Para
entender el salto cuántico evolutivo que planteo y está ahora sucediendo, en
nuestros inicios se usaba en forma prioritaria el hemisferio cerebral derecho
regido por el subconsciente mental que nos ligaba al plano superior de manera
pasiva. De manera gradual comenzó a manifestarse el racional dinámico
consciente mental por medio del hemisferio cerebral izquierdo que fue atenuando
al derecho. En Occidente se manifestó en plenitud esta racionalidad dinámica.
Los Maestros de Oriente eran seres integrados cerebral y mentalmente, no así la
masa pasiva. "Ellos" entregaron técnicas de meditación pasiva y
dejaron para este tiempo técnicas de meditación dinámica. Ahora Oriente se
occidentaliza de manera acelerada y en Occidente muchos, por sí mismos, de manera
dinámica comienzan a reactivar el subconsciente con el hemisferio cerebral
derecho, que será dinámico y permitirá la integración de ambos hemisferios
cerebrales y en la mente la integración del consciente con el subconsciente
mental. Todo ello, lo insisto, de manera dinámica porque así nace hacerlo y no
en pasiva acatación porque otros lo dicen. Este cuántico salto evolutivo tiene
que ver con la llegada de los Sagrados Libros y Maestros de Oriente que en
Occidente permitieron a una serie de pensadores sentar las bases de la moderna
Ciencia de la Mente y a una serie de sabios como Max Planck y Albert Einstein
encontrar maravillosas fórmulas físicas que cambiaron la percepción de la vida,
del mundo y del universo y lo cambiaron para llegar a ser racionalmente
comprendido.
Rehúso explicaos las preguntas que me planteáis,
corresponden
a problemas que no os serán útiles para alcanzar la
liberación
y no las podrán profundizar sin caer en graves errores, por ello
sólo os explico lo que deben saber para la liberación. Os
explico que la existencia es dolorosa, que es producida y renovada de
una
encarnación a la otra por los deseos; os explico además
que
hay una liberación para la existencia dolorosa, se la logra
eliminando
naturalmente los deseos, esto es lo que os explico: Las cuatro Nobles
Verdades
que debéis conocer...
Dicen las Cuatro Nobles Verdades:
La Primera Verdad es que existe el dolor y el sufrimiento, son
reales.
La existencia humana es de dolor y sufrimiento transitorio. Quien
conoce
las causas de la existencia sabe que la vida tal cual es, debe contener
dolor y sufrimiento. El hecho de nacer, enfermarse, envejecer, morir,
estar
separado de lo agradable y lo que se desea; todo eso es sufrimiento.
La Segunda Verdad es que la causa del sufrimiento es el deseo.
Deseos
de las cosas temporales y perecibles. Deseos que pasan de
encarnación
en encarnación, junto con el ansia de vivir en el mundo de la
materia.
Estos deseos y ansia de vivir con los que se nace, causan el
sufrimiento.
La Tercera Verdad es que la natural extinción del deseo acaba
con el sufrimiento, al no haber sed de existencia ni deseo provocado
por
la ignorancia.
La Cuarta Verdad es que el sendero que lleva a la extinción
natural del deseo es el del Óctuple Sendero, el de la recta
acción,
recto esfuerzo, recto pensar, recta fe, recto juicio, recta palabra,
recto
propósito y recta meditación.
Estas cuatro simples nobles verdades son un Nuevo Conocimiento no
influenciado por anteriores encarnaciones.
Os dice la Enseñanza sobre el Óctuple Sendero:
Lo primero a lograr es tener el Concepto Correcto de todas las cosas
pues logra el hombre un nuevo conocimiento, suyo propio, si en
relación
a cada cosa se forma su concepto correcto no influenciado por las
vivencias
de anteriores encarnaciones. Ello permite Juzgar Correctamente lo
conocido,
con lo que surgen las Palabras Correctas para expresar lo correctamente
conocido y juzgado. Esto lleva a la Acción Correcta que da lugar
a la Correcta Situación en el mundo que se vive. Se adquieren
entonces
los Correctos Hábitos con una Correcta Memoria. Todo el proceso
culmina con la Contemplación Correcta que permite mirar el mundo
exterior puramente en su esencia.
El Nirvana fue la meta ofrecida por Buda para el que lograba la liberación. Nirvana es el estado de Conciencia inmediato superior al que uno tiene, o cuarto estado con influencias del quinto estado. En él se comprende la realidad última de las cosas materiales y de la existencia humana, al situarse el hombre dentro del orden cósmico por estar la mente subconsciente actuando en un nivel donde se vivencia la totalidad en la unidad. La vida se transforma al tener un correcto sentido junto con una nueva fuerza para actuar. No se pierde en este estado de conciencia la conciencia del Yo, por el contrario, el Yo es el centro de la experiencia realizada. Se alcanza el conocimiento más perfecto de la evolución humana, conocimiento imposible de describir para la mente consciente. En palabras se puede decir que es el Conocimiento en plena conciencia de la propia realidad ante la Realidad Universal.
El Dhammapada es una recopilación de los discípulos sobre Enseñanzas y recomendaciones de Buda. Algunos pasajes son:
Las últimas palabras de Buda fueron:
Sed diligentes en vuestra salvación
-I-
El Tao que puede llamarse Tao
no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar
no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del Cielo y la Tierra;
y con nombre, es la madre de las diez mil cosas.
Desde el No-Ser comprendemos su esencia;
y desde el Ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, Ser y No-Ser, tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el Misterio.
Y en este Misterio
se halla la puerta de toda maravilla.
-II-
Todo el mundo toma lo bello por bello,
y eso es porque conocen qué es lo feo.
Todo el mundo toma el bien por el bien,
y eso es porque conocen qué es el mal.
Porque, el Ser y el No-Ser se engendran mutuamente.
Lo fácil y lo difícil se complementan.
Lo largo y lo corto se forman el uno de otro.
Lo alto y lo bajo se aproximan.
El sonido y el tono armonizan entre sí.
El antes y el después se suceden recíprocamente.
Por ello, el Sabio maneja sus asuntos sin interferir,
y difunde sus enseñanzas sin adoctrinar.
No niega la existencia de las innumerables cosas.
Las construye sin atribuirse nada.
Hace su trabajo sin acumular nada por él.
Cumple su tarea sin vanagloriarse de ella, y,
precisamente por no vanagloriarse,
nadie se la puede quitar.
-III-
No ensalzar los talentos
para que el pueblo no compita.
No estimar lo que es difícil de adquirir
para que el pueblo no se haga ladrón.
No mostrar lo codiciable
para que su corazón no se ofusque.
El sabio gobierna de modo que
vacía el corazón de deseos,
llena el vientre de alimentos,
debilita la ambición,
y fortalece hasta los huesos.
Así evita que el pueblo tenga codicia
y ambiciones,
para que los oportunistas
no busquen aventajarse de los otros.
Quien practica la no-acción,
todo lo gobierna.
-IV-
El Tao es vacío,
imposible de colmar,
y por eso, inagotable en su acción.
En su profundidad reside el origen
de todas las cosas.
Suaviza sus asperezas,
disuelve la confusión,
atempera su esplendor,
y se identifica con el polvo.
Por su profundidad parece ser eterno.
No sé quién lo concibió,
pero es más antiguo que los dioses.
-V-
El Universo es imparcial:
ve a las diez mil cosas como imitaciones.
El sabio es imparcial:
ve a la gente como simulaciones.
El universo es como un fuelle,
vacío, pero nunca agotado.
Cuanto más se mueve,
más produce.
De igual modo, Cuanto más cosas ambiciamos,
más pobres nos hacemos;
es mejor buscar el conocimiento interno.
-VI-
La Esencia del Todo no muere.
Es la Mujer Misteriosa, Madre del Universo.
El camino de la Mujer Misteriosa
es la raíz del Cielo y de la Tierra.
Su duración es perenne, su eficiencia infatigable.
-VII-
El cielo y la tierra son eternos.
El cielo y la tierra deben su eterna duración
a que no hacen de sí mismos
la razón de su existencia.
Por ello son eternos.
El sabio queda atrás, por lo mismo es el primero.
Está desapegado, por eso es uno con todo.
A través de sus acciones generosas logra la plenitud.
-VIII-
La Suprema Bondad es como el agua.
El agua es buena y útil a los diez mil seres por igual.
No tiene preferencias por ninguno en especial.
Fluye en sitios que los hombres suelen rechazar,
al igual que sucede con el Tao.
Por esto, estar cerca del Tao implica que:
Al escoger tu morada,
has de saber cómo no apartarte de la tierra.
Al cultivar tu mente,
has de saber cómo bucear en las profundidades ocultas.
Al tratar con los demás,
has de saber ser amable y bondadoso.
Al hablar, has de saber medir tus palabras.
Al gobernar, has de saber cómo promover el equilibrio.
Al administrar, has de saber ser eficaz y justo.
Cuando actúes,
has de saber escoger el momento oportuno.
El Sabio que consiente en ello no rivaliza con los otros,
y Por lo tanto, no se equivoca.
-IX-
La tinaja demasiado llena caerá por su propio peso.
Afilar en demasía la espada la desgastará
y no durará mucho tiempo.
Si al salón se le llena de jade y piedras preciosas,
alguien intentará robarlo.
El rico y orgulloso se pierde a sí mismo,
y en consecuencia atraerá la desgracia.
El hombre que surca el Sendero del Cielo
se retira luego de finalizar su obra.
-X-
Unir cuerpo y mente en un conjunto
del que no puedan disociarse.
Equilibrar el Chi hasta hacerlo
tan armónico como el de un recién nacido.
Purificar la visión interna hasta
dejarla libre de todo vicio.
Querer al pueblo y gobernar la nación
practicando el Wu-Wei.
Abrir y cerrar las puertas del cielo
siendo como la Mujer Misteriosa.
Conocer y comprenderlo todo
usar la inteligencia.
Engendrar y criar,
Alimentar y educar
engendrar sin apropiarse,
obrar sin pedir nada a cambio,
guiar sin dominar,
esta es la Gran Virtud.
-XI-
Treinta radios convergen en el centro de una rueda,
pero es su vacío
lo que hace útil al carro.
Se moldea la arcilla para hacer la vasija,
pero de su vacío
depende el uso de la vasija.
Se abren puertas y ventanas
en los muros de una casa,
y es el vacío
lo que permite habitarla.
En el Ser centramos nuestro interés,
pero del No-Ser depende la utilidad.
-XII-
Los cinco colores ciegan al hombre.
Los cinco sonidos ensordecen al hombre.
Los cinco sabores embotan al hombre.
La carrera y la caza ofuscan al hombre.
Los tesoros corrompen al hombre.
Por eso, el sabio atiende al vientre
y no al ojo.
Por eso, rechaza esto y prefiere aquello.
-XIII-
"El favor y la desgracia inquietan por igual".
"La fortuna es un gran dolor como nuestro cuerpo".
¿Qué quiere decir: favor y desgracia inquietan
por igual ?
El favor eleva y la desgracia abate.
Conseguir el favor es la inquietud.
Perderlo es la inquietud.
Este es el sentido de
«favor y desgracia inquietan por igual»
¿Qué quiere decir: la fortuna es un gran dolor como
nuestro cuerpo?
La causa por la que padezco dolor es mi propio cuerpo.
Si no lo tuviese,
¿qué dolor podría sentir?
Por esto, quien estime al mundo igual a la fortuna de
su propio cuerpo,
puede gobernar el mundo.
Quien ame al mundo como a su propio cuerpo,
se le puede confiar el mundo.
-XIV-
Se le llama invisible porque mirándole
no se le ve.
Se le llama inaudible porque escuchándole
no se le oye.
Se le llama impalpable porque tocándole
no se le siente.
Estos tres estados son inescrutables
y se confunden en uno solo.
En lo alto no es luminoso,
en lo bajo no es oscuro.
Es eterno y no puede ser nombrado,
retorna al no-ser de las cosas.
Es la forma sin forma
y la imagen sin imagen.
Es lo confuso e inasible.
De frente no ves su rostro,
por detrás no ves su espalda.
Quien es fiel al Tao antiguo
domina la existencia actual.
Quien conoce el primitivo origen
posee la esencia del Tao.
-XV-
Los sabios perfectos de la antigüedad
eran tan sutiles, agudos y profundos
que no podían ser conocidos.
Puesto que no podían ser conocidos,
sólo se puede intentar describirlos:
Eran prudentes, como quien cruza un arroyo en invierno;
cautos, como quien teme a sus vecinos por todos lados;
reservados, como un huésped;
inconstantes, como el hielo que se funde;
compactos, como un tronco de madera;
amplios, como un valle;
confusos, como el agua turbia.
¿Quién puede, en la quietud, pasar lentamente de lo
turbio a la claridad?
¿Quién puede, en el movimiento, pasar lentamente
de la calma a la acción?
Quien sigue este Tao
no anhela la abundancia.
Por no estar colmado
puede ser humilde,
eludir lo vulgar
y alcanzar la plenitud.
-XVI-
Vacía tu mente de deseos y ambiciones
para conservar la paz.
De la aparición bulliciosa de todas las cosas,
contempla su retorno.
Todos los seres crecen agitadamente,
pero luego, cada uno vuelve a su raíz.
Volver a su raíz es hallar el reposo.
Reposar es volver a su destino.
Volver a su destino es conocer la eternidad.
Conocer la eternidad es ser iluminado.
Quien no conoce la eternidad
camina ciegamente a su desgracia.
Quien conoce la eternidad
da cabida a todos.
Quien da cabida a todos es universalista.
Quien es universalista es parte de la Naturaleza.
Quien es parte de la Naturaleza es como el Tao
Quien es como el Tao alcanza la inmortalidad,
ya que el cuerpo perecerá, pero el Tao no.
-XVII-
De los buenos líderes, la gente no nota su existencia.
A los no tan buenos, la gente les honrará y alabará.
A los mediocres, les temerán
y a los peores les odiarán.
Cuando se haya completado el trabajo de los mejores líderes,
la gente dirá: "lo hemos hecho nosotros"
-XVIII-
Cuando se abandona el Tao
aparecen la "ética" y la "moral".
Con la "verdad" y la "justicia"
surgen los grandes hipócritas.
Cuando no existe armonía entre los parientes,
hablan de "lealtad a la familia" y de "honrar a los padres".
Cuando hay revueltas en el reino,
aparecen el "patriotismo" y el "nacionalismo",
inventando así la fidelidad del buen súbdito.
Cuando el Tao se pierde aparece la falsedad.
-XIX-
Prescribe la sabiduría, descarta la santidad,
y el pueblo se beneficiará cien veces.
Prescribe la bondad humana, descarta la moralidad,
Y el pueblo será abnegado y compasivo.
Prescribe la habilidad, descarta el provecho,
y así bandidos y ladrones desaparecerán.
Pero estas tres normas no bastan.
Por esto, atiende a lo sencillo y genuino,
reduce tu egoísmo, y restringe los deseos.
-XX-
Suprime el adoctrinamiento y no habrá preocupaciones.
¿Qué diferencia hay entre el sí y el no?
¿Qué diferencia hay entre el bien y el mal?
¡El dicho “lo que otros evitan, yo también deberé evitar”
cuán falso y superficial es!
No es posible abarcar todo el saber.
Todo el mundo se distrae y disfruta,
como cuando se presencia un gran sacrificio,
o como cuando se sube a los jardines de una torre en primavera.
Sólo yo doy cabida a la duda,
no copiando lo que otros hacen,
como un recién nacido que aún no sabe sonreír.
Como quien no sabe a dónde dirigirse,
como quien no tiene hogar.
Todo el mundo vive en la abundancia,
sólo yo parezco desprovisto.
Consideran mi mente como la de un loco
por sentir umbrías confusiones y críticas.
Todo el mundo brilla porque solo las luces buscan,
sólo yo me atrevo a transitar por las tinieblas.
Todo el mundo se conforma con su felicidad,
sólo yo me adentro en mi depresión.
Soy como quien deriva en alta mar,
voy contra la corriente si un rumbo predestinado.
Todo el mundo es puesto en algún uso;
sólo yo soy un ermitaño intratable y aburrido.
Sólo yo soy diferente a todos los demás
porque aprecio a la Madre Naturaleza que me nutre.
-XXI-
El Sabio adquiere el Conocimiento al seguir al Tao.
El Tao es algo confuso e intangible.
Es confuso e intangible, pero adquiere formas.
Es confuso pero poderoso porque abarca muchas cosas.
Es profundo y caótico pero contiene una esencia.
Esta esencia es la Verdadera Naturaleza.
Desde los tiempos más remotos hasta hoy,
jamás se ha podido prescindir de los nombres
para entender las cosas.
¿Cómo se puede entonces conocer la Verdadera Naturaleza?
A través de ella misma.
-XXII-
Lo humillado será engrandecido.
Lo inclinado será enderezado.
Lo vacío será lleno.
Lo envejecido será renovado.
Al que menos tenga, más se le dará.
Al que más tenga, más le será quitado.
Lo sencillo y puro será alcanzado,
pero lo complicado y extenso causará confusión.
Por esto, el sabio abraza la unidad
y es el modelo del mundo.
Destaca porque no se exhibe.
Brilla porque no se guarda.
Merece honores, porque no se ensalza.
Posee el mando, porque no se impone.
Nadie le combate porque él a nadie oprime.
“Si eres humilde, te conservarás resplandeciente”
dice un antiguo proverbio.
¿Quién es capaz de considerar vanas estas palabras?
Pues por esto mismo, el sabio preservará su grandeza.
-XXIII-
Hablar poco es lo natural.
Un huracán no dura toda la mañana.
Un aguacero no dura todo el día.
¿Quién hace estas cosas?
El cielo y la tierra.
Sí las cosas del cielo y la tierra
no pueden durar eternamente,
¿cómo pretende el hombre que sus cosas sí lo hagan?
Así, quien acepta al Tao
se une al Tao.
Quien acepta la virtud,
se une a la virtud.
Quien acepta la pérdida,
se une a esa pérdida.
Quien se identifica con una de estas cosas,
por ella es acogido y podrá avanzar plenamente.
Ábrete al Tao,
después confía en tus respuestas naturales
y todo encajará en su sitio.
-XXIV-
Quien se sostiene de puntillas no permanece mucho tiempo en pie.
Quien da largos pasos no puede ir muy lejos.
Quien quiere brillar
no alcanza la iluminación.
Quien pretende ser alguien
no lo será naturalmente.
Quien se ensalza no merece honores.
Quien se vanagloria
no realiza ninguna obra.
Para los seguidores del Tao, estos excesos son como excrecencias
y restos de basura que a todos repugnan.
Por eso, quien posee el Tao
no se detiene en ellos, sino que los rechaza.
-XXV-
Aún antes que el Cielo y la Tierra, existía algo
indefinido pero completo en sí mismo; este Caos inagotable
era único e ilimitado: sin sonido, sin forma,
de nada depende y permanece inalterado,
se lo puede considerar el origen del Universo.
No sé su nombre,
pero lo llamo Tao.
Si me esfuerzo en darle otro nombre
lo llamo «grande».
Es grande porque se extiende.
Su expansión le lleva lejos.
La lejanía le hace retornar.
El Tao, pues, es grande y el Cielo es grande.
La Tierra es grande y también lo es el Hombre.
En el Universo hay cuatro cosas grandes,
y el Hombre es una de ellas.
El Hombre fluye de la Tierra.
La Tierra fluye del Cielo.
El Cielo fluye del Tao.
El Tao fluye por si mismo.
-XXVI-
Lo pesado es la raíz de lo ligero.
La calma somete a lo agitado.
Así, el sabio cuando viaja
no se aleja de la caravana.
Aunque pudiera divagar por los paisajes más excelsos,
conserva su paz y se hace superior.
¡Cuanta más atención debería poner el señor
del imperio en la esfera terrestre de su persona,
en vez de ocuparse de sus diez mil carruajes!
Quien se comporta superficialmente
pierde la raíz de su poder.
Quien se ofusca,
se pierde a sí mismo.
-XXVII-
Un buen caminante no deja huellas.
Un buen orador no se equivoca ni ofende.
Un buen contable no necesita útiles de cálculo.
Un buen cerrajero no usa barrotes ni cerrojos,
y nadie puede abrir lo que ha cerrado.
Quien ata bien no utiliza cuerdas ni nudos,
y nadie puede desatar lo que ha atado.
Así, el sabio siempre ayuda a los hombres,
por eso a nadie desampara.
El sabio siempre salva a las cosas,
por eso a ninguna descuida.
De él se dice que está deslumbrado por la luz.
Por esto, el hombre bueno no se considera maestro
de los hombres, sino que les enseña;
y el hombre que no es bueno estima como buenas las
riquezas que de los hombres obtiene.
No amar el magisterio ni la materia de los hombres,
y aparentar ignorancia, siendo iluminado,
Este es un principio esencial del Tao.
-XXVIII-
Conoce la fuerza del hombre,
aunque conserva la suavidad de una mujer.
Sé la corriente del universo.
Siendo la corriente del universo,
La verdad y el no desvío se torna inocente
Como un niño pequeño.
Conoce el blanco, aunque conserva el negro.
Sé un ejemplo para el cosmos.
Siéndolo, cada verdad y no desvío
regresa al infinito.
Conoce el honor, conserva la humildad.
Sé el valle del universo.
Mientras seas como el valle del universo
la virtud eterna te colmará
y retornarás a la sencillez.
Al volver a la sencillez se regresa a lo primordial, al tronco en bruto,
y en manos del sabio, el tronco es convertido en utensilios.
Estos utensilios son funcionarios del sabio,
por eso el Sabio no destruye el tronco,
sino que lo convierte en herramientas útiles para el mundo.
-XXIX-
Quien pretende el dominio del mundo
y mejorar éste,
se encamina al fracaso.
El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado.
Quien lo domina lo empeora,
quien lo tiene lo pierde.
Porque, en el mundo todo tiene su tiempo y lugar,
unas cosas van por delante, otras por detrás.
A veces soplan suavemente, otras con fuerza.
Unas cosas son vigorosas, otras débiles.
A veces permanecen, otras veces caen.
Por esto, el sabio rechaza todo exceso,
desecha los absolutos
y descarta toda exhuberancia.
-XXX-
Quien gobierna ateniéndose al Tao
no intenta dominar el mundo mediante la fuerza de las armas.
Está en la naturaleza de las armas militares volverse
contra los propios hombres que las crearon.
Donde se estacionan los ejércitos, sólo crecen después zarzas y espinos.
Durísimos años de hambruna de seguro seguirán a una gran guerra.
Así, el sabio busca el progreso de su pueblo,
y no el dominio de los pueblos vecinos.
Por eso no intenta conquistar por la fuerza.
Sin jactancia,
Sin obstinación,
Sin enriquecerse,
Ese es el método del sabio,
Porque expandirse excesivamente es precipitar el decaimiento,
y esto es contrario al Tao, y lo que es contrario al Tao
generará su propia destrucción.
-XXXI-
Las armas son instrumentos nefastos.
El hombre del Tao nunca se sirve de ellas.
El hombre de bien considera a la izquierda
como sitio de honor,
pero se inclina a la derecha cuando porta armas.
El sabio prefiere la izquierda.
El soldado prefiere la derecha.
Las armas son instrumentos nefastos,
no adecuados para el hombre de bien.
Sólo las usa en caso de necesidad,
y lo hace comedidamente,
sin alegría en la victoria.
El que se alegra de vencer
es el que goza con la muerte de los hombres.
Y quien se complace en matar hombres
no puede prevalecer en el mundo.
Para los grandes acontecimientos
el sitio de honor es la izquierda,
y la derecha para los hechos luctuosos.
En el ejército,
El comandante adjunto se coloca a la izquierda,
El comandante en jefe, a la derecha.
Esta es la misma disposición que se usa en los ritos fúnebres.
Esto significa que la guerra se compara a un servicio funerario.
Cuando ha sido matada mucha gente,
sólo es justo que los supervivientes lloren por los muertos.
Por esto, incluso una victoria es un funeral.
-XXXII-
El Tao, en su eternidad, carece de nombre.
Aunque mínimo en su unidad,
nada en el mundo puede subyugarle.
Si los príncipes y los reyes
se tornaran al Tao
los diez mil seres serían agasajados
como huéspedes de honor.
El cielo y la tierra
se unirían para llover dulce rocío.
El pueblo, sin gobierno
por sí mismo se ordenaría con equidad.
Cuando en el principio se dividió, dio formas a las diez mil cosas,
y a estas cosas se les dio nombres.
Demasiados nombres ahora hay, llegando así la hora de detenerse
para resguardarse del peligro.
El Tao en el universo
es comparable
al torrente de un valle que fluye
hacia el río y el mar.
-XXXIII-
El que conoce a los demás es inteligente.
El que se conoce a sí mismo es iluminado.
El que domina a los demás es fuerte.
El que se domina a sí mismo es poderoso.
El que se contenta es rico.
El que se esfuerza sin cesar es voluntarioso.
El que permanece en su puesto, vive largamente
El que muere y no perece, es eterno.
-XXXIV-
El Gran Tao es como un río que fluye en todas las direcciones.
Los diez mil seres y las diez mil cosas le deben la existencia
y él a ninguno se la niega.
El Tao cumple su propósito sin apropiarse de nada.
Cuida y alimenta a los diez mil seres
sin adueñarse de ellos.
Carece de ambiciones,
por eso puede ser llamado pequeño.
Los diez mil seres retornan a él sin que los reclame,
y por eso puede ser llamado grande.
De la misma forma, el sabio nunca se considera grande,
y así, perpetúa su grandeza.
-XXXV-
El que obtenga la Gran Forma Original
adquirirá el paradigma para el mundo.
El mundo no sufrirá mal alguno
y quedará en paz, prosperidad y equilibrio.
La música y los manjares
detienen al caminante,
pero lo que exhala el Tao
no tiene sabor.
Se mira el Tao y no complace a la vista.
Se escucha el Tao y no complace al oído.
Se bebe del Tao y es inagotable.
-XXXVI-
Para que algo sea contraído,
antes debe ser expandido.
Para que algo sea debilitado,
antes debe ser fortalecido.
Para que algo sea destruido,
antes debe ser levantado.
Para que alguien obtenga algo,
antes alguien debe haberlo dado.
Este es el Misterio Oculto.
Lo tierno y lo débil
vencen lo duro y fuerte.
Los peces no deben salir de las profundidades de las aguas,
al igual que el reino no debe exhibir sus armas.
Segunda parte: El libro del Te
-XXXVII-
El Tao, por su naturaleza, no actúa,
pero nada hay que no sea hecho por él.
Si los príncipes y los reyes
pudieran adherírsele,
todos los seres evolucionarían por sí mismos.
Si al evolucionar aún persistiera el deseo codicioso,
yo los retornaría a la simplicidad sin nombre.
En la simplicidad sin nombre no existe el deseo.
Sin deseos es posible la paz
y el mundo se ordenaría por sí mismo.
-XXXVIII-
La virtud superior no se precia de virtuosa,
esa es su virtud.
La virtud inferior aprecia su propia virtud,
por eso no tiene virtud.
La virtud superior no actúa por intereses personales.
La virtud inferior sí actúa por intereses personales.
La bondad actúa sin requerir de motivaciones para hacerlo.
La justicia actúa, pero requiere de motivaciones para hacerlo.
El ritual actúa
y, al no hallar respuesta, la impone por la fuerza.
Así, perdido el Tao, queda la virtud.
Perdida la virtud, queda la bondad.
Perdida la bondad, queda la justicia.
Perdida la justicia, queda el ritual.
El ritual es sólo la apariencia de la fe y la lealtad,
pero es en realidad el origen de todo desorden y confusión.
La precognición es sólo una flor del Tao
y suele dar origen a la necedad.
Así, el sabio
observa lo profundo y no lo superficial.
Se atiene al fruto y no a la flor,
rechaza esto y prefiere aquello.
-XXXIX-
De las cosas antiguas no faltan las que alcanzaron la Unidad:
El Cielo alcanzó la Unidad y se hizo diáfano;
La Tierra alcanzó la Unidad y se volvió tranquila;
El Chi alcanzó la Unidad y se hizo poderoso;
Los manantiales alcanzaron la Unidad y quedaron colmados;
Los diez mil seres alcanzaron la Unidad y pudieron reproducirse;
Los reyes y príncipes alcanzaron la Unidad y se
convirtieron en gobernantes soberanos del mundo.
Todos ellos son lo que son en virtud de la Unidad.
Si el Cielo no fuera diáfano, estallaría en pedazos;
Si la Tierra no estuviera tranquila, se derrumbaría en fragmentos;
Si los manantiales no estuvieran colmados, se secarían;
Si el Chi no fuera poderoso, dejaría de existir;
Si los diez mil seres no pudieran reproducirse,
acabarían por extinguirse;
Si los reyes y príncipes no fueran los gobernantes soberanos, vacilarían y caerían sus imperios.
Por esto, lo humilde es la raíz de la nobleza.
Por sobre el pueblo se funda la aristocracia.
Es por esto por lo que reyes y príncipes se denominan a sí mismos
"El Desvalido", "El Ignorante" y "El Indigno".
Esto es porque ellos saben que dependen del humilde.
Por lo tanto, el honor máximo es de aquel que no lo pretende.
El Sabio no prefiere ser como el jade,
sino como el más vulgar guijarro.
-XL-
La transmutación de los contrarios
es el movimiento del Tao.
La flexibilidad es la manifestación del Tao.
Los diez mil seres han nacido del Ser
y el Ser ha nacido del No-Ser.
-XLI-
Los estudiantes sabios escuchan al Tao
y lo practican diligentemente.
Los estudiantes mediocres escuchan al Tao
y lo abandonan una y otra vez.
Los estudiantes vulgares escuchan al Tao
y se ríen de él.
Si gente como esa no se riera,
el Tao no sería lo que es.
En consecuencia se dice que:
El pasado brillante parece empañado.
Progresar parece retroceder.
El modo fácil parece arduo.
La mayor Virtud parece vacía.
La gran pureza parece sombría.
La Virtud más sana parece inadecuada.
La fuerza de la Virtud parece frágil.
La Virtud real parece irreal.
El perfecto cuadrado parece sin ángulos.
Los grandes talentos maduran tarde.
Las notas más agudas son difíciles de oír.
Las más grandes formas no tienen forma.
El Tao es oculto y sin nombre.
Sólo el Tao alimenta y
logra que todo se realice.
-XLII-
El Tao engendra al Uno,
El Uno engendra al Dos,
El Dos engendra al Tres.
El Tres engendra a los diez mil seres.
Los diez mil seres llevan el Yin en sus espaldas y el Yang en sus frentes,
Y la armonía de su Chi depende del equilibrio de estas dos fuerzas.
Los hombres aborrecen la soledad, la pobreza, la indignidad,
y estos nombres los usan los soberanos para sus títulos.
Porque unos ganan perdiendo, y otros pierden ganando.
Yo enseño lo que otros han enseñado:
«el hombre que vive violentamente, morirá violentamente».
Esta es la guía de mi enseñanza.
-XLIII-
Lo más blando del mundo
vence a lo más duro.
La nada penetra donde no hay resquicio.
Por esto conozco la utilidad del no-interferir.
Pocas cosas bajo el cielo son tan instructivas como las lecciones del silencio,
o tan beneficiosas como los frutos del no-interferir.
Pocos en el mundo llegan a comprenderlo.
-XLIV-
¿Qué es más íntimo a nuestra naturaleza,
la fama o el propio cuerpo?
¿Qué es más apreciable, la salud o la riqueza?
¿Qué nos duele más,
ganar una cosa o perder la otra?
Quien se apega a las cosas, mas sufre por ellas.
Quien acumula muchas cosas, mas peligra de perderlas.
Quien se contenta con lo justo nunca es agraviado.
Quien sabe medirse no sufre peligros
y vivirá largamente.
-XLV-
La Gran Perfección parece insuficiente,
pero surte un efecto infinitamente eficaz.
La Gran Plenitud es de apariencia vacía,
pero su acción es inagotable.
La Gran Rectitud es en apariencia torcida.
La Gran Habilidad es en apariencia torpe.
La Gran Elocuencia es en apariencia incongruente.
El movimiento vence al frío.
La quietud vence al calor.
Lo pacífico y sereno son las cosas que restauran
el orden del Universo.
-XLVI-
Cuando el Tao reina en el mundo
los caballos de guerra acarrean estiércol.
Cuando no hay Tao en el mundo
Los campos se usan para criar caballos de guerra.
No hay mayor error que consentir los deseos.
No hay mayor desgracia que ser insaciable.
No hay mayor vicio que ser codicioso.
Quien sepa moderarse al obtener lo suficiente,
siempre estará saciado.
-XLVII-
Sin salir de la puerta
se conoce el mundo.
Sin mirar por la ventana
se ve el camino del cielo.
Cuanto más lejos se va,
menos se aprende.
Así, el sabio,
No da un paso y llega,
No mira y conoce,
No interfiere y cumple.
-XLVIII-
Al buscar conocimiento mediante el estudio,
cada día se adquiere algo.
Al buscar conocimiento mediante el Tao,
cada día hay que desprenderse de algo.
Desprendiéndose de cada vez más
se llega al estado de la No-Interferencia.
Al No-Interferir
nada se deja sin hacer.
El mundo debe regirse dejando que las cosas fluyan.
Nada puede ser regido interfiriendo contra las cosas.
-XLIX-
El Sabio no tiene intereses propios,
Hace suyos los intereses del pueblo.
Es bueno con los buenos
y también con los que no son buenos,
y así consigue que estos se tornen a la bondad.
Confía en el sincero
y también en los que no son sinceros,
y así consigue que estos se vuelvan dignos de confianza.
El Sabio vive en el respeto de todos.
Fusiona su mente con el mundo.
Las cien familias dirigen sus oídos y sus ojos hacia él,
Y él los educa como si fueran sus hijos.
-L-
Vivir es llegar y morir es volver.
Tres hombres de cada diez caminan hacia la vida.
Tres hombres de cada diez caminan hacia la muerte.
Tres hombres de cada diez mueren en el ansia de vivir.
Esto es porque viven sus vidas frenéticamente.
¿Cómo puede entonces sobrevivir el décimo hombre?
El hombre que sabe vivir
viaja sin temor a los búfalos y a los tigres,
y va desarmado al combate.
El búfalo no encuentra donde hincarle el cuerno,
El tigre no encuentra donde clavarle su garra,
El arma del enemigo no encuentra donde hundir su filo.
¿Por qué?
Porque este hombre desechó sus puntos débiles,
burlando así su destino de morir.
-LI-
El Tao engendra.
La virtud nutre.
La materia conforma.
La Energía perfecciona.
Por esto, los diez mil seres
respetan al Tao
y honran la virtud.
Este respeto al Tao y honor a la Virtud
no ha de ser impuesto por nadie, sino que es espontáneo,
por ser la propia naturaleza.
Porque el Tao los engendra,
la virtud los nutre,
los hace crecer, los perfecciona,
los conserva, los madura
y los protege.
Engendrar y criar,
Engendrar sin apropiarse,
Obrar sin pedir nada a cambio,
Guiar sin dominar,
Esta es la Gran Virtud.
-LII-
Todo cuanto existe tuvo un Origen Común.
Este Origen es la madre del Universo.
Quien conoce a la madre
conoce a los hijos.
Quien conoce a los hijos
preserva a la madre
y su vida no correrá peligro.
Quien tapa los orificios,
y cierra las puertas,
vivirá sin problemas.
Quien abre los orificios,
y aumenta sus trabajos,
vivirá su vida asediado.
Ser lúcido es ver lo ínfimo.
Guiarse por lo flexible otorga fortaleza.
Usar la luz,
retornar y restituir la Iluminación.
No abandonar la vida de uno a la calamidad.
De esta manera, se practica la eternidad.
-LIII-
Quisiera poseer la sabiduría
para poder marchar por el Gran Camino
sin temor a desviarme.
El Gran Camino es llano y recto,
pero la gente elige los senderos tortuosos.
Cuando la corte imperial se adorna de esplendor,
los campos se llenan de malas hierbas
y los graneros quedan vacíos.
Los barones y reyes visten ropas lujosas,
Tienen mas posesiones de las que llegan a usar,
se hartan de bebida y de manjares,
Acumulan tesoros y riquezas en exceso.
Son gobernantes-ladrones.
Robar y ostentar no es seguir al Tao.
-LIV-
Lo que está bien arraigado no será arrancado.
Lo que está bien abrazado no será soltado.
Será honrado de generación en generación.
Si la cultivas en tí mismo,
la virtud será verdadera.
Si la cultivas en tu familia,
la virtud será abundante.
Si la cultivas en tu pueblo,
la virtud será grande.
Si la cultivas en el Estado,
la virtud será poderosa.
Si la cultivas en el mundo,
la virtud será universal.
Por esto, conoce a otros por sí mismos;
Mira a la familia como familia.
Mira al pueblo como pueblo.
Mira al Estado como Estado.
Mira al universo como universo.
¿Cómo puedo entonces conocer el mundo?
Porque lo veo por mi mismo.
-LV-
Quien alcanza la mayor virtud
es como un recién nacido.
Los reptiles venenosos no le pican.
Las fieras salvajes no le atacan.
Las aves rapaces no le arrebatan.
Tiene blandos los huesos
y débiles los tendones,
pero agarra firmemente.
Ignora la unión de los sexos,
pero posee la íntegra plenitud de su hombría.
Grita todo el día,
pero no enronquece;
porque posee la perfecta armonía.
Conocer la armonía es eternidad.
Conocer la eternidad es ser iluminado.
Precipitar el crecimiento de la vida es nefasto.
Reprimir la Energía causa esfuerzo.
Si demasiada Energía es usada, le sigue el agotamiento.
Los diez mil seres, cuando crecen demasiado,
empiezan a envejecer.
Esto ocurre a todo lo contrario al Tao,
y lo que es contrario al Tao generará su propia destrucción.
-LVI-
El que sabe no habla.
El que habla no sabe.
Habla solo lo necesario,
Controla tus emociones,
Simplifica los problemas,
Deshazte de la confusión,
Atenúa tu resplandor,
Identifícate con el polvo,
Esta es la Misteriosa Totalidad.
Quien ha alcanzado este estado,
No se preocupa por el amor o el odio,
ni por el auge o el fracaso.
A la Misteriosa Totalidad,
No se le puede atraer;
no se le puede rechazar;
no se le puede beneficiar;
no se le puede perjudicar;
no se le puede honrar;
Por eso, es lo máximo que un hombre podrá alcanzar.
-LVII-
Se gobierna al Estado con leyes ordinarias.
Se lucha en la guerra con tácticas extraordinarias.
Pero solo con la no-interferencia se ganará el mundo.
¿Cómo lo sé?
Porque he visto esto:
Cuantas más restricciones se imponen y más artificiales
son los tabúes que hay en el mundo,
más se empobrece la gente.
Cuantas más armas y soldados existen,
mas desorden y conflicto hay en el reino.
Cuanto más oportunistas son los hombres,
mas cosas nefastas ocurren.
Cuanta más prominencia se dá a las leyes y regulaciones,
más ladrones y bandidos aparecen.
Por eso el sabio dice:
Yo no causo interferencia,
y así el pueblo por sí mismo progresa.
Yo fomento la quietud,
y así el pueblo por sí mismo prospera.
Yo no emprendo ningún negocio,
y así el pueblo por sí mismo se enriquece.
Yo nada deseo,
y así el pueblo por sí mismo retorna a la sencillez.
-LVIII-
Cuando el gobierno es discreto,
el pueblo es diligente.
Cuando el gobierno es vigilante,
el pueblo es indolente.
La desdicha tiene su origen en la dicha.
La dicha acecha a la desdicha.
Lo supremo es no dar órdenes
¿Pero quien se da cuenta de ello?
Lo correcto se convierte en incorrecto
y el bien se convierte en calamidad.
Pero el hombre no lo entiende,
porque desde hace tiempo es engañado.
Por eso el sabio es recto pero no tajante,
es anguloso pero no hiriente,
es firme pero no insolente,
es iluminado pero no encandila.
-LIX-
Para gobernar al pueblo en armonía con el Universo,
lo mejor es la moderación.
La moderación implica renunciar a intereses personales.
Quien consigue pronto la moderación,
acumula mucha virtud.
Con la virtud acumulada,
vencerá en todo.
Venciendo en todo,
llegará a límites insospechados.
Al no guiarse por límites se puede ser un gran guía.
Un gran guía puede poseer la Madre del reino, y
puede ser perdurable en ello.
El Tao implica adquirir raíces profundas y bases firmes.
Esto conlleva a una larga vida con la visión de la Mutación Perpetua.
-LX-
Se debe gobernar un gran Estado
tal como se fríen los pececillos, con cuidado
para que no se desentrañen.
Si se gobernara el mundo con el Tao,
el mal no tendría poder.
No porque el mal careciera de poder,
sino porque éste no dañaría a los hombres.
El mal no dañaría a los hombres,
y tampoco el sabio los dañaría.
Si no se atacaran mutuamente, unirían sus Energías
y así ambos aumentarían su Poder.
-LXI-
Un gran reino es como un cauce profundo
hacia el que todo fluye.
Es como la hembra del mundo.
La hembra,
domina al macho al mostrarse cautelosa con él.
un gran reino, mostrándose cauteloso,
adquiere un reino pequeño.
Un reino pequeño, mostrándose cauteloso,
adquiere un gran reino.
Por lo tanto, uno adquiere mostrándose cauteloso,
el otro adquiere mostrándose cauteloso.
Un gran reino, sin sobrepasar sus fronteras,
reúne a todos y los nutre.
Un reino pequeño, sin sobrepasar sus fronteras,
sirve a la gente.
Asi, ambos reciben lo que desean.
Para provecho de ambos y el logro de sus deseos,
el más grande debe mostrarse cauteloso.
-LXII-
El Tao se halla oculto en lo más profundo
de los diez mil seres.
Es el tesoro del hombre bueno,
y el amparo del que no es bueno.
Las bellas palabras ganan honores,
los bellos actos elevan al hombre.
Así, al coronarse un emperador,
y nombrar a sus tres ministros,
mejor que llevar jade en las manos,
y presentar la cuadriga,
vale más cumplir con el Tao.
Los antiguos estimaban al Tao, y por eso buscaban poseerle
y evitar el ofenderle.
Esto es porque el Tao es lo máximo que un hombre podrá alcanzar.
-LXIII-
Actuar y no actuar,
realizar y no realizar,
sabroso e insípido,
grande y pequeño,
mucho y poco,
en todo rige la virtud.
Acomete la dificultad por su lado más fácil.
Ejecuta lo grande comenzando por lo más pequeño.
Las cosas más difíciles se hacen siempre abordándolas
en lo que es más fácil,
y las cosas grandes en lo que es más pequeño.
Por eso el sabio nunca realiza cosas grandes,
y así es como puede llevar a cabo grandes cosas.
El que promete a la ligera,
no cumple con su promesa.
El que todo lo encuentra fácil,
hallará la vida difícil.
Por eso, el sabio en todo considera la dificultad,
y en nada la halla.
-LXIV-
Lo que está en reposo es fácil de retener.
Lo que no ha sucedido es fácil de resolver.
Lo que es frágil es fácil de romper.
Lo que es pequeño es fácil de dispersar.
Prevenir antes de que suceda,
y ordenar antes de que aparezca el desorden.
El árbol que casi no puede rodearse con los brazos,
brotó de una semilla minúscula.
La torre de nueve pisos,
comenzó siendo un montón de tierra.
Un viaje de mil leguas,
comienza con el primer paso.
Al manejar sus asuntos, la gente suele estropearlos
justo al borde de su culminación.
Prestando total atención al principio y con paciencia al final,
nada se echa a perder.
Por eso, el Sabio carece de deseos,
no codicia los bienes de difícil alcance,
aprende a olvidar lo que le habían inculcado.
Le devuelve a los hombres la fluidez que han perdido,
y así, sin dominarlos,
favorece la evolución natural de los diez mil seres.
-LXV-
Los antiguos que seguían el Tao
no necesitaban esclarecer con ello al pueblo,
ya que lo conservaban en su sencillez natural.
El pueblo se volvió difícil de gobernar
cuando recibió el adoctrinamiento.
Quien gobierna adoctrinando
arruina el Estado.
Quien gobierna sin servirse de la astucia
enriquece el Estado.
Conocer estas dos cosas
es conocer la verdadera norma.
Conocer esta norma
es poseer la Misteriosa Virtud.
La Misteriosa Virtud es profunda y extensa;
es lo inverso a todas las cosas,
pero por ella todo se armoniza.
-LXVI-
Los ríos y los mares son los reyes de los Cien Valles
porque se mantienen abajo.
Por esto, pueden ser reyes de todos los valles.
Así, el sabio, si desea estar sobre el pueblo,
baja sus palabras hacia ellos.
Para ser la cabeza del pueblo,
se queda abajo.
Así, el sabio permanece arriba
y el pueblo no siente su peso.
Conserva el primer puesto
sin dejar al pueblo atrás.
Todo el mundo lo alza con entusiasmo
sin cansarse de él.
Como a nadie oprime,
nadie le ataca.
-LXVII-
Todo el mundo dice que mi Tao es grande
y no lo parece.
Precisamente porque es grande,
pero no lo parece.
Si lo pareciera hubiera dejado de serlo,
y hace mucho tiempo que sería pequeño.
Tengo Tres Tesoros que guardo con cuidado
y vigilo estrechamente:
el primero es la Compasión,
el segundo es la Moderación,
el tercero es la Humildad.
Por la Compasión puedo ser valeroso.
Por la Moderación puedo ser generoso.
Por la Humildad puedo ser el primero, sin parecerlo.
Los hombres de hoy,
quieren ser valerosos sin ser compasivos,
quieren ser generosos sin moderarse,
quieren ser líderes sin ser humildes,
Pues obviamente esto conlleva a la destrucción.
Quien ataca con Compasión, vence.
Quien se defiende con Compasión, resiste.
Los hombres buscan la Compasión en el Cielo, pero
el Cielo busca la Compasión en los hombres.
-LXVIII-
Un buen militar no es belicoso.
Un buen guerrero no es irascible.
Un buen vencedor evita la guerra.
Un buen empleador se supedita ante sus empleados.
Esta es la virtud del no-confrontar,
el método que los hombres deberían aplicar.
Este es el modo más perfecto
de entrar en Armonía con el Cielo.
-LXIX-
Los estrategas militares tienen un proverbio:
«Es preferible ser huésped que anfitrión.
Es preferible retroceder un pie
que avanzar una pulgada».
Esto implica no hacer el primer movimiento.
A esto se llama
avanzar sin que lo parezca,
arremangarse sin desnudar los brazos,
capturar al enemigo sin enfrentarse a él,
empuñar las armas como si no estuvieran.
No hay peligro mayor
que subestimar al enemigo,
ya que el que lo hace pierde lo que atesora.
Los que toman las armas para pelear,
llevan la aflicción a muchas casas.
-LXX-
Mis palabras son fáciles de comprender
y fáciles de practicar.
Pero nadie bajo el Cielo las comprende,
y nadie en la Tierra las practica.
Mis palabras tienen orígenes ancestrales,
Mis acciones son disciplinadas,
Pero todos ignoran mis enseñanzas,
porque todos me ignoran a mí.
Raros son los que me siguen
y eso resalta mi valor.
El sabio oculta bajo sus pobres ropajes
piedras preciosas en su corazón.
-LXXI-
Conocer y no saberlo,
ésta es la perfección.
No conocer y creer saberlo,
éste es el mal.
Conocer el propio mal
es liberarse del mal.
El sabio no tiene mal;
porque lo reconoce, no lo padece.
-LXXII-
Cuando el pueblo no teme al poder,
es cuando ese poder mas los amenaza.
No condenarlos en casas estrechas,
No atosigarlos en sus trabajos.
No permitir la pena y así no habrá sufrimiento.
por eso, el sabio se conoce
pero no se exhibe.
Se respeta a sí mismo
pero no es arrogante.
Deja esto y sigue aquello.
-LXXIII-
El valor del osado le conduce a la muerte.
El valor del prudente le conserva la vida.
Uno es el perjudicado
y el otro el beneficiado.
No todos son favorecidos por el Cielo.
Incluso el sabio se desconcierta ante tal cuestión.
Por eso, el Tao del Cielo es
saber vencer sin batallar,
saber responder sin palabras,
saber acudir sin haber sido llamado,
saber establecer planes sin presura.
Amplia es la red del Cielo
y de anchas mallas,
pero nada se le escapa.
-LXXIV-
Sí los hombres no temen a la muerte,
¿Cómo atemorizarlos con la muerte?
Pero si temen a la muerte,
como siempre temen,
y el que viola la ley puede ser apresado y ejecutado,
¿quién se atreverá entonces a violar la ley?
Existe siempre un funcionario Ejecutor.
Matar, para el Gran Ejecutor,
es como cortar madera para el maestro carpintero;
será afortunado si no se hiere su propia mano.
-LXXV-
El pueblo pasa hambre porque sus superiores consumen en exceso sobre lo que recaudan.
Por esta razón el pueblo pasa hambre.
El pueblo se rebela porque sus superiores interfieren demasiado
para así satisfacer sus intereses personales.
Por esta razón el pueblo se rebela.
El pueblo piensa poco en la muerte
porque sus superiores exigen demasiado de la vida.
Por esta razón el pueblo piensa poco en la muerte.
Quien hace mucho por la vida
la vive con mucha dificultad.
y por eso no la puede estimar.
-LXXVI-
El hombre al nacer es blando y flexible,
y al morir queda duro y rígido.
Las plantas al nacer son tiernas y flexibles
y al morir quedan duras y secas.
Lo duro y lo rígido
son propiedades de la muerte.
Lo blando y flexible
son propiedades de la vida.
Por esto, la fortaleza de las armas
es la causa de su derrota,
y el árbol robusto es derribado por las hachas.
Lo grande y poderoso caerá;
lo humilde y débil se levantará.
-LXXVII-
El Tao del cielo
semeja al que tensa el arco.
Hace rebajar lo alto y hace levantar lo bajo.
Si la cuerda es demasiado larga se la acorta.
Si no hay suficiente cuerda, se la alarga.
El Tao del cielo
es quitar al que le sobra
y dar al que le falta.
La ley del hombre,
sin embargo, es muy distinta:
quita al que le falta
y añade al que le sobra.
¿Qué hombre que tiene de sobra
le daría sus riquezas al mundo?
Sólo el hombre que posee al Tao.
Por eso, el sabio
hace su trabajo sin acumular nada por él,
realiza su obra sin apropiarse de ella,
y no se vanagloria de su sabiduría.
-LXXVIII-
Bajo el cielo no hay nada tan blando y maleable como el agua;
Pero no hay nada como el agua
para erosionar lo duro y rígido.
El agua no es sustituible.
Lo débil puede sobreponerse a lo fuerte;
lo blando puede sobreponerse a lo rígido;
Nadie desconoce esta verdad
pero nadie se atreve a ponerla en práctica.
Por eso el sabio dice:
Aquel que asume la responsabilidad
por todas las corrupciones de un reino,
merece ser su soberano.
Aquel que soporta todos los males de un reino,
puede ser soberano del imperio.
Las palabras de la Verdad parecen paradójicas.
-LXXIX-
Aunque la paz se haga entre grandes enemigos,
persiste entre ambos algo de rencor.
¿Cómo es posible que esto sea bueno?
Por ello, el sabio guarda la mitad izquierda de su contrato,
pero no pide cuentas a los hombres.
El hombre Virtuoso solo pide a los demás
que cumplan con sus obligaciones.
El hombre que no tiene virtud pide a los demás
que le paguen sus impuestos.
El Tao del Cielo carece de afectos personales,
pero siempre armoniza con los hombres buenos.
-LXXX-
Un reino pequeño, de poca población,
no emplearía todas sus cosas.
Los habitantes no se aventurarían a una expedición lejana,
por temor a pérdidas graves de vida.
Aunque tuvieran buques y carruajes,
no tendrían necesidad de usarlos.
Aunque tuvieran armas y armaduras,
no necesitarían valerse de estas.
El pueblo volvería a ocuparse
de anudar cuerdas.
Encontraría su comida sencilla pero buena;
sus ropas, finas pero simples;
sus casas, tranquilas y seguras,
sus costumbres sencillas y alegres.
En dos reinos vecinos,
tan cercanos que mutuamente se oirían sus perros y gallos,
los pobladores morirían muy ancianos
sin haberse entrometido nunca los unos con los otros.
-LXXXI-
Las palabras veraces no son agradables;
Las palabras agradables no son veraces.
El hombre bueno no gusta de discutir;
El hombre que gusta de discutir, no es bueno.
El sabio no es erudito
y el erudito no es sabio.
El sabio nunca trata de atesorar cosas.
cuanto más vive para los demás, más plena es su vida.
El Tao del Cielo beneficia y no perjudica.
El Tao del Sabio es obrar, no rivalizar.
En mi carácter de Físico y como hombre que ha dedicado su vida a la ciencia auténtica, a la investigación de la Materia, me creo a salvo de la sospecha de un fantasioso irresponsable. Por ello, y a raíz de mis exploraciones en el campo atómico, declaro lo siguiente: No existe la materia en sí. Toda materia nace y permanece únicamente en virtud de una Fuerza que pone en vibración las partículas intraatómicas y las mantiene vinculadas semejando al más pequeño sistema solar del mundo. Siendo que en el Universo no existe fuerza inteligente ni fuerza eterna (abstracta) alguna (la humanidad nunca pudo inventar un “perpetum mobile”), debemos admitir detrás de la Fuerza mencionada la presencia de un Espíritu consciente inteligente, o sea que el fundamento esencial de la materia es dicho espíritu. Ahora bien: como a su vez los seres espirituales no pueden ser por sí mismos, sino que deben ser creados, no vacilo en denominar a ese misterioso Creador como lo han nombrado todos los pueblos cultos de la Tierra en los pasados milenios: Dios.
Max Planck
Mi religión consiste en una humilde admiración por el infinito espíritu superior que se revela a sí mismo en los pequeños detalles que podemos percibir con nuestras mentes frágiles y débiles. Esa profunda convicción emotiva de la presencia de un poder razonador superior, que se revela en el incomprehensible universo, forma mi idea de Dios.
Albert Einstein
Nos creemos genios porque hemos construido cohetes gigantescos y muy pronto enviaremos un hombre a la Luna, pero lo cierto es que nada más somos discípulos de "seres" mucho más inteligentes que nosotros.
Wernher von Braun
Para decirlo crudamente: la sustancia del mundo es la sustancia mental.
Sir Arthur Eddington
El espacio y el tiempo tomados por separado se han desvanecido en puras sombras, y sólo una especie de combinación de los dos conserva alguna realidad.
Hermann Minkowski
Intento
ser realista y para ello soy favorecido al no pertenecer a humano grupo alguno
ni tener seguidores a los que expresarles lo que desean escuchar y no la sana
enseñanza que deben conocer. El Conocimiento no se da, se recibe, nada de lo
que escuches o leas, dígalo quien lo diga debes aceptarlo sin previo discernir
su validez o no. ¿Estamos en condición de discernir? Por qué lo digo, reitero
lo que los más prefieren ignorar: La crisis económica es galopante. La crisis
por corrupción es alarmante. La indiferencia culposa de las autoridades agrava
ambas crisis. La violencia, aberraciones sexuales, drogadicción, criminalidad,
prostitución, explotación de niños y mujeres... Todo ello en un despertar de lo
negativo cada vez a más temprana edad, supera nuestra imaginación... ...
...
No
resulta nada de fácil transitar rodeado por tanto sufrimiento, dolor,
depresión, ansiedad, injusticias, aberraciones de todo tipo en un derrumbe
grupal de paradigmas, sectarismos, fanatismos que se exacerban por la alta
media mundial de mal pensar que hace que el planeta se defienda frente a este
tóxico agresor humano inconsciente con un extraño Cambio Climático que se
manifiesta en muchas formas alarmantes; todo ello con los más viviendo carentes de
esperanza y faltos de fe con convicción. ¿Cómo permanecer indiferente a todo ello?
En esta confusión dado que humano soy, en un mundo tenso, angustiado, carente
de futuro... me piden ser optimista, relajado, sonreír y Pensar Mejor: Llegó una
Respuesta: Es hora de poner Luz en la oscuridad.