396
El Papa Bueno

Proemio

La figura del Papa Juan XXIII, indiscutiblemente carismática, continúa siendo un punto de referencia para la Iglesia. Pocos papas han llegado como él al corazón de la gente y han dejado un recuerdo tan profundo y tan duradero. Su paso por la cátedra de san Pedro, breve en el tiempo pero intenso y decisivo en su significado, supuso un cambio en el estilo y, sobre todo, el inicio de un proceso renovador y revitalizador de la vida cristiana, en fidelidad al depósito de la fe y en diálogo con el mundo contemporáneo. Su mensaje de esperanza, su carácter lleno de cálida cercanía, el entero testimonio de una vida puesta de verdad en las manos de Dios, calaron en las conciencias y lograron que la Buena Noticia de Cristo se difundiera extensa e intensamente, haciendo posible la llegada de un tiempo nuevo en la historia de la Iglesia. Benedicto XVI ha puesto de relieve la experiencia de paternidad que Dios nos ofreció abundantemente a través de las palabras, los gestos y el servicio eclesial del Papa Bueno y que fue tan universalmente sentida.
LUIS MARÍN DE SAN MARTÍN, OSA



La luminosa bondad del Papa bueno
La inmensa mayoría de los católicos de buena voluntad han lamentado la división que algunos medios se han empeñado en provocar y mantener con ocasión de la beatificación que el Santo Padre ha querido hacer conjuntamente de Pío IX y de Juan XXIII, los Pontífices que convocaron, respectivamente, el Concilio Vaticano I y el Vaticano II. Aunque Alfa y Omega ya dedicó sus últimos números previos a las vacaciones de agosto a estas dos egregias figuras de la Iglesia, parece conveniente fijar la mirada, de nuevo conjuntamente, en ambos Papas, unidos por la santidad de vida, como ha subrayado el propio Juan Pablo II
La beatificación de Juan XXIII ha relanzado-aunque sólo sea ocasionalmente- el interés y el aprecio, tan generalizados, por su persona. Y ha puesto de nuevo en circulación el tópico de su bondad. El Papa bueno parece la etiqueta simplona e inevitable, consensuada por la opinión pública para Angelo Giuseppe Roncalli. El Papa bueno, y se acabó.
Pero la denominación de bueno, aun siendo del todo justa, está llena de preguntas y de honduras. ¿Fue la suya, como parece deducirse de muchas crónicas y comentarios, una santidad fácil, temperamental, casi genética? ¿Era mera campechanía rústica y bonachona, o entrañaba algo de esfuerzo personal e intencionado? En suma, ¿de qué clase de bondad se trataba, cuáles eran los componentes que incluía y las especias que la sazonaban?
Tratando yo de responderme personalmente a tal curiosidad, al avecinarse su beatificación, me fui directamente a la fuente, a su impagable Diario del alma, la crónica de su vida interior que él mismo escribiera; iniciándola cuando era seminarista, en Bérgamo (1898), y concluyéndola días antes de expirar, en Roma, como Sumo Pontífice (1963). Metí su diario en la alforja de las lecturas agosteñas. Pero no creí que, releído ahora, me fuera a cautivar hasta el punto de convertirse prácticamente en la única lectura de mi mes de vacaciones.
¿Cuáles pueden ser las razones del encanto del Papa Roncalli, de su singular atractivo? ¿De qué color y sabor era su bondad? Quien quiera saborearlo tendrá que echar mano del Diario del alma, cosa que recomiendo vivamente. ¡Qué amenos paisajes de su alma ofrecen esas páginas! ¡Qué admirable orquestación de candidez, de libertad, de desprendimiento, de afán de progreso interior, de modestia y de esfuerzo ascético permanente revelan sus anotaciones y confidencias! No era la suya, en modo alguno, una bondad sólo biológicamente inevitable.
EN LAS MANOS DE DIOS
Bien podría decirse que la santidad de Juan XXIII, a juzgar por sus vivencias, era polifónica, de acordes múltiples. Pero si hubiera un registro preponderante en su experiencia de fe, tuvo que ser su abandono, tan infantil como maduro, en las manos de la Providencia.
Un abandono que glosa él mismo con frecuencia, y que sintetiza en dos palabras que convertirá en santo y seña de su vida entera: Obedientia et Pax. Es el mote que eligió para su escudo episcopal, en 1925. Pero ya entonces pudo escribir en su diario: Estas palabras, las dos, son un poco mi historia y mi vida. El sometimiento a la voluntad de Dios como fuente de paz, no una obediencia muda y mecánica, sino activa y gustosa. Glosas de este género aparecen de continuo en sus escritos. Y muy señaladamente en las sucesivas versiones de sus testamentos, que chorrean siempre esencias netamente franciscanas.
Efecto inmediato y permanente de su abandono parece su desprendimiento de lo humano, su capacidad de relativizar confiadamente cuanto ocurría a su alrededor, su desapego de tantas cosas. Nada de aspiraciones ni de carrerismos. Cuando es nombrado Presidente de las Obras Pontificias en Italia, en 1924, escribe ya: Aquí debo y quiero estar sin pensar, sin mirar, sin aspirar a otra cosa. Y entre las confidencias de su ordenación episcopal (marzo de 1925) anota claramente: No he buscado ni deseado este ministerio. Pero el Señor me ha elegido con signos tan claros de su voluntad que me parecería culpa grave contradecirla. Es una actitud interior que vuelve a expresar al ser nombrado Nuncio en París (1944): No habiendo buscado ni imaginado nada de cuanto me ha sucedido, disfruta mi corazón de gran paz y serena confianza en el Señor.
Con semejante trayectoria espiritual, nada de extraño tiene que experimentara las mismas sensaciones interiores al ser elegido, en noviembre de 1958, para suceder a Pío XII en la sede de Pedro. En sus notas sobre la sorpresiva elección escribirá, en septiembre de 1962: Aceptar con sencillez el honor y el peso del pontificado, con la alegría de poder decir que nada he hecho por provocarlo, absolutamente nada. Estas palabras pertenecen al mismo texto (papeles de un retiro en la torre de san Juan), en el que revela que sin haberlo pensado antes habló por primera vez de un concilio ecuménico con el cardenal Secretario de Estado (Tardini). Y añade: Fui yo el primero en sorprenderme ante tal propuesta, ante la que nadie había aludido anteriormente.
A este propósito se me viene a las mientes una de las anécdotas-tantas y tan regocijantes- que se cuentan de Juan XXIII. Al atardecer del mismo día de su elección (28 de octubre de 1958), tras largas horas de novedades, rituales y emociones, el nuevo Papa se queda a solas, ¡por fin!, con su secretario, monseñor Loris Capovilla. Éste, absolutamente azorado y anonadado, le dice: Santidad, y ahora ¿qué hacemos? Juan XXIII responde plácidamente: Pues, de momento, vamos a rezar las Vísperas. La anécdota podrá ser apócrifa. Pero es nítidamente verosímil y revela cómo el abandono en la Providencia iba a ser todo un programa para su pontificado.
De hecho, Juan XXIII, en unas notas de su retiro en Castelgandolfo, en agosto de 1961, dejó escrito: El Papa ha de permanecer tranquilo ante cualquier acontecimiento. Serán la Providencia y la bondad las que guíen mis pasos. Pero ya mucho antes, en otro retiro durante su estancia en Bulgaria (abril de 1930), escribía: Todo esto-se refería al cuidado de su vida interior- me lleva más espontáneamente a ese santo abandono que es elevación e impulso hacía una imitación más perfecta de mi modelo: Jesús sufriente y crucificado.
Habrá que admitir ya que la bondad de Juan XXIII fue una bondad cultivada, amorosamente cultivada.
EL CUIDADO DEL ALMA
Su diario testifica, con elocuente abundancia, el cuidado hacendoso que ya el seminarista Roncalli dedicaba a su alma. De presbítero, de obispo y de Papa mantuvo la misma dedicación por los métodos más usuales de la piedad y de la vida interior: prácticas diarias, plan de vida, dirección espiritual, confesión frecuente, retiros y ejercicios espirituales. Diríase que Angelo Giuseppe Roncalli afinaba asiduamente el instrumento de su alma. Con una particularidad: la de la fidelidad mantenida de por vida. Sobre todo, de los retiros. Sin grandes diferencias de fondo entre lo que pensaba de seminarista y lo que practicaba como Papa.
El Diario del alma de Juan XXIII revela un itinerario de notable tensión ascética. En torno a ejes tradicionales, eso sí. En él, toda la tradición, la gran tradición familiar, local y de la Iglesia encontró siempre buena acogida. Sus escritos los sazona de continuas citas y referencias. Tanto de la sabiduría popular-refranes y consejos- como de la literatura clásica profana o religiosa, en las que se muestra como muy experto. Todo le sirve para navegar por las aguas de una ascética serena y aplomada. Pero, además de un buen asceta, ¿fue el Papa Roncalli un místico? Sólo un atisbo de algo excepcional en su diario. Cuando pesarosamente abandona su diócesis de Bérgamo para desempeñar en Roma el cargo de Presidente de las Obras Misionales de Italia, y hace constar en su diario lo costoso de su traslado, anota lo siguiente: Aquí el Señor me regala con dulzuras inefables (18 de enero de 1924).
En todo caso parece descontado que Angelo G. Roncalli aspiró siempre y decididamente a la santidad. Tan seria como serenamente. Lo que sí parece confirmado es que su perseverante vigilancia ascética le proporcionó óptimos resultados de virtud. Un ejemplo. En 1897, siendo ya clérigo, redactó unos apuntes personales sobre la santa pureza. En ellos revela su aprecio por esta virtud y expresa sus serios compromisos en materia de castidad. En agosto de 1961, durante sus vacaciones papales en Castengandolfo, hace recuento de su vida y anota esta admirable confesión: En cuanto a la castidad, en la relación conmigo mismo, nada grave, jamás. En la relación con los demás, la gracia de Dios nunca permitió la tentación ni la caída. Nunca, nunca.
Son palabras escritas cuando estaba a punto de cumplir los ochenta años y se preparaba a la celebración, como lo hizo siempre, con un retiro espiritual.
UNA LUMINOSA VERDAD
Apurando más esta investigación artesana y veraniega, cabe preguntar directamente por la especie de bondad que cultivaba Juan XXIII, por las ideas que tuviera respecto a la bondad. La respuesta es harto satisfactoria en su diario. Y tan abundante que habrá que ceñirla a un encadenamiento de textos y de fechas.
Su experiencia de Visitador y, luego, Delegado Apostólico en Bulgaria distó mucho de resultarle gratificante. Un cúmulo de ambigüedades oficiales y la notoria desunión de cristianos le hicieron pasar su buen calvario. No obstante, en noviembre de 1927 está fechado este propósito: En mi relación con todos, católicos u ortodoxos, chicos o grandes, trataré de dejar siempre una huella de dignidad y de bondad; de bondad luminosa y de dignidad amable. En abril de 1930, todavía en Bulgaria, vuelve sobre el tema: Me dejaré aplastar, pero quiero ser paciente y bueno hasta el heroísmo. En los mismos términos se expresa en diciembre de 1937, entonces ya como Delegado Apostólico en Turquía: Proseguiré en mi esfuerzo sosegado por ser, ante todo, bueno y bondadoso; sin debilidades, pero con paciencia y perseverancia para con todos.
Finalmente, ya en agosto de 1961, en su fecundo retiro vacacional de Castelgandolfo, redacta una amplia nota sobre la necesidad de su progreso espiritual como cristiano y como Papa, como padre bueno de todos los cristianos, escribe, como buen pastor que el Señor ha querido hacerme a pesar de mi indignidad y mi pequeñez. Y concluye con estas palabras: A las puertas de mis ochenta años de vida he de estar dispuesto a vivir y a morir. Y en uno y otro caso a procurar mi santificación. Así, como me llaman a todas horas, "Santo Padre", así debo y quiero ser de verdad.
¿Fue la bondad de Juan XXIII sólo la del convencionalmente bueno, la del que está hecho de buena pasta, la del que no podría ser de otra manera? Su diario descubre un seguimiento obstinado de la bondad como virtud, no sólo como talante. Una bondad que se nos manifiesta en sus propias expresiones como vigilante, laboriosa, paciente, benigna y perseverante. Para decirlo con su propia expresión, una bondad iluminada.
Al concluir esta pesquisa agosteña sobre la bondad de Juan XXIII, acudo de nuevo a la anécdota. Esta vez certificada por mí mismo. Estudiante todavía en Roma, en noviembre de 1958, me cayó en suerte asistir en la plaza de San Pedro a la primera aparición de Juan XXIII en la logia central de la basílica. Tras su primera bendición urbi et orbi y mientras sonaban con fuerza los aplausos de los presentes, un romano que contemplaba la escena a mi lado se me quedó mirando y me transmitió, espontáneamente, su impresión inmediata sobre el nuevo Papa: No es que sea guapo, pero ¡tiene una cara de bueno! La bondad luminosa de Juan XXIII había empezado a iluminar. Desde el primer momento.
Joaquín L. Ortega
http://www.alfayomega.es/alfayome/menu/pasados/revistas/2000/sep2000/num225/enport/enport01.htm


Desarrollo

Biografía
(Sotto il Monte, 1881 - Roma, 1963) Pontífice romano, de nombre Angelo Giuseppe Roncalli. Era el tercer hijo de los once que tuvieron Giambattista Roncalli y Mariana Mazzola, campesinos de antiguas raíces católicas, y su infancia transcurrió en una austera y honorable pobreza. Parece que fue un niño a la vez taciturno y alegre, dado a la soledad y a la lectura. Cuando reveló sus deseos de convertirse en sacerdote, su padre pensó muy atinadamente que primero debía estudiar latín con el viejo cura del vecino pueblo de Cervico, y allí lo envió.
Lo cierto es que, más tarde, el latín del Papa Roncalli nunca fue muy bueno; se cuenta que, en una ocasión, mientras recomendaba el estudio del latín hablando en esa misma lengua, se detuvo de pronto y prosiguió su charla en italiano, con una sonrisa en los labios y aquella irónica candidez que le distinguía rebosando por sus ojos.
Por fin, a los once años ingresaba en el seminario de Bérgamo, famoso entonces por la piedad de los sacerdotes que formaba más que por su brillantez. En esa época comenzaría a escribir su Diario del alma, que continuó prácticamente sin interrupciones durante toda su vida y que hoy es un testimonio insustituible y fiel de sus desvelos, sus reflexiones y sus sentimientos.
En 1901, Roncalli pasó al seminario mayor de San Apollinaire reafirmado en su propósito de seguir la carrera eclesiástica. Sin embargo, ese mismo año hubo de abandonarlo todo para hacer el servicio militar; una experiencia que, a juzgar por sus escritos, no fue de su agrado, pero que le enseñó a convivir con hombres muy distintos de los que conocía y fue el punto de partida de algunos de sus pensamientos más profundos.
El futuro Juan XXIII celebró su primera misa en la basílica de San Pedro el 11 de agosto de 1904, al día siguiente de ser ordenado sacerdote. Un año después, tras graduarse como doctor en Teología, iba a conocer a alguien que dejaría en él una profunda huella: monseñor Radini Tedeschi. Este sacerdote era al parecer un prodigio de mesura y equilibrio, uno de esos hombres justos y ponderados capaces de deslumbrar con su juicio y su sabiduría a todo ser joven y sensible, y Roncalli era ambas cosas. Tedeschi también se sintió interesado por aquel presbítero entusiasta y no dudó en nombrarlo su secretario cuando fue designado obispo de Bérgamo por el papa Pío X. De esta forma, Roncalli obtenía su primer cargo importante.
Dio comienzo entonces un decenio de estrecha colaboración material y espiritual entre ambos, de máxima identificación y de total entrega en común. A lo largo de esos años, Roncalli enseñó historia de la Iglesia, dio clases de Apologética y Patrística, escribió varios opúsculos y viajó por diversos países europeos, además de despachar con diligencia los asuntos que competían a su secretaría. Todo ello bajo la inspiración y la sombra protectora de Tedeschi, a quien siempre consideró un verdadero padre espiritual.
En 1914, dos hechos desgraciados vinieron a turbar su felicidad. En primer lugar, la muerte repentina de monseñor Tedeschi, a quien Roncalli lloró sintiendo no sólo que él perdía un amigo y un guía, sino que a la vez el mundo perdía un hombre extraordinario y poco menos que insustituible. Además, el estallido de la Primera Guerra Mundial fue un golpe para sus ilusiones y retrasó todos sus proyectos y su formación, pues hubo de incorporarse a filas inmediatamente. A pesar de todo, Roncalli aceptó su destino con resignación y alegría, dispuesto a servir a la causa de la paz y de la Iglesia allí donde se encontrase. Fue sargento de sanidad y teniente capellán del hospital militar de Bérgamo, donde pudo contemplar con sus propios ojos el dolor y el sufrimiento que aquella guerra terrible causaba a hombres, mujeres y niños inocentes.
Concluida la contienda, fue elegido para presidir la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe y pudo reanudar sus viajes y sus estudios. Más tarde, sus misiones como visitador apostólico en Bulgaria, Turquía y Grecia lo convirtieron en una especie de embajador del Evangelio en Oriente, permitiéndole entrar en contacto, ya como obispo, con el credo ortodoxo y con formas distintas de religiosidad que sin duda lo enriquecieron y le proporcionaron una amplitud de miras de la cual la Iglesia Católica no iba a tardar en beneficiarse.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Roncalli se mantuvo firme en su puesto de delegado apostólico, realizando innumerables viajes desde Atenas y Estambul, llevando palabras de consuelo a las víctimas de la contienda y procurando que los estragos producidos por ella fuesen mínimos. Pocos saben que si Atenas no fue bombardeada y todo su fabuloso legado artístico y cultural destruido, ello se debe a este en apariencia insignificante cura, amable y abierto, a quien no parecían interesar mayormente tales cosas.
Una vez finalizadas las hostilidades, fue nombrado nuncio en París por el papa Pío XII. Se trataba de una misión delicada, pues era preciso afrontar problemas tan espinosos como el derivado del colaboracionismo entre la jerarquía católica francesa y los regímenes pronazis durante la guerra. Empleando como armas un tacto admirable y una voluntad conciliadora a prueba de desaliento, Roncalli logró superar las dificultades y consolidar firmes lazos de amistad con una clase política recelosa y esquiva.
En 1952, Pío XII le nombró patriarca de Venecia. Al año siguiente, el presidente de la República Francesa, Vicent Auriol, le entregaba la birreta cardenalicia. Roncalli brillaba ya con luz propia entre los grandes mandatarios de la Iglesia. Sin embargo, su elección como papa tras la muerte de Pío XII sorprendió a propios y extraños. No sólo eso: desde los primeros días de su pontificado, comenzó a comportarse como nadie esperaba, muy lejos del envaramiento y la solemne actitud que había caracterizado a sus predecesores.
Para empezar, adoptó el nombre de Juan XXIII, que además de parecer vulgar ante los León, Benedicto o Pío, era el de un famoso antipapa de triste memoria. Luego, abordó su tarea como si se tratase de un párroco de aldea, sin permitir que sus cualidades humanas quedasen enterradas bajo el rígido protocolo, del que muchos papas habían sido víctimas. Ni siquiera ocultó que era hombre que gozaba de la vida, amante de la buena mesa, de las charlas interminables, de la amistad y de las gentes del pueblo.
Como pontífice dio un nuevo planteamiento al ecumenismo católico con el Secretariado para la Unidad de los Cristianos y el acogimiento en Roma de los supremos jerarcas de cuatro Iglesias protestantes. Su pontificado abrió nuevas perspectivas a la vida de la Iglesia y, aunque no se dieron cambios radicales en la estructura eclesiástica, promovió una renovación profunda de las ideas y las actitudes.
Su propósito pronto fue claro para todos: poner al día la Iglesia, adecuar su mensaje a los tiempos modernos enmendando pasados yerros y afrontando los nuevos problemas humanos, económicos y sociales. Para conseguirlo, Juan XXIII dotó a la comunidad cristiana de dos herramientas extraordinarias: las encíclicas Mater et Magistra y Pacem in terris. En la primera explicitaba las bases de un orden económico centrado en los valores del hombre y en la atención de las necesidades, hablando claramente del concepto "socialización" y abriendo para los católicos las puertas de la intervención en unas estructuras socioeconómicas que debían ser cada vez más justas.
En la segunda se delineaba una visión de paz, libertad y convivencia ciudadana e internacional vinculándola al amor que Cristo manifestó por el género humano en la Última Cena. Ambas encíclicas suponían una revolución copernicana en la visión católica de los problemas temporales, pues aceptaban la herencia de la Revolución Francesa y de la democracia moderna, haciendo de la dignidad del hombre el centro de todo derecho, de toda política y de toda dinámica social o económica.
Poco antes de su muerte, acaecida el 3 de junio de 1963, Juan XXIII aún tuvo el coraje de convocar un nuevo concilio que recogiese y promoviese esta valerosa y necesaria puesta al día de la Iglesia: el Concilio Vaticano II. A través de él, el papa Roncalli se proponía, según sus propias palabras, "elaborar una nueva Teología de los misterios de Cristo. Del mundo físico. Del tiempo y las relaciones temporales. De la historia. Del pecado. Del hombre. Del nacimiento. De los alimentos y la bebida. Del trabajo. De la vista, del oído, del lenguaje, de las lágrimas y de la risa. De la música y de la danza. De la cultura. De la televisión. Del matrimonio y de la familia. De los grupos étnicos y del Estado. De la humanidad toda".
Se trataba de una tarea de titanes que sólo un hombre como Juan XXIII fue capaz de concebir e impulsar, y que sus herederos recibirían como un legado a la vez imprescindible y comprometedor. Pablo VI, su sucesor y amigo, declaró tras ser elegido nuevo pontífice que la herencia del papa Juan no podía quedar encerrada en su ataúd. Él se atrevió a cargarla sobre sus hombros y pudo comprobar que no era ligera.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/juan_xxiii.htm

¿Somos los únicos habitantes del universo?
Si se los revelo presuntamente. juan 23

La cosa es bien interesante, según cuenta un acompañante de el, presuntamente si hablo con seres y vio bajar un ovni. La cosa se pone aun mas interesante, pues hacia solo uno o dos meses a los sumo la unión soviética había lanzado el primer hombre (Gagarin) . Luego vino presunta visita ovni. Después de eso ocurrió algo sorprendente para la época: el gobernante soviético tuvo palabras amables para con el Papa. Como guinda la de torta intervino en la crisis de los misiles.
Historias en detalle
Seguro que algunos de ustedes desconocen que el Papa Juan XXIII, al que se le atribuyen innumerables milagros fue un contactado de los extraterrestres, este tuvo lugar en la residencia veraniega de Castell Gandolfo en el año 1961.
Así fue declarado por uno de los asistentes de su Santidad, este líder espiritual tuvo el encuentro con seres de otro planeta dos años antes de fallecer.
Nos comenta el asistente Loris Capovilla : 
“El Papa y yo estábamos andando a través del jardín una noche de Julio de 1961 cuando observamos sobre nuestras cabezas una naves. Eran de forma oval y tenía luces intermitentes azules y ámbar. La nave pareció sobrevolar nuestras cabezas por unos minutos, luego aterrizó sobre el césped en el lado Sur del jardín. Un extraño ser salió de la misma; parecía un humano a excepción de que estaba rodeado de una luz dorada y tenía orejas alargadas (n.t. parecido a Spok). Su Santidad y yo nos arrodilla­mos. No sabíamos lo que estábamos viendo, pero supimos que no era de este mundo, por lo tanto debía ser un acontecimiento celestial. Rezamos y cuando levantamos nuestras cabezas, el ser estaba todavía allí. Eso fue la prueba de que no habíamos tenido una visión.”
“El Santo Padre se levantó y caminó hacia el ser. Los dos estuvieron hablando unos 20 minutos. No me llamaron, así que permanecí donde estaba y no pude oír nada de lo que hablaron. Finalmente el ser se dio la vuelta y caminó hacia su nave y se marchó. Su Santidad regresó y me dijo: Los hijos de DIOS están en todas partes; algunas veces tenemos dificultad en reconocer a nuestros propios hermanos.”
Este asistente dijo también comentó que el Papa nunca habló con el sobre esta experiencia. “Después que el ser extraterrestre retornó a su nave y despegó, el Papa y yo continuamos nuestro paseo como si nada hubiera pasado. Varias veces después de aquel suceso el Papa y el asistente caminaron a través del jardín, y sus ojos miraban hacia el Cielo. El nunca dijo nada de platillos volantes, pero estoy seguro que ambos teníamos a los visitantes extraterrestres en nuestras mentes.”


Julio 1961 : encuentro de OVNI y extraterrestre con el papa

"El 12 Abril de 1961 a las 09:59 Hora de Moscú, el Gobierno Soviético emitía el siguiente comunicado:
La primera nave especial del mundo, Vostok, con un hombre abordo, fue lanzada a la órbita desde la Unión Soviética el 12 de Abril, 1961. El piloto y navegante espacial de la nave espacial satélite Vostok es el ciudadano de la URSS, Mayor del Aire Yuri Gagarin. "
"Leemos lo que escribe Juan XXIII en el diario el 20 de septiembre de 1961, después de que por primera vez, comentando el radiomensaje papal del 10 de septiembre, el líder soviético hablaba bien del Papa. Este es su comentario íntimo: «Por la tarde en la televisión dan la noticia de Jruchov, el déspota de Rusia, sobre mis llamamientos a los hombres de estado por la paz: respetuosas, calmadas, comprensibles. Creo que es la primera vez que las palabras que invitan a la paz de un Papa hayan sido tratadas con respeto".
http://es.catholic.net/foros/viewtopic.php?f=97&t=965&start=20

***

En estos artículos precedentes se menciona la visión profética de Juan XXIII, su encuentro cercano y diálogo telepático con un ser extraterrestre, su participación para evitar una guerra nuclear por los misiles soviéticos en Cuba, sus milagros, su comprensión para con todos sin discriminar...

El 25 de octubre el Papa lanzó por Radio Vaticano un llamado a la paz y en esos días Nikita Kruschev mandaba cambiar el rumbo de las naves evitando así el peligro próximo de una guerra. A comienzos de 1963, Juan XXIII, le manifestó a mons. Pavan (considerado el principal redactor de la "Pacem in Terris") su satisfacción por haber contribuido a salvar la paz y le dijo que dado que cuando él hablaba de paz los hombres le prestaban atención, era para él un deber retomar el tema por escrito e iluminarlo desde la razón y la fe con un lenguaje simple, esencial, accesible al hombre de la calle, indicando cuál es la paz auténtica y los caminos para encontrarla. Fue así que la "Pacem in Terris" (= La Paz sobre la Tierra), firmada por el Papa el 11 de abril de 1963, fue un documento signado por la ocasión, la oportunidad y la necesidad ante un hecho de tanta trascendencia como fue la crisis de los misiles soviéticos en Cuba que dejó al mundo a un paso de la guerra nuclear.
La "Pacem in Terris" es la encíclica que tuvo mayor resonancia mundial, más que todos los documentos pontificios del siglo veinte. Comentada en todos los foros internacionales, comenzando por la ONU, donde su secretario general le dedicó una sesión especial, marcó también el momento cumbre del Concilio entre la primera y segunda sesión cuando se maduraron los grandes cambios de la Iglesia. Fue escrita muy poco antes de la muerte de Juan XXIII y puede considerarse su testamento.
http://www.chasque.net/umbrales/rev136/15_22.htm

Menos conocida es la intervención del Beato Juan XXIII en la crisis de los misiles en Cuba, en el año 1962. Durante trece críticos días el mundo estuvo al borde de la catástrofe nuclear. El 14 de octubre los norteamericanos descubrieron que la Unión Soviética estaba instalando misiles en la isla caribeña. El presidente John F. Kennedy decretó el estado de emergencia y el bloqueo marítimo de Cuba, alegando que aquellas armas, ubicadas a escasos kilómetros de las costas de Florida, y a pocos minutos de vuelo de Washington, constituían una gravísima amenaza. Los norteamericanos querían obstaculizar la aproximación de una flota de buques soviéticos que transportaban nuevos proyectiles nucleares hacia la isla.
Kennedy reunió un grupo consultivo en la Casa Blanca. Entre los llamados “Excom” había varios influyentes funcionarios que abogaban por la ejecución de un ataque inmediato a las instalaciones soviético-cubanas para frustrar su activación. Pero aquella acción traería la reacción inmediata de Rusia y de los países comunistas, asociados en el Pacto de Varsovia; podría desencadenarse una ofensiva militar sobre Europa, o el lanzamiento de misiles intercontinentales a suelo norteamericano.
Dispuesto a hallar otras vías de solución, Kennedy movilizó diversos conductos de diálogo con el líder soviético, Nikita Kruschev, también presionado por su estado mayor militar para no retroceder ante las presiones estadounidenses.
Uno de aquellos “canales” discretos fue el Papa Juan XXIII, quien solicitó la ayuda de un pensador norteamericano, Norman Cousins, que había cultivado vínculos con científicos e intelectuales soviéticos. El académico, quien también mantenía estrechos lazos con la Casa Blanca, había servido de conducto entre el Papa y Kruschev, obteniendo la libertad de dos cardenales, Stepinak de Ucrania, y Beran de Checoslovaquia, apresados en los “gulags” siberianos tras la II Guerra Mundial.
Esta vez Juan XXIII solicitó a Cousins que empleara sus “conexiones” para presentar una solución conveniente a los dos líderes enfrentados. El Papa, un personaje mundialmente respetado, propuso a los soviéticos que desviasen de Cuba el convoy con los misiles, y a los norteamericanos, que concluyan el bloqueo marítimo. “Kruschev dijo que sí; haría retroceder los barcos. Kennedy respondió que agradecía la intervención de Juan XXIII porque la situación era sumamente grave. Sin embargo el centro de la crisis no eran los convoyes rusos o el bloqueo norteamericano, sino los misiles desplazados en territorio cubano. Si éstos no eran desmantelados, Estados Unidos se vería obligado a bombardear Cuba el día sábado. La comunicación alcanzó al Papa el lunes. Al mundo le quedaban apenas cinco días de relativa paz” (Ver Norman Cousins, Peace in the Nuclear Age, PBS, 1989).
El 25 de octubre Juan XXIII lanzó un vibrante mensaje radial: “Suplicamos a los jefes de estado que no permanezcan insensibles a este grito de la humanidad. Hagan todo lo que esté en su poder para salvar la paz. Así evitarán al mundo los horrores de la guerra. Continúen negociando”. Mientras tanto Kennedy y Kruschev lograron un arreglo que resolvió la crisis: Rusia retiraría los misiles de Cuba y los Estados Unidos desmantelarían sus bases en Turquía.
Más tarde el Papa confiaría a un colaborador: “Aquel mensaje había contribuido a la salvación de la paz. Cuando hablo de paz, los hombres prestan atención” (Ver Cardenal Pietro Pavan, Testimonio, en La Societá 2, 2003). La crisis nuclear de octubre ayudó a Juan XXIII a articular una de sus encíclicas más importantes, la “Pacem in Terris” (1963), donde manifestaba que la guerra y la paz eran fruto de la actuación humana. La guerra puede evitarse, la paz auténtica puede construirse.
http://cecglob.com/42/contenido/cuantas+divisiones+tiene+el+papa+el+impacto+internacional+de+la+santa+sede

Conviene destacar que el discurso radial que influyo en la PAZ en lo que pudo ser una Guerra nuclear no fue del agrado de la mayoría en la Curia vaticana y ni siquiera la radio y prensa vaticanos lo destacaron. Sector de la Curia que no perdonaba que se hubiera concretado el Segundo Concilio...  Ignoro si además de los halagos del líder soviético hacia el Papa este comentario de Yves Marsaudon, masón del rito escocés grado 33:
“El sentido de universalidad que está muy extendido en Roma en estos días es muy próximo a nuestro propósito de existir  (…)  apoyamos con todos nuestros corazones la revolución de Juan XXIII”
Hayan enfurecido a cierto sector de la Curia en contra de su Papa que eligieron de "transición" por su edad, bonomía y pensando que lo manejarían a su amaño; no les resultó así y muy intolerantes por lo demás han sido... Tanto así que Benedicto XVI por ellos abdicó...

***

Segundo Concilio Vaticano

El 11 de octubre de 1962 Juan XXIII pronunció su discurso de apertura del Concilio, en donde señaló:

Origen y causa del Concilio Ecuménico Vaticano II
Cuanto a la iniciativa del gran acontecimiento que hoy nos congrega aquí, baste, a simple título de orientación histórica, reafirmar una vez más nuestro humilde pero personal testimonio de aquel primer momento en que, de improviso, brotó en nuestro corazón y en nuestros labios la simple palabra "Concilio Ecuménico". Palabra pronunciada ante el Sacro Colegio de los Cardenales en aquel faustísimo día 25 de enero de 1959, fiesta de la conversión de San Pablo, en su basílica de Roma. Fue un toque inesperado, un rayo de luz de lo alto, una gran dulzura en los ojos y en el corazón; pero, al mismo tiempo, un fervor, un gran fervor que se despertó repentinamente por todo el mundo, en espera de la celebración del Concilio.
Tres años de laboriosa preparación, consagrados al examen más amplio y profundo de las modernas condiciones de fe y de práctica religiosa, de vitalidad cristiana y católica especialmente, Nos han aparecido como una primera señal y un primer don de gracias celestiales.
Iluminada la Iglesia por la luz de este Concilio —tal es Nuestra firme esperanza— crecerá en espirituales riquezas y, al sacar de ellas fuerza para nuevas energías, mirará intrépida a lo futuro. En efecto; con oportunas "actualizaciones" y con un prudente ordenamiento de mutua colaboración, la Iglesia hará que los hombres, las familias, los pueblos vuelvan realmente su espíritu hacia las cosas celestiales. Así es como el Concilio se convierte en motivo de singular obligación de gran gratitud al Supremo Dador de todo bien, celebrando con jubiloso cántico la gloria de Cristo Señor, Rey glorioso e inmortal de los siglos y de los pueblos.

―Llegan a decir que nuestro mundo, en relación con el de antaño, ha empeorado mucho; se comportan como si no hubiesen aprendido nada de la historia, que es maestra de la vida, y como si en el tiempo de los concilios ecuménicos precedentes triunfasen plenamente el pensamiento y la vida cristiana, así como la justa libertad religiosa. Nos parece verdaderamente necesario decir nuestro desacuerdo con estos profetas de desgracias, que anuncian siempre catástrofes, casi la inminencia del fin del mundo. En el presente momento histórico, la Providencia nos está llevando a un nuevo orden de relaciones humanas
―Los errores, luego de nacer, se desvanecen como la niebla ante el sol. Siempre la Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad. En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad. Ella quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas… Desgraciadamente, toda la familia cristiana todavía no ha conseguido, en su plenitud, esta visible unidad en la verdad.


El gran milagro de Juan XXIII
El Vaticano II se inicio hablando de “mayoría” conservadora y “minoría” renovadora, pero en poco tiempo la proporción se invirtió
Cuando el 11 de octubre de 1962, hace 50 años, Juan XXIII inauguró el Concilio Ecuménico Vaticano II, entre los casi 3.000 obispos allí congregados eran muy pocos los que compartían su proyecto renovador. Más de uno pensaba que, ya que el Vaticano I había definido en 1870 la infalibilidad pontificia, no tenía sentido un concilio: que hablara el Papa, y a obedecer.
Después de anunciar su decisión, Juan XXIII hizo que Secretaría de Estado formulara una consulta a los obispos de todo el mundo, preguntando, no si convenía celebrar un concilio, pues esto ya lo había decidido, sino qué temas debería tratar. La respuesta del episcopado mundial fue decepcionante. Bastantes no se dignaron contestar y los que lo hicieron apuntaban temas triviales. Los obispos españoles pedían sobre todo una condena solemne del comunismo y la intensificación del culto y la devoción a la Virgen María. Una avis rara fue el vasco Pildain, obispo de Canarias, que pidió que se condenara “el nacionalismo idolátrico de las grandes naciones, que conculca criminalmente los derechos naturales de las pequeñas nacionalidades y regiones”, y el comunismo, pero también el mammonismo, o sea el capitalismo que “niega lo que es debido a los obreros y a los pobres para buscar solo el éxito económico”.
Döpfner escribió a Montini (ambos estaban plenamente en la línea de Juan XXIII) preguntándole con cuántos italianos podrían contar. Montini le contestó que solo con 30, entre 344 prelados italianos. Los españoles renovadores eran exactamente 15. Explicó el cardenal Jubany que en una intervención a favor de la colegialidad dijo que hablaba en nombre de 15 obispos españoles. En el autocar de regreso al Colegio Español, donde residían casi todos ellos, uno de los capitostes dijo airado: “¡Ya quisiera yo saber los nombres de esos 15 traidores!”.
Muy pronto se perfilaron entre los padres conciliares dos tendencias opuestas. Al principio los periodistas hablaban de la “mayoría” refiriéndose a los conservadores y de “minoría” para aludir a los renovadores. Pero en muy poco tiempo, apenas unas pocas semanas, la proporción se invirtió y la mayoría pasó a designar a los renovadores, y la minoría a los inmovilistas, y esa segunda terminología se mantuvo hasta el fin del concilio. ¿Cómo se produjo esta inversión?
El entorno de la curia boicoteó desde el principio el concilio. L’Osservatore Romano del día siguiente del anuncio ocultó la noticia eclesiástica del siglo, que había pasado a la primera página de la prensa mundial. El diario oficioso Vaticano solo daba en un recuadro la nota de Secretaría de Estado que anunciaba las tres decisiones del Papa: un sínodo diocesano de Roma, el concilio ecuménico y la reforma del código de derecho canónico, pero sin ningún titular. Alguien de muy arriba debió estimar que aquello era una locura del anciano Papa, imposible de realizar, y que cuanto menos se hablara de ello, mejor.
En el periodo preparatorio, las comisiones creadas eran como un desdoblamiento de las congregaciones romanas, y los esquemas que prepararon para ser sometidos a la asamblea conciliar reiteraban la doctrina y la disciplina tradicionales. Iniciado el concilio, los obispos conservadores contaron con el soporte de la curia y particularmente de monseñor Pericle Felici, secretario general del concilio, que en la asignación de turnos de palabra favorecía a los inmovilistas, de modo que parecía que eran muchos más, hasta que una votación dejaba claro que eran una pequeña minoría.
Pero Juan XXIII, nadando contra la corriente vaticana, con sus incesantes alocuciones mantenía vivo entre los obispos renovadores y en todo el pueblo de Dios el entusiasmo por el proyecto renovador y pedía oraciones para su buen éxito. Así fue como se produjo la inversión de mayoría y minoría. Esto es para mí un milagro, el gran milagro del Papa Juan XXIII.
Papa Juan, Papa bueno: mira cómo está nuestro episcopado. Después de que te fuiste, nos lo cambiaron de nuevo, pero a lo Pío XII. Ya sé que es difícil, pero ¿no podrías repetir tu gran milagro?
Hilari Raguer es historiador y monje de Montserrat
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/10/12/catalunya/1350068677_514289.html

Tres meses después de la muerte de Pío XII, Juan XXIII anunció su intención de llamar a un Concilio que afrontara los problemas y los cambios necesarios en la Iglesia. La misa se celebraba en latín, una lengua muerta que conocía solo el sacerdote que oficiaba de espaldas a los fieles. Los laicos católicos no leían la Biblia, porque el libro sagrado estaba escrito solo en latín, Las otras religiones eran miradas con desconfianza y hasta odio. El antisemitismo ideológico condenaba a los judíos como los asesinos del Hijo de Dios. El mundo contemporáneo era un lugar peligroso, lleno de insidias para los buenos cristianos. La Iglesia estaba en contra de la libertad religiosa, de las democracias avanzadas, del laicismo.
El Concilio querido por el más grande pontífice que ha dado la Iglesia en mucho tiempo, modeló una nueva Iglesia, llena de virtudes, de defectos y de retardos, pero totalmente distinta de la preconciliar.
Juan XXIII no vio el final de su obra. Murió en junio de 1963 y lo sustituyó Giovanni Montini, el arzobispo de Milán, el sucesor que el Papa Bueno quería. Pablo VI cerró el Concilio con un célebre discurso el 8 de diciembre de 1965.
En las cuatro sesiones de cuatro meses, una por año, se encontraron por primera vez los protagonistas de una Iglesia viva que no era ya más eurocéntrica, aunque ha sido dominada hasta hoy por los europeos. Aquel día como hoy cruzaron la plaza 2090 obispos de Europa y el continente americano, 408 de Asia, 351 de Africa, 74 de Oceanía.
Ya el solo encuentro ecuménico de los obispos y expertos fue un golpe fenomenal en el largo pero lento andar de la Iglesia.
“El Vaticano II fue un terremoto y al mismo tiempo una crisis saludable” , dijo el Papa Ratzinger, Benedicto XVI, hace unos meses.
http://www.clarin.com/mundo/Concilio-Vaticano-II-rostro-Iglesia_0_790121054.html

Por qué el Concilio Vaticano II promovió, lo vemos en el papa Francisco hoy
El Concilio Vaticano II “abrió el diálogo con las iglesias orientales, impulsó la reforma litúrgica – que permitió que desde 1969 las misas se celebren en el idioma de cada país, en vez de en latín, y con el cura de frente al pueblo y no mirando hacia el altar – y trajo muchos temas que hacen a la vida práctica de las personas”, explicó.
En concreto, Luna detalló que “rompió con el euro-centrismo, habló de la importancia de los laicos en la Iglesia, los postuló como miembros importantísimos de la misma y recordó que la Iglesia no son solamente los sacerdotes sino todos los bautizados”.
Con todo, Luna enfatizó la relación de aquel evento histórico con el actual líder del Vaticano.
“Hoy vemos en todos los medios del mundo cómo recuerdan al cardenal Bergoglio viajando en colectivo, llegando a la misa en subte, cómo celebraba las misas en las villas, vimos su gesto de invitar a un cartonero que él conocía a que se haga presente en su asunción. Todo esto que el Concilio Vaticano II reformó y la cercanía que promovió lo vemos en el papa Francisco hoy”, concluyó el especialista.
http://www.infonews.com/2013/03/19/mundo-66201-papa-iglesia-y-reformas-que-fue-el-concilio-vaticano-ii-papa-francisco-bergoglio-nuevo-papa.php

***
Relata su secretario, monseñor Loris Capovilla:
Sucedió en la audiencia particular que el pontífice dio a Rada, la hija de Kruschev entonces Jefe supremo de Rusia y a su marido, por entonces director del diario moscovita "Pravda".
Dijo el Pontífice:
"Los míos me han enseñado a aquélla a obsequiar a una princesa no católica con monedas o sellos; pero, lo mismo da, yo le ofrezco un rosario porque, mire señora, nosotros los sacerdotes, junto a la oración bíblica de los salmos de nuestro breviario, tenemos esta otra manera popular de oración. Para mí, Papa, éstas son como quince ventanas los quince misterios que se abren, a través de las cuales contemplo a la luz del Señor lo que sucede en el mundo y rezo... En el tercer misterio gozoso rezo por todos los niños que nacen, o que han nacido en las veinticuatro horas, con el fin de que, católicos o no, se encuentren con la oración, la felicitación y el saludo del Papa al asomarse a la vida. Por esto, cuando rece el tercer misterio gozoso me acordaré también de sus hijos, señora. "
Rada estaba emocionada y feliz y dijo al Papa: “Usted tiene las manos grandes y fuertes como los campesinos, igual que mi padre”. Le señala al Papa que tiene cuatro hijos y sus nombres son Nikita, Serguei, Sofía, Iván. El Papa alabó la hermosura de esos nombres y la gloria de los santos que los santificaron, haciendo hincapié en el último:
"Iván es el mío, Juan. Usted sabe cómo me gusta este nombre... El nombre de mi padre, del patrón de mi pueblo, del seminario en que me eduqué, de la catedral de la que soy obispo: San Juan de Letrán. ¡Qué bonito es el nombre de Iván! Cuando vuelva a su casa espero que los otros no lo tomen a mal , una caricia especial para Iván."


Habla el secretario de Juan XXIII
29.06.06
Conversación exclusiva con Loris Francesco Capovilla, arzobispo emérito y durante diez años secretario de Angelo Roncalli, que luego sería el papa Juan XXIII.
–¿Cómo describiría el papa Juan XXIII a un joven que no pudo conocer su época? ¿Por qué fue un Papa distinto?
–Primero hay que ver dónde nació y cómo fue educado. Nació en una gran familia.
El día de su nacimiento, que fue también el de su bautismo, el cabeza de familia dijo: "Esta mañana, cuando nos hemos levantado, éramos 32. Esta noche somos 33." En una familia así, que trata de ser una gran comunidad, no hay un dictador despótico, sino alguien que mantiene la disciplina. Había poco dinero y mucho trabajo, y si cada cual hacía lo que quería aquello no aguantaba. Vivían de una tierra que no era suya. Del vino, el grano, el aceite que recogían debían dar la mitad al propietario. Para vivir se ayudaban con las gallinas, los huevos, algún cerdito. Uno que nace en una familia tan grande, dedicada al trabajo, está naturalmente llevado a la sinodalidad, a caminar unidos, a llevar una vida conciliar. Concilio significa ser llamado a trabajar juntos. Había una especie de entendimiento que llevaba a que por el bien común se aprendiera a callar. Uno que nace en estas condiciones sabe qué es la vida, el trabajo, la oración, la fidelidad conyugal. No tiene pájaros en la cabeza. En una comunidad así, donde entonces quizá había tres o cuatro sacerdotes, sale con naturalidad que alguien piense en dedicar sus energías al servicio de los demás. Si estamos habituados a vivir modestamente –lo que implica un esfuerzo de disciplina–, sin que importen tanto las riquezas es normal convertirse en servidor. Esta vocación a aceptar al otro –que es el gran problema– allí era normal.
–El niño Roncalli tenía clara su vocación al sacerdocio.
–Cuando el pequeño Angelo Roncalli hizo la comunión, a los seis años y medio, el párroco les dijo que Jesús se daba a ellos y que a cambio escribieran en un billetito lo que ellos querían hacer por Jesús. Él escribió: ‘Quiero ser bueno siempre con todos’. Simplísimo. Cuando siendo ya un arzobispo de cincuenta años en Bulgaria miró estas notas –las conservó todas–, dijo con una sonrisa: ‘Era verdaderamente un niño bueno’. Y cogió un bolígrafo y escribió debajo de su anotación: “A costa de ser pisoteado”. Cuando uno ha sido así, se puede decir que ha llegado a la cúspide del cristianismo, que no consiste en el martirio cruel y sangriento. Ser siempre simple y prudente es la cima de la vida cristiana.
–Después de ordenarse en Bérgamo y de pasar por Roma y Bulgaria, uno de los destinos que más le marcó fue Turquía.
–El papa Juan fue a Turquía en 1935, sólo once años después de que Kemal Ataturk empezara sus reformas occidentalizantes. En Turquía entonces hacían fiesta los domingos, no los viernes como en los países árabes; tenían como nosotros el calendario gregoriano, y usaban nuestro alfabeto. Se hizo un esfuerzo de occidentalización: no es algo que se haga en dos días. En las biografías del Papa Juan, algunos biógrafos dicen que en Turquía lo persiguieron, le prohibieron llevar el hábito religioso. Entonces los católicos eran 60.000 y creen estos biógrafos que Ataturk los tenía en cuenta. No, él quería que los musulmanes no llevaran ninguna distinción particular y suprimir los privilegios de los imam. Ataturk intentaba laicizar el país. Esto a nosotros no nos disgustaba. Si en cambio estas imposiciones eran para los católicos, sí que nos disgusta. El papa Juan no dio nunca importancia a estas distinciones. Los católicos hacían una revistita, Verdad creo que se llamaba, y cuando prohibieron las publicaciones religiosas, él no se puso a clamar ni a rasgarse las vestiduras, sino que se dijo: ‘Bueno, está bien, paciencia’. O cuando impusieron la vestimenta civil y no se podía llevar ni tan sólo la cruz, sino sólo corbata, se dijo: ‘Está bien, en el recibidor de casa ponemos un colgador y cuando salgamos dejamos el hábito y cogemos la chaqueta; no pasa nada’. No hacía guerras.

***

Frases y Pensamientos de Juan XXIII
*Cualquiera puede ser Papa; la prueba de esto es que he llegado a ser uno.
*Después de la clausura del Sínodo, hice mío ese deseo, al considerar que respondía "realmente a las necesidades de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares".
*Destruir o desperdiciar bienes que son indispensables para la supervivencia de los seres humanos, es herir la justicia y a la humanidad.
*El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda vida humana. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad.
*El que crea da el ser mismo, saca alguna cosa de la nada —ex nihilo sui et subiecti, se dice en latín— y esto, en sentido estricto, es el modo de proceder exclusivo del Omnipotente. El artífice, por el contrario, utiliza algo ya existente, dándole forma y significado.
*El respeto a la vida es fundamento de cualquier otro derecho, incluidos los de la libertad.
*En el saber tomar las cosas por su lado bueno radica el secreto de nuestra paz.

*En la « creación artística » el hombre se revela más que nunca « imagen de Dios » y lleva a cabo esta tarea ante todo plasmando la estupenda « materia » de la propia humanidad y, después, ejerciendo un dominio creativo sobre el universo que le rodea.
*Entre todos los bienes de la vida y de la historia, de las almas, de las familias y de los pueblos, la paz es el más importante y el más precioso.
*Es más fácil para un padre tener un niño que para los niños tener un buen padre.
*Es menester tener paciencia, que tiene raíces amargas, pero da frutos deliciosos.
*La auténtica intuición artística va más allá de lo que perciben los sentidos y, penetrando la realidad, intenta interpretar su misterio escondido.
*La auténtica religión no apoya el terrorismo y la violencia, sino que busca promover de toda forma posible la unidad y la paz de la familia humana.
*La justicia se defiende con la razón y no con las armas. No se pierde nada con la paz y puede perderse todo con la guerra.
*La familia es "base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida.
*La familia es la primera célula esencial de la sociedad humana.
*La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura.
Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración.
*La guerra es siempre una derrota de la humanidad.
*La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios.
*La paz es uno de los bienes más preciosos para las personas, para los pueblos y para los Estados.
*La paz sólida y verdadera entre naciones no consiste en la igualdad de armamento, sino en la confianza mutua.
*La vida humana es sagrada: Desde su comienzo compromete directamente la acción sagrada de Dios.
*La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida.
*La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas.
*Los sentimientos de mi pequeñez y mi nada me mantuvieron siempre en buena compañía.
*Me afecta cualquier amenaza contra el hombre, contra la familia y la nación. Amenazas que tienen siempre su origen en nuestra debilidad humana, en la forma superficial de considerar la vida.
*Me han mirado a los ojos con mis ojos. He puesto mi corazón cerca de su corazón.
*Nada de lo que ocurra a los hombres nos debe resultar ajeno.
*No habrá auténtica paz en la tierra mientras Dios quede fuera de los proyectos de los hombres. No habrá auténtica paz en la tierra mientras dure el espíritu de violencia y mentira.

*No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón.
*No te preocupes de lo que digan sin motivo. Sigue adelante en tu camino. Si tuvieran razón y tú estuvieses errado, vuelve atrás inmediatamente.
*No todos están llamados a ser artistas en el sentido específico de la palabra. Sin embargo, según la expresión del Génesis, a cada hombre se le confía la tarea de ser artífice de la propia vida; en cierto modo, debe hacer de ella una obra de arte, una obra maestra.
*Nunca vaciles en tender la mano; nunca titubees en aceptar la mano que otro te tiende.
*Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad.
*Quien percibe en sí mismo esta especie de destello divino que es la vocación artística —de poeta, escritor, pintor, escultor, arquitecto, músico, actor, etc.— advierte al mismo tiempo la obligación de no malgastar ese talento, sino de desarrollarlo para ponerlo al servicio del prójimo y de toda la humanidad
.
*Solamente la libertad que se somete a la Verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien. El bien de la persona consiste en estar en la Verdad y en realizar la Verdad
.
*Todo ser humano, desde su concepción, tiene derecho a nacer, es decir, a vivir su propia vida. No sólo el bienestar, sino también, en cierto modo, el ser mismo de la sociedad, dependen de la salvaguardia de este derecho primordial.
Si se niega al niño por nacer este derecho, resultará cada vez más difícil reconocer sin discriminaciones el mismo derecho a todos los seres humanos.
*Todos los hombres tienen derecho a la vida, a su integridad personal.
*Un hombre pacífico hace más que uno con mucho conocimiento.

Su “DECÁLOGO DE LA SERENIDAD”
***

Duras críticas tuvo Juan XXIII de algunos pares- Como muestra veamos lo que se dice en un sitio de Internet:

13. Los escándalos y herejías de Juan XXIII
Durante años, el Santo Oficio había mantenido un archivo sobre Angelo Roncalli (Juan  XXIII) que decía ―sospechoso de modernismo. El archivo se remonta a 1925, cuando Roncalli, quien era conocido por sus enseñanzas heterodoxas, fue abruptamente removido de su cátedra en el Seminario. Lateranense a mediados de semestre (fue acusado de modernismo) y enviado a Bulgaria. Esta transferencia a Bulgaria dio inicio a su carrera diplomática. De particular  preocupación  para Roma fue la permanente cercanía de Roncalli con el destituido sacerdote Ernesto Buonaiuti, quien fue excomulgado por herejía en 1926.
Ya en 1926, Angelo Roncalli (Juan XXIII) escribió a un ortodoxo cismático:
“Católicos y ortodoxos no son enemigos, sino hermanos. Tenemos la misma fe; compartimos los mismos sacramentos y especialmente la eucaristía. Estamos divididos por algunos desacuerdos respecto a la constitución divina de la Iglesia de Jesucristo. Las personas que fueron la causa de estos desacuerdos murieron hace siglos. Abandonemos las viejas disputas, cada uno en su propio dominio, trabajemos para hacer bien a nuestros hermanos, dándoles el buen ejemplo. Más tarde, aunque viajemos por caminos diferentes, vamos a lograr la unión entre las iglesias para formar juntos la verdadera y única Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo". Esta afirmación significa que la única verdadera Iglesia no ha sido aún establecida.

En 1935, Angelo Roncalli llegó a Turquía y entabló amistad con el subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, Naman Rifat Menemengioglu.        Menemengioglu le dijo a Roncalli:
―La  laicidad del Estado es nuestro principio fundamental y la garantía de nuestra libertad. Roncalli respondió:  ―La Iglesia será cuidadosa en no infringir vuestra libertad.-
En Turquía, Roncalli también afirmó: ―Ustedes los irlandeses son imposibles. ¡En el momento en que llegáis al mundo, incluso antes de ser bautizados, comenzáis a condenar a todos los que no pertenecen a la Iglesia, especialmente a los protestantes!

Aquí hay otra cita que muestra la visión herética de Roncalli: ―La fracción extrema anticatólica de la Iglesia ortodoxa griega anunció con júbilo un acuerdo con la Iglesia de Inglaterra por la cual cada una reconoce la validez de las órdenes sagradas de la otra. Pero Roncalli estaba genuinamente contento. A los griegos, que astutamente le preguntaron qué pensaba del acuerdo, él dijo sinceramente,  ―No tengo más que alabanzas para nuestros hermanos separados por su celo en dar un paso hacia la unión de todos los cristianos‘.

Desmond O‘Grady, ex corresponsal del Washington Post, reportó que durante su permanencia en Estambul en 1944, Roncalli  ―dio un sermón a un concilio que se celebraría en el periodo de la postguerra. Cuando Roncalli fue nuncio en Francia, fue nombrado observador para la Santa Sede en la agencia cultural de las Naciones Unidas, UNESCO. En julio de1951, pronunció un discurso ―elogiando profusamente a la UNESCO…. Roncalli llamaba a la UNESCO ―esta gran organización internacional.
Cuando Angelo Roncalli fue nuncio en Francia, él  nombró a un masón grado treintaitrés y cercano amigo, el barón Yves Marsaudon, como jefe de la rama francesa de los Caballeros de Malta, una orden laica católica.

Una vez en París, ―Mons. Roncalli asistió a un banquete y se sentó al lado de una mujer que estaba vestida con un escote muy inmodesto. La compañía de Roncalli la hizo sentirse un poco incómoda.
Los invitados observaron al ―nuncio papal. Roncalli rompió el silencio diciendo con humor: “No puedo imaginar por qué todos los invitados me siguen mirando, a mí pobre pecador, cuando mi vecina, nuestra encantadora anfitriona, es mucho más joven y atractiva”.

En las funciones sociales en París, Roncalli (Juan XXIII), fue visto socializando también con frecuencia con el embajador soviético, M. Bogomolov, a pesar de que el gobierno de Bogomolov había reasumido su previa política de pre-guerra de exterminio brutal de los católicos en Rusia.

Antes que Roncalli dejara París, ofreció una cena de despedida para sus amigos. ―Entre los invitados se incluían políticos de derecha, de izquierda y de centro unidos en esta ocasión por su afecto por su cordial  acogida. Cuando Roncalli fue ―cardenal de Venecia, él ―no dio motivos para que los comunistas lo criticasen. Los habituales insultos anticlericales dieron paso a un respetuoso silencio.    
Durante su estadía en Venecia “exhortó” a los fieles a acoger a los socialistas de toda Italia, que celebraron su trigésimo segunda reunión en Venecia. ―El patriarca (Juan XXIII) hizo colocar anuncios en las paredes de toda Venecia por la apertura de la trigésimo segunda reunión del Congreso del Partido Socialista de Italia (PSI) en febrero de 1957. Los anuncios decían: _Acojo la excepcional importancia de  este evento, que es tan importante para el futuro de nuestro país‘.

Hablando cierta vez en el ayuntamiento de Venecia, Roncalli dijo:
―… Me alegra estar aquí, aunque pueda haber algunos de los presentes que no se llaman a sí mismos cristianos, pero que pueden ser reconocidos como tales por sus buenas obras.
Esto es descaradamente herético.

―Juan XXIII decía que se sentía avergonzado cuando se lo saludaba como _Santidad‘ [o] ‗Santo Padre‘… ―Durante mucho tiempo, Juan XXIII decía _yo‘ en vez de _nosotros‘ en sus conversaciones oficiales. Se espera que los Papas usen _nosotros‘ o _nos‘ por lo menos en la s ocasiones oficiales.

Cuando Juan XXIII publicó una encíclica sobre la penitencia, ella proclamó que no había obligación de ayuno ni siquiera día de abstinencia obligatoria de comida o placeres profanos. Juan XXIII dijo de sí mismo: ―Soy el Papa que sigue pisando el acelerador.

Juan XXIII describió lo que él pensaba debería ser la actitud del Segundo Concilio Vaticano hacia las sectas no católicas con estas palabras: ―No tenemos la intención de conducir un proceso del pasado. No queremos demostrar quién tiene la razón o quién está equivocado. Todo lo que queremos decir es, _unámonos, pongamos término a nuestras divisiones‘. Sus instrucciones al ―cardenal Bea, jefe del Secretariado para la Unión de los Cristianos del Concilio eran, “tenemos que dejar de lado, por el momento, aquellos elementos en los que nos diferenciamos.
Una vez que ―un congresista espetó abruptamente: _Soy bautista‘. Juan XXIII dijo sonriendo: _Bueno, yo  soy  Juan‘.
Juan  XXIII dijo que el no católico Roger Schutz, fundador de la comunidad ecuménica de Taize (un monasterio  ecuménico  no  católico): “Usted está en la  Iglesia, la paz sea contigo”. Schutz  exclamó: ―¡Pero entonces, somos  católicos!. Juan XXIII dijo: ―Sí, ya no estamos separados.
Esto es evidentemente herético.

Juan XXIII recibió en el Vaticano al primer ―arzobispo de Canterbury, el  primer ―prelado de  la Iglesia episcopal de los EEUU, y al primer sumo sacerdote sintoísta. Juan XXIII una vez comentó:
“Si yo hubiese nacido musulmán, creo que siempre habría seguido siendo un buen musulmán, fiel a mi religión”.
Uno de los primeros actos de Juan XXIII fue recibir en audiencia al musulmán Sha de Irán. Cuando el Sha de Irán estaba por retirarse, “Juan XXIII le dio su  bendición que él  había  reformulado delicadamente para evitar ofender los principios religiosos mahometanos:  _Que el más abundante favor de Dios todopoderoso sea contigo‘.
Al reformular la bendición, Juan XXIII: 1) retiró a la Santísima Trinidad que se invoca en la bendición, para no ofender a los no creyentes; y 2) él le dio la bendición a un miembro de una falsa religión. Esto es contrario a la enseñanza de la Escritura que prohíbe dar la bendición a los no creyentes, como recuerda el Papa Pío XI.

El 18 de julio de 1959, suprimió  la siguiente oración:  ―Se tú el Rey de todos aquellos que todavía están  envueltos en las tinieblas de la idolatría o del  Islam. En su breve apostólico del 17 de octubre de 1925, el Papa Pío XI ordenó que esta oración sea recitada públicamente en la fiesta de Cristo Rey. Juan XXIII quitó del calendario de los santos a los Catorce Santos Patronos (Ayudantes) y una serie de otros santos, incluyendo a Santa Filomena.

Juan XXIII declaró: ―… ¡todo el que grite es  injusto! Debemos siempre respetar la dignidad del hombre que está delante de nosotros, y sobre todo la libertad de todo hombre.

El 11 de octubre de 1962 pronunció su discurso de apertura del Concilio:  ―Llegan a decir que nuestro mundo, en relación con el de antaño, ha empeorado mucho; se comportan como si no hubiesen aprendido nada de la historia, que es maestra de la vida, y como si en el tiempo de los concilios ecuménicos precedentes triunfasen plenamente el pensamiento y la vida cristiana, así como la justa libertad religiosa. Nos parece verdaderamente necesario decir nuestro desacuerdo con estos profetas de desgracias, que anuncian siempre catástrofes, casi la inminencia del  fin del mundo. En el presente momento histórico, la Providencia nos está llevando a  un nuevo orden de relaciones humanas.
―Los errores, luego de nacer, se desvanecen como la niebla ante el sol. Siempre la Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente  los condenó con la mayor severidad.
En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad. Ella quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas… Desgraciadamente, la toda familia cristiana todavía no ha conseguido, en su plenitud, esta visible unidad en la verdad.
Como vemos arriba, en su discurso de apertura, Juan XXIII declaró que la Iglesia se oponía y condenaba los errores, pero que ahora no iba a renovar las condenas. Él también pronunció la herejía de que  ―la  familia cristiana todavía no ha conseguido en su plenitud está visible unidad en la verdad. El primer lugar, ―toda la familia cristiana se compone únicamente de los católicos. Decir  que ―toda la familia cristiana incluye a los no católicos, como Juan XXIII hace, es herejía. En segundo lugar, Juan XXIII dice que la familia cristiana (que es la Iglesia Católica)  ―no ha conseguido en  su plenitud está visible unidad en la verdad. Esto es herejía. Es una negación de la unidad de la verdadera Iglesia de Cristo, la  Iglesia Católica. La verdadera Iglesia (la  Iglesia Católica) es una en la fe. La Iglesia siempre ha sido y mantendrá la ―visible unidad en la verdad.

Juan XXIII también hacia cosas como detener su automóvil para bendecir a los judíos que salían de su culto del ―Sabbath.
Juan XXIII una vez saludó a unos visitantes judíos con  las  palabras: “Yo soy José, vuestro hermano.
Juan XXIII dice que los judíos siguen siendo el pueblo escogido, lo que es herético. La frase ―pérfidos judíos era la expresión usada por los católicos en la liturgia del Viernes Santo hasta que Juan XXIII la eliminó en 1960. La palabra pérfido significa ―infiel. ―El Viernes Santo de 1963, el cardenal que fue el celebrante en San Pedro dijo las antiguas palabras (pérfidos judíos) por fuerza de la  costumbre.
http://www.vaticanocatolico.com/PDF/13_JuanXXIII.pdf

Este poco "fraterno" artículo en contra de su sumo pontífice elegido, según dicen, por intermediación del "espíritu santo", fue editado por el sitio llamado vaticanocatólico.com. Sitio al que llegué por casualidad buscando en Internet material sobre Juan XXIII. Del subjetivo artículo no trascribí párrafos en los que ese grupo católico se fundamenta para afirmar que Juan XXIII era masón, comunista y judío. Decidí entonces ir a conocer la página de inicio del sitio, allí recibí más, como decirlo, sorpresas.

En su página de inicio; http://www.vaticanocatolico.com/  el católico Portal se presenta COMO:

Una Santa Iglesia Católica Apostólica Romana  
Monasterio de la Sagrada Familia Contáctenos a: vaticanocatolico@gmail.com

En defensa de la fe católica y del dogma: FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA NO HAY NINGUNA SALVACIÓN; Denuncia de la falsa Iglesia del Vaticano II en nuestro libro: LA VERDAD DE LO QUE REALMENTE OCURRIÓ A LA IGLESIA CATÓLICA DESPUÉS DEL VATICANO II; La demostración bíblica de la veracidad de la Iglesia Católica (la única Iglesia de Cristo) y varios otros temas de importancia para la causa católica.

Entre tantos artículos me sorprendió encontrar dos cuyos títulos señalan:

1
Las Herejías Recientes de Benedicto XVI

 
Por el Hno. Miguel Dimond, O.S.B.
 
Nota introductoria: * Un hereje es un bautizado que rechaza un dogma de la Iglesia Católica Romana. Un cismático es quien niega estar en comunión con el Papa verdadero o con los verdaderos católicos. Un apóstata es quien rechaza por completo la fe cristiana. Todos los herejes, cismáticos y apóstatas se separan automáticamente de la Iglesia Católica (Pío XII, encíclica Mistici corporis, 29 de junio de 1943). Por lo tanto, quien es hereje no es católico (Papa León XIII, encíclica Satis cognitum, 29 de junio de 1896). Y la mayoría de los herejes están convencidos que no niegan dogma alguno, cuando en realidad sí lo hacen.  Esta página se actualizará periódicamente.  (Todo el énfasis, como negrita, subrayado y cursiva no es necesariamente la del autor citado.)
 
Las recientes herejías de Benedicto XVI contra la Iglesia católica
 
(Los discursos heréticos de Benedicto XVI y otras recientes herejías)
 http://www.vaticanocatolico.com/Herejias_Recientes_de_Benedicto_XVI.php

                                                            2                                                           
Antipapa Francisco (el nuevo hereje manifiesto que gobierna la Iglesia del Vaticano II)
Ellos tienen a un antipapa – El liberal atroz apóstata Francisco es nombrado nuevo Antipapa de la secta del Vaticano II
La secta del Vaticano II ha hecho una clara selección al elegir al “cardenal” Jorge Mario Bergoglio como antipapa. Desde muchos puntos de vista, esta es una inmensa noticia para los verdaderos católicos y sedevacantistas, porque le quita por completo la máscara a la Iglesia del Vaticano II. Con esto, la secta del Vaticano II ha mostrado su falta de fe, indiferentismo, modernismo y suciedad a la vista de todos, sin esforzarse con subterfugios astutos (y supuestamente en continuidad con la Tradición), que hicieron los antipapas anteriores (el Falso Profeta y el Anticristo). Es un final apropiado (y una elección apropiada) para la Iglesia del Vaticano II en la última etapa de la Gran Apostasía. Bergoglio es un partidario descarado de la actividad interreligiosa, el falso ecumenismo, etc. Él también es un revolucionario litúrgico. Es un liberal, incluso para los estándares de la secta del Vaticano II. (Ignore los informes de varios medios de comunicación que afirman que él es conservador; porque ellos describen como “conservador” a cualquiera que no es abiertamente a favor de aborto, el “sacerdocio” femenino y el “matrimonio” gay).
Según la apreciación de los falsos tradicionalistas que se consumen con las misas en latín bajo la autoridad de la Iglesia del Vaticano II, el Antipapa Francisco es un enemigo feroz de la Misa tradicional. Él es quizás el mayor enemigo de la Misa tradicional entre los “cardenales”. Él es considerado como una opción de pesadilla para los falsos tradicionalistas que aceptan los antipapas. Los verdaderos católicos deberían regocijarse; porque además reivindica nuestra posición y es una burla completa a la posición de los falsos tradicionalistas (y todos los demás) que han defendido obstinadamente a la Iglesia del Vaticano II o a los antipapas como papas válidos –  y rechazan a Dios y la fe en el proceso. Esto sólo hace que nuestro trabajo en denunciar a la Iglesia del Vaticano II sea mucho más fácil.
En su Ángelus del 17 de marzo, el Antipapa Francisco destacó al ‘cardenal’ Kasper y lo llama ‘un buen teólogo’  
Francisco hizo referencia al tema de la misericordia del libro del cardenal alemán Walter Kasper, el jubilado presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, a quien describió como ‘un buen teólogo’ ”. Para los que no saben, el “cardenal” Kasper es uno de los herejes más abiertos y notorios en toda la Iglesia del Vaticano II. He aquí un solo ejemplo de su apostasía: “… hoy en día ya no entendemos el ecumenismo en el sentido de un retorno por el cual los otros deben ‘ser convertidos’ y volver a ser católicos. Esto fue abandonado expresamente por el Vaticano II” (“Cardenal” Walter Kasper, Adista, 26 de febrero de 2001).
El Antipapa Francisco da la “bendición” en silencio para no ofender a los no católicos; también dice que todos son un ‘hijo de Dios’ - Video
Su declaración de que todos (incluyendo los no católicos) son un “hijo de Dios” es un rechazo de la enseñanza evangélica y del dogma católico de cómo uno se convierte en hijo de Dios (es decir, por la incorporación a la Iglesia).  Además él ni debería estar dando una “bendición” a los no católicos: “Les digo que les doy de corazón la bendición. Como muchos de ustedes no pertenecen a la Iglesia católica, otros no son creyentes, de corazón les doy esta bendición en silencio a cada uno de ustedes, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios. Que Dios los bendiga”.
El Antipapa Francisco tendrá presente al cismático “ortodoxo” Patriarca de Constantinopla en su “misa” de instalación – esto nunca ha ocurrido antes
Esto es increíble. Hay varios reportajes de que el Antipapa Francisco concelebrará con el Patriarca cismático. Si bien los antipapas anteriores cometieron innumerables herejías con respecto a los “ortodoxos” (incluyendo celebrar “misas” con ellos, como lo hemos documentado), este paso extremadamente significante y simbólico representa, por parte del líder de la secta del Vaticano II, el repudio formal de la reclamación [por parte de la Iglesia Católica] a la supremacía papal y jurisdicción universal, ya que Francisco está siendo instalado en presencia de sus compañeros cismáticos que rechazan la primacía de jurisdicción universal del Romano Pontífice. El Antipapa Francisco está, por lo tanto, caracterizando desde el principio, su propia posición de un reconocimiento de que él es uno con el “ortodoxo” cismático, y que él no hace ninguna pretensión de autoridad sobre sus compañeros cismáticos. “El patriarca cismático de Constantinopla, Bartolomé I irá a la misa de inauguración del Antipapa Francisco. La oficina de prensa del patriarcado ecuménico le informó a AsiaNews acerca de la decisión, señalando que es la primera vez que un tal evento ocurrirá desde la división entre católicos y ortodoxos en 1054, una señal importante para la unidad cristiana”.
         http://www.vaticanocatolico.com/francisco_antipapa_contra_iglesia_catolica.php

Comentario
No encontré referencia alguna a que agrupación dentro de la Iglesia pertenecen y los avala, salvo del benedictino que escribe sobre las herejías del Papa emérito Benedicto XVI... No haré comentarios, que cada lector opine por sí mismo.

***
Más allá del encono de católicos ultra dogmáticos como los del grupo precedente los tres papas posteriores han destacado a Juan XXIII:


-I-
Juan Pablo II
Beatificó el 3 de septiembre del año 2000 a Juan XXIII, y estableció que su fiesta se celebre el 11 de octubre, recordando así que Juan XXIII inauguró solemnemente el Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962.
Al beatificar a Juan XXIII señaló:

Contemplamos hoy en la gloria del Señor a otro Pontífice, Juan XXIII, el Papa que conmovió al mundo por la afabilidad de su trato, que reflejaba la singular bondad de su corazón. Los designios divinos han querido que esta beatificación uniera a dos Papas que vivieron en épocas históricas muy diferentes, pero que están unidos, más allá de las apariencias, por muchas semejanzas en el plano humano y espiritual. Es muy conocida la profunda veneración que el Papa Juan XXIII sentía por Pío IX, cuya beatificación deseaba. Durante un retiro espiritual, en 1959, escribió en su Diario: "Pienso siempre en Pío IX, de santa y gloriosa memoria, e, imitándolo en sus sacrificios, quisiera ser digno de celebrar su canonización" (Diario del alma, p. 560).
Ha quedado en el recuerdo de todos la imagen del rostro sonriente del Papa Juan y de sus brazos abiertos para abrazar al mundo entero. ¡Cuántas personas han sido conquistadas por la sencillez de su corazón, unida a una amplia experiencia de hombres y cosas! Ciertamente la ráfaga de novedad que aportó no se refería a la doctrina, sino más bien al modo de exponerla; era nuevo su modo de hablar y actuar, y era nueva la simpatía con que se acercaba a las personas comunes y a los poderosos de la tierra. Con ese espíritu convocó el concilio ecuménico Vaticano II, con el que inició una nueva página en la historia de la Iglesia: los cristianos se sintieron llamados a anunciar el Evangelio con renovada valentía y con mayor atención a los "signos" de los tiempos. Realmente, el Concilio fue una intuición profética de este anciano Pontífice, que inauguró, entre muchas dificultades, un tiempo de esperanza para los cristianos y para la humanidad. En los últimos momentos de su existencia terrena, confió a la Iglesia su testamento: "Lo que más vale en la vida es Jesucristo bendito, su santa Iglesia, su Evangelio, la verdad y la bondad". También nosotros queremos recoger hoy este testamento, a la vez que damos gracias a Dios por habérnoslo dado como Pastor.


-II-
Benedicto XVI
Revela el secreto de Juan XXIII, "Papa bueno" y hombre de paz

En el quincuagésimo aniversario de su elección como pontífice
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 29 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- La fe en Cristo y en la Iglesia fue el secreto que hizo del beato Juan XXIII una figura mundial de paz, ha constatado Benedicto XVI al celebrar los 50 años de la elección del Papa Bueno.
El Papa Joseph Ratzinger dirigió un discurso en la noche de este martes a los peregrinos que se reunieron en la Basílica de San Pedro del Vaticano para recordar esa fecha con una celebración eucarística presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado.
La hora escogida fue la misma en la que medio siglo antes de un día como ése el entonces patriarca de Venecia, el cardenal Angelo Giuseppe Roncalli (1881-1963) era elegido como sucesor de Pedro. En el templo más grande del catolicismo se encontraban reunidos miles de fieles procedentes de Bérgamo, y en particular de la localidad de Sotto il Monte, en la que nació aquel pontífice.
Recordando la "gran alegría" (gaudium magnum) que vivió la Iglesia al ver en el balcón de la Basílica de San Pedro al nuevo Papa, su sucesor reconoció que "fue un preludio y una profecía de la experiencia de paternidad, que Dios nos habría ofrecido abundantemente a través de las palabras, los gestos y el servicio eclesial del Papa Bueno".
"La gracia de Dios preparaba una estación comprometedora y prometedora para la Iglesia y para la sociedad, y encontró en la docilidad al Espíritu Santo, que caracterizó toda la vida de Juan XXIII, el buen terreno para hacer germinar la concordia, la esperanza, la unidad y la paz, para el bien de toda la humanidad".
Según explicó, "el papa Juan presentó la fe en Cristo y la pertenencia a la Iglesia, madre y maestra, como garantía de fecundo testimonio cristiano en el mundo".
De este modo, recordó, "en las fuertes contraposiciones de su tiempo, el Papa fue un hombre y pastor de paz, que supo abrir en Oriente y en Occidente inesperados horizontes de fraternidad entre los cristianos y de diálogo con todos".
El Papa recordó una famosa audiencia de Juan XXIII en su primera Navidad como pontífice (1958) en la que el beato preguntó a quienes le escuchaban cuál era sentido de aquel encuentro. El mismo Juan XXIII respondió: 'El Papa ha puesto sus ojos en los vuestros y su corazón junto a vuestro'".
"Pido al Papa Juan que nos permita experimentar la cercanía de su mirada y de su corazón para sentirnos verdaderamente familia de Dios", concluyó Benedicto XVI.
Un pastor santo
En la homilía de la celebración eucarística, el cardenal Bertone también meditó en la fe del cardenal Juan XXIII, secreto de su santidad.
Para ello citó dos pasajes de los escritos del Papa Roncalli cuando decía: "mi confusión me provoca sentimientos de humildad y abandono en las manos del Señor. Él ha hecho verdaderamente todo, y lo ha hecho sin mi, que nunca hubiera podido imaginar o aspirar a tanto. No deseo, no pienso en otra cosa que en vivir y morir para las almas que se me han encomendado", escribía el Papa Roncalli.
Y el cardenal Bertone concluyó citando otro escrito del pontífice en el que añadía: "en los pocos años que me quedan quiero ser un santo pastor en la plenitud del término. Mi día debe desarrollarse siempre en oración; la oración es mi respiración".
http://www.zenit.org/es/articles/benedicto-xvi-revela-el-secreto-de-juan-xxiii-papa-bueno-y-hombre-de-paz

La elección de Juan XXIII, y en su momento la de Benedicto XVI, se produjo ante la expectación de un mundo que, aunque solo fuera por la edad a la que tomaron sobre sus hombros tan alta misión, no les arrogaba más que un gobierno, en cierto modo anodino, o de transición, como fue calificado directamente el del “papa bueno”. Éste era un hombre realista. Por eso dijo de sí mismo: «No puedo mirar demasiado lejos en el tiempo». Y ese escaso periodo del que dispuso, lo aprovechó como nadie. Nada hacía presagiar lo que iba a dar de sí su pontificado. Pero vista la historia retrospectivamente se calibra el error de tantos juicios precipitados y suposiciones ancladas en ideas sin fundamento. La edad no tiene por qué ser un condicionante ni impedimento para nada. Es una etapa venerable, donde las canas son, digámoslo así, un plus, un signo de lo mucho que se ha vivido. Y aunque solo fuera por experiencia acumulada, en la que se presupone lucha y entrega a raudales, es digna de altísimo respeto y gratitud. Y prueba de que la edad no constituye ningún veto, el flamante Juan XXIII a los tres meses de su pontificado, el 25 de enero de 1959, convocaba el Concilio Vaticano II.
http://www.zenit.org/es/articles/juan-xxiii-y-benedicto-xvi


-III-
Francisco -I-
Una llamada extraordinaria: la recibió est por la tarde el arzobispo Loris Capovilla, secretario personal de Roncalli

El custodio de la memoria del “Papa bueno”. Al otro lado de la línea estaba el Papa Francisco; un Pontífice cuya “vox populi” tiene muchos elementos en común con la de Angelo Roncalli. Y no es ninguna casualidad que la llamada llegara justamente mientras se celebraban los 50 años de la Encíclica “Pacem in Terris”, el documento más famoso de Juan XXIII.
Loris Capovilla estaba en su casa en Camaitino sotto il Monte. El Papa Francisco, cuantan personas cercanas al anciano prelado (que tiene 98 años), llamó para agradecerle que le hubiera enviado la obrita que preparó el mismo Capovilla para el Año de la Fe. En la portada del opúsculo aparece la foto de una medalla muy famosa, acuñada por el escultor Manzù, en ocasión de la apertura del Concilio Vaticano II; en ella están representados el Papa Juan XXII y el cardenal Laurean Rugambwa de Tanzania. Rugambwa fue el primer cardenal africano, además de símbolo del Concilio para el Continente. La medalla lleva la inscripción: «Una, Sancta, Catholica, Apostolica». Después, versículos de Isaías y del Apocalipsis.
Capovilla quedó sorprendido y muy emocionado: «Escuchaba la respiración del Papa por el teléfono. Me dijo: “Lo veo con los ojos del corazón, cada palabra que ha escrito es preciosa como una homilía”. El Papa prosiguió: “Sé, por el cardenal Comastri, y escucho por la voz, que su espíritu es joven; esto cuenta”». Fue justamente el cardenal Angelo Comastri, arcipreste de San Pedro, el que le entregó el opúsculo de Capovilla al Papa Francisco.
El Papa Francisco después le habría dicho a Capovilla que querría encontrarlo personalmente; el anciano prelado, que no viaja a Roma desde los tiempos de la beatificación del Papa Roncalli, le prometió una visita dentro de poco. Incluso podría verificarse con alguna de las celebraciones de la “Pacem in Terris”. Esta Encíclica fue publicada el 11 de abril de 1963 por Juan XXIII, mientras estaba luchando en contra de la enfermedad que pocos meses después lo habría llevado a la tumba.
Hace algunos días se hablaba de Loris Capovilla porque en una entrevista al periódico de los obispos italianos “Avvenire” había aludido a un voluminoso “memorándum” que Benedicto XVI habría escrito para el Papa Francisco. La Santa Sede desmintió, pero durante el encuentro entre Francisco y Benedicto XVI, las imágenes mostraban una caja llena de documentos y un sobre blanco sellado. Era lo que había preparado Benedicto XVI para su sucesor y el contenido.
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/vaticano/dettagliospain/articolo/bergoglio-francesco-francisco-francis-roncalli-23747/


Papa rinde homenaje a 50 años de encíclica de Juan XXIII por la paz
La encíclica se convirtió en un punto de referencia para la Santa Sede, promotora de la paz y el diálogo en las relaciones internacionales, principios que el nuevo Papa, elegido el pasado 13 de marzo, empezó ya a defender, según pidió en su primer mensaje de Pascua desde la plaza de San Pedro.
jueves 11 de abril de 2013  01:43 PM
Ciudad del Vaticano. -
El papa argentino Francisco rindió homenaje este jueves a los 50 años de "compromiso" por la paz que significó para el mundo la encíclica "Pacem in terris" (Paz en la tierra) de Juan XXIII, publicada tan sólo seis meses después de la crisis de los misiles en Cuba y que llevó al planeta al borde de una guerra nuclear.
Dos meses antes de morir, el 11 de abril de 1963, Juan XXIII presentó una de las encíclicas más importantes del siglo XX, la primera dirigida no sólo a los católicos y religiosos de todo el mundo, sino "a todos los hombres de buena voluntad", un mensaje lleno de respeto y tolerancia, informó AFP.
"Que este aniversario sea un incentivo para comprometerse siempre más en promover la reconciliación y la paz", clamó este jueves el primer papa latinoamericano de la historia al recordar el legado del llamado "Papa bueno", quien en la década del 60, pronunció un histórico mensaje por radio para exhortar a los líderes de las dos grandes potencias de entonces, Nikita Kruschev, de la otrora Unión Soviética, y al presidente de Estados Unidos, John Kennedy, para que evitaran un holocausto nuclear.
La grave crisis que se desató por la instalación de misiles nucleares en Cuba coincidió con la apertura en octubre de 1962 del Concilio Vaticano II, la gran asamblea de la Iglesia, cuyas prioridades eran la búsqueda de nuevas formas de relación de la Iglesia con el mundo moderno y cambiante.
En el testamento espiritual de Juan XXIII, cuyo estilo humilde y convivial recuerda mucho el del argentino Francisco, el líder de la Iglesia católica durante una parte de los años de la Guerra Fría, condenaba la guerra como instrumento de justicia y manifestaba su convencimiento de que la paz no es una utopía.
La encíclica se convirtió en un punto de referencia para la Santa Sede, promotora de la paz y el diálogo en las relaciones internacionales, principios que el nuevo Papa, elegido el pasado 13 de marzo, empezó ya a defender, según pidió en su primer mensaje de Pascua desde la plaza de San Pedro.
http://www.eluniversal.com/internacional/130411/papa-rinde-homenaje-a-50-anos-de-enciclica-de-juan-xxiii-por-la-paz

***


Las Profecías atribuidas a Juan XXIII

Las Profecías del Papa Juan XXIII fueron publicadas en el año 1976 en Italia, tras un episodio oscuro, en el cual cuya autenticidad se puso en tela de juicio. Pier Carpi transmitió las profecías que le fueron legadas parcialmente (muchas permanecen ocultas) algunos años antes por un anciano que le aportó datos del pasado de Juan XXIII en Turquía.

Su fecha sería el año 1933, son realmente sorprendentes al conocer después, como ha sucedido, lo que lo profetizado quería decir.

La Alemania nazi

"Unidos en el orgullo de la victoria y en la trama expansionista, os dividiréis y se desmoronará vuestra sociedad de naciones." 

"El hijo de la bestia ha sobrevivido a tres atentados. No al cuarto. Les sirve para matar a quienes odia. Pero le llega su fin. Encerrado en su cubil, abrazado a la mujer de otro. Sobre su muerte, misterio. Hay que combatir y esperar, porque el usurpador se crucificará solo en la falsa cruz. Sólo entonces habrá paz". 

"Más atención al último que salió de la madriguera. Será difícil acabar con él y prepara nuevos infortunios para el mundo. Él conoce el verdadero rostro de la Bestia". 

"Dantzig, herida de Europa, flagelo del mundo".

"De Italia no se dirá nada, pero sus hombres son cómplices".

El Juicio de Nüremberg

"Ovejas para el dolor y la muerte impalpable. Los matarifes saben, y mentirán en Nüremberg. Buscad siempre a los matarifes, aun cuando les creáis muertos. Buscadles donde quiera conviva el poder con el terror. Buscadles en las casas de quienes se enriquecieron con la guerra". 

Stalin y el comunismo

"Y tú, nuevo zar a quien el padrecito (el zar derrocado) maldijo, estrechas la mano de dictador negro (Hitler). Miras al mar. La sangre lo enrojecerá. El pequeño zar muere asesinado en la oscuridad de su cubil". 
"El nuevo zar da muerte a los verdaderos hijos del padrecito. Tiene ojos de lobo. Pero los lobos (los nazis) están en la frontera".

La Bomba Atómica

"La gran arma estallará en Oriente, produciendo llagas eternas. La infame cicatriz no se borrará jamás de la carne del mundo. Más antes de sus palabras de ciencia verdadera, el secreto del arma que destruye las armas. Vendrá entonces un tiempo de paz y el nombre de Alberto se inscribirá en la lápida. Estallará en Oriente, produciendo enfermedades incurables. El recuerdo de aquel crimen no se borrará nunca de la memoria colectiva. Cuando ya se conozca el secreto del átomo, se aplicará en la paz y el nombre de Albert Einstein quedará en el recuerdo de la historia."

Profecía relacionada con Benedicto XVI

"Benedicto, Benedicto, Benedicto. Vendrán los jóvenes a aplaudirte.

Un nuevo Padre(Papa) de una Madre Sonriente.
Los niños del Santo de Milán. Dieciseís deben ser contados.
Ellos te alzarán las manos.
La Virgen María está próxima. La Virgen que fue sacrificada.
En sus palabras hallarás la senda, Benedicto, Benedicto, Benedicto.
Tú serás el Padre de todos y de cada uno.
Será muy difícil el comienzo de tu viaje, caminar por las calles de Roma en todos los días de sangre.
Darás luz a la niebla y aclararás los sepulcros.
Señalando con nombres sagrados a las cosas sagradas, con nombres profanos a las cosas profanas.
En tu hogar recibirás a un Santo descalzo.
Y atenderás a los gobernantes desarmados, que rezarán por ti.
El Santo también hablará por ti en todos los países y he aquí que desde todo el mundo te cubrirán con flores blancas.
El tuyo será un viaje de valor, del gran desafío al mundo y al príncipe del mal que lo gobernará.
A quienes te envíen soldados, tú les opondrás legiones.
Y nunca retirarás una sola palabra.
Y te quitarás los zapatos y andarás descalzo junto al Santo.
Cuando prediques la palabra de María, tú única herida será cerrada.
La Madre de la Iglesia será la Madre del mundo.
Ángel serás llamado, Benedicto."

Profecía relacionada con Israel  
"Israel, tú que regresas a tu tierra, ya es hora de lavar la sangre de tus hijos.
Al fin tiene seis puntas la estrella.
Sufrirás y lucharás como quien te ataque, y no sabrá como dividirte.
Sed hermanos, alguien os empuja al combate, pero permanece oculto.
En el palacio donde se reúnen las naciones se decidirá el regreso.Y esta decisión será motivo de odio.
Odio hacia Israel. Aquí se peleará el destino de la humanidad.
Y esto será causa de ruina."
"Israel, tú que en estos días hallas nueva tierra alrededor de la ciudad de los tejados de oro hora ya es de lavar la sangre de tus hijos- Por fin tiene seis puntas la estrella. Israel; sufres y luchas como quien te agrede y no sabe compartir tus padecimientos. Aquí se decide el destino del mundo. Habrá flores rojas sobre las tumbas profanadas. ¡Oh Israel, tú que regresas a tu pueblo!".
"Los hijos de Israel conocen la aflicción allí donde llegan las botas y los clavos".  

Profecía sobre los Rollos en las Azores
"Los rollos serán hallados en las Azores y hablarán de antiguas civilizaciones que enseñarán a los hombres cosas antiguas que ellos ignoran.
Por medio de los rollos, las cosas de la tierra hablarán a los hombres acerca de las cosas del cielo. Signos cada vez más numerosos."
Caída del Muro de Berlín
"Europa está dividida. Un pequeño muro, una gran vergüenza. Hallarán a la mujer de Lutero al alba, al pies del muro que divide Berlín. Y para la erección de su monumento será derribado el muro. Europa se unirá con Europa."
Profecía sobre Gandhi
"Recibirás en tu casa a un santo descalzo. Y harás esperar a los poderosos, que rezarán sin armas en la mano. En la tierra de Brahma, una voz desarmada. Es la conciencia del mundo, que nunca morirá, aunque maten su carne."
Juan Pablo I

"Tu reinado será breve y grande".


General De Gaulle

"Debe secreto agradecimiento al General de España".


Juan Pablo II

"Tú que vienes de la niebla, serás herido".


El Rey Juan Carlos de España

"El rey que no fue hijo de rey no regresará a Italia".


John F. Kennedy

"Caerá el Presidente y caerá el hermano. Entre los dos, el cadáver de la estrella inocente. Hay quien sabe. Preguntad a la primera dama negra y al hombre que la llevará al altar en la isla. Serán tres quienes disparen contra el Presidente. El tercero de ellos estará entre los tres que matarán al segundo..." 

La Guerra de Vietnam 

"Los hermanos de Oriente y Occidente se matarán y en la lucha matarán a sus hijos".

La Caída del Imperio Británico

"La segunda Isabel asiste de cerca a la ruina de lo que construyó la primera. Hoy es pequeño el mar y la fuerza está muy lejos".


Extraterrestres

"Las cosas de la tierra hablarán a los hombres acerca de las cosas del cielo. Signos cada vez más numerosos. Las luces del cielo serán rojas, azules y verdes. Veloces. Crecerán. Alguien viene de lejos. Quiere conocer a los hombres de la Tierra. Ya ha habido encuentros. Pero quien vió realmente ha guardado silencio..."


Mujer Presidente en EE.UU.

"Y será la paz el día en que una mujer jurará sobre la Biblia renovada".


El mundo se levanta contra la Elite Mundial

"Tras los días que la sangre teñirá el desierto y otras partes de la Tierra, el mundo entero se rebelará contra el juego de los poderosos, contra la secreta hermandad de los grandes que tramaba la esclavización de los pueblos de la Tierra. Los escasos jefes honrados se unirán y los culpables serán juzgados y derrocados."


Los dos papas actuales

"El santo hablará también para ti en cada rincón del mundo y he aquí que te cubrirán las blancas flores de toda la tierra.
Tuyo será el viaje del valor, el gran desafío lanzado al mundo y a su inmundo príncipe.
Opondrás legiones a quien lance soldados contra ti. Y nunca romperás tu palabra.
Y te descalzarás y caminarás con el santo descalzo. Cuando divulgues la palabra de María Santísima se cerrará tu única herida. La madre de la Iglesia será la Madre del mundo. Ángel te llamarán. Bendito seas."

El Papa visionario vaticina que:

"Alemania prosperará más que Francia."

Profecías futuras

"Combatirán entre sí la Media Luna, la Estrella de David y la Cruz. Alguien alzará la Cruz negra".


"Desde el Valle del Armagedón vendrán los caballeros ciegos. Tras ellos, los cuervos del hambre, de la carestía, de las plagas. El Emperador morirá en el desierto, atacado por animales de peste, desconocidos".

"Es la época de los dos emperadores"

"Veinte siglos más la edad del Salvador". Juan XXIII marca el año 2.033 como el Fín del Mundo.

La larga paz hará olvidar los errores del pasado. Hará olvidar al hermano mayor crucificado cabeza abajo. Y habrá guerra en el interior de la Madre. Y los rebaños se dispersarán . Alguien llamará entonces a la sangre y será escuchado. Desgraciado aquel que haya lanzado el grito, porque suya será la primera sangre que corra.
La media luna, la estrella  y la cruz se enfrentarán. Alguien mantendrá en alto la cruz negra. Del valle del Príncipe vendrán los jinetes ciegos.
Tras ellos, los cuervos del hambre, la escasez y la peste.
¿Hacia donde creéis huir, ahora que habéis destruido las iglesias y matado al último Padre?
Esperad el signo de Juan. El cordero está dispuesto. Persignaos siete veces con mano fatigada y esperad. La luz viene todavía de Occidente.

***
Reflexión

Amigas, Amigos.

Lo que gatilló este título es el haber visto hace un tiempo las dos películas dedicadas al Papa Juan XXIII, un hombre elegido al papado a modo de transición por su edad y suponer que sería "guiado" por la curia vaticana. Un hombre que como Papa siguió siendo quien era: Respetuoso del credo ajeno, un ser que irradiaba PAZ, confianza, respeto. No le perdonaron su llamado radial al mundo para evitar una guerra mundial (atómica) por los misiles soviéticos en Cuba, no le perdonaron su Encíclica por la Paz en el mundo; no le perdonaron su Concilio Vaticano II en donde los obispos del mundo hicieron cambios históricos en la Iglesia.

Hace años tuve un libro sobre sus profecías dejadas el año 1935, sabiendo que en general la profecía se entiende después que el hecho profetizado sucede y, además leí en esa época sobre su encuentro con un extraterrestre relatado por el asistente del Papa monseñor Loris Capovilla 20 años después de sucedido.

Me impresionó ver su ascenso de humilde sacerdote a obispo, cardenal y Papa, ver a ese Papa tolerante con el ajeno pensar, visitando la cárcel en donde rudos hombres ateos lloraron y pidieron su bendición después de escuchar su palabra, verlo visitando en el Hospital a niños cancerosos... Ello y más me hacen sentir que Juan XXIII engalana con justicia la sección de Personajes del Portal Mundo Mejor.

Para dejar una síntesis del pensamiento de este especial Papa me basaré en una opinión autorizada:

Pensamiento de Juan XXIII, útil para los propósitos de Año Nuevo
Por: EDUARDO CAMPOS RODRÍGUEZ/ El Siglo de Durango
EDITORIAL. miércoles 31 de dic, 2008
Juan XXIII, pontífice romano de 1958 a 1963, sucesor de Pío XII y predecesor de Pablo VI, en apenas cinco años de pontificado logró revolucionar la forma de ejercer el papado. De su biografía se puede decir que se graduó como doctor en teología y que durante la Primera Guerra Mundial participó como sargento médico; su intervención fue valiosa para socorrer a los judíos ante la persecución Nazi.

Fue el Papa que por primera vez en la historia nombra cardenales indios y africanos; hace una revisión a fondo del código de Derecho Canónico, nombra treinta y siete nuevos cardenales, un colombiano; un tanzano; un japonés; un filipino; un venezolano y un mexicano. Podemos decir que con una visión moderna globalizó el cardenalato para que la grey católica tuviera más cerca a sus guías pastorales, esto después de más de dos mil años de existencia de la Iglesia Católica, apostólica y romana.
Escribió ocho encíclicas en total, destacando por su contenido social “PACEM IN TERRIS” y “MATER ET MAGISTRA” en las que se profundiza sobre los derechos y deberes derivados de la dignidad del hombre como ser humano.
Fue este Sumo Pontífice el que canonizó a San Martín de Porres, primer santo negro de América y, para sorpresa del catolicismo tradicionalista, estableció una nueva forma de celebrar la liturgia cambiando la manera de oficiar la misa que era de espaldas a los oyentes y en latín, logrando que ahora el sacerdote celebrante se coloque frente a los feligreses y se exprese en lenguaje nacional. Los analistas de los asuntos religiosos coinciden en reconocer que las encíclicas de Angelo Giuseppe Roncalli, como era su nombre de bautizo, significaron una transformación considerable en la forma de ver los problemas temporales, pues en el contenido de las mismas se aceptan las tesis de la Revolución Francesa y de la democracia moderna, haciendo de los derechos humanos el centro de todo derecho, de toda política, de toda dinámica social o económica.
Al papa Juan XXIII muchas organizaciones protestantes lo honran como un reformador cristiano, renovador de la Iglesia Católica; es notable el hecho de que el cineasta de fama mundial, Pier Paolo Pasolini, le dedicó una de sus mejores películas titulada “El evangelio según San Mateo”. Para recordarlo siembre con gratitud un hospital universitario en Italia fue creado con su nombre y en un acto de intenso júbilo para el catolicismo universal Juan Pablo II lo beatificó en el año 2000. Estos acontecimientos son una prueba evidente del cariño y respeto que se ganó por su vida ejemplar.
Juan XXIII siendo seminarista comenzó la práctica que continuaría hasta su muerte, de redactar unas notas espirituales que quedaron recogidas en su libreta de apuntes que él llamaba “Diario de un alma” y de éstas tomamos algunas que consideramos útiles para nuestro crecimiento moral, sobre todo en esta época en que nos proponemos, con motivo de año nuevo, transformar positivamente nuestra existencia; uno de los capítulos de este diario se llama “SÓLO POR HOY” y en sus palabras contiene el siguiente legado:
UNO.- “Trataré de vivir exclusivamente el día sin querer resolver el problema de mi existencia, todo de una vez; tendré el máximo cuidado de un afecto; no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o corregir sino a mí mismo”; “Seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también y me adaptaré a las circunstancias sin pretender que éstas se adapten siempre a mis deseos”.

DOS.- “Sólo por hoy dedicaré unos minutos de mi tiempo, recordando que como el alimento es necesario para mi vida; haré una buena acción y no le diré a nadie; me guardaré de dos graves calamidades que son la prisa y la indecisión; sentiré que Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo”.
TRES.- “Sólo por hoy no tendré miedo a la verdad, ni tampoco a gozar de lo que es bello en la naturaleza y de creer en la bondad”.
Así es el pensamiento de Juan XXIII que hoy recordamos y que mucho nos ayuda en nuestros propósitos de este año nuevo, deseando que de acuerdo con nuestros valores y condiciones tengamos salud, paz y prosperidad.
http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/195548.pensamiento-de-juan-xxiii-util-para-los-propo.html

Frente a la grave intolerancia de ciertos cristianos reflejada en algunos portales de Internet, qué mejor que recordar la Enseñanza entregada por Vivekanando el joven swami vedanta en el Primer Parlamento Mundial de las Religiones celebrado en Chicago en el año 1893. Para ese magno acontecimiento fueron consideradas como las 10 religiones mundiales las siguientes: hinduismo, budismo, jainismo, zoroastrismo, taoísmo, confucianismo, sintoísmo, judaísmo, cristianismo e islamismo. No se mencionaba la religión vedanta, por paradoja, entre los 6.000 selectos asistentes, muchos con gran "autoridad", grados y pomposos atuendos cargados de símbolos de su ostentoso rango, había un anónimo joven swami vedanta quien deslumbró al Parlamento y la prensa allí presente.

En la inauguración del 11 de septiembre de 1893 habló Swami Vivekananda, el monje vedanta procedente de la India señalando al mundo:

Saludo a la nación más joven en nombre de la Orden monástica más antigua del mundo; la Orden védica de los Sannyasins, que dio a los hombres este doble precepto:: Aceptaos, comprendeos unos a otros!
Debe haber causas, antes del nacimiento, que hagan a un hombre desgraciado o feliz, y esas causas son sus acciones pasadas.
Levantaos ¡oh leones! y sacudíos la ilusión de que sois carneros; sois almas inmortales, espíritus libres, benditos y eternos; no sois materia, no sois cuerpo; la materia es sierva vuestra y no vosotros los siervos de ella.
Si algún día llega a haber una Religión Universal, ha de ser aquella que no esté radicada en el tiempo o en el espacio; que sea infinita, como el Dios que predique, y cuyo sol brille sobre los discípulos de Krishna y los de Cristo igualmente, sobre los santos y sobre los pecadores; que no sea brahmánica, ni budista, ni cristiana, ni mahometana, sino la suma total de todas ellas y tenga todavía infinito espacio para evolucionar; que en su catolicidad abrace con sus infinitos brazos y le haga un lugar para cada ser humano, desde el salvaje más inferior y envilecido, que muy poco sobrepasa al bruto, hasta el hombre más encumbrado que se eleva por las virtudes de su cerebro y de su corazón casi por encima de la humanidad, haciendo que la sociedad se asombre en su presencia y dude que sea de naturaleza humana. Será una religión que no tenga lugar en su seno para la persecución ni la intolerancia, que reconozca la divinidad en cada hombre y mujer, y cuyo fin, cuya fuerza total, esté reconcentrada en ayudar a la humanidad a realizar su propia y verdadera naturaleza divina.
Pero si alguno de los presentes espera que esta unidad se produzca mediante el triunfo de alguna de las religiones y la destrucción de otras, yo le digo: "Hermano, esperáis un imposible". ¿He de desear yo que un cristiano se haga hindú? Dios me libre. ¿Desearé que el hindú o el budista se conviertan en cristianos? No lo permita Dios. Cada uno debe asimilar el espíritu de los otros y conservar, sin embargo, su individualidad, creciendo según sus propias leyes.
Si el Congreso de las Religiones ha demostrado algo al mundo es lo siguiente: Ha probado que la santidad, la pureza y la caridad no son la posesión exclusiva de ninguna iglesia del mundo y que cada sistema ha producido hombres y mujeres del más elevado orden. En presencia de este hecho evidente, si alguien sueña con la exclusiva supervivencia de su propia religión y la destrucción de las otras, le compadezco desde el fondo de mi corazón.

Es necesario lograr entender que nadie pertenece a un grupo poseedor de la verdad absoluta. Cada grupo serio representa parte de una Verdad cual rayo de la rueda de la Vida, en donde cada rayo converge a un centro común. Esta era la visión filosófica de Juan XXIII la cual cuesta a varios por dogma comprender.

En cuanto a algunos cristianos que tanto daño han hecho con un dogma humano que los lleva a tomar en sus manos la justicia divina y condenar a más del 95% de las almas al fuego eterno
por errores en el denso plano de la materia, errores que para el alma no son tales al vibrar en un nivel sutil en donde lo denso no es, daño que pensaba pretérito pero veo que es actual en portales de Internet, por el simple hecho de no pensar como ellos lo hacen sobre la literal base de lo escrito y humanas interpretaciones que no representan la real Enseñanza de Jesús, el silencio será mi humilde respuesta que la entrego pensando en Vivekananda quien los compadece desde el fondo de su corazón y admira a un hombre sabio y bueno como lo fue Juan XXIII, sabiendo que "la santidad, la pureza y la caridad no son la posesión exclusiva de ninguna iglesia del mundo y que cada sistema ha producido hombres y mujeres del más elevado orden".

Juan XXIII como persona, sacerdote, obispo, cardenal y Papa tuvo ayuda de "Ellos" para dejar al mundo un Mensaje de Paz y comprensión entre los seres humanos, algo tan necesario para estos tiempos en los que la dispersión debiera dar paso a al unión ya que como almas todos somos iguales ante el Padre.



Dr. Iván Seperiza Pasquali
Mayo de 2013
isp2002@vtr.net
http://www.isp2002.co.cl/