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A los 65 años de...

El mayor peligro lo constituyen hoy las personas que se niegan a reconocer
que la era que acaba de comenzar difiere fundamentalmente del pasado.
Max Planck (1858 - 1947)
Padre de la física cuántica, premio Nobel 1918


-I-


º Tiempo presente febrero de 2010.


La Previa que fundamenta el título y su contenido

Son tres enfoques sobre un mismo tema:

1.
Martes 9 de febrero de 2010
El presidente Barack Obama fue de los pocos que desafió el clima para asistir a una reunión en el Congreso con el Comité Nacional Demócrata. Pero su aventura estuvo algo accidentada pues su carro se estrelló, ligeramente, con otro de su caravana que iba adelante. Obama catalogó la tormenta como un "snowmagedon", un juego de palabras en alusión al "Armagedon", o Apocalipsis, la gran batalla final mencionada en la Biblia que precede al fin del mundo.
http://www.eltiempo.com/mundo/euycanada/tormentas-en-wahington_7135807-1

2.
Lo sucedido hace 65 años, la explosión nuclear sobre Hiroshima primero y Nagasaki después, no es un mito de la antigüedad, fue un hecho real que como seres humanos para nada nos engrandece... y conviene no olvidar el Mensaje de esa barbarie, más aún que en el mundo hay actualmente sobre 20.000 bombas nucleares en alerta para entrar en pronta acción. Alerta verde para muchos, alerta amarillo-rojo si se mira la crisis económica bajo el prisma de la crisis del Cambio Climático, cambio que llevó ahora -9 de febrero de 2010- a decir al presidente de los Estados Unidos que estaban bajo un Snowpocalypse o Apocalipsis de nieve y un Snowmagedon o Armagedón de nieve.

3.
¿Cuál es el real significado de lo expresado por el Presidente de los Estados Unidos? Él repitió dos palabras que circulan por Washington frente a la catástrofe climática, un Apocalipsis de nieve dado que esa palabra tiene la sinonimia de catástrofe. Pero referirse a un Armagedón de nieve ya es otra cosa dado que esa palabra hace referencia a la última batalla o guerra final... y que yo sepa esa batalla no será por la nieve precisamente. ¿Fue un lapsus o se lo dijo con querer queriendo como señal para algunos? Más aún que poderosas naciones están literalmente en quiebra por ser sus deudas superiores a los ingresos... Y, más de uno ha señalado con convicción que en un mundo con 8.000 millones de habitantes la cifra ideal sería de 1.200 millones de personas...

Los tres párrafos precedentes motivan este escrito, más aún al encontrar en la prensa digital nacional dos referencias al hecho acaecido hace 65 años, una extensa, otra más breve, y ambas acá quedarán junto a lo que expuse como capítulo en mis escritos 60 y 63. Es un téngase presente para estar conscientes de la realidad y, sobre la base de esa realidad trabajar en común unión en mórfica resonancia antiapocalíptica y antiarmagedón... Los más ignoran la realidad y no pueden canalizar entonces su Fuerza en la dirección correcta, otros se molestan porque se las recuerda y prefieren seguir viviendo en un mundo de fantasía, allá ellos. Con urgencia se necesita la acción dinámica y valiente del 1% de la población aunada en Mentalidad Positiva...
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Reforzando el párrafo 1 se acepta lo siguiente:

La situación nuclear "reconocida" actual por países sería la siguiente:

o- Países que fabricaron armas nucleares, continúan con su desarrollo y almacenan un número de: 9.900 en EE.UU., 15.000 en Rusia, 200 en el Reino Unido, 350 en Francia, 80 en Israel, 60 en Pakistán, 50 en India, 200 en China y 10 Corea del Norte.
o- Países que extraoficialmente se estima que están trabajando para poder fabricar un arma nuclear: Libia, Egipto, Siria e Irán.
o- Países que poseen la capacidad de enriquecer uranio (uno de los principales elementos para producir armas atómicas): EE.UU., Rusia, China, Holanda, Reino Unido, Alemania, Francia, Brasil y Japón. Recientemente Argentina anunció su disposición por volver a enriquecer uranio en sus plantas nucleares.

A estas naciones hay que agregar todos los miembros de la OTAN , que actualmente tienen armas nucleares norteamericanas en su territorio; ex miembros de la Unión Soviética, etc.

El alcance de los misiles con cabeza nuclear en los diferentes países incluyendo el de sus submarinos. EE.UU., Rusia y China poseen capacidad suficiente como para enviar un misil a cualquier sitio del planeta. Es decir, hoy cualquier ser humano en cualquier punto del mundo esta expuesto a ser atacado por un arma atómica.
http://www.msgcanarias.org/ARSENALNUCLEARMUNDIAL.pdf

No solo el Cambio Climático debiera preocupar a quienes rigen los destinos del mundo, la realidad nuclear es un tema preocupante de prioridad uno y la alerta roja no debiera ser levantada...

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Este año 2010 se cumplen 65 años de las detonaciones de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, no digo primeras bombas nucleares lanzadas sobre ciudades porque tal parece en la antigüedad hubo, a lo menos otras dos, como las describe La Biblia para Sodoma y Gomorra... Además el Mahabharata y otros primitivos libros hindú, dejados varios siglos antes que la Biblia, relatan guerras con explosiones sólo entendidas después de conocerse Hiroshima y Nagasaki.
Un proyectil, cargado con la fuerza del universo, produjo una inmensa columna de humo y llamas deslumbrantes. Tan brillantes como 10.000 soles en todo su esplendor. Era una arma desconocida un trueno de hierro, un gigantesco mensajero de la muerte, que redujo a cenizas a la totalidad de la raza enemiga. Los cuerpos quedaron irreconocibles, sus cabellos y uñas se caían, la loza se rompía espontáneamente y las aves vieron decolorados su plumaje... Después de unas cuantas horas, todos los alimentos quedaron contaminados, para poder escapar de ese fuego, los soldados se arrojaron a los ríos para lavar su equipaje y lavarse ellos mismos... El sol pareció temblar, y el universo se cubrió de calor. Las aguas hirvieron, los animales comenzaron a perecer y los guerreros hostiles cayeron derribados como briznas. Grandes proporciones de vegetación quedaron desiertos, y hasta el metal de las carrozas se fundió ante esta arma...
Mahavira Charita

…Una sustancia como fuego ha surgido a la existencia quemando ahora colinas y ríos y árboles. …Toda clase de hierbas y césped en el Universo móvil e inmóvil quedan reducidos a cenizas… Vosotros, crueles y perversos, emborrachados de orgullo, mediante ese rayo de hierro llegaréis a serlos exterminadores de vuestra raza… 
...Venía a bordo de un vimana, y sació su ira enviando un sólo y único rayo en contra de la ciudad. Una enorme columna de fuego diez mil veces más luminosa que el sol se levantó, y la ciudad quedó reducida a cenizas en el acto...
Mahabharata

Si el fulgor de mil soles
Estallara de repente en el cielo,
Sería como el esplendor del Poderoso…
Ha llegado a ser la Muerte, la destructora de mundos.

(Era) un solo proyectil
cargado con toda la fuerza del Universo.
Una columna incandescente de humo y llamas
brillante como diez mil soles
se elevó en todo su esplendor…
…Era un arma desconocida,
un relámpago de hierro,
un gigantesco mensajero de muerte,
que redujo a cenizas
a toda la raza de los Vrishnis y los Andhakas.
…Los cadáveres quedaron tan quemados
que no se podían reconocer.
Se les cayeron el pelo y las uñas:
los cacharros se rompieron sin motivo,
y los pájaros se volvieron blancos.

Al cabo de pocas horas
todos los alimentos estaban infectados…
...Para escapar de ese fuego
los soldados se arrojaban a los ríos,
para lavarse ellos y su equipo…

...Un tallo fatal como la vara de la muerte.
Medía tres codos y seis pies.
Dotado de la fuerza
del trueno de Indra, la de mil ojos,
destruía toda criatura viva…

…Entonces (el dios de esa poderosa arma)
se llevó por delante multitudes de Samsaptakas
con corceles y elefantes y carros y armas,
como si fueran hojas secas de los árboles…
Llevados por el viento, oh Rey,
parecían hermosos allá arriba
como aves en vuelo arrancando de los árboles…

...Vientos de malos auspicios llegaron a soplar…
El Sol pareció dar la vuelta,
el Universo, abrasado de calor,
parecía tener fiebre.
Elefantes y otras criaturas de la tierra,
abrasados por la energía del arma,
huyeron corriendo…
las mismas aguas al calentarse,
las criaturas que vivían en ese elemento
empezaron a arder…
Hostiles guerreros caían como árboles
quemados en un fuego furioso…
Enormes elefantes quemados por esa arma,
caían por tierra…
…Lanzando terribles gritos…

Otros abrasados por el fuego corrían de acá para allá
mientras, en medio de un incendio de bosque,
los corceles… y los carros también…
quemados por la energía de esa arma…
parecían como copas de árboles
quemados en un incendio de bosque…

…Una sustancia como fuego
ha surgido a la existencia
quemando ahora colinas y ríos y árboles.
…Toda clase de hierbas y césped
en el Universo móvil e inmóvil
quedan reducidos a cenizas…
Vosotros, crueles y perversos,
emborrachados de orgullo,
mediante ese rayo de hierro llegaréis a ser
los exterminadores de vuestra raza…
Mahabharata


Tan poderoso que podía destruir la tierra en un momento: un gran ruido que se elevaba en humo y llamas… y sobre él está sentada la Muerte…
Ramayana


El historiador Kisari Mohan Ganguli afirma que los textos sagrados hindúes abundan en este tipo de descripciones. Existen referencias a batallas aéreas y armas de destrucción masiva. Se refiere en concreto a una antigua batalla descrita en el Drona Parva, una parte del Mahabharata: "El pasaje narra una batalla en la que terribles explosiones diezman ejércitos enteros, causando que multitud de soldados, caballos y elefantes fueran barridos como hojas. En vez de nubes en forma de hongo, el escritor describe una explosión perpendicular que levanta una columna de humo que se abre en forma de paraguas. También hay comentarios sobre contaminación de los alimentos y caída del cabello".
Salió disparado un proyectil brillante, poseído del resplandor de un fuego sin humo, y las huestes enemigas quedaron rodeadas por una densa oscuridad: por todas partes se hizo la oscuridad. Soplaban vientos terribles y las nubes se elevaban, rojas como la sangre: los mismos elementos mostraban su confusión. Giraba el Sol, y el mundo, achicharrado por el calor de aquella arma, parecía presa de una fiebre. Los elefantes huían despavoridos, buscando refugio. Las criaturas acuáticas se abrazaban y el enemigo caían como árboles derribados por un voraz incendio... Corceles y carros, destruidos por la energía de aquella arma, semejaban tocones sumidos por la conflagración del bosque. Por todas partes se derrumbaban carros a millares. Y entonces, la oscuridad se abatió sobre el ejército...
Drona Parva

El arqueólogo Francis Taylor dice que las representaciones en bajorrelieve de algunos templos cercanos a Rajasthan, India, que él mismo ha traducido, sugiere la necesidad de orar para detener la fuerza de la gran luz que estaba trayendo la ruina a la ciudad. “Es bastante increíble pensar que alguna civilización poseyera tecnología nuclear antes que nosotros, pero las descripciones y la presencia de cenizas radiactivas aportan credibilidad a los registros antiguos que describen una guerra atómica.”  La urbanización de la zona fue suspendida mientras se continuaba con las investigaciones. Una gran capa de cenizas radioactivas fue encontrada en Rajasthan, India en 1992, cubriendo un área de unos ocho kilómetros cuadrados, a 16 kilómetros al oeste de Jodhpur. La radiación es tan intensa que aún contamina el área. La zona se caracteriza por el gran número de malformaciones congénitas que se dan en los alrededores. Los niveles de radiación son tan elevados que como medida cautelar el gobierno hindú ha acordonado la zona. Al parecer en las inmediaciones se encuentran restos de una Antigua ciudad que dataría de una época entre hace 8.000 y 12.000 años, y que pudo estar habitada por cerca de medio millón de personas. Un investigador ha estimado que la explosión tuvo que ser de una magnitud similar a la de Hiroshima en 1945.


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En Rajasthan (India) se encuentra una zona en la que se aprecian cenizas y un alto grado de radiactividad, cubre un área total de unos diez kilómetros cuadrados, se encuentra a unos 18 km al oeste de Jodhpur. Los científicos están estudiando el lugar, en dicha zona pensaban construir viviendas.
Desde que se tiene memoria, en aquellos lugares se ha apreciado una tasa muy alta de malformaciones en los fetos y en los recién nacidos, aparte de presentar una tasa muy alta de cáncer en la zona. Ahora se ha conocido el por qué, los niveles de radiación registrados por los investigadores ha llevado a ordenar el aislamiento de la zona por parte de las autoridades indias.
Los científicos han descubierto en aquel lugar una antigua ciudad, y misteriosamente todo el problema cuadra perfectamente con una explosión atómica que se produjo hace aproximadamente entre 8000 a 12.000 años, que destruyó la mayor parte de los edificios y que probablemente mató a medio millón de personas. Uno de los investigadores estimaron que la bomba nuclear utilizada debió ser similar a las utilizadas en Japón en 1945.
En el Mahabharata podemos encontrar el relato de una explosión catastrófica que sacudió el continente.
“Un solo proyectil cargado con todo el poder del Universo… Una columna incandescente de humo y llamas, brillante como 10.000 soles, se elevó en todo su esplendor… un arma desconocida, un rayo de hierro, un gigantesco mensajero de la muerte que redujo a cenizas toda una raza.”
“Los cadáveres estaban quemados, irreconocibles. Se les cayo el pelo y las uñas, la cerámica se rompió sin causa aparente, y los pájaros se volvieron blancos.”
“Después de unas horas se infectaron todos los alimentos. Fuera de ese fuego, los soldados se arrojaron al río”.
El historiador Kisara Mohan Ganguli dice que los textos sagrados hindúes están llenos de esas descripciones, que suena, aunque algunos no lo vean así, como una explosión atómica, similar a la experimentada en Hiroshima y Nagasaki.
Una antigua batalla descrita en el Drona Parva, una sección del Mahabharata.
“El pasaje habla de una guerra con un final en el que se hacen uso de bombas, de ejércitos diezmados, de la muerte de multitud de guerreros con sus caballos y elefantes, dinamitados como hojas secas de los árboles”, comenta Ganguli.
“En lugar una gran nube con forma de hongo, el escritor describe una explosión en columnas verticales, con nubes de humo, como la apertura de un paraguas en una fila superpuestos unos a otros y con el mayor en la base.”
El arqueólogo Francis Taylor dice que las representaciones en bajorrelieve de algunos templos cercanos, que él mismo ha traducido, sugiere la necesidad de orar para detener la fuerza de la gran luz que estaba trayendo la ruina a la ciudad. “Es bastante increíble pensar que alguna civilización a poseyera tecnología nuclear antes que nosotros, pero las descripciones y la presencia de cenizas radiactivas aportan credibilidad a los registros antiguos que describen una guerra atómica.”
La construcción de viviendas en la nueva zona ha sido detenida, mientras tanto un grupo de cinco miembros se están encargando de la investigación. El jefe del proyecto es Lee Hundley, que es el que se hizo cargo del caso cuando el alto nivel de radiación fue descubierto. Existe por lo tanto, una fuerte evidencia de que el imperio de Rama (actual India) fue devastado por una guerra nuclear. El valle del Indo es ahora el desierto de Thar, y el lugar de las cenizas radiactivas, se encuentran al oeste de Jodhpur.
http://escuadrondelaverdad.wordpress.com/category/extraterrestre/page/2/

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ºº Tiempo pasado, mayo de 2001, en "Carros de Fuego", escrito 60 señalé:


Aggeloi Ton Theon
Texto tomado del escrito 61, titulado "Carros de Fuego". Mayo de 2001

Llegados al extremo de su análisis, los físicos ya no saben si la estructura
que consiguen es la esencia de la materia que estudian o bien el reflejo de su propio pensamiento.

p. j. Teilhard de Chardin

La ciencia cuántica ya demuestra que la materia es reflejo del propio pensamiento como tan bien lo intuyó el sabio jesuita de Chardin. En esta ilusión de vida que considero un sueño más del alma, emerge una frase que, al conocerla fue cual revelación que reforzó lo que intuía y me dio fuerza para seguir adelante en un mundo que, en ocasiones consideré una cruel broma...

El escritor W. Raymond Drake plantea que el texto griego de la Biblia traduce el original hebreo como aggeloi ton theon, es decir Hijos de los dioses (en plural), y esta versión fue aceptada por los primeros padres cristianos como Filo, Eusebio, Agustín y Ambrosio. Drake sostiene que más tarde dándose cuenta los teólogos de las implicaciones contenidas en ese plural, alteraron la traducción hasta dejar la expresión “hijos de Dios” (ya en singular). Singular que en clase de Religión se me enseñó...

El texto griego aceptado por los primeros padres de la Iglesia en el Génesis y Job señala "Aggeloi ton theon", es decir "Hijos de los dioses" y que el Génesis 6, 2 por lo tanto especifica: "Viendo los hijos de los dioses la hermosura de las hijas de los hombres..." Y que en Job 1, 6 se manifiesta: "Un día cuando los hijos de los dioses fueron a presentarse delante de Yahvé..." De manera misteriosa futuras traducciones, o mejor dicho versiones, pusieron en singular el plural de la palabra dioses, cambiando radicalmente el significado de la Enseñanza al presentarla como hoy se la lee: "Viendo los hijos de Dios la hermosura de las hijas de los hombres...". "Un día cuando los hijos de Dios fueron a presentarse delante de Yahvé...". Además se afirma que para la creación del hombre que figura en el Génesis de la Biblia hebrea, los eruditos señalan que en el texto original que ellos estudian y, como rabinos analizan, se nos dice: "Cuando los dioses crearon al hombre", en vez de la "errónea" interpretación que nosotros conocemos que señala: "Cuando Dios creó al hombre". Qué diferente es, para interpretar nuestro génesis en lo físico, afirmar Hijos de Dios en vez de Hijos de los Dioses... y que decirnos que fuimos creados por Dios en vez de los dioses como ocurrió.

Variadas interpretaciones tiene el Antiguo Testamento a la luz del avance de la ciencia y la reciente aparición de otros libros, algunos, como los de los sumerios, escritos miles de años antes que los textos del Antiguo Testamento. Los libros están, su interpretación es variable y va desde el dogma literal que todo lo acepta sin discernir hasta su rechazo como sucedió con Manes y los cátaros. Otros, ahora comparan y analizan los nuevos textos brotados del pasado en los que se señala que no todos los dioses eran tan divinamente benévolos en la antigüedad precristiana, como se me intentó hacer creer en las clases de Religión.

Afirma Yoni Ibn Ahonan al interpretar textos caldeos y arameos:
Uno de los Elohim llamado Y'hova aterrizó en Irak y era: Un arrogante celestial de la Hermandad Negra que cabalgaba en un carro de fuego llamado El Poder y la Gloria del Señor, movido por krod, una energía electroestática.
Los primitivos libros de la Biblia concuerdan con los registros caldeos en los que Yahvé era un ser celestial agresivo, de mal humor, con poderes que usaba para atemorizar a la gente y que le agradaba ser adorado por quienes consideraba sus siervos.
W. Raymond Drake en 1980 manifestó que:
Un desapasionado estudio de las Escrituras parece revelar que la palabra Dios tiene al menos dos significados diferentes: Dios, el Espíritu Divino, que concibió la existencia del Universo visible y todos los reinos invisibles, en cuyo seno vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser; y también el Señor, un ser celestial que se manifestó como un misionero a los hombres de la Tierra, al igual que en un siglo próximo los terrestres que dominarán una avanzada tecnología podrán aterrizar en algún planeta subdesarrollado y ser considerados como dioses por pueblos primitivos. El empleo indiscriminado de la palabra Dios en el Antiguo Testamento ha confundido a innúmeres generaciones de sacerdotes y gentes, oscureciendo esa sublime inspiración cósmica que tan apremiantemente necesita el hombre.
El premio Nobel de Medicina, Dr. Alexis Carrell, de ateo converso al catolicismo, dijo:

Jehová era un déspota oriental que inspiraba miedo, no amor. El cristianismo, por el contrario, puso a Dios al alcance del hombre. El valor de una técnica se mide por sus resultados. Cualquier técnica para orar es buena cuando pone al hombre en contacto con Dios.

Fue claro al respecto el padre Jesuita chileno Manuel Lacunza cuando en su exilio en Roma, hace 200 años analizaba la Biblia, que significa conjunto de libros, y decía:
No se puede negar que muchas cosas que se leen en la Escritura, que tomadas según la letra, y aun estudiando prolijamente todo su contenido, no se entienden...  Los antiguos es innegable, que no entendieron muchas cosas que ahora entendemos nosotros, y los venideros entenderán muchas otras, que nos parecen ahora ininteligibles; porque al fin no se escribieron sino para algún fin determinado, y este fin no pudiera conseguirse, si siempre quedasen ocultas...
El investigador bíblico James Reid destaca que:
El que el hombre siempre haya pensado que la Biblia quiere decir cierta cosa acerca del universo no quiere decir que esto sea lo que en realidad la Biblia dice...  Con frecuencia el hombre ha complicado las cosas al insistir en la interpretación de la Biblia solamente a la luz de sus limitados conocimientos y luego al aferrarse con tenacidad a su malentendido...  Tal como las realidades de la física atómica cambiaron la ciencia, la era espacial atómica va a exigir una interpretación de la Palabra de DIOS más dinámica y factual.
En las ruinas de Mohenho-Daro, en la India, una ciudad de la antigua Cultura del Valle del Indo. en 1960 hubo un hallazgo especial para los científicos. De las ruinas emergieron esqueletos que parecían quemados. Fueron estudiados y se constató una antigüedad de 8.000 a 12.000 años. Lo que descolocó a la ciencia era que esos esqueletos estaban radiactivos. La pregunta de algunos es si el relato nuclear de los antiguos textos tenía que ver con las víctimas de los restos radiactivos hallados en las ruinas de Harappaimohenho-daro, en el Valle del Indo. Los esqueletos encontrados en los estratos inferiores de las excavaciones evidenciaban una muerte súbita para toda la población, además que el nivel de radiación de los mismos superaba en 50 veces la normal. Las pruebas se repitieron varias veces mostrando siempre la misma realidad de un holocausto nuclear tal cual lo relatan los milenarios textos de la India.
*
Sugiero contemplar la foto de esta madre con su lactante hijo, ambos sobrevivientes de la nuclear explosión. Ambos ya, de inmediato, están contaminados, la piel lacerada por la radiación... ¿Cuánto tiempo lograron con gran sufrimiento sobrevir?
Mirad ambos rostros... ¿Qué veis?

Hiroshima 6 de agosto de 1945

Después de la Bomba...
Foto, Yosuke Yamahata, 6 de agosto de 1945.
*
ººº Tiempo pasado, junio de 2001, en el escrito 63 "Duda", esto manifesté:

 Duda Nuclear
Texto tomado del escrito 63, titulado Duda. Junio de 2001

Tomar conciencia de esta realidad tiene que ver con la época que vivimos y me lleva a destacarlo con mente positiva dado que la lógica ya no puede ser descalificada por el dogma, el sectarismo, el fundamentalismo, el fanatismo y el apego al caduco paradigma. Hay un cambio y ese cambio no se podrá detener. En nuestra mente está la dirección que se dará al cambio. Intento en alguna medida hacer ver la propia realidad que nos señala que como seres pensantes estamos a cargo de pensamientos cuya fuerza, energía e información es más poderosa que lo que se imagina. Se nos señala: En la duda abstente. ¡¡¡NOOO!!!, por el contrario la duda cósmica nos impulsa a actuar. Considero que el relato de lluvia de azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra corresponde a una Bomba atómica. No tenía quien eso escribió palabras para describir lo que allí sucedió y hace 65 años se corroboró y nos permitió entender esa pretérita destrucción.

Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego que venía de Yahvé, desde el cielo. Y destruyó aquellas ciudades, y toda la Vega, con todos los habitantes de las ciudades, hasta las plantas del suelo.
Génesis 19: 24-25
Las excavaciones arqueológicas realizadas en los alrededores de la zona donde se cree que se encontraban estas antiguas ciudades del Mar Muerto han dado niveles de radiación muy elevados. La superficie de esta zona ofrece una imagen desoladora y está cubierta de una capa de cenizas blancas y restos de azufre. Algunos de los manantiales que vierten sus aguas al Mar Muerto están contaminados por radioactividad al igual que el terreno. Según estudiosos del tema como los arqueólogos W.F. Albright y P. Harland, aseguran que toda esta área quedó despoblada bruscamente en el siglo XXI a. C.

El Diccionario católico se refiere a estas dos ciudades y señala:

Gomorra, una de las cinco ciudades de la planicie que yace en las cercanías del Mar Muerto, tuvo fama de ignominiosa por la inmoralidad de sus habitantes y fue destruida por fuego del cielo. Sodoma es la principal de las cinco ciudades de la planicie del Jordán. Era conocida por sus vicios y maldades. Dios amenazó destruir la ciudad y Abraham intercedió por ella, pero como perseveró en su maldad fue finalmente destruida. Ezequiel enumera los crímenes que trajeron tal castigo sobre estas dos ciudades: La soberbia; los excesos de toda índole; la pereza, y el olvido de los pobres.
Sodoma y Gomorra corresponde a un relato del Génesis bíblico que desde niño me molestó cuando en clase de Religión se destacaba como de Justicia Divina y oponerme a esta justicia, para mi tan poco divina, me significó un "2" o un rojo como nota de presentación para el examen de fin de año. ¿Puede alguien, por muy dogmático que sea, justificar el ataque nuclear sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra? DUDA, es bueno que algunos duden y al dudar piensen por sí mismos.

Tres días después del holocausto de Hiroshima, cuando el bombardero B29 llamado Bock's Car, despegó de la base área de Tinian en las Islas Marianas la madrugada del 9 de agosto de 1945 su objetivo era la ciudad japonesa de Kokura y su misión lanzar la segunda bomba atómica, sobre territorio japonés para forzar la capitulación definitiva de las fuerzas niponas. Sin embargo la bomba fue lanzada sobre Nagasaki... La decisión se debió al mal tiempo con el avión quedando sin combustible y era necesario actuar con rapidez. Estados Unidos tenía solo dos bombas, la Little Boy de uranio y 13 kilotones, que tres días antes había destruido Hiroshima, y la Fat Man, más grande con carga de plutonio y 22 kilotones de TNT. Después de casi una hora sobrevolando el avión sobre Kokura el combustible de reserva estaba bloqueado y era imposible utilizarlo. La aeronave no podría mantenerse en vuelo por más de media hora. Sweeney, el capitán del bombardero se dirigió hacia la cercana ciudad de Nagasaki, otro de los posibles objetivos de la misión. Las nubes cubrían también la ciudad de Nagasaki. Sobre el objetivo un claro se abrió entre las nubes y Kermit Beahan no dudó en lanzar "Fat Man". A las once y dos minutos inició "Fat Man" su corta caída hacia el corazón de una de las primeras ciudades japonesas que en el siglo XVI se habían abierto al cristianismo y al comercio con Occidente. La bomba de plutonio hizo explosión a una altura de 500 metros sobre el distrito de Urakami. En 1995 el copiloto Don Albury relató al New Herald: "Vi el destello y pensé: Dios ¿qué hemos hecho?".

Nagasaki fue arrasada por la segunda bomba atómica el 9 de agosto de 1945 a las once horas y dos minutos. El centro de la explosión se situó en el barrio de Urakami, habitado en su mayoría por los católicos de la ciudad. Hubo 9.000º de temperatura, 72.000 muertos y 100.000 heridos. Takashi (Pablo) Nagai había nacido en 1908 en Isumo, cerca de Hiroshima. En 1928 ingresa en la facultad de medicina de Nagasaki. Al morir su madre en 1930 Takashi lee en los "Pensamientos" de Pascal: "El alma, la eternidad... Dios".  Y se dice en autoafirmación transpersonal:

¡Así que el físico Pascal, nuestro gran predecesor, había admitido con seriedad aquellas cosas!. ¡Ese incomparable sabio creía verdaderamente en ello! ¿En qué consistía aquella fe católica para que el sabio Pascal la aceptara, sin contradecir por ello su ciencia?  Si me siento siempre dispuesto a comprobar una hipótesis en el laboratorio, ¿por qué no probar esa oración en la que tanto insiste Pascal?
Toma la decisión de buscar una familia católica que le acepte como pensionista durante sus estudios para conocer el catolicismo y la oración cristiana. El ahora ya flamante médico japonés Dr. Takashi Nagai llegó a ser pionero profesor de radiología en la Universidad de Nagasaki. En su búsqueda espiritual migró desde su sintoísmo nativo hasta el racionalismo ateo, para finalizar como un católico converso gracias a su admiración por Pascal. Seis años logró sobrevivir a la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki antes de morir, en parte, como consecuencia de la radiación. Famoso es su relato que señala:
    ¿Qué había pasado? No podía explicármelo. Hasta hacía pocos minutos se extendía una ciudad desde las colinas hasta las aguas del estrecho, pero ahora todo había desaparecido.
    ¿Qué había sido de la multitud que se agolpaba frente a la puerta del Hospital? Miré hacia allí. El patio estaba cubierto de árboles arrancados y entre ellos gran número de cadáveres desnudos.
    -¡Esto es el infierno!- grité horrorizado, cubriéndome la cara con las manos.
    Ningún profesor sobrevivió para poder contarlo. En los laboratorios de Medicina Clínica, construidos con hormigón y más alejados del lugar de la explosión, algunos médicos, entre ellos yo, tuvimos la suerte de salvarnos... por el momento.
    ¿Cómo ocurrió todo?
    El 9 de agosto de 1945 la ciudad de Nagasaki estaba inmersa en la paz por última vez.
    Repentinamente, el cielo se iluminó por un instante y el resplandor de una luz hizo palidecer el sol de verano. Una columna de humo blanco empezó a subir de la tierra tomando la forma de una gigantesca seta u hongo. Una luz terrible. No hubo ruido. Pero lo que aterrorizó y heló la sangre fue el soplo inmenso que se escapó de debajo de la nube blanca. A una velocidad aterradora pasó sobre las colinas y los campos arrasándolo todo. Las casas de las cimas cedieron ante su fuerza, y cada árbol del campo fue arrancado de cuajo y sus hojas desaparecieron como por encanto. Se diría que un invisible pero gigantesco cilindro compresor trituraba cuanto hallaba a su paso. Un horrible ruido hirió de súbito los oídos de los que presenciamos de lejos tan terrible espectáculo. Nos sentimos levantados, tirados contra una pared de piedra a cinco metros de allí.
    Herido en la región de los ojos, creí que había perdido la vista. No era así, pero todo yo manaba sangre. Y el edificio entero se había derrumbado.
    Enterrado entre los escombros, luché denodadamente hasta que terminé por salir por mi propio esfuerzo. El espectáculo que tenía ante mis ojos era apocalíptico.
    Entre escalofriantes masas de carne se destacaban lentamente, a rastras, aquellos en los que había una chispa de vida. Se acercaron asiéndome fuertemente de las rodillas:
    -¡Sálveme, doctor!- gemían desesperadamente.
    Empezamos los primeros cuidados, pero nunca me había sentido tan impotente, tan inútil para poder ayudar a aquellos seres humanos destrozados y desgarrados por el dolor.
    No podíamos atender a todos los que se agolpaban en torno a los escasos médicos supervivientes. Apenas habíamos mal vendado a uno cuando se presentaba otro con la misma súplica:
    -¡Doctor, sálveme!-
    Pasaron dos niños arrastrando a su padre muerto. Una mujer todavía joven llevando en su seno a un niño decapitado. Los pocos que se habían salvado marchaban de la ciudad, que empezaba a arder. Sus pies sangrantes les torturaban a cada paso. Pasando por la noche sobre un puente deteriorado, caían a veces en el foso con el herido que transportaban sobre sus espaldas.
    Jamás me había sentido tan impotente como al mirar el terrible panorama de miedo, de agonía, de muerte y de destrucción. No podía hacer nada, absolutamente nada. La sangre me corría por el rostro, desde las sienes hasta la barbilla. Los ojos parecía que me iban a estallar.
    A veces, queriendo incorporar un cuerpo para ver si retenía aún señales de vida, se deshacía en nuestras manos como el fango pegajoso. Solamente unos cabellos se adherían a nuestro tacto.
    Miré al cielo donde flotaba todavía, en reflejos de Apocalipsis la monstruosa nube radioactiva...
Al día siguiente, 10 de agosto, el Dr. Nagai lo pasa curando heridos. El 11 va en busca de Midori, su esposa, que se había quedado en casa, mientras que los hijos y la abuela se encontraban seguros en la montaña desde el 7 de agosto. Le resulta muy difícil encontrar la ubicación de su casa en una zona llena de tejas y cenizas. Entre los restos de la casa encuentra a su esposa calcinada. Postrado de rodillas, reza y llora, recogiendo después los huesos en un recipiente. Ve brillar algo en el polvo de los huesos de la mano derecha de ella: ¡Es su rosario! Inclinando la cabeza dice: "Dios mío, te doy las gracias por haberle permitido morir rezando..." Mientras los habitantes del lugar temen volver a Urakami, el barrio católico epicentro de la bomba, Nagai declara: "¡Yo quiero ser el primero en vivir allí!". Se construye un refugio cerca de su antigua casa, con algunas chapas apoyadas en los restos de un muro, y coloca delante dos piedras formando un fogón improvisado sobre el que cuelga un caldero. Al lado hay una vieja botella sin cuello; su reserva de agua. Como única ropa cuenta con uno de los uniformes de marino que el ejército ha distribuido a los siniestrados. Al empezar a desescombrar la que fue su casa, descubre el crucifijo que había pertenecido al altar de la familia y piensa: "He sido desposeído de todo y sólo he encontrado este crucifijo".

El 23 de noviembre de 1945, Nagai es invitado a tomar la palabra en una Misa de réquiem celebrada junto a los escombros de la catedral de Urakami, el barrio católico de Nagasaki. En su mística intervención, con sentimiento de comprensión y perdón, poco frecuente en lo humano, yo diría que hablando con la mirada de los dioses, señala:

El holocausto de Jesucristo en el Calvario ilumina y confiere significado al holocausto de Nagasaki. En la mañana del 9 de agosto una bomba atómica explosionaba en nuestro barrio. En un instante, 8.000 cristianos fueron llamados a la presencia de Dios... En la medianoche de aquel día, nuestra catedral se incendió de repente y se consumió... Es evidente que existe una profunda relación entre la destrucción de esta ciudad cristiana y el fin de la guerra. Nagasaki era sin duda la víctima elegida, el cordero sin mancha, holocausto ofrecido sobre el altar del sacrificio, aniquilado por los pecados de todas las naciones durante la Segunda Guerra Mundial... ¡Debemos agradecer que Nagasaki haya sido elegida para ese holocausto! Debemos agradecerlo, porque a través de ese sacrificio ha llegado la paz al mundo, así como la libertad religiosa al Japón.
Pienso que con letras de molde las Naciones Unidas deberían al Dr. Takashi Nagai destacar. Antes de morir, al final de su libro "Las campanas de Nagasaki" el Dr. Nagai escribe lo siguiente:
¿La humanidad podrá ser feliz en la era atómica? ¿O será desdichada? ¿Cómo iba a utilizarse esa arma de doble filo escondida por Dios en el universo y descubierta ahora por el hombre? Un uso correcto podría permitir un rápido progreso de la civilización, pero un uso inadecuado podría destruir el mundo. La decisión reside en el libre albedrío del hombre, que tiene su destino en sus propias manos. Cuando uno piensa en ello le invade el terror y, por mi parte, creo que la única garantía en este campo reside en un verdadero espíritu religioso...
Un sacerdote dijo de él lo siguiente:
Sólo si conseguimos tener un poco de aquella fe que poseía Nagai en la providencia del Padre Eterno y en el valor universal de la muerte de Jesucristo, podremos afrontar en paz cualquier acontecimiento.
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Hoy  10/02/10, el releer el relato del Dr. Nagai al describir el impacto de la bomba atómica, me afectó sobremanera y superó en cuanto humano entendimiento, de la misma forma que me afectó de joven el relato sobre Sodoma y Gomorra. Ellos los antiguos, y los recientes japoneses eran tan seres humanos como nosotros, había niños, madres, ancianos inocentes. A su vez, mientras esto escribo, en el mundo muere gente de hambre; son, de manera irreversible, deteriorados jóvenes cerebros por la droga; se arrastra a débiles hacia la prostitución cada vez más juvenil e infantil; se les induce hacia el camino de la criminalidad; otros caen en la angustia y depresión; algunos piensan en el suicidio como única válvula de escape... El relato bíblico está, los estudios del área correspondiente al relato revelan vestigios del remoto pasado relacionados con una explosión nuclear. La DUDA me nace al comparar y en la comparación me quedo con el Ser de Luz y Amor que nos rige y la realidad pretérita o pasada de dos ciudades bíblicas queda pálida al lado de la macabra realidad presente, que es a escala mundial. En fin, amigos, si la justificación que aún se da para la eliminación de Sodoma y Gomorra es por obra de Jehová, que NO ES Dios:
La soberbia; la sodomía; los excesos de toda índole; vicios, maldades, pereza, y el olvido de los pobres.
Por lo tanto, al eso justificar ningún cristiano fundamentalista debiera oponerse siquiera a que bombas de neutrones y nucleares hagan desaparecer, por esa que ellos consideran Divina Justicia, a los 8.000 millones de personas actuales. Hay quienes aplauden de manera fanática el castigo de la mala acción puntual en el pasado, bastante menor a la mala acción global mundial actual. Si ellos con alegría justifican el castigo con desaparición de Sodoma y Gomorra, sin chistar acepten lo que pronto podría suceder y no piensen que por credo estarán entre los presuntos sobrevivientes... digo presuntos porque puede que no quede ninguno.

Cabe la pregunta: ¿Qué padre, siendo humano y por lo tanto imperfecto, a sus hijos los condenaría a una muerte así? Jesús dijo: ¿Por qué vosotros que sois imperfectos dudáis del Amor del Padre Eterno el Perfecto? Leer esto atenúa la rebeldía y Duda del Guerrero lobo estepario que, al tratar un tema así sale al plano consciente. Duda que, espero, con el desarrollo del escrito haga desaparecer, sabiendo o intuyendo que nuestra Redención está cercana y no por castigo precisamente, sino por Amor para con todos por igual. Si santos y místicos dudaron, ¿por qué no puedo Dudar yo que no tengo nada de santo ni de místico?

Presiento que, si no se logra neutralizar la idea de pulsar el botón rojo, idea para algunos con poder es muy atractiva para, en el caos, conservar el poder: Por sobre los intereses humano está la Justicia Divina.
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                                                  Hiroshima                                              Nagasaki
       
                                                Agosto 6, 1945. Madre e hijo.                          Niño lleva el cadáver de su hermanito al crematorio.
                                                  Foto: National Geographic.                                                    Foto de Joe O'Donnell.   


Testimonios fotográficos de una realidad humana que, a ojo humano nos condena. Sin embargo, a mirada divino somos Perdonados.
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ºººº Tiempo presente, febrero de 2010, paso a complementar lo anterior escrito en el 2001:

9 de agosto de 1945, once horas y dos minutos. Un destello cegador. Acaba de estallar una bomba atómica en Urakami, el barrio norte de Nagasaki. En la facultad de medicina, situada a 700 metros del centro de la explosión, Nagai, que se encuentra clasificando placas de radiografías, es lanzado al suelo, con el costado acribillado de trozos de cristal. La sangre brota en abundancia de su sien derecha..., los objetos se arremolinan como las hojas muertas en otoño. Muy pronto aparece una oleada ininterrumpida de heridos: siluetas ensangrentadas, ropas desgarradas, cabellos quemados, que acuden a la entrada del hospital... Una visión dantesca.

Al día siguiente, 10 de agosto, el Dr. Nagai lo pasa curando heridos. El 11 va en busca de Midori, su esposa, que se había quedado en casa, mientras que los hijos y la abuela se encontraban seguros en la montaña desde el 7 de agosto. Le resulta muy difícil encontrar la ubicación de su casa en una zona llena de tejas y cenizas. Entre los restos de la casa encuentra a su esposa calcinada. Postrado de rodillas, reza y llora, recogiendo después los huesos en un recipiente. Ve brillar algo en el polvo de los huesos de la mano derecha de ella: ¡Es su rosario! Inclinando la cabeza dice: "Dios mío, te doy las gracias por haberle permitido morir rezando..." Mientras los habitantes del lugar temen volver a Urakami, el barrio católico epicentro de la bomba, Nagai declara: "¡Yo quiero ser el primero en vivir allí!". Se construye un refugio cerca de su antigua casa, con algunas chapas apoyadas en los restos de un muro, y coloca delante dos piedras formando un fogón improvisado sobre el que cuelga un caldero. Al lado hay una vieja botella sin cuello; su reserva de agua. Como única ropa cuenta con uno de los uniformes de marino que el ejército ha distribuido a los siniestrados. Al empezar a desescombrar la que fue su casa, descubre el crucifijo que había pertenecido al altar de la familia y piensa: "He sido desposeído de todo y sólo he encontrado este crucifijo".

El 15 de agosto de 1945, a mediodía, la radio transmite un mensaje del emperador anunciando la capitulación del Japón. A principios de septiembre, Nagai agoniza. Las radiaciones de la bomba atómica han agravado su enfermedad. Recibe los últimos sacramentos y dice: "Muero contento", y luego entra en semicoma. Le traen agua de la gruta de Lourdes construida no muy lejos de allí por el padre Maximiliano María Kolbe. Al día siguiente Takashi se encuentra fuera de peligro y atribuye al padre Kolbe (hoy canonizado) la remisión milagrosa de la enfermedad le permitió tener de seis años de sobrevida.

En marzo de 1951 el estado de salud del médico es alarmante, sin que por ello se vea alterado su habitual buen humor. En abril escribe su último libro y, nada más terminarlo, sufre una hemorragia cerebral. Lo llevan al hospital, y allí pierde el conocimiento. Muere el 1 de mayo.

"El Dr. Nagai terminó su libro, Las campanas de Nagasaki, en el aniversario de la muerte de Midori, el 9 de agosto de 1946. Tres años más tarde llegaría a ser el libro más vendido y una película de grandes taquillas. Pero en 1946 ningún editor estaba interesado por él. Todas las ciudades grandes de Japón habían sido bombardeadas. ¿Quién quería que le recordasen esto, o la desventura de las víctimas de la bomba atómica? Nagai no se desilusionó por esta reacción inicial de los editores. Comenzó dos libros más. Uno fue la traducción del pequeño clásico The World, the Flesh and Father Smith, de Bruce Marshall. El otro fue el libro donde mejor se revela él mismo, Horobinu Mono Wo (Los que no perecen), en donde escribe autobiográficamente en tercera persona, llamándose Ryukichi. Este nombre tiene dos ideogramas, siendo uno de ellos el de su propio nombre Takashi. En este libro Midori aparece bajo el nombre de Haruno, que significa 'campo primaveral'."
"A finales de 1948 la gente leía a Nagai por todo el Japón. El 25 de mayo de 1949 el Ministerio de Bienestar Nacional hizo una mención especial de honor a su libro Kono Ko wo Nokoshite (Niños de Nagasaki). Cuando salió la película de Las campanas de Nagasaki, el Ministerio de Educación Nacional la recomendó para todas las escuelas, e incluyó secciones sobre Nagai entre los libros de texto del plan de estudios."
"Takashi Nagai fue un médico japonés ateo que se hizo cristiano. Para mí, el mayor atractivo de Nagai es que pasó por esos duros problemas modernos, y salió de ellos más fuerte y atractivo. El mismo dijo a los dolientes, en la primera misa de funeral, que la combinación de los sucesos de Urakami, la bomba atómica, la catedral hecha añicos y la rendición del Emperador el 15 de agosto, no ocurrieron por casualidad sino providencialmente. Yo pienso lo mismo en cuanto a la vida extraordinaria de Nagai: la Providencia de Dios le condujo a través de las peores experiencias del siglo XX para hacerle un guía de otros. Su consejo para los peregrinos de este mundo lo condensó en sus palabras antes de morir: «Inotte kudasai; Rezad, por favor rezad»."
Paul Glynn
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Silente testimonio
 

Según los testimonios de quienes presenciaron la devastación, los sobrevivientes de la explosión parecían fantasmas que deambulaban entre cenizas y humo. Fantasmas sin pelo, pues se les quemó en la explosión, o fantasmas ciegos, que lo último que vieron fue el resplandor nuclear. Como la mayoría de los médicos y enfermeras estaban muertos o heridos, mucha gente herida no tenía a dónde ir, así que permanecían frente al lugar donde estuvo su casa, desolados. La gran mayoría de los habitantes de Hiroshima y Nagasaki estuvieron expuestos a la lluvia radioactiva y las consecuencias de esta exposición sobre sus cuerpos no fueron perceptibles de inmediato, en muchos casos pasaron días, meses y hasta años antes de que se manifestaran los síntomas del daño.
El efecto psicológico inmediato a la destrucción fue la parálisis. La población entró en una especie de inacción. La limpieza de las ciudades y el rescate de cuerpos se organizó en algunos sectores hasta algunas semanas después de la explosión. Otro de los efectos que causó la explosión fue la sensación de terror constante. La incursión de un solo avión en el cielo provocaba el pánico colectivo. En la conciencia histórica de Japón, la explosión de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki dejó una cicatriz imborrable.
El fuego se apoderó de las ciudades, especialmente de Hiroshima, donde se formó una “tormenta de fuego” con vientos de hasta 60 kilómetros por hora. Había incendios por todas lados. Miles de personas y animales murieron quemados, o bien sufrieron graves quemaduras e incluso heridas por los fragmentos de vidrio y otros materiales que salieron disparados por la explosión. Las tejas de barro de las casas se derritieron y la gran mayoría de las residencias de madera ardieron en llamas. Los sistemas telefónicos y eléctricos quedaron prácticamente arruinados. Se calcula que en Hiroshima desaparecieron cerca de 20 mil edificios y casas, y en Nagasaki quedó destruida el 40% de la ciudad.
Los daños fueron inenarrables, pero la verdadera tragedia fue la pérdida de vidas humanas. Hiroshima, con una población de 350 mil habitantes, perdió instantáneamente a 70 mil y en los siguientes cinco años murieron 70 mil más a causa de la radiación. En Nagasaki, donde había 270 mil habitantes, murieron más de 70 mil antes de que terminara el año y miles más durante los siguientes años. Se calcula que en total murieron cerca de 250 mil personas.
http://decabo.com/blog/politica-e-historia/2007/08/06/62-anos-del-lanzamiento-de-la-bomba-de-hiroshima/



Charmless Girl

Al año 2001, cincuenta y seis años después del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, más de trescientas mil personas, siguen recibiendo tratamiento médico.


Así opinaron:

Yamaoka Michikio, niña de 15 años estaba a 800 metros del epicentro de la bomba en Hiroshima: 

Oí un leve ruido de motores de avión al acercarme al río...Y entonces ocurrió. No se oyó nada. Noté algo muy extraño. Muy intenso. Noté colores. No era calor. No se podía decir que fuese amarillo pero tampoco azul. En aquel momento pensé que yo sería la única en morir. Y me dije "Adiós, mamá". Dicen que soporte temperaturas de siete mil grados centígrados...Nadie de los estaba allí parecía un ser humano. Hasta aquel momento creía que eran bombas incendiarias lo que habían lanzado. Todo el mundo estaba estupefacto. Todos parecían haber perdido la facultad del habla. Nadie podía gritar de dolor aunque estuviesen envueltos en llamas. Nadie gritaba que se abrasaba. Mis ropas ardían y también mi piel. Toda hecha jirones. Me había hecho trenzas pero ahora mi pelo parecía la melena de un león. Había personas, que apenas respiraban, que intentaban volver a colocarse los intestinos que se les habían salido. Personas con las piernas arrancadas de cuajo. Decapitadas. O con la cara quemada e hinchada de tal manera que resultaban irreconocibles. Lo que yo vi fue un verdadero infierno.

El
coronel Paul Thibetts, comandante de la nave que lanzó la bomba atómica en Hiroshima:


No tengo remordimientos... Miremos de frente la realidad: cuando se combate, se combate para vencer, usando todos los medios a nuestra disposición. No me plantea el más mínimo problema moral: hice lo que se me había ordenado y, en las mismas condiciones, volvería a hacerlo.

William Lawrence, tripulante de uno de los aviones de apoyo al bombardeo de Nagasaki:


Atónitos, vimos el fuego como un meteorito que procediese de la tierra en lugar de llegar del espacio, convirtiéndose en algo cada vez más vivo al ascender hacia el cielo a través de las nubes blancas. Era algo vivo, como un ser de una nueva especie, que nacía ante nuestros ojos incrédulos...Luego... lo vimos brotar de un hongo gigantesco que se elevó hasta unos 15.000 metros. La parte superior del hongo, que parecía más viva que el talo, producía un siseo y un herbor en un enfurecido mar de espuma blanca..A media que el hongo flotaba en el azul, cambiaba de forma adoptando la de una flor de gigantescos pétalos, de cremosa textura blanca y rosado interior, que se curvaba hacia abajo. 

El presidente Harry Truman, quien decidió el ataque a Hiroshima y Nagasaki:

Éste es el suceso más grandioso de la historia, los japoneses empezaron la guerra por aire en Pearl Harbor. Pues bien: hemos replicado con creces. Damos gracias a Dios porque la bomba haya llegado a nuestras manos en lugar de las de nuestros enemigos. Que Él nos guíe para utilizarla de acuerdo con su voluntad.
Admito que la guerra estaba casi terminada, pero habría sido tonto no usar la nueva arma mortal.

Albert Einstein:

Mi pacifismo es un sentimiento instintivo, un sentimiento que me domina porque el asesinato del hombre me inspira profundo disgusto. Mi inclinación no deriva de una teoría intelectual; se funda en mi profunda aversión por toda especie de crueldad y de odio.
Condeno totalmente el uso de la bomba atómica contra Japón, pero no pude hacer nada para impedirlo.

Robert Oppenheimer (1904 - 1967) conocido como el físico padre de la bomba atómica:

Los físicos hemos conocido el pecado. La bomba fue lanzada sobre un enemigo esencialmente derrotado.

Por su importancia para el tema dejo in extenso este extenso relato aparecido en el periódico digital El Mercurio de Chile, sábado 6 de febrero de 2010:

Los sobrevientes de la bomba atómica


El 6 de agosto de 1945, la Era Atómica empezó con un estallido en la ciudad de Hiroshima, Japón. Cien mil personas murieron. El 9 de agosto una segunda bomba arrasó Nagasaki. Veinte años después, Tomás Eloy Martínez –fallecido el domingo pasado- recorrió ambas ciudades, habló con decenas de sobrevivientes y recogió la opinión de médicos expertos en las secuelas atómicas. Así escribió el siguiente relato -incluído en su libro “Lugar común: la muerte” (Anagrama)-, considerado una de sus obras maestras y que publicamos in extenso.

Por Tomás Eloy Martínez Hiroshima era como una mano, con seis flacos dedos de agua. Desde tiempos sin memoria los Kada vivían a 12 kilómetros de la ciudad, en las montañas cerca de Numata, al noroeste, donde el intrincado delta de aguas amarillas se disolvía en la muñeca y el antebrazo del río Ota. En sus casas, construidas sobre la cresta de una escarpada colina, los Kada destilaban un vino de arroz áspero, seco, y tejían esteras codiciadas por su lisura y resistencia. Visitaban la ciudad sólo una vez al mes, para vender las artesanías y comprar provisiones.

La abuela Kada había muerto joven, en los últimos años del emperador Taisho, padre de Hirohito. En la familia se decía que el culpable de su muerte era “un furioso rayo de sol”. Pero la realidad era menos lírica. Un día, mientras la abuela Kada ponía la ropa a secar, la luna empezó a cubrir el sol y la noche avanzó a toda velocidad sobre las montañas. Eran las nueve o las diez de la mañana y la abuela estaba sola en la casa. La extrañeza del eclipse la aterró. Creyó que había llegado el fin del mundo y que iba a enfrentarlo sola.

Resignada a morir, la abuela decidió comportarse con dignidad. Se tendió sobre la tierra y contempló la declinación del sol con firmeza y disgusto, sin apartar la vista. Poco a poco el viento se aplacó, los animales quedaron sumidos en un silencio de fantasma y, durante una eternidad implacable, la oscuridad fue absoluta. De pronto, el sol se asomó de nuevo detrás de la luna. El primer rayo encegueció a la abuela Kada y la desmayó junto al tendedero. Despertó al día siguiente, tan débil del corazón y tan pasmada por su ceguera repentina que, después de contar con agitación lo que le había sucedido, murió veloz, como un pájaro.

Makiko, única hija del único hijo de la abuela Kada, creció desafiando la maldición del sol. Se levantaba temprano para ver cómo el sol se alzaba desde el mar, al otro lado de una hilera de colinas bajas, y lo encaraba sin bajar los ojos, con las manos en la cintura, hasta que el disco flotaba, redondo y completo, sobre los arrozales. El sol respondía a veces con enojo, hiriéndole las pupilas, pero Makiko no cedía. “Era para mí”, dijo veinte años después, “una cuestión de orgullo. Yo estaba preparada para que el sol desapareciera o se destrozara sobre mi cabeza. Creía que, si le sostenía la mirada, nunca más iba a ocultarse ni asustar a nadie como lo había hecho con mi abuela”.

En 1942, el padre de Makiko fue reclutado por el ejército y partió al frente de Manchuria. La madre cerró la destilería y sólo mantuvo el taller donde trenzaba las fibras de los tatami, asistida por tres campesinas. Los lunes y los jueves, después de llevar a Makiko a la escuela de Numata, vendía las esteras en Hiroshima y trabajaba seis horas como voluntaria en el hospital de la Cruz Roja, lavando sábanas. En el espacio donde había estado su vida, ahora estaba la guerra. Se olvidaba de sí misma y, a veces, también se olvidaba de Makiko.
El 6 de agosto de 1945, la señora Kada bajó a la ciudad antes del amanecer. Era verano y, como la escuela estaba cerrada, dejó a su hija de nueve años con una lista de tareas domésticas: cortar juncos, ponerlos a secar, limpiar la casa, ejercitarse con los pinceles y dar de comer a los pollos. Makiko se levantó con ánimo de trabajar, pero antes quería ver la suave danza del sol alzándose sobre el mar y las colinas. El cielo estaba opaco, velado por tenues vellones de bruma, y el sol de esa mañana brotaba pálido, destemplado, como si no se sintiera en armonía consigo mismo. Sobre la ceja misma de la colina donde estaba la casa de los Kada se alzaba un amenazador coro de nubes.

Antes de salir a la intemperie, Makiko había visto pasar el rutinario avión meteorológico de cada amanecer. Después oyó un zumbido incómodo, que parecía provenir del sueño, y luego nada. El sol se veía quieto en el cielo, solitario en su círculo de aguas azules. Otro avión apareció en el horizonte pero Makiko lo desdeñó, concentrándose en el sol. Observó el disco ciego del sol con curiosidad, presintiendo que de un momento a otro se convertiría en noche. Suspiró y tal vez cerró los ojos. En ese instante, el fin del mundo llegó verdaderamente.

“El sol se hizo pedazos y cayó”, diría Makiko años después, en Hiroshima. “La pintura espesa del sol me quemó los hombros. El cielo, que siempre me había parecido tan lejano, quedó sin el sostén que le daba el sol y se vino abajo casi al mismo tiempo. La luz creció tanto que salió de su cuerpo. Así que también la luz murió aquel día”.

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Hiroshima estaba situada al centro del golfo de Seto, entre dos poblaciones menores, Otake y Kure. Hacia 1594, los adivinos del príncipe Mori Terumoto aplicaron la quiromancia para desentrañar el porvenir de la aldea, poblada entonces por 120 familias de pescadores: le presagiaron una vida larga y sin zozobras, libre de inundaciones y abundante en conquistas. Las colinas bajas, que se alzaban al este y al oeste, fueron convirtiéndose poco a poco en un nidal de santuarios shinto. Las barcazas con lámparas de colores descendían alegremente todas las noches por los brazos del río Ota para celebrar sus cónclaves en el mar.

El 30 de junio de 1945, los habitantes eran 245.423: al menos, ése es el número de personas a las que el gobierno había asignado una cuota de arroz. Es posible que en agosto la población disminuyera en un cinco por ciento, porque 12.300 raciones fueron eliminadas de los libros que llevaban los intendentes. No más de 12 habitantes habían sucumbido a las escasas bombas lanzadas por el enemigo: tan escasas e insignificantes que parecían haber caído por error, por alguna distracción del viento o de los artilleros. Tal como Kioto a la que preservaban sus templos , Hiroshima era la única ciudad del Japón olvidada por los bombarderos. La gente no sabía a qué atribuirlo: un descabellado rumor, hacia fines de mayo, suponía que la madre del presidente Harry Truman vivía escondida en las cercanías del parque Oshiba, al norte, y que no deseaba regresar a los Estados Unidos ; se murmuraba también que un campo de prisioneros importantes había sido instalado en la isla Nonoshima, frente a la boca del estuario. Pero la mayoría creía que era un designio favorable de los dioses de la guerra.

Entre la primavera y el verano de 1945, unas 65.000 casas fueron demolidas eran tres anchas franjas, transversales al delta , con la intención de crear “zonas muertas” que detuvieran los incendios, el día que llegaran. Las autoridades militares confiaban en que los brazos del Ota harían el resto. A principios de agosto, más de la mitad de la población seguía ocupada en la limpieza de los escombros. Los escolares y las amas de casa dedicaban un par de horas diarias a ese trabajo. Pero era en las fábricas donde pasaban la mayor parte de la jornada: el casi centenar de aquella época producía ropas, alimentos, cerveza Kirin, repuestos para los barcos, motores de aviones. En las estaciones ferroviarias de Mitaki y Yokogawa el tráfico de mercancías era ininterrumpido: cada media hora arribaba un convoy de suministros bélicos, cuya carga era distribuida en todo el sur del Japón.

Por falta de comestibles que vender, los almacenes habían sido diezmados: de los 2.330 con que contaba la ciudad en 1939, no más de 150 seguían abiertos en agosto de 1945. Los síntomas del hambre se advertían ya hasta en los barrios residenciales, pero nadie se quejaba: todavía quedaba un poco de té para cocer en los braseros a carbón y el necesario aliento para conversar con los amigos.

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Bajo el cenotafio del Parque de la Paz, en el vientre de un arco de cemento donde todas las mañanas aparecen flores nuevas, todavía siguen fundiéndose con la tierra los andrajos y la sangre de 200.000 hombres; allí, junto a las cartas que dejaron a medio escribir en los hospitales de emergencia, se vuelven amarillas las sembatsuru, las filosas cigüeñas de papel que les llevaban los amigos para desearles salud y buena suerte; allí también, en Hiroshima, dentro de un bloque de piedra, se entrelazan los nombres de los que cayeron repentinamente muertos un día de verano, convertidos en agua, en quemadura, en fogonazo: los nombres que ahora se consumen entre cenizas y magnolias.
Si uno se arrodilla, entre las flores del cenotafio se puede divisar la cúpula de la Exposición Industrial, una mole de acero y mármol que se construyó en 1914. Pero ya el mármol es cansada arena que se desmorona sobre el río Motoyasu, y la cúpula un esqueleto oxidado y retorcido, la corona fantasmagórica de una casa de ruinas. Más cerca, los cerezos lamen una especie de dedo inmenso, sobre el que una chiquilla de bronce abre los brazos, con la cara vuelta hacia el río Ota, en las montañas. Junto a sus pies, en una hendidura hasta donde no llegan las interminables lluvias de julio, algunos cuadernos escolares fueron abandonados, como ofrenda. La chiquilla de los brazos abiertos se llamaba Sadako Sasaki y había nacido el 6 de agosto de 1945, en Hiroshima, a las 9 de la mañana, cuando su madre, cegada, llagada y sin fuerzas, no esperaba sino que ella naciera para morir.

Sadako creció alegremente en una casa de Miyajima, a 16 kilómetros de la ciudad, y sólo cuando fue a la escuela por primera vez empezó a sentir una confusa melancolía por aquella madre que no había conocido. Le preguntó a Shizue, su prima, qué había pasado la mañana de su nacimiento. “El cielo se derrumbó y volvió a levantarse”, le contestaron. Sadako aprendió a leer, a coser y a pintar muñecas de yeso; parecía fuerte, aunque a veces un súbito mareo y una llamarada de fiebre la devoraban. Otro 6 de agosto, a los 12 años, cayó desmayada. Murió a las dos semanas, de una leucemia fulminante, y la fotografía de su cara dormida, entre flores y muñecas de yeso, levantó en vilo a los estudiantes del Japón: todos los días, de las monedas que llevaban para el almuerzo, separaban un yen en memoria de Sadako. Fue con esos yenes que se alimentó su cuerpo de bronce, entre los cerezos del parque.

Reposen aquí en paz, para que el error no se repita nunca, dice una inscripción en la piedra del cenotafio. Pero ahora, ya casi nadie en Hiroshima quiere averiguar de quién fue el error y por qué lo cometieron. “Vi el avión desde Kaitachi , a las 08.15, y me pareció que se estaba estrellando contra el sol”, repitió tres veces Goro Tashima, un pescador, en el Parque de la Paz. “La bomba no sólo cayó sobre Hiroshima sino también sobre la conciencia de los Estados Unidos. Ellos y nosotros hemos salido perdiendo en esa guerra”.
“Si Japón hubiera tenido la bomba, también la habría arrojado sobre su enemigo”, imaginaron la señora Ooe y la señora Katsuda en el hospital de Hiroshima. “Si la hubiéramos tenido... Pero no la tuvimos”, dijo el señor Muta Suewo en el hospital de Nagasaki. “Yo no quiero imaginar nada”, protestó en cambio, el señor Yukio Yoshioka, que tenía 15 años y estaba marchándose hacia el monte Hiji cuando lo envolvió el resplandor atómico. “Sólo quiero quejarme de que la bomba mató a mi padre, y a mí me volvió inútil y estéril”.

Para que el error no se repita nunca. Ahora, en Hiroshima, las parejas se abrazan a la luz de la cúpula ruinosa, la única cúpula en pie desde aquel día en que la ciudad fue quemada por mil soles; un anillo de barcazas musicales, con sus faroles de papel, merodea por la ribera del Motoyasu, en el delta del río Ota, donde una vez cayeron todas las cenizas y las lágrimas del mundo; desde el Museo de la Paz, entre los frascos con tejidos queloides y las fotografías de niños transformados en una brasa viva, se oyen los rugidos del cercano estadio de béisbol; el castillo de Mori Terumoto, que se desplomó aquella mañana de agosto como un sucio toldo de papel, está de nuevo erguido en su jardín, rehecho y resplandeciente; en las casas, en los tranvías y en las tiendas, los hombres de Hiroshima jamás mencionan la tragedia, a menos que por azar vean sobre las espaldas o la cara de un caminante las cicatrices del feroz relámpago. En las escuelas, los chicos sólo conocen confusamente esa historia; para ellos, el 6 de agosto de 1945 es apenas una lección de cien palabras en el libro de lectura, un cuentito fugaz que comienza del mismo modo en los textos de segundo grado y en los de quinto: “A las ocho y cuarto de la mañana, un bombardero B 29 de los Estados Unidos el Enola Gay , arrojó una bomba atómica en el centro de nuestra ciudad. Estalló en el aire, a 570 metros sobre el hospital Shima. En los primeros nueve segundos, 100.000 personas murieron y otras 100.000 quedaron heridas”.

Pero las cifras no sirven demasiado; las cifras dicen muy poca cosa cuando ellos, los sobrevivientes, muestran sin resentimiento ni queja, como si fueran de otro, sus ojos vaciados por el increíble resplandor, sus espaldas abiertas en canal, sus manos apeñuscadas y detenidas en una quemadura. “Yo me había levantado de una silla para hablar por teléfono”, contó el señor Michiyoshi Nakushina, que era un comerciante de sake en 1945. “La casa se llenó de un fuego amarillo, y el fuego se volvió después azul y el azul se hizo rojo hasta que la ciudad, tan clara y sin nubes esa mañana, se hundió de golpe en una noche sucia”.

Las cifras dicen muy poca cosa pero, a veces, lo dicen casi todo: el 6 de julio de 1965 quedaron 80.000 sobrevivientes de la bomba en Hiroshima; el 9, fueron 65.000 los que se salvaron en Nagasaki, la sexta parte de la población completa en cada ciudad.

Algunos vivían a más de cuatro kilómetros del estallido: sus carnes fueron vulneradas por los vidrios de las ventanas, por las vigas que se derrumbaban, por las mesas que se partían en astillas; o quedaron indemnes, con la suficiente voluntad y fuerza como para olvidar el Apocalipsis. “Ahora, en el hospital, ya estoy tranquilo. Me quieren, no tengo ningún deseo especial”, se resignaba Suewo san , hace diez días. “Perdí mis dos hijos pequeños y perdí también el tercero, que iba a nacer en diciembre de 1945. Lo último que perdí fue el odio”. “Ya sólo me queda en el corazón una enorme necesidad de vivir”, contaba la señora Yaesko Katsuda. “Pero qué difícil es para nosotros vivir como los demás”.

Todos los sobrevivientes de la bomba saben que alguna oscura partícula de su condición humana les fue arrebatada aquel día de verano: poco a poco fueron dándose cuenta de que estaban condenados al aislamiento y a la pobreza. Empezaron a ser sospechosos para las personas de quienes se enamoraban; nadie quería comprometerse con ellos en matrimonio una condición sin la cual es difícil llevar en el Japón una vida respetable ; los trataban como enfermos y padres de hijos débiles. Durante meses y a menudo, como Yoshioka san, durante años enteros , se despertaban en medio de la noche pensando que el amor y la felicidad les estaban vedados para siempre. En los astilleros, en la fábrica de automóviles Tokyokoyo y en los aserraderos de Hiroshima, los empleadores los miraban con desconfianza, calculando que un día de cada tres no irían a sus trabajos: de sobra sabían que la anemia, el cáncer de la tiroides, los disturbios del hígado y el cáncer de la piel acabarían por derribarlos. Y, en cierto modo, no les faltaba razón: en 1960, sobre un total de 278 gembakusho hospitalizados, 58 habían muerto. 30 de ellos estaban a más de dos kilómetros del epicentro.

No es del todo cierto que la bomba y la muerte hayan tratado del mismo modo a los ricos y a los pobres. Hacia el oeste de Hiroshima, sobre las márgenes del Ota, los habitantes de Burako , vieron el 6 de agosto cómo sus míseras chozas de madera quedaban reducidas a cenizas y a escombros por el viento atómico. Desesperados, sintiéndose de repente hundidos en un infierno más abominable que el conocido, recogieron los residuos quemados de sus viejos hogares, y empezaron a reconstruirlos con fragmentos de zinc y cañas de bambú, sin permitirse descanso: esa impaciencia, esa irrefrenable necesidad de defenderse, acabó por exponerlos a más radiaciones que la gente de otras áreas, situadas a la misma distancia del hospital Shima. Los estadísticos calculan que el 85% de la comunidad recibió una radiación nuclear residual de cinco a 30 roentgen, mientras que sólo el 25% de Hirosekitamachi, 500 metros más próximo al centro del estallido, quedó expuesto a la misma dosis de radioactividad. Ahora, el 44% de los burako en condiciones de trabajar vagabundean en las calles, con sus enjambres de huérfanos. “Sienten la vida como un prolongado suicidio”, dijo el doctor Yasuo Nakamoto, director del hospital de Fukushima el único de la comunidad , hace un par de domingos, mientras la lluvia formaba nuevos ríos en las callecitas cenagosas del barrio.
Estos seres calcinados, aniquilados, temblorosos, han empezado a recortar flores de papel para el 6 de agosto.

Descenderán sobre la ciudad con sus grandes pancartas, con sus banderas blancas y sus tambores, por el puente sagrado de Kinatai o por los dos puentes Heiwa, hacia un Parque de la Paz que estará lleno de azaleas y campanillas. “Así podremos calmar las almas de los que han muerto. Así podremos calmar nuestras propias almas”, repitió Yoshioka sin, como en una letanía.

Ese no será el final del aniversario, sin embargo. Cinco mil de los 20.000 hombres, o quizá los 20.000, si tienen fuerzas, subirán a los trenes en la estación de Hiroshima, cantarán durante las siete horas que separan esa ciudad de Nagasaki, en la isla de Kiu shu, y marcharán en procesión hasta el estadio de béisbol, en el medio de la esplendorosa bahía donde debió caer la bomba, un 9 de agosto. Para apaciguar a los muertos, arrojarán flores y sembatsuru al mar, y recibirán la noche con farolitos de colores.

En el hospital de Nagasaki, Suewo san esperaba el 9 de agosto con alegría. Meneando la cabeza rapada, quitándose a ratos los anteojos para ver más limpiamente el verde tibio de los ideogramas japoneses, llevaba ya una semana ocupado en pintar este poema sobre una gigantesca pancarta: Vuelve padre, vuelve madre, y vuelve amigo mío, para que yo también pueda volver. Su hígado está deshecho, el ojo izquierdo le fue vaciado por el fogonazo, la anemia casi no lo deja mover, y él, Suewo san, acaba de cumplir 67 años. Pero confía en que ninguna lágrima y ninguna muerte lo detendrá el 9 de agosto, cuando aparezca en el estadio de béisbol llevando su bandera.

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No se la oyó llegar: arrastraba apenas sus ghettá por las esteras del vestíbulo, casi en la oscuridad, y parecía una sombra alada cuando pasó entre los kakeyi que colgaban del techo, los kakeyi que hablaban de la lluvia y de la primavera. Por fin, la señora Yuko Yamaguchi, esposa del presidente de la Compañía de Gas, en Hiroshima, se sentó sobre los talones y empezó a hablar:

“Aquel 6 de agosto yo estaba a cuatro kilómetros de la ciudad, en una casa del monte Futaba. Me levanté temprano para servir el desayuno a mis tres hijos y preparar unos cacharros que debía llevar a Ohte Machí, donde vivían mis padres. No tenía muchas ganas de almorzar con ellos, porque en el distrito financiero donde están los bancos, junto al hospital Shima, me parecía que el calor era más penetrante que en las montañas. Me preparé para salir a las cuatro de la tarde, y desde las seis de la mañana estuve limpiando los cacharros. Ese amanecer extrañé más que nunca a mi marido: desde hacía un mes y medio no recibíamos carta de él, y todo lo que sabíamos era que estaba acuartelado en Hangchow, sobre el mar de la China. A las ocho y diez despedí en la puerta a Fumiko y a Keiko, mis dos hijas mayores, y me quedé mirándolas mientras cruzaban la calle y entraban en la escuela. En la cocina, Rynichi, de tres años, el menor de mis chicos, se demoraba más de la cuenta con su tazón de arroz. ‘Voy a quitarte ese tazón, si no terminas de una vez, Rynichi’, recuerdo que le dije. Pero no sé si terminé de decírselo, porque en ese momento la cocina se llenó de un resplandor azul, y a mi alrededor empezaron a volar miles de chispas, como si fueran langostas luminosas. Un trueno ensordecedor echó abajo las paredes, y de repente sentí muchísimo calor, el calor de tres veranos sumados. Lo último que miré en mi corazón fue una columna de humo trepando hacia las nubes”.

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Afuera, los tejados negros del barrio de Toyiga, en Nagasaki, empezaron a amarillear lentamente ese mediodía, el martes 6, despojándose de la lluvia que no había cesado de caer sobre ellos desde principios de junio. Era el primer ramalazo de sol que el señor Muta Suewo podía ver desde su cama, en el hospital de la Bomba Atómica, y no quería perdérselo. Puso su mano derecha sobre la ventana, donde el sol golpeaba como una espada y sólo la retiró de a ratitos, para rascarse la cabeza rapada y gris.

“Aquel 9 de agosto (empieza a decir, con su voz ronca, que muere al final de cada frase) yo había llegado a las cinco de la mañana a la fundición de Mitsubishi, junto al valle de Urakami. A las cinco y cuarto empecé mi turno de vigilancia, un poco aburrido, pensando en que a las 12 podría irme a jugar con mis dos hijas en nuestra casita de Narutaki, sobre las montañas, cinco kilómetros al sur de la fábrica. La mayor, Yaeko, había sido muy débil, y necesitaba mucho de mis juegos con ella. Como a las diez y media noté que un horno estaba pasándose de temperatura, y les avisé a los operarios. Trataron de corregir el error, pero había alguna falla mecánica que lo impedía. A las once menos cinco me presenté al jefe de vigilancia para entregar el parte del desperfecto. Estábamos hablando cuando nos encegueció un relámpago. ¡El horno!, pensé, pero no creo que haya tenido tiempo de gritarlo. Un viento terrible derribó todas las máquinas, hizo estallar las ventanas y me aplastó a mí contra una pared, en medio de un fuego azulado. Vi que una viga se desplomaba sobre el jefe antes de perder el conocimiento. En la pesadilla, me parece que llamé a Yaeko desesperadamente. Cuando desperté, sentí que mi cara estaba quemada y mojada de lágrimas”.

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Se quitó el saco del pijama rayado, para que todos pudieran verle la espalda estriada y hecha pedazos, cada poro como una boca de volcán. “Quiero mostrárselo, sensei , quiero que todo el mundo vea mis quemaduras”. Junto a la cama del señor Yukata Ikeda, en el hospital de Hiroshima, un viejo casi idéntico a Suewo san, esquelético, inmóvil, aspiraba a duras penas el aire tibio del cuarto. “Está por morir”, dijo Ikeda san, sin importarle que lo oyeran. “Desde hace una semana está por morir”. Luego compuso la garganta, aprontó la voz afilada, y mientras acariciaba un sembatsuru con los dedos que se negaban a estar quietos, empezó a hablar:

“En 1945 empecé a trabajar como bombero en el turno de la noche. Hasta entonces había sido un tallador de lámparas de piedra, un artesano de primera, créame, y en los templos shintoístas de Hiroshima mis tallas relucían mejor que todas las otras. Pero la guerra devoró esos lujos. Estaba muy cansado aquella mañana del 6 de agosto, cuando volvía a mi casa, y a la vez estaba también muy triste. Mi mujer me había llamado por teléfono al cuartel de bomberos para contarme que Sato san, nuestro vecino, había muerto de un ataque al corazón. Él y yo teníamos 30 años, y me pareció que una parte de mi vida también acababa de morir. A las ocho de la mañana salí del cuartel y, caminé hacia la estación de Yokogawa, para tomar el tren de las ocho y veinte. Había llegado al puente de la estación, sobre el río Ota, cuando vi que mi mujer venía a buscarme. La vi claramente en el otro extremo del puente, y la saludé con los brazos. En ese momento sonó la alarma antiaérea. ‘¡Corre al refugio!’, le grité, mientras yo trataba de guarecerme. La alarma era cosa de todas las mañanas, de modo que no tomé demasiadas precauciones. Cuando la alarma calló, sentí que la calma volvía a mi corazón. Me levanté y caminé hacia el puente. Volví a ver la silueta de mi mujer, a lo lejos. Entonces creí que el sol se había descolgado desde el cielo, porque todas las cosas se pusieron blancas y enceguecedoras, y miles de brasas cayeron sobre el puente. Un viento me aplastó contra el pavimento, y ya no supe más qué estaba pasando”.

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La señora Yukie Ooe, de 46 años, había estado sirviendo hasta las tres de la tarde en el pequeño shokudo de su madre, junto al río Motoyasu, a la sombra de la cúpula atómica. Era el 1« de julio, y la humedad de Hiroshima era cada vez más difícil de soportar. Durante toda la mañana, la señora Ooe había padecido vómitos y mareos, pero no les dio demasiada importancia: estaba acostumbrada a que esos oscuros y pertinaces síntomas le recordasen, por lo menos dos veces al mes, que las cenizas atómicas habían caído sobre su cuerpo. Sin embargo, no podía hacerles demasiado caso: francamente, era pobre, y un día sin trabajar era lo mismo que un día sin comer. El shokudo de su madre estaba viniéndose abajo, y ahora ya no quedaban sino ellas dos para atenderlo. De repente, la señora Ooe se sintió desvanecer y llamó a la cocinera: “Por favor, ayúdame”. A las cinco de la tarde, con el cuerpo flojo, distendido, despertó del desmayo en el hospital de la Bomba Atómica. Esto es lo que contó a la mañana siguiente:

“Yo estaría muerta si no fuera por los mosquitos. En agosto de 1945 trabajaba en un portal de los astilleros Mitsubishi, a cuatro kilómetros del hospital Shima. Me pasaba las mañanas sentada en un banco, al aire libre, con un pequeño techo de zinc para guarecerme de las lluvias. Mi única misión consistía en mantener cerrada la verja del astillero después que pasaban los camiones.
“En la mañana del 6, como a las ocho y diez, vi pasar un bombardero norteamericano por el cielo. Alcé los ojos con curiosidad, pero ni siquiera me molesté en ir al refugio; todos los días sucedía lo mismo, y jamás se habían atrevido a lanzar más de tres o cuatro bombas sobre Hiroshima. En ese momento, sentí una picadura en el brazo: me golpeé con la palma de la mano y la sangre de un mosquito gordo me manchó la piel. ‘No voy a seguir soportando esto’, me dije. Le pedí a la señora Yasimoto, una obrera de la tornería, que cuidara el portal mientras yo iba a buscar algunas espirales de piretro. Me dijo que sí, sonriendo. Entré a la oficina de provisiones, a la derecha del astillero y le rogué al intendente que me diera algo para ahuyentar a los mosquitos. De golpe, todo se volvió pálido, y el intendente se llevó las manos a los ojos. ‘¿Qué está pasando?’, dijo ‘¡No consigo ver nada!’.

“Salí corriendo a la carretera. Al atravesar el portal, encontré el cuerpo de la señora Yasimoto cortado por el zinc del refugio. Estaba muerta. Dos obreros de Mitsubishi me tomaron de la mano y me encerraron de nuevo en la oficina de provisiones. El más joven, Suzuki san, que tendría 17 años, trató de comunicarse por teléfono con un amigo que estaba de paso en la ciudad y había ido al hospital Shima esa mañana. La campanilla parecía sonar al otro lado de la línea, pero nadie contestaba. Empecé yo también a pensar en mi esposo enfermo de úlceras y en mis dos hijos, que habían quedado en Senda machi, a un kilómetro y medio del hospital. Salí como enloquecida a buscarlos. Siempre llevaba conmigo un botiquín de primeros auxilios, y por suerte pude encontrarlo intacto junto al cuerpo de la señora Yasimoto. Emprendí la marcha a lo largo del río Honkawa, por la ribera. Todo lo que ocurría, hasta donde alcanzaban mis ojos, era un interminable horror. Los heridos caminaban callados, en fila hacia los suburbios, pero el incendio parecía caminar más ligero que ellos. Cerca de Kawaguchi encontré a un chico de seis años, aplastado por un tabique de madera, llorando amargamente. ‘Nadie quiere ayudarme, papá’, sollozaba el chico. Separé un poco los escombros y vi que tenía un brazo completamente quemado. ‘¿Dónde está tu papá?’, le pregunté. Me dijo que era un lanchero en el Honkawa, a tres manzanas de allí. Saqué el óleo calcáreo del botiquín y se lo apliqué sobre las ampollas. Eso pareció aliviarlo bastante. Cuando lo llevé a su casa, los padres me besaron las manos y se abrazaron a mis rodillas. ‘Eres nuestro dios’, lloraban. A mí me avergonzó tanto agradecimiento. Estaban quemados y necesitaban ocuparse más de ellos que de mí.
“Me costó mucho esfuerzo seguir caminando por la ribera. Había que saltar sobre los escombros, y el calor del incendio se pegaba a la carne como una tenaza. Oí contar a un herido que la central eléctrica se había desplomado sobre el Ota, contaminando las aguas al estallar. ‘Despidió una luz más fuerte que el sol me dijo . Mucha gente ha quedado ciega’. Sentí que el corazón me latía en la garganta. ‘Shojiro’, empecé a llamar como loca, sin darme cuenta de que mi hijo menor, de tres años, no podía oírme. Así llegué hasta el puente Minami, sobre el Motoyasu. Reconocí a tres de mis vecinos, bajando por la barranca del río, para mojarse. Estaban negros, llenos de humo, y gemían como si no pudieran gemir. Alguien me llamó en ese momento: ‘¡Ooe okusan, Ooe okusan!’ Era un jefe de la Comuna de Hiroshima: estaba tendido en la tierra, inmóvil, con otros empleados de su sección. ‘Usted que está a salvo, Ooe okusan me pidió , averigüe por favor qué hará el gobierno para ayudarnos’. ‘Parece que en seguida llegará un barco hospital’, dijo una de las empleadas. Yo no había oído nada de eso, y lo único que pude dejarles como consuelo fue un frasco de aspirinas. Pero no tenían agua para tomarlas, y la del río estaba sucia.

“En ese momento sentí unos incontenibles deseos de orinar, y busqué un lugar cerca del puente donde ocultarme. Entré a un refugio antiaéreo, luego de saltar sobre una montaña de escombros. No hay una sola palabra en este mundo que pueda explicar lo que vi: el refugio estaba lleno de heridos y, sin embargo, ni un desierto hubiera parecido más silencioso. Me sentí como enterrada en una tumba: el único movimiento era el de los brazos de los heridos, espantándose las moscas. Volví al puente, y ya me había olvidado de mi cuerpo y de lo que mi cuerpo necesitaba. Al encontrarme otra vez con el jefe de los impuestos, me arrodillé llorando. ‘¡Tengo miedo, tengo miedo!’, le repetí atontada. En Sendamachi, donde estaba mi casa, mil lenguas de fuego se alzaban hacia el cielo oscuro, y las casas se desmoronaban una tras otra. Todavía sigo soñando con lo que vi aquel día, y delante de mis ojos vuelven a aparecer las espantosas caras de la gente quemada”.

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Afuera, la lluvia volvió a caer sobre Nagasaki, y la torre meteorológica del monte Inasa desapareció en la niebla. Por las ventanas del hospital se filtró la sirena de un petrolero anclado en la bahía. La señora Sumi Yamamoto, de 63 años, dejó su taza de té vacía sobre una mesita, y no miró a los visitantes: ocultó la cara tras un ejemplar del Mainichi Shimbun, vespertino de Osaka, y contó:

“Al empezar la guerra, nos marchamos de Omura y construimos nuestra casita en el monte Inasa. Mi esposo trabajaba en los astilleros Mitsubishi, y a pesar de que yo ganaba algunos yenes más como lavandera, nunca nos alcanzaba para alimentar como es debido a nuestros siete hijos. A principios de 1945, ya no comíamos otra cosa que arroz. Estábamos contentos en esa casa, sin embargo. Por las mañanas, veía a mi marido descender por la colina, rumbo al astillero. Quedaba justamente debajo de nosotros, y era una gloria ver cómo los acorazados, con sus banderas de colores, se perdían entre las islas.

“A las once de la mañana, aquel 9 de agosto, salimos todos a la ventana a mirar el avión enemigo que atravesaba el cielo. Sus motores resoplaban apenas, y mis hijos mayores imitaron el ruido echando viento a través de los labios cerrados. Recuerdo que nos reímos muchísimo porque Toshiko, la menor, de un año y medio, trataba también de soplar. La risa se nos cortó en seco. Un resplandor blanco, poderoso, nos dejó ciegos por un momento. El cuarto quedó lleno de chispas que se encendían y se apagaban, como pequeños gorriones de fuego. Pensé que lo mejor sería esconder a los chicos en el ropero, pero no me quedó tiempo para pensarlo demasiado. Un viento increíble nos golpeó en ese momento, y la casa cayó. Mis chicos se esfumaron en el aire. No sé si me desmayé, pero supongo que sí; al menos durante un minuto estuve desvanecida. Sentí el cuerpo lleno de cortaduras, y vi que los tatami estaban empapados de sangre. Los niños salieron de todos los rincones, llorando sin gemir. Estaban rojos, quemados, y a simple vista podía advertirse cómo se les hinchaban las ampollas. Pensé que el fogonazo había sido el principio de un gran incendio, y que debíamos escapar en seguida. Recogí a los chicos y salí; en el patio, me di cuenta de que faltaba Kiyoshi, el quinto, y entré de nuevo en la casa a buscarlo. Me dio miedo dejar solos a los otros seis, porque los escombros y las tejas de las casas vecinas caían sobre el patio como una lluvia. Pero no tenía más remedio: encontré a Kiyoshi llorando lastimeramente. Una viga le oprimía la espalda.

Mi peor preocupación era la falta de vendas para cubrirles las heridas; mientras descendíamos hacia el astillero, las llagas se les iban ensuciando con las cenizas, y no había manera de detenerles la sangre. Sobre todo, la pequeña Toshiko iba perdiendo la vida por las cortaduras. En un refugio antiaéreo pedí ayuda desesperadamente, lloré y grité hasta que una enfermera, tal vez porque se hartó de oírme, puso yodo sobre las heridas de Toshiko. No hizo falta: estaba mojándole la frente cuando Toshiko dejó de respirar”.

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Poco después de las diez de la mañana del 6 de agosto, cuando vio la ciudad lejana envuelta en humo, Makiko Kada decidió bajar hacia el hospital de la Cruz Roja, donde su madre debía de estar lavando sábanas. Los senderos de las colinas estaban llenos de gente quemada que huía sin saber adónde. Había niños solos agonizando entre las piedras. Los fugitivos pasaban a su lado con indiferencia, porque todos padecían alguna pérdida, todos sentían el peso de la muerte. Ella también era una niña, pero la trataban como a una persona mayor. Le pedían que buscara yodo y vendas, que llamara a los médicos. Makiko creyó por un momento que el ciego sol, cansado de los desafíos con que ella lo esperaba todas las mañanas, la había arrebatado del mundo y la había llevado a su oscuro reino de incendios y desgracias.

A eso de las dos de la tarde divisó el caserío de Mitaki-cho y, más allá, el brazo occidental del Ota. Había miles de personas inmóviles en el puente de Mitaki. Algunas se movían perezosamente y arrojaban los muertos al agua. Tomó un atajo y, sentados entre unos árboles arrancados de raíz por el viento de las ocho y media de la mañana, encontró un matrimonio joven. La mujer tenía manchas azules y quemaduras en el lado izquierdo del cuerpo y se quejaba con una vocecita apagada. El hombre llevaba un brazalete de la Cruz Roja. Makiko pensó que tal vez sabrían algo de su madre.
“¿El hospital? Todos han muerto ahí”, dijo el hombre, implacable. “No hay casas, no hay personas, no hay río. Los que han entrado en esa parte de la ciudad no vuelven. Sólo hay cenizas y fantasmas”.

Ahora, sentada en una sala azul del hospital de Hiroshima, Makiko habla con la cabeza baja. Sus ojos están blancos y sin luz: “Son los ojos que me apagó el sol cuando bajó del cielo”, dice con una sonrisa melancólica. “El sol no sólo venció a mi abuela. Nos venció a todos”. Viste un quimono estampado y está muriendo de leucemia, aunque no lo sabe. Ni lo sabe ni lo cree. Desde que supo que unas hojas tiernas de ginkgo biloba brotaban entre las cenizas atómicas y llevó a sus labios ciegos la frescura de las hojas recién nacidas, Makiko se cree invencible y eterna. En vísperas de cada invierno, los médicos le auguran que va a morir y no muere.

“Llegué a la ciudad después del mediodía”, cuenta Makiko. “Se encendían chispas espontáneas en todas partes y la gente las esquivaba con indiferencia. Parecía que la vida se nos hubiera retirado del cuerpo y que el mundo estuviera desierto y vacío. Lo que recuerdo más es el silencio: las palabras que se alejaban de nosotros como si nos pertenecieran. Una enfermera a la que yo había conocido en Numata me dijo que vio a mi madre salir del hospital de la Cruz Roja después del gran viento. Mi madre, dijo, estaba desangrándose, pero insistía en salir a buscarme. La retuvieron en el hospital hasta que el viento y la lluvia se retiraron. Eran las nueve y media de la mañana. Ni siquiera tuvo fuerzas para llegar a la calle. Cerca de la puerta, se desplomó. Al rato, el sol se abrió paso entre las llamas y el humo. Una lengua del sol lamió la cara de mi madre. Desde entonces, ya nadie la vio más. Tal vez arrojaron su cuerpo al río, tal vez el sol la envolvió y se la llevó. Esa misma noche entró una nube blanca en mis ojos y no pude ver nada más. A la primavera siguiente, un brote de gingko biloba creció en el mismo lugar donde mi madre había muerto. Yo me sentía muy débil, pero un médico del hospital me llevó para que lo tocara. Me permitieron arrancar una de las hojas húmedas y sentir el sabor pálido de la frescura. Era un sabor sin fuerza, como yo, pera decidido a vivir. No puedo ver, pero sé que mi cuerpo está lleno de manchas blancas enviadas por el sol. El sol avanza dentro de mi cuerpo, pero no puede llevarme”.

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Cerca del monte Hiji, al este de Hiroshima, el viejo Cuartel de Artillería sirve ahora de biblioteca y laboratorio para la escuela de Medicina de la Universidad. Son tres grandes bloques rojos, manchados de humedad, oliendo a éter y alcanfor. En el fondo, detrás de un parque poblado de sésamos y narcisos, el doctor Yoshio Sugihara, titular de Patología de la Escuela, analiza todos los días, durante 15 horas, la sangre y los tejidos de los gembakusho; durante otras tres, dicta clases y camina por las calles de Burako, llega a las chozas para compartir una taza de té con los vagabundos, a menudo deja una bolsita de arroz o un pedazo de chocolate sobre las camas de los niños.

No nació en Hiroshima el doctor Sugihara: cuando se oyeron las primeras noticias de la explosión era médico del ejército de Okayama, al nordeste, junto al pueblo de Kurashiki, su pueblo. El 2 de septiembre, la rendición incondicional del Imperio, firmada a bordo del Missouri, lo dejó sin empleo. El 5 trepó a un camión, llevando unas pocas ropas en su valija de lona, y descendió entre las cenizas atómicas, apenas aplacadas por el viento y las lluvias. Permaneció en Hiroshima desde entonces. Por las noches, después de trabajar en seis o siete autopsias, dentro de un galpón sucio, escribió un minucioso diario médico. En marzo de 1948, lo llevó al Chugoku Shimbun, el único periódico de la ciudad, para que le publicaran algunos fragmentos.

“Me enteré entonces”, cuenta Sugihara, “que el código de prensa promulgado por el general MacArthur impedía divulgar toda noticia sobre el cataclismo atómico y publicar fotografías o dibujos. Hasta fines de 1952, cuando la ocupación cesó y el semanario Asahi Pictures News publicó en Tokio las primeras fotografías de tejidos queloides y de niños sin ojos, casi nadie en el Japón sabía hasta qué punto habíamos sido heridos por la bomba. Recuerdo que en esos meses, la revista Life contó, con honestidad, que ‘las fotos tomadas por Kiyoshi Kikkawa en las primeras cinco horas de terror fueron secuestradas por los censores militares. El señor Kikkawa pudo recuperar sus negativos en abril pasado (1952), cuando el Japón recobró su soberanía”.

Al doctor Sugihara le gustaría pregonar ante el mundo que todavía siguen muriendo, año tras año, medio centenar de personas en el hospital de la Bomba Atómica de Hiroshima, y otro medio centenar en el miserable caserío de Burako. Se le enciende la voz cuando va enumerando las enfermedades que nacieron de la gembakusho, esa gigantesca enfermedad madre: leucemia, anemia, endurecimiento del hígado, cáncer de hígado, cáncer de pulmón, cáncer de piel, cáncer de tiroides, cáncer de estómago, tumores malignos, cataratas. Y se queja de que el ABCC, el Atomic Bomb Casualty Commission (Comisión para los Daños de la Bomba Atómica) sólo examine a los enfermos, sin responsabilizarse de su curación. “Los médicos tenemos la obligación de arrancar a las víctimas de sus infiernos, de sus depresiones morales, de su decadencia física”, postuló el doctor Sugihara. “Pero el ABCC los usa como cobayos”.

Sobre el monte Hiji, 330 metros al oeste de la Escuela de Medicina, los investigadores norteamericanos piensan que esa ira es ciega. “Hemos revelado que hay conexiones entre la explosión nuclear y el aumento de la leucemia protestaron . Hemos publicado en nuestros boletines que el cáncer de pulmón, el de senos, ovarios y cerebro eran fácilmente advertidos entre los sobrevivientes. Informamos a quien quería enterarse que en los chicos de siete a diez años se descubría una pérdida constante de agudeza visual, y que las criaturas gestadas hasta cuatro meses antes de la explosión nacieron con graves retardos mentales y un alto porcentaje de microcefalia. ¿Cómo puede decirse que nuestras investigaciones transformen a los seres humanos en cobayos?”.

Para el doctor Sugihara, la historia está en otro lugar, en el esfuerzo para hacer sentir a los gembakusho que no están desamparados ni solos. “Ellos”, dice, “tratan de vivir más intensamente que nadie, de entregarse apasionadamente a su trabajo todos los días, aunque les faltan las fuerzas. Y tienen razón. Nadie puede asegurarles que no estarán muertos mañana.”

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“Nadie puede asegurarme que no estaré muerto mañana”, repite el señor Michiyoshi Nukushina, de 59 años, en la trastienda de su almacén tristísimo y vacío. Afuera, los altoparlantes de un camión de propaganda incitaban a votar por los senadores del partido Liberal Democrático en las elecciones para la Dieta, el 4 de julio. Sobre el muro de enfrente, los socialistas de Hiroshima habían pegado centenares de afiches con la cara de sus candidatos. Pero el señor Nukushina no podía ver toda esa fiebre, y casi tampoco podía oírla: el resplandor atómico lo alcanzó más de cerca que a ningún otro sobreviviente en la ciudad, porque su oscura tiendita de sake estaba a 900 metros al sur del hospital Shima, en el mismo lugar donde se alza su casa ahora, sólo que con dos lámparas shintoístas en el jardín y más gente en el dormitorio, 12 personas más de las tres que viven todavía.

Esa cercanía le costó cara a Nukushina san: un ojo, las dos piernas amputadas hasta la ingle ahora suplantadas por aparatos ortopédicos , el oído, un delta de tejidos queloides en la espalda, la esterilidad, los padres, los cinco hermanos, sus cuatro cuñados y uno de sus dos hijos. Se siente como una especie de Job incapaz de entender la ira de Dios, aunque no sabe quién es Job y no quiere saber quién es Dios.

Junto a la trastienda, inmóvil sobre un futon , la esposa de Nukushina san agonizaba, el primer martes de julio, sin poder resistir el embate de la anemia y de un cáncer pulmonar. Apenas podía mover sus 40 kilos, y la lengua se le había detenido. A su lado, Myeko, de 24 años, le espantaba las moscas con una pantalla de palma. A Myeko se le vaciaron los ojos por mirar el resplandor, aquel 6 de agosto, y la oscuridad en que se sumergió a los cuatro años pareció iluminarse hace tres meses, cuando se casó con otro sobreviviente ciego, tejedor de mimbres, sólo para quedar acongojada de nuevo: el hijo que les nació no consigue librarse de la anemia ni del llanto.

Como el propio Nukushina san suele decir, sonriendo, su historia “es la más espantosa que conocí”. Todo empezó de un modo tonto, imperdonable, porque el 2 de agosto, después de haberse tomado una fotografía junto a la puerta de la tienda, la familia Nukushina se estableció en Kure , 25 kilómetros al sur. Volvieron en pleno la noche del 5, para festejar el cumpleaños de Myeko y llevarse unas cacerolas de cobre. Baba san, la abuela, presentía que Hiroshima iba a ser bombardeada de un momento a otro, después de tres años y medio de tranquilidad, y el señor Nukushina resolvió que Kure podía ser un sitio más seguro hasta que la guerra terminara. Confiaban en regresar entonces a la tienda de sake, pero las incomodidades de la nueva casa, las cacerolas, Myeko y la fatalidad los empujaron hacia la muerte aquel 5 a la noche.
“A las 8 de la mañana (contó Nukushina san), ya estaba toda la familia en el camión, lista para viajar a Kure. Les pedí que esperasen un momento, porque necesitaba llamar por teléfono desde la tienda a un amigo de Miyajima. Mi esposa bajó conmigo y no pudimos convencer a Myeko de que se quedara quieta en las faldas de Baba san, de modo que también ella entró en la casa. La vimos divertir a su pequeño hermano con una muñeca de yeso, desde la ventana. La operadora telefónica informó que tardaría unos diez minutos en comunicarse con Miyajima. Me senté a esperar. Me entretuve mirando a Myeko y, de a ratos, soplé el polvo de los cuadros que adornaban el vestíbulo. Eran muy parecidos a los que tengo ahora: un paisaje nevado de Hokkaido, una cesta de frutas, una mujer que esconde su cara detrás de un abanico. Mi esposa me llamó desde la cocina cuando sonó la alarma antiaérea. ‘¡Diles que entren!’, gritó, pensando en Baba san. Pero fue Baba san la que se opuso, porque vio que era un solo aparato el que merodeaba en el cielo. Volví al lado del teléfono, y la alarma se apagó. Casi inmediatamente, una luz blanca, como un torrente de leche, inundó todo el cuarto: en ese instante, la casa se vino abajo.
“Myeko lloraba amargamente en la ventana, cubriéndose los ojos con las manos. Le grité que no se moviera, porque una viga se balanceaba y estaba a punto de caer. El cuarto estaba lleno de chispas. Recuerdo que un sofá de paja empezó a incendiarse, y en seguida el fuego estaba ya lamiendo las paredes. Traté de levantarme, para llevar a Myeko hacia el camión. Sólo entonces me di cuenta de que tenía la espalda cortada y quemada, y una especie de tenaza hirviendo me golpeaba las piernas. Me rasgué el pantalón, empapado en sangre. Mis piernas estaban separadas del cuerpo, y dos cacerolas de hierro, partidas por la mitad, se habían incrustado en esas heridas. Nunca supe cómo llegaron hasta allí”.

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Para la señora Yaeko Katsuda, que mueve sedosamente los pliegues de su quimono verde, todo es hermoso sobre la tierra: el ciruelo que crece bajo su ventana, en el hospital de Hiroshima; la voz de la enfermera que sirve el almuerzo; las sembatsuru rosadas que dos amigas le han llevado de regalo a la señora Ooe, su compañera de cuarto; la lluvia que cae sin fatigarse nunca sobre la ciudad. También el pikadón, el relámpago atronador que arrasó su casa de Minami Misasa, hace dos décadas, fue “la luz más hermosa que he visto”. Acaba de cumplir 48 años, y parece tan suave que no tolera los repiqueteos de un taladro eléctrico, fugaz y ensordecedor, en la calle contigua al hospital. Acomodándose el pelo corto con las manos, ajustándose los anteojos sobre su pequeña nariz, la señora Katsuda se resiste largamente a contar lo que por fin, con voz tibia, cuenta:

“Cuando estalló el pikadón, en ese instante justo, empecé a caminar desde la cocina al cuarto de baño. No me sentía muy bien, porque esperaba mi tercer hijo, y el embarazo seguía provocándome vómitos y mareos, aun en ese quinto mes de gestación. Fue como si un rayo se instalara en el centro de la casa, obligándola a temblar. Una fuerza desconocida me arrastró por el suelo, como un huracán, mientras las tejas y los ladrillos se desmoronaban sin dar tiempo a que nos protegiéramos. Llamé preocupada a mi hijo menor, de cuatro años, a quien había dejado en el dormitorio recortando papeles. Pero no lo oí contestarme. Pensé desconsolada en Toshío, el mayor, que estaba jugando en la calle. Toda la casa era una colina de escombros, y los marcos de las ventanas habían salido de quicio. Oí un llanto apagado, como de gato, y aparté las tejas que cubrían todo el dormitorio. Mi hijo pequeño estaba allí, guarecido bajo una mesa, completamente a salvo a pesar de las vigas que se habían desplomado a su alrededor. Salí al roka , por si podía divisar a Toshío: lo vi correr hacia mí, con un pantaloncito blanco y empapado. Me contó que no soportaba más el calor y había decidido bañarse en el tanque de agua de Asano san, nuestro vecino. Cuando oyó a su amigo Hideo buscándolo por el jardín, se acuclilló dentro del tanque y cerró la tapa. La bomba reventó en ese instante”.
Hacía un mes y medio que la señora Katsuda había llegado al hospital para quitarse “la pobreza de la sangre”, entre ramos de crisantemos y gallardetes con haikai. El 3 de julio, con el mentón hundido en el pecho, se acordó que “hace muchos años, cuando acabó la guerra, sentí un odio implacable hacia los ocupantes del Japón, y deseé con todas mis fuerzas que diez bombas iguales a las de Hiroshima cayeran sobre cada una de sus ciudades. Pero ya pasó demasiado tiempo desde entonces, y mi odio se ha borrado por completo”.
“Y después del odio, ¿comenzó a quererlos?”, preguntó la señora Ooe desde su cama.

La señora Katsuda no contestó una sola palabra.

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Nadie habla ahora de resentimiento; hasta Nukushina san, a quien el llanto del nieto desvela todas las noches, se olvidó ya de su vieja cólera, y dejó que el cansancio y la costumbre la apagaran para siempre. En su casita soleada de Midori machi, junto a la capilla, el padre LaSalle, de la Compañía de Jesús, no sintió nunca indignación por tanto espanto. “Sólo piedad por los que murieron y piedad por los que mataron”. La voz le sale oscura, calmada, como si escapara de un tubo: “Con esta misma voz lloré el lunes 6 de agosto”, cuenta, mientras una encorvada sirvienta japonesa va y viene por el piso de hule. El padre LaSalle ya no se llama como en 1945, cuando era Superior de la Misión en Hiroshima: ahora que ha resuelto quedarse allí a vivir como un japonés, su nombre es Enomiya Makibi, y su cargo, vicepresidente del Instituto Reina Elizabeth, una escuela de música.

Tenía 47 años aquel verano, y durante la primera semana de la hecatombe pasó casi todo el tiempo rezando, mientras andaba entre los heridos y los muertos. “No necesité perdonar porque ya había perdonado en el momento mismo en que mi espalda quedó rasgada por 15 astillas de vidrio, la mañana de la explosión”, cuenta el padre LaSalle sin que sus 67 años se muevan de la silla, curvando apenas los labios finísimos. “Sólo pienso ahora que fue una desgracia para los norteamericanos haberla descargado primero sobre una ciudad, y una suerte que no todos los países en guerra la hayan tenido al mismo tiempo. A veces”, reflexiona, “cuando miro las fotografías de aquellos años, me pregunto dónde están los límites de la desgracia. Una mujer de Liverpool me contó que su ciudad fue atacada 84 veces por los alemanes y que su casa estuvo indemne hasta la vez número 84. Entonces, una bomba (quizá la última bomba de la guerra en todo Liverpool) la redujo a cenizas”.

El padre LaSalle prefiere acordarse de otras historias, de los 300.000 dólares que logró acumular en todo Japón para alzar la Catedral de la Paz, de los padecimientos que afligen todavía al padre Wilhelm Kleinsorge y al padre Cieslik, dos sacerdotes de la Misión derribados por la anemia.

A medio kilómetro de la capilla, en una casa de departamentos que cobija a 83 profesores universitarios, los amigos de Kitanishi sensei, titular de Economía Política en Hiroshima, hablan de la explosión atómica como de una leyenda oscura, impenetrable, un cataclismo que sólo puede preocupar a los viejos. Los amigos del profesor no tienen más de 14 años. Yasugiko, su hijo, acaba de cumplir ocho y cursa el tercer grado. Lo único que oyó decir del 6 de agosto es que un globo de calor hizo reventar la piel “de mil personas y les formó queloides en la espalda y en la cara”.

Tampoco Hiroko Magari sabe casi nada de esas historias. Por aquellos años, su madre vivía en Taiwan, y el padre estaba acuartelado en Corea. Hasta hace tres, cuando salió de la escuela primaria, Hiroko no sabía que 200.000 personas podían morir golpeadas por un solo rayo: había estudiado algunos principios elementales de física, había aprendido la noción de que el átomo es divisible, pero no sabía que la fuerza de mil soles se descargó un día sobre Hiroshima, a 300 metros de la casa donde ahora vive. En la última semana de clase, el maestro de sexto grado les explicó que Japón estaba a punto de derrumbarse en 1945, sin alimentos ni armas. Los japoneses sabían que ese derrumbe era inminente, pero estaban dispuestos a morir antes de rendirse. En las montañas de Kiushu, las muchachas guardaban un puñal de bambú (contó el maestro), “dispuestas a suicidarse ante la vista del enemigo. Para salvarnos de una masacre, Estados Unidos recurrió a la bomba. El maestro creía que era justo. Eso es lo que creo yo también”.

Y es lo que cree Kazushige, el hermano menor de Hirokoto, y lo que piensa a veces Akie Yokawa, de 11 años, a quien jamás le dijeron en la escuela una palabra sobre el átomo salvo las que leyó en el texto de historia. Pero sólo a veces, porque Akie quisiera tener “un padre y una madre inmortales, y hermanos inmortales, y ninguna bomba ni puñal ni ametralladora cerca de mí”. Todos los veranos, las lluvias siguieron cayendo sobre Hiroshima y Nagasaki como si nada hubiera ocurrido. Las casitas de dos pisos volvieron a crecer alrededor del hospital Shima o de la iglesia de Urakami, sobre el polvo y las cenizas. En Nagasaki, los pescadores se alegraban de su buena suerte: al fin de cuentas, si la bomba hubiera estallado sobre los astilleros Mitsubishi –el blanco elegido , y no la hubiera desviado el viento hacia el valle de los cristianos, el Urakami, la bahía entera estaría despedazada y la onda explosiva, al encajonarse entre las montañas, la habría limpiado de casas y de lágrimas. La estrecha garganta donde un trueno de plutonio reventó el jueves 9 de agosto, a las once y dos minutos de la mañana, salvó los astilleros, la casa de Madame Butterfly y casi todos los templos budistas. “Fue sólo una matanza entre cristianos”, definió el Asahi Shimbun en el décimo aniversario del estallido.

Por entonces, en 1955, las cosas le iban bastante mal al ex bombero Yukata Ikeda. Su mujer había perecido en el puente Yokogawa, y a él mismo el brazo derecho le quedó casi inútil. “Durante seis meses recuerda , me salió pus de las quemaduras y de los ganglios detrás de la oreja”. Un tío paterno lo recomendó en las acerías de Mitsubishi, y allí estuvo trabajando tres años, una semana sí y otra no, a causa de las anemias, y los dolores de hígado. “Hasta que en diciembre de 1951, mientras estaba llevando material al tren de laminación, los huesos cúbito y radio del brazo derecho se desencajaron, y ningún médico pudo unirlos. Vagué de un hospital a otro, y hace siete años llegué aquí, al de la Bomba Atómica. No me he movido desde entonces, pero cuando llega la noche, me desespero por levantarme y respirar el aire libre”.

La señora Yuko Yamaguchi, esposa del presidente de la Compañía de Gas, en Hiroshima, tuvo que aguardar un año a su marido a quien creía en Hangchow : fueron meses tristísimos, llenos de miseria, y ella pensó que no los sobreviviría. Su odio del principio contra el enemigo empezó a transformarse lentamente: primero, lo enderezó contra el país vencedor; luego, contra el coronel que había arrojado la bomba y contra el presidente que había ordenado el exterminio; por fin, advirtió que no conocía ni a los unos ni a los otros, y que ese resentimiento anónimo, gregario, sólo podía caber en una tonta. “Entonces dice la señora Yamaguchi supe que el único destinatario de mi odio era el monstruo, la Bomba”.

A las nueve de la mañana, aquel espantoso lunes de agosto, los heridos fueron invadiendo calladamente la escuela del monte Futaba, donde ella vivía, y acostándose en la sala de reuniones sin pedir permiso ni quejarse. Todo lo que se les podía dar para ayudarlos era un poco de agua y media ración de arroz. Se contentaban con eso. A las once de la mañana, cuenta la señora Yamaguchi, “cuando más nos lamentábamos de nuestra impotencia, tuvimos la primera muerte: una mujer que había venido caminando desde Hatchobori, a tres kilómetros, con su hijito a cuestas. Tomamos el niño a nuestro cargo, y fue esa misma mañana, en el nacimiento de la era atómica, que resolví dedicar mi vida a los huérfanos de Hiroshima. He cumplido hasta ahora”.

Entre los kakeyi de su casa, entre los poemas que hablan de la lluvia y de la primavera, la señora Yamaguchi suele olvidarse a veces del desastre. “Pero no de mis huérfanos”. En 1953 golpeó a miles de puertas, con un chiquillo de la mano, pidiendo que lo adoptasen. Escribió al gobierno del Japón, reclamó ayuda y alimentos, y acabó cobijando a un centenar de desamparados. Logró que los empleasen y los educasen, y les abrió las puertas de la casa para aconsejarlos sobre sus matrimonios.

Sin dejar de rascarse la cabeza rapada, también el señor Muta Suewo, en el Hospital de Nagasaki, acabó por aceptar la fatalidad y por acostumbrarse a ella. No le fue fácil consolarse, liberarse de la pesadilla. Al salir de la fundición de Mitsubishi y ascender a su casita de Narutaki, en las montañas, encontró a sus dos hijas salvas: Yaeko, la mayor, jugaba con una muñeca entre los escombros. Pero ese respiro de felicidad no duró demasiado tiempo. En enero de 1947, mientras estaba comiendo, Suewo San se desmayó; nunca más, desde entonces, volvió a sentirse con fuerzas. Esperó hasta el verano de aquel año, confiado en que mejoraría poco a poco. No le sirvió de nada. Los médicos, al menos los que él visitaba, creyeron que le estaba fallando el corazón y lo saturaron de coraminas. Por fin, cuando el ABCC llegó a Nagasaki, Suewo san se presentó para que lo examinaran. “Anduve días y días por las salas de la Comisión cuenta , preocupado porque mi diagnóstico tardaba demasiado. En Narutaki machi me ponía en cama a las seis de la tarde y empezaba a pensar en la muerte. A veces, la sangre se me empobrecía tanto que deseaba no despertarme más: sólo las voces de Yaeko y de mi otra hija me devolvían la voluntad de vivir. Un día encaré a los médicos del ABCC y protesté: ‘Si ya terminaron de revisarme y saben qué tengo, ¿por qué no me lo dicen y me dan remedios para que me cure?’ Pero me explicaron que no estaban en Nagasaki para calmar nuestros dolores sino para conocerlos”.

También esa recelosa forma de indignación fue esfumándose de la vida de Suewo san: ya no se acuerda casi de que en 1951 no probaba otro alimento que el arroz y que gastaba en medicinas todos los miserables yenes que ganaba. “Un día dice, entrecerrando su ojo yerto me puse a llorar ante la escudilla vacía de Yaeko, y decidí enterrar mi estúpida vergüenza para no verla consumirse de hambre. Fui a la Comuna y pedí que me subvencionaran. Al fundarse el hospital de la Bomba Atómica, hace siete años, los médicos admitieron que mi corazón estaba débil a causa de las radiaciones y que en mi sangre faltaban los espíritus blancos. La tranquilidad de saber que mi tarjeta de salud tenía un cuadradito verde con la palabra gembakusho me permitió olvidar el pasado. Ese cuadrado verde me aseguraba atención médica gratuita en el hospital. Para entonces, hace ya siete años, Yaeko trabajaba en la acería de Mitsubishi y mi otra hija en las tiendas de coral. Aquí estoy tranquilo se regocija Suewo san , y no espero nada ni quiero nada. Esta es mi felicidad”.

A los 35 años, el señor Yukio Yoshioka piensa, en cambio, que jamás conocerá nada parecido a la dicha: “Fui un globo, una ampolla de agua moviéndome, adolescente, después del pikadón. Ahora me siento sin fuerzas, y cada dos o tres meses una violenta diarrea me obliga a esconderme en casa. Pero lo peor es que mi corazón está herido, ocupado con los problemas del cuerpo. Ni una sola noche puedo dormir sin despertar sobresaltado. Entonces pienso que no podré ya nunca engendrar hijos sanos, que tampoco podré conseguir un buen trabajo”.

Los alumnos de Yoshioka san, en el Centro de Paz donde enseña caligrafía coreana, junto al río Enko, en Hiroshima, creen que el abatimiento jamás se ha posado sobre él y que tendrá una larga vida. Sólo una tarde, en junio, dos de ellos lo sorprendieron con la cabeza entre las manos, antes de empezar la clase, y le oyeron decir: “Debo morir. Hablo con mis antepasados, y ellos me acercan siempre al camino de morir”.

Morir era también lo único que deseó la señora Yamamoto desde que la pequeña Toshiko se le apagó en un refugio antiaéreo de Nagasaki, y sobre todo, desde que Kiyoshi, a quien le había costado tanto salvar de entre los escombros, fue acometido por vómitos interminables en un puesto de emergencia. En la madrugada del viernes 10, lo vio empalidecer y suspirar: levantó los bracitos hacia un sembatsuru y cayó, con el corazón detenido.

Otros tres de sus siete hijos sucumbieron al año siguiente, y ella, la señora Yamamoto, perdió todo el pelo v lo sintió crecer de nuevo, oscuro y fuerte, mientras las montañas de la ciudad volvían a poblarse de alverjillas y los barcos, como antes, arrimaban sus sirenas a la bahía.

A su marido lo emplearon otra vez en los astilleros Mitsubishi, y ella se sintió también afanosa por trabajar. Pero cuando se marchaba del hospital y comía los alimentos de su casa, la cara se le hinchaba y le dolía. A nada teme tanto ahora como a la muerte. A nada, salvo a otro fogonazo pálido y quemante.

También Makiko Kada sólo piensa en sobrevivir. Todas las tardes, las enfermeras del hospital de la Bomba Atómica la llevan al pie del ginkgo biloba y la dejan allí por una o dos horas, sentada en un banco de piedra. La gente que pasa le canta canciones alegres y Makiko les devuelve la cortesía contándoles su historia. No siempre es la misma historia: a veces el sol que la encegueció es un dragón de grandes alas que tiene su nido al otro lado del mar, a veces es un pez espada que juega entre las nubes y que ataca a quienes osan mirarlo.
Pronto cumplirá 30 años. Hace diez, la ofrecieron en matrimonio. Nadie la quiso. Ya entonces, todos decían que pronto iba a morir. “Muchas veces he muerto desde aquella mañana del resplandor'“, dice Makiko. “He muerto y he resucitado, como todos en Hiroshima. Nos parecemos a las nueces plateadas del ginkgo biloba. Estamos llenos de estrías y de sufrimientos, pero el viento pasa, los incendios pasan, y nosotros seguimos en el mismo sitio, invencibles”.

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Las cifras dicen poca cosa, pero a veces lo dicen casi todo. En enero de 1965, el 42% de los trabajadores esporádicos de Hiroshima eran sobrevivientes de la hecatombe. Cada uno de ellos, por condescendencia del gobierno japonés, recibía un dólar y medio por jornada. En febrero, el señor Akira Kuboyama, licenciado en Economía de la Universidad de Nagasaki, aprobó el examen de ingreso a una de las mayores empresas de la isla Kyu shu. Pero durante el test médico, los investigadores advirtieron formaciones queloides en sus hombros y vetaron el contrato. En abril, la señora Yamaguchi protestó ante la Comuna de Hiroshima porque uno de los huérfanos a quienes apadrinaba había debido cambiar diez veces de trabajo en un año: cuando presentaba la tarjeta de salud con un rectángulo verde era implacablemente despedido.

Tampoco les es fácil ser reconocidos como enfermos atómicos. Hasta 1957, el gobierno negó que las anemias y cánceres tuvieran algo que ver con la explosión. Obedecía de esa manera el dictamen del brigadier general Thomas Farrell, quien el 3 de septiembre de 1945 informó en una conferencia de prensa que “ya nadie padece en Hiroshima y Nagasaki los efectos radiactivos de la bomba. Quienes los padecieron, están muertos”.

Myeko, la hija ciega del señor Nukushina, imagina que la Hiroshima donde nació sigue como hace veinte años, con sus oscuras casitas de tejado curvo. No puede concebir que la ciudad donde nació sea otra, lavada por las lágrimas y la desdicha. “Aquel día de agosto suele contar , el cielo se cayó. Cuando el cielo volvió a levantarse, todo siguió igual que antes. Somos sólo nosotros los que hemos cambiado”.
Por Tomás Eloy Martínez.
http://diario.elmercurio.cl/2010/02/06/el_sabado/reportajes/noticias/82f29a02-f4ef-477e-b7c9-5aa0b97e6bbf.htm

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20 mil días después de la bomba de Hiroshima
Yukio Angel
 
Arriba del tren bala japonés (Shinkansen) una hora y un minuto separan Fukuoka de Hiroshima. Y quince minutos, en tranvía, lo hacen desde la estación central de Hiroshima hasta la estación A-bomb dome.
Extrañamente, lo primero que se divisa al acercarse en el tranvía es un moderno estadio de béisbol enclavado a un costado de la línea. Pero basta bajar y cruzar en sentido contrario para encontrarse con algo que, aunque más pequeño, es mucho más imponente: la única edificación antigua en muchos kilómetros a la redonda.
Aquella construcción, conocida como el domo de Hiroshima, fue la prefectura comercial de la ciudad hasta que la primera bomba atómica de la historia explotó a unos 600 metros de distancia. Aun cuando todo a su alrededor quedó destruido por completo, parte de su estructura logró mantenerse en pie.
Durante los años posteriores, su conservación fue fuerte motivo de discusión, debido a que muchos tenían la idea de derribar el edificio por el dolor que representaba para el pueblo local.
Sin embargo, prevaleció la postura de protegerlo como un poderoso símbolo de la fuerza más destructiva que el hombre jamás haya creado y, simultáneamente, como una esperanza de paz. Patrimonio de la humanidad desde 1996, la antigua prefectura se mantiene erguida de la misma manera que quedó inmediatamente después de la explosión.
La bomba que pulverizó la ciudad estalló a las 8:15 de la mañana. A esa hora, muchos niños cruzaban sobre los ríos que atraviesan la ciudad camino a la escuela. Los que no murieron con la explosión lo hicieron al caer a las aguas hirvientes cuando los puentes se desmoronaron.
Cruzando el actual puente Motoyasu lo primero que se ve es el colorido memorial por los niños víctimas de la bomba. Por ahí desfilan diariamente cientos de otros niños, igual que aquellos, con sus gorritas celestes y camisetas blancas, sin entender completamente su significado. Frente al memorial, la gran Plaza de la Paz. Y al final de ella el Museo de la Paz, donde un gran reloj marca los días que han pasado desde el 6 de agosto de 1945.
http://www.emol.com/viajes/cronica22.html

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Francia utilizó a sus soldados como cobayas en pruebas nucleares
Francia realizó 210 ensayos nucleares entre 1960 y 1996 en el Sáhara y el Pacífico  |  El objetivo era verificar la capacidad para retomar una posición contaminada
LLUÍS URÍA  | París. Corresponsal | 17/02/2010 | Actualizada a las 01:32h |
No fue tan sólo imprudencia, temeridad, negligencia o ignorancia. En contra de lo que se había creído hasta ahora, al menos en una ocasión Francia utilizó deliberadamente a sus soldados como cobayas humanas en sus pruebas nucleares para comprobar los efectos inmediatos de una explosión atómica sobre las tropas y sobre su capacidad de combate.
VIDAS ROTAS
El hombre sin rostro
Lucien Parfait es un hombre sin rostro. Aquejado de un cáncer de piel y de huesos, ha perdido el ojo izquierdo y la nariz. Lucien era uno de los militares que participaron en el ensayo nuclear subterráneo realizado el 1 de mayo de 1962 en Béryl, en el desierto argelino. Fue uno de los accidentes más importantes de la campaña de pruebas atómicas francesa. El ensayo falló y una nube radiactiva se escapó de la montaña, provocando el pánico generalizado y extendiéndose 150 kilómetros. Parfait ha sufrido desde entonces 27 intervenciones quirúrgicas. Creada en el 2001, la Asociación de Veteranos de los Ensayos Nucleares (Aven) cuenta con 4.800 miembros, de los que únicamente el 10% goza de buena salud: el 35% padece algún tipo de cáncer y un 55% otras enfermedades graves.

La información, que el Ministerio de Defensa francés trató ayer de minimizar –pero no desmintió–, fue revelada por el diario Le Parisien, que ha sacado a la luz parte de un informe confidencial de Defensa redactado en 1998, después de que el entonces presidente Jacques Chirac pusiera fin a los ensayos nucleares en 1996.
El informe, del que sólo se conoce el primer tomo, se centra en las pruebas atómicas realizadas por Francia en el Sáhara entre los años 1960 y 1966, de la primera de las cuales –el 13 de febrero en Raggane (Argelia)– acaba de cumplirse el 50.º aniversario. Nada hay respecto a los ensayos en la Polinesia, entre 1966 y 1996.
La prueba atómica que ha levantado el escándalo fue la conocida bajo el nombre clave de Gerboise verte (jerbo verde, un roedor norteafricano), el último ensayo atómico realizado en superficie en el desierto argelino, el 25 de abril de 1961. Ese día, el ejército francés, además de hacer estallar una bomba nuclear, organizó unas maniobras militares en la zona para comprobar los efectos de la radiactividad sobre las tropas y su capacidad de combate: "Estudiar los efectos fisiológicos y psicológicos producidos en el hombre por el arma atómica, a fin de obtener los elementos necesarios para la preparación física y la formación moral del combatiente moderno", era uno de los objetivos básicos, según el informe.
La mayoría de los militares implicados en el experimento –alrededor de 300– no eran voluntarios, sino soldados de reemplazo procedentes del 42.º regimiento de Infantería y el 12.º regimiento de coraceros, destacados en aquella época en Alemania, que ignoraban el peligro al que eran expuestos. El ejercicio militar era doble –ofensivo y defensivo– y pretendía establecer la capacidad de reacción de las tropas para reocupar una posición tras una explosión nuclear.
Una parte de los soldados fueron situados en trincheras a tan sólo 800 metros del lugar de la explosión –el punto cero–, otros militares fueron obligados a salir de sus abrigos, tan sólo media hora después de la explosión, y acercarse caminando hasta una distancia de 700 metros, y una patrulla móvil llegó a 275 metros a bordo de vehículos todoterreno una hora después del estallido.
Los análisis realizados inmediatamente después sobre los soldados constataron "ausencia de quemaduras aparentes" y "efectos mecánicos prácticamente nulos". Nada que les impidiera pasar al ataque, según el informe: "Parece, después de estos resultados, que a 800 metros del punto cero y fuera de la zona de lluvia (radiactiva) el combatiente habría estado físicamente apto para continuar el combate", aunque siempre –se objeta– "en la medida en que la moral no quedara demasiado afectada". En cualquier caso, se indica, la vestimenta especial de protección sólo conferiría a las tropas una "protección relativa", por lo que no debería prolongarse excesivamente su presencia en la zona contaminada, en la que tampoco debería penetrar el mando militar. Ello no obsta para que, en aras de mejorar la eficacia de la infantería, se propusiera sustituir las máscaras de protección por una "máscara antipolvo elemental".
El ministro de Defensa, Hervé Morin, intentó ayer relativizar la importancia del informe, argumentando que la contaminación de las tropas que participaron en los ensayos nucleares ya era conocida –"No aporta nada nuevo", dijo– y recordando que el Gobierno ha puesto en marcha un sistema de indemnizaciones. Morin prometió actuar con "total transparencia" en este asunto.
Entre 1960 y 1996, el ejército francés realizó 210 ensayos nucleares –50 atmosféricos y 160 subterráneos– en el Sáhara argelino y en el Pacífico, algunos de los cuales provocaron fugas radiactivas incontroladas. Alrededor de 150.000 participantes en las pruebas, entre civiles y militares, además de la población residente en las proximidades, resultaron potencialmente expuestos a la radiación, sin que se sepa con exactitud el número de víctimas.
El Gobierno, en una iniciativa que se hizo esperar varios decenios, decidió el año pasado reservar una primera partida de diez millones de euros para indemnizar a las víctimas que hayan contraído alguna de las 18 enfermedades –generalmente, cánceres– que la ONU vincula a la radiactividad, algo que excluye dolencias como linfomas o deficiencias cardiovasculares, y que queda lejos de la treintena de enfermedades reconocidas en Estados Unidos.
http://www.lavanguardia.es/internacional/noticias/20100217/53894175107/francia-utilizo-a-sus-soldados-como-cobayas-en-pruebas-
nucleares-sahara-estados-unidos-jacques-chira.html
 

Prefiero no insertar la foto del rostro desfigurado de uno de los denunciantes, Lucien Parfait, quien dice no le cortaron la lengua...

-II-

No pensé al iniciar el tema 352 que su contenido me resultaría tan impactante, duro, angustiante, quizá difícil de seguir adelante en su desarrollo...

Una Amiga CiberLectora lo sintetiza muy bien al decir:

Fecha: 16-02-2010 1:06
Motivo: ¡ Gracias 352 !
Desde: Ontinyent – Valencia – España

De: Concepción Gironés Guillem

Hola Iván hermano amigo
 
Nos preguntas en tu conclusión final si costó leer el principio; pues si hermano si, fue durísimo, tanto, que casi dejo de leerlo, estaba realmente angustiada, pero como de costumbre, haces renacer la luz de las cenizas, como el ave fénix, y el resplandor del final te hace entender que sin la dureza del inicio, igual no habría podido apreciar las conclusiones luminosas del propósito de este radiante 352.  
Será algo así como pasar el trance del dolor, para valorar la grandeza de la plenitud?  
Ya no me quedan más gracias ni bendiciones para darte con originalidad, así es que adminístratelas tu a tu aire, que para eso tienes más gracia (sobre todo de la divina) que yo, aunque todos seamos iguales, pero unos más que otros.

Al hacer un alto en el camino y decidir dar forma a la segunda parte, he releído las cuartillas precedentes, dudé encontrara argumentos para continuar con esta sección final que intento sea de PAZ. Recordé a Beethoven cuando, agobiado por su sordera y el Mensaje que a la Humanidad él aun debía entregar presentía no tendría tiempo de vida para realizar esa entrega, entonces da a luz su Novena Sinfonía Coral, algo suprahumano que bien merece que ahora, en su cuarto movimiento escuche y así lograr con esperanza energizar el contenido que ahora irá. Nos dijo Beethoven:

OH, hombre! ¡Ayúdate!
Aún no se han levantado vallas
que digan al entendimiento humano:
¡De aquí no pasaréis!


Debemos pasar la prueba de bestias para Despertar como dioses. Con la vibración musical-coral decido seguir adelante, hacer que este escrito sea realidad y lo sea con un MENSAJE de PAZ...
*
*     *

Emanuel Schikaneder ( 1751- 1812), hermano masón de Mozart escribió un libreto de ópera y encargó al músico una iniciática ópera sobre la base de su libreto. Mozart compuso la sublime "Flauta Mágica". Al inicio del acto final un "etéreo" trío de jóvenes canta lo siguiente del texto del libreto escrito por
Schikaneder:

Bald prangt, den Morgen zu verkünden,
die Sonn' auf goldner Bahn.
Bald soll der Aberglaube schwinden,
bald siegt der weise Mann.
O holde Ruhe, steig hernieder,
kehr in der Menschen Herzen wieder;
dann ist die Erd' ein Himmelreich,
und Sterbliche den Göttern gleich.
Pronto brillará, para anunciar la mañana,
el Sol sobre su órbita dorada.
Pronto se desvanecerá la superstición,
pronto vencerá el hombre sabio.
Oh paz serena, ven aquí,
vuelve al corazón de los hombres;
entonces la Tierra será un reino celestial,
y los mortales serán semejantes a los dioses.

Esta Oda premonitoria de Schikaneder que Mozart inmortalizó en su iniciática Flauta Mágica, a la luz del tiempo presente son magistralmente complementados por la escena final con este Mensaje para nosotros:

Los rayos del Sol ahuyentan la noche
destruyen el poder astutamente conquistado por los hipócritas.
Desaparece la niebla de la barbarie y de la sombría superstición,
la noche cede a la luz victoriosa.

Para quienes, como humanos, aun nos sentimos en la oscuridad debemos saber que la noche de tinieblas llega a su fin y la Luz victoriosa se manifestará. Este amanecer del llamado Fin de Tiempo ya se inició y la hora del renacer es una cósmica realidad que, por las señales, está cercano... En el huracán desatado de pasiones que nos ligan más y más al mundo, si estamos Despiertos, es nuestro deber usar el Positivo Pensar para evitar la hecatombe y... podemos lograrlo, más aún que el 1% de personas señaladas ya consolidó el Campo Mórfico del Mejor Pensar...
*
El arsenal nuclear mundial actual concentrado en pocas naciones en general y en dos en especial son más de 20.000 modernas armas nucleares que, por lo primitivas para nada considera a las primeras bombas atómicas que detonaron en agosto de 1945 en dos ciudades de Japón. Cada una de las actuales bombas por su magnitud hace ver como bombitas a las que arrasaron a Hiroshima y Nagasaki. Digo bombita porque hoy una bomba nuclear tiene miles de veces el poder destructivo de las primeras bombas atómicas Fat Man y Little Boy. Consideré necesario que rememoráramos en parte lo allí sucedido para dimensionar qué sucedería en el ámbito mundial si, por la causa que sea alguien pulsa el botón rojo... Si así sucediera quizá sólo cucarachas seguirían viviendo.

Kenneth Ring estudioso de la experiencia cercana a la muerte (ECM) enfatiza:

En mi opinión, pues, en el potencial colectivo emergente que surge de las profundidades de la experiencia trascendental no existe ningún factor que impida la posibilidad de que terminemos provocando la destrucción del planeta. Sin embargo, al mismo tiempo, el curioso y reciente fenómeno de la ECM parece transmitir a la humanidad el esperanzado mensaje de que, hasta en sus momentos más oscuros - y quizás entonces más que nunca - la Luz nos muestra el camino a seguir. Ahora nos toca a cada uno de nosotros averiguar si tenemos el coraje y la inteligencia suficiente como para emprender el camino que nos señala.

El comentarista de la Biblia hebrea Malbía, hace 100 años manifestó:
En los antiguos tiempos los gobernantes de los diferentes países fueron los hijos de los dioses que llegaron a la Tierra de los Cielos, y gobernaron la Tierra, y tomaron por mujeres de entre las hijas de los hombres; y sus descendientes fueron soberanos, príncipes y héroes.
El brillante físico y cosmólogo inglés Stephen Hawking destacó:
El actual punto de vista de la Creación ocurre fuera del campo de las leyes conocidas de la física.
George Gamow (1904 - 1968) físico y astrónomo ucraniano sostuvo:
La teoría del Big Bang que el universo comenzó a partir de una primera explosión, una creación o un surgimiento  instantáneo... abre las puertas para la idea de un Creador.
Recuerdo de niño haber escuchado en el campo chileno decir: "En la duda abstente".

Como joven primero y adulto después, en variadas circunstancias pude comprobar que ese dicho popular era dogma, un pilar fundamental del modelo de pensamiento en un paradigma lineal que, en lo científico, filosófico y religioso nos enmarcó sin dejar mirar más allá de los humanos límites. 

La rebeldía infantil frente a lo dogmático acatador, ahora me hace decir:

DUDA + INTUICIÓN + IMAGINACIÓN = METAINTERPRETACIÓN:

Ecuación para un personal Pensamiento que señala:

Ante la Duda del Conocimiento y del Saber debes ACTUAR para ser liberado del paradigma racional, lineal, dogmático... y así lograrás proyectarte con tus personales atributos mentales más allá de los límites humanos. Lo lograrás por ti mismo sin ajeno guía. Presentirás entonces aquello SupraHumano que la razón no logra entender y que como realidad existencial nos aguarda cual meta a la que tendremos que llegar. La nave cósmica que hacía allá nos llevará es la mente con su propio Buen Pensar.



Sobre la base de los estudios de muertos clínicos resucitados que, en especial estuvieron enfrente del Ser de Luz, Carol Parrish-Harra ha escrito lo siguiente:

¿Existe alguna razón lógica o espiritual para el aumento de interés por este tema de la muerte y el morir? ¿No puede ser que la Humanidad esté llegando a un instante en que precise conocer que la vida física es sólo una parte de la vida total, y ni siquiera la más importante? Si el futuro de la Humanidad ha de significar cambios físicos, agitación social y, quizás, una guerra nuclear, las filas del movimiento por el estudio de la muerte y la agonía se engrosarán. Esta puede ser la oportunidad para estar preparados,

Kenneth Ring al explorar la hipótesis Omega lo hace pensando en el siguiente estadio de la evolución humana hacia el que parecen tender, como una suerte de vanguardia de la especie humana, quienes, entre otros, han pasado por una experiencia cercana a la muerte clínica (ECM), siente junto con varios de los que ha estudiado y han tenido la experiencia de transformación, que por distintos caminos - no tan sólo de contactados con el Ser de Luz - se está acelerando nuestro modelo vibratorio, con una expansión de la conciencia, en un tiempo en el que la gente debe y necesita transformarse en el ámbito planetario. Piensa que nos dirigimos hacia un salto cuántico de la conciencia, salto que permitirá al ser humano recordar quienes realmente somos. Se trata de un mensaje de esperanza que comparten todos aquellos que están expandiendo su conciencia. Son personas cuyo despertar es el despertar del destino planetario hacia el siguiente estadio de la evolución humana, y el deslumbrante ascenso hacia el encuentro consciente con la Divinidad. Kenneth Ring ha evaluado una serie de positivos cambios en la actitud, los valores y el comportamiento de las personas que han experimentado una muerte clínica y han estado en contacto con el "SER DE LUZ" que en el más allá los recibió. Son cambios que a menudo han significado una transformación completa de la personalidad. Considera el Dr. Ring a esta experiencia como un poderoso catalizador del despertar espiritual y del desarrollo psíquico. 

Es muy interesante la aportación del antropólogo e investigador John White, miembro de la Asociación Antropológica Americana (American Anthropological Association), que afirma que: “Se está perfilando una nueva humanidad que se caracteriza por una psicología ya modificada, basada en la expresión del sentimiento y no en su represión. Esto se traduce en: una motivación solidaria y amorosa, no competitiva y agresiva; una lógica multinivel-integrada, no lineal-secuencial; un sentido de identidad inclusiva-colectiva, no aislada-individual; y capacidades psíquicas utilizadas con propósitos benevolentes y éticos, no dañinos ni inmorales.” Este investigador concluye que se está produciendo un gran giro de la humanidad en su conjunto, lo cual dará lugar a la aparición del Homo Noeticus (Hombre de Conciencia), que constituye el siguiente escalón en la evolución humana.
Luis Sánchez González
Investigador, psicólogo y psicoterapeuta

El investigador y antropólogo americano John White  ha definido a la nueva generación de niños de este tercer milenio como Homo Noeticus: HOMBRE CONCIENCIA. Señala:

Homo Noeticus es el nombre que doy a la forma emergente de humanidad. “Noético” es un término que denota el estudio de la conciencia, y esta actividad es una característica principal de los miembros de la nueva humanidad. Gracias a su conciencia profundiza, y gracias a su autocomprensión no permite que se desarrollen las formas tradicionalmente impuestas, los controles y las instituciones de la sociedad como barreras. Su psicología transformada está basada en la expresión del sentimiento, no en su supresión. Su motivación es cooperativa y amorosa, no competitiva y agresiva. Su lógica es multinivel/integrada/simultánea, no lineal/secuencial/dual. Su sentido de la identidad es abarcante-colectiva, no aislada-individual. Sus capacidades psíquicas se utilizan con fines benévolos y éticos, no dañinos e inmorales. Los medios convencionales de la sociedad no le satisfacen. Le interesa la búsqueda de nuevas maneras de vivir y de nuevas instituciones. Busca una cultura fundada en una conciencia superior, una cultura cuyas instituciones están basadas en el amor y en la sabiduría, una cultura que satisface la sabiduría perenne…

Niños multidimensionales

El Dr. Shichida, reconocido educador japonés, afirma que: "Más que niños y niñas que razonan como Homo sapiens, son niños cuya sensibilidad es tan aguda que pueden percibir los sentimientos, lo que uno piensa, lo que les van a preguntar, el ambiente de un lugar, el pasado, el futuro, lo que pasa a nivel físico, afectivo, mental y astral. Son capaces de trabajar simultáneamente en todos estos niveles". Esta es una de las razones por las cuales el Dr. John White, de la Asociación Americana de Antropología, nombra a las nuevas generaciones: Homo Noeticus, Hombre de Conciencia. Un niño multidimensional, también llamado niño holográfico, es un niño que: "Procesa la información de una manera diferente que la mayoría de los adultos en el pasado -explica Carmen Dorsey. Nosotros, que hemos sido programados para ser pensadores lineales, siempre hemos resuelto los problemas con un desarrollo lineal. Cuando la gente joven se enfrenta a un problema, ellos experimentan sus pensamientos simultáneamente. La información desde muchas dimensiones entra en sus mentes de manera rápida y completa de una sola vez". En resumen: son niños, y con ello se perfila las emocionantes nuevas características que emergen en la nueva humanidad, que pueden moverse a través de varias dimensiones o niveles de conciencia. Tienen habilidades psíquicas y sanadoras innatas, especialmente a temprana edad. Su manera de aprender y actuar no es lineal, sino holística. Traen una vibración y conciencia más alta, con otros ritmos, metas y medios.

Los caminos de la sabiduría

Un camino es el intuitivo, que corresponde a la información de índole psíquica. El otro es el trascendente que corresponde a la activación de la glándula pineal y pituitaria. El tercero se llama el camino al corazón, que corresponde a la llamada “conexión mente-corazón”. Con esto, se perfila el modus operandi de los niños de ahora, los por venir y de la nueva sociedad que emerge con ellos, el homo noeticus o noosphericus según la teoría de algunos antropólogos actuales y otros investigadores. Una nueva inteligencia holística
Podemos entonces avanzar acerca de la teoría que los niños y niñas de hoy manejan una especie de nueva inteligencia holística, que activa nuevos patrones de aprendizaje y el funcionamiento integral del cerebro, de las mitocondrias, del ATP, del timo, entre otros; una inteligencia que recibe la información a manera de insight o flash y que liberaría la asociación antigua que creamos con la información y las sensaciones recibidas, lo que permitiría trabajar con nuevas partículas fotónicas. Este fenómeno aceleraría el proceso de que nuestro sistema de vida salga de los viejos paradigmas y se fusione con un nivel superior de conciencia. Es decir poder acceder a un sistema de ondas-partículas gracias a un aparato sensorial más desarrollado, hacia un nuevo continuum ondular holístico basado sobre fuerzas lumínicas de naturaleza bio-mórfica.
Eso explicaría que realmente estos niños y la nueva sociedad que emerge con ellos siguen nuevos patrones de aprendizaje, de sentir, de interactuar y de ser, lo cual indica que difícilmente se pueden adaptar a los sistemas educativos de antes y nos incentiva a impulsar urgentemente una r-evolución en nuestra manera de enseñar, aprender y vivir.
Como dice Teilhard de Chardin y el científico Vladimir Vernadsky: “Estamos abriéndonos a la etapa de planetización de la conciencia cuatri-dimensional mental-espiritual, de que somos un solo pueblo, que vive en un solo mundo y comparte un solo destino. En el momento en que la noosfera se haga conciente pasaremos de la condición de homo sapiens a la condición de homo noosphericus”.
http://blogs.clarin.com/paralalibertad/tag/salto/

Un nuevo mapa de interconexión humana está comenzando a emerger. Estamos descubriendo la verdad inevitable de que la mente humana se está expandiendo a órdenes más grandiosos de complejidad y resolución de problemas. Al mismo tiempo, al usar métodos científicos modernos, como la percepción remota con satélites y aviones, estamos comenzando a ser más concientes de la fragilidad de nuestro pequeño planeta. Ya sea que observemos el agua, el suelo o la calidad del aire del planeta, estamos comenzando a ver que todos estamos interconectados y que somos parte de un organismo vivo más grande llamado “Vida.”
El agua es un sistema regulador para el planeta. Nosotros estamos constituidos de casi 75% de agua. También sabemos por los estudios realizados por el Dr. M. Emoto en Japón que el agua puede recibir nuestros pensamientos y reaccionar a nuestros miedos. En efecto, es un transportador de información clave que consiste de estructuras cristalinas y ondas, tal como nuestra voz o la luz que producen ondas.
Los que creen que son simplemente una colección de células vivientes no entienden su propio potencial ni los requerimientos de conciencia del planeta. Podemos construir medio ambientes artificiales en el espacio, viajar a las estrellas o crear robots que actúen de forma muy humana, sin importar cuánto cambiemos nuestra realidad seguimos aquí como cuidadores. Cuando nos volvemos a estructurar a nosotros mismos también nos convertimos en “los cuidadores del agua” del medio ambiente viviente que nos rodea. Comenzamos a sentir y a amar la mismísima microestructura y el flujo de la Vida.
Experimentamos esto diariamente con los cientos de miles de reacciones celulares en nuestro sistema que funcionan en armonía con nuestro sistema de vida completo. La mayoría de las reacciones celulares tienen funciones de vida substanciales no por casualidad sino por necesidades específicas para mantener el sistema viviente como un todo. La conciencia que compartimos parece tener el potencial para impregnar el universo o, al menos, a la humanidad y nuestra región local. De hecho, parece que compartimos campos comunes de conciencia en diferentes niveles de complejidad.
¿Puede haber un momento más emocionante para que veamos nuestro significativo papel y la necesidad de redefinir una nueva imagen para la humanidad construida no a partir de individuos o una vasta diversidad de culturas sino del homo noeticus que tiene el potencial para cambiar el mundo? Imaginen un mundo donde la tolerancia y la apreciación de las diversas tradiciones fuera la regla, donde la práctica espiritual de la naturaleza interna fuera encomiada y la reverencia por la vida fuera fomentada.
Con esto todos podemos experimentar la Casa de Muchas Moradas del Padre Divino, aún en el microcosmos del planeta tierra, el lugar donde la Palabra (la Logos) del descubrimiento fue enviada para hacer todas las cosas de nuevo.
 J.J. Hurtak, Ph.D
http://www.clavesdeenoc.org/html/historia_futura_4_9.html

Sobre visiones de futuro de muertos clínicos retornados, el estudioso del tema Ring, manifiesta:

Antes que nada, hay una sensación de tener un conocimiento total, pero más específicamente, el sujeto está consciente de ver la totalidad de la evolución y la historia de la tierra desde los orígenes hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, por lo regular el escenario futuro dura muy poco. Los individuos dicen que en esta década habrá un incremento de la incidencia de terremotos, actividad volcánica y en general de cambios geofísicos masivos... No obstante, todos estos acontecimientos son más transitorios que definitivos y estarán seguidos por una Nueva Era en la historia de la Humanidad, marcada por una fraternidad entre los seres humanos, el amor universal y la paz mundial. A pesar de que muchos morirán.


Es para destacar que, muchos de los retornados que estuvieron con el Ser de Luz a su vez señalan que no hay un futuro determinista y que cada uno según sea su forma de Pensar y Actuar puede cambiar su futuro, el de sus seres queridos y el planetario. Por lo tanto frente a un futuro mundial negativo ya es hora de activar al colectivo de mejores pensantes planetario para que eso negativo no suceda o, al menos, sea atenuado...

Hay esperanza en la acción de quienes han nacido como Niños De Luz, en su mayoría adultos en acción, hay esperanza en el actuar de quienes en su muerte clínica estuvieron en contacto con el Ser de Luz y regresaron para cumplir su Misión. Hay esperanza en personas comunes que, por sí y en sí tuvieron una transformación al iniciar la no fácil senda del Mejor Pensar. Estos tres grupos de personas están mentalmente ligados por su subconsciente mental y son parte del 1%...

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Finale... ma non troppo

Este final sin apresurarme, me lleva a repetir el versículo bíblico que de niño me hizo entrar en rebeldía con causa:

גָּפְרִית וָאֵשׁ מֵאֵת יְהוָה מִן־הַשָּׁמָיִם׃וַיהוָה הִמְטִיר עַל־סְדֹם וְעַל־עֲמֹרָה
Entonces Jehová (Yahvé) hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová (Yahvé) desde los cielos;
y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra
Génesis 19: 24, 25

Para algunos este versículo muestra dos Jehová, uno en la tierra y uno desde los cielos. Otros lo interpretan como Dios, según está a la letra en el Diccionario Católico: "Dios hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra quedando totalmente destruídas las dos ciudades (Gén. 19:24; Deut. 29:23)".

Azufre y sal, abrasada toda su tierra, en la que no se siembra, y que nada produce; no brota en ella hierba alguna, como sucedió con el asolamiento de Sodoma y Gomorra que asoló Jehová (Yahvé) en su ira y en su furor. Deuteronomia 29:23.

De niño rechacé ese Dios antropomórfico de ira y furor que no era el de serenidad, comprensión y AMOR que intuía como Padre. Para nada me benefició en Religión esa rebeldía en cuanto nota o calificaciones, pero sí me hacía sentir diferente en cuanto a la Justicia Divina que Sabía era, Justicia que logré  entender, aunque en ocasiones me haga Dudar porque humano soy y no es fácil ver la vida a mirada divina.

Si el bíblico relato sobre Sodoma y Gomorra fuera real, realmente crea un problema serio para explicar qué dioses autorizaron y ejecutaron esa indiscriminada matanza nuclear...

Si los primitivos relatos hindúes no son mito, da que pensar qué ángeles eran esos tripulantes de los vimanas y su actuar nuclear...

Me identifico con los estudiosos bíblicos que sostienen que Jesús con su vida, muerte y resurrección, cumplió toda la ley del antiguo pacto, por lo que esta ley ya no es para los cristianos: Nos liberó del antiguo pacto. Quizá por esa falta de Amor, como lo fue lo sucedido con Sodoma y Gomorra; recién nacidos, lactantes, niños, Jesús nos liberó del antiguo pacto y es nuestro deber buscar en el Nuevo el real Mensaje de AMOR que ese Ser de Luz encarnado hace 2.000 años nos trajo para TODOS por igual y, emerge cual recordatorio para ahora en este tiempo de... No olvidar que para los de afuera Jesús les habló en parábolas para que no entendieran y a los de adentro, círculo interno, les Reveló la Verdad del Reino del Padre...

La sabiduría popular aconseja “en la duda, abstente”, quizá por ser Guerrero no me abstuve en este Gran Duda, por el contrario actué buscando la verdad y, sin yo proponérmelo a varios arcanos de diferentes vertientes accedí...

Toda vida es importante para su alma encarnada, todo nacer tiene una razón de ser para el alma y cada persona nació con una justa razón de ser en su vida, vida que a cada uno la propia alma programó con un amplio abanico de posibilidades de vida frente a cada situación que al curso de vida podría cambiar en pleno uso de nuestro libre albedrío. Lo que suponemos un actuar por azar lo fue por subconsciente acción mental para que ese actuar, en aquel momento, así lo fuera y nos permitiera ser lo que ahora somos. Bajo esta óptica en la que ninguno es superior ni inferior a otro, merece cada ser humano ser respetado, algo nada fácil de entender, 
aceptar ni lograr realizar pues como almas somos iguales...

El hecho de vivir, el cómo vivir y el morir corresponden a lógicas razones de nuestro ser, razones que están más allá del racional entendimiento y, en ese nuestro ser que es el alma, mediante la mente nada nos impide Ser Mejor, Pensar Bien y, con el correcto pensamiento revertir la polaridad predominante negativa hacia lo positivo, primero en uno mismo y después, mediante acción subconsciente mental, más allá de tiempo y espacio, hacia los demás y el medio ambiente que tanto necesita de nuestro Mejor Pensar.


Considero que hay tres grupos de personas en el Homo Noeticus quienes conforman un Campo Mórfico que llamo del 1%, es decir 80 millones de Personas Consciencias en acción mediante el mejor uso del recurso mente. Estos tres grupos de "velada" u oculta aura dorada para la general humana percepción, son:

1. Los que han nacido como Niños de Luz y no fueron bloqueados con el Ritalín por ejemplo.
2. Los que vivieron la ECM o experiencia cercana a la muerte y en ella estuvieron frente al Ser de Luz que les explicó el por qué y para qué debían retornar.
3. Anónimos que, sin llamar la atención, por la razón que sea inician con esfuerzo y sacrificio la Reprogramación de su mente Pensando cada día algo Mejor...

Todas esas personas no lo son por azar, lo son por personal programación de su propia alma antes de nacer para actuar en este Fin de Tiempo. Son tres factores diferentes con una finalidad común de Homo Noeticus actuando en concordante acción propia para el Fin de Tiempo y, factores del Cambio llevaron a sus almas para programar esta acción en uno u otro de los tres factores.

Los estudios musicales con su influencia en la microscópica cristalización del agua son sorprendentes. Una CiberLectora mientras esto escribo me hace llegar un correo electrónico en donde hay un párrafo que es novedoso y destaco:

Un niño de tercero medio me enseñó sobre el efecto de la música en el agua, todo partió de un comentario que hice sobre el comportamiento vandálico de jóvenes después de un concierto en Santiago de música "metal", como ellos le llaman, las consecuencias de esta en las neuronas de esos niños que salieron locos del concierto destrozando todo a su paso, tenemos 75% de agua en el cuerpo, 75% de agua en el planeta, entonces... COMO ESTÁN ENOJADOS LOS MARES con el continente, por eso los maremotos y tanta destrucción, al mirar en un microscopio como una gota de agua reacciona ante diferentes estímulos musicales, eso fue todo un descubrimiento NUEVO para mí, seguramente en alguno de tus escritos que no he podido leer tú ya lo mencionas, porque ya no hay tema al que no te hayas referido en ellos, por favor continúa, todavía me quedan algunos años de vida en que podré leer más de ellos.

Dijo Masaru Emoto:

Hoy en día, todos los adultos estamos tan estresados y sólo pensamos en trabajar y ganar más dinero. Somos muy materialistas. Es muy difícil convencer a los adultos para que entiendan la verdad. En vez de los adultos, yo me concentro en los niños porque son el futuro. Serán los adultos dentro de 20 años. En vez de intentar convencer a los adultos, voy con los niños, que son muy puros. Pensando en la paz del mundo y el futuro de la Tierra, es mucho mejor educar a los niños, es el camino más rápido.
Declaro aquí que en un tiempo que necesita la ascensión de la conciencia mundial, miro a los niños con la esperanza del cambio positivo. Me gustaría producir y proveer 650 millones (10% de la población mundial) de copias de la versión para los niños del
Mensaje del Agua en una década, comenzando en el año 2006, para que los niños puedan comprender más la importancia de la vida y la paz. Pido su comprensión y su apoyo.

El japonés Masaru Emoto ha trabajado por años fotografiando las variaciones microscópicas en los cristales del agua, cristales que varían frente a nuestros pensamientos y la música, es decir, la mente y la música influyen en la materia para bien o para mal, en este caso sobre las moléculas del agua. Dichas fotografías han sido publicadas en un libro titulado Los Mensajes del Agua. La melodía AIR o Aire para la cuerda en Sol de Bach da lugar a cristales dorados preciosos, ellos me recuerdan el aura de los seres crísticos. Esta cristalización me lleva a asociarla con el efecto piezoeléctrico de los cristales de cuarzo en su refuerzo de nuestro Mejor Pensar y me hace suponer que la Buena Música, de manera piezoeléctrica se armoniza con nuestro cerebro en sus neuronas cuánticas para abrir portales dimensionales para el salto cuántico con la mente, portales que vibran en alfa cerebral 10 y beta cerebral 15, lo que facilita el positivo salto cuántico del Mejor Pensar hacia el cerebro y el mundo exterior... La otra música densa e idiotizante anula el ritmo alfa cerebral y vibra por sobre 40 ciclos por segundo, lo que da lugar a caos en el cerebro y su repetición a daño variable en el mismo en especial en neuronas habilitadas para la función de salto cuántico...

Según el planteamiento de la Amiga deseo destacar que al referirme a la Música en el índice Temático, Tema
"10.- Música" lo que señalo a favor de la música inspirada y en contra de la música vulgar idiotizando, se ve reforzado de manera amplia por, como llamarlo: la reveladora asociación de la Inspirada Amiga CiberLectora, al escuchar a su alumno en cuanto a la cristalización del agua y la proyección que ella hace para nuestro organismo y el planeta. Tenemos un 75% de agua en el cuerpo y esa agua cristaliza en sus moléculas de determinada manera mientras escuchamos música. ¿Qué música predomina? A su vez, esa música densa que predomina se ve reflejada en el 75% del agua planetaria. ¿Cómo está el planeta? ¿Cómo están las neuronas cuánticas de los adictos a la música densa? ¿Podemos sorprendernos si se pulsa el botón rojo nuclear por la mórfica resonancia negativa de la mayoría humana agrupada en el servil hombre masa que piensa por lo que sus líderes opinan y no es capaz de discernir por sí mismo?

Según uno piensa es como responden el cerebro y la mente. Según vibra la música que se escucha es como responden a ella el cerebro y la mente. La música activa en el cerebro su ritmo de acuerdo con el vibrato musical. La música densa es rechazada por los electrones astrales de los microtúbulos situados en las neuronas de salto cuántico que representan al 10% del total de neuronas en acción cerebral. Por la acción de esa música el electrón astral se aleja del plano físico y ese microtúbulo pierde su función de salto cuántico para la información mente cerebro. En resumen, la música basura facilita el mal pensar y altera el buen ritmo cerebral lo cual se refleja en el comportamiento humano.

Tenemos 200.000 millones de neuronas en el cerebro, el 10% son 20.000 millones que cumple la especial función de salto cuántico, cada una de estas neuronas tiene a su vez 10.000 microtúbulos con un electrón astral que sustituyó al electrón físico para cumplir esa acción de estar en las dos realidades a la vez, la mental y la cerebral. La cantidad de portales habilitados es de 200.000.000 de millones, por lo tanto, frente a tal cantidad de portales, los que son dañados no dan lugar a significativo déficit mental... El problema es que esa grupal música que los aúna en lo denso les deja abierta la puerta para la drogadicción que SÍ, por desgracia, lleva al cerebro a daño significativo con irreversible bloqueo mental como lo señala la cifra de más de 1.500 millones de personas con bloqueo mental adquirido por adicción a la droga pasta base, cocaína, marihuana... 

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Para ayudarnos a estar bien y aliviar al planeta reforcemos la labor del 1% PENSANDO MEJOR y, además escuchemos más música inspirada.
Los beneficios científicamente demostrados de esta música me permiten afirmar que:

* La música inspirada en general es esencial para crear ambientes de estudio gratos y motivar el aprendizaje.
*Sabemos que la música barroca de movimiento largo y en clave mayor tiene los mejores efectos en la relajación y, como lo postulo desde hace unos años, en la meditación.
*La música barroca para cuerdas sincroniza la armonía en el funcionamiento de la respiración, los latidos del corazón y las ondas cerebrales.

*El ritmo utilizado en esta música es preciso, generalmente 60 compases por minuto, que propicia que el corazón lata a 60 pulsos por minuto.
*Esta música por su calidad vibratoria estimula en el cerebro la acción de las ondas Alfa de 10 ciclos por segundo y beta de 15, da lugar a armonización cerebral y a que nuevos electrones astrales sustituyan a electrones físicos en microtúbulos de neuronas, aumentando con ello los portales de unión cuántica entre el cerebro y la mente, es decir aumentando el desarrollo cerebral.  En la mente la melodía inspirada favorece el mejor pensar, mejor pensar que encuentra portales abiertos para pasar al cerebro y el mundo exterior.

*La música inspirada es una extraordinaria herramienta para desarrollar facultades psíquicas insospechadas, abrir canales de percepción adormecidos que han quedado prácticamente inactivos por falta de estímulo adecuado. Induce en los alumnos un estado relajado, manteniéndolos en estado receptivo y alerta.
*La memoria mejora notablemente, a tal grado que el rendimiento en la retención es superior al 90%. 
*Atenúa y pacifica los ritmos corporales llevándolos a niveles de mayor eficacia, actúa a manera de "masaje sónico", al eliminar la tensión del trabajo mental intenso. Ayuda a centrar la atención hacia dentro, en vez de hacia afuera.
*El oído es el primer órgano que se desarrolla a nivel embrionario, empezando  a funcionar activamente a partir del cuarto mes de embarazo siendo la música inspirada la que mejor ayuda en el desarrollo del órgano de Corti del oído interno.
*Los niños en su fase intrauterina y después de nacer, son demasiado sensibles a la música y la barroca los estimula en su desarrollo cerebral y musical, su polo opuesto los altera y hace irritables.
*La música barroca para cuerdas no sólo refuerza la memoria y el aprendizaje, sino que cuando hacemos ejercicios esta música de fondo aumenta la vitalidad. En las investigaciones de Shuster y Mousen (1982), con el uso de música barroca se pudo evidenciar que los estudiantes aprendieron 30% más palabras con un fondo de este tipo de música, que sin ella. Por el contrario la utilización de música clásica, produjo un efecto intermedio alrededor del 15% mejor que el grupo de control sin música. En este sentido, el ritmo, el tono, el sonido, la melodía  de la música tienden a relajar a los estudiantes.
*Hoy se sabe que la mayoría de la información que se aprende es almacenada en el subconsciente mental. Hay serios investigadores que afirman que una gran cantidad de información se aprende mejor subconscientemente, lo cual sucede al estudiar, trabajar o relajarse escuchando música barroca para cuerdas.
*Se logra un estado de ‘consciencia relajada’ lo que facilita la inspiración creativa, la asimilación rápida de los hechos y activa la memoria superior. El ritmo alfa cerebral logrado de 10 ciclos por segundo además de relajar potencia la autoestima, autoaceptación, tolerancia, comprensión y empatía.

*Investigadores dedicados al estudio de las ondas cerebrales concluyen que la música barroca estimula las ondas asociadas a la relajación de alerta en descanso y a la sensación de calma y tranquilidad, lo que representa una gran ayuda para el estrés. Los científicos K. Haray y P. Weintaub recomiendan que para lograr un profundo estado de paz y tranquilidad es menester escuchar música barroca.

De acuerdo a la cristalización de moléculas de agua la calidad de pensar también queda allí registrada. Como lo comprobó la física cuántica los electrones se comportan de una manera específica y de otra forma si se los está observando, es decir se demostró que la mente influye en la materia. La mente a su vez está en constante observación de los electrones cerebrales, el subconsciente mental controla al hemisferio cerebral derecho, el consciente mental controla al hemisferio cerebral izquierdo. Un argumento más para intentar Pensar Mejor, Reprogramar la mente por uno mismo programada y, con mente bien reprogramada dar inicio a la Reingeniería cerebral que nos hará aumentar el desarrollo del cerebro en cantidad, calidad y favorecer con ello la manifestación de lo sutil mental. Algo al parecer natural en quienes son parte del 1% mundial...

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Recapitulando:

La Gran Duda está en quien considera a esta su única e injusta oportunidad de vida, eso genera temor pues no hay santón posible que logre en una vida llegar a la perfección y, el temor, frena el Despertar mental. La Gran Duda está en quienes por ese fatalista dogma temen a la muerte por significar ella el paso a un Juicio con posible Castigo eterno en algo llamado infierno. La Gran Duda la tienen por olvidar que TODOS somos hijos igualitarios del Padre, Padre que es solo Amor, Comprensión y Perdón para TODOS nosotros sus hijos por igual. Como alma hemos programado esta vida, una de tantas que nos permite estar donde nos encontramos en un ciclo de vidas en ascendente espiral. La Gran Duda está en olvidar que cada uno es el resultado de sus propios pensamientos y será el fruto de lo que desde ahora piense. ¿Por qué no intentar desde ahora Pensar Mejor? ¿Por qué no?

Yo he estado diez veces en este mundo. He sido alto dignatario de la Iglesia, príncipe, rey, y he estado desterrado; he tenido diez clases diferentes de rango social. Pero mi amor a la Humanidad no fue perfecto. Por eso he sido enviado una vez más aquí, para aprender el amor perfecto. Si lo consigo esta vez, no volveré más.
Rabino hasid Abrahl Jehoschua

Una sola alma puede reencarnar varias veces en diferentes cuerpos y, de esta manera, rectificar el daño hecho en encarnaciones previas. De modo similar, también puede alcanzar la perfección que no alcanzó en encarnaciones previas.
Rabino Moshe Chaim Luzzato

Las reencarnaciones existen, y en el judaísmo se lo asume totalmente. Observe que en los libros de kabala más populares como "Zohar" y otros, consta ese tema en forma amplia y explícita. Asimismo, en prácticamente todos los libros de oraciones -sidurim- en existencia, aparece la plegaria para antes de irse a dormir. En la mayoría de las ediciones, consta en el encabezado de tal plegaria, la declaración que uno debe recitar antes de acostarse: "En este acto perdono a todo el que me hizo enojar, o pecó contra mí, tanto contra mi cuerpo como contra mi dinero, tanto contra mi honor como contra con todo lo que tengo... tanto en esta encarnación como en cualquier otra encarnación...".
R' David ben Israel 

El hombre vive en este mundo, pasa por todo tipo de complicaciones y dolor, inmerso en este deseo de recibir, desarrollando su ego, de generación en generación, después de muchas generaciones, treinta, cuarenta, no importa cuantas, lo importante, es que llega a un estado, en el que comienza a preguntarse, a atisbar afuera del deseo de recibir, a querer saber, acerca de su origen, de la Divinidad. Si el hombre, comienza a preguntar, es porque pasó por muchas reencarnaciones, y llega finalmente a una, en la cual empieza a desarrollar su Alma.
Rabino Laitman

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ZS08051102 - 11-05-2008
Permalink: http://www.zenit.org/article-27250?l=spanish
Un sacerdote y un rabino debaten sobre el sentido del sufrimiento

El dolor del ser humano no deja indiferente a Dios, recuerdan
MADRID, domingo, 11 mayo 2008 (ZENIT.org).- El sentido del sufrimiento fue el argumento que ha congregó a un rabino y a un sacerdote católico, así como a estudiantes universitarios de Madrid.
El encuentro fue acogido por la Universidad Francisco de Vitoria acogió el 7 de mayo e intervinieron el rabino Moshé Bendahan y el sacerdote Florencio Sánchez L.C. en el marco de las Horas Newman dedicadas por este centro universitario a sesiones dedicadas a la reflexión sobre fe y razón.

La intervención del padre Florencio Sánchez comenzó con una premisa: el sufrimiento no es un tema de debate, no es algo abstracto, es «suelo sagrado», es aquello que le ocurre a una persona concreta. Por eso, la reflexión de cada persona ante el dolor es la base de su actitud ante la vida. Después, retomando las últimas palabras del Rabino, expuso que «Dios no se equivoca, no se equivoca al darnos la vida, una vida con deseo de plenitud, de belleza. Sin embargo, la vida siempre está amenazada de oscuridades. Pero si no se mira al sufrimiento cara a cara se está muerto ya en vida, esperando, en el fondo, que no nos pasen muchas cosas malas».
Para plasmar cada una de las actitudes ante el sufrimiento, por una parte, la angustia y el enfado; por otra, la huida; y en tercer lugar, la fe utilizó un fragmento de la obra de Dostoiewski Los hermanos Karamazov, en la que uno de los protagonistas afirma que no puede negar la existencia de Dios puesto que la vida está llena de momentos bellos, pero que el sufrimiento de los niños le provoca una absoluta incomprensión con esa obra divina y que, por tanto, devuelve la «entrada» de la vida.
Ante esta actitud de derrota, según el padre Florencio, está la pregunta del ser humano, aquella que despierta su humanidad, el grito del hombre que interroga a Dios, pero que también está dispuesto a escuchar la respuesta.
«El por qué sufrimos, si es que lo pudiéramos saber --concretó el sacerdote--, no es suficiente, no nos consuela. Lo que tenemos que saber es que a Dios sí le importa nuestro sufrimiento porque decidió experimentarlo Él mismo. Ahora sólo queda verificar en nuestra vida si es posible encontrarle un sentido».

El rabino Moshé comenzó su exposición comentando la teoría del Rabino Rabá, quien afirma que la vida de la persona no depende de la conducta sino del destino.
Para matizar este presupuesto, explicó que existen tres caminos diferentes para los acontecimientos de la vida: decretos fijos, pruebas y libertad de elección. Tres vías que explicarían la existencia del sufrimiento.
Por una parte, los decretos fijos son aquellas marcas con las que el ser humano ya nace. Según la Cábala, a la que aludió el Rabino Moshé, esto se puede explicar por la reencarnación. La vida del hombre necesita reparación por el pasado y por ello sufre.
El segundo camino serían las pruebas, aquellas que precisa el alma para perfeccionarse. El sufrimiento sería, así, un método por el que el hombre se eleva. Por último, la libertad de elección, aquellas deliberaciones de la persona que conllevan un sufrimiento para ella o para otro.  
«Los acontecimientos no son casuales --concluyó el Rabino-- hay una razón por la que el sufrimiento toca a una persona. Pero para eso hay que saber vivir con fe, con la fe que da el convencimiento de que nadie nos ama más que Dios, ni nadie sabe mejor que Él lo que nos conviene; además, Él nunca se equivoca», afirmó.

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Pareciera que estamos en un mundo alienante donde nadie, con certeza, sabe la Verdad de lo que sucede y, para muchos queda la impresión que somos simples marionetas de un juego cósmico con extraplanetarios amigos unos y enemigos otros moviendo los hilos de estas humanas marionetas. Pienso que cada uno es marioneta y marionetista a la vez, es decir cada rige su propio destino según sea su personal forma de pensar y actuar. Otra óptica pareciera mostrar a una irresponsable masa humana ligada por los sentidos a la ilusión mental de la materia, teniendo en el olvido su trascendente realidad espiritual, viviendo faltos del sentimiento del Amor de lo ético-moral y la familia. Masa humana acatante, servil de ajenas ideas y ajenas interpretaciones de lo que consideran sagrado unos o material razón de vida otros, ignorando que todos los credos -aún el sin credo- son rayos de una rueda de vida que convergen a un centro común y no hay credo superior a otro ni credo humano que tenga la Verdad absoluta porque los credos son la resultante de interpretaciones de gente bien intencionada, de buena fe pero carentes de la Inspiración que activa el entendimiento; otros mal intencionadas por intereses políticos o de poder, es decir de mala fe para gobernar al hombre-masa, todo ello interpretaciones de Enseñanzas no escritas dejadas por Enviados Suprahumanos que han orientado a la humanidad en su historia, Enseñanzas que discípulos de discípulos después escribieron.

En este contexto en que nos encontramos no es fácil tener que aceptar que para evitar que el hombre masa nos lleve al suicidio colectivo como lo sería una Tercera Guerra Nuclear, sea necesario el Cambio Climático y otras catástrofes que, pareciera, llegan y se intensifican para que los más despierten y repolaricen su mal pensar que, en el ámbito planetario es la norma de vida con un promedio del 70% de pensamiento diario basura acompañado de música basura. Estos remezones que ya se sienten ojalá hagan entender que estamos acá para saber que el AMOR es el hilo conductor cósmico de nuestra razón de ser en la Tierra, razón de ser en un secuencial sueño-vida del alma, alma que está por sobre lo denso de nuestro mal pensar y por sobre lo denso que nos rodea y a tantos atemoriza.

Ningún niño permanece más de lo que necesita en los cursos de la Escuela Básica. Ningún humano permanece en su ciclo de vidas más de lo que necesita en la Escuela de la Materia que el planeta representa. Nuestro ciclo básico debe concluir para dar paso, según sea la evolución, al período de aprendizaje del alma en un plano evolutivo superior de consciencia. Para nada entiendo, acepto y justifico, sean las razones que fueren, lo sucedido con Sodoma y Gomorra. Para nada entiendo, acepto y justifico, sean las razones que fueren lo sucedido con Hiroshima y Nagasaki. Para nada entiendo, acepto y justifico, sean las razones que fueren las dos Guerras Mundiales del siglo XX. Para nada entiendo, acepto y justifico, sean las razones que fueren a la planificación de la Nueva Guerra para reducir la población humana en sobrepoblación... Tantas cosas de vida que para nada entiendo, acepto y justifico que me llevan a dudar y, la DUDA, en medio de este dudar surgen recuerdos de un pasado para NO DUDAR.


1.
El Rabino Hasidim de Zans, un Maestro de Sabiduría quien, a sus discípulos decía:

En mi juventud, como estaba inflamado por el amor de Dios, yo creía que podía convertir a Él al mundo entero. Pero pronto comprendí que tendría bastante si llegaba a convertir a la población de mi ciudad, y lo intenté durante largo tiempo; pero sin éxito. Entonces me di cuenta de que había exagerado también, y concentré mi atención en las personas que vivían en mi casa. Tampoco logré convertirlas. Finalmente, me vino la revelación: debo ponerme yo mismo en orden y servir a Dios en verdad. Pero ni siquiera he logrado aún esa conversión.

2.
Rememoro a Einstein, quien con su Sabiduría venida del futuro,
expandió mi mente. Él en una frase resume todo lo que intento en mi pensar destacar:

La mente intuitiva (subconsciente) es un regalo sagrado y la mente racional (consciente) es un fiel sirviente. Nosotros hemos creado una sociedad que honra al sirviente y se ha olvidado del regalo.
3.
Por último en esta DUDA, me veo cual si estuviera sentado nuevamente a su lado en la Capilla de la Universidad Católica de Santiago, Chile, veo en esta madrugada con tanta nitidez a mi Maestro, el sabio de la Psicología mundial, don Bèla Székely, al momento de entregarme un iniciático regalo en mis 18 años, regalo para que en el ocaso de Duda lo comprendiera y dejara de dudar.

Preguntas dónde está Dios, Dios está en todas partes. Preguntas cómo encontrarlo. 
Primero Iván deberás conocerte y encontrarte a ti mismo,
luego lo harás con los demás y entonces encontrarás a DIOS.

Debemos ponernos en orden nosotros mismos antes de intentar ordenar a los demás, tenemos que dejar de ser sirvientes de lo racional y usar el Divino regalo de lo intuitivo. Primero debemos conocernos a nosotros mismos para así conocer a los demás y encontrar a Dios. El solo hecho de intentarlo aleja la DUDA y por sobre ella resplandece el AMOR Divino que lo denso del mundo nos ha nublado en el Santuario Interior. Santuario que solo uno, por uno mismo puede iluminar para entender la Verdad, el Amor, la Justicia y el Orden Divino que hemos olvidado.

En lo personal atenuó la Duda desde la infancia generada al, de manera gradual, externalizar lo siguiente:

1. Recibir la palabra Reencarnación con su significado y entender la razón de ser del por qué cada uno en esta vida debe ser y la razón de ser del sufrimiento, la injusticia y tanta odiosa diferencia entre los humanos... Aceptando entonces con argumentos más allá de la Intuición que Dios no juega a los dados del azar con nosotros y cada uno nace como nace porque así uno mismo como alma se programó por una lógica razón de evolución gradual...

2. Saber que el original del Génesis bíblico no dice "cuando Dios creó al hombre", dice: "Cuando los dioses crearon al hombre". Eso expandió mi mente más allá de los límites del espacio y del tiempo en una Cosmovisión que, de manera gradual nos lleva en nuestro retorno a Dios... Cosmovisión que desarrollé bajo el título God-Bang, un anti Big-Bang no material, sino que un concepto Cósmico Espiritual.

3. Entender que Jesús estratificó su Enseñanza en niveles. De la Enseñanza dejada para el Círculo Interno por Jesús los primeros Padres de la Iglesia la conocieron y, entre otros misterios por ellos guardados, eran reencarnacionistas, lo cual pasó a ser anatema por orden del recién converso emperador Constantino quien, en los años 300, por razones políticas de la no conveniencia para el imperio que el pueblo creyera que tenía otra oportunidad de vida, él ordenó quitar del Nuevo Testamento toda referencia a esa Enseñanza...

4. Al conocer algunos testimonios, leer tantos más y tener una personal experiencia en que hay un esplendoroso Más Allá sin condenatorio juicio ni castigo pues el Padre es solo AMOR, Comprensión y Perdón para con nosotros, necesitando ahora cada uno perdonarse a sí mismo, entonces Entender que para el Padre no hay hijos escogidos ni superiores o inferiores...

5. Admitir, por testimonios de muertos clínicos retornados a quienes el Ser de Luz les abrió una breve ventana hacia el futuro y ellos ver este presente y, entonces yo entender que la única forma que el hombre-masa logre despertar y salir de la Sodoma y Gomorra mundial es mediante fuertes remezones que ya vivimos con Cambio Climático, catástrofes, crisis económica... Única forma que hará recapacitar a tanto indolente que no quiere ver ni escuchar. Habrá muertos, pero ¿qué es la muerte para el alma que rige nuestra vida? La muerte es un despertar más de un sueño de vida, sueño necesario para que el alma en lo denso desarrolle atributos que le permiten crecer...

6. Recibir y aceptar una Misión que no soy yo quien para decir cómo la cumplí y por qué la recibí y acepté...

7. Aceptar y entender la razón de ser del 1% en Misión de Pensar Mejor en el ámbito mundial...

8. Conocer el significado de Postulados de la Ciencia de la Mente que me mostraron que tenemos las herramientas a la mano y no las vemos o las ignoramos. Al reconocerlas entonces ver su fácil uso y lo útiles que son para lograr seguir adelante.

9. Reconocer que Dios desde antes uno nacer nos perdonó, es decir NOS COMPRENDE, y que nuestro deber es lograr el AUTOPERDÓN y el AUTOCONOCIMIENTO.

10. Discernir el sentido de la Enseñanza que nos señala: Nada aceptes porque otro lo dice sin importar los títulos de ese otro ni porque así esté escrito. Primero discierne y luego decide por ti mismo su validez o no... Me hizo entender el por qué de niño fui un rebelde con causa y la razón de ser de esa mi juvenil rebeldía que esto me tiene ahora escribiendo. Por algo nací para actuar como un lobo estepario y, sin grupal apoyo por no pertenecer a grupo alguno, recibir y compartir sin nada imponer en este exponer para hacerte entender que tú, por ti mismo decidas lo que es válido o no y... este 352 ya es con su razón de ser:

a) antiapocalítica en medio del caos que no pueden ocultar.
b) para que entiendas que eres más de lo que supones o te hacen creer.
c) que somos LIBRES y no ovejas de algún rebaño ni siervos de nadie pues ningún hijo es siervo de su Padre...
d) que somos por una cósmica razón y no por azar.
e) que Dios nuestro Padre, en su igualitario Amor, nos da una serie de oportunidades de vidas para crecer, enmendar errores, desarrollar potenciales atributos y, que como almas, todos superaremos a su debido tiempo los cursos de la Escuela de la materia. Escuela donde hay alumnos desde primero a sexto básico y eso lo es así porque hay asignadas para este orbe almas más jóvenes que otras, almas ninguna superior o inferior a otra...

11. Tener acceso a parte de la Enseñanza que Jesús dejó a los suyos me hizo internalizar que la LUZ era real y las tinieblas ilusión, en recuerdos de un pasado presente:

*¿Por qué me llamáis maestro con los labios, si no escucháis lo que os digo? La Verdad es amplia y conduce a la Verdad Última, buscad la Verdad que es amable y hermosa, no temáis hacerlo. Por ahora sois seres viviendo en el tiempo y el espacio, estáis limitados por realidades concretas. Sin embargo, cada ser humano está capacitado para buscar y encontrar miles de esas parciales verdades. Si unen todas las verdades parciales de todos los seres, no se lograría la posesión de la Verdad Última. Pero sí estáis capacitados para  lograr descubrir la belleza de la Verdad y su esencia espiritual.

*Hay un Dios, ÉL es eterno, omnipresente, omnipotente y omnisapiente. ÉL es la causa original de todas las causas, ÉL no tiene principio ni fin, todo lo sabe y todo lo puede y no tiene otra causa que la propia. ÉL es un SER trascendental, la fuente original de todas las energías, creaciones y seres y Él es el Controlador Supremo de Todo. Cada ser viviente es creado y mantenido por ÉL. Así como hay un solo Dios Supremo, también hay una Verdad Suprema absoluta acerca de ÉL.

*Me llaman Hijo de Dios; ¿No sois acaso todos Hijos de Dios, o creéis que el Padre tiene hijos privilegiados? Otros me igualan al Padre, eso es una blasfemia. No se adora a la criatura, se adora a Dios. Pedí venir y acepté la Misión luego de entender el propósito de la misma: La de ayudaros a reconocer la Luz para caminar por la vida con la mirada puesta en la mansión del alma; para deciros que sois libres y no siervos, libertad que se logra de manera gradual hasta que puedan renacer no en carne y ángeles seréis.

*Si ubicáis la morada de Dios en el cielo, quiere decir que todo es cielo. La muerte finaliza una etapa para preparar otro nacimiento en una serie sucesiva de nacimientos muertes. La muerte solo lo es en la carne. El hombre volverá a nacer hasta que se libere del yugo de la materia y se liberará por él mismo. Dios es Amor y el infierno no existe.


*El espíritu es el soplo de Dios y como tal eterno es, el alma es la conciencia del espíritu, la mente es la conciencia del alma actuando en el cuerpo vuestro. Como espíritu todos somos iguales, como alma todos somos iguales, acá ustedes marcan diferencia donde no la hay. Lo que pensáis no se borra, permanece en el mundo, os liga entre sí y se comunica en los cielos: Por eso cuidad vuestra forma de pensar.


*El hombre es un alma en la carne y en verdad os digo que como hombres nadie es siervo de ninguno. Todos sois LIBRES. En vuestra Libertad debéis aprender a decidir qué hacer con la Luz y la Verdad recibida. No crean en lo que no saben. Los problemas de la vida tienen una causa, y puesto que DIOS es justo, esa causa es justa. El hombre al nacer trae consigo lo que ha adquirido previamente; nace según ha querido él mismo. Nace pensando que su vida es el punto de partida. Todos sufren en la Tierra, pocos saben la causa del sufrimiento. Quien no sufriera jamás sabría entender el ajeno sufrimiento y no aprendería a ayudar con amor y comprensión al desvalido. Por ahora es la fe el remedio cierto para el sufrimiento, después será la Verdad que os será dada y esa Verdad os liberará. Cada uno es el único responsable del divino tesoro con el que nació. Dioses sois. No habrá castigo ni recompensa por vuestros actos fruto de la ignorancia, que darán, paso a la gradual Sabiduría. El único juez de vosotros sois vosotros mismos. Ya entenderán los venideros el sentido de esta palabra. Todo llega cuando tiene que llegar y todos al Padre volverán en Gloria y Majestad. 

*Me preguntan si algún día el conocimiento, la verdad, la bondad y el amor vencerán a la ignorancia, la mentira, la maldad y el odio. SI, así será, os lo aseguro: El conocimiento, la verdad, la bondad y el amor prevalecerán. Esas semillas ya están y a su debido tiempo a buena tierra llegarán y entonces brotarán. La Luz ya llegó, el Espíritu de Verdad luego vendrá. Más adelante quien busque encontrará. Sólo con el Conocimiento se vencerá a la ignorancia. Sólo con la Verdad se derrotará la mentira. Sólo con la Bondad la maldad se apagará. Sólo con el Amor se terminará con el odio. Y esto cada uno tendrá que por sí mismo lograrlo en su gradual despertar.

*La Verdad propia lo es de cada época, cada siglo tiene su Verdad superior a la del siglo precedente, pero no diferente. Sois espíritu con alma, mente, astral y cuerpo. El cuerpo reviste al alma a la que liga con la cadena de la mente. La semejanza con Dios está en el espíritu que es un soplo de Él. Como almas brilláis en los cielos cuya luz resplandece al tener acá nobles sentimientos y buenos pensamientos.

*Los más para ver el Reino deberán volver a nacer y renacer varias veces y al final todos han de ser salvos.

*Los poderes del mundo lo son por la ignorancia humana. Debéis tener esperanza en que seréis libres con una luminosa transformación. El espíritu es inmortal; la vida sucede a la muerte; la luz disipa las tinieblas. Dios es solo Amor y algunos verán antes la Morada del Padre.


*Nueve preceptos debéis saber y a los futuros dejar:

*Una cosa primera tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: El Padre es Padre para TODOS los humanos por igual. Sois hermanos y ninguno por razón alguna por el Padre es discriminado y por vosotros tampoco lo deberá ser. Creyentes o no creyentes, buenos a malos, llegará el día en que entre todos habrá amor filial y conoceréis los Propósitos del Plan de Dios...  Dios no condena al pecador, le da una serie de vidas para que aprenda, se arrepienta y... Todos serán salvos al superar vidas escalonadas con la ley de progreso en una pluralidad de mundos habitables.
*Una cosa segunda tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: El hombre es un ser divino en breve tránsito por la forma física.
*Una cosa tercera tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: Nada de lo obrado por el hombre daña a su alma. Lo justo y bueno obrado la beneficia.
*Una cosa cuarta tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: Esta vida es un puente a transitar y muchos tránsitos son necesarios antes de cruzar el puente.
*Una cosa quinta tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: Lo que hay en este mundo es la imagen de aquellos que en él habitan. Lo que hay en aquel mundo es la imagen de aquellos que se encuentran en él. Lo que es realmente bueno jamás será parte de este mundo por ser ya parte de aquel mundo. 
*Una cosa sexta tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: Muchas cosas no os podré explicar pues no las comprenderéis. Ser depositarios de un Saber, que pocos están en condición de recibir, no os hace superiores a nadie. Con mayor humildad debéis desde ahora ayudar a que otros logren entender. Se os escuchará en la medida que vosotros estéis convencidos de la Verdad que enseñéis.
*Una cosa séptima tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: El Señor de todo no es el Padre, sino Su Progenitor. Pues el Padre es principio solamente de las cosas futuras; mas el Padre de Él es DIOS o el Progenitor de todas las cosas desde su origen en adelante. Y no olvidéis que por sobre mí está el Padre, y por sobre el Padre está Dios.
*Una cosa octava tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: La profecía revela lo que está de antemano designado para suceder. He venido a hablaros de lo que es, lo que era y lo que ha de venir, para que comprendan lo que es invisible y lo que es visible.
*Una cosa novena tenéis que saber y a las futuras generaciones dejar: Estáis liberados del antiguo pacto...

*Con el fin de señalaos el sentido del nombre DIOS debéis saber que es un Concepto que está más allá del alcance de cualquier concepto, en el que lo Infinito es parte de ÉL. Ninguno logrará alcanzar sus límites, dado que esos límites son ilimitados. DIOS es incognoscible. De ÉL dimana un Pensamiento continuo en lo infinito, al igual que SU Bondad que es sin límites. La sombra de SU LUZ es ilimitada y cubre hasta la última estrella, el último mundo y el último ser de SU creación. La inmanencia de DIOS está en todas partes y en todas las cosas. Todos vosotros como espíritus vienen desde SU fuente y hacia ella regresan. El primer Pensamiento que todo lo llenó y del que todo lo es, proviene de ÉL y de SU Pensamiento emanan todos los otros pensamientos. Por lo tanto en ÉL vivimos y por ÉL somos. Cada camino de cada ser humano desde el origen fue trazado por SU Suprema Bondad en la perfección del Supremo Orden que todo lo rige. El destino de todo hombre es regresar a la fuente de la que se emanó, es regresar a DIOS. Por el sólo hecho de ser SUS hijos ya sois salvos. Pronto, luego de mi partida vendrá el Espíritu, Él ayudará a consolidar en el tiempo esta Enseñanza a todos y para todos por igual. No lo olviden, a ninguno pueden discriminar pues ninguno es por DIOS rechazado. Jamás se atribuyan la Justicia del Padre que es Perdón desde antes cada uno nacer. No toméis el nombre de DIOS en nombre de alguna humana justicia que no es divina. Por ello os dije que primero miréis la propia viga incrustada en vuestro ojo, antes de ver la paja en el ojo ajeno. No esperen cosechar los frutos de la semilla de esta Enseñanza, Yo he venido a sembrar semillas que tardarán muchos años en brotar. Vuestra misión será sembrar semillas de Verdad para un futuro.

*¿Cómo, pues, vamos a encontrar la fe? Pasando de la oscuridad a la luz de las visiones; y esta emanación de la inteligencia os hará ver cómo se puede encontrar la fe clara de Dios que no tuvo Padre. 

*Cada hombre es un ser divino en un tránsito por la Tierra. Dios es AMOR, PERDÓN, COMPRENSIÓN y no castigo, si no hay padre humano e imperfecto que condene a sus hijos de por vida ¿con qué derecho entonces dudáis del Amor del Padre Eterno? No existen enfermedades fruto del pecado de los padres ni demoníacas posesiones del que cae enfermo. La enfermedad es purificación que algún día entenderéis. Quien lleva dignamente la enfermedad es un bendecido y ninguno es un maldecido. Cada mal tiene una justa razón de ser que, a su debido tiempo, cada uno entenderá. Por ahora solo aceptad que Dios es AMOR y no castigo. Ninguno será juzgado pues Dios está por sobre vuestra ignorancia que os hace pecar y que un día será Sabiduría. Dios no os desea el mal, la enfermedad, la injusticia ni os condena. ¿Podéis entender esto tan simple? ¿Si vosotros no sois capaces de hacerlo con vuestros hijos por qué entonces rebajáis a Dios al nivel del peor padre humano? El pecado es ignorancia y dejará de ser cuando adquiráis la Sabiduría. Entender a Dios está por sobre la inteligencia y entendimiento humano. Entender el Plan Divino está por sobre la inteligencia y entendimiento humano. Mirad las estrellas ¿qué veis? No sois capaces de apreciar allí el maravilloso orden cósmico en una creación infinita de Dios en que nada es al azar y todo responde a una justa razón de ser.

*Vosotros sois divinos en un tránsito por la forma física, tránsito necesario que ya entenderéis. Ninguno puede ofender a Dios ni al Padre porque vuestras ofensas no los alcanzan, solo podéis ofenderos entre vosotros y a vosotros mismos. Dios no es juez, un padre no es un juez de sus hijos... Al morir ninguno será juzgado. ¿Podéis acaso suponer que el Amor juzga, condena y castiga...? El Amor solo da Amor y nada pide a cambio. 
 
*La terrestre etapa vuestra tendrá su madurez y cada uno en lo interno experimentará un cambio que lo llevará por sí sólo a realizar lo Justo y lo Bueno. Entonces el Bien se hará no porque la Ley lo dice sino porque el impulso de manera natural viene desde el alma. Esa gracia está en vosotros y es la facultad de llegar a manifestar el Bien por voluntad interior. Esta necesaria existencia terrenal conduce al hombre desde las tinieblas del exterior a la luz en su interior.

*Cada persona es única, es libre y tiene su propia vida e individualidad, cada persona es un espíritu de Dios cuyas almas las hay más adultas y más jóvenes. Para Dios no hay hijos de primera o de segunda, solo hay hijos por edad más adelantados o más retrasados en su natural proceso de apertura mental al Amor. Durante el ciclo de vidas todos despertarán. La salvación o Despertar no es un premio, es un derecho vuestro. Son ustedes los que apagan la luz y atraen las desgracias con vuestro modo de pensar sin Amor. Es preciso morir como es necesario que la semilla sea enterrada. Para renacer es necesario el sueño de la muerte. Los pecados de vuestros padres no pueden ensombrecer vuestro futuro. No se debe dejar de pecar por el temor a la muerte, sed como sois y en lo que sois intentad ser mejores. Primero sed hombres mortales y si estáis en ese bajo nivel es con el fin que con vuestra humanización descubran el sendero hacia la Divinidad. Quien descubre su origen divino nada teme, sólo se temerá a sí mismo.


*Vais a encontrar la Fe pasando de la oscuridad a la luz de las visiones; y esta emanación de la inteligencia os hará ver cómo se puede encontrar la fe clara del Padre que no tuvo padre. El que tenga oídos para oír, que escuche. El Señor de todo no es el Padre, sino el progenitor. Pues el Padre es principio solamente de las cosas futuras; mas el padre de él es DIOS, el progenitor de todas las cosas desde su origen en adelante.

*Y el reino de los cielos dentro de vosotros está. Quien, pues, conozca a Dios, lo encontrará, porque, conociéndole a Él, os conoceréis a vosotros mismos y entenderéis que sois hijos del Padre, el Perfecto y, a la vez, os daréis cuenta de que sois ciudadanos del Cielo. Vosotros sois la Ciudad de Dios.

*El hombre que no es tentado no es aprobado.

*El mundo es un puente; ¡Pasad por él pero no os instaléis en él! La vida es como un puente, se debe pasar por él, pero no permanecer en él. 

*Nada impongan, respeten el juicio individual de los demás, pues en ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice: "Oiréis pero no entenderéis, veréis pero no percibiréis; pues se ha endurecido el corazón de este pueblo, y se han hecho duros de oído, y han cerrado sus ojos, hasta el tiempo en que verán con sus ojos y oirán con sus oídos y entenderán en su corazón y se convertirán y Yo los sanaré".

*Nadie es rector de otro ni vasallo de ninguno.

*Pedid las cosas grandes y os darán por añadidura las pequeñas.

*¿Por qué os admiráis de los prodigios? Una herencia os voy a dar que no posee el mundo entero.

*Se vive en comunidad pero nadie puede pensar o vivir por otro.

*Todo lo nacido de la corrupción perece, como hijo que es de la corrupción. Mas lo nacido de incorruptibilidad no perece, sino que permanece incorruptible, como hijo que es de la incorruptibilidad.

*Todo lo que no está ante tú vista y lo que te está oculto, te será revelado; pues no hay cosa oculta que no llegue a ser manifiesta y sepultada que no se desentierre.

*Todo ser humano es un ser individual y no un ente colectivo. Todo ser humano es divino y lleva en sí el sello de la divinidad, aunque se lo ignore. Todo ser humano es eterno y el Padre no castiga, es un Padre de Amor, Comprensión y Perdón. Todo ser humano, por el sólo hecho de ser hijo de Dios, merece respeto y si peca en ignorancia, necesita compasión ya que algún día en alguna vida logrará entender su propia realidad, solo entonces rectificará sus errores.

*Todo ser humano es LIBRE, lo han olvidado y ustedes deberán a ellos recordárselo.


*Y el reino de los cielos dentro de vosotros está. El reino de los cielos se busca dentro del hombre.

*La Iniciación es llevar la mirada hacia el mundo espiritual que en cada uno está, expande la conciencia. La Iniciación no se logra por la mirada del cuerpo físico, ni es pública o ritual, ella, en privado, os llegará una y otra vez, cada vez con mejor percepción, por la visión interior en vuestro camino a adquirir la plena conciencia del Yo soy yo, que de época en época irá creciendo por la acumulación de vuestras visiones interiores que permiten que el Yo vaya usando la autoconciencia con el poder de su personal conciencia de la realidad, llegando a dominar desde lo interno la personalidad externa para hacer fluir libremente la fuerza del amor desde vuestro propio Yo.

*A quienes desde ahora os escuchen por la Palabra, debo deciros que será vuestra humildad la que los hará humildes; vuestra pureza, los ayudará a purificarse; vuestra paciencia y demás virtudes, se imprimirán dentro de ellos. La palabra llegará después por diferentes caminos a todos por igual, pues el Espíritu a todos se las hará llegar. En ellos brotará la humildad, la paciencia y demás virtudes para dar salida al Amor en forma natural. Hay menos riesgo en tomar una señal terrestre por una indicación divina, que en dejar escapar una gracia dada por Dios. Porque, en el primer caso, la pureza de intención no tarda en rectificar el error, mientras que en el segundo la pérdida es casi irreparable. En vuestra vida misma, y con mucha más razón en la vida espiritual, los que se detienen después de haber dejado pasar su destino son los más infortunados de los hombres. Se parecen a los viajeros que se distraen en el oasis del desierto y dejan pasar el tiempo, mientras la caravana sigue su marcha y se aleja de ellos. Sed pacientes con ellos, ya pasará otra caravana a la que se incorporarán. Todos algún día llegarán. Lo harán como adelantados de la propia caravana o rezagados de la posterior, pero llegarán.

*Sed tolerantes con aquellos que caminan rezagados en las tinieblas. Tened paciencia, a su debido tiempo cada fruta madurará y la semilla a buena tierra llegará. La Palabra de Vida vive y vivirá en lo interno de cada uno. Esa interna realidad los guiará hacia la Verdad Última. Cada hombre es Hijo de Dios y como tal ha recibido la inmortalidad. Cada hombre alejado de la Luz es quien mata, culpa, odia o castiga. Así debe ser hasta que conozca la Luz y entienda que el Padre es sólo Amor, Comprensión y Perdón. Llegará un día en que la Luz iluminará a los hombres y esta Palabra se hará realidad en ellos, pues, os lo recalco y lo recalcaré una y otra vez, todos llevan en sí la Luz de la Divinidad. El progreso del hombre no depende de lo que él cree sino de lo que él hace.

Estos simples doce preceptos deberéis reforzarles a los futuros:

- I - No busquen fuera lo que tienen dentro.
- II - No esperen ayuda ajena para lo que tendrán que encontrar por sí mismos.
- III - Si aceptan que son Hijos de Dios, aceptan que todos son iguales sin excepción.
- IV - Por estar en cuerpo humano no son perfectos. Tienen que intentar ser mejor.
- V - No pidan ni usen los poderes.
- VI - Cada uno tiene que fijar metas justas para ahora en adelante.
- VII - Sin importar los errores que alguien haya cometido, nunca es tarde para enmendarse.
- VIII - Para canalizar la energía del Espíritu que vendrá tienen que armonizar su forma de ser.
- IX - Todos tienen un divino don al pensar, cultiven mejor sus pensamientos.
- X - No busquen honores o halagos externos. Busquen su propia realidad interna.
- XI - Dejen de ser jueces tan críticos y duros consigo mismos.
- XII - Tienen la libre facultad de decidir lo que es justo o no. Úsenla en todo orden de cosas.

*El Conocimiento que habéis recibido queda sembrado en vosotros cual semilla de mostaza; en principio muy pequeño. Crecerá con el tiempo en el tiempo de vuestras vidas y dará lugar al Gran Árbol de la Sabiduría, en la medida que con vuestro Amor lo sepáis cultivar y mantener.

*Muchos mundos hay en las constelaciones, muchas constelaciones tienen los universos, muchos universos existen. Cada universo posee un Ser Rector, los rectores de los universos pueden realizar grandes empresas. Los padres de las constelaciones que son parte de los universos están facultados para experimentar. Los regentes de los mundos que forman las constelaciones saben improvisar. El hombre que se desarrolla en un mundo tiene que aprender para poder llegar a ser Regente, Padre y Rector. Pero DIOS, por sobre todos ellos, contempla el fin desde su comienzo. 

*Dichoso el que abandona la pasión del momento por una promesa ausente que aún no vio.

Os entregué lo que ningún ojo ha visto, lo que ningún oído ha escuchado, lo que ninguna mano ha tocado y lo que la mente humana no ha pensado. Lo que os revelé es para quien está preparado a recibirlo. Proceden de la Luz, el lugar en donde la Luz fue por sí misma, se estableció y se hizo manifiesta por medio de Su Imagen. Como hombre sois un espíritu infinito de Vida que hoy en vosotros se ha abierto a la Luz y vuestro reflejo será desde lo no visible. Llegará un día en que muchos focos humanos se encenderán y resplandecerán en lo visible, abrirán su mente a la Luz y el Amor que volverá al mundo a consolidar los propósitos del Plan Divino para con ustedes... Ahora ascenderé al lugar del que vine y desde donde regresaré.

No lo olvidéis, por sobre mí está el Padre, por sobre el Padre están otras Jerarquías de los universos y constelaciones, por sobre todas las cosas, por sobre todos nosotros y Ellos está Dios...
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Amigas, Amigos:

¿Os ha sido duro soportar la primera parte de este escrito? Por instantes harto duro y difícil me fue seguir adelante para llegar al Mensaje de Paz, superando rebeldía mientras el tema desarrollaba, duda pensando en supuestos principados y potestades... Pienso que el enemigo no está fuera, está en uno mismo y es allí donde debemos luchar. 
Es en la propia mente en donde debemos edificar las defensas para la PAZ. Es preferible ver, leer y digerir estos testimonios ahora y no tener que vivirlos por nuestra indolencia, comodidad, convencimiento que nada sucederá y falta de reconocimiento de la realidad existencial actual, todos factores de flojera mental que impiden reaccionar y actuar. Con Mente Positiva este tiempo debemos afrontar y con el Mejor Pensar ACTUAR para ayudar a superar el daño que hemos hecho, daño que ignoramos y es más dañino de lo que suponemos. Con autocrítica miremos hacia el mundo actual y, quizá lo entenderemos.

Todo es mente, simplemente mente, por ahora humana mente: El Paraíso es real, representa el lugar donde los buenos pensamientos como sueños se hacen realidad y, esta vida es sueño, un sueño del alma... ¿Por qué no soñar de manera lúcida mejor y así no vivir el Infierno por el mal uso mental en la Tierra? El Infierno solo en uno está y un conjunto infernal puede hacer Un Infierno en la Tierra... El Paraíso en uno está y con un 1% Pensando Bien podemos lograr un Mundo Mejor. Al despertar del sueño vida como mente esta vida vamos a evaluar, lo positivo de ella hacia el plano del alma nos acompañará y archivada esa mente, con la mente del alma eso positivo al alma le permitirá crecer...

Ya con la DUDA atenuada para no decir superada, sostengo que
podemos mantener la NOTA humana de armonía. Sin temor a la muerte, sin apocalípticos ecos que a muchos frenan, sin seguir ajenas ideas ni ser siervos de nada ni de nadie, con mayor Fe y Esperanza ante el cambio que desconcierta al mundo: Dudad de ajenas interpretaciones de verdades no siempre bien intencionadas por parte de quienes se dicen sus intérpretes; usad el Discernimiento. Vuestro mejor consejero es la Intuición reforzada con la Imaginación que, al cerrar los ojos pasa a ser creativa Visualización orientada a un Futuro Mejor. Eso os lleva a la Meta-Interpretación subconsciente y, vuestro subconsciente mental así activado, actuando más allá del tiempo y del espacio contactará con otros subconscientes afines del ámbito planetario y serán parte en común unión de un Campo Mórfico cuya Resonancia llenará de Información trascendente el ámbito mental, neutralizando, por positiva imantación lo negativo y, ayudar a mantener la resonancia de la NOTA humana para el Cambio, Cambio que es de LUZ, Luz que diluye las tinieblas y nos abrirá el Portal a un Mundo Mejor...

Por lo que escribo y... tantas cosas que se dicen: Para unos soy un especial iniciado, para otros un enviado, un maestro, guía... Cada cual sabe quién es y en mi saber personal se que nada de eso soy. Otros señalan que veo el aura y temen mi mirada... Si así fuera, ¿en qué me hace ese don superior? Lo ideal sería que viera la propia aura para mejorarla... Qué pena que para aceptar lo que escribo no se fijen en su contenido y acaten sin discernir lo que se expone que lo está para ser por cada uno y por sí mismo discernido. Olviden los ornamentos de la fuente, fuente que puede ser muy humilde y brindar agua pura...




Dr. Iván Seperiza Pasquali
Quilpué - Chile
Febrero de 2010
Con la absoluta certeza que pasaremos 2013 y conoceremos la Verdad que nos Liberará.
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