personales y la pasividad.
Ricard suele acudir a una anécdota del Dalai Lama para negar que el control de los impulsos negativos sea igual a pasividad o falta de respuesta, por ejemplo ante un crimen o un genocidio. "Alguien le preguntó en una ocasión al Dalai Lama qué haría si alguien entra en una habitación para matar a todos los presentes. Su respuesta irónica fue: 'Empezaría por disparare a las piernas. Y si eso no funciona, apuntaría a la cabeza'".
Ricard cree que el problema es que nuestros sentimientos negativos hacia otras personas no están a menudo justificados, sino que los hemos creado nosotros en nuestra mente de forma artificial como respuesta a nuestras propias frustraciones. Y ése es uno de los impulsos que el monje francés piensa que hay que aprender a controlar si se quiere ser feliz. Para el escritor, la felicidad es "un tesoro escondido en lo más profundo de cada persona". Atraparla es cuestión de práctica y fuerza de voluntad, no de bienes materiales, poder o belleza. Los que llegan al final del viaje y logran la serenidad que lleva a la dicha, asegura Ricard, sienten lo mismo que "un pájaro cuando es liberado de su jaula".
Satisfacción filipina Tampoco es necesario leer a este hijo adoptivo de Buda o retirarse a un templo en el Himalaya para comprobar que el "dinero no da la felicidad". Los habitantes de las barriadas pobres de Mandila se muestran, a pesar de sus dificultades, aparentemente más contentos que los tiburones financieros de la vecina y multimillonaria Hong Kong. Cada vez que se hace una encuesta sobre felicidad global, los filipinos aparecen entre los pueblos más satisfechos. Ni la pobreza ni el hecho de que su país haya sido declarado el "lugar del mundo más afectado por los desastres naturales" por el Centro para la Investigación y Epidemiología de Desastres parecen afectar su visión positiva de la vida. Su intensa vida social y familiar compensa penurias y privaciones. Los honkoneses, con una renta per cápita 20 veces mayor, aparecen sistemáticamente en los últimos lugares en los mismos sondeos de felicidad. La presión consumista, el estrés y el deterioro de las relaciones sociales figuran entre las causas de insatisfacción más citadas por los ciudadanos. Todo el desarrollo y el dinero del mundo no han logrado levantar el ánimo de la Nueva York de Asia.
Matthieu Ricard ve en resultados como éste la prueba de que cualquiera, no importa las desgracias que haya vivido, puede alcanzar la felicidad si cambia el chip mental que a menudo nos hace detenernos en los aspectos negativos de la existencia. Incluso la pérdida de los seres queridos puede sobrellevarse con relativa facilidad si se afronta la muerte desde una perspectiva nueva, menos centrada en su dramatismo. "Mi padre murió el año pasado a los 82 años. Como dependía tanto de su brillantez intelectual, cuando se vio limitado se desanimó", asegura el monje, para quien la muerte de quienes nos rodean debe ser aceptada como un paso más en el ciclo natural de la vida y no necesariamente como un episodio triste. "El mejor homenaje que podemos ofrecer a los que ya no están con nosotros es vivir la vida de forma constructiva, ser conscientes de que nacemos solos y morimos solos. ¿Por qué no sentir que cada ser humano es nuestro familiar, que cada casa es nuestro hogar?".
Los investigadores que han estado analizando las emociones de Ricard creen que los resultados podrían servir para paliar enfermedades como la depresión y llevar a la gente a entrenar una mente saludable de la misma forma que hoy se acude al gimnasio a mejorar la forma física. Más aún, si como sugiere Ricard, una de las claves de la satisfacción personal es el control y la supresión de instintos negativos como el odio, y si existe una forma de limitarlos, estaríamos ante la posibilidad de mejorar la condición humana y enmendar sus peores defectos.
Por supuesto son muchos los que apuntan a la inocencia y la sobredosis de utopía que supone pensar en una aldea global en la que todo el mundo perdona a los demás y nadie se enfada con nadie, un mundo basado en las buenas maneras y sentimientos, sin guerras ni luchas de poder. El monje francés responde a quienes dudan con la pregunta que mejor define su visión de la vida: "¿Acaso quieres vivir una vida en la que tu felicidad dependa de otras personas?".
Matthieu Ricard no quiere. Por eso en lugar de una casa en la playa ha elegido una vida contemplativa en el monasterio nepalí de Shechen; por eso ha regalado los millones de euros procedentes de sus libros (se han vendido millones de copias en todo el mundo y han sido traducidos a una decena de lenguas); y quizá por eso ha evitado los conflictos propios de la vida matrimonial. El "hombre más feliz del mundo" no sugiere que todo el mundo haga lo mismo para encontrar la dicha. Sólo que aprendamos que la deseada casa de la playa, los millones en el banco o esa pareja tan atractiva tampoco nos conducirán a ella. Aprender a contentarnos con lo que tenemos quizá sí.
http://budismo-kagyu.blogspot.com/2007/05/declarado-el-hombre-ms-feliz-del.html


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Entrevistas


1.-
Los hábitos de la felicidad
¿Nos puede describir brevemente su trayectoria y área de especialización?
Ricard: Nací en Francia. Mi padre fue un reconocido filósofo y periodista francés, y mi madre era pintora. Así que crecí en los círculos intelectuales de París. Cuando yo tenía 20 años, en 1967, viajé a la India, después de haber visto algunos documentales sobre algunos grandes maestros espirituales ... y me impresionó mucho este encuentro. Así que estuve yendo y viniendo cada verano durante cinco o seis años. Y luego en 1972, cuando tenía 26 años, justo después de terminar mi doctorado en el Instituto Pasteur, me fui definitivamente a los Himalayas, y ahora son casi 40 años, y he vivido allí felizmente.
A partir de 1989, he estado al servicio del Dalai Lama como su intérprete francés. Y luego me involucré en la ciencia de nuevo en el 2000, cuando un programa de investigación sobre el efecto de la meditación y el entrenamiento de la mente sobre el cerebro se puso en marcha en diversos laboratorios en Madison, Wisconsin, Princeton, Harvard, Berkeley, y ahora en Zurich y Austria.
¿Cuál fue su principal inspiración para dejar la biología molecular y desplazarse al Himalaya? ¿Fue una persona?
Ricard: Sí, por supuesto, un maestro espiritual. Antes conocí a gente bastante extraordinaria. Almorcé con Igor Stravinsky cuando tenía 16 años ... Algunas de las personas que conocí eran gente maravillosa, como seres humanos, y otras personas eran más complicadas. No encontraba una correlación entre su genio en particular, jugando ajedrez y la música y las matemáticas, etc ..., con sus cualidades humanas. Algunos eran realmente buenos, gente maravillosa, y algunos personajes tenían un carácter difícil, pero no había una clara correlación. Pero cuando me reuní con algunos maestros espirituales, yo pensaba que tenía que haber una correlación, y resultó ser verdad. No se puede ser al mismo tiempo un maestro espiritual y ser alguien que siempre está enfadado. No funciona.
Fue la calidad humana de esos notables sabios lo que me impresionó, y pensé, "Esto es para mí, una fuente de inspiración, una vida ejemplar", y sólo quería pasar tiempo con ellos para beneficiarme de sus enseñanzas, de su inspiración, de lo que eran. A menudo, ellos mismos eran una gran parte de las enseñanzas. Y después de muchos años, yo me reconfortó de ver que no era sólo una apariencia. Todo lo que pude ver durante tantos años me ha confirmado que realmente fueron seres humanos excepcionales ... Ejemplos de sabiduría, de compasión, de bondad, y que realmente han inspirado toda mi vida.
Usted ha dicho que volvió a la ciencia en el 2000, con algunas investigaciones en Madison, Princeton, y otras universidades. ¿Podría contarme más sobre ello?
Ricard: El Dalai Lama ha estado sumamente interesado en la ciencia desde su infancia. Había un grupo de personas que pensaron que deberíamos facilitarle encuentros con grandes científicos. Así nació Mind and Life Institute, fundada por un notable neurocientífico chileno, Francisco Varela, y un empresario americano llamado Adam Engle y, desde entonces ha habido muchas reuniones maravillosas.
En el año 2000 en la India, tuvimos una reunión de cinco días sobre las emociones destructivas con el Dalai Lama y con grandes científicos que estudian las emociones, psicología y neurociencia. A mitad de camino de esa reunión, el Dalai Lama preguntó: "¿Qué podemos aportar a la sociedad?" Y entonces fue cuando tuvimos la idea de lanzar un programa de investigación sobre el efecto que el entrenamiento de la mente y la meditación tiene sobre el cerebro.
He participado desde el principio ya que yo era el que estaba entre los dos mundos, habiendo hecho años de retiros en aislamiento y teniendo como tengo una formación científica. Fui el primer conejillo de indias y también ayudé a los científicos a pensar en el protocolo científico para investigar el efecto de la meditación. Y, a continuación, por supuesto, muchos otros “meditadores experimentados” que habían hecho entre 10.000 a 40.000 horas de meditación se sumaron al proyecto. Y ahora varios artículos y revistas científicas de alto perfil se han publicado y han tenido un gran impacto en la comunidad científica sobre el efecto de la meditación, que muestra los cambios profundos en el cerebro y en la capacidad de generar estados muy potentes y ondas cerebrales (la onda de gamma), que eran tan intensas que no se habían observado hasta ahora en la historia de la neurociencia. Los estudios se han centrado mayormente en la meditación de compasión y en la meditación para centrar la atención. Esos son sólo dos de muchos tipos de meditaciones, pero no podemos estudiar todo al mismo tiempo.
Esto es realmente un nuevo campo que podemos llamar neurociencia contemplativa. Richard Davidson, en Wisconsin está trabajando en ello, pero hay otros laboratorios que también tienen una gran participación. Dentro de unos días en la Universidad de Harvard vamos a tener una reunión con el Dalai Lama, y seis laboratorios van a venir para compartir sus trabajos recientes para ver como podemos avanzar un paso más.
Es decir, esto está sucediendo ahora mismo, ¿es una investigación en curso?
Ricard: Sí, es un proyecto de carácter continuado. El NIH ha cedido fondos para la investigación. Tiene gran interés porque muestra cambios dramáticos, no sólo para los que hicieron 40.000 horas de meditación, sino también para los que hicieron tres meses, una media hora al día. La investigación muestra una disminución significativa en los rasgos de ansiedad, tendencia a la depresión, una mejora del sistema inmunológico, una reducción de cortisol que lleva al estrés, incluso reducción de la presión arterial, usando una técnica de meditación muy popular llamada MBSR (reducción del estrés basado en amplitud mental). Tres meses de este entrenamiento han demostrado que disminuyen la presión arterial .. en personas que tenían la tensión alta...Estos son resultados importantes... La terapia cognitiva basada en mayor conciencia, puede reducir el riesgo de recaer en una depresión ... Las recaídas se reducen en cerca del 30 por ciento ...
El efecto placebo se conoce hace muchos años. Es un efecto considerable que puede curar al 30 por ciento en muchos casos. A veces la gente mira por encima del hombre y dice: "Ja, ja", no te he dado nada y te has curado”. Pero de hecho ... en lugar de decir, "te hemos engañado" deberíamos decir: "Mira, hemos puesto evidencia el hecho de que cambiar tu actitud tiene un efecto curativo ... Quizá se pueda ir directamente al cambio de actitud, al cambio de mente”. Enseñar, en lugar de tratar a las personas como niños y darles placebos. De eso es de que trata el entrenamiento de la mente. Y la reducción de estrés basada en la conciencia (MBSR) tiene ese mismo efecto.
Así que cambia tu actitud y que sea más positiva. No significa ... "Oh, voy a estar bien, seguro". No hay que ser infantil. Tienes que dejar de preocuparte de verdad, desarrollar el verdadero deseo de vivir y conseguir una buena motivación, como "tengo una vida mejor y la puedo poner a disposición de los demás." Creo que si tu dirección en la vida está clara y si tienes el deseo de conseguir o de tener una vida plena y contribuir algo a los demás, creo que eso definitivamente te da la fuerza de querer estar vivo, que será el mejor placebo ...
Subestimamos enormemente el poder de transformación de la mente. Los placebos son como piruetas de optimismo, pero podemos conseguir mucho más trabajando directamente con la mente ... ¡y funciona!
¿Cómo crees que los placebos, la medicina alternativa y la medicina occidental pueden hacer un trabajo conjunto?
Ricard: Cuando ves a un médico tibetano atendiendo a un paciente, en primer lugar, por supuesto, están los muchos medicamentos maravillosos que vienen de allí de los últimos 2000 años. Pero este médico normalmente es tan atento, tan amable, y tan cuidadoso con tus sentimientos que te ve como un ser humano en lugar de apresurarse a hacerte unas de pruebas rápidas. Eso mismo, la seguridad y confianza en alguien que se preocupa por tí es, por supuesto, muy estimulante ... que alguien se preocupe por tí.
Por lo tanto, el aspecto humano está mucho más presente en este tipo de terapias. Y estoy seguro de que genera gran parte de su eficacia.
¿Qué sugerirías que haga la gente para mejorar o mantener su salud, teniendo en cuenta tu experiencia tanto con la contemplación como con la ciencia occidental?
Ricard: Creo que es importante el desarrollo de alguna fuerza de la mente ... con la confianza de que puedes cambiar tu actitud. Se trata de no desanimarse o pensar en uno mismo demasiado, y preocuparse demasiado y siempre con él "yo, yo, yo, ¿cómo me siento?" a cada momento. Esta es una actitud que te hace venirte abajo, ya que estás preocupado por cómo cada pequeño detalle te va a afectar. Este tipo de auto-queja y de prestar atención a cada pequeño sentimiento conduce a dar vueltas a todo lo que sucede, a todo lo que va a pasar ... Entonces, por supuesto, eres como una diana para miles de acontecimientos adversos.
Si pones un poco de distancia o estás más abierto o tienes otra actitud o diferentes perspectivas ... entonces es como, "Oh, una pequeña cosa que ocurre en algún lugar del paisaje, vale, está ahí, pero ¿y qué?" Entonces, no te afecta. Es como un puñado de sal. Si lo pongo en este vaso, lo convierte en imposible de beber. Es lo que pasa si eres estrecho de miras, preocupado por ti mismo. Pero si haces que tu mente sea como un gran lago, ese mismo puñado de sal no representa tanta diferencia, no hace que todo el lago se convierta en salado. Así que lo que necesitas es, simplemente, abrir tu mente.
Hay una hermosa enseñanza en la literatura budista que el Dalai Lama cita a menudo que dice: "Si un problema o dificultad no tiene un remedio, cura, o solución ¿para qué preocuparse?" No hay necesidad de preocuparse. Si no hay solución, no tiene ningún sentido preocuparse, porque preocuparse sólo supone una carga adicional. Tienes metido en el cuerpo el sufrimiento o el problema y, encima, le añades la preocupación. En ambos casos, no sirve para nada, es inútil.
Simplemente sé libre, y por lo menos pasarás los tiempos de adversidad con un espíritu más fuerte, y por lo tanto, estarás menos afectado, y el dolor te afectará menos. Una gran parte del dolor es la reacción subjetiva de tratar de rebelarse contra el dolor. Pero si está ahí, es mejor tratar con él. Mucha parte del dolor es pensar "no puedo soportarlo", y ese componente agranda mucho el dolor. La forma en que sufres el dolor puede cambiar enormemente en función de tu actitud.
En ese sentido, ¿es el cerebro como cualquier otro músculo que necesita tonificarse?
Ricard: Bueno, compararlo con un músculo, es un poco simplista, pero sí, se puede entrenar. Se entrena con cualquier cosa que practiques, como aprender un instrumento musical, o como un pájaro aprende una nueva canción, o los taxistas de Londres memorizan miles de calles. Su cerebro cambia en ciertas áreas. Así que lo que practiques cambia tu cerebro. Puedes entrenarte en las calles de Londres o en tocar el piano, o te puedes entrenar a ser más resistente, tener más compasión, más altruismo y atención. De alguna manera, no tiene nada de malo tocar el piano, pero no es un gran trauma si no lo haces .. Pero si no tienes altruismo, fuerza interior, paz interior, atención, entonces si puede haber un problema. Se hace más difícil la vida para tí y para los demás.
¿Cuáles son algunas de las últimas investigaciones que puede compartir con nosotros ahora, específicamente sobre tu trabajo en Madison con el Profesor Davidson?
Ricard: Uno que se publicó hace unas semanas ... muestra que cuando eres compasivo, y oyes un sonido como si alguien pidiera ayuda, se activa una parte del cerebro llamada el insular, que tiene que ver con la empatía y el altruismo, que es mucho más activa que en los que no son meditadores. No hay duda, hay una apertura hacia el sufrimiento de los demás que no tiene que ver con la angustia, sino con la compasión. Que se ha demostrado muy claramente. Hay otros documentos sobre la atención que han demostrado una notable mejora en la atención hacia una tarea después de tres meses de meditación.
¿Cómo describiría la relación entre meditación para los circuitos cerebrales y el equilibrio emocional?
Ricard: La meditación trata de cultivar emociones constructivas como el altruismo, la compasión... Puedes cambiar dramáticamente tus emociones para ser más altruista, más amoroso, más compasivo, más atento y, sobre todo, para tener una especie de fuerza y confianza interna de que tiene los recursos para hacer frente a lo que se te ponga por delante. No es que seas insensible o indiferente, pero tampoco eres tan vulnerable a los inconvenientes que causan estrés emocional, porque tienes una especie de parachoques hacia ellos ... Ese es el resultado de la meditación, lo puedes llamar equilibrio emocional.
Puede dar un poco de miedo a la mayoría de la gente el pensar en abrirse uno mismo a un nivel de compasión hasta el punto de que puedes oír cuando otras personas sufren.
Ricard: Si ver a otras personas sufrir sólo aumenta tu angustia, entonces creo que debemos verlo de otra manera. Si no nos centramos demasiado en nosotros mismos podemos aumentar nuestro coraje y nuestra determinación para remediar el dolor, sin aumentar nuestra angustia. Si tenemos una compasión incondicional, esto aumenta nuestro valor. Aquí está la diferencia, motivación egocéntrica frente a motivación altruista.
Cuando ves a personas de asistencia sanitaria que no se queman de esta forma, ves que son muy maternales, paternales, o amorosos y atentos con los pacientes. Estos maravilloso cuidadores, médicos, enfermeras no se queman tanto como otras personas que están más a la defensiva hacia el sufrimiento de los otros ... El exceso de relación con los sentimientos propios es destructivo. Si tienes demasiados sentimientos egocéntricos terminas teniendo problemas.
Sé que has participado en gran cantidad de trabajos humanitarios. ¿Podrías hablarme de ello?
Ricard: En cierto momento, un editor me propuso hacer un libro de diálogo con mi padre. Me sorprendió bastante. Pensé que mi padre nunca lo haría, pero aceptó. Entonces me empecé a preocupar porque ya se sabe que él es un pensador implacable, pero todo salió muy bien. Vino a Nepal, tuvimos diez días para hablar, y creamos este libro llamado El monje y el filósofo, que realmente era una transcripción de nuestro diálogo. Y sólo en Francia, vendió casi medio millón de copias. Así que, de repente, me encontré con ciertos recursos, pero yo no veo a mí mismo comprando una casa con una piscina o un coche. Así pues, desde entonces, he dedicado la totalidad de los derechos de autor de mis libros a una fundación. A continuación, algunas sociedades filantrópicas se unieron. Y ahora tenemos 30 proyectos humanitarios -educación, salud, escuelas, y clínicas  en el Tíbet, Nepal, la India, y algunos en Bhután. Hago esto con mi monasterio, Shechen, cuando vivo en Nepal, junto con voluntarios y filántropos, y tenemos una página web, www.karuna-asia.org, donde se pueden encontrar más detalles sobre esos proyectos.
¿Qué es lo próximo que tienes en tu agenda?
Ricard: Ahora hay trágicos acontecimientos en el Tíbet. Esto ha sido lo más duro en los últimos 20 o 30 años ... Es una situación terrible, y el gobierno comunista chino está tomando medidas enérgicas brutales. Así que no sé. Esperamos continuar con nuestros proyectos, pero no es fácil. Y luego tenemos un proyecto humanitario en Nepal, en el que participo de gran manera. Y también está la investigación científica –en la que voy a seguir ayudando  ... Y así, básicamente, esta investigación va a continuar, y yo estoy encantado de participar. Espero ayudar a conseguir una sociedad más compasiva.
http://www.ilustrae.com/ilustrae/2009/04/entrevista-con-matthieu-ricard-.html

2.-
“Necesitamos altruismo para salir de la crisis”
Miembro activo de Mind and Life Institute, busca profundizar en la comprensión del funcionamiento de la mente y la promoción del budismo y la ciencia, ha participado en numerosos programas de investigación sobre los efectos beneficiosos de la meditación en el cerebro.
Este monje, filósofo, traductor y escritor ha donado todos sus derechos de autor a Karuna- Shechen, una entidad que gestiona más de 130 proyectos en los campos de la educación y la salud en la India, Nepal y Tíbet. Lleva construidas escuelas para 25.000 niños, 18 puentes y 17 clínicas que atiende a más de 100.000 pacientes por año. No usa pantalones desde hace más de 40 años, tiene dos vestidos y un par de zapatos. Divide su tiempo entre el monasterio de Nepal Shechen, cerca de Katmandú y el resto del mundo, dando conferencias.
¿El altruismo es el corazón profundo de su último libro?
Descubrí que el altruismo tiene un papel clave en la mayoría de los aspectos de nuestras vidas, y sobre todo que es la clave para resolver los problemas que estamos viviendo, las crisis sociales, económicas, respetar el medio ambiente y poder progresar. Quiero demostrar que existe el altruismo a nivel individual y social y que el altruismo no es un lujo o un noble ideal, sino que es imprescindible en tiempos de escasez y de bonanza.
El altruismo es una necesidad tanto en la economía mundial como en el trabajo, la educación, hasta en las relaciones íntimas. Uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo es conciliar las exigencias de la economía, la búsqueda de la felicidad y el respeto a la Tierra. Estos tres requisitos corresponden a tres escalas de tiempo: corto, medio y largo plazo, que se superponen tres tipos de interés: los íntimos, los sociales y los de todos los seres
Necesitamos un hilo conductor, Monsieur Ricard, que nos permita encontrar un camino en el laberinto de problemas.
Exacto. El altruismo es el hilo conductor que nos permite encontrar nuestro camino a través de esas tres escalas de tiempo: corto, medio y largo, mediante la armonización de los requisitos
¿Es demasiado tarde para ser pesimistas?
Sí, y ser felices es lo más contracorriente que podemos ser.
La Defensa del Altruismo se sitúa en la encrucijada de la filosofía, la psicología, neurociencia, economía y ecología, e invita a participar a científicos y amigos como el psicólogo norteamericano Daniel Batson, Richard Davidson, Tania Singer o Paul Eckman.
El libro es emocionante, educativo, argumentado, denso y brillante, rompe todas las ideas preconcebidas como “que la guerra siempre ha existido, o que la violencia es innata en el cerebro”. Subraya la  importancia de que los medios de comunicación y los periodistas disminuyan su visión pesimista de “todo va de mal en peor, porque es falso”. Ricard demuestra que no tenemos confianza en la naturaleza humana, ni en la bondad, ni en el altruismo y que ese justamente es el problema. “Si alguien comete un delito, decimos que es la naturaleza humana. Si hace algo bueno, que es un santo. Pero el 80% de las personas hacen cosas buenas no destacables cada día”
¿Freud estaba equivocado?
Podemos demostrar cómo un bebé de seis meses ya es altruista, hasta la edad aproximadamente de cinco años en que comienza la discriminación. Este mecanismo de defensa se amplía hasta los 12 o 13 años. El altruismo es una habilidad del cerebro humano que se desarrolla por su plasticidad. Si aceptamos que todo se entrena, música, deporte, matemáticas, por qué no aceptamos que el altruismo no nos puede caer del cielo. La investigación en neurociencia demuestra que la actividad cerebral de sujetos que meditan en la compasión es muy alta en las regiones cerebrales asociadas con las emociones positivas. Estamos llegando al umbral de descubrimientos emocionantes que deben demostrar que podemos transformar la mente… Es mucho más de lo que la psicología ha hecho nunca,
¿El altruismo es compatible con el sistema económico moderno?
Los experimentos en neurociencia han demostrado que las personas están dispuestas a confiar en el 70% de los casos. y que 30% de las personas no confían en el altruismo. Pero si apoyamos un sistema económico que carece de toda regulación, los egoístas -el 30%- van a tener mucha fuerza-. El altruista debe de combinar sus esfuerzos, expandirse y revertir ese desequilibrio. Para eso tiene que entrenarse más en compasión. La desigualdad aumenta, pero también la reacción compasiva hacia esa desigualdad lo hace. Una revolución está en camino, y eso se basa en una mayor responsabilidad universal.
http://www.yogaenred.com/2013/11/12/entrevista-con-matthieu-ricard-necesitamos-altruismo-para-salir-de-la-crisis/

3.-
Eduard Punset entrevista a Matthieu Ricard:
Nos encontramos hace varios años, y ya estabas en esto… bueno, tal vez no fuera el principio, pero casi, de este encuentro, ¿no? entre los científicos occidentales y los contemplativos. De hecho, tú  has sido ambas cosas, porque sé que eres biólogo, y un gran biólogo, pero a la vez cuentas con una larguísima experiencia como budista contemplativo, ¿verdad? ¿Hemos obtenido alguna cosa de esta mezcla de dos fuentes de la cultura?
Matthieu Ricard:
Sí, creo que hay varias cosas nuevas en muchos ámbitos distintos. En el ámbito personal, resulta apasionante formar parte de una investigación tan pionera. Creo que la neurociencia contemplativa está en plena edad de oro…  y es muy inspirador participar en esta era de descubrimientos magníficos. Además, desde la perspectiva budista, la idea es contribuir con algo a la  sociedad.  Si pudiéramos ayudar a lograr que las personas encontraran más equilibrio emocional, forjaran una  sociedad más  compasiva y fueran más felices y más altruistas, sería estupendo. Por ejemplo, el año pasado empezamos a estudiar varios aspectos del amor altruista, de la empatía, la compasión con objeto y sin objeto… de una manera muy detallada, relacionándolo todo con los fenómenos cerebrales. Queremos saber cómo se pasa de la benevolencia  a la empatía, a identificarse con el que sufre, y luego a la compasión, que es el deseo de que los demás dejen de sufrir y de buscar un remedio para el sufrimiento y  su  causa.  ¿Cuál  es  el proceso? ¿Cómo funciona? ¿Cómo se relaciona con el cerebro? ¿Hay que sentir el sufrimiento del otro para sentir compasión o no? ¿Basta  con  el amor altruista? Todas estas cosas se pueden estudiar desde la perspectiva de la meditación y de la neurociencia, y se pueden aunar ambas. Así que es maravilloso.
Eduard Punset:
Es fantástico, porque estas dos fuerzas que se unen tenían una  idea  muy diferente de qué somos. Para gran parte de la ciencia occidental, el ser humano es intrínsecamente malo.
Matthieu Ricard:
Lo que hay es un culto al egoísmo, y me parece muy extraño, porque no encaja con los datos científicos,  sino  que  se  trata  de  una  especie  de  distorsión  a  priori. Podemos  verlo en  la economía,  y  en  algunos  aspectos  de  la  evolución…  y  también  en  algunos  aspectos  de  la psicología,  hay  toda  una  escuela  filosófica  llamada “egoísmo  psicológico” e  incluso  algo denominado “egoísmo  ético” que  postula  que  somos  egoístas  y  que  eso  está  bien,  que debemos serlo, que por qué preocuparnos…
Eduard Punset:
…que hay que sobrevivir….
Matthieu Ricard:
…que por qué sentirnos culpables si no ayudamos a los demás…¡Me parece la receta perfecta para llegar a la catástrofe completa! Por no hablar de que es profundamente engañoso, porque presupone que cualquier conducta o motivación que parece altruista tiene siempre detrás una motivación egoísta…
Eduard Punset:
…una motivación subyacente.
Matthieu Ricard:
Y se convierte en una especie de dogma. Además, en el psicoanálisis, prácticamente todo lo que  hacemos  está  motivado  por  el  “yo,  yo,  yo”.  Si  intentas  ser  bueno,  es  a  costa  de  algo, vamos, que no es demasiado bueno para tu estado mental. ¡Esta negación del lado bueno de la naturaleza humana me parece terrible! Y es que cualquiera con sentido común vería que los datos sociológicos demuestran que el altruismo verdadero existe. Por supuesto que también somos  egoístas a  veces,  y  que  hay  personas  más  egoístas  que  altruistas,  pero  decir  que  el altruismo auténtico no existe es una tontería.
Eduard Punset:
Sin  embargo,  ¡muchos  biólogos  amigos  míos  han  mantenido  durante  muchos  años  que  no querían ni oír hablar del altruismo!
Matthieu Ricard:
¡No! Pero mira los datos… por ejemplo, las personas que rescataron familias en épocas de opresión,  como  con  los  judíos  durante  la  ocupación  nazi; hubo  familias  que  intentaron protegerlos,  que  los  escondieron  en  su  casa.  No  eran  parientes  suyos.  No  pertenecían  a  la misma religión o al mismo acervo genético. Eran absolutos desconocidos, y no podían esperar nada a cambio. Asumían riesgos enormes para sí mismos y para sus familias… ¿cómo hablar ahí del gen egoísta? Ellos te dirían: “¡por supuesto que tuvimos que hacerlo! Somos parte de la misma familia humana”. A ver si puedes encontrar una motivación egoísta ahí…
Eduard Punset:
¡Es imposible!
Matthieu Ricard:
¡Una tontería! Por eso hay que explicar la realidad.
Eduard Punset:
Pero,  Matthieu,  ¿aceptarías  entonces  que,  al  principio  de  este  argumento  o  discusión,  o  de debate  más  bien,  el  budismo  estaba  más  cerca  de  la  ciencia,  en  el  sentido  de  que  vuestro concepto de la naturaleza humana era bueno?
Matthieu Ricard:
Existe un potencial para el bien que siempre está ahí.
Eduard Punset:
Eso es.
Matthieu Ricard:
Es como si un pedacito de oro cayera en el fango y se quedara ahí mucho tiempo…seguiría siendo oro y se podría pulir y limpiar luego. En cambio, si fuera un trozo de caliza, ya podrías pulirlo durante cien años, que seguiría sin convertirse en oro. Esto no es ingenuo, no es otro tipo de dogma. ¡Se basa en la comprensión de cómo funciona la conciencia! En el budismo, lo llamamos “el aspecto luminoso de la mente”. Evidentemente es sólo una metáfora, la mente
no  brilla  en  la  oscuridad,  pero…  ¿por qué  hablamos  de  luz?  Pues  porque  es  como  una antorcha con la que se enfocan varias cosas: la luz no se ve modificada por lo que ilumina. Si ilumina un montón de basura, no se vuelve sucia, si ilumina un montón de oro, no se vuelve más cara. La naturaleza básica de la conciencia permite muchos contenidos distintos: el odio, el amor, los celos, el júbilo... todo.
Eduard Punset:
Pero la conciencia es la misma…
Matthieu Ricard:
Son  conceptos  mentales  que  se  deben  a  muchas  causas  y  condiciones,  pero  la  naturaleza fundamental  de  la conciencia  no  está  determinada; tiene  el  potencial  de  ir en  cualquier dirección. La idea  es  que,  incluso  de  un  modo  experimental,  si  miramos  la  mente,  la conciencia básica está detrás de cada pensamiento, de cada emoción. Siempre está ahí y no está condicionada; somos conscientes, y eso permite la transformación de la mente.
Eduard Punset:
Has estado contemplando como budista (y científico que eras antes)durante más de 20 años, ¿no? En el Tíbet…
Matthieu Ricard:
¡40 años!
Eduard Punset:
¿40 años? ¡Increíble! Tras 40 años, ¿cuáles crees que son las cosas de las que nosotros, en el resto del mundo, nos podemos beneficiar más según tu investigación y tu experiencia?
Matthieu Ricard:
Pues  bien,  creo  que  es  importante  conseguir  la  libertad  interior  de  este  proceso  mental  de odio,  celos,  arrogancia,  deseo  obsesivo…  con  el  altruismo  y  compasión  que  surgen de  esa libertad.  Me  parece  que  esto  es  lo  que  la  humanidad  necesita por  encima  de  todo: ¡necesitamos  una  sociedad  más  compasiva!  Ahora  somos  interdependientes,  así  que, si  no cooperamos, todos seremos perdedores.
Eduard Punset:
¿Y a qué nos referimos con sociedad compasiva?
Matthieu Ricard:
A  una  en  la  que  tengamos  consideración  por  los  demás,  nos  preocupemos  por  el  prójimo. Mira  la  economía,  ¡todos  estos  escándalos  y  crisis  son  producto  del  exceso  de  codicia,  de personas a las que no les importan realmente los ahorros que manipulan! ¿Por qué disminuye la calidad de vida? ¿Por qué existe una brecha tan grande entre el norte y el sur? ¿Por qué hay toda  esta  pobreza?  El  mundo  podría  solucionarlo  todo  fácilmente  con  los  recursos  que tenemos. El altruismo es el único rasgo que podría abordar el presente, el medio plazo y el largo plazo.
Eduard Punset:
Y esto conducirá, con toda probabilidad, a grandes reformas en el sistema educativo.
Matthieu Ricard:
¡Tiene que hacerlo! No tengo hijos, aunque sí participo en 40 proyectos humanitarios con 15.000 niños para los que construimos escuelas, así que cuento con cierta experiencia tratando con niños. ¿Y qué esperamos cuando educamos a los niños? Convertirlos en seres humanos buenos, personas que sean felices en la vida, que no estén deprimidas y se suiciden… ¿acaso basta  con  desarrollar  su  inteligencia  y  llenarles  la  cabeza  de  información  sin  desarrollar ninguna  cualidad  humana?  Queremos  personas  buenas  y  equilibradas,  ¡pero  la  educación parece estar interesada en cualquier cosa salvo eso! ¡Por tanto, hay algo que claramente falta!
Eduard Punset:
Lo que sugieres es que, probablemente, no deberíamos preocuparnos tanto de los contenidos académicos y sí un poco más de las cualidades humanas necesarias para ser felices.
Matthieu Ricard:
¡Por  supuesto!  Solamente  estamos  cultivando  herramientas.  La  inteligencia  es  una herramienta;  la  información  es  una  herramienta.  Y  una  herramienta  se puede  utilizar  de  un modo  constructivo,  de  un  modo  destructivo  o  se  puede  desaprovechar.  Se  puede  usar  un martillo  para  construir  una  casa,  para  destruirla,  o  bien  se  puede  desperdiciar  el  martillo dejándolo en un cajón y no utilizándolo nunca. Así que una herramienta, por sí misma, sin una intención, sin una actitud, sin un valor, no es absolutamente nada.
Eduard Punset:
¿Te puedo pedir un consejo? Sé que uno de los grandes descubrimientos de la contemplación, del  budismo,  ha  sido  perfeccionar  la  atención,  la  primera  fase  de  conocimiento,  por  así decirlo, para concentrarse en algo. ¿Cómo puedo mejorar mi proceso de atención?
Matthieu Ricard:
Es cierto, porque incluso si uno quiere cultivar el altruismo, con la mente siempre distraída no podrá cultivar nada. La mente se dispersa aquí y allá. Incluso si estamos sentados, nuestra mente puede ser como la de un mono inquieto, un mono inquieto que va de un lado a otro. Las neuronas se ponen a hablar entre sí, ¡a cotillear! Y en realidad necesitamos una mente un poco más calmada, con más claridad y más estabilidad, si no es así, no podremos hacer nada. En caso contrario, es como si tuviéramos un martillo pero nos temblara la mano todo el rato. Por eso es necesario, de alguna  manera,  utilizar  un  objeto  de  concentración  para  estabilizar  la  mente.  Te  puedes concentrar en cualquier cosa, un objeto, una flor, una imagen mental… pero resulta bastante útil concentrarse en la respiración. ¿Por qué? Pues imagina que te dijera que te concentraras en una luz roja centelleante. Podrías quedarte mirándola, pero tu mente seguiría deambulando, mientras que, si te concentras en la respiración, no puedes verla, es muy sutil, y si dejas de concentrarte es como si lo perdieras, así que fácilmente puedes ver si te distraes o no.
Eduard Punset:
Ya veo.
Matthieu Ricard:
Con la respiración solamente ves la sensación. Cuando respiras por la nariz, tienes una ligera sensación en los orificios nasales, y se trata de quedarse sentado tranquilamente, pensar en respirar por la nariz y luego notar la sensación del aire que sale… y entra… y así, unas 21 veces o unos diez minutos. Hacerlo permite calmar la mente. Muchas personas te dirán: “¡oh, no, no, no! ¡No valgo para eso! Tras3 minutos, mi mente está completamente distraída”. Es normal.  No  es  culpa  de  la  meditación,  es  porque  la  mente  no  está  entrenada  y,  si  no perseveras,  nunca  aprenderás  nada.  Así  que,  en  lugar  de  tener  remordimientos  o  sentirte culpable con ideas como: “¡no valgo para esto!”que al final no dejan de ser más distracción, en  cuanto  descubras  que  te  has  distraído,  no  pasa  nada,  tienes  que  volver  a  la  respiración. Luego, si lo haces durante un rato y lo repites regularmente, verás que la mente se calma, se vuelve  más  clara,  y  que  puedes  utilizar  esta  mente  un  poco  más  flexible  para  cultivar  el altruismo, la compasión o lo que quieras.
http://www.redesparalaciencia.com/wp-content/uploads/2010/05/Entrevista-de-Eduard-Punset-con-Matthieu-Ricard.pdf

4.-
MATTHIEU RICARD El hombre más feliz del mundo
Entrevista de Rosa M. Tristán
jueves, 12 de abril de 2012

A Matthieu Ricard no le gusta que le llamen «el hombre más feliz del mundo», pero lo cierto es que este monje budista de origen francés, genetista de formación, transmite una gran paz interior, quizás porque, como ha probado la ciencia, su cerebro ha adquirido capacidades que le permiten aumentar su bienestar mental, y también físico.
Ricard, de 66 años, ha visitado Madrid con motivo del II Congreso Internacional de la Felicidad. Asegura que para alcanzar este deseable estado humano «hay que entrenar el cerebro» a través del amor altruista y que la fuerza para conseguirlo está en nosotros. Asegura que con 20 minutos diarios de meditación se produce una autotransformación regeneradora.

Pregunta.- ¿Por qué decidió abandonar su carrera científica y tomar un rumbo tan distinto?
Respuesta.- Tuve la suerte de estudiar en el Instituto Pasteur. Mi padre fue filósofo, mi madre pintora, pero yo no estaba seguro de lo que quería. A los 20 años vi unos documentales sobre maestros budistas y quise conocerlos. Lo hice y fue inspirador. Tuve una transformación interna. Así que, a los 26 años, al terminar el doctorado, me fui al Himalaya y allí sigo.
P. - ¿Esa transformación mental ha cambiado su cerebro?
R.- Llevo 40 años y soy un principiante, pero he encontrado un beneficio inmenso en la meditación y ahora dedico mi vida a enseñar sus beneficios. Me da la fuerza servir a los demás. Estoy convencido de que se debe a este entrenamiento. Durante 12 años he colaborado con científicos que han comprobado la transformación de la mente que medita, y su reflejo en el comportamiento, en la amabilidad, la falta de miedo e inseguridades.
P.- ¿Por qué decidió colaborar en todos estos experimentos?
R.- El Dalai Lama siempre ha estado interesado en la ciencia. Al salir del exilio, en Tibet, decidió organizar reuniones científicas. Ahora tenemos el Instituto de la Mente y la Vida y ya hemos organizado 25 reuniones. En el año 2000 versó sobre emociones destructivas. Entonces me ofrecí de voluntario para el estudio del cerebro. Pasé muchas horas en escáneres y resonancias magnéticas, incluso pedí  a otros maestros de la meditación que participaran. Creo que fue una sabia decisión del Dalai Lama porque si era bueno meditar, podía utilizarse en la educación para obtener una mejor gestión emocional, mejorar la atención y el comportamiento social. Y en los últimos 12 años hemos probado que sí funciona. Muchas publicaciones científicas lo aseguran.
P.- ¿Y quien no lo consigue?
R.- Hay gente con más facilidad, pero con entrenamiento todo el mundo puede alcanzar cierto nivel. Meditar no es sentarse sin hacer nada, hay que entrenar la mente. También la entrenamos con juegos de ordenador, pero eso nos resta sensibilidad. Entrenarse es familiarizarse con algo. Puedes hacerlo jugando al tenis o siendo amable. No basta relajarse, hay que entrenarse en el amor altruista.
P.- ¿Hace falta una religión para alcanzar ese estado?
R.- Por supuesto que no. El Dalai Lama dice que es una gran equivocación creer que el altruismo compasivo sólo tiene que ver con la religión. Algunas religiones ayudan a conseguirlo, pero es una cualidad humana básica.
P.- Vivimos en un mundo donde prima lo práctico, las personas resolutivas frente a la contemplación. ¿Es posible ser feliz así?
R.- Aún así, esas personas deben entrenarse para conseguirlo. No hay límites físicos para desarrollar el amor. Las pruebas científicas nos aseguran que podemos hacerlo. A quienes intentan meditar y no pueden, les diría que hay que intentarlo un poco cada día. Las soluciones rápidas no funcionan. Ser feliz en siete semanas no existe. Es a los tres o cinco años cuando se ve la diferencia. No es cosa de un día. Es un progreso pequeño pero constante.
P.- ¿Somos, en general, más felices que en el pasado?
R.- Difícil decirlo. El bienestar ha sido estudiado en Oriente y Occidente. Más educación, menos gente en la pobreza extrema, menos violencia... Todo eso es positivo, parece que camina hacia una sociedad más armónica. Pero la clave es no perseguir la felicidad en una sociedad individualista. Hay que valorar la amistad, las relaciones sociales. Y espero que estemos en ese camino.
P.- ¿Me podía dar algunos consejos para ser feliz?
R.- Generar amabilidad como práctica mental; entender que el cerebro puede ser nuestro mejor amigo o un enemigo; cultivar emociones que producen felicidad; y también reducir los pensamientos que generan lo contrario, ah!, y no buscar el placer instantáneo nada más.
http://silenciollama.blogspot.com/2012/04/matthieu-ricard-el-hombre-mas-feliz-del.html

5.-
Matthieu Ricard, una visión altruista en Davos
2/2/09
La búsqueda desenfrenada de una felicidad egoísta ha llevado a situaciones en las que todos pierden, estima Matthieu Ricard. (World Economic Forum)

En el World Economic Forum (WEF), la consigna frente a la crisis es también la refundación moral. Y Matthieu Ricard aboga por una felicidad altruista, opuesta a la felicidad egoísta. Un enfoque ganador para todos, garantiza el monje budista e investigador.
Con una crisis que vulnera certidumbres, este año en Davos se habla también de refundación moral, fundamentos éticos y valores. Intérprete francófono del -Dalai Lama, monje budista, autor e investigador, Matthieu Ricard opina al respecto.
¿Qué le hace venir año con año a Davos?
M.R: ¡Sólo es la segunda vez! No vendría si no se me hubieran pedido intervenir. Está bien tener una voz. A menudo, la gente protesta y no tiene voz en el diálogo. Podría estar afuera protestando con las personas de los movimientos altermundialistas. Pero como me dejan expresarme aquí y estoy contento de compartir ideas.
Dudé en venir ya que estaba en retiro en la montaña. Pero me ocupo de una treintena de proyectos humanitarios. Fundé a una asociación con 2000 niños a cargo y 100.000 tratamientos médicos por año (en la región del Himalaya). Y Davos es un buen lugar para encontrar buenas voluntades que apoyen estos proyectos.
Interviene también en el tema del cerebro. ¿Más concretamente?
M.R.: Tengo distintos cargos. Uno, en las investigaciones en neurociencias, sobre los efectos a corto y largo plazo del entrenamiento del espíritu. A este respecto participo en este foro.
Hace diez años que participo, en el seno de universidades estadounidenses y en Zurich con Tania Singer, en el estudio de gente que han hecho entre 10.000 y 50.000 horas de meditación. Estos trabajos se refieren a la atención concentrada sobre la compasión, el altruismo, el equilibrio emocional. ¿Qué cambia en el cerebro de esta gente, en su fisiología, en lo que son? ¿Y qué cambia si uno hace una meditación de 30 minutos durante tres meses?
Los dos tipos de estudios revelaron diferencias significativas. La más interesante para la gente común y corriente: después de tres meses de meditación, se observan un refuerzo del sistema inmunitario, un aumento de 20 a 30% de los anticuerpos, un aumento de las células madre en la sangre. Así como cambios de actitud - a más altruismo, menos tendencia a la cólera, a la depresión.
En Davos participo también en una sesión sobre la Felicidad Nacional Bruta, que es mi afición. A mi juicio, la satisfacción de vida no es un subproducto del desarrollo, no viene por milagro. Lo vimos -queda muy claro con la crisis- que un desarrollo salvaje basado en el individualismo no aporta un aumento de la satisfacción de vida. Se requiere una dirección e inversiones encaminadas específicamente a aumentar la satisfacción y los criterios de satisfacción.
¿Cuál es su visión de esta crisis?
M.R.: Puesto que se vamos a perderlo todo, lo mismo es gastarlo todo inmediatamente, me dijo un amigo. Para otro, puesto que vamos a perderlo todo, lo mismo es darlo. Eso me recuerda la fórmula del Padre Sérac, que se ocupó de 50.000 niños en el sur de la India durante 50 años. Su fórmula: lo que no se da, se pierde. En vez de reducir nuestros programas humanitarios y caritativos, es necesario aumentarlos. ¡Es ahora o nunca!
Creo que la crisis revela y refleja un fracaso de la idea del consumo a toda costa, esta idea de individualismo, centrada en la avidez de la ganancia.
Para obtener bonos, se requieren resultados extraordinarios, que llevaron a tomar riesgos -un enfoque puramente individualista, egocéntrico, desplazado. Este enfoque está también en contradicción con la realidad. Ya que somos todo interdependientes.
Formamos parte de la gran familia humana, de un medio ambiente que es nuestro planeta. Desdeñar esto, manteniendo esta visión extremadamente estrecha del afán de lucro nos conduce al fracaso. Se ven los resultados. Muchos alertaron, pero mientras las cosas iban bien, nadie se iba a privar de este 'Dorado'.
Retomando la consigna de Davos de este año, ¿qué podría hacerse para salir de la crisis?
M.R.: Conozco economistas que trabajan sobre la doble noción de 'bottom line' (resultado neto en finanzas), que tiene en cuenta el beneficio pero también las calidades humanas y el comercio equitativo (consecuencias sociales de las actividades económicas). Abogo por el triple 'bottom line', que incluye el medio ambiente. Y en una escala de tiempo diferente.
Para la economía, es de inmediato. Los mercados financieros suben y bajan en una hora. La calidad humana toma más tiempo. Algunos años, una generación, una carrera, una familia, una vida. Y para el medio ambiente, los cambios se hacen en 50 o 100 años.
¿Cómo conciliar estas escalas de tiempo? En mi opinión, la única solución es un enfoque más altruista. Todo el mundo sería ganador: las generaciones futuras con el medio ambiente, la generación presente, a largo plazo, con la calidad de vida y porqué no la prosperidad.
Con una felicidad altruista, todo el mundo es ganador. La búsqueda desenfrenada de una felicidad egoísta conduce a situaciones donde todo el mundo es finalmente perdedor. Un poco de perspicacia, de juicio y sensatez permiten ver que estamos todos en el mismo barco y que nadie gana con actuar en contra.
En 2010, en Zúrich, vamos a organizar un seminario con el -Dalai Lama, Muhammad Yunus (Premio Nobel de la Paz 2006), Amartya Senegal (Nobel de economía 1998) y otros economistas. Interrogante: ¿El altruismo es compatible con modelos económicos? La respuesta es sí. Pero es necesaria una visión, diferente a la de Friedmann, que pretende que la economía tiene por objeto permitir a los accionistas ganar más dinero.
¿Resolver la crisis es volver de nuevo, lo más rápidamente posible, a donde estábamos antes, con esta idea de individualismo centrado en una avidez de la ganancia? Como decía Gandhi, hay suficiente para las necesidades de todos, pero no suficiente para la avidez de todos. ¿O esta crisis va a permitirnos cambiar nuestra visión de las cosas?
Usted dice que el budismo no es una religión sino una espiritualidad. ¿La crisis no corre el riesgo de generar crispaciones religiosas?
M.R.: Por supuesto. Cuando las religiones sirven de bandera de adhesión para aumentar las divisiones es lamentable, catastrófico. Eso conduce a baños de sangre, lo vemos todos los días.
Uno de los objetivos del Dalai Lama es promover una ética secular y la armonía a través de las religiones. Es un fracaso de las religiones contribuir a los sufrimientos y a las divisiones, más que a suprimirlos.
Compartamos nuestras tierras, nuestros recursos: las religiones deberían inspirar este movimiento. Es su responsabilidad y un profundo tema de reflexión para los jefes religiosos.
http://espiritualidadypolitica.blogspot.com/2009/02/matthieu-ricard-una-vision-altruista-en.html

6.-
Meditar desarrollaría el cerebro
Entrevista al Dr. en biología celular y monje budista Matthieu Ricard. co-autor del estudio

Sentado delante de su computador portátil, envuelto en el vestido tradicional de los monjes tibetanos, azafrán y bordó, Matthieu Ricard es a la vez la imagen de la modernidad y la tradición, de la ciencia y la espiritualidad. Estamos en el salón de un chalet de La Costa donde de detuvo amistosamente con motivo de una gira con monjes bailarines del Tíbet, bien lejos del monasterio de Shétchen, en Nepal, donde se ha establecido hace más de treinta años. Doctor en biología celular, el hombre abandonó su carrera científica para consagrarse al budismo tibetano. Lo que no le impidió escribir varias obras, entre las que se encuentra “El Monje y El Filósofo”, diálogos con su padre el gran periodista Jean-François Revel, y “El infinito en la palma de la mano”, entrevista con el astrofísico Trihn Xuan Thuan. Es también traductor del Dalaï Lama y su fotógrafo. Hoy el monje regresa a la ciencia como coautor del estudio sobre los efectos de la meditación en la producción de ondas gamma por parte el cerebro.
Le Temps: ¿Cómo llegaron a participar en este estudio?
Matthieu Ricard: El Dalaï Lama es un espíritu extremadamente curioso. Se interesa mucho por las ciencias. Quisimos organizar encuentros con Su Santidad y científicos de muy alto nivel, lo que consiguió la fundación de "Mind and Life Institute". Al principio muy discretos, estos encuentros adquirieron cada vez más importancia. Decidimos hacer esta investigación, de la cual me convertí en uno de los coordinadores. Colaboré en la elaboración de los protocolos científicos, desde el punto de vista del practicante, con el fin de que defina y que definiera los distintos tipos de meditación que se estudiaron en laboratorio. También serví de ratón de prueba para ver si valía la pena desplazar monjes contemplativos del Tíbet a los Estados Unidos. Y pude así contribuir a precisar el enfoque entre los científicos y los practicantes.
- ¿Utilizaron algún tipo particular de meditación?
– Utilizamos varios pero principalmente la de la compasión universal. No se practica sobre un tema preciso, lo que permite evitar el estímulo de la memoria y la imaginación. Los resultados del estudio muestran, en los monjes implicados, un fuerte aumento de la actividad cerebral en las regiones del cerebro vinculadas a las emociones positivas y una mayor disponibilidad en acción. Otro aspecto aún no publicado que utiliza las imágenes por resonancia magnética nuclear funcional (IRMF) muestra el estímulo del lóbulo prefrontal izquierdo que implica también la zona activa en la planificación de los movimientos. La compasión genera un estado de total disponibilidad, todas las barreras caen, lo que permite un paso a la acción. Es por lo menos nuestra interpretación de practicantes.
– Son verdaderos campeones de la meditación los que participaron en el estudio. ¿Esto no falsea los resultados?
– Nuestra idea era poner de manifiesto que la meditación tenía un efecto duradero sobre el cerebro. Y las diferencias entre la actividad cerebral de los principiantes y monjes con experiencia pusieron de manifiesto que el principal factor era el entrenamiento mental. Pero será necesario hacer un estudio longitudinal, para mostrar cómo el cerebro de los que meditan evoluciona en el tiempo. Este estudio probó que una persona implicada podía modificar de manera duradera su plasticidad cerebral. ¿Se debe a un refuerzo de las conexiones existentes o a la constitución de neuronas? No lo sabemos. Lo que se puede decir, es que el cerebro se modifica gracias a un enriquecimiento interior y voluntario, y esto en la edad adulta.
– ¿Qué obtienen de este experimento?
– Para el contemplativo, lo que cuenta es la transformación. Este descubrimiento no cambia su práctica. Pero la demostración es extremadamente interesante para el apasionado de las ciencias que soy. Y eso pone de manifiesto que budismo y ciencia no son incompatibles, como lo creyeron mucho tiempo los comunistas chinos para los cuales los Tibetanos son salvajes. Se trata de una ciencia contemplativa y no de un dogma. Es una investigación de los procesos mentales. Y si la teoría de la percepción budista resultara científicamente falsa, no sería un problema para el Dalaï Lama.
– ¿Cuál es su objetivo en hacer esta demostración?
– Los budistas no hacen proselitismo. Lo principal para nosotros es mostrar los cambios que puede inducir la meditación. Y poner a disposición de la sociedad esta técnica que puede utilizarse como tal, sin ningún objetivo religioso. Hay por ejemplo una experiencia en curso en California con niños hiperactivos. Y otra ante 150 profesores que estudiarán sus cambios después de tres meses de meditación. Se podría intentar agrega "un equilibrio emocional" al programa escolar, utilizando la meditación.
http://www.zen-deshimaru.com/es/zen/meditar-desarrollaria-el-cerebro-iii-entrevista-al-dr-en-biologia-celular-y-monje-budista

7.-
Extracto de una entrevista a Matthieu Ricard sobre el Budismo

•    El budismo es una filosofía extremadamente profunda de la realidad, de la relación entre el espíritu, el cuerpo y el entorno. Esta filosofía intenta vivir todos estos conocimientos  aplicándolos a cada instante de nuestra existencia.
•    Existe un tratado de más de 200 páginas sobre la percepción que tiene más de 1000 años.
•     Cuando realizamos un peregrinaje cada paso cuenta porque nos acerca al objetivo, un objetivo claro que nos llena de plenitud aunque nos haga sufrir durante el viaje, avanzamos por un camino con la seguridad de hacia adonde vamos. Cada instante es un gozo porque tenemos la impresión de acercarnos a algo que tiene valor para nosotros. Cuando nos perdemos en un bosque nos hacemos una serie de preguntas ¿Qué hago aquí?, ¿Qué puedo hacer? Etc… sería un poco el símil de la situación y las preguntas que se hacen las personas cuando se acercan al Budismo. El budismo ofrece la posibilidad de establecer una dirección para nuestra existencia.
•    Decidimos que las cosas son agradables, desagradables o neutras y creemos que estas propiedades pertenecen a los objetos, que son intrínsecas. A la vez tenemos una consciencia muy importante del “yo”, que hace que esta interacción entre lo que es desagradable y lo que es agradable sea muy fuerte. A partir de aquí nacen toda una serie de sentimientos: el orgullo , los celos , la animosidad, la avidez, la obsesión. El resultado de esta solidificación interior/exterior es una especie de malestar que rompe nuestra paz interior y también nos lleva a palabras o actos que molestan o influyen en la paz de los demás .Por tanto el modelo del budismo consiste primero tomar consciencia de esta interrelación esencial entre nuestra consciencia, nuestro cuerpo y nuestro entorno.
•    El universo y los seres vivos es algo indisociable y por tanto nuestro bienestar pasa por el de los demás.
•    El modelo consiste en comprender la naturaleza de la realidad, del espíritu, los mecanismos del bienestar y del malestar y en base a la experiencia – no hay dogmas- cuales son las cosas que contribuyen a nuestra plenitud, cuales son los factores mentales que destruyen el bienestar en los demás. El concepto del bienestar en el budismo pasa por que esta plenitud implique que cada instante vale la pena de ser vivido.
•    La diferencia entre la ciencia contemplativas y la ciencia en general es que la ciencia principalmente (física, biología) se dedica a estudiar fenómenos, explicarlos y predecir comportamientos pero es muy raro que la ciencia mira hacia nuestro interior. Está la psicología , pero esta estudia más el comportamiento. El budismo aplica todo el mismo rigor pero hacia el interior del ser desde hace 2.500 años. Existe un cúmulo de información y conocimientos sobre la forma en que funciona el espíritu, sobre la forma en que se entrelazan los pensamientos, como nacen nuestros pensamientos , como nacen en nuestro espíritu, emociones , temperamento , como se crean las tendencias, como podemos actuar sobre las tendencias a largo plazo actuando sobre cada instante de pensamiento. En la ciencia biológica se habla de la plasticidad del cerebro, pero cambia en base a los pensamientos que tenemos cada día y por tanto el entrenamiento mental es algo que no es sólo para sentirse bien un rato, es un entrenamiento a largo plazo que produce cambios duraderos, es un auténtico laboratorio interior basado únicamente en la experiencia. La ciencia occidental está basada en la experiencia, la verificación, las hipótesis, las verificaciones a través de diferentes investigadores que encuentran lo mismo a través de diferentes protocolos. Nosotros hacemos lo mismo pero para el interior, por eso Budha dijo “no creáis lo que digo simplemente por respeto a mi, redescubridlo por vuestra propia experiencia”.
•    Matthieu Ricard lleva 40 años  en el Himalaya (el video dice 30 pero es antiguo, él está ahí desde 1967) porque encontró un maestro espiritual.”lo que cuenta es el ejemplo viviente, el que muestra de que se trata el hecho de llegar al final del camino”, no sólo vemos lo que representa sino que además vemos en lo que nos podríamos transformar o llegar a ser. Hace falta un esfuerzo, un compromiso, una escala de valores, saber decirse, “esto cuenta más que conocer tal o tal cosa, o hacer tal otra actividad”. A esto voy a consagrarme….., pero sin esta inspiración del maestro espiritual, sin el ejemplo, ¿ porque pasaríamos 20 o 30 años de nuestra vida siguiendo un camino sin poder ver lo que supone a fin de cuentas ? sería una apuesta absurda no saber lo que hay al final de este camino.
•    Mi primer líder espiritual era una montaña de fe, de sabiduría de fuerza y amor, algo muy difícil de describir, yo no hablaba tibetano y poco inglés pero sentía todo esto. Puedes hablar del gusto de la miel pero no remplazará nunca su sabor vivido. La calidad del ser se percibe como algo a la vez benefactor e inspirador. Su presencia provoca que espontáneamente  hagamos llegar a nuestra superficie lo mejor de nosotros mismos y además de querer expandirlo.
•    Durante 15 años conviviendo con mi 2º maestro espiritual no discerní el menor pensamiento, palabra o acto  referente a algo que pudiera molestar a nadie. Observé una total coherencia, una armonía perfecta entre su interior y el exterior, entre lo que enseñaba y lo que era, una presencia magnífica, imponente y al mismo tiempo fuerte y calurosa, nada era hecho para parecer mejor o promover un ego , cada gesto era una manera de ayudar a los otros seres y sobretodo percibido como tal por los demás. Para mí esta es una situación ideal, poder estar cerca de un maestro espiritual como este.
•    El amor y la compasión para el budismo son conceptos básicos y a menudo se malinterpretan porque son palabras sencillas pero a la vez muy profundas. El amor es el deseo no sólo como acto sino como implicación de que todos los seres encuentren el bienestar y las causas del bienestar como el conocimiento, la libertad interior. La compasión es su reflejo en un espejo: es el deseo profundo en pensamiento , palabras y actos de que los seres sean liberados de su sufrimiento y de sus causas. El ignorante, los venenos mentales como el odio, el orgullo , la envidia. El concepto es una actitud que se aplica a todos los seres, no sólo a los que queremos y no depende de la manera en que los otros nos tratan. En el caso de un enemigo, que quiere el mal para nosotros, los nuestros, nuestras posesiones, podemos reaccionar en su contra claro… pero en el fondo, si pensamos , el también como todos los seres aspira , aunque de una manera
equivocada, a liberarse de sus sufrimientos y al bienestar, puede ser más ignorante que  nosotros porque piensa que a través del odio y de la dominación accederá al bienestar lo cual es falso , pero fundamentalmente en su ignorancia, en su confusión él busca el bienestar. Podemos por tanto desear que cambie ( no es excusarle para nada), que deje de hacer el mal , que el odio desaparezca de su espíritu….esto es el amor y la compasión.
•    Kharma quiere decir acción pero de una forma compleja….porque cada acción tiene sus consecuencias pero particularmente relacionado con la experiencia que tenemos respecto al bienestar y al sufrimiento que son el resultado de n cierto número de acciones (no nacen por casualidad) de nosotros mismos y de los demás …..¿ que va a determinar todo esto?
Lo primero va a ser nuestra intención (¿queremos hacer el bien con una acción? O no pretendemos nada o queremos molestar?).La intención se traduce en palabras y en actos que molestaran o no según el tipo de intención que dirige nuestra acción. Por tanto habrá resultados en términos de bienestar o sufrimiento .Por tanto:
No existe para el budismo el bien o el mal en sí sino ,existe el bien y el más que las cosas hacen en término de bienestar o sufrimiento.
•    La vacuidad : Hay que comprender la naturaleza de las cosas , la ausencia de existencia  autónoma, permanente,  intrínseca, a la vez de las cosas y de los fenómenos que son también un flujo de interdependencia de relaciones más que entidades.
Por lo mismo el Ego no tiene una identidad, está vacío de existencia propia.
La vacuidad no es la ausencia de fenómenos , es la naturaleza misma de los
fenómenos. Por ello, el budismo no es la negación del mundo , como pensaban los
 nihilistas del siglo XIX, es la explicación del mundo.
•    Tenemos la idea de que si todo está vacío no puede funcionar. La ausencia de existencia permanente  e intrínseca es lo que permite a los fenómenos desarrollarse. Hay una frase que pertenece al Pragnaparamita (la perfección de la bondad trascendente) que dice “porque todo está vacío todo puede ser”.
•    Vida contemplativa y vida activa. ¿Porque es necesario transformarse a uno mismo antes de transformar el mundo? .Mientras estemos prendidos por la ignorancia, se nos atrae a derecha e izquierda por la atracción , la repulsión, el orgullo , la avidez, la envidia, etc… no somos capaces de actuar de forma benefactora. Intentamos un bricolaje con nuestras aspiraciones que pueden ser excelentes, pero la confusión mental es tal que es muy difícil encontrar la palabra, el pensamiento, la acción justa. Por tanto resulta esencial realizar esta transformación con este objetivo. Cuando ocurre que tenemos dificultades para vivir nuestra propia existencia , es necesario ver un poquito más claro entre toda esta confusión. La idea es como cuando un momo está atado y quiere ser libre y se agita para liberarse. El problema es que se está moviendo demasiado y le cuesta mucho deshacer los nudos, necesita un momento de calma de mirada hacia el interior para analizar que es lo que cuenta realmente en nuestra existencia para poder ir deshaciendo todos estos nudos interiores, para encontrar una libertad que nos permita tener una comprensión de la forma en que funciona nuestro espíritu y el de los demás para tener una forma de actuar y de pensar más justa y más altruista que preserve a la vez nuestra propio bienestar , nuestras aspiraciones y la de los demás. Esta es la esencia de la vida contemplativa, no es para desconectarse del mundo sino para mejor ayudar al mundo.
•    La vida activa: una vez que hemos adquirido esta fuerza interior, esta paz interior , esta apertura de espíritu, este altruismo, podemos actuar de manera mucho más eficaz y justa en el mundo exterior.
•    El ideal de la sociedad budista sería tener tantas responsabilidades como derechos…. que desembocaría en la responsabilidad universal, a partir de la interdependencia. Si actuamos de forma que molestemos sólo hay perdedores , pero si nos preocupamos del bienestar de todos los seres, de todo lo que nos rodea, sólo habrán ganadores a causa de la interdependencia.
•    Porque esta búsqueda interior? En principio el origen es una constatación: sufrimos , y de muchas formas, nos encontramos indefensos ante nuestros propios sufrimientos y delante de los de los demás. Se trata de ir a la raíz de este sufrimiento. No hay ni una sola guerra que no haya empezado por un pensamiento de miedo o de animosidad. Sin este primer pensamiento nada hubiera empezado. Se dice , “vaya con el budismo…cuando hay una guerra”, claro, cuando el bosque arde nada piensa ya en la primera chispa , pero todo empieza por ella, que se inicia en nuestro pensamiento, en nuestro espíritu. Por tanto para remediar nuestro sufrimiento y el de los demás hay que empezar por comprender y controlar nuestro espíritu. Por tanto el objetivo del conocimiento interior es comprender todos estos mecanismos y es necesario decirnos que si queremos el bienestar propio y el de los demás, la plenitud, hay que adquirir este conocimiento. Por tanto el despertar es el conocimiento perfecto de las causas y efectos de todas estas toxinas mentales, de nuestros actos, palabras y pensamientos. Cuando hablamos de un Budha, de un ser que ha despertado, su principal calidad no es sólo el conocimiento propio, es la actividad despierta y altruista que su despertar le permite. La actividad altruista que se manifiesta por la forma de compartir conocimiento, por el amor , la compasión; esto es la esencia del budismo. El Budha es el guía, su enseñanza es el camino, sus indicaciones para viajar por el camino.
•    Los signos de la bondad : un espíritu perfectamente pacificado, libre de todas estas toxinas mentales, y fruto de esta liberación interior hay una inmensa disponibilidad hacia los otros. El bondadoso es el que está en paz consigo mismo y que espontáneamente sabe hacer radiar esa paz a su alrededor sin llamar la atención, de forma natural. Cuando el sol está presente, sus rayos siempre están. Por tanto el amor y la compasión nacen espontáneamente de la bondad, son su esencia.
http://losmotoresdelavida.blogspot.com.es/2010/01/el-budismo-segun-matthieu-ricard.html


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Empatía y compasión
Tania Singer es directora del Departamento de Neurociencia Social en el Instituto Max Planck de Leipzig, Alemania, donde investigan los mecanismos neuronales y hormonales que subyacen al comportamiento social. En este contexto, están elaborando un programa para el desarrollo de la compasión.
Según esta científica, existe una diferencia fundamental entre empatía y compasión que permite comprender el fracaso de muchos programas de ayuda y asistencia social.
Todos nacemos con la capacidad de empatizar con el sufrimiento de otros, pero por sí sola esta capacidad conduce a una situación de estrés y emociones negativas que, al final, acaban derivando en un exceso de fijación por el estado de uno mismo, no de los demás. Es decir, potencia el egocentrismo. Según Tania Singer, esta es una de las causas del elevado índice de depresiones e incluso suicidios en los sectores laborales dedicados al servicio social.
La clave es el desarrollo de la capacidad compasiva, que tiene que ser “entrenada”, gracias a la cual los sentimientos negativos transmutan en una conexión afectiva con el otro que refuerza la solidaridad y el aprecio. La compasión, por tanto, es el cabo necesario para no ser arrastrados por la corriente de sufrimiento generada por la empatía: una situación de control que es la que permite ayudar con eficacia a quienes sí están yendo a la deriva.
http://www.erraticario.com/ciencia/encuentros-con-el-dalai-lama-ii/


Neurociencia de la compasión
Un grupo de científicos de la Universidad de Wisconsin realizaron un experimento para conocer cómo funciona el cerebro cuando experimentamos compasión.
Para ello, estudiaron a individuos expertos en meditación y a algunos novatos. Mientras les realizaban un estudio de Resonancia Magnética Funcional, les pasaban grabaciones con distintos sonidos: Una mujer pidiendo ayuda, un bebé riendo, el sonido de fondo de un restaurante.
Desde hace tiempo, los científicos ya habían identificado las zonas del cerebro asociadas con la empatía.
En pocas palabras, la empatía es la capacidad de compartir los sentimientos de otra persona.
Tras concluir el estudio, fue evidente que los sujetos expertos en meditación fueron capaces de sentir más compasión (empatía) que los novatos, dado que las zonas del cerebro que se encargan de esta función se activaban más intensamente.
Las zonas encargadas de la empatía son: La ínsula y la zona que la rodea, que recibe el nombre de corteza temporoparietal.
Los expertos en meditación habían practicado al menos 10,000 horas de un tipo especial de meditación llamada meditación compasiva, mientras que los novatos tenían apenas una semana de entrenamiento.
La meditación compasiva es más o menos como sigue: El meditador se enfoca en las personas amadas y proyecta su amor hacia ellos y después lo extiende a todos los seres vivos, de forma indiscriminada. Dicha técnica es ampliamente practicada por los budistas, incluyendo los tibetanos.
http://tecnoculto.com/2008/06/27/neurociencia-de-la-compasin/


La compasión
19 de Noviembre de 2013
El biólogo francés y monje budista, Matthieu Ricard, sostiene que la felicidad no es una sucesión interminable de placeres que terminan por agotamiento, sino una forma de ser, por lo que debería ser una práctica diaria.
Y si es así, ¿No debiéramos desde niños  aprender a ser felices, y vivir en un ambiente de fraternidad? Según el estudioso, uno de los grandes problemas del individuo es el EGOÍSMO, siendo el mismo, un sentimiento negativo en la mente de la persona, el que se va cultivando, y que no le permite ver al prójimo como a un ser humano, el científico ha realizado una investigación de la neurociencia contemplativa, lo que le ha llevado a concluir, que la compasión no debemos analizarla solamente como objeto de estudio, en lo interno del ser humano, sino como la “Conciencia de la Ciencia” que vele por el bien de la misma en todas sus aplicaciones; por ejemplo, los descubrimientos que el hombre realiza  puede utilizarlos para hacer el bien o el mal, porque según él, y tiene razón,  somos interdependientes de la sociedad en que vivimos, por lo tanto,  debemos transformarnos en una sociedad más compasiva, para evitar que los descubrimientos sean utilizados por el ser humano para su autodestrucción, por ejemplo en plena era de la tecnología, la misma es empleada de acuerdo al individualismo en que vivimos, para hacer el bien o el mal.
Es muy interesante, como el investigador, brinda una lección de transformación de nuestros propios sentimientos, para lograr lo que llama, “Libertad Interior”, la que define como eliminar los sentimientos negativos, como egoísmo, odio, celos arrogancia, y otros malos sentimientos, que nos hacen seres viles, pone como ejemplo y tiene mucha razón, la actual crisis financiera que vive la sociedad en general, esta crisis no existiría, si el ser humano no fuera en exceso codicioso, y no hubiera realizado acciones que van desde mala administración, hasta corrupción, y otros más, cuyos resultados tienen a todos los países pendientes de un hilo, para caer en crisis, cada vez más difíciles de resolver.
En el mismo contexto, la tierra cuenta con muchas riquezas naturales que el individuo no ha sabido valorar, situación que ha llevado, a ver en las noticias escenas dantescas, ya sea producto directo o indirecto de la mano del hombre, directo por ejemplo es el caos que se está viviendo en Guatemala, como crímenes, delincuencia común, corrupción y otros, los que son consecuencia de decisiones personales, producto indirecto dice, es aquel  en que, se anteponen intereses personales o de grupo, al interés general, por ejemplo;  se destruyen riquezas naturales, que como consecuencia  traen a la humanidad catástrofes, porque la tierra está viva  se resiente, y reacciona llevando a los países a situaciones límite, un ejemplo a nivel macro es el calentamiento global, producto entre otros factores, por la tala indiscriminada de los bosques, que son bien  llamados los "pulmones" del planeta.
Ricard plantea, con mucha razón,  que la solución más viable se encuentra en la educación, ya que debemos convertir a los niños y jóvenes, en seres humanos con menos egoísmo y más bondad y altruismo, menos individualistas y más sociables, asegura que no basta llenar el cerebro con estudios e información, sino se desarrolla en ellos calidad humana, debemos por lo tanto, brindar contenidos académicos y también humanos, porque de otra forma lo único que estamos formando son herramientas de inteligencia y tecnología, que sin una base sólida con  sentimientos positivos, pueden ser utilizados para el mal, las herramientas que menciona son diversas, y se deben inculcar tanto en el hogar como en los centros educativos, pero para ello deben existir  elementos muy importes como: voluntad .y compromiso, sin lo anterior el deterioro humano y social será cada vez mayor.
http://www.lahora.com.gt/index.php/opinion/opinion/columnas/186918-la-compasion


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Neurociencia
El término de neurociencia es aquel que se aplica a la ciencia que se dedica al estudio, observación y análisis del sistema nervioso central del ser humano; también se puede hablar de neurociencia para animales. Mientras que el concepto de neurobiología a veces suele ser utilizado como equivalente, la verdad es que la neurociencia es la ciencia o el sistema estructurado de investigación y análisis sistematizado del sistema nervioso. Neurociencia deriva de la palabra griega neuros que significa nervios. De ella también deriva el término neurología, neuropsicología, neurosis o neurona entre otros.
La función principal de la neurociencia es estudiar y analizar el sistema nervioso central de los seres humanos y animales, sus funciones, su formato particular, su fisiología, sus lesiones o patologías, etc. De este modo, a través de su estudio se logra conocer mucho mejor su funcionamiento para eventualmente actuar sobre él. Debido a lo complejo y rico que es el órgano cerebral, que no tiene que ver nada más que con cuestiones anatómicas si no también con el desarrollo de habilidades como el aprendizaje, el lenguaje, etc., la neurociencia es un campo científico muy amplio y variado que se clasifica en subciencias o campos científicos específicamente dedicados a cada una de estas funciones o particularidades del cerebro.
La neurociencia es un fenómeno que el ser humano conoció y llevó adelante desde tiempos inmemoriales, aunque obviamente de modos mucho más precarios. La neurociencia ha logrado muchos avances en la época moderna y esto ha permitido que el tratamiento de enfermedades que antes eran insalvables pueda tener efectos verdaderos sobre la calidad de vida de los pacientes que las sufren, por ejemplo en el caso de la esclerosis múltiple, del Alzheimer, del mal de Parkinson y muchas otras que tienen que ver con el sistema nervioso central de los humanos.
http://www.definicionabc.com/ciencia/neurociencia.php


Neurociencia aplicada: el cerebro al servicio de la humanidad 
Ángel Correa
Dept. de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento, Universidad de Granada, España
La neurociencia aplicada utiliza tecnología y conocimiento sobre el cerebro para resolver problemas prácticos, principalmente en la clínica y el trabajo. La cura de lesiones neurológicas, Parkinson y Alzheimer, podría depender de terapias génicas, neurofeedback, neuroestimulación magnética o implantes neurales. En neuroergonomía, la aplicación de la realidad virtual mejora la productividad y la seguridad laboral.
La neurociencia aplicada es una disciplina que utiliza el conocimiento sobre la estructura y el funcionamiento del cerebro para la solución de problemas prácticos. La neurociencia aplicada además se nutre de conocimientos que provienen de disciplinas clásicas como la psicología clínica, la rehabilitación neuropsicológica y la ergonomía. Actualmente, el campo de aplicación neurocientífica por excelencia es la clínica, donde se utilizan modernas técnicas de neurofeedback y neuroestimulación para el tratamiento de trastornos del sueño, dolor, tinnitus, epilepsia, trastorno obsesivo compulsivo, rehabilitación de lesión cerebral, etc.
El neurofeedback (también llamado EEG biofeedback) es una técnica terapéutica que consiste en informar al paciente de su propia actividad eléctrica cerebral (electroencefalograma – EEG) para que éste intente regularla de forma voluntaria en la dirección indicada por el terapeuta. El neurofeedback está logrando buenos resultados en el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Tras múltiples sesiones de entrenamiento, el paciente hiperactivo aprende tanto a reducir el anómalo exceso de ritmos cerebrales lentos, como a incrementar su déficit en actividad rítmica cerebral de rápida frecuencia, lo cual revierte en una reducción de los síntomas comparable a la que produce la medicación con psicoestimulantes (Butnik, 2005). Aparte de la clínica, otras aplicaciones del neurofeedback se dirigen a potenciar el rendimiento en el deporte, la música, la danza o la meditación, a través de un entrenamiento que permite al individuo controlar sus ritmos cerebrales relacionados con funciones cognitivas de concentración, atención y memoria (Gruzelier, Egner, & Vernon, 2006).
En el campo de la neuroestimulación, el fisiólogo malagueño José Rodríguez Delgado inventó el “estimociver”, un dispositivo que permite la estimulación cerebral por control remoto con objeto de mejorar determinadas conductas, como la agresividad (Rodríguez Delgado, 1983). Más recientemente se ha desarrollado la estimulación magnética transcraneal repetitiva (rTMS), que es una técnica que no requiere la implantación de electrodos dentro del cráneo para estimular el cerebro. La rTMS consiste en la aplicación sobre la superficie del cráneo de una serie repetitiva de pulsos magnéticos que alcanzan una estructura cerebral específica, dando lugar a cambios duraderos en su funcionamiento neuronal. La rehabilitación de lesiones cerebrales y el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y la depresión están progresando extraordinariamente gracias a esta técnica, de la cual el neurólogo valenciano Álvaro Pascual-Leone es una autoridad mundial (Fregni & Pascual-Leone, 2007). En los próximos años presenciaremos también importantes avances en materia de terapias génicas (por ejemplo, contra el mal de Alzheimer) y de neuroimplantes. Éstos consisten en la implantación de chips o dispositivos electrónicos sobre el tejido neural que pueden actuar como una prótesis cerebral, o bien como elementos de comunicación con un ordenador externo (v.g., la interfaz cerebro-computadora: BCI.
En este vertiginoso desarrollo de la tecnología del cerebro, las ciencias de la computación juegan un papel esencial. La inteligencia artificial, la robótica y la bioinformática son áreas clave que se están integrando en equipos multidisciplinares de trabajo junto con la física, la ingeniería, la neurofisiología y la psicología cognitiva, para aportar soluciones innovadoras. El fuerte carácter multidisciplinar de la neurociencia facilita el surgimiento de nuevos campos de aplicación de los conocimientos del cerebro a otros ámbitos fuera de la clínica, relacionados con la toma de decisiones, la educación o el trabajo.
El psicólogo israelí Daniel Kahneman estableció los cimientos de la neuroergonomía con sus estudios sobre la dilatación de la pupila como índice de la sobrecarga mental de un individuo mientras desempeña una tarea cognitiva compleja (Kahneman, 1973). La neuroergonomía utiliza los conocimientos sobre el cerebro para mejorar la interacción hombre-máquina, con énfasis en el diseño de dispositivos de vigilancia continua de variables psicofisiológicas (tasa cardiaca y respiratoria, sudoración, frecuencia de parpadeo, actividad muscular y cerebral) para predecir en los trabajadores estados cognitivos específicos (somnolencia, fatiga, baja alerta, falta de atención o emociones negativas) que resultan incompatibles con el desempeño de actividades de alto riesgo como el pilotaje de vehículos, el control aéreo o la supervisión de centrales nucleares.
Un área clave de la neuroergonomía es la realidad virtual. Ésta consiste en el diseño por ordenador de escenarios virtuales, lo cual permite numerosas aplicaciones (Parasuraman & Rizzo, 2007). Por ejemplo, el comportamiento de un trabajador en situaciones de peligro (v.g., catástrofes naturales o accidentes laborales) puede estudiarse de forma segura mediante la simulación por ordenador de dichas situaciones. También facilita el entrenamiento de labores complejas, como el pilotaje o la telecirugía. Otro ejemplo de aplicación es la cognición aumentada, que consiste en el diseño de sistemas que regulan la presentación de información para que el usuario no sufra estrés, fatiga o sobrecarga de información. La realidad virtual también se ha incorporado a la clínica, para el tratamiento psicológico de trastornos por estrés post-traumático, ansiedad y fobias. Mediante la inmersión del paciente en un entorno virtual, es posible exponerlo de forma gradual y repetida frente al objeto amenazante (alturas, arañas, espacios abiertos), de modo que el paciente logre desensibilizarse ante aquellas situaciones que le provocaban reacciones exageradas de miedo o ansiedad.
En conclusión, la neurociencia aplicada es una disciplina moderna que aporta soluciones innovadoras que benefician a la sociedad en términos de salud y bienestar personal, y de eficiencia y seguridad en el trabajo. En este clima de optimismo, no obstante, la sociedad se encontrará en situaciones donde deberá ser crítica y cauta para no dejarse deslumbrar por todo aquello que lleve la etiqueta de “neurociencia aplicada”. Es decir, más de una vez presenciaremos engañosas ofertas que anuncian remedios milagrosos para entrenar nuestro cerebro y potenciar nuestras facultades mentales hasta límites insospechados. En otras ocasiones, la sociedad deberá reflexionar profundamente sobre aquellas aplicaciones de la neurociencia que entren en conflicto con los principios básicos de la ética y la moral.
http://medina-psicologia.ugr.es/cienciacognitiva/?p=30


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Secciones del libro de Ricard: "El arte de la meditación"

Prólogo
«Nosotros debemos ser el cambio
que deseamos ver en el mundo.»
Gandhi

¿Por qué este breve tratado de meditación? Hace ya cuarenta años que se me presentó la gran posibilidad de vivir cerca de auténticos maestros espirituales, que han inspirado mi vida e iluminado mi camino. Sus preciosas instrucciones han guiado mis esfuerzos. No soy un enseñante, porque jamás he dejado de ser discípulo, pero con frecuencia me sucede que, en mis viajes por todo el mundo, conozco a personas que me comunican su deseo de aprender a meditar, y, en la medida de mis posibilidades, intento orientarlos hacia maestros cualificados; sin embargo, eso no siempre es posible. Así pues, he reunido estas instrucciones extraídas de las fuentes más auténticas del budismo precisamente para todos aquellos que desean sinceramente ejercitarse en la meditación. Transformarse interiormente impulsando
el propio espíritu es la más apasionante de las aventuras. Y es el verdadero sentido de la meditación.
Los ejercicios que encontrarán en este texto proceden de una tradición dos veces milenaria. Bien dedique a la meditación sólo treinta minutos al día, o bien se entregue a ella de una manera más intensa en la paz mental de un retiro espiritual, podrá practicar dichos ejercicios de una manera gradual, por separado.
Personalmente, tuve la inmensa fortuna de encontrar a mi maestro espiritual, Kangyur Rimpoché, en 1967, cerca de Darjeeling, en la India, y de pasar, después de su muerte en 1975, algunos años de retiro en una pequeña cabaña de madera en el bosque que domina su monasterio. A partir de 1981, tuve el privilegio de vivir trece años cerca de otro gran maestro tibetano, Dilgo Khyentsé Rimpoché, y de recibir sus enseñanzas. Después de que este último también abandonara este mundo, en 1991, me retiré con cierta frecuencia a un pequeño refugio de montaña, en Nepal, a algunas horas de Katmandú, en un centro de retiro fundado por el monasterio de Shechen, en donde habitualmente resido. Sin ningún género de dudas, estos períodos pueden contarse entre los más fértiles de mi existencia.
Desde hace unos diez años también participo en varios programas de investigaciones científicas que pretenden sacar a la luz los efectos de la meditación practicada durante mucho tiempo. Dichas investigaciones demuestran que es posible desarrollar considerablemente cualidades como la atención, el equilibrio emocional, el altruismo y la paz interior. Otros estudios también han mostrado los beneficios que se derivan de veinte minutos de meditación diaria practicada de seis a ocho semanas; dichos beneficios son: disminución de la ansiedad y de la vulnerabilidad al dolor; descenso de la tendencia a la depresión y a la ira, y fortalecimiento de la atención, del sistema inmunitario y del bienestar general. Así pues, mirada desde cualquier ángulo —el de la transformación personal, el del desarrollo del amor altruista o el de la salud física—, la meditación constituye un factor esencial si se quiere tener una vida equilibrada y rica en cuanto a su sentido.
Sería una lástima subestimar la capacidad de transformación de nuestro espíritu. Todos nosotros disponemos del potencial necesario para liberarnos de estados  mentales que sustentan nuestros sufrimientos y los de los demás, para encontrar la paz mental y para contribuir al bien de los seres humanos.

Un aspecto fundamental de la conciencia
Conseguiremos comprenderlo cuando captemos que la primera cualidad de la conciencia, que simplemente consiste en «conocer», no es intrínsecamente ni buena ni mala. Si miramos más allá de la turbulenta marea de pensamientos y emociones efímeras que atraviesan nuestro espíritu de la mañana a la noche, podremos constatar la presencia de ese aspecto fundamental de la conciencia, que hace posible y sirve de base a toda percepción, sea cual sea su naturaleza. En el budismo, ese aspecto cognoscitivo recibe la denominación de «luminoso», porque ilumina simultáneamente el mundo exterior y el mundo interior de las sensaciones, las emociones, los razonamientos, los recuerdos, las esperanzas y los temores, haciendo que los percibamos. Aunque esta facultad de conocer sirve de base a cada acontecimiento mental, en sí misma no se halla afectada por tal acontecimiento. Un rayo de luz puede alumbrar una cara que expresa rencor u otra que sonríe, y tanto una joya como un montón de basura, pero en sí misma la luz no es ni malvada ni amable, ni limpia ni sucia. Esta constatación permite comprender que es posible transformar nuestro universo mental, así como el contenido de nuestros pensamientos y experiencias. En efecto, el fondo neutro y «luminoso» de la conciencia nos ofrece el espacio necesario para observar los acontecimientos mentales en vez de mantenernos a su merced, para después crear las condiciones de su transformación.

Sólo con desearlo no basta
No podemos elegir lo que somos, pero podemos tener ganas de mejorar. Esta aspiración dará sentido a nuestro espíritu. Pero sólo con desearlo no bastará: tendremos que ponernos manos a la obra.
No vemos nada raro en el hecho de pasar años aprendiendo a andar, a leer, a escribir, y a seguir una formación profesional. Pasamos horas ejercitándonos físicamente para estar en forma; por ejemplo, pedaleando cada día sobre una bicicleta estática que no va a ninguna parte. Para emprender una tarea, sea cual sea, se necesita sentir un mínimo de interés o de entusiasmo, y este interés proviene del hecho de que somos conscientes de los beneficios que nos proporcionará.
Entonces, ¿por qué misteriosa razón el espíritu habría de librarse de seguir esta lógica y podría transformarse sin el menor esfuerzo, simplemente porque uno lo desee? Tendría tan poco sentido como ser capaz de interpretar un concierto de Mozart, limitándose a teclear de vez en cuando.
Nos esforzamos mucho para mejorar las condiciones exteriores de nuestra existencia, pero, en resumidas cuentas, al que siempre le toca bregar con la experiencia del mundo es a nuestro espíritu, y lo traduce en forma de bienestar o de sufrimiento. Si transformamos nuestro modo de percibir las cosas, estamos transformando la calidad de nuestra vida. Y este cambio es el resultado de un entrenamiento del espíritu denominado «meditación».

¿Qué es «meditar»?
La meditación es una práctica que permite cultivar y desarrollar ciertas cualidades humanas fundamentales, de la misma manera que otras formas de entrenamiento nos enseñan a leer, a tocar un instrumento de música o a adquirir cualquier otra aptitud.
Según la etimología, las palabras sánscritas y tibetanas traducidas al español como «meditación», son, respectivamente, bhavana, que significa «cultivar», y gom, que significa «familiarizarse». Sobre todo se trata de familiarizarse con una visión clara y justa de las cosas, y de cultivar cualidades que, aunque todos nosotros poseemos en nuestro interior, se mantienen en estado latente mientras no hagamos el esfuerzo de desarrollarlas.
Algunos pretenden que la meditación no es necesaria porque las experiencias constantes de la vida bastan para formar nuestro cerebro y, en consecuencia, nuestra manera de ser y actuar, y no cabe duda de que, gracias a esta interacción con el mundo, es como se desarrollan la inmensa mayoría de nuestras facultades, como, por ejemplo, los sentidos. Sin embargo, es posible hacerlo mucho mejor. Las investigaciones científicas en el ámbito de la «neuroplasticidad» muestran que el entrenamiento, en cualquiera de sus modalidades, provoca importantes reorganizaciones en el cerebro tanto a nivel funcional como en el plano estructural.
Comencemos, pues, por preguntarnos a nosotros mismos qué es lo que de verdad deseamos en la vida. ¿Nos contentaremos con improvisar día tras día? ¿Acaso no percibimos, en el fondo de nuestro ser, ese malestar impalpable pero siempre presente, mientras que lo que en realidad tenemos es sed de bienestar y plenitud?
Acostumbrados a pensar que nuestros defectos son ineluctables, soportando reveses a lo largo de nuestra vida, acabamos por considerar nuestra disfunción como un hecho adquirido, sin tomar conciencia de que podemos salir de ese círculo vicioso que nos agobia.
Desde el punto de vista del budismo, cada ser lleva en sí el potencial del Despertar, y, como dicen los textos, eso es algo tan seguro como que cada grano de sésamo está saturado de aceite. Pero, a pesar de ello, vagamos errantes en medio de la confusión como los mendigos, los cuales, por utilizar otra comparación tradicional, son a la vez pobres y ricos porque ignoran que, debajo de su chabola, hay un tesoro enterrado. La finalidad de la vía budista consiste en volver a estar en posesión de esa riqueza ignorada, y de esta manera dar a nuestra vida el sentido más profundo posible.

Transformarse a sí mismo para transformar mejor el mundo
Desarrollando nuestras cualidades interiores es como podremos ayudar mejor a los demás. Nuestra experiencia personal, aunque al principio sea nuestra única referencia, con el tiempo tiene que permitirnos adoptar un punto de vista más amplio que tenga en cuenta a todos los seres. Todos dependemos los unos de los otros y nadie desea sufrir. Ser «feliz» cuando hay tantas personas que sufren sería absurdo, por no decir imposible. La búsqueda de la felicidad únicamente para uno mismo está condenada a un fracaso seguro, porque el egocentrismo está en la propia fuente de nuestro malestar. «Cuando la felicidad egoísta es el único fin de la vida, la vida enseguida deja de tener un fin, escribía Romain Rolland. Aunque a primera vista aparentemos ser muy felices, no podremos serlo de verdad si no nos interesamos por el bienestar del prójimo. En cambio, el amor altruista y la compasión son los fundamentos de la auténtica felicidad.
Estas reflexiones no emanan de una intención moralizante, sino que simplemente se limitan a reflejar la realidad. Buscar la felicidad sólo para uno mismo es la mejor manera de conseguir que ni nosotros ni los demás seamos felices. Podríamos creer que podemos aislarnos de los demás para así garantizarnos mejor el propio bienestar (¡que cada uno pruebe a hacerlo por su cuenta y así todo el mundo será feliz!), pero el resultado que obtendremos será justo el contrario del que deseábamos. Vacilando entre la esperanza y el miedo, nuestra vida se volverá miserable y también arruinaremos la de todos los que nos rodean. Al final, todo el mundo saldrá perdiendo.
Una de las razones fundamentales de este fracaso es que el mundo no está constituido por entidades autónomas dotadas de propiedades intrínsecas que, por su propia naturaleza, hacen que sean hermosas o feas, amigas o enemigas; las cosas y los seres son, esencialmente, interdependientes y están en perpetua evolución. Además, hasta los propios elementos que los constituyen sólo existen si están relacionados entre sí. El egocentrismo choca sin cesar contra esta realidad y sólo engendra frustraciones.
El amor altruista, ese sentimiento que, según el budismo, consiste en desear que los otros sean felices, al igual que la compasión —definida como el deseo de remediar el sufrimiento de los demás así como sus causas— no son tan sólo nobles sentimientos, sino que están fundamentalmente en armonía con la realidad de las cosas. Como nosotros, la mayoría de los seres también aspiran a evitar el sufrimiento. Por otro lado, como todos somos interdependientes, nuestras alegrías y desgracias están íntimamente vinculadas a las de los demás. Cultivar el amor y la compasión es una apuesta doblemente ganadora, ya que la experiencia muestra que son los sentimientos que más bien nos hacen, y que los comportamientos que generan son bien percibidos por los demás.
Cuando alguien se interesa con sinceridad por el bienestar y el sufrimiento de los otros, tienen la necesidad de pensar y actuar de modo justo y esclarecedor. Para que las repercusiones de los actos que se lleven a cabo a fin de ayudar a los demás sean verdaderamente benéficas, dichos actos tienen que estar guiados por la sabiduría, una sabiduría que se adquiere por medio de la meditación. La última razón de ser de la meditación es la de transformarse a sí mismo para transformar mejor el mundo, o convertirse en un ser humano más bueno para servir mejor a los otros. La meditación permite dar a la vida su sentido más noble.

Dedicar los frutos de nuestros esfuerzos
Después de una sesión de meditación y antes de reemprender nuestras actividades, es importante tender un puente entre nuestra práctica y la vida diaria, de modo que los frutos de la práctica de la meditación se perpetúen y continúen alimentando nuestra transformación interior.
Si interrumpimos precipitadamente nuestra meditación para retomar nuestras actividades como si no hubiera pasado nada, la práctica de la meditación tendrá poco efecto sobre nuestra existencia, y sus beneficios serán tan efímeros como los copos de nieve que caen sobre una piedra al rojo vivo.
Una manera de asegurar la continuidad de los beneficios de la meditación consiste en afianzarlos por medio de una profunda aspiración, cuya energía positiva se perpetuará hasta que su objeto se realice, a imagen y semejanza de un copo de nieve que cae y se disuelve en el océano y que dura tanto como el propio océano.
Con este fin, formulemos el deseo siguiente: «¡Que la energía positiva engendrada no sólo por esta meditación, sino también por todos mis actos, palabras y pensamientos benévolos, pasados, presentes y futuros, pueda contribuir a aliviar los sufrimientos de los seres a corto y largo plazo!» Desde el fondo de nuestro corazón, deseemos que, por el poder de lo que hemos hecho, disminuyan las guerras, las hambrunas, las injusticias y todos los sufrimientos causados por la pobreza y las enfermedades físicas o mentales.
Pensemos en que esta dedicatoria de los beneficios de nuestros actos no es como dividir un pastel entre mil personas, del que cada una sólo recogería unas pocas migajas, sino que todas lo reciben en su totalidad.
Asimismo deseemos que todos los seres encuentren la felicidad, la temporal y la última.
«¡Que puedan erradicar de sus espíritus la ignorancia, el odio, la codicia y otras perturbaciones, y que puedan alcanzar la plenitud de las cualidades humanas, así como el supremo Despertar!»
Una dedicatoria como la que acabamos de incluir constituye un sello indispensable en toda práctica espiritual y posibilita que la energía constructiva engendrada por nuestra meditación y todos nuestros actos positivos se perpetúe.

Unir Meditación y vida cotidiana
La meditación es un proceso de formación y transformación. Para que tenga sentido, debe reflejarse en cada aspecto de nuestra manera de ser, en cada una de nuestras acciones y actitudes. Si no, es una pérdida de tiempo. Así pues, tenemos que perseverar con sinceridad, vigilancia y determinación, y verificar que, a lo largo del tiempo, vamos cambiando realmente. Algunos afirman desde el principio que todas las actividades de su vida son una meditación. Pero aunque es innegable que lo que perseguimos cuando ejercitamos el espíritu es ser capaces de mantener un cierto modo de ser en todas nuestras actividades, decir —de entrada— que la vida es una meditación parece un poco prematuro. El torbellino de la vida cotidiana raras veces nos ofrece la ocasión apropiada para adquirir la fuerza y la estabilidad necesarias para practicar la meditación.
Por ello, es muy importante dedicar tiempo a la meditación en sí misma, aunque sólo sea treinta minutos al día si no se puede más. Si la practicamos especialmente por la mañana, al levantarnos, la meditación «perfumará» de otro modo nuestra jornada. Sus efectos impregnarán, de manera discreta pero profunda, nuestras actitudes y la forma en la que llevaremos a cabo nuestras actividades e interactuaremos con los que nos rodean. Durante el resto del día, fortalecidos por la experiencia adquirida, podremos remitirnos interiormente a la experiencia de la meditación formal, que todavía permanecerá viva en nuestro espíritu. Y cuando dispongamos de unos momentos de descanso, nos será más fácil volvernos a sumergir en una manera de ser que para nosotros ya es familiar, y mantener la continuidad de sus efectos beneficiosos. Esta práctica es completamente compatible con la vida activa, profesional y familiar.
Estos efectos nos permitirán situar los acontecimientos de nuestra existencia en una perspectiva más amplia, y vivirlos con más serenidad, pero sin caer en la indiferencia; aceptar lo que sobreviene, pero sin resignarnos a ello, y construir el futuro sobre los cimientos de una motivación altruista y confiada. De este modo, poco a poco, y gracias al entrenamiento del espíritu, podremos cambiar nuestra habitual manera de ser. Tendremos una comprehensión más justa de la realidad y ello hará que nos afecten menos los cambios brutales que pueden producirse en nuestra existencia, y que nos mostremos menos engreídos ante nuestros éxitos superficiales. Serán éstos meros signos de una auténtica transformación personal que nos permitirá actuar mejor sobre el mundo en el que vivimos y contribuir a la construcción de una sociedad más sensata y altruista.


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Matthieu Ricard: "La búsqueda de nuestra felicidad no funciona sin la de los demás"
En un mundo gobernado por las clasificaciones y las escalas, el genetista francés Matthieu Ricard (París, 1946) ostenta uno de los títulos más codiciados: el del hombre más feliz de la Tierra, un galardón concedido por la Universidad de Winsconsin y que se resiste a aceptar en exclusiva. "Comparto esta condición con otros veinte compañeros. En realidad, todas las personas que estén tan entrenadas como nosotros en la meditación sobre el amor y la compasión presentan la misma activación cerebral".
La felicidad es un estado espiritual, pero también una cuestión científica que se puede medir con técnicas de imagen que revelan la actividad cerebral. Ricard insiste en que el único secreto es la meditación, que "tiene múltiples efectos sobre nuestro organismo. Las pruebas científicas demuestran que aumenta la inmunidad y atrasa el acortamiento de los telómeros, las zonas de los genes implicadas en el envejecimiento".
La genética es otro de los recursos para la explicación científica de la felicidad. Sin embargo, mientras que algunos sostienen que el 50% de la capacidad de ser felices depende de nuestros genes, el monje, que se doctoró en Genética en el Instituto Pasteur de París, rebaja hasta el 10% el peso del ADN. "Los genes son el material con el que se levanta la casa, pero hay muchas cosas que pueden cambiar. Lo decisivo es cómo influye el ambiente, ya que podemos tener un gen determinado, pero su activación dependerá del entrenamiento. La gente con genes idénticos presenta diferencias abismales en función de si se entrena o no".
Además, hay que tener en cuenta la forma de vivir y experimentar las cosas. "Prestamos atención a lo que son las circunstancias externas, pero el control de las condiciones externas se nos escapa de las manos, el universo no funciona como deseamos y al final podemos encontrar el desaliento. Por ello, debemos buscar la alegría interna para enfrentar la situación. No podemos estar siempre con la burbuja de yo, yo. Todos estamos interconectados, y la búsqueda de nuestra felicidad no funciona sin la de los demás".
Según Ricard, que ha participado en el II Congreso Internacional sobre la Felicidad, organizado por el Instituto Coca-Cola de la Felicidad, el altruismo es lo que conduce a una felicidad genuina y "permite que las personas alcancen sus aspiraciones, más allá del estrés de producir más y más y de la medida del PIB".
Precisamente, algunos economistas abogan por un nuevo paradigma, el de Felicidad Nacional Bruta, "un concepto muy serio que ya rige en Bután, un pequeño país que ha excluido el uso de fertilizantes y de insecticidas, y que ha creado una economía basada en reconocer el altruismo y la confianza en los demás".
Ricard manifiesta su convencimiento de que este es el modelo hacia el que tienden las economías y "así se resaltó en la conferencia inaugural de la última cumbre de Davos". El asesor personal del Dalai Lama se resiste a la objeción de que el cambio de modelo económico es algo que se repite desde que comenzó la crisis económica actual, pero de momento todo permanece igual. "La idea de que la economía sólo está motivada por los intereses de unos pocos está equivocada. Cuando hay mucho individualismo y ausencia de regulación, los individualismos ganan. Pero si se controlan a estos independentistas, la realidad es que el 80% de la gente coopera entre sí, porque se fían unos de los otros y tienen los mismos intereses. Este es un paradigma económico mejor y refleja la naturaleza humana. No somos brutos egoístas dispuestos a liquidarnos unos a otros. No hay razón para que el altruismo no pueda ser incluído en las teorías económicas".
En su opinión, ya se están produciendo los movimientos que llevarán al cambio de modelo económico. "He notado un cambio de trayectoria. Lo que sucede es que los cambios necesitan tiempo". Sus explicaciones demuestran que Matthieu Ricard es tan dichoso como ávido de felicidad. "Soy un principiante en esto. Todavía me queda mucho camino por recorrer", declara.
Su consejo para ser feliz:"Sé bueno y haz el bien".
Flotadores del estado de ánimo.
Con la prima de riesgo por encima de los 430 puntos, la Bolsa en caída libre y más de cinco millones de parados, España no pasa por el momento más apropiado para ser feliz. "La situación del país tiene que ver con el sistema. Todo el mundo me pregunta si así se puede ser feliz. ¿Qué puedo decir? Sería injusto decir a toda la gente que está sufriendo esta situación que les voy a enseñar a conseguir trabajo y una casa, y a ser felices. No sería correcto", admite el monje budista y asesor personal del Dalai Lama. "Lo que debemos enseñar a los políticos es a reducir la brecha entre ricos y pobres y enfocarlos hacia la puesta en marcha de políticas nacionales encaminadas al bienestar".
Con todo, el considerado como el hombre más feliz del mundo, según una investigación realizada por científicos de la Universidad de Winsconsin, sabe encontrar un argumento para no dejarse abatir por las condiciones socioeconómicas actuales. "No hay que aceptar pasivamente las adversidades, ya que hay cosas que se pueden hacer para lidiar con nuestra mente, incluso en las situaciones más difíciles". ¿Cuáles son esos bálsamos del desaliento? "Valorar la amistad o pasar el tiempo con tus seres queridos, por ejemplo. No tiene ningún beneficio perder también estas cosas. Hay que mantenerlas y valorarlas para que, al menos, haya algo maravilloso y de gran valor en nuestras vidas que pueda marcar la diferencia".
http://www.expansion.com/2012/04/10/directivos/1334081698.html


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"El diálogo es la única solución para que haya dos vencedores y no dos vencidos"
Matthieu Ricard reconoce que la sociedad no acepta los valores fundamentales del budismo de actuar con paciencia y tolerancia frente a la cólera y la violencia. Y le extraña, porque para él se trata sólo de ser pragmático, un termino que utiliza frecuentemente. "La cólera no resuelve un problema. Pero tolerancia y no violencia no significan pasividad. Su objetivo es, por el contrario, buscar soluciones que causen el menor sufrimiento. Y si tiene que haber una acción contundente jamás debe desarrollarse con violencia porque la violencia sólo engendra violencia", asevera. El monje aprovecha su estancia en Euskadi para defender el aislamiento de China, que invadió el Tíbet y perpetró uno de los grandes genocidios de la historia, silenciado durante 20 años. "Todavía te encarcelan diez años por gritar en las calles de Lasa [capital del Tíbet] "no soy chino, soy tibetano". La comunidad internacional tiene que hacer saber a China que no se le reconocerá hasta que no resuelva el problema del Tibet. El pueblo tibetano es fundamentalmente no violento pero también es cierto que si en este momento hubiera una revuelta en el Tibet acabaría en un baño de sangre. Así que sería mucho peor. Cuestión de pragmatismo", sostiene.
Ricard soslaya referirse al conflicto vasco, que no conoce en profundidad, pero hace extensible su criterio sobre el caso del Tíbet a otras situaciones de violencia. "La falta de respuesta no significa resignación, sino pragmatismo. El uso de la fuerza a largo plazo no trae ninguna ventaja. Por eso el diálogo es la única solución para que al final del proceso haya dos vencedores y no dos vencidos. El caso del Tibet es una prueba para la comunidad internacional. No sólo es un combate por el Tibet sino por la justicia. Puede ser un ejemplo para otros países".
http://elpais.com/diario/1999/10/14/paisvasco/939930018_850215.html


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Ricard, científico y monje, sostiene que la ciencia y el budismo son conciliables
Matthieu Ricard (Francia, 1946) creció escuchando a los intelectuales y artistas parisinos que frecuentaba su padre, el filósofo y periodista Jean François Revel. Pronto sobresalió en música clásica, fotografía, ornitología y astronomía y recibió con honores el doctorado en genética molecular. Pero Ricard necesitaba seguir buscando respuestas, así que abandonó su carrera científica y en 1967 viajó al Himalaya para estudiar budismo tibetano. En 1972 se quedó para siempre. Ahora es un monje que escribe obras de éxito y busca la verdad.
A Matthieu Ricard, como a todos los monjes budistas, se le escapa la sonrisa del rostro. "Es porque soy feliz en cada momento. He encontrado la dirección que debe seguir mi vida, aunque todavía esté lejos de la meta", argumenta en una sala de la Universidad de Deusto, horas antes de que impartiera ayer por la tarde una conferencia sobre El budismo como modo de actuar sobre uno mismo y el mundo, dentro del ciclo Otras culturas, otras formas de vida, que organiza el Forum Deusto. Hace algunos años, el filósofo y comentarista político Jean François Revel visitó a su hijo, el pensador y monje Matthieu, en Nepal, donde reside. Durante diez días ambos reflexionaron sobre el sentido de la vida, la búsqueda de la verdadera felicidad, el lugar que ocupan la ciencia, la filosofía y la religión. De aquel encuentro surgió un libro El monje y el filósofo, número uno de ventas en Francia y traducido a 18 idiomas. El Dalai Lama, del que Matthieu Ricard es traductor al francés, destacó que la obra "muestra lo fructífero que puede ser el diálogo franco", aunque se pueda partir de ángulos tan diferentes.
Ricard sonríe, siempre sonríe. También lo hace cuando se le pregunta si, como dijo el Dalai Lama cuando se le concedió el Premio Nobel de la Paz en 1989, él también es sólo un monje budista. "Soy principalmente un hombre que está en el camino espiritual de la búsqueda religiosa. Y, en ese camino, he hallado una experiencia viva, la budista, que me sirve para realizarme como ser humano". La risa del monje estalla en carcajadas cuando se le inquiere por si le ha servido para encontrase a sí mismo. "¿A mí mismo?", replica escéptico. "El budismo es justamente lo contrario. Su espiritualidad enseña a relegar el ego, que es la fuente de todos los errores. No se trata de encontrarnos a nosotros mismos. Una felicidad egocéntrica es autodestructiva. Hay que buscar la transformación individual y así, cuando hay serenidad interior la extendemos a todos los ámbitos familiares y sociales. El desarme exterior empieza siempre por el interior", explica.
Los conocimientos del doctor en biología molecular y los del monje espiritual que alberga la persona de Ricard son conciliables. Por eso, bromea con la creencia general de que los budistas meditan en las copas de los árboles y enfatiza en que lo esencial no es creer sino saber. "El budismo tiene puntos de anclaje con la propia ciencia. Buda ha dicho que estudiemos sus palabras pero que las aceptemos sólo cuando las hayamos comprendido, no con una fe ciega. El budismo y la ciencia son compatibles porque ambos buscan la verdad. La diferencia es que la práctica budista es contemplativa", argumenta.
El monje escucha con atención y responde con pasión. Sus brazos se balancean gesticulantes y se alzan cuando trata de aclarar que el budismo no está destinado a los monasterios: que es compatible con la vida cotidiana. "La causa del sufrimiento es el orgullo, la avidez y la obsesión. El monje es un buscador y si es capaz de buscar ese equilibrio eso también vale para todos los demás". Su experiencia le dice que se puede encontrar. "Si no lo hacemos es porque estamos distraídos", asegura.
http://elpais.com/diario/1999/10/14/paisvasco/939930017_850215.html


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Ricard en Chile

25 de abril de 2014
Este viernes, un monje budista de 68 años y de origen francés se paró frente a 700 personas –la mayoría estudiantes– en el auditorio del edificio de Pregrado de la Universidad Adolfo Ibáñez, en la sede ubicada en la punta de la loma, en lo más alto de Peñalolén, más allá de donde termina avenida Grecia, desde donde se pueden ver ordenadas en hileras opuestas las casitas de latón y paneles viejos, y los condominios con piscinas, quinchos y el station wagon estacionado en la entrada.  Envuelto en su túnica burdeo que le cuelga hasta los tobillos, los calcetines cortos asomados del mismo color y los pies enfundados en un par de zapatillas Vans nuevas, el hombre habló de cosas simples, como la felicidad y la vida en comunidad; y otras no tanto, como el cambio climático, la economía contemporánea y los efectos que puede tener la meditación compasiva en el cerebro de una persona. Todo para graficar cómo el egoísmo y el afán por individualismo con que ha actuado el ser humano en los últimos 50 años ha derivado en la depredación del planeta y de sus recursos a un punto irreversible, así como en las crisis políticas y sociales que golpean con dureza a los países más pobres, y en un sistema económico competitivo y excluyente.
El hombre, que habla en un inglés de acento dudoso y escurridizo, se llama Matthieu Ricard, aunque otros lo llaman “el hombre más feliz del mundo”. El peculiar apodo tiene su origen en una investigación llevada a cabo por el neurocientífico Richard Davidson, quien aplicó un cableado con 256 sensores al cráneo del francés mientras meditaba, en el marco de un estudio sobre la plasticidad del cerebro de los monjes budistas tibetanos. El análisis buscaba ahondar en cómo las prácticas contemplativas pueden modificar el cerebro humano, no sólo en lo funcional sino también en lo estructural. Los escáneres revelaron resultados nunca antes vistos: el cerebro de Ricard mostró un exceso de actividad en el corte prefrontal izquierdo que superaba con creces la de la zona derecha, aumentando su capacidad para ser feliz y disminuyendo la propensión a la negatividad. En una escala que arrojaba 0,3 cuando la persona era “muy infeliz” y -0,3 cuando era “muy feliz”, Ricard registró -0,45.
Al final del encuentro, algunos de los asistentes pudieron levantar la mano y plantearle a Ricard sus dudas. Como era de esperarse, uno de ellos le preguntó por el famoso apodo y qué se sentía ser “el hombre más feliz del mundo”. Pero el monje explicó modestamente que aquel seudónimo lo había acuñado un periodista y que, con el paso del tiempo y a medida que crecía su reputación internacional, se había ido quedando pese a su reticencia. Relató que en su momento, y no obstante la insistencia de la prensa, debió excusarse ante sus compañeros budistas que, al igual que él, podían fácilmente ser llamados también “los hombres más felices del mundo”.
Pero Ricard no fue siempre un hombre de meditar. Nacido en 1946 en la ciudad de París, hijo de un renombrado filósofo francés y una reconocida pintora, creció infiltrado entre conversaciones sobre arte y ciencias que sus padres sostenían con reputadas personalidades y amigos del mundo intelectual francés de aquellos tiempos. En el Instituto Pasteur y patrocinado por el biólogo François Jacob –galardonado con el Nobel en 1965–, consiguió el doctorado en Biología Molecular, aunque a poco de concluir su tesis renunció a su carrera científica y se volcó hacia el budismo tibetano. Desde 1972 que despierta día a día con los picos Himalayas asomados a su ventana, al tiempo que comparte la experiencia de la vida en comunidad al interior del monasterio de Shechen, que hoy codirige, y que provee de atención médica, educación y otros servicios sociales a la población más vulnerable de Nepal.
Y aunque lejos de las aulas y los laboratorios occidentales, el francés ha sacado adelante sus propias investigaciones, junto con decenas de libros y otras publicaciones. Desde el 2000, Ricard ha sido miembro activo del Instituto para el Pensamiento y la Vida, y en ese marco participa en estudios científicos que buscan dilucidar la relación entre entrenamiento de la mente y la plasticidad del cerebro. En esta línea, el investigador de la mente humana expuso durante su intervención frente al alumnado de la U. Adolfo Ibáñez los resultados de un electroencefalograma realizado a personas que practicaban la meditación –la exclusión de las ideas para dar paso a la contemplación– a secas y a otras que practicaban la meditación compasiva. Mejor conocida como “Karuna”, esta última busca desarrollar la bondad y la compasión, que no es lo mismo que la empatía, según precisa el propio Ricard durante su exposición. La primera evoca siempre sentimientos positivos que colindan con el amor y la felicidad; la segunda, asociada más al Occidente, puede desatar emociones de odio, frustración y tristeza, llegando incluso a destruir a quien acoge el sentimiento. La empatía debe ir acompañada del amor y de la gentileza, asegura el gurú, de lo contrario es como un molino de agua sin agua. Los resultados de los exámenes impartidos a quienes meditaban de estas dos formas revelaron que quienes practicaban la meditación compasiva manifestaban, al igual que el propio Ricard, modificaciones en sus circuitos cerebrales, en las zonas donde se expresan los sentimientos y emociones hacia otros. Los resultados de estas investigaciones motivaron programas que se impartieron a niños de cuatro años, que a la larga mostraron importantes progresos en su forma de relacionarse y redujeron la discriminación.
Hace varios años ya que este monje francés recorre el mundo parándose frente a multitudes y dictando charlas sobre lo que han arrojado estos experimentos, que vinculan además la compasión con la vida en comunidad y la preocupación por el prójimo. Para Ricard, gran parte de los males que azotan al mundo contemporáneo –el calentamiento global, la pobreza, la precariedad en salud y educación, la economía–  se explican mediante una carencia de estas dos. Por el contrario, aseguró el budista durante su exposición, un alto respaldo social favorece la sanidad mental, la longevidad y la capacidad para vivir en comunidad, y además reduce los problemas cardíacos y el abuso de sustancias.
En medio de este prometedor panorama, un inconveniente surge de la mano de una de las prácticas más antiguas de la civilización: la economía. “Economy could never take care of common goods” (“La economía nunca podría hacerse cargo del bien común”), explica el monje. No importa cuánto se esmere alguien en confiar en el sistema y apostar por el beneficio mayoritario, a la larga la seguidilla de desilusiones terminará desincentivando las buenas intenciones del postor. O sea que para erradicar el individualismo, que ha sido precursor de los mayores desastres naturales y energéticos de nuestra era, habría que cerrar las bolsas comerciales de todo el mundo, al menos como se les conoce hoy en día. Eso o hacer un esfuerzo magnánimo por convencer a todos los corredores de confiar el uno en el otro, dejar a un lado la competencia y trabajar en equipo para que todas las acciones subieran y ninguna bajara, y al final de la jornada África recibiera lo justo por sus materias primas y Korea gozara de una abundante mano de obra que, aunque muy trabajadora, viera bien recompensadas sus extenuantes jornadas.
Es raro oír hablar a Matthieu Ricard. Raro, pero bonito. No por nada termina la charla y decenas de estudiantes extasiados y sonrientes se abalanzan desde las graderías hacia el escenario para fotografiarse con él o compartir una que otra interesante observación. Pero es raro porque estamos hablando de Chile, un país donde históricamente se puja por uno mismo o, a lo sumo, por el grupo familiar o el estrato social que se representa. Es raro porque vivimos en un país donde, pese a las buenas intenciones de tantos Ricard, las farmacias se coluden, la salud y la educación son para unos pocos, y la riqueza de cuatro familias –Luksic, Matte, Paulmann y Angellini– equivale al 20% del PIB. Un país donde las autoridades se jactan de los avances en empleo y economía, pero en los índices de la OCDE sobre la calidad de vida sigue figurando entre los cuatro países con peores resultados.
http://www.elmostrador.cl/pais/2014/04/25/que-hay-en-la-cabeza-del-hombre-mas-feliz-del-mundo/

El hombre más feliz del mundo recomienda invertir en amor
27/04/2014
Ricard aseguró que convertirse en monje fue lo más fácil de cambiar la bata del laboratorio por la túnica del monasterio nepalí Shechen Tennyi Dargyeling.
Recordó en Chile que el amor "es lo único que siempre se dobla cada vez que inviertes".
Gabriel García Márquez dijo que aunque el mundo quiere vivir en la cima de la montaña la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada y este antiguo biólogo molecular francés de 68 años ha encontrado el real éxtasis en sus infinitos paseos por el Himalaya.
Ricard aseguró que convertirse en monje fue lo más fácil de cambiar la bata del laboratorio por la túnica del monasterio nepalí Shechen Tennyi Dargyeling. Lo complicado fue cambiar su forma de vida.
"El hecho de que sea un monje no importa realmente. Eso no fue una decisión real de mi vida, ocurrió así. La verdadera decisión fue cambiar mi vida de París, de ser un aprendiz de científico, a vivir en el Himalaya, y esa decisión ocurrió tras conocer a grandes maestros", comentó el francés abrigado por el calor de los alumnos de la Universidad Adolfo Ibáñez en Santiago.
Hijo de un filósofo y una pintora, desde niño estuvo rodeado de intelectuales, pensadores y artistas que circulaban con copas de vino por su casa parisina.
"Me di cuenta de que no logré encontrar una correlación entre tener un talento particular y ser una buena persona. Hay grandes seres humanos, y seres humanos más difíciles, pero no hay una correlación con lo que hacen. Que seas un artista excepcional no quiere decir que seas un ser humano excepcional", señaló este francés autor de títulos como "El viaje hacia la Iluminación".
Al conocer a los grandes maestros del budismo se dio cuenta de que para predicar la felicidad "no se puede ser sólo el mensajero, hay que ser también el mensaje".
Cambió el microscopio y las probetas por la meditación y el estudio, lo que lo convirtió en el único europeo que sabe tibetano clásico. Y afirma que a pesar de las condiciones externas "la felicidad está en la mente de cada uno".
"Por supuesto que las condiciones importan: necesitamos remedios, fiesta, educación y libertad para florecer, pero no podemos negar nuestras necesidades internas", concluyó este amante de lo contemplativo, que a los 30 años decidió acogerse al celibato.
La clave para el rapado budista está en emular a los gatos: "Hay que construir recursos internos. Los gatos siempre caen sobre sus patas y nosotros tenemos que tener la seguridad de que cuando lleguen las adversidades sabremos sortearlas con nuestra fuerza interna. Tu mente puede ser tu mejor amiga o tu peor enemigo", Todo el dinero de las ventas de sus libros lo ha entregado a la caridad y aunque es consciente de que ver el sufrimiento de los demás es difícil, considera que no existe el exceso de compasión, pero sí "la fatiga de empatía".
"La compasión y la empatía funcionan de modos distintos. Hay que cambiar la empatía por amor puro y en ese momento cualquier átomo de tu cuerpo que pueda estar sufriendo se transforma en un átomo de amor y tu estado mental es completamente distinto". http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/986495.el-hombre-mas-feliz-del-mundo-recomienda-invertir-en-amor.html


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Amigas, Amigos


Viviendo en la trinchera de la vida hay que ser realistas conociendo lo que sucede en los tiempos que vivimos: Fin de Era o Fin de Tiempo. Soy meditante diario por años, si me hicieran estudios cerebrales en el Centro para la Investigación de Mentes Saludables del Centro Waisman en la Universidad de Wisconsin-Madison para nada estaría ni siquiera cerca en sus resultados de los iluminados meditantes del aura dorada. Sin embargo un swami vedanta de la India, mostrando su expansiva aura dorada, me pidió realizara una Misión, en la que al dar charlas y escribir, decirles la Verdad, solo la Verdad y que lo que la Sagrada Biblia predice ya está sucediendo, por lo tanto no puedo silenciar lo siguiente:



Lo actual en el entorno de la vida real

Tíbet
En 1950 el Ejército Popular de Liberación chino invadió el Tíbet, derrotando fácilmente al débil ejército tibetano. En 1951 se redactó el Plan para la Liberación Pacífica del Tíbet, el cual fue firmado por representantes del Dalai Lama y el Panchen Lama bajo la presión del gobierno chino. Este plan contemplaba la administración conjunta del gobierno chino con el gobierno del Tíbet. En aquella época la mayoría de los tibetanos vivían bajo un régimen de servidumbre por cuanto la mayor parte de la tierra era poseída por los lamas.
Las facciones de tibetanos leales al Dalai Lama, principalmente aquellos que lo apoyaban iniciaron en Lhasa el 10 de marzo de 1959, el Levantamiento Nacional Tibetano con la mayor manifestación en la historia de ese país para exigir la independencia. El ejército chino logró doblegar la rebelión, en acciones militares que ocasionaron la muerte a miles de tibetanos. Decenas de miles de personas se exiliaron y el decimocuarto actual Dalái Lama y sus principales colaboradores se refugiaron en la India.
En 1966 Durante la purga de la Revolución Cultural en China los guardias rojos entraron en el Tíbet que sufrió serios daños a su patrimonio cultural, incluyendo su herencia budista. Miles de templos y monasterios budistas fueron destruidos y varios cientos de monjes fueron asesinados.
El Tíbet del Dalia Lama ya no existe...


China quiere silenciar al Dalai Lama en Tíbet
02/Nov/2013
El Partido Comunista Chino silencia la voz del Dalai Lama en el Tíbet controlando medios de comunicación
Beijing, China El Partido Comunista Chino quiere silenciar la voz del Dalai Lama en el Tíbet reforzando los controles en los medios de  comunicación e internet, indicó un responsable el sábado.
El jefe del PCC (en el poder en China) en la región del Tíbet, Chen  Quanguo, dijo que se "aseguraría de que no se vean ni escuchen las voces de las  fuerzas hostiles y el grupo del Dalai", en un editorial publicado en un diario  del partido llamado Qiushi.
Los responsables "se asegurarán de que la voz del partido se escuche y vea  en todas las partes de esta gran región de 120 millones de km2", escribió Chen.
China ha intentado durante décadas controlar la difusión de la información  en el Tíbet, pero algunos tibetanos logran tener acceso a fuentes  extraoficiales de información, incluyendo la procedente de los exiliados en  otros países a través de la radio, la televisión e internet.
Pero el PCC tratará de acabar con el acceso a esas fuentes creando células  del partido en algunos sitios de la red, confiscando antenas de televisión vía  satélite y registrando a los usuarios de teléfonos e internet, entre una larga  lista de medidas mencionadas en dicho artículo.
China afirma que el líder espiritual de los tibetanos en el exilio, el  Dalai Lama, es "un lobo disfrazado de cordero" y lo acusa de ser el organizador  de los esfuerzos violentos para tratar de obtener la independencia del Tíbet.
El Dalai Lama, que escapó a India en 1959 después de un fallido  levantamiento contra China, sostiene que él preconiza una mayor autonomía para  los tibetanos, en lugar de la independencia. En 1989 fue galardonado con el  Premio Nobel de la Paz.
En su editorial, Chen se refirió al Tíbet como "una línea de frente de la  lucha contra el separatismo" y prometió "fortalecer el papel de los comités del  partido a todos los niveles, como el único poder".
http://www.informador.com.mx/internacional/2013/494778/6/china-quiere-silenciar-al-dalai-lama-en-tibet.htm

Nepal
Índice de miseria: 54,3
Inflación: 8,3%
Desempleo: 46%
Tasa de alfabetización 60%
Todos los años, llevan a India alrededor de 12,000 niños y niñas del Nepal, donde son víctimas de la trata para su explotación sexual y venta de órganos. Organizaciones de caridad señalan que la demanda por estas niñas se explica por las altas ganancias que generan para los dueños de los burdeles y por la preferencia de los clientes hindúes hacia el tono de piel claro de las nepaleses.
El Comité de Derechos del Niño denunció que en la India residen entre 100 y 150 mil niñas de Nepal que fueron enviadas para ser explotadas sexualmente. Sólo en la India entre 270.000 y 400.000 menores se prostituyen. Cada año 3.000 niñas hindúes son obligadas a prostituirse por primera vez para ser explotadas sexualmente.
Nepal, a pesar de las bellezas de su naturaleza y los monasterios budistas que recibieron a muchos monjes tibetanos que huyeron del invadido Tíbet por las tropas chinas, es uno de los países menos desarrollados y pobres del mundo, alrededor de una cuarta parte de la población de Nepal vive por debajo del umbral de pobreza. La agricultura impulsa la economía nepalí, que representa más de un tercio de su PIB. Los disturbios civiles, la inestabilidad laboral, su situación geográfica sin salida al mar y la susceptibilidad a los desastres naturales, agravan su ya débil economía. Tiene altos índices de drogadicción, prostitución, tráfico de órganos, adopciones ilegales de niños, corrupción...

Turismo y miseria. Nepal y la sonrisa
La cara de Bikas se envuelve en plástico. La nariz de Bikas absorbe energía de la bolsa. El alma de Bikas se pierde y evapora en cada aspiración. A su lado un saco repleto de botellas y restos. Son  las siete de la mañana. El niño ha recogido basura durante toda la noche. La vende entre tres y seis rupias el kilo. Con ese dinero comprará Dextrina. La droga que le transporta donde su miseria y sus ocho años no pueden llevarle.
Cada noche en Thamel, el barrio de los turistas de Katmandú, deambulan decenas de Bikas.
Es el Nepal que apenas se ve. Es la ciudad que existe en cada ciudad del Mundo, el altavoz de la pobreza. Amplifica las voces sin sonido de quienes viven con menos de dos dólares diarios.
Los visitantes se pierden entre los cientos de tiendas a la búsqueda de recuerdos, de material de montaña para sus rutas de trekking, de agencias organizadoras de viajes, centros de exchanges, Internet. No sabrán, en general, que existen drogadictos y prostitución muy cerca de ellos. Un simple desvío de sus cabezas hacia el suelo lo detectaría. Son los niveles de las calles. Los escaparates a la altura de los ojos. La pobreza en la punta de los pies. Sus botas occidentales recorren las calzadas sin aceras, con agujeros, repletas de basura y ratas fallecidas para dar de comer a cuervos negros y ruidosos. Los visitantes no entenderán que detrás de cada niño que pide está la droga y la pobreza del alma. Las rupias entregadas a los chiquillos van a las manos de los vendedores de excitantes. La comida que se les da, vuelven a venderla para conseguir unas monedas de los mismos supermercados y tiendas que se las han facilitado a los turistas. Esos alimentos despistan a los niños. En vez de hacerles sentir la necesidad de ser ayudados, les permite creer que la calle es el cuerno de la abundancia. No se ven obligados a encaminarse hacia alguna de las más o menos treinta y dos mil quinientas organizaciones humanitarias que trabajan en Nepal y pueden ayudarles. Con probabilidad deducen que los turistas son una fuente inagotable de rupias, comida, bolígrafos y caramelos. Los extranjeros, con sus ganas de conseguir indulgencias y buena conciencia, de buena voluntad colaboran con la corrupción del gobierno nepalí para que los niños nunca salgan de la calle… vivos.
Nepal es el reino de la sonrisa. Ríen los viajeros. Sonríen los comerciantes cuando consiguen el objetivo de multiplicar por diez el precio al blanco, como denominan a los occidentales. Los niños de la calle también enseñan la mueca de alegría enfermiza al aspirar dentro de sus bolsas cargadas de gases envenenados.
Algunos chicos tendrán algo más de suerte. La confabulación de organizaciones, orfanatos, cónsules, gobiernos, facilitarán las adopciones. Ofrecerán a las familias nepalíes la posibilidad de paraísos para sus hijos. El Shambala gracias a que irán a estudiar al extranjero. Los chicos regresarán con títulos de médicos o ingenieros. Pero nunca vuelven. Los analfabetos nepalíes son más del sesenta por ciento de la población. Las organizaciones les harán firmar a los progenitores documentos que no pueden leer. En ellos aparece que "venden" los hijos a europeos o americanos. Los españoles que adoptan, creerán que los niños no tienen padres. Murieron en una ofensiva de la guerrilla maoísta, en un accidente, a causa de enfermedades incurables, según la documentación que les facilitan. El niño no habla español. El español no entiende el nepalí. Un año después, cuando el chico o la chica aprende la lengua, habla de su familia, de sus hermanos.  Otras veces, los organizadores de este trasiego de humanos, les preparan en origen. Anuncian a los pequeños que sus padres han fallecido. De esa manera eliminan cualquier posibilidad de una fuga de información inadecuada. El padre y la madre original se quedarán esperando a hijos que nunca reaparecerán. Ya no hay remedio. Los españoles, se habrán encariñado con el hijo adoptado y ya no pueden desprenderse de él sin perder un trozo de su alma.
Otros niños acabarán vendidos en India como esclavos sexuales. Algunos se tumbarán en las camas de los hospitales de Bangkok. Compartirán sus habitaciones con otros de su misma edad de América, Europa u otro continente más rico. Serán hermanos de sangre. Sus padres analfabetos habrán cedido con su firma, sus órganos para un trasplante.
Mientras sus gobiernos revientan cuentas en paraísos fiscales. Corruptos que engendran, corruptos como hidras maldecidas. Los gobiernos saben que donan porque son idénticos en su moralidad a los que reciben. Sólo cambian las apariencias.
Luego llegará el dinero de las subvenciones acordadas a un hospital. El centro tendrá medios. El enfermo acudirá a él. Le solicitarán que deposite, diez, cien mil rupias que, a menudo, su salario de treinta euros al mes (1), no le permite. No será atendido. Sin esa atención tal vez muera, tal vez viva con taras, malformaciones o minusvalías. No le importará al médico porque el juramento hipocrático se perdió en el mismo lugar que la moralidad de nuestros gobernantes.
Con esa sonrisa fotografiada el viajero evita enfrentar el sufrimiento. No desea ir más allá. En occidente nos invitan, nos preparan, para esquivar cuanto produce dolor del alma. La publicidad se dirige a seres humanos eternamente jóvenes, que viven en hogares sin mácula, dotados de los últimos avances, con hijos perfectos, mujeres y hombres de físicos espectaculares, con horizontes sin poluciones ni pobres. Occidente tiene miedo de atravesar los desiertos del sufrimiento. De aprender del dolor propio que a veces genera la observación del entorno.
Nepal, la miseria, no permite la indiferencia. Obliga a mirar dentro de uno y del entorno en el que la vida se desarrolla. Cualquier ojo, a poca sensibilidad que se posea, recordará los de Bikas que quedarán esperando una nueva moneda. También la de los niños que aguardarán más plástico, más droga mientras el turista, complacido con su colección de fotos y aventuras, regresa a su patria confortable.
El viaje tendrá, si el hombre está preparado para ello, partes positivas. Habrá descubierto nuevas realidades. Lo que no se mira no existe en el mundo del cada uno.
Nunca se regresa de un viaje como se ha partido.
Tomado de:
http://www.revistafusion.com/20081125589/Aventura-y-Viajes/Aventura-y-Viajes/turismo-y-miseria-nepal-y-la-sonrisa.htm

La India, con su gran progreso económico sigue con las castas, miseria y explotación...

Dalits: miseria desde el cordón umbilical en la India
Los dalit o "intocables" forman el 17% de la población india y son los miembros más pobres y discriminados de su sociedad. Los niños y niñas dalit tienen dificultad de acceso a la educación y a la salud y la mayor parte sobrevive con menos de 50 céntimos al día
En el distrito de Purulia, estado de Bengala Occidental, trabajamos con comunidades dalit
La campaña Dile al Hambre tiene como objetivo luchar contra las amenazas que afectan a la infancia en India y en cualquier parte del mundo.
Aproximadamente, uno de cada seis habitantes de la India es dalit. La mayoría de “intocables” viven en pobreza extrema, con menos de un dólar al día, y sufren no sólo desigualdad económica, sino discriminación social. Su status en la vida, y sobre todo sus derechos, están predeterminados desde el nacimiento debido al sistema de castas, una antigua forma de opresión y segregación que aún pervive.
Hay más de 70 millones de niños dalit en la India. Un alto porcentaje vive con menos de 50 céntimos al día y no asiste a la escuela o abandonan los estudios después de primaria. Sólo una cuarta parte de las niñas que viven en zonas rurales van al colegio. Los niños y niñas dalit afrontan habitualmente abuso verbal y físico por parte de sus profesores y compañeros.
Los estudiantes dalit, además de lidiar con la pobreza extrema, hacen frente al estigma social: independientemente de sus esfuerzos en clase o en el trabajo, nunca conseguirán la igualdad de oportunidades por el simple hecho de haber nacido dalits. Se les considera impuros. En casi un 40% de los colegios gubernamentales, los niños dalit deben comer separados del resto de alumnos; y en el 20% no se les permite beber agua de la misma fuente.
Más de la mitad de la población infantil dalit, un 54%, presenta signos de desnutrición. El 21% tiene deficiencia de peso severa y el 12% muere antes de cumplir los cinco años. 83 de cada 1000 niños dalits son susceptibles de morir antes de cumplir el primer año de vida.
La comunidad dalit tiene acceso limitado a la salud pública. La salud de calidad es para ellos inasequible y prohibitiva, por lo que sólo recurren al médico en casos extremos o de urgencia a pesar de que más del 30% de los empleados de la salud pública se niega a hacer visitas en hogares dalit. La situación se agrava debido a que un tercio de estos hogares no disponen de facilidades básicas o saneamiento, por lo que los pequeños están más expuestos a las enfermedades.
Las niñas y mujeres dalit sufren lo que en India se conoce como “triple discriminación”: de casta, de clase y de género. Hay una media de mil violaciones de mujeres dalit al año y muchas niñas aún son explotadas sexualmente como devadasi o “sirvientas de Dios”. Esta antigua práctica religiosa que impone la prohibición de casarse y la obligación de servir en un templo, recluta a miles de niñas cada año en lo que actualmente es un sistema ilegal pero organizado de prostitución. El 93% de las devadasi son dalit.
Los niños dalit son los que más sufren en India las consecuencias de un sistema social y educativo poco efectivo e injusto. Crecen sabiendo que tendrán que superar más obstáculos que el resto de la población: cada hora, tres dalits son víctimas de delitos; cada día, tres mujeres dalit son violadas, dos dalit son asesinados, dos casas dalit son incendiadas y un mínimo de trece dalits son golpeados; cada semana, seis dalit son secuestrados.
A pesar de los esfuerzos por mejorar las condiciones socioeconómicas de los pobres y marginados en India, un 80% de la población dalit vive en áreas rurales, el 86% no tiene acceso a la propiedad de la tierra, el 60% depende del empleo ocasional y más del 50% no sabe leer ni escribir. Históricamente, los dalit no tienen oportunidades laborales más allá del trabajo forzoso o la esclavitud. Están a merced de las castas dominantes, lo que les mantiene en un círculo de pobreza difícilmente superable.
Los “intocables” o dalit, oficialmente SC (“scheduled caste”), sufren una grave discriminación en el acceso a la educación, a la sanidad y al mundo laboral que les marca desde pequeños e impide que superen la exclusión social. A pesar de años de campañas, de que la discriminación está prohibida por la Constitución de la India y de que varias leyes posteriores protegen legalmente parte de los derechos de los dalit, la realidad supera el papel.
http://www.eldiario.es/desalambre/Dalits-miseria-cordon-umbilical_12_216048394.html


Trilogía de Causalidad

Teniendo como base este terrible entorno de explotación, sufrimiento y miseria, tres genios se ligaron:

1.-
El Dalai Lama: De niño fue considerado la reencarnación del anterior Dalai Lama, nació en 1939 y era un ser que irradiaba algo superior. Tuvo una rigurosa formación y por la invasión de China debió asumir su rol a los 16 años en 1950 siendo joven. Contra su voluntad tuvo que huir hacia la India y su cruzada en favor del Tíbet ha sido intensa, como intensa ha sido la intervención contraria de la China comunista para bloquear su Mensaje. Desde el exilio continúa siendo el líder espiritual y político del Tíbet. Desde 1960 ha residido en Dharamsala, una pequeña ciudad en el Norte de India, popularmente conocida como la "pequeña Lhasa". Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1989. Señaló: “El premio reafirma nuestra convicción de que con verdad, coraje, y determinación como armas, Tíbet será liberado.  Nuestra lucha debe permanecer libre de violencia y odio.”
Donde vaya el Dalia Lama es figura y respetado, lógico que ciertos políticos lo ignoran. Es un hombre que irradia amor, paz, compasión y comprensión y desea que la Ciencia valora los beneficios de la meditación budista, ello lo llevó a invitar a:

2.-
Richard Davidson: Practicante de la meditación budista aprendida en la India, con la más moderna tecnología se enfocó en el estudio de la plasticidad cerebral mediante neuroimágenes y, por sus logros, luego de su conversación con el Dalai Lama en determinar el nivel de felicidad logrado por monjes entrenados en la meditación contemplativa. En este entorno el Dr. Davidson se inició en la meditación budista para después con su equipo crear un lujoso y moderno centro de investigación sobre cómo las cualidades saludables de la mente pueden desarrollarse. El Centro para la Investigación de Mentes Saludables está  en el Centro Waisman de la Universidad de Wisconsin-Madison, donde además de las oficinas y el laboratorio hay un salón para la práctica de la meditación. Davidson impulsó la neurobiología estudiando a pedido del Dalai Lama a monjes budistas en general y Ricard en especial:

3.-
El grado de felicidad de Ricard resultó sorprendente y en niveles nunca antes vistos al igual que su emisión de ondas cerebrales gamma. Algo impensado para la neurociencia. Se concluye que él aleja los pensamientos negativos y solo se concentra en los positivos, señalando que eso se puede aprender y entrenar. Él se sorprende de lo poco que valoramos nuestra mente con sus pensamientos. Ricard nació predestinado para ser un occidental iluminado. Harto debió sacrificarse para lograrlo, dudo haya otro que pueda realizarlo. Después del ascetismo contemplativo se ha dedicado además a que los más posible sean mejores personas, felices y equilibrados. Su Fundación que funciona gracias a sus ingresos por los libros escritos y otros aportes ha abierto escuelas en Nepal, el Tíbet y la India al igual que centros médicos. Se le considera el brazo derecho del Dalai Lama.

Sostengo que el genio nace y no se hace, esto es aplicable en sus diferentes niveles a los tres personajes mencionados y ligados por la Ciencia occidental y la Meditación oriental; así debía suceder.

El Dalia Lama señaló que la Ciencia puede estudiar al cerebro pero no el Nirvana o estado de iluminación al que lleva la meditación y el buen pensar, dice:

"La ciencia puede desvelar que ciertas técnicas podrían ayudar a distinguir los porqués de una vida feliz o una miserable, pero la comprensión profunda de la naturaleza de la mente sólo puede alcanzarse a través de la meditación. Aunque haya religiones diferentes, debido a distintas culturas, lo importante es que todas coincidan en su objetivo principal: ser buena persona y ayudar a los demás. No debemos creer demasiado en los elogios. La crítica a veces es muy necesaria. Tanto el creyente como el no creyente son seres humanos. Debemos tenernos un gran respeto. La esencia de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás. Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir. Si nuestra mente se ve dominada por el enojo, desperdiciaremos la mejor parte del cerebro humano: la sabiduría, la capacidad de discernir y decidir lo que está bien o mal. Considero una sonrisa como algo único en un ser humano. Una sonrisa es también una poderosa comunicación. Una sonrisa sincera es la expresión perfecta del amor y la compasión humanas. Si asumimos una actitud de humildad, crecerán nuestras cualidades. Si dominamos nuestra mente, vendrá la felicidad. Para crear una paz interior, lo más importante es la práctica de la compasión y el amor, la compresión y el respeto por los seres humanos. Los más poderosos obstáculos para ello son la ira y el odio, el temor y el recelo. De modo que, mientras la gente habla de desarme en el mundo entero, cierto tipo de desarme interno es prioritario. Quien se transforma, transforma el mundo."  

A su vez, frente a la realidad existencial de la gran mayoría me nace la duda si se puede medir por la Ciencia los reales beneficios en ese negativo y miserable entorno de los monasterios budistas con sus monjes meditantes contemplativos en acción.

En el cuento de León Tolstoi el hombre feliz cuya camisa aliviaría el mal del Zar: No tenía camisa.

En la vida real actual el considerado como "el hombre más feliz del mundo" por la moderna neurociencia no usa camisa, si lleva las vestiduras azafrán con amarilla de los monjes del Himalaya y, resulta que Ricard no es de esa región ni oriental: es paradojalmente un científico occidental francés que se naturalizó nepalés y se hizo monje meditante budista, dejando ahora la pasividad contemplativa para pasar a la acción en beneficio de los más posible de su entorno.

Recuerdo al Maestro, swami vedanta Vivekananda (1863 - 1902), a quien tanto admiro, quien un día a uno de sus monjes que vivía en constante meditación y no en acción le señaló: 

¿Qué necesidad tienes de meditar horas enteras? Basta con que reconcentres tú espíritu 5 minutos, o uno nada más cada día. Todo lo demás del tiempo debes trabajar por el bien público.

Que cada uno entienda la moraleja según su libre albedrío, su intuición pensando y decidiendo por sí mismo y no ajena opinión.

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Dr. Iván Seperiza Pasquali
Quilpué, Chile
Abril de 2014

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