El mayor
peligro
lo constituyen hoy las personas que se niegan a reconocer
que la era
que
acaba de comenzar difiere fundamentalmente del pasado.
Max Planck (1858 - 1947)
Padre de la
física
cuántica, premio Nobel 1918
-I-
º Tiempo presente febrero de 2010.
La Previa que fundamenta el título y su contenido
Son tres enfoques sobre un mismo tema:
1.
Martes 9 de febrero de 2010
El presidente Barack Obama fue de los pocos que desafió el clima para
asistir a una reunión en el Congreso con el Comité Nacional Demócrata.
Pero su aventura estuvo algo accidentada pues su carro se estrelló,
ligeramente, con otro de su caravana que iba adelante. Obama catalogó
la tormenta como un "snowmagedon", un juego de palabras en alusión al
"Armagedon", o Apocalipsis, la gran batalla final mencionada en la
Biblia que precede al fin del mundo.
http://www.eltiempo.com/mundo/euycanada/tormentas-en-wahington_7135807-1
2.
Lo sucedido hace 65
años, la explosión nuclear sobre Hiroshima primero y
Nagasaki después, no es un mito de la antigüedad, fue un
hecho real que como seres humanos para nada nos engrandece... y
conviene no olvidar el
Mensaje de esa barbarie, más aún que en el mundo hay
actualmente
sobre 20.000 bombas nucleares en alerta para entrar en
pronta
acción.
Alerta verde para muchos, alerta amarillo-rojo si se mira la crisis
económica bajo el prisma de la crisis del Cambio
Climático, cambio que llevó ahora -9 de febrero de 2010-
a decir al presidente de los Estados Unidos que estaban bajo
un Snowpocalypse o Apocalipsis de nieve y un Snowmagedon o Armagedón de
nieve.
3.
¿Cuál es el
real significado de lo expresado por el
Presidente de los Estados Unidos? Él repitió dos palabras
que circulan por Washington frente a la catástrofe
climática, un Apocalipsis de nieve dado que esa palabra
tiene la sinonimia de catástrofe. Pero referirse a un
Armagedón de nieve ya es otra cosa dado que esa palabra hace referencia a la
última batalla o guerra final... y que yo sepa esa batalla no
será por la nieve precisamente. ¿Fue un lapsus o se lo
dijo con querer queriendo como señal para algunos? Más aún que poderosas naciones
están literalmente en quiebra por ser sus deudas superiores a
los ingresos... Y, más de uno ha señalado con
convicción que en un mundo con 8.000 millones de habitantes la
cifra ideal sería de 1.200 millones de personas...
Los tres párrafos
precedentes motivan este escrito, más aún al encontrar en
la prensa digital nacional dos referencias al hecho acaecido hace 65
años, una extensa, otra más breve, y ambas acá
quedarán junto a lo que expuse como capítulo en mis
escritos 60 y 63. Es un téngase presente para
estar conscientes de la realidad y, sobre la base de esa realidad
trabajar en común
unión en mórfica resonancia antiapocalíptica y
antiarmagedón... Los más ignoran la realidad y no pueden
canalizar entonces su Fuerza en la dirección correcta, otros se
molestan porque se las recuerda y prefieren seguir viviendo en un mundo
de fantasía, allá ellos. Con urgencia se necesita la
acción dinámica y valiente del 1% de la población
aunada en Mentalidad Positiva...
******
Reforzando el párrafo 1 se acepta lo siguiente:
La situación nuclear "reconocida" actual por países sería la siguiente:
o-
Países que fabricaron armas nucleares, continúan con su desarrollo y
almacenan un número de: 9.900 en EE.UU., 15.000 en Rusia, 200 en el
Reino Unido, 350 en Francia, 80 en Israel, 60 en Pakistán, 50 en India,
200 en China y 10 Corea del Norte.
o- Países que extraoficialmente
se estima que están trabajando para poder fabricar un arma
nuclear: Libia, Egipto, Siria e Irán.
o-
Países que poseen la capacidad de enriquecer uranio (uno de los
principales elementos para producir armas atómicas): EE.UU., Rusia,
China, Holanda, Reino Unido, Alemania, Francia, Brasil y Japón.
Recientemente Argentina anunció su disposición por volver a enriquecer
uranio en sus plantas nucleares.
A
estas naciones hay que agregar todos los miembros de la OTAN , que
actualmente tienen armas nucleares norteamericanas en su territorio; ex
miembros de la Unión Soviética, etc.
El
alcance de los misiles con cabeza nuclear en los diferentes
países incluyendo el de sus submarinos. EE.UU., Rusia y China
poseen capacidad suficiente como para enviar un misil a cualquier sitio
del planeta. Es decir, hoy cualquier ser humano en cualquier punto del mundo esta expuesto a ser atacado por un arma atómica.
http://www.msgcanarias.org/ARSENALNUCLEARMUNDIAL.pdf
No solo el Cambio
Climático debiera preocupar a quienes rigen los destinos del
mundo, la realidad nuclear es un tema preocupante de prioridad uno y la
alerta roja no debiera ser levantada...
******
Este año 2010 se
cumplen 65 años de las detonaciones de
las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, no digo primeras
bombas nucleares lanzadas sobre ciudades
porque tal parece en la antigüedad hubo, a lo menos otras dos,
como las describe La Biblia para Sodoma y Gomorra... Además el Mahabharata y
otros primitivos libros hindú, dejados varios siglos antes que la Biblia,
relatan guerras con explosiones sólo entendidas
después de conocerse Hiroshima y Nagasaki.
Un
proyectil,
cargado con la fuerza del universo, produjo una inmensa columna de humo
y llamas deslumbrantes. Tan brillantes como 10.000 soles en todo su
esplendor.
Era una arma desconocida un trueno de hierro, un gigantesco mensajero
de
la muerte, que redujo a cenizas a la totalidad de la raza enemiga. Los
cuerpos quedaron irreconocibles, sus cabellos y uñas se
caían,
la loza se rompía espontáneamente y las aves vieron
decolorados
su plumaje... Después de unas cuantas horas, todos los alimentos
quedaron contaminados, para poder escapar de ese fuego, los soldados se
arrojaron a los ríos para lavar su equipaje y lavarse ellos
mismos...
El sol pareció temblar, y el universo se cubrió de calor.
Las aguas hirvieron, los animales comenzaron a perecer y los guerreros
hostiles cayeron derribados como briznas. Grandes proporciones de
vegetación
quedaron desiertos, y hasta el metal de las carrozas se fundió
ante
esta arma...
Mahavira Charita
…Una sustancia como
fuego
ha surgido a la
existencia
quemando ahora colinas
y ríos y árboles.
…Toda clase de hierbas
y césped
en el Universo
móvil
e inmóvil
quedan reducidos a
cenizas…
Vosotros, crueles y
perversos,
emborrachados de
orgullo,
mediante ese rayo de
hierro llegaréis a serlos exterminadores de
vuestra raza…
...Venía
a bordo de un vimana, y sació su ira enviando un sólo y
único
rayo en contra de la ciudad. Una enorme columna de fuego diez mil veces
más luminosa que el sol se levantó, y la ciudad
quedó
reducida a cenizas en el acto...
Mahabharata
Si el fulgor de mil
soles
Estallara de repente
en el cielo,
Sería como el
esplendor del Poderoso…
Ha llegado a ser la
Muerte,
la destructora de mundos.
(Era) un solo
proyectil
cargado con toda la
fuerza
del Universo.
Una columna
incandescente
de humo y llamas
brillante como diez mil
soles
se elevó en todo
su esplendor…
…Era un arma
desconocida,
un relámpago de
hierro,
un gigantesco mensajero
de muerte,
que redujo a cenizas
a toda la raza de los
Vrishnis y los Andhakas.
…Los cadáveres
quedaron tan quemados
que no se podían
reconocer.
Se les cayeron el pelo
y las uñas:
los cacharros se
rompieron
sin motivo,
y los pájaros
se volvieron blancos.
Al cabo de pocas
horas
todos los alimentos
estaban
infectados…
...Para escapar de ese
fuego
los soldados se
arrojaban
a los ríos,
para lavarse ellos y
su equipo…
...Un tallo fatal
como
la vara de la muerte.
Medía tres codos
y seis pies.
Dotado de la fuerza
del trueno de Indra,
la de mil ojos,
destruía toda
criatura viva…
…Entonces (el dios
de
esa poderosa arma)
se llevó por
delante
multitudes de Samsaptakas
con corceles y
elefantes
y carros y armas,
como si fueran hojas
secas de los árboles…
Llevados por el viento,
oh Rey,
parecían
hermosos
allá arriba
como aves en vuelo
arrancando
de los árboles…
...Vientos de malos
auspicios
llegaron a soplar…
El Sol pareció
dar la vuelta,
el Universo, abrasado
de calor,
parecía tener
fiebre.
Elefantes y otras
criaturas
de la tierra,
abrasados por la
energía
del arma,
huyeron corriendo…
las mismas aguas al
calentarse,
las criaturas que
vivían
en ese elemento
empezaron a arder…
Hostiles guerreros
caían
como árboles
quemados en un fuego
furioso…
Enormes elefantes
quemados
por esa arma,
caían por tierra…
…Lanzando terribles
gritos…
Otros abrasados por
el
fuego corrían de acá para allá
mientras, en medio de
un incendio de bosque,
los corceles… y los
carros
también…
quemados por la
energía
de esa arma…
parecían como
copas de árboles
quemados en un incendio
de bosque…
…Una sustancia como
fuego
ha surgido a la
existencia
quemando ahora colinas
y ríos y árboles.
…Toda clase de hierbas
y césped
en el Universo
móvil
e inmóvil
quedan reducidos a
cenizas…
Vosotros, crueles y
perversos,
emborrachados de
orgullo,
mediante ese rayo de
hierro llegaréis a ser
los exterminadores de
vuestra raza…
Mahabharata
Tan poderoso que
podía
destruir
la tierra en un momento:
un gran ruido que se
elevaba en humo y llamas…
y sobre él
está
sentada la Muerte…
Ramayana
El historiador Kisari Mohan Ganguli afirma que los textos sagrados
hindúes abundan en este tipo de descripciones. Existen referencias a
batallas aéreas y armas de destrucción masiva. Se refiere en concreto a
una antigua batalla descrita en el Drona Parva, una parte del
Mahabharata: "El pasaje narra una batalla en la que terribles
explosiones diezman ejércitos enteros, causando que multitud de
soldados, caballos y elefantes fueran barridos como hojas. En vez de nubes en forma de hongo, el escritor describe una explosión
perpendicular que levanta una columna de humo que se abre en forma de
paraguas. También hay comentarios sobre contaminación de los alimentos
y caída del cabello".
Salió
disparado un proyectil brillante, poseído del resplandor de un
fuego
sin humo, y las huestes enemigas quedaron rodeadas por una densa
oscuridad:
por todas partes se hizo la oscuridad. Soplaban vientos terribles y las
nubes se elevaban, rojas como la sangre: los mismos elementos mostraban
su confusión. Giraba el Sol, y el mundo, achicharrado por el
calor
de aquella arma, parecía presa de una fiebre. Los elefantes
huían
despavoridos, buscando refugio. Las criaturas acuáticas se
abrazaban
y el enemigo caían como árboles derribados por un voraz
incendio...
Corceles y carros, destruidos por la energía de aquella arma,
semejaban
tocones sumidos por la conflagración del bosque. Por todas
partes
se derrumbaban carros a millares. Y entonces, la oscuridad se
abatió
sobre el ejército...
Drona Parva
El arqueólogo Francis Taylor dice que las representaciones en
bajorrelieve de algunos templos cercanos a Rajasthan, India, que él mismo ha traducido,
sugiere la necesidad de orar para detener la fuerza de la gran luz que
estaba trayendo la ruina a la ciudad. “Es bastante increíble pensar que
alguna civilización poseyera tecnología nuclear antes que nosotros,
pero las descripciones y la presencia de cenizas radiactivas aportan
credibilidad a los registros antiguos que describen una guerra atómica.”
La urbanización de la zona fue suspendida mientras se continuaba con
las investigaciones. Una gran capa de cenizas radioactivas fue encontrada en Rajasthan,
India en 1992, cubriendo un área de unos ocho kilómetros cuadrados, a
16 kilómetros al oeste de Jodhpur. La radiación es tan intensa que aún
contamina el área. La zona se caracteriza por el gran número
de malformaciones congénitas que se dan en los alrededores. Los niveles
de radiación son tan elevados que como medida cautelar el gobierno
hindú ha acordonado la zona. Al parecer en las inmediaciones se
encuentran restos de una Antigua ciudad que dataría de una época entre
hace 8.000 y 12.000 años, y que pudo estar habitada por cerca de medio
millón de personas. Un investigador ha estimado que la explosión tuvo
que ser de una magnitud similar a la de Hiroshima en 1945.
******
En Rajasthan (India) se encuentra una
zona en la que se aprecian cenizas y un alto grado de radiactividad,
cubre un área total de unos diez kilómetros cuadrados, se encuentra a
unos 18 km al oeste de Jodhpur. Los científicos están estudiando el
lugar, en dicha zona pensaban construir viviendas.
Desde que se tiene memoria, en aquellos
lugares se ha apreciado una tasa muy alta de malformaciones en los
fetos y en los recién nacidos, aparte de presentar una tasa muy alta de
cáncer en la zona. Ahora se ha conocido el por qué, los niveles de
radiación registrados por los investigadores ha llevado a ordenar el
aislamiento de la zona por parte de las autoridades indias.
Los científicos han descubierto en
aquel lugar una antigua ciudad, y misteriosamente todo el problema
cuadra perfectamente con una explosión atómica que se produjo hace
aproximadamente entre 8000 a 12.000 años, que destruyó la mayor parte
de los edificios y que probablemente mató a medio millón de personas.
Uno de los investigadores estimaron que la bomba nuclear utilizada
debió ser similar a las utilizadas en Japón en 1945.
En el Mahabharata podemos encontrar el relato de una explosión catastrófica que sacudió el continente.
“Un
solo proyectil cargado con todo el poder del Universo… Una columna
incandescente de humo y llamas, brillante como 10.000 soles, se elevó
en todo su esplendor… un arma desconocida, un rayo de hierro, un
gigantesco mensajero de la muerte que redujo a cenizas toda una raza.”
“Los
cadáveres estaban quemados, irreconocibles. Se les cayo el pelo y las
uñas, la cerámica se rompió sin causa aparente, y los pájaros se
volvieron blancos.”
“Después de unas horas
se infectaron todos los alimentos. Fuera de ese fuego, los soldados se
arrojaron al río”.
El historiador Kisara Mohan Ganguli
dice que los textos sagrados hindúes están llenos de esas
descripciones, que suena, aunque algunos no lo vean así, como una
explosión atómica, similar a la experimentada en Hiroshima y Nagasaki.
Una antigua batalla descrita en el Drona Parva, una sección del Mahabharata.
“El pasaje habla de una guerra con un
final en el que se hacen uso de bombas, de ejércitos diezmados, de la
muerte de multitud de guerreros con sus caballos y elefantes,
dinamitados como hojas secas de los árboles”, comenta Ganguli.
“En lugar una gran nube con forma de
hongo, el escritor describe una explosión en columnas verticales, con
nubes de humo, como la apertura de un paraguas en una fila superpuestos
unos a otros y con el mayor en la base.”
El arqueólogo Francis Taylor dice que
las representaciones en bajorrelieve de algunos templos cercanos, que
él mismo ha traducido, sugiere la necesidad de orar para detener la
fuerza de la gran luz que estaba trayendo la ruina a la ciudad. “Es
bastante increíble pensar que alguna civilización a poseyera tecnología
nuclear antes que nosotros, pero las descripciones y la presencia de
cenizas radiactivas aportan credibilidad a los registros antiguos que
describen una guerra atómica.”
La construcción de viviendas en la
nueva zona ha sido detenida, mientras tanto un grupo de cinco miembros
se están encargando de la investigación. El jefe del proyecto es Lee
Hundley, que es el que se hizo cargo del caso cuando el alto nivel de
radiación fue descubierto. Existe por lo tanto, una fuerte evidencia de
que el imperio de Rama (actual India) fue devastado por una guerra
nuclear. El valle del Indo es ahora el desierto de Thar, y el lugar de
las cenizas radiactivas, se encuentran al oeste de Jodhpur.
http://escuadrondelaverdad.wordpress.com/category/extraterrestre/page/2/
******
ºº Tiempo pasado, mayo de 2001, en "Carros de Fuego", escrito 60 señalé:
Aggeloi Ton Theon
Texto tomado del escrito 61, titulado "Carros de Fuego". Mayo de 2001
Llegados al
extremo
de su análisis, los físicos ya no saben si la estructura
que consiguen es la esencia de la materia que estudian o bien el
reflejo
de su propio pensamiento.
p. j.
Teilhard
de Chardin
La ciencia cuántica ya
demuestra que la materia es reflejo del propio pensamiento como tan
bien lo intuyó el sabio jesuita de Chardin. En esta
ilusión de vida que considero un sueño más
del alma, emerge una frase que, al conocerla fue cual revelación
que reforzó lo que intuía y me dio fuerza para seguir
adelante en un mundo que, en ocasiones consideré una cruel
broma...
El escritor W. Raymond Drake plantea que el texto griego de la Biblia traduce el
original hebreo como aggeloi ton theon, es decir Hijos de los dioses
(en plural), y esta versión fue aceptada por los primeros padres
cristianos como Filo, Eusebio, Agustín y Ambrosio. Drake sostiene que
más tarde dándose cuenta los teólogos de las implicaciones contenidas
en ese plural, alteraron la traducción hasta dejar la expresión “hijos
de Dios” (ya en singular). Singular que en clase de Religión se me enseñó...
El texto griego aceptado por los
primeros
padres de la Iglesia en el Génesis y Job señala "Aggeloi
ton theon", es decir "Hijos de los dioses" y que el
Génesis
6, 2 por lo tanto especifica: "Viendo los hijos de los dioses
la hermosura de las hijas de los hombres..." Y que en Job 1, 6 se
manifiesta:
"Un día cuando los hijos de los dioses fueron a
presentarse
delante de Yahvé..." De manera misteriosa futuras
traducciones,
o
mejor dicho versiones, pusieron en singular el plural de la palabra
dioses, cambiando radicalmente el significado de la Enseñanza al
presentarla como hoy se la lee: "Viendo los hijos de Dios la
hermosura de las hijas de los hombres...". "Un día cuando
los
hijos de Dios fueron a presentarse delante de Yahvé...".
Además se afirma que para la creación del hombre que
figura
en el Génesis de la Biblia hebrea, los eruditos señalan
que
en el texto original que ellos estudian y, como rabinos analizan, se
nos
dice: "Cuando los dioses crearon al hombre", en vez de la
"errónea" interpretación que nosotros conocemos que
señala:
"Cuando Dios creó al hombre". Qué diferente es,
para
interpretar nuestro génesis en lo físico, afirmar Hijos
de
Dios en vez de Hijos de los Dioses... y que decirnos que fuimos creados por
Dios
en vez de los dioses como ocurrió.
Variadas interpretaciones tiene el
Antiguo
Testamento a la luz del avance de la ciencia y la reciente
aparición
de otros libros, algunos, como los de los sumerios, escritos miles de
años
antes que los textos del Antiguo Testamento. Los libros están,
su
interpretación es variable y va desde el dogma literal que todo
lo acepta sin discernir hasta su rechazo como sucedió con Manes
y los cátaros. Otros, ahora comparan y analizan los nuevos
textos
brotados del pasado en los que se señala que no todos los dioses
eran tan divinamente benévolos en la antigüedad
precristiana,
como se me intentó hacer creer en las clases de Religión.
Afirma Yoni Ibn Ahonan al interpretar
textos
caldeos y arameos:
Uno de los
Elohim
llamado Y'hova aterrizó en Irak y era: Un arrogante celestial de
la Hermandad Negra que cabalgaba en un carro de fuego llamado El Poder
y la Gloria del Señor, movido por krod, una energía
electroestática.
Los primitivos
libros
de la Biblia concuerdan con los registros caldeos en los que
Yahvé
era un ser celestial agresivo, de mal humor, con poderes que usaba para
atemorizar a la gente y que le agradaba ser adorado por quienes
consideraba
sus siervos.
W. Raymond Drake en 1980 manifestó
que:
Un
desapasionado
estudio de las Escrituras parece revelar que la palabra Dios tiene al
menos
dos significados diferentes: Dios, el Espíritu Divino, que
concibió
la existencia del Universo visible y todos los reinos invisibles, en
cuyo
seno vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser; y también el
Señor,
un ser celestial que se manifestó como un misionero a los
hombres
de la Tierra, al igual que en un siglo próximo los terrestres
que
dominarán una avanzada tecnología podrán aterrizar
en algún planeta subdesarrollado y ser considerados como dioses
por pueblos primitivos. El empleo indiscriminado de la palabra Dios en
el Antiguo Testamento ha confundido a innúmeres generaciones de
sacerdotes y gentes, oscureciendo esa sublime inspiración
cósmica
que tan apremiantemente necesita el hombre.
El premio Nobel de Medicina, Dr. Alexis Carrell, de ateo converso al catolicismo, dijo:
Jehová era un déspota oriental que inspiraba miedo, no
amor. El cristianismo, por el contrario, puso a Dios al alcance del
hombre. El valor de una técnica se mide por sus resultados.
Cualquier técnica para orar es buena cuando pone al hombre en
contacto con Dios.
Fue claro al respecto el padre Jesuita
chileno
Manuel Lacunza cuando en su exilio en Roma, hace 200 años
analizaba
la Biblia, que significa conjunto de libros, y decía:
No se puede
negar
que muchas cosas que se leen en la Escritura, que tomadas según
la letra, y aun estudiando prolijamente todo su contenido, no se
entienden...
Los antiguos es innegable, que no entendieron muchas cosas que ahora
entendemos
nosotros, y los venideros entenderán muchas otras, que nos
parecen
ahora ininteligibles; porque al fin no se escribieron sino para
algún
fin determinado, y este fin no pudiera conseguirse, si siempre quedasen
ocultas...
El investigador bíblico
James Reid destaca que:
El que el
hombre
siempre haya pensado que la Biblia quiere decir cierta cosa acerca del
universo no quiere decir que esto sea lo que en realidad la Biblia
dice...
Con frecuencia el hombre ha complicado las cosas al insistir en la
interpretación
de la Biblia solamente a la luz de sus limitados conocimientos y luego
al aferrarse con tenacidad a su malentendido... Tal como las
realidades
de la física atómica cambiaron la ciencia, la era
espacial
atómica va a exigir una interpretación de la Palabra de
DIOS
más dinámica y factual.
En las ruinas de Mohenho-Daro, en la India, una ciudad de la antigua Cultura del Valle del Indo.
en 1960 hubo un hallazgo especial para los científicos. De las
ruinas
emergieron esqueletos que parecían quemados. Fueron estudiados y
se constató una antigüedad de 8.000 a 12.000 años.
Lo
que descolocó a la ciencia era que esos esqueletos estaban
radiactivos.
La pregunta de algunos es si el relato nuclear de los antiguos textos
tenía
que ver con las víctimas de los restos radiactivos hallados en
las
ruinas de Harappaimohenho-daro, en el Valle del Indo. Los esqueletos
encontrados
en los estratos inferiores de las excavaciones evidenciaban una muerte
súbita para toda la población, además que el nivel
de radiación de los mismos superaba en 50 veces la normal. Las
pruebas
se repitieron varias veces mostrando siempre la misma realidad de un
holocausto
nuclear tal cual lo relatan los milenarios textos de la India.
*
Sugiero contemplar la foto de esta madre con su lactante hijo, ambos
sobrevivientes de la nuclear explosión. Ambos ya, de inmediato, están
contaminados, la piel lacerada por la radiación...
¿Cuánto tiempo lograron con gran sufrimiento sobrevir?
Mirad
ambos rostros... ¿Qué veis?
Hiroshima 6 de agosto de 1945
Después de la Bomba...
Foto, Yosuke Yamahata, 6 de agosto de 1945.
*
ººº Tiempo pasado, junio de 2001, en el escrito 63 "Duda", esto manifesté:
Duda Nuclear
Texto tomado del escrito 63, titulado Duda. Junio de 2001
Tomar conciencia de esta realidad tiene
que
ver con la época que vivimos y me lleva a destacarlo con mente
positiva
dado que la lógica ya no puede ser descalificada por el dogma,
el
sectarismo, el fundamentalismo, el fanatismo y el apego al caduco
paradigma.
Hay un cambio y ese cambio no se podrá detener. En nuestra mente
está la dirección que se dará al cambio. Intento
en
alguna medida hacer ver la propia realidad que nos señala que
como
seres pensantes estamos a cargo de pensamientos cuya fuerza,
energía
e información es más poderosa que lo que se imagina. Se
nos
señala: En la duda abstente. ¡¡¡NOOO!!!, por
el
contrario la duda cósmica
nos impulsa a actuar. Considero que el relato de lluvia de azufre y
fuego sobre Sodoma y Gomorra corresponde a una Bomba atómica. No tenía
quien eso escribió palabras para describir lo que allí sucedió y hace 65 años
se corroboró y nos permitió entender esa pretérita destrucción.
Entonces Yahvé hizo
llover
sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego que venía de
Yahvé,
desde el cielo. Y destruyó aquellas ciudades, y toda la Vega,
con
todos los habitantes de las ciudades, hasta las plantas del suelo.
Génesis 19: 24-25
Las excavaciones arqueológicas
realizadas
en los alrededores de la zona donde se cree que se encontraban estas
antiguas
ciudades del Mar Muerto han dado niveles de radiación muy
elevados.
La superficie de esta zona ofrece una imagen desoladora y está
cubierta
de una capa de cenizas blancas y restos de azufre. Algunos de los
manantiales
que vierten sus aguas al Mar Muerto están contaminados por
radioactividad
al igual que el terreno. Según estudiosos del tema como los
arqueólogos
W.F. Albright y P. Harland, aseguran que toda esta área
quedó
despoblada bruscamente en el siglo XXI a. C.
El Diccionario católico se refiere
a estas dos ciudades y señala:
Gomorra, una de las cinco
ciudades
de la planicie que yace en las cercanías del Mar Muerto, tuvo
fama
de ignominiosa por la inmoralidad de sus habitantes y fue destruida por
fuego del cielo. Sodoma es la principal de las cinco ciudades de la
planicie
del Jordán. Era conocida por sus vicios y maldades. Dios
amenazó
destruir la ciudad y Abraham intercedió por ella, pero como
perseveró
en su maldad fue finalmente destruida. Ezequiel enumera los
crímenes
que trajeron tal castigo sobre estas dos ciudades: La soberbia; los
excesos
de toda índole; la pereza, y el olvido de los pobres.
Sodoma y Gomorra corresponde a un relato del
Génesis bíblico que desde niño me molestó
cuando
en clase de Religión se destacaba como de Justicia Divina y
oponerme
a esta justicia, para mi tan poco divina, me significó un "2" o
un rojo como nota de presentación para el examen de fin de
año.
¿Puede alguien, por muy dogmático que sea, justificar el
ataque nuclear sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra? DUDA, es bueno
que
algunos duden y al dudar piensen por sí mismos.
Tres días después del
holocausto
de Hiroshima, cuando el bombardero B29 llamado Bock's Car,
despegó
de la base área de Tinian en las Islas Marianas la madrugada del
9 de agosto de 1945 su objetivo era la ciudad japonesa de Kokura y su
misión
lanzar la segunda bomba atómica, sobre territorio japonés
para forzar la capitulación definitiva de las fuerzas niponas.
Sin
embargo la bomba fue lanzada sobre Nagasaki... La decisión se
debió
al mal tiempo con el avión quedando sin combustible y era
necesario
actuar con rapidez. Estados Unidos tenía solo dos bombas, la
Little
Boy de uranio y 13 kilotones, que tres días antes había
destruido
Hiroshima, y la Fat Man, más grande con carga de plutonio y 22
kilotones
de TNT. Después de casi una hora sobrevolando el avión
sobre
Kokura el combustible de reserva estaba bloqueado y era imposible
utilizarlo.
La aeronave no podría mantenerse en vuelo por más de
media
hora. Sweeney, el capitán del bombardero se dirigió hacia
la cercana ciudad de Nagasaki, otro de los posibles objetivos de la
misión.
Las nubes cubrían también la ciudad de Nagasaki. Sobre el
objetivo un claro se abrió entre las nubes y Kermit Beahan no
dudó en lanzar "Fat Man". A las once y dos minutos
inició
"Fat Man" su corta caída hacia el corazón de una de las
primeras
ciudades japonesas que en el siglo XVI se habían abierto al
cristianismo
y al comercio con Occidente. La bomba de plutonio hizo explosión
a una altura de 500 metros sobre el distrito de Urakami. En 1995 el
copiloto
Don Albury relató al New Herald: "Vi
el destello y pensé: Dios ¿qué hemos hecho?".
Nagasaki fue arrasada por la segunda
bomba
atómica el 9 de agosto de 1945 a las once horas y dos minutos.
El
centro de la explosión se situó en el barrio de Urakami,
habitado en su mayoría por los católicos de la ciudad.
Hubo
9.000º de temperatura, 72.000 muertos y 100.000 heridos. Takashi
(Pablo)
Nagai había nacido en 1908 en Isumo, cerca de Hiroshima. En 1928
ingresa en la facultad de medicina de Nagasaki. Al morir su madre en
1930
Takashi lee en los "Pensamientos" de Pascal: "El
alma, la eternidad... Dios".
Y se dice en autoafirmación transpersonal:
¡Así que el
físico
Pascal, nuestro gran predecesor, había admitido con seriedad
aquellas
cosas!. ¡Ese incomparable sabio creía verdaderamente en
ello!
¿En qué consistía aquella fe católica para
que el sabio Pascal la aceptara, sin contradecir por ello su
ciencia?
Si me siento siempre dispuesto a comprobar una hipótesis en el
laboratorio,
¿por qué no probar esa oración en la que tanto
insiste
Pascal?
Toma la decisión de buscar una
familia
católica que le acepte como pensionista durante sus estudios
para
conocer el catolicismo y la oración cristiana. El ahora ya
flamante
médico japonés Dr. Takashi Nagai llegó a ser
pionero
profesor de radiología en la Universidad de Nagasaki. En su
búsqueda
espiritual migró desde su sintoísmo nativo hasta el
racionalismo
ateo, para finalizar como un católico converso gracias a su
admiración
por Pascal. Seis años logró sobrevivir a la bomba
atómica
lanzada sobre Nagasaki antes de morir, en parte, como consecuencia de
la
radiación. Famoso es su relato que señala:
¿Qué
había pasado? No podía explicármelo. Hasta
hacía
pocos minutos se extendía una ciudad desde las colinas hasta las
aguas del estrecho, pero ahora todo había desaparecido.
¿Qué
había sido de la multitud que se agolpaba frente a la puerta del
Hospital? Miré hacia allí. El patio estaba cubierto de
árboles
arrancados y entre ellos gran número de cadáveres
desnudos.
-¡Esto
es el infierno!- grité horrorizado, cubriéndome
la
cara con las manos.
Ningún
profesor
sobrevivió para poder contarlo. En los laboratorios de Medicina
Clínica, construidos con hormigón y más alejados
del
lugar de la explosión, algunos médicos, entre ellos yo,
tuvimos
la suerte de salvarnos... por el momento.
¿Cómo
ocurrió todo?
El 9 de agosto de
1945
la ciudad de Nagasaki estaba inmersa en la paz por última vez.
Repentinamente, el
cielo se iluminó por un instante y el resplandor de una luz hizo
palidecer el sol de verano. Una columna de humo blanco empezó a
subir de la tierra tomando la forma de una gigantesca seta u hongo. Una
luz terrible. No hubo ruido. Pero lo que aterrorizó y
heló
la sangre fue el soplo inmenso que se escapó de debajo de la
nube
blanca. A una velocidad aterradora pasó sobre las colinas y los
campos arrasándolo todo. Las casas de las cimas cedieron ante su
fuerza, y cada árbol del campo fue arrancado de cuajo y sus
hojas
desaparecieron como por encanto. Se diría que un invisible pero
gigantesco cilindro compresor trituraba cuanto hallaba a su paso. Un
horrible
ruido hirió de súbito los oídos de los que
presenciamos
de lejos tan terrible espectáculo. Nos sentimos levantados,
tirados
contra una pared de piedra a cinco metros de allí.
Herido en la
región
de los ojos, creí que había perdido la vista. No era
así,
pero todo yo manaba sangre. Y el edificio entero se había
derrumbado.
Enterrado entre los
escombros, luché denodadamente hasta que terminé por
salir
por mi propio esfuerzo. El espectáculo que tenía ante mis
ojos era apocalíptico.
Entre escalofriantes
masas de carne se destacaban lentamente, a rastras, aquellos en los que
había una chispa de vida. Se acercaron asiéndome
fuertemente
de las rodillas:
-¡Sálveme,
doctor!- gemían desesperadamente.
Empezamos los
primeros
cuidados, pero nunca me había sentido tan impotente, tan
inútil
para poder ayudar a aquellos seres humanos destrozados y desgarrados
por
el dolor.
No podíamos
atender a todos los que se agolpaban en torno a los escasos
médicos
supervivientes. Apenas habíamos mal vendado a uno cuando se
presentaba
otro con la misma súplica:
-¡Doctor,
sálveme!-
Pasaron dos
niños
arrastrando a su padre muerto. Una mujer todavía joven llevando
en su seno a un niño decapitado. Los pocos que se habían
salvado marchaban de la ciudad, que empezaba a arder. Sus pies
sangrantes
les torturaban a cada paso. Pasando por la noche sobre un puente
deteriorado,
caían a veces en el foso con el herido que transportaban sobre
sus
espaldas.
Jamás me
había
sentido tan impotente como al mirar el terrible panorama de miedo, de
agonía,
de muerte y de destrucción. No podía hacer nada,
absolutamente
nada. La sangre me corría por el rostro, desde las sienes hasta
la barbilla. Los ojos parecía que me iban a estallar.
A veces, queriendo
incorporar un cuerpo para ver si retenía aún
señales
de vida, se deshacía en nuestras manos como el fango pegajoso.
Solamente
unos cabellos se adherían a nuestro tacto.
Miré al cielo
donde flotaba todavía, en reflejos de Apocalipsis la monstruosa
nube radioactiva...
Al día siguiente, 10 de agosto, el
Dr.
Nagai lo pasa curando heridos. El 11 va en busca de Midori, su esposa,
que se había quedado en casa, mientras que los hijos y la abuela
se encontraban seguros en la montaña desde el 7 de agosto. Le
resulta
muy difícil encontrar la ubicación de su casa en una zona
llena de tejas y cenizas. Entre los restos de la casa encuentra a su
esposa
calcinada. Postrado de rodillas, reza y llora, recogiendo
después
los huesos en un recipiente. Ve brillar algo en el polvo de los huesos
de la mano derecha de ella: ¡Es su rosario! Inclinando la cabeza
dice: "Dios mío, te doy las
gracias por haberle permitido morir rezando..." Mientras
los habitantes del lugar temen volver a Urakami, el barrio
católico
epicentro de la bomba, Nagai declara:
"¡Yo
quiero ser el primero en vivir allí!".
Se construye un refugio cerca de su antigua casa, con algunas chapas
apoyadas
en los restos de un muro, y coloca delante dos piedras formando un
fogón
improvisado sobre el que cuelga un caldero. Al lado hay una vieja
botella
sin cuello; su reserva de agua. Como única ropa cuenta con uno
de
los uniformes de marino que el ejército ha distribuido a los
siniestrados.
Al empezar a desescombrar la que fue su casa, descubre el crucifijo que
había pertenecido al altar de la familia y piensa: "He
sido desposeído de todo y sólo he encontrado este
crucifijo".
El 23 de noviembre de 1945, Nagai es
invitado
a tomar la palabra en una Misa de réquiem celebrada junto a los
escombros de la catedral de Urakami, el barrio católico de
Nagasaki.
En su mística intervención, con sentimiento de
comprensión
y perdón, poco frecuente en lo humano, yo diría que
hablando
con la mirada de los dioses, señala:
El holocausto de Jesucristo en
el Calvario ilumina y confiere significado al holocausto de Nagasaki.
En
la mañana del 9 de agosto una bomba atómica explosionaba
en nuestro barrio. En un instante, 8.000 cristianos fueron llamados a
la
presencia de Dios... En la medianoche de aquel día, nuestra
catedral
se
incendió de repente y se consumió... Es evidente que
existe
una profunda relación entre la destrucción de esta ciudad
cristiana y el fin de la guerra. Nagasaki era sin duda la
víctima
elegida, el cordero sin mancha, holocausto ofrecido sobre el altar del
sacrificio, aniquilado por los pecados de todas las naciones durante la
Segunda Guerra Mundial... ¡Debemos agradecer que Nagasaki haya
sido
elegida para ese holocausto! Debemos agradecerlo, porque a
través
de ese sacrificio ha llegado la paz al mundo, así como la
libertad
religiosa al Japón.
Pienso que con letras de molde las Naciones
Unidas deberían al Dr. Takashi Nagai destacar. Antes de morir,
al
final de su libro "Las campanas de Nagasaki" el Dr. Nagai escribe lo
siguiente:
¿La humanidad
podrá
ser feliz en la era atómica? ¿O será desdichada?
¿Cómo
iba a utilizarse esa arma de doble filo escondida por Dios en el
universo
y descubierta ahora por el hombre? Un uso correcto podría
permitir
un rápido progreso de la civilización, pero un uso
inadecuado
podría destruir el mundo. La decisión reside en el libre
albedrío del hombre, que tiene su destino en sus propias manos.
Cuando uno piensa en ello le invade el terror y, por mi parte, creo que
la única garantía en este campo reside en un verdadero
espíritu
religioso...
Un sacerdote dijo de él lo siguiente:
Sólo si conseguimos
tener
un poco de aquella fe que poseía Nagai en la providencia del
Padre
Eterno y en el valor universal de la muerte de Jesucristo, podremos
afrontar
en paz cualquier acontecimiento.
******
Hoy 10/02/10, el releer el relato del Dr. Nagai al describir el
impacto
de la bomba atómica, me afectó sobremanera y
superó
en cuanto humano entendimiento, de la misma forma que me afectó
de joven el relato sobre Sodoma y Gomorra. Ellos los antiguos, y los
recientes
japoneses eran tan seres humanos como nosotros, había niños, madres, ancianos inocentes. A su vez, mientras
esto
escribo, en el mundo muere gente de hambre; son, de manera
irreversible,
deteriorados jóvenes cerebros por la droga; se arrastra a
débiles
hacia la prostitución cada vez más juvenil e infantil; se
les induce hacia el camino de la criminalidad; otros caen en la
angustia
y depresión; algunos piensan en el suicidio como única
válvula
de escape... El relato bíblico está, los estudios del
área
correspondiente al relato revelan vestigios del remoto pasado
relacionados
con una explosión nuclear. La DUDA me nace al comparar y en la
comparación
me quedo con el Ser de Luz y Amor que nos rige y la realidad
pretérita
o pasada de dos ciudades bíblicas queda pálida al lado de
la macabra realidad presente, que es a escala mundial. En fin, amigos,
si la justificación que aún se da para la
eliminación
de Sodoma y Gomorra es por obra de Jehová, que NO ES Dios:
La soberbia; la sodomía; los excesos de
toda
índole; vicios, maldades, pereza, y el olvido de los pobres.
Por lo tanto, al eso justificar ningún cristiano
fundamentalista
debiera
oponerse siquiera a que bombas de neutrones y nucleares hagan desaparecer, por esa que ellos consideran
Divina
Justicia, a los 8.000 millones de personas actuales. Hay
quienes aplauden de manera fanática el castigo de la mala
acción puntual en el pasado, bastante menor a la mala
acción global mundial actual. Si ellos con alegría justifican el castigo con
desaparición de Sodoma
y Gomorra, sin chistar acepten lo que pronto podría suceder y no
piensen que por credo estarán entre los presuntos sobrevivientes... digo presuntos porque puede que no quede ninguno.
Cabe la pregunta: ¿Qué padre, siendo humano y por lo
tanto imperfecto, a sus hijos los condenaría a una muerte
así? Jesús dijo: ¿Por qué vosotros que sois
imperfectos dudáis del Amor del Padre Eterno el Perfecto?
Leer
esto atenúa la rebeldía y Duda del Guerrero lobo
estepario que, al tratar un tema así sale al plano consciente.
Duda que, espero, con el desarrollo del escrito haga desaparecer,
sabiendo o intuyendo que nuestra Redención está cercana y
no por castigo precisamente, sino por Amor para con todos por igual.
Si santos y místicos dudaron, ¿por qué no puedo
Dudar yo que no tengo nada de santo ni de místico?
Presiento que, si no se logra neutralizar la idea de pulsar el
botón rojo, idea para algunos con poder es muy atractiva para, en el caos, conservar el poder: Por sobre los intereses humano está la Justicia Divina.
*
Hiroshima
Nagasaki
Agosto 6,
1945. Madre e hijo. Niño lleva el cadáver de su hermanito al
crematorio.
Foto:
National
Geographic.
Foto de Joe O'Donnell.
Testimonios
fotográficos de una realidad humana que, a ojo humano nos
condena. Sin embargo, a mirada divino somos Perdonados.
*
ºººº Tiempo presente, febrero de 2010, paso a complementar lo anterior escrito en el 2001:
9 de agosto de 1945, once horas y dos minutos. Un destello cegador. Acaba de
estallar una bomba atómica en Urakami, el barrio norte de Nagasaki. En la
facultad de medicina, situada a 700 metros del centro de la explosión, Nagai,
que se encuentra clasificando placas de radiografías, es lanzado al suelo, con
el costado acribillado de trozos de cristal. La sangre brota en abundancia de su
sien derecha..., los objetos se arremolinan como las hojas muertas en otoño. Muy
pronto aparece una oleada ininterrumpida de heridos: siluetas ensangrentadas,
ropas desgarradas, cabellos quemados, que acuden a la entrada del hospital...
Una visión dantesca.
Al día siguiente, 10 de agosto, el Dr. Nagai lo pasa curando heridos. El 11
va en busca de Midori, su esposa, que se había quedado en casa, mientras que los
hijos y la abuela se encontraban seguros en la montaña desde el 7 de agosto. Le
resulta muy difícil encontrar la ubicación de su casa en una zona llena de tejas
y cenizas. Entre los restos de la casa encuentra a su esposa calcinada. Postrado
de rodillas, reza y llora, recogiendo después los huesos en un recipiente. Ve
brillar algo en el polvo de los huesos de la mano derecha de ella: ¡Es su
rosario! Inclinando la cabeza dice: "Dios mío, te doy las gracias por haberle
permitido morir rezando..." Mientras
los habitantes del lugar temen volver a Urakami, el barrio
católico epicentro de la bomba, Nagai declara: "¡Yo quiero
ser el primero en vivir allí!". Se construye un refugio cerca de
su antigua
casa, con algunas chapas apoyadas en los restos de un muro, y coloca
delante dos
piedras formando un fogón improvisado sobre el que cuelga un
caldero. Al lado
hay una vieja botella sin cuello; su reserva de agua. Como única
ropa cuenta con
uno de los uniformes de marino que el ejército ha distribuido a
los
siniestrados. Al empezar a desescombrar la que fue su casa, descubre el
crucifijo que había pertenecido al altar de la familia y piensa:
"He sido
desposeído de todo y sólo he encontrado este crucifijo".
El 15 de agosto de 1945, a mediodía, la radio transmite un mensaje del
emperador anunciando la capitulación del Japón. A principios de septiembre,
Nagai agoniza. Las radiaciones de la bomba atómica han agravado su enfermedad.
Recibe los últimos sacramentos y dice: "Muero contento", y luego entra en
semicoma. Le traen agua de la gruta de Lourdes construida no muy lejos de allí
por el padre Maximiliano María Kolbe. Al día siguiente Takashi se encuentra
fuera de peligro y atribuye al padre Kolbe (hoy canonizado) la remisión milagrosa de la enfermedad le permitió tener de seis
años de sobrevida.
En marzo de 1951 el estado de salud del médico es alarmante, sin que por ello
se vea alterado su habitual buen humor. En abril escribe su último libro y, nada
más terminarlo, sufre una hemorragia cerebral. Lo llevan al hospital, y allí
pierde el conocimiento. Muere el 1 de mayo.
"El Dr. Nagai terminó su libro, Las campanas de Nagasaki, en el
aniversario de la muerte de Midori, el 9 de agosto de
1946. Tres años más tarde llegaría
a ser el libro más vendido y una película de grandes
taquillas. Pero en 1946 ningún editor estaba interesado
por él. Todas las ciudades grandes de Japón habían
sido bombardeadas. ¿Quién quería que
le recordasen esto, o la desventura de las víctimas de la
bomba atómica? Nagai no se desilusionó por esta reacción
inicial de los editores. Comenzó dos libros más.
Uno fue la traducción del pequeño clásico
The World, the Flesh and Father Smith, de Bruce Marshall.
El otro fue el libro donde mejor se revela él mismo, Horobinu
Mono Wo (Los que no perecen), en donde escribe autobiográficamente
en tercera persona, llamándose Ryukichi. Este nombre tiene
dos ideogramas, siendo uno de ellos el de su propio nombre Takashi.
En este libro Midori aparece bajo el nombre de Haruno, que significa
'campo primaveral'."
"A finales de 1948 la gente leía a Nagai por todo el Japón.
El 25 de mayo de 1949 el Ministerio de Bienestar Nacional
hizo una mención especial de honor a su libro
Kono Ko wo Nokoshite (Niños de Nagasaki).
Cuando salió la película de Las campanas de Nagasaki,
el Ministerio de Educación Nacional la recomendó
para todas las escuelas, e incluyó secciones sobre Nagai
entre los libros de texto del plan de estudios."
"Takashi Nagai fue un médico japonés
ateo que se hizo cristiano. Para mí, el mayor atractivo de Nagai
es que pasó por esos duros problemas modernos,
y salió de ellos más fuerte y atractivo. El
mismo dijo a los dolientes, en la primera misa de funeral,
que la combinación de los sucesos de Urakami, la bomba
atómica, la catedral hecha añicos y la rendición
del Emperador el 15 de agosto, no ocurrieron por casualidad sino
providencialmente. Yo pienso lo mismo en cuanto a la vida extraordinaria
de Nagai: la Providencia de Dios le condujo a través de
las peores experiencias del siglo XX para hacerle un guía
de otros. Su consejo para los peregrinos de este mundo lo condensó
en sus palabras antes de morir: «Inotte kudasai; Rezad,
por favor rezad»."
Paul
Glynn
*
Silente testimonio
Según los testimonios de quienes presenciaron la devastación, los
sobrevivientes de la explosión parecían fantasmas que deambulaban entre
cenizas y humo. Fantasmas sin pelo, pues se les quemó en la explosión,
o fantasmas ciegos, que lo último que vieron fue el resplandor nuclear.
Como la mayoría de los médicos y enfermeras estaban muertos o heridos,
mucha gente herida no tenía a dónde ir, así que permanecían frente al
lugar donde estuvo su casa, desolados. La gran mayoría de los
habitantes de Hiroshima y Nagasaki estuvieron expuestos a la lluvia
radioactiva y las consecuencias de esta exposición sobre sus cuerpos no
fueron perceptibles de inmediato, en muchos casos pasaron días, meses y
hasta años antes de que se manifestaran los síntomas del daño.
El efecto psicológico inmediato a la destrucción fue la parálisis.
La población entró en una especie de inacción. La limpieza de las
ciudades y el rescate de cuerpos se organizó en algunos sectores hasta
algunas semanas después de la explosión. Otro de los efectos que causó
la explosión fue la sensación de terror constante. La incursión de un
solo avión en el cielo provocaba el pánico colectivo. En la conciencia
histórica de Japón, la explosión de las bombas atómicas en Hiroshima y
Nagasaki dejó una cicatriz imborrable.
El fuego se apoderó de las ciudades, especialmente de Hiroshima, donde
se formó una “tormenta de fuego” con vientos de hasta 60 kilómetros por
hora. Había incendios por todas lados. Miles de personas y animales
murieron quemados, o bien sufrieron graves quemaduras e incluso heridas
por los fragmentos de vidrio y otros materiales que salieron disparados
por la explosión. Las tejas de barro de las casas se derritieron y la
gran mayoría de las residencias de madera ardieron en llamas. Los
sistemas telefónicos y eléctricos quedaron prácticamente arruinados. Se
calcula que en Hiroshima desaparecieron cerca de 20 mil edificios y
casas, y en Nagasaki quedó destruida el 40% de la ciudad.
Los daños fueron inenarrables, pero la verdadera tragedia fue la
pérdida de vidas humanas. Hiroshima, con una población de 350 mil
habitantes, perdió instantáneamente a 70 mil y en los siguientes cinco
años murieron 70 mil más a causa de la radiación. En Nagasaki, donde
había 270 mil habitantes, murieron más de 70 mil antes de que terminara
el año y miles más durante los siguientes años. Se calcula que en total
murieron cerca de 250 mil personas.
http://decabo.com/blog/politica-e-historia/2007/08/06/62-anos-del-lanzamiento-de-la-bomba-de-hiroshima/
Charmless Girl
Al año 2001, cincuenta y seis años después del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki,
más de trescientas mil personas, siguen recibiendo tratamiento médico.
Así opinaron:
Yamaoka Michikio, niña de 15 años estaba a 800 metros del epicentro de la bomba en
Hiroshima:
Oí un leve
ruido de motores de avión al acercarme al río...Y entonces ocurrió. No se
oyó nada. Noté algo muy extraño. Muy intenso. Noté colores. No era
calor. No se podía decir que fuese amarillo pero tampoco azul. En
aquel momento pensé que yo sería la única en morir. Y me dije "Adiós,
mamá". Dicen que soporte temperaturas de siete mil grados centígrados...Nadie de los
estaba allí parecía un ser humano. Hasta
aquel momento creía que eran bombas incendiarias lo que habían
lanzado. Todo el mundo estaba estupefacto. Todos parecían haber
perdido la facultad del habla. Nadie podía gritar de dolor aunque
estuviesen envueltos en llamas. Nadie gritaba que se abrasaba. Mis
ropas ardían y también mi piel. Toda hecha jirones. Me había hecho
trenzas pero ahora mi pelo parecía la melena de un león. Había
personas, que apenas respiraban, que intentaban volver a colocarse
los intestinos que se les habían salido. Personas con las piernas
arrancadas de cuajo. Decapitadas. O con la cara quemada e hinchada
de tal manera que resultaban irreconocibles. Lo que yo vi fue un
verdadero infierno.
El coronel Paul Thibetts, comandante de la nave
que lanzó la bomba atómica en Hiroshima:
No tengo
remordimientos... Miremos de frente la realidad: cuando se combate, se combate para
vencer, usando todos los medios a nuestra disposición. No me plantea el más mínimo
problema moral: hice lo que se me había ordenado y, en las mismas condiciones, volvería
a hacerlo.
William Lawrence,
tripulante de uno de los aviones de apoyo al bombardeo de Nagasaki:
Atónitos, vimos el fuego como un
meteorito que procediese de la tierra en lugar de llegar del espacio,
convirtiéndose en algo cada vez más vivo al ascender hacia el cielo a
través de las nubes blancas. Era algo vivo, como un ser de una nueva
especie, que nacía ante nuestros ojos incrédulos...Luego... lo vimos
brotar de un hongo gigantesco que se elevó hasta unos 15.000 metros. La
parte superior del hongo, que parecía más viva que el talo, producía un
siseo y un herbor en un enfurecido mar de espuma blanca..A media que el
hongo flotaba en el azul, cambiaba de forma adoptando la de una flor de
gigantescos pétalos, de cremosa textura blanca y rosado interior, que
se curvaba hacia abajo.
El presidente Harry
Truman, quien decidió el ataque a Hiroshima y Nagasaki:
Éste
es el suceso más grandioso de la historia, los japoneses
empezaron la guerra por aire en Pearl Harbor. Pues bien: hemos
replicado con creces. Damos gracias a Dios porque la bomba haya llegado
a nuestras manos en lugar de las de nuestros enemigos. Que
Él nos guíe para utilizarla de acuerdo con su voluntad.
Admito que la guerra
estaba casi terminada, pero habría sido tonto no usar la nueva arma mortal.
Albert Einstein:
Mi pacifismo es un sentimiento instintivo, un
sentimiento que me domina porque el asesinato del hombre me inspira profundo
disgusto. Mi inclinación no deriva de una teoría intelectual; se funda en mi
profunda aversión por toda especie de crueldad y de odio.
Condeno totalmente el uso de la
bomba atómica contra Japón, pero no pude hacer nada para impedirlo.
Robert Oppenheimer (1904 - 1967) conocido como el físico padre de la bomba atómica:
Los físicos hemos conocido el
pecado. La bomba fue
lanzada sobre un enemigo esencialmente derrotado.
Por su importancia para el tema dejo in extenso este extenso relato aparecido en el
periódico digital El Mercurio de Chile, sábado 6 de
febrero de 2010:
Los sobrevientes de la bomba atómica
El
6 de agosto de 1945, la Era Atómica empezó con un estallido en la
ciudad de Hiroshima, Japón. Cien mil personas murieron. El 9 de agosto
una segunda bomba arrasó Nagasaki. Veinte años después, Tomás Eloy
Martínez –fallecido el domingo pasado- recorrió ambas ciudades, habló
con decenas de sobrevivientes y recogió la opinión de médicos expertos
en las secuelas atómicas. Así escribió el siguiente relato -incluído en
su libro “Lugar común: la muerte” (Anagrama)-, considerado una de sus
obras maestras y que publicamos in extenso.
Por
Tomás Eloy Martínez Hiroshima era como una mano, con seis flacos dedos
de agua. Desde tiempos sin memoria los Kada vivían a 12 kilómetros de
la ciudad, en las montañas cerca de Numata, al noroeste, donde el
intrincado delta de aguas amarillas se disolvía en la muñeca y el
antebrazo del río Ota. En sus casas, construidas sobre la cresta de una
escarpada colina, los Kada destilaban un vino de arroz áspero, seco, y
tejían esteras codiciadas por su lisura y resistencia. Visitaban la
ciudad sólo una vez al mes, para vender las artesanías y comprar
provisiones.
La abuela Kada había muerto joven, en los últimos años del emperador
Taisho, padre de Hirohito. En la familia se decía que el culpable de su
muerte era “un furioso rayo de sol”. Pero la realidad era menos lírica.
Un día, mientras la abuela Kada ponía la ropa a secar, la luna empezó a
cubrir el sol y la noche avanzó a toda velocidad sobre las montañas.
Eran las nueve o las diez de la mañana y la abuela estaba sola en la
casa. La extrañeza del eclipse la aterró. Creyó que había llegado el
fin del mundo y que iba a enfrentarlo sola.
Resignada a morir, la abuela decidió comportarse con dignidad. Se
tendió sobre la tierra y contempló la declinación del sol con firmeza y
disgusto, sin apartar la vista. Poco a poco el viento se aplacó, los
animales quedaron sumidos en un silencio de fantasma y, durante una
eternidad implacable, la oscuridad fue absoluta. De pronto, el sol se
asomó de nuevo detrás de la luna. El primer rayo encegueció a la abuela
Kada y la desmayó junto al tendedero. Despertó al día siguiente, tan
débil del corazón y tan pasmada por su ceguera repentina que, después
de contar con agitación lo que le había sucedido, murió veloz, como un
pájaro.
Makiko, única hija del único hijo de la abuela Kada, creció desafiando
la maldición del sol. Se levantaba temprano para ver cómo el sol se
alzaba desde el mar, al otro lado de una hilera de colinas bajas, y lo
encaraba sin bajar los ojos, con las manos en la cintura, hasta que el
disco flotaba, redondo y completo, sobre los arrozales. El sol
respondía a veces con enojo, hiriéndole las pupilas, pero Makiko no
cedía. “Era para mí”, dijo veinte años después, “una cuestión de
orgullo. Yo estaba preparada para que el sol desapareciera o se
destrozara sobre mi cabeza. Creía que, si le sostenía la mirada, nunca
más iba a ocultarse ni asustar a nadie como lo había hecho con mi
abuela”.
En 1942, el padre de Makiko fue reclutado por el ejército y partió al
frente de Manchuria. La madre cerró la destilería y sólo mantuvo el
taller donde trenzaba las fibras de los tatami, asistida por tres
campesinas. Los lunes y los jueves, después de llevar a Makiko a la
escuela de Numata, vendía las esteras en Hiroshima y trabajaba seis
horas como voluntaria en el hospital de la Cruz Roja, lavando sábanas.
En el espacio donde había estado su vida, ahora estaba la guerra. Se
olvidaba de sí misma y, a veces, también se olvidaba de Makiko.
El 6 de agosto de 1945, la señora Kada bajó a la ciudad antes del
amanecer. Era verano y, como la escuela estaba cerrada, dejó a su hija
de nueve años con una lista de tareas domésticas: cortar juncos,
ponerlos a secar, limpiar la casa, ejercitarse con los pinceles y dar
de comer a los pollos. Makiko se levantó con ánimo de trabajar, pero
antes quería ver la suave danza del sol alzándose sobre el mar y las
colinas. El cielo estaba opaco, velado por tenues vellones de bruma, y
el sol de esa mañana brotaba pálido, destemplado, como si no se
sintiera en armonía consigo mismo. Sobre la ceja misma de la colina
donde estaba la casa de los Kada se alzaba un amenazador coro de nubes.
Antes de salir a la intemperie, Makiko había visto pasar el rutinario
avión meteorológico de cada amanecer. Después oyó un zumbido incómodo,
que parecía provenir del sueño, y luego nada. El sol se veía quieto en
el cielo, solitario en su círculo de aguas azules. Otro avión apareció
en el horizonte pero Makiko lo desdeñó, concentrándose en el sol.
Observó el disco ciego del sol con curiosidad, presintiendo que de un
momento a otro se convertiría en noche. Suspiró y tal vez cerró los
ojos. En ese instante, el fin del mundo llegó verdaderamente.
“El sol se hizo pedazos y cayó”, diría Makiko años después, en
Hiroshima. “La pintura espesa del sol me quemó los hombros. El cielo,
que siempre me había parecido tan lejano, quedó sin el sostén que le
daba el sol y se vino abajo casi al mismo tiempo. La luz creció tanto
que salió de su cuerpo. Así que también la luz murió aquel día”.
******
Hiroshima estaba situada al centro del golfo de Seto, entre dos
poblaciones menores, Otake y Kure. Hacia 1594, los adivinos del
príncipe Mori Terumoto aplicaron la quiromancia para desentrañar el
porvenir de la aldea, poblada entonces por 120 familias de
pescadores: le presagiaron una vida larga y sin zozobras, libre de
inundaciones y abundante en conquistas. Las colinas bajas, que se
alzaban al este y al oeste, fueron convirtiéndose poco a poco en un
nidal de santuarios shinto. Las barcazas con lámparas de colores
descendían alegremente todas las noches por los brazos del río Ota
para celebrar sus cónclaves en el mar.
El 30 de junio de 1945, los habitantes eran 245.423: al menos, ése es
el número de personas a las que el gobierno había asignado una cuota de
arroz. Es posible que en agosto la población disminuyera en un cinco
por ciento, porque 12.300 raciones fueron eliminadas de los libros que
llevaban los intendentes. No más de 12 habitantes habían sucumbido a
las escasas bombas lanzadas por el enemigo: tan escasas e
insignificantes que parecían haber caído por error, por alguna
distracción del viento o de los artilleros. Tal como Kioto a la que
preservaban sus templos , Hiroshima era la única ciudad del Japón
olvidada por los bombarderos. La gente no sabía a qué atribuirlo: un
descabellado rumor, hacia fines de mayo, suponía que la madre del
presidente Harry Truman vivía escondida en las cercanías del parque
Oshiba, al norte, y que no deseaba regresar a los Estados Unidos ; se
murmuraba también que un campo de prisioneros importantes había sido
instalado en la isla Nonoshima, frente a la boca del estuario. Pero la
mayoría creía que era un designio favorable de los dioses de la guerra.
Entre la primavera y el verano de 1945, unas 65.000 casas fueron
demolidas eran tres anchas franjas, transversales al delta , con la
intención de crear “zonas muertas” que detuvieran los incendios, el día
que llegaran. Las autoridades militares confiaban en que los brazos del
Ota harían el resto. A principios de agosto, más de la mitad de la
población seguía ocupada en la limpieza de los escombros. Los escolares
y las amas de casa dedicaban un par de horas diarias a ese trabajo.
Pero era en las fábricas donde pasaban la mayor parte de la jornada: el
casi centenar de aquella época producía ropas, alimentos, cerveza
Kirin, repuestos para los barcos, motores de aviones. En las estaciones
ferroviarias de Mitaki y Yokogawa el tráfico de mercancías era
ininterrumpido: cada media hora arribaba un convoy de suministros
bélicos, cuya carga era distribuida en todo el sur del Japón.
Por falta de comestibles que vender, los almacenes habían sido
diezmados: de los 2.330 con que contaba la ciudad en 1939, no más de
150 seguían abiertos en agosto de 1945. Los síntomas del hambre se
advertían ya hasta en los barrios residenciales, pero nadie se quejaba:
todavía quedaba un poco de té para cocer en los braseros a carbón y el
necesario aliento para conversar con los amigos.
******
Bajo el cenotafio del Parque de la Paz, en el vientre de un arco de
cemento donde todas las mañanas aparecen flores nuevas, todavía siguen
fundiéndose con la tierra los andrajos y la sangre de 200.000 hombres;
allí, junto a las cartas que dejaron a medio escribir en los hospitales
de emergencia, se vuelven amarillas las sembatsuru, las filosas
cigüeñas de papel que les llevaban los amigos para desearles salud y
buena suerte; allí también, en Hiroshima, dentro de un bloque de
piedra, se entrelazan los nombres de los que cayeron repentinamente
muertos un día de verano, convertidos en agua, en quemadura, en
fogonazo: los nombres que ahora se consumen entre cenizas y magnolias.
Si uno se arrodilla, entre las flores del cenotafio se puede divisar la
cúpula de la Exposición Industrial, una mole de acero y mármol que se
construyó en 1914. Pero ya el mármol es cansada arena que se desmorona
sobre el río Motoyasu, y la cúpula un esqueleto oxidado y retorcido, la
corona fantasmagórica de una casa de ruinas. Más cerca, los cerezos
lamen una especie de dedo inmenso, sobre el que una chiquilla de bronce
abre los brazos, con la cara vuelta hacia el río Ota, en las montañas.
Junto a sus pies, en una hendidura hasta donde no llegan las
interminables lluvias de julio, algunos cuadernos escolares fueron
abandonados, como ofrenda. La chiquilla de los brazos abiertos se
llamaba Sadako Sasaki y había nacido el 6 de agosto de 1945, en
Hiroshima, a las 9 de la mañana, cuando su madre, cegada, llagada y sin
fuerzas, no esperaba sino que ella naciera para morir.
Sadako creció alegremente en una casa de Miyajima, a 16 kilómetros de
la ciudad, y sólo cuando fue a la escuela por primera vez empezó a
sentir una confusa melancolía por aquella madre que no había conocido.
Le preguntó a Shizue, su prima, qué había pasado la mañana de su
nacimiento. “El cielo se derrumbó y volvió a levantarse”, le
contestaron. Sadako aprendió a leer, a coser y a pintar muñecas de
yeso; parecía fuerte, aunque a veces un súbito mareo y una llamarada de
fiebre la devoraban. Otro 6 de agosto, a los 12 años, cayó desmayada.
Murió a las dos semanas, de una leucemia fulminante, y la fotografía de
su cara dormida, entre flores y muñecas de yeso, levantó en vilo a los
estudiantes del Japón: todos los días, de las monedas que llevaban para
el almuerzo, separaban un yen en memoria de Sadako. Fue con esos yenes
que se alimentó su cuerpo de bronce, entre los cerezos del parque.
Reposen aquí en paz, para que el error no se repita nunca, dice una
inscripción en la piedra del cenotafio. Pero ahora, ya casi nadie en
Hiroshima quiere averiguar de quién fue el error y por qué lo
cometieron. “Vi el avión desde Kaitachi , a las 08.15, y me pareció que
se estaba estrellando contra el sol”, repitió tres veces Goro Tashima,
un pescador, en el Parque de la Paz. “La bomba no sólo cayó sobre
Hiroshima sino también sobre la conciencia de los Estados Unidos. Ellos
y nosotros hemos salido perdiendo en esa guerra”.
“Si Japón hubiera tenido la bomba, también la habría arrojado sobre su
enemigo”, imaginaron la señora Ooe y la señora Katsuda en el hospital
de Hiroshima. “Si la hubiéramos tenido... Pero no la tuvimos”, dijo el
señor Muta Suewo en el hospital de Nagasaki. “Yo no quiero imaginar
nada”, protestó en cambio, el señor Yukio Yoshioka, que tenía 15 años y
estaba marchándose hacia el monte Hiji cuando lo envolvió el resplandor
atómico. “Sólo quiero quejarme de que la bomba mató a mi padre, y a mí
me volvió inútil y estéril”.
Para que el error no se repita nunca. Ahora, en Hiroshima, las parejas
se abrazan a la luz de la cúpula ruinosa, la única cúpula en pie desde
aquel día en que la ciudad fue quemada por mil soles; un anillo de
barcazas musicales, con sus faroles de papel, merodea por la ribera del
Motoyasu, en el delta del río Ota, donde una vez cayeron todas las
cenizas y las lágrimas del mundo; desde el Museo de la Paz, entre los
frascos con tejidos queloides y las fotografías de niños transformados
en una brasa viva, se oyen los rugidos del cercano estadio de béisbol;
el castillo de Mori Terumoto, que se desplomó aquella mañana de agosto
como un sucio toldo de papel, está de nuevo erguido en su jardín,
rehecho y resplandeciente; en las casas, en los tranvías y en las
tiendas, los hombres de Hiroshima jamás mencionan la tragedia, a menos
que por azar vean sobre las espaldas o la cara de un caminante las
cicatrices del feroz relámpago. En las escuelas, los chicos sólo
conocen confusamente esa historia; para ellos, el 6 de agosto de 1945
es apenas una lección de cien palabras en el libro de lectura, un
cuentito fugaz que comienza del mismo modo en los textos de segundo
grado y en los de quinto: “A las ocho y cuarto de la mañana, un
bombardero B 29 de los Estados Unidos el Enola Gay , arrojó una bomba
atómica en el centro de nuestra ciudad. Estalló en el aire, a 570
metros sobre el hospital Shima. En los primeros nueve segundos, 100.000
personas murieron y otras 100.000 quedaron heridas”.
Pero las cifras no sirven demasiado; las cifras dicen muy poca cosa
cuando ellos, los sobrevivientes, muestran sin resentimiento ni queja,
como si fueran de otro, sus ojos vaciados por el increíble resplandor,
sus espaldas abiertas en canal, sus manos apeñuscadas y detenidas en
una quemadura. “Yo me había levantado de una silla para hablar por
teléfono”, contó el señor Michiyoshi Nakushina, que era un comerciante
de sake en 1945. “La casa se llenó de un fuego amarillo, y el fuego se
volvió después azul y el azul se hizo rojo hasta que la ciudad, tan
clara y sin nubes esa mañana, se hundió de golpe en una noche sucia”.
Las cifras dicen muy poca cosa pero, a veces, lo dicen casi todo: el 6
de julio de 1965 quedaron 80.000 sobrevivientes de la bomba en
Hiroshima; el 9, fueron 65.000 los que se salvaron en Nagasaki, la
sexta parte de la población completa en cada ciudad.
Algunos vivían a más de cuatro kilómetros del estallido: sus carnes
fueron vulneradas por los vidrios de las ventanas, por las vigas que se
derrumbaban, por las mesas que se partían en astillas; o quedaron
indemnes, con la suficiente voluntad y fuerza como para olvidar el
Apocalipsis. “Ahora, en el hospital, ya estoy tranquilo. Me quieren, no
tengo ningún deseo especial”, se resignaba Suewo san , hace diez días.
“Perdí mis dos hijos pequeños y perdí también el tercero, que iba a
nacer en diciembre de 1945. Lo último que perdí fue el odio”. “Ya sólo
me queda en el corazón una enorme necesidad de vivir”, contaba la
señora Yaesko Katsuda. “Pero qué difícil es para nosotros vivir como
los demás”.
Todos los sobrevivientes de la bomba saben que alguna oscura partícula
de su condición humana les fue arrebatada aquel día de verano: poco a
poco fueron dándose cuenta de que estaban condenados al aislamiento y a
la pobreza. Empezaron a ser sospechosos para las personas de quienes se
enamoraban; nadie quería comprometerse con ellos en matrimonio una
condición sin la cual es difícil llevar en el Japón una vida respetable
; los trataban como enfermos y padres de hijos débiles. Durante meses y
a menudo, como Yoshioka san, durante años enteros , se despertaban en
medio de la noche pensando que el amor y la felicidad les estaban
vedados para siempre. En los astilleros, en la fábrica de automóviles
Tokyokoyo y en los aserraderos de Hiroshima, los empleadores los
miraban con desconfianza, calculando que un día de cada tres no irían a
sus trabajos: de sobra sabían que la anemia, el cáncer de la tiroides,
los disturbios del hígado y el cáncer de la piel acabarían por
derribarlos. Y, en cierto modo, no les faltaba razón: en 1960, sobre un
total de 278 gembakusho hospitalizados, 58 habían muerto. 30 de ellos
estaban a más de dos kilómetros del epicentro.
No es del todo cierto que la bomba y la muerte hayan tratado del mismo
modo a los ricos y a los pobres. Hacia el oeste de Hiroshima, sobre las
márgenes del Ota, los habitantes de Burako , vieron el 6 de agosto cómo
sus míseras chozas de madera quedaban reducidas a cenizas y a escombros
por el viento atómico. Desesperados, sintiéndose de repente hundidos en
un infierno más abominable que el conocido, recogieron los residuos
quemados de sus viejos hogares, y empezaron a reconstruirlos con
fragmentos de zinc y cañas de bambú, sin permitirse descanso: esa
impaciencia, esa irrefrenable necesidad de defenderse, acabó por
exponerlos a más radiaciones que la gente de otras áreas, situadas a la
misma distancia del hospital Shima. Los estadísticos calculan que el
85% de la comunidad recibió una radiación nuclear residual de cinco a
30 roentgen, mientras que sólo el 25% de Hirosekitamachi, 500 metros
más próximo al centro del estallido, quedó expuesto a la misma dosis de
radioactividad. Ahora, el 44% de los burako en condiciones de trabajar
vagabundean en las calles, con sus enjambres de huérfanos. “Sienten la
vida como un prolongado suicidio”, dijo el doctor Yasuo Nakamoto,
director del hospital de Fukushima el único de la comunidad , hace un
par de domingos, mientras la lluvia formaba nuevos ríos en las
callecitas cenagosas del barrio.
Estos seres calcinados, aniquilados, temblorosos, han empezado a recortar flores de papel para el 6 de agosto.
Descenderán sobre la ciudad con sus grandes pancartas, con sus banderas
blancas y sus tambores, por el puente sagrado de Kinatai o por los dos
puentes Heiwa, hacia un Parque de la Paz que estará lleno de azaleas y
campanillas. “Así podremos calmar las almas de los que han muerto. Así
podremos calmar nuestras propias almas”, repitió Yoshioka sin, como en
una letanía.
Ese no será el final del aniversario, sin embargo. Cinco mil de los
20.000 hombres, o quizá los 20.000, si tienen fuerzas, subirán a los
trenes en la estación de Hiroshima, cantarán durante las siete horas
que separan esa ciudad de Nagasaki, en la isla de Kiu shu, y marcharán
en procesión hasta el estadio de béisbol, en el medio de la
esplendorosa bahía donde debió caer la bomba, un 9 de agosto. Para
apaciguar a los muertos, arrojarán flores y sembatsuru al mar, y
recibirán la noche con farolitos de colores.
En el hospital de Nagasaki, Suewo san esperaba el 9 de agosto con
alegría. Meneando la cabeza rapada, quitándose a ratos los anteojos
para ver más limpiamente el verde tibio de los ideogramas japoneses,
llevaba ya una semana ocupado en pintar este poema sobre una gigantesca
pancarta: Vuelve padre, vuelve madre, y vuelve amigo mío, para que yo
también pueda volver. Su hígado está deshecho, el ojo izquierdo le fue
vaciado por el fogonazo, la anemia casi no lo deja mover, y él, Suewo
san, acaba de cumplir 67 años. Pero confía en que ninguna lágrima y
ninguna muerte lo detendrá el 9 de agosto, cuando aparezca en el
estadio de béisbol llevando su bandera.
******
No se la oyó llegar: arrastraba apenas sus ghettá por las esteras del
vestíbulo, casi en la oscuridad, y parecía una sombra alada cuando pasó
entre los kakeyi que colgaban del techo, los kakeyi que hablaban de la
lluvia y de la primavera. Por fin, la señora Yuko Yamaguchi, esposa del
presidente de la Compañía de Gas, en Hiroshima, se sentó sobre los
talones y empezó a hablar:
“Aquel 6 de agosto yo estaba a cuatro kilómetros de la ciudad, en una
casa del monte Futaba. Me levanté temprano para servir el desayuno a
mis tres hijos y preparar unos cacharros que debía llevar a Ohte Machí,
donde vivían mis padres. No tenía muchas ganas de almorzar con ellos,
porque en el distrito financiero donde están los bancos, junto al
hospital Shima, me parecía que el calor era más penetrante que en las
montañas. Me preparé para salir a las cuatro de la tarde, y desde las
seis de la mañana estuve limpiando los cacharros. Ese amanecer extrañé
más que nunca a mi marido: desde hacía un mes y medio no recibíamos
carta de él, y todo lo que sabíamos era que estaba acuartelado en
Hangchow, sobre el mar de la China. A las ocho y diez despedí en la
puerta a Fumiko y a Keiko, mis dos hijas mayores, y me quedé mirándolas
mientras cruzaban la calle y entraban en la escuela. En la cocina,
Rynichi, de tres años, el menor de mis chicos, se demoraba más de la
cuenta con su tazón de arroz. ‘Voy a quitarte ese tazón, si no terminas
de una vez, Rynichi’, recuerdo que le dije. Pero no sé si terminé de
decírselo, porque en ese momento la cocina se llenó de un resplandor
azul, y a mi alrededor empezaron a volar miles de chispas, como si
fueran langostas luminosas. Un trueno ensordecedor echó abajo las
paredes, y de repente sentí muchísimo calor, el calor de tres veranos
sumados. Lo último que miré en mi corazón fue una columna de humo
trepando hacia las nubes”.
******
Afuera, los tejados negros del barrio de Toyiga, en Nagasaki, empezaron
a amarillear lentamente ese mediodía, el martes 6, despojándose de la
lluvia que no había cesado de caer sobre ellos desde principios de
junio. Era el primer ramalazo de sol que el señor Muta Suewo podía ver
desde su cama, en el hospital de la Bomba Atómica, y no quería
perdérselo. Puso su mano derecha sobre la ventana, donde el sol
golpeaba como una espada y sólo la retiró de a ratitos, para rascarse
la cabeza rapada y gris.
“Aquel 9 de agosto (empieza a decir, con su voz ronca, que muere al
final de cada frase) yo había llegado a las cinco de la mañana a la
fundición de Mitsubishi, junto al valle de Urakami. A las cinco y
cuarto empecé mi turno de vigilancia, un poco aburrido, pensando en que
a las 12 podría irme a jugar con mis dos hijas en nuestra casita de
Narutaki, sobre las montañas, cinco kilómetros al sur de la fábrica. La
mayor, Yaeko, había sido muy débil, y necesitaba mucho de mis juegos
con ella. Como a las diez y media noté que un horno estaba pasándose de
temperatura, y les avisé a los operarios. Trataron de corregir el
error, pero había alguna falla mecánica que lo impedía. A las once
menos cinco me presenté al jefe de vigilancia para entregar el parte
del desperfecto. Estábamos hablando cuando nos encegueció un relámpago.
¡El horno!, pensé, pero no creo que haya tenido tiempo de gritarlo. Un
viento terrible derribó todas las máquinas, hizo estallar las ventanas
y me aplastó a mí contra una pared, en medio de un fuego azulado. Vi
que una viga se desplomaba sobre el jefe antes de perder el
conocimiento. En la pesadilla, me parece que llamé a Yaeko
desesperadamente. Cuando desperté, sentí que mi cara estaba quemada y
mojada de lágrimas”.
******
Se quitó el saco del pijama rayado, para que todos pudieran verle la
espalda estriada y hecha pedazos, cada poro como una boca de volcán.
“Quiero mostrárselo, sensei , quiero que todo el mundo vea mis
quemaduras”. Junto a la cama del señor Yukata Ikeda, en el hospital de
Hiroshima, un viejo casi idéntico a Suewo san, esquelético, inmóvil,
aspiraba a duras penas el aire tibio del cuarto. “Está por morir”, dijo
Ikeda san, sin importarle que lo oyeran. “Desde hace una semana está
por morir”. Luego compuso la garganta, aprontó la voz afilada, y
mientras acariciaba un sembatsuru con los dedos que se negaban a estar
quietos, empezó a hablar:
“En 1945 empecé a trabajar como bombero en el turno de la noche. Hasta
entonces había sido un tallador de lámparas de piedra, un artesano de
primera, créame, y en los templos shintoístas de Hiroshima mis tallas
relucían mejor que todas las otras. Pero la guerra devoró esos lujos.
Estaba muy cansado aquella mañana del 6 de agosto, cuando volvía a mi
casa, y a la vez estaba también muy triste. Mi mujer me había llamado
por teléfono al cuartel de bomberos para contarme que Sato san, nuestro
vecino, había muerto de un ataque al corazón. Él y yo teníamos 30 años,
y me pareció que una parte de mi vida también acababa de morir. A las
ocho de la mañana salí del cuartel y, caminé hacia la estación de
Yokogawa, para tomar el tren de las ocho y veinte. Había llegado al
puente de la estación, sobre el río Ota, cuando vi que mi mujer venía a
buscarme. La vi claramente en el otro extremo del puente, y la saludé
con los brazos. En ese momento sonó la alarma antiaérea. ‘¡Corre al
refugio!’, le grité, mientras yo trataba de guarecerme. La alarma era
cosa de todas las mañanas, de modo que no tomé demasiadas
precauciones. Cuando la alarma calló, sentí que la calma volvía a mi corazón. Me levanté y
caminé hacia el puente. Volví a ver la silueta de mi mujer, a lo lejos.
Entonces creí que el sol se había descolgado desde el cielo, porque
todas las cosas se pusieron blancas y enceguecedoras, y miles de
brasas cayeron sobre el puente. Un viento me aplastó contra el
pavimento, y ya no supe más qué estaba pasando”.
******
La señora Yukie Ooe, de 46 años, había estado sirviendo hasta las tres
de la tarde en el pequeño shokudo de su madre, junto al río Motoyasu, a
la sombra de la cúpula atómica. Era el 1« de julio, y la humedad de
Hiroshima era cada vez más difícil de soportar. Durante toda la mañana,
la señora Ooe había padecido vómitos y mareos, pero no les dio
demasiada importancia: estaba acostumbrada a que esos oscuros y
pertinaces síntomas le recordasen, por lo menos dos veces al mes, que
las cenizas atómicas habían caído sobre su cuerpo. Sin embargo, no
podía hacerles demasiado caso: francamente, era pobre, y un día sin
trabajar era lo mismo que un día sin comer. El shokudo de su madre
estaba viniéndose abajo, y ahora ya no quedaban sino ellas dos para
atenderlo. De repente, la señora Ooe se sintió desvanecer y llamó a la
cocinera: “Por favor, ayúdame”. A las cinco de la tarde, con el cuerpo
flojo, distendido, despertó del desmayo en el hospital de la Bomba
Atómica. Esto es lo que contó a la mañana siguiente:
“Yo estaría muerta si no fuera por los mosquitos. En agosto de 1945
trabajaba en un portal de los astilleros Mitsubishi, a cuatro
kilómetros del hospital Shima. Me pasaba las mañanas sentada en un
banco, al aire libre, con un pequeño techo de zinc para guarecerme de
las lluvias. Mi única misión consistía en mantener cerrada la verja del
astillero después que pasaban los camiones.
“En la mañana del 6, como a las ocho y diez, vi pasar un bombardero
norteamericano por el cielo. Alcé los ojos con curiosidad, pero ni
siquiera me molesté en ir al refugio; todos los días sucedía lo mismo,
y jamás se habían atrevido a lanzar más de tres o cuatro bombas sobre
Hiroshima. En ese momento, sentí una picadura en el brazo: me golpeé
con la palma de la mano y la sangre de un mosquito gordo me manchó la
piel. ‘No voy a seguir soportando esto’, me dije. Le pedí a la señora
Yasimoto, una obrera de la tornería, que cuidara el portal mientras yo
iba a buscar algunas espirales de piretro. Me dijo que sí, sonriendo.
Entré a la oficina de provisiones, a la derecha del astillero y le
rogué al intendente que me diera algo para ahuyentar a los mosquitos.
De golpe, todo se volvió pálido, y el intendente se llevó las manos a
los ojos. ‘¿Qué está pasando?’, dijo ‘¡No consigo ver nada!’.
“Salí corriendo a la carretera. Al atravesar el portal, encontré el
cuerpo de la señora Yasimoto cortado por el zinc del refugio. Estaba
muerta. Dos obreros de Mitsubishi me tomaron de la mano y me encerraron
de nuevo en la oficina de provisiones. El más joven, Suzuki san, que
tendría 17 años, trató de comunicarse por teléfono con un amigo que
estaba de paso en la ciudad y había ido al hospital Shima esa mañana.
La campanilla parecía sonar al otro lado de la línea, pero nadie
contestaba. Empecé yo también a pensar en mi esposo enfermo de úlceras
y en mis dos hijos, que habían quedado en Senda machi, a un kilómetro y
medio del hospital. Salí como enloquecida a buscarlos. Siempre llevaba
conmigo un botiquín de primeros auxilios, y por suerte pude encontrarlo
intacto junto al cuerpo de la señora Yasimoto. Emprendí la marcha a lo
largo del río Honkawa, por la ribera. Todo lo que ocurría, hasta donde
alcanzaban mis ojos, era un interminable horror. Los heridos caminaban
callados, en fila hacia los suburbios, pero el incendio parecía caminar
más ligero que ellos. Cerca de Kawaguchi encontré a un chico de seis
años, aplastado por un tabique de madera, llorando amargamente. ‘Nadie
quiere ayudarme, papá’, sollozaba el chico. Separé un poco los
escombros y vi que tenía un brazo completamente quemado. ‘¿Dónde está
tu papá?’, le pregunté. Me dijo que era un lanchero en el Honkawa, a
tres manzanas de allí. Saqué el óleo calcáreo del botiquín y se lo
apliqué sobre las ampollas. Eso pareció aliviarlo bastante. Cuando lo
llevé a su casa, los padres me besaron las manos y se abrazaron a mis
rodillas. ‘Eres nuestro dios’, lloraban. A mí me avergonzó tanto
agradecimiento. Estaban quemados y necesitaban ocuparse más de ellos
que de mí.
“Me costó mucho esfuerzo seguir caminando por la ribera. Había que
saltar sobre los escombros, y el calor del incendio se pegaba a la
carne como una tenaza. Oí contar a un herido que la central eléctrica
se había desplomado sobre el Ota, contaminando las aguas al estallar.
‘Despidió una luz más fuerte que el sol me dijo . Mucha gente ha
quedado ciega’. Sentí que el corazón me latía en la garganta.
‘Shojiro’, empecé a llamar como loca, sin darme cuenta de que mi hijo
menor, de tres años, no podía oírme. Así llegué hasta el puente Minami,
sobre el Motoyasu. Reconocí a tres de mis vecinos, bajando por la
barranca del río, para mojarse. Estaban negros, llenos de humo, y
gemían como si no pudieran gemir. Alguien me llamó en ese momento:
‘¡Ooe okusan, Ooe okusan!’ Era un jefe de la Comuna de Hiroshima:
estaba tendido en la tierra, inmóvil, con otros empleados de su
sección. ‘Usted que está a salvo, Ooe okusan me pidió , averigüe por
favor qué hará el gobierno para ayudarnos’. ‘Parece que en seguida
llegará un barco hospital’, dijo una de las empleadas. Yo no había oído
nada de eso, y lo único que pude dejarles como consuelo fue un frasco
de aspirinas. Pero no tenían agua para tomarlas, y la del río estaba
sucia.
“En ese momento sentí unos incontenibles deseos de orinar, y busqué un
lugar cerca del puente donde ocultarme. Entré a un refugio antiaéreo,
luego de saltar sobre una montaña de escombros. No hay una sola
palabra en este mundo que pueda explicar lo que vi: el refugio estaba
lleno de heridos y, sin embargo, ni un desierto hubiera parecido más
silencioso. Me sentí como enterrada en una tumba: el único movimiento
era el de los brazos de los heridos, espantándose las moscas. Volví al
puente, y ya me había olvidado de mi cuerpo y de lo que mi cuerpo
necesitaba. Al encontrarme otra vez con el jefe de los impuestos, me
arrodillé llorando. ‘¡Tengo miedo, tengo miedo!’, le repetí atontada.
En Sendamachi, donde estaba mi casa, mil lenguas de fuego se alzaban
hacia el cielo oscuro, y las casas se desmoronaban una tras otra.
Todavía sigo soñando con lo que vi aquel día, y delante de mis ojos
vuelven a aparecer las espantosas caras de la gente quemada”.
******
Afuera, la lluvia volvió a caer sobre Nagasaki, y la torre
meteorológica del monte Inasa desapareció en la niebla. Por las
ventanas del hospital se filtró la sirena de un petrolero anclado en la
bahía. La señora Sumi Yamamoto, de 63 años, dejó su taza de té vacía
sobre una mesita, y no miró a los visitantes: ocultó la cara tras un
ejemplar del Mainichi Shimbun, vespertino de Osaka, y contó:
“Al empezar la guerra, nos marchamos de Omura y construimos nuestra
casita en el monte Inasa. Mi esposo trabajaba en los astilleros
Mitsubishi, y a pesar de que yo ganaba algunos yenes más como
lavandera, nunca nos alcanzaba para alimentar como es debido a nuestros
siete hijos. A principios de 1945, ya no comíamos otra cosa que arroz.
Estábamos contentos en esa casa, sin embargo. Por las mañanas, veía a
mi marido descender por la colina, rumbo al astillero. Quedaba
justamente debajo de nosotros, y era una gloria ver cómo los
acorazados, con sus banderas de colores, se perdían entre las islas.
“A las once de la mañana, aquel 9 de agosto, salimos todos a la ventana
a mirar el avión enemigo que atravesaba el cielo. Sus motores
resoplaban apenas, y mis hijos mayores imitaron el ruido echando viento
a través de los labios cerrados. Recuerdo que nos reímos muchísimo
porque Toshiko, la menor, de un año y medio, trataba también de soplar.
La risa se nos cortó en seco. Un resplandor blanco, poderoso, nos dejó
ciegos por un momento. El cuarto quedó lleno de chispas que se
encendían y se apagaban, como pequeños gorriones de fuego. Pensé que lo
mejor sería esconder a los chicos en el ropero, pero no me quedó tiempo
para pensarlo demasiado. Un viento increíble nos golpeó en ese momento,
y la casa cayó. Mis chicos se esfumaron en el aire. No sé si me
desmayé, pero supongo que sí; al menos durante un minuto estuve
desvanecida. Sentí el cuerpo lleno de cortaduras, y vi que los tatami
estaban empapados de sangre. Los niños salieron de todos los rincones,
llorando sin gemir. Estaban rojos, quemados, y a simple vista podía
advertirse cómo se les hinchaban las ampollas. Pensé que el fogonazo
había sido el principio de un gran incendio, y que debíamos escapar en
seguida. Recogí a los chicos y salí; en el patio, me di cuenta de que
faltaba Kiyoshi, el quinto, y entré de nuevo en la casa a buscarlo. Me
dio miedo dejar solos a los otros seis, porque los escombros y las
tejas de las casas vecinas caían sobre el patio como una lluvia. Pero
no tenía más remedio: encontré a Kiyoshi llorando lastimeramente. Una
viga le oprimía la espalda.
Mi peor preocupación era la falta de vendas para cubrirles las heridas;
mientras descendíamos hacia el astillero, las llagas se les iban
ensuciando con las cenizas, y no había manera de detenerles la sangre.
Sobre todo, la pequeña Toshiko iba perdiendo la vida por las
cortaduras. En un refugio antiaéreo pedí ayuda desesperadamente, lloré
y grité hasta que una enfermera, tal vez porque se hartó de oírme, puso
yodo sobre las heridas de Toshiko. No hizo falta: estaba mojándole la
frente cuando Toshiko dejó de respirar”.
******
Poco después de las diez de la mañana del 6 de agosto, cuando vio la
ciudad lejana envuelta en humo, Makiko Kada decidió bajar hacia el
hospital de la Cruz Roja, donde su madre debía de estar lavando
sábanas. Los senderos de las colinas estaban llenos de gente quemada
que huía sin saber adónde. Había niños solos agonizando entre las
piedras. Los fugitivos pasaban a su lado con indiferencia, porque todos
padecían alguna pérdida, todos sentían el peso de la muerte. Ella
también era una niña, pero la trataban como a una persona mayor. Le
pedían que buscara yodo y vendas, que llamara a los médicos. Makiko
creyó por un momento que el ciego sol, cansado de los desafíos con que
ella lo esperaba todas las mañanas, la había arrebatado del mundo y la
había llevado a su oscuro reino de incendios y desgracias.
A eso de las dos de la tarde divisó el caserío de Mitaki-cho y, más
allá, el brazo occidental del Ota. Había miles de personas inmóviles en
el puente de Mitaki. Algunas se movían perezosamente y arrojaban los
muertos al agua. Tomó un atajo y, sentados entre unos árboles
arrancados de raíz por el viento de las ocho y media de la mañana,
encontró un matrimonio joven. La mujer tenía manchas azules y
quemaduras en el lado izquierdo del cuerpo y se quejaba con una
vocecita apagada. El hombre llevaba un brazalete de la Cruz Roja.
Makiko pensó que tal vez sabrían algo de su madre.
“¿El hospital? Todos han muerto ahí”, dijo el hombre, implacable. “No
hay casas, no hay personas, no hay río. Los que han entrado en esa
parte de la ciudad no vuelven. Sólo hay cenizas y fantasmas”.
Ahora, sentada en una sala azul del hospital de Hiroshima, Makiko
habla con la cabeza baja. Sus ojos están blancos y sin luz: “Son los
ojos que me apagó el sol cuando bajó del cielo”, dice con una sonrisa
melancólica. “El sol no sólo venció a mi abuela. Nos venció a todos”.
Viste un quimono estampado y está muriendo de leucemia, aunque no lo
sabe. Ni lo sabe ni lo cree. Desde que supo que unas hojas tiernas de
ginkgo biloba brotaban entre las cenizas atómicas y llevó a sus labios
ciegos la frescura de las hojas recién nacidas, Makiko se cree
invencible y eterna. En vísperas de cada invierno, los médicos le
auguran que va a morir y no muere.
“Llegué a la ciudad después del mediodía”, cuenta Makiko. “Se encendían
chispas espontáneas en todas partes y la gente las esquivaba con
indiferencia. Parecía que la vida se nos hubiera retirado del cuerpo y
que el mundo estuviera desierto y vacío. Lo que recuerdo más es el
silencio: las palabras que se alejaban de nosotros como si nos
pertenecieran. Una enfermera a la que yo había conocido en Numata me
dijo que vio a mi madre salir del hospital de la Cruz Roja después del
gran viento. Mi madre, dijo, estaba desangrándose, pero insistía en
salir a buscarme. La retuvieron en el hospital hasta que el viento y la
lluvia se retiraron. Eran las nueve y media de la mañana. Ni siquiera
tuvo fuerzas para llegar a la calle. Cerca de la puerta, se desplomó.
Al rato, el sol se abrió paso entre las llamas y el humo. Una lengua
del sol lamió la cara de mi madre. Desde entonces, ya nadie la vio más.
Tal vez arrojaron su cuerpo al río, tal vez el sol la envolvió y se la
llevó. Esa misma noche entró una nube blanca en mis ojos y no pude ver
nada más. A la primavera siguiente, un brote de gingko biloba creció en
el mismo lugar donde mi madre había muerto. Yo me sentía muy débil,
pero un médico del hospital me llevó para que lo tocara. Me permitieron
arrancar una de las hojas húmedas y sentir el sabor pálido de la
frescura. Era un sabor sin fuerza, como yo, pera decidido a vivir. No
puedo ver, pero sé que mi cuerpo está lleno de manchas blancas enviadas
por el sol. El sol avanza dentro de mi cuerpo, pero no puede llevarme”.
******
Cerca del monte Hiji, al este de Hiroshima, el viejo Cuartel de
Artillería sirve ahora de biblioteca y laboratorio para la escuela de
Medicina de la Universidad. Son tres grandes bloques rojos, manchados
de humedad, oliendo a éter y alcanfor. En el fondo, detrás de un parque
poblado de sésamos y narcisos, el doctor Yoshio Sugihara, titular de
Patología de la Escuela, analiza todos los días, durante 15 horas, la
sangre y los tejidos de los gembakusho; durante otras tres, dicta
clases y camina por las calles de Burako, llega a las chozas para
compartir una taza de té con los vagabundos, a menudo deja una bolsita
de arroz o un pedazo de chocolate sobre las camas de los niños.
No nació en Hiroshima el doctor Sugihara: cuando se oyeron las primeras
noticias de la explosión era médico del ejército de Okayama, al
nordeste, junto al pueblo de Kurashiki, su pueblo. El 2 de septiembre,
la rendición incondicional del Imperio, firmada a bordo del Missouri,
lo dejó sin empleo. El 5 trepó a un camión, llevando unas pocas ropas
en su valija de lona, y descendió entre las cenizas atómicas, apenas
aplacadas por el viento y las lluvias. Permaneció en Hiroshima desde
entonces. Por las noches, después de trabajar en seis o siete
autopsias, dentro de un galpón sucio, escribió un minucioso diario
médico. En marzo de 1948, lo llevó al Chugoku Shimbun, el único
periódico de la ciudad, para que le publicaran algunos fragmentos.
“Me enteré entonces”, cuenta Sugihara, “que el código de prensa
promulgado por el general MacArthur impedía divulgar toda noticia sobre
el cataclismo atómico y publicar fotografías o dibujos. Hasta fines de
1952, cuando la ocupación cesó y el semanario Asahi Pictures News
publicó en Tokio las primeras fotografías de tejidos queloides y de
niños sin ojos, casi nadie en el Japón sabía hasta qué punto habíamos
sido heridos por la bomba. Recuerdo que en esos meses, la revista Life
contó, con honestidad, que ‘las fotos tomadas por Kiyoshi Kikkawa en
las primeras cinco horas de terror fueron secuestradas por los censores
militares. El señor Kikkawa pudo recuperar sus negativos en abril
pasado (1952), cuando el Japón recobró su soberanía”.
Al doctor Sugihara le gustaría pregonar ante el mundo que todavía
siguen muriendo, año tras año, medio centenar de personas en el
hospital de la Bomba Atómica de Hiroshima, y otro medio centenar en el
miserable caserío de Burako. Se le enciende la voz cuando va enumerando
las enfermedades que nacieron de la gembakusho, esa gigantesca
enfermedad madre: leucemia, anemia, endurecimiento del hígado, cáncer
de hígado, cáncer de pulmón, cáncer de piel, cáncer de tiroides, cáncer
de estómago, tumores malignos, cataratas. Y se queja de que el ABCC, el
Atomic Bomb Casualty Commission (Comisión para los Daños de la Bomba
Atómica) sólo examine a los enfermos, sin responsabilizarse de su
curación. “Los médicos tenemos la obligación de arrancar a las víctimas
de sus infiernos, de sus depresiones morales, de su decadencia física”,
postuló el doctor Sugihara. “Pero el ABCC los usa como cobayos”.
Sobre el monte Hiji, 330 metros al oeste de la Escuela de Medicina, los
investigadores norteamericanos piensan que esa ira es ciega. “Hemos
revelado que hay conexiones entre la explosión nuclear y el aumento de
la leucemia protestaron . Hemos publicado en nuestros boletines que el
cáncer de pulmón, el de senos, ovarios y cerebro eran fácilmente
advertidos entre los sobrevivientes. Informamos a quien quería
enterarse que en los chicos de siete a diez años se descubría una
pérdida constante de agudeza visual, y que las criaturas gestadas hasta
cuatro meses antes de la explosión nacieron con graves retardos
mentales y un alto porcentaje de microcefalia. ¿Cómo puede decirse que
nuestras investigaciones transformen a los seres humanos en cobayos?”.
Para el doctor Sugihara, la historia está en otro lugar, en el
esfuerzo para hacer sentir a los gembakusho que no están desamparados
ni solos. “Ellos”, dice, “tratan de vivir más intensamente que nadie,
de entregarse apasionadamente a su trabajo todos los días, aunque les
faltan las fuerzas. Y tienen razón. Nadie puede asegurarles que no
estarán muertos mañana.”
******
“Nadie puede asegurarme que no estaré muerto mañana”, repite el señor
Michiyoshi Nukushina, de 59 años, en la trastienda de su almacén
tristísimo y vacío. Afuera, los altoparlantes de un camión de
propaganda incitaban a votar por los senadores del partido Liberal
Democrático en las elecciones para la Dieta, el 4 de julio. Sobre el
muro de enfrente, los socialistas de Hiroshima habían pegado
centenares de afiches con la cara de sus candidatos. Pero el señor
Nukushina no podía ver toda esa fiebre, y casi tampoco podía oírla: el
resplandor atómico lo alcanzó más de cerca que a ningún otro
sobreviviente en la ciudad, porque su oscura tiendita de sake estaba a
900 metros al sur del hospital Shima, en el mismo lugar donde se alza
su casa ahora, sólo que con dos lámparas shintoístas en el jardín y
más gente en el dormitorio, 12 personas más de las tres que viven
todavía.
Esa cercanía le costó cara a Nukushina san: un ojo, las dos piernas
amputadas hasta la ingle ahora suplantadas por aparatos ortopédicos ,
el oído, un delta de tejidos queloides en la espalda, la esterilidad,
los padres, los cinco hermanos, sus cuatro cuñados y uno de sus dos
hijos. Se siente como una especie de Job incapaz de entender la ira de
Dios, aunque no sabe quién es Job y no quiere saber quién es Dios.
Junto a la trastienda, inmóvil sobre un futon , la esposa de Nukushina
san agonizaba, el primer martes de julio, sin poder resistir el embate
de la anemia y de un cáncer pulmonar. Apenas podía mover sus 40 kilos,
y la lengua se le había detenido. A su lado, Myeko, de 24 años, le
espantaba las moscas con una pantalla de palma. A Myeko se le vaciaron
los ojos por mirar el resplandor, aquel 6 de agosto, y la oscuridad en
que se sumergió a los cuatro años pareció iluminarse hace tres meses,
cuando se casó con otro sobreviviente ciego, tejedor de mimbres, sólo
para quedar acongojada de nuevo: el hijo que les nació no consigue
librarse de la anemia ni del llanto.
Como el propio Nukushina san suele decir, sonriendo, su historia “es la
más espantosa que conocí”. Todo empezó de un modo tonto, imperdonable,
porque el 2 de agosto, después de haberse tomado una fotografía junto a
la puerta de la tienda, la familia Nukushina se estableció en Kure , 25
kilómetros al sur. Volvieron en pleno la noche del 5, para festejar el
cumpleaños de Myeko y llevarse unas cacerolas de cobre. Baba san, la
abuela, presentía que Hiroshima iba a ser bombardeada de un momento a
otro, después de tres años y medio de tranquilidad, y el señor
Nukushina resolvió que Kure podía ser un sitio más seguro hasta que la
guerra terminara. Confiaban en regresar entonces a la tienda de sake,
pero las incomodidades de la nueva casa, las cacerolas, Myeko y la
fatalidad los empujaron hacia la muerte aquel 5 a la noche.
“A las 8 de la mañana (contó Nukushina san), ya estaba toda la familia
en el camión, lista para viajar a Kure. Les pedí que esperasen un
momento, porque necesitaba llamar por teléfono desde la tienda a un
amigo de Miyajima. Mi esposa bajó conmigo y no pudimos convencer a
Myeko de que se quedara quieta en las faldas de Baba san, de modo que
también ella entró en la casa. La vimos divertir a su pequeño hermano
con una muñeca de yeso, desde la ventana. La operadora telefónica
informó que tardaría unos diez minutos en comunicarse con Miyajima. Me
senté a esperar. Me entretuve mirando a Myeko y, de a ratos, soplé el
polvo de los cuadros que adornaban el vestíbulo. Eran muy parecidos a
los que tengo ahora: un paisaje nevado de Hokkaido, una cesta de
frutas, una mujer que esconde su cara detrás de un abanico. Mi esposa
me llamó desde la cocina cuando sonó la alarma antiaérea. ‘¡Diles que
entren!’, gritó, pensando en Baba san. Pero fue Baba san la que se
opuso, porque vio que era un solo aparato el que merodeaba en el cielo.
Volví al lado del teléfono, y la alarma se apagó. Casi inmediatamente,
una luz blanca, como un torrente de leche, inundó todo el cuarto: en
ese instante, la casa se vino abajo.
“Myeko lloraba amargamente en la ventana, cubriéndose los ojos con las
manos. Le grité que no se moviera, porque una viga se balanceaba y
estaba a punto de caer. El cuarto estaba lleno de chispas. Recuerdo que
un sofá de paja empezó a incendiarse, y en seguida el fuego estaba ya
lamiendo las paredes. Traté de levantarme, para llevar a Myeko hacia
el camión. Sólo entonces me di cuenta de que tenía la espalda cortada y
quemada, y una especie de tenaza hirviendo me golpeaba las piernas. Me
rasgué el pantalón, empapado en sangre. Mis piernas estaban separadas
del cuerpo, y dos cacerolas de hierro, partidas por la mitad, se habían
incrustado en esas heridas. Nunca supe cómo llegaron hasta allí”.
******
Para la señora Yaeko Katsuda, que mueve sedosamente los pliegues de su
quimono verde, todo es hermoso sobre la tierra: el ciruelo que crece
bajo su ventana, en el hospital de Hiroshima; la voz de la enfermera
que sirve el almuerzo; las sembatsuru rosadas que dos amigas le han
llevado de regalo a la señora Ooe, su compañera de cuarto; la lluvia
que cae sin fatigarse nunca sobre la ciudad. También el pikadón, el
relámpago atronador que arrasó su casa de Minami Misasa, hace dos
décadas, fue “la luz más hermosa que he visto”. Acaba de cumplir 48
años, y parece tan suave que no tolera los repiqueteos de un taladro
eléctrico, fugaz y ensordecedor, en la calle contigua al hospital.
Acomodándose el pelo corto con las manos, ajustándose los anteojos
sobre su pequeña nariz, la señora Katsuda se resiste largamente a
contar lo que por fin, con voz tibia, cuenta:
“Cuando estalló el pikadón, en ese instante justo, empecé a caminar
desde la cocina al cuarto de baño. No me sentía muy bien, porque
esperaba mi tercer hijo, y el embarazo seguía provocándome vómitos y
mareos, aun en ese quinto mes de gestación. Fue como si un rayo se
instalara en el centro de la casa, obligándola a temblar. Una fuerza
desconocida me arrastró por el suelo, como un huracán, mientras las
tejas y los ladrillos se desmoronaban sin dar tiempo a que nos
protegiéramos. Llamé preocupada a mi hijo menor, de cuatro años, a
quien había dejado en el dormitorio recortando papeles. Pero no lo oí
contestarme. Pensé desconsolada en Toshío, el mayor, que estaba jugando
en la calle. Toda la casa era una colina de escombros, y los marcos de
las ventanas habían salido de quicio. Oí un llanto apagado, como de
gato, y aparté las tejas que cubrían todo el dormitorio. Mi hijo
pequeño estaba allí, guarecido bajo una mesa, completamente a salvo a
pesar de las vigas que se habían desplomado a su alrededor. Salí al
roka , por si podía divisar a Toshío: lo vi correr hacia mí, con un
pantaloncito blanco y empapado. Me contó que no soportaba más el calor
y había decidido bañarse en el tanque de agua de Asano san, nuestro
vecino. Cuando oyó a su amigo Hideo buscándolo por el jardín, se
acuclilló dentro del tanque y cerró la tapa. La bomba reventó en ese
instante”.
Hacía un mes y medio que la señora Katsuda había llegado al hospital
para quitarse “la pobreza de la sangre”, entre ramos de crisantemos y
gallardetes con haikai. El 3 de julio, con el mentón hundido en el
pecho, se acordó que “hace muchos años, cuando acabó la guerra, sentí
un odio implacable hacia los ocupantes del Japón, y deseé con todas mis
fuerzas que diez bombas iguales a las de Hiroshima cayeran sobre cada
una de sus ciudades. Pero ya pasó demasiado tiempo desde entonces, y mi
odio se ha borrado por completo”.
“Y después del odio, ¿comenzó a
quererlos?”, preguntó la señora Ooe desde su cama.
La señora Katsuda no contestó una sola palabra.
******
Nadie habla ahora de resentimiento; hasta Nukushina san, a quien el
llanto del nieto desvela todas las noches, se olvidó ya de su vieja
cólera, y dejó que el cansancio y la costumbre la apagaran para
siempre. En su casita soleada de Midori machi, junto a la capilla, el
padre LaSalle, de la Compañía de Jesús, no sintió nunca indignación por
tanto espanto. “Sólo piedad por los que murieron y piedad por los que
mataron”. La voz le sale oscura, calmada, como si escapara de un tubo:
“Con esta misma voz lloré el lunes 6 de agosto”, cuenta, mientras una
encorvada sirvienta japonesa va y viene por el piso de hule. El padre
LaSalle ya no se llama como en 1945, cuando era Superior de la Misión
en Hiroshima: ahora que ha resuelto quedarse allí a vivir como un
japonés, su nombre es Enomiya Makibi, y su cargo, vicepresidente del
Instituto Reina Elizabeth, una escuela de música.
Tenía 47 años aquel verano, y durante la primera semana de la hecatombe
pasó casi todo el tiempo rezando, mientras andaba entre los heridos y
los muertos. “No necesité perdonar porque ya había perdonado en el
momento mismo en que mi espalda quedó rasgada por 15 astillas de
vidrio, la mañana de la explosión”, cuenta el padre LaSalle sin que sus
67 años se muevan de la silla, curvando apenas los labios finísimos.
“Sólo pienso ahora que fue una desgracia para los norteamericanos
haberla descargado primero sobre una ciudad, y una suerte que no todos
los países en guerra la hayan tenido al mismo tiempo. A veces”,
reflexiona, “cuando miro las fotografías de aquellos años, me pregunto
dónde están los límites de la desgracia. Una mujer de Liverpool me
contó que su ciudad fue atacada 84 veces por los alemanes y que su casa
estuvo indemne hasta la vez número 84. Entonces, una bomba (quizá la
última bomba de la guerra en todo Liverpool) la redujo a cenizas”.
El padre LaSalle prefiere acordarse de otras historias, de los 300.000
dólares que logró acumular en todo Japón para alzar la Catedral de la
Paz, de los padecimientos que afligen todavía al padre Wilhelm
Kleinsorge y al padre Cieslik, dos sacerdotes de la Misión derribados
por la anemia.
A medio kilómetro de la capilla, en una casa de departamentos que
cobija a 83 profesores universitarios, los amigos de Kitanishi sensei,
titular de Economía Política en Hiroshima, hablan de la explosión
atómica como de una leyenda oscura, impenetrable, un cataclismo que
sólo puede preocupar a los viejos. Los amigos del profesor no tienen
más de 14 años. Yasugiko, su hijo, acaba de cumplir ocho y cursa el
tercer grado. Lo único que oyó decir del 6 de agosto es que un globo de
calor hizo reventar la piel “de mil personas y les formó queloides en
la espalda y en la cara”.
Tampoco Hiroko Magari sabe casi nada de esas historias. Por aquellos
años, su madre vivía en Taiwan, y el padre estaba acuartelado en Corea.
Hasta hace tres, cuando salió de la escuela primaria, Hiroko no sabía
que 200.000 personas podían morir golpeadas por un solo rayo: había
estudiado algunos principios elementales de física, había aprendido la
noción de que el átomo es divisible, pero no sabía que la fuerza de mil
soles se descargó un día sobre Hiroshima, a 300 metros de la casa donde
ahora vive. En la última semana de clase, el maestro de sexto grado les
explicó que Japón estaba a punto de derrumbarse en 1945, sin alimentos
ni armas. Los japoneses sabían que ese derrumbe era inminente, pero
estaban dispuestos a morir antes de rendirse. En las montañas de
Kiushu, las muchachas guardaban un puñal de bambú (contó el maestro),
“dispuestas a suicidarse ante la vista del enemigo. Para salvarnos de
una masacre, Estados Unidos recurrió a la bomba. El maestro creía que
era justo. Eso es lo que creo yo también”.
Y es lo que cree Kazushige, el hermano menor de Hirokoto, y lo que
piensa a veces Akie Yokawa, de 11 años, a quien jamás le dijeron en la
escuela una palabra sobre el átomo salvo las que leyó en el texto de
historia. Pero sólo a veces, porque Akie quisiera tener “un padre y una
madre inmortales, y hermanos inmortales, y ninguna bomba ni puñal ni
ametralladora cerca de mí”. Todos los veranos, las lluvias siguieron cayendo sobre Hiroshima y
Nagasaki como si nada hubiera ocurrido. Las casitas de dos pisos
volvieron a crecer alrededor del hospital Shima o de la iglesia de
Urakami, sobre el polvo y las cenizas. En Nagasaki, los pescadores se
alegraban de su buena suerte: al fin de cuentas, si la bomba hubiera
estallado sobre los astilleros Mitsubishi –el blanco elegido , y no la
hubiera desviado el viento hacia el valle de los cristianos, el
Urakami, la bahía entera estaría despedazada y la onda explosiva, al
encajonarse entre las montañas, la habría limpiado de casas y de
lágrimas. La estrecha garganta donde un trueno de plutonio reventó el
jueves 9 de agosto, a las once y dos minutos de la mañana, salvó los
astilleros, la casa de Madame Butterfly y casi todos los templos
budistas. “Fue sólo una matanza entre cristianos”, definió el Asahi
Shimbun en el décimo aniversario del estallido.
Por entonces, en 1955, las cosas le iban bastante mal al ex bombero
Yukata Ikeda. Su mujer había perecido en el puente Yokogawa, y a él
mismo el brazo derecho le quedó casi inútil. “Durante seis meses
recuerda , me salió pus de las quemaduras y de los ganglios detrás de
la oreja”. Un tío paterno lo recomendó en las acerías de Mitsubishi, y
allí estuvo trabajando tres años, una semana sí y otra no, a causa de
las anemias, y los dolores de hígado. “Hasta que en diciembre de 1951,
mientras estaba llevando material al tren de laminación, los huesos
cúbito y radio del brazo derecho se desencajaron, y ningún médico pudo
unirlos. Vagué de un hospital a otro, y hace siete años llegué aquí, al
de la Bomba Atómica. No me he movido desde entonces, pero cuando llega
la noche, me desespero por levantarme y respirar el aire libre”.
La señora Yuko Yamaguchi, esposa del presidente de la Compañía de Gas,
en Hiroshima, tuvo que aguardar un año a su marido a quien creía en
Hangchow : fueron meses tristísimos, llenos de miseria, y ella pensó
que no los sobreviviría. Su odio del principio contra el enemigo empezó
a transformarse lentamente: primero, lo enderezó contra el país
vencedor; luego, contra el coronel que había arrojado la bomba y contra
el presidente que había ordenado el exterminio; por fin, advirtió que
no conocía ni a los unos ni a los otros, y que ese resentimiento
anónimo, gregario, sólo podía caber en una tonta. “Entonces dice la
señora Yamaguchi supe que el único destinatario de mi odio era el
monstruo, la Bomba”.
A las nueve de la mañana, aquel espantoso lunes de agosto, los heridos
fueron invadiendo calladamente la escuela del monte Futaba, donde ella
vivía, y acostándose en la sala de reuniones sin pedir permiso ni
quejarse. Todo lo que se les podía dar para ayudarlos era un poco de
agua y media ración de arroz. Se contentaban con eso. A las once de la
mañana, cuenta la señora Yamaguchi, “cuando más nos lamentábamos de
nuestra impotencia, tuvimos la primera muerte: una mujer que había
venido caminando desde Hatchobori, a tres kilómetros, con su hijito a
cuestas. Tomamos el niño a nuestro cargo, y fue esa misma mañana, en el
nacimiento de la era atómica, que resolví dedicar mi vida a los
huérfanos de Hiroshima. He cumplido hasta ahora”.
Entre los kakeyi de su casa, entre los poemas que hablan de la lluvia y
de la primavera, la señora Yamaguchi suele olvidarse a veces del
desastre. “Pero no de mis huérfanos”. En 1953 golpeó a miles de
puertas, con un chiquillo de la mano, pidiendo que lo adoptasen.
Escribió al gobierno del Japón, reclamó ayuda y alimentos, y acabó
cobijando a un centenar de desamparados. Logró que los empleasen y los
educasen, y les abrió las puertas de la casa para aconsejarlos sobre
sus matrimonios.
Sin dejar de rascarse la cabeza rapada, también el señor Muta Suewo, en
el Hospital de Nagasaki, acabó por aceptar la fatalidad y por
acostumbrarse a ella. No le fue fácil consolarse, liberarse de la
pesadilla. Al salir de la fundición de Mitsubishi y ascender a su
casita de Narutaki, en las montañas, encontró a sus dos hijas salvas:
Yaeko, la mayor, jugaba con una muñeca entre los escombros. Pero ese
respiro de felicidad no duró demasiado tiempo. En enero de 1947,
mientras estaba comiendo, Suewo San se desmayó; nunca más, desde
entonces, volvió a sentirse con fuerzas. Esperó hasta el verano de
aquel año, confiado en que mejoraría poco a poco. No le sirvió de nada.
Los médicos, al menos los que él visitaba, creyeron que le estaba
fallando el corazón y lo saturaron de coraminas. Por fin, cuando el
ABCC llegó a Nagasaki, Suewo san se presentó para que lo examinaran.
“Anduve días y días por las salas de la Comisión cuenta , preocupado
porque mi diagnóstico tardaba demasiado. En Narutaki machi me ponía en
cama a las seis de la tarde y empezaba a pensar en la muerte. A veces,
la sangre se me empobrecía tanto que deseaba no despertarme más: sólo
las voces de Yaeko y de mi otra hija me devolvían la voluntad de vivir.
Un día encaré a los médicos del ABCC y protesté: ‘Si ya terminaron de
revisarme y saben qué tengo, ¿por qué no me lo dicen y me dan remedios
para que me cure?’ Pero me explicaron que no estaban en Nagasaki para
calmar nuestros dolores sino para conocerlos”.
También esa recelosa forma de indignación fue esfumándose de la vida de
Suewo san: ya no se acuerda casi de que en 1951 no probaba otro
alimento que el arroz y que gastaba en medicinas todos los miserables
yenes que ganaba. “Un día dice, entrecerrando su ojo yerto me puse a
llorar ante la escudilla vacía de Yaeko, y decidí enterrar mi estúpida
vergüenza para no verla consumirse de hambre. Fui a la Comuna y pedí
que me subvencionaran. Al fundarse el hospital de la Bomba Atómica,
hace siete años, los médicos admitieron que mi corazón estaba débil a
causa de las radiaciones y que en mi sangre faltaban los espíritus
blancos. La tranquilidad de saber que mi tarjeta de salud tenía un
cuadradito verde con la palabra gembakusho me permitió olvidar el
pasado. Ese cuadrado verde me aseguraba atención médica gratuita en el
hospital. Para entonces, hace ya siete años, Yaeko trabajaba en la
acería de Mitsubishi y mi otra hija en las tiendas de coral. Aquí estoy
tranquilo se regocija Suewo san , y no espero nada ni quiero nada. Esta
es mi felicidad”.
A los 35 años, el señor Yukio Yoshioka piensa, en cambio, que jamás
conocerá nada parecido a la dicha: “Fui un globo, una ampolla de agua
moviéndome, adolescente, después del pikadón. Ahora me siento sin
fuerzas, y cada dos o tres meses una violenta diarrea me obliga a
esconderme en casa. Pero lo peor es que mi corazón está herido, ocupado
con los problemas del cuerpo. Ni una sola noche puedo dormir sin
despertar sobresaltado. Entonces pienso que no podré ya nunca engendrar
hijos sanos, que tampoco podré conseguir un buen trabajo”.
Los alumnos de Yoshioka san, en el Centro de Paz donde enseña
caligrafía coreana, junto al río Enko, en Hiroshima, creen que el
abatimiento jamás se ha posado sobre él y que tendrá una larga vida.
Sólo una tarde, en junio, dos de ellos lo sorprendieron con la cabeza
entre las manos, antes de empezar la clase, y le oyeron decir: “Debo
morir. Hablo con mis antepasados, y ellos me acercan siempre al camino
de morir”.
Morir era también lo único que deseó la señora Yamamoto desde que la
pequeña Toshiko se le apagó en un refugio antiaéreo de Nagasaki, y
sobre todo, desde que Kiyoshi, a quien le había costado tanto salvar de
entre los escombros, fue acometido por vómitos interminables en un
puesto de emergencia. En la madrugada del viernes 10, lo vio
empalidecer y suspirar: levantó los bracitos hacia un sembatsuru y
cayó, con el corazón detenido.
Otros tres de sus siete hijos sucumbieron al año siguiente, y ella, la
señora Yamamoto, perdió todo el pelo v lo sintió crecer de nuevo,
oscuro y fuerte, mientras las montañas de la ciudad volvían a poblarse
de alverjillas y los barcos, como antes, arrimaban sus sirenas a la
bahía.
A su marido lo emplearon otra vez en los astilleros Mitsubishi, y ella
se sintió también afanosa por trabajar. Pero cuando se marchaba del
hospital y comía los alimentos de su casa, la cara se le hinchaba y le
dolía. A nada teme tanto ahora como a la muerte. A nada, salvo a otro
fogonazo pálido y quemante.
También Makiko Kada sólo piensa en sobrevivir. Todas las tardes, las
enfermeras del hospital de la Bomba Atómica la llevan al pie del ginkgo
biloba y la dejan allí por una o dos horas, sentada en un banco de
piedra. La gente que pasa le canta canciones alegres y Makiko les
devuelve la cortesía contándoles su historia. No siempre es la misma
historia: a veces el sol que la encegueció es un dragón de grandes alas
que tiene su nido al otro lado del mar, a veces es un pez espada que
juega entre las nubes y que ataca a quienes osan mirarlo.
Pronto cumplirá 30 años. Hace diez, la ofrecieron en matrimonio. Nadie
la quiso. Ya entonces, todos decían que pronto iba a morir. “Muchas
veces he muerto desde aquella mañana del resplandor'“, dice Makiko. “He
muerto y he resucitado, como todos en Hiroshima. Nos parecemos a las
nueces plateadas del ginkgo biloba. Estamos llenos de estrías y de
sufrimientos, pero el viento pasa, los incendios pasan, y nosotros
seguimos en el mismo sitio, invencibles”.
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Las cifras dicen poca cosa, pero a veces lo dicen casi todo. En enero
de 1965, el 42% de los trabajadores esporádicos de Hiroshima eran
sobrevivientes de la hecatombe. Cada uno de ellos, por condescendencia
del gobierno japonés, recibía un dólar y medio por jornada. En febrero,
el señor Akira Kuboyama, licenciado en Economía de la Universidad de
Nagasaki, aprobó el examen de ingreso a una de las mayores empresas de
la isla Kyu shu. Pero durante el test médico, los investigadores
advirtieron formaciones queloides en sus hombros y vetaron el contrato.
En abril, la señora Yamaguchi protestó ante la Comuna de Hiroshima
porque uno de los huérfanos a quienes apadrinaba había debido cambiar
diez veces de trabajo en un año: cuando presentaba la tarjeta de salud
con un rectángulo verde era implacablemente despedido.
Tampoco les es fácil ser reconocidos como enfermos atómicos. Hasta
1957, el gobierno negó que las anemias y cánceres tuvieran algo que ver
con la explosión. Obedecía de esa manera el dictamen del brigadier
general Thomas Farrell, quien el 3 de septiembre de 1945 informó en una
conferencia de prensa que “ya nadie padece en Hiroshima y Nagasaki los
efectos radiactivos de la bomba. Quienes los padecieron, están muertos”.
Myeko, la hija ciega del señor Nukushina, imagina que la Hiroshima
donde nació sigue como hace veinte años, con sus oscuras casitas de
tejado curvo. No puede concebir que la ciudad donde nació sea otra,
lavada por las lágrimas y la desdicha. “Aquel día de agosto suele
contar , el cielo se cayó. Cuando el cielo volvió a levantarse, todo
siguió igual que antes. Somos sólo nosotros los que hemos cambiado”.
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20 mil días después de la bomba de Hiroshima
Yukio Angel
Arriba
del tren bala japonés (Shinkansen) una hora y un minuto separan Fukuoka
de Hiroshima. Y quince minutos, en tranvía, lo hacen desde la estación
central de Hiroshima hasta la estación A-bomb dome.
Extrañamente, lo primero que se divisa al acercarse en el tranvía es un
moderno estadio de béisbol enclavado a un costado de la línea. Pero
basta bajar y cruzar en sentido contrario para encontrarse con algo
que, aunque más pequeño, es mucho más imponente: la única edificación
antigua en muchos kilómetros a la redonda.
Aquella construcción, conocida como el domo de Hiroshima, fue la prefectura comercial de la ciudad hasta que la primera bomba atómica de la historia
explotó a unos 600 metros de distancia. Aun cuando todo a su alrededor
quedó destruido por completo, parte de su estructura logró mantenerse
en pie.
Durante los años posteriores, su conservación
fue fuerte motivo de discusión, debido a que muchos tenían la idea de
derribar el edificio por el dolor que representaba para el pueblo
local.
Sin embargo, prevaleció la postura de protegerlo como un poderoso
símbolo de la fuerza más destructiva que el hombre jamás haya creado y,
simultáneamente, como una esperanza de paz. Patrimonio de la humanidad
desde 1996, la antigua prefectura se mantiene erguida de la misma
manera que quedó inmediatamente después de la explosión.
La bomba que pulverizó la ciudad estalló a las 8:15 de la mañana.
A esa hora, muchos niños cruzaban sobre los ríos que atraviesan la
ciudad camino a la escuela. Los que no murieron con la explosión lo
hicieron al caer a las aguas hirvientes cuando los puentes se
desmoronaron.
Cruzando el actual puente Motoyasu lo primero que se ve es el colorido memorial por los niños víctimas de la bomba.
Por ahí desfilan diariamente cientos de otros niños, igual que
aquellos, con sus gorritas celestes y camisetas blancas, sin entender
completamente su significado. Frente al memorial, la gran Plaza de la
Paz. Y al final de ella el Museo de la Paz, donde un gran reloj marca
los días que han pasado desde el 6 de agosto de 1945.
http://www.emol.com/viajes/cronica22.html
****** ****** ******
Francia utilizó a sus soldados como cobayas en pruebas nucleares
Francia realizó 210 ensayos nucleares entre 1960 y
1996 en el Sáhara y el Pacífico | El objetivo era verificar la
capacidad para retomar una posición contaminada
LLUÍS URÍA | París. Corresponsal | 17/02/2010 | Actualizada a las
01:32h
|
No fue tan sólo imprudencia, temeridad,
negligencia o ignorancia. En contra de lo que se había creído hasta
ahora, al menos en una ocasión
Francia utilizó deliberadamente a sus soldados como
cobayas humanas en sus pruebas nucleares para comprobar los efectos inmediatos de una
explosión atómica sobre las
tropas y sobre su capacidad de combate.
VIDAS ROTAS
El hombre sin rostro
Lucien
Parfait es un hombre sin rostro. Aquejado de un cáncer de piel y de
huesos, ha perdido el ojo izquierdo y la nariz. Lucien era uno de los
militares que participaron en el ensayo nuclear subterráneo realizado
el 1 de mayo de 1962 en Béryl, en el desierto argelino. Fue uno de los
accidentes más importantes de la campaña de pruebas atómicas francesa.
El ensayo falló y una nube radiactiva se escapó de la montaña,
provocando el pánico generalizado y extendiéndose 150 kilómetros.
Parfait ha sufrido desde entonces 27 intervenciones quirúrgicas. Creada
en el 2001, la Asociación de Veteranos de los Ensayos Nucleares (Aven)
cuenta con 4.800 miembros, de los que únicamente el 10% goza de buena
salud: el 35% padece algún tipo de cáncer y un 55% otras enfermedades
graves.
La información, que el
Ministerio de Defensa francés trató ayer de minimizar
–pero no desmintió–, fue revelada por el diario
Le Parisien,
que ha sacado a la luz parte de un informe confidencial de Defensa
redactado en 1998, después de que el entonces presidente
Jacques Chirac pusiera fin a los
ensayos nucleares en 1996.
El informe, del que sólo se conoce el primer tomo, se centra en las pruebas atómicas realizadas por Francia en el
Sáhara entre
los años 1960 y 1966, de la primera de las cuales –el 13 de febrero en
Raggane (Argelia)– acaba de cumplirse el 50.º aniversario. Nada hay
respecto a los ensayos en la Polinesia, entre 1966 y 1996.
La prueba atómica que ha levantado el escándalo fue la conocida bajo el nombre clave de
Gerboise verte
(jerbo verde, un roedor norteafricano), el último ensayo atómico
realizado en superficie en el desierto argelino, el 25 de abril de
1961. Ese día, el ejército francés, además de hacer estallar una bomba
nuclear, organizó unas maniobras militares en la zona para comprobar
los efectos de la radiactividad sobre las tropas y su capacidad de
combate: "Estudiar los efectos fisiológicos y psicológicos producidos
en el hombre por el arma atómica, a fin de obtener los elementos
necesarios para la preparación física y la formación moral del
combatiente moderno", era uno de los objetivos básicos, según el
informe.
La mayoría de los militares implicados en el
experimento –alrededor de 300– no eran voluntarios, sino soldados de
reemplazo procedentes del 42.º regimiento de Infantería y el 12.º
regimiento de coraceros, destacados en aquella época en Alemania, que
ignoraban el peligro al que eran expuestos. El ejercicio militar era
doble –ofensivo y defensivo– y pretendía establecer la capacidad de
reacción de las tropas para reocupar una posición tras una explosión
nuclear.
Una parte de los soldados fueron situados en
trincheras a tan sólo 800 metros del lugar de la explosión –el punto
cero–, otros militares fueron obligados a salir de sus abrigos, tan
sólo media hora después de la explosión, y acercarse caminando hasta
una distancia de 700 metros, y una patrulla móvil llegó a 275 metros a
bordo de vehículos todoterreno una hora después del estallido.
Los
análisis realizados inmediatamente después sobre los soldados
constataron "ausencia de quemaduras aparentes" y "efectos mecánicos
prácticamente nulos". Nada que les impidiera pasar al ataque, según el
informe: "Parece, después de estos resultados, que a 800 metros del
punto cero y fuera de la zona de lluvia (radiactiva) el combatiente
habría estado físicamente apto para continuar el combate", aunque
siempre –se objeta– "en la medida en que la moral no quedara demasiado
afectada". En cualquier caso, se indica, la vestimenta especial de
protección sólo conferiría a las tropas una "protección relativa", por
lo que no debería prolongarse excesivamente su presencia en la zona
contaminada, en la que tampoco debería penetrar el mando militar. Ello
no obsta para que, en aras de mejorar la eficacia de la infantería, se
propusiera sustituir las máscaras de protección por una "máscara
antipolvo elemental".
El ministro de Defensa, Hervé Morin,
intentó ayer relativizar la importancia del informe, argumentando que
la contaminación de las tropas que participaron en los ensayos
nucleares ya era conocida –"No aporta nada nuevo", dijo– y recordando
que el Gobierno ha puesto en marcha un sistema de indemnizaciones.
Morin prometió actuar con "total transparencia" en este asunto.
Entre
1960 y 1996, el ejército francés realizó 210 ensayos nucleares –50
atmosféricos y 160 subterráneos– en el Sáhara argelino y en el
Pacífico, algunos de los cuales provocaron fugas radiactivas
incontroladas. Alrededor de 150.000 participantes en las pruebas, entre
civiles y militares, además de la población residente en las
proximidades, resultaron potencialmente expuestos a la radiación, sin
que se sepa con exactitud el número de víctimas.
El Gobierno,
en una iniciativa que se hizo esperar varios decenios, decidió el año
pasado reservar una primera partida de diez millones de euros para
indemnizar a las víctimas que hayan contraído alguna de las 18
enfermedades –generalmente, cánceres– que la ONU vincula a la
radiactividad, algo que excluye dolencias como linfomas o deficiencias
cardiovasculares, y que queda lejos de la treintena de enfermedades
reconocidas en Estados Unidos.
http://www.lavanguardia.es/internacional/noticias/20100217/53894175107/francia-utilizo-a-sus-soldados-como-cobayas-en-pruebas-
nucleares-sahara-estados-unidos-jacques-chira.html
Prefiero no insertar la foto del rostro desfigurado de uno de los denunciantes, Lucien
Parfait, quien dice no le cortaron la lengua...
-II-
No pensé al iniciar el tema 352 que su contenido me
resultaría tan impactante, duro, angustiante, quizá
difícil de seguir adelante en su desarrollo...
Una Amiga CiberLectora lo sintetiza muy bien al decir:
Fecha: 16-02-2010 1:06
Motivo: ¡ Gracias 352 !
Desde: Ontinyent
– Valencia – España
De: Concepción Gironés Guillem
Hola
Iván hermano amigo
Nos
preguntas en tu conclusión final si costó leer el principio; pues si
hermano si, fue durísimo, tanto, que casi dejo de leerlo, estaba realmente
angustiada, pero como de costumbre, haces renacer la luz de las cenizas, como
el ave fénix, y el resplandor del final te hace entender que sin la dureza del
inicio, igual no habría podido apreciar las conclusiones luminosas del
propósito de este radiante 352.
Será
algo así como pasar el trance del dolor, para valorar la grandeza de la
plenitud?
Ya
no me quedan más gracias ni bendiciones para darte con originalidad, así es que
adminístratelas tu a tu aire, que para eso tienes más gracia (sobre todo de la
divina) que yo, aunque todos seamos iguales, pero unos más que otros.
Al hacer un alto en el camino
y decidir dar forma a la segunda parte, he releído las cuartillas precedentes, dudé
encontrara argumentos para continuar con esta sección
final que intento sea de PAZ. Recordé a Beethoven cuando, agobiado por
su sordera y el Mensaje que a la Humanidad él aun debía
entregar presentía no tendría tiempo de vida para realizar esa
entrega, entonces da a luz su Novena Sinfonía Coral, algo suprahumano
que bien merece que ahora, en su cuarto movimiento escuche y así
lograr con esperanza energizar el contenido que ahora irá. Nos dijo
Beethoven:
OH, hombre!
¡Ayúdate!
Aún no se
han levantado vallas
que digan al entendimiento
humano:
¡De aquí
no pasaréis!
Debemos pasar la prueba de bestias para Despertar como dioses.
Con la vibración musical-coral decido seguir adelante, hacer que
este escrito sea realidad y lo sea con un MENSAJE de PAZ...
*
* *
Emanuel Schikaneder ( 1751- 1812), hermano
masón de Mozart escribió un libreto de ópera y encargó al
músico una iniciática ópera sobre la base de su
libreto. Mozart compuso la sublime "Flauta Mágica". Al inicio del
acto
final un "etéreo" trío de jóvenes canta lo siguiente del texto del libreto escrito por Schikaneder:
Bald
prangt, den Morgen zu verkünden,
die
Sonn' auf goldner Bahn.
Bald
soll der Aberglaube schwinden,
bald
siegt der weise Mann.
O
holde Ruhe, steig hernieder,
kehr
in der Menschen Herzen wieder;
dann
ist die Erd' ein Himmelreich,
und
Sterbliche den Göttern gleich.
Pronto
brillará, para anunciar la mañana,
el
Sol sobre su órbita dorada.
Pronto
se desvanecerá la superstición,
pronto
vencerá el hombre sabio.
Oh
paz serena, ven aquí,
vuelve
al corazón de los hombres;
entonces
la Tierra será un reino celestial,
y
los mortales serán semejantes a los dioses.
Esta Oda premonitoria de Schikaneder que Mozart inmortalizó en su iniciática Flauta Mágica, a la luz del tiempo presente son
magistralmente
complementados por la escena final con este Mensaje para nosotros:
Los rayos del Sol
ahuyentan
la noche
destruyen el poder astutamente conquistado por los hipócritas.
Desaparece la niebla de la barbarie y de la sombría superstición,
la noche cede a la luz victoriosa.
Para quienes, como humanos, aun nos sentimos en la oscuridad debemos saber que la noche de
tinieblas llega a su fin y la Luz victoriosa se
manifestará. Este amanecer del llamado Fin de Tiempo ya se
inició y la hora del renacer es una cósmica realidad que,
por las señales, está cercano... En el huracán
desatado de pasiones que nos ligan más y más al mundo,
si estamos Despiertos, es nuestro deber usar el Positivo Pensar para
evitar
la hecatombe y... podemos lograrlo, más aún que el 1% de
personas señaladas ya consolidó el Campo Mórfico
del Mejor Pensar...
*
El
arsenal nuclear mundial
actual concentrado en pocas naciones en general y en dos en especial
son más de 20.000 modernas armas nucleares que, por lo primitivas
para nada considera a las primeras bombas atómicas que
detonaron en agosto de 1945 en dos ciudades de Japón. Cada una
de las actuales bombas por su magnitud hace ver como bombitas a
las que arrasaron a Hiroshima y Nagasaki. Digo
bombita porque hoy una bomba nuclear tiene miles de veces el
poder destructivo de las primeras bombas atómicas Fat Man y Little Boy. Consideré
necesario que rememoráramos en parte lo allí sucedido
para dimensionar qué sucedería en el ámbito
mundial si, por la causa que sea alguien pulsa el botón
rojo... Si así sucediera quizá sólo cucarachas seguirían viviendo.
Kenneth Ring
estudioso de la experiencia cercana a la muerte (ECM) enfatiza:
En mi opinión, pues, en el potencial colectivo
emergente que surge de las profundidades de la experiencia trascendental no
existe ningún factor que impida la posibilidad de que terminemos provocando la
destrucción del planeta. Sin embargo, al mismo tiempo, el curioso y reciente fenómeno de la ECM parece
transmitir a la humanidad el esperanzado mensaje de que, hasta en sus momentos
más oscuros - y quizás entonces más que nunca - la Luz nos muestra el camino a
seguir. Ahora nos toca a cada uno de nosotros averiguar si tenemos el coraje y
la inteligencia suficiente como para emprender el camino que nos señala.
El comentarista de la Biblia hebrea Malbía, hace 100 años
manifestó:
En los antiguos tiempos los gobernantes
de
los diferentes países fueron los hijos de los dioses que
llegaron a la Tierra de los Cielos, y gobernaron la Tierra, y tomaron
por
mujeres de entre las hijas de los hombres; y sus descendientes fueron
soberanos,
príncipes y héroes.
El brillante físico y cosmólogo inglés Stephen Hawking destacó:
El actual
punto
de vista de la Creación ocurre fuera del campo de las leyes
conocidas
de la física.
George Gamow (1904 - 1968) físico y astrónomo ucraniano sostuvo:
La
teoría
del Big Bang que el universo comenzó a partir de una primera
explosión,
una creación o un surgimiento instantáneo... abre
las
puertas para la idea de un Creador.
Recuerdo
de niño haber escuchado en el campo chileno decir: "En la duda
abstente".
Como joven primero y adulto
después,
en variadas circunstancias pude comprobar que ese dicho popular era
dogma,
un pilar fundamental del modelo de pensamiento en un paradigma lineal
que,
en lo científico, filosófico y religioso nos
enmarcó
sin dejar mirar más allá de los humanos límites.
La rebeldía infantil frente a lo dogmático acatador, ahora me hace decir:
DUDA + INTUICIÓN +
IMAGINACIÓN
= METAINTERPRETACIÓN:
Ecuación para un personal Pensamiento que señala:
Ante la
Duda del Conocimiento
y del Saber debes ACTUAR para ser liberado del
paradigma racional, lineal, dogmático... y
así
lograrás proyectarte con tus personales atributos mentales
más allá de
los límites humanos. Lo lograrás por ti mismo sin ajeno
guía. Presentirás entonces aquello SupraHumano
que la razón no logra entender y que como realidad existencial
nos
aguarda cual meta a la que tendremos que llegar. La nave cósmica
que hacía allá nos llevará es la mente con su
propio Buen
Pensar.
Sobre
la base de los estudios de muertos clínicos resucitados que, en
especial estuvieron enfrente del Ser de Luz, Carol Parrish-Harra ha
escrito lo siguiente:
¿Existe alguna razón lógica
o espiritual para el aumento de interés por este tema de la muerte y el morir?
¿No puede ser que la Humanidad esté llegando a un instante en que precise
conocer que la vida física es sólo una parte de la vida total, y ni siquiera la
más importante? Si el futuro de la Humanidad ha de significar cambios físicos,
agitación social y, quizás, una guerra nuclear, las filas del movimiento por el
estudio de la muerte y la agonía se engrosarán. Esta puede ser la oportunidad
para estar preparados,
Kenneth Ring al explorar
la hipótesis Omega lo hace pensando en el siguiente estadio de la evolución
humana hacia el que parecen tender, como una suerte de vanguardia de la especie
humana, quienes, entre otros, han pasado por una experiencia cercana a la
muerte clínica (ECM), siente junto con varios de los que ha estudiado y han
tenido la experiencia de transformación, que por distintos caminos - no tan
sólo de contactados con el Ser de Luz - se está acelerando nuestro modelo
vibratorio, con una expansión de la conciencia, en un tiempo en el que la gente
debe y necesita transformarse en el ámbito planetario. Piensa que nos dirigimos
hacia un salto cuántico de la conciencia, salto que permitirá al ser humano
recordar quienes realmente somos. Se trata de un mensaje de esperanza que
comparten todos aquellos que están expandiendo su conciencia. Son personas cuyo
despertar es el despertar del destino planetario hacia el siguiente estadio de
la evolución humana, y el deslumbrante ascenso hacia el encuentro consciente
con la Divinidad. Kenneth Ring ha evaluado una serie
de positivos cambios en la actitud, los valores y el comportamiento de las
personas que han experimentado una muerte clínica y han estado en contacto con
el "SER DE LUZ" que en el más allá los recibió. Son cambios que a
menudo han significado una transformación completa de la personalidad.
Considera el Dr. Ring a esta experiencia como un poderoso catalizador del
despertar espiritual y del desarrollo psíquico.
Es muy interesante la aportación del antropólogo e investigador John
White, miembro de la Asociación Antropológica Americana (American
Anthropological Association), que afirma que: “Se está perfilando una
nueva humanidad que se caracteriza por una psicología ya modificada,
basada en la expresión del sentimiento y no en su represión. Esto se
traduce en: una motivación solidaria y amorosa, no competitiva y
agresiva; una lógica multinivel-integrada, no lineal-secuencial; un
sentido de identidad inclusiva-colectiva, no aislada-individual; y
capacidades psíquicas utilizadas con propósitos benevolentes y éticos,
no dañinos ni inmorales.” Este investigador concluye que se está
produciendo un gran giro de la humanidad en su conjunto, lo cual dará
lugar a la aparición del Homo Noeticus (Hombre de Conciencia), que
constituye el siguiente escalón en la evolución humana.
Luis Sánchez González
Investigador, psicólogo y psicoterapeuta
El investigador y antropólogo americano John White ha definido a la
nueva generación de niños de este tercer milenio como Homo Noeticus:
HOMBRE CONCIENCIA. Señala:
Homo Noeticus es el nombre que doy a la forma
emergente de humanidad. “Noético” es un término que denota el estudio
de la conciencia, y esta actividad es una característica principal de
los miembros de la nueva humanidad. Gracias a su conciencia profundiza,
y gracias a su autocomprensión no permite que se desarrollen las formas
tradicionalmente impuestas, los controles y las instituciones de la
sociedad como barreras. Su psicología transformada está basada en la
expresión del sentimiento, no en su supresión. Su motivación es
cooperativa y amorosa, no competitiva y agresiva. Su lógica es
multinivel/integrada/simultánea, no lineal/secuencial/dual. Su sentido
de la identidad es abarcante-colectiva, no aislada-individual. Sus
capacidades psíquicas se utilizan con fines benévolos y éticos, no
dañinos e inmorales. Los medios convencionales de la sociedad no le
satisfacen. Le interesa la búsqueda de nuevas maneras de vivir y de
nuevas instituciones. Busca una cultura fundada en una conciencia
superior, una cultura cuyas instituciones están basadas en el amor y en
la sabiduría, una cultura que satisface la sabiduría perenne…
Niños multidimensionales
El Dr. Shichida, reconocido educador japonés, afirma que: "Más que
niños y niñas que razonan como Homo sapiens, son niños cuya
sensibilidad es tan aguda que pueden percibir los sentimientos, lo que
uno piensa, lo que les van a preguntar, el ambiente de un lugar, el
pasado, el futuro, lo que pasa a nivel físico, afectivo, mental y
astral. Son capaces de trabajar simultáneamente en todos estos niveles". Esta es una de las razones por las cuales
el Dr. John White, de la Asociación Americana de Antropología, nombra a
las nuevas generaciones: Homo Noeticus, Hombre de Conciencia. Un niño multidimensional, también llamado niño holográfico, es un niño
que: "Procesa la información de una manera diferente que la mayoría de
los adultos en el pasado -explica Carmen Dorsey. Nosotros, que
hemos sido programados para ser pensadores lineales, siempre hemos
resuelto los problemas con un desarrollo lineal. Cuando la gente joven
se enfrenta a un problema, ellos experimentan sus pensamientos
simultáneamente. La información desde muchas dimensiones entra en sus
mentes de manera rápida y completa de una sola vez". En resumen: son niños, y con ello se perfila las emocionantes nuevas
características que emergen en la nueva humanidad, que pueden moverse a
través de varias dimensiones o niveles de conciencia. Tienen
habilidades psíquicas y sanadoras innatas, especialmente a temprana
edad. Su manera de aprender y actuar no es lineal, sino holística.
Traen una vibración y conciencia más alta, con otros ritmos, metas y
medios.
Los caminos de la sabiduría
Un camino es el intuitivo, que corresponde a la información de
índole psíquica. El otro es el trascendente que corresponde a la
activación de la glándula pineal y pituitaria. El tercero se llama
el camino al corazón, que corresponde a la llamada “conexión
mente-corazón”. Con esto, se perfila el modus operandi de los niños de
ahora, los por venir y de la nueva sociedad que emerge con ellos, el
homo noeticus o noosphericus según la teoría de algunos antropólogos
actuales y otros investigadores. Una nueva inteligencia holística
Podemos entonces avanzar acerca de la teoría que los niños y niñas de
hoy manejan una especie de nueva inteligencia holística, que activa
nuevos patrones de aprendizaje y el funcionamiento integral del
cerebro, de las mitocondrias, del ATP, del timo, entre otros; una
inteligencia que recibe la información a manera de insight o flash y
que liberaría la asociación antigua que creamos con la información y
las sensaciones recibidas, lo que permitiría trabajar con nuevas
partículas fotónicas. Este fenómeno aceleraría el proceso de que
nuestro sistema de vida salga de los viejos paradigmas y se fusione con
un nivel superior de conciencia. Es decir poder acceder a un sistema de
ondas-partículas gracias a un aparato sensorial más desarrollado, hacia
un nuevo continuum ondular holístico basado sobre fuerzas lumínicas de
naturaleza bio-mórfica.
Eso explicaría que realmente estos niños y la nueva sociedad que emerge
con ellos siguen nuevos patrones de aprendizaje, de sentir, de
interactuar y de ser, lo cual indica que difícilmente se pueden adaptar
a los sistemas educativos de antes y nos incentiva a impulsar
urgentemente una r-evolución en nuestra manera de enseñar, aprender y
vivir.
Como dice Teilhard de Chardin y el científico Vladimir Vernadsky:
“Estamos abriéndonos a la etapa de planetización de la conciencia
cuatri-dimensional mental-espiritual, de que somos un solo pueblo, que
vive en un solo mundo y comparte un solo destino. En el momento en que
la noosfera se haga conciente pasaremos de la condición de homo sapiens
a la condición de homo noosphericus”.
http://blogs.clarin.com/paralalibertad/tag/salto/
Un nuevo mapa de interconexión
humana está comenzando a emerger. Estamos descubriendo la verdad
inevitable de que la mente humana se está expandiendo a órdenes más
grandiosos de complejidad y resolución de problemas. Al mismo tiempo,
al usar métodos científicos modernos, como la percepción remota con
satélites y aviones, estamos comenzando a ser más concientes de la
fragilidad de nuestro pequeño planeta. Ya sea que observemos el agua,
el suelo o la calidad del aire del planeta, estamos comenzando a ver
que todos estamos interconectados y que somos parte de un organismo
vivo más grande llamado “Vida.”
El agua es un sistema regulador para el planeta.
Nosotros estamos constituidos de casi 75% de agua. También sabemos por
los estudios realizados por el Dr. M. Emoto en Japón que el agua puede
recibir nuestros pensamientos y reaccionar a nuestros miedos. En
efecto, es un transportador de información clave que consiste de
estructuras cristalinas y ondas, tal como nuestra voz o la luz que
producen ondas.
Los que creen que son simplemente una colección
de células vivientes no entienden su propio potencial ni los
requerimientos de conciencia del planeta. Podemos construir medio
ambientes artificiales en el espacio, viajar a las estrellas o crear
robots que actúen de forma muy humana, sin importar cuánto cambiemos
nuestra realidad seguimos aquí como cuidadores. Cuando nos volvemos a
estructurar a nosotros mismos también nos convertimos en “los
cuidadores del agua” del medio ambiente viviente que nos rodea.
Comenzamos a sentir y a amar la mismísima microestructura y el flujo de
la Vida.
Experimentamos esto diariamente con los cientos
de miles de reacciones celulares en nuestro sistema que funcionan en
armonía con nuestro sistema de vida completo. La mayoría de las
reacciones celulares tienen funciones de vida substanciales no por
casualidad sino por necesidades específicas para mantener el sistema
viviente como un todo. La conciencia que compartimos parece tener el
potencial para impregnar el universo o, al menos, a la humanidad y
nuestra región local. De hecho, parece que compartimos campos comunes
de conciencia en diferentes niveles de complejidad.
¿Puede haber un momento más emocionante para que
veamos nuestro significativo papel y la necesidad de redefinir una
nueva imagen para la humanidad construida no a partir de individuos o
una vasta diversidad de culturas sino del homo noeticus que tiene el
potencial para cambiar el mundo? Imaginen un mundo donde la tolerancia
y la apreciación de las diversas tradiciones fuera la regla, donde la
práctica espiritual de la naturaleza interna fuera encomiada y la
reverencia por la vida fuera fomentada.
Con
esto todos podemos experimentar la Casa de Muchas Moradas del Padre
Divino, aún en el microcosmos del planeta tierra, el lugar donde la
Palabra (la Logos) del descubrimiento fue enviada para hacer todas las
cosas de nuevo.
J.J. Hurtak, Ph.D
http://www.clavesdeenoc.org/html/historia_futura_4_9.html
Sobre visiones de futuro de muertos clínicos retornados, el estudioso del tema Ring, manifiesta:
Antes que nada, hay una sensación
de tener un conocimiento total, pero más específicamente, el sujeto está
consciente de ver la totalidad de la evolución y la historia de la tierra desde
los orígenes hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, por lo regular el
escenario futuro dura muy poco. Los individuos dicen que en esta década habrá
un incremento de la incidencia de terremotos, actividad volcánica y en general
de cambios geofísicos masivos... No obstante, todos estos acontecimientos son más
transitorios que definitivos y estarán seguidos por una Nueva Era en la
historia de la Humanidad, marcada por una fraternidad entre los seres humanos,
el amor universal y la paz mundial. A pesar de que muchos morirán.
Es para destacar que, muchos
de los retornados que estuvieron con el Ser de Luz a su vez
señalan que no hay un futuro determinista y que cada uno
según sea su forma de Pensar y Actuar puede cambiar su futuro,
el de sus seres queridos y el planetario. Por lo tanto frente a un
futuro mundial negativo ya es hora de activar al colectivo de mejores
pensantes planetario para que eso negativo no suceda o, al menos, sea
atenuado...
Hay esperanza en la acción de quienes han nacido como
Niños De Luz, en su mayoría adultos en acción, hay
esperanza en el actuar de quienes en su muerte clínica
estuvieron en
contacto con el Ser de Luz y regresaron para cumplir su Misión.
Hay
esperanza en personas comunes que, por sí y en sí
tuvieron una transformación al iniciar la no fácil senda
del Mejor Pensar. Estos tres
grupos de personas están mentalmente ligados por su
subconsciente
mental y son parte del 1%...
*
Finale... ma non troppo
Este final sin apresurarme,
me lleva a repetir el versículo bíblico que de
niño me hizo entrar en rebeldía con causa:
גָּפְרִית וָאֵשׁ מֵאֵת יְהוָה מִן־הַשָּׁמָיִם׃וַיהוָה הִמְטִיר עַל־סְדֹם וְעַל־עֲמֹרָה
Entonces Jehová (Yahvé) hizo llover sobre
Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová (Yahvé) desde los cielos;
y destruyó las ciudades, y toda
aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la
tierra.
Génesis 19: 24, 25
Para
algunos este versículo muestra dos
Jehová, uno en la tierra y uno desde los cielos. Otros lo
interpretan como Dios, según está a la letra en el Diccionario Católico: "Dios
hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra quedando totalmente
destruídas las dos ciudades (Gén. 19:24; Deut. 29:23)".
Azufre
y sal, abrasada toda su tierra, en la que no se siembra, y que nada
produce; no brota en ella hierba alguna, como sucedió con el
asolamiento de Sodoma y Gomorra que asoló Jehová
(Yahvé) en su ira y en su furor. Deuteronomia 29:23.
De niño rechacé
ese Dios antropomórfico de ira y furor que no era el de
serenidad, comprensión y AMOR que intuía
como Padre. Para nada me
benefició en Religión esa rebeldía en cuanto nota
o calificaciones, pero sí me hacía sentir diferente en
cuanto a la Justicia Divina que Sabía era, Justicia que
logré entender, aunque en ocasiones me haga Dudar porque
humano soy y no es fácil ver la vida a mirada divina.
Si
el bíblico relato sobre Sodoma y Gomorra fuera real, realmente
crea un problema serio para explicar qué dioses
autorizaron y ejecutaron esa indiscriminada matanza nuclear...
Si los primitivos relatos
hindúes no son mito, da que pensar qué ángeles
eran esos tripulantes de los vimanas y su actuar nuclear...
Me identifico con los
estudiosos bíblicos que sostienen que Jesús con su vida,
muerte y resurrección, cumplió toda la ley del
antiguo pacto, por lo que esta ley ya no es para los cristianos: Nos liberó del antiguo pacto.
Quizá por esa falta de Amor, como lo fue lo sucedido con Sodoma
y Gomorra; recién nacidos, lactantes, niños, Jesús
nos liberó del antiguo pacto y es
nuestro deber buscar en el Nuevo el real Mensaje de AMOR que ese Ser de
Luz encarnado hace 2.000 años nos trajo para TODOS por igual y,
emerge cual recordatorio para ahora en este tiempo de... No olvidar que
para los de afuera Jesús les habló en parábolas
para que no entendieran y a los de adentro, círculo interno, les
Reveló la Verdad del Reino del Padre...
La sabiduría popular aconseja “en la duda, abstente”,
quizá por ser Guerrero no me abstuve en este Gran Duda, por el
contrario actué buscando la verdad y, sin yo proponérmelo
a varios arcanos de
diferentes vertientes accedí...
Toda vida es importante para su alma encarnada, todo nacer tiene una
razón de ser para el alma y cada persona nació con una
justa
razón de ser en su vida, vida que a cada uno la propia alma
programó con un amplio abanico de posibilidades de vida frente a
cada situación que al curso de vida podría cambiar en
pleno uso de nuestro libre albedrío. Lo que suponemos un actuar
por azar lo fue por subconsciente acción mental para que ese
actuar, en aquel momento, así lo fuera y nos permitiera ser lo
que
ahora somos. Bajo esta óptica en la que ninguno es superior ni
inferior a otro, merece cada ser humano ser respetado, algo nada
fácil de entender, aceptar
ni lograr realizar pues como almas somos iguales...
El hecho de vivir, el cómo vivir y el morir corresponden a
lógicas razones de nuestro ser, razones que están
más allá del racional entendimiento y, en ese nuestro ser
que es el alma, mediante la mente nada nos impide Ser Mejor, Pensar
Bien y, con el correcto pensamiento revertir la polaridad predominante
negativa hacia lo positivo, primero en uno mismo y después,
mediante acción subconsciente mental, más allá de
tiempo y espacio, hacia los demás y el medio ambiente que tanto
necesita de nuestro Mejor Pensar.
Considero que hay tres grupos de personas en el Homo
Noeticus quienes conforman un Campo Mórfico que llamo del 1%, es decir 80 millones de Personas Consciencias en
acción mediante el mejor uso del recurso mente. Estos tres
grupos de "velada" u oculta aura dorada para la general humana percepción, son:
1. Los que han nacido como Niños de Luz y no fueron
bloqueados con el Ritalín por ejemplo.
2. Los que vivieron la
ECM o experiencia cercana a la muerte y en ella estuvieron frente al
Ser de Luz que les explicó el por qué y para qué
debían retornar.
3. Anónimos que, sin llamar la atención, por la razón que
sea inician con esfuerzo y sacrificio la Reprogramación de su
mente Pensando cada día algo Mejor...
Todas esas personas no lo
son por azar, lo son por personal programación de su propia alma
antes de nacer para actuar en este Fin de Tiempo. Son tres factores
diferentes con una finalidad común de Homo Noeticus actuando en
concordante acción propia para el Fin de Tiempo y, factores del
Cambio llevaron a sus almas para programar esta acción en uno u
otro de los tres factores.
Los estudios musicales con su influencia en la microscópica cristalización del
agua son sorprendentes. Una CiberLectora mientras esto escribo me hace
llegar un correo electrónico en donde hay un párrafo que
es novedoso y destaco:
Un niño de tercero medio me enseñó sobre el efecto de la música en el
agua, todo partió de un comentario que hice sobre el comportamiento
vandálico de jóvenes después de un concierto en Santiago de música
"metal", como ellos le llaman, las consecuencias de esta en las
neuronas de esos niños que salieron locos del concierto destrozando
todo a su paso, tenemos 75% de agua en el cuerpo, 75% de agua en el
planeta, entonces... COMO ESTÁN ENOJADOS LOS MARES con el
continente, por eso los maremotos y tanta destrucción, al mirar en un
microscopio como una gota de agua reacciona ante diferentes estímulos
musicales, eso fue todo un descubrimiento NUEVO para mí, seguramente en
alguno de tus escritos que no he podido leer tú ya lo mencionas, porque
ya no hay tema al que no te hayas referido en ellos, por favor
continúa, todavía me quedan algunos años de vida en que podré leer más
de ellos.
Dijo Masaru Emoto:
Hoy en día, todos los adultos estamos tan estresados y sólo pensamos en
trabajar y ganar más dinero. Somos muy materialistas. Es muy difícil
convencer a los adultos para que entiendan la verdad. En vez de los
adultos, yo me concentro en los niños porque son el futuro. Serán los
adultos dentro de 20 años. En vez de intentar convencer a los adultos,
voy con los niños, que son muy puros. Pensando en la paz del mundo y el
futuro de la Tierra, es mucho mejor educar a los niños, es el camino
más rápido.
Declaro aquí que en un tiempo que necesita la ascensión de la
conciencia mundial, miro a los niños con la esperanza del cambio
positivo. Me gustaría producir y proveer 650 millones (10% de la
población mundial) de copias de la versión para los niños del
Mensaje del Agua en una década, comenzando en el año 2006, para que los
niños puedan comprender más la importancia de la vida y la paz. Pido su
comprensión y su apoyo.
El japonés Masaru Emoto ha
trabajado por años fotografiando las variaciones microscópicas en los
cristales del agua, cristales que varían frente a nuestros
pensamientos y la música, es decir, la
mente y la música influyen en la materia para bien o para mal, en este caso sobre las moléculas del agua. Dichas
fotografías han sido
publicadas en un libro titulado Los Mensajes del Agua.
La melodía AIR o Aire para la cuerda en Sol de Bach da lugar a
cristales dorados preciosos, ellos me recuerdan el aura
de los seres crísticos. Esta cristalización me lleva a
asociarla con el efecto piezoeléctrico de los cristales de
cuarzo en su refuerzo de nuestro Mejor Pensar y me hace suponer que la
Buena Música, de manera piezoeléctrica se armoniza con
nuestro cerebro en sus neuronas cuánticas para abrir portales
dimensionales para el salto cuántico con la mente, portales que
vibran en alfa cerebral 10 y beta cerebral 15, lo que facilita el
positivo salto cuántico del Mejor Pensar hacia el cerebro y el
mundo exterior... La otra música densa e idiotizante anula el ritmo alfa cerebral y
vibra por sobre 40 ciclos por segundo, lo que da
lugar a caos en el cerebro y su repetición a daño
variable en el mismo en especial en neuronas habilitadas para la función de salto cuántico...
Según el planteamiento de la Amiga deseo destacar que al
referirme a la Música en el índice Temático,
Tema "10.- Música" lo
que señalo a favor de la música inspirada y en contra de
la música vulgar idiotizando, se ve reforzado de manera amplia
por, como llamarlo: la reveladora asociación de
la Inspirada Amiga CiberLectora, al escuchar a su alumno en cuanto a la
cristalización del agua y la proyección que ella hace para
nuestro organismo y el planeta. Tenemos un 75% de agua en el
cuerpo y
esa agua cristaliza en sus moléculas de determinada manera
mientras escuchamos música. ¿Qué música
predomina? A su vez, esa música densa que predomina se ve
reflejada en el 75%
del agua planetaria. ¿Cómo está el planeta?
¿Cómo están las neuronas cuánticas de los
adictos a la música densa? ¿Podemos sorprendernos si se
pulsa el botón rojo nuclear por la mórfica resonancia negativa de
la mayoría humana agrupada en el servil hombre masa que piensa
por lo que sus líderes opinan y no es capaz de discernir por
sí mismo?
Según uno piensa es como responden el cerebro y la mente.
Según vibra la música que se escucha es como responden a
ella el cerebro y la mente. La música activa en el cerebro su
ritmo de acuerdo con el vibrato musical. La música densa es rechazada por los electrones astrales de los
microtúbulos situados en las neuronas de salto cuántico
que representan al 10% del total de neuronas en acción cerebral.
Por la acción de esa música el electrón astral se
aleja del plano físico y ese
microtúbulo pierde su función de salto cuántico
para la información mente cerebro. En resumen, la música
basura facilita el mal pensar y altera el buen ritmo cerebral lo cual
se refleja en el comportamiento humano.
Tenemos 200.000 millones de neuronas en el cerebro, el 10% son 20.000
millones que cumple la especial función de salto cuántico, cada una de
estas neuronas tiene a su vez 10.000 microtúbulos con un
electrón astral que sustituyó al electrón
físico para cumplir esa acción de estar en las dos
realidades a la vez, la mental y la cerebral. La cantidad de portales
habilitados es de 200.000.000 de millones, por lo tanto, frente a tal cantidad de portales, los que son
dañados no dan lugar a significativo déficit mental... El problema es que esa grupal música
que los aúna en lo denso les deja abierta la puerta para la
drogadicción que SÍ, por desgracia, lleva al cerebro a
daño significativo con irreversible bloqueo mental como lo
señala la cifra de más de 1.500 millones de personas con
bloqueo mental adquirido por adicción a la droga pasta base,
cocaína, marihuana...
******
Para ayudarnos a estar bien y aliviar al planeta reforcemos la labor del 1% PENSANDO
MEJOR y, además escuchemos más música inspirada. Los beneficios científicamente demostrados de esta música me permiten
afirmar que:
* La
música inspirada en general es esencial para crear ambientes de
estudio
gratos y motivar el
aprendizaje.
*Sabemos que
la
música barroca de
movimiento largo y en clave mayor tiene los mejores efectos en la
relajación y, como lo postulo desde hace unos años, en la
meditación.
*La
música barroca para cuerdas sincroniza la armonía en el
funcionamiento de la respiración, los
latidos del corazón y las ondas cerebrales.
*El
ritmo utilizado en esta música es preciso, generalmente 60
compases por minuto,
que propicia que el corazón lata a 60 pulsos por minuto.
*Esta música por su calidad vibratoria estimula en el cerebro la
acción de las ondas Alfa de 10 ciclos por segundo y beta de
15, da lugar a armonización cerebral y a que nuevos electrones
astrales sustituyan a electrones físicos en microtúbulos
de neuronas, aumentando con ello los portales de unión
cuántica entre el cerebro y la mente, es decir aumentando el
desarrollo cerebral. En la mente la melodía inspirada
favorece el mejor pensar, mejor pensar que encuentra portales abiertos
para pasar al cerebro y el mundo exterior.
*La
música inspirada es una extraordinaria herramienta para desarrollar
facultades
psíquicas insospechadas, abrir canales de percepción
adormecidos que
han quedado prácticamente inactivos por falta de estímulo
adecuado. Induce
en los alumnos un estado relajado, manteniéndolos en estado
receptivo y alerta.
*La
memoria mejora notablemente, a tal grado que el rendimiento en la
retención es superior al 90%.
*Atenúa y pacifica los ritmos
corporales llevándolos
a niveles de mayor eficacia, actúa a manera de "masaje
sónico", al eliminar la tensión del trabajo mental
intenso. Ayuda a centrar la atención hacia
dentro, en vez de hacia afuera.
*El
oído es
el primer órgano que se desarrolla a nivel embrionario,
empezando a funcionar
activamente
a partir del cuarto mes de embarazo siendo la música inspirada
la que mejor
ayuda en el desarrollo del órgano de Corti del oído
interno.
*Los
niños en su fase intrauterina y
después de nacer, son demasiado sensibles a la música y
la barroca los estimula
en su desarrollo cerebral y musical, su polo opuesto los altera y hace
irritables.
*La
música barroca para cuerdas no sólo refuerza la memoria
y el aprendizaje, sino que cuando hacemos ejercicios
esta
música de fondo
aumenta la vitalidad. En las
investigaciones de Shuster y Mousen (1982), con el uso de
música barroca se pudo evidenciar que los estudiantes
aprendieron 30%
más palabras con un fondo de este tipo de música, que sin
ella. Por el
contrario la utilización de música clásica,
produjo un efecto intermedio alrededor del 15% mejor que el grupo de
control sin
música. En este
sentido, el ritmo, el tono, el sonido, la melodía de la
música tienden a
relajar a los estudiantes.
*Hoy
se sabe que la
mayoría de la información que se aprende es almacenada en
el
subconsciente mental. Hay serios investigadores que afirman que una
gran cantidad de
información se
aprende mejor subconscientemente, lo cual sucede al estudiar, trabajar
o relajarse escuchando
música barroca para cuerdas.
*Se logra un estado de
‘consciencia relajada’ lo que facilita la inspiración creativa,
la
asimilación rápida de los
hechos y activa la memoria superior. El ritmo alfa cerebral logrado de
10
ciclos por segundo además de relajar potencia
la autoestima, autoaceptación, tolerancia, comprensión y
empatía.
*Investigadores
dedicados al estudio de las ondas
cerebrales
concluyen que la
música barroca estimula las ondas asociadas a la
relajación de alerta en
descanso y a la
sensación de calma y tranquilidad, lo que representa una gran
ayuda para el
estrés. Los científicos K. Haray y P.
Weintaub recomiendan que para
lograr un profundo estado de paz y tranquilidad es menester escuchar
música
barroca.
De acuerdo a la
cristalización de moléculas de agua la calidad de pensar
también queda allí registrada. Como lo comprobó la
física cuántica los electrones se comportan de una manera
específica y de otra forma si se los está observando, es
decir se demostró que la mente influye en la materia.
La mente a su vez está en constante observación de los
electrones cerebrales, el subconsciente mental controla al hemisferio
cerebral derecho, el consciente mental controla al hemisferio cerebral
izquierdo. Un argumento más para intentar Pensar
Mejor, Reprogramar la mente por uno mismo programada y, con mente bien
reprogramada dar inicio a la
Reingeniería cerebral que nos hará aumentar el desarrollo
del cerebro en cantidad, calidad y favorecer con ello la
manifestación de lo sutil mental. Algo al parecer natural en
quienes son parte del 1% mundial...
******
Recapitulando:
La Gran Duda está en
quien considera a esta su única e injusta oportunidad de vida,
eso genera
temor pues no hay santón posible que logre en una vida llegar a
la perfección y, el temor, frena el Despertar mental. La Gran
Duda
está en quienes por ese fatalista dogma temen a la muerte por
significar ella el paso a un Juicio con posible Castigo eterno en algo
llamado
infierno. La Gran Duda la tienen por olvidar que TODOS somos hijos
igualitarios del Padre, Padre que es solo Amor, Comprensión y
Perdón para TODOS nosotros sus hijos por igual. Como
alma hemos programado esta vida,
una de tantas que nos permite estar donde nos encontramos en un ciclo
de vidas en ascendente espiral. La Gran Duda está en olvidar que
cada uno es el resultado de sus propios pensamientos y será el fruto de
lo que desde ahora piense. ¿Por qué no intentar desde ahora Pensar Mejor? ¿Por qué no?
Yo he estado diez veces en este mundo. He sido alto dignatario de
la Iglesia, príncipe, rey, y he estado desterrado; he tenido
diez
clases diferentes de rango social. Pero mi amor a la Humanidad no fue
perfecto.
Por eso he sido enviado una vez más aquí, para aprender
el
amor perfecto. Si lo consigo esta vez, no volveré más.
Rabino hasid Abrahl Jehoschua
Una sola alma puede reencarnar varias veces en diferentes cuerpos
y, de esta manera, rectificar el daño
hecho en encarnaciones previas. De modo similar, también
puede alcanzar la perfección que no alcanzó en
encarnaciones
previas.
Rabino Moshe Chaim Luzzato
Las
reencarnaciones existen, y en el judaísmo se lo asume
totalmente. Observe que en los libros de kabala más
populares como "Zohar" y otros, consta ese tema
en forma amplia y explícita. Asimismo, en prácticamente
todos los libros de oraciones -sidurim- en existencia, aparece
la plegaria para antes de irse a dormir. En la mayoría
de las ediciones, consta en el encabezado de tal plegaria,
la declaración que uno debe recitar antes de acostarse:
"En este acto perdono a todo el que me hizo enojar,
o pecó contra mí, tanto contra mi cuerpo como
contra mi dinero, tanto contra mi honor como contra con
todo lo que tengo... tanto en esta encarnación como
en cualquier otra encarnación...".
R'
David ben Israel
El hombre vive en este mundo, pasa por todo tipo de complicaciones y
dolor, inmerso en este deseo de recibir, desarrollando su ego, de
generación en generación, después de muchas generaciones, treinta,
cuarenta, no importa cuantas, lo importante, es que llega a un estado,
en el que comienza a preguntarse, a atisbar afuera del deseo de
recibir, a querer saber, acerca de su origen, de la Divinidad. Si el
hombre, comienza a preguntar, es porque pasó por muchas
reencarnaciones, y llega finalmente a una, en la cual empieza a
desarrollar su Alma.
Rabino Laitman
******
ZS08051102 - 11-05-2008
Permalink: http://www.zenit.org/article-27250?l=spanish
Un sacerdote y un rabino debaten sobre el sentido del sufrimiento
El dolor del ser humano no deja indiferente a Dios, recuerdan
MADRID, domingo, 11 mayo 2008 (ZENIT.org).-
El sentido del sufrimiento fue el argumento que ha congregó a un rabino
y a un sacerdote católico, así como a estudiantes universitarios de
Madrid.
El encuentro fue acogido por la Universidad Francisco
de Vitoria acogió el 7 de mayo e intervinieron el rabino Moshé Bendahan
y el sacerdote Florencio Sánchez L.C. en el marco de las Horas Newman dedicadas por este centro universitario a sesiones dedicadas a la reflexión sobre fe y razón.
La
intervención del padre Florencio Sánchez comenzó con una premisa: el
sufrimiento no es un tema de debate, no es algo abstracto, es «suelo
sagrado», es aquello que le ocurre a una persona concreta. Por
eso, la reflexión de cada persona ante el dolor es la base de su
actitud ante la vida. Después, retomando las últimas palabras del
Rabino, expuso que «Dios no se equivoca, no se equivoca al
darnos la vida, una vida con deseo de plenitud, de belleza. Sin
embargo, la vida siempre está amenazada de oscuridades. Pero si no se
mira al sufrimiento cara a cara se está muerto ya en vida, esperando,
en el fondo, que no nos pasen muchas cosas malas».
Para plasmar cada una de las actitudes ante el sufrimiento, por una
parte, la angustia y el enfado; por otra, la huida; y en tercer lugar,
la fe utilizó un fragmento de la obra de Dostoiewski Los hermanos Karamazov,
en la que uno de los protagonistas afirma que no puede negar la
existencia de Dios puesto que la vida está llena de momentos bellos,
pero que el sufrimiento de los niños le provoca una absoluta
incomprensión con esa obra divina y que, por tanto, devuelve la
«entrada» de la vida.
Ante esta actitud de derrota, según el
padre Florencio, está la pregunta del ser humano, aquella que despierta
su humanidad, el grito del hombre que interroga a Dios, pero que
también está dispuesto a escuchar la respuesta.
«El por
qué sufrimos, si es que lo pudiéramos saber --concretó el sacerdote--,
no es suficiente, no nos consuela. Lo que tenemos que saber es que a
Dios sí le importa nuestro sufrimiento porque decidió experimentarlo Él
mismo. Ahora sólo queda verificar en nuestra vida si es posible
encontrarle un sentido».
El
rabino Moshé comenzó su exposición comentando la teoría del Rabino
Rabá, quien afirma que la vida de la persona no depende de la conducta
sino del destino.
Para matizar este presupuesto, explicó que
existen tres caminos diferentes para los acontecimientos de la vida:
decretos fijos, pruebas y libertad de elección. Tres vías que
explicarían la existencia del sufrimiento.
Por una parte, los
decretos fijos son aquellas marcas con las que el ser humano ya nace.
Según la Cábala, a la que aludió el Rabino Moshé, esto se puede
explicar por la reencarnación. La vida del hombre necesita reparación
por el pasado y por ello sufre.
El segundo camino serían las
pruebas, aquellas que precisa el alma para perfeccionarse. El
sufrimiento sería, así, un método por el que el hombre se eleva. Por
último, la libertad de elección, aquellas deliberaciones de la persona
que conllevan un sufrimiento para ella o para otro.
«Los
acontecimientos no son casuales --concluyó el Rabino-- hay una razón
por la que el sufrimiento toca a una persona. Pero para eso hay que
saber vivir con fe, con la fe que da el convencimiento de que nadie nos
ama más que Dios, ni nadie sabe mejor que Él lo que nos conviene;
además, Él nunca se equivoca», afirmó.
******
Pareciera
que estamos en un mundo alienante donde nadie, con certeza, sabe la
Verdad de lo que
sucede y, para muchos queda la impresión que somos simples
marionetas de un juego cósmico con extraplanetarios amigos unos
y enemigos otros moviendo los hilos de estas humanas marionetas. Pienso
que cada uno es marioneta y marionetista a la vez, es decir cada rige
su propio destino según sea su personal forma de pensar y
actuar.
Otra óptica pareciera mostrar a una irresponsable masa humana
ligada por los sentidos a la ilusión mental de la materia,
teniendo en el olvido su trascendente realidad espiritual, viviendo
faltos del sentimiento del Amor de lo ético-moral y la familia.
Masa humana acatante, servil de
ajenas ideas y ajenas interpretaciones de lo que consideran sagrado
unos o material razón de vida otros,
ignorando que todos los credos -aún el sin credo- son rayos de
una rueda de vida que
convergen a un centro común y no hay credo superior a otro ni
credo humano que tenga la Verdad absoluta porque los credos son la
resultante
de interpretaciones de gente bien intencionada, de buena fe pero
carentes de la Inspiración que activa el entendimiento; otros
mal
intencionadas por intereses políticos o de poder, es decir de
mala fe para gobernar al hombre-masa, todo ello interpretaciones de
Enseñanzas no escritas dejadas
por Enviados Suprahumanos que han orientado a la humanidad en su
historia, Enseñanzas que discípulos de discípulos
después escribieron.
En este
contexto en que nos encontramos no es fácil tener que aceptar
que para evitar que el hombre masa nos lleve al suicidio colectivo como
lo sería una Tercera Guerra Nuclear, sea necesario el Cambio
Climático y otras catástrofes que, pareciera, llegan y se
intensifican para
que los más despierten y repolaricen su mal pensar que, en el
ámbito planetario es la norma de vida con un promedio del
70% de
pensamiento diario basura acompañado de música basura.
Estos remezones que ya se sienten ojalá hagan entender que
estamos acá para
saber que el AMOR es el hilo conductor cósmico de nuestra
razón de ser en la Tierra, razón de ser en un secuencial
sueño-vida del alma, alma que está por sobre lo denso de
nuestro mal pensar y por sobre lo denso que nos rodea y a tantos
atemoriza.
Ningún niño permanece más de lo que necesita en los cursos de la
Escuela Básica. Ningún humano permanece en su ciclo de
vidas más de lo que necesita en la Escuela de la Materia que el
planeta representa. Nuestro ciclo básico debe concluir para dar
paso, según sea la evolución, al período de aprendizaje del alma en un plano evolutivo
superior de consciencia. Para nada entiendo, acepto y justifico, sean
las razones que fueren, lo sucedido con Sodoma y Gomorra. Para nada
entiendo, acepto y justifico, sean las razones que fueren lo sucedido
con Hiroshima y Nagasaki. Para nada entiendo, acepto y justifico, sean
las razones que fueren las dos Guerras Mundiales del siglo XX. Para
nada entiendo, acepto y justifico, sean las razones que fueren a la
planificación de la Nueva Guerra para reducir la
población humana en sobrepoblación... Tantas cosas de vida que para nada entiendo,
acepto y justifico que me llevan a dudar y, la DUDA, en medio de este dudar surgen
recuerdos de un pasado para NO DUDAR.
1.
El Rabino Hasidim de Zans, un Maestro de Sabiduría quien, a sus discípulos decía:
En mi juventud, como estaba inflamado
por
el amor de Dios, yo creía que podía convertir a Él
al mundo entero. Pero pronto comprendí que tendría
bastante
si llegaba a convertir a la población de mi ciudad, y lo
intenté
durante largo tiempo; pero sin éxito. Entonces me di cuenta de
que
había exagerado también, y concentré mi
atención
en las personas que vivían en mi casa. Tampoco logré
convertirlas.
Finalmente, me vino la revelación: debo ponerme yo mismo en
orden
y servir a Dios en verdad. Pero ni siquiera he logrado aún esa
conversión.
2.
Rememoro a Einstein, quien con su Sabiduría venida del futuro,
expandió mi mente. Él en una frase resume todo lo que
intento en mi pensar destacar:
La
mente intuitiva (subconsciente) es un regalo sagrado y la mente
racional (consciente) es un fiel sirviente. Nosotros hemos creado una
sociedad que honra al sirviente y se ha olvidado del regalo.
3.
Por último en esta
DUDA, me veo cual si estuviera sentado nuevamente a su lado en la Capilla de
la Universidad Católica de Santiago, Chile, veo en
esta madrugada con tanta nitidez a mi
Maestro, el sabio
de la Psicología mundial, don Bèla Székely,
al momento de entregarme un iniciático regalo en mis 18
años, regalo para que en el ocaso de Duda lo comprendiera y dejara de dudar.
Preguntas dónde está Dios, Dios está en todas partes. Preguntas cómo encontrarlo.
Primero
Iván
deberás conocerte y encontrarte a ti mismo,
luego lo
harás
con los demás y entonces encontrarás a DIOS.
Debemos ponernos en orden
nosotros mismos antes de intentar ordenar a los demás, tenemos
que dejar de ser sirvientes de lo racional y usar el Divino regalo de
lo intuitivo. Primero debemos conocernos a nosotros mismos para
así conocer a los demás y encontrar a Dios. El solo hecho
de intentarlo aleja la DUDA y por sobre ella resplandece el AMOR Divino
que lo denso del mundo nos ha nublado en el Santuario Interior.
Santuario que solo uno, por uno mismo puede iluminar para entender la
Verdad, el Amor, la Justicia y el Orden Divino que hemos olvidado.
En lo personal atenuó la Duda desde la infancia generada al, de manera gradual, externalizar lo siguiente:
1. Recibir la palabra Reencarnación con su significado y
entender la razón de ser del por qué cada uno en esta
vida debe ser y la razón de ser del sufrimiento, la injusticia y
tanta odiosa
diferencia entre los humanos... Aceptando entonces con argumentos
más allá de la Intuición que Dios no juega a los
dados
del azar con nosotros y cada uno nace como nace porque así uno
mismo como alma se programó por una lógica razón
de
evolución gradual...
2. Saber que el
original del
Génesis bíblico no dice "cuando Dios creó al
hombre", dice: "Cuando los dioses crearon al hombre". Eso
expandió mi mente más allá de los límites
del espacio y del tiempo en una Cosmovisión que, de manera
gradual nos lleva en nuestro retorno a Dios... Cosmovisión
que desarrollé bajo el título God-Bang, un anti Big-Bang no material, sino que un
concepto Cósmico Espiritual.
3. Entender que
Jesús
estratificó su Enseñanza en niveles. De la Enseñanza dejada para el Círculo
Interno por Jesús los primeros Padres de la Iglesia la conocieron y, entre otros misterios
por ellos guardados,
eran reencarnacionistas, lo cual pasó a ser anatema por orden
del recién converso emperador Constantino quien, en los
años 300, por razones políticas de la no conveniencia
para el imperio que el pueblo creyera que tenía otra oportunidad
de vida, él ordenó quitar del Nuevo Testamento toda
referencia a
esa Enseñanza...
4. Al conocer algunos
testimonios, leer tantos más y tener una personal experiencia en
que hay un esplendoroso Más Allá sin condenatorio juicio
ni castigo pues el Padre es solo AMOR, Comprensión y
Perdón para con nosotros, necesitando ahora cada uno perdonarse
a sí mismo, entonces Entender que para el Padre no hay hijos escogidos ni
superiores o inferiores...
5. Admitir, por testimonios de
muertos clínicos retornados a quienes el Ser de Luz les
abrió una breve ventana hacia el futuro y ellos ver este presente y,
entonces yo entender que la única forma que el hombre-masa logre despertar y
salir de la Sodoma y Gomorra mundial es mediante fuertes remezones que
ya vivimos con Cambio Climático, catástrofes, crisis
económica... Única forma que hará recapacitar a
tanto indolente que no quiere ver ni escuchar. Habrá muertos, pero ¿qué es la
muerte para el alma que rige nuestra vida? La muerte es un despertar más de
un sueño de vida, sueño necesario para que el alma en lo
denso desarrolle atributos que le permiten crecer...
6. Recibir y aceptar una Misión que no soy yo quien
para decir cómo la cumplí y por qué la
recibí y acepté...
7. Aceptar y entender la razón de ser del 1% en Misión de Pensar Mejor en el ámbito mundial...
8. Conocer el significado de Postulados de la Ciencia de la
Mente que me mostraron que tenemos las herramientas a la mano y no las
vemos o las ignoramos. Al reconocerlas entonces ver su fácil uso y
lo útiles que son para lograr seguir adelante.
9. Reconocer que Dios desde antes uno nacer nos
perdonó, es decir NOS COMPRENDE, y que nuestro deber es lograr
el AUTOPERDÓN y el AUTOCONOCIMIENTO.
10. Discernir el sentido de la Enseñanza que nos señala: Nada
aceptes porque otro lo dice sin importar los títulos de ese otro
ni porque así esté escrito. Primero discierne y luego
decide por ti mismo su validez o no... Me hizo entender el por qué
de niño fui un rebelde con causa y la razón de ser de esa
mi juvenil rebeldía que esto me tiene ahora escribiendo. Por
algo nací para actuar como un lobo estepario y, sin grupal apoyo por no
pertenecer a grupo alguno, recibir y compartir sin nada imponer en este
exponer para hacerte entender que tú, por ti mismo decidas lo
que es válido o no y... este 352 ya es con su razón de
ser:
a) antiapocalítica en medio del caos que no pueden ocultar.
b) para que entiendas que eres más de lo que supones o te hacen creer.
c) que somos LIBRES y no
ovejas de algún rebaño ni siervos de nadie pues
ningún hijo es siervo de su Padre...
d) que somos por una cósmica razón y no por azar.
e) que Dios nuestro Padre, en
su igualitario Amor, nos da una serie de oportunidades de vidas para
crecer, enmendar errores, desarrollar potenciales atributos y, que como
almas, todos superaremos a su debido tiempo los cursos de la Escuela de
la materia. Escuela donde hay alumnos desde primero a sexto
básico y eso lo es así porque hay asignadas para este
orbe almas más jóvenes que otras, almas ninguna superior
o inferior a otra...
11.
Tener acceso a parte de la Enseñanza que Jesús
dejó a los suyos me hizo internalizar que la LUZ era real y las tinieblas
ilusión, en recuerdos de un pasado presente:
*¿Por qué me
llamáis maestro con los labios, si no escucháis lo que os digo? La
Verdad es amplia y conduce a la Verdad Última, buscad la Verdad que es amable y
hermosa, no temáis hacerlo. Por ahora sois seres viviendo en el tiempo y el
espacio, estáis limitados por realidades concretas. Sin embargo, cada ser
humano está capacitado para buscar y encontrar miles de esas parciales
verdades. Si unen todas las verdades parciales de todos los seres, no se
lograría la posesión de la Verdad Última. Pero sí estáis capacitados para lograr descubrir la belleza de la
Verdad y su esencia espiritual.
*Hay un Dios, ÉL es eterno, omnipresente, omnipotente y omnisapiente. ÉL es la causa
original de todas las causas, ÉL no tiene principio
ni fin, todo lo sabe y todo lo puede y no tiene otra causa que la
propia. ÉL es un SER trascendental, la fuente original de todas
las energías, creaciones y seres y Él es el Controlador
Supremo de Todo. Cada ser viviente es creado y mantenido por ÉL. Así como hay un solo Dios Supremo, también hay una Verdad Suprema absoluta acerca de ÉL.
*Me llaman Hijo de Dios; ¿No sois acaso todos Hijos de Dios, o creéis que el
Padre tiene hijos privilegiados? Otros me igualan al Padre, eso es una
blasfemia. No se adora a la criatura, se adora a Dios. Pedí venir y acepté la
Misión luego de entender el propósito de la misma: La de ayudaros a reconocer
la Luz para caminar por la vida con la mirada puesta en la mansión del alma;
para deciros que sois libres y no siervos, libertad que se logra de manera
gradual hasta que puedan renacer no en carne y ángeles seréis.
*Si ubicáis la morada de Dios en el cielo, quiere decir que todo es cielo. La
muerte finaliza una etapa para preparar otro nacimiento en una serie sucesiva
de nacimientos muertes. La muerte solo lo es en la carne. El hombre volverá a
nacer hasta que se libere del yugo de la materia y se liberará por él mismo.
Dios es Amor y el infierno no existe.
*El espíritu es el soplo de Dios y como tal eterno es, el alma es la conciencia
del espíritu, la mente es la conciencia del alma actuando en el cuerpo vuestro.
Como espíritu todos somos iguales, como alma todos somos iguales, acá ustedes
marcan diferencia donde no la hay. Lo que pensáis no se borra, permanece en el
mundo, os liga entre sí y se comunica en los cielos: Por eso cuidad vuestra
forma de pensar.
*El
hombre es un alma en la carne y en verdad os digo que como hombres nadie es
siervo de ninguno. Todos sois LIBRES. En vuestra Libertad debéis aprender a
decidir qué hacer con la Luz y la Verdad recibida. No crean en lo que no saben.
Los problemas de la vida tienen una causa, y puesto que DIOS es justo, esa
causa es justa. El hombre al nacer trae consigo lo que ha adquirido previamente;
nace según ha querido él mismo. Nace pensando que su vida es el punto de
partida. Todos sufren en la Tierra, pocos saben la causa del sufrimiento. Quien
no sufriera jamás sabría entender el ajeno sufrimiento y no aprendería a ayudar
con amor y comprensión al desvalido. Por ahora es la fe el remedio cierto para
el sufrimiento, después será la Verdad que os será dada y esa Verdad os
liberará. Cada uno es el único responsable del divino tesoro con el que nació.
Dioses sois. No habrá castigo ni recompensa por vuestros actos fruto de la
ignorancia, que darán, paso a la gradual Sabiduría. El único juez de vosotros
sois vosotros mismos. Ya entenderán los venideros el sentido de esta palabra.
Todo llega cuando tiene que llegar y todos al Padre volverán en Gloria y
Majestad.
*Me
preguntan si algún día el conocimiento, la verdad, la bondad y el amor vencerán
a la ignorancia, la mentira, la maldad y el odio. SI, así será, os lo aseguro:
El conocimiento, la verdad, la bondad y el amor prevalecerán. Esas semillas ya
están y a su debido tiempo a buena tierra llegarán y entonces brotarán. La Luz
ya llegó, el Espíritu de Verdad luego vendrá. Más adelante quien busque
encontrará. Sólo con el Conocimiento se vencerá a la ignorancia. Sólo con la
Verdad se derrotará la mentira. Sólo con la Bondad la maldad se apagará. Sólo
con el Amor se terminará con el odio. Y esto cada uno tendrá que por sí mismo
lograrlo en su gradual despertar.
*La Verdad propia lo es de cada época, cada siglo tiene su Verdad superior a la
del siglo precedente, pero no diferente. Sois espíritu con alma, mente, astral
y cuerpo. El cuerpo reviste al alma a la que liga con la cadena de la
mente. La semejanza con Dios está en el espíritu que es un soplo de Él.
Como almas brilláis en los cielos cuya luz resplandece al tener acá nobles
sentimientos y buenos pensamientos.
*Los más para ver el Reino deberán volver a nacer y renacer varias veces y al
final todos han de ser salvos.
*Los poderes del mundo lo son por la ignorancia humana. Debéis tener esperanza
en que seréis libres con una luminosa transformación. El espíritu es inmortal;
la vida sucede a la muerte; la luz disipa las tinieblas. Dios es solo Amor y
algunos verán antes la Morada del Padre.
*Nueve preceptos debéis saber y a los futuros dejar:
*Una
cosa primera tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: El Padre es
Padre para TODOS los humanos por igual. Sois hermanos y ninguno por razón
alguna por el Padre es discriminado y por vosotros tampoco lo deberá ser.
Creyentes o no creyentes, buenos a malos, llegará el día en que entre todos
habrá amor filial y conoceréis los Propósitos del Plan de Dios... Dios no
condena al pecador, le da una serie de vidas para que aprenda, se arrepienta
y... Todos serán salvos al superar vidas escalonadas con la ley de progreso en
una pluralidad de mundos habitables.
*Una cosa segunda tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: El
hombre es un ser divino en breve tránsito por la forma física.
*Una cosa tercera tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: Nada
de lo obrado por el hombre daña a su alma. Lo justo y bueno obrado la
beneficia.
*Una cosa cuarta tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: Esta
vida es un puente a transitar y muchos tránsitos son necesarios antes de cruzar
el puente.
*Una cosa quinta tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: Lo que
hay en este mundo es la imagen de aquellos que en él habitan. Lo que hay en
aquel mundo es la imagen de aquellos que se encuentran en él. Lo que es
realmente bueno jamás será parte de este mundo por ser ya parte de aquel
mundo.
*Una cosa sexta tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar:
Muchas cosas no os podré explicar pues no las comprenderéis. Ser depositarios
de un Saber, que pocos están en condición de recibir, no os hace superiores a
nadie. Con mayor humildad debéis desde ahora ayudar a que otros logren
entender. Se os escuchará en la medida que vosotros estéis convencidos de la
Verdad que enseñéis.
*Una cosa séptima tenéis que saber y a las futuras generaciones
dejar: El Señor de todo no es el Padre, sino Su Progenitor. Pues el
Padre es principio solamente de las cosas futuras; mas el Padre de Él es DIOS o
el Progenitor de todas las cosas desde su origen en adelante. Y no
olvidéis que por sobre mí está el Padre, y por sobre el Padre está Dios.
*Una cosa octava tenéis que saber y a las futuras generaciones
dejar: La profecía revela lo que está de antemano designado para
suceder. He venido a hablaros de lo que es, lo que era y lo que ha de venir,
para que comprendan lo que es invisible y lo que es visible.
*Una cosa novena tenéis que saber y a las futuras generaciones
dejar: Estáis liberados del antiguo pacto...
*Con el fin de
señalaos el sentido del nombre DIOS debéis saber que es un Concepto que está
más allá del alcance de cualquier concepto, en el que lo Infinito es parte de
ÉL. Ninguno logrará alcanzar sus límites, dado que esos límites son ilimitados.
DIOS es incognoscible. De ÉL dimana un Pensamiento continuo en lo infinito, al
igual que SU Bondad que es sin límites. La sombra de SU LUZ es ilimitada y
cubre hasta la última estrella, el último mundo y el último ser de SU creación.
La inmanencia de DIOS está en todas partes y en todas las cosas. Todos vosotros
como espíritus vienen desde SU fuente y hacia ella regresan. El primer
Pensamiento que todo lo llenó y del que todo lo es, proviene de ÉL y de SU
Pensamiento emanan todos los otros pensamientos. Por lo tanto en ÉL vivimos y
por ÉL somos. Cada camino de cada ser humano desde el origen fue trazado por SU
Suprema Bondad en la perfección del Supremo Orden que todo lo rige. El destino
de todo hombre es regresar a la fuente de la que se emanó, es regresar a DIOS.
Por el sólo hecho de ser SUS hijos ya sois salvos. Pronto, luego de mi partida
vendrá el Espíritu, Él ayudará a consolidar en el tiempo esta Enseñanza a todos
y para todos por igual. No lo olviden, a ninguno pueden discriminar pues
ninguno es por DIOS rechazado. Jamás se atribuyan la Justicia del Padre que es
Perdón desde antes cada uno nacer. No toméis el nombre de DIOS en nombre de
alguna humana justicia que no es divina. Por ello os dije que primero miréis la
propia viga incrustada en vuestro ojo, antes de ver la paja en el ojo ajeno. No
esperen cosechar los frutos de la semilla de esta Enseñanza, Yo he venido a
sembrar semillas que tardarán muchos años en brotar. Vuestra misión será
sembrar semillas de Verdad para un futuro.
*¿Cómo, pues,
vamos a encontrar la fe? Pasando de la oscuridad a la luz de las visiones; y
esta emanación de la inteligencia os hará ver cómo se puede encontrar la fe
clara de Dios que no tuvo Padre.
*Cada
hombre es un ser divino en un tránsito por la Tierra. Dios es AMOR, PERDÓN,
COMPRENSIÓN y no castigo, si no hay padre humano e imperfecto que condene a sus
hijos de por vida ¿con qué derecho entonces dudáis del Amor del Padre Eterno?
No existen enfermedades fruto del pecado de los padres ni demoníacas posesiones
del que cae enfermo. La enfermedad es purificación que algún día entenderéis.
Quien lleva dignamente la enfermedad es un bendecido y ninguno es un maldecido.
Cada mal tiene una justa razón de ser que, a su debido tiempo, cada uno
entenderá. Por ahora solo aceptad que Dios es AMOR y no castigo. Ninguno será
juzgado pues Dios está por sobre vuestra ignorancia que os hace pecar y que un
día será Sabiduría. Dios no os desea el mal, la enfermedad, la injusticia ni os
condena. ¿Podéis entender esto tan simple? ¿Si vosotros no sois capaces de
hacerlo con vuestros hijos por qué entonces rebajáis a Dios al nivel del peor
padre humano? El pecado es ignorancia y dejará de ser cuando adquiráis la
Sabiduría. Entender a Dios está por sobre la inteligencia y entendimiento
humano. Entender el Plan Divino está por sobre la inteligencia y entendimiento
humano. Mirad las estrellas ¿qué veis? No sois capaces de apreciar allí el
maravilloso orden cósmico en una creación infinita de Dios en que nada es al
azar y todo responde a una justa razón de ser.
*Vosotros sois divinos en un tránsito por la forma física, tránsito necesario
que ya entenderéis. Ninguno puede ofender a Dios ni al Padre porque vuestras
ofensas no los alcanzan, solo podéis ofenderos entre vosotros y a vosotros
mismos. Dios no es juez, un padre no es un juez de sus hijos... Al morir
ninguno será juzgado. ¿Podéis acaso suponer que el Amor juzga, condena y
castiga...? El Amor solo da Amor y nada pide a cambio.
*La terrestre etapa vuestra tendrá su madurez y cada uno en lo interno
experimentará un cambio que lo llevará por sí sólo a realizar lo Justo y lo
Bueno. Entonces el Bien se hará no porque la Ley lo dice sino porque el impulso
de manera natural viene desde el alma. Esa gracia está en vosotros y es la
facultad de llegar a manifestar el Bien por voluntad interior. Esta necesaria
existencia terrenal conduce al hombre desde las tinieblas del exterior a la luz
en su interior.
*Cada persona es única, es libre y tiene su propia vida e individualidad, cada
persona es un espíritu de Dios cuyas almas las hay más adultas y más jóvenes.
Para Dios no hay hijos de primera o de segunda, solo hay hijos por edad más
adelantados o más retrasados en su natural proceso de apertura mental al Amor.
Durante el ciclo de vidas todos despertarán. La salvación o Despertar no es un
premio, es un derecho vuestro. Son ustedes los que apagan la luz y atraen las
desgracias con vuestro modo de pensar sin Amor. Es preciso morir como es
necesario que la semilla sea enterrada. Para renacer es necesario el sueño de
la muerte. Los pecados de vuestros padres no pueden ensombrecer vuestro futuro.
No se debe dejar de pecar por el temor a la muerte, sed como sois y en lo que
sois intentad ser mejores. Primero sed hombres mortales y si estáis en ese bajo
nivel es con el fin que con vuestra humanización descubran el sendero hacia la
Divinidad. Quien descubre su origen divino nada teme, sólo se temerá a sí
mismo.
*Vais
a encontrar la Fe pasando de la oscuridad a la luz de las visiones; y esta
emanación de la inteligencia os hará ver cómo se puede encontrar la fe clara
del Padre que no tuvo padre. El que tenga oídos para oír, que escuche. El Señor
de todo no es el Padre, sino el progenitor. Pues el Padre es principio
solamente de las cosas futuras; mas el padre de él es DIOS, el progenitor de
todas las cosas desde su origen en adelante.
*Y
el reino de los cielos dentro de vosotros está. Quien, pues, conozca a Dios, lo
encontrará, porque, conociéndole a Él, os conoceréis a vosotros mismos y
entenderéis que sois hijos del Padre, el Perfecto y, a la vez, os daréis cuenta
de que sois ciudadanos del Cielo. Vosotros sois la Ciudad de Dios.
*El hombre que no es tentado no es aprobado.
*El mundo es un puente; ¡Pasad por él pero no os
instaléis en él! La vida es como un puente, se debe pasar
por él, pero no permanecer en él.
*Nada impongan, respeten el juicio individual de los demás, pues en ellos se
cumple la profecía de Isaías, que dice: "Oiréis pero no entenderéis,
veréis pero no percibiréis; pues se ha endurecido el corazón de este pueblo, y
se han hecho duros de oído, y han cerrado sus ojos, hasta el tiempo en que
verán con sus ojos y oirán con sus oídos y entenderán en su corazón y se
convertirán y Yo los sanaré".
*Nadie es rector de otro ni vasallo de ninguno.
*Pedid las cosas grandes y os darán por añadidura las pequeñas.
*¿Por qué os admiráis de los prodigios? Una herencia os voy a dar que no
posee el mundo entero.
*Se vive en comunidad pero nadie puede pensar o vivir por otro.
*Todo lo nacido de la corrupción perece, como hijo que es de la corrupción.
Mas lo nacido de incorruptibilidad no perece, sino que permanece incorruptible,
como hijo que es de la incorruptibilidad.
*Todo lo que no está ante tú vista y lo que te está oculto, te será revelado;
pues no hay cosa oculta que no llegue a ser manifiesta y sepultada que no se
desentierre.
*Todo ser humano es un ser individual y no un ente colectivo.
Todo ser humano es divino y lleva en sí el sello de la
divinidad, aunque se lo
ignore. Todo ser humano es eterno y el Padre no castiga, es un Padre de
Amor,
Comprensión y Perdón. Todo ser humano, por el sólo
hecho de ser hijo de Dios, merece respeto y si
peca en ignorancia, necesita compasión ya que algún
día en alguna vida logrará
entender su propia realidad, solo entonces rectificará sus
errores.
*Todo ser humano es LIBRE, lo han olvidado y ustedes deberán a ellos
recordárselo.
*Y el reino de los cielos dentro de vosotros está. El reino de
los cielos se busca dentro del hombre.
*La Iniciación es
llevar la mirada hacia el mundo
espiritual que en cada uno está, expande la conciencia. La
Iniciación no se logra por la mirada del
cuerpo físico, ni es pública o ritual, ella, en privado,
os llegará una y otra vez, cada vez con mejor percepción,
por la visión interior en vuestro camino a adquirir la plena
conciencia del Yo
soy yo, que de época en época irá creciendo por la
acumulación de vuestras
visiones interiores que permiten que el Yo vaya usando la
autoconciencia con el
poder de su personal conciencia de la realidad, llegando a dominar
desde lo
interno la personalidad externa para hacer fluir libremente la fuerza
del amor
desde vuestro propio Yo.
*A quienes desde ahora os escuchen por la Palabra,
debo deciros que será vuestra humildad la que los hará humildes; vuestra
pureza, los ayudará a purificarse; vuestra paciencia y demás virtudes, se
imprimirán dentro de ellos. La palabra llegará después por diferentes caminos a
todos por igual, pues el Espíritu a todos se las hará llegar. En ellos brotará
la humildad, la paciencia y demás virtudes para dar salida al Amor en forma
natural. Hay menos riesgo en tomar una señal terrestre por una indicación
divina, que en dejar escapar una gracia dada por Dios. Porque, en el primer
caso, la pureza de intención no tarda en rectificar el error, mientras que en
el segundo la pérdida es casi irreparable. En vuestra vida misma, y con mucha
más razón en la vida espiritual, los que se detienen después de haber dejado
pasar su destino son los más infortunados de los hombres. Se parecen a los
viajeros que se distraen en el oasis del desierto y dejan pasar el tiempo,
mientras la caravana sigue su marcha y se aleja de ellos. Sed pacientes con
ellos, ya pasará otra caravana a la que se incorporarán. Todos algún día
llegarán. Lo harán como adelantados de la propia caravana o rezagados de la
posterior, pero llegarán.
*Sed tolerantes con aquellos que caminan rezagados en
las tinieblas. Tened paciencia, a su debido tiempo cada fruta madurará y la
semilla a buena tierra llegará. La Palabra de Vida vive y vivirá en lo interno
de cada uno. Esa interna realidad los guiará hacia la Verdad Última. Cada
hombre es Hijo de Dios y como tal ha recibido la inmortalidad. Cada hombre
alejado de la Luz es quien mata, culpa, odia o castiga. Así debe ser hasta que
conozca la Luz y entienda que el Padre es sólo Amor, Comprensión y Perdón.
Llegará un día en que la Luz iluminará a los hombres y esta Palabra se hará
realidad en ellos, pues, os lo recalco y lo recalcaré una y otra vez, todos
llevan en sí la Luz de la Divinidad. El progreso del hombre no depende de lo
que él cree sino de lo que él hace.
Estos
simples doce preceptos deberéis reforzarles a los futuros:
- I
- No busquen fuera lo que tienen dentro.
- II - No esperen ayuda ajena para lo que tendrán que encontrar por sí
mismos.
- III - Si aceptan que son Hijos de Dios, aceptan que todos son iguales sin
excepción.
- IV - Por estar en cuerpo humano no son perfectos. Tienen que intentar ser
mejor.
- V - No pidan ni usen los poderes.
- VI - Cada uno tiene que fijar metas justas para ahora en adelante.
- VII - Sin importar los errores que alguien haya cometido, nunca es tarde
para enmendarse.
- VIII - Para canalizar la energía del Espíritu que vendrá tienen que
armonizar su forma de ser.
- IX - Todos tienen un divino don al pensar, cultiven mejor sus
pensamientos.
- X - No busquen honores o halagos externos. Busquen su propia realidad
interna.
- XI - Dejen de ser jueces tan críticos y duros consigo mismos.
- XII - Tienen la libre facultad de decidir lo que es justo o no. Úsenla en
todo orden de cosas.
*El
Conocimiento que habéis recibido queda sembrado en vosotros cual semilla de
mostaza; en principio muy pequeño. Crecerá con el tiempo en el tiempo de
vuestras vidas y dará lugar al Gran Árbol de la Sabiduría, en la medida que con
vuestro Amor lo sepáis cultivar y mantener.
*Muchos
mundos hay en las constelaciones, muchas constelaciones tienen los universos,
muchos universos existen. Cada universo posee un Ser Rector, los rectores de los universos pueden
realizar grandes empresas. Los padres de las constelaciones que son parte de los universos están
facultados para experimentar. Los regentes de los mundos que forman las constelaciones saben improvisar.
El hombre que se desarrolla en un mundo tiene que aprender para poder llegar
a ser Regente, Padre y Rector. Pero DIOS, por sobre todos ellos, contempla el fin desde su comienzo.
*Dichoso
el que abandona la pasión del momento por una promesa ausente que aún no vio.
Os
entregué lo que ningún ojo ha visto, lo que ningún oído ha escuchado, lo que
ninguna mano ha tocado y lo que la mente humana no ha pensado. Lo que os revelé
es para quien está preparado a recibirlo. Proceden de la Luz, el lugar en donde
la Luz fue por sí misma, se estableció y se hizo manifiesta por medio de Su
Imagen. Como hombre sois un espíritu infinito de Vida que hoy en vosotros se ha
abierto a la Luz y vuestro reflejo será desde lo no visible. Llegará un día en
que muchos focos humanos se encenderán y resplandecerán en lo visible, abrirán
su mente a la Luz y el Amor que volverá al mundo a consolidar los propósitos
del Plan Divino para con ustedes... Ahora ascenderé al lugar del que vine y
desde donde regresaré.
No lo olvidéis, por sobre mí está el Padre, por
sobre el Padre están otras Jerarquías de los universos y constelaciones, por sobre todas las cosas, por sobre
todos nosotros y Ellos está Dios...
*
Amigas, Amigos:
¿Os ha sido duro soportar la primera parte de este escrito?
Por instantes harto duro y difícil me fue seguir adelante para
llegar al Mensaje de Paz, superando rebeldía mientras el
tema desarrollaba, duda pensando en
supuestos principados y potestades... Pienso que el enemigo no
está fuera, está en uno mismo y es allí donde
debemos luchar. Es en la
propia mente en donde debemos edificar las defensas para la PAZ.
Es preferible ver, leer y digerir estos testimonios ahora y no tener
que vivirlos por nuestra indolencia, comodidad, convencimiento que nada
sucederá y falta de reconocimiento de la realidad existencial
actual, todos factores de flojera mental que impiden reaccionar y
actuar. Con Mente Positiva este tiempo debemos afrontar y con el Mejor
Pensar ACTUAR para ayudar a superar el daño que hemos hecho,
daño que ignoramos y es más dañino de lo que
suponemos. Con autocrítica miremos hacia el mundo actual y, quizá lo
entenderemos.
Todo es mente, simplemente mente, por ahora humana mente:
El
Paraíso es real, representa el lugar donde los buenos
pensamientos como sueños se hacen realidad y, esta vida es
sueño, un sueño del alma... ¿Por qué no
soñar de manera lúcida mejor y así no vivir el
Infierno por el mal uso mental en la Tierra? El Infierno solo en uno
está y un conjunto infernal puede hacer Un Infierno en la
Tierra... El Paraíso en uno está y con un 1% Pensando
Bien podemos lograr un Mundo Mejor. Al despertar del sueño vida
como mente esta vida vamos a evaluar, lo positivo de ella hacia el
plano del alma nos acompañará y archivada esa mente, con
la mente del alma eso positivo al alma le permitirá crecer...
Ya con la DUDA atenuada para no decir superada, sostengo que podemos mantener la NOTA humana de armonía. Sin
temor a la muerte, sin apocalípticos ecos que a muchos frenan, sin seguir
ajenas ideas ni ser siervos de nada ni de nadie, con mayor Fe y
Esperanza ante el
cambio que desconcierta al mundo: Dudad de ajenas interpretaciones de verdades
no
siempre bien intencionadas por parte de quienes se dicen sus
intérpretes; usad el Discernimiento. Vuestro mejor consejero es
la
Intuición reforzada con la Imaginación que, al cerrar los
ojos pasa a ser creativa Visualización orientada a un Futuro Mejor. Eso
os lleva a la Meta-Interpretación subconsciente y, vuestro
subconsciente mental así activado, actuando más
allá del tiempo y del espacio contactará con otros
subconscientes afines del ámbito planetario y serán parte
en común unión de un Campo Mórfico cuya Resonancia
llenará de Información trascendente el ámbito
mental, neutralizando, por positiva imantación lo negativo y, ayudar a mantener la resonancia de la NOTA humana
para el Cambio, Cambio que es de LUZ, Luz que diluye las tinieblas y
nos abrirá el Portal a un Mundo Mejor...
Por lo
que escribo y... tantas cosas que se dicen: Para unos soy un especial iniciado,
para otros un enviado, un maestro, guía... Cada cual sabe quién es y en mi
saber personal se que nada de eso soy. Otros señalan que veo el aura y temen mi
mirada... Si así fuera, ¿en qué me hace ese don superior? Lo ideal sería que
viera la propia aura para mejorarla... Qué pena que para aceptar lo que
escribo no se fijen en su contenido y acaten sin discernir lo que se
expone que lo está para ser por cada uno y por sí mismo discernido. Olviden los
ornamentos de la fuente, fuente que puede ser muy humilde y brindar agua pura...
Dr.
Iván Seperiza Pasquali
Quilpué
-
Chile
Febrero de
2010
Con
la absoluta certeza que pasaremos 2013 y conoceremos la Verdad que nos
Liberará.
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